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EL CASTELLANO EN CANTABRIA.
No son muchos los estudios sobre este tema, Menéndez Pidal ya llamó la atención sobre
cuestiones como el cierre de las vocales finales –e y –o, la apócope de –e final tras l, r, n, s, z, la
aspiración de la f- inicial, la palatalización de l- inicial, la conservación del grupo latino –mb-, el
empleo de los sufijos diminutivos –uco, –ín.
En la década de los 50 hay un empuje en estos estudios y Menéndez Pidal pone en relación
la metafonía vocálica del valle de Pas con la asturiana, causada por el sustrato oscoumbro,
consecuencia de una colonización Asturica durante la Edad Media; fenómeno que llamó la atención
de otros estudiosos.
Será Penny el que haga nacer la dialectología sobre Cantabria, propiamente dicha.
Pero el conocimiento exhaustivo de los hechos lingüísticos debió esperar a la realización del
correspondiente atlas regional de Manuel Alvar y su equipo de colaboradores.
La fonética
El Vocalismo
El vocalismo cántabro se ajusta general a las características del castellano, con algunas
particularidades:
Cierre de las vocales finales -o en -u y -e en -i.
Estos fenómenos no tienen la misma extensión ni vitalidad; el primero es consistente en la
zona en conexión con el asturiano, mientras que el segundo es más débil y está limitado a
algunas localidades del extremo occidental y del valle del Pas.
Palatalización de la vocal final -a y de -as cuando va precedida de vocal palatal.
Tendencia a deshacer hiatos, bien cerrando una de las vocales para convertirla en
semiconsonante o semivocal, bien trasladando el acento a la vocal más abierta.
Cierta inestabilidad en el timbre de las vocales átonas.
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El Consonantismo
Ninguna de las particularidades fonéticas del consonantismo en Cantabria es exclusiva,
pertenecen también al castellano vulgar o modalidades dialectales cercanas.
Aspiración de F- inicial latina.
La /x/ castellana se articula como velar fricativa sorda, con distintas realizaciones.
Las consonantes sonoras en posición intervocálica tienen un tratamiento variable.
La más inestable es la -d-, que suele perderse, mientras que la -g- ha desaparecido por un
proceso de disimilación articulatoria.
La -d final puede asibilarse y articularse como [θ] o perderse.
Son yeístas el norte y el centro de la región.
Santander es el principal foco del fenómeno, lo que demuestra su carácter urbano.
La vibrante simple /r/ del infinitivo seguido de pronombre enclítico átono suele perderse.
El grupo etimológico -MB- se ha reducido a -m-.
Los grupos cultos -CT-, -CC- presentan polimorfismo:
Las realizaciones de -CT- oscilan desde [θt] hasta la asimilación de la consonante implosiva
y su consiguiente desaparición.
El grupo -CC- puede articularse como [sθ], [rθ], [lθ], con la aspiración intensa [xθ] e incluso
con la pérdida de la primera consonante.
Se aspiran a las consonantes s y z implosivas de los grupos -sn- y -zn-.
Se neutralizan las consonantes /r/ y /l/ cuando aparecen agrupadas con otra consonante.
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La Morfología
Las alteraciones morfológicas de Cantabria se corresponden con las de otras zonas dialectales
del castellano y afectan a:
Cambios de género.
Procedimientos de derivación léxica, con diminutivos en -ín, -ito y -uco.
Sistema pronominal:
Inestabilidad del timbre de las vocales átonas que da formas como nusotros y vusotros.
La forma átona nos es la más corriente, pero también se usa mos.
vos se usa en la zona montañosa, mientras que en el resto se emplea os.
El pronombre personal enclítico se pronuncia frecuentemente acentuado.
Sistema verbal:
Alteraciones fonéticas que causan cambios en formas verbales.
Regularizaciones de conjugaciones con formas irregulares.
Formas arcaizantes en localidades aisladas del interior.
Extensión analógica de la e de la primera persona del singular a la del plural.
En el imperfecto de subjuntivo se utiliza más la terminación -era que la -ese.
La Sintaxis
Utilización esporádica del "neutro de materia".
Leísmo referido a personas y animales, muy generalizado; Leísmo de cosas, más restringido.
Tendencia a no usar la forma del pretérito perfecto (comiste) del verbo y a usar el condicional en
vez del pretérito imperfecto de subjuntivo (traería por trajera).
Construcción de las oraciones condicionales irreales:
En el occidente: verbo de la prótasis en pretérito imperfecto de subjuntivo y el de la apódosis
en pretérito imperfecto de indicativo: si tuviera dinero lo compraba.
En el sur y en el centro: verbo de la prótasis en condicional y el de la apódosis en pretérito
imperfecto de indicativo: si tendría dinero lo compraba.
En la mitad oriental: verbo de la prótasis y de la apódosis en condicional: si tendría dinero lo
compraría.
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Construcción de las oraciones concesivas:
En la zona oriental el tiempo verbal tanto para la oración principal como para la subordinada
es el condicional: aunque podría no lo haría.
En la zona occidental adopta dos modos diferentes:
Imperfecto de subjuntivo para la subordinada e imperfecto de indicativo para la principal:
aunque pudiera no lo hacía.
Imperfecto de subjuntivo para la subordinada y condicional para la principal: aunque
pudiera no lo haría.
Otros vulgarismos sintácticos:
Transformar en construcciones personales algunas impersonales, haciendo concordar la
forma verbal con el supuesto sujeto.
Anticipación de los pronombres personales sobre el reflexivo: me se calmó el dolor.
Utilización del pronombre posesivo en lugar del personal: detrás mía por detrás de mi.
El Léxico
El léxico cántabro es de una riqueza y de una heterogeneidad considerables.
Hay ejemplos de léxico arcaizante en zonas marginales y poco accesibles, y léxico
procedente de dominios lingüísticos lejanos a Santander, como consecuencia de movimientos
demográficos concretos.
En cualquier caso, el léxico de la zona occidental responde al utilizado en Asturias y el del
sudoeste al leonés, mientras que el del sureste tiene que ver con las modalidades más
conservadoras del castellano y el de la zona oriental con el vasco.
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EL CASTELLANO DE CASTILLA LA VIEJA
El castellano es el dialecto primario del español, modélico para muchos hispanohablantes,
que se realiza en unos vastos límites espaciales.
En el siglo XVII Castilla había perdido ya la capacidad de imponer su norma como modélica, y
su habla pasa a convertirse en una variedad regional más.
Antes se pensaba que la norma castellana, sobre todo la de Valladolid, era la norma de
prestigio, pero esto ha ido cambiando con el tiempo y actualmente se considera el modelo más
prestigioso, no el de un lugar en concreto, sino el que hablan los hispanohablantes cultos del
mundo, que muestran riqueza y precisión léxica, aporte a las estructuras sintácticas de la lengua,
una pronunciación adecuada, pulida y sin desviaciones dialectales.
Pero en esta zona hay una mayor proximidad a la norma estándar, una mínima carga de
dialectalismos, una entonación y un ritmo serenos, que sirven de modelo para muchos extranjeros.
El castellano no es uniforme ni siquiera en Castilla la Vieja.
Las diferencias diatópicas y diastráticas son considerables, por lo que sólo veremos algunas
peculiaridades generales.
Esta falta de uniformidad lingüística en Castilla la Vieja se debe, entre otras cosas, a que el
marco geográfico y los límites con otras hablas distintas condicionan el habla de lugares
fronterizos.
Por otra parte, hay un rápido proceso de neutralización de las diferencias de habla entre
pueblos y ciudades.
En el lexicón se encuentran bastantes arcaísmos.
Los rasgos fundamentales que caracteriza la expresión popular hablada de Castilla son la
espontaneidad, la gran fuerza de la afectividad y la utilización de estereotipos, clichés y frases
hechas.
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Nivel Fónico
Vocalismo
Los fenómenos descritos a continuación son frecuentes en el ámbito rural y en los niveles
socioculturales más bajos de las ciudades:
Frecuente vacilación en el timbre de las vocales átonas, así como pérdida de pos y
protónicas.
Realización como diptongos de una serie de palabras con vocales en hiato, con dislocación
acentual.
Reducción de diptongos a pronunciación monoptongada.
Frecuentes prótesis vocálicas, formas sincopadas, apocopadas y algunos casos de aféresis.
Consonantismo
El rasgo más generalizado es la caída de la -d- intervocálica, especialmente ante vocal átona, con
cierre de la vocal final.
No sólo en los participios verbales, sino en diversas clases de palabras.
Pérdida de la preposición de en denominaciones.
Pérdida de la consonante /r/ intervocálica.
Yeísmo.
Pronunciación de la -d final de sílaba y especialmente final de palabra como interdental [θ].
En algunos lugares se alterna la pérdida de dicho fonema en final de palabra, con la
realización interdental.
Neutralización de la diferencia de pronunciación entre -b- y -v- en posiciones y intervocálica e inicial
de palabra.
Diversas realizaciones de grupos consonánticos, con una tendencia general a la simplificación.
Los grupos -CT- y -CC- se pronuncian con interdentalización de la consonante oclusiva o
con la pérdida de la consonante implosiva.
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Otros fenómenos fonéticos, especialmente de nivel sociocultural bajo, son:
Apócope de muy – mu.
Epéntesis de así – asín.
Velarización de los grupos de [bw] y [we]: güeno
Pérdida de consonante final ajena al sistema fonológico español: chalé
Aféresis en fonética sintáctica: una sageración.
Síncopa de vocales: vía por veía
Cambios vocálicos en términos técnicos: medicina.
Paragoge vocálica: rede
Metátesis de consonantes en determinadas palabras: murciégalo.
Nivel Morfosintáctico
Fenómenos muy extendidos en Castilla son el leísmo y en laísmo.
El leísmo referido a personas (utilización de le para el complemento directo) esta difundido
por toda la meseta norte y la cornisa cantábrica.
El leísmo referido a animales, cosas y objetos está menos difundido, pero es habitual en
Castilla.
No aparece en Castilla el caso de leísmo con confusión de número, frecuente en Aragón.
El laísmo (utilización de la como complemento indirecto en vez de le) se utiliza en menor
proporción que el leísmo.
En Castilla es más abundante referido a personas y aparece más en singular.
Mucho menos frecuente es el loísmo (uso de lo como complemento indirecto).
Pronunciación como tónicos de los adjetivos posesivos proclíticos.
Uso de posesivos como término de adverbios diversos, como resultado analógico de las
construcciones con valor de posesión.
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Sustitución del imperfecto de subjuntivo -ra o -se por el futuro hipotético en -ría:
En la prótasis de las condicionales.
En cláusulas subordinadas de finalidad.
En concesivas.
En las que expresan tiempo.
En cláusulas que funcionan como complemento directo.
En cláusulas en función de adyacentes de un nombre.
En oraciones independientes optativas.
Una cuestión que afecta tanto a la sintaxis como al léxico es la confusión de quedar por dejar,
y caer por tirar o dejar caer, utilizados como verbos transitivos con complemento directo.
Utilización del verbo entrar en construcciones transitivas con complemento directo.
Confusión de género en algunos sustantivos femeninos que comienzan por a tónica, algunos
precedidos de h.
Dequeísmo, queísmo y deísmo; todos ellos fenómenos de muy larga tradición.
Dequeísmo y deísmo son la anteposición innecesaria de la preposición de ante una cláusula
complementaria o en infinitivo.
El queísmo es la supresión de dicha preposición en construcciones subordinadas que la
exigen.
Confusión de las perífrasis deber + infinitivo y deber de + infinitivo con valor hipotético.
Otros fenómenos que se dan sobre todo en los grupos socioculturalmente más bajos son:
Metátesis de pronombres personales: me se
Prótesis consonántica en el pronombre átono os: sos la di
Presencia del artículo ante nombres propios de persona
Formación irregular y analógica del plural de algunos sustantivos: jabalís, jabalines
Utilización de un género arcaico o perdido en algunos sustantivos: la calor.
Pérdida del artículo ante nombres de familia: padre dijo.
Utilización de posesivos antepuestos para expresar afectividad: mi María
Utilización arcaizante de habemos por hemos.
Futuros arcaicos de algunos verbos: quedrá
Utilización vulgar y arcaizante de la segunda persona de pasados simples con –s paragógica:
cantastes
Formación analógica de pasados simples de verbos irregulares.
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Presente de subjuntivo de carácter vulgar: haiga
Utilización del infinitivo con valor de imperativo: sentarse, callar
Forma sincopada o apocopada de ciertos adverbios: ande
Duplicación de preposiciones: voy a por la leche.
Sustitución de cuanto por contra o contri.
Construcción de haber impersonal concordando con el complemento directo: habían muchos
perros
Uso del adverbio mismamente.
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EL CASTELLANO DE CASTILLA LA NUEVA
La región que tradicionalmente se conocía como Castilla la Nueva incluía las provincias de
Madrid, Guadalajara, Toledo, Cuenca y Ciudad Real.
Cuando España, en 1983, se perfiló en comunidades autónomas, Madrid se segregó, y al
resto del territorio se le añadió la provincia de Albacete (perteneciente tradicionalmente a la región
de Murcia) para constituir la comunidad llamada Castilla-La Mancha.
En todo este territorio se habla una variedad del castellano que se puede zonificar.
Por una parte, entre provincias más conservadoras (Madrid, Guadalajara y el norte de
Cuenca) y más innovadoras (Toledo, Ciudad Real y Albacete).
Por otra parte, se puede hacer una división entre las provincias occidentales, con influjo de
las hablas leonesas y extremeñas, y las provincias orientales, cuya influencia se recibe de Aragón y
del territorio valenciano.
Las hablas de esta región no forman por sí solas un dialecto; comparten rasgos fonéticos,
unidades léxicas y usos gramaticales con otros territorios peninsulares.
El habla culta de Madrid constituye el canon de la norma culta del centro peninsular; pero el
habla de Castilla no es homogénea, se dan grandes contrastes lingüísticos, aunque en general,
podemos decir que el castellano de Castilla la Vieja es más conservador y el de Castilla la Nueva,
más innovador.
Fonética y Fonología
El sistema vocálico de las hablas de Castilla cuenta con las cinco vocales cardinales primarias.
El rasgo más característico del sistema consonántico es la contraposición entre las áreas en las
que se conserva el fonema lateral palatal / l/ y las que no lo tienen; pero la mayor parte de los
fenómenos castellanos se encuentran en otros ámbitos geográficos del español.
Vocalismo
Uso de unidades átonas que se apartan de la norma.
En un nivel sociocultural bajo, el elemento abierto del diptongo ai se cierra un grado (ei), y
también se da el caso contrario, paso de ei a ai.
Tendencia antihiática, patente en la creación de diptongos populares o vulgares.
Otra solución antihiática es la aparición de una consonante entre las vocales, generalmente b
o g.
-e paragójica especialmente tras -r final; vocal -e en el lugar de -a u -o finales.
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Consonantismo
Pérdida de -d- en las terminaciones de los participios de la primera conjugación.
Sustitución, en hablantes poco instruidos, de los fonemas /k/ y /g/.
En posición implosiva, los fonemas /d/ y /k/ pueden pronunciarse [θ] (en Madrid,
Guadalajara, Toledo y Cuenca) o perderse (Albacete y Ciudad Real).
En cuanto a las consonantes fricativas:
El fonema /f/ se realiza como bilabial.
El fonema /s/ en posición implosiva tiene tendencia a la conservación y la realización
apicoalveolar en el norte de la región, mientras que en el sur de la región tiene un
comportamiento más parecido al de las hablas extremeñas, andaluzas y murcianas
(tendencia al debilitamiento, realización plana o convexa).
Para el mismo fonema /s/, en territorio albaceteño la aspiración suele convivir con la
asimilación, cuando la sibilante va seguida de una consonante sonora.
Desarrollo de un elemento vocálico como consecuencia del debilitamiento de la sibilante,
que se da también cuando la consonante final es -z.
El rotacismo, paso de -s a -r se da con especial intensidad cuando la consonante siguiente es
una dental, sobre todo d o z.
Uso de s por z y de z por s, tanto en posición implosiva como en posición inicial de sílaba; se
parece al seseo y ceceo de Andalucía.
El yeísmo, indistinción fonológica de // y /y/ está muy extendido por toda la región.
Realización [gjé-] en formas que comienzan por hie- o ye-.
Despalatalización de la ñ, o en otros casos, desarrollo de un elemento semiconsonante con
diverso grado de mantenimiento de la palatal.
Palatalización de la secuencia n + i; en algunos lugares apartados se detectan arcaísmos como
ñudo.
Neutralización de los fonemas /l/ y /r/.
l > r más frecuente en el interior de palabras
r > l en posición final.
Pérdida fonética de la r del infinitivo cuando éste va seguido de un pronombre enclítico.
Distintos cambios de acento que responden a orígenes diversos.
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Gramática
Uso de un prefijo a- precediendo a formas verbales de la primera conjugación; también se da lo
contrario, la aféresis: ajubilar – estrozar.
Sustitución de des- por es- en hablantes de bajo nivel sociocultural, o sustitución de la sílaba inicial
ra- por re-.
Uso masculino de algunas voces femeninas que se refieren a materia: el agua claro
Imperfectos en -iba, en hablantes de edad avanzada y con pocos estudios: traíba
Imperfectos y condicionales en –íe: cogíei-s
Uso de -i en la segunda persona del plural de los imperativos (arcaísmo): hacéi.
En los pronombres, fenómenos de leísmo, laísmo y loísmo: la zona en que más intensamente se dan
es en los dos tercios occidentales de Toledo y el oeste de Madrid.
Uso de mucho por muy.
Pérdida del artículo cuando el sintagma nominal se inicia con todo o toda.
Repetición del adverbio antes para indicar una mayor lejanía en el tiempo.
Locución subordinante de tiempo a la que en vez de cuando.
Léxico
En él es donde mayor relevancia adquieren las influencias lingüísticas de las regiones
limítrofes y su heterogeneidad puede explicarse por las diferencias geográficas internas de la región
con zonas bien comunicadas y otras aisladas, y por la procedencia de los replobadores.
En el occidente hay presencia de elementos de origen leonés, extremeño: flama,
blasfemiar…
En el oriente hay presencia de léxico aragonés o catalán: pernil (jamón), aguatero,
pescatero; aspardeñas, rustir, surtir…y también se conservan arabismos.
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Áreas lingüísticas.
Se propone una división interna, una zonificación lingüística muy general que distingue en el
plano fonético las provincias más conservadores de las más innovadoras: Madrid, Guadalajara y el
norte de Cuenca, frente a Toledo, Albacete y Ciudad Real, siendo esta última la más cercana a las
hablas andaluzas y Albacete a las murcianas.
Otra división es las que separa la zona occidental, con influjo leonés y extremeño, de la
oriental con influjo aragonés y catalán.
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TEMA 11
Dialectos históricos: el leonés y el asturiano
EL ASTURIANO
El dialecto asturiano no es unitario, está constituido por múltiples hablas.
Existe una literatura en bable, pero en general la lengua que utiliza es artificiosa y no se
corresponde con el habla de ninguna comarca concreta de la provincia.
El español, el asturiano y el leonés son dialectos romances no dispares en exceso, son
sistemas afines.
A pesar de la independencia histórica con que se forjaron el romance castellano y las hablas
asturianas, éstas no son hoy más que una variedad local español utilizada para relaciones de corto
alcance ya que carecen de rasgos diferenciales suficientes para establecer una modalidad románica.
Las hablas autóctonas no son uniformes; Ramón Menéndez Pidal distinguió tres variedades: el
bable occidental, el central y el oriental.
Estas tres áreas tampoco son unitarias, contienen variedades bastante divergentes, lo que
significa que el territorio del Principado de Asturias está subdividido en un mosaico de variedades
románicas como mayor o menor vitalidad.
De oeste a este:
Las hablas gallegas entre Eo y Navia.
Las cuatro modalidades fundamentales del bable occidental:
dos zonas con rasgos análogos al gallego
dos zonas con rasgos comunes a los territorios vecinos del centro.
Los seis subdialectos del central, que conservan todos, con notable vigor pero con
particularidades como las repercusiones de la distinción entre sustantivos continuos y
discontinuos.
Las tres modalidades orientales, progresivamente hacia el este, más semejantes al
castellano cantábrico.
El motivo de que se haya mantenido tanta diversidad es que durante la edad media no existió
ningún centro rector hiciera que la población se sintiese atraída, así que cada habla siguió su
desarrollo ajena a las demás.
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La lengua escrita era el latín, y cuando se difunde el castellano, éste suplió la función de
una koiné asturiana.
Sistema vocálico
En posición tónica las hablas asturianas tienen en cinco vocales.
El diptongo [je] no se redujo como en castellano. PRESSA>priesa
La yod no ha impedido la diptongación de /o/: FOLIA>fueya, fuecha
Se dan casos de no diptongación de /o/ especialmente ante nasal implosiva: BONU>bon
Mantenimiento de /e/ ante nasal, en la zona occidental: DENTE>dente
La /u/ final inflexiona la vocal tónica, cerrándola en principio un grado, con lo cual difiere de la
vocal correspondiente del plural o del femenino. Primiru (primeros, primera)
En posición átona hay en general indiferencia entre las vocales medias y las cerradas, y a veces
se intercambian /a/ y /e/: cuntar-contar, dicir-decir.
En el bable central las terminaciones [as, an] han pasado a [es, en], en ciertas zonas [is, in]:
vaques, vienis, parasin.
Existencia de /e/ por /a/ en algunos singulares, en los bables central y oriental: sidre.
En el dominio leonés es frecuente la epéntesis de una semiconsonante [j] en la sílaba final: urnia
(urna)
La vocal final velar se ha perdido en algunos singulares: molín(o), tocín(o)
1.2.- Sistema consonántico.
Presenta rasgos análogos a los del castellano, tales como la existencia de:
una serie de consonantes siempre oclusivas /p, t, t, k/ (en general sordas),
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otra de fricativas fuertes /f, θ, s/ (en general también sordas)
una serie de consonantes espirantes muy relajadas /β, δ, y, γ/ (casi siempre sonoras y
proclives a su desaparición).
Son también comunes las nasales /m, n, ñ/ y las líquidas /l/ y /r, r/.
Pero también hay diferencias:
La /x/ del español ha penetrado en numerosos castellanismos:
Históricamente corresponde ya con una /y/, ya con una //: pero a menudo nos son más
que variantes de un registro: mujer – muyer.
La especial articulación de la palatal lleva a su confusión con la combinación [sj]: xente –
siente.
En el oriente esta /x/ del español y la aspirada /h/ procedente de la F- latina confluyen
totalmente: baju.
Históricamente las hablas asturianas han sufrido un proceso de desonorización semejante al
del español en el siglo XVI, aunque no simultáneo.
Junto a los resultados normales de F- alternan las realizaciones castellanas con pérdida:
FUMU>fumu, jumu.
Las palatales latinas G + E, I, I-, se mantienen como // IANUARIU>xineiru, con excepciones
como GERMANU>ermanu.
La /n/ final de palabra suele realizarse como velar //.
En posición inicial, la /n/ alterna con la palatal /ñ/: NUDU>ñudu
El fonema /ñ/ nunca procede de -NN-: PINNA>pena.
Las consonantes implosivas latinas se han debilitado vocalizándose, asimilándose o
desapareciendo: LACTE> theite, lleche.
Se conserva -MB- como en todo el occidente: LUMBU>llombu
Las oclusivas que quedaron en posición implosiva suelen adaptarse al fonema /l/:
CUBITU>coldo.
Rasgos morfológicos y sintácticos.
El sustantivo coincide con el castellano en género y número, salvo algunos casos divergentes
como el sal, el miel o el cal, entre otros.
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La formación del plural es análoga, excepto algunos masculinos en -in que hacen el plural en
–os: calcetín - calcetinos
El artículo generalmente se funde con la preposición precedente: pel, nel…
En las zonas central y oriental, los sustantivos se distinguen por el rasgo de continuidad o
discontinuidad, manifestado por la terminación -o propia de los continuos (sustantivos colectivos,
de materia) el fierro, el hielo, en parte heredera de los neutros latinos, de los sustantivos
discontinuos o numerables caracterizados por /u/ final: un fierru, un pelu.
Los demostrativos varían según las zonas: este-esti-isti,…
Los posesivos de los bables son tónicos, y en función adjetiva van provistos del artículo
cuando preceden al nombre:
En el centro y en oriente sólo se distinguen los géneros en función sustantiva: la nuestra tía,
los sos primos,…
En el occidente se mantienen las diferencias genéticas del posesivo adjetivo: el mieu subrín, la
subrina mía
Aisladamente, en occidente y el centro pervive el uso medieval del posesivo perifrástico:
estos nenos de mieu – estos niños míos
Los pronombres personales ofrecen un sistema análogo al de los demás romances:
Los sustantivos personales, o formas tónicas, mantienen la misma función que en castellano:
Sujeto: you, tú;
Funciones con preposición: mí-min (conmigo-conmugo-u); ti (contigo-cuntigo-u-tigo-u)
Cualquier función tónica: nosotros-nusotros-nosotrus-nusotrus (nos.nusoutros)…él-elli-illi…
Los pronombres átonos de tercera persona distinguen entre los usos derivados del acusativo
y los del dativo, es decir, las funciones de objeto directo e indirecto, sin las confusiones
castellanas: lu-thu, los-lus-thos-thus,…
El pronombre átono se pospone al verbo, a no ser que precedan negación u otra partícula:
llevóila, yai/nui la llevó.
El sistema verbal de los bables:
Tiene en común con los romances occidentales la falta de formas compuestas, sólo aparecidas
tarde como castellanismos.
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El occidente es conservador, el centro y el oriente se asemejan al castellano en cuanto a las
desinencias.
Cierre de /o/ en /u/.
Cambios centrales de /as, an/ en /es, en/.
Aparente inversión del subjuntivo: ¿nun pases?/ nun pasas tovía
Perturbación de ades, edes, ides frente a aes, ais, eis, is
Desinencias opuestas del perfecto sobre todo en 1ª y 3ª personas: pasé, pasasti (-este),
pasó, pasamos (-emos), pasaste (-is, pasestes-is), pasaron (-aren)
Occidente: paséi, paseste (-paseiste, asti), pasou, pasamos, pasasteis (-astis, -estis),
pasanun.
Formas plurales arcaizantes en occidente en el imperativo: pasade, bebede, subide.
Se usa el infinitivo en lugar del imperativo plural, sobre todo en construcción negativa: non
llorar ahora que ya ye tarde; pero en singular el subjuntivo: nun comas tanto que va facete daño.
El perfecto (pasé) conserva los dos sentidos latinos que el castellano a separado, entre la
designación del pasado absoluto y la anterioridad del presente, creando las formas compuestas (he
pasado).
TEMA 14. Hablas de transición.
El extremeño. El murciano. El riojano. El canario.
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EL EXTREMEÑO
Extremadura aún carece de atlas lingüístico, por lo que muchos puntos permanecen
inexplorados y se carece de estudios de conjunto sobre la región.
Por ello, algunas afirmaciones sobre el habla de Extremadura (llamada castúo según la
denominación de Luis Chamizo) son provisionales.
De las variedades que ya no tienen su origen directamente en el latín, sino en el castellano, la
más cercana por el occidente es el extremeño.
Su situación geográfica explica algunas de las peculiaridades, que, además, tienen mucho que
ver con la Historia, ya que en esta zona la Reconquista tuvo vanas etapas; de ahí que, como su
propio nombre indica, Extremadura fuese durante siglos tierra fronteriza.
El primer avance solo afecto al norte de Cáceres y, todavía en el siglo XII, la frontera
alcanzo el Tajo.
Desde entonces y hasta la unión de León y Castilla (1230), las tierras extremeñas fueron
repobladas por León en su parte más occidental (Cáceres, Mérida, Badajoz), mientras que
Castilla se ocupaba de la oriental (Béjar, Plasencia, Trujillo).
Después, y hasta finales del siglo XVI, Extremadura se volvió hacia Sevilla y Toledo, las dos
grandes capitales de la zona meridional.
Este brevísimo bosquejo histórico permite admitir de entrada influencias leonesas,
castellanas y andaluzas, una situación de contacto con el portugués en su frontera y, por su
marginalidad, una tendencia al conservadurismo respecto a otros centros de irradiación algo
lejanos, como pudiera ser Madrid.
El extremeño resulta así un habla de transición entre el leonés -del que conserva elementos
constitutivos, especialmente en la zona norte-, el castellano de la meseta y el andaluz.
En Extremadura no hay un verdadero dialecto, sino más bien "hablas de tránsito".
Las peculiaridades de este habla son fundamentalmente fonéticas, encuadradas en los
fenómenos propios de las llamadas "hablas meridionales", aunque en algunas zonas de la provincia
de Cáceres existen rasgos comunes con las hablas dialectales leonesas.
Otra presencia lingüística importante en las hablas extremeñas es, naturalmente, la del
portugués en las zonas fronterizas
VOCALISMO
Contiene escasos elementos diferenciadores respecto al castellano común.
Mayor tensión articulatoria en las vocales tónicas, con cierto alargamiento de su duración.
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Relajación de las átonas debido a factores sociolingüísticos y circunstanciales.
Cuando desaparece la aspiración marca de plural, en la vocal final no se produce un reajuste
fonológico; rasgo propio del andaluz occidental.
Cierre de las átonas /o/ final en /u/ y /e/ final en /i/ en Cáceres, lo que probablemente se
deba al influjo leonés; es un fenómeno en regresión.
También se dan rasgos vocálicos muy extendidos por toda la península y el mundo hispánico,
considerados ruralismos o vulgarismos:
Epéntesis de yod: alabancia
Diptongaciones analógicas: juegaba
Formas analógicas: apretan
Desaparición de diptongación: pos
Ruptura de hiato y epéntesis: riyendo
Metátesis: naide
Asimilaciones y disimilaciones: dicil - semoh
Generación de [-n] paradójica: asín
Desaparición de /a/ y /e/ iniciales: zotea
Confusión de /a/ y /e/ y de /o/ y /e/: ancía (encía)
CONSONANTISMO
Distinción de /b/ (oclusivo) y /v/ (fricativo); es un rasgo arcaico registrado hace mucho
tiempo, que no se encuentra hoy día.
Conservación de antiguas consonante sonoras dentales.
Es también un rasgo arcaico.
La distinción entre el /s/ y /θ/ se mantiene en Extremadura con escasas excepciones: hay
seseo en la zona fronteriza con Portugal y en el “islote lingüístico" de Fuente del Maestre,
mientras que hay ceceo en el “islote lingüístico" de Malpartida de Plasencia.
Diferenciación en las realizaciones de / / y /y/.
Hoy en día el yeísmo también está bastante extendido, así que ya son escasos los puntos de
Extremadura distinguidores.
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Neutralización de la oposición en /l/ - /r/ en posición implosiva; fenómeno de gran extensión
geográfica en todo el ámbito hispánico.
Lo peculiar de las hablas extremeñas es el predominio de /r/ como resultado de la
neutralización.
Aspiración de la h procedente de /f-/ inicial latina y de j castellana.
En la aspiración, la modalidad extremeña se opone al castellano.
Hay tres tipos de aspiración:
la procedente de /f-/ inicial latina;
la que corresponde, como en andaluz, al fonema fricativo velar sordo /x/ del castellano;
la de la /-s/ implosiva en cualquier posición, al final o en medio de la palabra.
Con respecto a esta última, equivalente a la andaluza, hay que señalar que en
Extremadura el tipo de /s/ predominante es la castellana (apical) y no la andaluza
(coronal).
PLANO MORFOSINTÁCTICO
Extremadura presenta elementos bien conocidos en otros ámbitos dialectales, generalmente
considerados vulgarismos:
Género femenino en nombres masculinos: la reuma, la calor.
Empleo del artículo con el posesivo: la mi casa
Uso de artículo con nombres propios.
Vulgarismos en los pronombres personales (formas mos, mosotros, muestro).
Gran frecuencia de infinitivos en -ear.
Empleo frecuente de la preposición de con algunos verbos: vimos de venir
Formas al arcaicas y vulgares de algunos adverbios (ansina, entavía…)
Combinación de varias preposiciones: vengo de por el vino
La sufijación del diminutivo es -ino, -ina, y en menor medida -ín.
En algunos lugares se han registrado leísmo y laísmo.
Uso de los verbos caer y quedar como tirar y dejar.
Usos del verbo haber como tener, ser y estar
LÉXICO
Los datos sobre léxico en Extremadura son muy dispersos y poco sistematizadores.
Solo conocemos ciertas recopilaciones en campos léxicos muy determinados.
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En general se aprecian muchos leonesismos, términos de procedencia gallego-portuguesa,
occidentalismos, arcaísmos en zonas que han mantenido su aislamiento, andalucismos en el sur de
la región, y como curiosidad, arabismos muy poco frecuentes en castellano.
EL CANARIO
Las hablas de Canarias no son un dialecto; ninguno de sus rasgos fonéticos es privativo, ni su
léxico se diferencia de otros hispánicos, ni su sintaxis y morfología son exclusivas.
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Pertenecen pues a ese gran complejo lingüístico que constituyen las hablas hispánicas
meridionales.
Al tratar de caracterizar el español canario se ha hablado de su arcaísmo debido a su carácter
periférico, pero la hipótesis es falsa.
Desde el primer viaje de Colón, las islas no han sido periferia, sino centro, eslabón intermedio
entre la "periferia" peninsular y la americana: por tanto, lo que se llaman arcaísmos no son sino
regionalismos, vulgarismos, dialectalismos que se dan en cualquier otra región española.
En este sentido, otra premisa falsa de la que se ha partido en ocasiones para el estudio de las
hablas Canarias es comparar su lengua con el castellano hablado en la época de los Reyes Católicos,
debido a la insistencia en el carácter periférico de las islas.
Pero las Canarias han participado y participan de la historia y la cultura españolas, por lo
que su español no es un fósil de 500 años, sino una realidad actual.
Otra hipótesis que hay que desechar es la que dice que el canario y el judeo-español
conservan una especie de arcaísmo común.
El canario no es una lengua agotada como el judeo-español, sino una lengua de conquista
que, desde el siglo XVI, ha eliminado a las hablas prehispánicas.
Las relaciones de las islas con la Península son las mismas que existen entre regiones de
cualquier territorio metropolitano.
Un problema que se ha planteado al estudiar la dialectología canaria es el de la adaptación
de una lengua a medios o ambientes distintos de los de su origen.
De aquí procede el marinerismo de estas hablas: las largas travesías por mar hacían que los
hombres de tierra adentro acabaran por familiarizarse con la lengua de los navegantes.
De todo ello hay que deducir que el español de Canarias es, simplemente, una variedad
regional de esa entidad universal que se llama español.
Los nativos perdieron pronto su lengua, el guanche -emparentado, al parecer, con el
beréber- y las islas se castellanizaron con pobladores procedentes, sobre todo, de Andalucía.
SEVILLA Y CANARIAS
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Históricamente no se puede negar que Sevilla ha conformado la vida de las islas en los
primeros tiempos de su conquista (instituciones jurídicas, conquistas, iglesias, gentes), por lo que a
esta ciudad hay que referir el hecho lingüístico canario.
La norma sevillana, opuesta a la de Castilla, irradiará hacia Granada, las Canarias y América
por razones de prestigio cultural, económico y social.
En realidad, la pluralidad de normas del español se reduce a dos fundamentales: la
castellana y la sevillana, y es ésta la que migra sobre las naves cuando empieza la gran expansión.
De Sevilla salió el rasgo más caracterizador de la nueva norma: la reducción de -ss- sorda y –s-
sonora, de -ç- y -z- a una sola sibilante de carácter çiçeante, que dio lugar más tarde al seseo
insular.
Este trazo marcaría la pronunciación de todos los conquistadores y colonizadores de las
islas, y de los que a través de ellos pasaron y la difundieron en América desde el foco
irradiador que fue Sevilla.
Por entonces, otros fenómenos como la pérdida de la -d-, el yeísmo, la aspiración de la -s
implosiva, etc. no se habían materializado, son procesos posteriores y de cronología no
uniforme, que han constituido con el tiempo un tipo de pronunciación "más andaluz".
Sin embargo, sí que habrá que referirse a la situación lingüística de Sevilla para explicar
procesos de modalidad Canaria como la nasalización de las vocales producidas por una n
siguiente, el carácter velar de la -n o la modificación articula de la ch.
EL VOCALISMO
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Las vocales acentuadas son extraordinariamente largas; este rasgo es bien conocido del
andaluz y del español americano.
En las islas se encuentra la palatalización esporádica de la -a final, proveniente de Sevilla.
El cierre de la -o se da de manera casi sistemática en todo el archipiélago (gediondu,
cochinu).
EL CONSONANTISMO
La pérdida de -d- presenta un tratamiento polimórfico: pérdida o conservación; en las hablas
populares predomina la pérdida.
La -s se aspira como en Andalucía, aunque hay diversas variantes de realización dependientes
del entorno fónico:
En posición final absoluta puede realizarse como h o como , en cuyo caso se igualarían
singular y plural.
Ante palabra que empiece por vocal, la s puede realizarse como h o como s.
Ante consonante sorda se aspira e incluso se asimila a la consonante siguiente.
En El Hierro se da una situación especial de mantenimiento de la -s implosiva, pero no es una
s castellana, y puede desarrollar una -e paradójica.
1. Nasalizaciones
En posición final, la -n el puede articularse como velar, pero este rasgo desaparece cuando la
palabra siguiente empieza por vocal, recuperando la -n su carácter alveolar.
En posición final absoluta, la -n puede nasalizar a la vocal anterior y desaparecer.
2. Las Palatales
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La distinción de ll / y es un fenómeno rural, no urbano, que no siempre se produce en el
mismo hablante.
La articulación de la y es muy abierta y vocalizada, lo que enlaza con la cuestión de la
articulación de las ch.
La ch es muy adherente y tiene relación con la y abierta, con lo que se ha formado una oposición
basada en el grado de abertura y, menos, en el de sonoridad.
-La ch adherente se da en zonas canarias de América y es totalmente distinta de la castellana.
3. Las Aspiradas
La h- inicial, procedente de una aspirada castellana, presenta casos de polimorfismo en un
mismo hablante.
En muchos casos, la nivelación que impone la lengua general lleva a la pérdida de la h-.
En posición interna vocálica, [h] se realiza como sonora cuando se corresponde con la [x]
castellana.
MORFOLOGÍA
Cambios de género y, en ocasiones, dotación de terminación femenina a los sustantivos que
tienen este género.
Pronombres losotros por nosotros y los por nos; es rasgo de gentes con escasa cultura.
En el verbo,-emos es un vulgarismo muy difundido, así como -ate(s), -ite(s) por -oste, -iste.
También se dan traslaciones acentuales en la flexión verbal.
EL LÉXICO
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En el habla viva de Canarias son muy escasos los guanchismos (gofio, "harina tostada").
Son mucho más abundantes los occidentalismos y portuguesismos, y por supuesto los
andalucismos (afrecho, "salvado"; cigarrón, "saltamontes") y los americanismos (cucuyo,
"luciérnaga"; guagua, "autobús". También algunos arcaísmos (antier; gago, "tartamudo").
Los procesos de adaptación del castellano a la nueva realidad produjeron metáforas
procedentes de la herencia recibida, como los nombres de ciertos tipos de peces (vieja,
catalineta…).
Por razones geográficas, la terminología marinera es variable y compleja.
Hay en ella términos prehispánicos, lusismos, americanismos, andalucismos, catalanismos,
vasquismos y creaciones insulares.
Cada isla tiene su propia personalidad y posee un léxico frente al común, pero sin romper la
unidad.
La isla del Hierro es la que manifiesta una personalidad propia más abrumadora, la sigue
de lejos la isla de La Gomera, y Fuerteventura y Lanzarote son las que acusan menos
discrepancias.
EL SILBO GOMERO
Sobre el lenguaje que se usa la isla de La Gomera, hecho de silbos y para comunicarse desde
la lejanía, se ha escrito mucho.
Es un lenguaje con una estructura doblemente articulada, elaborada sobre las bases
analíticas que utilizan todas las lenguas naturales del mundo.
Las vocales se reducen a dos (grave y aguda) y las consonantes, a cuatro, formando dos
pares de contrastes.
Es un mecanismo sustitutivo que puede transmitir cualquier mensaje, pero la
descodificación resulta muy difícil dada la precariedad de los elementos con los que cuenta.
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