Post on 23-Jan-2018
El mesón de Rivas
Obra de Teatro Infantil a cuatro actos
Original de: Lic. Ariel Peña Martínez & Myriam Herrera.
Matagalpa, Agosto 2015
Enmanuel Mongalo y Rubio
Sinopsis:
Obra escolar histórica. Aproximadamente 30 minutos de duración.
Enmanuel Mongalo y Rubio, es un maestro nicaragüense, que se desempeña como escritor,
docente y como autodidacta en su Rivas natal. Hace poco tiempo que ha arribado desde
Estados Unidos urgido por la necesidad de cultivar el espíritu de la niñez nicaragüense. Sin
embargo, la llegada de los filibusteros a la costa de San Juan del Sur, acrecienta y aviva en
la sangre el amor hacia la patria. La historia de la gesta heroica del mesón de Rivas, nace
con nuestro personaje.
Personajes: 30 Personajes
1. Enmanuel Mongalo: Maestro y patriota nicaragüense.
2. Dos Niños estudiantes: Hijos de Máximo Espinoza.
3. Peatones: (8): Habitantes de Rivas
4. Máximo Espinoza: Dueño de la Casona.
5. Familia de Máximo Espinoza: Esposa y dos niños (escuela).
6. Empleado de Máximo: Atiende en la comida.
7. Filibustero 1 y 2: Entran a la casa de don Máximo.
8. Cuatro Filibusteros: Toman el mesón.
9. Cuatro Jefes: Del ejército de Nicaragua y tropas aliadas.
10. Cinco soldados: ejército de Nicaragua.
11. Luis Pacheco Bertora: Voluntario
12. Joaquín Rosales: Voluntario
13. Félix Fajardo: Voluntario
Puesta en Escena:
La obra se desarrollará en la ciudad de Rivas, calles y edificios históricos que se debe simular,
la Plaza, el cabildo y el mesón, con techo de paja, frontis de la escuela, y el comando de los
jefes nicaragüenses.
Abajo Izquierda y Centro: se observa un barco, barriles, cajas de madera.
Abajo Derecha: Frontis de la Escuela.
Centro: el mesón.
Proscenio Derecha: el cuartel de los patriotas.
Guion:
Acto I:
Escena I
Enmanuel Mongalo saliendo de la Escuela, se despide de los niños y observa a lo lejos,
hombres extraños, con vestimenta y acento en su voz que lo deja pensativo.
Enmanuel: Bueno niños, me saludan a Don Máximo, y le agradecen a su mamá por el
recadito que me envío.
Niños al Unísono: Bueno profesor, hasta el próximo día.
Se despide afectuoso de ellos y continúa escudriñando a los personajes que vió
recientemente.
Enmanuel Mongalo: ¿Donde he visto esas caras?
Escena II
Pensativo y con angustia, recuerda rápidamente esos rostros que le traen malos recuerdos.
Enmanuel Mongalo: ¿Saben Uds. quienes son esas personas extrañas que he visto por las
calles?
Pareja de peatones: Quizás sean comerciantes. –Quizás la escolta de alguien de mucho
dinero, como tanta gente que pasa por la Ruta del Tránsito.
Enmanuel Mongalo: Eso es lo que me tiene inquieto. Esas personas... ¡Qué digo personas!
Ya recordé esos rostros.
Más peatones comienzan a rodear al maestro Mongalo, mientras habla, cada vez más
fuerte.
Enmanuel Mongalo: Si no son más que calañas del bajo mundo. Son caza fortunas.
Despreciables, asesinos y ladrones. Mientras estuve en San Francisco, estas alimañas hacían
y deshacían con sus fechorías y extorsiones.
Odian y desprecian al género humano. Sienten asco y repulsión de los indios y nativos de su
tierra, ya no digamos de nuestro pueblo mestizo.
Nada bueno se avecina. Nada bueno...
Las personas comienzan a tener temor de las palabras del maestro, y poco a poco se refugian
en sus hogares.
Acto II
Escena I
A las afueras de la casa de Don Máximo Espinoza, los filibusteros agrupados se aprestan a
tomar por asalto la vivienda. Dentro de ella, la esposa y los dos hijos de Don Máximo, están
a la mesa terminando de cenar.
Se acercan sigilosamente, y a la señal del Jefe Filibustero, llaman agresivamente a la casa.
Filibustero 1: Abrir la puerta, indio apestoso. (Con acento inglés).
Don Máximo, en pie y tratando de calmar a su familia.
Máximo Espinoza: ¿Quiénes son Uds.? ¿Qué desean a esta hora de la noche?
Se escuchan risas burlonas y sarcásticas.
Filibusteros: ¡La ley! Indio del carajo
Entran agresivamente a la vivienda, Filibustero 1 asesina a Don Máximo con su bayoneta,
los demás filibusteros matan a los niños y dos se llevan a la esposa de Don Máximo. Ella
llora desconsolada.
Filibustero 1 se dirige al sirviente, que estaba agachado escondido en una esquina
Filibustero 1: Hey Boy! Come on here! Traer agua a todos.
Filibustero 1 se dirige a los otros.
Filibustero 1: Ubicarnos en lugares estratégicos.
Filibustero 2: Ser muy sólida esta casa, las paredes ser gruesas y de tierra y las ventanas
facilitan el resguardo de las armas y provisiones y de nosotros mismos.
Filibustero 1: Hazte cargo. Mañana empezar a visitar el pueblo y buscar nuestro botín.
Filibusteros: ¡Y mujeres y Ron! Risas y carcajadas
Acto III
Escena I
Están reunidos los jefes de los ejércitos de Nicaragua y Costa Rica, se muestran preocupados
ante las bajas y saqueos que sufre la población.
Jefe 1: ¡Desgraciados ladrones! No pudieron encontrar mejor cuartel que la casa de Don
Máximo Espinoza.
Todos hacen una reverencia y dicen al unísono:
“Que Dios lo tenga en su reino.”
Jefe 1: Las paredes de la casa de Don Máximo son impenetrables a nuestras municiones.
Jefe 2: ¿No hemos estudiado la posibilidad de quemar el techo de la casa?
Todos: ¡Es una locura! Mira lo grueso de sus paredes.
Jefe 2: No me refería precisamente a sus paredes, observen el techo...
Jefe 1: No es muy alto y está hecho de madera y palma.
Jefe 2: ¡Exactamente! Observen que está al alcance de la mano. Podríamos iniciar el
incendio ahí.
Jefe 3: Pero debemos escoger muy bien dónde empezarlo. Si lo iniciamos frente al cabildo,
seremos blanco fácil.
Jefe 1: No es necesario iniciarlo ahí, eso es lo que pensarían ellos. Pero por la parte trasera
no esperan ataque, además, los amigos costarricenses que se han apostado por la parte
trasera, no han sido detectados y nos ayudaran a neutralizar el fuego enemigo. Avisen a los
hombres que concentren el objetivo al cabildo y que disparen sin cesar ni un instante, ah...
y que aprovechen a disparar a la plaza.
Jefe 2: Pero... ¿A quién enviaremos?
Luis Pacheco Bertora: Yo me ofrezco mi capitán.
Jefe 2: Perfecto, ¿cuál es su nombre teniente?
Luis Pacheco Bertora: Luis Pacheco Bertora mi capitán.
Jefe 2: Perfecto Teniente Bertora
Joaquín Rosales: Cuente también conmigo capitán.
Jefe 2: ¿Su nombre cabo?
Joaquín Rosales: Joaquín Rosales, mi capitán.
Jefe 2: Perfecto cabo Rosales
Jefe 1: Todos ya saben su posición y qué hacer cuando se encienda la casa. Los disparos los
dirigen hacia los que vayan saliendo, no queremos a nadie con vida. ¿Qué opina Ud. de eso
profesor?
Enmanuel Mongalo: Es un excelente plan mi capitán. A lo que a mi corresponde, defenderé
el honor de mi nación. Me uniré a la misión aunque parezca suicida, pero todo por el amor
a la patria.
Félix Fajardo: Yo acompañare al maestro Mongalo.
Enmanuel Mongalo: Félix, Félix... ¿porque no te quedas mejor?
Félix Fajardo: No maestro, deshonraría la familia Fajardo y mi padre no me lo perdonaría,
ni mi conciencia tampoco.
Acto IV
Escena I
Se escuchan disparos por ambos bandos, improperios por parte de los filibusteros y frases
patrióticas por los nacionales.
Salen los tres: Luis Pacheco, Joaquín Rosales, Enmanuel Mongalo y seguidos de una cuarta
persona Félix Fajardo.
Luis Pacheco toma la tea, avanza sigilosamente, luego corre pero es alcanzado por tres
disparos.
Rápidamente enciende la tea Joaquín Rosales y corre, se acerca lo suficiente para acercar la
llama pero es fulminado por las balas y cae.
Félix Fajardo: Yo lo haré maestro... (Avanza y rápidamente cae fulminado por los disparos
enemigos)
Enmanuel Mongalo: Félix, Félix... no pudo... murió. Lucharemos con lo que podemos, pero
no nos dejaremos vencer. El mesón habrá que encender.
El maestro se levanta. Con paso firme y decidido se levanta y se dirige hacia el mesón, toma
la tea de Luis Pacheco, que estaba apagada, se acerca al cuerpo de Joaquín enciende su tea
y prende fuego al techo de la casona.
Los filibusteros heridos, temerosos, se retiraron desordenadamente. Huyen heridos. El
campo de batalla es desolador.
Jefes: Hemos ganado! Hemos ganado el primer combate y gracias a la valentía del Maestro
Mongalo... ¡eh! ¿Que se hizo? ¿Alguien lo ha visto? El jefe legitimista tendrá la recompensa
para él. Avísenle.
Viva Nicaragua.
Fuera los Filibusteros.
Escena II
Algunos años después, el Maestro Mongalo despide a otros niños..
Niños: Maestro... dice mi papá que Ud. es un héroe, que venció a los invasores...
Enmanuel Mongalo: No niños... yo soy un maestro y no un soldado y mis batallas es que
Uds. sean hombres y mujeres de bien para nuestra querida Nicaragua.
Fin.