Post on 19-Jan-2016
Fallo Dillon S.A. c. Ford Motor Argentina S.A.
El fallo en cuestión describe la ruptura intempestiva y arbitraria en el marco de un contrato de concesión
generada en este caso por “Ford Motor Argentina S.A”, concedente, frente al concesionario de autos
“Dillon S.A.” En este orden de ideas, el tribunal contemporiza las actitudes que ha desarrollado la
automotriz Ford Motor Argentina S.A para determinar el grado de responsabilidad que le cabe por haber
actuado contrario a derecho, en inobservancia del principio de buena fe que debe regir cualquier vinculo
contractual.
Para describir más concretamente el marco fáctico pormenorizado en el fallo podemos comentar lo
siguiente: la firma “Dillon S.A.”, concesionaria de autos, firma un contrato de concesión con la automotriz
“Ford Motor Argentina S.A”. La relación jurídica establecida entre ambas partes es conceptualizada de
diversos modos: contrato, pseudo contrato, de adhesión, contrato de adhesión de coordinación preliminar,
contrato entre ausentes, contrato de concesión. Es decir, estamos frente a un contrato con clausulas
predispuestas o como es dable mencionar, contrato tipo o formulario. En este aspecto, el marco de
negociación sobre el contenido del contrato por parte de la firma “Dillon” se ve restringido, teniendo como
única posibilidad la libertad de contratar o no contratar.
Dadas las ventajas que la concesionaria advertía en concretar un acuerdo con la firma “Ford S.A.” decide
contratar, reservándose la concedente para sí, la posibilidad de rescindir el contrato. Los beneficios
“futuros” estaban basados en las amplias ganancias generadas en previos contratos de concesión que se
habían generado entre ambas firmas en otras latitudes.
Prosiguiendo la exposición fáctica, se establece un vínculo contractual que a medida que se despliega
produce obstáculos y dificultades propias de las particularidades de este tipo de contrato. Para ser más
específicos, y he aquí el quid de la cuestión, Dillon es promovida a aumentar sus ventas por parte de la
concedente, más, ésta última es, a su vez, la responsable de que los contratos concertados por la
concesionaria se vean frustrados puesto que no le envía la cantidad de unidades necesarias para ver
satisfechas las ventas producidas.
Esta situación genera reclamos reiterados de la concesionaria Dillon frente a la imposibilidad de
cumplimiento tanto con sus clientes, como con sus proveedores generándose una mora en la cadena de
pagos y la situación crítica de caer en una situación financiera deficitaria que la llevaría al concursamiento.
Se pone de manifiesto en el fallo que, además de la falta de posibilidad material de cumplimiento con los
pedidos de unidades, la firma Dillon había realizado importantes inversiones en orden a poner en marcha
su negocio como ser: la compra del establecimiento y posteriores ampliaciones que pensaba financiar con
el producido de las ventas. El volumen de ventas hacía pensar en futuro promisorio y por ello la
generación de infraestructura que promoviera tal fin.
Las situaciones mencionadas ut supra, dan cuenta de la trascendental importancia que tenia para la
concesionaria la continuación del giro comercial y la agraviante situación que significaría una ruptura
intempestiva por parte de su “fuente de suministro de unidades”, “Ford S.A”.
El fallo mencionado, justamente viene a dar solución a una decisión unilateral e intempestiva tomada por
la concesionaria “Ford S.A.” de cancelar el contrato de suministro. La conducta abusiva e ilícita de “Ford
S.A”, además de los fundamentos expuestos anteriormente, se ve reflejada en que la concesionaria Dillon
se anoticia de la ruptura por los “medios periodísticos” antes que por telegrama que hubiera sido el medio
idóneo de notificación. Por otra parte, debería haber sido anticipado en el tiempo, y sin la generación
promovida por la concesionaria de expectativas de venta cercanas a la utilización de la clausula de
rescisión.
Los magistrados, con un criterio acertado, ponen coto al litigio determinando la responsabilidad de la
concesionaria encuadrando su conducta como un abuso de derecho que es contrario a la buena fe que
debe primar en los contratos y condena a la demandada a la reparación de los daños y perjuicios
ocasionados a la concesionaria. Referente a este último aspecto, también constituye materia de prueba y
discusión el contenido de los rubros indemnizables.
Servigas del Interior, S.A. c Agip Argentina, S.A.
En los autos caratulados Servigas del Interior S.A.C.e I c/ Agip Argentina S.A., la actora promueve demanda
por cobro de la indemnización de los daños y perjuicios sufridos a raíz de la rescisión unilateral por parte
de esta última del contrato de concesión para la comercialización de gases licuados de petróleo envasados
en garrafas y cilindros (gas butano y propano respectivamente). El principal tema en discusión es si la
facultad de rescisión fue utilizada conforme a derecho y sin merecer una conducta abusiva por parte de la
concedente o si, por el contrario, se trato de una conducta incausada e intempestiva.
A los efectos de la determinación de este aspecto sustancial se analizan diferentes circunstancias y
acontecimientos, entre ellos: a) el contenido de las clausulas contractuales; b) si existió en el caso preaviso
y el tiempo de anticipación con que este fue comunicado a la concesionaria para la determinación de un
plazo razonable del mismo; c) la existencia de perjuicios reales y efectivos, casualmente provocados por
tiempo de preaviso del cese de la concesión y; d) la posibilidad de recuperación por parte de la
concesionaria de su inversión original, teniendo ésta la oportunidad de amortizar su inversión y de lucrar
con ella.
Para entender un poco más las circunstancias fácticas del caso acotaremos que el motivo por el cual la
concedente hizo operativa la facultad rescisoria estaba fundado en la “fatiga empresaria de Servigas, en su
inestable evolución y tendencia declinante de las ganancias y ventas, que indican el agotamiento del ciclo
de sus negocios”. Además, la concedente aducía que la intervención de la figura del concesionario
resultaba innecesaria y tomó conciencia de que su eliminación le permitiría penetrar en el mercado con
mejores precios y más amplio margen de rentabilidad. Esta es la real causa por la cual, luego de más de 22
años de ejecución continuada, lapso suficiente como para que el concesionario pudiera recuperar su
inversión inicial, amortizando su inversión y lucrando con ella, decidió hacer uso de su facultad rescisoria,
explícitamente tenida en cuenta y plasmada en el contrato de concesión en su clausula 5ta. Tal clausula, a
su vez, expresaba el tiempo que de preaviso con el cual debía anticiparse la rescisión que fue cumplido y
hasta ampliado por la concedente al anoticiarla de la rescisión por medio fehaciente, como ser la “carta
documento”.
La Cámara entiende que en el caso la utilización de la facultad rescisoria fue ajustada a derecho. A los
efectos de fundar su sentencia volvió sobre lo mencionado ut supra sosteniendo que Servigas del Interior
S.A., no sólo tuvo la oportunidad, sino que cumplió con la expectativa de llevar a cabo un negocio
redituable en un tiempo que se aprecia como prolongado, y no puede pretender que la concedente se
obligue indefinidamente. Suma a ello que no puede catalogarse de arbitraria la revocación de la
concesión, ya que importa la decisión del concedente de reasumir la prestación de un servicio que le
compete, hasta ese momento delegado a terceros. Además, existía un contrato firmado entre las partes,
que constituye ley para las mismas, en la que se estipulaba esta facultad rescisoria y cuyo plazo de preaviso
previsto fue cumplido incluso con margen de amplitud. Por último, la pretensión indemnizatoria de la
“insuficiencia del plazo otorgado” deviene infundada, toda vez que no se demuestra la existencia de
perjuicios reales y efectivos, causalmente provocados por el tiempo de preaviso del cese de la concesión.
Cabe recordar que el daño debe ser cierto y no eventual o hipotético, pues constituye un elemento
integrante de la noción de responsabilidad y presupuesto de la acción resarcitoria.
Por todo ello, el tribunal no hace lugar a la pretensión de la actora, eximiendo en costas al vencido en
ambas instancias e imponiendo las comunes por mitades en orden a que la perdidosa actuó sobre la base
de una convicción razonable acerca del derecho pretendido en el proceso, sustentada en la existencia de
circunstancias objetivas que demuestran la concurrencia de un justificativo para eximirlo de las mismas.