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RELACION ENTRE DESARME Y DESARROLLO
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Cumbre de Embajadores
Introducción1
La paz no es solo ausencia de acciones militares. Es en todo caso un estadio
superior de la humanidad en el que priven condiciones óptimas para el
desarrollo cultural, social y económico.
Desde una perspectiva diferente a lo que estamos acostumbrados a conocer, se
puede decir que la base para alcanzar el desarrollo humano se centra en la seguridad,
pero una seguridad que tiene a la persona como el sujeto del desarrollo. Esto implica
que la seguridad sea la base para garantizar el acceso a los recursos básicos, la
educación, la sanidad, el alimento, la vivienda, el trabajo y la distribución justa de los
ingresos. En muchos de los países del llamado Tercer Mundo, esa seguridad implica, de
esta manera, un fuerte compromiso con el desarme y la reducción de los gastos
militares.
“La verdadera riqueza está en la gente”. Con esas palabras el informe sobre
desarrollo Humano de 1990 comenzó a abogar por un nuevo enfoque desde el cual
afrontar al desarrollo.
En 1994, otro de los Informes sobre Desarrollo del PNUD hizo referencia explícita
a la conexión entre el concepto de desarrollo y un nuevo concepto de seguridad
humana, al que definió como “la seguridad frente a amenazas crónicas como el hambre,
la enfermedad y la represión” y “la protección frente a alteraciones súbitas y
perjudiciales de las pautas de la vida cotidiana, ya sea en el hogar, en el lugar trabajo o
en la comunidad”. En definitiva, la seguridad humana se expresa en un niño que no
muere, una enfermedad que no se propaga, un empleo que no se elimina, una tensión
étnica que no explota en violencia, un disidente que no es silenciado. La seguridad
humana no es preocupación por las armas: es una preocupación por la vida y la
dignidad humanas.
Desde su creación en 1945 Naciones Unidas se ah ocupado de manera prioritaria del
desarme, es por ello que ha enumerado las áreas que afectan a la seguridad humana:
económica, alimentaria, sanitaria, medioambiental, personal, social y política. En este
sentido, debemos tener en cuenta los vastos efectos que tienen los gastos militares en
detrimento de la promoción de la seguridad colectiva; es decir, el desvío de más fondos
del Estado de los que corresponden a la compra de armas. Pero no sólo eso es lo que
afecta a la población y mina el proceso de desarrollo, sino también la incertidumbre que
se vive con motivo de los conflictos.
El nuevo paradigma de la seguridad humana desplaza la unidad de análisis desde el
territorio hacia la gente que habita en él y analiza las múltiples amenazas que pueden
minar su seguridad, dignidad y medios de sustento. Identifica todas las amenazas al
desarrollo humano, entre ellas la violencia, e indaga cómo la pobreza genera violencia y
como la violencia, o las amenazas de violencia, contribuyen, a su vez, a la pobreza.
En otras palabras, los Estados en conflicto demandan armas y para ello ocupan
más presupuesto del destinado a tal fin, perjudicando el accionar social del Estado. Esto
implica una potenciación del conflicto, lo cual afecta al bienestar social general. Ambos
factores influyen, de este modo, en el proceso de desarrollo2.
A nuestro modo de pensar el desarme podía, puede y debe hacerse en cuanto se
consiga un compromiso y acuerdo mundial por decisiones espontáneas de los Estados.
1 www.revistafuturos.info 2 Para tener una idea mas acabada de la cuestión, conviene distinguir los conceptos de crecimiento y desarrollo: el primero se centra en el incremento numérico de la economía, mientras que el segundo implica, además de crecimiento, un avance social y político acorde.
RELACION ENTRE DESARME Y DESARROLLO
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Una breve perspectiva histórica3
Habiendo afirmado la estrecha relación que existe entre la seguridad -dada por
la promoción del desarme- y el desarrollo, podemos hacer referencia a cómo se han
influenciado ambas variables en las últimas décadas.
“Ningún concepto aislado ha dominado la teoría estratégica internacional
durante las dos últimas décadas tanto como la teoría de la disuasión nuclear”.
Durante el primer periodo de esta era nuclear, los Estados Unidos
principalmente detentaban el monopolio de armas nucleares, bajo la teoría de
contención como respuesta a la amenaza de expansión soviética.4
Durante la Guerra Fría, las políticas de disuasión llevaron a las dos súper
potencias -Estados Unidos y la Unión Soviética- a armarse de una manera sin
precedentes, llevando hoy al mundo a la aceptación que el poderío militar constituye un
criterio para medir qué jerarquía dispone cada país en el sistema internacional.
Durante la caída del muro de Berlín y el fin del enfrentamiento bipolar se puso
fin a la carrera armamentística, por ese motivo suele caracterizarse a la década del 90,
como la época del desarme mundial, aunque tal compromiso fue llevado levemente a la
práctica.
En consecuencia la inseguridad de los países, dejó de ser una amenaza
externa para formar parte de algo cotidiano. Es por ello que resulta una gran incógnita
preguntarse si la compra de estos armamentos trajo mayor seguridad a los ciudadanos
o si esos gastos llevaron al abandono social y por consiguiente al subdesarrollo humano.
Hace 50 años Albert Einstein resumió el descubrimiento de la energía atómica
diciendo que todo había cambiado; y luego pronosticó: "Necesitaremos una manera
sustancialmente nueva de pensar si la humanidad ha de sobrevivir"
Aunque Nagasaki e Hiroshima fueron devastadas por explosiones nucleares, la
humanidad ha sobrevivido su primera prueba crítica de prevenir la devastación nuclear
a escala mundial. Pero cinco decenios más tarde necesitamos otra transición profunda
en el pensamiento: de la seguridad nuclear a la seguridad humana.
En 1945, después del lanzamiento de dos bombas atómicas sobre Hiroshima y
Nagasaki en Japón, finalizó la Segunda guerra Mundial (1939-1945). Desde el final de la
Segunda Guerra Mundial se han perdido 20 millones de vidas en 150 guerras. De éstas,
más del 80 % fueron civiles. En el mundo actual existen todavía al menos 7 países con
armas nucleares.
La militarización de los países se ha dejado notar más en los países
subdesarrollados o en lo más pobres, junto con las consecuencias negativas que
conlleva su poca inversión en educación y salud; por otro lado las simultaneas guerras
civiles estos países, como los de Medio Oriente y África del Norte, alimentaron en gran
medida la posesión de armas.
Desgraciadamente como ya se ha dicho, los países más pobres son los que han ocupado
puestos proporcionalmente destacados por su gasto militar, y fueron los países
industrializados los que hicieron más notoria la reducción de armamentos.
Si la industria armamentística, luego de la Guerra Fría, se convirtió un fiel
indicador para considerar a un país como armado, cabe destacar la existencia de los
grandes suministradores de armamento a nivel mundial. Estos países forman un grupo
reducido pero industrializado que han exportado más de 96% del total mundial,
valorado casi en 140.000 millones de dólares. A título de importancia, hay que denotar
el rol que cumplen en esta perspectiva los cinco miembro, del consejo de seguridad
(Estados Unidos, Rusia, China, Francia e Inglaterra) que tienen a su cargo el
mantenimiento de la paz a nivel mundial, constituyen al mismo tiempo el grupo de
potencias exportadoras de armamentos hacia países en vías de desarrollo, donde se
encuentra expresos los mayores conflictos armados. Actualmente, según informes de
3 Barbé, Esther. Relaciones Internacionales. Tecnos, Madrid, 1997. p.138 y ss. 4 Dougherty, James; Pfaltzgraffi, Robert. Teoría en pugna en las Relaciones Internacionales.1° ed.Grupo
Editorial Latinoamérica, Buenos Aires ,1993. P 399 - 400
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organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, los países del G-8 exportan
el 85 por 100 del armamento disponible.
Como destaca el Informe sobre desarrollo humano 1994- durante el decenio pasado,
más de 40% de las ventas se hicieron a los principales focos de conflicto.5
Sin duda, han sido las situaciones de conflictos civiles o de regímenes dictatoriales en
países del Tercer Mundo los que han alimentado buena parte de la industria
armamentística.
En cuanto a los importadores de armas, en la década de los noventa fueron:
India, Japón, Arabia Saudita, Turquía, Grecia, Afganistán, Egipto, Pakistán, Israel y
Corea del Sur. De estos, actualmente, persisten algunos, y se han sumado otros, como
Venezuela y Chile en América Latina y China, que a partir del año 2001 encabeza la
lista.
El rol de las Naciones Unidas
Desde su origen, la Organización de las Naciones Unidas y sus Estados
miembros reafirmaron su convicción de preservar a las generaciones futuras del flagelo
de la guerra y de unir fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad
internacionales. La Carta de San Francisco –tratado por el que se constituyó la ONU-, en
su artículo 26, ya proponía un camino hacia la seguridad internacional en el que los
Estados del mundo dedicasen el menor número de recursos humanos y económicos
hacia los armamentos.
Desde la creación de las Naciones Unidas, la meta de contener la proliferación de
las armas y disminuir los grandes arsenales ha descansado esencialmente sobre tres
pilares: normas, tratados y coerción. En esta dirección, Naciones Unidas ha asumido
diferentes roles con relación al desarme y al control de los armamentos.
La Organización ha venido asumiendo el rol de “embudo” y forum en donde las
ideas se convierten en normas y políticas; en donde se discuten y se negocian las
diferentes posiciones internacionales, y en donde se comparte y transmite información
desde las fuentes nacionales hacia la comunidad internacional. De igual forma, las
Naciones Unidas funcionan como fuente de legitimidad para la promulgación de normas
internacionales, para el llamamiento a la adhesión a los estándares globales y para el
uso de medidas coercitivas en conformidad con ellas.
Las normas actúan como mecanismos eficientes para regular el comportamiento
social en todos niveles, desde el más pequeño núcleo familiar hasta el más alto nivel de
organización del sistema internacional.
Los tratados y convenciones internacionales han regulado, a la vez que los
países han consensuado compromisos internacionales para, el control de las armas. Las
armas de destrucción masiva (ADM) están reguladas por la Convención sobre Armas
Químicas (CWC-1992), la Convención sobre Armas Biológicas (BTWC-1972), el
Tratado sobre la No-proliferación de Armas Nucleares (TNP-1970) y el Tratado
de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (CTBT-1996).
Además de estos tratados conducentes a estabilizar los armamentos y
desarrollar controles entre los Estados con especial atención a las ADM, la dinámica de
los conflictos al interior de los Estados en África, América Latina y Asia llevó a la
comunidad internacional a compartir su atención con las armas convencionales. Las
armas pequeñas y ligeras y las minas antipersonales son ampliamente utilizadas en los
conflictos actuales y atentan contra la seguridad internacional. Las iniciativas más
importantes en esta materia son: el protocolo de las Naciones Unidas con relación a las
armas de fuego del 2005, y la convención de Ottawa de 1997 sobre las minas
antipersonales.
5 Barbé, Esther. Relaciones Internacionales. Tecnos. Págs.138-142.
RELACION ENTRE DESARME Y DESARROLLO
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La coerción es sin duda la última instancia a la que se recurre para controlar la
proliferación de armas. Los Estados contraen obligaciones de desarme que son
monitoreadas y evaluadas constantemente. El no-cumplimiento de las obligaciones, la
violación fragante de los acuerdos, e incluso la obstrucción de las operaciones de control
podría llevar al Consejo de Seguridad a adoptar medidas fuertes, incluyendo el uso de la
fuerza.
Todos estos esfuerzos de la comunidad internacional intentan dar respuesta a las
diferentes necesidades de regular y construir consensos sobre los armamentos en
diferentes momentos históricos y contextos.
Conferencia Internacional sobre Desarme y Desarrollo de 19876
Fue la primera conferencia celebrada sobre el tema de la relación entre el
desarme y el desarrollo. Asistieron a ella 150 Estados y 150 organizaciones no
gubernamentales. El 9 de septiembre de 1987, la Conferencia aprobó por consenso un
Documento Final y presentó un Programa de acción dirigido tanto a los Estados
participantes como a las Naciones Unidas.
Los tres temas sustantivos del programa de la Conferencia fueron los siguientes:
a) Examen de la relación entre desarme y desarrollo en todos sus aspectos y
dimensiones con miras a llegar a conclusiones apropiadas;
b) Examen de las consecuencias que tiene el nivel y la magnitud de los gastos militares,
en particular de los Estados poseedores de armas nucleares y otros Estados con poderío
militar, para la economía mundial y la situación económica y social internacional,
especialmente para los países en desarrollo, y elaboración de recomendaciones
apropiadas para la adopción de medidas correctivas;
c) Examen de los medios de liberar recursos adicionales con la adopción de medidas de
desarme para los fines del desarrollo, especialmente en favor de los países en
desarrollo.
Conclusiones
Se llegó a un adelanto importante sobre esta cuestión cuando los países no
alineados aceptaron el papel de la seguridad al relacionar el desarme con el desarrollo,
haciendo hincapié, al mismo tiempo, en que, en un mundo cada vez más
interdependiente, la seguridad no se podía definir totalmente en términos militares ni
asegurarse totalmente por medios militares.
a) No se debe correr el riesgo de que el desarrollo se convierta en una víctima de la
carrera de armamentos, aunque el desarme por sí mismo no puede producir
directamente el desarrollo. Tampoco se puede dejar todos los problemas del
desarrollo a merced de la liberación de recursos mediante la adopción de
medidas de desarme y la reasignación de una parte de esos recursos liberados
en favor de los países en desarrollo. Sin embargo, la reasignación de los
recursos sería un dividendo valioso del desarme para el desarrollo;
b) Pocas naciones se han liberado de las consecuencias de la situación económica
internacional contemporánea caracterizada por una inestabilidad monetaria,
financiera y comercial que ha afectado el crecimiento y el desarrollo de la
mayoría de los países. Estos problemas se ven más agravados por los gastos
militares mundiales ocasionados por un aumento del poderío militar que dimana
de los conceptos respecto de la seguridad que parecen prevalecer sobre otras
preocupaciones;
c) La situación económica difícil, el hambre, la pobreza y la inestabilidad política
son los aliados naturales. No considerar las consecuencias más amplias del
6 Revista Judicial; www.derechoecuador.com
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desafío del desarrollo puede muy bien conducir a problemas muchos mayores en
el futuro.
Un Grupo de Personalidades Eminentes, al final de la Conferencia, concluyó con lo
siguiente: "Se está poniendo en peligro a nuestro pequeño planeta con los arsenales de
armas que pueden hacerlo saltar por los aires, con la carga de los gastos militares que
pueden hundirlo y con la falta de satisfacción de las necesidades fundamentales de las
dos terceras partes de su población, que subsisten con menos de un tercio de sus
recursos.”
La relación con los Objetivos de Desarrollo del Milenio
Objetivo: Reducir a la mitad la pobreza extrema y el hambre7
El mundo dedica a la eliminación de la pobreza, la educación y la sanidad una
pequeña fracción de lo que gasta en la carrera armamentística, aseguró el
representante especial de la ONU para Asuntos de Desarme, Sergio Duarte.
El gasto militar ha aumentado en un 50% en los últimos cinco años y, en la
actualidad, alcanza 1,2 billones de dólares anuales aproximadamente.
Menos de una décima parte del gasto militar sería suficiente para conseguir alguno de
los objetivos del milenio, como la eliminación de la extrema pobreza
El uso indiscriminado y la circulación de armas de fuego, y la violencia que se
ejerce con armas en posesión particular, tienen la característica de generar no sólo un
temor permanente en la población, sino de afectar el desarrollo en su conjunto. Se han
hecho estudios, tanto por parte del BID como del Banco Mundial, sobre el costo que las
muertes y heridas por arma de fuego tienen para una sociedad. Otros costos sociales
incluirían los costos de pérdida de vidas y salud, policía y gastos del sistema de justicia
penal, y el costo de la seguridad privada.
El uso de armas para delinquir afecta el desarrollo cotidiano del comercio y el
ambiente laboral. En sociedades como las centroamericanas, en las que la economía
informal es una parte importante de la generación de ingresos, los asaltos y homicidios
por robo causan una merma en la calidad de vida de la población. Por otra parte,
impiden la libre circulación y perturban el transporte de personas y mercancías,
afectando el acceso y el dinamismo de los mercados.
Las acciones delincuenciales inciden en el desarrollo de las economías en
cualquiera de las ramas de producción. En la agricultura, la presencia de bandas
criminales afecta los procesos productivos, desde el abandono de cultivos por falta de
transporte (debido a los asaltos) hasta dejar tierras sin producir. Los sectores industrial
y comercial ven incrementar sus costos de operación por el pago de seguridad privada,
lo que deja fuera de la posibilidad a la microempresa, afectando su crecimiento.
La ausencia de certeza jurídica, aunada a la inseguridad, no atrae la inversión de
capitales externos. Igualmente, a nivel del empresariado local, el temor a ponerse en
evidencia frente a la criminalidad a causa del incremento de sus ganancias, reprime la
expansión de las empresas, perdiéndose la posibilidad de generar más empleo y
riqueza. En los países que cuentan con recursos culturales y ambientales propicios para
atraer el turismo, los altos índices de inseguridad desestimulan la actividad, privando a
sectores locales de las ventajas de esta actividad económica.
Uno de los efectos más devastadores para una sociedad en conflicto, y sobre
todo uno de larga duración, es la destrucción del tejido social. Las consecuencias para la
participación en los procesos de reconstrucción y para la consolidación de la democracia
son incuestionables. La ruptura de dicho tejido supone la destrucción de las formas
básicas de convivencia; trastoca funciones a lo interno de las comunidades y los núcleos
familiares; y violenta la cultura. El hecho de que las mujeres y niños participen en el
7 www.revistafuturos.info
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conflicto, jueguen roles dentro de un esquema de violencia y se acostumbren a la
misma, marca la historia de las poblaciones y la posibilidad de reconstruir la comunidad,
la toma de decisiones y los patrones culturales previos al conflicto. Lo anterior se
dificulta si esa reconstrucción debe hacerse en un escenario post conflicto, donde frente
a la debilidad de las instituciones y el debilitamiento de las autoridades locales, afloran
grupos que siguen ejerciendo la violencia armada como forma de vida.
En ese contexto comunitario y con la debilidad del sistema político en
construcción, los procesos eleccionarios se convierten en mecanismos de acceso al
poder político de aquéllos que concentran los recursos económicos (muchas veces
construido al amparo de la guerra) o quienes siembran el temor en las comunidades por
la utilización de grupos armados.
En resumen, la presencia de armas de fuego en posesión de civiles sigue siendo
un obstáculo para el desarrollo en situaciones de post conflicto, al no permitir la
reconstrucción de procesos comunitarios de reconciliación, el crecimiento de las
economías locales y nacionales y el fortalecimiento del sistema político de los países.
Disparadores
El comercio internacional de armas mina los esfuerzos para reducir la
pobreza8:
Los gastos militares son unas de las mayores barreras para impedir llegar a los
Objetivos de Desarrollo del Milenio para reducir la pobreza en el mundo. En países en
vías de desarrollo, los gastos militares compiten con los gastos en desarrollo humano. A
veces estos gastos equivalen a los presupuestos de Educación y Sanidad juntos.
La transferencia irregular de armas provoca el incremento de la violencia armada
y aviva los conflictos, creando graves consecuencias para la consecución de los ODM.
Algunos creen que muchos países autorizan la venta de armas sin tener en cuenta su
potencial impacto en los índices de pobreza. Algunos gobiernos también compran armas
a un alto precio, con el consiguiente endeudamiento y reducción de la cantidad de
dinero disponible para erradicar la pobreza. Todo ello, unido a la falta de transparencia
y responsabilidad en el comercio de armas, conlleva grandes dosis de corrupción y
pérdidas económicas, en fin, recursos desperdiciados que podrían ser destinados a
mejorar la calidad de vida de las poblaciones.
La débil regulación que existe en la actualidad sobre el comercio de armas,
además de prolongar e intensificar los conflictos, provoca grandes pérdidas, corrupción
y endeudamiento. El dinero que se destina a estas transacciones podría ser destinado a
crear hospitales, escuelas e infraestructuras básicas. Dos tercios de los países que están
en duda si alcanzaran los Objetivos de Desarrollo del Milenio, están en conflicto o salen
de él. Países como Burundi, por ejemplo, que no son productores de armas, sufren las
consecuencias de las transferencias incontroladas y el contrabando de armas. Otro
ejemplo es el de Turquía, que sigue aumentando su deuda nacional con la compra de
armas mermando la partida destinada a mejorar el sistema social y reducir la pobreza.
"Los Objetivos de Desarrollo del Milenio indican los estándares básicos en los
que los seres humanos pueden vivir decentemente. Muchos países no los van a poder
alcanzar, y las transferencias irregulares de armas son una de las razones".9
Necesidad de un control mundial efectivo sobre el Comercio Internacional de
armas10:
8 www.elmundo.es 9 Informe de Intermón Oxfam 10 Recomendado ver excelente información en: http://www.intermonoxfam.org/UnidadesInformacion/anexos/7795/061002_armas_sin_fronteras_resumen.pdf
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La globalización ha cambiado el comercio de las armas. Las empresas
fabricantes de armas, que operan desde un creciente número de países, obtienen los
componentes para esas armas en muchas partes del mundo. Muchas veces montan sus
productos en países donde los controles sobre el destino final de éstos son poco
estrictos. Así, muy fácilmente, las armas van a parar a manos de quien no debería
tenerlas.
Cada año, las armas convencionales matan a al menos 300.000 personas, y
muchas más mueren, son heridas, sufren abusos, desplazamientos forzados, y lo
pierden todo como resultado de la violencia armada.
Las crecientes lagunas jurídicas en los controles nacionales demuestran la
necesidad de establecer reglas globales para responder a este comercio global. Es
necesario, entonces, concertar un Tratado internacional a tal efecto.
La financiación del Comercio Internacional de armas y su impacto en el
Desarrollo:
Las instituciones financieras internacionales (como el Banco Mundial por
ejemplo) se niegan a este tipo de financiación pero existen Agencias de Crédito a la
Exportación, que suelen ser públicas o semipúblicas, que aportan al financiamiento del
comercio armamentístico; de hecho, entre el 25 y el 30% de los créditos a la
exportación van hacia la exportación de armamento. El papel de estas Agencias consiste
en lo siguiente: facilitan préstamos directos, garantías o seguros a los bancos o las
empresas exportadoras. Gracias a esto, los bancos que financian estas operaciones,
tienen garantizado el cobro: su riesgo está asegurado con dinero de los contribuyentes.
El apoyo financiero con créditos ventajosos o asegurado a bajo coste, debe considerarse
como exportaciones subvencionadas. Estos créditos a la exportación permiten vender
armamento a países muy pobres y endeudados e incluso aquéllos con los que se sabe
que nunca podrán pagar su deuda.
Una cuestión de gobernabilidad:
El mal uso de las armas de fuego en manos de particulares agrava la
ingobernabilidad de un país en transición y se convierte en un obstáculo para que una
sociedad logre una seguridad humana y, por ende, un desarrollo sostenible. De ahí que
la forma de encarar el desafío de controlar las armas pase por actuar en dos ámbitos en
forma simultánea: la oferta y la demanda.
Oferta
En la oferta debe trabajarse a través, fundamentalmente, del marco normativo y
regulatorio y desde los procedimientos. Eso significa que los Estados realicen acciones
en:
El control de la producción; almacenamiento; marcaje de armas y municiones;
transparencia y control de las transferencias; responsabilidad del comercio;
usuario final.
En la relación transparente con otros Estados (convenios internacionales
regionales, subregionales, Códigos de Conducta para la transferencia de armas).
Medidas regionales y bilaterales para controlar el contrabando de armas.
En el control e inventario de los arsenales en manos de las fuerzas de seguridad
y defensa de sus países.
En la restricción y regulación de las armas y municiones en manos de
particulares y el comercio de las mismas (con especial atención a las empresas
privadas de seguridad). Control de la importación y exportación de armas y
municiones.
Disminuir el número de armas en circulación.
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Destrucción de las armas almacenadas.
Demanda
Por mucho que se avance en el marco normativo y en las regulaciones de las
transferencias y comercio de las armas, si no se actúa desde la demanda, el flujo de las
mismas jamás podrá detenerse. Por ello se debe actuar en:
Las motivaciones de las personas para adquirir un arma: seguridad personal,
delincuencia, aspectos culturales y de género, conflictos latentes.
Acciones que parten desde lo local. Sólo en la medida en que se incorpore la
comunidad a los programas de seguridad preventiva y desarme como un
componente de ésta, estos programas tendrán sostenibilidad. La seguridad y la
gobernabilidad se construyen desde la base.
Propiciar alianzas estratégicas entre sociedad civil, actores locales, autoridades
locales y autoridades nacionales.
Procurar un sistema de justicia que responda pronta y eficazmente.
Promover una cultura de paz; capacitar y formar para el diálogo y la
transformación de conflictos.
Fortalecer el tejido social, construyendo una sociedad con equidad y justicia.
La Banca y el negocio de las armas
Las entidades financieras participan de varias maneras en este negocio. Por un
lado invierten directamente, a través de participaciones accionariales, en las principales
industrias militares, consolidando las ganancias obtenidas en las cuentas de resultados
propios. Por otro lado, debido a la propia actividad comercial, proporcionan financiación
a las industrias militares a través de la concesión de créditos e intermediando en las
transacciones entre vendedores y compradores de armas.
El rol que juegan las instituciones financieras en el comercio internacional de
armas es notable, porque los fabricantes, comerciantes y compradores necesitan
apoyarse en la banca para dar fluidez y seguridad a los pagos, así como disponer de la
posibilidad de obtener financiación, ya sea con anticipos o con créditos. Detrás de cada
operación de venta de armamento hay una o más entidades financieras que le dan un
apoyo sin el cual sería muy difícil que la operación se materializara, de lo que obtienen
una sustanciosa comisión y beneficio.
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Conclusión
El desarme nuclear real solo es concebible a partir de los equilibrios de poder, y dentro
de la cultura dominante de supremacía construida desde siglos coloniales, alcanzar un
desarme sustentado en una reducción significativa de las diferencias de poder bélico
entre las naciones, es probablemente una utopía.
Y aquí volvemos a lo que el informe de desarrollo humano en 1990 proclamo como
prioridad de poder, de riqueza de las naciones: el ser humano y el entorno para su
desarrollo.
Parece inconcebible llegar al desarme y más cuando la pobreza de muchos Estado llega
a niveles preocupantes para la comunidad internacional. La paz de antes se concebía en
la simple ausencia de guerra, la paz de hoy y mañana deberá construirse con altos
niveles en la calidad de vida de los seres humanos.
En las dos últimas décadas, el desarrollo humano ha avanzado considerablemente en
muchos aspectos. La mayoría de las personas disfruta hoy de una vida más prolongada
y más saludable y puede acceder a más años de educación, así como a una amplia
gama de bienes y servicios. Incluso en países con una situación económica adversa, en
general la salud y la educación han mejorado bastante.
Sin embargo, no todas las aristas de esta historia son positivas. En algunas regiones,
como el sur de África y los países que formaban la ex Unión Soviética, ha habido
períodos de retroceso, especialmente en salud. Las nuevas vulnerabilidades requieren la
implementación de políticas públicas innovadoras para luchar contra los riesgos y las
desigualdades y conseguir que las fuerzas dinámicas del mercado beneficien a todos. La
violencia y el poderío militar siguen siendo riesgos vitales para los Estados, de la misma
manera que la pobreza por falta de políticas públicas o de herramientas sustentables
acordadas entre todos los agentes internacionales, para conseguir crecimiento en los
índices de desarrollo humano ajustado a la pobreza de los pueblos.
Todo suena un poco idealista al pensar que los intereses nacionales están en
conformidad con los de aquella comunidad internacional, con la que Naciones Unidas
cuenta a la hora de regocijar sus objetivos; la simplicidad del equilibrio de poder de los
Estados es desde hace siglos, un estadio de nulidad para avanzar y crecer en lo que hoy
conocemos como desarrollo y seguridad humana.
Naciones Unidas es el único fórum universal para la gestión de cooperación
internacional y esto constituye su mayor fortaleza. La paz mundial, la democracia, el
buen gobierno y el desarrollo sostenible no pueden ser abordados unilateralmente por
un solo país. Estos fines universales sólo pueden ser alcanzados mediante una
cooperación extensa, profunda y sostenida de todos los actores de la comunidad
internacional.
El mundo necesita tomar conciencia de lo esencial para la vida, necesita acatar
medidas de cooperación para el desarrollo y no para la hipocresía del poderío de unos
pocos. Hay que trabajar por mejorar la condición de vida de quienes carecen de la
seguridad necesaria para VIVIR en prosperas condiciones. La ley y los valores existen,
solo hay que otórgales la validez y el compromiso que requieren para poder alcanzar
los buenos resultados.