Post on 16-Oct-2018
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Ficha No. 6
Experimentar
la preferencia de dios
(Est 2-10)
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Si nos ponemos frente a la llamada de Ester
para interceder por su pueblo oprimido por el rey Asuero,
ésta es un ejemplo de oración eficaz llena de fe.
Ester cautivaba a todo el
que la veía (Est 2, 15). Y el
rey la prefirió a todas las
demás mujeres y la trató
con más amor y bondad
que a las otras jóvenes: la
coronó y la nombró reina
en lugar de Vasti (Est 2, 17).
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Trata de imaginar al Señor delante de ti y analiza tu relación con él. Intenta tomar consciencia de los siguientes puntos:
De la belleza, fuerza y riqueza que posees y que te
ayudan a ser grato a los ojos de Dios.
Mi belleza ¿Es física, psicológica o espiritual?
¿Cuáles pueden ser las cualidades que tengo y que
por ellas Dios se fije en mí en lugar de fijarse en
otros?
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¿Cómo reacciono ante la preferencia
que Dios me tiene?
¿Puedo sentir, como Ester,
que Dios me corona como rey?
Esta “coronación”
¿Qué sentido puede tener en mi relación
con Dios y con los demás?
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Ester se convirtió en reina
en el momento preciso
y por una finalidad justa.
Cuando Aman…
comprobó que Mardo- queo no se arrodillaba ni se postraba ante él… pensó exterminar junto a él a todo su pueblo, a todos los judíos que había en el imperio de Asuero
(Est 3, 6).
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Mardoqueo ordenó entonces a Ester que se presentara al Rey rogando clemencia para su pueblo (Est 4, 8).
¿Quién sabe si no habrás llegado a ser reina precisamente para una ocasión como esta? (Est 4, 14).
Considerando tu personalidad, tu estilo de vida, tu trabajo, el servicio que
desempeñas y tu camino de crecimiento personal:
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¿Cuáles son las cosas que han
hecho que sea lo que ahora soy?
¿Qué personas, acontecimientos y circunstancias
han influido en mi camino de crecimiento?
¿Estoy satisfecho de mi respuesta al Señor
y de la manera en la que colaboro con él?
¿Cómo ha estado presente el Señor
en las distintas etapas de mi crecimiento
cuando me ha llamado y le he respondido?
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Cuando Ester escuchó la suplica de Mardoqueo para
interceder por su pueblo amenazado por la
destrucción, experimentó la llamada para ser
intercesora de su pueblo.
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Habiendo aceptado esta misión, se preparó con la oración y la penitencia, “angustiada porque la muerte se le venía encima, recurrió al Señor… cubrió su cabeza con polvo, mortificó duramente su cuerpo… y oró así al Señor, Dios de Israel (Est 4, 17j): ¡Dios poderoso sobre todos! Oye la voz de los que no tienen esperanza, líbranos del poder de los malvados y quítame este miedo” (Est 4, 17x).
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Detente un momento y trata de tomar consciencia de tu misión y del
servicio que desempeñas para reflexionar:
¿Hacia dónde y qué tipo de servicio me han llevado
mis capacidades y mi preparación?
¿Cuál creo que sea mi misión en la vida?
¿Qué es lo que me motiva para orar por mí mismo y
por los demás?
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Las experiencias que he tenido:
¿me hacen sentir mandado, obligado o
exhortado para interceder por quienes se
encuentran en necesidad?
¿De qué manera los males de la guerra,
las enfermedades terminales,
el racismo, la opresión sobre los débiles,
influyen en mi oración?
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¿Sé hacer una oración llena de fe?
¿Mi oración está acompañada
de alguna práctica de penitencia?
¿Qué fuerzas nacen de mi oración?
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Por el amor sincero que le tenía a su pueblo y la profunda fe en el Dios de la misericordia Ester, reanimada en el espíritu, entró en la
presencia del rey con su particular solicitud:
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Si gozo, mi rey, de tu favor, si así te place, concédeme la vida. Esta es mi petición: mi vida y la de mi pueblo; ese es mi deseo. Pues mi pueblo y yo hemos sido condenados a ser destruidos, asesinados y exterminados. Si nos hubieran vendido como esclavos o esclavas, me hubiera callado, ya que tal desgracia no sería tan grave como para importunar al rey (Est 7, 3-4).
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Considerando tu relación con Dios trata de responder:
¿Mi oración está llena de fe
como para poder quedarme
satisfecho de ello?
¿El amor por las personas por las
que pido es sincero y honesto?
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¿Llego a ser indiferente a las
necesidades de los que están a mi
alrededor?
¿Qué es lo que me impulsa a
ponerme en la presencia de Dios y
pedir por las personas que tienen
necesidad?
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En silencio trata de hacer
pasar por tu mente los
rostros de las personas que
amas y que tienen alguna
necesidad. Mientras las
imágenes de las personas o
grupos de personas se hacen
presentes sobre todo en tu
corazón y en tu mente
reflexiona:
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¿Podría presentarlos a Dios
que consuela y salva?
¿Sabría pedir ante Dios por ellos, por su
sanación, por su conversión, por su seguridad?
¿Le ofrecería a Dios todas sus necesidades,
una por una, con sus particulares?
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¿Sería capaz de poner
todas mis capacidades
para hacer una buena oración
ante Dios por los demás?
¿Podría comunicar la presencia del Señor
que sana, consuela y da la libertad espiritual
a estas personas?
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Para terminar,
puedes dar gracias a Dios
con una oración personal,
porque hoy
“el Dios omnipotente ha cambiado en alegría
el día que iba a ser la ruina de la raza elegida”
(Est 8, 12r).