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1 ¡ J Circulaci6ncertJficadapoJel iv'm= Insti tuto Verificador de Medios ................ ~ RegistroNo. 087 / 18
REVISTA BIMESTRAL
Noviembre-diciembre de 2012 Volumen XIX, número 118
PORTADA: Las influencias de la Estrella
Grande o Venus. Códice de Dresde, p. 50. REPROGRAFIA: MARCO ANTONIO PACHECO I RAICES
SECCIONES
6
8
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16
88
Cartas
Noticias
Reseñas
DOCUMENTO Rueda Calendárica No. 5 de Veytia Xavier Noguez
MENTIRAS Y VERDADES ¿Se acabará el mundo en el año 20 l 2, según los presagios mayas? Eduardo Matas Moctezuma
DOSIER
22 Los calendarios mayas. Una introducción general Carlos Pallón Gaya/ Lo que llamamos " calendario maya" representa
en realidad un amplio sistema calendárico,
compuesto de un conjunto de ciclos distintos
aunque íntimamente entrelazados, cada
uno con sus propios propósitos rituales,
astronómicos, agrícolas o de otro orden.
30 La cuenta larga y la máquina del tiempo Guillermo Berna/ Romero En estas páginas se hablará del " calendario
maya", no como una asignación de origen de
dicho elemento cu ltural, sino como el resultado
histórico de la asimi lación y desarrollo que los
mayas hicieron de él.
38 Los ciclos lunares y el calendario maya Stanis/aw lwaniszewski D urante el Clásico los mayas emplearon un
complejo sistema de contar los meses lunares
asociado a las fechas escritas en la llamada
cuenta larga.
43 Mayapán y el tránsito de Venus de 20 12 jesús Galindo Trejo Los mayas fueron minuciosos observadores del
firmamento y mostraron gran maestría en el
registro del tiempo.
46 Orientaciones en la arquitectura maya. Astronomía, calendario y agricultura Pedro Francisco Sánchez Nava, /van Sprajc Es sabido que los templos, palacios y demás
edificios impor tantes que construyeron los
mayas y otros pueblos mesoamericanos fueron
regularmente orientados hacia las salidas y puestas de algunos astros, ante todo del Sol.
www.arqueomex.com
56 El tiempo mít ico en los códices mayas Gabriel/e Vail Los códices mayas contienen importante
información sobre los rituales, la astronomía
y la adivinación.Abordamos ahora un nuevo
nivel de significado, que vincula el mundo maya
del Posclásico con las hazañas y proezas de
divinidades y seres sobrenaturales.
ARQUEOLOGÍA
18 Más reliquias teotihuacanas en ofrendas de Tenochtitlan Leonardo Lopez Luján,
71
Amaranto Argüe/les, Saburo Sugiyama Recientes descubrimientos del Proyecto
Templo Mayor confirman el gran interés
que los mexicas tuvieron por las ruinas de
Teotihuacan y por recuperar la cultura material
de esta civilización del pasado por medio de la
imitación y la reutilización de sus antigüedades.
lxcateopan. Un sitio tributario de la Triple A lianza Raúl Barrera Rodríguez Los trabajos realizados en lxcateopan son
uno de los ejemplos más sobresalientes de la
arqueología en Guerrero, pues han permitido
profundizar y enriquecer el conocimiento de
la dinámica cultural que en el Posclásico Tardío
aconteció en la región norte de la entidad.
64 Nemontemi, "días baldíos". Abismos periódicos del tiempo indígena Patrie Johansson K Los días nemontemi no " contaban" (itech pohui)
desde una perspectiva astrológica, pero sí se
contaban (tlapohua) en términos de cómputo
calendárico, lo que generaba un desfase.
ANTROPOLOGÍA
78 El huexólotl y totolin, alimento sagrado en Tetelcingo, Morelos Edith Yesenta Peña Sánchez,
84
Alfredo Paulo Maya La domesticación del guajolote permitió
no sólo su crianza y el abastecimiento de
carne, plumas y huesos, sino que además se le
otorgó un lugar simbólico en la cosmovisión
de los diversos pueblos indígenas.
EXPOSICIÓN
"Oro: arte prehispánico de Colombia" Frida Montes de Oca Fiol
DOSIER
Los calendarios mayas Una introducción general
CARLOS PALLAN GAYOL
Lo que llamamos "calendario maya" representa en realidad un amplio sistema calendárico,
compuesto de un conjunto de ciclos distintos aunque íntimamente entrelazados, cada uno
con sus propios propósitos rituales, astronómicos, agrícolas o de otro orden. El calendario
maya no puede considerarse un ente homogéneo, pues durante sus largos siglos de historia
no estuvo exento de todo tipo de reformas, innovaciones, variaciones e idiosincrasias ema
nadas de las distintas tradiciones regionales.
E ste año de 2012, el interés internacional se ha volcado sobre el calendario maya. En México y Centroamérica,
donde se resguarda lo más vital del patrimonio maya, tal fenómeno cobra un significado especial. Factores de es te tipo requieren de los investigadores y estudiosos un esfuerzo adicional de divulgación, a fin de tornar accesible el conocimiento sobre los últimos avances y hallazgos más allá de los círculos académicos, de tal forma qiie permita alcanzar a sectores más amplios de la sociedad.
Lo que llamamos "calendario maya" representa en realidad un amplio sistema calendárico, compuesto de un conjunto de ciclos distintos aunque íntimamente entrelazados, cada uno con sus propios propósitos rituales, astronómicos, agrícolas o de otro orden. De éstos, entre los más importantes y de uso más difundido figuran la cuenta larga (*tziikhaab'o "cuenta del tiempo"), el ciclo de 260 dias (tzolk'in), el ciclo de 365 días (*haab) y la serie lunar. A partir de ciclos básicos como éstos se derivaban o tros, no necesariamente distintos, sino también resultado del entrelazamiento de los anteriores entre sí o con otros, o bien de su reducción o simplificación. Tal
22 / ARQUEOLOGÍA MEXICANA
es el caso de la llamada rueda calendárica de 52 años, o bien la rueda de los k 'atunes
(o ciclo k'attínico) de 256 años (fig. 2), ampliamente usada en sitios de Campeche y Yucatán desde el Clásico Terminal hasta la
época colonial, aunque con antecedentes en sitios del Clásico como Copán y Pomoná. También aquí cabría considerar a los distintos sis temas de "portadores del año", empleados no sólo en la región maya a lo
1. En la tabla de Marte hay un ciclo sinódico representado mediante 1 O intervalos de 78 días (780 días) equivalentes a tres ciclos de 260 días. Tabla de Marte (detalle). Códice de Dresde, p. 45.
2. Esta rueda calendárica de la época colonial re:>resenta un ciclo de 13 k 'atunes, cada uno de 7 200 días de duración , equivalentes a 256 años trópicos (13 x 7 200 = 93 600/365.2422 = 256.27). Landa, Relación de las cosas de Yucatán.
largo de los siglos, sino también entre culturas del Altiplano Central, Oaxaca, Veracruz, Chiapas y otras regiones. Junto con los anteriores - por lo demás comunes a otras grandes tradiciones mesoamericanas- destaca una sucesión de nueve días asociada por J. E. S. Thompson y otros investigadores -quizá erróneamente- con los "nueve señores de la noche'', idea más propiadelAltiplanoCentralmexicanopara elPosclásicoTardío (1250-1521 d.C).Adicionalmente, los mayas emplearon un amplio número de ciclos de carácter más circunscrito geográfica o cronológicamente. Entre éstos: el ciclo de 819 días preferido por ciudades como Palenque, Yaxchilán y Copán; el ciclo sinódico venusino de 584 días; el de Marte, estimado en 780 días (fig. 1), o bien, los grandes intervalos de eclipses discutidos por el astrónomo Charles H. Smiley, que equivalían a multiplicar 36 veces el ciclo de 260 días (9 360 días) o más frecuentemente, 46 veces (11 960 días).
ORÍGENES Y CICLOS COMUNES CON MESOAMÉRICA
De ningún modo puede considerarse al calendario maya como un ente homogéneo, pues durante sus largos siglos de historia -algunos de sus ciclos continúan aún en uso entre los k'iche' o los kaqchikel en Guatemala- no estuvo exento de todo tipo de reformas, innovaciones, variaciones e idio-
sincrasias emanadas de las distintas tradiciones regionales, donde sus arcanos eran celosamente preservados por sacerdotes especialistas del calendario; llamados antiguamente aj-k'in, tal y como muestran textos de la región Puuc, como en Xcalumkín o en la portada jeroglífica de H-Wasil, según un estudio conjunto del autor con Antonio Benavides Castillo (fig. 3). Si bien el sistema calendárico maya en su conjunto puede considerarse único en su tipo, tanto por el grado de sofisticación de los intrincados ciclos que lo conformaron como por la magnitud y precisión de sus cómputos -incluyendo las fechas míticas en "tiempo profundo" que involucran millo
'iWS de. '1.Í\<>"S-, te.<s1.ilt'i'. chrn que emw.ó de una tradición común mesoamericana, reflejada en la diversidad de culturas que se valieron de múltiples sistemas calendáricos para registrar fechas significativas, míticas, históricas o astronómicas. De esta forma, varios de los periodos constituyentes del calendario maya encuentran claras contrapartes en otros sistemas mesoamericanos y por ende, no podemos apresurarnos a atribuir a los mayas su invención, aunque sí su armoniosa integración dentro de un todo coherente y funcional, cuyas partes fueron susceptibles de articularse entre sí en formas tan íntimas que aún sorprenden a los investigadores.
La evidencia indica que fue en la región del istmo de Tehuantepec donde tuvo lugar la intensa interacción cultural que a la postre derivaría en las diversas manifesta-
• (iJ ®®® <3SÉ>
Teotihuacan Zapoteca
Maya Tajín
DOSIER
3. En la parte inferior de la portada jeroglífica de H-Wasil , Campeche, está esculpido el titulo aj k'in, "el de los días" o "el del tiempo", que quizá haga alusión a los sacerdotes especialistas del calendario. Imagen obtenida con tecnología RTI, por sus siglas en inglés, Ref/ectance Transformation lmaging o imágenes de transformación reflectiva.
Ñuiñe Epi-olmeca
JI' T
Xochicalco Mixtequilla
4. El ciclo de 260 días para computar el tiempo fue utilizado por varios pueblos mesoamericanos. Hoy se conocen muchos de los signos empleados para registrarlo.
LOS CALENDARIOS MAYAS / 23
DOSIER
5. La Estela 12 de Monte Albán , Oaxaca, tiene la fecha 594 a.c. , calculada mediante la combinación de ciclos de 260 y 365 días. Museo de Sitio de Monte Albán , Oaxaca. FOTO: BORIS DE SWAN f RAICES
ciones que cobrarían los sistemas de notación calendárica desarrollados en Mesoamérica. Las primeras de ellas parecen registrar fechas mediante el ciclo de 260 días, ampliamente usado a lo largo de distintos periodos por culturas como la teotihuacana, la zapoteca, la mL"'<teca, la ñuiñe y la mexica, así como por los antiguos habitantes de urbes como Tula, Cacaxtla y Xochicalco (fig. 4) . Sin embargo, algunos de los testimonios más tempra-nos hasta ahora descubiertos se remontan a m e diados del Preclásico Medio (1200-400 a.C.) y fueron elaborados por las culturas olmeca y zapoteca. Se trata de inscripciones glíficas que con distintos grados de certeza corresponderían a fechas del ciclo de 260 días, que se han localizado en sitios como Chalcatzingo, Cuicuilco, San José Mogote, Monte Albán y la zona costera del golfo de México. Si bien algunos de estos testimonios podrían provenir de
24 /ARQUEOLOGÍA MEXICANA
fechas tan tempranas como 600 a.C. o antes, los primeros registros combinados de los calendarios de 260 y 365 días aparecen en las estelas 12y13 de Monte Albán (fig. 5) y contienen las fechas de 594 y 563 a.C., respectivamente, según ha observado Joyce Marcus.
Tampoco el sistema de la cuenta larga habría sido una invención maya, pues la mayoría de los registros más tempranos se atribuyen a la cultura epi-olmeca o istmeña, perteneciente probablemente a la familia lingüística mixe-zoqueana que floreció en Veracruz, Tabasco y el suroccidente de Chiapas, o bien a grupos relacionados con la cultura temprana que controló centros como Izapa y Paso de la Amada. De esta forma, las fechas de cuenta larga más tempranas son de finales del ciclo 7 (entre 353 a.C. y 41 d.C) . En orden de antigüedad, la Estela 2 de Tak'alikAb'aj contiene una fecha cuyas primeras dos posiciones de cuenta larga corresponden a 7 .16 (38 a.C. o antes) y la Estela 2 de Chiapa de Corzo corresponde a 7.16.3.2.13 (35 a.C.). Asimismo, en la Estela C de Tres Zapotes fue escrita la fecha 7.16.6.16.18 (31 a.C.), combinada con un día 1 caña dentro del calendario de 260 días. Por su parte, la Estela 1 de El Baúl, Guatemala, data de 7.19.15.7.12 (37 d.C), mientras que en la Estela 1 de La Mojarra, Veracruz, se combina una fecha de cuenta larga, 8.5.3.3.5, con una rueda calendárica, 12 chikchan, 3
k'i:Yab' (19 / may / 143 d.C), y en la Estatuilla de Los Tuxtlas, Veracruz, aparece la fe-
7. En el Altar 1 de Polol , Petén , Guatemala, está inscrita la fecha maya en cuenta larga que posiblemente comienza con las posiciones 7.19.9 (30 d.C.), lo cual la convertiría en la más temprana hasta ahora conocida en las Tierras Bajas mayas. FOTO: GARY W. PAHL, 1979
6. En la Estela 26 de Uaxactún, Guatemala , se registró un final de medio periodo con fecha en cuenta larga 9.0.1 O.O.O, 19 de octubre de 445 d.C. , el cual cayó en un día 7 ajaw dentro del ciclo tzo/k'in. FOTO: CARLOS PALLAN GAYOL, OBTENIDA CON TECNOLOGIA
RTI. PROYECTO ARQUEOLÓGICO SAHl·UAXACTÚN CON AUTORIZACIÓN DEL MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOG[A Y ETNOLOGÍA DE GUATEMALA
cha 8.6.2.4.17, que cae en un día 8 kab'an,
O kank'in (14/ mar/ 162 d.C). Por su parte, los registros calendáricos más tempranos cuya producción
puede atribuirse a elites inequívo-camente mayas se remontan también a finale s del Preclásico Superior y de inicios del P roto clásico (ca . 100-250
d.C.) . Tanto Gary Pahl como Prudence Rice han considerado que el Altar 1 de Polo! en el Pe
tén central (fig. 7) podría regis-traruna fecha hacia 7. 9 .19. 9 .14 (22
d.C.). Asimismo, en la cueva de Loltún, en Yucatán, aparece una de las fechas más tempranas que registran un final de periodo o ciclo de k 'atun, que Linda Schele
_ -ikolai Grube relacionaron inicialmen~ con 8.3.0.0.0, 3 ajm1J, 8 x11! (28/ oct/ 100 C. , aunque podría corresponder alter
- ffi-amente a un ciclo k'at11nico 256 años cerior, 8.16.0.0.0, 3 qjm1J, 8 k 'ank 'in (3 /
= b 357 d.C.). Por su parte, la Estela 2 de - ~lirador muestra numerales de puntos
ras que podrían referirse a una cuenlarga dentro del primer siglo de nuesera, según el fechamiento que le atriye Richard Hansen. En el mismo
s::mido, es posible que existan otros mo-= entos con fechas considerablemente
· tempranos que la Estela 29 de Tikal, cual tiene una fecha del Clásico Tem
rnno: 8.12.14.8.1 5 (292 d.C.), y es tradi·onalmente aceptado como el monue nto de contexto arqueológico
ooocido que registra la fecha de cuenta ga completa más temprana preservada
en las Tierras Bajas. En el actual territo·o mexicano, las primeras fechas en cuen-
larga descubiertas hasta ahora podrían :er las registradas en las estelas de Candzibaantun, en Campeche, reportadas por h-an Sprajc y su equipo hacia 2005 y que ::egistran el final de periodo 8.18.0.0.0 (8/ iul/396 d.C.), aunque es posible que exisra otra inscripción del ciclo 7 en un erosionado monumento del sitio El Palmar, en el sureste de Campeche, según datos
aunque debemos tener siempre presente la naturaleza sumamente fragmentaria de los datos con que contamos.
LA CUENTA LARGA
Uno de los rasgos más sobresalientes del calendario maya es sin duda el llamado ciclo de la cuenta larga. Tal sistema consiste en calcular el número de clias transcurridos a partir de una fecha era, es decir, desde el
no de los rasgos más sobresalientes del calendario maya es sin
duda el llamado ciclo de la cuenta larga. Tal sistema consiste en
calcular el número de días transcurridos a partir de una fecha era,
es decir, desde el momento de la última creación del cosmos.
presentados por Kenichiro Tsukamoto, por un lado, y una inspección posterior efectuada por el autor en compañía de r ikolai Grube y Erik Velásquez García. La importancia de encontrar más ejemplos de fechas anteriores a nuestra eraradicaría en que los tempranos registros istmeños o mixe-zoqueanos mencionados arriba no serían precursores de los mayas, sino contemporáneos, lo cual tendría importantes implicaciones en nuestro entendimiento y reconstrucción de los orígenes del calendario en Mesoamérica,
momento de la última creación del cosmos. Existen numerosas propuestas para establecer una correlación entre la cuenta larga y los calendarios juliano y gregoriano prolépticos (ex trapolados hacia fechas muy anteriores a su implementación). Se les ha buscado sustentar mediante datos etnohistóricos, astronómicos y, en ocasiones, evidencia directa de las inscripciones glíficas. Hoy en día la más aceptada es la correlación Goodman-Marúnez-Thompson modificada (GMT+2), también conocida como correlación "astronómica", la
DOSIER
8. Secuencia b'alu'n piik, "nueve b'aktunes", con jeroglíficos antropomorfos y zoomorfos. Tablero del Palacio, Palenque, Chiapas. Museo de Sitio Alberto Ruz Lhuillier, Palenque, Chiapas. FOTO: JORGE PEREZ DE LARA I AAICES. DIBUJO: LINDA SCHELE
cual considera una constante de 584 285 clias transcurridos desde el llamado clia juliano cero (1/ ene/ 4713 a.C.) hasta la fecha era maya, calculada el 13 de agosto de 3114 a.C. para el calendario gregoriano.
Los cómputos de la cuenta larga se basan mayormente en el sistema de numeración vigesimal. Se compone de cinco distintos periodos de tiempo principales, cada uno 20 veces mayor que el anterior (con excepción del t11n). La unidad básica es el clia (k 'in); le sigue el winalo veintena (*11Jinik) de 20 días o k'ines; posteriormente el tun (* haab), que comprende 18 winales (360 días); a su vez, 20 tunes forman un k'atún (*11Jinikhaab), que equivale a 7 200 días o alrededor de 20 años. El quinto ciclo en orden ascendente es el b'akttín y engloba 20 1vinales o 144 000 días (alrededor de 400 años). La inmensa mayoría de las fechas en cuenta larga registradas sólo contienen esos cinco periodos, pues eran suficientes para indicar un día específico dentro de un gran ciclo que abarcaba 2 880 000 días, o bien 7 885 años trópicos de 365.2422 clias como los nuestros. Cuando los mayas precisaban referirse a intervalos de tiempo aún mayores, tenían a su disposición los ciclos superiores de la cuenta larga, cada uno de los cuales multiplicaba al inmediato inferior por un factor de 20. Ello resulta importante para iluminar las discusiones actuales sobre el ciclo de los b'aktunes, pues implicaría que el periodo superior, llamado piktun, contiene en realidad 20 y no 13
LOS CALENDARIOS MAYAS I 25
DOSIER
o mih?/minan?
1 junio
2 cha'
3 ux/ox
4 chan/kan
5 ho'
6 wak
7 huk
8 waxak
9 balun?
10 lajun
11 buluch/ buluk
12 lajunchan
13 ~ uxlajun/ oxlajun dlJ
14 chanlajun
15 ho'lajun
16 waklajun
17 huklajun
18 waxaklajun
19 balunlajun?
9. Numerales mayas del O al 19 anotados con el sistema de puntos y barras y en variantes de cabeza.
b'akt11nes, por lo cual tal ciclo no alcanzaría su "final" (punto de reinicio) en 13.0.0.0, 4 ajal/J, 8 k'ank'in (23 de diciembre de 2012 d.C.), fecha registrada en el Monumento 6 de Tortuguero y recientemente identificada por Marcello Canuto y David Stuart en La Corona, Guatemala, sino hasta 1.0.0.0.0.0, 10ajmv, 13J1axk'in(15/ oct/ 4772
d.C.), con base en evidencia del Templo de las Inscripciones de Palenque, la Es tela N de Copán y los extraordinarios murales de Xultún, recientemente presentados por William Saturno y el propio David Stuart.
Como ejemplo para ilustrar la cuenta larga, la inscripción de la Estela 26 de Uaxactún (fig. 6) abre con un glifo introduc-
tor de la serie inicial (GIS!) que abarca dos columnas, seguido de una cuenta larga: 9.0.10.0.0. E n este caso, los periodos son indicados mediante jeroglíficos en forma "abstracta" que contrastan con sus variantes relacionadas con criaturas míticas. Para registrar toda fecha en cuenta larga, el valor de cada periodo se multipli ca por el coeficiente asignado - normalmente entre el O y el 19- , indicado bien mediante "puntos y barras" como en este caso, o alternativamente, en forma "personificada" mediante variantes de cabeza o sofisticados glifos de figura completa (fig. 8) . El valor "cero" podía indicarse mediante distintas formas del signo fonético mi, ya que en la lengua de prestigio ch'olana preferida por los escribas mayas, mih significaba "nada" o "ningún" . El total de la operación aritmética resultante para la fecha 9.0.10.0.0 de Uaxactún se expresaría: (9 x 144 000) + (0 x 7 200) + (10 X 360) + (0 X
20) + (O x 1) = 1 299 600. El resultado refiere el número de días transcurridos desde la fecha era o creación vigente del cosmos acaecida en 31 14 a.C., que en este caso equivaldría al 19 de octubre de 445 d.C., en el Clásico Temprano (ca. 250-500 d.C.). La cuenta Larga de la Estela 26 es seguida por su posición correspondiente en el ciclo de 260 dias (7 aja1v), según se aborda a continuación.
EL CICLO DE 260 DÍAS
E n Mesoamérica prevaleció un ingenioso sis tema que entrelazaba íntimamente dos ciclos distintos: el de 260 días, llamado por los mayas tzolk'in y por los mexica tonalpoh11alli, y el de 365 días, llamado respectivamente haab' por unos y xiuhpoh11alli por otros. El común denominador de ambos es el intervalo básico de 20 días o veintena (1vinal o *1vinik) que ya hemos visto dentro de la cuenta larga, pues 13 veintenas conforman al tzolk'in y 18 de
10. Fragmento de 20 días consecutivos, desde 7 imix hasta 13 ajaw, de un ciclo del tzolk'in. Mural de los 96 Glifos. Ek Balam, Yucatán.
26 / ARQU EOLOGIA MEXICANA
ellas al haab', si bien este último requería además que le fuera adicionado un periodo especial de cinco días llamado 11Jqyeb' (* 11Jahyhaab). Noobstante,laformaenque transcurren los días es muy distinta entre el tzolk'in y el haab'.
El tzolk 'in está conformado por una sucesión de 20 distintos signos de días que avanzan diariamente junto con sus respectivos coeficientes, los cuales corren del 1 al 13 y son expresados mediante notación de puntos y barras (13 x 20 = 260) o bien en sus variantes de cabezas animadas (fig. 9).A fin de ilustrar su funcionamiento, pocos ejemplos del área maya resultan más claros e ilustrativos que el Mural de los 96 Glifos de Ek Balam, Yucatán (fig. 10), sitio cuyas inscripciones glíficas han sido exhaustivamente documentadas y descifradas por Alfonso Lacadena García-Gallo. Allí, un segmento de 20 días consecutivos plasma claramente los signos del 1 al 20 (desde el primero, imix, hasta el último, o/t111J) , mientras que sus coeficientes asociados conforman permutaciones con los primeros a partir de la posición inicial de la serie en 7 imix (8 ik', 9 ak'b'al, 10 k'an, 11 chikchan, 12 kimt). Tras alcanzar laposición 13 manik ', mientras que los coeficientes reinician su ciclo en uno, los signos continúan su progresión del octavo al vigésimo (1 ak'b'al, 2 nmluk ... ) hasta culminar en 13 o/t111J, tras lo cual el ciclo completo reiniciará en 1 imix. Ello refleja el característico "desfase" de siete días de diferencia entre coeficientes y signos, el cual_ torna posibles las 260 permutaciones del tzolk 'in.
EL CICLO D E 365 D ÍAS
Dentro de los estudios comparativos, el haab' es también conocido como "calendario solar" o bien como el año vago-también usado por otras culturas antiguas del Viejo Mundo, como la egipcia. Como se
DOSIER
11. a) Un aspecto de la deidad mixteca de la lluvia, Dzahui, acompañada de su nombre glífico calendárico, 9 Viento. Códice Vindobonensis, p. 5. b) Figurilla de Venus-Xólotl, quien también tenía el nombre calendárico 9 Viento. Landesmuseum Württemberg de Stuttgart, Alemania.
ha dicho, transcurre diariamente en forna distinta del tzolk'in, pues en el haab' los coeficientes avanzan del O al 19, mientras que los 18 signos corresponden en este caso no a días sino a veintenas, lo cual implica que sólo cambian cuando sus coeficientes asociados reinician su ciclo (por ejemplo, 1pop,2 pop, 3 pop ... 19 pop, O 1JJO', 111Jo', etc.), con excepción del asimétrico periodo del 11Jqyeb' - comparable en cierta medida con los cinco días "funestos" o nemontemi de la tradición calendárica mexica-, cuyos coeficientes corren únicamente del O al 4, tras los cuales da comienzo el año nuevo en O pop. Es posible que tal asimetría responda a la necesidad de adaptar o enmendar el arcaico ciclo de 360 días llamado tun, con la finalidad de aproximarlo al año trópico solar de 365.2422 días. En todo caso, la diferencia del haab' con este último provocaba un desfase aproximado de un día cada cuatro años, que al acumularse durante siglos trastocaba completa-
mente su función como instrumento para regular las faenas del ciclo agrícola o las festividades estacionales de las veintenas. Si bien no existe evidencia clara de que los mayas hayan observado alguna corrección comparable a nuestro año bisiesto, los sacerdotes o/ k'ino'ob' parecen haber buscado compensar en cierta medida tales desfases mediante ajustes ocasionales. Se ha planteado que las diferencias de un día entre los distintos sistemas de "portadores del año" a lo largo del tiempo y la geografía mesoamericanos pudieron quizá emanar de esta necesidad.
LA RUEDA CALENDÁRICA
De la combinación de los 260 días del tzolk'in y los 365 días del haab' -o de sus contrapartes mesoamericanas- derivaba a su vez un ciclo mayor llamado rueda calendárica, cada una de cuyas permutaciones posibles (por ejemplo, 2 f!ia1JJ, 3 wo)
DIBUJO: ALFONSO LACAOENA GARCÍA-GALLO PROYECTO AROUEOLOGICO EK BALAM. TOMADO DE LACADENA, 2003. FIG. XX (REPORTE EN FUNDACIÓN FAMSI)
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sólo podía repetirse cada 18 980 días o 52 años, es decir, cada ciclo de "atadura de años" (xiuhmolpilli en lengua náhuatl), cuando reiniciaban simultáneamente en su inicio los ciclos mayas del tzolk 'in y del haab', o bien los nahuas del xiuhpohualli y el tonalpohualli. Se halla ampliamente documentada la relación de este ciclo de 52 años con las ceremonias del Fuego Nuevo, aunque autores como Noguez y López Austin llaman la atención sobre la ceremonia de Fuego Nuevo para conmemorar también el año nuevo, cada 365 días.
Una característica inherente de los ciclos de 260 y 365 días es que ambos pueden pensarse -o subdividirse aritméticamente- en múltiples formas y combinaciones. Por ejemplo, el tzolk 'in y sus contrapartes mesoamericanas pudieron también concebirse como una sucesión de cinco periodos de 52 días o bien de 20 trecenas, las cuales forman series donde cada uno de los signos de día comienza con el numeral 1. Enfatizar arreglos de este tipo es muy común en códices delAltiplano Central como elBor;giao elLLzud.
LOSPORTADORESDELA - 0
En forma similar a la rueda calendárica, otro de los ciclos derivado de la interrelación entre los ciclos de 260 y 365 días es el sistema de los "portadores del año". En él, normalmente el primero de los días
día, los que se permutarán con guarismos del 1 al 13. Las 52 combinaciones así obtenidas (13 x 4 = 52), si bien superficialmente se asemejan a simples posiciones del ciclo de 260 días, son usadas en cambio para denominar a cada uno de los 52 años que comprende una rueda calendá-
Resulta claro que la observación de los astros y fenómenos celes
tes desempeñó un papel crucial en la religión y cosmovisión de los
mayas y muchas de las culturas mesoamericanas. Mediante una
observación cuidadosa, llegaron a determinar la duración de los
ciclos de lo s principales cuerpos celestes.
del ciclo de 365 días -el "portador" del año nuevo- toma su nombre de la posición co-rrespondiente del ciclo de 260 días. Las propiedades matemáticas de ambos ciclos producen una interesante serie que sólo admite cuatro posibles signos de
rica (por ejemplo, 1 ik', 2 manik', 3 eb', 4 kab'an, 5 ik', 6 manik', etc.).
La importancia de este ciclo en Mesoamérica no debe subestimarse. Durante el apogeo de Tenochtitlan, los mexicas emplearon un ciclo de portadores del año conformado por los días técpatl, calli, tocht-li y ácatl. De esta forma, el gran héroe
cultural Topiltzin Quetzalcóatl debe su nombre calendárico al haber nacido en un día 9 viento (Chiconahui-Ehécatl) del año 1 caña (ce ácat!;, según han advertido José Luis Guerrero Rosado y otros estudiosos, con base en la obra de Sahagún (tomo I, p. 225). Ello también permite entender por qué representaciones mexicas como la figurilla de Venus-XólotldelMuseo de Stuttgart o la imagen de la deidad mixteca Dzahui en el Códice Vindobonensis ostentan la fecha 9 viento (figs. 11a, 11b) .
12. Una de las cuatro figuras originales del Panel 1 de Pomoná, Chiapas, identificada por David Stuart como los cuatro portadores del año, sostiene en la palma de la mano derecha un glifo de año nuevo con la fecha 4 kab 'an. Los glifos asociados parecen nombrarlo como ltzam Tuun o Xiiw Tuun.
Por su parte, especialistas como Karl Taube y Gabrielle Vail han discutido registros de portadores del año en los códices del Posclásico de Yucatán; Barbara Tedlock ha hecho lo propio entre comunidades de las Tierras Altas de Guatemala y David Stuart ha detectado un conjunto de ellos en inscripciones glíficas de sitios como Tikal, Río Azul, Naranjo, La Corona, Copán, Palenque y Pomoná (fig. 12), los cuales muestran que durante el Clásico el año comenzaba con la posición cero o "asiento" de pop en el haab', la cual sólo podía coincidir con los "portadores" o días ik', manik', eb'y kab'an. Este siste-FOTO: CARLOS PALLÁN GAYOL, 2006. ACERVO JEROGLiFICO E ICONOGRÁFICO MAYA DEL JNAH, COORDINACIÓN NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA
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ma es el mismo que se usa en las páginas de año nuevo del Códice de Dresde. E n conrraste, en la región Puuc de Campeche ha :ido detectado otro conjunto distinto que ocurría un día después, en 1 pop (ak 'b'al, lama!, ben y etz'nab) , posiblemente relacionado con el ajuste de un día en el coeficiente del haab' apreciable en sitios como Edzná y Oxkintok durante el Clásico Tardío (ca. 600-800) y Terminal (ca. 800-950 dC.) . Por último, el Códice Madrid exhibe un desfase ulterior, resultado de un ajus-e a la posición 2 pop del haab' (kan, muluk,
·x y kaivak), quizá fruto de una reforma calendárica en Mayapán y referido en la Crónica de Oxcutzcab, lo cual afectó la for
a en que transcurren las veintenas del ab', que en lugar de correr del O al 19,
comenzaron a hacerlo del 1 al 20.
'lLGUNOS CICLOS illICIONALES
e ulta claro que la observación de los astros y fenómenos celestes desempeñó :m papel crucial en la religión y cosmo
. ión de los mayas y muchas de las cul=as mesoamericanas. Mediante una ob:errnción cuidadosa que se prolongaba
ruante generaciones, llegaron a deter-;:nillar la duración de los ciclos de los prin.pales cuerpos celestes. De la misma for
ma en que el haab' refleja el movimiento el ol, fue desarrollada una "serie lu
nar" conformada por 18 lunaciones de .29. - días de duración cada una, subdivi-
·das a su vez en tres semestres lunares. El primero de ellos regido por la joven
·o a lunar (diosa I), el segundo por un ible aspecto del dios jaguar del infra
undo (dios L) y el tercero relacionado con el dios de la muerte (dios A). Tam- ién registraron los movimientos de la
ayoría de los planetas observables a :imple vista - Venus, Marte y Júpiter, y • siblemente Saturno. Venus tuvo un pa:xl importante en la religión, la mitología el ciclo agrícola y la guerra. Por ende,
nombres para referirlo fueron numero os , entre ellos Chak Ek' ("estrella g-ande") o Xux E k' ("estrella avispa"). Li. tablas de Venus del Códice de Dresde
ignan al ciclo sinódico de Venus un proedio de 584 días de duración y los ma
, pudieron establecer una importante
13. La tabla de los eclipses del Códice de Dresde (pp. 51-58) constituyó un sofisticado instrumento para calcular la ocurrencia de posibles eclipses solares o lunares dentro de un gran ciclo de 11 960 días, que englobaba 405 lunaciones o 46 ciclos del tzolk'in. Para efectuar tales cálculos, los sacerdotes empleaban intervalos de de 177 días {6 lunaciones) y de 148 días {5 lunaciones).
equivalencia entre cinco años venusinos y ocho años solares (5 x 584 = 8 x 365).
Así, los avanzados conocimientos de los sacerdotes del calendario aj-k'ino'ob' les p ermitieron anticipar fenómen os como eclipses y conjunciones planetarias con bas tante exactitud. E l más reciente libro de ikolai Grube sobre el Códice de Dresde aborda las tablas plasmadas en las páginas 51-58 de ese códice, las cuales exponen un ciclo de 405 lunaciones consecutivas (fig. 13) , alternando di stintas combinaciones de seis lunaciones (177 días) con otros de ci nco (148 días), para establecer finalmente una fórmula de 405
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lunaciones = 11 960 días. De acuerdo con Anthony Aveni, el hecho de que tal ecuación del Códice de Dresde sea tan cercana a los 11 959.89 días que fija la astronomía moderna no fue casual, pues ese sofisticado cálculo del Códice de Dresde coincide con otro plasmado en el Templo del Sol de Palenque, por sacerdotes-astrónomos bajo las órdenes del gobernante K'inich K aan B'ahlam II en 692 d.C. , el cual establece que 81lunaciones = 2392 días, es decir, exactamente la quinta parte de la proporción establecida en el Códice de Dresde. Más aún, gracias a los detallados y precisos registros mayas podemos saber que incluso poco tiempo antes de esta proeza intelectual, en 9.12.18.5.16, 2 kib', 14
mol (23 de julio de 690 d.C.) los mismos sabios palencanos registraron un evento celes te que involucró el alineamiento de la Luna, Júpiter, Saturno y Marte en conjunción con la constelación de Scorpio, precisamente al mismo tiempo que se dedicaban los portentosos templos e inscripciones del Grupo de las Cruces. §~
Nota: Las transcripciones directas de términos mayas escritos jeroglíficamente se indican con * y cursivas en el texto.
Carlos Pallán Gayol. Arqueólogo y epigrafista. Desarrolló el Acervo Jeroglífico e Iconográfico Maya del INA H (Ajimaya/!NAH). Ha impartido diversos cursos en la ENAH, Dfül, MNA y la Universidad de Bonn, Alemania, y colaborado en diversos proyectos arqueológicos, incluidos Edzná, Toniná, Sabana Piletas, la región Puuc, Ux ul y Uaxactún.
PARA LEER MÁS •••
A VAi.A F ALCÓN, Maricela, "El calendario", en Alejan dra Marcínez de Velasco y Ma. Elena Vega (coord.), Los ma·
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