En este seminario vamos a analizar la relación entre el sábado, los diezmos y las ofrendas como...

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En este seminario vamos a analizar la relación entre el sábado, los diezmos y las ofrendas como símbolos de lealtad y honestidad

con Dios.

“Honra a Jehová con tus bienes     y con las primicias de todos tus

frutos; entonces tus graneros estarán colmados con abundancia

    y tus lagares rebosarán de mosto”

Proverbios 3: 9 y 10

I – LA PRUEBA DE LEALTAD: EL SÁBADO,

LOS DIEZMOS, LAS OFRENDAS.

Para nosotros, Adventistas del Séptimo Día, guardar el sábado es parte natural de

nuestra forma de ser.Guardamos ese día como prueba de nuestro respeto y lealtad al Dios creador.

¿Qué relación existe entre el sábado, el diezmo y las ofrendas?

La deslealtad y la deshonestidad en la

devolución sistemática de los diezmos y las ofrendas

son equivalentes a la transgresión del sábado.

“Así como el árbol fue puesto en medio del jardín del Edén, el sábado fue ubicado en el centro del decálogo. Con respecto al

fruto del verdadero conocimiento, se puso una restricción, ‘mas del árbol de la

ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,

ciertamente morirás’…

Así como el árbol del conocimiento fue la prueba de la obediencia de Adán,

Así también el cuarto mandamiento es la prueba que Dios ha establecido para determinar la lealtad de su pueblo”.

Cristo triunfante, pág. 357.

“Asimismo el diezmo de nuestras entradas es

‘santo a Jehová’”

“El mismo lenguaje que se emplea en el mandamiento del diezmo se usa también con respecto al sábado: ‘El séptimo día es reposo para

Jehová tu Dios”

Consejos sobre Mayordomía Cristiana, pág. 70.

 El sábado es santo y debe

ser guardado en conmemoración del poder

creador de Dios.

El diezmo y las ofrendas son santos y recuerdan que Dios es el creador,

dueño y Salvador;

El sábado, el diezmo y las ofrendas son cosas santas al Señor. No puedo y no debo

tocar o usarlo en aquello que pertenece al Señor.

El diezmo y las ofrendas debe ser vistos como

elementos de adoración a Dios. No es un asunto de traer una ayuda para la

iglesia o el campo cuando se tiene una buena

condición financiera.

II – DIMENSIÓN ESCATOLÓGICA DE

LOS DIEZMOS Y LAS OFRENDAS.

Así como el sábado apunta para la eternidad, lo mismo sucede con el diezmo y las

ofrendas. El Señor de la gloria recomienda:

“sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el

moho destruyen, y donde ladrones no entran ni

hurtan”Mateo 6:20

Cuidado:

El diablo, vuestro adversario, va a hacer de

todo para que usen equivocadamente los recursos divinos. Va a

poner en su cabeza que da seguridad construir su

vida aquí.

La comunión con Dios dejará de ser el primer compromiso, porque

tienen que trabajar para pagar las cuentas del carro, de la casa, del

refrigerador, del perro, de los pasajes aéreos, de las vacaciones, de los video

juegos, de la TV de 52 pulgada…

No piensen que los logros de este mundo son más

importantes que la Jerusalén Celestial

“porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro

corazón” Mateo 6:21

“porque ¿de qué le aprovechará al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?” Marcos 8:36

Jesús nos quiere aconsejar:

Use lo que tenga para el crecimiento del reino de Dios. Esto es lo que le da sentido a la vida presente y le protege

para la eternidad.Cuando llegue al cielo, le

mostraré que valió la pena obedecer.

Así como el sábado será recordado en el cielo, los resultados de los diezmos y de las ofrendas también

serán vistos.

Es maravilloso pensar que somos miembros de una Iglesia local parte de una

Iglesia mundial.Es reconfortante saber que los diezmos y las ofrendas que devolvemos al Señor,

serán usados par la salvación de personas en

todo el mundo.

III – ADORACIÓN SISTEMÁTICA.

Este punto tiene que ver con nuestro conocimiento de Dios, como nos sostiene siempre. La bendición del

Padre es continua, no acaba, así como el corazón no deja de latir, el oxígeno es dado

continuamente en la proporción correcta, la

visión, la ropa, la comida…

Adorarlo esporádicamente es una incoherencia. Los que trabajan para el Evangelio

tienen necesidades sistemáticas. Las obligaciones de los campos y de las iglesias

son permanentes.

La manera como el Señor eligió para sustentar esta

estructura es dar recursos a sus hijos y solicitarles

que lo adoren en espíritu y en verdad con una devolución fiel y

sistemática de los diezmos y las ofrendas.

Si el rendimiento que el Padre me concede es

semanal, semanalmente debo separar los diezmos y ofrendas, por que la iglesia y el campo también tienen obligaciones semanales. Si el rendimiento es mensual,

debo proceder semanalmente y así

sucesivamente.

Esa responsabilidad es individual. El diezmar y ofertar no es un asunto

financiero, sino espiritual.

Cuando aceptamos ser miembros de iglesia

asumimos, públicamente, ese compromiso sagrado; independientemente de ser

rico o pobre.

CONCLUSIÓN:

“Nunca debemos olvidar que se nos ha puesto a prueba en este mundo a fin de determinar

nuestra aptitud para la vida futura. No podrá entrar en el cielo ninguna persona cuyo carácter

haya sido contaminado por la fea mancha del egoísmo. Por lo tanto, Dios nos prueba aquí

entregándonos posesiones temporales a fin de que el uso que hagamos de ellas demuestre si se

nos pueden confiar las riquezas eternas”

Consejos Sobre Mayordomía, pág. 24

El diezmo es del Señor.“El diezmo de la tierra, tanto de la

simiente de la tierra como del fruto de los árboles […]

Todo diezmo de vacas o de ovejas […] el diezmo será consagrado a Jehová”

Lev. 27:30 y 32.El voto realizado por Jacob en Betel,

muestra la extensión de la obligación. “…y de todo lo que me des, el diezmo

apartaré para ti” Gén. 28:22.

 “Traed todos los diezmos al

alfolí…”

Mal. 3:10

“…lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel”.

I Cor. 4:2.

Si el Señor los ha bendecido con bienes, no

los consideren suyos.Siéntanlos suyos al

usarlos para Dios, y sean fieles y honestos al dar los

diezmos y las ofrendas.

“El descuido de estos deberes claramente revelados es lo que

acarrea oscuridad sobre la iglesia”

Consejos Sobre Mayordomía, pág. 83