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    7. 

    ESPIRITUALIDAD

    El acompañamiento espiritual

    Jesús SASTRE GARCÍA

    La historia de cada creyente constituye un proceso complejo, tanto en el aspectoestrictamente humano como en el aspecto cristiano. La fe la entendemos como

    respuesta vocacional, que engloba y da unidad a todas las facetas de la existenciahumana.

    En este dinamismo espiritual de sentirse llamado y de responder adecuadamente esdonde el cristiano, que está madurando su fe, puede situar el acompañamiento comorealidad teológica. A través de toda la historia de la salvación vemos cómo Diosacompaña  y colabora en la historia del pueblo israelita, en la vida de las primerascomunidades cristianas y en la existencia de cada creyente en particular.

    1.  Datos teológicos de los que partimos

    El Dios de Nuestro Señor Jesucristo es un Dios que se adelanta, que salepermanentemente al encuentro del hombre (Dt 31,8). Esta iniciativa de Dios muyvariada, pues se hace creación, invitación, diálogo, esperanza, alianza, tierraprometida, etc. La misma llamada a la existencia es para cada persona cercaníapersonal, cariñosa y comprometida de Dios: «Antes de haberte formado en el senomaterno Yo te conocía» (Jr 1, 5).

    La proximidad del Dios bíblico llega a ser tan plena que se hace un Dios-con-nosotros ,nos ama hasta el extremo  de dar la vida, y muerto por nuestros pecados resucita paranuestra salvación. Desde entonces camina a nuestro lado, nos quita el miedo y nospromete su fuerza y aliento hasta el final de los tiempos , como aparece en losversículos finales del Evangelio de San Mateo. El Dios en quien creemos los cristianos

    no sólo es un Dios vivo y cercano, también está en lo más profundo de nuestro ser,pues es «más íntimo que nuestra propia intimidad» (San Agustín).

    La vida espiritual es diálogo entre Dios y el hombre a lo largo de toda la existencia.San Pablo lo expresa con las siguientes palabras: «... por si logro alcanzarle, habiendosido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús» (Flp 3,12). Este diálogo no termina nunca,pues la vida eterna consiste en estar con el Señor en plenitud de conocimiento, esdecir, de amor; la fe y la esperanza acabarán, y sólo el amor permanecerá parasiempre (cf. 1 Cor 13,12).

    Cuando Dios dialoga con el hombre le está confiando su misterio, pues la revelaciónde Dios es siempre autocomunicación que desborda nuestras posibilidades y

    previsiones. Jesús dijo a los Apóstoles: «el Espíritu de la verdad os guiará hasta laverdad completa» (Jn 16,13); y el Espíritu Santo nos remite siempre a las palabras yhechos históricos de Jesús, así como a la comunidad cristiana que anuncia

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    proféticamente lo que ha recibido, experimentado y celebrado. El Espíritu Santo nosremite también a los hermanos y a los más necesitados, pues su presencia en cadabautizado se orienta al bien de todos (cf. 1 Cor 12,7).

    2.  -El acompañamiento espiritual en la evangelización de losjóvenes

    «El objetivo fundamental del itinerario de la evangelización y educación en la fe de los jóvenes, es que el joven descubra en Cristo la plenitud de sentido y el sentido de latotalidad de su vida, y busque la más plena identificación con Él, con todas susimplicaciones, santidad de vida, la vida según el Espíritu, la configuración con Cristo»(OPJ 30). Este itinerario evangelizador implica una serie de acciones «a través de lascuales la Iglesia ayuda a los jóvenes a preguntarse y descubrir el sentido de la vida, adescubrir y asimilar la dignidad y exigencias de ser cristianos, les propone las diversasposibilidades de vivir la vocación cristiana en la Iglesia y en la sociedad y les anima yacompaña en su compromiso por la construcción del Reino». (OPJ 15; cf. ChL 54).

    Por tratarse de una formación integral y un crecimiento armónico la acción

    evangelizadora «alcanza y transforma los criterios de juicio, los valores determinantes,los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y losmodelos vitales» (EN 19).

    El catequista de jóvenes y de adultos debe ayudar a conseguir estos objetivos a travésde la animación del grupo de fe y del acompañamiento personal; uno y otro aspecto senecesitan mutuamente y se complementan. En el postconcilio hemos trabajado mejorel aspecto comunitario de la educación de la fe y hemos descuidado la relaciónpersonal con cada uno de los componentes del grupo; en el momento actual estamosredescubriendo y valorando el acompañamiento personal como elementoimprescindible en la personalización de la fe, en los procesos madurativos y en eldiscernimiento vocacional.

    El aumento de grupos propiciado por la comprensión de la catequesis como proceso,los catecumenados de confirmación, la pastoral juvenil y los grupos comunitarios hanpropiciado un aumento en la demanda de catequistas, sin asegurar al mismo tiempouna adecuada formación. Es fácilmente constatable el número grande de animadoresque «no han llegado ni a entender ni a llevar a la práctica el concepto pleno decatequesis» (CI 6). Descubrir a Dios no es fácil, la voluntad de Dios no aparece sinmás de forma evidente, y las posibilidades de perderse en el camino también sonaltas. Por todo esto necesitamos creyentes que caminen a nuestro lado y nos orienten;¿es posible ser catequista de jóvenes y adultos sin experiencia de acompañamientopersonal? Creemos honradamente que no; y el catequista que no lo haya descubiertono tiene la preparación adecuada para animar un grupo ni para acompañar a otros enel seguimiento de Jesús.

    3.  -Acompañar el proceso de maduración de la fe 1

    Para que un joven de hoy se anime a comenzar un proceso formativo cristianonecesita encontrarse con creyentes maduros en la fe que testimonien los valores delEvangelio desde la «presencia, participación y solidaridad» (EN 21). Detrás de esteestilo de vida hay una comunidad en la que vive el agente de pastoral juvenil y de laque se siente enviado. Los interrogantes que su persona pueda suscitar necesitan serrespondidos en el ‘ven y verás’ del primer capítulo de San Juan.

    En un segundo momento el acompañamiento tiene el carácter de iniciación y deformación básica. Según el Concilio (AG 14), la iniciación es en el misterio de la

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    salvación, en el ejercicio de las costumbres evangélicas, en los ritos sagrados y en lafe, liturgia y caridad del Pueblo de Dios. La iniciación se realiza a través de una mejorcomprensión de la fe, de la celebración y de la nueva vida en el seno de la comunidadcristiana.

    En este proceso hay tres elementos estructurantes: la presencia del animador delgrupo, el grupo mismo y la relación interpersonal entre el animador y cada uno de los

    componentes del grupo. A este último elemento nos referimos a continuación.

    3.1.  Cuándo surge el acompañamiento espiritual

    El acompañamiento es pieza clave en el proceso madurativo del joven, y éste lonecesita aunque explícitamente no alcance a pedirlo.

    Si esto es así, lo que más facilita su puesta en marcha es la consideración del mismocomo elemento constitutivo en el caminar de los grupos cristianos. El primer encuentroviene propiciado por la actitud de cercanía, respeto y acogida del animador hacia los jóvenes y sus problemas.

    Hoy más que nunca necesita el joven descubrirse en su propia originalidad; elacompañante ayudará a que el joven descubra sus posibilidades, limitaciones,horizontes, ideales, etc., y a que viva contento con él mismo. Los problemas detimidez, inseguridad y falta de aceptación son los que más siguen mortificando amuchos adolescentes y jóvenes. La percepción negativa de sí mismos paraliza engran medida las energía de los jóvenes, así como sus ilusiones y potencialidades. Esteproblema se agrava por la complejidad, ambigüedad y ambivalencia de muchas de lasofertas que rodean al joven. Dar unidad a la persona alrededor de un valorfundamental que todo armonice es la meta última y constante en el acompañamientopersonal.

    3.2.  -Progresivos descubrimientos desde la visión cristiana de la vida:

    • el valor de todo lo humano y, especialmente el hombre, desde Dios y por Dios;

    • la llamada a nacer de nuevo  (conversión) desde el Dios revelado en Jesús, y elReino de Dios como proyecto para la humanidad;

    • la entrada en el plan salvador de Dios se hace desde la fe y la vida compartidaen pequeño grupo dentro de la comunidad eclesial;

    • la lectura creyente de la realidad personal y social desde el Evangelio y desdela comunidad cristiana;

    • la comunión con Dios y la solidaridad con los más pobres que caminan juntas.

    El creyente necesita la fuerza del Espíritu para abrir caminos de esperanza (Cf. Rom8);

    • la seducción del amor de Dios que lleva al joven a sentirse en disponibilidadtotal, sin miedos ni perjuicios, pues lo que Dios me pida me ayudará a ser feliz y aayudar más a los demás.

    El discernimiento vocacional, hacia dentro de la comunidad cristiana y en el mundo,culminará este proceso de búsqueda de la voluntad de Dios desde la actitud dedisponibilidad.

    3.3.  Medios que facilitan el acompañamiento

    La vida de cada día es el contenido principal en el acompañamiento espiritual, pues lavida es la que necesita ser iluminada y transformada. En ella se juega el encuentro de

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    la gracia de Dios con la voluntad humana. La relación de ayuda que elacompañamiento espiritual conlleva no termina en la maduración de la personalidad,pues también incluye la formación de la conciencia moral, la experiencia de Dios, eldescubrimiento de la comunidad y la llamada vocacional.

    Los cauces que facilitan el acompañamiento son:

    — 

    El proyecto personal. Recoge los fundamentos de nuestra vida en elMisterio de Dios, los ámbitos de la existencia, los medios que queremosponer y los ideales hacia los que se apunta. Periódicamente se puedeaprovechar la entrevista para revisar el proyecto de vida.

    —  Seleccionar los temas para el año. Según el momento personal, lasnecesidades espirituales y lo que se esté tratando en el grupo, cada joven,de acuerdo con el acompañante, elegirá los temas que se pretendenabordar cada curso, sin perder de vista la unidad del conjunto. Los temasse secuencializan en indicadores que permiten ver el camino hecho y lo quefalta por recorrer. Los principales temas son: 1.º, rasgos de madurez; 2.º,centros de interés, y 3.º, estilo de vida.

    4. 

    El diálogo pastoral

    El diálogo pastoral es un proceso que avanza poco a poco, refleja las actitudes antelas personas y comunica la propia experiencia transformada en sabiduría  existencialpara la otra persona. El diálogo pastoral no da recetas mágicas ni suple alacompañado en la búsqueda de las respuestas que debe ir dando en su caminarcreyente.

    Para que pueda existir diálogo pastoral hay que salir al encuentro del otro y buscar‘lugares conocidos de forma que se pueda entablar el diálogo. Muchas vecestendremos la sensación de perder el tiempo y de hacer un esfuerzo grande para

    desprendernos de nuestras seguridades y entrar en el terreno inseguro de la personaa la que se quiere ayudar. El pasaje evangélico de la samaritana (Jn 4,4-42) es unejemplo referencial de diálogo pastoral. Veamos los pasos de que consta el relato:

    — Cuando la mujer llega al pozo Jesús ya está allí, sentado al borde del pozo. Seestablece un diálogo que va pasando por momentos distintos.

    — Jesús comienza el diálogo expresando una necesidad, pues tiene sed, nopuede sacar agua y pide de beber.

    — La petición de Jesús y él mismo son rechazados por prejuicios socialesheredados; la samaritana expresa el abismo entre judíos y samaritanos.

    — Jesús responde de una forma mucho más personal y directa; ofrece un diálogointerpersonal y ofrece el don de Dios .

    — La mujer se siente sorprendida y manifiesta profunda admiración por lapropuesta de Jesús. Algo importante ha pasado en el interior de la samaritana, puescambia la actitud y las expresiones en el diálogo.

    — Jesús aprovecha esta situación nueva y habla a la samaritana en su propiolenguaje y de su vida cotidiana; en el transcurso de la conversación y de una formacasi imperceptible pasa a la iluminación de fe refiriéndose a agua viva, vida sintérmino , manantial interior , etc.

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    — La samaritana termina pidiendo: «Señor, dame de esa agua; así no tendrénunca más sed, ni tendré que venir a buscarla». Hay apertura de horizonte, pero lamujer no llega al significado profundo de la fe.

    — Jesús recibe esta petición de la Samaritana y remite a la mujer a su vida; eneste momento el diálogo adquiere una dimensión de revisión de vida (Jn 4,16-24).Desde una vida poco auténtica no se puede acoger el don de Dios. Esta confrontación

    de la vida con la verdad está teñida de compasión y misericordia, pero también deexigencia de un corazón auténtico. No hay posibilidad de huida o de disculpas.

    — El cambio de actitudes en la Samaritana propicia la experiencia de Dios, es elmomento del reconocimiento de Jesús, es camino, verdad y vida que nos lleva alPadre y a una vida nueva.

    — La mujer deja el cántaro  y va al pueblo a anunciar a sus vecinos todo lo que hapasado y a quién ha encontrado. Y muchos samaritanos creyeron   a partir deltestimonio de aquella mujer. Más aún, ellos mismos tuvieron la experiencia de Dios ycreyeron por sí mismos (Jn 4,29-42).

    4.1. 

    La relación personalEs el medio concreto en el que se realiza el servicio del acompañamiento personal. Esencuentro entre dos personas y relación interpersonal que permita al acompañadopercibirse a sí mismo tal y como se encuentra, así como el paso de Dios por su propiavida. Esta realidad hace que el acompañante se sienta principalmente como mediadorde una relación en la que el Espíritu Santo y la gracia de Dios son los protagonistas.En este contexto se sitúa la relación de ayuda para que la persona acompañadamadure en todas las facetas de su vida por el «crecimiento personal armónico detodas las potencialidades que el joven lleva dentro de sí, razón, afectividad, deseo deabsoluto; una atención a su dimensión social, cultivando actitudes de solidaridad y dediálogo y estimulando un compromiso por la justicia y por una sociedad de talla

    humana; una preocupación por la dimensión cultural, pues la evangelización no esañadir un conocimiento religioso junto a contenidos que le resultan extraños» (O.P.J.n. 32).

    4.2.  Orientar y guiar desde la no-directividad

    La ayuda personal y la efectiva requiere la concurrencia de tres instancias: lasorientaciones exteriores, la relación interpersonal y el trabajo desde dentro. Estosupone que el acompañante es una persona con madurez afectiva y emocional,formación adecuada, coherencia entre lo que dice y hace y la aceptación incondicionalde la persona a la que se ayuda. Si la relación de ayuda requiere todos estosrequisitos, fácilmente se puede concluir que lo fundamental no es la aplicación de

    métodos o técnicas, sino de ser auténtico y de acoger a la otra persona con susdefectos y limitaciones. Sólo de esta forma el acompañante puede situarse en lugar dela persona acompañada y tratar de ver y sentir desde dentro   de ella lo que vive ycomunica. La relación de ayuda con estas características empieza con que elorientador haga una buena acogida que dé confianza y serenidad, y por una actitud deescucha atenta que manifieste a la otra persona que nos preocupamos por ella, por loque está viviendo y por lo que nos cuenta. La escucha atenta ayuda al orientado aescucharse a sí mismo y a escuchar a Dios, lo cual constituye un dato importante yaque da unidad a la vida espiritual.

    Las intervenciones del acompañante como orientador tienen que tener trescaracterísticas: deben reflejar lo que el orientado ha comunicado desde su propio

    marco referencial, han de ayudar al sujeto a conocer mejor su propia realidad y, al

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    tiempo, le facilitarán el hallazgo de los medios para seguir avanzando como persona ycomo creyente.

    5.  -Acompañar el proyecto de vida cristiana

    Muchas veces hablamos del proyecto de vida dando por supuesto que en la base

    existe una personalidad madura. No siempre es así; por lo mismo el acompañamientopersonal tratará como tema básico el de la madurez de las personas. Tambiénconviene recordar cómo la persona madura pone en juego su libertad yresponsabilidad para elegir un proyecto concreto de vida.

    Toda elección debe ir precedida por un momento de escucha y otro momento dediscernimiento. Hay que escuchar la propia historia, las experiencias más importantes,los momentos más significativos, las intuiciones del corazón, la afectividad profunda ylas interpelaciones de las realidades sociales que nos rodean. Toda elección abreunas puertas y cierra otras; esto es doloroso, pero también posibilita el crecimientopersonal y amplía el campo de nuestra libertad interior. El proyecto personal de vidanos permite ser nosotros mismos, nos libera de muchas manipulaciones y nos permite

    encauzar el futuro de forma creativa y responsable.En todo este proceso de escucha, y con vistas al discernimiento, es central el mundode los sentimientos y de la afectividad. Analizar las consolaciones y desolaciones queinvaden el corazón del creyente cuando lee el Evangelio, contempla los misterios de lavida de Cristo, revisa su vida y se sitúa en disponibilidad para lo que Dios quiera, es elmejor camino para fundamentar la vida y la fe desde lo vivido  como unidad personal,es decir, desde la cabeza, el corazón y la voluntad.

    5.1. 

    -El proyecto de vida de Jesús ayuda a encontrar y discernir el propio proyecto

    Los proyectos de vida cristiana tienen una raíz común (la vocación bautismal), un

    ámbito de referencia (la comunidad cristiana) y apuntar a un horizonte (el Reino). Estoes así porque la referencia del creyente es la persona de Jesús; llegados aquí nospodemos preguntar: ¿cuál fue lo definitivo para Jesús, lo que orientó toda su vida? Esfácil de responder: hacer la voluntad del Padre, anunciar la Buena Noticia y salvar a lahumanidad. La realidad del Reino proclamada e iniciada por Jesús es la que unevoluntad de Dios, evangelio y salvación.

    El Reino irrumpe comunicándonos una experiencia nueva de Dios como Padre ysituando a los hombres como hermanos desde unos nuevos valores y la opciónpreferencial por los pobres y sencillos.

    Las acciones liberadoras de Jesús, su solidaridad con los pequeños, enfermos,marginados, y pecadores, y las denuncias del orden vigente constituyen un proyectoalternativo de vida llevado adelante por el don gratuito del amor de Dios. La novedaddel Evangelio se acoge y comprende desde la comunidad de discípulos de Jesús.Seguir a Jesús y acoger el Reino pasa por la incorporación al grupo que Jesús iniciacon los Doce. Dentro de la comunidad cada uno encontrará el lugar y el servicio queDios le pide en la animación de la comunidad y en la edificación del Reino.

    El crecimiento espiritual ayuda a los catecúmenos a seguir a Jesús de Galilea aJerusalén, y a vivir todo lo que vivieron los Apóstoles en este itinerario de fe. Eldescubrimiento del proyecto de Jesús y sus actitudes personales respecto de lavoluntad del Padre son elementos paradigmáticos para el creyente.

    5.2.  El discernimiento de Jesús

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    Hemos visto cómo lo central en la vida de Jesús fue hacer la voluntad del que le habíaenviado; con todo, su discernimiento también incluyó los medios apropiados paradescubrir y hacer la voluntad del Padre. El medio más significativo que vivió Jesús fuela solidaridad con los más pobres; desde ahí amó sin límite a todos los hombres yasumió la cruz hasta el extremo de dar la vida.

    Es importantísimo que el acompañante ayude al acompañado a tener las mismas

    actitudes que tuvo Jesús, y que se podrían resumir en una fundamental: relativizartodo lo que no es el Reino de Dios y su justicia. Sólo desde esta actitud dedisponibilidad total o indiferencia puede el creyente oír de forma inequívoca lo queDios le pide. El acompañante espiritual hará todo lo posible para asegurar laobjetividad del proceso de discernimiento y evitar que intereses poco evangélicosinterfieran en la toma de decisiones. Cumpliendo este cometido el acompañante es fielreflejo de lo que ocurre y testigo fiel del Dios vivo.

    6.  -Identidad y misión del acompañante espiritual

    El acompañante espiritual tiene una misión específica que no se confunde con la

    acción pastoral o educativa en sentido genérico. Lo propio de la función delacompañante espiritual es la relación interpersonal para ayudar a la persona queacompaña a rastrear   el paso de Dios por su vida e historia y a dar una respuestavocacional. El acompañamiento tiene carácter progresivo y se sitúa en el proceso demaduración humana y personalización de la fe.

    Lo inusual de la figura del acompañante, la necesidad de formación específica y laprofundidad de su misión contribuyen a que parezca muy difícil desempeñar esteservicio eclesial. En esto hay parte de verdad; no obstante, la exigencia fundamentalpara que uno pueda acompañar a otros es que el acompañante haya vivido bien laexperiencia de acompañamiento. Sobre esta base imprescindible las cualidadespersonales y la formación darán frutos abundantes en la preparación del futuro

    acompañante.

    6.1.  Persona madura

    Dice C. Rogers que el orientador facilita el que la otra persona cambie desde larelación de ayuda sin manipularle desde la propia visión de las cosas. Estacaracterística pide que el acompañante espiritual sea persona con experiencia ysíntesis vital, capaz de caminar de forma cercana y ayudar desde la coherencia yautenticidad. Más que soluciones debe transmitir vivencias, valores, sentido, apoyo,horizonte y posibilidades para que el interesado encuentre su camino y resuelva susproblemas.

    6.2. 

    Competencia educativaEl transfondo y la meta de la labor orientadora es el crecimiento madurativo de lapersonalidad cristiana en lo que tiene de unidad, globalización e integración de losdiferentes aspectos de la vida humana. No hay proceso de maduración sin un modeloreferencial de persona, sin personalización de las propias experiencias y sin mediosconcretos que faciliten el avance. Y todo ello, como vimos anteriormente, desde unapedagogía no-directiva. La competencia educativa del acompañante se ve en lacapacidad que éste tiene de conseguir que el joven o adulto a quien acompaña asumasu vida como proyecto.

    La capacitación educativa permitirá al acompañante espiritual entender la vida como

    progreso, ver las etapas madurativas, respetar los ritmos personales y alentar elcaminar evitando distracciones, parones innecesarios o desenfoques; también losfracasos y los errores analizados y solucionados tienen valor educativo.

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    6.3.  Maestro de espiritualidad

    Esta expresión engloba dos aspectos: el acompañante ha de ser un creyente con fepersonalizada y un servidor experto en espiritualidad. La base de la vida espiritual esla relación personal con Dios a través de la oración, los sacramentos, la conciencia yel compromiso.

    La enseñanza del maestro espiritual no es una enseñanza teórica, sino llena desabiduría y de experiencia personal; enseña desde lo que ha visto y vivido. Estomismo le permite conocer la importancia de la gracia de Dios y las dificultades quesuelen aparecer en el camino. El acompañante espiritual necesita primero compartircon Dios antes de compartir con las personas; más aún, necesita orar con los rostros ylas situaciones de las personas a las que acompaña.

    El acompañamiento espiritual es una de las tareas eclesiales en que se pone a pruebala calidad creyente de las personas; nadie da lo que no tiene, nadie anima un caminoque no ha recorrido y nadie transmite una competencia que no tiene. No se trata deutilizar la experiencia de Dios para ayudar a otros; se trata de sumergirse en Dios paraque la boca hable de la abundancia del corazón. A Dios se le vive por Él mismo,

    independientemente del ministerio que uno tenga; esto no significa que el servicioeclesial que se desempeña no coloree la espiritualidad de quien lo ejerce.

    6.4. 

    Discernimiento espiritual

    El acompañante espiritual debe conocer la situación en que se encuentra elacompañado para ver cuáles son los pasos siguientes. Uno de los aspectos másdifíciles del acompañamiento es la percepción, lo más ajustada posible, de la situaciónespiritual de la persona a la que se orienta en lo referente a su estado de conversión,modo como acoge la gracia de Dios, deficiencias que impiden el avance, dudas ytemores, propósitos e ideales, bloqueos, docilidad al Espíritu Santo, llamadavocacional, etc. Es difícil, por no decir imposible, captar la acción de Dios sino es

    desde el saber de Dios; aquí radica el don de discernimiento   que debe pedirconstantemente el acompañante espiritual para saber interpretar las nociones quevienen de Dios y las que no vienen de Dios.

    Una aplicación importante del discernimiento se da en el descubrimiento de losllamados autoengaños en el seguimiento de Jesucristo; los principales son lossiguientes:

      Vivir de ideales y olvidarse la realidad concreta que es uno mismo . En estecaso se produce una ruptura entre lo que uno desea ser y lo que uno es en lapráctica. La idealización aleja de lo concreto, engaña sobre la propia realidad eimpide el crecimiento personal. Se produce el efecto de los vasos

    comunicantes   por el que unos aspectos vividos en abundancia (ideales)compensan otros aspectos vividos de forma precaria (lo real). El trasvasepuede llegar a ser peligroso para la persona por lo que supone de pocasinceridad en asumir la vida real tal y como es. La solución está en el paso delos ideales del yo al yo ideal según las exigencias del Evangelio; es decir,realismo, concretización y proceso para madurar como persona y comocreyente.

      Racionalizarlo todo antes de tomar decisiones . Las decisiones importantestienen mucho que ver con lo afectivo y lo intuitivo. Cuando se pretenderacionalizar el proceso de toma de decisiones, se están reduciendo lasposibilidades de ver por dónde se quiere ir. En el fondo, se sucumbe al deseode controlar y dirigir la vida y desde uno mismo, sin abrirse a la gracia de Dios

    en actitud de confianza y disponibilidad. Únicamente quien rinde cabeza ycorazón al Señor puede oír lo que Dios le pide.

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      Reducir la radicalidad del Evangelio a algo subjetivo y optativo . Esteautoengaño se suele dar cuando el seguidor de Jesús se va adentrando en lacomprensión de la fe como vocación y percibe que la respuesta que tiene quedar no tiene meta concreta. Ante una vivencia del seguimiento en actitud depermanente disponibilidad y radicalidad, se dispara un dinamismo justificador:lo radical es subjetivo y optativo. La respuesta es sencilla: Jesús no obliga avivir el Evangelio, pues es gracia y Buena Noticia, pero el que decide seguirledebe hacerlo conforme a la dinámica del Evangelio, que no se ajusta a lapermanente relativización del que considera la radicalidad de las condicionesdel seguimiento como algo optativo.

      La falsa humildad . Consiste en hacerse fuerte en las propias limitaciones,buscadas y constatadas con minuciosidad, para no dar una respuestavocacional concreta. Se justifica diciendo que es preferible no tomar la opción aser infiel a la misma. En el fondo falta fe y confianza, y la soberbia humanaaparece solapada en ropajes de humildad; no podemos olvidar que para Diosnada hay imposible  y que Dios nos agracia primero con lo que nos va a pedirdespués.

      El engaño del futuro . Como su nombre indica, consiste en dejar para más

    adelante las opciones que deberíamos tomar en el momento presente. En elfondo, la persona que así procede presiente que nunca llegaría a encarnar loscompromisos que desplaza, tampoco se atreve a enfrentarse a ellos en elmomento actual, y toma una solución justificadora y tramposa: pospone paramás adelante aquello que ni ahora ni en el futuro quiere asumir. De esta formase tranquiliza la conciencia con razones justificadoras que permiten al sujetoquedar libre ante sí mismo. Es el momento de reforzar cómo el seguimiento deJesús no admite dilaciones ni excusas, pues difícilmente haremos en el futurolo que podríamos y deberíamos asumir aquí y ahora. Esta situación es llamadaa la sinceridad con uno mismo y con Dios.

      Olvido de los pobres en el proyecto de vida. La importancia de la opciónpreferencial por los más necesitados es un elemento constitutivo del Reino de

    Dios. No puede haber fe madura, ni proyecto vocacional auténtico que nocontemple personal y comunitariamente la centralidad del trabajo por la justiciay la solidaridad en sus múltiples vertientes y manifestaciones. La fe en DiosPadre y el Evangelio de Jesucristo no se pueden vivir sin un compromiso real yconcreto con los que más sufren en este mundo. La opción por los pobres nosda miedo, muchas veces, porque nos invita a cambiar de sitio, de estilo de viday compromete de forma distinta nuestras aspiraciones y proyectos.

    7.  Conclusión

    El acompañamiento espiritual es un medio imprescindible en los procesos

    evangelizadores con adolescentes, jóvenes y adultos. La personalización de la fe, eldiscernimiento cristiano y la toma de decisiones difícilmente se pueden hacer sin lapresencia del hermano mayor, discípulo también de Jesucristo, pero con másexperiencia, recorrido y formación. También el acompañante se siente evangelizadopor Dios y por las personas a las que acompaña. ¡Cuánta riqueza experiencial seadquiere al ser testigo excepcional del paso de Dios por la vida de las personas!

    El tema del acompañamiento espiritual es un reto para los catequistas en un doblesentido: en qué medida lo viven ellos como adultos en la fe y en qué medida lopractican con los componentes de los grupos que animan. Uno de los elementos quemejor expresan la riqueza de una comunidad cristiana están en los «maestros deespíritu» que tiene y en cómo se cuida en los grupos de maduración de fe el

    acompañamiento personal. La profundización en este tema desde cursos de formaciónúnicamente tendrá éxito si la teoría se acompaña de la práctica.

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    8.  Pistas para la reflexión

      ¿Cómo tenemos incorporado el acompañamiento personal en la PastoralJuvenil Vocacional que animamos?

      ¿Los catequistas de adolescentes y jóvenes nos sentimos acompañadosespiritualmente? Enumerar las causas principales de la respuesta.

     

    ¿Qué medios podemos poner para mentalizarnos en la importancia delacompañamiento personal e iniciar su puesta en práctica?

    9.  Bibliografía

    AUBRY, J., ‘Diversos tipos de dirección espiritual’, MJ  75 (1983) 37-40.

    CIAN, L., ‘Dirección espiritual: Metodología a la luz de las modernas ciencias delhombre’, MJ  75 (1983) 13-29.

    SASTRE, J., El acompañamiento espiritual  (Madrid: San Pablo, 1993).

    VALDERRABANO, J. F., ‘Planteamiento y justificación del acompañamiento espiritual’,Confer  80 (1982) 597-625.

    NOTAS

      1Cf. SASTRE, J., 'Pastoral juvenil y acompañamiento', MJ 204-205 (1994) 40-42.