Post on 26-Jan-2015
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PROGRAMA PARA EL GESTO
SOLIDARIO CONTRA LA CRISIS
SALÓN DE ACTOS DE LA CASA DE LA IGLESIA
19.00.- Presentación del acto
19.15.- Testimonios de experiencias positivas en medio de la crisis
20.00.- Lectura del Manifiesto y del Decálogo ante la crisis.
20.15.- Palabras del Señor Arzobispo de la Diócesis.
PLAZA DE LA SEO:
21.00 a 23.00.- Fiesta en la calle con actuaciones musicales y lectura del Manifiesto y el decálogo ante la crisis.
ENTIDADES CONVOCANTES DEL GESTO:
Delegación Diocesana de Pastoral Juvenil
Delegación Diocesana de Pastoral Obrera
Delegación Diocesana de Pastoral Penitencia-ria
Delegación Diocesana de Apostolado Seglar
Delegación Diocesana de Migraciones
Cáritas Diocesana
Manos Unidas
Consejo Diocesano de Acción Católica
Colabora:
INVITAMOS A TODA LA COMUNIDAD CRISTIANA A
UN ACTO EN EL QUE NOS PROPONEMOS COMPAR-
TIR NUESTRAS EXPERIENCIAS EN TORNO A UNA
CRISIS QUE:
ESTÁ GOLPEANDO CON DUREZA A SECTORES IM‐PORTANTES DE LA POBLACIÓN
ES CONSECUENCIA DE LA EXISTENCIA DE UN PE‐
CADO ESTRCUTURAL, DE UN SISTEMA INCA‐PAZ DE GARANTIZAR LA DIGNIDAD DE TO‐DAS Y CADA UNA DE LAS PERSONAS, DE LA NATURALEZA, …
NOS ESTÁ DESCUBRIENDO TESTIMONIOS Y PE‐
QUEÑOS SIGNOS DE ESPERANZA, DE QUE ES POSIBLE OTRO MUNDO BASADO EN EL AMOR Y NO EN EL EGOISMO.
QUE COMO CRISTIANOS LA VIVIMOS COMO UNA
LLAMADA A LA CONVERSIÓN, QUE IMPLICA PLANTEARNOS QUÉ SIGNIFICA SER PERSONA Y SER CRISTIANOS EN ESTE MUNDO GLOBA‐LIZADO Y COMPLEJO, Y CÓMO PODEMOS VIVIRLO.
Y HACERLO SIN RENUNCIAR A LA DENUNCIA DE
LAS INJUSTICIAS Y AL COMPROMISO POR UN MUNDO MEJOR.
ESTAMOS APRENDIENDO A:
VER LA CRISIS DE UNA MANERA NUEVA: Desde el Encuentro del Evangelio con la vida de los pobres, que nos muestras que tras de los mecanismos finan‐cieros, económicos, comerciales, … hay una crisis de sufrimiento humano, cuya raíz más profunda es la idolatría, especialmente del dinero.
VALORAR LAS MEDIDAS ADOPTADAS: destinadas a mantener el orden injusto que ha provocado la cri‐sis; hacen recaer su peso sobre los trabajadores y sectores más desfavorecidos. Se trata de medidas paliativas, que no abordan las causas profundas de la enfermedad social.
RECONOCER Y ACOGER A LAS VÍCTIMAS DE LA CRISIS: Más allá de la frialdad de las cifras encontra‐
mos personas concretas, con necesidades concretas, (Señor cuando te vimos hambriento, desnudo, preso, …); también descubrimos que estas personas nos aportan su riqueza en orden a construir un mundo mejor (“Los pobres nos evangelizan”, “Gracias Padre porque has revelado estas cosas a los pobres, …”)
NOSOTROS Y NUESTRA COMUNIDAD. La crisis se convierte en llamada a la conversión personal y co‐munitaria, al Dios cristiano, muerto y resucitado, que se nos sigue haciendo presente en los pobres de nuestro tiempo, llamándonos a ser discípulos y a continuar su tarea de construcción del Reino
TESTIMONIOS QUE CONTRIBUYEN A ESE OTRO MUNDO POSIBLE:
COMERCIO JUSTO
Iniciativas con esperanza de cambiar algunas co‐sas de este mundo, favoreciendo el comercio jus‐to, no sólo en el tercer mundo, también en la pro‐ducción local. a través de productos de agricultu‐ra ecológica, comercio justo, etc. que apuestan por otro tipo de relaciones comerciales más humanas y justas.
UN ESTILO DE VIDA AUSTERA PARA ACOGER A LOS OTROS.
hombres y mujeres que quieren vivir el Evangelio de Jesús a través de una presencia fraterna y soli‐daria entre los jóvenes y los pobres. Viven comu‐nidades en las que, desde diversos compromisos, ministerios, estados de vida y profesiones, partici‐pan de un mismo proyecto de comunión y servi‐cio, compartiendo casa y vida, bienes y necesida‐des, entre nosotros y con otros.
USO DEL DINERO Y FINANZAS SOLIDARIAS.
Plantearnos qué uso hacemos de nuestro dinero, a qué intereses sirve, y ver si existen otras formas de usarlo que contribuyan a la construcción de una economía de comunión y solidaridad
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- Que no se trata fundamentalmente de una crisis finan-ciera y económica sino, ante todo, de una crisis de su-frimiento del ser humano, especialmente de los máspobres. Un sufrimiento que no es fruto del azar, de leyesnaturales,… sino de decisiones y responsabilidades hu-manas.
- Que el problema de fondo de la actual crisis es de tipoespiritual: divinización del dinero, al que todo está so-metido.
- Que este ídolo ha creado un modelo de persona a suimagen y semejanza: productor-consumidor, materia-lista, individualista-hedonista, de deseos ilimitados,...Un tipo de persona alienada en su ser, porque confundeel ser con el tener, un ser que vive en el engaño y en lamentira.
- Que, en coherencia con ese modelo de persona, ha cre-ado un sistema basado en la primacía de la producciónsobre la persona del dinero sobre el trabajo y del bene-ficio monetario sobre cualquier consideración.
- Un sistema basado en la explotación:* De la mayoría de la humanidad,especialmente del Tercer Mundo,expoliado de sus principales recur-sos, lo que dificulta afrontar la cri-sis, y provoca un fenómeno masivode inmigración. En el inmigrante, yen su tenaz lucha por la superviven-cia, descubrimos hoy uno de losprincipales gritos de defensa de lavida.
* De la naturaleza, reducida a basedel enriquecimiento, poniendo enpeligro su dimensión básica de sus-tento a la vida, al provocar una crisisecológica que está siendo catastró-fica para los más débiles; y que estáhipotecando el futuro de las próxi-mas generaciones en el planeta.
APRENDER DE LA CRISIS: URGENCIA DE UNA PERSONA Y UNA TIERRA NUEVA
Casi 3 años de crisis son tiempo suficiente para un balance de lo que está suponiendo y de cómo la estamosafrontando en orden al “advenimiento del Reino de Dios y la salvación de toda la humanidad” (GS, 45).En ese sentido hemos aprendido algunas cuestiones respecto a:
La comprensión de la crisis y del mundo que entraen crisis:
Las medidas que se están adoptando y sus conse-cuencias:Desde el inicio de la crisis, se nos pide que confiemosen los que tienen el poder, que van a enderezar la eco-nomía, pues esa es la única solución y no hay otra al-ternativa. Otro sistema menos injusto no es posible. La experiencia nos demuestra, sin embargo, que lamayoría de las medidas adoptadas obedecen a intere-ses de los grandes grupos financie-ros y empresariales, y hacen recaerel peso de la crisis sobre los traba-jadores; también sobre los autóno-mos y los pequeños empresarios.Medidas amparadas en un marcode legalidad, pero que recuerdanaquello que denunciaba San Pablo:la verdad ha sido hecha prisionerade la injusticia (Rom 1,18). Esta mirada crítica nos permitedescubrir, además, las raíces pro-fundas de la corrupción en nuestra
sociedad, que más allá de sobornos ycorruptelas, tiene que ver con el someti-miento de la acción política, el biencomún, a los intereses económicos dedeterminados grupos.
Así, vivimos en una sociedaddonde la economía ha abando-nado su función de satisfacerlas necesidades básicas detodas las personas, y se haconvertido en una forma deenriquecerse sin límites, des-naturalizando todas las rela-ciones y convirtiéndose enfuente permanente de conflic-tos, especialmente entre capi-tal y trabajo, alcanzándoseuna situación, a nivel mun-
dial, en la que el capital tiene todos losderechos y el trabajo y los pobres nin-guno.
Las medidas que se están adoptando,en este contexto, manifiestan que lanuestra es una democracia enferma,ya que frente a un empleo lúcido ysensato de los recursos de que se dis-ponen, reclamado por la situación deparo y empobrecimiento de amplios
sectores de población, los poderes públicos siguen sinatajar drásticamente el despilfarro, sin controlar lossueldos desorbitados del mundo económico, político ysocial, sus viajes, protocolos, etc. y haciendo recaer loscostes sobre los sectores sociales más desfavorecidos.Especialmente grave resulta la falta de una “ética pú-blica” y de un “liderazgo moral”; ausencia que estáafectando negativamente en la falta de confianza y deesperanza en los líderes, pero también en el sentido desolidaridad, tan necesario para fortalecer la conviven-cia humana.
En cuanto crisis de “sufrimiento hu-mano”, provoca innumerables vícti-mas inocentes. Como primera y másgrave consecuencia de la crisis en-contramos el incremento de hambre,especialmente en los países más po-bres. La crisis mundial y el cambioclimático han aumentado en 100 mi-llones de personas el número de ham-brientos en el mundo, superando yalos mil millones. Una hambruna quese ceba especialmente en una trein-tena de países. Esta crisis está redu-ciendo de forma significativa el poderadquisitivo mermado las posibilidadesde empleo de los pobres, que gastan el70% de sus ingresos en comida, conunos precios muy por encima de los re-gistrados hace unos años.
En los países desarrollados paro, preca-riedad y pobreza son las consecuenciasmás visibles de la crisis, especialmenteen el nuestro, y quienes más la están su-friendo son los trabajadores, especial-mente los parados y los que tienencontrato temporal. Más de 8 millones detrabajadores y trabajadoras que alternancontratos temporales con periodos de paro.Víctimas que encontramos más fácilmenteentre inmigrantes, jóvenes, mujeres…También autónomos y trabajadores indepen-dientes pagan en sus carnes la crisis, con unapérdida de 800.000 ocupados. Tampoco po-demos olvidar a familias y parejas, especial-mente jóvenes, a las que la precariedad no les
permite hacer frente a sus necesidades de super-vivencia, y acaban convirtiéndose en nuevos po-bres. Por otra parte, medidas como el desahucio
exprés, generan más pobreza y exclusión, al hacerque muchas familias pierdan su vivienda.
Constatamos, por tanto, una vez más, que los pobresaparecen en muchos casos como resultado de la viola-ción de la dignidad del trabajo, bien porque se limitanlas posibilidades del trabajo mediante el desempleo,pero también con el pluriempleo (acaparación del tra-bajo) o las horas extras, siempre y cuando no sean con-secuencia de la falta de un salario digno, ..
Vemos también que, junto a todas esas víctimas, unabuena parte de la sociedad (clases altas y medias, ybuena parte de los 12 millones de trabajadores con con-trato fijo) vive la crisis como amenaza, como miedo aperder parte de su bienestar y seguridad.
En este contexto descubrimos signos positivos, comoun incremento de la solidaridad que se concreta en di-versas formas de compromiso y voluntariado, desde laentrega gratuita y generosa, en el aumento de las ayudaseconómicas a algunas organizaciones comprometidasen la lucha contra la pobreza; en el mantenimiento depolíticas de protección social; en una mayor sensibili-dad hacia los problemas del Tercer Mundo (objetivosdel milenio, pobreza cero, ..); en el compromiso de losjóvenes en plataformas de solidaridad. También obser-vamos con esperanza el desarrollo de formas de autoa-yuda entre las propias víctimas y que les lleva acompartir sus escasos recursos (habitación, vivienda, di-nero, alimentos,…)
Las víctimas y sus aportaciones a la construcciónde un futuro mejor:
Pero también constatamos, especialmente en ese sectorinstalado en el miedo, la aparición de comportamientospeligrosos: el egoísmo grupal e insolidario –y peligrosa-mente alentado desde intereses electorales- (así, oímosque España no debería ayudar a otros países, que antesson nuestros problemas; que las ayudas sociales no de-berían ser para los inmigrantes, …); la criminalizaciónde comportamientos y problemas sociales vinculadoscon la pobreza, como el “top manta”, con elevadas
penas de cárcel, en tanto que delitosfiscales se consideran “faltas admi-nistrativas”; formas de racismo máso menos encubiertas, que no son sinoestigmatización de la pobreza; indivi-dualismo, p.e. oponiéndose a pagarimpuestos para favorecer el consu-mismo individual,...
Nosotros y nuestras esperanzas.
Desde esa mirada de fe aprendemos, además, que lacrisis es ocasión de conversión, de reflexionar sobrenuestro estilo de vida y nuestro compromiso en elmundo, y para repensar el talante comunitario necesa-rio para anunciar el Reino de Dios hoy y aquí (¿cómotenemos que ser personal y comunitariamente parallevar adelante ese programa?).
En ese sentido tenemosque reconocer que: • esta situación de crisisla hemos creado todos ycada uno, aunque con di-ferentes responsabilida-des a la de los poderesfinancieros, económicos ypolíticos, • los graves problemasque ha engendrado la cri-sis no los va a solucionarsólo la economía, • que la superación de lacrisis tener elevados cos-tes y, por tanto, tenemosque plantearnos, desdeuna conciencia social ymoral ¿quién paga loscostes?• es necesario el esfuerzoy la participación detodos, aportando lo mejorde cada uno; nosotros, como cristianos, estamos lla-mados a aportar los valores del Evangelio, sintetiza-dos en el Padrenuestro y las Bienaventuranzas. Yhacerlo sin dejar de actuar por miedo a “mancharnoslas manos” y que es necesario, en expresión paulina:“hacerse pecado sin tener pecado”. • que esa aportación implica la búsqueda de nuevosmodelos de persona y de sociedad, desde los valoresrecogidos en la Doctrina Social de la Iglesia, nacidosdel encuentro del Evangelio con las vida de los po-bres, en concreto: - La persona humana, como valor supremo de la vida
social, ha de ser el sujeto y fin de todoorden social y político, nunca objeto ymedio de nada, ni de nadie (GS. 25). - La dignidad de la persona como elfundamento de una igualdad funda-mental entre todos los pueblos y entretodos los seres humanos, a partir de losmás desfavorecidos.
-La solidaridad univer-sal, desde los más desfa-vorecidos. Solidaridad,que es la traducción de lafiliación divina y de lafraternidad.- El derecho a un trabajodigno, como fuente de re-alización y de dignidadde la persona; en ese sen-tido es necesario evitarque el trabajo y la per-sona misma se reduzcana simple mercancía, paraello es necesario un sala-rio suficiente para la vidade la familia, seguros so-ciales para la vejez, enfer-medad y desempleo,condiciones de trabajoadecuadas, … (CA 34,LE, 8))- Participación corres-ponsable, esto es, el pue-
blo entero ha de ser el protagonista desu historia. Dicha participación evita eltener que esperar la respuesta en ordena solucionar los problemas sólo de ladecisión de un solo factor: el partido,el gobierno; de una sola acción princi-pal: la conquista del poder; de un nú-cleo social principal: la económico, lotecnológico etc.
El dios-dinero tan presenta en la actual sociedad capitalista, ha creado un modelo de persona a suimagen y semejanza: un tipo de mujer y de hombre productor-consumidor, materialista, individua-lista-hedonista, de deseos ilimitados,...; una persona alienada en lo profundo de su ser porque con-funde el ser con el tener… por eso superar la crisis implica también respondernos a otra pregunta¿qué significa ser persona, aquí y ahora?, ¿qué humanidad queremos?
Para aportar a la construcción de una mujer y un hombre nuevos,
protagonistas del nuevo orden, en una naturaleza creada por Dios a
su servicio.
Una nueva forma de relacionarnos con los demás, especialmente con los po-
bres, desde su dignidad inalienable.
Los pobres son el lugar teológico del encuentro con el Dios cristiano.
La pobreza, creada por el pecado (explotación, dominación y opresión) niegan al Dios de la Vida. La nueva sociedad no puede reducir al pobre a objeto de asistencia benéfica, pues aunque oprimido
es digno de ser respetado en sus derechos como persona. Los pobres no solo tienen hambre de pany de vestido... también de dignidad y salud integral, de sentido, de misterio y de protagonismo en
su propia liberación.
Ayudar a tomar conciencia del problema en todas sus dimensiones, concharlas, hojas parroquiales, manifiestos, etc.; educar a nuestros hijos, ami-gos y compañeros para que compartan, vivan solidariamente y acepten a
todos, etc.
Defender la dignidad de la persona y de todas las personas, como valor
supremo de la vida social.
Dignidad que para se deriva de la fe en Dios Padre y Madre universal, desde la que todohombre y mujer es imagen de Dios en la tierra, lo que se convierte en fuente de derechosy deberes humanos: la persona humana, centro y cima de todos los valores y valor su-premo de la vida social, ha de ser el sujeto y fin de todo orden económico, social y político,y nunca puede ser reducido a medio (GS. 25); las instituciones son para servir a la persona,para procurar la convivencia en justicia y fraternidad, …Esta dignidad es fundamento de la solidaridad universal y de la igualdad fundamental entretodos los pueblos y entre todos los seres humanos; y expresión de la fraternidad cristianaque requiere la opción preferencial por el pobre. Además, implica la defensa de la vida entodas las situaciones. “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn.10, 10).
Proponemos una reflexión orientada a buscar y vivir, como cristianos y como comuni-dad, una salida a la crisis a través de un desarrollo integral humano, universal, solidarioy ecológico, capaz de satisfacer las necesidades básicas de toda la humanidad.
Este material responde a las preocupaciones expresadas por la Iglesia Universal, espe-cialmente en la última encíclica “Caritas in veritatis”, por la Iglesia española en su“Declaración ante la crisis económica y moral”, y por la iglesia diocesana que, en lalínea 2ª del Plan Pastoral (“Desde la experiencia de Dios y desde la opción por los po-bres promover (en parroquias, comunidades, …) la acción caritativa y social”) proponecomo objetivo hacer una lectura de la crisis y dar respuesta como cristianos.
DECÁLOGO
A
1
2
Plantearnos una nueva forma de relacionarnos con los bienes económicos y la
economía desde el Evangelio y desde la enseñanza social de la Iglesia, en parti-
cular:
La persona es el centro y fin de toda la actividad económica. Priori-dad de la persona sobre el capi-tal.Todo proyecto económico debe aspirar a la igualdad de todos los hombres y mujeres.Solidaridad real con los pobres como piedra angular. Los sistemas económicos deben buscar el sa-tisfacer las “necesidades humanas”. Procurar que todos participen en lo económico. Facilitar la for-mación y la información.
Los bienes creados han de llegar a todos.
a. Destino universal de los bienes. Principio prioritario en la moral económica, que implica que latierra con todos sus bienes han sido creados por nuestro Padre Dios para utilidad de toda la familiahumana, no para unos pocos.
b. Propiedad privada. Desde la fe cristiana la propiedad privada no es un derecho absoluto, puessu fin es hacer posible el destino común de todos los bienes. En ese sentido, lo que no necesitas,una vez suficientemente cubiertas tus necesidades básicas, deja de ser tuyo, si hay otros que loestán necesitando.
Valoresmarco y mediaciones para hacer posible la fraternidad uni
versal, y cuya traducción laica es la solidaridad. (Cambia tu vida para
cambiar el mundo)..
Desde el evangelio no se deduce un proyecto de sociedad para superar la crisis; pero sí que nos propor-ciona una luz, una perspectiva, que orienta la determinación de aquellos valores-marco que puedenconfigurar esa nueva sociedad capaz de superar los rasgos negativos que la crisis ha dejado al descubierto.En ese sentido nos proponemos:
Opción por una forma de vida digna y austera, que sea universalizablea todos los pueblos, aprendiendo a valorar las pequeñas cosas, sin olvi-dar que no valemos por lo que tenemos, sino por lo que somos; en consecuencia, defensa de unaeconomía no desarrollista, del decrecimiento económico, ..
Nos proponemos llevar una vida respetuosa con el medio ambiente.
La naturaleza es el medio (espacio físico) necesario para cualquier acción que
pretenda servir y promocionar a la persona.
Es la obra de Dios. La persona es “administradora”, no dueña o explotadora de la naturaleza.Hemos de traducir nuestra fe en Dios Creador en exigencias éticas y en propuestas humanistas,para afrontar un cambio en las actitudes culturales y en los presupuestos socio-económicos, queestán dando origen a la explotación de la naturaleza.
Acompañar a las víctimas, para que puedan defender sus derechos yno empeoren sus condiciones de vida a través de nuestra implicaciónen organizaciones como Caritas, Manos Unidas, Delegación Pastoral de Migraciones, etc
3
B
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Desarrollar un compromiso social y político con otros para hacer posible una
transformación de nuestra sociedad.
Apoyo a iniciativas sociales que buscan un modelo de sociedad más hu-mano y solidario: banca ética, comercio justo, banco de tiempo, coopera-
tivismo, creación y/o reparto del empleo, eliminando el pluriempleo y las horas extras innecesariaspara una vida digna; voluntariado,…
Apoyar e impulsar, en la medida de nuestras posibilidades, una economía de
comunión, como señala la última encíclica Caritas in veritatis
A través de fórmulas como el trabajo cooperativo, el consumo responsable y las finanzas éticas,realidades basadas en valores alternativos como la democracia participativa, igualdad, el apoyomutuo, la solidaridad, y la justicia social.
Trabajar por una sociedad democrática y participativa, en la que la polí
tica esté al servicio del bien común, y la economía al de la satisfacción de
las necesidades básicas de toda la humanidad.
Queremos denunciar y superar una economía que, bajo el mito del máximo crecimiento, como condiciónpara crear empleo y salir de la crisis, no persigue el máximo beneficio de las grandes corporaciones, dandolugar a una de las peores formas de corrupción, el secuestro de la política por la economía, del interés comúnpor los intereses particulares. Nos parece urgente trabajar por una reforma social ineludible, así como porgenerar la mentalidad que la posibilite; esto es, iniciar un proceso de sanación de una sociedad gravementeenferma, y que ha de venir desde la participación popular, la solidaridad, la justicia, la libertad y la verdad.?
Participación en movimientos y plataformas de solidaridad con el TercerMundo; hacer nuestra la conciencia ecológica y los esfuerzos por preservarla creación de los efectos devastadores de este sistema productivo.
Un ser planetario y ecológico, que ejerce su responsabilidad para con los po-
bres, las generaciones futuras y toda la humanidad.
En particular con los pueblos y con las clases expulsadas a la periferia del desarrollo; y hacerloen solidaridad con las generaciones venideras.
Decidirnos a caminar hacia una conversión personal de nuestra concien-cia, planteándonos, en serio, cuánto tengo y necesito realmente en mi vida,y cuánto y cómo de lo que tengo y no necesito debo compartir; priorizar
la solidaridad con los pobres, poniendo nuestra economía a su servicio, por ejemplo, aportandoel 0,7% de nuestro presupuesto familiar a los países pobres; agradecer y gestionar responsable-mente lo que hemos recibido, pues los bienes de la tierra son dones de Dios al servicio de todos.
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C
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7• Fortalecer los sindicatos y las organizaciones ciudadanas de defensa ypromoción de una vida digna para todos, con atención preferente a los
trabajadores/as que más sufren la precariedad y las injusticias sociales (jóvenes, inmigrantes y mujeres);• Reforzar las redes solidarias de la sociedad e intensificarás los gestos de solidaridad con las víc-timas de la crisis.• Cuidar y favorecer la formación de la dimensión socio-política de la fe cristiana de las personascristianas comprometidas.
• Desarrollo de la comunión y la comunicación cristiana de bienes. • favorecer, mediante la formación y el acompañamiento comunitario,la participación, compromiso y presencia de los cristianos en la vida pública;• acoger como hermanos a los más necesitados según las realidades parroquiales, en particular alos inmigrantes y otras víctimas de la crisis; • sensibilizar a la comunidad y a la sociedad sobre el amor que hay que tener a los más necesitados,siendo, además vehículo de denuncia de esas necesidades más marginales; • favorecer el encuentro y el diálogo interreligioso.
Colaborar en la construcción de una Iglesia mística, pobre, samaritana y fraterna
que escucha, acoge, vive y transforma la realidad eclesial y del mundo para for-
mar la familia de los Hijos de Dios.
Para avanzar en una renovación evangélica de la Iglesia, y de nuestros
grupos y comunidades.
Se trata de una renovación que la capacite para anunciar el evangelio al hombre actual (con sus pro-blemas, necesidades, sensibilidades tan marcadas por la huella de la crisis) y mediar la salvación y laliberación de Jesucristo, en la dirección marcada por el Concilio Vaticano II al definir la Iglesia como“signo” del Proyecto de Dios revelado y realizado en Jesús (Reino de Dios). Este Proyecto de Dios Padre,no sólo es el centro de la vida de Jesús, sino que necesita un pueblo concreto que lo acepte, lo hagapresente en la historia y en la existencia humana y lo visibilice. Por eso, la preocupación primera deJesús fue convocar y congregar al pueblo de Israel. Al servicio de este proyecto de Dios está la Iglesia,siendo signo.
Fomentar la lectura cristiana de la realidad, a fin de favorece un cristiano lúcido
y crítico frente a la sociedad, al colectivo político y religioso.
Cultivo de la oración y celebración de la Eucaristía; encuentros, jorna-das, retiros,… en los que poder contrastar nuestra vida y nuestra expe-riencia personal de la crisis con el Evangelio.
Renovar nuestra espiritualidad cristiana mediante el cultivo, personal y comu-
nitario, de la experiencia de Dios, que tiene que manifestarse, de forma espe-
cial, en la atención a las necesidades trascendentes de ls emigrantes y de los
pobres en general.
Para cultivar nuestra espiritualidad y formación cristiana:
Hemos visto que una de las características más importantes de la crisis actual es que se trata deuna crisis espiritual (divinización del dinero). Por ello, este bloque de compromisos está orientadoa fortalecer nuestra espiritualidad; de lo que se trata es de respondernos, de forma práctica, a la si-guiente cuestión: ¿qué significa y qué implica ser cristiano hoy y aquí?
d
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9Asistir a jornadas de formación, planificarlas y organizarlas en nuestrogrupo o comunidad, participar en algún grupo o comunidad de revisiónde vida, …
E
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TEXTOS PARA LA REFLEXIÓN
Invitar a todos los cristianos y cristianas de la diócesis, y a todas las personasque quieran expresar su solidaridad, a entregar un donativo generoso con motivode la paga del mes de julio, para ayudar a los más desfavorecidos, a través delas Delegaciones Diocesanas de Caritas o Manos Unidas, o de otras entidadessocio-caritativas.
UN “SIGNO” PARA EXPRESAR COMUNITARIAMENTE ESOS COMPROMISOSF
“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn. 10, 10). “La gloria de Dios es que el hombre vida” (San Irineo)
“A ese que despreciamos y no podemos mirar porque su vista nos da náuseas,es un semejante nuestro, hecho del mismo barro y los mismos materiales quenosotros” (San Jerónimo).“Ellos representan a la persona del Salvador, porque el Señor por su bondad lesprestó su propia persona” (San Gregorio de Nisa).“La Iglesia descubre en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundadorpobre y doliente” (Lumen Gentium, n. S).“Todo hombre tiene derecho a la libertad de movimiento y de residencia den-tro de la Comunidad política de la que es ciudadano; y también tiene derechode emigrar a otras Comunidades políticas y establecerse en ellas cuando así loaconsejen legítimos intereses. El hecho de pertenecer a una determinada Co-munidad política, no impide de ninguna manera el ser miembro de la familiahumana y pertenecer en calidad de ciudadano a la Comunidad mundial” (PT20)
““La naturaleza ha producido todas las cosas en común para todos. Pues, Diosordenó que todo se engendrase de forma que el sustento fuese común a todosy la tierra una especie de posesión común de todos. La naturaleza, pues, en-gendró un derecho común a todos, el uso creó el derecho positivo” (De officiisministrorum, 1,28,132. PL. 16,62).
“"Debemos advertir que la tierra es común a todos. Por tanto, no son inocen-tes, los que reivindican solo para ellos, lo que es un don de Dios para todos. Losque no reparten lo que tienen, son causa de crueldad y muerte de sus próji-mos, ya que todos los días matan a cuentos mueren de hambre, en cuanto lesniegan socorro, acumulando riquezas para sí. Cuando damos a los que lo preci-san, les estamos devolviendo lo que les pertenece y no lo que es nuestro. Esta-mos pagando una deuda de justicia, más que realizando una obra demisericordia" (Papa Gregorio Magno, Regla pastoral PL.77, 87).(La naturaleza) es un don de Dios para todos, y su uso representa para nosotrosuna responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y toda la hu-manidad. (CiV 48)
1.
2.
3.
4.
Tras leer el material personalmente y de dialogarlo y compartirlo en tu grupo, asociación, co-munidad, movimiento, …:
- Qué aspectos consideras importante afianzar en tú vida, cristiana. ¿Cómo crees quepuedes lograrlo? Para empezar a dar pasos: ¿qué compromiso sencillo y concreto te marcas?- Qué aspectos deberías plantearos en vuestro grupo. Qué podéis hacer para avanzaren esa dirección.- Qué cuestiones consideras que deberíamos plantearnos en la Iglesia diocesana.¿cómo? Hacer llegar vuestras respuestas a la Delegación de Apostolado Seglar.
“Cuando la interdependencia es reconocida, su correspondiente respuesta,como actitud moral y social, y como “virtud”, es la solidaridad. Esta no es, pues,un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas.Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por elbien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamosverdaderamente responsables de todos. Esta determinación se funda en lafirme convicción de que lo que frena el pleno desarrollo es aquel afán de ga-nancia y la sed de poder ... Tales “actitudes y estructuras de pecado” solamentese vencen —con la ayuda de la gracia divina— mediante una actitud diametral-mente opuesta: la entrega por el bien del prójimo, que está dispuesto a “per-derse”, en sentido evangélico, por el otro en lugar de explotarlo, y a “servirlo”en lugar de oprimirlo para el propio provecho (SRS 38)
5.
6.“Amar a alguien es querer su bien y trabajar eficazmente por él. Junto al bienindividual, hay un bien relacionado con el vivir social de las personas: el biencomún. Es el bien de ese «todos nosotros», formado por individuos, familias ygrupos intermedios que se unen en comunidad social. No es un bien que sebusca por sí mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidadsocial, y que sólo en ella pueden conseguir su bien realmente y de modo máseficaz. Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y cari-dad. Trabajar por el bien común es cuidar, por un lado, y utilizar, por otro, eseconjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmentela vida social, que se configura así como pólis, como ciudad. Se ama al prójimotanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que res-ponda también a sus necesidades reales. Todo cristiano está llamado a esta ca-ridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la pólis. (CiV 7)
7.
El mismo Señor, en efecto, invita de nuevo a todos los laicos, por medio de estesanto Concilio, a que se le unan cada día más íntimamente y a que, haciendopropio todo lo suyo (cf. Flp 2, 5), se asocien a su misión salvadora; de nuevo losenvía a todas las ciudades y lugares adonde Él está por venir (cf. Lc 10, 1» (ChL,2)La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubri-miento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad siempremayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión (ChL 58)
8.
9.“De los hambrientos es el pan que tú tienes; de los desnudos, la ropa que tú al-macenas, y es la redención y liberación de los desgraciados el dinero que tú es-condes en la tierra”. (S. Ambrosio)
10.CUESTIONARIO PARA EL TRABAJO EN GRUPOS
APRENDER DE LA CRISIS: URGENCIA DE UNA PERSONA Y UNA TIERRA NUEVA Casi 3 años de crisis son tiempo suficiente para un balance de lo que está suponiendo y de cómo la estamos afrontando en orden al “advenimiento del Reino de Dios y la salvación de toda la humanidad” (GS, 45). En ese sentido hemos aprendido algunas cuestiones respecto a: La comprensión de la crisis y del mundo que entra en crisis: • No se trata sólo de una crisis financiera y económica sino, ante todo, de una crisis de sufrimiento
del ser humano, especialmente de los más pobres, fruto de decisiones y responsabilidades humanas.
• El problema de fondo de la actual crisis es de tipo espiritual: divinización del dinero. • Un dios‐dinero que ha creado un modelo de persona individualista y alienada que confunde el ser
con el tener, y un sistema basado en la primacía de la producción sobre la persona, del dinero sobre el trabajo y del beneficio monetario sobre cualquier consideración, basándose para ello en la explotación de la mayoría de la humanidad, especialmente del Tercer Mundo y de la naturaleza.
Las víctimas y sus aportaciones a la construcción de un futuro mejor: Una crisis que provoca innumerables víctimas inocentes, que se manifiesta: en el incremento del hambre, especialmente en los países más pobres, y que ya superan los mil millones; en el paro, precariedad y pobreza, haciendo que en nuestro país más de 8 millones de trabajadores y trabajadoras que alternan contratos temporales con periodos de paro; especialmente inmigrantes, jóvenes, mujeres… también autónomos y trabajadores independientes. Constatamos, una vez más, que los pobres aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo, Junto a esas víctimas, buena parte de la sociedad vive la crisis como amenaza, como miedo a perder parte de su bienestar y seguridad. En este contexto descubrimos signos positivos de la presencia del Reino, como un incremento de la solidaridad a través de diversas formas de compromiso y voluntariado, en las políticas de protección social; en la mayor sensibilidad hacia los problemas del Tercer Mundo, en el compromiso solidario de muchos jóvenes y, en el surgimiento de formas de solidaridad y autoayuda entre las propias víctimas. Pero también antisignos, como la aparición de comportamientos insolidarios: el egoísmo grupal, la criminalización de comportamientos y problemas sociales vinculados con la pobreza (top manta, por ejemplo), formas de racismo etc. Nosotros y nuestras esperanzas. La crisis se ha convertido en ocasión para reflexionar sobre nuestro estilo de vida y nuestro compromiso en el mundo, y para repensar el talante comunitario necesario para anunciar el Reino de Dios hoy y aquí. En ese sentido tenemos que reconocer que: la crisis la hemos creado todos, aunque con diferentes responsabilidades; y que la solución no va a venir sólo de la economía. Su superación va a exigir sacrificios, y tenemos que plantearnos quién paga los costes, desde una conciencia social y moral. Por ello, es necesaria la participación de todos, aportando lo mejor de cada uno; nosotros, como cristianos, estamos llamados a aportar los valores del Evangelio, sintetizados en el Padrenuestro y las Bienaventuranzas. Para llevarlo a la práctica nos proponemos un decálogo de medidas, y un gesto concreto que presentamos a continuación.
DECÁLOGO FRENTE A LA CRISIS: La Iglesia diocesana más vinculada a la acción caritativa y social, desde nuestra fe en Dios Padre misericordioso, y desde el Evangelio, que nos proporciona luz y perspectiva para descubrir un conjunto de “valores‐marco”, capaces de orientar un proyecto de transformación social y de renovación espiritual en la línea del Reino de Dios, tan necesarios en estos tiempos de crisis, nos comprometemos a vivir conforme a esos valores, y a realizar un signo, expresión del compartir fraterno que caracteriza a la comunidad cristiana. Invitamos, por otra parte, a todos los cristianos y cristianas de la diócesis, así como a los ciudadanos en general, a profundizar sobre esos valores y ese signo, y a asumirlos como alternativa esperanzada que nos permita avanzar hacia ese otro mundo posible más humano y fraterno.
1. Defender la dignidad de la persona y de todas las personas, como valor supremo de la vida social:
sujeto y fin de todo orden económico, social, cultural y político; igualdad fundamental entre todos los pueblos y entre todos los seres humanos; la solidaridad universal; la participación corresponsable; etc. y todos ellos desde la perspectiva del pobre.
2. Una nueva forma de relacionarnos con los demás, especialmente con los pobres, desde su dignidad inalienable; sin reducirlos a objeto de asistencia benéfica, etc.
3. Llevar una vida respetuosa con el medio ambiente. 4. Una nueva forma de relacionarnos con los bienes económicos, la economía y el dinero, desde la
austeridad en los gastos y el consumo, orientada a la comunión fraterna con los necesitados. 5. Un ser planetario y ecológico, que ejerce su responsabilidad para con los pobres, las generaciones
futuras y toda la humanidad. 6. Apoyar e impulsar una “economía de comunión”, basada en valores alternativos como la
democracia participativa, la igualdad, el apoyo mutuo, la solidaridad, la justicia social..., a través de fórmulas como el trabajo cooperativo, el consumo responsable y las finanzas éticas, etc.
7. Trabajar con otros, mediante el compromiso social y político o el voluntariado, desde la gratuidad y la solidaridad, haciendo posible la transformación de nuestra sociedad, en orden al bien común.
8. Renovar nuestra espiritualidad cristiana mediante el cultivo, personal y comunitario, de la experiencia de Dios, que tiene que manifestarse, de forma especial, en la atención a las necesidades trascendentes de ls emigrantes y de los pobres en general.
9. Fomentar la lectura cristiana de la realidad, favoreciendo un cristiano lúcido y crítico. 10. Colaborar en la construcción de una Iglesia mística, pobre, samaritana y fraterna que escucha,
acoge, vive y transforma la realidad eclesial y del mundo para formar la familia de los Hijos de Dios.
GESTO: Invitar a todos los cristianos y cristianas de la diócesis, y a todas las personas que quieran expresar su solidaridad, a entregar un donativo generoso con motivo de la paga del mes de julio, para ayudar a los más desfavorecidos, a través de las Delegaciones Diocesanas de Caritas o Manos Unidas, o de otras entidades socio‐caritativas
Delegaciones y organismos diocesanos que convocan el acto y suscriben el decálogo:
Apostolado Seglar, Cáritas, Consejo Diocesano de Acción Católica, Manos Unidas, Migraciones, Misiones, Pastoral Juvenil, Pastoral Obrera, Pastoral Penitenciaria y Pastoral Universitaria,