Post on 19-Sep-2018
Ayuntamiento de La Lastrilla
4º Concurso de Cuentos de Navidad. Ayuntamiento de La Lastrilla 2
4º Concurso de Cuentos de Navidad. Ayuntamiento de La Lastrilla 3
Ya es Nochebuena y las niñas y niños están muy emocionados.
Todos piden muchos regalos a Papá Noel. A los que son buenos
les traen más y a los que son malos muy pocos.
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Yo como soy regular, me trae de regalos regular, pero yo estoy
muy contenta con Papá Noel.
Lo más importante de todos es que todos los niños del mundo
tengan, por lo menos, un regalo en Navidad.
Celia Bertolo
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Un día me fui a pasar con mi perra por el campo. Había
muchos árboles y vi uno que me gustó.
Mi perra y yo le regamos todos los días y un pájaro hizo un
nido y nacieron pollitos.
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Cuando llegó Navidad le pusimos unas bolas de colores y
cintas que brillan.
Y Papá Noel me dejo muchos regalos debajo de mi árbol de
Navidad.
Fin
Jimena Monroy
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Ana era niña a la que no le gustaba la Navidad porque no
creía en Papá Noel.
El día de Nochebuena, cenando con su familia, se la rompió un
diente mientras comía turrón.
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Ana se fue a la cama llorando. Además había quedado con sus
amigas por la tarde y no la apetecía ir sin su diente.
Esa noche Ana escuchó un ruido, al irse a la cama, se miró al
espejo y vio que tenía un diente nuevo y luego escuchó una
voz que decía: “Oh, oh, oh….”
Alonso Conde
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4º Concurso de Cuentos de Navidad. Ayuntamiento de La Lastrilla 10
Era un día de clase normal pero para Jorge no, él sentía que
no era así. Tenía que despedirse de sus amigos de clase
cuando terminaran las clases y dieran las vacaciones de
Navidad. Él pensó que aquellas navidades serían tristes.
Llego a clase y no sabía cómo decirles a sus compañeros que
esos serían los últimos días que estarían con él. Tomó aire y
cuando la clase estaba en silencio se levantó y dijo:
- Chicos, cuando terminen las clases y nos den las
vacaciones de Navidad yo no vendré a clase, iré a otro
colegio.
Sus compañeros se quedaron muy tristes y pensativos.
Pasaron los días y los chicos decidieron hacerle una fiesta
sorpresa de Navidad a Jorge. Él no sabía nada, y mientras
Jorge les fue dando a sus mejores amigos algunos regalos para
que siempre le recordasen.
- Alex-dijo Jorge- como a ti te gusta un Pokemon que yo
tengo te lo voy a regalar.
- A ti, Alejandro, te voy a regalar el videojuego que
tanto te gusta.
4º Concurso de Cuentos de Navidad. Ayuntamiento de La Lastrilla 11
Llegó el final de las clases y Jorge entró como todos los días,
pero no encontró a nadie. Se puso a pensar y dijo: “¿Cómo no
habrán venido a clase?”
Se fue a buscarlos y cuando se daba por vencido y se disponía
a entrar de nuevo en clase, se le iluminaron los ojos: ¡CHICOS
ESTÁIS AQUÍ!
Los compañeros cantaron villancicos y uno por uno se fueron
despidiendo de Jorge.
- Estas navidades he tenido el mejor regalo de Navidad.
Serán unas fiestas inolvidables para mí. Me voy con el
recuerdo de todos y cada uno de vosotros. Estos años con
vosotros han sido geniales.
Jorge pensó: ¡En Navidad siempre pasan cosas maravillosas!
¡GRACIAS COLE!
José María Jiménez
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Érase una vez un científico malvado que estaba enfadado
con Papá Noel porque nunca en su vida había recibido un
regalo por Navidad y deseaba vengarse. Decidió que si él no
tenía un regalo, no lo tendría nadie en el mundo y planeo
secuestrarlo la noche de Navidad y quedarse con todos los
regalos.
Pensó: “Todos esos regalos me compensarán los que no he
recibido en mi vida”.
Para atrapar a Papá Noel, el científico loco construyó tres
trampas:
1- Cohete teledirigido con red: el cohete se dirige desde la
guarida del malvado científico para atrapar a Papá Noel
con una red desde la salida del Polo Norte.
2- Niño robot electrocutante: es un robot con forma de niño
que aparenta estar dormido, pero que cuando viene Papá
Noel, abre los ojos y lanza los brazos dando un calambre
inmovilizante.
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3- Cebo para renos y tanque con pinzas gigantes: consiste
en un cebo hecho con las cosas más deliciosas para renos.
Cuando los renos lo olfatean, no pueden resistirse y se
tienen que detener a comerlo. En ese momento un tanque
escondido con pinzas gigantes atrapa a Papá Noel.
La primera trampa falló porque el trineo era más rápido
que el cohete y solo consiguió atrapar a un grupo de
pingüinos.
La segunda trampa falló porque Papá Noel se dio cuenta de
que no era un niño de verdad y se electrocutó a él mismo.
La tercera trampa por fin dio resultado. Los renos no
pudieron resistirse al cebo y llevaron el trineo justo donde
estaba el malvado científico con el tanque y las pinzas
gigantes atraparon a Papá Noel. Pero en ese momento un
niño se cayó al río que estaba al lado. El científico liberó a
Papá Noel para rescatar al niño que se iba ahogar en el río.
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No sabía porque lo había hecho, pero lo cierto es que Papá
Noel se le había escapado completamente y volvió a su
guarida refunfuñando. Cuando llegó a su cueva vio un
regalo que le había dejado Papá Noel: ¡EL PRIEMERO DE SU
VIDA!...y se puso a saltar de alegría pensando: ”A LO MEJOR
NO ES MALO SER BUENO”
Alba Conde.
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Un día Santa Claus escribió una carta desde el Polo porque
necesitaba ayuda para sus renos que estaban débiles y no
tenían comida suficiente para aguantar los vientos y
tormentas del Polo y poder repartir regalos por todo el mundo.
Cuando terminó la carta se la dio al mejor de sus renos y le
dijo:
-Busca alguien amable y con ganas de ayudarte en esta
misión.
El reno salió a gran velocidad y tras un día de viaje duro
encontró a unos niños jugando en un parque. El reno
silencioso descendió, se escondió con cuidado detrás de un
arbusto y se desenganchó del trineo. De repente José, uno de
los cinco niños, tiró una bola de nieve hacia el arbusto donde
se escondía el reno. El reno salió del escondite y le
descubrieron. Los niños: José, Andrea, Alex, Alvarito y
Alejandro se quedaron sorprendidos y no sabían que hacer.
Andrea, como veía documentales de animales, con unas
caricias le tranquilizó. Entonces observó una pequeña bolsa
que le colgaba del cuello. La abrió y dentro había una carta!
Entonces abrió la carta y la leyó en voz alta a sus amigos.
Al terminar vio la firma y se quedó paralítica: ¡La firmaba
Santa Claus!
Los chicos estaban sorprendidos y no se lo podían creer.
Entonces, después de un rato decidieron entre todos coger
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todas las galletas y la leche posible y ponerlas en bolsas.
Engancharon el trineo al reno, cargaron las bolsas y junto a
él fueron deslizándose por la nieve hasta llegar a un lugar
alto. El reno cogió fuerzas y se preparó para volar. Los niños
subieron al trineo y cerraron los ojos. Después de unos
segundos abrieron los ojos y… ¡Estaban volando!
Después de un viaje largo y gélido pararon para acampar
porque estaban cansados y hambrientos.
Cuando terminaron de hacer el fuego aparecieron unos elfos
que conocían al reno y venían de parte de Santa Claus.
Entonces todos fueron a casa de Santa en el Polo Norte. Allí les
esperaba Santa que se puso muy contento de ver al reno y a
los chicos. Los chicos le entregaron las bolsas con leche y
galletas. Entonces Alex exclamó:
-¡Vamos a llegar tarde a casa!
Entonces Santa les dijo que cerraran los ojos y pensaran en
sus casas. Cuando los abrieron, cada uno estaba en su casa.
Alejandro Reviejo.
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-¡Hola!, Os voy a contar una historia que me pasó hace un año,
pero primero me voy a presentar. Yo soy Álvaro, tengo diez
años , mi clase es 5ºA y me encanta la Navidad.
El veintitrés de diciembre de dos mil quince ya estaba
disfrutando de las vacaciones y tenía tiempo para revisar mi
correo… y al abrir el buzón veo una carta que me dejó
paralizado: ¡Era el mismísimos Papá Noel!
La carta decía así:
“Querido Álvaro: Tengo un
problema muy gordo. Los renos
están enfermos por lo que
mañana no pueden llevarme a
repartir regalos a los niños.
Necesito que me ayudes junto a los
cuarenta y nueve niños más a
los que he avisado. Te he elegido
porque eres uno de los niños que
más cree en mí y tienes perro. Si
quieres ayudarme ve esta noche
al Alcázar”.
Yo me quedé alucinado y me limité a decir “OK”!!
Cuando llegó la noche, fui con Sacha al Alcázar. Allí pude ver
a un montón de niños de todo el mundo con sus perros. Como
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Sacha es un poco loca con los perros, tiró mucho de la correa y
casi me caigo al suelo. Papá Noel se dio cuenta y la susurró al
oído que debía portarse bien con los otros perros porque
tenían una importante misión y parece que la convenció
porque no se peleó con ninguno.
El resto de los niños y yo estábamos ilusionados y algo
nerviosos. Papá Noel nos explicó nuestra importante labor:
¡Teníamos que llegar a todas las casas sin ser vistos!
Los renos son mágicos y lo pueden hacer en una noche pero
los perros no son mágicos, por eso necesita nuestra ayuda. A
Papá Noel le acompañaban tres elfos llamados Timy, Timo y
Timoteo que echan unos polvos mágicos sobre los perros que les
hacían volar y les enseñaban a controlar el vuelo y a
aterrizar. Papá Noel nos enseñó a los niños a colarnos en las
casas para repartir regalos.
Papá Noel desplegó un mapamundi para decirnos a donde
teníamos que ir. Saldríamos en grupos de tres con un elfo y
sus perros. En mi grupo estábamos: José , de Málaga, con su
perro San Bernardo llamado Roque; Fernando, que era de
Palencia, con su perro Mamut , un gran danés y el elfo Timy.
Tendríamos que repartir regalos a toda España y Portugal.
Todo esto tenía que ser SECRETO, por lo que después de la cena
de Nochebuena tendríamos que escaparnos de casa sin que
nos vieran nuestros padres. El punto de reunión era en
Laponia y como me dieron polvos mágicos, pude ir volando
con Sacha.
Allí nos dieron trineos y los regalos que debíamos repartir y
empezamos nuestra misión muy alegres y nerviosos por si nos
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descubrían. Fue genial entrar en las casas, dejar regalos y
comer galletas. Tras terminar el reparto estabamos cansados
pero satisfechos: ¡Habíamos hecho felices a tanta gente!
Mandé un mensaje a Papá Noel. El nos dio las gracias y nos
dijo que fuésemos a casa y disfrutáramos de la Navidad. José y
Fernando se fueron también pero seguíamos en contacto. Me
di cuenta de que ME GUSTA MÁS REPARTIR LOS REGALOS QUE
RECIBIRLOS.
Álvaro Olmos
4º Concurso de Cuentos de Navidad. Ayuntamiento de La Lastrilla 21
David y Celia eran dos niños de 10 y 6 años, vivían con sus
padres y su abuelita en lo alto de una montaña en una casa
de madera muy pequeña.
Todos los días iban andando al colegio a un pueblo cercano.
Jugaban juntos al escondite entre los árboles, cuidaban
animales, pero a veces se aburrían un poco porque no había
más niños con quien jugar.
Legó el día de Navidad, cuando se despertaron fueron
corriendo a abrir los regalos de Papá Noel. El regalo de David
era un balón de fútbol y a Celia le habían traído una comba
para saltar.
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El problema es que a Celia no le gustaba jugar al fútbol y a
David no le gustaba saltar a la comba.
De repente les dice su abuelita: “¡QUÉ ESTÁ NEVANDO!”
Los niños salieron rápidamente de la casa y se pusieron a
hacer muñecos de nieve. Hicieron SEIS y les pusieron nombre.
David eligió tres nombres: Mateo, Simón y Gastón; y Celia eligió
otros tres: María, Sara y Carla.
Cuando terminaron fueron a la casa a calentarse en la
estufa y a beber un vaso de leche calentita que les había
preparado su mamá.
Miraron por la ventana y vieron que los muñecos de nieve se
estaban transformando en niños y niñas de verdad.
Entonces David cogió su balón de fútbol y Celia su comba de
saltar y salieron corriendo de la casa.
Jugaron, jugaron y jugaron.
De repente se oyó:” ¡DESPERTAD, DESPERTAD, DESPERTAD, QUE
LLEGÁIS TARDE AL COLE!”
Sofía García
4º Concurso de Cuentos de Navidad. Ayuntamiento de La Lastrilla 23
Era martes, 24 de diciembre de este mismo año. Max y Ana
estaban muy emocionados. Esa misma noche, les iba a visitar
Papá Noel o eso creían.
Caía la noche, y Hans, el abuelo de los dos niños, esperaba
pacientemente a los invitados. Había organizado una cena
de Nochebuena en su casa e iban a acudir todos los miembros
de la familia.
- Los presentes en esta cena, ¿Votáis pollo o pavo?-
preguntó Hans.
La gente sin ninguna duda respondió que pavo, a lo que Hans
contestó: “¡Menos mal, porque no tenía pollo!”
Después de varias carcajadas, todos se sentaron en la mesa.
Los alimentos servidos tenían una pinta deliciosa: ensalada,
pavo, bacalao, distintas botellas de vino.
Sólo Max y Ana se decidieron por la carne, pues los vegetales
no les gustaban mucho. Sin embargo, sus padres, al ser
vegetarianos, se tomaron más de la mitad de la ensalada. Sin
duda, aquellos eran unos alimentos deliciosos.
Más tarde llegaba la hora de la verdad. Todos se iban a sus
casas, emocionados por ver qué les traería Papá Noel.
Max y Ana se acostaron pronto, no podían esperar más. No
paraban de pensar en sus regalos, aunque a la mitad de la
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noche, cerca de las dos de la madrugada, oyeron un extraño
ruido. Era como si se abriese un saco o algo así.
Poco después, escucharon un raro “¡PUM!”, como si hubiesen
metido algo muy muy grande en él.
Ellos, sin duda, bajaron a investigar.
Paso a paso, bajaron la escalera. Lo que vieron les sorprendió.
Una extraña sombra negra les estaba poniendo los regalos
mientras que, en el saco,
había algo intentado salir.
-¡Tú¡ ¿Quién eres?, ¿Qué
haces aquí?- gritó Max.
La sombra les miró, cogió el
saco y salió corriendo. Los
dos, sin pensarlo, fueron
detrás de él.
Al ver que la sombra corría
muy rápido, cogieron sus bicicletas y, a toda velocidad, le
persiguieron.
Les llevó muy lejos, a unos 5 Km. de su pueblo. Se paró cerca de
un bar y se metió.
Ellos, al entrar, no vieron a nadie. Estaba todo oscuro.
Empezaron a investigar por todos los lugares y rincones. No
vieron nada.
-Habrá sido una alucinación- dijo Ana.
-De eso nada.
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La sombra les cogió por detrás y les metió en el saco. Allí
encontraron a la última persona que esperaban encontrarse:
PAPÁ NOEL!!
Los dos muy sorprendidos, le preguntaron que qué estaba
pasando.
-Más os vale estar callados. Él se llama Bill y es mi enemigo
desde hace más de cien años. Odia la paz, la amistad e
incluso la Navidad. Quiere estropear la fiesta, está llevando
regalos malos a la gente y, lo peor: quiere raptar a muchas
personas, y entre ellas, estáis vosotros.
-Pero, ¿Por qué a nosotros?- exclamó Ana.
-Bien, os lo explicaré. Como supongo que sabréis yo suelo tener
una lista de buenos y malos.
-¿Y nosotros estamos en la de buenos?- interrumpió Max.
-No precisamente, pero bueno, ¿Me dejáis continuar?
Los dos asintieron.
-Entonces, ha escogido a algún niño de
cada lista y ha decidido raptarles?
-¿Por qué?-pregunto Ana.
-No lo sé, aunque-contestó Noel.
Entonces a Max se le ocurrió una
solución. Recordó que hace poco fue su
cumpleaños, y que le habían regalado…
-¡Una navaja! ¡Lo tengo!- exclamó.
4º Concurso de Cuentos de Navidad. Ayuntamiento de La Lastrilla 26
-¿De qué hablas, Max?-preguntó Ana.
-¿No te acuerdas?-dijo Max-¡La que me regalaron!
Max sacó la navaja y cortó el saco.
Los tres cayeron y seguidamente, atraparon a la sombra.
Antes de poder verle la cara despertaron.
Sííí, despertaron.
Todo fue un sueño.
Bajaron y allí estaban los regalos.
Dos para cada uno.
Ambos sonrieron.
Alberto Montarelo.
4º Concurso de Cuentos de Navidad. Ayuntamiento de La Lastrilla 27
Felicidades a los ganadores y
gracias a todos los participantes.
¡Nunca os canséis de leer y escribir!
“A escribir se aprende escribiendo. Es un trabajo, se aprende
haciéndolo como cualquier otro!”(Hebe Uhart)
¡¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS!!