Post on 25-Dec-2015
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El Delito de Cuello Blanco
El delincuente de cuello blanco es un concepto de la Criminología que se
refiere a aquel individuo de elevado estatus socio económico que comete ciertos
crímenes relacionados con sus ocupaciones profesionales. Esta es la definición
que dio el creador del término, el criminólogo americano Edwin Sutherland
(1883-1950). Así, el delito de cuello blanco es el que cometen los hombres de
negocios, de pelo engominado, de flux y corbata o ropa de marca y zapatos de
charol siempre vinculado a su ocupación o en el ámbito económico.
Delincuente de cuello blanco es, por ejemplo, el banquero que comete una
estafa ofreciendo rendimientos de imposible cumplimiento y generando la
pérdida del dinero de los ahorristas, no así el que mata a su mujer o el portero
que se roba un cheque, estos serían delincuentes comunes.
La importancia criminológica de este tema se refiere a dos aspectos. De una
parte, la circunstancia de que estos delitos estadísticamente son poco
castigados, y de la otra, a que ellos generan un cierto sentimiento de admiración
en el colectivo de bajos recursos y de escasa educación. Sutherland se
preguntaba ¿cómo evitan estos delincuentes de cuello blanco ser llevados a
juicio y condenados a cárcel como lo es la más de la veces el delincuente
común? y encontraba parte de la respuesta en las conexiones entre el crimen
organizado y los poderes públicos corruptos.
El análisis del fenómeno de las mafias y de la criminalidad en el Chicago de
los años veinte brindaba más que ejemplos de criminales, como John Torrio, el
denominado rey de los prostíbulos y la trata de blancas, que bien pasaba por un
caballero decente y ejemplar, de buenos modales y mejores apariencias, pero al
mando de un negocio de corrupción y delito que le dio una posición de poder
que heredara posteriormente el gánster más conocido, Al Capone, de sombrero
y flor en ojal, uno de los delincuentes más feroces, que conocería la cárcel no
por sus múltiples crímenes, sino por la evasión fiscal.
Hoy, sin embargo, este concepto del delincuente de cuello blanco puede
entenderse aplicable a situaciones que van más allá del estatus
socioeconómico, aunque siempre vinculado a delitos relacionados con la alta
posición que ocupa el delincuente. Así, cualquier persona que en posiciones de
supremacía o de poder comete delitos vinculados a su ocupación, o que valido
de su posición de poder comete delitos de carácter económico puede
considerarse como un delincuente de cuello blanco. Es el caso del político
corrupto en el que se observa el mismo tipo impunidad.
Es ciertamente, parte de un mismo fenómeno el caso de quienes se liberan
de la responsabilidad de sus crímenes usando su estatus económico y
corrompiendo las instituciones del poder que existen para actuar en el logro de
su castigo, como el de quienes prevalidos de sus posiciones políticas las
influyen y les hacen torcer el correcto ejercicio de sus competencias para salir
librados de responsabilidad en los delitos económicos que cometen.
Son tan delincuentes de cuello blanco los que, precedidos de su fama y fortuna
abusan de su posición para burlar la aplicación de la justicia y la sanción social
mediante la disposición de todos sus recursos, como quienes, abusando de su
posición política, burlan igualmente la aplicación de la justicia usando los
instrumentos del poder y las herramientas de la política, el apoyo de
incondicionales socios de ideologías o intereses, manipulando la conciencia del
pueblo que les dio su apoyo, para en verdad cubrir con la labia y el proselitismo
los crímenes que han cometido.
Es parte de la historia de este conocido gánster, Al Capone, el hecho de que
buscaba la aprobación popular regalando dinero a los pobres, comidas a los
desempleados, fascinando con su personalidad extrovertida y pleno de poder y
prerrogativas, joyas, trajes caros, guardaespaldas, al punto de que la gente le
aplaudía en sus apariciones públicas y suplicaban sus favores, sin importar su
condición criminal.
Qué dañada está la sociedad que se deja embaucar por los poderosos que
amparados en la posición socioeconómica pueden conducirse como los
mafiosos del Chicago de los años veinte sin condena formal de la justicia ni
condena moral por parte del colectivo. Esto fue tema de preocupación de los
estudiosos de la sociología y de la criminología, como Sutherland cuando creó
este término del delincuente de cuello blanco.
Y qué grave que este fenómeno se reproduzca en relación con el estatus
político sin condena formal de la justicia ni moral por parte de ese mismo ente
social al que estos dirigen, ello demuestra la crisis absoluta del Estado de
Derecho y a la vez la crisis absoluta de los valores éticos de buena parte del
cuerpo social que lo integra.
Delitos:
<Lavado de dinero, Contrabando
<Informes y balances falsos
<Delitos con cheques Infracciones aduaneras
<Beneficios fiscales indebidos
<Obtención fraudulenta de subvenciones
<Sabotaje económico
<Fraude en el comercio exterior, Vaciamiento de empresas
y bancos, Subversión económica
<Administración fraudulenta, Malversación de fondos
<Quiebra fraudulenta.
<Fraude de la bolsa de valores