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7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
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M NU L LONSO OL
C MBIO SOCI L
EVOLUCIONISMO FUNCION LISMO
nalesde la
Real cademia
de
Ciencias Morales y Polticas n
52 975
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
2/32
ambio Social Evolucionismo
y Funcionalismo *
por
el
Acadmico
de
nmero
Excmo. Sr.
D.
MANUEL
ALONSO OLEA
Hay que recordar brevemente las ca-
tegoras
bajo
las que el
espectculo
de
la historia suele presentarse al pensa-
miento
La
primera
de ellas
resulta
de
la visin del cambio perpetuo a que se
hallan sometidos
individuos
pueblos y
Estados que existen en un momento lla-
man
nuestra atencin y desaparecen Es
sta la categora del cambio
Hegel, La Razn de en la Historia
l .
El
tema
general
objeto
de las disertaciones
de
nuestro pre-
sente curso acadmico
es el de
cambio
social
Este
tema,
precisamente con
esta denominacin,
cuenta ya
con una
cierta tradicin
cientfica
en la
titulacin
de
libros
y ensa
yos;
una
tradicin no remota, pero
que
se
remonta cuando
menos,
en la medida en que yo he
sabido
y
podido
introducirme en la
bibliografa, hasta
el
ao
1922,
en que
se
publica, precisamente
con este ttulo,
Cambio
Social
el
libro
de
Ogburn l , hoy un
clsico menor
de sociologa.
*
Disertacin en
Junta
del
martes
8 de abril de
975
1 W. Ogburn, Social Change with Respect to Culture and Original
Nature Nueva York,
922
-
3
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Por supuesto
los temas
de cambio histrico son
muy
anterio
res,
como
atestigua la re fe renc ia de Hegel con
que he
iniciado
esta
disertacin 2 ; tambin lo son
los
de cambio social, quiz
sin
esta
denominacin
precisa;
cuando
Max
Weber
escriba,
ha
cia 1904-1905,
la
primera
versin
de La tica protestante y el esp-
ritu del
capitalismo
3), lo
que estaba queriendo descr ib irnos
2 La razn en la Historia, traduccin
espaola
de C.
Armando
Gmez, introduccin
de A.
Truyol
Madrid, 1972, pg. 51). El
texto
traducido
procede
de la ed.
Hoffmeister
1955 de las Vorlesungen
ber
die Philosophie
der
Geschichte, que
se abren
con
la larga intro
duccin normalmente presentada bajo el ttulo Die
Vernunft
in der
Geschichte.
El
pasaje
en
cuestin figura
en la ed. de Gans 1917 y
en la
versin
espaola
de
sta
J
Gaos, Lecciones
sobre
la fi losofa
de la historia universal, Madrid, 1928; reimpr.
1974, pg. 47). El cambio
de la
cita
se
traduce
como
variacin por
Gaos; tambin por R. Flrez,
Dialctica e Historia en Hegel,
en Estudio
Agustiniano, vol. VI-J,
1971, pg. 56.
3)
De
estos aos son
los vols. XX y
XXI
del
rchiv fr Socialwis-
senschait und Socialpolitik en que
apareci
por vez primera el
estudio
imperecedero
de Max Weber; la
segunda
versin,
modificada
y amplia
da y polemizando
ya Max
Weber con sus crticos, sealadamente con
Lujo
Bretano-, se public en 1920, abriendo los Gesammstelle uisdtze
zur
Religionssoziologie. La tesis de Weber,
como
es sabido,
suscit
una intensa
polmica; los tex tos bsicos sobre la cual
pueden
con
sultarse en R W. Green,
Protestantism
and Capitalismo The Weberian
Thesis
and
it s
Critics,
Bastan,
1959;
por
otro
lado ha
sido reexami
nada, con
profundidad no excesiva, en Ch. Hill,
Protestantism
and the
Rise of Capitalism, en D. S. Landes, ed., The
Rise of
Capitalism,
Nueva
York, 1966, y
ha pretendido
ser extendida,
con
xito
dudoso,
a
una supuesta conexin entre el puritanismo
y
el
desarrollo
de la
ciencias ver al
respecto sendos trabajos, con
el
mismo ttulo,
de
H. F.
Kearney
y Ch. Hill,
Puritanism,
Capitalism and the Scieritific
Revolution, en Ch. Webster, ed.,
The
Intellectual
Revolution
of
the
Seventeenth
entury
Londres
y
Bastan,
1974). De la obra de Weber
existen excelentes versiones
espaola
de nuestro compaero Luis Le
gaz, La tica protestante y el espritu del capitalismo, Madrid,
1955
y norteamericana de T. Parsons, The Protes tant E th ic and
the
Spirit
of Capitalism, Londres, 1956), con un prlogo de R. H. Tawney, en el
que se
insiste sobre
el
impacto del calvinismo sobre
el
capitalismo
naciente:
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era un
fenmeno de cambio
social:
la aparicron de
las
estructu
ras racionalizadas caractersticas
del capital ismo moderno, y
las
causas de este mismo fenmeno, una de
ellas,
cuando menos, la
existencia
de
un
tipo de tica
religiosa,
la
calvinista,
para
la
que
el
xito econmico terreno, adems de imponer un modo asctico
de
vida muy especial, era
el
signo
externo de predestinacin. Si
aceptamos
que
efectivamente
Max
Weber
nos
est describiendo
un
fenmeno de cambio social e
investigando sus
causas cosa
que puede hacerse
sin
esfuerzo y que explica el continuo uso
posterior
de
su tipologa, en es ta mate ria
como
en tantas otras ,
entonces
habramos de retrotraernos
no ya a
Weber mismo, s ino
a
sus
antecesores
que --: iustamente en
este
punto: motivacin
religiosa
de
una
conducta social
y
econmica determinada-apa
recen ya en el siglo
XVII,
a
finales
del cual William
Petty,
en
1699, escriba
en su ritmtic poltic que
el comercio no est
ligado
a religin
determinada, sino
siempre,
ms bien,
a
elemen
tos heterodoxos del
conjunto
rel igioso 4 Y desde
luego
al si
glo
XVIII, en que aparecen pronunciamientos similares, an ms
contundentes; as, en Hegel, que
refiri
al protestantismo la
actividad de
adquir ir mediante
la inteligencia y la rectitud y lo
describi como defensor de
la
eticidad
de la
riqueza
y
de
la
ganancia
contra
la
santidad de
la pobreza y del
ocio
(5); o
en
Comte, para quien
el principio
protestante reforz
el desarrollo
cientfico
e industrial,
estimulando los esfuerzos
personales y
quebrantando
las reglas opres ivas (6).
Sin embargo,
repito,
la
floracin de libros y ensayos
en
cuyo
unido siempre ... , de modo muy distinto,
pero
de la
manera
ms estre
cha, con los desarrollos econmicos racionales; se puede observar
una afinidad entre el racionalismo econmico, por una parte, y una
cierta
clase de religiosidad
tico-rigorista,
por
otra
(2. , V,
7, en la
edicin espaola de Mjico,
1964
1. 1, pg. 385).
(4)
Este
texto, por cierto, aparece citado por Marx en la
Crtica
de la economa poltica,
apostillando Marx
que
el
atesorador
o avaro
se corresponde como tipo con el asceta dedicado al trabajo munda
no y que por ello su religin es, sobre todo, el protestantismo, o
ms
precisamente el capitalismo
Oeuvres
en la ed. M. Rubel, vol. 1, Pars,
1965
pgs. 307 y 389).
En El capital, l. ,
LVI, aparece
una
considera
cin similar.
5 Enciclopedia,
552; trad. espaola de Ovejero Mauri, Madrid,
1917
vol.
111
pgs.
289-290.
6 Catchisme positive, conclusin, 11. entr., ed. Pars,
1966
p-
gina 293.
- 5
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tt ulo aparece
el
cambio
social
como objeto directo de estudio
es
mucho ms reciente
y, a partir del de
Ogburn
citado, especial
mente
en la
poca
contempornea, extremadamente frondosa 7).
En
la
Enciclopedia internacional de Ciencias Sociales
se
dio
el
espaldarazo
a la
expresin en
la
aporta cin de Wilbert
E. Moo
re 8). Y
an
antes, si se quiere, al
seleccionarse
segn
anota
Dahrendorf , los Problemas de cambio social en siglo XX como
tema del
III Congreso
Inte rnac iona l de
Sociologa
(9);
Dahren
dorf, por cierto, quiere
extraarse
de que cambio social no
revolucin fuera
el
tema; volveremos
sobre
es te pun to
.
. .
.
El tema del cambio social, s in compromiso definitorio de mo
mento de
lo
que
el
cambio
soc ia l sea,
puede desde
luego plan
tearse en un
elevado plano
filosfico; un
tema de Filosofa de
la
His toria ser a
el
de los cambios his tricos profundos
a
diferencia
de los
meramente
anecdticos;
la aparic in
de nuevos estilos de
vida de cultura que permanentemente se incorporan a una
otra frente a
la aparicin de modas pasajeras
contingentes, por
ejemplo, para acoger
la
afortunada t erminolog a de
la
diserta
cin sobre este mismo tema de nuestro compaero Milln Pue
Hes
(lO);
otro
tema sera, desde luego, de
gran
prosapia,
la
re-
7) Citando slo
libros
en cuyo t tulo aparece la expresin, vanse,
por
ejemplo
los
editados por
A. y E. Etzioni, Social Change Nueva
York, 1964, y W. Moore, Social Change Englewood Cliffs, 1962. Asimis
mo, los de E. Hagen, On the
Theory
of
Social
hange
Dorsey, 1962;
R.
A.
Nisbet, Social Change and History
Osford
Unv.,
1969;
W. Zapf,
ed.,
Theories des sozialen Wandels Francfort,
1969; G. E.
Swanson,
Social
hange Berkeley, 1971
N. J. Srnelser, Social Change in
the
Industrial Revolution
Londres, 1959,
entre otros
muchos.
Por
supuesto,
esta bibliografa puede ser ampliada casi ilimitadamente; por ejem
plo, en el
editado
por S. N.
Eisenstadt, Readings in Social
volution
and Developrnent Nueva York, 1969, la mayora de los ensayos reco
pilados
se
refieren
al
cambio
social.
8) Cambio social, en el vol. 2,
Madrid, 1974
de la
traduccin
es
paola
de la
Enciclopedia
pgs.
130 134;
la
edicin original
data de
1968. La
expresin aparece
tambin recogida en el Diccionario de Cien-
cias Sociales
Madrid, 1975, vol. 1, pgs.
291 293.
9) R.
Dahrendorf,
Uber einige
Probleme der
soziologischen Theo
de
der
Revolution,
en
Arch Eur de Sociologie
nm.
2,
1961.
10) Antonio Milln Puelles, Moda, nihilismo, libertad, diserta
cin en la Real Academia de Ciencias Morales y Polticas, 26 de noviem
bre de
1974.
j::ito por
mis
notas.
- 6
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flexin
sobre
si una providencia-e-o una
razn que
manejara as
tutamente hilos invisibles preside
el
acontecer histrico
y lo lleva
por sendas predeterminadas.
O
puede plantearse
el
tema del cambio
a
un
nivel
menos
ele
vado
de
consideracin
y
estudio;
a nivel de
investigacin
socio
lgica, que
no
de
reflexin
filosfica. Es en este segundo
plano
en el que intentar
moverse
esta
disertacin sin pretensiones
so
bre el
cambio
social.
Todo estudio sobre cambio
social,
cualesquiera que sean
su
naturaleza y carcter
como
acertadamente se
nos advierte
en
uno
de los
libros
de
publicacin
ms
reciente
sobre
el
tema
11 ,
tiene
que
contar
con un doble
hecho
o
conjunto
de
hechos.
En primer lugar
el meramente
emprico
de
que
en efecto las
sociedades cambian
y aun el
hecho
de que
cambia
el
conjunto
de
sociedades
del
hombre la
sociedad universal
de moradores de
nuestro
planeta. En un ejemplo
banal es evidente
que
la gene
ralidad
de los
hombres no
vive
hoy
como
viva
antes
de
la
gran
Revolucin Industrial o que los
modos
de
vida
de los hombres
que nos son ~ i o s histricamente difieren
profundamente de
los de
sus
precursores
antes
de la gran
revolucin del
neolti
co 12 .
Es muy cierto que puede hacerse un estudio estt ico
de
una
sociedad
que la tome en un momento determinado y con
centre sobre ste
su
anlisis. Pero
de
un
lado lo
probable
es
que
tal estudio sea relativamente incompleto en
cuanto que
dejar
de
dar razn
de
por
qu
tal soc iedad
es
efectivamente
as, aqu
y
ahora en
el
momento
en
que
es
estudiada sin tener en cuenta
estadios
anteriores
desde
los que
ha
surgido; y de otro lo pro
bable es tambin que el estudio
esttico
resulte
incompleto
per
se
porque
las
sociedades
deben ser estudiadas
tambin
en
su
11 A. D.
Smith The
oncept
of Social Change A
ritique
of
the
Functionalist
Theory
of
Social Change
Londres, 1973, pg. 1.
12
Esta
comparacin las conquistas tcnicas de
nuestra
poca
marcan una
revolucin comparable a la del
neoltico ha
sido hecha
por
R. Aron,
Les dsillusions
du progres Essai
sur
la dilectique de
la
modernit
Pars,
1969,
pg.
281.
Consideracin similar se hace tam
bin, p. ej., P. Rioux,
La Rvolution
Industrielle 1780-1880, Pars, 1971,
pg. 7.
- 7
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dinmica
que afecta a cualquiera de sus momentos de forma
que sin la comprensin de las tensiones internas o de las influen
cias
externas
que estn operando
sobre
la
sociedad
que
se
estudia
no se
adquiere
un
conocimiento
entero
de la
sociedad misma.
Esto
reza
respecto
de
todas
las sociedades las
primitivas incluidas;
respecto de estas ltimas se ha dicho y en amplia
medida
demos-
trado que
su
falta
de movimiento histrico y, por consiguiente
las nociones
sobre
su pretendido inmovilismo
son
falsas, aunque
explicables
por
nuestra
escasez de datos por lo
dems
en
trance
de
superacin
13).
En
segundo
trmino se
ha
de tener en
cuenta
el
hecho
emp
rico
tambin aunque en medida muy distinta en la medida en
que
son
tambin hechos las ideas y las opiniones
que
se ten
gan
y se
exterioricen sobre
los
hechos
de
que
existe un abun-
dante cuerpo de
teora
que
ha
intentado explicar el cambio social
en
virtud de leyes generales o cuando menos de tendencias que
lo presidieran. As se ha constatado mltiples veces, por ejemplo
que todo
el siglo XIX estuvo
dominado
por
doctrinas
evolucio
nis tas sobre
el
cambio
social y, a partir de Darwin
trasponiendo
a
este
terreno
sus doc tr inas
biolgicas, precisamente por un evo
lucionismo
semejante
o
prximo
al
llamado
natural
de
las
espe
cies 14 . Ntese que se
trata
de bas tante ms
que
afirmar que
el cambio tiene unas
causas
que deben ser indagadas; lo que se
afirma es que las causas estn
concatenadas
entre s y de
que
todas
operan
en virtud
de un
principio
o serie de principios
generales
que
presiden el cambio.
Frente
a otras posiciones doc
trinales
con la misma especial consistencia fctica, que
pres-
cinden de la existencia o no dan relevancia a que existan o
puedan existir leyes generales que presidan el
cambio; no
hay
astucia alguna
de
la
razn
al
modo
hegeliano
ni
tampoco
unas
13)
En tal sentido, R.
F.
Murphy,
The Dialectics of Social Lite
Londres, 1972 pgs. 31, 109 Y 229; con referencia especial al Derecho,
combatiendo la apariencia falsa de que en el derecho primitivo no
hubo desarrollo ni cambio, A. S. Diamond,
Primitive Law Past and
Present Londres, 1971 pg. 3.
14)
Como ejemplo de estas constataciones, ver la de
J.
Maras en
la Introduccin a su edicin espaola de Dilthey,
Teora de las con-
cepciones del mundo
Madrid,
1974,
pgs. 17 18; o la de F. Romero en
el prlogo a la 10. ed. de
J.
Gaos de Max Scheler,
El puesto del hom-
bre en el cosmos Buenos Aires, 1972 pg. 15; o la de S. N. Eisenstadt,
Evolucin social, en
Enciclopedia
cit., vol. 4, pg. 665.
- 8
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manos
invisibles
como
Adam
Smi th quera si por tales se
quie-
ren entender fuerzas profundas que predeterminen el cambio
social.
* * *
Teniendo
en cuenta
estas consideraciones
generales
e
insistien-
do en que se quieren dejar como
puro panoram a
de fondo
las
grandes
construcciones
filosficas de
las
que seran paradigrn-
ticas las
de Vico,
Hegel
o Comte
se
va a
tratar
de
resumir
se
guidamente
no la secuencia entera de lo
que
se ha credo sobre
el cambio
social
y sobre sus causas pero s
las
dos formas enun-
ciadas
en el ttulo de la disertacin
evolucionismo
y funciona-
Iismo que
virtualmente con unas u
otras
variantes has ta ahora
han adoptado las creencias dominantes 15 .
* * *
Con toda seguridad es el evolucionismo al que ya se ha hecho
alusin
el
primer
cuerpo doc trina l sobre
el
cambio
social
en
cuanto
tal.
Mucho antes de
Darwin entre
otros
haba
hablado
Rousseau con la contundencia caractersticas de sus Discursos
de la naturaleza ...
[que].
.. hace fuertes
y
robustos a
los hom-
bres
bien const ituidos y hace
perecer
a
todos los dems 16).
Pero es
tras El Origen de las spe ies
cuando el evolucionismo
trasplantado a lo social toma carta de naturaleza como explica-
cin del
cambio.
Un
evolucionismo con variantes
mltiples:
desde
el que
en
buena medida puede considerarse
en
este
respecto
como
una extrapolacin
de Darwin como el de Spencer del que
dijo
Durkhe im que su voluminosa sociologa ...
no
tiene por
fin
sino
mostrar que la ley de la
evolucin
universal se aplica a la s soce
dades 17 - , hasta el t ambin fuertemen te inspir ado en Darwin
15)
Cfr. Cambio social, en
Enciclopedia,
cit. vol.
2,
pgs.
131-132;
las teoras son evolucionistas o
funcionalistas:
entre ambas se
intercala la marxista pero de ella se dice que fue una variante del
evolucionismo.
16) Discours
sur
l origine de
l ingalit,
ed.
J.
Roger,
Pars,
97
pg. 164.
17) Les regles de la mthode sociologique, 2. ed., reimpresin,
Pars, 956 pg. 1; bien es
verdad
que el propio
Durkheim
est tamo
- 9
16
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con jugado con las rupturas
entre la
situacin
de
la tecnologa
en
cada momento
o fuerzas productivas y las
formas de
propiedad
o ges tin del
aparato
tcnico o relaciones
de produccin que
en
bin
sujeto
a
influencias similares
que
aparecen
con frecuencia
en
su
terminologa: rbol
genealgico de los
tipos
sociales, especies
sociales
generatrices
y generadas generacin por
germinacin
de
una
sociedad; incluso h ay e sp ec ie s s oc ia le s por la
misma razn que
hay
especies biolgicas, etc.
loe. cit.
pgs. 85 y sigs.).
Las
obras bsicas
de
Spencer como
es
sabido son
los
Principios de
Biologa
y los
Principios de Sociologa respectivamente publicados
en
1880 y 1896.
Sobre
la
extrapolacin del darwinismo ver
J. L Pinillos, Fuerza
y
razn
en la
convivencia
humana
en
evista
de Occidente
junio
1964; tambin R.
Hofstadter
Social Darwinism in American Thought
Boston
1955.
De
Durkheim
se ha dicho, a
su
vez,
que
en l es clara la
influencia
de la
doctrina
de la
continuidad entre
los
mundos
natural y social ... ,
verdadero fundamento
de
las teoras
de
Comte
y
Saint-Simon sobre
la f il iac in orgnica de las ciencias R A. Nis be t,
he
Sociology of
Emile Durkheim Oxford
Univ., 1974, pg. 48), lo
que evidentemente
es
cierto como demuestra
la
lectura ms somera
de la
Introduccin
y de
numerosos pasajes libro
cap.
VI, en especial) de
De la divisin
du travail social
pgs.
3-4 y 49 y sigs., en la ed.
Pars
1968. Y se
podra
haber
aadido
que
aunque
Durkheim
dice tomar prestado
a la
bo-
loga un
lenguaje metafrico loe. cit.
LV.IIl
pg. 198), los exceso >
resultan notorios
ledos hoy, y al
borde
de lo
grotesco
en
ocasin
por
ejemplo las pginas
en
que polemiza
con
Spencer sobre
el
gran sm
ptico
social y el
sistema
cerebro-espinal
del
organismo
social;
loe. cit.
LV.U y
IIl
p g s. 195 y sigs.).
Pero tambin
se ha
dicho
de
Durkheim que junto
a
un
aroma evo
lucionista
inconfundible, lo
que carac te riza alguna
de
sus obras
do
minndola
por
completo
es su
andamiaje
puramente
analtico
y es
tructural
Nisbet,
loe. cit.
p g. 168).
Tan perplejo queda Nisbet
en
cuanto
a esta doble
vertiente
de Durkheim
que
da
como
pos ible, al
tiempo que
disculpa
las contracciones
o
inconsistencias de su
pensa
miento loe. cit. p g. 250). Ms
bien
creo
que
la
obra
de
Durkheim
es
un
resumen
de
las doctrinas sobre
el
cambio
s ocial o, mejor
an que
en el
Durkheim
de La divisin del trabajo social 1893 contempla.
rnos, en los
trnsitos
de la
solidaridad
mecnica a la
solidaridad
orgnica
una construccin
que
Durkheim abandon
por completo
en su obra
posterior
segn
Nisbet, punto
sobre
el
que
es
especialmen
te
y excesivamente insistente;
loe. cit. pgs. 30, 32, 128, 255), el
canto
del cisne
del
evolucionismo qua
explicativo del
cambio
social;
men
tras
que
en el
Durkheim
de
Las formas elementales de la vida reli-
giosa 1912) asistimos al orto de la explicacin estructural-funcional
en el
anlisis concentrado sobre
los
aborgenes
australianos del carn-
- 23
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general
y con
otros
ingredientes que es el
esquema
marxista 18);
pasando por la que
presenta
el cambio tecnolgico
sin ms,
como
bio social
de
es ta obra
se
dice
por
Nisbet,
loe cit
pg. 166,
nada
me-
nos, que
es el c imiento inmediato sobre el que se construy , con
Malinowski y
Radclffe-Brown,
una gran
parte
de la antropologa so-
cial inglesa; sobre la influencia de
stos
en la
mutacin de
las doctri-
nas sobre el cambio social ver ms adelante en el texto). Quede todo
esto dicho
como apunte, sin profundizar, sobre lo que exigira un
anlisis
detallado de
Durkhem, imposible
de hacer
aqu, aparte
de que
en
buena medida
se encuentra ya hecho
por
C. Moya
Valgan
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
11/32
motor
y fuente de todo
el progreso que caracteriza, por ejemplo,
la
obra
de
Ogburn,
ya citada, que
no ha
dejado de
tener
sus ep
gonos
y continuadores 19),
todos
an
bajo
la misma y justificada
sensacin
de
pasmo, que ya sintieran
los
coetneos
de
la explo
sin
tecnolgica
que caracteriz
la
Revolucin Industrial,
al con
templar,
como
Ricardo
y
Owen contemplaran,
los
enormes
in
crementos de los rendimientos del
trabajo
derivados del uso de
mquinas-la de vapor, de
Watt,
es la citada por Owen-, que
ejecutan
bajo
el fcil control de uno el trabajo de muchos
miles
de hombres
20 ;
e
inclinados
a
cont inuar afi rmando que las
innovaciones tcnicas son las fuerza motri z.. . que
transforma
ra
dicalmente las perspectivas de la humanidad 21).
La
expresin
progreso se
ha
deslizado ya
en
la
exposicin; en
efecto,
es
caracterstico
de
las doctrinas
evolucionistas,
que
en
este
punto
combinan muy bien con el optimismo racionalista
derivado
de la
Ilustracin, creer que los
cambios
sociales
no
slo
ocurren
en
forma evolutiva,
sino
que adems
esta
evolucin
es
progresiva y t iende hacia
una
finalidad, de
diversos
modos pin
tada, pero siempre caracterizada bien por expansiones mayores
de la personalidad
humana
y
del mbito que
a
sta abren
sus
colectividades,
bien
por, como
dijera
Freyer, un
progreso
con
t inuo hacia
la
meta
de la
racionalidad.
Quiz
habra
que
hacer en
este lugar una referencia adicional
al
tema-recurrente, por ejemplo, en
el
conocido
libro
de
Ber
ln 22 -de la distincin entre
un
progreso concebido bsicamen-
19) Las citas podran multiplicarse; por todos
y
como especial
mente
expresivos, ver
N
Birnbaum,
The
Crisis of ndustrial Societv,
Oxford
Univ.,
1969 pg.
130 Y 1.
Vial,
L avnement de la civilisation
industrielle, Pars,
1973
pg. 5.
20) Report to the ounty of Lanark, y III,
2. Para
este tema
en
concreto y para la bibliografa
sobre
el
mismo remito
a mi artculo
La Revolucin Industrial y la emergencia del Derecho del Trabajo,
en
Revista
de Trabajo, nm. 32,
1970;
as como al cap.
de mi
ntroduccin al Derecho del Trabajo, 3: edicin, Madrid, 1974.
21) Organizacin
Internacional
del Trabajo, La tcnica al servi
cio de la libertad,
Memoria del Director a la 57. Conferencia,
Ginebra,
1972 pg. 1).
22) Dos conceptos de libertad, en Libertad
y
necesidad en la
Historia,
traduccin
de
J.
Bayn, Madrid,
1974;
especialmente a partir
del cap. VI, La
bsqueda
del status , pgs. 166 y sigs. La cita pre
cedente de
H.
Freyer es de
La poca industrial, trad.
O.
Begu, Ma
drid,
1961
pg. 67.
- 3
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
12/32
te como
expansion
de la
libertad
humana y
otro
progreso
conce-
bido
como expansin
de la
igualdad
de las
oportunidades
y
del
status
de
los
hombres, aceptando
el
segundo la merma
de
liber-
tades y no rechazando el primero las des igualdades, d is tinc in
que, desde otro punto de vista, enlaza
con la
que separa
a
los
pesimistas
individuales
de
los
pesimistas
sociales;
a los pesi
mistas en cuanto
a las
posibilidades
y racionalidad del actuar de
los individuos sin sujecin a
reglas
o
autoridades ms
o
menos
estrictas,
de los
pesimistas
que ven en
las colectividades o,
por
mejor decir, en sus organizaciones formales,
bien
polticas,
por
ejemplo,
el
Estado
o el partido;
bien
econmicas, por
ejemplo,
el
sindicato
o
la empresa,
instrumentos
de
opresin
y de
coarta-
miento de la
libertad.
He estudiado ya
estos
temas
23 y
esto
me
excusa de
volver
a
extenderme aqu
sobre
ellos,
sin
poder entrar
tampoco en la medida en que e l evolucionismo
pueda ser consi-
dera como una forma de determinismo
ni
en las implicaciones
y
variantes de ste 24 .
Passim
curiosamente he
ledo
en un
libro
posterior
la
misma
oposicin entre las concepciones
igualitaria y
l iber taria montada
ahora sobre
los
trminos comunidad
y
alienacin 25 ,
en el
que el
primero es
el reflejo del
optimismo
respecto de las posi
b ilidades de convivencia participativa de
lo s
individuos y el se
gundo del pesimismo
que
subyace en las actitudes de rebelda,
escapismo
o frustracin de
quienes
creen imposible; aunque
algn
trabajo
le cuesta al autor estab lece r l a d ico toma de
con-
cepciones en trminos con temporneos, de forma que lo comuni-
tario no resulte
anac rnico al
modo en que a juicio del autor
ya lo
era
en 1887, y mucho ms lo ser a ahora , el conocido estudio
de Tonnies
26 .
23 Remito a mi libro Alienacin Historia
de una palabra
Ma
drid,
1974,
cap. III, 2, E.
24
Sobre
el tema, con posiciones
contrapuestas, 1.
Berlin, Histo
rical Inevitability,
y
E. Nagel, Deterrninisrn in History: ambos en
P. Gardiner, ed.,
The Philosophy
oi
History
Oxford Univ.,
1974.
25 R. Plant ,
Community and Ideology An Essay in
Applied
So-
cial
Philosophy Londres,
1974;
el
tema
se plantea ya en la pg. 1 Y se
desarrolla
a todo lo
largo
del libro.
26 1887 es la fecha de publicacin de
Gemeinschait und Gesell-
schajt efectivamente, el talante general de la obra es elegaco, un
canto
a
y
un lamento
por
los valores perdidos, al
retroceder
la comu
nidad personalista
y envolvente del hombre entero.
-
33
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
13/32
Por lo dems,
una c ier ta
melancola es ingrediente importante
de numerosas
reflexiones
sobre el progreso; no
me refiero
a
las
miradas
vueltas
hacia el
lejano
paraso
perdido,
al chime
Welt
wo
bist
du
del bel l simo
canto a
Grecia
de Schiller, que
tan
profunda
influencia
ejerciera sobre Hegel
27 ; menos an-todas
las distancias
salvadas
pese a la proximidad de estas referencias
a
las utopas de un
mundo lgubre
infernal,
modus Huxley u
Orwell; sino
a la contemplacin realista y turbada de lo que su
poca llamaba progreso que sera fcilmente constatable, por
ejemplo, en Tocqueville o en el mismo Durkheim.
Si se continan
disculpando
estas digresiones, consttese para
concluirlas cmo en toda
la
discusin evolucionista
va
envuelto,
por lo general solapada o implcitamente, el
problema
de si la
historia es una
dimensin
entitativa no ya de
las comunidades,
sino incluso
de las personas
humanas
que las
forman. Pero
sobre
esto ya
nos
ha
ilustrado suficientemente, en este mismo curso, la
disertacin
de nuestro compaero Leopoldo-Eulogio
Palacios
28 ,
y a lo que en
ella
y en el
coloquio subsiguiente
se dijo me remito
sin insistir sobre este punto, salvo quiz
hacer
la indicacin de
que en
alguna ocasin
se ha
exagerado tanto
el
carcter
ontol
gico,
por as decirlo, de
la
evolucin
social,
que
se
ha llegado
a
decir
que la
historia,
la
evolucin cultural,
no ha
podido
dejar
de influir sobre la evolucin fsica,
en
el
hombre ms que
en cual
quier
otro
animal
29 ;
mientras
que por otro lado de la Historia
misma se ha
dicho
que no
perdura
sino
como
memoria o recuerdo
es t a fue, creo recordar, una de
las
tesis de la disertacin de
nuestro
colega, al que pido perdn por esta referencia a des
tiempo y que no muestra sino la impresin que me caus y
cmo sus palabras
han
perdurado en mi memoria, individual, que
no
histrica-o
El suceso histrico
queda
desde luego como re
cuerdo; pero queda adems de otra forma
muy especial ;
en
un
ejemplo que o a
Xavier Zubiri
hace ya muchos aos: la conquista
de Asia por Alejandro pas, y no
queda
el dominio de Alejandro
sobre Asia; ste fue pasajero ; pero algo qued que es pasado y
27
Die
Goter
Griechenlands Schiller,
Werke
ed. Munich, 1966,
vol. n. pg. 675 .
28 Razn histrica razn potica, disertacin en la Real Aca
demia de Ciencias Morales
Polticas, 10 de diciembre de
1974.
Cito
par
mis notas.
29 J. Monod,
Le
hasard el
la ncessit
Pars, pg. 179.
-
34
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
14/32
no
pasajero; qued adems
del
recuerdo del hecho
la modif-
cacin
de las
posibilidades
y formas de
convivencia
de los cuerpos
sociales
asiticos
como consecuencia
de la conquista de Alejan
dro. Esto
es,
sigui Zubiri,
lo
que hay en
el
fondo
de la
idea
fecunda del
espritu
objetivo hegeliano
30 .
Para
todas
estas concepciones no es ya que la
sociedad
cambie,
sino que
evoluciona,
que evoluciona progresivamente hacia un
ideal
de
hombres
y de
sociedad
variable segn
la
concepcin
ideo
lgica,
razonable, utpica
o
incoherente, que
se
tenga
de uno
y otra.
Esto
sentado,
el evolucionismo
social
ha de admitir que existe
un algo que preside la
evolucin,
pues un mero azar o
serie
de
azares
no
puede llevar
sta por
un sendero
determinado; y de
nuevo aqu
hay
que afirmar que
el
esquema predominante
de
evolucin,
desde
Darwin
al
menos,
ha
sido
el de una
especie
de
seleccin natural
de hombres, de formas de
convivencia
social,
de
tipos
de
estructura econmica,
de
modelos
de
rgimen
poltico.
En definitiva el evolucionista piensa, lo confiese o no, que lo que
subsiste
es lo que se
adapta
al
medio,
y lo
que
se
adapta
al me
dio
es lo
mejor,
aunque slo
sea
en
cuanto garantiza
la subsis-
tencia,
de forma
que
esta
seleccin
natural, al
tiempo
que es mo
tor del cambio,
va depurando en
resultados
cada vez
ms
pero
fectos
el
cambio
mismo.
La
seleccin natural, diramos,
es a la
vez causa
eficiente
y causa
final
del
cambio
social.
No es
que
el
esquema
no
tenga una cierta
validez, y
que
de
alguna forma algn tipo
de
seleccin
no
juegue tambin en
las
conductas humanas. Ocurre pensar,
por ejemplo,
que as
como
el rbol
evolutivo
de la
vida
en nuestro planeta se caracteriza
por la presencia de especies
infinitas extinguidas
por inadap-
tacin, y por la sobrevivencia de un nmero ms reducido
de
especies ms adaptables; as puede
decirse
que las mo s
in
finitas
de las que nos hablaba Milln son especies culturales
des
aparecidas
por
inadaptacin,
y que slo lo que l
llam st los
han sido cambios
perdurables y que esta perduracin
puede
ex-
30 Curso sobre El problema del hombre, dado en Madrid, 1953-
1954; segn mis notas.
- 35
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
15/32
plicarse,
si se
quiere
usar del
lenguaje t raslat ivo tomado de la
evolucin biolgica,
como adaptabilidad al
medio cul tural.
Pero,
con todo el esquema
evolucionista, en
la
manifestacin
primera que
se
ha
expuesto,
parece
hoy
generalmente abandonado
por
el
alumbramiento de una serie de realidades que
le
son
con
tradictorias.
En primer
lugar la
fa lta de parale lismo entre
el
medio natural
en que se
desenvuelven las espec ies
darwinianas y el medio cul
tural
es que se
mueve
la
especie
humana.
Para
el
hombre
no
existe exactamente un medio natural sino un medio profunda
mente modificado
por
el propio
obrar
del hombre, de forma
que
tanto
o
ms que
el
hombre mismo evoluciona
el
medio en que
vive
por
la
accin
misma
del
hombre.
En
el
evolucionismo,
la
naturaleza o el medio es la constan te y el
ser
vivo-el hombre en
el
evolucioismo social-la variable.
La
realidad demuestra
hoy
que, cuando
menos
a corto
plazo,
la
constante
es el
hombre
y lo
que
evoluciona
es el
medio.
Buenamente o malamente
hoy,
y ya
desde hace tiempo ,
el
hombre adapta
el
medio
a s y
no
se
adapta
al
medio;
a lo
que parece tambin hoy ms mala que buena
mente;
recurdese que el
tema
de
los atentados groseros contra
el medio y el de su destruccin posible a travs de los
mismos
es uno de
los
de actua lidad
palpitante,
nacional e internacional
mente; uno
de
los
grandes foros
in te rnac iona les ms recientes
ha sido
el de la
Conferencia mundial sobre el medio ambiente,
convocada
por las Naciones Unidas
y celebrada
en Estocolmo
en 1972; un medio
al
que, nos
advirti la
Conferencia,
la igno
rancia
o la
indiferencia pueden causar
daos
masivos
e
irrepa
rables ... de
los
que
existen pruebas crecientes
31 .
Sin embargo, no deje de tenerse en cuenta que el medio, por
supuesto,
dista
mucho
de
estar
controlado
ni
siquiera
a
corto
plazo:
ni son predecibles
los
terremotos
ni ,
parece,
las
tremendas
sequas
como
las padecidas por amplias
zonas
del mundo
el pa
sado
ao;
ni
aun
en el supuesto de que
unos
y
otras,
u
otras mu
chas catstrofes
naturales,
fueran predecibles ,
se
puede asegurar
que fueran evitables
o
ntegramente remediables; an existen
fuerzas mayores ,
esto
es-como con palabras
tomadas
del
len
guaje
comn, dice
el artculo 1 1 5
del Cdigo
Civil, con
preci-
31
Informe
de la
onferencia
de las Naciones Unidas sobre me-
dio ambiente Nueva York,
1973;
la
cita
es de la Declaracin
aprobada
por la Conferencia, 1.3
y
6.
-
3 6
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
16/32
sin
tpica que jus ti fica
su trada a colacin a este
terreno
ins
lito
para
la cita
de
una norma
jurdica- , sucesos
que no
hubie
ran podido preverse
o que previstos
fueran inevitables 32). En
resumen, a las
consecuencias de los
asaltos humanos al
medio
hay
que aadir
las
intemperancias
ocasionales
catastrficas
del
propio medio. Y pngase desde luego el
interrogante
sombro a
la situac in del mundo, cualesquiera que sean
las
transformacio
nes previ sibles
del
medio,
si la explosin demogrfica contina.
Pero
estos
temas
estn
allende
el evolucionismo-salvo
las anti
cipaciones de Malthus, que por cierto influyeron y muy profun
damente
sobre
Darwin 33 - , en
la forma
en que
ste fue con
cebido como
eus ex machina
del cambio social.
En segundo lugar
toda
concepcin evolucionista padece siem
pre
de la deficiencia
en
la fijacin de su fin,
en
la med ida
en que
ste
se conciba como inmanente al mundo y a la historia. Si
los
siglos
no se han
de
consumar
jams
y la historia
ha
de progresar
indefinidamente, ni
los siglos
ni la
historia
tienen objeto definido,
y la
evolucin
as es indefinida. Por muy utpica que sea una
solucin o una meta-una concepcin del hombre o de la socie
dad, por ejemplo-siempre ha de ser posible, porque si no es
incoherente; si en
un
momento
dado
la
posibilidad
se
torna
rea
lidad
porque
la
utopa
se
alcance,
entonces
o la
utopa
debe
ser
t rascendida , en cuyo caso
estamos
ms
all
de la utopa y, por
tanto, en la
incoherencia.
O la utopa
es
el
fin
y ya no hay
evolucin,
lo cual
es
una ne
gacin
del evolucionismo
mismo.
Las generaciones
as, marchan
hacia la nada, hacia la incoherencia, hacia lo no concebible,
en
espera, si acaso,
de
la catstrofe csmica.
Con tra este escollo doble choca, como en tantas
utras
singla
duras, la
nave inmanentista.
32)
No tan inslita, si bien se mira, la cita de
normas
jurdicas
bsicas en una diser tacin sobre el cambio social; segn el
actual
tras la reforma derivada de la Ley de Bases 3/1973, de 17 de marzo, del
ttulo preliminar que caus la profunda modificacin de ste, articu
lada en el Decreto 1836/1974, de 31 de mayo) arto 3. , prrafo 1, del
Cdigo Civil, d s normas se interpretarn segn ... la realidad social
del
tiempo en que han de ser aplicadas.
33) De la elevada
proporcin en
que
tienden a aumentar
todos
los
seres orgnicos deriva inevitablemente
la
lucha
por
la existencia.
Es la
doctrina
de MaIthus aplicada ... a la totalidad de los reinos
vegetal
y
animal Origin o]
the pecies
cap. 111, ed. Londres, 1947, p
gina
68).
-
3 7
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
17/32
Junto a los
caracteres que
se han sealado-resumidamente:
cambio social constante y
progresivo
presidido por una ley o
principio hacia un fin determinado en el que los siglos se consu
man
o
dejen de
consumarse-tuvo
el
evolucionismo
otro que
es
preciso subrayar ahora, al marcar la transicin
hacia
nuevas
formas de
concebir
el
cambio
social. Me
refiero
a que el evolu
cionismo tend i no a
considerar comunidades
o grupos socia
les humanos determinados,
sino
que pretendi construir lo que
ha calificado un grandioso
modelo
de la histo ria de una civili
zacin
entera
34 ,
cuando no abarcar
bajo su visin a la totali
dad
de la especie humana,
quiz
construyendo
sobre,
o trayendo
a
colacin,
como ejemplos, supuestos caracteres
generales que,
por lo dems, no depuraba abstrayndolos de los estud ios de ci
vilizaciones o culturas particulares,
como
ms tarde hara la an
tropologa
social en aplicacin de lo que se
l lam mtodo
com
parativo-comparando muchos tipos diversos de
sociedad
es co
mo se encuentran los principios
comunes, en
la breve formula
cin de
Mair
35 - , lo que da una espectacularidad
artificiosa
a
sus construcciones,
en tre otras
razones
porque
salvo en casos
por completo excepcionales-de los que el de Max Weber consti
tuira
un
ejemplo
insigne,
si
no fuera porque Weber
no
fue
un
evolucionista-ni se tuvo
capacidad
suficiente para
manejar
una
masa de datos de da a da ms formidable ni, en consecuencia,
las abstracciones aparecieron lo fundadas que hubiera sido me
nester para tamaa empresa, independientemente de que se ten
diera
a presentar como efectos necesarios de causas antecedentes
las meras secuencias cronolgicas.
Probablemente
ello explica
que
el
intento
resultara baldo y
que
viniera a parar a la
aplicacin
de formas de evolucin o de des
arrol lo his trico
que presumiblemente
se
haban dado
o
daban
en la sociedad europea mediterrnea u
occidental,
al orbe todo,
identificando alegremente los
hbitos
intelectuales
del europeo
34 N. J. Smelser, Sociological History: The Industrial Revolu
tion
and
the British Working-Class Family, en M. W. Flinn
and
T. C.
Smont, eds.,
ssays in Social History
Oxford Univ.,
1974,
pg.
27;
el
modelo de diferenciacin estructural de Smelser en este trabajo,
pgs.
24-28,
es tpicamente estructural-funcional.
35
Introduccin a la antropologa social
trad.
esp. C. Martnez.
Madrid, 1973, pg. 10; en pg. 14 se atribuye a Radcliffe-Brown el uso
primero de la expresin sociologa comparada.
-
38
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
18/32
o cc id en ta l d e
su
ti em po co n
l as f ac ul ta de s i nt el ec tu al es
otorgadas
por Dios
a Adn
a
toda sus
progenie 36 .
E st o a pa rt e repito
de
que
dej de
co ns id er ar en p ro fu nd id ad
la evolucin peculiar
de
sociedades
en concreto
y de
que en alguna
ocasin
perge
supuestas
certezas d e
fantasas sealadamente .cuando
quiso di
bujar un evoluci onis mo s ocial cientfico; pero esto ltimo en
general no soli
ser
sino una
de la s
muestras del desastre
epis
temolgico que resulta del uso cientfico de la s interpretaciones
dialcticas
37 . La t ra ns ic i n q ue se aprecia en Durkhem a la
que
me he referido es
quiz
significativa en grado sumo de l des
engao
final
de
este
tipo de
evolucionismo csmico precisamen
te por darse
e n D urk hei m
por
quien
cuando
menos en sus
obras
primeras
se
c re y p os ib le
el
descubrimiento
y la
constatacin
de
una ley
de la s
variaciones
...
[pasadas]
...
que
nos
permita
anti
cipar la s que
van a
ocurrir pedidas por
el
nuevo orden
de
las
cosas 38 .
No es extrao
por ello
que al oscilar
fuertemente
el pndulo
en cuanto
a la
forma de concebir
el cambio
social
la oscilacin
fuera movida por dos concepciones concurrentes.
En primer
lugar la
concentracin
de la
investigacin sobre
co mu n id ades d eter min ad as identificadas
y
separadas
de
la s
de
ms
por
su
etnia
o
por su localizacin
geogrfica c om o da tos dis
tintivos ms
notorios.
Lo s
estudios
antropolgicos que tanto
in
fluyen sobre la
nueva
direccin estudian en efecto grupos hu
manos identificables por
aquellas caractersticas; y
por otro
lado
toda una gran
tradicin-muy
combinada desde luego con otras
lneas d e p en sa mi en to el evolucionista entre ellos-apunt
tam
bin ha cia la con sideracin aislada de
cada
nacin o
pueblo
como
portadores
de
un espritu
singular y propio 39 . Los gran-
36 R. G. Collingwood, Human Nature and Human History, en
P. Gardiner, ed., The
Philosophy
of
History
cit., pg. 34.
37 J. Manad, Le hasardi cit., pg. 51;
y e s o
que Monod podra
figurar como
arquetipo
de evolucionista, segn la cual en el principio
fue el azar;
tras
ste, la necesidad.
38 De
la div is ion du
travail
social prlogo a la 1.0 edicin pgi
na XL de la ed. Pars, 1968 .
39
La exploracin filosfica
profunda
del
Volkgeist remonta
a
Hegel, que la
toma como comn en el ambiente de su tiempo y en
cuya
ilosofa
del erecho
al
tratar
de
fijar
su
propia
concepcin de
un Derecho natural orgnico, frente al igualitario y universal de
la Ilustracin,
depurado por Kant
y
por
Fichte, es
tema
esencial; a
- 3 9
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des
y apara tosos esquemas
evolucionis tas t ienden,
b ajo esta
doble
presin, a ser arrumbados para ser
sustituidos
por estudios anal
ticos
en p ro fund id ad ,
y
el propio
modelo evolucionista
a ser
considerado, en cuanto residu o anac rnico de
la
ignorancia
his
trica y de la poca
en
que se consideraba al de las
ciencias
na
turales como nico
mtodo
pos ib le de conoc im ien to , c omo e l re
sultado
de
un p ensamiento
confuso,
fuente
de confu sione s
ulte-
Hegel, cuando
menos,
por cuanto
ste hereda
parte de su
problemtica
de Herder, de
Rousseau
y, desde
luego,
de Montesquieu (para la in
fluencia de
ste
sobre Hegel, especialmente
sobre
La constitucin ale-
mana,
ver la Introduccin a la edicin
espaola
de sta, de D. Negro
Pavn, Madrid,
1972 ;
la
misma
expresin a lemana Volkgeist,
proba
blemente procedente de la s traducciones de L esprit des Lois en donde
Montesquieu habla de l esprit gnral d une nat ion y de l esprit de la
nation XIX.5, Oeuvres
Pars,
1964, pgs. 641-642 ; as lo crey Mes
sineo; cf r.
T. M.
Knox,
egel s
Philosophy
of Right Londres, 1969, p
ginas 374-375; tambin, J. B.
Su
te r, Burke , Hegel,
and the
French Re
volution, en Z. A. PeIczynski, Hegel s Politieal Philosophy
Cambridge
Univ., 1971, pg. 60.
Ver
asimismo J.
Pariente,
El racionalismo aplica
do de Rousseau,
en
Presencia de Rousseau, Buenos Aires, 1972, espe
cialmente
pgs. 178 y 185,
en
cuanto a la
influencia
de
Montesquieu
sobre
Rousseau
en este
punto.
Volkgeist, por cierto, es expres in que
aparece en Hegel
desde
sus
primeros
escritos 1. Muoz
Triguero,
El
concepto de espritu
en
los escritos
juveniles
de Hegel.
en
En
torno
a Hegel Univ. de Granada, 1974, pgs. 219-220 , lo
que tamb in
se
atri
buye a la influencia de
Montesquieu
(ver el
excesivo
G. Planty-Bonjour,
L esprit gnral d une nation selon
Montesquieu
et
le Volkgeist hg
l n en
J.
D Hondt,
Hegel et le sicle des
Lumieres, Pars, 1974 .
Por
otro lado, Hegel nunca
vio, como la escuela histrica, en el
espritu del
pueblo
una
especie de germen originario, aunque s un
principio
implcito, y que opera ba jo la
forma
de una oscura tenden
cia,
para
explicitarse
ms tarde y tender a hacerse objetivo,
producto
de
mlt iples factores,
bsicamente
espirituales,
de
ah
su nombre, no
geogrficos; de ah que se haya podido decir que la influencia que
sobre l e je rc i Montesquieu en este punto,
aunque
bastante profun
da, es ... exclusivamente metodolgica G. Lukcs,
El
joven
Hegel
Barcelona, 1970, 111.4, pg. 368 , o de
ah
sus
discrepancias
con o lo
que consiste su modernizacin de
Montesquieu
(Negro Pavn, loe.
cit.
pg. XLIV), y
la
nueva
adicin hecha
a la operacin de
resta
i moeurs-raison
=
Volkgeist ,
perpetrada
por
la escuela
histrica de
que
hablaba
Ortega
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
20/32
riores
40); llegando de esta forma a decirse, pr oba bl e m e nt e con
exceso,
que lo caracterstico
de
e st as d oc tr in as
del cambio social
e s la
carencia
de datos sobre la direccin en la que el cambio
se desarrolla
41).
P o r
lo
dems,
en tono
m e no r, o bv ia m en te es
u n t ra ta m ie nt o distinto
el que hay que
d a r
al que se intente
p ar a
explicar el
progreso de la especie
hum a na ,
del propio de
cules
hayan
sido
los cambios sociales
en
las
Islas S a m oa como cense-
de
su s contemporneos
cfr. F. de
Castro
y
Bravo, erecho
Civil de
Espaa
t. 1,
2.
ed.,
Madrid, 1949,
pgs.
184-185), encuentre
casi
incom
prensible la
oposicin
a
la misma
de Savigny frente a
Thibaut; sta
fu e una de
la s grandes
polmicas de l historicis mo, como es
sabido;
so
bre
la s
discrepancias
y
l as a na lo g as en tr e
el
pensamiento
de la escue
la histrica y el de Hegel, ver, bajo esta rbrica, pgs. 447-448 de
L Recasns
Siches,
Tratado
general de Filosofa del Derecho Mxi
co, 1970).
Po r otro
lado, Hegel tendi a ver, segn se expuso, en lo
histrico lo necesario, y a justificarlo por
su
m er a e xi st en ci a- lo s
hroes o
individualidades histricas
so n quienes
han recibido
inte
riormente
la
revelacin
de lo
qu e
es
necesario
y
p er te ne ce r ea lm e nt e
a l as n ec es id ad es
del
tiempo histrico-, lo que sera despus el eje
de la
crtica
periodstica de Marx a Hugo v.
sobre
estos
temas,
J.
Hy
polite, Introduction a la
philosophie
de l histoire de Hegel ed. Pars,
1968, pgs. 19 y sigs.; H. P. Adams,
Karl
Marx in His Early Writings
ed.
Londres, 1965,
pgs.
59-60;
la
cita
de La razn en la Historia
H.L,
ed. c it ., pg. 88;
tambin
en
Introduccin
a la Filosofa de la
Historia,
en Hegel;
extraits
Pars,
1967,
de J. D Hondt;
Bourgeois,
La
pense
politique de Hegel
Pars,
1969,
pgs.
35-36; sobre la codificacin, Filo-
sofa
del Derecho ads., 132, 134 Y 136 a, 211, 214 Y 216, Y Enciclo-
pedia
529,
ed. cit., vol. III, pg.
229);
y,
sin
embargo,
tampoco
par
ticip Hegel, en g en era l, d el e xc es o de la escuela de hacer del Derecho
lo
que cada comunidad
exhala
en su desarrollo
histrico, lo cual
puede
ser Sociologa,
pero
por s solo no goza de
ninguna
significa
cin jurdica
y, para dar cuenta de
el[loJ,
el
Derecho
es intil y
hasta
incomprensible
J.
Guasp,
Derecho
Madrid,
1971,
pg.
404);
cuando
menos, en la Filosofa del Derecho tras convenir con Montesquieu en
qu e
la legislacin, ni
en
general ni
en sus preceptos particulares,
debe ser contemplada
como
algo aislado y
abstracto
... , sino en co
nexin co n los dems factores que constituyen el carcter de
una
nacin y de
una
era,
aade
Heg el qu e,
sin e mb ar go , n o
se debe incu
rrir en la exageracin de estirar la explicacin histrica para conver
tirla
en justificacin absolutamente vlida ... [pues] ... se pueden mos
trar n o rm a s e n te r am e nt e fundadas
en y completamente
conformes
con
la s
circunstancias, que so n
por completo errneas e irracionales en
su carcter
esencial.
40) R. G. Collingwood,
Human
Nat
ure
... cit., pg. 27.
41) R Konig, Soziologie Francfort, 1958, pg. 268.
- 24
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
21/32
cuencia de la forma de criar y educar a los mnos y Jovenes 42 ,
o de cmo los libertos pugnan con la clase ecues tre en la
buro-
cracia del Principado 43 .
En
segundo trmino
es la
idea misma
de la
evolucin
la
que
tiende a
ser
relegada
en
el estudio analt ico; s te ve a las co
munidades como grupos estables y la estabilidad misma es el
dato ms caracterstico que
socialmente las define como tales.
Naturalmente no es que se
rechace
o
niegue
el
hecho del cambio
ni que a nivel cientfico se acepte la afirmacin enica o realista
segn
el talante
del
lector del personaje
literario
a
tenor de
la
cual a
medida que cambia
ms
ms
sigue siendo lo mismo;
pero s que el
grupo
comunidad o
sociedad
reabsorbe los cam-
bios
y
logra
mantener una situacin interna de equilibrio y con
ella su identidad.
Es
claro que de forma
implcita
y
en
alguna
ocasin
explcitamente
se concibe entonces la falta de adapta-
cin
como una
forma
de des truccin del grupo social,
pero
es
muy
cierto
que
suele
faltar
un anlisis
a
fondo
de esta posibili
dad
en los
estudios analticos
a
que nos
estamos
refiriendo
en
los
que en cualquier
caso
los factores determinantes de la cohe
sin estabilidad
permanencia y continuidad del grupo sin cen
suras
graves
tienden
a
dominar
sobre
los
de
crisis
y
conflicto
en
el seno del grupo mismo de forma que stos se consideran
fruto
de conductas aisladas o aberrantes en cualquier caso mar-
ginales o
desviadas
de las normales.
En
el plano en el
que
nos
estamos
situando son represen-
tantes
de esta as se la
ha llamado teora
funcional o teora
estructural funcional del cambio social, los grandes socilogos
norteamericanos
Parsons
y
Merton 44 ,
ms
quiz
el primero
42
Puede efectivamente considerarse como modelo de estudio an
tropolgico funcional el
tan
conocido de M. Mead,
Coming
of Age in
Samoa publicado en
1928,
con reediciones mltiples.
43 P. R. C. Weaver, Social Mobility in the Early Roman Empire:
The Evidence of the Imperial Freedmen
and
Slaves, en M. 1. Finley,
ed., Studies in ncient
Society
Londres y Boston, 1974; la edicin pri
mera del estudio de Weaver es de
1967.
44 La bibliografa de Parsons es muy abundante; sus
obras
b
sicas son The Structure
of
Social Action Chicago, 1949, y The Social
System Chicago, 1951. Entre la de Merton destaca Social Theory and
Social
Structure
Nueva York,
1949
y
1957.
En alguna medida, Durkheim
se halla tras el funcionalismo, como ha subrayado Nisbet
he
Socio-
logy cit., pgs. 66 y
sigs. ,
en
una
muestra ms de su
profunda
in-
- 4
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
22/32
que
el segundo o,
cuando
menos, con la fortuna o desgracia de
haber
sido
ms
enconadamente atacado por sus oponentes
4S ;
la base
antropolgica
del anlisis estructural-funcional la pres
tan
estudios como
los
de Mal inowski
y,
sobre
todo,
los
de
Radclif
fe-Brown
46 ; de este ltimo se ha
dicho,
con
exageracin noto
ria,
que
es el responsable
principal
de la ceguera del funciona
lismo
para los conflictos y las contradicciones inherentes a la
estructura social 47 .
Para el
funcionalista,
dentro de cada grupo social-y no dentro
de la especie humana como quiz para el
evolucionista-,
el
cam
bio es bsicamente endgeno. Ten iendo como factor dominan te
una progresiva
divisin del trabajo y de
las
funciones sociales,
se mul tipl ican
stas
al
tiempo
y
como consecuencia de
la
inten
sificacin de aqulla;
surgen
func iones nuevas y se subdividen
las
antiguas diferenciacin y
con
ello
se genera una variacin
en las re laciones sociales
internas
del
grupo que
es justamente
la que determina el cambio social, aunque el grupo tiene una
textura bsica
que
le permite soportar y asim ila r estos cambios
sin romper su
cohesin integracin Los
cambios
sociales
ocu
rren, pues, para el
funcionalista
a travs de una diferenciacin
primera seguida a
plazo
ms o menos largo por la integracin
de
lo
diferenciado.
Lo crucial del cambio social
para
el funcio-
fluencia sobre la sociologa norteamericana, que
tambin
Nisbet ha
subrayado
loc. cit.,
pg. V , y yo mismo
Alienacin,
Madrid,
1974
p
ginas 217-218 ; Mair Introduccin ..., cit., pgs. 13 y 32-35 ha sea
lado a su vez el gran impacto de Durkheim sobre la antropologa
social britnica.
El
sentido
de la expresin
estructural aplicada
a
estos
anlisis
es el
simple
de que
las instituciones
y sus
cambios deben
ser entendi
dos dentro del complejo de la estructura social en que ocurren cfr
M.
1.
Finley,
Studies
cit.,
introduccin,
pg. IX;
ver tambin
la ex
presin Estructura
social,
aportacin de E. R. Leach a
nciclopedia
cit., vol. 4, pgs. 492-598 .
45 Como ejemplo de estas crticas,
ver
A. D.
Smith, The
Con-
cept
...,
cuyo subttulo reza precisamente
una
crtica de la teora fun
cionalista del cambio social;
Gonzlez Seara,
La Sociologa, aven-
tura didctica,
Madrid,
1971
en especial caps. IV
y
V.
46 Structure
and Function in Primitive Society,
Glencoe, Ill,
1952;
recurdese lo dicho en la
nota
17 a propsito de Durkheim.
47 P. van
den
Berghe, Dialectic and Functionalism: Toward
a
Theoretical
Synthesis, en
American
Sociological Rev.,
vol. 28,
nm.
5,
1963
pg. 693; en pgs.
695-696
de este mismo
trabajo
se contiene
una
bibliograf a de la literatura funcionalista sobre el cambio social.
- 4 3
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
23/32
nalista es que en el seno del grupo considerado los procesos de
diferenciacin ocurran
y el
grupo
sea capaz
de integrarlos en su
seno, manteniendo
un
equilibrio
dinmico, que no
un
simple es
tado
de
inercia,
que
reposa,
en
la s
versiones ms
generalizadas
de
funcionalisrno,
sobre
un
consenso
general
de
los miembros
del
grupo
acerca de lo socialmente
aceptable;
en ltimo
trmino
es
la
permanencia
de
un sistema
de
valores
la
que consiente
la dife
renciacin y motiva la
integracin.
De
los dos modelos tericos
que se
disputan
la interpretacin de la realidad social es evi
dente
que el funcionalista se siente
ms inclinado
haca el del
consenso o cooperacin que hacia el del
conflicto
o
competi
cin
48), o admite este ltimo esquema mantenindolo dentro
de
unos l mites segn
los
cuales
la
competencia
y el
confl icto son
medios en la
bsqueda
de nuevas formas de
un
consenso que
no suponga solucin de continuidad radical con pasadas; aparte
de que adems
pretenda
ms la
descripcin
completa de los fe
nmenos que la
bsqueda
de
un
princ ip io rec tor, rea l o
supuesto,
de los mismos
49 .
De
un
proceso tpico de cambio, comnmente analizado en los
estud ios sobre el tema, el de la modernizacin,
hoy
ms bien
el
del
desarrollo, de
los
grupos
sociales
o
de
la s
comunidades
na
cionales,
se dice
que
lo
caracterstico del mismo qua cambio
so
cial
es la capacidad del sistema social
para,
a
la
vez,
generar
cambio y
absorber
el cambio que genera a travs de su entendi
miento racional; que un
rgimen en
vas
de
modernizacin es
el capaz de producir cambio continuo y, sin
embargo, absorberlo
;
que la modernizacin se define
justamente
en estos trminos: la
capacidad de
un
sistema
social
de
absorber
el cambio que ha ge
nerado
50 .
No
importa tanto la causa mediata
o
remota del
cambio,
que en
las
modernizaciones
modernas,
valga
la
redun
dancia, normalmente es exgeno: el impacto de la tecnologa de
Occidente, como que
ante
el impacto el grupo
social
tenga
capa-
48
Ver sobre estos dos modelos Ch.
J. Fauvet, omprendre
les
conflits
sociaux Pars,
1973
nota de
M.
C. Palomeque, en
evista
de
oltica Social nm.
104, 1974 .
49
La crtica que se hace entonces al funcionalismo es que se
queda
en lo
meramente
descriptivo; un ejemplo de esta crtica, refe
rido en
particular
a los fenmenos de modernizacin de los que se
habla seguidamente en el texto, en
W.
Zapf, Theorie des soziaien Wan
els cit., pg. 11.
-
4 4
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
24/32
cidad
para
generar los cambios propios de la modernizacin des
arrollo industrial de los
servicios;
urbanizacin rpida; s is tema
de poderes sociales pblicos y privados racionalizados;
aumento
de la
alfabetizacin
elevacin general
del
nivel
educativo
abo
sorber stos, con
las
transformaciones
consiguientes
de
una
economa
bsicamente
agraria a una economa
industrial, y
con
importancia
creciente del
sector
terciario;
de
una poblacin dis
persa
en
pequeos
ncleos
a otra concentrada
en
grandes ciuda
des; de una sociedad de analfabetos y con una reducida capa de
educados a una
sociedad
generalmente alfabetizada con un est ra to
numeroso
creciente de personas de nivel educativo alto; de un
poder tradicional
o
carismtico
a
otro burocr tico
racional, as
en
cuanto
al poder polt ico formal, corno en
cuanto
a los restan-
t es poderes sociales
econmicos .
El
impacto
exgeno
sirve
de
catalizador,
dinamizando
pases
y comunidades
que
antes de aqul
see
caracteriza precisamente por un orden
social
tradicional y no
dinmico
51 .
Dejando a un
lado
la crtica puramente ideolgica
en
gran
medida
en
cuanto
tal irrelevante cientf icamente a
que
se
ha
sometido la concepcin que se acaba
de
exponer, que expresan
pareceres
tales
corno los de
que
se
trata
de
una posicin conser
vadora o
reaccionaria,
una defensa del
st tus qu
una expresin
de un temor innato e i rracional hacia el
cambio,
una aceptacin
paciente de cualesquiera
si tuaciones ; que, en
suma, el
anlisis
funcional est
intrnsecamente
condenado a pensar que
todo
lo
que
existe
es
bueno
y
que este
mundo
es,
en
verdad,
el
mejor
de
los
mundos
posibles
52},
dejando esta
crtica a un lado, digo,
de alguna forma se
percibe
que el funcionalismo queda
sin
flan
cos
suficientemente cubiertos
ante objeciones del tipo
de
las que
50 Todas estas referencias en A. D. Smith, The Concept ct.,
pgs.
63, 80 Y 85;
proceden de S.
N.
Eisenstadt,
Modernisation: Protest
and Change las dos primeras, y la segunda, de N. J. Smelser, Social
Change in the Industrial Revolution funcionalistas ambos.
Esta
es la
oportunidad de decir que la bibliografa de Eisenstadt sobre el cambio
social es
muy
copiosa.
51 R. Lowenthal. Die Demokratie im Wandel Gesellschaft Berln,
1973, pg. 170.
-
4 5
17
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
25/32
siguen,
que
fundamentaimente
emanan de pOS Ones
sociolgicas
de
origen
acadmico
que quieren
para su disciplina un papel
ms
activo
y
polmico
que
el
p ropio de
los
estudios estructurales.
Slo es capaz de concebir cambios
paulatinos
y graduales, sua
ves
procesos de diferenciacin
que
se reabsorben. No se conciben
las rupturas radicales o, en
otros
trminos, deja al margen las
situaciones revolucionarias
que
el
grupo no
es capaz
de tolerar
con la
estructura que
tiene al tiempo de su emergencia y
que
por
consiguiente
suponen
un cambio decisivo
en
el grupo, o
una
mu-
tacin de las
relaciones
sociales existentes
en
su seno. El funcio
nalista
contestar,
quiz, que el
verdadero
cambio revolucionario
tiende
a
ser
lento
y
a
ser absorbido,
y
que
la
revolucin social
no
tiene
que
confundirse con la revolucin poltica ni , menos, con
la sustitucin violenta de
una
oligarqua
dominante
por otra 53 ,
si
tal
es la
forma
de
dominacin poltica, sin cambio real
en
la situacin de base, o con
retroceso
de la
misma
a
situacio-
nes en
el fondo arca icas,
en
el
sentido de que impliquen
bien
prdida
de
libertades conseguidas, bien retroceso en
niveles
de vida
alcanzados, bien sacrificios
de aqullas en
favor
de
stos, o del deseo de
alcanzarlos. La
objecin,
sin embargo,
no
queda
contestada
del todo, porque el cambio social preexistente
como condicin
puede
efectivamente
manifestarse en
grupos o
sociedades
determinadas
a la vez de
forma
violenta y en trminos
de afectacin radical y profunda, aunque
estas
mismas
socieda-
des
y grupos normalmente
se
defendern con
encono
contra
la des
aparicin
de
su identidad y
la
ruptura
de
su cohesin;
de
un lado
52 R.
Merton, Teora y estructura sociales trad. espaola, M
jico,
1964,
pg.
48;
Merton,
por
supuesto,
resume aqu
la
crtica
irni
camente, trayendo a colacin la formulacin de Leibniz; el nico po
sible,
podra
haber dicho, con
Spinoza,
si hubiera querido extremar
la irona.
Para
un
ejemplo
de
esta
crtica inocua, Ch.
T.
z.
Clung,
Zum
Begriff der
Revolution,
en
U.
Jaeggi y
S.
Papcke,
eds.,
Revolution ~
Theorie Materialen zum biigerlichen Revolutionverstdndnis Francfort,
1974,
y la introduccin de los propios editores a
esta
coleccin de
ensayos.
53
Por otro lado, el funcionalista, quiz forzado por la crt ica,
no dejara de reconocer que
cuando
el cambio ha ido ms all de
un
punto
dado, ... suele decirse que ha aparecido un nuevo sistema
social; aquel
punto
se
traspasa
cuando
falla una planeacin social
adecuada y se produce el derrumbamiento constitucional
Merton,
Teora
cit.,
1.1,
49,6,
ed.
cit.,
pg. 51 .
- 46
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26/32
que
hoy se hable de desarrollo econmico y social es casi un
smbolo terminolgico de la
toma de
posicin
en
favor de
que
el
cambio
ocurrido
debe poder ser
absorb ido sin
ruptura;
de
otro,
por supues to , hay
sistemas
ms drsticos,
como
la coercin po
ltica, quiz
juic iosamente mezclada con
pan
y circo; o ms
tangibles,
como la
interdependencia econmica-la divisin del
trabajo que ms
y
ms cumple
la funcin
que antes cumpla
la
conciencia comn, si se quiere,
con Durkhe im 54 -que
el con
senso
sobre el sistema
de valores,
aparte
de
que pueden
con
currir con ste,
para
mantener la cohesin y la estabilidad 55 ,
que, por otro lado, pueden ser mantenidas,
el
cambio
social,
no
obstante-o
ms bien dan
a
ste
su
posibil idad fctica sin
la
rup
tura
violenta caracterstica del
fenmeno revolucionario
en sus
acepciones
comn
y tcnica
ms
usuales-flexibilizando las ins
tituciones sociales o abrindolas a una crtica
que
evite los fen
menos de eltismo, de
corrupcin sta sobre
todo y de fanatismo,
caldo de cultivo de
la
tensin revolucionaria. Posiblemente
la
revolucin no sea
en
tal sentido
sino
un fenmeno incidental
y
no necesar io de cambio social, una de las varias formas a travs
de las cuales ste
puede
manifestarse,
aunque
su carc te r dram
tico
y
lgido-eon
el
dramatismo propio precisamente de
que,
durante ella, durante
la revolucin, las
estructuras
sociales se
tensan
hasta el punto de rupturas-s -la haya hecho espec ia lmente
atractiva para
estudiosos y ms an para el
interesado
en
solucionar problemas tales como
hacer
o
evitar revoluciones ,
una va [por cierto] poco
fruc tf era en
sociologa o
en
historia
social, cayendo en la tentacin
de
aislar [la]... del contexto
ms amplio
de la. sociedad
que est experimentando
el
cam
bio
56 , en la
que las
tensiones
son
un fenmeno normal.
La contemplacin aislada del
grupo,
por un lado, tiende
a mar
ginar, como ya se ha
apuntado,
los factores exgenos al mismo
determinantes del cambio , sin los cuales ste queda sin
explicar
o slo
parcialmente
explicado. Al lado
de una dinamicidad
nter
na
del grupo
existe
otra en
la
que los
factores
externos son
dorni-
54 De la divisin
LV.V., ed. cit., pg. 148.
SS P. van den Berghe, Dialectic cit., pg. 697; S.
Budd,
-
ciologists
nd
Religion Londres, 1973 pg. 58.
56 Las ltimas citas proceden de E. J. Hobsbawm, From Social
History to the History of
Society,
en
M. W.
Flinn y
T. C. Smott,
ss ys
in Social History
Oxford Unv., 1974 pg. 17 18.
- 4 7
7/25/2019 AlonsoOleaManuel.cambio Sociall
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nantes y
ha y
que dar razn de ella. En la misma
lnea
est la ob
jecin
de m s vuelo, de que carece de realismo ho y cu an do me
nos la co ntemp laci n aislad a de un grupo social
para
el estudio
de los fenmenos de cambio. Aqu,
probablemente
a la defensi
va,
pero
con grandes dosis de razn el
socilogo
funcionalista
responder aparte de que el
evolucionista
le est
imputando
a
l
sus
propios defectos que
para
estudiar el cambio social ha de
ser
estudiado primero
lo social que
cambia
y que
sin
el es
tudio de lo s grupos y
sociedades
y de su dinamismo endgeno
se est o per an do en
una
f or ma i rr ea l y
fantasmagrica
y,
por
su
puesto acientfica;
en
una
forma
acientfica
y
di l ti
se aa
dir si se quiere irritar a lo s contradictores
que
suelen ser muy
sensibles
respecto
de
cualquier
duda en
cuanto
al carcter cien
tfico
de la dialctica. Cuando
menos
se
dir
el estudio cientfico
paciente de lo que es resulta
condicin
necesaria
para
estudiar
cmo vino a ser y
cmo
puede
llegar
a ser otro si se admite la
posibilidad
de esta previsin; y se aadir que esta crtica se
com pagina mal con
otra
segn
la cual
slo
se contempla
l o que
las
sociedades
tienen de
comn
pese a sus
diferencias siendo
as
que
e st as lt im as son el problema
57 .
La
misma contemplacin aislada
de
lo s
grupos
sociales
se aa
dir
lleva
de suyo olvidar lo s cambios sociales planetarios
o uni
versales; claro
que
aqu
la respuesta
de l funcionalista
es
sencilla;
de
nuevo
con una
frase
oda a
Z ub ir i de sd e q ue h ay t es ti mo ni o
la
Historia
se
nos presenta
dislocada
dispersos los hijos
de
Adn
58 ;
quiz slo ahora en e st os mome ntos es cuando tien
de hacia su universalizacin
hacia
la conformacin de
un
cuerpo
social
con un
solo
y mismo sistema de
posibilidades
para todos
lo s
humanos bien que an se expresen dudas
serias
al respecto;
es
cierto que
se