70 Veces

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Evangelio: Mateo 18,2135

Entonces se acerc Pedro a Jess y le pregunt:

Seor, cuntas veces he de perdonar a mi hermano cuando me ofenda? Siete veces?

Jess le respondi:

No te digo siete veces, sino setenta veces siete. Porque con el Reino de los Cielos sucede lo que con aquel rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a ajustarlas le fue presentado uno que le deba diez mil talentos. Como no poda pagar, el seor mand que lo vendieran a l, a su mujer y a sus hijos, y todo cuanto tena, para pagar la deuda. El siervo se ech a sus pies suplicando: "Ten paciencia conmigo, que te lo pagar todo!". El seor tuvo compasin de aquel siervo, lo dej libre y le perdon la deuda. Nada ms salir, aquel siervo encontr a un compaero suyo que le deba cien denarios; lo agarr y le apretaba el cuello, diciendo: Paga lo que debes!. El compaero se ech a sus pies, suplicndole: "Ten paciencia conmigo y te pagar!". Pero l no accedi, sino que fue y lo meti en la crcel hasta que pagara la deuda. " Al verlo sus compaeros se, disgustaron mucho y fueron a contar a su seor todo lo ocurrido. Entonces el seor lo llam y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdon aquella deuda entera porque me lo suplicaste."No debas haber tenido compasin de tu compaero, como yo la tuve de ti?" Entonces su seor, muy enfadado, lo entreg para que lo castigaran hasta que pagase toda la deuda. "Lo mismo har con vosotros mi Padre celestial si no os perdonis de corazn unos a otros.

ORATIO

Ensanos a recordar tu amor, que no dud en darnos lo que tena de ms precioso, tu amado Hijo, aun sabiendo que somos siervos despiadados: capaces, claro est, de recibir todo y acoger el perdn de nuestras inmensas deudas, pero sin estar dispuestos a hacer lo mismo con nuestros deudores. Abre los ojos de nuestro corazn, para que sepamos reconocer, en lo ordinario de cada da, las mil ocasiones que se presentan de verter en los hermanos una medida de amor "apretada, rellena, rebosante": la misma que t viertes en nuestro interior cada vez que tocamos fondo en nuestra pobreza.

CONTEMPLATIO

Al predicar las bienaventuranzas, el Seor antepuso los misericordiosos a los limpios de corazn. Y es que los misericordiosos descubren en seguida la verdad en sus prjimos. Proyectan hacia ellos sus afectos y se adaptan de tal manera que sienten como propios los bienes y los males de los dems.

La verdad pura ,nicamente la comprende el corazn puro, y nadie siente tan vivamente la miseria del hermano como el corazn que asume su propia miseria. Para que sientas tu propio corazn en la miseria de tu hermano, necesitas conocer primero tu propia miseria. As podrs vivir en ti sus problemas, y se despertarn iniciativas de ayuda fraterna. ste fue el programa de accin de nuestro Salvador: quiso sufrir para saber compadecerse, se hizo miserable para aprender a tener misericordia. Por eso se ha escrito de l: "Aprendi por sus padecimientos la obediencia" (Heb 5,8)

(Bernardo de Claraval, Tratado sobre los grados de humildad y soberbia, 111, 6).