El Tratado De La Moral Especial Y La Virtud

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Tema II del curso de Moral Especial (virtudes)

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Tema AnteriorEstructura de la Teología Moral Especial

Moral Especial y Moral Fundamental

Moral Fundamental

Moral Especial

Modelos de Teología Moral Especial

Antecedentes

Esquema del Decálogo

Esquema de la virtud

Esquema de temas específicos

EL TRATADO DE LA MORAL ESPECIAL Y LA

VIRTUD

OBJETIVO Que el alumno descubra que la Moral

especial le llevará a una plenitud de vida por la comunión con Dios y los demás a través de la práctica de la virtud.

EL TRATADO DE LA MORAL ESPECIAL Y LA VIRTUD

OBJETO DEL TRATADO DE MORAL ESPECIAL

LA VIRTUD

EL OBJETO DEL TRATADO DE MORAL ESPECIAL

Más que el modelo, lo importante es explicar con rigor cómo la moral cristiana pretende que el creyente logre la plenitud de vida y, que, al mismo tiempo, alcance la comunión con Dios y con los demás.

Tres han de ser los objetivos de la Moral Especial:

1. Resaltar que la moral católica explica, satisface y perfecciona la vocación ética de cualquier hombre o mujer.

Así, se mostrará que las exigencias morales no son impuestas por la sociedad, ni por los padres o maestros, ni por la Iglesia o sus ministros, sino que nacen de la propia vocación personal, pues el hombre es un ser moral por naturaleza.

Sólo él orienta su vida de acuerdo a un comportamiento moral.

No así los animales que se conducen por el instinto.

Decía Aristóteles en la Política:

› “El hombre es el mejor de los animales cuando vive la ética y el peor animal cuando se guía por el instinto”

Pues bien, la Moral Especial parte del hecho de que, desde su origen, Dios ha determinado que el hombre y la mujer deben conducirse éticamente.

› Revisemos Gn 3, 1-3: Dios advierte a Adán y a Eva que ellos no son dueños del “árbol del bien y el mal”.

No podían comer sus frutos a su antojo, no podían comportarse éticamente de un modo caprichoso y arbitrario.

El texto bíblico quiere expresar que, dado que Dios ha creado al hombre y a la mujer, sólo Él sabe y por ello determina lo que es bueno o malo para ellos.

En consecuencia, la Moral Especial ofrece al cristiano el conocimiento de aquellas materias en las que debe actuar el bien y en aquellas otras que ha de evitar para no cometer el mal.

Así, la moral ayuda a la persona a mejorar, a perfeccionarse, a dar gloria a Dios y así alcanzar, con la ayuda de la gracia, la felicidad eterna.

A la vez que le da la seguridad de que, cuando el hombre comete el pecado, se destruye, porque rompe su unidad interior.

2. La Moral Especial enseña que la conducta moral facilita que el hombre y la mujer se comuniquen amistosamente con Dios.

Esa buena conducta posibilita que vivan en comunión con Él, pues en Dios reconocen su origen, se orientan a Él como a su fin y se relacionan como un hijo con su padre.

Obviamente, el bien ayuda a la persona humana a encontrarse en amistad con Dios; por el contrario, el pecado le aleja de él.

3. La conducta moral es un elemento imprescindible para que exista una convivencia armoniosa entre los hombres.

El mal moral engendra la desunión y el caos en la convivencia humana.

En resumen, la vida moral es el ámbito natural en el que la persona se perfecciona a sí misma, vive en estrecha comunión con Dios y logra la paz y la concordia entre todos los demás hombres.

Todo ello con sus respectivos frutos ya se viva el modelo del decálogo, se practiquen las virtudes o se viva la vida moral en las diversas situaciones específicas.

P.e. Hch 2, 42ss.

Así, el hombre y la mujer alcanzan el fin de la ciencia moral, que es lograr una vida feliz, lo cual coincide también con la vocación natural del hombre.

En efecto, la vida moral tiende a que la persona sea feliz, tal como Dios lo ha dispuesto en su corazón: la felicidad es el fin de la vida humana.

Fruto inmediato de la felicidad individual, se origina la concordia en la convivencia social.

Pero ello sólo se logra cuando el hombre y la mujer viven de un modo éticamente correcto.

“La bienaventuranza prometida nos coloca ante opciones morales decisivas. Nos invita a purificar nuestro corazón de sus… instintos y a buscar el amor de Dios por encima de todo. Nos enseña que la verdadera dicha no reside ni en la riqueza o el bienestar, ni en la gloria humana o el poder, ni en ninguna obra humana, por útil que sea, como las ciencias, las técnicas y las artes, ni en ninguna criatura, sino sólo en Dios fuente de todo bien y de todo amor”

(CEC 1723)

LA VIRTUD “Cada una de las virtudes constituye la

misma vía para la salvación, que conduce a alguna de las felices y eternas mansiones.

Ciertamente, los modos de vida virtuosa son tantos cuantas moradas hay junto a Dios, las cuales se distinguen unas de otras y se distribuyen a cada uno según el propio mérito y dignidad.

Por consiguiente, que éste cultive una virtud, ése otra, aquél varias, y otro todas ellas, si puede.

En cualquier caso, obre de tal modo que progrese, y procure con esfuerzo avanzar más en pos de las huellas de Aquél que, al mostrarnos el verdadero camino, dirige nuestros pasos y, haciéndonos pasar por una puerta estrecha, nos lleva a la amplitud de la bienaventuranza celestial.”

San Gregorio Magno, Discurso 15, 5

Anteriormente, la virtud gozaba de un gran prestigio. Incluso había rivalidad por quién practicaba más la virtud.

Sin embargo, ha venido cayendo en descrédito.

Cuando se habla de una persona virtuosa las personas hacen un gesto de lástima.

Quién no podía ser alguien importante trataba de ser, al menos virtuoso.

Esto por la influencia de F. Nietzsche ha llevado a muchos a pensar que la virtud se reduce a la capacidad de aguante de los oprimidos.

En un mundo donde prima la competitividad, parece entenderse la virtud como la cualidad característica de los débiles y los impotentes ante las fuerzas que dominan el escenario público.

Sin embargo, la virtud, por su misma raíz etimológica, debería evocar la fuerza y el valor que caracterizan a un ánimo varonil, decidido a emprender grandes hazañas y demostrar su fuerza en pruebas de trabajo y peso, según quería ya san Isidoro.

Es más, ya desde el primer momento de su tratamiento racional, la moral era incomprensible si no incluía una reflexión sobre las virtudes.

Esto porque la moralidad es uno de los actos singulares y concretos: cada una de las acciones humanas o son buenas o malas.

Ahora bien, la moralidad de la persona no consiste sólo en las acciones individuales, sino que requiere de la práctica habitual del bien.

Es lo que se denomina tener y practicar virtudes: el hombre bueno o la mujer buena son aquellos que habitualmente actúan con rectitud ética.

En la edad antigua, Sócrates y Platón - filósofos griegos del siglo V y IV respectivamente – afirmaban que la vida moral consistía en tener buenas ideas: la “idea del bien”, con ello es suficiente para que el individuo se conduzca moralmente.

Sin embargo, Aristóteles (s. IV) con su buen juicio y argumentación rigurosa, señaló los fallos de esa ética intelectual o “idealista”.

El Estagirita, afirmaba que no era suficiente la idea del bien, sino que es preciso que el hombre lleve la “idea” a la “práctica”, o mejor, que “practique la idea del bien”.

Porque la moral se define como la ciencia del actuar ético del hombre. La ética no es pues, una simple teoría, sino que es una ciencia práctica.

Además, Aristóteles hizo otra decisiva aportación a la ciencia ética: no es suficiente hacer algún acto bueno, sino que es necesario que la persona se ejercite en el bien, porque, como apuntó agudamente, “una golondrina no hace verano”.

Desde allí, la ciencia ética dará fundamento a lo que se llamará la moral de virtudes.

Entonces, ¿qué entenderemos por virtud?

En un sentido amplio la entendemos como una capacidad anímico-espiritual del hombre desarrollada con esmero en el ámbito del conocimiento o en el de la práctica.

En un sentido más estricto, la virtud es “la fuerza para realizar lo moralmente bueno, especialmente para hacerlo con alegría y constancia, venciendo resistencias internas y externas y a costa de sacrificio.” Karl Rahner

El CEC en el no. 1803 la define como “una disposición habitual y firme a hacer el bien”, añade inmediatamente que la virtud “permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma”

Moral Especial busca

1. Plenitud de Vida

2. Comunión Con Dios

3. Convivencia armoniosa con los hombres

Todo ello posible por medio de la

Virtud