El esqueleto Max

Había una vez un esqueleto llamado Max, que vivía muy tranquilo en su mundo de esqueletos.

Hasta que un día, dándose un baño, se dio cuenta de que debía haber algo más en el mundo además de esqueletos…

Y se puso un poco triste porque él no conocía a nadie más…

Esqueleto triste Esqueleto habitual

Así que viajó en busca de nuevas tierras dónde viviesen más especies…

Algo pasó muy rápido por su lado… ¿Qué era aquello? ¡Fue visto y no visto!

Se encontró con dos osos…

Eran grandes, gordos y peludos. ¿Por qué él no era así? Se acercó a preguntar.

-Perdone, ¿por qué es usted grande, gordo y peludo?-Necesito mi

piel para protegerme del frío… Y ahora disculpe, pero tengo prisa.

Siguió caminando y se encontró con un ciervo…-Perdone, ¿por qué tiene esas astas tan enormes, y esas patas tan finas?Y el ciervo le respondió-Necesito unas patas delgadas para correr veloz y huir, y mis astas para defenderme.

Y se marchó rápidamente.

Entonces se encontró con un búho.- ¿Por qué tienes alas? – preguntó Max.-Para poder volar – respondió.A Max le puso un poco triste no poder volar él también.

Por allí cerca se encontró con una foca.- ¿Por qué tienes las patas tan planas?

-Para poder nadar – respondió la foca, y se zambulló en el agua.

En ese momento empezó a oler a pasteles…

-¡Pasteles! Tiene que haber una casa por aquí cerca…

En efecto, se encontró una casa, y entró lleno de curiosidad.

Dentro estaba un gato sentado en un sillón. Pero no había ni rastro de pasteles.-Hay una fiesta en la habitación de atrás – explicó el gato, sin moverse del sillon.-Gracias –contestó Max.

En la fiesta había más gatos con pinta de serios. – ¿Por qué tenéis esas orejas puntiagudas? – preguntó.– Queremos oír bien lo que sucede en la fiesta de al lado, así que por favor, no hagas ruido.Se marchó de puntillas.

En la fiesta de al lado sólo había dos perros, que miraban fijamente una taza de té.

En la taza había una rana.-¿Por qué tienes unas patas tan raras? - Para saltar muy alto. Y se lo demostró. Saltó de la taza y se alejó de allí. La siguió.

Al pasar por el baño, se encontró con que un dinosaurio tenía un problema… Sus brazos eran demasiado cortos.– ¿Por qué tienes los brazos tan cortos?– Nunca los he necesitado para cazar, tengo los dientes muy grandes.Max se quedó pensativo…– No sé por qué soy así, si los demás sois todos distintos.– Quizá mi primo te pueda ayudar, es detective.

Así que fue a visitar al cocodrilo, primo del dinosaurio, que era investigador.-Quisiera saber, por qué algunos tienen las patas muy largas, y otros muy cortas. Por qué algunos tienen mucho pelo, y otros ninguno, y por qué algunos son muy gordos, y otros somos muy flacos.

El cocodrilo se puso serio, y le contestó.

Lo bonito que tenemos, es que todos somos diferentes. Si fuéramos iguales, el mundo sería un lugar muy aburrido…

¿No?

FIN

Blanca García Domínguez1º Educación InfantilNuevas Tecnologías aplicadas a la EducaciónJosé María Martí Mallén

¡¡ADIÓS!!