Post on 10-Jun-2015
Cuestión sobre el conocimiento intuitivo (Nietzsche) –
Historia de las ideas
Saludos desde Salamanca César! Te escribo sobre una cuestión que me ha llamado
mucho la atención y tiene que ver con el autor de la historia de las ideas que mejor
conoces: Fiedrich Nietzsche. La cuestión es sobre la idea de conocimiento intuitivo
que tiene Nietzsche y que tal vez no está tan clara. Sin embargo creo que me he
encontrado un texto, unas notas que refinan esa idea y ofrecen una nueva visión del
conocimiento y de los diferentes perfiles de científicos. Fiedrich A. Hayek percibe
también esa idea de conocimiento intuitivo e intenta ordenar una serie de ideas
procedentes probablemente de su experiencia. Este capítulo, que se encuentra en su
sección de filosofía está incompleto e inacabado como el mismo reconoce, sin
embargo, al leerlo, uno se da cuenta de que Hayek quiere decir y tal vez trate
conceptos muy interesantes que no se tienen en cuenta en los sistemas educativos de
nuestros días. Lo ideal sería que pudieses leer esta pequeña exposición (de pocas
páginas) lo cual podría ser posible si algún día nos vemos.
Hayek expone textualmente: El azar había llamado antes mi atención sobre el contraste
existente entre dos tipos de pensamiento científico que desde entonces he venido observando
con fascinación creciente. Tras una serie de referencias personales sigue: Existe un
estereotipo del gran ciéntifico que, aunque exagerado, no está del todo errado. Se ve al gran
científico, sobre todo, como el dueño perfecto de su disciplina, el hombre que conoce al dedillo
toda la teoría y todos los hechos importantes de su ciencia, y que puede contestar de inmediato
todos los interrogantes importantes de su campo. Aunque tales parangones no existan
realmente, he conocido algunos científicos que se aproximaban mucho a este ideal. Y me
parece que muchos más creen que éste es el patrón al que deben aspirar, y a menudo sufren
por sentir que no lo alcanzan. Tal es también el tipo que aprendemos a admirar porque
podemos verlo en acción. La mayoría de los expositores brillantes, de los profesores que
triunfan, escritores y expositores de la ciencia, los conversadores chispeantes, pertenecen a
esta clase. Sus lúcidas exposiciones surgen de una comprensión total de su disciplina, que
incluye no sólo sus propias concepciones sino también las teorías de otros autores del pasado y
del presente. Es indudable que entre estos maestros reconocidos del estado actual de los
conocimientos se hallan también algunas de las mentes más creativas, pero no estoy seguro de
que esta particular capacidad ayude realmente a la creatividad. En estas primeras líneas
tengo que anotar que Hayek reniega de este estereotipo debido a su visión de la
economía como ciencia social en la que el conocimiento humano es muy limitado y la
información que posee el ser humano es escasa. En concordancia Hayek criticó a
aquellos economistas que tenían como objetivo encontrar soluciones “mágicas” y que
pretendían dar explicaciones que Hayek consideraba mal planteadas al utilizar de
manera errónea el método científico según el austriaco. Finaliza: Es la clase de mente
que puede retener las cosas particulares que ha leído o escuchado, a menudo las propias
palabras con las que se ha expresado una idea, y retenerlas durante largo tiempo.(…) Lo que
me salvó de desarrollar un agudo complejo de inferioridad en compañía de otros estudiantes
más eficientes fue el hecho de que yo sabía que debía todas las ideas nuevas y valiosas que
tenía precisamente al hecho de que no podía recordar lo que se supone que todo especialista
competente debe saberse al dedillo. Siempre que veía una nueva luz sobre algo, era el
resultado de un esfuerzo penoso por reconstruir un argumento que los economistas más
competentes reproducirían al instante sin ningún esfuerzo.
Hayek describe posteriormente el segundo “tipo de mente” y se pone como
ejemplo a sí mismo: ¿En qué consiste entonces mi conocimiento, el que me permite entender
que soy un economista bien preparado? Desde luego, no en el recuerdo claro de
pronunciamientos o argumentos particulares. Generalmente no puedo reproducir el contenido
de un libro que haya leído o de una conferencia que haya escuchado sobre mi tema. Pero
ciertamente me he beneficiado a menudo, en gran medida, de esos libros o esas conferencias
cuyo contenido no podría explicar ni siquiera inmediatamente después de haberlos leído o
escuchado. En efecto, el intento de recordar lo que había dicho el autor o el conferenciante me
habría privado de la mayor parte del beneficio de la exposición, por lo menos tratándose de un
tema sobre el que ya tuviera conocimiento (…) Lo que escuchaba o leía no me permitía
reproducir su pensamiento, pero alteraba el mío. No podía retener sus ideas o conceptos, pero
modificaba las relaciones entre mis propias ideas o conceptos (…) Lo que me dan mis fuentes
no son piezas de conocimiento definidas que yo pueda ensamblar, sino cierta modificación de
una estructura ya existente, dentro de la cual debo encontrar un camino observando todo tipo
de señales. La confusión mental es una condición que precede al pensamiento independiente
(Alfred North Whitehead). Tal es también mi experiencia. Gracias precisamente a que no podía
recordar las respuestas que para otros podrían haber sido obvias, a menudo me veía obligado a
encontrar una solución de un problema que no existía para quienes tenían mentes más
ordenadas. Tal vez la afirmación más concluyente del austriaco: Me inclino a considerar
las mentes de este tipo como “creadoras de enigmas” o “creadoras de confusiones”.
Trato de exponer ahora mi conclusión: la gran diferencia entre estos dos tipos de
conocimiento reside en su aportación al propio conocimiento. Hayek valora más que
un científico sea capaz de plantear los problemas y enigmas de forma correcta a ser
capaz de reproducir las explicaciones que dieron otros. En efecto, abundan grandes
personajes de la ciencia como Einsten que fueron expulsados de los estudios
universitarios y sin embargo realizaron grandes aportaciones a la ciencia. Por eso, esa
habilidad no se adquiere conociendo profundamente las explicaciones de otros sino
que se desarrolla moldeando la visión sobre el tema concreto e intentar modificar el
esquema mental para poder plantearse las preguntas correctas e intentar resolver
esos enigmas. Las grandes aportaciones a la ciencia, sobre todo en las ciencias sociales,
no se deben a grandes explicaciones complicadas ni teorías inentendibles, sino a
pequeñas sutilezas de grandes genios que supieron enfocar diferentes cuestiones y
enigmas. Tal vez esta idea tenga conexión con la idea de conocimiento intuitivo de
Nietzsche. Según desarrolla éste, el concepto no es capaz de atrapar la realidad y
existe otro tipo de conocimiento de mayor valor. Sin duda alguna Hayek posee una
mente muy intuitiva, ya que en sus críticas a otros economistas no solo intenta explicar
por qué sus teorías no se cumplen, sino que además intenta identificar donde se
encuentra el error que lleva a conclusiones erróneas para no volver a repetirlo.
Espero respuesta y me gustaría conocer tu opinión acerca de si existe relación
entre las visiones de ambos autores sobe la materia. Por supuesto no tengo prisa.
Un saludo, Enrique.