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7/23/2019 Amante-Brasil,El Oriente de Amrica
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Resonancias romanticas : ensayos sobre historia de lacultura argentina 1820-1890/
compi lado por Graciela Barricuore ; Klaus Gallo; Jorge Myers
-1aed.-Buenos
Aires: Eudeba, 2005.
320 p. ; 23x16 cm. Ensayo
ISBN 950-23-1424-7
1.Ensayo Argentino. I.Banicuore, Graciela, compo II.Gallo, Klaus, compo
HI. Myers, Jorge, compo IV.Titulo
COO A864
fNDI E
INTRODucelON
EL MOMENTO ROMANTICO EN LA CULTURA ARGENTINA.
ApUNTES PARA UNA NUEVA HISTORIA CULTURAL
Gracielo.
Batticuore
Klo.usGallo y JorgeMyers. ......
~
7
udeba
Universidadde BuenosAires
1~edicion : s ep ti embre d e 2005
PREFAcro
lIustracion de tapa:
Cazuelo del
Teatro
Col6n
de Leon Palliere, acuarela, c. 1858, 20,8
x 14, 8 cm. Gent ileza Academia Naci onal de Bel las Art es
Los UNIVERSOS CULTURALES DEL ROMANTICISMO. REFLEXIONES EN TORNO
A UN OBJETO OSCURO
JorgeMyers 15
1.UNA CULTURA L lTERAR IA . E L PUBLICO , LOS ESCRITORES Y LACR iTICA
@2005,EditorialUniversitaria de BuenosAires
Sociedadde Economla Mixta
Av.Rivadavia 1571/73 033 Ciudad de BuenosAires
Tel: 383-8025/ Fax:383-2202
www.eudeba.com.ar
CARICATURAY POLlTICAEN EL GRITO ARGENTINO 1839)
Y jMUERA ROSAS 1841-1842)
Clo.udia A.
Roman
49
ROSAS COMO ENIGMA. LA GENES IS DELA FORMULA C IV IL IZAC ION Y BARBARIE
Elfas
J.Palti
71
Oisefio de tapa: Silvina Simondet
Cor re cc io n y compo si cion g en eral : Eudeba
UN MUSED LlTERARIO. LATINOAMERICANISMO, ARCHIVO COLONIAL
Y SUJETO COLECTIVO ENLA CRiTICA DE JUAN MARiA GUTIERREZ 1846-1875)
Alvaro FernandezBravo 85
ISBN950-23-1424-7
Impresoen Argentina.
Hecho eIdeposito queestablece laley 11.723
LA LECTURA, LOS ESCRITORES Y EL PUBLICO. 1830-1850
Gracielo Batticuore
101
2. ESCENARIOSPORTENOS.TEATRO Y SOCIALIDAD
L H. ftX.. OI IA
M.\TAAL unRO
00
No se permiee la reproduccion eoeal 0 parcial de esee libra, ni su
almacenamienco en un siseemainformaeico, ni su eransmision en cualquier
forma 0 por cualquier medio, elecer6nico, mecanico, foeocopia u oeras
merodos, s in el permiso previa del edicor.
UN ESCENARIO PARA LA FELIZ EXPERIENCIA .
TEATRO, POLIT ICA Y V IDA PUBLICA EN BUENOS AIREs. 1820-1827
KlausGallo
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n
BR SIL EL ORIENTE DE MERIC
dri n m nte
No espoco 10que el romant ic ismo argent ino Ie debe a Lord Byron . Pero no
seamos injustos: a ninguna literatura del mundo podia serle ajena sliobra. En nues-
tro caso,la influencia de Byron en losCantos delperegrinodeJose Marmol, no solo
esnotoria sino declarada, y asf-como ratifica Juan Maria Gutierrez- Carlos es el
Harold de la patria y de la naturaleza . I La emulacion abarca no solo topicos 0
motivos, s ino tambien la estructura . Sin embargo, pese a la ten tacion , no ser ia
productivo considerar al texto de Marmol solocomo una mala copia del
Peregrinaje
de
ChildeHarold.I
Pero como hacerlo? Pensandolo como una inflexion de las
imiracio
nes,forma interesante para una teoria estetica romantica denaciones en formaci6n 0
redefinicion, 0 sea: una modalidad estetico-ideologica que autoriza laapropiaci6n
de asuntos yt6picos yaconsagrados yseconstituye como una forma nacional de la
t raduccion de la l itera tura del mundo, sobre la que ha teorizado con part icular
detenimiento el escritor romantico portugues Almeida Garrett. A partir de ahi.
entonces, puede resultar menos tedioso leer los
Cantos
del
peregrino
deMarmol; 0 EI
peregrinaje
de
Gualpo
de Echeverria; 0 EI
Eden
de Alberdi y Gutierrez.
En 1845,Juan Maria Gutierrez, entusiasmado,le escribe a Esteban Echeverria,
desde Rio deJaneiro: Marmol trabaja en un roema titulado EIPeregrino (...). Entre
1.Juan MariaGutierrez. lntroducci6n a Jose Marmol,
Cantos delperegrino
(edici6n de
ElviraBurlando de Meyer), Buenos Aires, Eudeba, 1965 p. 59. Tanto Roberto Giusti
como Burlandode Meyerconjeturan que elacceso a laobra de Byronnofue directa ni
en el caso de Echever.riani en elde Marmol,Gutierrez0 Alberdi,siendo probable que
hayan leidoel textoen su versi6nfrancesa 0 porlamediaci6n lecto-traductorade Manuel
Belgrano, sobrino del general y hermano de la prometida de Juan Thompson, que
muere en diciembre de 1839:es eljovenque inspiraa Marmolpara el Eduardo Belgrano
de su novela Amalia. efr. Roberto Giusti, ntroducci6n a Esteban Echeverria. Prosa
literariaBuenos Aires,Estrada, 1944,pp. XI-XII,YElviraBurlando de Meyer, Pr610go
a Jose Marmol,
Cantos det peregrino.
p. 32.
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ADRIANA AMANTE
losnuevos elememos que deben emrar en laliteratura del Plata empiezan a aparecer
lasescenasdelOceano ...) .
Z
La literaturanacional en formacionconsigueincor-
porar todo 10que el modelo romamico pauta, para estar en simonfa con elmundo.
EIfracasado intento de Marmol de pasar del Brasil a Chile proporciona material y
opera como motor: mares y tempestades permiten la fil iacion en una tradicion
prestigiosa: Byron, Chateaubriand, Homero, Virgilio; y laconstitucion de una her-
mandad de desterrados: Marmol, Varela, Alberdi , Sarmiento, Echeverrfa.] Los
espacios, a suvez, son conceptualizados: eItropico, la pampa y la Patagonia van
ent rando a la fi cci on naci onal como escenarios que acompanan el dol or del
e rrante pol ft ico, a pesar del poco interes narrat ivo que imposta ra Domingo E
Sarmiento respecto del sur, tal vez envidioso de no haberlo descubierto antes, y
aunque inicialmeme Marmol haya sostenido que el tropico no era un lugar pro-
pic io para su l ira. Los
Cantos del peregrina
desmienten esos juicios, y proponen
nuevos espacios para la experimentacion estetica del romanticismo nacional.
lQue puede referirse en un viaje de Valparaiso para Montevideo, aunque
este de por medio eI temido Cabo de Homos, que vimos de cerca , y rodeado de
todos los polares esplendores ..,) ? ,sepregunta Sarmiento en sus
Viajes
0 sea,
Sarmiento declara que no hay nada narrable en relacion con eImar a pesar de los
peligros de la travesfa, pero -paradojicameme- igual narra. Porque esa sucesion
de dfassin emociones -segun describe- queda desmentida por lanatural tend en-
cia de Sarmi ento a convertir todo episodi o que se rel aci one con su yo en una
avemura. Cuenta como un marinero secae al agua yse ahoga, frente a lamirada
atonita delospasajeros de laembarcacion, pero -fundamentalmente- frente a sus
propios ojos. La memoria de esa vision poblara los dfas siguientes de pesadil las,
aun en lavigilia: desde eldfa en que cayo el marinero, no mas pude permanecer
como antes reclinado sobre laobra muerta, can los ojos fijos en las olas; temfa ver
salir lacabeza del infeliz naufrago ..,) .5
A partir de ese hecho, elsublime dela naturaleza abismal, infinito, vertical,
imponente) seconvierte en elsublime monstruosO espectral, estremecedor, som-
brfo). La narracion sobre el mar ocupa dos paginas; y sobreponiendose al vacfo
dej ado por la falt a de t empestad, que es un imperati vo del romanticismo,6 el
texto deSarmiento pasapor el gotico para terminar en elmelodrama, porque [1]0
mas triste era que ladesgracia sucedio al frente del archipielago deChiloe, patria
del infeliz; aUfcerca estaba sumadre y lapobre cabana que 10vio nacer, Yacuyos
umbrales no debfa presentarse mas .7
Para la epoca, no eran infundados los temores dedoblar elCabo de Homos,
como el mismo Sarmiento va a contar unos meses despues de las aventuras en la
Isla de Mas Afuera, yaen carta desde Rfo deJanei ro, donde conoce a Jose Mar-
mol, y a proposi to de 10que Iesucedio a este, estOes:que el barco no pudo pasar
ese punto crfticOpara lanavegaci6n y,al borde del desastre, .1ogravolver al puertO
depart ida. Asf escomo Marmol termina pasando dos anos mas en Rfo de Janeiro,
a pesar de que -decl araba- no Ie resul taba provechoso. Por su parte, Alberdi
con tara despues como un probable palpito lasuerte que tuVOal decidir no embar-
carse en laRumena, como Marmol, sino en la Benjamin Hort, que tambien debio
verse las con el famoso Cabo; pero su experiencia -menos t raumat ica , aunque
agi tada- pudo ser e laborada en un texto sat fr ico como
Tob{as
a
la
aired a
lavela
que viene a agregar otra clave a laque rige
El
Eden, productO ficcional del viaje
a Europa con Gutierrez en 1843. Ysi las tempestades 0 movimientOs de la embar-
cacion Eden estan concebidas con los tOnos sublimes que pueden encontrarse en
loscuadros de
J.
W.Turner como EInaufragio 0 Tormenta de nieve ), los del
Tobfas se relac ionan expl fci tamente con eI cuadro de Theodore Gericaul t La
Balsa
de
la
Medusa,lefdo en clave grotesca.8
2.Car ta de Juan Mar ia Gut ierrez a Esteban Echeverria, Rio de Janei ro, 30 de enero de 1845,
en Archivo de/ doctor Juan Maria Gutierrez. Episto/ario edici6n a cargo de Raul Moglia y
Miguel Garcia) . Buenos Aires. B iblioteca del Congreso de la Naci6n. 1979, t . I ,p. 292.
3. Es casi seguro que Echeverria ha escri to E/peregrinaje de Gua/po antes que Marmol
su Peregrino pero como no es sino un borrador inedito. no Ie cupo la gloria de ser el
int roductor del oceano en la l iteratura argentina. como de hecho corresponderia. Sobre
la fecha de composici6n de Gua/po ver Giusti, Introducci6n , p. XII ya han sido
detal ladas por el cri ti co, tambien, las simil itudes ent re el E/peregrinaje de Gua/po y su
mode lo: invocac i6n in ici al a las Musas, modo de presentaci6n del heroe, desped ida de
la patria, tonG apostr6fico).
4. Domingo F.Sarmiento, Viajes por Europa Africa y America. 1845-1847, Buenos Aires,
Colecci6n Archivos-Fondo de Cul tura Econ6mica, 1993, p. 10.
5. Ibid, p. 10.
6. Esmuy problable que la tempestad sea 10que lamentablementeno /e cupo en su t
al escritor Sarmiento. Y tal vezno haya querido impostarla 0 inventarla par no encontrar
alii ningun beneficio como para sobresalir sobre otros.
7. Domingo F.Sarmiento, Viajes p. 11.Viajey narraci6n: laclasica escena que responde
perfectamente a la teoria benjaminiana. En esta escena piscatoria Sarmiento confiesa
una sana envidia respecto del piloto que relata cuentos de mar,lIenos de novedad e
interes p. 10). Alberdi tambien registrara una dolorosa muerte en el mar,de vuelta de
Europa:cuando caeal aguael hijo delcapitandel barco eljoveneratanhermoso-seiiala,
como suele hacerlo Alberdi-, que podria haber sido mujer). Los gritos del padre que
intentara suicidarse) son desgarradores. S610la naturaleza-Ie hace notar un compaiie-
ro de viaje- permanece intactamente bella, efr. Juan B. Alberdi, Impresiones Y recuer-
dos. en Obras escogidas t.VI: Memorias e impresiones de viaje BuenosAires, Luz del
dia, 1953, pp. 198-203.
8. JuanBautistaAlberdi. Tobias0 la carcel a la vela. Producci6n americana escrita en IDS
mares del Sud en Paginas de juventud Buenos Aires, Jackson, s/ p. 197. Los lilulos
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ADRIANA AMANTE
jjRA$IL:ELVHltoN
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I~analogfa combinando al espejo con la h impara , con el fin de demostrar
que elpoeta refleja elmundo yabaiiado en una luz emocional que el mismo
ha proyectado .15
conceptualiza elespacio tropical al irse, y solo porque yaha partido. Asi, elcanto
XIfundamentalmente -que esel que sededica de manera exclusiva a ese pafs- es
fruto de esemododever.Yesnecesar io tener en cuenta tambien que en el Canto I II
recupera lamemoria del paisaje tropical al irentrando en el mediodfa,cerca yade
105bordes de lapampa, 0 sea, cuando ha dejado al tropico atras.IS
Lacontra partida a ese modo Claude Glass de observar el mundo esta dada por
Sarmiento , de quien podrfa decirse - incluso- que funciona de manera exacta-
mente opuesta. Porque lamirada de Sarmiento suele funcionar por adelantado: es
la inversi6n del Claude Glass. Sarmiento no sepone deespaldas: ve hacia adelan-
te; profetizando 0 previendo. VeEuropa, como modelo para el cual se reservaba
sin conocer lo con el f in de encontrar a ll f 105palacios y las monarqufas de 105
cuales 105 mamarrachos del Brasil no podian ser sino una mala imitacion. Ve la
pampa, configurada por elantes depisar Buenos Aires. Ve'el paisaje arabe para la
analogfa con la pampa, antes de viajar a Oriente.
En su caso, e lClaude Glass en ul tima instancia sirve no para ver, s ino para
leer 10ya escri to (no 10deja vu sino 10deja-ecrite y comprobar 10certero de la
pre-vision (yno el entomo natural que visita, alque suele describir en presente 0
de frente). 19Loque selee tambien esun modo deanticipar 10que seva aver, yen
ese sent ido Sarmiento esel e jemplo mas acabado del adelantado. Lee para ver,
Desde esta perspectiva pueden abordarse las composiciones del romantic is-
mo argentino. ypuede tenerse en cuenta que esa concepcion esta operando en la
relacion establecida por el escritor con la naturaleza, quien describe que, en el
viaje de 105argentinos al Brasil,siempre acusa recibo del impacto de la maravilla.
Pero tal vez haya una idea que. en el caso delasdespedidas 0 vistas Ultimasde Rfo
deJaneiro. puedan ajustar lametafora del espejo yla Iampara para incorporar otca
dispositivo 0 artificio, muy pertinente si de literatura de viajes se trata (aunque
ese viaje sea un tipo especial, como el del exilio). Me refiero al Claude Glass ,
un espejuelo muy usado por pintores paisajistas, yrecomendado a 105viajeros por
Thomas West en su
Guide
to
thelakes
in
Cumberland, Westmorland
and
Lancashire.
publicada por primera vez en 1779. Allf se indica:
Ellandscape miTTor[lespejo paisajfstico j apOrtara tambien mucho entreteni-
miento en este tour. Allf donde 105objetos son grandes yestan proximos. 105
coloca a una distancia adecuada. ylos baiia en los suaves colores de la natu-
raleza, yen laperspectiva mas habitual que el ojo pueda percibir 0 laciencia
demos trar. EI mayor provecho del espejo se obtiene a la luz del sol; y la
persona
q ue 1 0 u sa
debe siempre darle la espalda al objeto que mira. Debe ser
Sostenido por la par te superior del estuche, colocandolo un poco hacia la
derecha 0 izquierda (segun la posicion que las partes a ser observadas 10
requieran) y con el rostro protegido del SOI .16
18. EImismo confi rma que he esperado decir adi6s al Brasi lpara pagarle aquel t ributo ,
Cantos del peregrino p. 394.
19. Ensu carta de Argel, ratifica la analogfa entre el mundo
arabe y la
pampa, como
quien certifica que tenia raz6n: iTate , me dije para mi, yo conozco todo esto, y las
tiendas patriarcales de los descendientes de Abraham no estan mas avanzadas que
los toldos de nuestros salvajes de las pampas ,
Viajes p. 190. Pero esa certificaci6n
tambiem determina el fin del coqueteo Uricocon el Oriente: iDios
mio , iDios mio ,
icuantas ilusionesdisipadas de un golpe. cuanta poesia, cuantos recuerdos hist6ricos,
y sobre
todo. cuantas descrfpciones
de escritos echadas a perder por la realidad
mas
prosaica
y miserable que se palp6 jamas
(p.
190). A par ti r de su viaje a Afr ica,
Sarmientoinvierteel sentido de la analogia que trazara en el Facundo y ahora compara
al Saharaargelino conla pampa argentina: .Y de improvisocon la abrupta petulancia de
la imaginaci6n para transportarse de unlugar a otro sintransici6nracional, acaso guiada
s610por la analog
a fisonomiaexteriordel
Sahara
y de la Pampa.
yo me encontre en
America, de este lade de los Andes, donde Ud. y yohemos nacido . en medio de
aquellas planicies sin Umites,en las cuales nace y se
pone
el sol, sin que una habita-
ci6n humana se interponga entre el ojo del viajero y eilimite lejano del horizonte , p.
201; Y cfr tambien p. 197.Otras reminiscencias barbaras tiene cuando IelIega de lejos
el sonido de un grupo de mujeres arabes: Ieviene a lamemoria el canto con que los
negros del Brasil amenizan y se dan fuerza para eltrabajo, cfr. p. 192. Es importante
resaltar que, ensu viaje, Sarmiento lIeva un anteojo de bolsillo , que Ie permite ver las
cosas que estan distantes, cfr. p. 192.
Recordemos: lapersonaque 10usadebesiempre
darle faespalda at objeto que mir
De algun modo, el poema de despedida del Peregrinofunciona -conceptualmen_
t e- de manera s im ila r al Claude g la ss . I ?Marmol can ta l as ma rav il la s natura les
del Brasil al despedirse. tanto en la primera como en la segunda partida:
15. M. H. Abrams, Themirror and the lamp Romantic theory ad the critical tradition
Nueva York, Oxford University Press, 1953,p. 52.
16. Thomas West. Guide to the lakes in Cumberland Westmorland and Lancashire
Kendal, Pennington, 1807,p. 12(el destacado es mio).
17. EInombre se debe a que produce imagenescon ascaracteristicas de laspinluras
de Claude Lorrain, eJmaestro de Turner. Cfr Robert Upstone, SketchboOks of the
Romantics A unique insight into theminds of theleading painters of theRomantic age
Londres, Tiger Books International, 1993, p. 51.
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antes ( lee antes ; pero, entonces, t ambien ve antes). Lee sobre Pales tina, sobre
Buenos Aires, sobre Europa. Libros. 0 gufas de turismo, tan usuales en la epoca.
Pero es to no 10hace solo Sarmiento: e lpintor J .M. W Tumer lee antes de via ja r
a l talia para tener una vision anticipada y un sentido senalado respecto de 10que
debe observar. Se leen gufas, como la de Thomas West, que gufan eI oj o del
viajero, para indicarle que ver y como ver; e incluso hay libros que proporcionan
formulas para estet izar 10que seve, como 105Three ss ys
on PicturesqueBeauty;
on Picturesque Travel; and on Sketching Landscape: to wich i sadded a poem on
LandscapePainting
de William Gilpin, editado en Londres a finesdel siglo XVIII.
20
Muchas vecesMarmol sesirviode alguna gufa de turismo; y remedando sutono,
gl oso 0 cit o, sefi al ando l a fuent e, 0 al menDs l a existencia de una fuent e.21
Cosa que Sarmiento, mas sistematico en su modo eclectico, errat ico, e incluso
plagiario de acopiar informacion, no solo callo donde de todos modos se
volvfa evidente, s ino que en rei teradas ocasiones palmariamente gloso para
construir las imagenes propias, las
vistas
de sus posta les de viaje.22 En ambos
casos se trata de sobreescrituras.
Asf como, una vez que seva del Brasil, Marmol seentusiasma con lanatura-
lezaimponente, tambien Ie dedica a la mujer tropical varias y exaltadas estrofas.
Entusiasmado con las bellezas brasilefias, elyo poetico celebra sus fornms: Iecanta
a su voluptUosa armonfa y adivina el perfil de 105senos tras 12.5muselinas y 105
encajes que velan las Fuentes de esa voluptUosidad, pero que la mirada del poeta
ad ivina -si n embargo- en rada su redondez . La descri pci on es deudora del
exotismo orientalista alque ha recurrido rado elromanticismo europeo en gene-
ral . Asf . es tas seducraras mujeres de tez morena Ybri ll antes ojos negros se
apantallan con displicente coqueterfa, maliciosadejadez y abanicos de la India :
Mujeres asf, en el mundo,
al extrafio que las mira,
si ellas dicen: brasilianas
ellas presume odaliscas
que del Oriente escapadas,
l lenas de encanto y de vida,
corrieron al nuevo mundo
tras sulibertad querida,
dejando entre los serrallos
cadenas y cachemiras,
mas trayendo subelleza,
su amor y supoesfa .
La orientalizacion de las mujeres serealiza en la edicion de 1889 del poema;
y si el manuscrira de 1849 ya dejaba adivinar cierto entomo muelle, ojos
cautivantes Yvelos que cubrfan formas que convidaban al delei te, Marmol rada-
via estaba buscando el rano, y la analogia no terminaba de fraguarse.
20.Willi amGilpindefine10pintarescocomoaquelloque constituye untema apropiado para
serpintado (10dice en carta a SirJoshua Reynolds),cfr WilliamGilpin, Three
Essays
on
PicturesqueBeauty;on Picturesque Travel;and on SketchingLandscape: to wich is added
a Poem on Landscape Painting Londres,Blamire,1794 (2 1edici6n), p. 37.
21.En untonoque recuerda losmanualesdebuen tonoy civilidad, el textode AraujoPorto
Alegre quecita Marmolen los Cantos del peregrina resultaun c6digo de comportamiento
delviajeromoderno. Araujoensenac6mo hayquever,0 mejor,c6mo hayque comportar-
se paraver bien, cfr Jose Marmol. Cantos del Peregrina notaVI al canto XI, p. 391.
22. Sarmientono oculta la compra
de
guias, cosa que esta registrada en su diario de
gastos; pero -como sostiene PaulVerdevoye- Ie sirven para descr ibir con detal le
aquel lo que, a juzgar por sui t inerar io 0 par elmedio de locomoci6n en el que iba, no
pudo mas que entrever; Paul Verdevoye, Viajespor Francia y Argelia , en Domingo F.
Sarmiento, Viajes p. 653. Agreguemos que 10mismo sucedia con Chateaubriand, a
quiense 10critic6 porque -estudiando su itinerario- se podia comprobar que en algunos
lugares extensamente descr iptos por el no pudo haber estado mas que un par de
horas, de acuerdo con 10queconfiesa su interprete griego: este viajero extranjero tenia
la costumbre de parti r dos horas despues de su l Iegada, en cualquier lugar al que
fuera . Luego sera acusado de haber visto poca cosa, de haber plagiado libros , en
Cardinal Georges Grente (dir.), Oictionaire des Lettres Franr;;aises XIX siecle Paris,
Librairie Artheme Fayard, 1971,p. 234.Se pone en duda la verosimilitud de los relatos
de su viaje a America 0 su itinerario de Paris a Jerusalem. Esfascinante la acusaci6n,
sobre todo en relaci6n con alguien que efectivamente ha viajado y que escribe sus
viajes. Y resulta interesante que se haya detectado la impostura porque un travelogue
debe diferenciarse de la referencia exacta de 105itinerarios ciertos de quien v ia ja y
escribe su viaje. Chateaubr iand habria hecho sal tar 105
ejes
de la verosimil itud porque
no es ahi donde radicaria la eficacia del relato, sino en la construcci6n misma de una
trama ficcional que responda mas alas leyes de la estetica que a 105dictamenes de 10
real. Eso es un verdadero travelogue palabra inglesa que evi ta el rodeo de la per if rast ica
espanola de rela to de v ia je . Un travelogue: art if ic io en primera 0 tercera persona con el
viaje como pretexto y materia. Van den Abbeele hace jugar su ingles para explicar la
expresi6n f rancesa: A relat ion de voyage is what relates the events of a voyage; it re-
lates the voyage, brings it back by way of the narrato s discourse. The relation (from
refero to bring back) itself acts as a voyage that brings back what was lost in the
voyage , Georges Van Den Abbeele,
Travel as metaphor. From Montaigne to Rousseau
Minneapol is, University of Minnesota, 1992, p. XX, destacado en el original.
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AoRIANA AMANTE r-1
Aparecen las exigencias de la epoca: el universo orientalista esconvocado
por necesidad estet ica. En elpoema, a primera vista, se t iene lasensacion de que
laafr icanidad ha s ido obturada: 10mas notorio es que ent re una version y otra
desaparecen los esclavos que abanican. Yaunque las mujeres celebradas en el
poema no son las negras 0 las mulatas (es conjeturable un deseo funcionando
metonfmicamente, de todos modos) , y s ibien 10nfveo del seno de las mujeres
es resaltado, no pasan inadvertidos el color morena de la piel y la negra
bri llantez de los ojos y de los cabell os ondulados (los ambages de Marmol
afloran). Son esclavas del haren en el t ropico americano. Ys i no fue este el
fragmento que el igio Sarmiento para ce lebrar el
Peregrina
de Marmol (Sar-
miento se referfa a los pasajes donde se descr ibe la naturaleza del Tropico),
con el se confirma , magni ficando el acier to de laconexion, que es verdad que
fragmentos del poema debieran andar entre
Les Orientales
de Victor Hugo,
como interpreta el sanjuanino.2J
Porque no esSarmiento el unico que todo 10ha lefdo;y Marmol aporta una
imagen oriemalista alromanticismo argentino, yano en relacion con lapampa -para
encontrar laclave con que descrifrar elenigma de lapatria-, sino en laIfnea de la
literatura de viajes, de la idahacia losotros, como hacen Delacroix, Chateaubriand,
Lamartine 0 Byron, ycomo elpropio autor del
Facundo
en Argelia, aunque allfel
no deje de aprovechar para confirmar todas su intuiciones librescas sobre el de-
sierto yla pampa 0 LaRioja y Palestina. EIromanticismo argentino ha asumido la
act itud del oriemali sta cul tivado de laque habla Edward Said, que acumula la
experiencia del que 10precede, al que ha lefdo. Asf, Oriente es, mas que escri to,
permanentemente reescrito; y-agregamos- maslefdo que efectivamante transitado,
porque -todos 10sabemos bien- no es necesar io haber pisado Oriente para ser
orientalista, yaque Oriente esmasuna idea-literaria- que un lugar.24Las orientales
americanas de Marmol son mas lubricas que lapfcara arabe con la que coquetea al
paso Sarmiento en el norte de Africa, yuno puede reconocerlas en las marroqufes
que pinto Delacroix, al t iempo que anticipan la mas sistematica asociaci6n entre
Oriente y el sexo que harn Flaubert,aquelloque Said consideraun
c seoriental:
harenes, princesas, esclavos, velos, y chicas ymuchachos danzando.25
Marmol celebra, con la brasilei ia, lamujer nueva. Aunque esa mujer esfruto
de su clima, da un tipo original : la
mujer americana.
Por eso el poema pide, de
manera explfci ta, que no sela toque; que Europa, a quien seconvoca para ilumi-
nar la t iniebla americana , no altere sin embargo elt ipo brasilei io de mujer.26
Frente alas pretensiones permanentes de europeizacion que manifiestan los
romanticOs antirrosistas en susescritos, al Brasil se10presenta -en cambio- como
el parafso americano que habrfa que mantener virgen; 0 como el parafso que, en
suvirginidad, puede encontrar la potencia para un desarrollo civil izado. Por un
lado, el romanticismo busca laformas y los materiales propios de cada nacion. Por
otro, se fascina con las fonnas diferentes, extrai ias, que la l iteratUra de viajes al
mundo arabe 0 a America inauguran.27
23.Los fragmentossabre lostr6picosy sobre lasmujerescomoorientalesestan bastante
contiguosen elmanuscritode 1849.ubicados ambos en elcanto IIIde esa versi6n.En la
de 1889,esa descripci6ndel tr6picoquedara en ese canto y se completaracon unmayor
desarrollosobre el Brasilen general en el XI.hacia donde MarmollIevarael fragmento
sobre las mujeres.aunque reescrito. Para mayores y laboriosisimosdetalles de las dife-
rencias entre las versiones. ver la edici6n de Burlandode Meyer.Juan BautistaAlberdi
trasladara la imagen negativaque tienedel Brasilal tipo de mujerbrasiler ia.y sinser iales
de haberse dejado seducir practicamentepor ninguna (porque las dos que recupera las
describe como un atrop610goa su objeto de estudio). dira que la brasiler iaes negra.
pequer ia,flaca,malconfigurada,sin gracia ,Juan BautistaAlberdi.Impresionesy recuer-
dos. p. 211. Tomasde Iriartesera (s610)un poco mas abiertoy elogiaracon reparos: EI
bello sexo de RioJaneiro no es del todo desagradable en su apariencia: elcolor es
generalmente oscuro. pero se venmuybuenas caras. y losojosson comunmentenegros
y expresivos , Tomas de Iriarte.
Memorias.
His toria tragica de la expedic i6n l ibertadora de
Juan Lavalle Buenos
Aires. Sociedad Impresora Americana.
1949. p. 332.
24. En el sistema de conocimiento sobre Oriente. Oriente es menos un lugar que un
topos un conjunto de referencias, un cumulo de caracteristicas. que parece tener su
origen enunacita, 0 enun fragmento de texto.0 enuna cita del trabajo de alguien sobre
Oriente. 0 en algun trozo de imaginaci6n previa, 0 en una amalgama de todo eso .
Edward Said. Orientalism Nueva York.Vintage. 1994. p. 177.
25 Cfr Edward Said. Orientalism p. 190. AI volverse imposible, por mandato islamico.
pintar alas mujeres, que debian cubrirsus rostros con velos.Delacroixbusc6 modelos
en las prostitutas Ylas marroqules judlas, a las que describi6 como las Perlas del
Eden ; cfr Robert Upstone, Sketchbooks of the Romantics p. 118.Jose Tomas Guido
recordara asi alas brasiler ias:La tez morena de las brasileras daba mayor relieve a
sus diamantes. Ysi fuese mas joven. 0 si mi imaginaci6n conservase la temperatura de
los tr6picoS.hablaria no
poco
de las magnificas trenzas. delos oios de gacela. y aun de
las largas pestar'ias.que sombreaban como unvelo de pudor.las miradas de las hijas de
America . Jose Tomas Guido. Recuerdos del Janeiro , en Escritos de
ose
Tomas
Guido Buenos Aires. Imprenta Yl ibreria de Mayo. 1885. p. 144.
26. Jose Marmol. Cantos det peregrino Canto XI, w. 577-580.p. 326.La nueva mujer
esta encarnada, en la primera versi6n(Ia de 1849).por las brasiler ias Y las habaneras.
27. AI ser ialarlesMarmol a los brasiler'iOsos temas de una novela americana: junto con
el indio. el gauchO(ja los brasilenos de lacorte ). el fazendeiro (cosa queManso parece
haber intuido -0 escuchado- muybien). el argentino incluye la misteriosa mujer de las
ciudades brasiler'iasque, cargada en su cadeirinha por esclavos, es una reminiscencia
Oriental , t6pico romantico que -como se ve- nolanza al azar, Jose Marmol, Examen
critico de la Juventud Progresista detRioJaneyro (sic), Montevideo, 1847.p. 11.versi6n
en espanol de Juventude progressista do Rio de Janeiro publicado por entregas en el
Ostensor brasileiro (1845-1846), Rio de Janeiro, numeros 44 a 48.
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EI orienta lismo es una de las fonnas del exoti smo, en general . Esto es: del
interes por aquel lo que pasa mas al la dellugar desde e lque seenuncia . Que no
siempre esta tan distante de lapropia tierra. Eselcaso del viaje a ltalia, conside-
rado como un subgenero del viaje en la literatura europea, que combina 10exo-
t ico con 10fami liar y cons ti tuye un punto fundamental en e lpe regrinaje de los
j6venes europeos en fonnaci6n.28 De ese modo, entonces, muchos paises (muchas
literaturas de muchos paises) tend ran que buscar no muy lejos sumaterial ex6tico.
Puede ser ltalia, para un romantico aleman, 0 el Brasil para un romantico argenti-
no. EIBrasil , en America (0 para elescritor americano), puede cumplir lamisma
funci6n que Italia para Europa 0 que Espana para Dclacroix 0 que Portugal para
Byron, porque -parafraseando a Georges Van Den Abbeele-: el Brasilse convir-
ti6 en el otro interno del continente .29
EI exot ismo es un deseo de depaysement , una sal ida fuera de su propia
cultura para reencontrar otros pueblos , en sus vetas facil istas llenas de clises, 0
con lavoluntad de conocer verdaderamente al otro.30 Los argentinos, en general
(yen ese sentido el ejemplo del orientalismo de Sarmiento es paradigmatico),
abonaran una Ifnea mas t ramada con lapoli tica, como lade Byron; no porque
sean similares las peripecias de sus biografias, sino por la constante lectura polfti-
ca que hacen de su Oriente, evidente en las criticas y comentarios permanentes
sobre lasdiferencias con laArgentina que yen en el Brasil, tanto gubernamentales
como sociales. A eso podemos sumarle otra deuda, aunque desviada: como en las
Cartas Persas de Montesquieu, mas que un espac io en el que desarrollar ideas
sobre el otro para el otro, para los argentinos el del Brasil e sun espac io donde
desarrollar ideas sobre 10propio.
Ahora bien, como preguntarian lospersonajes de
Conversaciones
de
/osemigra-
dos alemanes de Goethe , que son -de todas formas- poco afectos al exot ismo:
lPorque todo tiene que ocurrir en Italia, en Sicil ia , en Oriente? lAcaso Napoles,
28. Crr.
Georges Van Den Abbeele,
Travel
as
melaphor
pp. XXIX-XXX.
29. [TJhe continent's internal other (Georges VanDen Abbeele,
Travel
as
metaphor
pp.
XIX, XXX).
30. Marie-ClaudeChaudonneret, AlainDaguerre de Hureaux, Stephane Guegan, Sarga
Moussa, Jean-Claude Yon,L ABCdairedu Romantismrram;aisParfs, Flammarion,1995,
p. 58. Y,en ese sentido, tampoco es necesario que elconocimiento de ese lugar sea ni
experimentado, nireal,ni siquieracorrecto. Como escribio Byronen una de laspaginas
de un ejemplarde Corinne 0 I ltalie de la escritora enemiga de Napoleon: Conocra
Madamede Staelmuchomejorde 10que ellaconoci6 Italia;peroapenas sipense queun
dfa yo debra
pensar con sus pensamientos.
Ellaesta algunas veces en 10cierto y a
menudo equivocada sobre Italiae Inglaterra;pero casi siempre es verdadera retratan-
do el coraz6n , en AllanMassie,Byron s TravelsLondres, Sidgwick Jackson, 1988.
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BRASIL :ELORIENTEDEAMERICA
Palermo y Esmirna son los unicos lugares en losque puede ocurrir algo interesan-
te? .31Ciertamente no. Pero veamos mas:
' ''Tucuman esel jardfn del universo en cuanto a lagrandeza ysublimidad de
sunaturaleza ', escribi6 elcapitan Andrews en suViaje a laAmerica del Sur,
publicado en Londres en 1827; y el viajero no sea le j6 mucho de la verdad
con esa metafora al parecer tan hiperbolica
sos tiene Mannol en la novela Amalia.32 Despues de leer como Adolfo Prieto
trabaja la conformaci6n del paisaje tucumano que hace Alberdi en su Memoria
descriptiva sobre Tucuman 33 ya deja de sorprender (y entra pe~ectamente en
sistema) que Amalia, laeterea herofna romantica de lanovela de Mannol, haya
nacido en el jardfn de larepublica.
Con ellibro de Andrews esque Alberdi, Echeverria yMarmol aprendieron a
pensa r ese paisaje. Leyendo. No l lama tanto la a tencion en e lcaso de los dos
ultimos, portenos; pero sfen el de Alberdi, que habfa nacido en Tucuman. Ya10
trabaj6 profusamente Prieto: Alberdi asume lamirada del viajero extranjero para
escribir un texto sobre suprovincia natal, convirtiendose en eldoble del ingles.34
Pero tambien -agrego- en e l doble de Sa int-Preux, el maest ro de la joven
Julie en La nueva Eloisa de Rousseau, porque en la Memoria descriptiva sobre
Tucumlin
Alberdi esun viajero a supropia tierra. Eltexto deAlberdi (de 1834),
aunque considerado menor dentro de su obra, resulta fundamental. La Memoria
es, ante todo, un tratado sobre labelleza concebida desde laestetica romantica.
Creo de capital importancia que Prieto haya considerado la Memoria descriptiva
como un manif ie sto . cuya publicacion sesuperpone con la aparicion de Los
Consue/os el primer libro de poemas de Echeverrfa, verdadero giro copernicano
para laconformacion de una literatura argentina.35 Ysi el texto de Alberdi, como
31. Johann Wollgang Goethe, Conversaeiones de los emigrados alemanes Buenos
Aires, Editorial Goncourt, 1979, p. 60.
32.Jose Marmol, Amalia parte segunda, capftulo 1,Mexico D. F.,Porrua, 1999,p. 99.
33. crr. Adollo Prieto, Los viajeros ingleses y la emergeneia de la literatura argentina.
1820 1850 Buenos Aires, Sudamericana, 1996, pp. 99.124.
34. crr. Adollo Prieto, Los viajerosingteses pp. 99-112.Alberdi
habfaeonocido
el texto
del viajero ingles por ManuelFragueiro, que se 10traducia mientras 10iba leyendo; efr.
Juan B. Alberdi, Mi vida privada que se pasa toda en la RepublicaArgentina , Autobio
graffa Buenos Aires, Jackson, 1945, pp. 44-45.
35. Trabaje la cuesti6n del comiezo y del origen de la literatura argentina en Adriana
Amante, La critica como proyecto.Juan Maria Gutierrez , en JulioSehvartzman comp.),
La lueha de los lenguajes volumen I I de la Historia eritica de la literatura argentina
dirigida por NoeJitrik, BuenosAires, Emeee, 2003.
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dice Prieto, para eldfa en que aparece elde Echeverrfa yadebio estar en imprenta
para sal ir solo unas semanas mas tarde , quiero t rabajar sobre una hipotes is que
arriesgo: no es improbable que el tucumano supie ra que e[ [ ibro de poemas se
estaba preparando. Entonces, si e[caso esque no solo Echeverrfa sino tambien
Alberdi esta respondiendo a [asexigencias esteticas del momento, esdab[e pensar
que el tucumano estuviera apurandose para postu[arse como e[primer romantico.
SiA[berdi no esni sera poeta, tal vez este consiguiendo para sfmismo -por medio
de laargumentacion yno de laIfrica- ellugar
masgenuino
como romantico: eIde
serlo no tanto por las lecturas que hizo, como Echeverrfa (aunque tambien fasha
hecho) , s ino por haber nac ido en e l terri torio de [apat ria mas propicio para ser
romantico. Asf, en laMemoria descriPtivaAlberdi construye sufigura como ladel
romantico -digamos-
natural
apoyado en la teorfa de [os caracteres me[anco[i-
cos.J6 Ident ifi cada para siempre [a natura[eza de Tucuman can l a pat ria y la
nacion (en sintonfa absoluta can el mandata romantico), el sentimiento no deja
de ser rousseauniano: en este sit io seagranda el alma ypredispone a 10elevado y
sublime , dice Alberdi.37
EIporteno Marmol hace suaporte en 1851:
(.. .) en Tucuman, como en todas esaslati tudes privilegiadas, entibiadas par
la luz de los tropicos, eI corazon participa can el aire, con [a luz, can la
vegetacion, de esa abundancia decalor y de vida, de armonfa y de amor, que
exhala allf superabundante la Naturaleza .J8
Tucuman aparece ahara como elespacio no hostil que encuentra el romanti-
cismo argentino en lapropia nacion. Que sediferencia del espacio barbaro, efec-
tivamente
hostil
configurado como pampa, como desierto 0 como matadero
rosistas.
Tucuman es la unica naturaleza argentina celebrable, pOsitiva. Yen relacion con
eI imaginario tropical exacerbado que les ofrece a los romanticos argentinos eI
Bras il , l a t ibieza de los montes tucumanos les proporc iona una explosion de fa
naturaleza menos agobiante y,por sus caracterfst icas, el reverse nacional de la
pampa tal como el ensanamiento contra el ros ismo la i ra concibiendo.J9 Asf ,
36. Juan Bautista Alberdi , Memoria descrip tiva sobre Tucuman , en Memorias e impre
iones de viaje pp. 36-37.
37. Juan Bautista Alberdi , Memoria descrip tiva sobre Tucuman , pp. 41 Y42.
38. Jose Marmo ,
Amalia
parte segunda , capi tulo 1 ,p . 99.
39. Alberd i l iga ra ambos t r6p icos en e l verano de 1844 , cuando pase por e l Brasi l. Yen
relaci6n con lasbrasilei'ias, vera belJeza s6/0 en sus ojos, rasgo compartido con laslucumanas;
pero estas , a diferencia de aquelJa mujer negra, pequei' ia, l Iaca y mal configurada, s in
BRASIL:ELORIENTEDEAMERICA
Tucuman podrfa ser -como propusimos que 10era e[ Brasi l para America- el
internal otherde laArgentina, e[ unico tesoro de lanaturaleza/ que al suelo de mi
patria Ieregalara Dios , como afirma Marmo[ en sus
Cantos delPeregrina
el mismo
libro -recordemos- en el que secantan las bellezas del Brasit.4o
A partir del Brasil (en America) a deTucuman (en Argentina), entonces, el
tropico tambien deviene espacio de lacu[tura argentina yde su imaginario, como
10ratifican algunas pinturas que se incluyen en el acervo nacional argentino.
lComo no leer en este contexto elcuadro de Mariquita Sanchez que pinto Johann
Moritz Rugendas, el pintar aleman que consolidarfa.la imagen paisajfst ica del
Brasil, yque Iepone a esa cautivante mujer derizosen bando y ojosde melancolfa
-sent ada sobre un sil lon cubierto par una tel a roja- una vegetacion tropi cal
como verdadero t el on de fondo? Ahora, ese fondo tropi cal no entra sol o en la
serie
natural
del imaginario de un viajero europeo que pinta su ic; leade America,
aunque no haya en Buenos Aires ninguna selva:esta tambien en consonancia con
otras imaginaciones geograficas que vue[ven al tropico un espacio deseable, feliz,
contrapuesto al de lapampa, y muy pertinente tambien para laArgentina.
EIcuadro hecho par Rugendas en
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ant icipa el viaje que Mariquita
Sanchez todavfa no habfa real izado a Rfo deJanei ro, donde pasarfa parte de su
exilio, co[ocandola profeticamente allf donde iba a estar. Ademas, ese retrato de
Mariquita podrfa i[ustrar perfectamente laAnwlia de Marmot. Esa estampa co
mantico-tropical no Iesentarfa nada mal a [ajoven tucumana instalada en Barra-
cas en plena terror rosista.
41
gracia del Imper io a la que ya se aludi6) , son blancas y con gracia andaluza, Impresiones
y recuerdos p. 211. Pero, no obstante las cri ti cas feroces y hasta descorteses que dir ige
a Rio de Janeiro, la considera la ciudad romantica par excelencia , aunque no se
detenga a dar demasiado fundamento a esta opin i6n, Impresiones y recuerdos
p. 218.
40. Jose Marmol,
Cantos del Peregrino
Canto VIde laedici6n de 1889, w. 715-716, p. 276.
41. EI Retralo de Maria
Sanchez de Thompson y de Mendevi lle , 61eosobre te la circa
1845),
se conserva en el Museo Hist6rico Nacional.