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Documentos de trabajo de la FEC
Número 18. Enero de 2015—Serie Notas de actualidad
NOTA DE ACTUALIDAD
Nuevos escenarios de negociación entre
Cuba y Estados Unidos
Guillermo Díaz Nova
Revista Argumentos. Documentos de trabajo de la FEC
Edita:
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Tras reconocer al fracaso de las políticas norteamericanas contra Cuba, Obama y el
próximo presidente norteamericano tienen ante sí la posibilidad de formular nuevas
políticas hacia la isla, que tal vez no sean muy diferentes en el objetivo pero al menos
si deben cambiar en cuanto a los métodos, el objetivo prioritario ahora es la
normalización de las relaciones diplomáticas.
En esta nueva etapa se concibe por normalización, el establecimiento de relaciones
diplomáticas plenas entre ambos países y la desaparición de la agresividad que ha
caracterizado la política de Estados Unidos hacia Cuba, pero normalización no
significa ausencia de conflicto ideológico y diferendos en determinadas esferas, sino
la existencia de éstos junto a los espacios de cooperación. De esta manera los
problemas se analizarían sobre la base del diálogo, la negociación y el respeto mutuo
a la soberanía y los principios de ambos países, evitando la aplicación de medidas de
corte agresivo de cualquier tipo.
La asimetría entre ambos países existe, pero las mesas negociadoras deberán ir
reduciéndola progresivamente en el campo político hasta donde los límites lo
permitan, mantener la distancia o ampliarla haría fracasar esta nueva fase política,
una situación que ya ocurrió durante la administración de Carter.
Las fases de la negociación
En un primer momento se discutirá sobre temas que son de beneficio mutuo sin
entrar en cuestiones ideológicas, el objetivo es ir ganando la confianza entre ambas
partes y poder ofrecer acuerdos puntuales que generen seguridad y eliminen
esperanzas a los boicoteadores del proceso.
En el área de la seguridad hay temas donde el acuerdo puede ser rápido como son la
colaboración ante amenazas medioambientales como las posibles fugas de petróleo
en el Golfo de México o la lucha contra el narcotráfico dado que Cuba por su
situación geográfica es una “ruta natural” hacia el mayor mercado consumidor.
Otro aspecto de los primeros momentos son aquellos que benefician las relaciones
personales entre ambos pueblos, como es la ampliación de los intercambios
académicos o culturales, el envío de remesas a la isla, los viajes turísticos de
ciudadanos estadounidenses o el uso de tarjetas bancarias de entidades
norteamericanas en Cuba, ambos aspectos prohibidos por el momento por el
Departamento del Tesoro.
Las mayores complejidades de la negociación se producirán en los asuntos que
tienen que ver con el régimen económico y político de Cuba. En el primer aspecto
Estados Unidos pedirá libertad de importación y exportación, una legislación
beneficiosa sobre inversiones, tipos de contrataciones y régimen salarial. En el
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segundo aspecto las peticiones se centrarán en las libertades individuales, el
pluripartidismo y defensa de los derechos humanos, o la libre sindicalización en
organizaciones laborales.
Esta fase de la negociación será la más compleja de todo el proceso, porque Estados
Unidos pretenderá que su sistema político sea tomado como modelo de democracia
y de esta manera homogeneizar el sistema político cubano obligándolo a cumplir la
“Carta Democrática Interamericana” de la Organización de Estados Americanos.
La directora de América del Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba,
Josefina Vidal, anunció que su país está dispuesta a hablar de todos los temas
incluido el régimen político pero en igualdad de condiciones, por lo que la delegación
cubana tratará también temas como las torturas practicadas por el ejército
norteamericano y las cárceles secretas, los casos recientes de racismo y abuso
policial en ciudades norteamericanas también serán puestos sobre la mesa.
El pragmatismo del “SmartPower” de Obama
El discurso de Obama el pasado 17 de diciembre ya dejó claro que a pesar del nuevo
método el objetivo se mantiene, cambiar el régimen político de la isla, donde la
política de “SmartPower” tiene como finalidad que Cuba abandone la opción
socialista. Por eso en paralelo a las mesas negociadoras estará la auténtica clave del
proceso y es la dinámica política interna de Cuba, donde serán decisivas las
correlaciones de fuerza que los cambios económicos generen. El presidente cubano,
Raúl Castro, ya convocó para 2016 un Congreso del Partido Comunista de Cuba,
donde marcó la economía como el principal tema de los debates, pero no se puede
separar del modelo de sociedad.
Obama tendrá en su contra la oposición de congresistas como Marco Rubio, los
hermanos Díaz Balart o Ileana Ross, que ya manifestaron su rechazo a la nueva línea
de Estados Unidos. Según avancen las negociaciones y se consigan acuerdos
parciales concretos esta oposición se verá debilitada aunque aprovecharán los
mecanismos administrativos del Congreso para en términos prácticos tratar de
frenar la aplicación de las medidas del presidente. Un ejemplo es que el futuro
embajador designado por Obama debe ser aprobado por los congresistas.
Por otra parte la principal demanda de Cuba es el levantamiento del bloqueo
comercial y financiero, una decisión que debe ser tomada por el Congreso que es de
mayoría republicana con la mayor diferencia frente a los representantes demócratas
desde 1930. Por lo cual su eliminación será cuando se haya avanzado en otros temas
y condicionado al “buen comportamiento” de Cuba en otros aspectos de la
negociación. La isla cuenta a su favor con la presión de lobbys económicos
estadounidense como el agrícola que ven como pierden ahora un “mercado natural”
ante países más distantes geográficamente como China o la Unión Europea.
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De cara hacia la opinión pública se harán discursos de defensa de principios
ideológicos irrenunciables, pero en la negociación primará el pragmatismo y se
buscará la centralidad, Obama ya lo ha demostrado dando el paso de cambiar la
política hacia Cuba. La decisión demostró que la isla era el conflicto donde se
reunían las mejores condiciones para obtener logros significativos y rápidos con
impacto internacional a diferencia de los conflictos que tiene en Oriente Medio.
Por otra parte resolver el conflicto con Cuba también beneficia a la política exterior
norteamericana en el continente donde estaba cada vez más cuestionada por su
acción contra la isla, incluso las criticas vinieron de socios en la región como
Colombia, México o Chile, por lo que está previsto que el nuevo clima se evidenciará
en la próxima Cumbre de las Américas que se celebrará en Panamá en el mes de
abril, a la que ya confirmó su asistencia Raúl Castro.
Las sucesivas administraciones norteamericanas con su política han intentado
cambiar el modelo político cubano, pero reiteradamente han fracaso, su línea se ha
aislado internacionalmente y la sociedad norteamericana no la comparte ya. Se
abren nuevos escenarios en las relaciones entre ambos países.