Post on 22-Jul-2015
Desde los albores de la
conquista y colonización de
América, la plata y el oro
americanos se pusieron al
servicio del naciente
mercantilismo capitalista y
los empresarios mineros
convirtieron a los indígenas
y esclavos negros en un
numerosísimo proletariado
externo de la economía
europea.
En la región de las venas abiertas, desde su
descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado
siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo, la tierra, sus
frutos y sus profundidades ricas en minerales, los
hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los
recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases han sido sucesivamente determinados, desde fuera,
por su incorporación al engranaje universal del
capitalismo.
A cada cual se le ha asignado una
función, siempre en beneficio del
desarrollo de la metrópoli extranjera
de turno, y se ha hecho infinita la
cadena de las dependencias sucesivas,
que tiene mucho más de dos
eslabones, y que comprende, dentro
de América Latina, la opresión de los
países pequeños por sus vecinos
mayores.
El modelo neoliberal, pese
a los efectos perversos que
ha tenido en la
profundización de las
injusticias sociales en
América Latina, sigue
funcionando, “pero ya no
gira en torno a las
privatizaciones, la
apertura económica y las
desregulaciones, sino que
se ha volcado en la
apropiación de los recursos
naturales”
Soy lo que dejaron,
soy toda la sobra de lo que
se robaron.
Un pueblo escondido en la
cima,
mi piel es de cuero por
eso aguanta cualquier
clima.
El sol que nace y el día que
muere
con los mejores
atardeceres
Soy el desarrollo en carne
viva,
un discurso político sin
saliva.
la espina dorsal del
planeta es mi
cordillera.
Soy lo que me enseño
mi padre,
el que no quiere a su
patria no quiere a su
madre.
Tú no puedes
comprar el calor.
Tú no puedes
comprar las nubes.
Tú no puedes
comprar los
colores.
Tú no puedes
comprar mi
alegría.
Tú no puedes
comprar mis
dolores.
Un desierto embriagado con bellos de un trago de pulque.
Para cantar con los coyotes, todo lo que necesito.
Tengo a mis pulmones respirando azul clarito.
Una viña repleta de uvas.
Un cañaveral bajo el sol en cuba.
Soy el mar Caribe que vigila las casitas,
Haciendo rituales de agua bendita.
El viento que peina mi cabello.
Soy todos los santos que cuelgan de mi cuello.
Trabajo en bruto pero con orgullo,
Aquí se comparte, lo mío es tuyo.
Este pueblo no se ahoga con marullos,
Y si se derrumba yo lo reconstruyo.
Tampoco pestañeo cuando te miro,
Para que te recuerdes de mi
apellido.
La operación cóndor invadiendo
mi nido,
¡Perdono pero nunca olvido!
Los ideólogos del imperialismo sostienen que para alcanzar un mayor
nivel de desarrollo, Latinoamérica, tiene la necesidad de “madurar”
políticamente, asumir el “orden internacional actual”, favorecer la
inversión extranjera, abrirnos a los mercados, entrar en una suerte de
“modernidad” despojándonos de ideas nacionalistas, “populistas” o
socializantes; pero, esas condiciones son precisamente contrarias a
las que trazaron los libertadores americanos.
Entonces....¿Cómo romper las cadenas de la dependencia económica?
El poeta y filósofo cubano José J. Martí nos ofrece una posible respuesta...
“¿Adónde va la
América, y quién la
junta y guía?
Sola, y como un solo
pueblo, se levanta.
Sola pelea.
Vencerá, sola”.