ADVIENTO significa Venida. Comenzamos una vez más a considerar que Cristo vino, viene y vendrá.

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ADVIENTO significa “Venida”.

Comenzamos una vez más a considerar que Cristo vino, viene y

vendrá.

Comenzar no significa que hemos fracasado.

En lo material a veces las cosas no van bien y conviene comenzar con nuevos bríos. En lo espiritual la Iglesia nos invita cada año a recorrer el camino marcado por Cristo con la ilusión que se pone en el primer encuentro, con el encanto ante algo bello desconocido.

En este tiempo de adviento se nos invita a “levantarnos”, a despertar, a tener la verdadera alegría, porque viene el Señor.

pueblo mío, levántate, viene el Señor.

Automático

Él brilla ya en tus calles, en tus plazas

Levántate, pueblo mío, despierta porque sale el Sol:

Su fuego brilla en

la mañana,

ya llega nuestro Salvador

Su luz nos llena de esperanza, su fuego alegra el corazón.

Levántate, pueblo mío. despierta porque sale el sol.

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Para levantarse espiritualmente, para comenzar una nueva vida, un nuevo periodo de un año

con nuevo vigor, hace falta esperanza.

Solamente empiezan aquellos que tienen esperanza.

Porque desgraciadamente hay muchas personas como acabadas, incapaces de empezar de nuevo y de elevarse por encima de su propio desencanto.

Hay muchos jóvenes convertidos en viejos, aburridos, drogados y voluntariamente marginados del resto de la humanidad.

Hay también ancianos sin ilusión, separados de los suyos. Hay parejas que se resquebrajan, hijos que no se desean, amores que se apagan sin dejar apenas rescoldo.

Hace falta tener este nuevo vigor y esperanza que nos da el Adviento para poderse levantar en el espíritu y estar con Dios siempre, cada vez más. porque Dios llega, llega Jesús.

Jesús llegó en la primera Navidad; Jesús llega constantemente para estar a nuestro lado; y Jesús llegará al final de los tiempos. En este primer domingo, en cuanto a las lecturas, se insiste más en esta última venida de Jesús.

Estamos en el ciclo C. Quiere decir que la ma-yoría de los domingos los mensajes del evangelio nos vendrán por medio del evangelista san Lucas.

Dice así el evangelio de este domingo:

Lucas 21, 25-28. 34-36.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del Hombre".

Como se trata de momentos grandiosos, san Lucas emplea el lenguaje que se llama apocalíptico, lleno de poesía y simbolismos. Era propio de aquel tiempo para algunos libros bíblicos, como el Apocalipsis y el libro de Daniel, o sólo partes especiales.

Quiere infundir la esperanza por la presencia e intervención de Dios, que

siempre es Amor, en este mundo donde hay tanta violencia, miedos y fracasos.

Este estilo apocalíptico parece infundir miedo y terror a alguno; pero no es lo que pretende la Biblia, sino lo contrario.

Estas palabras quieren reafirmar la convención de que Dios vela por nosotros, nos acompaña en todo momento, en medio de las dificultades, contratiempos y sufrimientos. Y que un día, al fin del mundo vendrá el Señor a liberarnos.

Y quiere llenarnos de esperanza para cuando todos salgamos a su encuentro.

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Cuando se habla del fin del mundo, es necesario considerar que en realidad el fin del mundo para cada uno es el día del encuentro definitivo con el Señor, el día de nuestra muerte. A alguno le parece algo tremendo; pero Jesús hoy en el evangelio nos alienta y nos dice: “levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”.

Estas palabras de Jesús nos invitan a ser optimistas. Ya sabemos que en este vida hay cosas muy angustiosas: desgracias, catástrofes, enfermedades dolorosas, heridas mortales en el alma, millones de personas que tienen que ir de un sitio a otro, refugiados quizá por el terrorismo.

No podemos echar fuera la responsabilidad que tenemos.

Pero también a nuestro alrededor hay muchos signos de esperanza: Muchas personas son portadoras de “buenas noticias” con su palabra y con su vida, muchos ancianos debilitados que dan testimonio de su fe ante el mundo, miles de personas integradas en movimientos y asociaciones que luchan por la paz y la justicia,

muchos “voluntarios” para hacer el bien.

Hay muchos signos de esperanza: movimientos de unidad en las “iglesias”, familias

responsables y misioneras, comunidades que viven sinceramente la providencia de Dios,

jóvenes que viven con verdadera responsabilidad su compromiso de vida,

enfermos y ancianos que sonríen y esperan.

La esperanza es un signo del Adviento. Esperanza porque viene la liberación. Pero una cosa es la libertad de espíritu y otra el libertinaje que abunda por el mundo. Aquellos que sienten la paz de Dios, que buscan la rectitud y la verdadera justicia, son los que sienten la verdadera libertad de espíritu en su corazón.

La esperanza del Adviento tiene cuatro notas características: energía,

alegría, compromiso y oración.

Podemos verlas reflejadas en las cuatro velas de la “Corona” de Adviento.

1) Energía. La esperanza necesita la energía, como un enfermo que espera curarse o el peregrino que anhela la patria prometida o la mujer cuando espera al hijo que va a nacer. Sacan fuerza de flaqueza.

O también cuando el labrador espera el fruto de sus desvelos, o el atleta que se esfuerza para ganar una medalla, o el soldado que espera en la victoria. Así pues, la esperanza es verdadera cuando emplea energía.

2) La alegría. El rostro de quien espera es un rostro iluminado. Cuando uno ve un rostro opaco, difuminado, como oscuro, es porque le falta la esperanza. En el Adviento se habla de la alegría, principalmente cuando llega el domingo tercero.

3) Compromiso. La esperanza no vive de sueños, no es ciega, sabe de las dificultades. Es realista, Por eso se compromete con Dios. Hace compromisos. O comienza con nuevo vigor a cumplir los compromisos hechos quizá tantas veces.

4) La oración. La esperanza no confía en sus fuerzas sino en las de Dios. Por eso debe orar. “El que espera ora, el que espera intensamente suplica, el que espera ansiosamente gime, y el que espera vitalmente no deja de llorar”. La oración capacita el poder alcanzar el bien esperado.

El Adviento, que es tiempo de esperanza, es tiempo también de oración. Por eso pedimos que

el Señor venga de verdad: lo cual es pedir que venga a nuestros corazones.

Ven, ven Señor, no tardes, ven, ven que te esperamos;

Automático

ven pronto, Señor.

El mundo muere de frío, el alma perdió el calor.

Los hombres no son hermanos, el mundo no

tiene amor.

Ven, ven Señor, no tardes,

Ven, ven que te

esperamos.

ven pronto, Señor.

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Para poder tener esperanza, hoy nos dice Jesús en el evangelio que debemos tener la mente

despejada.

Nos dice: “no se os embote la mente”. Es que hay mucha gente como vacía. o está llena de cosas que nos apartan de Dios.

Jesús mismo nos dice qué cosas pueden embotar la mente: “el vicio, la bebida y los agobios de la vida”. En algún lugar lo simplifica por: “el dinero”. Con ello no se puede discernir claramente el horizonte, se confunden los términos, no se saben buscar y encontrar las soluciones de la vida.

La esperanza del adviento no es egoísta sino solidaria. En la preparación para la Navidad el corazón se ensancha para acoger las esperanzas y desesperanzas de la humanidad. Jesús viene para todos. Debemos, entre todos, preparar el camino del Señor.

el camino

del Señor.

Vamos a

preparar

Automático

Vamos a construir la ciudad de nuestro Dios.

Vendrá el Señor con la aurora, él brillará en la mañana,

Él estará a nuestro lado, Él guiará nuestros pasos, Él nos dará la salvación.

Vamos a preparar el camino del Señor.

Vendrá el señor con la aurora, Él brillará en la mañana,

Vendrá el Señor con su fuerza, Él romperá las cadenas, Él nos dará la libertad.

Juntos con María, quien mejor preparó el camino.

AMÉN