Post on 19-Dec-2015
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Querida familia celista muy buenas tardes.
Los primeros sentimientos que se me vienen en este momento son dos: el de gratitud por
tanto don recibido en estos diez años del CEL y el de esperanza por lo que se viene.
Pero primero quisiera remontarme, unos años atrás o mejor dicho bastantes años, para
contarles lo que los campamentos han significado para mí. Al igual que ustedes queridos
chicos estudié en un colegio de la Compañía de Jesús, el Cristo Rey de Portoviejo, entré al
querido CEC en quinto curso y desde ese momento mi vida tomó un rumbo distinto, porque
tuve la bendición de conocer al P. José Mendoza, excelente jesuita, formador de jóvenes.
Desde el inicio entendí que lo que daba identidad al grupo era indudablemente el SERVICIO, el
estar siempre disponible para el otro, el poner todas las capacidades en beneficio de los
demás, al estilo de Jesús, siempre escuchaba en las máximas de la noche, su frase: “Yo estoy en
medio de ustedes como el que sirve”.Queridos chicos y chicas, éste debe ser el rasgo
característico de nuestro grupo, el que nos debe inspirar y nuestra razón de ser: el servicio.
Es nuestra tarea común, el ver al otro no como un adversario, una amenaza, un competidor
sino como un hermano al que debemos servirlo. No se olviden que no somos el otro pero no
podemos ser sin el otro. No podemos desentendernos del hermano caído, como lo hicieron el
sacerdote y el levita en la parábola, por el contrario debemos tener la actitud delbuen
samaritano para hacer nuestros los dolores del que sufre y poner todo nuestros esfuerzos para
recuperar su dignidad humana. Este escenario que para muchos puede sonar muy devoto, no
es así, es real, se ha vivido y se vive en cada campamento a lo largo de estos diez años,
muchos, muchos brazos ofreciéndose generosamente para cargar carpas, muchos soplos
tratando de encender un mismo fuego, muchas manos brindando generosamente un plato de
comida.
Otro rasgo propio es el descubrir LA VERDADERA IMAGEN DE DIOS, que nace frecuentemente
de profundas vivencias espirituales y especialmente del testimonio de vida de otros, para tener
esa auténtica imagen, el P. Pepe Mendoza jugó un papel importantísimo en mi experiencia de
fe. De mivivencia muy superticiosa, al estilo manabita, de un Dios que metía miedo, que ponía
cargas morales, que reprimía, pasé a varias experiencias que me fueron liberando hasta
encontrarme con el verdadero rostro de un Dios vivo, alegre, que apuesta por los jóvenes, que
libera, que se juega por los excluidos de nuestro mundo, que acampa junto a nosotros.
Queridos celistas, no podemos creer en un Dios a nuestra imagen y semejanza, que como
decía Voltaire: “si Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, éste le devolvió con creces la
mima moneda”. Es responsabilidad nuestra encontrarnos con el Dios de Jesús de Nazaret, y
para ellos los pobres son nuestros maestros. Díganme la verdad: ¿no han sentido ustedes la
presencia tierna de Dios en el rostro de los niños pobres de nuestros campamentos
vacacionales? Allí está el rostro encarnado del Dios con nosotros.
Y estas características del servicio y de la imagen de Dios se vive y se comparten en
COMUNIDAD, ésta es la última característica que quisiera reflexionar. Sin comunidad, amigos y
amigas, el CEL no existe, nuestro movimiento debe ser un espacio para hacer grandes amigos,
cómo olvidarme de mis amigos del CEC de Portoviejo y ahora del CEL Gonzaga.
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Mis queridos celistas no se olviden que estamos llamados siempre a hacer comunidad, pero no
una comunidad cualquiera, una comunidad que sea incluyente, que sea tolerante con el que
piensa distinto a mí, que crea en las capacidades del otro. No debemos convertir a nuestro
grupo, en un movimiento guetista, cerrado, debemos estar abiertos a otros grupos que
busquen nuestra idéntica misión de servicio.
Les propongo que miremos como empezó la utopía del Reino de Dios, lo primero que hizo
Jesús fue formar un grupo de amigos, una comunidad, así nació nuestra Iglesia. Lo mismo pasó
con la Compañía de Jesús, de la amistad de Ignacio con sus primeros compañeros: Javier,
Fabro, Salmerón…nació la Compañía. Los grandes proyectos humanos deben germinar en la
amistad verdadera.
Queridos celistas, este es nuestro legado que el CEL nos da y es nuestro deber cuidarlo y
fecundarlo.
Ahora, quiero ser fiel a mi primera idea de agradecer, en primer lugar a Dios que me ha
permitido verlo en los rostros de ustedes queridos chicos y chicas, gracias porque me han
permitido ser inmensamente feliz, el sentir y gustar de su alegría contagiante en cada
campamento de curso, en la caminata LLoa - Mindo, en los campamentos vacacionales… es lo
que me llena de mucha felicidad.
Mil gracias a nuestro querido Gonzaga por permitir que Jesús de Nazaret haya acampado en
medio de nosotros. Gracias a aquellas personas que hicieron y hacen realidad este maravilloso
proyecto: a Carmen Cañas,al Chino Vargas, y a Francisco Robalino, muchas gracias por los
sueños compartidos hecho realidad, estoy seguro que sin ustedes no estaríamos hoy en este
lugar celebrando esta fiesta.
Quisiera agradecer a todos nuestros amigos asesores a los del inicio y a los actuales, a los
padres de familia, gracias por su cariño y entrega al grupo.
A los jesuitas amigos que se han unido a la propuesta del CEL, a nuestro Padre Provincial,
Gilberto Freire que hoy nos honra con su presencia, a Edwin Moscoso del Borja de Cuenca, a
Felipe Guzmán y especialmente a nuestro querido Negrito Lasso quién fue clave para que el
CEL fuera una propuesta a nivel de la Red de los colegios jesuitas del Ecuador.
A todos los caminantes del CEL que son una fortaleza actual de nuestro grupo y que han
estado trabajando para que este evento salga lo mejor posible. Gracias queridos chicos.
Quisiera agradecer, también, a mi esposa Elenita porque ha sabido comprender mi ausencia de
muchos fines de semanas de campamento, gracias por tu apoyo Elenita.
Pero especialmente a todas las generaciones de celistas de estos diez años, a los que han sido
jefes, a todos. Gracias porque han aceptado nuestra propuesta formativa y porque han sido los
verdaderos protagonistas de este sueño hecho realidad.
Pero, ¿qué viene después de esta primera década? Creo que debemos comprometernos más
con este proyecto, estamos trabajando con el Plan Estratégico para sistematizar nuestros
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procesos que nos darán las pautas y lineamientos para saber por dónde debemos caminar en
el futuro.
Queridos celistas, quisiera dejarles un mensaje final, el compromiso que adquirimos no es
únicamente con el CEL, no nos engañemos. El compromiso final es con nuestro país, con
nuestra Iglesia, con el mundo entero. Ustedes están llamados para que brillen en cualquier
escenario que la vida les ponga, deben ser protagonistas no meros espectadores indiferentes
con la realidad que nos cuestiona, deben ser y dar luz a los demás para que compartan sus
dones y talentos con ellos, especialmente con los excluidos de nuestra sociedad. Como dice
nuestro Padre General Adolfo Nicolás: “o lo damos todo, o no servimos”. Solo así, seremos
fuego que enciende otros fuegos.
En cualquier escenario que les toque estar, ojalá que puedan ir a los fronteras, a esos mundos
donde nadie quiere ir, donde no hay fama, honor y poder, aunque sus vidas estén alejadas de
las fuentes de los aplausos, allí desearíamos que estén, dando testimonio de lo que han vivido
en el CEL, que no les quiten los sueños que tienen por hacer de este mundo un hogar habitable
donde nadie quede excluido, que mantengan siempre la esperanza por la vida, que busquen
siempre la auténtica felicidad, y así puedan escalar sus propios ideales, a imitación de Alberto
Capdevielle. Cuento “Tres tipos de personas”…
Pido que la mirada tierna y acogedora de la Madre Dolorosa nos ayude para saber discernir los
nuevos horizontes por donde nuestro querido CEL debe seguir caminando. Y que todos
quienes amamos al grupo sigamos trabajando sin descanso, como dice la oración del
acampado, y que no esperemos más recompensa que el saber que estamos haciendo la
voluntad de Dios. Muchas gracias.