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8/18/2019 Capitulo Oriental 30
1/20
. . . . ~ ~ ~ . I
C ~ ~ O
CE AMERlCA
LATINA
or iental
3
l bis t
oria liter tur urugu y
.
r
:·
_ _ _ 4
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
2/20
30
El humorismo y la
la h is to ria d ·
la
literatura u u ~ u y
Este fascículo ha sido preparado por el
critico Danubio Torres Fierro, revisado
por l Th Carlos Martinez Moreno y
adaptado por el Departamento Literario
del Centro Editor de América Latina.
CrOnlCa
CAPITULO ORIENTAL presentará semanalmente en su
treinta
y ocho
fasCículos, l
historia
de
l literatura
uruguaya.
El conjl -nto abarcará un. panorama completo, desarr ollado en
extensión y en profundidad de las obras más repre sentat ivas
de la producción literaria n aci on al , desde la Conqu is ta
J
la
Patria Vieja
hast;;::
nuestros días. El lector -podrá coleccionar
el texto ilustrado de estos fascículos, para
contar
con
un
volu·
me completo al cabo> de su
publicación; simultáneamente.
separando las tapal¡ podrá disponer de
una
v::tliosa iconograf.ía
ae
l a h is tori a del país. .
L\)s libros que acoffip a ñan a los fascículos fonnamn la
.
BihliotecaUrugu3Y3 Fundamental
Balite y Ordóñez según Hermenegi lda
Sábat
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rn
«
c;)
o:
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L
Y
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UJ
O
o
O
Z
acio de
un
capítulo.
En es e caso particular, es a limitación amena
za
convertirse en omisión, por el simple hecho
de
que son muchos los cultores de ambos
gé
neros, en
un la ps o q ue abarca
más
de
cuatro
décadas.
Estas aclaraciones, formuladas
deliberada
mente
al
principio
para
evitar equívocos, em
pujan a
dejar sen:ada
la siguiente premisa:
aquí sólo
serán
tenidos en cuen a aquellos
humoristas y cronistas qu e ha n hecho
carrera
como tales; es decir, los que ha n
desarrollado
una act ivídad
coherente
atendible, los qu e
ha n incidido
de
alguna m an er a s ob re el país;
en fin, los que ha n
elaborado
un a producción
que se inscribe por derecho propio dentro
de
la I i:era ura uruguaya. Existe otro pel igro, del
qu e
también conviene
da r
cuenta: a
nadie
puede ocultársele qu e a bu nd an los humoristas
sobre tedo)
y los cronistas, quizás porque
ha y mucha prensa
- t r i b u n a propicia-,
qui
zá s
porque esos trabajos no exigen, al menos
en apariencia,
gran
esfuerzo
de
concen ración.
En cambio, es muy escaso el humorismo
de
largo
alien :o, en la literatura nacional : teatro
humorístico y, menos aún, humorismo en la
dimensión novelesca, .
UMOR SMO
Es
incuestionable
q ue
hay
un
Uruguay visto
por
los humoristas.
En
conjun:o,la
vas ta p ro
ducción en el
g én er o h a aporlado
una imagen
del país,
el
veces visto con amor, otras con
nos:algia,
generalmente
de manera ácida
.y .
d ol id a. T od a li teratura, se lo proponga
o
no,
expresa y revela un a forma de ser, d e •actuar
y de v:vir,
que
es lé
de
la comunidad en •que
se
engendrá; tocla literatura >es,
como
dijo
Unamuno, la intra-h isto ria
una<
nación.
Por lógica, nuestra
creaCiónli:eraríanos ha
a:canzado,
si
no en su
t ot al id ad p or
lo m e
nos parcialmente,
un a
visión del
país; ; a. es a
tarea
han contribuido los. humoris as,
que
han
asumido por entero su vocación
de tábanos,
quizás
po r
exceso de ca riño. -EI proceso del
géne o
demues:ra
hasta qu é
punto esta afir
mación es valedera.
De .
un humor
> liYiano
y
hasta in:rascendente, pasando p o r
un
matiz
de
entonación costumbrista, se ha
llegado
a
una hond ura y penetración qu e ya quisieran
para sí
otras ver:ientes del
quehacer
literario.
Ocurre que se ha cumplido minuciosamen e lo
que Robert Escarpit seña a en su libro
El
hu
mor,
cuando
dice que el humorismo moderno
ha
devenido sociológico.
El
humorista es
un
observador sagaz y
alerta no po r
tClsuoliclad
se han e egido nombres corneEI tero Impru
dente, Con los lentes· rotos o
aguiero en
pared,
todos
d,mae
euenta
de un
modo espe
Qjgl a vl€lilQne1a
o
de mira). y
es también
Un
Individuo
arraigado,
comprometido con el
aquí y el
ahora.
Empero, no
todo
es
obra
de
los humoristas. Paro que es:e proceso se cum
pliera han neces itado el
apoyo
de
un
públiC:Q•
es ableciéndose una complicidad entre produc:
tor y consumidor
que
es la
prueba
mejor
de
un a
alianza
a nivel moral e intelectual. indis
pensable
en el 9imero,
465
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-PU-N-r-O-O-E-P-A-R-Tl-O-A-Y- PERiODO S
Tal como se señalara en
esta obra
con
an:erioridad, lo que se llamó la prosa del
mirar y del vivir experimentó. a cierta altura,
una
descendencia
qu e
no fue una dec.ina
ció
hacia
la entonación
humoris:ica
de
un
neo-costumbrismo, vertido originariamente por
la vía periodís tica. Es con San:iago Dallegri,
con Daniel Herrera y Thode, con Antonio Soto
y el
g ~ \ l p o de los galleguitos de
El Plata
que se empieza a observar el Uruguay
de
una
forma menos solemne, más desprejuiciada y
audaz.
Revisar
:0
colección
de El
PIafa
de
los
años
20
implica
enconfrar
una serie
de
cro
nistas que, a sabiendas o no, estaban abrien
do el camino para un humorismo osado, de
raíz nacional, que cues:iona a la sociedad,
como lo hizo Soto, en
1921,
al escribir un
artículo irónico sobre el entonces minis ro Ga
bríel Terra y colocar una foto
de
éste saliendo
en tra je
de baño de
la
playa
Pocitos. A partir
de
ac;uí, comienza la
carrera
del género, que
terminará por instalarse con Alfredo Mario
Ferreiro.
Aun c()rriendo el. r iesgo
de
caer
en esque
mas, puede formularse un dis:ingo entre dos
per íodos bien diferenciados. Por un lado, el
que se extiende hasta el año
¡ 943
y cuyo
denominador común s lvo excepciones- es
el ejercicio
de
un estilo
amena
pero trasno
chado, que se
inspira en los pequeños actos
de la vida cotidiana,
pero
sin bucear en el a,
sino recogiendo el dato cos:umbrista, el apun
te menor; se trata de un humor convencional,
que no busca provocar a
su
consumidor y res
peta el orden establecido. Por otro, está. el
que arranca en febrero
de 1943,
con la
1 :1-
rieión
de
la revista Peloduro. Con ella
se
ini
cia una e:apa de renovación, cuyas caracterís
ticas aparecen seña: odas en recuadro aparte.
Por supues:o qUe este distingo tiene -como
todos-
sus peligros; porque la separación no
fue tajante.
LA APERTURA
OEL
~ N R O
Alber:o Zum Felde, en su Proceso intelectual
del Uruguay, recoge a
un
solo humorista. Se
llama Alf¡edo Mario Ferreiro (1901-1959),
escribió muchas veces y en distintos lugares
bajo el seudónimo
de
Marius, es una figura
so i aria a la vez que una especie de adelan
tado. Influido
por
el futurismo, se ejerci:ó con
felicidad dentro del humorismo poético (es
uno
de
los poc;uísimos que lo ha
f r e c u e n ~ a d o
rompiendo agresivamente con normas y esque
mas vigentes en la é;->oca.
En
1927
publicó
su primer libro,
El
hombre c;ue se com:ó un
autobús, sub:i tulado Poemas con olor a nafta,
466
y al que definió como poema-ciudad u tra
rápido de vertiginosa realización . En él ma
neja elementos que componen e in:egran la
dinámica
de
una ciudad y crea un cosmos he
cho
de
ascensores, radios, rascacielos y vapo
res, en medio del cual
el
hombre aparece dis
minuido y
aplastado.
A diferencia
de
otros,
que se ins ta la ron en su molicie imperturbable,
supo enfren:arse a una nueva era, grávida de
prob emas: se ríe del mundo y de su progre
so, es cierto, pero llega un momento en que
se pregunta a dónde conduce esa marcha in
fernal, y convier:e
su
sát ira en
un
arma disp J
rada
contra la
paulatina
automatización del
hombre. En Se ruega no
dar la mano (1930)
insis:e en esa l ínea , e st a vez centrándose en
la burocracia e introduciendo cierto lirismo
que es:aba ausente en el libro anterior. Aqui
hay una visión mordaz y aguda
de
las oficinas
m9ntevideanas, que uego encontrar ía su con
tinuador en Mario B e n e d e t ~ i Dice
Zum
Felde
que Ferreiro, humoris ta esencial, es como un
Alfredo Mario Ferreiro (Marius1 una figura solitaria
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ágil duende que se evade siempre de nuestro
deseo
de atrapar lo ;
nunca se
sabe si
habla
en broma o en serio . Es ,cierto. Pero cabe
~ d i r que, quizá , fUe el primero que i n ~ r o -
dujo el concepto del absurdo
(¿qué
otra coso
es,
si
no,
esa
reducción
exhema
que
hoce del
mundo?) y supo manejarlo recatadamente
pero con eficacia. la obra de Ferreiro es el
testimonio literario más
i m p o r t n ~ e
que el ul
traísmo haya suscitado en el Uruguay.
Muy dis'into
de
Ferreiro es el caso de Arthur
Gordo Núñez (
1906-1956),
humoris:a que
adquirió fama tanto
aquí
como en
r g ~ n t i n a
Todos lo conocieron por Wimpi,
un
seudónimo
que eligió por su sim llicidad, robándolo de la
traducción de una historie'a
n o r ~ e a m e r i c a n a
A través de una producción
que abarcó
la
radio (libretos
para El
Zorro, para Pinocho,
para
la
Chimb:t), el periodismo
(en
El
Impar
cial, en El Plata) y
hasta
el libro,
aparece
como
un
filósofo al poso,
un
pensador de boJ.-
sillo, algo
reccrgado
de citos ajenos, exube
rante
de
erudición sin asimilar, de sonrisa
suave
y persuasivo. Toda su obra gira a,'rede
dor de e l tipo , nombre con el que se refirió
siem;Jre o sí mismo y o sus congéneres. Sin
pre ensiones o con pretensiones ingenuas y
de
lector, sin
grandes
f rases, fue el humorista que
se contentó con escribir sobre la vida cotidia
no; su
filosofía amable sirve
poro
mirar o
través
de ell a,
como prisma
o p t i m i s ~ a
lo reali-
dad. -
ALGUNOS NOMBRES
Antes de
pasar
a los humods as que más
influencio ejercieron o fines de :0 década
del 40 y durante la del 50, porque introduje
ron
pautas
que luego serían
aprendidas
y
apreheñdidas,
es necesario detenerse en algu
nos nombres de significación dispar, que en su
,momento lograron d e s p e r ~ r cierto interés:
Carlos ~ j n o
(1891),
Carlos Maníni
Ríos
(
1909),
José
Moría Peñ'a, IIdefonso Julio
Zavalla 1949) e Isidro Mas de Aya:a
(
1889-1960), El
primero se escudó en el
seudónimo
de
doctor g\lácate y publicó Refle
xiones del dodor l'1ácate (s/f.), donde puso
notorio esfuerzo en trasmitir en cada página
sus conocim¡en:os
sobre
el mundo y
la
exis
tencia humana, y logró como resul adoun
libro inflado. E: segundo escribió en la M:t -
ñana
como Próspero, desarrollando un estilo
disfrutable, a veces incisivo,
pero
de
mera
ocasionalidad periodística. Encontró en
Zavalla
o su alumno aplicado, que en
1949
recoge
sus
trabajos en
Crónicas
de El
Aprendiz,
en
el
que describe 'ciertos aspectos del acon:ecer
c iudadano
Por último, Más de Ayala; un hombre
de
proficua labor (médico psiquiatra de impor-
Isidro Mas
de
Ayata,
según Sábat .
ONETTI
EXPLlGA A
PERIQUITO
EL
GU DOR •
La culpa la
tuvo
Quijano;Pero como Jodo
el mundo sabe que los desastres sufridos por
el país en los últimos treintaiiaños
los
pro-
vocó
el
mencionado mediante. Marcha
y
por control remoto, una culpamó;
-aunque
tan grave como és. a poco pesa;-ó en
su
conciencia.
En
la época heroica del semanario. 1939-
40 el suscrito cumplía holgadamente sus
tareas de secretario de redacción con sólo
dedicarles unas 25
horas diarias. A Quijano
se l
ocurrió,
haciendo numeritos, que yo
destinara el tiempo
r;le
holganza pergeñar
una columna de
a'acraneo.
literario,
nacio
nolis:a y entimperialista claro. '
Racuerdo
haberle dicho, como tímida ex-
cusa,
desconocer
la
existencia de una li:era-
tura
nacional. A
lo cual contestóme
me a
palabra mós o menos, que lo mismo le su-
cedía
a
él con
lo
política
y
que no obsian
te,
sin embargo y a pesar
podía
escribir un
macizo y matemático editorial por semana
sobre la nada.
Así nació
Periqui:o
el Aguador empeñado
en
arrojar
su
piedra semanal
en
la
deso a-
ción del
charco
vacío.
Juan Carlos
O n e ~ t i
467
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Los celestes de 1950:
tapa tonlntrtapa
de
la revista
Pe oduro·'.
tancl.a
autor
de libros especializados perio
dista de El Plata) y que gozó de cierto favor
por
p r ~ del público creó a Fidel
González,
su a lter ego
desenfadado
y desenvuel:o , so
breel
que
traza
un
r t r ~ o
convincente en el
prólogo de Leer es partir
un
poco (1954). Uti-
lizando un esti:o fronterizo en:re la crónica
el
oumorismo Montev:deo ysu cerro 9 5 6 -
encaja
decididemente en el primer género),
escribe con agilidad, en
un
tono irónico dete
niéndose en
el
doto menor en el
r ~ r t o
rá
pido y conciso por el que siente especial pre
dilección. En El in;mitabie Fidel González
1947) llegó a enunciar - una serie de leyes
de Fidel González , en las que proponía des
pojarse de
todá
solemnidad
postu ando l o
sano y lo sensato como condiciones indispen
ebles
para desarrollar; un
buen humorismo.
A pesar de su inclinación por lo ciudadano,
fUe un
humorista con ánimo
trascendente, un
h o m ~ e que encon:ró en el género tan S9
1
0
un resquicio por el cual liberarse
de
su con
dición de médico agobiado por sus deberes,
y no una forma
de plan tarse
ante la socie
dad y cues.tionarla.
RR IGO
Y COMPROMlSO
Así se llega o JulioE. Suárez
(1909-1965),
uno
de
los mayores humoristas con
que
ha
contado
el país. Durante vein:e
i n t r m i t n ~ s
y
agitados
años, Peloduro desarrolló una in·
tensa actividad siendo creador y director de la
revis:aPeloduro caricaturista de la prensa
468
diaria y
semanal.
lnven:or de una vasta
ga·
leria de personcjes{ Peloduro El Pulga la
Poroto la
Choronga,
el
padre
Roque El Pul
guita Don
Cayetano, etc.),
que no tienen na ·
da
de a rque tipos
sino que son criaturas caro
nales y vivas promo:or de un humorismo en
trañablemen e nacionel porc:;ue provenía des
de
adent ro de la comunidad en que se engen·
dró su significación radicó sobre todo en
la infrecuente
capacidad
de
un
hombre de
ideas de par ti do , de cultura
e n
suma de
un
inte ectual, en tan:o el término encierro
tembién una definida conciencia polít ica
para
traducir lo más sólido y
c o m p r t i ~ e
de
esos característ icas. en una clave agudamen e
popular
persis entemente
ajena
al epidérmico
populismo de ocasión , como lo ha seña lado
Carlos
Núñez
en lo
reseña aparecido
en el
semanario M:lrcha. .
Como nadie
:
habia hecho
hasta
entonces
Suárez descubre el valor instrumental del hu
mor utilizándolo no
ya
a un nivel superficial
desprendido del medio y la circuns:ancia sino
de manera creadora, en profundidad, como
uno forma de exorcizar las angustias del
hombre moderno
de instblar:o frente a su
propia imagen. Como todo art is ta es tam
bién un moralista un filósofo;
bucea
por
debajo del nivel normal se mete
baio
la cor
teza de
la
conducta
el
pensamiento
conven
cionales haciendo de intermediario entre nues
tra conciencia individual y lo i n o n s i n t ~ co·
lec:lvo. Retrotrayendo a
un
ámbito doméstico
y por e:lo accesible los problemas de lo hora
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Una tira de Peladura ,
por la época del triun-
fo de Maracaná,
dio el primer y definitivo paso poro que el
humorismo
se arraigara,
tomara conciencio de
su responsabilidad Tincluso como vehículo de
adoctrinamiento
polit ico-
y entrara en ínti-
ma comunión con su consumidor,
Siguiendo o
Suárez
hoy
que
hablar
de AI-
ber :o E chepare 1966), que se
firmaba
El
Ujier Urgido y fue el director de El tero im-
prudente. Come resu:tado de un viaje o los
países nórdicos, publicó en 1964
Un
otoño sin
Mónica, libro menor y que no lo
represento.
Autotaricahsra de Julio Suárez en uno de sus tantos
dibujos.
En cambio,
Podéme,
Madelón , publicado un
año
más
tarde,
do muest ras
de
los
bondades
de su est ilo, Aquí, con, un humor c : h i s p e ~ n : e
irónico y
desenfadado,
radiograf ía por me-
dio de diálogos no muy ale jados de los
reales,
lo hipocresía de lo po:íticanacional,. yde los
políticos que lo e jercen, ubicándose en. plena
sesión de lo cámara de d i p u t d ~ s o de sena-
~ o ; r ~ ~ l p ~ p U u ~ ~ r
c ~ ~ ~ r e ~ ; ; d o v i ó < u n h u
Por el tipo de humor que
ha.prClcticado,
por
su estilo
intransferiblemen:e
personal¡Se
rafín J. Garda (1908) es
uno
de n u e s ~ r o s hu-
moristas más pecuiares, una figura fuera de
serie.
Comenzó
e ~ c r i b i e n d o
en
Peloduro,
don
de hizo famosos a Simplicio Bobadilla, su
seudónimo, y a Don
Segundo Menchaca,
un
comisario rura , el protagonista, junto al es-
cribiente Esme. ~ l l d o Zipitría, de
todos
y cada
uno de sus
partes.
A diferencia de nuestros
o ~ r o s humoristas,
que
escriben en tiempo
pre
sente
y
sobre
la realidad
inmedia ta , asegu
rándose con ello un
e f e c ~ o
directo y contun
dente, BobadH:a se ubica a fines de siglo; sin
embargo, eso no impide
que
todo
cuanto diga
encuentre correspondenc ia en
la ac·ualidad.
Porque,
recreando
creando- - un
lenguaje
sabroso
y divertido,
manejando
un pintores -
quismo narrativo y
una facundia verbal
lables,
los
partes
de Don
la
hipocresía, la
inmoralidad
y el
todo una
época, y del
propio
p r E ~ s e r m ~ ;
Junto
a estos últimos
necer o su misma
generación,
César
Rappalini (1908 , Rapp) ,
pez Silveira
1965, J. J, Pi « ; ,
Castro
19 . Verídico ,
(1917, Martín
Pescador)
(1919 , Juan Tarugol.
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con brío. Cultivan estílos diversos y escriben
desde tribunas d i f e r e n ~ e s promoviendo la apa-
rición de publ icaciones; y t ienen una misma
inquietud que Ios
une
subterráneamente: la
de asumir y diagnosticar el Uruguay, denun
ciando sus vicios, demistificándolo, saneándolo
y
disecándolo.
No es
una
p o s ~ u r
aislada
ni
una
reacción espontánea, sino que
e s ~ á
íntima
mente
i nt egrada a l
movimiento
renovador
que
sacude
al
país
a partir de los
años
finales de
la
década del
9;
en fin,
que todos
ellos for
man parte deoloque
se
ha
llamado
la
genera-
ción del 45. Rompen con normas y
esquemas
vigentes, reaccionan contra las generaciones an-
teriores,
son
rebeldes y tienen
una
lúcida con
ciencia polít ica. Quieren otro Uruguay.
Hay muchos nombres de interés,
pero
aque-
llos que han logrado
una
obra más atendible
y
significativa son: Car:os Maggi 1922, Ro-
que Luis Borges, Marco Polo, Mark Twain),
Carlos
María
Gutiérrez 1926,
Baltasar
Pombo,
G u ~
PíoL E ina Berro 11923, MónicaL César
Di
Candia 11929, Dic), Mario César Fernán
dez 11929, Ceblas), Mario Benedetti 1920,
Dcmocles
L
Julio Rossiello
11928,
Pangloss) y
Jorge Scheck 1923, Flavio).
En Maggi es pos ible encontrar
una
especial
inclinación por la
estampa,
por el apunte
rá-
pido y conciso, lo cual
coloca
muchas veces su
producción en
la categoría
de la crónica. Co
mo
humorista tiene un estilo seguro, ro:undo,
apun;alado
por
un jocundo juego
de
invencio-
__ -
f ~ ~
JMMM ..
uu
V }o I A SuBiR
lA viviEm>A•••¡
o
LO
Có.RO
U
Y
T EL
ViViCMDO .
La P oro ta
y
el perro, típica ex-
presión de un humorismo
de base
popular y
raíz
de v ida cot id iana .
El P u ~ g a que, según confe
sara Julio
E
Suá rez , f ue
des-
plazando progresivamente a
Peloduro hasta lograr, en los
últimos años de Jess una notoria
pr imac ía en sus dibujos.
El último tr ab ajo d e Julio e Suárez.
La
caricatura política:
Haedo.
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Carlos Maggi, según Leopoldo Nóvoa
nández son hombres que han
nero para decir cosas serias.
rre con sus coetáneos, es
se da
una manera más ac,en::ucldcl.v
son casi autobiográ ficos,
sobre
los d em ás lo
es:án
nada, sobre
ellos mismos. H an
de
la b uro cr ac ia municipal y
vida c ot idia na , s obr e el acontec:er
y
han impregnado
cada
una
de
u na act it ud
en m ora lis tas , en filósofos al
De los tres, Benede:ti es
do
más pres tigio y difusión,
si
se piensa que es el
o tr os ó rd en es
de
la creació n l it er ar ia,
ca
la
poesía o la narrativa. Pero esa es sólo una
razón, y quizás la más
cativo
de
su caso radica en el
tanto en su obra narrativa
. t e a ~ r a l en sa yístic a o
necido fiel a un mismo afán:
Montevideo medio, radiografiarlo, descf ibiienldó
su epidermis (en la que
chos de sus l ecto res ,
ásqu e buscando- su
el humoris:a Damocles se
un implacable diclgn os ticcldc r
d io, l lámese oficinista,
pequeño
burgués.
Rossieilo per:eneldó
duro, escribió en
parte de
su
brito q ue tituló Con
un
estilo prolijo y
nes, al que no es
ajena
una te rnura sin sofis
ticación, muy llana y
humana.
Hasta 1967,
no
había
escrito ningún libro
d e l r d m e n ~ e
hu
morístico, que
~ I e g a
eSe
año
con C uent os
de
humoramor,
un
vo:umen conformado po r
una
serie
de
brevísimos cuentos o es cen as
de
la
v id a con yu gal. Sin
embargo, cabe ano ar que
M::lggi
ha ido sufriendo un paulatino viraje e n
su humorismo, para entrar en
un
plano más
serio, reflexivo y t r a s c e n d e n ~ e como lo corro
boran sus ú:timas p ro du ccio nes t eatr al es.
El caso
de
Gutiérrez es peculiar. Por un
lado, cultiva u na modalidad ácida y helada,
detectando los vicios ce n ues: ra sociedad, la
incapacidad y el cretinismo d el h ombr e med io ;
aquí se percibe una mano implacable y demo
l ed or a, más los b ue no s oficios de un humorista
que sabe cómo utilizar los resortes del a bsu r
do: los detalles más triF
ados,
las cosas más
simples, se convier:en en e stallidos insólitos,
presentando reversos i ns os pe ch ad os . Por o tr o
lado, t ie ne u na capacidad especial par a apre
hender los ties, las
c a r a c ~ e r í s t i c a s
más
acusa
das y los e str ibr lo s del estilo
ajeno,
lo
que
lo
ha
l le va do a escribir parodias Werarias
sobre
figuras notorias del a mbie nte . El
agujero en
la pared,
p ub li ca do e st e
año,
recoge
buena
parte
de su
producción y es uno
de
los b ueno s
libros h u m o r í s ~ i c o s que se hayan
editado
últi
mamente en el país.
Elina Berro es la única figura femenina
de
nu estr o humorismo y ha
realizado
uno de sus
aportes a ctuales más originales. A través
de
ese personaje inefable que es Mónica, y
de
sus secuaces Bobbie, Terencio y Macoca,
ha
d is ec ad o con s abidu ría y
sagacidad
a la clase
alta
uruguaya. El dato e lo cue nt e, el
p u n ~ e
menor, el lenguaje sofisticado , le han ser
vido para prac:icar un agudo corte transver
sal, revelándola como un a observadora alerta
e i n ~ e l i g e n t e con una capacidad
para
el e fe ct o
. cómico i nmed iato , q ue ha sido descuidado por
la mayoría de sus colegas. Como en el caso
de
Gutiérrez, Elina Berro ha
partido
de
las
cosas simples y al alcance de la mano, para
crear
un
mundo propio, que resulta ser la
otra
cara
de
una
realidad
crítica.
Di Candia
creó a Don Benedicto,
un
viejo
q ue c orr e
toda
clase
de
desventuras, tipifican
do
con él a
una
forma
de
p en sar. Más
popu
lista que pop.u :ar, su estilo revela más
acusa
das bondades
en la vertien:e costumbrista, e n
la crónica menuda, tal como lo prueban sus
trabajos en el diario El País. Jorge Scheck, por
su parte, inventó al flaco Cleanto y con él a
una galer ía de p er so najes q ue
asomaban
en
sus crónicas de lunes.
Hay tres humoristas que tienen rasgos co
mUfles
aunque
p ract iq uen estilos bien d if er en
ciados:
tanto
Bene de tti como Rossie .lo o Fer-
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
10/20
lo justo, demuestra una marcada propenslon
hada e liartículo< de costumbres
(en
la línea
de un
tarralrecogiendo
los casos y las cosas
de c s l o s i n c i d e n ~ e s del
acontecer cotidia-
no, que. aparecen revelados en lo que tienen
de
insólito.
Ya
escriba
de
bichos
raros , de
aparatos
fatídico.s. o niños que se t repan a la
cabeza, imprill le/a esos. materiales una poeti-
zación que trasciende la mera crónica o la
sonrisa irónica. Fernández se ubica en una
entonación· similar, aunque
su
modal idad se
acerca más a
la
gacemla ; tuvo
su
momen o
de esplendor con
18
Andes, una sección
diaria de Acción. Junto a ellos hay que
agre-
°gar
a Omar Prego Gadea
(1928,
Bembolio,
Mongo 1, que ha escrito en Marcha y en El
Diario; a
José
María Barrienfos
(1929,
Mega-
fón 1, que escribió en Peloduro; a Mauricio
Mlt:let
(1920,
Casimiro Rueda, Verdoux,
Lu
quel,
q-ue
ha escrito en Peloduro y en
Marcha.
EL HUMOR EN ES EN
Hay
todo un período
de
teatro nacional
o
que tuvo su mayor auge
en
las décadas d;í
20 Y
del
30, y que q:.JÍZós se extendió hasta
la mitad de la del 40,
en
el que prolife-ó
un género
muy especial:
el de la revista
cómica
la
sátira
política el corte boulevar-
dier. En la década
de
los 30, hay por
lo
menos
tres
autores que se d ed:can empeci
nada
y alegremen:e
al
género
arriba
señala-
do. Son Ángel Curoffo
1902 ;
Carlos César
Lenzi 1899-1963
Orlando Aldama 1904J,
que han dejado una vasta producción larga
de
inven. ariar
prácticamente
no
recog:dCl
en libro; por
otra
parte
y como
dato signifi-
cativo
no
pocas veces trabajaron en cola-
boración escudóndose
en
seudónimos Cu
rotto
era
Juan Pueblo; Aldama Pedro M a-
lasartes).
Son
obras que estón determinadas
por las circuns. ancias: por un lado la índOle
de
sus
temas resulta hoy bastan. e obsoleta,
porque encontraba su
fuente
de inspiración
en
la
realidad inmediata que
ellos
tomaban
en solfa para decir
de
paso cuatro verda
des; por
o:ro tenían un
ojo puesto
en
la
taquilla y sus sabrosos bordereaux, ya que
muchas veces se trataba de empresas
de
o:ro alcance: rioplatense en el sentido más
lato de
la pa abra porque encontraban
tano o en Montevideo como en Buenos Aires
a sus agonistas a su público.
Esa
fue
lo
época
en que el teatro nacional todavía
no
podía ser llamado legítimamente nacio-
nal, ado
que
la
influencia
de las compa-
ñías argem inas
pesaba
demas:ado.
Para
comprobarlo,
baste decir
que
estos
tres au. o-
res
conocieron
un marcado éxito en la otra
orilla
donde
sus
piezas
eran
eSo renadas
por
los
elencos
más notorios e incluso fue·
ron
trasladadas al
cine
cuando
no escritas
especialmente para él.
De
la
producción
de
Curotto
hay que se-
ñalar la de su
primer
período carac. eriza-
do
por
revistas de gracia bastante burda
pero sobre todo y de manera espec:al,
aquellas
obras
escritas
en
colaboración con
Lenzi: El conventillo de la Pre:idencia, Yo
quiero ser presidente y
Por
esta miseria
pe
rra, el pueblo está baja Terra, u proba-
blemente son
los
más claros
ejerryplos
de
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
11/20
sótira política que
se
hayan in:entado
en
el
teatro nacional. En colaboración con AI
dama,
y
bajo
los
seudónimos
ya
anotados,
escribió
Frente alta, manos
limpias...
man
tel corto,
C u á n ~ o s
somos, cómo somos
cuán o dura,
que también practicaban un
agudo corte transve-sal
en el momen o
po
lírco. De la obra de Aldama, que
comenzó
escribiendo en serio para derivar
p::1Ulali
namente hacia
el humor y la farsa,
hay que
destacar
general resucitó al amanecer
suspendida por decreto del
Poder
Ejecutivo,
después de 42 representaciones
en el
Tea; ro
olís , R a c : o n a m i e n ~ o ,
Presupuesto,
Dios no
es hombre de boliche,
Rincón
del bonete y
festeiada
Oche nta pesos mensua es,
que
mues, ran
una
mano segura
y
firme
para
la
sótira desp;adada
ya
sea contra elgeb;er
no, ya
contra la burocracia , aunque
vic;a
das por
un humor
a veces grueso y
de
ob
vias
concesiones.
Pero
Aldama alcanzó
mé-
jor
fama
y mejo-es
dividendo. cuando
co
menzó a
escribir
para
el
cine para
Luis Sandrini,
que
es
casi lo
mismo :
diablo
andaba
en los choclos y
Ju:::m
Globo
on las mós
reco-dadas. De Lenzi
se
puede
citar,
aparte
de lo
que
escr;b:ó con
Curo to
Su
majes ad la revista
-192 -
Montevideo
y
su
cerro
-1929- Mi
marido me enga:1a
y La
noche nupcial
-1927- en
muchas mós , Sol
de Mayo y
Día
de
primavera.
De la década del 40
se
puede saltar, s;n
riesgo de olvidarse de empresas aten
dibles,
al
año
1959,
en
el
que
se
rep:s ran
os
marcados éxitos
de
crítica
y
de púbFc?:
Caracol, cel,
col
y Todos en París conocen.
primero
reunía
como
autores
a
do.
hu
oristas (Carlos
Maggi
y Carlos
María
Gu
y
a un trío de directores
J o ~ é
E -
ruch, Antonio
Larreta y
Ser¡io Otermin),
ós
un hombre que
só o
en
esa
ins anc:a Se
partó
de su
habitual línea temótica
(An
rés Castillo). Juntos armaron una revista
us;cal cuyos
tema. eran el
turismo y Punta
del
Este, el
turco
Samuel
y
su tienda ror¡-
el
contrabando
y
el
cine
mudo,
los
icios
y
snobismos de la epoca.
Todos en
París conocen,
de Luis Novas
Terra
(1923),
por su
parte,
era un
texto
a veces
ch spean·
te,
que necesitatcba un
firme.
apoyo por
pa,-te
de los responsables de
la
versión.
Lo
tuvo
en la dirección
deluarllose
Brenta
y
en la in:erpretación de
Jvtarthcl
Caste
llanos.
En 1962, la
Comedia Nacional estrena
Esperando la car roza,
de Jacobo
Langsner
(1927),
un
autor
que,
a
esa altura, iba
ya
por
su
sexta
pieza,
y se
introducía en los
dominios del humor
negro, con la dirección
de
Sergio Otermin. Autor
y direc. or
volve
rían
a
estar juntos en la
farsa Ocho espías
al champagne,
estrenada en
1964.
El otro gran
éxiJo
del
teatro humorístico
ló
alcanzaría Antonio
Larreta 1922
con
Un
enredo y
un
marqués,
estrenada
por el
TCM en
1963. Larreta hab:a tomadoeltema
de
una ob,-a
italiana de 1944, titulada Ora
del a fantasia,
de Anna Bonaccj. Sin em
bargo, pocas veces
un
texto
uruguayo
pre
sentó
una visión tan e/ara,
tan
penetrante,
tan
sutilmente
satírica
de
los
uruguayos.
Ubi
cóndose
en
la
época
crepuscular·de la
Pro
vinc:a
Cisplatina,
Larreta.
escribió, haciendo
a arde de un
talen. o
d-amótico mayor,una
obra
que
e n c o n t r a b ~ no
pocos
puntos de
contacto
con
el. Uruguay actual.
Jorge Se/avo/armó. er l 199é>Vun
espec
tóculo que tituló
Acto humor. El
rr¡étodo
empleado
fue
el de l a c 9 T l e i l q 5 i é n f r ~ u n i ó
varios
textos de
autores
hUl71orísticos nacio
nales,
que
induían
a
Serafín}.
García.
y
a
Ma-io Benedeni,
pasandoporWimpi
y
Pe/oduro.
En la
década de
los
20,
y proyec:óndose
aunque ya
en
dee/inación-
sobre
la
de
los 30,
esplend ó
la Troupe
Ateniense,
sólo
o::asionalmente ligada
Carnaval.
Fue
un
hecho de humor literario-musical
fuera
de
lo común, por
su brío,
por
su gracia,
por su
oSfId a
que
en
algún
sentido,
y acaso
sin
saberlo
sus
integrantes,
sonaba a
auténtico
vanguadismo . Los nombres de Ramón y
Juan
Anton:o Collazo, de
Víc;or SoGio,
del
Mono
Filloy y
otros, han
quedado
vincu
lados
a ese
hiJo
tan
auténtico del
humor
montevideano.
7
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
12/20
Mario Benedett i, s egún Miyó
Jul io Rossiello _ Pangloss
LOS MÁS JÓVENES
A esta generación siguió otra, la que ha
sido llamada generación de la crisis . Si
bien
ha
conservado inal:erados los presupues
tos de la ante rior , y en ningún momento ha
pensado
en convertirse en parricida, es más
beligerante
y demuestra esa militancia socic:l
y polmca que es:á dando la tónica de nues
tra actual l iteratura. Tanto Daniel Waksman
Schinca (1942,
l
Kaloide, Herodes, Catalino l
474
como Jorge Sclavo (1936, El Cuquel practican
un humorismo comprometido; el primero con
invenciones verbales o parodias; el segundo
con sus críticas cinematográficas sui géneris
en
Peloduro y
actualmente
en
un
estilo donde
cobra importancia
el juego
de palabras.
Carlos
Núñez (1940, Fidelio, Orejón l fue secretario
de redacción de Pelodllro y encuentra su fuer
te
en el humorismo de corte po lí ico . Final
mente, Mauricio Rosencof (1933, Tuleque l es
cribió divertidos sketches
para
Peloduro y hoy
ha comenzado a publ icar crónicas en M:uchc .
- L CRÓNICA
Si hay
un Uruguay radiografiado por los
humoristas, no es menos cierto
que hay o ro
penetr ado por
los c r o n i s ~ a s a quienes t n ~ o
debe nuestra
l iteratura. Re:omando lo
ya
di
cho en un capítulo anterior de es:a obra, el
Uruguay comienza a ser visto por los urugua-
yos con la obra
de
,Pérez Caste :lano (su car-
ta a Don e n i ~ o Riva, sus Observaciones scbre
Agricultura
l,
con el Diario
de
viaje de Mon-
tevideo a Paysandú
de
Dámaso Antonio
La-
rrañaga, con la generación realis:a del
80
y el 90, dentro de la cual hay que ubicar a
Manuel Bermúdez, Samuel Blixen, Domingo
Arena, Teófilo Díaz (Taxl y Daniel Muñoz
(Sansón
Carrasco
l. Ellos, y muchos más que
ya han tenido
su momento en
esta
his oria,
son quienes primero nos acercaron una visión
de la comunidad y su contorno, de su vivir,
actuar
y sentir;
la
historia o las his:orias
que
ellos recogían en estric o presente, fueron con
formando
a través de
sus
escritos
una imagen
del país en que vivían y hoy son tes: imonios
de su evolución. Por extensión, es con ellos
que aparecen
ejercitadas nuevas
categorías
li·
terarias: artícu:os, reportajes y crónicas. , Ese
origen periodístico se
ha
conservado hasfa
nues:ros días y ha sido utilizado de más en.
más por la
prensa.
DESPREJUICIO
y
OSADfA
Como punto
de partida
para este
capítulo
se ha
e legido una
e:apa significativa, por lo
que tiene de
apertura
para un tiempo nuevo:
es la que marcan San:iago Dallegri y Antonio
Soto, conjuntamente con el grupo de
los ga -
Ileguitos de El
Plata,
u ~ n t e la década
del 20, Como ya se anotó más
arriba,
en
ese
momento Se tiende hacia la en:onación humo
rística de un neo-costumbrismo, cuyo rasgo
pr imordial consiste en
que
comienzan a
ob-
servar el Uruguay de una manera menos tras
cenden:e,
más despreiuiciada y
audaz
que,
si no es cabalmente humoristica, se acerca a
serlo por
la
propia índole del material que se
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
13/20
UN H HERO E L
LITER TUR
Mi estimado lector:
Quienes
me
animaron a reunir
en
u tomo
estas no, as periodísticas, las reputaron de
valor como pintura de u ambiente y sus
cos.umb;es.
Y
yo, que las escribí para
el
diario sin penklT
en
eso, al releer:as
lo
creí.
Porque
es
tan o
el
cariño que le tengp a
este Montevideo nuestro que,
se me
ocurre,
lo menos que podía hacer era asimilar
en
sus detalles, todas esas cosas
suyas
que
admiro, que quiero.
Creo
mós.
Creo que
el
carócter deportivo
o
muy vinculado
al
deporte, de la genera-
lidad de estOJ artículos,
lo
acerca iodavía
mós
al espíritu nuevo de es:e pueblo,
que
dejó felizmente muy atrás
los
sueños líricos
de
estudiantes suicidas
y
las melenas román-
ticas y
las capas
de
conspÍiadores, para
orientarse
en
esa vida sana de
las canchas
y
las pis:as
y
los baños, sobre todo. Porque
Montevideo ac:ual
se
lava la cabeza
con
jabón por
lo
menos una vez
a la semana.
La
tiene limpia.
Estas
son crónicas del Campo Chivero,
donde
están emplazados los principales
escenarios
deportivos
y
de
más alió del
Chivero.
Es
decir,
que
han seguido al hom-
bre, que \
semana
a semana llena las pistas
de
juego, hasta
su
casita humilde, a
su
vida
domé;tica, íntima quizás.
Son c;ónicas
de
El
Hachero.
Este
nombre
se
da
en
el fútbol al
que
prefiere emplear
el juego ilícito, al margen de los regla-
men:os.
Lo he adoptado
porque yo tam-
bién empleo
u
lenguaje
s
mismo len-
guaje
popular que podría
calificarse
de
ilegal, gramática en mano. Soy, pues,
u
hachero
de la
liíeratura.
no me acuso
de
elloi simplemente informo.
Sin
más por el momento, te
abraza
tu
amigo
(Perdoná
las
faltas
de
ortografía porque
te escribo
muy
apurado) .
Prólogo de
El
Hachero a la primera ed:ción
de
sus Crénicas
(Editorial Nueva América).
El Hachero . Julio César
Puppo,
según Blankito,
maneja
Como
el
cameram JJn que sale
a la
calle con su
cámara
al hombro y regis
tra con ella cuanto se le pone
delante,
así
proceden
nuestros
cronistas
de
aquí
en
ade
lante:
recogen apuntes y da:os, costumbres y
·dichos, paisajes y rost ros, y los
expresan
con
su
propio lengucje.
Santiago Dadegri
1885
es un costumbris
ta hoy poco conocido y difundido,
que
co
menzó escribiendo divertidas y directas
estam
pas de la ciudad en
algunas
revis as de la
época.
1910
primero y en 1912 después,
recoge
su producción en uentos del
rr l
y en l olm;¡, de l suburbio respectivamente,
dos libros amenos, a la ve z
que
originales
-dentro
de
nuestra li:eratura. Su obra
está
de
{jicada
enteramen:e
a recoger la
manera
de
vivir
y
el
habla
de
los
suburbios montevidea
nos mostrándolo
como
un
observcdor
minu
cio;o y
sagaz,
con
dotes
de
miniaturista
dueño
de
un
oído
recep:ivo para aprehender
el len
guaje
popu:ar
c s i
lunfardo-
y
verterlo
jocosamente.
Sus
es:ampas, fugaces
como fo-
7
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
14/20
90nazos,
resultan divertidas por la propia con
dición
de
los
temas
(las
comadres,
la sirvien
tita enamorada, la solterona
avinagrada)
y
valiosas por su
capacidad para
desarrollar un
estilo.
Antonio Soto
(1884)
escribió en
El
Plata
bajo el seudónimo de Boy y publicó varias
novelas (Un hombre perdido, 1918; Juan, Pe
dro
y Diego, 1937;
El
molino
quemado, s/f.,
Marú,
1927,
etc.),
obras para
niños El libro
de
la s rondas, 1924
L
además de una narra
ción sobre el
Alto
Uruguay que llamó El cor
deri totuerto(1941l.
A
pesar de esa
labor
deliberadamente
escri:a
para
ei vo:umen, su
verdadero interés radica en sus crónicas perio
d i s ~ i s y,
en particular, en
aquellas
que
apa
recían en
la
sección
llamada
Semblan te de l
día, que iba en la primera
pág ina de
EIPlato,
junto a
otras
osadías
de
sus
camaradas
de
re
dacción. Además
de haber
escrito sobre te
mas cultura :es (una exposición
de
pintura, un
libro de reciente aparición), tenia otras dos
secciones, Al
pasar
po r la
rambla y Desde la
barra,
en las que
ironizaba
sobre los bañistas
de
PocHos o sobre nuestros polí: icos
de
la
hora.
PUPPO TIEMPO
O
Periodista deportivo primero, nostálgico
evocador
de
un tiempo ido y documen.allsta
del presente después, JU.io César Puppo El
Hachero, t
1966)
fue, sin
lugar
a dudas,
un
cronis.a mayor, que logró
trascender
el
gé ·
ne.-o hasta alcanzar un nivel literario. En cró
nicas tenuemente teñidas de melancolía, que
recuperaban
apun:es
de
una
ciudad
y un tiem
po en el recuerdo, habló siempre
de
las cosas
y de los hombres; sobre unas y otros se inc.i
naba
con humildad, con ternura y comprensión,
para resca:arlos
del o:vido o
para
revelárnos
los en lo que tiene
de
peculiares. Y
tarea
de
rescate fue, persistentemente, la suya: no de
los
grandes
acon.ec.m.entos ni
de
irrlportan:es
personajes, sino
de
la
heterogénea
picaresca
u.-bana, esa que pobló e . mítico
bajo
monte
videano, los rancheríos
de
la costa, los boii
ches del suburbio les canchas del
arrabal
o los
conventillos r u o ~ o s o s Como él m:smo.o acla-
ro
en
el prólogo
al primero
de
sus libros,
son
crónicas
que han seguido
al hombre, c;ue se
mana a
semana
I .ena las pistas
de
juego, has
ta su casita humilde, a su vida doméstica,
íntima
quizás .
Nunca se propuso más que un modesto tra
bajo
de
evocación,
que
era
quizás una forma
de
asumir el tiempo vivido y, a
0
vez,
de
asu
mirse a sí mismo. Sin
embargo,
con su estilo
cálido e íntimo recuperó para siempre la vida
de la gente
humilde y creó
un
mundo propio
476
que es, también y sobre todo,
un v s ~ o
fresco
m o n ~ e v i d e n o
Tanto Crónicas
de El
Hachero
como Ese mundo del Bajo sirven
para dar
pruebas de
su talento como escritor: cuenta,
senci lla y buenamente, cómo pasaban (o pa
san)
l as cosas,
pero
evi:andolos
comentarios
o ,la ampulosidad, sin filosofía,
contentándose
só:o con lo justo, con el
pequeño dato
elo
cuente; a veces es sensiblero pero
nunca cha
bacano
o sentimentalista.
Hay poesía
y
hasta
i e r ~ clase
de nobleza en ~ g u n o s
de estos
episod:os , escribió alguna vez, sin saber
era
una forma
de
definirse a sí mismo y a
tOCla
su obra.
En la misma línea que cultivara Puppo, por
lo que tienen
de nostalgia
y documento ,
se
ubican los
trabajos
de Ramón Collazo El
Loro) y Víc:or Soliño. En Historias del Bajo,
Collazo
rescata
inciden;es
de
¡ os
que
fue tes
tigo o
protagonista,
con un es:ilo más seco y
d is tante que el que caracteriza a
El
Hachero;
es un libro rápido y acaso menor, pero, como
lo
ha
dicho Maggi,
e s,
también, una
ex:raña
comprobación optimis a y a contragolpe, sobre
la naturaleza humena . Iguales características
reúne
M:s
tangos
y los Atenienses, en el
que
Soliño
(1897L
rev:ve la eufor ia
de
la Troupe
A:eniense. Más
amenas
y jugosas,
aunque
se
L S R VIST S Y L S P GIN S
A
partir
de
febrero
de 7943, fecha
en
que
aparece el primer número de la revis.a
Peloduro,
el humorismo
experimenta
un
vi
raje cuyo; frutos se
harían
evid:;ntes
algunos
años más tarde,
cuando
una nueva genera
ción se sume a la original, haciendo
suyos
sus
presupuestos.
Creada
y
dirigida
por
Jul:o Suárez
Pelo
duro), es el punto de
partida de
un
humor renovado y distinto.
En su
primera
época,
Suárez la dirigió
junto
a
algunos
nombres prestigiosos
Wimpi,
l
Hoch:::ro,
Serafín J.
Ga:cía ,
más
un
nu
meroso
equipo de co aboradores Guada-
lupe, Etchepare,
Ariel Mogol/anes, Wilfredo
y Asdiúbal
Jiménez, Rappal:ni,
Dionisio Ve-
ra, entre
o:ros,1. Publ:cación
modesta y des
garbada,
practicó
un
humorismo
directo,
po
pular, contundente e h gienizante a la vez,
que tuvo una
actitud mili;ante
frente a los
graves problemas de la hora. Cerró
su
prí
mG;a época en
1953, y
reapareció,
to:a1
mente
renovada,
d:ez años mós
ta:de. La
dirección
y los
presupues. os
continuaron
inalterados,
pero la presentación se
volvió
mejor y un elenco joven,
pa:ó
o
otorgarle
un carácter más dinámico y vivoz. Allí co-
q
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
15/20
ubican hacia la mitad del siglo posado resul·
tan las c rónica s
de
Historias del Viejo M on
tevideo, de José Mar ía Fe rná nd ez Saldaña
1897-1961 infatigable
compilador de
da
tos recuerdos.
El barrio
Palermo tuvo a
su cronista en Andrés Álvarez Daguerre, que
escribió en
1949
Crónicas
de l
b:mio
Palermo.
Junto a ellos cabe tam bién luis Alberto Varela
que
se ha
abocado a una tarea
de rescate
de
incidentes y/o estampas del pasado con un
estilo lineal y directo.
LA
CIUDAD COMO
TEMA:
EL TIEMPO PRESENTE
Quizá
determinados por
la
prensa
del país
más
probablemente
aleccionados por el
des
cubrimien:o
de la ciudad aparecen
algunos
cronistas del presente y su circuns:ancia cro
nistas de la his toria actual como los definió
Pratolini alguna vez .
Si
hacia ese entonces
surge una generación
que
asume el país
lo c ue st io na en
todos
sus
órdenes
para sanear
lo y o n v r t i ~ o en algo mejor¡
si la
narrativa
la poesía el
teatro y,
sobre
todo
la crít ic a,
se res pons abiliz an
de
sus o bl ig ac io ne s ate·
n ié nd os e i ns ist en :e men te a un plano nacional
los cronistas no van a la zaga sino
que se
iniegran en el movimiento. Detrás
de
las es-
menzaroli a escribir, o lo hicieron
de
ma
nera sis:emálica, Mauricio Rosencof, Carlos
María
Gufiérrez, José M. Barrien:os Elina
Berro o r g ~ Se/avo,
Daniel
Waskman Sch:n
ca Mario Benede.ti
ot.os. Cuando la re·
vista se vio
obligada
a
dejar de aparecer,
Suárez encontró refugio en
la
Mañana,
don-
de comanzó a publicar una página a par·
tir de octubre de 1964.
En julio de 1954 comienza
a·
p u b l i c r ~ e
El tero impíudente, autodefinido semanario
humorístico;
políiico literario . Lo
dirigió
Alberto Etchepare y colaboraron, entre o:ros
SJárez, Serafín J.
Ga cía Puppo
Asdrúbal
Jiménez,
Cestari
Videl, Ibarra y Gutiérrez.
S guiendo
en
general
los
lineamientos de
Peloduro, tuvo una actitud comprometida
fren:e al hecho político, sobre tcdo
en
lo
nacional. AparecieiCn diez números hasta
el
23
de
febrero
de
19,55;
reapareció el
18
de marzo de 1956 y sobrevivió haslo ¡ l
19 de diciembre
del
mismo ono.
Lo Goceto Sideral comien¡;o o
editarSe
el
de diciembre
de
195ó, bafo
í
o
diree-
c:ón de Poco Amoral y Luis BIc:mco, con un
equipo integ. oda
por
José Ramón
Mariño
Osva/do H. Lorenzo Carlos M Gutiérrez,
Hermenegildo Sóbat, José
Mayans
Dorbal
Paolillo,
Carlos
Greco,
Fernando Coputi
José
Rivera
Elina
Berro
y muchos
más.
Bajo la égida del hipotético BaLasar
Pombo
maest:o
polígrafo compatriota , un señor
muy
serio con toga y de lentes, desarrolló
un humorismo algo sofisticado, bastame
ácido
frío más
que nada para consumo
de iniciados.
Fue
allí donde Gutiérrez es-
crib:ó nwchas de sus excelentes parodias y
donde Elina
Berro
hizo su debut en el
gé
nero, escondida t:as
e l
seudónimo de Elinitq
Laitue.
La otra revista que
tuvo cierta
es:abilidod,
junto a Pe oduro,
fua
luneo, que aparecIó
el 8 de julio de
1957,
bajo la
direcc:ón
de
César Di
Candia
Raúl Martínez. Más
¡,
e/:nada hacia
el ·
costado comercial mucho
menos arrqigadq
en
lo nacionq/,
prqcticé¡
Un humorismo pica:esgq, gqn
frer;;uentes
c;oí.
das humor
negro
¡ l ¡ olU iián SelCugl,
Unq de
sus
directores, César Di o
dio
sería el
promotgr
c;ondt.¡ctor
de
Tuberleque,
pág:na
humorística del
desaparecido dig.ie
Heéhos.
477
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
16/20
t a m B a ~ < . ? ¡ U ~ C l d ~ n C l s , d ~ . t r á s d e . l . recuento de
r o s t r o s / . ~ i / . i ~ 5 i ~ ~ ~ : i ~ ~ i ~ ~ t r ~ . ~ < / ~ . ~ . i
· una ·escritura
si 1 l 1 P . I ~ i i y . r e c C l t ~ d a . . - - c : 9 l l 1 ) t c ~ r r : s pon
de •• gé
~ : r C l ¿ - asoma la i ~ q u i e t u d p . r e ~ c o n : r a r la
~ n d a ael ser montevidean(). Descubrir la
giudad significa descubrir, al h0ll'lbre mú.tiple
contradictorio
que
la.
' .l 'uebla; •y significa,
tflmbién, que. los uruguay )sse descubran.unos
a o:ros.EI,pn:>cesges sill'lilar i
al .
que
se diO
en
~ l / , ~ , u l l 1 C l ~ ¡ ~ l l 1 o : X C l i n C l s e j r a t a de. croniseas po
~ i V C l ~ i i C ; ¡ ~ ~ i s e c o ~ t e n t a n c o n . el mero hecho de
~ e r t e s t i g o s
lejClnosiY
apacibles,
sino
de
hom-
bres.
que entran
a ser agonistas ac.ivos y per-
sigUen ·el. análisis esclarecedor.
En • t a l s ~ n t i d o ,
hay
dos cronistas ejempla-
res: HugoR.\A.faro 1917 y Carlos Maggi
1922 . Ambos
han
escrito sobre
su
ciudad,
han recogido
personajes
y paisajes y
aconte
cim.eniosde 'Ia v.da urbana, y ambos tienen
un mismo afán:
bucear
en nues.ra idiosincrasia.
No se
han
contentedo con la
engañosa
apa
rienc.a sino
que
la han trascend.do para eri-
girse
verdaderos
intérpre.es de sus congé-
neres. Como es el
caso de
muchos
de
nuestros
humoristas, también han ' sido, sin proponéi'-
seto, moralistas y filósofos a
escala
nacional
o, el
menos,mon:evideana.
Alfaro reunió parte de sus artículos en
Mi
mundo ta l cual es 1966 . Hay allí crLicas
cinematográficas, incluso
hay
alguna
página
:>obre
acontecimientos internacionales, pero el
conjunto forma
un
todo
coherente que re-
vela la calidez esencial y
el
sentido humano
de cada una de sus páginas; como en pocos
casos,
aquí
se puede decir que el es.ilo es
el
hombre.
En
Moggise don idénticas característ icas,
aunque pueden
seña'.arse algunas variantes.
Qu,zós su mejor libro en el terreno de la cró-
nico seo Polvo enamorado 1951 , que luego
fuero recogido en Gardel, Onet.i y
a:90
más
1963 . Al igual que en su sección
En
es;e país,
publicada en Marcha, y que en Lbreta de
a )unles
1962
en él se metió
bajo
la piel
montevidean'o medio y
adentro
de la pro-
pia, apacible a ldea , para
ahondar
en los
-
queños
de:a.les,
en los datos menores.
Es
fa-
cil
observar cómo esos de:alles yesos datos,
en apariencia tan poco expresivos, le sirven
para
desarrollar una serie
de
estampas en las
que aparece potenciado lo montevideano tí-
pico, sus gustos, sus miserias y debilidades.
Con
un
estilo siem;Jre denso
de
observación
humana, Maggi señala nuestros vicios y erro-
res; pe ro también se regocija y sorprende an:e
el simple, puro hombre montevideano.
En gran
des
líneas, Maggi
s
no
un
conformista-
es
un
opitimista y un bienhumorado, espécimen
infrecuente en los rubros del humorismo, y la
crónica. También ha escrito El Uruguay y su
478
L
PUNTERI E LOS L PI ES
Casi todas las publicaciones uruguayas
tienen
sus
d buiante:; y carica:uristas, e in
clvso les
otorgan
un lugar
privilegiado,
que
puede ser la página editorial o la última.
s
decir
aquellas que
por
razones casi im
periosas
el
lector debe transi ar. s desde
elfos que
se
ha popularizado la
caricatura
política y social que adquiere especial en-
tidad en la órbita universal, a parár de
1830 con el maestro Daumier en la cari-
ca.u:a,
Y
que a partir de
848
se con
vierte para los pueblos en efervescencia
en un arma de combate . Aquí también
es
un arma de combate:
por
el.a desfilan
los políticos de todas las tendencias las
personalidades de
mayor
t
ascendencia
pú
blica satirizados e ironizados en
sus pos
tura; más conocidas, en sus tics m eior de
tectados,
en
el detalle que los individualiza.
En
las
publicaciones de partido qu
son
las más- el estilo consiste en
burlarse
de
los adversarios circunscribiéndose más que
nada al
te.-reno
nacional,
que
otorga
los
efectos más inmediato;; en otras, los límites
son
abolidos y los protagonis:as pueden
9 nte 1963 , uno de los más
pene:rantes
trabajos
que se
hayan
hecho
sobre
la perso-
nalidad de
este país.
En esta misma 'iínea se ubica Montevideo
y
su cerro 1956 ,
de
Isidro Más de
Ayala,
una figura de la que ya se habló más deteni-
damente. Aquí sólo cabe consignar que, con
este libro,
aborda
directamen:e la crónicel,
para contar el amor que siente hacia su ch J-
dad; pero, a diferencia de Alfaro o Maggi,
en Más de Ayala no se discierne hoy esa in-
qu:etud por ir más allá de un mero recuento
de
paisajes y lugares.
o
iRAS
VERTIENTES
En
o;ras vertientes posibles de 'la crónica
hay que ci:er a Horacio Arturo Ferrer, preo-
cupado por el lunfardo y
el
tango, cuyos tra-
bajos escritos bajo
el
seudónimo Fray Milonga
son señalables en la materia; y asimismo, a
los costumbristas del hecho deportivo, empe-
zando
por
el propio Puppo El Hachero) y
siguiendo por Dionisia Vera (Davy, Caifás)
por Juan Siiva Vilo John Cross) y por una
pléyade' de jóvenes cul:ores del
género. En un
nuevo tipo
de
crónica, en:re el reportaje, el
apunte sociológico y una recensión sobre la
cultura del fútbol en el país, es
altamente
in-
teresen:e
la
obra
de Franlc.in Morales, autor
de Fú.bol 1967 y de grandes reportajes.
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
17/20
ser tonto De Goulle
como Moo Tse-tung.
o cobe dudo
de
que el maestro ha
sido
Julio
E.
Suárez El
P ata Mundo Uruguayo
Peloduro
la
M.lñana MarchaJ
descendiente
del
exce/en:e
Morio
Rodaelli
1962 ,
que
dibujaba en
Plata en los oños 20 y que
I/egó a escribir un disfrutable librito tillJ
lodo
macaqueo universal
aparte de dos
volúmenes con crónicas
de su
estadío en
Africa).
Para
buscar
una
defnición precisa
da los
fines
del género nada mejor que
recurrir
al
nombre que Suárez dio o
su
sec
ción en
Ma;cha Caricap;uras
dando
a
en
tender de esa forma el objetivo
principal:
.
otrapor con
escasos
pero certeros trazos
una
octilud política
o
social
y
sea
indi
vidual o colectiva- ridiculizándola áspe
ramente.
O. ros nombres
son Luis Blanco
B/onk lo,
1932 , que dibuja en
la Mañana y
en
Mar-
cha
donda ha recomenzado
a
publicar
les
travesuras de
Draculi/a Pérez,
un enfant
terrible que nació en el oño 1958, en las
páginos de
Día. Ha
publicodo
MORDAZa
un libro que reúne buena parte de su
pro-
ducción
édita e inédita donde
se
revelo
su personalidad.
Jorge Centurión
Cent, 1917
dibuja
en
Diario y
sus caricaturas aparecen
acompañadas por
un
verso
rimodo que
comenta
a la
vez que redoblo la
eficaCIa
dal
dibujo.
Ramón Mariño
1928 en
País
con un trazo desaliñado;
Daniel
Millot Mi
yo
1933 tuvo
sus
mejore;. momentos Si l
Pe:oduro y Época
desarrollando un
estilo
rsalis a. Dos
figuras recordables
son
Herme
neg do Sábat 1933.1,
Menchi
hoy acaparado
por el periodismo argentino nieto del
caricaluris:a
del
mismo
nomb:e o quien se
conoc:ó
por
CAROLUS),
Leopoldo Novoa
19321- que dibujaba en
las
páginas de Ac-
ción.
Lo
caricatura
de
este tipo encuentra
su punto de apoyo en la realidad política
y social del país que es su fuente inago a-
ble de inspiración
De
ahí
que sea un gé
nero
a la
vez
pasatista y
comprometido ya
que por
un
lado
es. á
atado
o
las,
circuns
tanc:as
y, por otro no admite las medias
fntas. Es, también uno
de
los
más
difíciles
da
prac:icar,
porque requiere de sus outo
res sagacidad
rapidez
y
puntería.
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
18/20
BIBlIOGRAflABASICA
.
I.l ~ f m . s i r i . p t : O
HUMORISMO:
Benedetti, Mario Damocles). - Mejor es
Meneallo, 1961, 1965, 1967.
Berro, Elina: Mónica
por
Mónica, 1967.
Blanco, Luis Blankito 1.
MORDAZa, 1968.
Etchepare, Alberto. -
Un otoño
sin Mónica,
1964; Podéme, Modelón,. 1965.
Ferreiro, Alfredo Mario. -
El
hombre
que
se
comió un autobús, 1927; Se ruega no
dar
la mano, 1930.
Gorda Núñez, Arthur Wimpi). - Editoriales
de la
mejor crónica policial del mundo,
1935;
Los
cuentos
de
Don Claudio Machín,
1947 y 1953; El gusano loco, 1952; Diez
charlas
de
Wimpi, 1953;
La
taza
de
tilo,
1967; Ventana a la calle, 1967.
Gorda, Serafín J. Simplicio B o b a ~ i la
¡ -
Los
partes
de
Don Menchaca, 1957; Cuenti
tos fogoneros, 1958.
G u ~ i é r r e z
Carlos María
Gut).
l agujero
en
la
pared,
1968.
Maggi, Carlos. - Cuentos de humoramor,
1967.
Más de Ayala, Isidro. -
Elinimi:able
Fidel
González, 1947; Leer es partir
un
poco,
1954;
El
loco que
yo
maté, 1941.
RossieHo
Julio Pangloss). - Con los lentes
rotos, 1968. -
Sclavo, Jorge: -
Ado de
humor, 1968.
Stajano, Carlos. - Reflexiones del
Dador
tilácate,
s/f.
460
La caricatura política: dibujo
de
Lázaro ILeopoldo
Novoa) el) Acción .
Suárez, Julio
E
- Diccionario del disparate,
1967; Comen:arios internacionales
de El
Pulga, 1967.
Zavalla, lIdefonso
JI1:io rón icas de El
Aprendiz, 1949.
CRONICA:
Alvarez Daguerre, Andrés. Crónicas del
barrio Palermo, 1949.
Alfaro, Hugo -
Mi
mundo tal cual es, 1966.
Collazo, Ramón. - H:storias del Bajo, 1967.
Dellegrí, San:iago. - Cuentos del
arrabal,
1910;
El alma
del suburbio, 1912.
Fernández
Saldaña,
José María. - H:storias
del Viejo Montevideo, 1967.
Ferrer, Horacio Arluro.
Fr ay
Milonga, 1968;
Romancero canyengue, 1967.
Maggi, Carlos. - Polvo enamorado, 1951;
Libreta de apuntes, 1962.
Más de Ayala, Isidro. - Mon:evideo y su
cerro, 1956; Cuadros del Hospital, 1924.
Puppo, Julio César. - Crónicas de
El
Hachero,
s/f.
primera edición, segunda de 1966;
Ese
mundo del Bajo, 1967.
Soliño, Víctor. - M:s
tangos
y los Atenienses,
1967.
Soto, Antonio. -
Un
hombre perdido, 1918;
La
casa de
los pájaros, 1942.
Varela, Luis Alberto. - Es:ampas montevidea
nas, 1963.
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19/20
En PiTULO ORI NT L
N
9
EL TEATRO ACTUAL
y junto con
el
fascículo libro
LAS LLAMADAS Y otras obras de Carlos Maggi
Ílulice
UTORES
TENDENCI S
OBR S
8/18/2019 Capitulo Oriental 30
20/20
Este
fascículo/ con
el
libro
HUMORISTAS y CRONISTAS
constituye
la
entrega
N o
de CAP ITUlO
ORIENTAL
I
í