Post on 10-Feb-2017
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Facultad de Ciencias de la Educación. Grado en Educación Social
Igualdad de Género. Los Micromachismos.
Alba Amado Valido
El artículo se resume en la exposición de las estrategias de la figura masculina para
mantenerse en una posición privilegiada siempre por encima de la mujer. Además (Bonino,
2008) explica y clasifica los tipos de micromachismos utilizados por los hombres y aceptados
por muchas mujeres ante éstos intentos de sometimiento de la sociedad patriarcal.
De esta forma, a continuación comentaré la forma de actuar y ejemplos reales de cada uno de
los micromachismos clasificados en el artículo.
En primer lugar, cabe mencionar que los micromachismos son la base de la sociedad
patriarcal, la parte invisible del iceberg en el que reina el asesinato. Por lo tanto, como bien
decimos en nuestro día a día “la casa no se construye por el tejado, si no por los cimientos”,
así pues si queremos bajar el número de asesinatos por violencia machista debemos bajar la
línea de invisibilidad del iceberg, haciendo consciente su base; los micromachismos.
Existen diferentes tipos de micromachismos según (Bonino, 2008); los micromachismos
utilitarios. En primer lugar para entender este tipo debemos de conocer que el feminismo
tradicional existe como la creencia de que las mujeres somos más “aptas” para las tareas de
cuidar y proteger. Por ello, se cree (incluso muchas de nosotras lo creemos) que nuestro amor
por nuestros/as hijos/as es incondicional sin ni si quiera preguntarse si los padres pueden
llegar a nuestro “nivel”. Siento deciros chicas y madres del mundo que no es así, no nacemos
con el gen de cuidadoras de primera ni con el gen de robot de cocina ni de limpieza. Muchas
veces no dejamos involucrar al padre desde el minuto uno en la educación del bebé, creyendo
que éste lo va a hacer peor pues claro nosotras estamos “preparadas” para ello… Nacemos de
igual forma, tanto nosotras chicas, como ellos aprenden a la misma vez la experiencia de ser
padres/madres primerizos y debemos introducirlo en la paternidad desde el mismo
nacimiento del niño/a fortaleciendo así el vínculo paternal y maternal a la vez.
Por otro lado, como dije anteriormente no somos robots de cocina y limpieza desde que
nacemos, no lo llevamos en el cerebro según nos conciben. Ellos no han aprendido durante su
vida a poner una lavadora, a fregar, a lavar los platos y a hacer las tareas domésticas porque
nosotras siempre lo hemos hecho (también por las negativas de ellos como “yo no sé
hacerlo”, “tú lo haces mejor”, “Uy, he puesto ropa blanca con rosa cariño”) Nosotras
sabemos hacerlo porque nuestras madres de generación en generación nos han hecho
aprender a hacerlo, ya que tradicionalmente es nuestro “deber” y a nuestros hermanos no les
obligan a poner la mesa ya que “déjalo el pobre está tranquilo”. Hago un llamamiento a la
cordura y a la reflexión de que ellos pueden aprender y deben aprender, a pesar de la negativa
de éstos.
Otro tipo de micromachismos son los encubiertos, son muy sutiles podemos no darnos cuenta
de que lo están utilizando, recordemos que ellos son expertos en eso de mantener su posición
de poder y lo van a intentar mientras les sea posible. Ejemplos de este tipo, pueden ser el
sentimiento de culpabilidad en el que cubren a las mujeres, a pesar de que lo sucedido ha sido
por sus propias acciones, como el ejemplo mencionado anteriormente “Uy, he puesto la
lavadora y he puesto la ropa blanca con la rosa, ves te dije que esto no era lo mío, deberías
haberlo hecho tú” En vez de decir, “Perdona, lo he hecho mal, la próxima vez lo haré mejor”
pero claro… recordemos que su sentimiento de masculinidad les impide reconocer errores
culpabilizándonos de todos sus errores/derrotas a nosotras. También puede visibilizarse este
tipo de micromachismos en la invisibilización o empequeñecimiento de nuestros logros
profesionales o personales. Como pudimos ver en uno de los vídeos que trabajamos en el
seminario en el que la chica comentaba a su círculo de amigos/as su logro profesional en el
que le costeaban su proyecto y en la que la respuesta de su pareja fue “Sí, algo habrás hecho
para conseguirlo, muchos amigos tienes” atribuyendo sus logros a su cuerpo y no a su
intelecto y preparación. Recordemos que ellos siempre intentarán que nuestros logros se vean
más pequeños de los que son, atribuyéndolos en este caso en el uso de forma sexual de su
cuerpo (se da por hecho de que ellos son inteligentes, sin embargo, nosotras tenemos que
demostrarlo)
El penúltimo tipo de micromachismo es el de crisis, este ocurre cuando ya la mujer se está
resistiendo a la manipulación de él, informada sobre la igualdad y la paridad obliga a
compartir tareas a lo que éste recurre a algunas estrategias para mantener su estatus de poder.
Adivinen cómo; culpabilizando una vez más a nosotras.
En este tipo, nosotras nos vemos obligadas a dar un ultimátum cuando se trata de una
relación, en los que ellos parece que van a ceder pero no. Aplazan sus deberes a los que han
llegado a acuerdo, obligándonos a esperar a que a ellos les de la real gana hacer sus deberes,
dando como consecuencias para nosotras problemas como la ansiedad y la culpabilidad ya
que “a lo mejor esta tarea es demasiada para él, quizás tiene razón y debería hacerlo yo”.
Cabe destacar que alguna de sus estrategias verbales para que nos sintamos así pueden ser
“Qué pesada eres, ya lo haré”, “Estas histérica”, “No haces más que chillar”
Por último, en la clasificación nos encontramos los micromachismos coercitivos que consiste
en la ocupación de él tanto en tiempo, como en espacio físico y psicológico. A esto me
refiero, por ejemplo, al tiempo libre que disponen ellos en comparación a nosotras. Nosotras
debemos ocuparnos de niños/as, de tareas de casa, de sus padres y de los nuestros, además de
él y su bienestar y por último lugar, de nosotras mismas. No nos puede extrañar que ellos
empezando al mismo tiempo que nosotras en un trabajo, en 20 años lleguen mucho más lejos
profesionalmente hablando. Ellos no comparten su tiempo, es íntegro para su desarrollo
personal y profesional.
Otros de los ejemplos más cotidianos pueden ser la ocupación en espacio físico de la sala de
estar (supuestamente un lugar comunitario para pasar tiempo todos/as) en el que él se acuesta
después de comer ocupándose todo el sofá y apoderándose del mando de la televisión,
mientras ella termina de darle de comer a los niños/as, fregar y recoger. ¿Cuántas veces
hemos visto esto de una forma normal?
Por supuesto, él tiene que comenzar a trabajar de nuevo en unas horas, debe descansar. ¿Y
nosotras hemos parado de trabajar? Te has levantado incluso antes que él pero has salido más
tarde porque debes preparar el desayuno, levantar a los niños/as, darles el desayuno,
vestirlos/as , llevarlos/as a colegio, llegar al trabajo, cumplir con tu jornada laboral, salir del
trabajo, recoger a los niños/as , llegar a casa, preparar la comida antes de que llegue tu marido
porque el “viene cansado”, darle de comer a tus hijos/as, recoger, fregar y todo esto mientras
él se encuentra acostado en el sofá viendo “Deportes 4”, cuando él se levanta a irse al trabajo
tú aún estas ayudando a tus hijos/as a hacer los deberes, prepararles la merienda para llevarles
a sus actividades extraescolares y cuando por fin llega la noche, recogerlos y darles la cena,
viene él y te dice “¿te ayudo a hacer la cena?” a lo que muchas pensamos “que hombre tan
bueno tengo…” desde la ignorancia de nuestro cansancio y estrés y el escaso e incluso me
atrevería a decir inexistente tiempo para tu desarrollo y disfrute personal.
Por otra parte, no debemos pensar que el sistema patriarcal desaparecerá así de fácil. Es un
sistema bien consolidado y aceptado en la sociedad y por supuesto, ellos no están dispuestos
a soltar el valioso poder del que están otorgados desde el origen de los tiempos. Aun así,
todos/as podemos hacer algo, nosotras desde el feminismo, desde los colectivos y la
información a la que podemos acceder y llevarla a la práctica, cambiando en primer lugar
nosotras mismas, en nuestras relaciones más cercanas como con nuestra pareja, con nuestra
madre o nuestros/as amigos/as. Y ellos cogiendo el lado privilegiado que tienen en la
sociedad y cambiarlo comenzando desde sus actitudes machistas más básicas. Todo esto,
siendo conscientes que la erradicación de este sistema es una base con mucha fortaleza en la
sociedad, y cambiando nuestras actitudes podemos hacer mucho.
Por último, ante todas esos comentarios y comportamientos de las personas no informadas,
recuerden debemos tomárnoslo con amor y sobre todo con mucho humor.
Bibliografía
Bonino, L. (2008). Micromachismos -el poder masculino en la pareja “ moderna ” -. Voces de Hombres Por La Igualdad, 8, 89–109.