Post on 12-Mar-2016
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LAS ELEMENTALMENTE MALVADASDE SHERLOCK HOLMES
Exposición sobre la presencia de las mujeres en las novelas del detective de Arthur Conan Doyle
Ilustración de J. L. Errazquin
Introducción
Sir Arthur Conan Doyle nació el 22 de mayo de 1859 en Edimburgo,
Inglaterra. Creador del famoso detective de la calle Baker 221B:
Sherlock Holmes.
Al escritor inglés se le criticó por crear un personaje misógino con la
explicación de que no se casa porque sus "investigaciones se
distraerían o podrían derivar problemas personales que un detective
profesional no puede asumir".
Ésta exposición pretende demostrar que existe la presencia
femenina con ocho mujeres. A cada una se la presenta con libros y
otros artículos que la relacionan con el universo holmesiano.
Irene Adler
Aparece en el relato corto 'Escándalo en
Bohemia' de 'Las aventuras de Sherlock
Holmes' en 1891-1892.
El detective inglés se queda con su foto
como trofeo y se refiere a ella como 'La
mujer'.
Fue la única en engañar y vencer al
intelectual detective.
Ilustración de José Luis Errazquin, socio
de Círculo Holmes.
– "Un escándalo en Bohemia". En: Arthur Conan Doyle. Las aventuras de Sherlock Holmes, León: Gaviota, DL 1991.
-Déjeme ver -dijo Holmes-. ¡Hum! Nacida en Nueva Jersey en 1858. Contralto.
¡Hum! La Scala. ¡Hum! Prima donna en la Ópera Imperial de Varsovia... ¡Sí!
Retirada de los escenarios de la ópera... ¡Ajá! Viviendo en Londres... ¡Eso es! Su
Majestad, según entiend, se amancebó con esta joven, le escribió algunas cartas
comprometedoras y ahora desea recuperar esas cartas.
[...]
Solía divertirse hablando sobre el talento de las mujeres, pero no se lo he oído decir
últimamente. Y cuando habla de IRENE ADLER, o cuando se refiere a su fotografía,
siempre lo hace bajo el honorable título de la mujer.
Fotografía de Inés Rodríguez
Fotografía de Inés Rodríguez
Fotografía de Inés Rodríguez
Lady Mary Brackenstall
Aparece en el relato corto 'La granja
Abbey' de 'El regreso de Sherlock Holmes'
en 1903-1904.
Mujer descrita con gran belleza y de ideas
avanzadas.
El señor Doyle aprovechó para criticar a
través de ella la ley de divorcio inglesa.
Ilustración de José Luis Errazquin, socio
de Círculo Holmes.
– "La aventura de Abbey Grange". En Arthur Conan
Doyle. Aventuras de Sherlock Holmes, Madrid: Club
Internacional del Libro. DL 1983
Lady Brackenstall no era una mujer vulgar. Pocas veces he visto una figura tan delicada
y un rostro tan hermoso. Era rubia, con ojos azules y su tez, aunque hermosa, estaba
alterada por todos los sufrimientos, tanto físicos como morales, que había padecido
recientemente. En efecto tenía un ojo terriblemente hinchado y amoratado, sobre el que
su doncella, una mujer alta y austera, ponía, de vez en cuando, compresas en vinagre.
[...]
Estaba envuelta en una holgada bata de color azul con tonos plateados, pero había un
traje de noche, recubierto de pedrería, junto al canapé.
Fotografía de Inés Rodríguez
Fotografía de I. Rodríguez
Fotografía de Inés Rodríguez
Martha Hudson
Aparece en el relato corto 'El detective
muribundo' de 'Su última reverencia en el
escenario' en 1982.
Es la propietaria de la casa situada en la
Calle Baker 221B en la que Sherlock
alquila una habitación.
Ilustración de José Luis Errazquin, socio
de Círculo Holmes.
– "El detective moribundo". En: Arthur Conan Doyle. Su
última reverencia en el escenario, Barcelona:
Fontamara, 1982.
Mrs. HUDSON, la patrona de Sherlock Holmes, era una mujer muy sufrida. No sólo
tenía el primer piso de su casa invadido a todas horas por multitud de personajes
singulares y con frecuencia indeseables, sino que además su notable huésped daba
unas muestras de excentricidad e irregularidad en su vida que por fuerza tenían que
poner a prueba su paciencia. Su inconcebible desorden, su adicción a la música a
horas desusadas, sus ocasionales prácticas de tiro en el interior de la casa, sus
extraños y casi siempre malolientes experimentos científicos, y la atmósfera de
violencia y peligro que le rodeaban, hacían de él el peor inquilino de Londres. Claro
que, por otra parte, sus pagos eran pintorescos. No me cabe duda de que podría haber
comprado el edificio entero por el precio que pagaba por su habitación, al menos en los
años que estuve con él.
La patrona sentía por él un profundo respeto , y nunca se atrevió a inmiscuirse en sus
actividades, por indignantes que éstas le pareciesen. También le profesaba cierto
afecto, ya que él trataba a las mujeres con exquisita amabilidad y cortesía.
Fotografía de Ernest Ferré
Fotografía de Inés Rodríguez
Isadora Klein
Aparece en el relato corto 'La aventura de
los tres gabletes' de 'El archivo de
Sherlock Holmes', en 1927.
Mujer española que es propietaria de la
mayor empresa de azúcar.
Ilustración de José Luis Errazquin, socio
de Círculo Holmes.
– "La aventura de los tres gabletes". En: Arthur Conan
Doyle. Sherlock Holmes sique en pie. Barcelona:
Molino, DL, 1967
Pero ¿nada le recuerda el nombre de ISADORA KLEIN? Se trata, como es natural, de
la célebre belleza. no ha existido jamás mujer que pueda competir con ella. Es de pura
sangre española. Del auténtico linaje de los dominantes conquistadores, y su familia ha
venido siendo durante muchas generaciones la señora de Pernambuco. Contrajo
matrimonio con el anciano rey del azúcar, el alemán Klein, y más tarde llegó a ser la
viuda más rica y más encantadora de la tierra. Vivió luego un período de aventuras,
durante el cual no hizo otra cosa que vivir a su capricho. Tuvo varios amantes , siendo
uno de ellos Douglas Maberley, que era uno de los hombres más notables de Londres.
Fotografía de I. Rodríguez
Fotografía de I. Rodríguez
Eugenia Ronder
Aparece en el relato corto 'La aventura de
la inquilina del velo' de 'El archivo de
Sherlock Holmes', en 1927.
Mujer que se oculta el velo en un velo de
color negro para no mostrar su cara
mutilada.
Ilustración de José Luis Errazquin, socio
de Círculo Holmes.
– "La aventura de la inquilina del velo". En: Arthur
Conan Doyle. El archivo de Sherlock Holmes. Madrid:
Anaya, 1995
-Dice usted que la señora RONDER es inquilina suya desde hace siete años, y
que en todo este tiempo sólo le ha visto la cara una vez.
-¡Y ojalá no se la hubiera visto! -Exclamó la señora Merrilow.
-Según he creído entender, estaba espantosamente mutilada.
-Es que ni siquiera podía decirse que fuera una cara, señor Holmes. Era
horrorosa. el lechero la vió una vez, curioseando por la ventana, y del susto se le
cayó el cántaro, derramando la leche por todo el jardín. Imagínese cómo será la
cara. cuando yo la vi, fue porque la pillé desprevenida. Se tapó a toda prisa y
luego dijo: 'Ahora, señora Merrilow, ya sabe al fin por qué nunca me levanto el
velo'.
Fotografía de Ernest Ferré
Fotografía de I. Rodríguez
Grace Dunbar
Aparece en el relato corto 'El problema del
puente de Thor' de 'El archivo de Sherlock
Holmes', en 1927.
Institutriz muy bella que cuida los hijos de
un importante empresario al que vuelve
loco por su aspecto físico.
Ilustración de José Luis Errazquin, socio
de Círculo Holmes.
– "El problema del puente de Thor". En: Arthur Conan Doyle. ¡Vuelve Sherlock Holmes!
México (D.F.): Novaro, 1966.
-Le voy a decir ahora mismo, señor Holmes -comenzó-, que para mí el dinero no
significa nada en estas circunstancias. Puede usted quemarlo si le sirve para
iluminar su camino hacia la verdad. Esa mujer es inocente y hay que absolverla; a
usted le toca hacerlo. ¡Dígame cuánto quiere! [...]
-¿Cuál ha sido exactamente el género de las relaciones que tenía usted con la
señorita DUMBAR? [...]
-Le puedo asegurar, que mis relaciones con la señorita DUNBAR nada tienen que
ver en el asunto. [...]
"Un día llegó la señorita GRACE DUNBAR. Respondió a nuestro anuncio y fue
contratada para ser institutriz de nuestros hijos. Quizá haya visto usted su retrato
en los periódicos. El mundo entero ha declarado que también ella es una mujer
muy hermosa. Pues bien, no voy a pretender ser más honesto que mis
semejantes y admitiré que no podía vivir bajo el mismo techo que semejante
mujer, en contacto diario con ella, sin que me inspirara un respeto apasionado.
¿Me condenaría usted señor Holmes?". [...]
Bueno Watson, hemos auxiliado a una mujer notable, y también a un hombre
poderoso. Si unen sus fuerzas en el futuro, cosa que no parece improbable, quizá
el mundo financiero se entere que el Sr. Neil Gibson ha aprendido algo en esa
escuela del dolor en que recibimos nuestras lecciones terrenales.
Fotografía de I. Rodríguez
Fotografía de I. Rodríguez
Saint Clair
Aparece en el relato corto 'El hombre del
labio roto' de 'Las aventuras de Sherlock
Holmes', en 1891.
Esposa de Neville Saint Clair, la historia
relata cómo encontraron al marido
asesinado en un antro de opio.
Ilustración de José Luis Errazquin, socio
de Círculo Holmes.
– "El hombre del labio roto". En: Arthur Conan Doyle. Las
aventuras de Sherlock Holmes. Madrid: alianza , 2000.
-Quizá recuerde usted que el lunes hizo muchísimo calor, y la señora ST. CLAIR iba
andando despacio, mirando por todas partes con la esperanza de ver un coche de
alquiler, porque no le gustaba el barrio en el que se encontraba. Mientras bajaba de
esta manera por Swandam Lane, oyó de repente un grito o una exclamación y se quedó
helada de espanto al ver a su marido mirándola desde la ventana de un segundo piso y,
según le pareció a ella, llamándola con gestos. La ventana estaba abierta y pudo verle
perfectamente la cara, que según ella parecía terriblemente agitada. Le hizo gestos
frenéticos con las manos y después desapareció de la ventana tan repentinamente que
a la mujer le pareció que una fuerza irresistible había tirado de él por detrás. Un detalle
curioso que llamó su femenina atención fue que , aunque llevaba puesta una especie
de chaqueta oscura, como la que vestía al salir de casa, no tenía cuello ni corbata.
Fotografía de I. Rodríguez
Fotografía de I. Rodríguez
Lady Hilda Trelawney Hope
Aparece en el relato corto 'La aventura de
la segunda mancha' de 'El regreso de
Sherlock Holmes', en 1903.
Ilustración de José Luis Errazquin, socio
de Círculo Holmes.
– "La aventura de la segunda mancha". En: Arthur Conan Doyle.
El regreso de Sherlock Holmes. Madrid: Anaya, 1992.
Un momento después, nuestro humilde apartamento, que se había visto honrado
aquella mañana, se honró aún más con la entrada de la mujer más encantadora de
Londres. Yo había oído hablar con frecuencia de la hija menor del duque de Belminster,
pero ni las descripciones ni las fotografías en blanco y negro me había preparado para
sutil y delicado encanto y el hermoso colorido de aquella cabeza exquisita. Sin
embargo, tal como nosotros la vimos aquella mañana de otoño, no era su belleza lo
primero que impresionaba al observador; el cutis era admirable, pero se veía pálido de
emoción; los ojos brillaban, pero su brillo era febril; la delicada bca se apretaba y fruncía
en un intento de mantener la calma. el terror y no la belleza, era lo primero que saltaba
a la vista cuando nuestra hermosa visitante quedó momentáneamente encuadrada en
el marco de la puerta.
Fotografía de I. Rodríguez
Fotografía de I. Rodríguez
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Fotografía de I. Rodríguez
La cristalería de Sherlock Holmes
Fotografía de I. Rodríguez
Fotografía de Ernest Ferré
Muchas gracias
La 4ª Línea