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E L C O N C E P T O D E T R A B A J O D E S D E L A
T E N D E N C I A D E L F O R D I S M O Y E L P O S F O R D I S M O E N A N T O N I O N E G R I
MILTON EDWIN LOZANO BANGUERO, S.J.
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Filosofía
Bogotá, 28 de febrero de 2010
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E L C O N C E P T O D E T R A B A J O D E S D E L A T E N D E N C I A D E L F O R D I S M O Y E L P O S F O R D I S M O
E N A N T O N I O N E G R I
Trabajo de grado presentado por Milton Edwin Lozano Banguero, bajo la
dirección de la profesora Marcela Forero, como requisito parcial para optar al
título
Licenciado en Filosofía
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA Facultad de Filosofía
Bogotá, 28 de febrero de 2010
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CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES PARA LA CONSULTA, LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL, Y PUBLICACIÓN ELECTRÓNICA DEL TEXTO COMPLETO.
(OPCIONAL)
Bogotá, D.C., Septiembre 02 de 2010
Marque con una X
Tesis doctoral___Trabajo de Grado X
Señores BIBLIOTECA GENERAL Cuidad Estimados Señores:
El suscrito Milton Edwin Lozano Banguero, S.J, con C.C. No.76044212 de Puerto Tejada - Cauca, autor del trabajo de grado titulado “el concepto de trabajo desde la tendencia del fordismo y el posfordismo en Antonio Negri” presentado y aprobado en el año 2010 como requisito para optar al título de Licenciado en Filosofía; autorizo a la Biblioteca General de la Universidad Javeriana para que con fines académicos, muestre al mundo la producción intelectual de la Universidad Javeriana, a través de la visibilidad de su contenido de la siguiente manera: • Los usuarios puedan consultar el contenido de este trabajo de grado en Biblos, en los sitios
web que administra la Universidad, en Bases de Datos, en otros Catálogos y en otros sitios web, Redes y Sistemas de Información nacionales e internacionales “Open Access” y en las redes de información del país y del exterior, con las cuales tenga convenio la Universidad Javeriana.
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trabajo, para todos los usos que tengan finalidad académica, ya sea en formato CD-ROM o digital desde Internet, Intranet, etc., y en general para cualquier formato conocido o por conocer.
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puesto que de acuerdo con la legislación colombiana aplicable, el presente es un acuerdo jurídico que en ningún caso conlleva la enajenación del derecho de autor y sus conexos.
De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son propiedad de los autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles, inembargables e inalienables.
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FORMULARIO DE LA DESCRIPCIÓN DE LA TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO
TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS DOCTORAL O TRABAJO DE GRADO: “EL CONCEPTO DE TRABAJO DESDE LA TENDENCIA DEL FORDISMO Y EL POSFORDISMO EN ANTONIO NEGRI” SUBTÍTULO, SI LO TIENE: __________________________________________________________________________
AUTOR O AUTORES Apellidos Completos Nombres Completos
LOZANO BANGUERO
MILTON EDWIN
DIRECTOR (ES) TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO
Apellidos Completos Nombres Completos
FORERO
MARCELA
ASESOR (ES) O CODIRECTOR
Apellidos Completos Nombres Completos
TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE: LICENCIATURA EN FILOSOFIA FACULTAD: FILOSOFIA PROGRAMA: Carrera ___ Licenciatura X Especialización ____ Maestría ____ Doctorado ___ NOMBRE DEL PROGRAMA: LICENCIATURA EN FILOSOFIA NOMBRES Y APELLIDOS DEL DIRECTOR DEL PROGRAMA: CRISTINA CONFORTI CIUDAD: BOGOTA
AÑO DE PRESENTACIÓN DEL TRABAJO DE GRADO: 2010-02-28
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NÚMERO DE PÁGINAS: 120 TIPO DE ILUSTRACIONES:
Ilustraciones Mapas Retratos Tablas, gráficos y diagramas Planos Láminas Fotografías
SOFTWARE requerido y/o especializado para la lectura del documento___________________ MATERIAL ANEXO (Vídeo, audio, multimedia o producción electrónica):
Duración del audiovisual: ___________ minutos.
Número de casetes de vídeo: ______ Formato: VHS ___ Beta Max ___ ¾ ___ Beta Cam
____ Mini DV ____ DV Cam ____ DVC Pro ____ Vídeo 8 ____ Hi 8 ____
Otro. Cual? _____
Sistema: Americano NTSC ______ Europeo PAL _____ SECAM ______
Número de casetes de audio: ________________
Número de archivos dentro del CD (En caso de incluirse un CD-ROM diferente al trabajo de
grado):
_________________________________________________________________________
PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial): ___________________________________________________________________________ DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN ESPAÑOL E INGLÉS: Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar estos descriptores, se recomienda consultar con la Unidad de Procesos Técnicos de la Biblioteca General en el correo biblioteca@javeriana.edu.co, donde se les orientará).
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ESPAÑOL INGLÉS
ANTONIO NEGRI ANTONIO NEGRI
TRABAJO WORK
FORDISMO FORDISM
PODER CONSTITUYENTE CONSTITUENT POWER
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ABSTRACT
The main purpose of this research is to look at the critical corpus of Antonio Negri, in order to understand the concept of work in a society where life is subsumed by capital. This problem of work is understood from the following tendencies: first, Fordism is based on a purely abstract work force with respect to industrial activity and as such reorganized by Taylor. Second, post-Fordism in which dominated hegemony of immaterial labor, through the intellectual, scientific, cognitive, relational, communicative and affective patterns of production and recovery. In this research project, also, examines how the rise of the modern capitalist system produces a force agrees rights and legal system that responds to the potentiating of a structure that is presented as absolute procedure from the negative ontology of work. Finally, a study on the problem of suffering as the key to resist the system of capitalist domination and the emergence of an ontology creative work in a society dominated. Therefore, we can think a power that enables the configuration again subjective work against the subjectivity of the capital.
RESUMEN
El propósito principal de esta investigación consiste en indagar el aparato crítico de Antonio Negri, con el fin de comprender el concepto de trabajo en una sociedad en donde toda la vida esta subsumida por el capital. Esta problemática del trabajo se entiende a partir de las siguientes tendencias: en primer lugar, el fordismo que se basa en una fuerza de trabajo totalmente abstracta con respecto a la actividad industrial y como tal reorganizada mediante el taylorismo; en segundo lugar, el posfordismo en donde predomina la hegemonía del trabajo inmaterial, a través de las dimensiones intelectual, científica, cognitiva, relacional, comunicativa y afectiva en los modelos de producción y valorización. En este proyecto de investigación se analiza cómo con el auge del sistema capitalista en la modernidad concurre una fuerza productora de derechos y de ordenamiento legal que responde a la potencialización de una estructura que se presenta como procedimiento absoluto desde la ontología negativa del trabajo. Finalmente, se realiza un estudio sobre el problema del sufrimiento como clave para resistir al sistema de dominación del poder capitalista y sobre el surgimiento de una ontología creadora del trabajo en una sociedad dominada. Pensar, por consiguiente, en una potencia que haga posible nuevamente la configuración subjetiva del trabajo frente a la subjetividad del capital.
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INDICE CARTA DEL DIRECTOR .............................................................................................. 10
AGRADECIMIENTOS ................................................................................................... 12
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 13
1. PERSPECTIVA SUBJETIVISTA DEL TRABAJO EN LOS GRUNDRISSE ....... 20
1.1. Dinero - crisis y poder ....................................................................................... 21
1.2. La teoría sobre la explotación ........................................................................... 28
1.4. Capital social y mercado mundial ..................................................................... 45
2. REVOLUCIÓN FRANCESA REVOLUCIÓN DEL TRABAJO ........................... 63
2.1. Sujeto y estructura ............................................................................................. 63
2.2. De la crítica del poder ....................................................................................... 69
2.3. Trabajo Constituido / Trabajo Constituyente .................................................... 77
2.4. El Trabajo Constituyente en la Modernidad ..................................................... 86
3. LA ONTOLOGÍA CREADORA DEL TRABAJO ................................................. 95
3.1. Fuerza del trabajo. ............................................................................................. 95
3.2. La desmesura del trabajo. ................................................................................ 100
3.3. El carácter absoluto de lo contingente ............................................................ 107
3.4. La potencia del trabajo .................................................................................... 111
CONCLUSIONES ......................................................................................................... 121
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CARTA DEL DIRECTOR
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AGRADECIMIENTOS
Deseo expresar mi más cálida gratitud a todos aquellos que de una u otra manera han
contribuido en este proceso de crecimiento y formación.
A la Compañía de Jesús, por haberme brindado las condiciones necesarias para llevar
adelante esta etapa de estudios filosóficos, con el propósito de mejor servir a nuestra
sociedad e Iglesia.
A mis padres y a mis hermanos por el ejemplo y el apoyo que siempre me han ofrecido.
A la profesora Marcela Forero, quien con atención y generosidad supo acompañarme en
este tiempo de investigación personal. Su interés por los temas de la filosofía política y
las diferentes clases que ofreció fueron el punto de partida que finalmente me llevaron a
entusiasmarme por la propuesta filosófica de Antonio Negri.
Finalmente, quiero agradecer a los profesores y colaboradores de la Facultad de
Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana por la capacidad de acogida,
profesionalismo y calidez humana que los caracteriza.
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INTRODUCCIÓN
El deseo de profundizar en la forma de pensar de Antonio Negri aparece en mi vida
desde la primera lectura de Imperio. Este libro me inquieta por su consideración del
imperio como un sujeto político que efectivamente está regulando los cambios
producidos en la transición del fordismo al posfordismo. Pensar en el imperio como un
sujeto político me condujo al problema del trabajo considerado por Negri desde el punto
de vista de tendencias fondista y posfordista que constituye el objeto de esta
investigación.
Para comprender el problema del trabajo es preciso tener en cuenta la manera como
Negri reflexiona a partir de los conceptos de: “tendencia”, “abstracción real”,
“antagonismo (explotación)” y “producción de la subjetividad”. En Marx más allá de
Marx, Negri nos presenta su lectura sobre el método de Marx, con el propósito de
profundizar en los conceptos que permiten establecer una nueva teoría, ya que el objeto
de la crítica marxiana ha cambiado en cierto sentido aunque no en otro. Negri pretende
así dar un paso más allá de Marx al desarrollar un nuevo aparato teórico para responder
a la situación actual. Profundizar en la naturaleza del trabajo supone, en primer lugar,
que se trate el concepto de tendencia como tendencia histórica por cuanto es necesario
considerar los procesos en virtud de los cuales se han establecido unas formas de ser y
de entender la realidad. En la idea de tendencia se haya implícita la de periodización,
como la comprensión de que todos los días ocurren cambios históricos, pero que al
mismo tiempo siguen funcionando los paradigmas que definen nuestra manera de
pensar, de vivir nuestra subjetividad, de estructurar el conocimiento. En este sentido, el
paso de los periodos constituye el paso de una tendencia a otra. En segundo lugar,
debemos tener presente el concepto de abstracción real, el cual Marx toma de los
clásicos de la economía política con el objeto de mostrar que el concepto de trabajo
representa el origen del valor y de toda riqueza en la sociedad capitalista. El capital, por
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ello, crea una forma de producción colectiva en donde el trabajo de cada singularidad es
productivo en colaboración con otras muchas singularidades.
El valor en la producción capitalista, por consiguiente, no emana del trabajo
individual, sino que es algo que surge a partir del trabajo colectivo, dando lugar al
concepto de trabajo social. Este último concepto nos pone frente a una racionalidad que
es imprescindible para la producción del capital y que nos permite entender la idea
capitalista del valor. Esto lleva a definir el trabajo en la modernidad como fuente de toda
riqueza y, por lo mismo a comprender que Marx concibe la relación entre el trabajo y el
valor en términos de cantidad de tiempo de trabajo abstracto, el cual corresponde a una
cantidad de valor. Ahora bien, esta medida de valor define la producción capitalista y
supone que el valor se exprese en unidades mesurables u homogéneas de tiempo de
trabajo. Sin embargo, en la posmodernidad ha cambiado la noción de trabajo
considerada por Marx porque la producción de trabajo y el tiempo de producción han
cambiado bajo la hegemonía del trabajo inmaterial. Esto significa que actualmente se ve
en las empresas un aumento de flexibilidad y movilidad en el trabajo y una decadencia
del empleo estable a largo plazo, lo cual tiende a convertirse en norma. Además, en esta
tendencia denominada posfordismo se aprecia una relación intima entre el trabajo y la
vida, ya que en la producción inmaterial se incluye la producción de ideas, imágenes,
conocimiento, comunicación, relaciones afectivas, cooperación, es decir, se tiende a
crear no sólo los medios de la vida social, sino la vida social misma. La producción
inmaterial se convierte de este modo en biopolítica, gracias a que vivir y producir
tienden a hacerse indistinguibles, pues la vida va siendo paulatinamente absorbida por
actos de producción y reproducción y, la vida social deviene máquina productiva.
Posteriormente, para entender el aparato crítico de Negri tuve en cuenta el concepto
de antagonismo, entendido como la posibilidad de desplegar un espíritu crítico respecto
del trabajo inmaterial en la actualidad. El concepto de antagonismo permite introducir la
idea de explotación, que consiste en revelar la violencia estructural cotidiana del capital
contra los trabajadores. Finalmente, desarrollé el concepto de producción de la
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subjetividad, que incorporado al paradigma de la hegemonía de la producción inmaterial
lleva a constituir al pobre en la figura paradigmática de la producción. En un orden
mundial cuya producción se funda en la cooperación, la comunicación, las relaciones
afectivas, el pobre se destaca como aquél que está excluido de la riqueza, pero que no
obstante, se encuentra incluido en los circuitos de producción social, de modo tal que el
pobre se revela como carne de producción biopolítica.
Los cuatro conceptos señalados son tratados por Marx en los Grundrisse, y a partir
de su examen Negri elabora las ideas sobre la relación entre trabajo y poder
constituyente, así como la de una ontología creadora del trabajo en Job: la fuerza del
esclavo.
Tras la comprensión de los conceptos fundamentales del aparato crítico de Negri es
posible la reflexión sobre el significado del trabajo establecido para las tendencias del
fordismo y el posfordimo, que hacen parte de un proceso de desarrollo capitalista. De
acuerdo con Negri, dicho desarrollo tiene dos fases: la primera se refiere al surgimiento
de la gran industria en el periodo de 1848 a 1914; y la segunda se refiere a la extensión
de la gran industria que se da desde la Primera Guerra Mundial hasta la revolución de
1968. En la primera fase del desarrollo capitalista el trabajador es visto por primera vez
en el interior de un sistema de dominio definido por la maquinaria. Esto indica que la
fuerza de trabajo sujeta a un ciclo de producción es fuerza cualificada, el artesano pasa a
la fábrica. En cuanto a la norma de consumo esta fase se caracteriza por la producción en
masa regulada únicamente por la capacidad del capital para producir. Además, el Estado
establece políticas cada vez más rígidas de integración institucional en función de la
construcción del capital financiero.
En la segunda fase se genera una nueva concepción del trabajo, al constituirse una
fuerza de trabajo totalmente abstracta con respecto a la actividad industrial y como tal
reorganizada mediante el taylorismo; esto significa que grandes masas de trabajadores
sin cualificación se insertan en procesos de trabajo que son alienantes y complejos. Esta
es la fase del fordismo, en la cual aparece la concepción del salario como anticipación de
16
los bienes producidos por la industria. Posteriormente, se impone como una versión
diferente del fordismo una política keynesiana, que presenta un modelo de intervención
estatal orientado a sostener la actividad productiva mediante la garantía del pleno
empleo y del bienestar social.
A juicio de Negri estas dos fases del capitalismo surgen en función de la creciente
intensidad de la dominación del capital industrial sobre la totalidad de la sociedad, por lo
cual es preciso responder a las preguntas: ¿de qué modo el concepto de trabajo es el eje
que articula la tendencia del fordismo? Y ¿Por qué el posfordismo condiciona los
procesos de trabajo a la informatización de la sociedad? Estas preguntas suponen que
hubo un cambio de paradigma en el capitalismo, el cual afectó los conceptos de poder,
trabajo y mundialización, y que hegemonía tendencial del concepto de trabajo inmaterial
se refiere a las dimensiones de intelectual, científica, cognitivo, relacional,
comunicativa, afectiva en los modelos de producción y valorización.
El concepto de trabajo resulta así fundamental para comprender por qué la
soberanía ha venido defendiéndose como forma de biopoder en toda la sociedad, es
decir, porqué se pasó de la disciplina de la organización individual del trabajo al control
de las comunidades. El objetivo del capital ha sido el de expresar en todo su potencial el
proceso de la subsunción real de la sociedad, de modo que se fundamente la subjetividad
del capital y, con ello, la objetivación del trabajo. Negri piensa que Marx ya había
distinguido entre la subsunción formal y la subsunción real de la sociedad bajo el capital.
En la subsunción formal el capital recogía formas de producción artesanal, campesina,
industrial etc., en cambio, en la subsunción real, las formas de producción son definidas
como homogéneas, de tal manera que el capital se preocupa, efectivamente, por captar y
acumular el trabajo social. Esto quiere decir que se ha pasado del régimen disciplinario
al régimen del control y, por lo tanto, se establece un gobierno de biopolítica
consecuentemente totalitario.
Llevo a cabo mi reflexión sobre el significado del concepto de trabajo en las
tendencias del fordismo y el posfordismo, a través del siguiente proceso: en el primer
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capítulo sigo de cerca el análisis de Negri sobre los Grundrisse, en donde éste hace una
lectura subjetivista, política, de Marx; en el segundo capítulo examino la idea negriana
de que el poder de la clase trabajadora es un poder constituyente; y, en el tercer capítulo,
considero lo que significa para Negri pensar el sufrimiento como clave de liberación y,
por lo tanto, el surgimiento de la ontología creadora del trabajo en una sociedad
explotada por el capital.
En el primer capítulo realizo un seguimiento juicioso al aparato conceptual de Negri
en su lectura subjetiva y política del concepto de trabajo, a partir del estudio los
Grundrisse de Marx. Los Grundrisse considerado la primera gran síntesis política del
pensamiento de Marx, toman forma a partir de la crisis estadounidense de 1857 - 1858.
En esta época Marx se preocupó en dotar de claridad a los Grundisse, con el propósito
de elaborar las líneas fundamentales de la economía y de la situación política ligada a la
crisis. Como el estudio de la economía permite realizar previsiones históricas para
futuras crisis, el modelo marxiano de síntesis teórico – práctico pareció encontrar un
contexto y una perspectiva adecuados para su empleo en esta situación.
El estudio de una crisis se transforma en una síntesis político – práctica, que se
torna catastrófica para el capital, por cuanto constituye la posibilidad de que el sujeto
viviente dominado establezca su posición. La situación de la crisis es el punto de partida
para que se reactive la subjetividad revolucionaria, para que esta emerja con toda su
potencialidad revolucionaria desde el nivel en que ha sido determinada por el desarrollo
de las fuerzas productivas. De este modo, Negri, se propone mostrar que los Grundrisse
son un documento político que a diferencia de El Capital, no bloquea la acción de la
subjetividad revolucionaria; sino que más bien son un estudio sobre la unidad de la
constitución y del proyecto estratégico de la subjetividad obrera. Más lejos todavía,
Negri considera que los Grundrisse efectúan una tarea directamente revolucionaria al
reconocer que la forma histórica del valor es el plusvalor, cuyo propósito es servir de
punto de apoyo para una teoría de la explotación social. La teoría del plusvalor, por
consiguiente, es la síntesis dinámica del pensamiento de Marx, en donde se conjugan el
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análisis objetivo del capital y el análisis subjetivo del comportamiento de clase. En
efecto, en los Grundrisse se entiende por síntesis “la vinculación de la crisis, puntual y
catastrófica, con las reglas del desarrollo y la dinámica de la subjetividad”1
El interés de Negri se centra entonces en el cuaderno M y en los 7 cuadernos
redactados entre 1857 y 1858. Este estudio permite percibir el momento fundamental
denominado antagonismo obrero - capital - colectivo representado en forma de crisis.
La primera parte de los Grundrisse, está dedicada a la definición de la ley del valor en la
forma de plusvalor, y la segunda parte consiste a la extensión de la teoría de la
explotación (la ley de la plusvalía), a través de los mecanismos de reproducción y
circulación del capital.
, ya que
ciertamente si se logra la unión de estos dos aspectos, será posible que la dialéctica
gobierne.
En el segundo capítulo de este trabajo examino el concepto de trabajo a partir de las
nociones negrianas de poder constituyente y poder constituido - sujeto y estructura. El
objetivo es comprender cómo con el auge del sistema capitalista en la modernidad
concurre una fuerza productora de derechos y de ordenamiento legal que responde a la
potencialización de una estructura. La intención de Negri consiste en identificar una
forma dentro de la misma instancia constituyente, una fuerza capaz de interpretar la
estructura que se presenta como procedimiento absoluto. Esta posibilidad se da gracias a
que el poder constituyente es el que permite la investigación sobre un sujeto, que de
manera adecuada responda a la estructura, al procedimiento absoluto y, por lo tanto, al
problema político del trabajo que ha perdido su valor. El problema del poder
constituyente se convierte así en la referencia para la construcción de un modelo
constitucional que tenga abierta la capacidad formativa del mismo poder constituyente.
Esto significa la exigencia de que el sujeto no esté nunca sometido a un procedimiento
absoluto, ni que se busque una respuesta genérica, indiferente a la adecuación lógica
entre sujeto y estructura. 1 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx, cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse. Madrid: Akal, 2001., p. 15.
19
En este mismo capítulo desarrollo los conceptos negrianos de revolución y
constitución del trabajo. Resulta inevitable reconocer la temporalidad del acontecimiento
de la Revolución Francesa, pues ella encierra una temporalidad imborrable. En este
contexto la categoría temporal es aquella que afecta a sus protagonistas como
adversarios, es decir, aquella que se piensa como un tiempo constituyente en donde se da
una mutación, un acontecimiento que establece la fundación de un nuevo poder. Con la
Revolución Francesa la concepción maquiavélica del poder constituyente reaparece en
su esencial temporalidad, refiriéndose al tiempo de las masas, de las movilizaciones, al
tiempo del proceso revolucionario, que está compuesto de necesidades y utopías,
intereses y discursos, de voluntad, de potencia y de dinámica política.
La pregunta que me orienta dentro de estas consideraciones es ¿por qué el poder
constituyente, o trabajo constituyente en la modernidad es considerado como un sujeto?,
esto es, ¿cómo es posible una subjetividad colectiva que se desvincula de todas las
condiciones y contradicciones a las que es sometida la fuerza constituyente? Dicha
desvinculación ha hecho que este sujeto no sea progresivo, sino más bien que sea la
antítesis de toda progresión constitucional; que el sujeto constituyente no se someta a la
permanencia estática y constringente de la vida constitucional, sino que se ponga en
contra del proceso constitucional.
Ahora bien, comprender el poder constituyente como ruptura del poder constituido
lleva a situar esta subjetividad y su racionalidad más allá de las definiciones de la
racionalidad y de las subjetividades modernas. Por eso, como conclusión, en el tercer
capítulo me ocupo fundamentalmente del problema del sufrimiento como clave para
resistir al sistema de dominación del poder capitalista y del surgimiento de una ontología
creadora del trabajo en las sociedades excluidas, de una potencia que hace posible
nuevamente la configuración subjetiva del trabajo frente a la subjetividad del capital.
20
1. PERSPECTIVA SUBJETIVISTA DEL TRABAJO EN LOS GRUNDRISSE
“Los Grundrisse se escriben en el delirio de una inspiración fortísima, en la desesperación de una
soledad extrema y de un momentáneo fracaso práctico”2.
Antonio Negri.
En este capítulo pretendo reflexionar sobre la perspectiva subjetivista del trabajo, a
partir del libro: Marx más allá de Marx, en el cual Antonio Negri hace una lectura del
espíritu revolucionario, subjetivista y político de Marx en su texto conocido como los
Grundrisse. Quiero resaltar el hecho de que otros autores se habían preocupado sólo por
el sentido filológico contenido en dicho texto, con el fin de entrar en el laboratorio
marxiano, frente a la lectura de Negri, que va más allá al considerar que en los
Grundrisse Marx no se limita a elaborar simplemente categorías de crítica de la
economía política que utilizará después en el Capital, no se contenta con definir el
método que es motor y dispositivo de su materialismo constitutivo, sino que se trata de
una extraordinaria anticipación teórica de la sociedad capitalista madura. Esto significa
que Marx en los Grundrisse elabora el método y las categorías de la crítica de la
economía política, pero también devela el problema de que el desarrollo capitalista
conduce a una sociedad, en la cual el trabajo obrero industrial se determina como un
elemento secundario. El capital, por lo tanto, cuando subsume a la sociedad
organizándola, permite que el trabajo productivo devenga trabajo intelectual,
cooperativo, inmaterial. La finalidad de los Grundrisse es la de desarrollar las
contradicciones del capital a partir de la definición de la “crisis” como momento de
refundación necesaria del movimiento revolucionario. Hay en los Grundrisse una
insistencia en la idea marxiana de la distinción entre teoría y práctica, en la práctica, por
eso, el catastrofismo o la crisis inminente es una alusión al nexo político práctico que la
fuerza de la clase obrera debe imponer contra el sistema del valor. En otras palabras, el
análisis teórico deviene constitutivo de la práctica revolucionaria. Esto indica que los
2 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 21.
21
Grundrisse son el centro del desarrollo teórico porque representan el momento en el que
el sistema de desarrollo en formación se abre en su totalidad hacia la práctica, y es por
eso, que el análisis teórico funda la práctica revolucionaria.
1.1. Dinero - crisis y poder
El análisis de la subjetividad de la clase trabajadora le da a Negri los elementos para
afirmar que el capital intenta usar las políticas fiscales y monetarias como arma contra la
clase trabajadora. Por eso, uno de los propósitos de este trabajo es mostrar que los
análisis que realiza Negri nos ayudan a comprender que las crisis capitalistas son
siempre crisis con la capacidad de controlar a la clase trabajadora. Este estudio
comienza con el tema del dinero en la crisis y continúa con tema del dinero como poder.
A partir de allí, se llega al problema del valor y de las relaciones sociales de producción,
así como a comprender que en el nivel social, el dinero se constituye en poder capitalista
sobre el trabajo. El poder capitalista, por consiguiente, tiene la función de forzar a la
gente a entrar en el mercado laboral para que trabaje con el fin de producir trabajo
excedente, es decir, a controlar el intercambio entre el trabajo y el capital desde el modo
de incrementar las ganancias.
El pretexto de Marx para iniciar el análisis sobre el dinero es la crítica a las
deficiencias del texto de Alfred Darimon3
3 A. “La primera parte del manuscrito se titula Dinero y crisis en cuanto que la inmediatez del problema de la crisis deviene el elemento fundamental que debe ser objeto de indagación y al mismo tiempo su fenomenología se convierte en el motor de análisis. B. En la segunda parte del manuscrito se titula Dinero y desigualdad que corresponde a un discurso sobre el dinero como relación social a partir de la polémica sobre los billetes – horas de trabajo y sobre la sucia utopía de los bancos. C. En la tercera parte del manuscrito se plantea un análisis sistemático del dinero de la siguiente manera: C1. EL dinero como medida. C2. El dinero como medio de circulación. C3. El dinero como dinero y como capital. La cuarta parte del manuscrito sobre el dinero se trata de la relación valor-dinero retornando al nivel general de la teoría abordado en el punto B”. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., pp. 35-36.
, e implícitamente al conjunto de la polémica
contra Proudhon. En los cuadernos I y II Marx considera que el valor se presenta en la
forma de dinero para identificar el valor con el dinero. Esto significa que el camino que
22
va directamente del dinero al valor produce la inmediatez práctica del rechazo y
reconoce que pertenecemos a un mundo hecho de dinero. Además, “el dinero representa
la forma de las relaciones sociales, las representa y las sanciona organizándolas”4
La diferencia entre los Grundrisse y las obras posteriores con respecto al dinero,
radica en el hecho de que en los primeros textos de Marx la ley del valor se presenta
inmediatamente como ley de explotación; no hay en ellos un camino que conduzca del
análisis de la mercancía al análisis del valor y de éste al estudio del plusvalor. Dicho
camino sería una ficción literaria en la que no existiría un término medio. También el el
análisis de los Grundrisse sobre el dinero, determinado como forma eminente de
expresión de la ley del valor, lleva a analizar la relación social subyacente a este
tratamiento extremo de la relación valor, desde el punto de vista del antagonismo y no
desde el punto de vista de la síntesis. Esto indica que cuando la relación capital termina
en síntesis, el antagonismo no tiene posibilidades de existir, en cambio, cuando la
relación valor se refiere inmediatamente al dualismo - pluralismo inmediato de los
antagonismos sociales, entonces el análisis debe llevar a considerar a los sujetos que
interpretan las diferentes figuras de esta situación. No obstante, se puede hablar de valor
cuando se considera el tema de la explotación, pero sobre todo cuando se determina la
función de la valorización como poder de mando y dominio de una clase sobre otra, en
donde se determina la composición de la una y de la otra. El tercer elemento
corresponde al análisis del proceso de la socialización del capital. Estos elementos
. En
efecto, el mundo se representa como un lugar de mercancías que el dinero simboliza
completamente, determinando a través de sí la valorización en las mercancías. Los
Grundrisse plantean así el problema de que la teoría del valor se halla inmediatamente
subordinada a la teoría del dinero, a la forma en la que la organización capitalista de la
relación social se presenta en la cotidianidad del intercambio social. El dinero, en
consecuencia, presenta la relación social del valor como intercambio sometido al poder
de mando organizado para la explotación.
4 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 36.
23
permiten determinar que en el estudio de la forma dinero, la ley del valor se presenta
primero en la crisis, segundo de manera antagónica, y tercero en una esfera social.
Negri plantea que el Marx de los Grundrisse se encuentra ante el gobierno del
capital social, frente a la primera forma acabada de un sistema monetario moderno, el
cual, se presenta en la forma de la crisis. El tema de la crisis, en consecuencia, siempre
se presentará desde la forma monetaria, cuyo objetivo consiste en analizar la crisis en las
relaciones sociales, con el fin de tener presente el paso de la crisis de la circulación a la
crisis de la relación entre trabajo necesario y plusvalor. La crisis se considera como el
proceso en donde se representa la historicidad tendencial del desarrollo capitalista. Esta
proyección histórica de la crisis muestra la crisis de la ley del valor, a partir de la
proyección histórica de una forma de producción, en la cual se adquiere un carácter
social. La función del valor se convierte entonces en función del poder de mando y de
dominio sobre las fracciones sociales de trabajo necesario y de acumulación. El Estado,
desde la forma monetaria, se define como la síntesis de la sociedad civil o como el
representante directo del capital colectivo. Esta definición lleva a tener en cuenta que el
Estado bajo la forma de poder de dominio, de socialización e institucionalización, exige
una respuesta categorial adecuada, pues la forma monetaria del valor representa la
inmediatez histórica de una crisis y de la tendencia. Darimon y Proudhon responden a la
crisis con el concepto de dinero como un equivalente, pero para Marx esta naturaleza del
dinero indica la equivalencia de una desigualdad social y en este sentido la crisis se
derivaría de la desigualdad de las relaciones de producción.
El dinero, en efecto, es considerado como un contenido de desigualdad que circula
en función de la explotación. La relación de explotación es entendida como el contenido
del equivalente monetario. Se pretende así desmitificar el verdadero socialismo, que
supone mostrar la confianza del reformismo y el verdadero interés del capital en el
desarrollo5
5 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 39.
.
24
El antagonismo, por tal razón, debe darse de manera radical y a nivel de totalidad
frente a la forma y el contenido del valor, pues ellos se mueven en una lógica de
explotación. En este contexto se puede argumentar que no hay revolución sin la
destrucción de una sociedad burguesa y del trabajo asalariado. Sobre todo cuando el
trabajo es creado por la forma del sistema monetario para producir valor y dinero como
instrumento de circulación y poder de mando. Marx en su polémica con los
prohudonianos desarrolla los siguientes problemas: por un lado, dirige su análisis teórico
y político contra la mistificación del socialismo de su época presentando una fuerte
crítica a los bancos y a sus equivalentes en general, por otro lado, con su insistencia en el
dinero busca situar su análisis en la tendencia que se dirige a la reforma del Estado, y
que es comprendida como la transición de la representación global de la sociedad
burguesa, a la reestructuración del Estado, en términos financieros.
Estos problemas muestran que en los Grundrisse la reflexión sobre los conceptos
debe llevar a comprender el valor como mediación social y equivalente de la
desigualdad; la teoría del valor como parte de la teoría del plusvalor; y la teoría del
plusvalor como regla social de la explotación social, mientras en El Capital las
categorías se organizan de acuerdo al capital privado y competitivo, en los Grundrisse se
organizan respecto a un esquema tendencial de capital social6
En los cuadernos I y II sobre el dinero se plantea que la crisis muestra qué es el
dinero
.
7
6 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 41.
, sin embargo, para Darimon la crisis es una secuencia de errores estadísticos y de
cálculo. Para Negri el objeto de consideración en el tema de la crisis es comprender la
finalidad política del discurso general de los proudhonianos. La transformación de la
circulación implica modificaciones en las relaciones de producción y revoluciones
sociales, lo cual lleva a que se pierda el valor natural que propone la doctrina de los
proudhonianos sobre la circulación. En efecto, mientras las formas del dinero continúen
7 El dinero como fin se convierte en el instrumento de la laboriosidad general. La riqueza general es producida para apoderarse de su representante. Así, son abiertas las fuentes reales de la riqueza. Karl Marx, Líneas fundamentales de la crítica de la economía política (Grundrisse), Barcelona, Grijalbo, 1977., p. 158.
25
siendo una relación de producción esencial, no se podrán superar las contradicciones
inmanentes del dinero, es decir, ninguna forma de trabajo asalariado puede eliminar los
abusos del trabajo asalariado en sí. Ahora bien, la intersección dinero crisis destruye la
mistificación proudhoniana y produce efectos que muestran lo qué es el valor. Por eso,
para definir el valor, hay que considerar la generalidad del dinero a partir de una crisis
que permite identificar la función tendencial del dinero, para poder así, representar las
relaciones sociales antagónicas. De ahí que la teoría del valor debe reformularse desde
los rasgos del dinero y de la tendencia que genera la crisis.
Las características del dinero deben asumirse entonces en las del valor, de tal
manera, que el valor es definido por el trabajo socialmente necesario: “El tiempo de
trabajo determinador del valor no es el tiempo de trabajo incorporado en los productos,
sino el tiempo de trabajo actualmente necesario”8
Ciertamente, cuando aumenta el carácter social de la producción, aumenta el poder
del dinero, fijando la relación de cambio como un poder frente a los productores. Así, lo
que era un medio para la promoción de la producción resulta externo para los
productores, en el sentido de que el cambio es independiente de los productores. Se
entiende entonces que el desarrollo de la relación dinero crisis que conduce al valor,
produce el poder aparentemente trascendental del dinero. En este sentido, el dinero
como símbolo social, tiene una función política que se ejerce como función de mando,
contraria a la dialéctica hegeliana de la mediación necesaria y a la proudhoniana de la
ley del valor. Marx, en razón de lo dicho, habla de la dinámica del antagonismo, del
riesgo, de la apertura, en donde el símbolo se puede convertir en poder de mando, es
. Esto indica que la definición de
trabajo necesario es una definición social en la que el dinero como forma eminente del
valor, constituye el terreno sobre el que se desarrollará esta teoría. Por esto, el punto de
partida se hace explícito en el hecho de que el valor es dinero. Esta hipótesis lleva a
considerar que cuanto más se configura la producción en producto dependiente del valor
de cambio de la mercancía, tanto más tienen que desarrollarse las relaciones monetarias.
8 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p.42.
26
decir, en donde el símbolo puede ser más fuerte que la realidad porque nace de la ruptura
consciente de la realidad.
Este análisis político de Marx permite comprender que el dinero constituye una
relación de desigualdad representada en la relación de propiedad, sustancialmente por la
relación de poder. Se argumenta que la dependencia mutua universal de los individuos
constituye una conexión social que se expresa en el valor de cambio. Luego, el poder
que cada persona ejerce sobre los demás reside en su condición de propietario de valores
de cambio o dinero. La transición de este proceso del capital consiste, en primer lugar,
que en la forma de la sociedad antigua cuanto mayor es la fuerza del intercambio, tanto
mayor es la fuerza de la comunidad que une entre sí a los individuos; pero la segunda
forma consiste en la independencia personal basada en la dependencia material, cuyo
significado corresponde al sistema de cambio social general de relaciones, necesidades y
capacidades universales. De este modo, el tercer estadio corresponde a la libre
individualidad basada en el desarrollo de los individuos y en la subordinación de los
mismos a partir de su patrimonio social. Los tres estadios se refieren a […] la sucesión de paradigmas económicos registrada
desde la edad media como un proceso dividido en tres etapas claramente
diferenciadas, definidas por el sector de la economía dominante en ese periodo: el
primer paradigma es aquel en el que la agricultura y la extracción de materias primas
dominan la economía; en el segundo, la industria y la fabricación de bienes durables
ocupan la posición privilegiada; y en el tercer paradigma, que es el actual la provisión
de servicios y el manejo de la información constituyen la medula de la producción
económica. La posición dominante paso así de la primera a la secundaría y de está a la
terciaría9
Esta sucesión de paradigmas económicos está dirigida hacia una modernización
económica que implica el paso del primer paradigma al segundo, del dominio de la
agricultura al de la industria. La modernización, por lo tanto quiere decir
.
9 Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, Buenos Aires. Barcelona. México, Paidós, 2004, p. 249.
27
industrialización y, por otro lado el paso del segundo paradigma al tercero, es decir del
dominio de la industria al dominio de los servicios y de la información se puede
denominar como capitalismo cognitivo o como un proceso de posmodernización
económica o de informatización. Ahora bien, estos procesos se establecen en la sociedad
a partir del trabajo, pues es en él en donde se implementa la duplicidad del intercambio y
del dinero que todo lo absorbe. El dinero se convierte en el medio material en el que se
presentan los valores de cambio, y en esta dinámica el dinero es fruto del tiempo de
trabajo en cuanto objeto general. Esta razón lleva a criticar dos determinaciones que se
pueden dar desde el trabajo; la primera consiste en que producir para el dinero es un
momento de explotación y un momento de socialización capitalista, que exalta la
sociabilidad del dinero como explotación; la segunda consiste en que el trabajo
presupone una producción comunitaria como fundamento de la producción. Así el
trabajo del individuo es puesto desde el principio como trabajo social.
Considerar el dinero como medio de circulación equivales a verlo como un
universal en movimiento, como un círculo de cambio ocurriendo en toda la superficie de
la sociedad. Más aún como el motor de la circulación. En esta lógica, la circulación es el
movimiento en el que la venta general se presenta como apropiación general y la
apropiación general como venta general. El sistema capitalista, en efecto, busca que el
dinero se represente como el poder que se hace autónomo por encima de los individuos.
Además, la circulación se presenta en el ámbito de la crisis en la medida en que la
compra y la venta son independientes entre sí. Ciertamente, hay que decir que en el
sistema monetario lo que permite la realización del dinero es el comercio y el
intercambio, por eso se presenta el dinero como fin en sí mismo. Negri plantea, por ello,
que el dinero de los Grundrisse se convierte en medida y como medio de cambio
general, es decir, como realización de los precios de la mercancía. Así, la síntesis
muestra al dinero como dinero y capital, como la totalidad realizada del proceso del
capital en el paradigma de la modernización.
28
Ahora bien, la potencialidad de la síntesis monetaria, a partir de la subjetividad del
capital es aquella que se refiere a la potencialidad del dinero, de su totalidad y dominio
general sobre la realización del capital social. El domino del dinero se caracteriza por la
movilidad, la fluidez, por hallarse en toda parte, también porque el poder del dinero se
adhiere a las cosas y las transforma a su imagen y semejanza, modificando la realidad.
Desde esta lógica el dinero sólo se representa como relación de producción, solo si la
producción es considerada en su totalidad. Esto significa que el dinero es el Dios entre la
mercancía, pues en cuanto individuo de la riqueza social, lidera el dominio general sobre
la sociedad, los placeres y el mundo de los trabajos. Entonces, el dinero en cuanto
momento desarrollado de la producción sólo existe en donde hay trabajo asalariado. El
dinero es objeto, fin y producto del trabajo general, del trabajo de todos los individuos,
es el representante material de la riqueza general y el valor de cambio individualizado.
El trabajo10
, de este modo, tiene como función producir inmediatamente valor de
cambio, dinero. El Trabajo asalariado se reduce a poder productivo. La tesis consiste en
que el dinero como fin, como medida en el paradigma de la modernidad, se convierte en
el instrumento de la laboriosidad general. Por eso, con el trabajo asalariado como
fundamento, el dinero está produciendo y no disolviendo, y visto como poder universal,
el dinero es el que introduce nuevas necesidades en la sociedad, presentándose como la
real sustancia común del trabajo asalariado.
1.2. La teoría sobre la explotación
En el tema del plusvalor y la explotación Negri retoma el discurso sobre el dinero,
el cual se ha pensado en la lección dos como la sustancia común del trabajo asalariado y
del capital. El primer aspecto que se resalta sobre el dinero es su dominio general, que
10 El concepto de trabajo remite, ante todo, a una problemática del valor, de hecho en nuestro uso de los términos, los conceptos de trabajo y de valor se implican uno a otro. Por trabajo entendemos una práctica creadora de valor. En este sentido, el trabajo funciona como una analítica social que interpreta la producción del valor a través de todo un espectro social. Negri, Antonio. El trabajo de Dionisos, Madrid, Akal, 2003., p. 13.
29
ciertamente se ejercita en la circulación como totalidad del dominio y como poder sobre
y en la producción; un segundo aspecto está relacionado con el dinero como
universalidad e indiferencia, como valor de cambio por antonomasia. Estos dos aspectos
del valor-dinero despliegan una dialéctica en donde las diferencias cualitativas del
proceso se transforman en una identidad cuantitativa.
El dinero se concibe como la sustancia común del trabajo asalariado y del capital
porque tiene, en primer lugar, la función de extender su poder sobre esta relación y, en
segundo lugar, porque impone las reglas de su propio funcionamiento. Negri para dar
un paso a la teoría del plusvalor, que plantea Marx en los Grundrisse, e iniciar su
estudio, reconoce la centralidad de la función del dinero. Igualmente, tiene presente que
el dinero representa la movilidad del capital, la libertad de su poder de mando y alude a
la totalidad del proceso de metamorfosis del capital. En la primera parte de la lectura,
por tal razón, se dedica a mostrar cómo la centralidad del dinero pone de manifiesto las
características prácticas y políticas del planteamiento teórico; en la segunda parte, divide
su exposición con el fin de analizar: a) cómo se produce el paso del planteamiento
político al inequivocadamente teórico, b) identificar el concepto de obrero colectivo, c)
identificar el concepto de capitalista colectivo, d) considerar la teoría del plusvalor como
teoría de la explotación, centro de la temática marxiana, e) se concluye e identifica el
problema teórico de la teoría del plusvalor a la teoría del beneficio y de la crisis y,
finalmente el problema político del socialismo y comunismo11
Analizar el dinero como capital tiene que ver con el hecho de reiniciar el
tratamiento sistemático del dinero como dinero, es decir como materia general y, así
profundizar en la ideología que sostiene su realidad. Se pretende entonces hablar del
dinero, en primera instancia, como antítesis que es dirigida y controlada; en segunda
instancia, como realidad política y como poder de mando sobre la explotación. Este
análisis se sitúa en un terreno político, en el cual la teoría del plusvalor podrá construirse
solamente teniendo en cuenta que la explotación es la que organiza la sociedad política.
.
11 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit. p., 76.
30
Desde esta medida la teoría del plusvalor permite estudiar el tema del dinero como
capital y el análisis del proceso de producción, pues es ahí, en el proceso de producción,
en donde se asume el poder de mando como materia del dinero.
Las motivaciones y estímulos que han producido los Grundrisse y su planteamiento
metodológico permiten considerar el elemento político como el centro de la
investigación. De ahí, que el análisis de la crisis y de la reestructuración financiera se
caracteriza por el nexo (explotación – Estado - mercado mundial), los cuales son los
puntos hacia los que el estudio se dirige constantemente. La lógica de reflexión, en
consecuencia, va dirigida de la explotación en general (del poder de mando), al
plusvalor, pues el mercado mundial al representarse como la realización de la hegemonía
burguesa, da las razones para iniciar el análisis de las relaciones de clase, el cual es el
objetivo perseguido por la teoría del plusvalor.
Para Negri es preciso observar que el pensamiento que descubre el dinero como el
centro de la explotación puede retomarse de diversos modos en la lucha obrera: en Marx,
el dinero se aborda en la forma de la hegemonía burguesa, se dirige hacia un horizonte
financiero del poder de mando, por tal razón, el dinero alcanza su posición en el centro
del proyecto capitalista sólo cuando el capital refunde su control sobre la crisis, es decir,
sobre la insurgencia del valor de uso obrero. Esta tensión del dinero respecto al poder de
mando constituye la tentativa de que se reestructure la forma de dominio desde la
insurrección obrera a escala del mercado mundial, pues el dinero es la forma general del
poder de mando del capital y es el que permite el desarrollo del mismo, la forma en la
que se expresa la continuidad del valor, y con éste, del poder de mando. Esto indica que
la aproximación de Marx a la teoría del valor se realiza desde la forma general, social, es
decir, la forma global del dominio caracterizada por el poder de mando, en donde la
especificidad productiva es donde se muestra el lugar del antagonismo.
Negri da a conocer que si este es el camino de ida y de vuelta tendrá el mismo nivel
de generalidad y de profundidad, por eso, se considera la vía del antagonismo revelado
por el plusvalor como la destrucción del horizonte del poder de mando. Para el estudio
31
del capital, se propone un plan en la Einleitung que consiste en: primero, examinar el
capital en todas sus dimensiones, segundo, tratar sobre la propiedad territorial, tercero
considerar qué es trabajo asalariado, cuarto tratar sobre el movimiento de los precios, tal
como está determinado por la circulación en su totalidad interna, quinto estudiar el
Estado y la sociedad burguesa y, finalmente el mercado mundial que lleva al
rebasamiento del Estado por la sociedad burguesa. La crisis y así la disolución del modo
de producción y de la forma de sociedad basada sobre el valor de cambio12
El nuevo proyecto nos coloca en el centro del terreno de análisis sobre el cual se
funda la teoría del plusvalor. Esto significa entonces, que el análisis debe tener en
cuenta, que el poder de mando es ese terreno que se ha definido a través del dinero, y la
primera forma de síntesis que constituye contradicciones de la producción es el Estado,
la segunda forma de síntesis de contradicción de la producción es el mercado mundial,
sin embargo, el terreno de la crisis y de la disolución. Por otro lado, el dinero es el hilo
negro que conjuga el poder de mando del capital y la teoría del plusvalor es el hilo rojo
que debe repetir las mismas operaciones desde el punto de vista obrero, desde el punto
de vista de su destrucción. Así, el trabajo, es el único valor de uso que puede constituir
una oposición al capital.
. Este plan es
necesario porque se pretende retomar la tendencia desde la producción al Estado y de
éste al mercado mundial como presupuesto y soporte de todo el análisis.
A pesar de que se está tratando el tema de la dimensión, el terreno y el horizonte
sobre el que debe desarrollarse la teoría del plusvalor, Negri considera la aproximación
marxiana sobre el trabajo productivo, ya que parece contradictoria con el planteamiento
y su orientación. Por ello, afirma que el trabajo productivo para Marx es solamente
aquel que produce plusvalor, aquel que produce capital. En cambio, los economistas
A.Smith concebían desde el punto de vista de la economía burguesa el trabajo como
productivo e improductivo. Otros economistas como, Storch, decían que toda acción
produce algo y conduce a la transformación de un producto en sentido natural y 12 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., pp. 78-79.
32
económico, por ejemplo: un ladrón es un trabajador productivo ya que mediatamente
produce libros sobre derecho penal, o también es cierto que un juez es trabajador
productivo por que protege contra el robo. Lo que le interesa a Negri es reconocer que la
insistencia de Marx sobre el trabajo productivo como trabajo ligado al capital tiene una
función política directa, la cual es la postura más obrerista de Marx, en el sentido de que
resalta el carácter subjetivista de los trabajadores en la sociedad. Otra cosa es que la
definición del trabajo productivo que se encuentra en las páginas de los Grundrisse con
un carácter literario y reductor hay que rechazarla, porque se halla viciada por una
consideración objetivista y automatizada de la teoría del valor. Esta postura, según Negri
es la que se querría atribuir a Marx para construir una imagen del materialista del siglo
XVIII, sin embargo, el único merito de una formulación literaria es la insistencia de la
oposición obrera en cuanto oposición política. Así, lo que pretende Negri es llevar
también la definición del trabajo productivo a un nivel simultáneo de abstracción y de
antagonismo, que es esencial en la creación de la teoría del plusvalor.
Ahora bien, se busca argumentar que el trabajo productivo también se presenta
como valor de uso obrero, como la medida en la que produce su contrario; esto significa
que la definición del plusvalor debe replantearse a partir de la abstracción del trabajo, de
la tendencia del desarrollo del capital sobre la producción, sobre la socialización
capitalista, a escala de la sociedad capitalista y de su constitución. Ante lo dicho Negri
considera que pensar en el núcleo del pensamiento marxiano lleva, en primer lugar, a
discurrir sobre lo que significa el proceso de producción del capital y sobre la
conformación del capital a partir del dinero.
El dinero como capital es una determinación del dinero, que pasa por encima de su
simple determinación como dinero. Pero en la circulación simple la determinación del
dinero no se supera jamás: el simple movimiento de los valores, tal como se presenta
en la pura circulación no puede realizar nunca un capital. […] La circulación no lleva,
por lo tanto, en sí misma el principio de autorrenovación. Lo que esta presupuesto a la
circulación son mercancías que representan la realización de un determinado tiempo
de trabajo y en cuanto tal son valores; su presupuesto, en consecuencia, es tanto la
33
producción de mercancía mediante el trabajo, como su producción en cuanto valores
de cambio13
Esto significa que se reconoce como punto de partida, a la producción creadora de
valores de cambio, pero esta vez de tal manera que ella presupone la circulación como
un momento desarrollado y como un proceso constante. Con respecto al desarrollo del
capital a partir del trabajo, lo fundamental es el valor de cambio que se ha desarrollado
en el movimiento de la circulación y no el trabajo. Por consiguiente, el capital, a pesar
de considerarse como trabajo objetivado, siempre seguirá siendo capital. Así pues, el
proceso de valorización se caracteriza por actos de intercambio que conforman de modo
productivo la circulación del valor. En este proceso el trabajo opera como base de ese
valor que la producción prepara para la circulación, teniendo en cuenta que la
objetivación del trabajo se da porque sus condiciones son sometidas a las condiciones
del intercambio. El valor de cambio es originariamente una cantidad de trabajo o de
tiempo de trabajo objetivado. Esto permite comprender que a través de la circulación, el
trabajo prosigue su objetivación hasta que su existencia sea transformada en dinero
tangible.
.
El valor de cambio, ciertamente, ya no es un simple equivalente o una simple
objetivación del trabajo, sino que es el valor de cambio objetivado e independizado, el
cual deviene material del trabajo, sólo para renovarse a sí mismo y comenzar de nuevo
la circulación, a partir de sí mismo. El dinero adquiere su condición de valor de cambio,
en la medida en que deja de ser solamente una cosa tangible y comience a participar de
un proceso de valorización. Así, el trabajo objetivado en valor de cambio
instrumentaliza el trabajo vivo desde su producción.
El trabajo puede transformarse en capital únicamente si él mismo es incorporado a
la forma de intercambio, a la forma del dinero. Esto significa que la relación
trabajo/capital es de antagonismo, en cuanto a que los dos términos se presentan como
entidades autónomas en el intercambio formado por la síntesis productiva. Este
13 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 82.
34
antagonismo destruye la apariencia de la circulación simple y constituye la diferencia
específica del intercambio entre el capital y el trabajo. En este sentido, profundizar en la
naturaleza de dicho antagonismo permite comprender la especificidad de la teoría del
valor y definir la teoría del plusvalor. Es claro entonces que la primera causa del
antagonismo es la forma autónoma e independiente que tiene el capital como el trabajo,
los cuales se enfrentan entre sí.
El capital debe reducir a valor de cambio lo que para el obrero es valor de uso pero el
valor de uso que el trabajador tiene que ofrecer al capital, que él tiene que ofrecer en
general a los demás, no está materializado en un producto, no existe en general fuera
de él14
Este proceso lleva a pensar que la oposición se presente, en primer lugar, como
valor de cambio contra valor de uso, pero entendiendo que el único valor de uso obrero
es la capacidad de trabajo indiferenciada y abstracta, pues la oposición es trabajo
objetivado contra trabajo subjetivo. “la separación del trabajo como capacidad, como
valor de uso inmediato es radical: la relación con el valor de cambio y, por consiguiente,
con el poder de mando, con la propiedad, con el capital, es inmediatamente forzosa. Se
establece entonces una separación de trabajo y capital puesto que la única forma en la
que el capital incluye al valor de uso es en la economía, dándolo a conocer como un
elemento que determina la vida práctica de los pueblos. El capital sólo ve el valor de uso
como caos abstracto que se le contrapone. Sólo le interesa el trabajo objetivado y el
trabajo como subjetividad
.
15
El paso a seguir consiste en comprender el trabajo como subjetividad, como fuente,
como potencial de toda la riqueza, con el fin de develar los fundamentos de la teoría del
plusvalor. La subjetividad presentada por el capital es la del trabajo abstracto, vista
como una actividad puramente mecánica, puramente material. Lo que debe determinar la
subjetividad de trabajo es la oposición, entendida como abstracción general, en donde la
colectividad abstracta del trabajo funge la potencia subjetiva. Esta potencia subjetiva
.
14 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 84. 15 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 84.
35
abstracta posibilita la realización de una fuerza global que destruye toda parcialidad del
trabajo, permitiéndole al mismo ser potencia general. Lo anterior para mostrar que el
sentido del trabajo general y el sentido del trabajo separado se unifican y se consolidan
en la subjetividad creativa obrera, en la potencialidad de toda la riqueza posible. En este
nuevo proyecto sobre la potencialidad subjetiva se considera el valor de uso como la
radicalidad de la oposición obrera, pero también como la potencialidad subjetiva y
abstracta de toda riqueza, fuente de toda posibilidad humana. El capital toma la fuerza
del valor de uso con el plusvalor, porque es ahí en donde se da toda la multiplicación de
la riqueza y de la vida.
Para continuar con el análisis, se considera que el valor de uso es trabajo necesario
y viceversa. Esto quiere decir que cuando el valor de uso obrero es transformado por el
capitalista en valor de cambio se fija la medida del trabajo necesario para la
reproducción de la fuerza obrera adquirida por el capitalista y sometida a la relación del
capital en general. En consecuencia, el valor de uso que ofrece el trabajador existe como
capacidad, como facultad de su cuerpo y no fuera de este. Por ende, el trabajo objetivado
que es necesario para conservar el objeto general, en donde existe la capacidad de
trabajo, es importante para modificar el objeto general en el desarrollo de una capacidad
particular, es decir, el trabajo objetivado en la mercancía. Desde este trabajo se mide en
general la cantidad de valor y la suma de dinero que el trabajador obtiene en el cambio.
Ni la calidad, ni la relación del trabajador cambia desde la reducción de su valor de uso
por el capital, pues el circulo de sus goces está limitado cuantitativamente, por lo cual, lo
esencial del cambio para el obrero es la satisfacción de su necesidad y no el valor de
cambio en cuanto tal. Dentro de este proceso se “[…] ha caracterizado a la clase obrera como una sólida subjetividad, como valor de uso colectivo y conjunto de trabajo necesario, como esencia histórica y social a la que, por un lado, debe compensarse por el uso y consumo […] para que pueda mantenerse como clase; por otro lado, la clase obrera es una esencia social caracterizada por un estatus social: su valor de uso es creativo, representa la única y exclusiva fuente de riqueza”16
.
16Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 90.
36
Esto quiere decir que la clase obrera al ser creadora de valor dinamiza una lucha
continua, cuyo resultado constituye el desarrollo del capital y una intensificación de la
composición de clase, es decir, de placeres, necesidades que llevan a un incremento del
valor del trabajo necesario para la producción. En contraste, la transformación del
antagonismo desde la lucha proletaria es para Marx la clave del progreso histórico. Por
tal razón, la ley del valor comienza a definirse como ley del plusvalor cuando el proceso
del trabajo es subsumido en el capital. La teoría del valor es, en consecuencia, teoría del
plusvalor cuando el trabajo creativo no se puede dejar libre, en virtud de la misma
definición del capital. Lo que determina sistemáticamente el valor y, por lo tanto, el
plusvalor es la explotación que ha sido constituida desde un proceso político y
caracterizada por el dominio y poder de mando generalizado en la sociedad.
La teoría del plusvalor nace en un ambiente en donde el trabajo no es solamente
valor de uso que se enfrenta al capital, sino que es el valor de uso del capital mismo.
Además, entre más se acentúa el trabajo en su abstracción e instrumentalidad social, más
susceptible se hace para producir explotación. Desde este punto de vista, la vida del
trabajador se concibe inmersa en el capital sobre todo porque hace parte de la
producción del plusvalor. El proceso de producción del capital se presenta como un
proceso de producción a secas, como determinación material e instrumento de trabajo.
La unidad del poder de mercado corresponde al proceso de producción general y a los
conceptos de capital constante y variable, por lo tanto, el plusvalor sólo existe cuando el
valor que el capital paga al obrero bajo la forma de salario (capital variable) es menor
que el valor del trabajo vivo, el cual se crea en el proceso de producción.
Entiéndase entonces que cuantificar el plusvalor significa determinar el proceso de
trabajo como productor de un valor global, pues una parte sirve para reproducir a la
clase obrera y la otra constituye la reproducción del capital y de su crecimiento. “Todo
lo que el trabajo, como valor de uso, como trabajo necesario, como fuente de valor
37
produce, es objetivado y dominado por el poder de mando del capital”17
El fin del plusvalor consiste en fomentar el capital. Razón para decir que el valor de
uso del trabajo es valor de uso del capital y el trabajo necesario es dominado por el
poder del capital a partir del salario. De este modo, el capital justifica la explotación, con
el propósito de que el trabajo se cuantifique y no se dé el antagonismo. Esto indica que
el trabajo que existe para sí, es el mismo trabajador, mientras que el capital que existe
para sí mismo es el capitalista. En la medida en que el capitalista pierde el capital, pierde
la cualidad de ser capitalista, por eso se refuerzan las condiciones en las que el capital no
se separe del capitalista, pues de ocurrir tal separación reaparece la subjetividad del
trabajador y la potencialización revolucionaria del mismo. El capital, en consecuencia,
no puede separarse del capitalista porque este se enfrenta al trabajador.
. Esta realidad
muestra que el trabajo es fijado, consumido, materializado, convertido en objeto.
1.3. La teoría sobre el beneficio
El tema del plusvalor, en razón de lo expuesto anteriormente, permite dar un salto al
tema del beneficio, el cual es equivalente a lo que se denomina como plusvalor
generalizado y socializado. Negri considera que el beneficio aparece en Marx como
plusvalor que se caracteriza por la separación de las condiciones de la producción y, a
pesar de ello es capaz de valorizarse. Esto quiere decir que el plusvalor pasa a analizarse
desde la categoría social y no desde la categoría de la producción, por ello esta
redefinición de los términos debe reproducir las reglas generales sobre la aproximación
al problema y sobre los criterios de la crítica de la explotación.
La perspectiva de la teoría del beneficio da a conocer que entre más se consolida la
independencia del plusvalor, entre más se desarrolla socialmente, más se intensifica la
explotación. Se resalta que el capital no es sólo explotación específica en la producción,
sino que conquista dimensiones sociales que tan solo la fuerza del trabajo vivo produce.
17 Antonio Negri, Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 92.
38
Desde el enfoque de la producción el valor de cambio tiene una forma estática en el
sentido de que sólo puede ser dinero y sólo aumenta la forma abstracta de la riqueza.
Pero desde el enfoque del beneficio hay una forma dinámica que se realiza en un nuevo
trabajo vivo creando nuevos trabajadores, permitiendo que se acelere el ritmo del
crecimiento de la población, o la ampliación del círculo de los valores de cambio que se
encuentran en la circulación.
Por ende, “el trabajo vivo es subsumido y constituido como condición de la
perpetuación del valor social del capital”18
El dinero desde el beneficio es en sí capital que se asigna sobre un nuevo trabajo, y
por eso, no entra en relación sólo con el trabajo ya existente, sino con un nuevo trabajo.
El beneficio presenta al capital como dinero en la forma de signo indicativo de la
posibilidad real de la riqueza general y de la capacidad de trabajo en su devenir. Ya no
se presenta el dinero como algo disuelto en sus elementos simples en el proceso de
producción, es decir, dinero como dinero, que era la forma abstracta de la riqueza
general.
. Esto significa que la socialización del
plusvalor tiene como propósito la extensión y profundización de la explotación. Es un
plusvalor social, un plusvalor del capital social en donde se da una potencia capitalista
sobre el trabajo social, presente y futuro. Aquí el dinero objetivamente existe sólo como
dinero. Razón para decir que el plusvalor o el aumento del trabajo objetivado, en cuanto
que existe por sí mismo, es dinero.
El interés del dinero como signo indicativo tiene significado por su existencia
material, la cual puede ser sustituida por cualquier titulo. Esto indica que el capitalista o
acreedor del Estado posee su valor cuando adquiere un signo indicativo del trabajo
futuro. Por lo tanto, la acumulación en la forma del dinero está relacionada con una
acumulación de títulos de propiedad sobre el trabajo, además, una posición del trabajo
futuro como trabajo asalariado y como valor de uso del capital.
18 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p 104.
39
Negri afirma que la construcción marxiana de la teoría del beneficio se define como
la identificación de una nueva cualidad de explotación inherente a la expansión social
del plusvalor. Este punto muestra que la nueva cualidad se constituye por la totalidad del
trabajo social, el cual se distingue por conservar el valor del capital. El beneficio es
entonces una forma como se expresa socialmente el plusvalor general que se ha
integrado por la explotación gratuita de las fuerzas de producción de los trabajadores. El
concepto del plusvalor y del beneficio se pueden considerar como mediaciones pero
hasta que el capital no haya logrado capturar desde la producción la totalidad de la
sociedad. Luego, el capital al transformarse históricamente en capital social permite
comprender que el beneficio es mediación resuelta que quiere decir, plusvalor social.
El análisis sobre la transformación del plusvalor en beneficio se retoma de los
resultados del proceso de producción, el cual, se integra con el análisis de la
socialización a través de la circulación. De este modo, el capital desde el beneficio se
relaciona consigo mismo como creador de un nuevo valor, es decir, productor del valor.
El plusvalor se convierte en el fundamento como si fuera algo que ha sido creado por él.
El capital es visto como sujeto del proceso y de este modo, el proceso de circulación
inmediato aparece determinado por su movimiento como capital.
El capital aparece independiente de su relación con el trabajo y se relaciona consigo
mismo como algo fundamentado y creado por el mismo. Así, el capital mide el nuevo
valor producido en relación consigo mismo. El producto del capital es el beneficio y, en
consecuencia, el plusvalor en la forma de beneficio debe medirse desde el valor total del
capital que se ha introducido en el proceso de producción. Esto lleva a reconocer que la
distinción entre el concepto de plusvalor y el concepto de beneficio se refiere a la
cualificación de la explotación, pues, el plusvalor es considerado como explotación del
trabajo vivo a partir del aumento de su productividad, máxima intensidad,
aprovechamiento global y total de la energía de trabajo. En cambio, el beneficio está
relacionado con la consolidación y fijación del plusvalor, con el fin de consolidar el
trabajo de forma estable. La distinción no se refiere a la naturaleza de ambos porque
40
ellos surgen del sometimiento del trabajo vivo. Esta idea muestra que el beneficio es una
forma del plusvalor más desarrollada en el sentido del capital. Negri considera que es
interesante observar como entre más se capitaliza el trabajo y entre más se mueve el
trabajo y la productividad en función del capital, tanto más el trabajo vivo se opone a
esta dinámica desde el antagonismo.
La ley de la tasa del beneficio se puede pensar como una regla que presenta, en
primer lugar, la tendencia a someter de manera cada vez más exhaustiva las condiciones
que se establecen en el proceso de producción y en el proceso de circulación, con el
propósito de transformar el plusvalor en elemento del beneficio; en segundo lugar,
muestra el antagonismo que se determina desde el proceso del plusvalor hasta el
beneficio.
Así, el carácter progresivo y destructivo de la ley de la tasa del beneficio se halla
determinado desde la relación con el trabajo vivo. Esto indica que el beneficio
representa la tendencia a la expansión y utilización del trabajo vivo de manera feroz y
productiva y la tendencia al aumento de su masa. El beneficio se enfrenta con las
condiciones de su propia producción, con la tendencia de la dominación y sometimiento
del trabajo vivo. Según esto, la tendencia a la expansión del beneficio presenta la imagen
del trabajo vivo como una realidad directamente explotada, pero por ello misma
creativa. En cambio la tendencia de la caída de la tasa del beneficio presenta la imagen
de la revuelta del trabajo vivo frente al poder del beneficio, es decir, la consolidación del
robo en fuerza productiva del patrón contra la fuerza productiva del obrero.
Algunos puntos importantes sobre el paso del plusvalor al beneficio se pueden
explicitar de la siguiente manera: Negri comprueba que el concepto del beneficio
constituye una expansión del plusvalor, una extensión del antagonismo de la ley del
plusvalor a escala social. Por consiguiente, presenta algunas razones teóricas que están
orientadas hacia el estudio del problema. La primera es la necesidad de recomponer
socialmente la categoría del funcionamiento y el concepto mismo del capital; el segundo
es la necesidad de conducir el concepto de capital y del antagonismo real más allá del
41
proceso histórico de producción capitalista. Desde esta perspectiva, el beneficio tiene
como meta crear las condiciones de producción socializada, permitiendo que las fuerzas
productivas del trabajo se presenten como fuerzas sociales, así, el beneficio es siempre
algo que le pertenece a la clase capitalista y se concretiza como fuerza política, a través
de un polo de antagonismo social cada vez más inmerso en la realidad.
Se puede sustentar que la teoría del beneficio está subordinada a la teoría del
plusvalor, porque el proceso que ha conducido a la figura política en la forma del
beneficio es homólogo al que ha permitido el descubrimiento del trabajo vivo como
clase de los proletarios en la teoría del plusvalor. Aquí Negri resalta que Marx desarrolló
una teoría del beneficio, una teoría de la subjetividad del capital, pero no desarrollo una
teoría de la subjetividad de la clase obrera. Por ende, la tarea y presupuesto consiste en
pensar en una teoría de la subjetividad obrera y proletaria frente a la teoría del beneficio.
Pues, la subjetividad del capital muestra un plusvalor extraído, objetivado, socializado, a
partir del cual el capital a construido su propia unificación como clase y poder de mando
sobre la explotación.
Otro tema de análisis en el desarrollo de los Grundrisse es el proceso de la
circulación, el cual comienza con un discurso sobre la crisis. Por tal razón, los
Grundrisse ante el despertar de la crisis comenzaron con la profundización de la teoría
de la moneda como nivel privilegiado de manifestación de la crisis. Posteriormente, se
desarrolló la teoría del plusvalor, la teoría del beneficio y la primera identificación de las
tenciones implícitas en la ley de la tasa del beneficio como nueva consideración de la
crisis y su explicación científica. En este sentido, Marx para poder presentar el análisis
de la circulación en todas sus dimensiones se detiene en el tema de la crisis, porque la
circulación se visualiza sólo y exclusivamente como forma de la crisis.
Hasta el momento desde los Grundrisse se ha considerado la subjetivación del
proceso del capital desde lo que significa el desarrollo de la teoría del plusvalor y el
desarrollo de la teoría del beneficio. Así, el método se puede ubicar al inicio en cuanto
se ha construido una red conceptual que permita entran de lleno al análisis de la crisis y
42
su relación con el desarrollo de la lucha de clases. Por ello, Negri da a conocer que el
capital de una u otra manera es consciente de la naturaleza de su proceso de valorización
y reconoce que dicho proceso nace sólo en la crisis19
El proceso de circulación, por consiguiente, es referido ante todo en la crisis que
muestra la continuidad y la nueva irrupción subjetiva del antagonismo. El análisis de la
crisis es considerado como la forma de la circulación que pertenece al tejido que ha
trazado la teoría del plusvalor. Negri cuando examina el concepto general del capital
considera que no es inmediatamente una unidad de producción y valorización, sino que
se puede definir desde la perspectiva de la crisis como un proceso vinculado a
condiciones externas, que son vistas como un límite que hay que superar. Se argumenta
esta problemática de las condiciones externas, al decir que inicialmente el proceso de
valorización del capital y el dinero se convierte en capital mediante el proceso de
valorización, y se presenta al mismo tiempo como proceso de devaluación,
desmonetización.
. Esto indica que la clase obrera
debe ser capaz de considerar el desarrollo en la forma de la crisis, como terreno
privilegiado de la lucha de clases.
La devaluación es vista como un momento del proceso de valorización, porque el
producto del proceso tiene que entrar primero en la circulación para ser realizado en
cuanto tal. Así, en este proceso de producción la valorización se presenta completamente
idéntica con la producción del plustrabajo, pero el problema tiene que ver con el hecho
de que el capital está ligado a condiciones externas en cuanto a que los límites nacen
fuera del proceso de producción. La crisis se muestra como inmanente al concepto del
capital, muestra la determinación negativa y positiva del capital. Positivamente la
tención está relacionada con “la constricción hacia el plusvalor relativo, la tendencia al
mercado mundial, la producción de nuevas necesidades y creación de nuevos valores de
uso”20
19 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 112.
. Negri afirma que cualquier fase de crisis tiene como objetivo un gigantesco
20 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 113.
43
momento de restructuración, en este sentido el capital pone en práctica toda su
creatividad para alimentar nuevamente el plusvalor.
Además, el hecho de que el capital ponga unos límites como obstáculos y después
lo supere idealmente no quiere decir que él realmente los haya superado, en cuanto que
todo limite, según Negri, contradice su determinación. Esto significa que la producción
de esos límites se mueve entre contradicciones que son superadas continuamente pero
que son continuamente puestas. Además, la universalidad hacia la que tiende el capital,
irresistiblemente encuentra sus límites en su propia naturaleza. Porque los límites en un
determinado nivel de su desarrollo llevan a que el capital se reconozca el mismo como el
mayor obstáculo de su tendencia, en este sentido, el capital debe tender a buscar su
propia superación a través de sus mismos límites.
Por lo tanto, el capital al no poder evitar la crisis permite reconocer dos formas en
las que se presenta la crisis. La primera forma es la crisis de desproporción, la cual se
refiere al desequilibrio de los diversos elementos que constituyen la circulación del
capital; la segunda forma es la crisis de la realización que se refiere a la sobreproducción
e inadecuado consumo y/o subconsumo simultáneamente. Pero, a pesar de estos dos
fenómenos la ley primordial que constituye la crisis es la necesidad misma de su
permanente producción. Ley que se remite a la contradicción entre producción y
valorización, porque existe un límite que no se puede encontrar en la circulación o en la
producción en general sino en la ley de la producción basada en el capital. En este
sentido, el nivel inmanente de la crisis deriva a partir: 1) del trabajo necesario como límite del valor de cambio de la capacidad del trabajo
vivo; 2) del plusvalor como límite del plustrabajo y del desarrollo de las fuerzas productivas; 3) del dinero como límite de la producción; 4) de la limitación de la producción de valores de uso mediante el valor21
.
Esto se refiere a una relación contradictoria entre trabajo necesario y plusvalor la
cual, radica en el funcionamiento de la ley del plusvalor, por tal razón la ley fundamental
de la crisis se halla en la relación contradictoria del trabajo necesario y plusvalor. El
21 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op.cit., p. 114.
44
capital para renovar su potencia subjetiva debe definir su crisis a partir de la destrucción
del capital, la desvalorización del trabajo vivo, la reconstrucción de términos más justos
(para el capital) de explotación y no para el trabajo necesario porque es el explotado.
Este proceso construye unos mecanismos de crisis y una ley fundamental tanto desde el
plusvalor como desde el beneficio con el fin de fundamentar la estructura de una
relación política. Por ello, la relación entre plusvalor y trabajo necesario muestra la
relación entre las dos clases. En cuanto al capital se reconoce de manera simple y
transparente que en su proceso de producción se muestra como producto del trabajo, es
decir, el producto del trabajo se muestra como capital, pero no como simple producto o
mercancía intercambiable sino como capital. Igualmente, el trabajo objetivado en el
proceso de producción se presenta como dominio o poder de disposición sobre el trabajo
vivo.
Este proceso de realización del capital es concebido como el proceso del desarrollo
negativo del trabajo en donde el problema por la parte capitalista es totalmente político.
Porque es claro que el dominio prolonga la explotación a partir de la producción a la
reproducción de las relaciones de dominio que se van generando en el proceso del
capital. En cuanto al proceso del trabajo vivo la situación también es simple y
transparente en el sentido de que lo que es producido y reproducido no es la existencia
de las condiciones del trabajo vivo, sino su existencia como valores independientes
pertenecientes a un sujeto extraño frente a la capacidad del trabajo vivo. Se identifica
que la subjetividad del trabajo vivo se opone antagónicamente a la subjetividad del
trabajo muerto como poder de mando para el servicio de la explotación, se opone de
modo negativo en cuanto no se reconoce como valor y parte de la explotación, es decir,
busca que el valor desaparezca.
Se puede plantear que la capacidad del trabajo busca relacionarse con el trabajo
como algo extraño, de tal manera, que si el capital quisiera pagarle sin hacerle trabajar se
puede reconocer que la capacidad de trabajo estaría alegremente dispuesta a aceptar el
trato del capital. Además se habla de una negación con carácter de insurgencia
45
revolucionaria, según Negri para alcanzar la conciencia de una transformación radical.
En consecuencia, todo esto lleva a la hipótesis de que la ley fundamental de la crisis se
encuentra desarrollada en la ley de la lucha de clases.
1.4. Capital social y mercado mundial
En cuanto a la segunda parte de los Grundrisse tratare el tema que corresponde, en
primera instancia a la teoría de la circulación y, en segunda instancia, la teoría de salario.
Así, la lectura que Negri hace de la teoría de la circulación en los Grundrisse permite
determinarla como la continuación y la expansión de la teoría del plusvalor. Esto
significa que el capital para normalizar la crisis debe extenderse y multiplicarse en la
circulación, la cual permite la victoria capitalista sobre la crisis. Por ello, a Marx lo que
le interesa analizar es la fuerza expansiva del capital, pues el capital mediante esta
expansión, se constituye cada vez más en fuerza colectiva que somete la fuerza
productiva y en un nivel superior, la totalidad de la sociedad.
El interés en este primer tema consiste en reflexionar la socialización del capital
como consecuencia del dinamismo contradictorio de la ley de la tasa del beneficio. El
carácter que define la circulación del capital, por consiguiente, consiste en que ella es al
mismo tiempo su devenir, su crecimiento, su proceso vital. En el tiempo y en el espacio
el capital circula determinando flujos cada vez más cohesionados, temporalmente cada
vez más veloces, espacialmente cada vez más integrados. Esto quiere decir que las
condiciones sociales de la producción se hallan formadas, estructuradas y dominadas por
la organización de la circulación. “la circulación es por ello, ante todo, expansión
potencial del capital, pero por la misma razón apropiación de todas las condiciones
sociales y su sometimiento al proceso de valorización”22
La función de la circulación no es producir plusvalor, sino poner el capital en
condiciones de producir plusvalor en cada punto de la circulación. De ahí que la
.
22 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 131.
46
apropiación capitalista de la circulación sea cada vez más totalitaria y determine la
circulación como fundamento de la producción y de la reproducción hasta el punto de la
identificación histórica, efectiva de producción y circulación. La tendencia del capital
está relacionada entonces, con el paso del fundamento natural de toda producción al
fundamento de la industria y la transferencia de sus condiciones de producción fuera de
ellas misma a un contexto general. Esto indica que en el paradigma de la modernidad el
fundamento general de todas las industrias es el mercado mundial, de tal manera, que se
caracteriza por un conjunto de actividades, de comercio, necesidades, etc.
En esta propuesta de la circulación el trabajo es unificado en cuanto trabajo
necesario, por lo tanto si la sociedad es considerada como un individuo, entonces el
trabajo necesario consiste en la suma de todas las funciones particulares del trabajo que
se han automatizado mediante la división del trabajo. La circulación transforma el
trabajo necesario en trabajo socialmente necesario, ella tiene como tarea sobresaturar el
capital y naturalmente a los elementos que lo componen, con el fin de moverlo hacia una
homogeneidad interna que constituya una verdadera y propia dislocación de su categoría
misma23
Este proceso de socialización del capital no se puede considerar de manera formal,
sino que representa un proceso real, ya que en la circulación, en la socialización, se
unifica realmente. La intención de Negri, ante esta idea es considerar el proceso que se
constituye desde la subsunción formal hasta la subsunción real con el propósito de
identificar la comunidad real en la forma de capital. Esto indica que el máximo
desarrollo del capital existe cuando las condiciones generales del proceso de producción
. Esto lleva a pensar en la socialización del capital como un proceso que a partir
de la circulación determina una pulsión irresistible a la expansión, apropiación y
homogeneización de toda la sociedad. La lógica consiste en crear las condiciones para
que las necesidades históricas, engendradas por la producción misma sean cada vez más
necesarias, con el fin de desarrollar cada vez más la riqueza real.
23 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 131.
47
no son generadas, a partir de deducciones de la renta social, sino a partir del capital en
cuanto capital.
El capital, en este sentido, subordina a sí mismo todas las condiciones de la
producción social y da a conocer en qué medida la riqueza social reproductiva esta
capitalizada y cómo todas las necesidades son satisfechas en la forma del cambio.
Igualmente, las necesidades del individuo son transformadas en necesidades sociales, es
decir, en necesidades que él necesita y consume comunitariamente con otros individuos,
constituyéndose en necesidades en donde su naturaleza se determina por su modo de
consumo social. De ahí que este proceso de subsunción exija para el capital y para su
Estado formas institucionales adecuadas.
Por otro lado, la circulación desarrolla un primer efecto productivo que corresponde
a que la continuidad ininterrumpida del proceso se presenta como condición
fundamental para la reproducción basada en el capital, en un grado completamente
diferente a como se presenta en todas las formas de producción anteriores, es decir,
condición de un cambio en la naturaleza del capital.
En el discurso sobre el beneficio Marx presentó las condiciones sociales como
garantía de la continuidad de la producción y del mantenimiento del valor. En este
análisis el capital era todavía un sujeto situado frente a la sociedad, el cual explotaba
(gratis) las condiciones predispuestas de la misma para la reproducción. Por el contrario,
en la teoría de la circulación el capital constituye la sociedad, el capital es totalmente
capital social, de tal manera que la circulación produce la sociabilidad del capital.
Por tal motivo, el salto que se da al capital social no es genérico sino que es un salto
cualitativo que sobresatura la categoría del capital. Así, se establece la sociedad como
sociedad del capital, en donde todas las condiciones sociales son subsumidas por el
capital. Esto quiere decir que además de las condiciones sociales que son subsumidas en
el capital están presentes también todos los elementos y los materiales del proceso de la
circulación, en primer lugar, el dinero y el intercambio como función de mediación; en
segundo lugar, los materiales que se refieren al proceso de producción (pues es aquí en
48
donde se sitúa el fundamento de la transición de la manufactura a la gran industria)
denominada como sociedad fabrica y, finalmente, lo que se refiere al proceso de la
estructura ideal e institucional.
Detenerse en la caracterización de las fuerzas expansivas del trabajo no es
suficiente, pues el capital es una relación y síntesis de una contraposición. Ahora bien,
después de haberse subrayado la función expansiva de la circulación, Marx somete su
concepto a una comprensión dialéctica para considerar que el tiempo de la circulación
sólo determina el valor, en la medida en que dicho tiempo se presenta como límite
natural para la valorización del tiempo de trabajo. Esto indica que el tiempo de
circulación es una deducción del tiempo de plustrabajo, es decir, un aumento de tiempo
de trabajo necesario.
Mientras que el tiempo de circulación se presenta como límite de la productividad
del trabajo, como aumento del tiempo del trabajo necesario que equivale a un obstáculo
o límite del proceso de autovalorización del capital, se ve por el contrario que el capital
tiene que tender a derribar todo obstáculo espacial del tráfico, es decir, del cambio, con
el fin de conquistar la tierra como mercado propio. Además, el capital tiene que tender a
anular el espacio a partir del tiempo. Desde esta perspectiva, el tiempo y el espacio
después de haber sido el tejido de la expansión del capital en la circulación, se presentan
como obstáculos que hay que anular, destruir, reduciendo el espacio al tiempo,
imprimiéndole al tiempo el carácter de la velocidad de los traslados y de las
transformaciones.
Después de ver que la circulación es tendencialmente la totalidad de la sociedad, se
pretende mostrar que en la composición de las fuerzas productivas surgen otra serie de
obstáculos para el desarrollo del capital, no obstante, el capital ante esta problemática
busca liberarse de sus determinaciones y con ello liberar la capacidad de potencia y así,
generar la posibilidad de subversión. El capital, por consiguiente, pone la producción de
riqueza, el desarrollo universal de las fuerzas productivas y la constante revolución de
sus presupuestos presentes, como presupuestos de su reproducción. El valor entonces no
49
excluye ningún valor de uso, sino que se presenta al capital sólo como un límite que él
tiende a superar. El límite del capital consiste en que la elaboración de las fuerzas
productivas, de la riqueza general, del saber etc., se presentan en la forma de alienación
del individuo que trabaja. Esto quiere decir que el individuo se relaciona con las cosas
por el elaboradas no como con condiciones de sí mismo, sino reconociendo que son
ajenas, pero esta forma antitética le permite conducir las condiciones reales de su propia
superación24
El resultado de este proceso que establece el capital consiste en que se desarrollo
tendencia se presenta como base, a través de la universalidad del tráfico y el mercado
mundial. Esta base se presenta como posibilidad del desarrollo universal del individuo, y
el desarrollo real de los individuos aparece como superación constante del límite que es
reconocido como obstáculo. Así, la universalidad de los individuos se da como
universalidad de sus relaciones reales e ideales y no como imaginada. De ahí la
comprensión de la historia como un proceso y el conocimiento de la naturaleza como un
cuerpo real y más aún su dominio práctico sobre ella. El proceso de desarrollo es puesto
y reconocido como presupuesto de sí mismo.
.
Entonces, es necesario que el desarrollo completo de las fuerzas productivas haya
devenido condición de producción; y no que determinadas condiciones de producción
sean puestas como límite para el desarrollo de las fuerzas productivas. Negri, por
consiguiente, considera que la revolución permanente del capital nos muestra el motor
del movimiento, el cual no se determina por la contradicción, sino por la separación en
cuanto que es la que mueve el proceso. Esto indica que la regla del movimiento liderado
por el capital no consiste en la solución, sino, por el contrario, en la reapertura de la
separación, en la reproposición del obstáculo.
El concepto del obstáculo es pensado entonces como la causa del movimiento. Esto
indica que la síntesis del razonamiento se traslade a la regla de la lucha de clases, porque
de ella surge todo y es la única que mueve al capital. Ahora bien, es necesario retomar
24 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p.134.
50
las relaciones del trabajo vivo y observar cómo se plantea en ellas el obstáculo. Al
respecto se considera que la circulación del capital es realizadora del valor, de la misma
forma que el trabajo vivo es creador de valor. El tiempo de circulación es sólo un límite
de esta realización de valor; es un límite que no procede de la producción específica del
capital, cuya superación entra en el desarrollo económico específico del capital.
Esto quiere decir que el capital mismo es la contradicción, pues intenta negar
constantemente el tiempo de trabajo necesario. Esto significa la reducción del trabajador
a un mínimo en donde su existencia es reconocida como mera capacidad de trabajo viva,
mientras que el tiempo del plustrabajo existe en oposición al tiempo de trabajo
necesario. El punto de interés consiste en que el capital pone el tiempo de trabajo
necesario como necesario para que sea posible la condición de su reproducción y
valorización. Mientras que un desarrollo de las fuerzas productivas materiales que es al
mismo tiempo desarrollo de las fuerzas de la clase trabajadora, constituye el camino para
que se suprima en un mismo punto el capitalismo mismo25
Así, el capital tiene la necesidad de la autolimitación para la autovalorización,
gracias a que su proceso de valorización es una estrategia que busca tener presente la
separación que constituye el propio concepto de capital. Por tal razón, el límite del
desarrollo es una función estratégica que se opone a los obstáculos de la producción de
plusvalor, que en primera instancia son definidos en la esfera de la circulación, y en
última instancia redefinidos en la esfera de la producción, es decir, en el plano del
plustrabajo y el trabajo necesario
. Entonces se puede afirmar
que la relación trabajo necesario- plustrabajo permite la articulación del proceso que se
establece en la expansión del capital. La articulación del capital es una dialéctica de
límites funcionales al desarrollo de beneficio, es reconocida como una dialéctica de
explotación que debe ser bloqueada en el límite de la máxima expansión del capital.
26
25 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 135.
. La reflexión indica que el capital obliga al trabajador
a pasar por encima del límite de trabajo necesario y a crear plustrabajo, en tanto que sólo
de esta forma el capital se valoriza y produce plusvalor. Además, el capital sólo emplea
26 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p.136.
51
el trabajo necesario en cuanto que es plustrabajo y en la medida en que este es realizable
como plusvalor. Desde esta lógica el capital pone al plustrabajo como condición del
trabajo necesario y al plusvalor como límite para el trabajo objetivado27
El capital se puede definir como la contradicción viviente en razón de que el
constituye según su propia naturaleza un límite para el trabajo y para la creación de valor
en contradicción con su tendencia a ampliarlos sin límite. Y en la medida en que él crea
un límite específico para sí mismo, y en cuanto a que tiende a pasar por encima de todo
límite. Por lo tanto, se puede entender que el verdadero obstáculo a la producción
capitalista es el capital mismo, en razón de que “el verdadero obstáculo de la producción
capitalista es la relación de fuerza que constituye el concepto de capital”
.
28
En consecuencia, el proceso de expansión del capital tiende a la constitución del
mercado mundial con la intención de liderar una revolución permanente que busca
superar los obstáculos a la explotación y en función de la propia realización. Este
argumento lleva a que Negri al igual que Marx que “si el beneficio es la organización
del capital bajo la determinación del tiempo, el mercado mundial es la organización del
capital bajo la determinación del espacio”
. El concepto
de capital, deviene concepto de un proyecto de dominio que está continuamente en
función de una producción adecuada y expansiva según vectores de poder de mando, del
beneficio. Es este sentido, los conceptos de límite, la medida, la proporción son
elemento de definición de la estrategia capitalista.
29
27 El trabajo se ha convertido entonces, no sólo en tanto categoría, sino también en la realidad, en el medio para crear la riqueza en general y, como determinación, ha dejado de adherirse al individuo como una particularidad suya. Karl Marx. Introducción general a la crítica de la economía política, Madrid, siglo XXI, 1974., p. 55.
. Este proceso de equilibrio siempre nuevo
por el capital corresponde a una serie de límites que el mismo se impone en cuanto a que
es una desproporción proporcionada. Para comprender este proceso debemos observarlo
desde dos puntos de vistas: por un lado, asistimos a la desequilibrada carrera hacia
adelante del capital hasta la conquista del máximo espacio recorrido y ocupable. Por otro
28 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. Cit., p. 136. 29 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 137.
52
lado, se percibe que esta expansión espacial del capital es el proceso cada vez más
amplio del beneficio medio. Cuanto más avanza la unificación capitalista del mundo, la
subsunción real de la sociedad mundial bajo el capital, tanto más la temática extensiva y
espacial del imperialismo se convierte en la temática intensiva de la explotación. El
proceso expansivo del capital, su tensión de términos medios de explotación mundial es
un resultado, pero la premisa para que las condiciones de la subjetividad revolucionaria
se propongan de nuevo30
El capital social es reconocido como la forma en la que se consolida la fuerza
expansiva del capital a través y por encima del capital. Fuerza expansiva que pude ser
considerada como fuerza colectiva. El capital social, de este modo, es el sujeto del
desarrollo y, por eso, el capital se constituye como sociabilidad, como capacidad de
atrapar toda potencia productiva en el interior del propio desarrollo. La subjetividad que
compete al capital es una figura que se alcanza a partir de un proceso de subsunción que
corresponde al sometimiento de la sociedad cada vez más coherentes y exhaustivos.
.
Esto quiere decir que el modo mismo de producir se está modificando
constantemente, como por ejemplo: el capital en un primer momento recoge capacidades
de trabajo que se hallan dadas en la sociedad y las reorganiza en la manufactura. Pero la
gran industria es una situación productiva en la que el capital social se ha constituido ya
como sujeto prefigurando las condiciones de producción. Esta lógica de expansión lleva
a que el proceso de trabajo este subordinado al proceso de valorización, a través de la
constitución del capital en el capital social. En efecto, ya no se podrá distinguir el trabajo
del capital social del proceso de valorización. Según lo planteado todas las formas
anteriores de propiedad condenan a la mayor parte de la humanidad a ser puros
instrumentos de trabajo. De este modo, el desarrollo histórico, el desarrollo político, la
ciencia etc., se mueven por encima de ellos. La razón es que sólo el capital ha capturado
el progreso histórico y por ello, implementa todas las condiciones para ponerlo al
servicio de la riqueza. Para terminar este primer capítulo quiero reflexionar sobre el
30 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 140.
53
segundo tema fundamental de la segunda parte de los Grundrisses, el cual se refiere a la
teoría del salario y sus desarrollos. En este punto se pretende profundizar en la forma
antitética del desarrollo capitalista, es decir, se trata de ver cómo el carácter antitético del
capital representa el carácter general del desarrollo. Esto quiere decir que el proceso
constitutivo que ha llevado a la definición del capital es fruto de la coherencia de un
planteamiento marxiano que propone una argumentación sobre la temática del plusvalor
y la radicalidad del funcionamiento de su ley. En esta medida la ley del plusvalor
permite que el concepto de capital social adquiera el carácter de dualidad antagónica y la
explicitación de la ley consiste en que cuanto más se extienda la socialización capitalista
tanto más se intensifica (cualitativamente) y aumenta (cuantitativamente) su carácter
antagónico. Además, la estructura literaria de los Grundrisse avanza gracias a que la
teoría del plusvalor y la explotación se mueve en un terreno social colectivo general, de
tal modo que la regla antagónica aparece con toda su potencialidad; igualmente, el
proceso de valorización, desde una dimensión totalitaria es aquél que trabaja el punto
sobre la autovalorización proletaria y la expansión de su potencialidad antagónica.
Discurrir sobre la argumentación de la teoría del salario permite introducir el tema
referente a la subjetividad obrera como antítesis del capital social. El procedimiento
utilizado por Marx para pensar la categoría de subjetividad obrera, según Negri, se basa
en los siguientes aspectos: en primera instancia, reconocer que el trabajo necesario se
halla oculto en la forma del salario; esta realidad oculta y convertida en fuerza
productiva, se despliega a partir del funcionamiento de la ley del plusvalor; en segunda
instancia, revelar la función de la subjetividad obrera significará indagar la forma del
salario, generar una ruptura en la vitalidad del valor, y develar la apariencia de la
productividad del capital y, por último, se busca identificar las leyes del movimiento del
salario respecto a las leyes del movimiento general de las mercancías.
El núcleo del problema, según Negri consiste en que en el capítulo del salario
deviene la fundamentación del capítulo sobre el capital. Gracias a que el trabajo
concreto se transforma en trabajo abstracto y el trabajo específico y cualificado en
54
trabajo medio simple. Esta transformación es una tendencia antagónica, en donde la
fuerza de trabajo se despliega a lo largo de todas las articulaciones del capital, animando
contradictoriamente todas las objetivaciones del capital. En este sentido, la constitución
de la relación de fuerza entre las clases expresa de manera real y colectiva lo que ya
estaba presente en la relación capital desde el inicio. Esto quiere decir que la circulación
del capital ha intervenido espacial y temporalmente para permitir que el dualismo del
concepto irrumpa en dualidad de sujetos. Así, no hay categoría del capital que pueda
sustraerse de este antagonismo y de su fluir hacia separaciones continuas. Y todavía
menos una teoría del salario. Entonces, reconocer que el salario interviene en el capital
como variable independiente, significa que las leyes del salario derivan de la
condensación subjetiva de la revuelta contra el trabajo presente en el desarrollo
capitalista, derivándose inmediatamente como regla de independencia.
El esquema categorial que interviene sobre el salario está presente en el Capital y
debe mutar de la siguiente manera: “de la extracción del plusvalor absoluto a la
organización de la extracción del plusvalor relativo, del capital que subsume
formalmente a la sociedad al capital que la subsume materialmente”31
Ante lo anterior, el problema consiste en que el trabajo necesario se consolida cada
vez más de manera irreversible desde el aparato del salario. Pues, presenta unas leyes en
donde la lógica de la separación domina, es decir, el salario se presenta en sus cantidades
sociales como una magnitud independientemente variable y con una rigidez irreversible.
El tema de la rigidez, no obstante, debe estudiarse históricamente y determinarse a partir
. Esto significa que
el salario al presentarse como variable independiente produce un primer efecto desde el
punto de vista categorial. Por consiguiente, el incremento del valor del trabajo necesario
lidera una dislocación general de las propias formas categoriales de la acumulación y
reproducción capitalista. Ahora bien, definido los primeros esquemas categoriales del
proceso del capital entra en juego la variación histórica en donde domina el punto de
vista del salario.
31 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 149.
55
de la relación real de fuerza, pues, prácticamente la medida del trabajo puede diferir en
varias épocas y países, en cambio para el capital en cada época histórica la medida debe
considerarse y gestionarse como una unidad fija. Al respecto el salario se define como
“una variable independiente en la misma medida en que para el capital la cantidad, la
calidad, en suma, el valor del trabajo necesario deben ser una dimensión fija”32
Por otro lado, la independencia lleva a que se determine la lucha y ella consolida los
valores del trabajo necesario y los sitúa como entidad histórica. Esto lleva a decir que la
potencialidad del trabajo vivo posee una fuerza que es de todas formas impuesta en
relación con transformaciones productivas del capital. La potencialidad del trabajo vivo
desde el salario muestra la fijeza que el capital exige para su cálculo. Pero apenas es
superada esta necesidad que el capital impone se siente la fuerza del trabajo vivo, su
realidad social, su potencia antagónica.
. Esta
relación antagónica permite identificar que el capital sólo es movido por la lógica de la
separación. En efecto, la separación se constituye por el salario, por una masa de trabajo
necesario cuyo valor debe ser fijado por el capital.
Negri crítica la postura de la fijeza del capital al no aceptar el objetivismo que él
implementa para poder poseer y dominar todo el desarrollo, igualmente no está de
acuerdo en recorrer la vía de la subjetividad que mueve el capital a la objetivación. El
interés, por el contrario, consiste en el agotamiento de cualquier ley de poder de mando.
En este sentido, se lee que el Capital ofrece únicamente ideas absolutamente singulares
del desarrollo categorial; en cambio, los Grundrisse presentan el marco total y profundo
del antagonismo. Esto permite ver que el salario, las cantidades de trabajo necesario
determinan a escala general, las leyes fundamentales del desarrollo capitalista. La
función creativa del trabajo necesario, es aquella que debe estar orientada a crear las
condiciones para que la teoría del salario se convierta realmente en regla de desarrollo.
Esto indica que lectura de los Grundrisse debe realizarse reconociendo que la
separación domina el proceso. Ahora bien, romper la mistificación del trabajo en la 32 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 140. p. 150.
56
figura del salario implica que la clase obrera y proletaria consolide una realidad en
donde domine la fuerza productiva del sujeto libre; ante todo cuando el proceso del
capital muestra que el dinero como terreno intangible pero potente del poder de mando
social se impone sobre el trabajo vivo que es convertido en abstracción real, en sociedad
obrera, en mediatez productiva. En efecto, Negri quiere mostrar que la clave material de
toda la dinámica de producción, el motor de la transformación de la naturaleza en la
historia es el trabajo vivo.
El capital constituye entonces un proceso en donde el trabajo se abstrae y se
socializa, con el propósito de ampliar la esfera de las necesidades. A partir del trabajo se
crean unas necesidades que se le imponen al capital para que las satisfaga. La
historicidad progresiva de las necesidades es entonces la concretización de las unidades
diversas y compuestas que determinan la progresión del trabajo abstracto y social. Sobre
estas necesidades se forma el salario que mistifica la individualidad de las masas de
trabajo y esta individualidad es aquella que se forja de manera subjetiva, es decir, el
capital se reconoce como relación, como regla impuesta a una separación, de tal modo,
que la forma de la relación se convierte en una lucha de clases.
Pensar en el tema sobre el trabajo asalariado lleva a comprender que “si la teoría del
plusvalor introduce en la teoría económica el hecho de la explotación, la teoría marxista
de la circulación introduce en ella la lucha entre las clases”33
33 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 152.
. Esto se refiere a la
progresión del razonamiento teórico de lo económico a lo político, a la inmersión de lo
político en lo económico y viceversa. En efecto, se pasa de la célula de la sociedad
burguesa descrita y desvelada por la teoría del plusvalor al desvelamiento de la relación
orgánica y desarrollada del capital. Desde estas circunstancias, Negri manifiesta que
Marx no escribió un libro especial sobre el salario porque toda su obra es una continua
escritura de este tema. Ahora bien, el tema sobre el trabajo asalariado es uno solo en
cuanto va del salario al sujeto, de la relación – capital a la lucha de clases. La intención
es ver cómo se despliega la lógica independiente del sujeto obrero.
57
En este horizonte de reflexión la circulación como proceso global se puede
distinguir como circulación pequeña y grande. La pequeña circulación, es el tema que
permitirá la posibilidad de una transformación radical de la lectura del capital desde el
punto de vista de la subjetividad. Esta posibilidad será real dependiendo del
desenvolvimiento de las relaciones de clase en el plano histórico. Además, los términos
se deben propagar como posibilidad teórica tendencial de independencia proletaria en el
cuerpo del capital. La primera comprende todo el periodo desde el momento en que el capital sale del proceso de producción, hasta que vuelve a él. La segunda continúa y procede constantemente, con el proceso de producción. Es la parte del capital que es pagada como salario, que es cambiada con la capacidad de trabajo34
.
La pequeña circulación es presentada como el ámbito en el que se determina y se
reproduce el valor del trabajo necesario. Es el tiempo de trabajo que está contenido en la
capacidad de trabajo, es decir, el tiempo que es necesario para producir la capacidad de
trabajo. El capital que circula, de este modo se presenta como el capital destinado al
consumo individual de los trabajadores y, significa, por un lado, que el capital se
presenta como presupuesto del producto y, por otro lado, el producto acabado se
presenta como presupuesto del capital. Así, el capital se presupone a sí mismo en sus
formas diferentes como producto consumible, como una materia prima que es un
instrumento de trabajo para reproducirse continuamente.
Lo anterior permite ver que el capital que circula esta determinado desde el punto
del valor de uso. El trabajo necesario, por ello, tiene el valor de transformar los
productos con el propio consumo en valor de uso. Además, el pago del salario es un acto
de circulación que procede simultáneamente al acto de circulación. Se genera ante lo
dicho una independencia del sujeto obrero y una autovalorización en contra de la
valorización capitalista. La pequeña circulación es entonces, el espacio en el que se
despliega la esfera de las necesidades que afectan al trabajo necesario. Y por
34 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 151-152.
58
consiguiente, se constituye la composición de la fuerza de trabajo, de la clase obrera
reproduciéndose y expandiéndose como potencia de lucha.
Así, los puntos centrales del debate político marxista tienen que ver con el hecho de
que para Marx el juicio histórico sobre la fase de la autovalorización es objetivo. Pero
según Negri, dado el proceso de composición alcanzado por la fuerza obrera y proletaria
la autovalorización es subjetiva. Esto significa que toda relación se halla basaba por la
voluntad, toda determinación es base del desarrollo y todo hecho hace parte de una
tendencia. Desde esta perspectiva el proyecto revolucionario puede definirse como
construcción de fuerzas antagónicas a partir de la dinámica de la clase. Esta dinámica es
de poder en cuanto a que el valor de uso es para el proletario reivindicación y práctica
inmediata de poder. En tanto es necesario el valor de uso para definir la pequeña
circulación.
Se propone, entonces que el planteamiento anterior ubica al lector más allá del
marxismo. La razón es la escisión que se da en el pensamiento marxiano, ante “una
posición económica objetivista (economía) y una subjetivista (política) ante una falta de
perspectiva política adecuada y suficiente”35. Esto indica que Marx no es restituido al
objetivismo y economicismo con el fin de ser traducido desde la parálisis del
pensamiento y acción revolucionaria, sino que se busca reivindicar la unidad del
pensamiento marxiano, más allá del marxismo, de la sofocante tradición ortodoxa. Negri
resalta que lo anterior no llevaría a negar que muchas páginas de Marx (sobre todo las
recogidas y publicadas en el entorno alemán de la II internacional) puedan leerse sin
duda en el sentido objetivista. En cambio, se niega la posibilidad de una interpretación
general del pensamiento marxiano que parta de una consideración objetivista y de una
atribución definitiva de su discurso a la economía36
Continuando con el tema de la pequeña circulación y la autovalorización proletaria,
la densidad del concepto de autovalorización nos remite a la del dinero tal como se
expuso en los Grundrisse. Significa entonces, hablar de una figura general, abstracta y
.
35 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 156. 36 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p. 156.
59
antagónica. Esto quiere decir que el dinero es la gran mediación del desarrollo
capitalista, es la representación del poder de mando del capital en la mediación de la
relación de clase que la constituye. Sin embargo, ante la autovalorización estas
funciones del capital se extinguen en cuanto a que la pequeña circulación parece
rechazar las funciones del dinero, con el fin de que el dinero funcione en ella, en
términos de circulación mercantil simple.
Por tal motivo, no es posible valorar la relación antagónica de clase que se
desarrolla en el plano de las funciones sociales de explotación del capital (Estado,
empresario, gasto público etc)., si no se tiene presente el problema de la reducción del
dinero a función de puro y simple poder de mando, que en la relación es equivalente de
su subordinación a la autovalorización. En efecto, la posibilidad de una nueva
determinación de las categorías del capital y de una nueva reformulación adecuada de
las dimensiones del capital social en nuestra época debe partir, pues, de la temática del
dinero (poder de mando) autovalorización. La anterior reflexión ha sido necesaria para
poder construir las dimensiones reales del antagonismo de clase actual y pensar en los
mecanismos políticos del capital y el problema del poder. Además, poder considera que
la relación capital – clase obrera es una relación política de poder gracias a que la lógica
de separación no funciones sólo en el capital sino en todos los ámbitos. Por ello, debe
tratarse la crisis como constitutiva de toda manifestación, de toda concretización del
capital, pues se trata de releer los esquemas del Capital con el propósito de confrontarlo
con las modificaciones que produzcan el actual desarrollo de las luchas de clases. Es este
sentido, a través de la teoría marxiana del salario se determina el paso fundamental que
introduce a la teoría de la lucha de clase en la teoría de la circulación. En el plano del
análisis de la clase obrera se define una línea de la subjetividad que dibuja la
identificación de la composición real de la clase. Más aún, se resalta la lógica de la
separación desde un terreno en donde se busca una refundación y dislocación de las
principales categorías de la teoría37
37 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse.,op. cit., p.158
.
60
Desde los presupuestos anteriores, Negri presenta el tema de las maquinas como el
ejemplo más indicado de la dialéctica antagónica que es posible leer en los Grundrisse.
El capítulo sobre las máquinas constituye el ápice de la tención teórica de Marx en el
proyecto de los Grundrisse y, se desarrolló en los últimos folios del cuaderno VI y el
inicio del VII, redactado a finales de 1858. El discurso parte de la dialéctica del trabajo
vivo, es decir, de la unidad dinámica constitutiva del proceso del trabajo. Ante esto se da
el sistema automático de máquinas que es puesto en movimiento por una fuerza
autómata, que se mueve por sí misma. Esta fuerza autómata se compone de órganos
mecánicos e intelectuales ante los trabajadores que son determinados como miembros
conscientes del mismo. En la máquina el instrumento de trabajo es transformado desde
el valor de uso, desde el punto de vista de su existencia material. La máquina no aparece
en ninguna relación como instrumento de trabajo del trabajador individual, no busca
mediar la actividad del trabajador sobre el objeto, sino que la actividad esta puesta con el
fin de mediar la actividad de la máquina. La máquina no es como el instrumento que es
animado por el trabajador sino que, por el contrario, la máquina posee fuerza y
habilidad. La máquina posee un alma propia desde las leyes mecánicas y posee su propia
subsistencia de la misma forma que el trabajador, en el sentido de que la máquina
consume carbón, aceite etc. Esto significa que la actividad del trabajador está limitada a
la mera abstracción de actividad, determinada y regulada por los movimientos de la
máquina, y no a la inversa38
El ejemplo de la máquina representa lo que significa el paradigma de la
modernidad, en razón de un proceso en donde se da una apropiación del trabajo vivo
mediante el trabajo objetivado, a través de la producción que se basa sobre la
maquinaria. Además, El proceso de producción ya no es un proceso de trabajo, en el
sentido de que el trabajo es un órgano consciente que se representa en la forma de
trabajadores vivos individuales que responden a un sistema mecánico. Esto significa que
el trabajador es visto como disperso, subsumido en el proceso global de la maquinaria.
.
38 Ibíd. p. 159.
61
El trabajador es visto como un miembro de un sistema vivo y activo (máquina) que
posee la unidad y que tiene la capacidad de representarse ante el trabajador como un
poderoso organismo.
En la máquina una de las funciones del trabajo objetivado es oponerse al trabajo
vivo como fuerza que lo domina. El valor objetivado en la maquinaria se muestra como
un presupuesto ante el cual la fuerza valorizadora de la capacidad de trabajo desaparece.
Por ello, El desarrollo del instrumento de trabajo hasta llegar a la máquina es pensado
para la transformación histórica del instrumento de trabajo tradicional en una forma
adecuada al capital. En el capital se absorbe la acumulación del saber y la habilidad de
las fuerzas productivas generales del cerebro social. Esto indica que la máquina se
presenta como la forma más adecuada del capital fijo.
El ejemplo de la máquina permite identificar, por un lado, un elemento intensivo en
donde el trabajo se asume como elemento simple del proceso de valorización. El capital
ciertamente crea las condiciones para que desaparezca el trabajo inmediato y su cantidad
como principio determinante de la creación de valores de uso. Igualmente, se busca que
el trabajo inmediato sea indispensable, pero subalterno al trabajo científico general. Por
otro lado, en el elemento extensivo el capital circulante es el capital productivo en la
forma de planificación y de control de la reproducción de la sociedad39
Se comprende entonces que la apropiación capitalista de la sociedad es completa
gracia a que la separación se determina en el interior del proceso, de tal manera que se
ha desarrollado una industria en donde la creación de la riqueza real no devine
necesariamente del tiempo y cantidad de trabajo utilizado, sino del poder de agentes que
son puestos en movimiento durante el tiempo de trabajo. De este modo, la efectividad de
la riqueza real depende “del nivel general de desarrollo de la ciencia y del progreso de la
tecnología o de la aplicación de estas ciencias a la producción”
.
40
39 Cfr. Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit., p.161-162.
. Desde esta
perspectiva, el capital reduce el tiempo de trabajo en forma de trabajo necesario. El
40 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx cuaderno de trabajo sobre los Grundrisse., op. cit.,p. 163.
62
capital organiza todas las fuerzas de la ciencia, de la naturaleza y de las relaciones
sociales, con el fin de convertir la producción de la riqueza en algo independiente del
tiempo de trabajo.
63
2. REVOLUCIÓN FRANCESA REVOLUCIÓN DEL TRABAJO
El problema del que eme ocupo en este capítulo es el de la configuración del sujeto
a partir de lo que significa el poder constituyente, la cuestión de ¿qué significa para la
subjetividad del trabajo moverse en las esferas del poder constituyente? El poder
constituyente ha sido considerado en la historia política como la fuente omnipotente y
expansiva que produce las normas constitucionales de todo ordenamiento jurídico, pero
también ha sido considerado, para nuestro interés, como el sujeto de esta producción
normativa. En este sentido un mayor abundamiento en el concepto de poder constituido
involucra la consideración acerca de la manera como se ha configurado en la
modernidad, con el propósito de ver qué relación guarda con la manera como se ha
constituido el trabajo en la sociedad. En último termino se trata de establecer el modo
como el poder constituyente cumple una función ontológica en la construcción de un
nuevo Ser.
2.1. Sujeto y estructura
Negri en su libro, poder constituyente, inicia su critica a la estructura que se ha
constituido en la modernidad reconociendo que en esta época hay una negación de la
adecuación del sujeto y el procedimiento en términos absolutos, es decir, una negación
metafísica en cuanto a que la multitud no puede convertirse en una fuerza unitaria y
ordenadora. Esto significa que es necesario insertar una figura externa e hipostática para
poder encontrar la adecuación entre la negación del sujeto y la estructura. No es
suficiente entonces descubrir y denunciar esta parcialidad metafísica de las posiciones
que relativizan de manera trascendental el poder constituyente, ya que no resuelve el
problema de la absolutez.
En el problema de la relación adecuada entre sujeto y procedimiento absoluto,
Negri retoma a Michel Foucault considerando que él ha dado algunos pasos sustanciales
hacia adelante en la perspectiva de un concepto de poder, que en relación al sujeto,
64
configura dimensiones constructivas y aperturas absolutas. Negri hace una lectura
metodológica orientada hacia la reconstrucción del sujeto. Plantea que el concepto de
hombre aparece en Foucault “como un conjunto de resistencias que emanan, fuera de
todo finalismo que no sea expresión de la vida misma (y de su reproducción), una
capacidad de liberación absoluta”41
Negri está de acuerdo con el punto de vista de Foucault sobre el sujeto
constituyente, en razón de que él muestra que el sujeto es potencia, producción. Sin
embargo, a pesar de que el sujeto es reducido a un punto fantasma desde la totalidad de
los sistemas de represión, ciertamente es un límite que es superado en cuanto el sujeto
tiene la capacidad de volver a entrar en sí mismo y volver a descubrir el principio vital.
Pero, por otro lado, el sujeto además de potencia, es presentado como una acción, un
tiempo de acción y libertad. Foucault identifica esta realidad a partir de un proceso de
desarticulación de lo real y después, de manera constructiva, reabre un proceso que
afronta la desarticulación como condición positiva. Entonces lo que era un camino a
través de la necesidad se convierte en un proceso de libertad.
. Esto significa que en el hombre se libera la vida y
ella se opone a todo aquello que encierra y la aprisiona. Esto muestra que la relación
entre sujeto y procedimiento debe ser libre cuando se ejerza desde el poder
constituyente, por el contrario, el poder sometera al hombre desde el trabajo hasta
hacerlo funcionar como elemento de una máquina totalitaria. La tarea de esta
investigación, según Negri, corresponde a la siguiente pregunta: ¿cómo el proceso
constitutivo que atraviesa la vida, la biopolítica, el biopoder está en función de un
movimiento absoluto y no totalitario.
Esto quiere decir que en Foucault la subjetividad es el lugar de recomposición de
las resistencias y del espacio público, llevando esto a que se dé una figura de un sujeto
que formal y metodológicamente presenta características adecuadas al procedimiento
absoluto. Estamos ante un sujeto que es potencia de producir trayectorias constitutivas,
un sujeto que es un tiempo ya no predeterminado, sino constitución singular. Este sujeto 41 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, Madrid, libertarias/ prodhufi, 1994., p. 49
65
es entonces potencia, tiempo y constitución, y por ello, crítica las presiones del poder
constituido, con el propósito de reconocerse como una potencia ontológica o un poder
constituyente, capaz de producir eventos absolutos. Por otro lado, lo político es definido
como producción colectiva y ateleológica, en tanto la innovación, la creatividad del
sujeto constituye lo político. Esto indica que estamos ante un dispositivo de libertad
positiva en donde lo social se revela como un espacio de la biopolítica42
El concepto de absolutismo no se refiere a totalitarismo. Esto se comprende
inicialmente al reconocer que el sujeto no debe estar ligado a los principios del
liberalismo, cuya razón de ser corresponde a un totalitarismo que se fundamenta en la
tradición del pensamiento moderno y se presume de fundar sobre el contractualismo los
derechos del hombre. Sin embargo, el punto de vista del poder constituyente ataca la
posición contractualista, pues es aquella que no sabe fundar los derechos del hombre,
que no sabe darle a los derechos del hombre la base material e inmanente, (lo
concretamente mundano), sino que está en función de potencializar el poder constituido.
que el poder
constituyente revela en su absolutez.
El poder constituido se funda en un contractualismo que desde Hobbes da conocer
un Dios que tiene como función transformar en soberanía la asociación de los
individuos, y el contractum unionis en contractum subjectionis. Además de que en
Rousseau “la voluntad de todos” se sublima en “voluntad general” así, en el
trascentalismo idealista el proceso de lo económico y de lo ético conduce lo contingente
y lo singular en la totalidad del espíritu, en cambio, en la tradición metafísica moderna,
entre Maquiavelo, Spinoza y Marx el proceso es ciertamente absoluto, esto significa que
se desarrolla una dinámica de poder constituyente sin que este absolutismo se haga
jamás totalitario. En Maquiavelo y Spinoza la potencia se expresa y se nutre de la
42 En la década de 1970 Foucault sostuvo en varios trabajo que no es posible comprenden el paso del Estado soberano del Antiguo Régimen al Estado disciplinario moderno, sin tener en cuenta en qué medida el contexto biopolítico fue progresivamente puesto al servicio de la acumulación capitalista: “ El control de la sociedad sobre los individuos no se ejerce solamente a través de la conciencia o de la ideología, también se ejerce en el cuerpo y con el cuerpo. Para la sociedad capitalista, lo más importante es ala biopolítica, lo biológico, lo somático, lo corporal”. Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, op. cit., p. 46.
66
desunión y de la lucha, en ambos el proceso se extiende entre singularidad y multitud, y
la construcción de lo político es el producto de una innovación permanente. En Spinoza,
por consiguiente, se dilata en la gran metafísica, lo que en Maquiavelo está implícito en
el análisis de los movimientos populares y de la conflictividad de las repúblicas43
El totalitarismo es aquel que no permite que el enigma del poder constituyente sea
revelado, es aquél que niega la efectividad potente del sujeto, la cual es mixtificada
desde el poder constituido. El poder constituido en lo político deviene totalidad
disciplinar, totalitarismo. Se puede comprender entonces que en Maquiavelo y en
Spinoza el proceso revolucionario que encarna la constitución del sujeto a pesar de no
estar siempre abierto, tanto temporal como espacialmente, es aquél que fluye potente
como la libertad; es aquél que es resistencia a la opresión y, por ello, afirmación de
principios, a través de la invención democrática.
.
Pensar en lo absoluto constituyente, Según Negri, es referirnos a lo absoluto
democrático, rechazando la concepción totalitaria de la vida y de la política. Negri
ciertamente considera que la metafísica idealista que es producida entre Hobbes y Hegel,
tiene que ver con una concepción trascendental de la soberanía, de otra parte, desde
Maquiavelo a Spinoza y Marx se da un materialismo histórico en donde se desarrolla
una concepción radical de la democracia. Ente este problema de la concepción totalitaria
se pretende mostrar que la democracia no es sólo lo opuesto al totalitarismo, sino al
concepto mismo de soberanía. Esto quiere decir que el concepto de democracia no es
una subespecie del liberalismo o una subcategoría del constitucionalismo, sino una
forma de gobernabilidad que tiende a la extinción del poder constituyente, es decir, un
proceso de transición que libera poder constituyente, un proceso de racionalización que
desvela el enigma de todas las constituciones.
La pretensión de Negri consiste en considerar la imagen del sujeto que permita
sostener adecuadamente el concepto de constitución como procedimiento absoluto. Esto
se refiere a una figura formal que debe ser confrontada con lo real, con la historia de los 43 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p.51.
67
sujetos y de las constituciones y, por lo tanto, con la vida y con la política. Se trata
entonces de pensar en un sujeto abierto a la totalidad.
Esto sugiere la necesidad de estudiar la relación entre lo formal y lo material, la
cual es denominada como temporalidad. Se habla entonces de un sujeto temporal, es
decir, de una potencia constitutiva temporal. Esto significa, por un lado, que la potencia
es reconducida a y confundida con el ser, desprovista de los entes que la constituyen y,
por eso, reducida a lo místico, apoyada en el principio de la realización del ser consigo
mismo. Por otro lado, en cambio, la temporalidad es presentada como aquella que puede
llegar a ser radicada en la capacidad productiva del hombre, en la ontología de su
devenir. Se trata de una temporalidad abierta, absolutamente constitutiva, que no revela
el ser, pero produce los entes.
Este tema de la temporalidad lleva a Negri a realizar una relectura del pensamiento
de Marx, con el fin de avanzar en la definición de la adecuación material del sujeto
constituyente y de un procedimiento absoluto. Se parte de que Marx posee una
metafísica del tiempo más radical que la de Heidegger. El tiempo es para ambos la
materia de los seres, en cambio el tiempo social es el dispositivo sobre el que se
cuantifica y se cualifica el mundo. Pero la diferencia se encuentra en el hecho de que
Marx libera aquello que Heidegger reconduce a lo místico. El tiempo heideggeriano se
entiende como la forma del ser. Como la indistinción de un fundamento absoluto; en
cambio, el tiempo marxiano es producción del ser, es entendido como la forma de un
procedimiento absoluto. Así, un sujeto adecuado a un procedimiento absoluto, es aquél
que se convierte en un sujeto materialmente capaz de insertarse en este procedimiento de
definirse como poder constituyente44
Puede pensarse de este modo en la construcción del sujeto político en Marx, que es
el tema sobre el que se da la crítica del poder y la crítica del trabajo, puesto que sobre
esta articulación se desarrollan los antagonismos de la historia del poder constituyente.
El camino recorrido por Marx va de la crítica de la ideología a la crítica del poder y de la
.
44 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p.53.
68
crítica del poder a la crítica del trabajo. Este proceso comienza con el texto sobre La
Sagrada Familia y la Cuestión hebrea de 1844, en el cual se desmitifica el concepto de
la igualdad y se pasa a la crítica del trabajo y, a partir de ahí, a la proclamación de los
derechos del hombre. Nos introduce en el descubrimiento de la universalidad de la
explotación de la apropiación privada. Esto lleva también a la denuncia del
individualismo y a la exaltación de la comunidad de los trabajadores.
Por otro lado, se reconoce que la llamada emancipación política se anima desde la
fuerza de lo constituido y sobre la apariencia de lo constituyente. En efecto, en la
Ideología alemana de 1845-46, el concepto de poder constituyente es definido como
expresión de la burguesía, en términos de un universal que organiza la constitución
estatal a las exigencias del dominio de la burguesía y a las necesidades productivas de la
división del trabajo.
Negri afirma que “en los escritos sobre la Comuna de Paris, de 1871, el poder
constituyente se manifiesta finalmente como perfecta síntesis de un sujeto histórico”45.
Esto es producto de la lucha de clase de los productores contra la clase apropiadora, en
la cual se cumplía la emancipación económica del trabajo. La gran estrategia social de la
Comuna de Paris fue su misma existencia operativa en virtud de la cual las medidas
particulares aprobadas por ella se orientaban hacia la realización de un gobierno del
pueblo y por obra del pueblo. Para Marx el concepto de poder constituyente debe llevar
a que el proyecto de disolución del Estado no esté subordinado a la espontaneidad
anárquica, sino concentrado en un movimiento dinámico expansivo y no entre el
movimiento político y el poder político. “Marx, en efecto, traduce por political
movement la potencia, aquella fuerza constituyente de una democracia radical en la que
la crítica del poder se combina con la emancipación del trabajo, el movimiento real”46
Siguiendo al Marx político se pretende que la liberación política y la emancipación
económica sean una sola cosa. Esta razón se encuentra en el centro de la teoría marxiana
del capital, la cual trata sobre el trabajo vivo como el fundamento y el motor de toda la
.
45 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 55. 46 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 56.
69
producción, de todo desarrollo, de toda innovación. En este sentido el trabajo vivo
equivale al poder constituyente y el trabajo muerto al poder constituido, ahora bien, la
polaridad entre el trabajo vivo y el trabajo muerto es resuelta dentro del análisis marxista
desde una totalidad teórico-práctica. En efecto, de la crítica del poder a la crítica del
trabajo vivo y viceversa, es claro que el concepto de trabajo vivo se utiliza como un
instrumento. Así, el trabajo vivo encarna el poder constituyente, el cual le ofrece
condiciones generales para expresarse. Además, el poder constituyente se instaura
políticamente sobre aquella cooperación social que es connatural al trabajo vivo47
Esto indica que el poder constituyente desde la inmediatez y la espontaneidad
creativa del trabajo vivo lee la propia capacidad de innovación, es decir, en la inmediatez
cooperativa del trabajo vivo, el poder constituyente encuentra su masificación creativa.
Así, el núcleo del trabajo vivo tiene que ver con una tensión creativa que es al mismo
tiempo política y económica, cuya función es la producción de estructuras civiles,
sociales y políticas constituyentes. Esto significa que “el trabajo vivo cooperativo
produce una ontología social que es constitutiva e innovadora, un entrelazamiento de
formas que tocan lo económico y lo político”
.
48
.
2.2. De la crítica del poder Para comprender el tema de la constitución del trabajo debemos comprender el
concepto de temporalidad, ya que el tiempo de la revolución es el absoluto de una
voluntad de potencia que se construye desde el poder constituyente. Se trata, por tal
razón, de un concepto de temporalidad que avanza en la lógica de la resistencia, de lo
político y de lo social hacia el objetivo de la democratización. Este concepto lleva a las
masas a considerar la democracia como un absoluto en donde se concibe la relación
entre político y social. Desde esta perspectiva, la Revolución Francesa en su desarrollo,
forma a los nuevos sujetos políticos de la lucha de clases: burguesía y proletariado. 47 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 56. 48 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 57.
70
Estamos hablando, por lo tanto, de una revolución en donde se revela la lucha proletaria
contra el trabajo que es objetivado e instrumentalizado por la razón de ser del capital.
Esto significa que la temporalidad de los comportamientos de masa, su progresión, conducen e insisten en la agresión de un nuevo contenido básico y en una nueva alternativa, el trabajo o su crítica, la organización burguesa de su emancipación o la liberación proletaria del trabajo. La universalidad del principio constituyente se hace materia crítica, universalidad concreta del trabajo y contra el trabajo, el tiempo es el tejido sobre el que transcurre esta concreción49
.
Acontece por lo dicho una transformación del orden de las representaciones
ideológicas al orden del radicalismo del principio constituyente en lo social y en lo
político. Esto es posible porque las masas hacen uso del pensamiento de Rousseau, en el
sentido de que la ideología del poder constituyente y la soberanía popular se enmarcan
dentro del concepto de voluntad general, el cual se convierte en una práctica subversiva
que está dirigída a la implementación de la reivindicación de una constitución
democrática en la crítica de la sociedad. Este concepto de voluntad general es asumido
por las masas populares como fundamento del poder constituyente, como principio
democrático, en cambio para la burguesía la voluntad general es la base abstracta de la
soberanía, que señala genéricamente al pueblo como sujeto de poder.
No obstante, para los sansculottes50 “la soberanía reside directamente en el pueblo,
en el ámbito histórico concreto, no como principio sino como práctica”51
49 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 244.
.
50 Con esta denominación se identificaban las clases medias y bajas, pero no indigentes, de la sociedad francesa, miembros del tercer estado o estado llano. El estado estaba integrado por sectores populares, no privilegiados, pero con distinta capacidad económica. Los había ricos (burgueses: comerciantes y banqueros) de clase media (artesanos, pequeños comerciantes, profesionales independientes) y los pobres (obreros y mendigos). Todo el tercer estado oprimido se uniría en un principio reclamando la abolición del absolutismo monárquico y los privilegios feudales, pero pronto, dentro del mismo tercer estado los humildes sans-culottes, usados al principio como cuerpo armado de la revolución, serían luego descartados por los ricos burgueses, que consideraban que sus riquezas les otorgaban derechos políticos, que no pensaban resignar. Como vemos la revolución tuvo un fin noble, pero encubría mezquinos intereses de clase. Fue pueblo contra gobierno tiránico, y luego dentro del mismo pueblo, lucha entre ricos y pobres. La sociedad de iguales prometida, todavía era un sueño a alcanzar. El fracaso de las cosechas en 1788, causó hambre y miseria entre sus miembros, y eso hizo que los ánimos estallaran. Fueron sus cuerpos los que se expusieron en la histórica y simbólica Toma de la Bastilla
71
Esta definición de los sansculottes lleva a la concreción del principio abstracto,
permitiendo que la soberanía popular asuma su carácter de sujeto histórico. Por tal
razón, se reconoce en la Declaración de los Derechos de 1793 el derecho a la
insurrección como aplicación extrema de la inalienabilidad de la soberanía popular. Esto
se refiere a un derecho público subjetivo. Tal posición política muestra la diferencia de
interpretación en el marco de las clases, puesto que para los girondinos y jacobinos la
soberanía se define como aquella que le pertenece al pueblo, pero entendiendo que el
soberano es uno e indivisible, un ser puramente metafísico, es decir, la expresión de la
voluntad general. En cambio, para los sansculottes el soberano no se concibe desde lo
metafísico, sino como una persona que hace parte de un proceso enmarcado dentro de un
tiempo y un espacio concreto; de modo tal que el soberano es el pueblo, cuya función
consiste en ejercer él mismo sus propios derechos. Esta última interpretación da lugar a
una concepción absolutista del poder constituyente y, por lo tanto, muestra que el poder
constituyente está temporalmente unido a la insistencia y continuidad de los
movimientos populares, es decir, que la soberanía popular es aquella que se une a la
temática y a la práctica del ejercicio del poder. logrando que la Asamblea reunida en Versalles declara el término de los privilegios de la nobleza y la extinción de las servidumbres. Fue este grupo el que tomó el Palacio de las Tullerías para apresar a Luis XVI, que terminaría condenado a la guillotina, con el decidido apoyo de estos hombres bravíos, que no se caracterizaban precisamente por su moderación. Se aliaron al jacobino Robespierre, durante el reinado del terror, iniciado en junio de 1793, incitando a la prisión de los girondinos, conformando el ejército liberal que con bravura hizo frente a las monarquías absolutistas, que se lanzaron al ataque contra Francia, para impedir que las ideas revolucionarias, se infiltraran en sus estados, y los reyes perdieran su divino poder. El Régimen del Terror terminó, entre el 27 y el 28 de julio de 1794. Robespierre y los jacobinos, que eran los líderes del pueblo parisino, bregando por la igualdad de clases y el reparto igualitario de tierras, fueron víctimas de su propio aparato represivo, ya que perecieron guillotinados, pero los sans-culottes no se resignaron, e intentaron derribar infructuosamente a los nuevos dirigentes moderados de la Convención, la llamada “burguesía termidoriana”, constituida por los ricos patrones de fábricas y banqueros. Los sans-culottes querían restablecer la Constitución de Robespierre de 1793. El nuevo gobierno: “El Directorio” a cargo de la burguesía moderada, era impopular, y el poder había quedado a cargo del ejército, quien al mando del general Napoleón Bonaparte reprimió con la artillería, en un hecho conocido como “la descarga de la metralla” a la multitud enfervorizada, que en mayo de 1795 intentaba atacar el Directorio, siendo muchos líderes ejecutados, demostrando así a los sans-culottes que su poder, al menos momentáneamente, había terminado. Habría que esperar las luchas obreras para poder alcanzar ciertos derechos sociales, que no les interesaban conceder a la nueva y oligárquica dirigencia política. El poder absoluto del rey había terminado. Ahora se imponía el poder del dinero. http://www.laguia2000.com/francia/los-sans-culottes 51 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 245.
72
Desde esta perspectiva se da una ruptura entre el tiempo de lo político y el tiempo
del trabajo, sin embargo, esta ruptura no significa todavía que la sociedad política deba
intervenir para modificar el antagonismo de la organización social del trabajo. Se trata
más bien de entender que esta ruptura que se da en el terreno del trabajo, se realiza por el
propio desarrollo del poder constituyente de las masas, en la medida en que éste se
opone a ser transformado en poder constituido. Entonces, en el terreno del trabajo la
temporalidad del poder constituyente se revela, de tal manera que éste ve el tiempo de la
burguesía, es decir, el tiempo de la organización de la jornada laboral, como su
obstáculo. Terreno donde la productividad del poder, su ordenamiento económico y su
potencia social se manifiestan tanto para la burguesía como para el proletariado. Para
Negri, en efecto, ambos son sujetos que bajo la conciencia de la temporalidad
construyen conciencias de tipo antagónica. Esto quiere decir que el tiempo siendo un
obstáculo hace que se aumente la conciencia de las masas, y ésta conciencia es la que
conduce de la política a la sociedad y de la crítica del poder a la crítica del trabajo.
Ciertamente el proceso de la sociabilidad del poder constituyente de las masas en la
Revolución Francesa (el ejercicio concreto y práctico del poder constituyente) es el que
permite mostrar la crítica del trabajo como elemento central de la historia
contemporánea. El hambre, el deseo, el dolor, el movimiento y las luchas son algunas de
las razones que llevan al descubrimiento de la crítica del trabajo. Esto quiere decir que
se descubre un tiempo como potencia, un espacio político definido por el ejercicio del
soberano y un espacio social atravesado por la potencia. La concepción del tiempo en los
sansculottes cambia por completo la comprensión del espacio político, que no se define
más como un espacio de representación, sino como el lugar en el que las masas ejercitan
su poder constituyente. Desde este horizonte el espacio social se superpone al espacio
político, por tal razón, la novedad de la Revolución Francesa consiste en introducir en la
teoría del poder constituyente la apropiación de la práctica de su temporalidad, la cual
introduce el poder constituido en el terreno de la sociedad, de su organización,
poniéndolo entonces como principio de la crítica del trabajo.
73
Pensar en la crítica del trabajo implica preguntarse por la reivindicación de la
igualdad. Negri se refiere al concepto de igualdad rousseauniana que ante todo es una
declaración de igualdad social y, por lo tanto, una cuestión ideal y atemporal. Esta
definición sobre la igualdad constituye la base de la construcción jurídica de la
burguesía, en cambio, en el movimiento de las masas esta concepción rousseauniana
puede llegar a ser un elemento cuya característica fundamental es su capacidad de
transformar la igualdad formal en igualdad social. En este sentido, ¿cómo desde la
temporalidad del poder constituyente se pueden modificar sustancialmente los objetivos
establecidos por la burguesía? Inicialmente, se considera que el movimiento de las
masas revolucionarias tiene el reto de examinar minuciosamente los conceptos
rousseaunianos, con el fin de transformar su recepción en innovación hermenéutica y su
uso en un nuevo planteamiento. Para realizar este ejercicio hay que tener presentes tres
conceptos: el poder constituyente; la representación y la división de los poderes en
Rousseau.
Según Negri, estos tres conceptos se pueden comprender desde la lectura del Libro
III del Contrato social, en donde el autor hace la distinción entre el poder legislativo y el
poder ejecutivo de una manera conceptual; el primero se refiere a la voluntad y el
segundo a la fuerza. Por ello, reconociendo que para Rousseau sólo existen soberanía y
gobierno, se puede comprender que el poder soberano es algo absolutamente superior a
los dos poderes. La soberanía es el ejercicio del poder legislativo, pero sólo porque está
comprendido en la totalidad de la soberanía, es decir, en la dimensión de la voluntad
general. Entonces, cuando hablamos de poder soberano en general, se puede definir
como un ejercicio de la fuerza para imponer una voluntad, una constitución ejecutiva de
la legislación. Ahora bien, la unidad de los poderes puede llegar a ser positiva cuando el
legislativo domina al ejecutivo y negativa cuando el legislativo se deja someter por el
ejecutivo. La idea es evitar la supremacía del ejecutivo sobre el legislativo, por
consiguiente, es necesario imponer la supremacía del legislativo a través de instrumentos
constitucionales adecuados y, en efecto, desde el ejercicio permanente del poder
74
constituyente52
En el momento en que el pueblo esta legítimamente reunido en asamblea como cuerpo soberano, cualquier jurisdicción del gobierno cesa, la potencia ejecutiva se suspende y la persona del último ciudadano es pues tan sagrada como la del primer magistrado, porque allí donde el representado se encuentra ya no hay más representante
. El interés de Negri es mostrar que Rousseau establece el derecho del
pueblo a cambiar su legislación e incluso su constitución, esto porque no se puede
concebir una ley fundamental obligatoria e inmodificable para el cuerpo del pueblo, ni
siquiera en el contrato social. Así, cuando se habla de los dos poderes es preciso tener
claro que su unidad es siempre poder constituyente. Esto lleva a comprender que con el
poder constituyente se da una reapropiación de la representación.
53
.
La categoría de voluntad genera es un concepto que fue pensado fuera de la
temporalidad, constituido por una naturaleza abstracta, por consiguiente, el poder
constituyente puesto bajo esta tutela de la voluntad general permanecía sometido a una
esencia atemporal. Sin embargo, cuando la temporalidad del poder constituyente se
convierte en elemento clave para el traspaso de los conceptos de libertad e igualdad de lo
político a lo social, es insostenible la idea de un poder soberano abstracto. No obstante,
la pregunta que surge es ¿cómo una práctica política de masa que quiere instaurar tanto
social como políticamente la igualdad real puede apropiarse y transformar de manera
radical un pensamiento abstracto y general, como es la voluntad general? Teniendo en
cuenta igualmente, que esta contradicción sobre la voluntad general es considerada
también por Diderot, en la voz Droit natural de la Enciclopedia de la siguiente manera: Las voluntades particulares son dudosas, estás pueden ser buenas o malas, pero la voluntad general siempre es buena: ésta nunca ha engañado y no engañara nunca. La voluntad general es un acto puro del intelecto que razona en el silencio de las pasiones sobre aquello que el hombre puede exigir de su símil y sobre lo que su símil esté en derecho de exigir de él54
.
Esta definición se refiere a una voluntad general que constituye el contenido de la
soberanía moderna, en donde se establece una transformación metafísica, trascendental,
52 .Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., pp. 248-249. 53 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 249. 54 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 250.
75
formal y abstracta de la acción constitutiva de las masas de manera inquebrantable. No
obstante, las masas revolucionarias para intentar utilizar a Rousseau en el curso de la
revolución deben transformar el enigma teórico desde una solución práctica. Esto indica
que las masas deben asumir una concepción del poder constituyente en donde la
desigualdad social sea un elemento fundamental de la organización del Estado. Lo
novedoso es que Rousseau se convierte, a través de una decisión práctica de las masas
en el tránsito teórico de la igualdad política a la igualdad social, en este sentido, la
unidad social y política del poder constituyente equivale a la unión de los poderes y a la
igualdad social y, en efecto, dar un paso de la crítica del poder a la crítica del trabajo.
Esto significa que el rousseaunismo es un pensamiento en el cual el movimiento de
masas encuentra la oportunidad de llevar adelante su proyecto de liberación. Cuando el
movimiento de masas va de la crítica de la política a la crítica de lo social y de la crítica
del trabajo a una perspectiva de liberación, es claro que la temporalidad del movimiento
revolucionario se opone de la siguiente manera: de la igualdad política contra la
desigualdad social, de la igualdad social contra la desigualdad política.
Por el contrario, la burguesía ante este paso de la revolución ve necesario
concentrarse en la codificación del trabajo y en la ampliación del tema del ordenamiento
del trabajo fuera de cualquier orden democrático. Desde esta perspectiva, la voluntad
general en el pensamiento de Rousseau se refiere a una abstracción de la sociedad que se
convierte en cuerpo soberano. Se puede afirmar, según el análisis de Negri, que estamos
ante la ambigüedad de un Rousseau que quiere resolver teóricamente un enigma que
hace parte de decisiones prácticas. La ambigüedad se encuentra, por lo tanto, en la
concepción de una voluntad general que se refiere a la voluntad de la nación y no a una
voluntad democrática, y por su causa el poder constituyente, su temporalidad, su
caminar hacia la totalidad de la libertad social y política, se convertirán, por el contrario,
en un producto del poder constituido.
Pensar en la igualdad y en lo que es el sujeto son dos problemas que deben estar
referidos a la definición del poder constituyente. En las declaraciones de la Revolución
76
Francesa se dan una serie de normas operativas que rompen con la ambigüedad
rousseauniana y se dirigen hacia la determinación concreta de la igualdad social. Esto
significa que el espacio político se convierte en espacio social, como terreno directo de
su operatividad; el concepto político cambia completamente en el terreno social.
También el concepto trascendental de la voluntad general cambia y el poder
constituyente se pone como potencia social. De ahí que se piense que la igualdad no es
un concepto abstracto y que el derecho de la sociedad completa y perfecciona el derecho
de la libertad, pues, si un hombre está oprimido y sufre es claro que no hay libertad. Esta
crítica de lo político, de lo social y del trabajo lleva a un desplazamiento del terreno
abstracto de la voluntad general al terreno concreto del derecho y al orden de la
propiedad.
Por otro lado, se piensa que la subjetividad del poder constituyente es una actividad
que se desarrolla en el tiempo. Ciertamente Negri considera las dos diferencia que
existen sobre el concepto de subjetividad, por un lado, piensa que si en la subjetividad
del poder constituido la igualdad es el tiempo abstracto de la voluntad general que se
dirige a lo concreto de los sujetos históricos, la subjetividad del poder constituyente se
refiere a lo vivido del tiempo revolucionario, lo vivido de la transformación y del paso
de lo abstracto a lo concreto. Una subjetividad temporal.
En el acontecimiento de 1793 se construye entonces el derecho de resistencia como
principio práctico y como consecuencia del desarrollo del poder constituyente. En este
principio de resistencia e insurrección la libertad se convierte en sustancia productiva, se
implanta en la igualdad y, por otro lado, la temporalidad se descubre como fundamento
principal de la subjetividad, el poder se reduce a está temporalidad radical que es abierta
y continuamente revolucionaria55
55 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 260.
. En consecuencia, el tiempo de los sansculottes saca a
la luz las alternativas del poder, en cuanto a que se presenta a un poder constituyente que
lo define todo incluso para sus adversarios. En este sentido, “las perversiones modernas
del poder totalitario se pueden explicar sólo en base a una pérdida definitiva de
77
autonomía del pensamiento burgués frente al revolucionario, del poder constituido frente
al poder constituyente”56
.
2.3. Trabajo Constituido / Trabajo Constituyente Pensar sobre una nueva forma política que trate sobre la emancipación del trabajo,
supone reflexionar sobre el problema de la constitución del trabajo desde el poder
constituyente. En el tema sobre la temporalidad de los sansculottes, Negri considera el
poder constituyente como una apertura, una investigación, un proceso. Sin embargo, al
hablar de la constitución del trabajo, Negri considera que Sieyes se opone a la
temporalidad de los sansculottes en cuanto a que para él el poder constituyente se refiere
a la epifanía de un sujeto que reduce el mundo social y político a su imagen y
semejanza. Negri manifiesta que en el debate sobre el poder constituyente, Sieyes es el
primero en introducir de manera exclusiva el tema sobre el trabajo. Así, Sieyes para
profundizar en la constitución del trabajo se inventa la idea sobre el Tercer Estado57
Un conjunto laborioso, unido y compacto que se rige por el trabajo social organizado de la burguesía y cuyo desarrollo se obstaculiza por las contradicciones entre el trabajo y las funciones públicas, que la aristocracia ha usurpado completamente. […] Considera la sociedad actual como sociedad comercial moderna en la que se desarrollan funciones complejas, con demasiadas intervenciones e interferencias políticas
, la
cual se refiere a una definición económica, y sobre este contenido se plasman los
conceptos de nación y de representación, los conceptos de poder constituyente y de
poder constituido. En medio de este objetivo Sieyes define la sociedad como:
58
.
Esta definición sobre la sociedad muestra que la aristocracia usurpa el poder que
permite intervenir en la sociedad comercial. Entonces la clave de lectura fundamental
como propuesta reformadora del Tercer Estado tiene que ver con la Crítica e indignación
56 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 262 57 EL TERCER ESTADO ES UNA NCIÓN COMPLETA. ¿Qué es necesario para que una nación subsista y prospere? Trabajos particulares y funciones públicas. Sieyés Emmanuel. ¿Qué es el tercer Estado? Madrid, 1973., p. 5. 58 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 265.
78
en contra de la usurpación económica de la aristocracia. Sieyes introduce el tema del
Tercer Estado, el cual lo es todo pero no representa nada, es decir, es la totalidad en
cuanto a que el Tercer Estado es una nación completa, porque éste organiza y soporta
todo el trabajo. Pensar en el Tercer Estado es pertinente por el hecho de que éste
comprende en sí todas las características, que en términos económicos, forman una
nación, éste abarca todas las actividades productivas. Sin embargo, a pesar de ser libre y
prospero está excluido del mando político y no ejerce ninguna función de
representación.
Sin embargo, partiendo del hecho de que la imagen del Tercer Estado es atemporal,
se considera que el interés consiste en restaurar el orden del trabajo ya existente,
preconstituido y naturalmente justo, que la aristocracia domina sin formar parte de él.
Esto para decir que la idea de la constitución del trabajo ingresa como tema exclusivo,
pero de una forma más jurídica que sociológica. De ahí, que el concepto de trabajo en
Sieyes sea un concepto conservador y aquél que se sostiene por una concepción de la
propiedad intocable por el poder revolucionario. Pensar en la definición del trabajo no
hace referencia, según Sieyes al concepto de clase y de lucha de clase, pero la inserción
del tema del trabajo es clave para la comprensión del mundo político. Esto quiere decir
que para Sieyes no existe un Tercer Estado en cuanto a que no hay una nación que
proponga una ley común que partiendo de la organización social del trabajo, lleve a
instaurar una representación adecuada. Los Estados Generales, por consiguiente, están
fundados bajo criterios de representación injustas, que no corresponden al orden social y
que sobrevaloran las minorías de forma desproporcionada y escandalosa. No obstante,
Negri asume la postura de Sieyes en cuanto a que está de acuerdo en que los Estados
generales deben tener representantes reales y no virtuales, en consecuencia, con esta
imagen del Tercer Estado lo que se busca es que en la sociedad se dé representación del
trabajo59
59 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 266.
.
79
Así, se piensa en una nación en donde el sistema de representación debe llevar a
que funcione el orden del tejido económico-social. El problema de Sieyes, no obstante,
es poder construir una sociedad política moderna que represente de forma correcta y no
ataque las estructuras económicas sociales del país. Sieyes para pensar en el concepto de
poder constituyente y el tema de la representación, se dedica a trabajar sobre el problema
de la división de las normas que se distinguen como constitucionales, es decir directivas,
ordenadoras de la máquina constitucional, y puramente legislativas y normativas.
Reconoce que son dos los poderes que debemos considerar, el primero es el poder
constituyente que actúa según el derecho natural60
Estos dos poderes deben comprenderse dentro del marco del Tercer Estado, el cual
no es una clase sino una nación. Y, en efecto, este busca manifestar un poder que pueda
regular ante todo la cuestión de la constitución. Que sea capaz de anular los privilegios
que se oponen a la clase trabajadora, a una sociedad libre. Ahora bien, para pensar en un
Estado que no esté orientado hacia la usurpación económica y social es necesario
profundizar en el concepto de representación política. Esta categoría es en Sieyes un
concepto ligado a la división del trabajo, de tal modo, que la sociedad moderna se
distingue por una articulada y completa división del trabajo y en las sociedades
comerciales complejas la intervención es el elemento fundamental y el gobierno
representativo es la única forma legítima. El poder constituyente, evidentemente, es
válido sólo si es un poder representativo.
, y el segundo es el poder constituido
que actúa según las normas del derecho positivo.
60 Esto quiere decir que el poder constituyente debe producir la constitución política de la sociedad y establecer una justa relación con la nación misma. El poder constituyente es el representante de de la nación. […] El poder constituyente produce pues las leyes fundamentales que activan los cuerpos legislativos y ejecutivos previstos en la Constitución. La constitución es por tanto el medio, la máquina para producir leyes y gobierno. Naturalmente, la preeminencia de la nación es total y sería ridículo considerar la nación sujeta a la constitución: la nación se forma a través del único derecho natural. El gobierno, por el contrario, no puede pertenecer más que al derecho positivo. La voluntad nacional no es legal pero si está en el origen de cualquier legalidad. El poder constituyente es pues un cuerpo de representantes extraordinarios que no tiene necesidad de que sea cargado de la plenitud de la voluntad nacional. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 269.
80
Por otro lado, un poder conmitente es una hipótesis diferente del poder
constituyente y del poder constituido porque ellos siempre son poderes representativos.
El poder conmitente, en cambio se refiere al pueblo comprendido como el conjunto
singulatim de los ciudadanos activos. Esta hipótesis muestra que como en la modernidad
se representa el episodio de la racionalidad instrumental y la organización de la
ideología política de la burguesía. La concepción moderna de la burguesía se basa en la
idea de una soberanía democrática en donde el poder constituyente se convierte en el
elemento de legitimación de las formas de gobierno limitadas y separadas.
Desde la lectura que Negri hace de Sieyes, se reconoce que el concepto de voluntad
general se descarta de cualquier posibilidad de una democracia radical, como se presenta
en la sociedad moderna la construcción de un mecanismo representativo completamente
calcado sobre la división del trabajo, por último se presenta el principio electivo como el
único y último fundamento de la legitimidad del ejercicio del poder y como la única
práctica jurídica de la lectura de la sociedad. Sieyes, de esta manera, desarrolla un
discurso en donde se considera que el espacio político es la organización de un espacio
social, es decir, de una temporalidad determinada y de un modo de producción concreto.
No obstante, reconociendo que se da una rivalidad entre la Constitución y la imagen de
la sociedad, se puede considerar que el concepto de Constitución se define en Sieyes
como la superestructura directa de una sociedad comercial que hace del orden del trabajo
su asamblea exclusiva. El avance al respecto consiste en que él hace del trabajo el centro
del debate y de la construcción constitucional, igualmente la revolución pone el trabajo
como el centro del debate y de su movimiento en cuanto a que la conexión de lo social y
lo político ya lo imponen.
Esto significa que dado que la economía como la sociedad y su organización están
separadas alrededor del concepto del trabajo la preocupación está centrada en poder
definir quién es superior en el mundo del trabajo. Por tal razón, Negri piensa que una
vez definido el trabajo como valor ordenador de la constitución lleva a que se abra la
lucha en lo social, de tal manera que se entrecrucen de forma antagónica el tiempo del
81
trabajo y el tiempo de la revolución. Así, cuando el tiempo del trabajo este cerrado desde
la Constitución, la revolución tenderá a tenerlo abierto. Desde esta instancia se quiere
resaltar que cuando se identifica el trabajo con el tejido constitucional se podrán aclarar
algunas dificultades que se mostraron en el estudio de la temporalidad de las masas y la
referencia que se hizo a la voluntad general61
Reflexionar sobre la constitución del trabajo ha llevado a reconocer que la
temporalidad de los sanculottes rompe con el enigma rousseauniano y, en consecuencia,
la posibilidad formal de que esa misma temporalidad se oponga directamente a la
Constitución del trabajo deseada por Sieyes. Esta postura hace parte de la
reactualización de esa oposición que se había presentado desde Maquiavelo sobre el
tiempo constituyente y el tiempo constituido. Esto quiere decir que Sieyes tiene el
merito de haber llevado la contradicción de la voluntad general al terreno del trabajo y
de llevar esta ruptura hacia la liberación del trabajo. Negri ciertamente está de acuerdo
en la temporalidad Sanculotta sólo para oponerla al tiempo del poder constituido, de la
constitución del trabajo. Además, cuando se quiere comprender un arquetipo de
revolución en donde se da el tema de la mediación entre lo político y lo social y se da el
tema del poder constituyente como aquél que lleva a que el sujeto intervenga en el paso
de lo social a lo político. Por ello, a Marx le interesa comprender las causas objetivas
que se configuran tanto en la subjetividad, como en los movimientos de las masas que
han llegado a ser creativos. De este modo el interés de este tema de la constitución de
trabajo corresponde a conocer los nexos subjetivos de este proceso, la reducción del
tema político al tema social. Con Marx el interés es entonces construir las categorías de
su síntesis revolucionaria y la posibilidad de su crítica práctica. Además, Marx sitúa el
tema del enigma rousseauniano en el terreno de la práctica revolucionaria, así como
Sieyes lo ubica en el terreno de la práctica constitucional.
.
Por lo dicho, la Revolución Francesa se asume como revolución del trabajo. Pero
ante esta realidad está la revolución burguesa del trabajo que le interesa exaltar la
61 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 273.
82
división del trabajo desde su obra constitucional. Igualmente, esta tiende a bloquear la
liberación de las fuerzas sociales explotadas en la esclavitud de la división del trabajo.
En cambio, por otro lado, está el movimiento real denominado como una resistencia,
como una potencia que es un poder constituyente. Un poder social abierto y dinámico
que se implanta en la temporalidad y que lleva a que el sujeto se reconozca capaz de
poder constituyente.
Este sujeto es denominado como el proletariado o clase trabajadora, la cual se
presenta como universal, pues se refiere a una clase que está formada por la mayoría de
los miembros de la sociedad y de la que surge la conciencia de la necesidad de una
revolución. En la modernidad el proletariado, se presenta como una temporalidad radical
que busca suprimir el trabajo y la abolición del dominio de todas las clases. Se busca
crear la conciencia de una sociedad que no sea reconocida por las clases, no obstante,
para la producción de esta conciencia colectiva social es necesario una transformación
en masa de los hombre que pueden llegar ejercer está problemática desde un movimiento
político, en una revolución. Así, sólo desde una revolución la clase dominada puede
abatir a la clase dominante y establecer una sociedad sobre bases nuevas. En este sentido
el espíritu comunista del proletariado busca ejercer la fuerza del poder constituyente
cambiando todas las relaciones de producción y las formas de relación existentes hasta
ahora. Una alternativa consiste en tratar por primera vez todos los presupuestos naturales
como creación de los hombres, el cual los despoja de su carácter natural y los somete al
poder de los individuos unidos, desde una organización económica. Por ello, a Negri le
parece fundamental definir la subjetividad histórica como temporal y evolutiva de las
fuerzas constituyentes. Por consiguiente, en el libro la Misería de la Filosofía se afirma
que:
Las condiciones económicas desde el principio habían transformado la masa de la población del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado para esta masa una situación común, intereses comunes. Así, esta masa es una clase en comparación con el capital, pero todavía no lo es por sí misma. En la lucha… esta masa se reúne, se constituye en clase por sí misma. Los intereses que ésta defiende se convierten en intereses de clase. Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política… una clase oprimida es la condición vital de toda sociedad basada en el antagonismo de las clases.
83
La liberación de la clase oprimida implica por tanto la necesidad de una sociedad nueva. Para que la clase oprimida pueda liberarse es necesario que las fuerzas productivas ya conquistadas y las relaciones sociales existentes no puedan seguir existiendo las unas al lado de las otras. […] La condición de liberación de la clase trabajadora es la abolición de todas las clases, como la condición de la liberación del Tercer Estado, de la clase burguesa, fue la abolición de todos los Estados y de todas las clases. La clase trabajadora sustituirá en el transcurso de su desarrollo a la antigua sociedad civil, una sociedad que excluirá las clases y su antagonismo, no habrá más poder propiamente dicho, puesto que el poder político es precisamente el compendio del antagonismo en la sociedad civil. […] Nunca ha habido movimiento político que no haya sido al mismo tiempo social. Sólo se trata de un orden de cosas en el que no habrá más clase ni antagonismo de clase, donde las evoluciones sociales dejarán de ser revoluciones políticas62
.
Por otro lado, se considera que la subjetividad y la definición del proceso de la
revolución permanente alcanzan una primera importancia desde la universalidad del
proletariado y desde la síntesis de la percepción histórica del movimiento real. Por lo
tanto, el proletariado es el gran problema del siglos XIX en cuanto a que el conflicto
entre el dador de trabajo y el trabajador lleva a la clase obrera a que ya no se deje
alimentar de falsas esperanzas y promesas que nunca se realizarán. Se muestra, según
Negri, que la constitución del trabajo se convierte en el elemento central del Estado
moderno, abriéndose a una alternativa inmanente y continua, caracterizada por la nueva
apertura del poder constituyente. El tiempo es la dimensión fundamental de este poder
desde las siguientes perspectivas:
“extensivamente, en el sentido de la permanencia del proceso revolucionario y constituyente; intensivamente, en el sentido de un proceso que a través de aceleraciones, momentos de crisis y ofensiva, hace madurar los contenidos mismos del poder constituyente hacia horizontes de consistencia práctico teórica, de consolidación de la conciencia colectiva y de sus cada vez más universales condiciones de libertad”63
Entonces es el tiempo y la subjetividad de las masas lo que hace que el poder
constituyente trabaje sobre las situaciones, relaciones y condiciones en que la revolución
moderna se convierta en algo serio. Por ello, temporalidad y subjetividad establecen una
62 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 280. 63 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 281.
84
potencia constituyente, de tal forma que el principio de constitución, en cuanto poder
opuesto a la potencia muestra una función muda y atemporal. Así, la burguesía siente la
impotencia y el alejamiento de la vida del poder constituyente. El régimen del poder
constituido se convierte de este modo en reino de inquietud, hasta llegar a un
sentimiento de impotencia y negación. Esto lleva a que la burguesía confiese que para
mantener intacto su poder social y político debe cambiar, pues desde la temporalidad y
la subjetividad de las masas, pueden seguir explotando a las otras clases, gozando
tranquilamente de la propiedad de la familia, de la religión y el orden sólo con la
condición de que su clase sea condenada a ser un cero político.
Teniendo en cuenta el proceso constitucional de Marx y los escritos sobre la
Comuna de Paris, se considera que el poder constituyente se establece como poder de
ruptura, como poder de refundación radical de la organización social, como poder
expansivo, es decir, como movimiento imparable que a los efectos sincrónicos de la
ruptura añade los efectos diacrónicos de la continuidad de una revolución permanente y,
por lo tanto, como procedimiento de la igualdad y la libertad. Sin embargo, según
Engels, la comuna o movimiento revolucionario reconoció que la clase obrera, una vez
unida al poder, no puede seguir administrando con la vieja máquina estatal, sino que
debe eliminar la vieja maquinaria represiva, y por otra parte, debe garantizar sus propios
diputados y empleados declarándoles revocables sin ninguna excepción. Entonces la
base sobre la que se desarrollo la tipología del poder constituyente marxista tiene que
ver con el hecho de que la Comuna fue el grito de república social, con el que el
proletariado de Paris inicia la revolución de febrero. Así, el interés de ellos no era sólo
eliminar la forma monárquica del dominio de clase sino el propio dominio de clase.
La Comuna de Paris se convierte, así, en el modelo de los grandes centros
industriales de Francia, de tal maneara que establecido el régimen comunal, al viejo
gobierno le toco ceder ante el autogobierno de los productores. Se creó un sistema de
cámaras representativas que estaban orientadas hacia la unidad nacional, teniendo en
cuenta que cualquier delegado era revocable en cualquier momento desde las
85
instrucciones formales de sus electores. Esto indica que la unidad nacional debía ser
organizada por la constitución comunal, debía destruir ese poder estatal que buscaba ser
la encarnación de esta unidad e incluso ser superior a la misma nación. Negri considera
que la identidad construida por la Comuna, demuestra que esta fue una forma política
fundamentalmente expansiva, mientras que las anteriores formas habían sido represivas.
El secreto de la Comuna consiste en que ella “fue esencialmente un gobierno de la clase
obrera, el producto de la lucha de la clase de los productores contra la clase propietaria,
la forma política finalmente descubierta en la que se podía llevar a cabo la emancipación
económica del trabajo”64
Se quiere decir de antemano que el dominio político de los productores no puede
coexistir ante la perpetuación de su dominio social. El desafío es que el movimiento que
genera la Comuna sirva de palanca para extirpar las bases económicas sobre las que se
apoya la existencia de las clases y, por lo tanto, el dominio de clase. Lo interesante es
que con la emancipación del trabajo todos se convierten en obreros y el trabajo
productivo deja de ser un atributo de clase, en este sentido, la tarea de la clase obrera es
liberar los elementos de la nueva sociedad que se han establecido en la antigua y
decadente sociedad burguesa. Así, la base ontológica del poder constituyente en Marx
consiste en un proceso en donde la revolución es permanente, la constitución es un
procedimiento, y por lo tanto, la liberación del trabajo es un proceso que conduce a la
liberación de las estructuras que han sido instauradas para dominar al sujeto. Negri deja
claro que el movimiento político generado por la clase obrera no tiene como último fin
la conquista del poder político para la propia clase obrera, por ello “es naturalmente
necesaria una previous organization de la working class desarrollada hasta un cierto
punto y que ha surgido de sus propias luchas económicas”
.
65
64 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 284.
. En consecuencia, cuando la
clase obrera se opone a las clase dominantes esta siendo un movimiento político. De ahí
que el enigma de la Revolución Francesa se desenvuelve en la problemática entre trabajo
y trabajo liberado, entre trabajo constituido y trabajo constituyente. Desde esta
65 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 284.
86
perspectiva el movimiento que establece en la sociedad un trabajo constituido no le
interesa que la revolución tome fuerza porque de apropiar de todos los bienes y de
gobernar de manera exclusiva. El problema consiste en que esta hegemonía del trabajo
constituido lleva a que los pobres trabajen como esclavos y a que no se asuman como
sujetos políticos, como sujetos históricos ante la sociedad y ante el Estado. En cambio,
cuando se trabaja en un tiempo que se libera, que es abierto y que se consolidad se
pueden dar nuevas alternativas que conduzcan a terminar con la revolución. Esto indica
que sólo la Revolución Francesa conduce el concepto de poder dentro de la temporalidad
concreta de la vida social y sólo ella hace del tiempo una potencia constitutiva llevando
al extremo la alternativa entre la dimensión revolucionaria del trabajo y la dimensión
conservadora de la propiedad. El poder constituyente, el trabajo constituyente, presenta
una temporalidad constitutiva en la sociedad trabajadora, este poder es llevado a la
historia como un principio de una temporalidad constitutiva que debe definir sus
características formales en el devenir histórico.
2.4. El Trabajo Constituyente en la Modernidad Negri con el propósito de reflexionar sobre el problema del poder constituyente en
la modernidad se pregunta ¿que es lo moderno? Entonces lo moderno lo entiende como
“definición y desarrollo de un pensamiento totalizante que asume la creatividad humana
y colectividad para resumirla en la racionalidad instrumental del modo de producción
capitalista del mundo”66
Lo moderno es la negación de toda posibilidad de que la multitud pueda expresarse
como subjetividad. El poder constituido, en efecto, es la negación del poder
constituyente, pero, el poder constituyente y la subjetividad colectiva son sobre todo una
realidad social productiva que no puede ser negada por el poder constituido. El poder se
. Esto significa que la filosofía política moderna crea una
racionalidad instrumental para los fines que están dirigidos hacia un ordenamiento en
donde la angustia es la causa y la represión es el efecto de dicha racionalidad.
66 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 394
87
nutre de esta potencia de la multitud en la realidad social. Se considera que a la negación
de la potencia de la multitud en lo político corresponde la reducción de la potencia de la
multitud en lo social. La hipótesis de Negri consiste en que la neutralización de la
multitud en lo político exige su separación en lo social. Esto implica la construcción de
una ciencia como la economía política, cuya tarea es el aislamiento de la potencia social
del poder político67
El objeto de esta reflexión es entonces señalar que en la modernidad se establece
una separación entre lo político y lo social. Así, Marx presenta una nueva mirada en
donde se insiste en la relación sobre lo político y lo social, en el interior de la corriente
materialista y revolucionaria de la metafísica moderna. De ahí, que en sus escritos
económicos identifica el terreno de una crítica de lo político a partir de lo social y
elabora algunos prolegómenos fundamentales de toda futura ciencia del poder
constituyente. El tema propuesto por Marx es el de la creatividad omniexpansiva del
trabajo vivo.
.
El trabajo vivo construye el mundo, modelando creativamente, ex novo, los materiales que toca. El confía y consolida en la naturaleza, y más allá de ésta, en una segunda, tercera, enésima naturaleza, el poder constitutivo del trabajo vivo. Es este proceso el trabajo vivo se transforma antes que nada a sí mismo. Su proyección sobre el mundo es ontológica […] sus construcciones son construcciones de nuevo ser: el primer resultado de este indefinido proceso es la construcción del sujeto. El sujeto es una oscilación continua de la potencia, un continuo reconfigurarse de la posibilidad efectiva que tiene la potencia de hacerse mundo. El sujeto es el punto sobre el cual se fija la constitución de la potencia. Pero el sujeto mismo continua transformándose […] El trabajo vivo se convierte en poder constituyente dentro de este proceso. Y es dentro de este proceso donde la multitud es relacionada con la potencia, y ella misma se descubre como sujeto.68
67 El pensamiento liberal y el pensamiento anarquista son, sobre este terreno, la más perfecta
figuración de la racionalidad instrumental. Para ambos, lo social no exige lo político, la mano invisible niega el poder constituyente, Sean el individualismo y la regla del provecho, o bien la anarquía y la regla del colectivismo, las leyes sobre las cuales se rigen estas representaciones de lo social, en ambos casos el fin es el aislamiento de lo social, un fin complementario de la trascendencia de lo político, ya sea invocada o condenada. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 394.
68 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 396.
88
En el proceso sobre el trabajo vivo ya no se concibe la racionalidad instrumental
instaurada en la modernidad. La razón consiste en que el finalismo no es teóricamente
definible, y además, porque la subjetividad se establece desde la cantidad, por la
materialidad y por la versatilidad y creatividad del trabajo vivo. En este sentido, este
proceso se distingue por ser una determinación continua, atravesada por la concreción de
lo social, por su organización y por la actualización continua de la relación multitud -
potencia. Esta idea muestra como Marx crea “una comunidad de lo social, de lo político
y del ser que es atravesada y siempre nuevamente definida por el trabajo vivo, por sus
asociaciones, por las subjetividades que surgen, en suma, por el poder constituyente”69
El anterior planteamiento lleva a diferenciar lo que significa el poder constituyente
en la modernidad y más allá de la modernidad. En la modernidad el poder constituyente
siempre era definido como un poder extraordinario frente a la legitimidad ordinaria de la
constitución, en cambio, pensar más allá de la modernidad implica considerar un poder
constituyente en donde la extraordinariedad es suprimida, a través de su reducción a lo
social, de tal manera que a este poder le es reconocida la capacidad ordinaria de actuar
en términos ontológicos. Esto indica que el poder constituyente es una potencia creativa
de ser, de figuras concretas de lo real, valores, instituciones y lógicas de ordenamiento
de lo real. Por consiguiente, el que anima el poder constituyente es el trabajo vivo
llevando a constituir la sociedad, identificando lo social y lo político en un nexo
ontológico
.
70
El problema que surge, según Negri es que desde la revolución humanística hasta la
inglesa; desde la revolución americana hasta la francesa y rusa y todas las demás del
siglo XX se propone que el poder constituyente está agotando sus efecto. Sin embargo,
él no está de acuerdo porque cree que estamos sólo ante una apariencia de agotamiento
que es efecto de la mistificación puesta por las prácticas del constitucionalismo, con el
fin de bloquear el propósito que lo social y lo político en el Ser. ¿Pero cuáles son
.
69 Ibíd. 397. 70 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 398.
89
entonces los límites del poder constituyente? Negri considera que Marx señala que los
únicos límites son los del mundo de la vida, por el hecho de que lo político y lo social
presentan una indistinguibilidad constitutiva radical que siempre se afirma. No obstante,
el poder constituyente es la subjetividad, social y política, de esta radicalidad absoluta
del mundo de la vida. Ahora bien, se puede comprender que a pesar de que Marx nos
sitúa en el terreno de la subjetividad, debemos ubicarnos más allá de Marx. La razón
consiste en que la racionalidad del sujeto político del poder constituyente de la
modernidad hace parte de una lógica lineal que reconduce la multitud de los sujetos a
una unidad y controla su diferencia a través de la dialéctica. La racionalidad moderna es cálculo del individuo, dentro de una trascendencia que anula su esencia singular. Es repetición de lo común individualizado y por lo tanto colonizado de su esfera, con la pretensión de convertirlo en trascendencia71
.
Ahora bien, los efectos de la racionalidad se establecen cuando la teoría del sujeto
constituido bloquea el proceso constituyente y funda las constituciones modernas. Por
ello, el bloqueo sucede a través de una serie de operaciones de normalización del
movimiento, que corresponden a la desterritorialización de los sujetos, la neutralización
de su creatividad, la fijación de su temporalidad. Negri muestra como el formalismo
trascendental es el fundamento de una racionalidad. Sin embargo, con la teoría del sujeto
constituyente se va más allá en el sentido de que se estimula y se reorganiza una nueva
racionalidad en la ontología. Esta racionalidad encuentra su base allí donde brota el
trabajo vivo, es decir, donde lo social encuentra su respiración vital. Esta racionalidad
ontológica permite una relación entre la potencia y la multitud, llevando a que la
determinación sustancial encuentre validez formal, fundamento, eficacia y validez
abstracta.
Es importante señalar que el problema no es salvar la racionalidad de la abstracción,
ya que es tan necesaria como la concreción. El interés no es quitar la abstracción sino su
exclusividad, la totalización formal. La abstracción debe ser reafirmada desde debajo de
los procesos de producción, allí donde los procesos constitutivos son analizados en la 71 Ibíd., p. 399.
90
interiorización del desarrollo ontológico. Así, la racionalidad es experiencia común,
abstracta por finalidad de comunicación. Esto quiere decir que la abstracción no es un
fetiche, sino una función de la comunicación.
El punto de partida de la racionalidad que va más allá de la modernidad, según
Negri, es la comunicación, la cual se define como la relación ontológica de multitud y
potencia. Esto significa que la multitud y la potencia desde su relación ontológica
constituyen una nueva racionalidad como clave de constitución del mundo, es decir, de
lo social como de lo político, de la individualidad como de la subjetividad colectiva.
Entonces la racionalidad está determinada desde un punto de vista formal y sustancial,
ontológico, de la modalidad real de la relación multitud – potencia y de sus trabajos
subjetivos. Con esta nueva racionalidad se trata de plantear el problema desde el punto
de la teoría del poder constituyente, por ello la respuesta se sitúa a partir de una
dinámica histórica de alternativas y de luchas.
En consecuencia, se pretende subrayar las características que se contraponen a la
racionalidad moderna. La primera característica es la oposición entre lo ontológico y lo
formal. Esta se refiere a la oposición de la creatividad contra el límite y la medida. Así,
para la racionalidad del poder constituyente el límite y la medida es un obstáculo.
Romper con este obstáculo implica poner el límite como condición del propio existir, del
propio extenderse, como condición del propio producir. La medida es entonces un límite
interiorizado que es empujado a la destrucción por el poder constituyente, por lo tanto, la
medida debe reaparecer sólo como contenido y no como norma de las relaciones
creativas, esto lleva a que no exista ya medida, sino que se construyan en el momento
mismo en que se produce la realidad que hay que medir. Cuando se cambia el límite y la
medida de la lógica de la dialéctica, se consideran sólo como elementos dinámicos de la
continuidad creativa, múltiple y crítica del poder constituyente.
La segunda oposición de la nueva racionalidad del poder constituyente es la del
procedimiento que se da desde un proceso contra el mecanismo deductivo del derecho
sustancial y de la máquina constitucional. No se requiere entonces el análisis del poder
91
constituyente desde el terreno jurídico, sino que se muestran algunas cualificaciones
concretas de la nueva racionalidad. En esta nueva racionalidad se da un proceso en
donde no se aplican normas generales, sino que se constituyen intereses, acuerdos y
relaciones que son nuevamente siempre verificadas.
Esto significa que se da una expansión continua de actividades empresariales que
atraviesan tanto lo social como lo político, lo jurídico como lo institucional. También,
los controles se ejercitan como momentos activos del procedimiento y no concebidos
como momentos de imputación externa. Esto lleva a ver que el proceso entero es
trascendental en su origen y en su fin, ya que no existe ni principio ni fin como en la
racionalidad moderna. En consecuencia, la genealogía es el método que permite que se
construya la nueva racionalidad, a partir de pasiones, intereses y capacidades
empresariales. Además, este método de la genealogía y la práctica del procedimiento
reconducen a la creatividad de la singularidad, mostrando su naturaleza siempre abierta.
El interés de esta nueva racionalidad es por lo expuesto llegar de las características más
abstractas a la identificación de las más concretas.
La tercera oposición corresponde a la oposición de la igualdad contra el privilegio.
Esto se refiere a que el privilegio no puede darse en la nueva racionalidad del poder
constituyente porque lo que se busca es que el poder se constituya en la relación entre
multitud y potencia, por lo tanto, si se da el privilegio sería contradictorio con el
movimiento constitutivo del trabajo vivo. Desde esta perspectiva, la igualdad no se
considera como un derecho inalienable, sino como la condición no objetiva del proceso
constitutivo. Esto significa que no es la finalidad sino un presupuesto ontológico que se
refiere a una condición material, a una situación concreta y no una abstracta declaración
de un derecho formal. La nueva propuesta describe una naturaleza lógica de la igualdad,
una racionalidad sustancial en donde la multitud se presenta como igualdad, así la
libertad se desarrolla sólo entre sujetos iguales, con el fin de que la relación entre
multitud y potencia fluyan sin límite, sin oposición del privilegio y, de este modo, sin
oposición del proceso. Una cuarta oposición es la diversidad contra la uniformidad, que
92
se desprende de la igualdad contra el privilegio. La nueva racionalidad asume como
clave de su lógica la diversidad que se refiere a la riqueza de individualidades iguales e
irreductibles. La nueva racionalidad se representa en una lógica de las singularidades en
proceso, en fusión, en continua superación y no en reducción. Por ello, no se está de
acuerdo con la uniformidad de las singularidades.
La última oposición es la de la cooperación contra el mando, la cual se refiere a que
la racionalidad abstracta se cambia por la racionalidad de lo concreto. La cooperación se
convierte en la pulsión viviente y productiva de la multitud, es la articulación en donde
las singularidades se convierten en esencia productiva de lo nuevo. El concepto de
cooperación se piensa como la base de aquel plus creativo que define la expresión de la
multitud. Por el contrario, el mando se construye sobre la abstracción, la alienación y la
expropiación de la creatividad. El mando es la apropiación privilegiada, fijada,
uniformada del poder constituyente; es poder constituido, constitución, mando72
La cooperación es la forma en la que las singularidades producen lo nuevo, lo rico, lo potente, la única forma de reproducción de la vida. La cooperación identifica su racionalidad con la potencia. Sobre el terreno político, toda definición de democracia que no asuma la cooperación como clave de lectura y como tejido concreto de la relación entre multitud y potencia, como motor creativo de esta relación, es falsa. Es mando es esta falta de verdad. La cooperación es, por el contrario, el valor central de la nueva racionalidad, su verdad
. Esto
significa que para Negri, la producción y la reproducción del mundo de la vida residen
sólo en la multitud, en el conjunto procesual de las relaciones de libertad, de
singularidad.
73
.
Esta idea muestra que el poder constituyente construye un nuevo ser, una nueva
naturaleza de la historia desde la perspectiva ontológica. Por ello, la cooperación es la
vida misma en cuanto se produce y se reproduce. En la nueva racionalidad, la
cooperación tiene la función de instaurar creativamente las relaciones en el ser. Se trata
de una racionalidad crítica que destruye el bloque de la potencia, no obstante, ella es
72 Cfr. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 403. 73 Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 404.
93
permanente construcción de los desarrollos de la potencia, es decir, la potencia es una
función que se realiza a través de la cooperación de las singularidades. Esto significa que
la libertad, igualdad y potencia son conceptos que se hacen historia y constituyen la
sustancia dinámica del poder constituyente, por consiguiente, toda definición que una la
secuencia entre la igualdad, la libertad y la cooperación se constituye como una verdad o
como un proceso en donde se da la innovación del ser.
Reconociendo el tema de la subjetividad y de la racionalidad como una medida de
la construcción del nuevo mundo, se considera la siguiente observación sobre la
definición política del poder constituyente. La primera observación se refiere a que el
poder constituyente es la definición de todo posible paradigma de lo político, esto indica
que no hay definición de lo político, sino es a partir del poder constituyente. Este es la
matriz totalizante de lo político, pues ante las definiciones metafísicas de lo político
como mando sobre la comunidad, ante los irracionalistas que lo definen como reino de la
violencia más o menos legitimada, se presenta la definición de lo político como potencia
ontológica de la multitud de singularidades cooperantes. Esto quiere decir que las
definiciones tradicionales como la de los irracionalistas no saben dar razón de la
potencia de la comunidad. Lo interesante es que el poder constituyente nos libera de esas
definiciones tradicionales que nos aleja del deber ser de la comunidad y, en cambio,
transfiere lo político sobre el terreno de la ontología, de la creación del nuevo ser.
Ontológicamente nos encontramos ante la multitud de las singularidades y ante el
trabajo creativo de la potencia, cuyo entrelazamiento se da en el proceso de lo político.
Esto quiere decir que en este proceso creativo de lo político no hay mediaciones, ni
síntesis, sino genealogía y producción coextensiva y cooperante de comunidad y de
fuerza, es decir de multitud o de potencia. Igualmente, no dialéctica porque en este
proceso creativo de lo político no se cierra sino que se abren nuevas dimensiones del ser,
poniendo en movimiento nuevas determinaciones de la potencia.
El poder constituyente responde a las condiciones de definición de lo político, a
partir de unas determinaciones creativas y de cooperación. Desde estas condiciones lo
94
político se vuelve racional, de tal manera, que organiza el tiempo, es decir, lo político es
recuperado por la temporalidad del movimiento constituyente. De este modo, la
constitución dinámica, creativa, continua, procesual de la potencia es lo político. Esta
definición de lo político está sujeta a las determinaciones de la subjetividad y de la
tendencia, esto es, a las figuras en las cuales la multitud y la potencia se entrelazan como
figuras de cooperación productiva. No obstante, lo político se reduce a una mediación
administrativa y diplomática, a actividad burocrática y de policía cuando se le quitan los
elementos de la expresión de la multitud y la expresión creativa continua de un nuevo
mundo de la vida. En consecuencia, todas aquellas actividades que no llevan a que el
poder constituyente promueva una lucha continua para emerger como potencia son
efecto del trabajo muerto74
.
74Un poder político sin poder constituyente es como una empresa sin beneficio, sin el trabajo vivo de la innovación y el enriquecimiento de la productividad. Lo político sin poder constituyente es como una vieja propiedad, no sólo desfalleciente sino ruinosa a un tiempo para los trabajadores y para sus mismos poseedores. […] Entre 1968 y 1989, nuestras generaciones han visto como el amor por el tiempo se oponía a todas y a cada una de las manifestaciones del ser para la muerte. El movimiento de las multitudes ha expresado por todas partes su potencia, con aquella extraordinaria y sólida fuerza que no indica una eventual excepcionalidad, sino la necesidad ontológica. […] a nosotros nos toca acelerar esta potencia y, en el amor del tiempo, interpretar su necesidad. Negri, Antonio. El poder constituyente, ensayo sobre las alternativas de la modernidad, op.cit., p. 408.
95
3. LA ONTOLOGÍA CREADORA DEL TRABAJO
El tercer capítulo pretende exponer la relación entre el sufrimiento como clave para
resistir y la ontología creadora del trabajo ante el sometimiento del poder del capital. El
texto de referencia corresponde a Job: la fuerza del esclavo, texto escrito por Negri entre
1982 y 1983 al cumplir su cuarto año de condena en la cárcel. Este texto muestra como
el sufrimiento que Job experimentó es un ejemplo ante el sufrimiento y el estado de
desesperación que Negri vivió en carne propia ante la insensatez de la razón. Por
consiguiente, al estar preso por razones políticas el pensador busca en el análisis del
sufrimiento una clave para resistir.
Esto significa que al no poder defenderse ante el poder absoluto, el reto consistía en
no dejarse llevar intelectualmente al fondo del dolor y de las miserias de la prisión y, por
lo tanto, crear en cambio una lectura de la represión que le permita resistir e interpretar
la derrota política misma como una crítica del poder75
. En efecto, interpretar un estado
de sufrimiento se constituye en Negri un momento esencial de resistencia para dinamizar
lo que significa la ontología creadora del trabajo como alternativa de configuración de la
subjetividad. El objeto de esta reflexión es mostrar entonces que este dolor que acontece
desde el trabajo negativo es el paso hacia una rebelión subjetiva y, por lo tanto, que
existe la posibilidad de una resistencia antológica que sobreviene después de un dolor
ontológico.
3.1. Fuerza del trabajo. Ante una situación de sufrimiento que nace a raíz de una derrota política, Negri se
introduce en la lectura de Job no necesariamente para comprender la pregunta teológica
sobre el mal. ¿Si Dios existe de dónde proviene el mal? Si hay mal, ¿Por qué existe
75 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, Buenos Aires, paidós, 2003., p. 11.
96
Dios?, sino, para descubrir cómo construir un camino de liberación. Esto quiere decir
que se propone entonces un problema práctico al querer alcanzar la liberación de una
derrota política que se configuraba como un pasaje histórico y como una época
imposible de restaurar76
La tarea que se propone Negri consiste, por consiguiente, en pensar ¿Cómo seguir
las huellas de Job para alcanzar la liberación? Lo primero que se tiene en cuenta es que
en Job el camino de liberación no es político, sino comprender un insoportable dolor
ontológico que se muestra como una violencia irreflexiva completamente atrapada pero
que resiste en la percepción inmediata del Ser. Este problema lleva a que el primer tema
que trate Negri, a partir del libro de Job, sea el de la inconmensurabilidad del dolor, de
tal modo que le permita comprender la contradicción que se da con la cultura marxista,
en el sentido de que está es una cultura de la medida, es una cultura en donde el trabajo
se constituye a través de la medida, y se da una pasión mesurada de la razón de Estado.
.
Negri, por lo tanto, al ocuparse del trabajo obrero se encuentra con la manera como
se aborda la medida, cuando trataba temas internacionales se daba cuenta que reaparecía
el tema del sentido de la medida. No obstante, sólo hasta 1968 nace la percepción de ver
que es posible operar una mutación que pueda cambiar todas las medidas establecidas en
el mundo. Esta percepción denominada como crisis de la medida y de las leyes que la
estructuran llevó a pensar a Negri si esa razón fue la que lo movió junto a algunos
amigos al enfrentamiento con el Estado y, por consiguiente, a terminar en la cárcel a
pesar de promover una rebelión con razones sólidas y verdaderas. Esto se refiere a “una
transformación profunda del modo de producción de nuestro mundo y casi – en aquella
época – frente a una cosmogonía”77
76 Marx pone de de presente el sometimiento del trabajador a situaciones en las que se produce la perdida de su autonomía; al mismo tiempo, muestra el proceso de abstracción y reducción de las potencias vitales pertenecientes al cuerpo a una simple fuerza de trabajo productora de valor de cambio a la que se configura para ser vendida en el mercado. Cifuentes, Luis Antonio, el suplicio de la carne y la potencia del trabajo, en: Biopolítica y formas de vida. Pontificia universidad Javeriana, 2007 p. 74.
.
77 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.14.
97
La razón de la rebelión, en efecto, en aquel momento era ante la medida establecida
en la sociedad, pues, esta regla no permitía que los trabajadores fabriles no gozaran de
condiciones de vida apropiadas que les permitiera tener formas de vida dignas. Una
razón al respecto es que en la modernidad se da la desvalorización de las fuerzas del
cuerpo en función de su capacidad para producir objetos con valor económico, es decir,
el trabajo al aparecer sometido y coaccionado dentro del proceso productivo por las
relaciones de explotación que causan sufrimiento reduce la potencia fisiológica a mera
fuerza de trabajo. El cuerpo viviente ya no se convierte en una potencia productora de
bienestar que configura objetos útiles, sino que al someterse esta fuerza de trabajador a
las leyes del mercado se habla, por consiguiente, de un cuerpo que sufre la
inconmensurabilidad del dolor establecido por la insensatez de la razón78
El camino que se propone consiste entonces en “la transformación de toda la
organización de la sociedad, de la producción industrial y de las formas de vida”
.
79
La analogía de esta realidad con Job corresponde a que los obreros fueron fieles
respecto de todas las medidas que regulaban el mundo sostenido por el capital; Job había
sido fiel a las medidas que regulaban el mundo sostenido por Dios, sin embargo, la
medida entro en crisis, llevando a que Job protestara contra ella y sufriera el dolor de la
inconmensurabilidad de la vida. Esto esta relacionado con el sufrimiento y la angustia de
liberación de Negri, en tanto que para él y para el movimiento obrero les toco vivir la
misma experiencia de Job. Reconocer que el dolor de la inconmensurabilidad posibilitó
descubrir que tras el derrumbe de la mesura sólo podía sobrevenir la pasión de la
creación; esto significa que ante la caída de las viejas medidas, había que crear nuevas y,
. No
obstante, hacia la década de 1980 la naturaleza del trabajo cambia por completo, la
mutación del trabajo se funda en la ruina de la medida del valor llevando a que el
socialismo y el capitalismo se tornaran imposibles, en el sentido de que el derrumbe de
esta ley de la medida del valor representaba una alteración profunda en el mundo.
78 Cfr. Cifuentes, Luis Antonio, el suplicio de la carne y la potencia del trabajo, en: Biopolítica y formas de vida. op. cit., p. 75. 79 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.14.
98
en consecuencia, la pasión reside en la capacidad de pasar con alegría más allá de la
medida 80
El segundo tema que nace de la lectura de Job corresponde al cuerpo. La
preocupación inicial tiene que ver con el hecho de pensar ¿cómo introducir la ansiedad
de la creación en el seno de la lucha política? Pues, la razón de esta nueva reflexión
sobre el cuerpo pertenece a la insatisfacción de haber vivido una práctica política de
manera abstracta. La represión acontecida en Negri ante la perdida de toda medida le
permitió poner en contacto su cerebro con su cuerpo, de tal manera que para él ya no se
trataba de criticar la función intelectual que era central y productiva, sino que se trataba
de recuperar el cuerpo, de reivindicar su presencia y resistencia. La historia de Negri
encontró sentido gracia a que su cuerpo estuvo presente resistiendo.
.
La liberación, por consiguiente, era liberar el cuerpo, pues obrando de esta manera
era claro que el proyecto comunista se liberaba de todo idealismo y revelaba su
materialismo81
El tercer tema que se reveló a partir de la lectura que Negri tiene de Job consiste en
reconocer como la experiencia ética del dolor (a través del cuerpo) se abre a la
definición de lo verdadero. Esto significa que cuando ya no hay medida ¿dónde puede
estar lo verdadero? El drama ético de Job al igual que la catástrofe del movimiento
obrero llega a una conclusión sólo con la condición de asumir esta problemática más allá
de la lógica de la medida. Por tal razón, Job reconoce a Dios porque lo ve nuevamente, y
la idea es que el movimiento obrero busque ver al hombre libre, más allá de toda
dominación capitalista y del poder absoluto. Negri entiende, en efecto, que la verdad
. Esto significa que se debe insistir en un cuerpo a cuerpo semejante al
que Job había tenido con Dios, pues el movimiento obrero es visto como unos Jobs que
luchan contra los poderes que dominan el mundo y lo esclavizan.
80 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., pp.14-15 81 El tema de la inconmensurabilidad del dolor y el descubrimiento de lo social, el dolor y el reconocimiento, el sufrimiento y el diálogo entre los cuerpos era fundamental para la experiencia humana: está en la base de la comunicación. Sin lugar a duda, se trataba de un trayecto muy diferente del que seguía la teodicea clásica y Job en particular, pero que en realidad coincidían: la inconmensurabilidad del dolor podían reconocerse a través de la relación entre los hombres, en la multiplicidad dialogante, y así el dolor se convertía en productor del mundo y el lenguaje mostraba su creatividad. Ibíd. p.16
99
sólo puede consistir en una nueva visión colectiva en la que el destino este sometido a la
potencia82. Estos tres temas denominados como: la inconmensurabilidad del dolor, el
descubrimiento de lo social (el cuerpo) y el drama ético de lo verdadero, en primer lugar,
son fruto de la experiencia que Negri vivió en la cárcel y del contexto cultural de la
Europa de los comienzos de 1980; y en segundo lugar, fue el clima perfecto para la
entrada en la posmodernidad83
Negri indaga, entonces la lectura de Job con el propósito de entrar en la centralidad
de una cosmogonía creadora en la cual el hombre y Dios se afrontan y se identifican. La
creación, en consecuencia, se prolonga en el Mesías, el trabajo se realiza en la
construcción de un nuevo Ser del mundo. Esto quiere decir que el tema fundamental
compete a la ontología creadora del trabajo, en el contexto de la cultura occidental. Un
argumento de esta preocupación por la construcción de un nuevo Ser nace ante la
manera como se ha regulado el tema del trabajo en las sociedades modernas y ante el
surgimiento de la euforia nihilista del pensamiento débil en la realidad posmoderna.
.
El Leviatán y el Behemot habían desaparecido en el océano sin dejar la más leve estela de espuma en la superficie. Hoy, cuando el viento de la historia vuelve a soplar y las cosmogonías vuelven a ser actuales y se abren a las antiguas e intensas pasiones del hombre por la vida, por el progreso de las costumbres y por la igualdad de las riquezas, Job trabaja, exige que se le explique el mal, blasfema, protesta contra la explotación, desafía el poder y compone así una máquina ontológica que es la del renacimiento de la pasión84
.
En consecuencia, se pretende reflexionar sobre la ontología creadora del trabajo
para pensar en la posibilidad de construir un mundo nuevo, a partir de la liberación y
constitución del Ser.
82 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.16. 83 Los posmodernos consideraban que las grandes narraciones estaban determinadas, insistían en la falta de toda mesura y en la desproporción de todos los términos del razonamiento filosófico. No obstante, en esta reflexión había una especie de ligereza o, si se prefiere de flojedad: en Italia se habló entonces de “pensamiento débil”. En el caso de Job, por el contrario, la desmesura se presentaba como una gran narración dramática, no había en ella ni pizca de blandura: sólo el suplicio de la carne llegaba a ser significativo. En el libro de Job lo posmoderno se presentaba como una contaminación positiva y ese fantástico texto ofrecía en el fondo una especie de cosmogonía posmoderna. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.17. 84 Ibíd., p. 23.
100
3.2. La desmesura del trabajo. Negri para reflexionar sobre la problemática de la irracionalidad del mundo
contemporáneo quiere mostrar inicialmente la cercanía que tienen Job y Spinoza a esta
realidad. La diferencia que existe entre estos dos autores corresponde a la forma del
movimiento del Ser y no a su fundación, tendencia y destino. El interés consiste en ver
que “el libro de Job es una provocación contra la seducción de la razón, la insolencia del
saber y la euforia de la ética”85
El mundo de Job esta sometido desde el inicio a una violenta ruptura de la
superficie mítico-metafísica de lo existente, además, en Job el razonamiento y la
imaginación son considerados como aquellos que se oponen de manera absolutamente
radical, mientras que en Spinoza viven por el contrario uno en la otra en un crecendo
constructivo. A Negri lo que le interesa es reconocer que a pesar de las diferencias que
hay en ellos se siente la escansión de la unidad ontológica de la experiencia, esto quiere
decir que en ninguno de los dos la diferencia conduce al desastre de la unidad del Ser.
.
La razón de esta comparación entre estos dos autores es para resaltar como ellos al
eliminar toda pretensión idealista, lo que sucede es que las diferentes pretensiones se
entrecruzan alrededor del problema de una ontología de lo humano y de lo divino, de su
dramática constitución y del sentido ético de ese proceso. Me parece entonces que
nuestra atención debe estar puesta en la manera como Job y Spinoza trabajan en la obra
de la ontología del Mesías para la reconstrucción de un mundo ético, después de ver en
el primero como se ha deconstruido la fe en la justicia de Dios y en el segundo como se
ha disuelto toda ilusión teológica.
Negri retoma a Hegel considerando que él crítica el mundo spinozista en el
momento en el que muestra la pretensión de querer controlar todo a través de la
mecánica dialéctica del Espíritu, a través de su medida86
85 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.30.
, sin embargo, Negri enseña que
Spinoza no asume esa medida en cuanto a que su postura se argumenta en lo sin medida,
86 Los griegos tuvieron conciencia, aunque de manera aún imprecisa, de que todo posee una medida, hasta el punto que Pármenides ya había introducido después del ente abstracto la necesidad como la antigua limitación que se les impone a todos. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 31.
101
no obstante, el mundo Spinozista al determinarse como lo sin medida se refiere a lo
desmesurado. La pregunta entonces consiste en: ¿Qué analogía tiene ésta postura
Spinozista con el horizonte establecido por Job? Al analizar a Spinoza y a Job desde el
punto de vista de Hegel esa semejanza se toma de manera negativa, ya que el no admite
que el mundo se niegue a hacerse vampirizar por el sistema, ahora bien, poniendo a
Spinoza y a Job en el mismo eje antológico se puede hablar de la diferencia que se
muestra en el aspecto ético y epistemológico.
En relación con Spinoza se considera que él encuentra una gran verificación en una
ética materialista, fundamentada, a partir de un carácter proyectivo de la existencia, de
una dinámica indefinida del proceso de construcción de sentido, de una construcción
colectiva de valores, de un principio de responsabilidad y de cooperación, de una
epistemología radical de la inducción, de un subjetivismo genealógico en la construcción
del mundo y en la definición de la razón, en cambio, en relación con Job se ve que se
impone un carácter más dramático y se reconoce un salto metafísico, ya que el libro de
Job no es sólo una provocación contra la seducción de la razón, sino también el
descubrimiento fenomenológico y la declaración metafísica del desastre al que conduce
la coherencia de la razón instrumental.
Pensar en la causa de la desmesura del trabajo supone reconocer el proceso de
transición que se ha presentado entre la tendencia de la modernidad y la posmodernidad.
La primera tendencia corresponde a la subsunción total de la vida del capital. En esta
tendencia el capital tiene la tarea de reducir toda la sociedad a su imagen y semejanza, a
partir de la asimilación del funcionamiento social a la manera de la circulación del
dinero. Esto significa que se quiere convertir en productivo y en fuente de riqueza el
tiempo total de la vida, de tal modo que el capital se constituye como realidad absoluta a
partir de la medida del valor. Ahora bien, el desastre se hace presente cuando por los
años de la segunda posguerra entra en crisis la medida del valor, posibilitando que la
relación establecida entre trabajo y valor ya no determinara la explotación del capital. Se
comprende entonces que la ley de la tendencia de la modernidad era la ley de la medida,
102
de la riqueza y de la explotación, no obstante, la fuente el sufrimiento se relaciona con el
hecho de que tras el predominio del capital social el trabajo deja de ser medida. El
capital social, por lo tanto, al apropiarse de todas las condiciones sociales y expandir
toda su potencia sometiéndola al proceso de valorización, al mismo tiempo lleva a que el
dolor se expanda cada vez más socialmente generando exclusión, y por lo tanto
afectando al Ser87
Al respecto, la idea de la socialización del capital
. 88
La tragedia o perdida de toda medida, por lo tanto, afecta al Ser y el dolor se
introducen en sus fibras más intimas. La tragedia no puede ser vivida y manipulada y
y, en efecto, la economía global
se pueden comprender como causas para que la explotación se globalice, pues, al no
haber una medida del valor que determine la contradicción entre el trabajo y el capital se
da el aumento de los que no ganan dinero y se fortalezca la exclusión de los miserables,
los marginales, los desplazados, los inmigrantes etc.
87 Cfr. Cifuentes, Luis Antonio, el suplicio de la carne y la potencia del trabajo, en: Biopolítica y formas de vida. op. cit., p. 82. 88 Decíamos antes que en el método teórico de Marx […] Se sitúa una dialéctica entre lo interior y lo exterior. Las luchas proletarias constituyen – tanto en términos reales como ontológicos – el motor del desarrollo capitalista. Obligan al capital a adoptar niveles cada vez más elevados de tecnología y a transformar así los procesos laborales. Desde esta lógica, el capital se organiza en función de las reformarlas relaciones de producción y las relaciones de producción. Esto se da en la sociedad moderna desde las empresas manufactureras hasta las industrias de gran escala, desde el capital financiero hasta la reestructuración y globalización transnacional del mercado, por lo tanto lo que siempre determina la figura del desarrollo capitalista es la iniciativa de la fuerza laboral organizada. Lo interesante que nos muestra Negri desde la lectura de Marx es que a lo largo de la historia el lugar de explotación es un sitio que se determina dialécticamente. De ahí que cuando el pueblo se rehúsa a la explotación muestra la verdadera fuerza motor de la realidad. En la modernidad la relación entre lo interior y lo exterior del desarrollo capitalista está completamente determinado por la posición dual del proletariado, tanto fuera como dentro del capital. Esto lo resalto para decir que en el mundo posmoderno esta configuración espacial cambio. Por un lado, las relaciones de explotación capitalistas se expenden por todas partes, ya no se limitan a la fábrica sino que tienden a ocupar todo el terreno social. Por otro lado, las relaciones sociales atraviesan completamente las relaciones de producción, con lo cual imposibilitan cualquier externalidad entre la producción social y la producción económica. La dialéctica entre las fuerzas productivas y el sistema de dominación ya no tiene un lugar determinado. En efecto, el objeto de la explotación y la dominación tiende a no ser ya un conjunto de actividades productivas específicas, sino que procura abarcar la capacidad universal de producir, es decir, la actividad social abstracta y su poder general. Esta fuerza laboral abstracta se refiere a el conjunto cooperativo de cerebros y manos, espíritus y cuerpos; es la no pertenencia como la difusión social creativa del trabajo vivo, es el deseo y el esfuerzo de la multitud de trabajadores móviles y flexibles y, al mismo tiempo, es la energía intelectual y la construcción lingüística y comunicativa de las multitudes que trabajan con el intelectos y los afectos. Cfr. Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, op. cit., p.188.
103
mucho menos dominada, pues ella controla todas las perspectivas, bloquea todas las vías
de escape, no permite la creación de instrumentos de salvación89
Por otro lado, la lectura del libro de Job muestra que se renuevan nuevas cuestiones
sobre la metafísica de la negación que recorre la modernidad, de Maquiavelo, a Spinoza
y Marx. Una cuestión corresponde al problema del mal, pues es visto como aquél que
todavía no se ha superado. El hecho de que en Job no se hable ni de Dios, ni de Satanás,
ni del hombre como entidad abstracta y que en Spinoza se haya borrado toda referencia
teológica no suprime el problema, sino que sólo se ha resignificado. La pregunta que se
hace Negri es entonces:
. En este sentido, el
esclavo padece un dolor sin medida gracias a que el sufrimiento ya no esta asociado a la
relación trabajo valor; se ha vuelto colectivo por el poder absoluto del capital, cuyo
dominio esta dirigido hacia la subsunción real. Entonces, ante este obstáculo que se
renueva incesantemente en la historia ¿cómo creer en la razón después de Auschwitz e
Hiroshima?
¿Por qué producimos el mal? ¿Y cómo podemos orientarnos en un mundo en el que todas las dialécticas han demostrado ser asquerosamente inefectivas? ¿en el que el asesinato y la destrucción de los valores han alcanzado la desmesura y donde el no Ser absoluto, es decir, la destrucción nuclear, total, de todo lo que existe se encuentra por primera vez a disposición del poder?¿Y qué hay que entender por salvación? 90
.
Esto significa, según Negri, que todas las certezas que se han heredado y todos los
valores por los que se han luchado hoy están en tela de juicio. Esto se refiere a una
interrogación que se produce en el borde del abismo, en donde el dolor a veces se torna
insoportable, en donde a pesar de todo el único camino posible es el de la interrogación.
La invitación entonces es aceptar el desafío de Job para poder confirmar la confianza
racional. De ahí, el desplazamiento del terreno moral al terreno antológico.
La desmesura muestra que la analogía que Negri hace de la modernidad con Job
busca dar a conocer que la referencia a él es fundamental para aquellos que están
convencidos de que la verdad se halla implantada en la potencia del trabajo. La
89Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 32. 90 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 34.
104
preocupación, por lo tanto, es que pensar el tema del trabajo y de su valor en la crisis
que existe en la modernidad, tanto en la teoría como en la praxis, permite reconocer que
el trabajo ha dejado de ser un valor y se ha transformado en un problema. La idea de que el valor nace del trabajo, de que la extracción del valor constituye, por un lado, la producción, y por el otro, la explotación, de que el orden social se construye partiendo de la distribución de ese valor…] Así como la idea de que, partiendo de las luchas contra el mecanismo de gestión de la producción del valor y de reproducción de su distribución social, se construye la transición a un funcionamiento diferente y más justo, a una senda de emancipación y de liberación, no sólo constituyó el corazón de la crítica de la economía política de Marx, sino que además es una verdad que siempre circuló y se transmitió a la conciencia de millones de personas 91
.
En el mundo contemporáneo se ve que ya no prevalecen esas ideas inspiradas por el
marxismo, en primera instancia, porque la teoría del valor ha sido superada en cuanto a
su uso, de tal manera que es imposible cuantificar la producción sobre esa base y esa
teoría ya no distingue lo que es productivo de lo que no lo es, ya no cuanta la historia de
la transformación de las mercancías, a través de los componentes de la producción y de
la reproducción. Es razón de esto el tiempo del trabajo ya no define la riqueza social, ya
que la productividad del trabajo ha superado la regla temporal del valor. Esto significa
que el valor se hizo desmesurado en el momento en que desaparecieron todas las
medidas, pero, al desaparecer el criterio de la medida no quiere decir que se suprima el
fenómeno de la mesura.
Esta realidad de desmesura nos pone ante el tema del sufrimiento que se hace
explicito en el hombre que trabaja y se ofrece en sacrificio a la riqueza. En la
posmodernidad se ha perdido el antagonismo que caracterizaba esta situación de
sufrimiento, pues en Marx se transformaba la teoría clásica de la naturaleza y de la
medida del valor en un instrumento para identificar el antagonismo que las constituía y
en un arma para combatir la explotación, por el contrario, Negri manifiesta que hoy
pertenecemos a un mundo en el que la explotación se presenta como el simple efecto de
una operación de fuerza, es decir, que estamos bloqueados por las líneas de la
explotación del trabajo. 91 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.36.
105
Se entiende entonces que el trabajo se ha tornado desmesurado en el momento
mismo en el que uno no comprende su razón de ser, su causa, su regla, ni si medida. El
trabajo llega a ser entonces el mal en el momento que se le quita la racionalidad de la
medida. Negri se refiere a un mal práctico y no únicamente la falta de un sentido
racional, sobre todo cuando el trabajo ya no se concibe solamente como una actividad
entre las demás actividades que el hombre realiza en la sociedad que le reserva otras
dimensiones vitales, sino que en la posmodernidad el trabajo se define como la vida
misma (biopolítica) y la sociedad se define como una sinergia productiva general que
reúne todos los tiempos singulares que recorren siguiendo el círculo de la vida a lo largo
de una tangente de valor. La figura del dinero, por tal razón, es donde se condensa esta
circulación insensata como en el colmo del absurdo y el vacío en razón de que la regla
de lo indiferente desmesurado ha remplazado a la medida del valor92
El trabajo sin medida, en efecto, pierde asimismo toda finalidad, considerado así,
como una neutralidad o como una trascendencia técnica. En consecuencia, la ley que
sustenta al trabajo es una segunda naturaleza llevando a que la relación entre el trabajo y
su producto sea completamente indeterminada. El trabajo se muestra como una técnica,
como una instrumentalidad insensata que no revela ningún valor, o mejor dicho, que lo
consume. Negri se refiere a un trabajo que se transforma en algo blando y duro a la vez:
blando e invasor como la comunicación, duro e insensato como el destino trágico de la
razón instrumental. Esto significa que la comunicación es la trama sobre la cual se
comunica la actividad humana no liberada, y que a la falsificación permanente del medio
se unen el dolor de lo insensato
.
93
Este análisis sobre el trabajo en la modernidad nos pone con la actualidad del libro
de Job al reconocer lo que significa el carácter insensato del dolor. El motivo tiene que
ver con el hecho de que el trabajo está dominado por una heteronomia absoluta, esto se
refiere a que no hay ningún elemento que permita justificar el mundo salvo un dolor tan
profundo que llegue a ser en una inversión extrema, la causa y el fin negativo del
.
92 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.37. 93 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 38.
106
mundo. Nos encontramos ante una sociedad que es fruto de un trabajo negativo y la
proyección de un mecanismo trágico. Entonces la idea de pensar en una resistencia
ontológica supone la posibilidad de hablar en la historia del trabajo sobre la liberación
como un comienzo y no como un fin. Abordar la liberación como un comienzo permite
leer el libro de Job como el libro del descubrimiento de la miseria más absoluta que
estalla hacia la claridad. Esto significa que Job es el símbolo del Mesías.
Las sucesivas lecturas del libro de Job, ya sea durante el milenio cristiano, ya sea durante la reforma protestante, no modifican esta interpretación. (…) Sólo recientemente, después de Auschwitz e Hiroshima y una vez que se puso en marcha el proceso de liberación de los pueblos colonizados, la teología amplio la consideración del libro de Job: en ella problematiza la relación del hombre con Dios y muestra, como en la historia de Job, la alianza de Dios y de Satanás y el escándalo del “silencio” de Dios ante el sufrimiento del hombre. En este sentido la teología de la liberación llega a un punto que es cualitativamente central para evaluar a la vez el libro de Job y la situación actual del sufrimiento y de la lucha en un mundo marcado por el derrumbe de todos los horizontes de valor94
.
El punto es que hoy la razón de ser de una filosofía materialista, y más aún la crítica
a una economía política adaptada a las determinaciones de la posmodernidad, sólo puede
consistir en una construcción juiciosa del horizonte del valor, de tal modo que permita
identificar los momento actuales de la explotación y el antagonismo, a través de la
potencia constitutiva de la lucha y su determinación militante. La hipótesis corresponde,
por lo tanto, a “una ruptura del horizonte de insignificancia axiológica y de indiferencia
vital que sea capaz de reconstruir un mundo de valores”95
Esto significa que la crisis del trabajo nos lleva a rechazar la continuidad de un
malestar antológico que se extiende en la inercia del mundo, en la determinación
irracional del poder, y por lo tanto, la hipótesis a partir de la cual se quiere actuar
corresponde a aquella que ilumina la potencia creativa humana. Negri, en razón de lo
dicho, no apunta a resolver los problemas del valor ni de la organización social del
trabajo, sino que trata de plantear la cuestión de la genealogía. El origen del valor y la
.
94 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.42. 95 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.44.
107
dinámica de su sistema y desde ahí el valor del trabajo y sus aspectos creativos. Se
recurre, por consiguiente a Job como parábola, como condición y tal vez como analogía
de este proyecto en cuanto a que la realidad de la miseria presente en la modernidad es la
de Job, las preguntas y las respuestas que se le hacen y se le dan al mundo son las
mismas que hacía y que daba Job. Según Negri, nos expresamos con la misma
desesperación, pronunciando la misma blasfemia.
La pregunta consiste en ver si ¿Podremos también nosotros guiar nuestra miseria a
través de una analítica del Ser y del dolor y, desde el fondo de esta profundidad
ontológica, remontar hacia una teoría de la acción o, más precisamente, hacia una
práctica de reconstrucción del mundo? Desde la perspectiva de Job es posible pensar en
la analítica del Ser en el sentido de que él se niega a emprender la vía de una definición
negativa de Dios. Job, en efecto, se mantiene sobre el terreno de una ascesis positiva, es
decir, sobre el terreno de la virtud que eleva al Ser.
3.3. El carácter absoluto de lo contingente Pensar en lo que significa la constitución del proceso del Ser en Job supone
inicialmente estudiar la escena en la que se representa la constitución del proceso entre
lo humano y lo divino, a partir de la siguiente situación: El día en que los Hijos de Dios venían a presentarse ante Yahvé, vino también entre ellos el Satán: Yahvé dijo al Satán: “¿De dónde vienes?” el Satán respondió a Yahvé: “de recorrer la tierra y pasearme por ella”. Y Yahvé dijo al Satán: “¿No te has fijado en mi siervo Job? ¡No hay nadie como él en la tierra, es un hombre cabal, recto, que teme a Dios y se aparta del mal! Respondió el Satán a Yahvé: “¿Es que Job teme a Dios de balde? ¿No has levantado tú una valla en torno a él, a su casa y a todas sus posesiones? Has bendecido la obra de sus manos y sus rebaños hormiguean por el país. Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes; ¡verás si no te maldice a la cara! Dijo Yahvé al Satán: ahí tienes todos sus bienes en tus manos. Cuida sólo de no poner tu mano en él”. Y el Satán salió de la presencia de Yahvé96
.
Este fragmento muestra, por un lado, la unidad entre lo humano y lo divino a partir
de la relación establecida entre Dios y Job y, por otro lado, Satán considerado como el
96, Biblia de Jerusalén, Job, 1, 6-12, Desclée De Brouwer, Bilbao, 1998. p. 655.
108
fiscal y quien genera a través de la sospecha el pecado e interrupción entre lo humano y
lo divino. La función que cumple el pecado es la de permitir que el proceso que hay
entre lo humano y lo divino se constituya de manera negativa, llevando a que Job caiga
en la desesperación. Esta realidad manifiesta que los tres sujetos participan de la vida, a
través de una dialéctica en donde se constituye lo real y la condición de Ser. En este
proceso de constitución del Ser el mundo se presenta como una dualidad en donde las
condiciones mismas de la dialéctica se dan a partir de la manera como se vaya
constituyendo la sociedad. Esto significa que cuando se da una relación entre lo humano
y lo divino de manera negativa se da una no - dialéctica que lleva al individuo a
experimentar el sufrimiento y el encontrarse posicionado bajo el dominio del poder97
El quiebre de la no - dialéctica se da cuando desde la resistencia al dominio del
poder surge el Mesías, el cual es el fundamento que se evidencia a partir de una rebelión
o una protesta que está en oposición a la condición de sufrimiento que establece la
ontología negativa del trabajo. En esta situación ontológica, en donde no se tienen
deseos de vivir, se resalta el carácter absoluto de la contingencia, con el fin de ofrece la
posibilidad de una clave de liberación, a partir de la ética como condición de Ser.
También, se evidencia que el hombre proyectándose sobre un drama ontológico no
pierde la esperanza porque la ética no se puede separar de su condición. Job ante la
dialéctica negativa reconoce que Dios no hace parte del proceso constitutivo del Ser y,
por eso, busca desde la justicia y la decisión representada por Dios construir una
alternativa que le de los elementos para resistir.
.
Se piensa entonces en una naturaleza ontológica, en la potencia de un sujeto que
permite examinar la posibilidad de una figura positiva que conduzca a un proceso de
liberación. La positividad de la ontología de Job, por consiguiente, se manifiesta en un
cuerpo o acción salvadora del Mesías. Se trata esto de un proceso positivo de
constitución del ser, que equivale a una manera de pensar la subjetividad en donde la
ética de la potencia es una respuesta de contrapoder o alternativa jurídica que se opone a
97 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 54.
109
la construcción negativa de la libertad. En este sentido, poder y potencia son antagónicos
porque el poder encierra unas condiciones que no permiten que el mundo se cree en
libertad y de manera creativa.
La posibilidad de una ontología constitutiva debe estar orientada a ser un símbolo
de liberación, con el fin de restaurar el valor de la producción, por lo tanto, la resistencia
de Job y de Negri al poder es parte de un proceso de creatividad ontológica, a través de
valores como la cooperación en la comunidad. Desde esta lógica, la ontología debe estar
orientada a la construcción de lo social, de tal manera que la democracia debe promover
prácticamente la generación de procesos colectivos que vayan en favor de la vida y no
de los asesinatos o muertes que han llevado a que se pierda la confianza en la razón.
El concepto de rebelión es considerado en Job como un acto constitutivo, pues la
injusticia que sufre es también absoluta, ya que el desafío consiste en elevar la protesta
contra una condición ontológica. Esto lleva a ver la contingencia como absoluto en el
sentido de que es en ella en donde se presenta la posibilidad de su destrucción. Esta
lectura de Negri muestra que el drama que vive Job se ha desplazado a un plano
ontológico, así, Dios no puede permitir jugar con lo contingente en el movimiento del
Ser. Acontece un cambio ontológico en la configuración del mundo natural y humano y
también en el trabajo. Esto significa que la rebelión del esclavo ya no tiene lugar al nivel
de la singularidad, sino al nivel colectivo, gracias a que el poder absoluto del capital
genera una pulsión hacia la subsunción total. No obstante, Negri reconoce que la fuerza
del esclavo anima el cuerpo y la potencia del dolor permitiendo que sea posible a partir
de un carácter antológico, de manera tal que es posible proponer una vía de comprensión
del sufrimiento desde una vía positiva.
El concepto de la contingencia, de este modo, se define como aquél que reivindica
su propio carácter absoluto. Ante el sufrimiento ontológico el desafío que tiene el sujeto
se basa en rechazar sistemáticamente el suicidio. Así, la rebelión es aquella que se
presenta como necesaria, ya que la inconmensurabilidad del dolor es la señal de la
resistencia del cuerpo. El proceso ético que desencadena el drama de Job consiste en que
110
no se eleva el esclavo al nivel del amo, sino que se hace descender al amo al nivel del
esclavo. Se habla de un conocimiento como clave de la liberación, como constitución de
la libertad que responde al sentido del fracaso. En este sentido, el sujeto humano y, así,
la clase trabajadora, se resiste al dolor porque sufrir es resistir, por lo tanto, el sujeto en
este estado de sufrimiento debe insistir en la ontología.
Ante esta situación de sufrimiento en Job está el problema de la desmesura, la cual
se refiere a una descompensación, desequilibrio, a una superioridad esencial de Dios en
relación con el hombre. Dios al presentarse como desmesura muestra la imposibilidad de
una dialéctica. El proceso no es dialéctico cuando en él se presenta un momento de
superación, además no hay dialéctica posible sobre un sujeto destruido, sino que se da
una rebelión que es comprendida como antagonismo.
En consecuencia, la primera proyección metodológica para reabrir la dialéctica
consiste en reducir la potencia del Ser en Job, pero según Negri, el Ser no se toca porque
el carácter absoluto de la contingencia es de naturaleza ontológica y no moral. En efecto,
la desmesura del trabajo no se resuelve a la manera de una dialéctica, sino a partir de un
antagonismo de línea antológica; esto indica que el esclavo no será reconocido por parte
del poder omnipotente del amo. La razón es que el amo acaba con el objeto que el
esclavo ha transformado y se satisface él. En cambio, el esclavo busca modificar su
realidad a partir de la fuerza ontológica que acontece en él. Además para que el
sufrimiento de la carne sea superado el esclavo debe alcanzar la autoconciencia a través
de la configuración del objeto, de tal manera que no se le presente como un poder ajeno.
Esto significa que el esclavo resignifique el trabajo en su carácter creador de cultura y
valor económico, de tal modo que se llegue a un grado de autoconciencia en donde el
sufrimiento de la carne sea superado poniendo al esclavo al nivel del amo.
En consecuencia, pensar en la potencia del sujeto ante el poder de Dios, significa
que cuando el sujeto presenta su carácter absoluto de manera irreductible, (no destruible)
su determinación no sólo se presenta como resistencia sino como innovadora. Así, el Ser
de Job corresponde a un sujeto creativo y, por ello, su potencia se opone al poder de
111
Dios, en tanto, se busca dar a conocer que el vínculo entre trabajo y sufrimiento se
establece a partir de las potencias que se desencadenan en el cuerpo.
3.4. La potencia del trabajo Negri para introducirnos en el tema de la redención manifiesta que más allá de la
inconmensurabilidad del dolor esta el Mesías. Afirmar que sólo la redención podría
volver a infundir la esperanza. Así, el concepto de la redención se refiere a una
mediación, a la búsqueda de alguien que le permita al hombre dar eficacia a su obra de
justicia. Este mediador no se trata de Dios, sino de alguien que asuma la carga de la
defensa de aquél que ha sido castigado injustamente. La idea de mediador corresponde a una potencia que puede liberarse del caos sin
repetir el destino del poder. La idea del Mesías representa el intento de vivir la
relación hombre-Dios fuera de toda determinación[…] El Mesías es una liberación
que se sitúa en el borde de la nada, en el margen de la destrucción, es la necesidad que
se ha transformado en acontecimiento, la urgencia ontológica de un fundamento, de un
valor que se transforma en presencia. […] a través del Mesías se remite el concepto de
valor al trabajo98
En la modernidad el trabajo se entiende como una medida que sólo el poder puede
medir, regular, una medida de explotación. El trabajo como potencia, en cambio, es
aquél que puede transformarse en valor sin medida. Ciertamente, el valor sin medida
lleva a que el trabajo se presente como la expansión de una actividad libre, en cambio el
trabajo como medida del poder, según Negri, ha sido una de las formas del mal cósmico,
que se refiere a un destino de sufrimiento. Entonces el trabajo se puede liberar a partir
del Mesías, el cual tiene la capacidad para conducirnos fuera de ese destino de dolor.
.
¿Pero cómo se alcanza la redención? Ella es posible a partir de ese cuerpo que ha
sido martirizado y modificado por el trabajo. El Mesías posibilita la resurrección de la
carne y, por lo tanto, ella es la que dispone la revolución que atraviesa la subsunción del
98 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 131.
112
trabajo. Por ello, así como en Job el Mesías es el signo de la resurrección de la carne, en
la clase trabajadora, el Mesías es el signo de la resurrección del trabajo. En
consecuencia, con la resurrección del Mesías no hay dialéctica, es decir, no se unifica
sino que se separa a los amos de los esclavos. Con la potencia el hombre crea y recrea la
naturaleza y se crea y recrea así mismo. Se puede determinar, por consiguiente, que la
crisis del valor nos deja en un mundo sin valor, pero según la lectura que Negri hace de
Job, manifiesta que se vuelve abrir un camino hacia el valor, un valor que ha sido
encarnado y construido a través del trabajo y de su dolor. Este nuevo camino es una
separación.
Un ejemplo sobre el proyecto de la reconstrucción del valor aun cuando su medida
es irrecuperable se puede afrontar de la siguiente manera: Negri afirma que el tema de la
caridad en Santo Tomás puede ayudarnos a entender este proyecto. Por lo tanto,
comprende la caridad como aquella que representa en nosotros una capacidad
extraordinaria de amar a Dios como él mismo se ama. Aquí la medida del amor está más
allá de toda medida. El amor, la caridad, la creatividad, por lo dicho, no son mensurables
sino mensuradores y estas virtudes son superiores a todas las demás que pueden ser
medidas, es decir, la creatividad es una virtud que no puede medirse, ya que nos hace
participar de la potencia de la creación. Esto muestra que cuando la potencia del trabajo
se opone al poder es porque ha llegado a hacerse divina. La potencia entonces se puede
definir como potencia de vida, superabundancia de la caridad, así, la potencia que crea
no tiene medida. En consecuencia, no hay posibilidad de medir el valor, puesto que la
explotación fue destruida y ya no hay amo99
El tema de la medida de la potencia lleva a ver que sin la relación el valor y el
trabajo, entre el hombre y Dios es desmesurada ¿Cómo concebir esta dinámica? El punto
de partida para responder a este interrogante tiene que ver con que el hombre es en el
tiempo. Se determina a partir de allí que el hecho de que exista o no exista una
alienación del tiempo constituye el terreno sobre el cual se da o no se da la medida. Esto
.
99 Cfr. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.137.
113
significa que el concepto de medida se define como aquél que se construye como una
actividad del poder, en cambio la medida es aquella que elimina la potencia.
Con esto, el tiempo puede concebirse como una realidad objetiva, al ser una medida
del poder o alienación de la potencia. Ahora bien, la objetividad del tiempo, a pesar de
su inherencia ontológica a todas las concreciones de lo vivido, no niega que el tiempo
también se puede utilizar para la liberación. El sentido del tiempo como liberación se
entiende como un depósito ontológico, como un estado de plenitud y de felicidad, es
decir, un tiempo que está a favor de la vida en contra de un tiempo que es alienado para
la muerte.
Para Negri, tanto el tiempo para la vida como el tiempo para la muerte son una
realidad que se entiende como una dimensión ontológica decisiva de la existencia, del
hacer, el cual es un contenido, una parte del ser. El tiempo como función real de la
muerte y, a la vez, de la resurrección se caracteriza de la siguiente manera: por un lado
sublima y, por el otro lado, humaniza, por lo tanto, el tiempo es una realidad, una praxis.
Negri nos habla del tiempo como ontología. Sin embargo, la crítica es contra un tiempo
que se separa del movimiento y que se transforma en una imagen abstracta. Esto se
refiere a una separación que implica una alienación del movimiento y del trabajo que
constituye el movimiento. Una medida que no está ni el movimiento ni en el trabajo,
sino sobre el movimiento y sobre el trabajo. Así, el tiempo llega a ser una forma del Ser
y no una forma constitutiva del ser. La medida de la desmesura es definida como la
potencia, la pulsión interior entre el Ser y la Muerte, entre el dolor y la resurrección.
Esta perspectiva del tiempo lleva a pensar en la ontología creativa del dolor. Este
tema es fundamental para Negri porque le ayuda a repensar el aspecto ausente y, sin
embargo, creativo del concepto de tiempo. Negri parte de la idea de que la potencia es el
tiempo, con el fin de ver la diferencia que existe entre el concepto de tiempo entre
Spinosa y Job. En Spinoza el concepto de tiempo “es un simple número, una medida, un
“modus cogitand” una pulsión hacia lo eterno, un movimiento indefinido”100
100 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p.157.
. En esta
114
concepción sobre el tiempo la ontología puede asumirse de la siguiente manera: una
determinación metafísica que representa el hecho de ser una sustancia y el movimiento
que se produce a través del dolor y el mal, la alegría y la resurrección, entre el Ser y el
no Ser, entre la vida y la muerte, razón para que la ontología llegue a ser una ética.
Sin embargo, según la lectura que Negri hace de Job, se considera que la ética va
más allá de la referencia a la ontología. Esto significa que la ética consiste en un
itinerario. Así, la ontología abierta entre la vida y la muerte, entre el trabajo y el valor,
entre el dolor y la resurrección se presenta como un recorrido, es decir, como un
itinerario ontológico. En este sentido, para que esta ética de Job se dé, se debe realizar
un trayecto en donde se debe hacer presente un sujeto, una colectividad ética. Este sujeto
es denominado como el mediador, el Mesías, el redentor que se hace presente en un
drama desmesurado. En efecto, la ontología significa potencia subjetiva del trabajo, es
decir, potencia real de la fuerza del trabajo que se manifiesta de manera positiva en la
construcción efectiva de la historia de los hombres.
Este camino que se propone desde Job debe llevar entonces a pensar en medios
colectivos, lo cual se refiere a que la comunidad debe estar implicada, porque es claro
que no hay ética sin comunidad. Pero la pregunta que nos podemos hacer es ¿cómo es
posible comunicar el dolor? ¿Cómo puedo saber, cuál es el dolor del prójimo?
Ciertamente hay que reconocer que no podemos reconocer efectivamente el dolor del
otro. Pero una salida que propone Negri es que son precisamente las condiciones en las
que puede verificarse este dolor las que nos conducen, a través de la compasión101
101 Habiendo ya experimentado yo mismo el dolor y pudiendo imaginarlo, puedo imaginar también que me encuentro en el lugar del que sufre. […] En suma, comprender el dolor no es un acto intelectual […] sino que es una manera de compadecerse, de “padecer- juntos”, un ejercicio de compasión. […] La universalidad y la necesidad del conocimiento no se determinan a partir del afianzamiento de las reglas sino a través de la hipótesis de una práctica a posteriori del conocimiento. Y así nos encontramos nuevamente en el interior del discurso de Job. Una vez más, el dolor es la senda que debe seguir el hombre y sólo podrá definírselo en virtud de la compasión, mediante la capacidad de ver cómo el dolor enlaza a la comunidad humana en un gran abrazo. Lo que nos suministra el proceso constitutivo de lo social no es el reconocimiento de un comportamiento de dolor ni la comunicación de un dolor: el dolor es ese proceso constitutivo y sólo viviéndolo, compadeciéndolo con el mundo, será posible reconstruir el mundo a través
a
reconocer la ontología de la comunidad ética.
115
En este contexto el dolor se convierte en un estado que lleva a la perdida de la
sensatez. Un modo para salir del estado del dolor corresponde a la superación de los
límites racionales, del tiempo limitado de la existencia humana, de lenguaje, sin
embargo, el dolor desborda la lógica de lo racional, del lenguaje. El punto es que el
dolor es una llave que abre la puerta de la comunidad. Esto significa que los sujetos
colectivos se forman a partir del dolor, de tal manera que luchan contra la expropiación
del tiempo de la vida que es instaurada por el poder. Estos sujetos colectivos son
aquellos que redescubriendo el tiempo como potencia luchan contra el trabajo explotado
y contra las estructuras de orden que parten del mismo. El dolor, por tal razón es
definido como “el fundamento democrático de la sociedad política, así como el temor es
el fundamento dictatorial, autoritario”102
Esta definición muestra que el dolor no necesita que se le sobre determine mediante
el temor, ya que él es lo único que se puede reconocer de manera automática en la base
de la vida social. Con esto se quiere decir que la genealogía de la sociedad está inscrita
en el dolor y no en el temor. La potencia de los sujetos colectivos tiene como
fundamento el dolor, en cuanto a que ella es el tiempo de ese recorrido, de las
transformaciones ontológicas que se producen en él. La potencia y el dolor, en
consecuencia, son dimensiones complementarias de la vida que tiene la tarea de abrir el
camino a la comunidad y a la redención. Negri, en efecto, desde la lectura que hace de
Job, considera que el tema del valor debe remitirse totalmente al problema de la
potencia, la cual se define como temporalidad y, por ello, no hay medida del valor en el
nivel de la potencia. Además, cuando se incluye el dolor y no el temor, la potencia se
abre a la comunidad, y, de este modo, esta apertura de la potencia hace de la comunidad
.
del dolor: la compasión va más allá del reconocimiento, del concepto de la representación. No puedo representarme el dolor sino lo vivo. No puedo reconocer al otro que es presa del dolor sino me compadezco. Pero mediante está acción que me impulsa a estar en él con amor, a padecer con él, procedo a la construcción del mundo […] La ontología de la comunidad se descubre a través del “padecer juntos”, una manera de padecer que, por lo tanto, se aparta de la pasividad y se hace constructiva. Ética. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., pp. 165-166. 102 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 161.
116
la base de la legitimación de la ética y del lugar de proyección futuro y redentor del
hombre.
Negri reconociendo el valor que tiene la ontología de la comunidad, considera el
tema del valor del trabajo. Pero, ¿qué relación tiene el tema del dolor que experimenta
Job con el tema del valor del trabajo? Negri considera que el libro de Job, en primera
instancia, se pude ver como una parábola de la modernidad y de una dialéctica nunca
cerrada entre el mundo y la innovación, entre el ser y la relación; en segunda instancia,
el problema del libro de Job es el mismo de la modernidad. Pero ¿cuál es el problema de
la modernidad? El problema corresponde a “la alternativa entre la totalización de la
dominación de la ciencia y de la técnica sobre el mundo y la liberación de las nuevas
subjetividades”103
Esta analogía entre el libro de Job y la modernidad es clara cuando se trata las
condiciones que definen la modernidad y más aún cuando se tratan temas éticos. De ahí,
que Negri parta del problema ético del trabajo que corresponde a que cuando este se
transforma en valor, se desencadena una crisis, de tal manera, que pareciera que
desaparecieran todos los horizontes prácticos de importancia, todas las posibilidades de
medida y de valorización. Se habla de una pérdida de sentido y el trabajo de todo valor,
de tal manera que el dolor que se revela en esa crisis es inconmensurable. El problema es
que es difícil salir de esa situación, de esa crisis, pues lo único que tiene el sujeto es la
conciencia del destino que la crisis nos impone. Por ello, el sujeto de manera singular o
colectiva, tras la profundización del análisis y de la conciencia de nuestro destino,
descubre en el trabajo o en su nueva forma, el fundamento de un nuevo destino. Una
nueva realidad en donde el trabajo se define como creación, como subversión de las
formas existentes y como innovación.
. El dolor de Job, por lo tanto, tiene que ver con la tragedia que
siempre constituye el paso de una primera a una segunda naturaleza. En tanto, sólo el
dolor revela ese paso y rompe la indiferencia, de tal modo, que constituye la conciencia.
103 Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 183.
117
Este paso es posible cuando se parte de unos fundamentos metafísicos adecuados,
cuando se parte de la posibilidad de inscribir la forma del valor en una perspectiva
subjetiva104
En este sentido, reflexionar sobre la potencia subjetiva del trabajo lleva a que el
trabajo en tanto valor de uso o trabajo vivo aparezca como no-capital, lo que implica que
el trabajador se resiste a ser sometido a la estructura del poder de mando del capital.
Ahora bien, la tendencia a la subsunción real produjo un aumento del poder de mando
del capital propiciando niveles muy altos de exclusión. La sociedad capitalista
contemporánea, por consiguiente, se caracteriza por la hegemonía del trabajo inmaterial
(intelectual, científico, tecnológico). Esto se refiere a que los nexos establecidos entre la
producción de mercancía y su distribución son inmateriales. Por ello, en la constitución
de la producción y de la distribución, el trabajo inmediato es proporcionalmente cada
vez más secundario y, en cambio, el trabajo inmaterial es organizado como prioridad por
la cooperación tecnológica y comunicativa. La lectura que Negri hace de Marx en los
Grundrisses permite conocer que el desarrollo capitalista del sistema de máquinas fue
una proyección que nos condujo a la problemática del trabajo inmaterial en la
actualidad, gracias a la fuerza del método marxiano y el impulso que la lucha de clases
le ha dado al capitalismo. Así, esa previsión científica era una previsión política que ha
y no objetiva. Esta idea nos pone ante el problema del vínculo estructura –
sujeto, pues la definición ontológica de ese vínculo desde el seno de la potencia, no
representa una dificultad si la fijación del vínculo no pretende ser una apología. El
problema no es el paso de la estructura al sujeto, sino que reside en la naturaleza de la
ontología que permite ese paso. No se necesita en el sujeto una ontología que sea
idealista, sino histórica, de tal manera que la potencia tenga el peso de la vida, de la
muerte y del entrecruzamiento. Igualmente el dolor debe ser la base de la invención y el
temor no debe ser la base del desgarramiento que constituye el nuevo Ser, de la
subversión que crea.
104 No es posible concebir la materialidad de la forma del valor y de su capacidad para liberarse, para subvertir y para innovar sino se la inscribe en una potencia. Potencia del sujeto, potencia de los sujetos, potencia colectiva. Negri, Antonio. Job: la fuerza del esclavo, op. cit., p. 184.
118
pasado de ser una utopía a realidad. Negri, por eso, comparte con Deleuze que “el
planteamiento epistemológico, cuando es crítico, siempre es utópico”105
La sociedad disciplinaria es aquella en la que la dominación social se construye a través de una red difusa de dispositivos y aparatos que reducen y regulan las costumbres, los hábitos y las prácticas productivas. El objetivo de hacer trabajar a esta sociedad y de asegurar la obediencia a su dominio y a sus mecanismos de inclusión y/o exclusión se logra mediante la acción de instituciones disciplinarias (la prisión, la fábrica, el instituto neuropsiquiátrico, el hospital, la universidad, la escuela etcétera) que estructura el terreno social y presenta las lógicas adecuadas a la razón de la disciplina […] La sociedad de control, en cambio, debería entenderse como aquella sociedad (que se desarrolla en el borde último de la modernidad y se extiende a la era posmoderna) en la cual los mecanismos de dominio se vuelven aún más democráticos, aún más inmanentes al campo social, y se distribuyen completamente por los cerebros y los cuerpos de los ciudadanos […] El poder se ejerce ahora a través de maquinarias que organizan directamente los cerebros (en los sistemas de comunicación , las redes de información, etcétera) y los cuerpos (en los sistemas de asistencia social las actividades controladas etcétera) con el propósito de llevarlos hacia un estado autónomo de alienación, de enajenación del sentido de la vida y del deseo de creatividad
. Comprender
entonces lo que significa el trabajo inmaterial, lleva a tener en cuenta las dimensiones
vitales del trabajo productivo y el contexto biopolítico, en el cual el devenir del trabajo
industrial se ha convertido en producción de subjetividad. Ahora bien, el filósofo Michel
Foucault nos permite conocer el contexto de la biopolítica a partir de la transición
histórica entre la sociedad disciplinaria y la sociedad de control.
106
.
Esta definición lleva a Negri a confrontar al Marx de los Grundrisses con corrientes
del pensamiento moderno y posmoderno que buscan renovar el método marxiano de la
tendencia y su crítica revolucionaria; también a identificar que las corrientes
posmodernas captan que dentro de la producción de la subjetividad productiva se viene
dando la nueva insurrección del trabajo vivo. No obstante, Foucault con esta definición
sobre la sociedad disciplinaria muestra la aparición del poder disciplinario y para nuestro
interés, resalta que toda la primera fase del poder capitalista se llevó a cabo según este
paradigma de poder. Y a partir de la definición de la sociedad de control se da una
intensificación y generalización de los aparatos normalizadores del poder disciplinario, 105 Negri, Antonio. Marx más allá de Marx, op.cit., pp. 8-9. 106 Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, Buenos Aires. Barcelona. México, Paidós, 2004, p. 36.
119
los cuales animan internamente nuestras prácticas comunes y cotidianas. La diferencia
entre la sociedad disciplinaria y la de control es que la segunda se extiende mucho más
allá de los lugares que han sido estructurados en las instituciones sociales. En este
sentido, se comprende que el biopoder se refiere a una realidad en la que está en juego la
producción y la reproducción de la vida misma, es decir, en la modernidad se crea una
forma de poder que regula la vida social desde su interior. Entonces en la
posmodernidad se da el paso de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control. El
paradigma de poder se define por las tecnologías que reconocen a la sociedad como el
terreno de influencia del biopoder. El concepto sociedad de control aparece por primera vez en un artículo que publicó Deleuze en el año de 1990 titulado - Poscriptum sobre las sociedades de control -. Allí afirma que actualmente vivimos una crisis del modelo disciplinario teorizado por Foucault, pues hoy día las relaciones de dominio ya no se asientan sobre instituciones de secuestro como la fabrica, el hospital y el cuartel general, sino que tiene un modus operandi completamente diferente […] Esto significa que el problema ya no es tanto la normalización de la subjetividad mediante el confinamiento, sino su modulación en espacios abiertos. Según Deleuze hemos pasado de un animal a otro, del topo a la serpiente107 […] Este cambio de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control está relacionado con una mutación de producción capitalista108
.
107 El topo y la serpiente se refiere a que el sujeto mismo de la fuerza laboral ha cambiado. La composición del proletariado ha cambiado en la posmodernidad. Conceptualmente se entiende el proletariado, según Negri, como una categoría que incluye a todos aquellos cuyo trabajo es explotado directa o indirectamente por las normas capitalistas de producción y reproducción y está sometido a tales normas. En la modernidad, la categoría del proletariado se centraba en la clase obrera industrial, una clase en donde la figura paradigmática era el obrero fabril masculino. Por consiguiente, la tarea consiste en comprender la nueva composición del proletariado. Actualmente, esta categoría lleva a reconocer a todos aquellos que son explotados por la dominación del capital pero no necesariamente de una manera homogénea. Algunos trabajadores son asalariados, algunos no; algunos trabajadores desarrollan su proyecto de vida dentro de las paredes de una fábrica, otros están dispersos por el ilimitado ámbito social; algunos salarios se instauran mediante un salario mínimo, otros se elevan hasta según el beneficio de la economía capitalista. En estas diversas figuras de la producción activa actual, la figura de la fuerza laboral inmaterial ocupa una posición central, tanto en el esquema de la producción capitalista como en el esquema de la composición del proletariado. La opinión de Negri, en consecuencia es que todas estas diversas formas de trabajo ya no corresponden al hombre topo, ya que hablamos de diversas formas de trabajo que están sujetas a la biopolitica capitalista y así, a sus relaciones de producción. Cfr. Michael Hardt y Negri Antonio, Imperio, op. cit., pp. 59-60. 108 Santiago Castro – Gómez. Disciplinas, Biopolítica y Noopolítica en Maurizio Lazzarato en: Rastros y Rostros de la Biopolítica/ Ignacio Mendiola Gonzales editor. Antropos, 2009. p.68.
120
Esto quiere decir que en la sociedad moderna el poder disciplinario mantenía a los
individuos en instituciones pero no lograba absorberlos completamente en el ritmo de las
prácticas productivas y la socialización productiva, en cambio, cuando el poder llega a
ser completamente biopolítico, el poder invade el conjunto del cuerpo social, así, el
poder se instaura como un control que se penetra en la totalidad de las relaciones
sociales, a partir del capital social. En efecto, se establece un contexto en donde el
elemento central del capitalismo no consiste en la producción de los objetos fabriles,
sino la venta de servicios. Ante estas tendencias que reflejan la transición del fordismo al
posfordimo es importante entonces que no perdamos el horizonte de nuestra reflexión en
cuanto a que debemos cada vez más develar la dialéctica negativa del trabajo y construir
el camino hacia la ontología creadora del trabajo y la ontología teórica de la liberación.
121
CONCLUSIONES
El interés de la reflexión que he realizado sobre el concepto de trabajo desde la
tendencia del fordismo y del posfordismo ha sido orientada por la comprensión sujetiva
y política del trabajo en un mundo liderado por las fuerzas de poder y explotación del
capital. Negri desde la experiencia ontológica del dolor nos permite comprender que al
hablar de la subjetividad política no se estaba refiriendo a algo abstracto, sino a esta
subjetividad se da en el cuerpo. Eso significa que la subjetividad política requiere la
renovación continua de las pasiones, de los proyectos y de la construcción permanente
de nuevos datos que caracterizan la vida común construyéndola, es decir, la subjetividad
política en la que piensa Negri es aquélla que se presenta como un cuerpo, y la
metamorfosis permanente de los cuerpos, es indiscutiblemente un hacer.
Considerar que el cuerpo está implicado en el proceso de construcción de las
subjetividades políticas, lleva a entender que la subjetividad que se hace cuerpo político
y el cuerpo que se hace subjetividad política se sumergen, uno y otro, en la progresión
del hacer multitud. Por tal razón, lo que unifica los cuerpos no es la voluntad general de
la que se trató en el segundo capítulo, sino la carne de los cuerpos singulares en la
multitud. En este sentido se busca animar la creación de la subjetividad desde una
condición ontológica determinada por el ser trabajador, el ser mujer, el ser obrero, de tal
modo que se constituya la condición volitiva de configurar una fuerza antagónica y, por
lo tanto, liberadora.
Esta reflexión sobre el trabajo nos mueve a entender que la subjetividad política
debe conducir a la toma de conciencia de lo común, lo cual se refiere al proceso que
permite ir de la multiplicidad de la singularidad al conjunto complejo de su
representación en tanto fuerza política. Hablar de lo común o de la constitución de lo
común es aquello que se refiere a una multiplicidad, a un conjunto de singularidades, en
efecto, sólo el conjunto del proceso, la estructura de relación, constituye lo común. Negri
al indagar sobre la configuración de la subjetividad política vio la necesidad de revisar el
concepto de poder para comprender que tal poder no está relacionado solamente con el
122
tema constitutivo, con el tiempo del acontecimiento, y con la forma de la insurrección,
sino también con el tema de la construcción antológica continua y determinada de lo
común.
Por otro lado, la construcción política de la subjetividad considerada desde la
lectura de Job, muestra que la subjetividad del trabajador parte de una gran paradoja a la
que Negri le llama pobreza. Esta no se refiere a la simple indigencia física y material, a
una simple condición de privación, sino al hecho de tener que desarrollar relaciones y
cooperaciones para suplir faltas y privaciones. En consecuencia, el proceso de
producción de subjetividad común es posible por la relación que se establece entre dos
fuerzas: en primer lugar, por la fuerza de la pobreza, por la fuerza del esclavo que
padece el dolor profundo por la perdida de toda medida; fuerza que se instaura a partir
de una discontinuidad ontológica que emerge en el momento de un no-ser
tendencialmente absoluto; y, en segundo lugar, la fuerza de un salto por encima de las
categorías a las que está predispuesta la condición humana.
Negri, por consiguiente, considera que Spinoza nos presenta como propuesta a este
problema de la configuración política del trabajador lo que significa la continuidad de la
cupiditas, es decir, del amor, del deseo de desarrollar la potencia que el sujeto
trabajador, o el sujeto que es pobre porta en él. Esto para mostrar que es posible pasar de
la primera fuerza que corresponde a la pobreza a la segunda fuerza que se refiere al
amor, es decir, que pasamos de una vía negativa a una vía positiva en cuanto la pobreza
significa la tensión y la apertura hacia la constitución de un nuevo Ser.
No obstante, la necesidad de pensar en la configuración de la subjetividad política
trabajadora es una respuesta a la subsunción real que se ha establecido a través del modo
de producción capitalista. Además, la subsunción real lleva a que el modo de producción
llegue a ser tan flexible que pueda llegar a confundirse con los movimientos de las
fuerzas productivas, es decir, con los movimientos de todos los sujetos que participan en
toda la producción.
123
En el mundo globalizado esta forma valor de la subsunción real es comprendida
como la comunicación que de hecho se establece entre las fuerzas productivas. La
comunicación es entonces la que hoy constituye la fábrica de la producción y la
sustancia de la forma valor. El capital es, a su vez, lo que permea toda relación mediante
la densidad material de la producción; de este modo, ya no tiene sentido instaurar una
teoría de la medida respecto a la cualidad inconmensurable de la acumulación social.
Pero esta inconmensurabilidad de las figuras del valor no niega que el trabajo sea el
principio de cualquier constitución de la sociedad, es decir, que en las tendencias que
estudiamos se reconoce que la producción, la riqueza y la civilización no pueden
imaginarse si no se remiten a una producción del trabajo. De este modo, la carencia de
medida o racionalidad de la acumulación no es un impedimento para su contenido, la
fundamentación y el funcionamiento radique en el trabajo. Esto quiere decir que las
fuerzas intelectuales que han pasado a ocupar ciertamente el papel central de la
producción son poderes del trabajo, y que la tendencia posfordista no elimina la función
creativa del trabajo, sino que la exalta en su abstracción y productividad.
Por otro lado, una preocupación expuesta en la reflexión sobre el trabajo se refiere
al concepto de explotación, el cual es desarrollado en el primer capitulo de este trabajo, a
partir de la lectura subjetivista y política que Negri hace de los Grundrisse. La teoría del
plusvalor y del beneficio, por lo tanto, dan razones para comprender que el concepto de
explotación se refiere a la producción del tiempo de dominación contra el tiempo de
liberación. Esto quiere decir que la explotación es la producción de líneas políticas de
sobredeterminación de la producción social, es decir, que es la captura, la centralización
y la expropiación de las formas de cooperación social. La explotación hoy nos sigue
mostrando que se produce políticamente como una función del poder capitalista del cual
se deriva una jerarquía social adecuada a la reproducción del sistema. De ahí la crítica a
la estructura capitalista de lo social como destructiva, y la valoración de la estructura
proletaria como creativa, subjetiva. Además de señalarse el plano de la ética como el
terreno en donde se gesta la posibilidad, la acción, la esperanza y, así, la ontología
124
creadora del trabajo. En este sentido es lógico que el camino contrario a la ética este
determinado por un sistema de trabajo muerto, objetivado del capital y del poder. Por
ende, la praxis marxiana del trabajo vivo se halla totalmente separada, es autónomo y se
muestra contrario a toda dialéctica. Entonces el trabajo vivo constituye una actividad
creativa que se haya separada de la perspectiva del capital y de una ciencia la
organización racional de la extracción del plusvalor y de la producción de ganancia, de
la asignación óptimas de recursos, de la planificación y de la reducción del universo a
un conjunto de situaciones. Pero lo que nos interesa es que el trabajo vivo debe servirnos
actualmente como fuente de la autovalorización del sujeto y de creación de cooperación
social. En consecuencia el trabajo entendido como creativo reconstruye la sociedad
revolucionándola mediante procesos de subjetivación. La tarea consiste en ver ¿cómo en
el mismo espacio en donde el capital se ha expandido para ocupar toda la sociedad y
desarrollar sus fuerzas, es el mismo espacio en donde debemos intentar reconocer cómo
el trabajo vivo precede al capital reconstruyéndolo, ocupando su territorio y
construyendo en su lugar una hegemonía creativa.
125
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