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Instituto tecnológico Edutec
Catedrático: Denise Canales
Asignatura: Historia de Honduras
Alumna: Ashley Abad Zúñiga Mejía
Tania Lizet Padilla
Curso: Bach. Tecn. En Computación y CCLL
Fecha: 08/09/2014
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Introducción
Periodo Independiente
En 1818, el implacable José Bustamante y Guerra quien había suprimido con
éxito, la causa independentista, dejó el poder y le sustituyó Carlos Urrutia. Según
el escritor Ramón Rosa, durante el gobierno de Urrutia los independentistas
"ganaron terreno", pero su empuje fue más vigoroso en 1820, cuando el rey de
España, Fernando VII se vio forzado a restablecer la constitución de 1812 que él
mismo había suspendido.
A raíz de esto, se declaró en Centroamérica la libertad de prensa. El doctor Pedro
Molina Mazariegos de tendencia radical fundó "El Editor Constitucional" a través
del cual promovió la independencia. El 9 de marzo de 1821 llegó al poder el sub-
inspector del ejército Gabino Gaínza, un hombre de edad avanzada y de carácter
muy débil.
La presión ejercida por estos, obligó a la diputación provincial a solicitar a Gaínza
una reunión para discutir el difícil tema de la independencia. Gabino Gaínza
entonces, atendiendo este llamado, reunió una junta de notables compuesta por el
señor arzobispo, diputados, jefes militares, los prelados de las órdenes religiosas,
y empleados de hacienda. En aquella memorable reunión presidida por el mismo
Gainza, los presentes externaron con libertad su opinión.
El señor José Cecilio del Valle tomó la palabra y en un largo discurso demostró la
necesidad y la justicia de la independencia, pero manifestando que, para
proclamarla primero debía oírse el voto de la Provincias. Sin embargo, el pueblo
que asistía a tan importante acto pidió a voces la independencia, y ésta fue
proclamada el 15 de septiembre de 1821.20 José Cecilio del Valle redactó aquel
memorable documento, así mismo también redactó el Manifiesto que publicó el
Capitán General Gainza sobre el gran suceso de la independencia.
Una vez que Honduras se declaró independiente de las demás naciones de
Centroamérica, se procedió a la organización del nuevo estado hondureño. Sin
embargo, esta organización se vio obstaculizada por las rivalidades entre liberales
y conservadores, que produjeron el caos político y retrasaron el desarrollo del
país. La agitación política del país, atrajo las ambiciones de individuos y de
naciones Centroamericanas y Europeas. Por todo el resto del siglo, los vecinos de
Honduras constantemente interfirieron en su política interna.3 Luego de
muchísimos inconvenientes, le tocó a la administración del doctor Marco Aurelio
Soto, organizar el país, poniendo en marcha códigos modernos en materia civil,
penal, de procedimientos, comercio y agricultura con el propósito de modernizar a
Honduras y terminar de con la arcaica legislación colonial
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OBJETIVOS
1.- describiremos la periodización de la historia global y una breve definición de la historia de Honduras.
2.- enumerar y describir los diferentes periodos de la historia de Honduras.
3.- explicaremos el surgimiento de la sociedad en Honduras y los
cambios que están han tenido en el transcurso del tiempo hasta nuestros días.
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Desarrollo
Independencia de Honduras
Honduras, el resentimiento contra el gobierno del rey exiliado,
Fernando VII había aumentado rápidamente. Debido al aumento de
impuestos para la lucha de España contra los franceses, lo que puso
en peligro la industria ganadera.3 Además, las autoridades españolas
recurrían a la perpetuidad en el poder para ahogar la causa
independentista. Desde esta conjura, no ocurrieron en Centroamérica hechos trascendentales con respecto a la independencia.
Por aproximadamente unos tres siglos Honduras fue parte de la
Capitanía General de Guatemala. Su independencia giró alrededor de
los acontecimientos pro-independentistas en las demás provincias.
Luego de la ocupación de España por los franceses, se produjeron en
Nicaragua, El Salvador y Guatemala (1811-1813) los primeros actos
de insurrección en favor de la independencia de Centroamérica. En
Honduras, los españoles recurrían a la perpetuidad en el poder con el propósito de ahogar la causa independentista.
Desde 1813 a 1820, se dieron en Centroamérica otros sucesos
notables relacionados con la independencia. Fue hasta principios de
1821 cuando México –a través de Plan de Iguala– declaró su
independencia total de España el 24 de febrero. Este suceso aceleró
la independencia de Centroamérica, la cual se consumó el 15 de
septiembre de 1821 con una declaración redactada por nuestro José
Cecilio del Valle. La independencia duró poco, ya que en enero de
1822, por iniciativa de Agustín de Iturbide, las provincias unidas de
Centroamérica se unieron al imperio mexicano. Sin embargo, esta
unión duró, hasta la caída del mismo Iturbide en marzo de 1823. En
marzo de 1824, se reunió un congreso en Guatemala y se fundó la
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República Federal de Centroamérica, compuesta por Guatemala,
Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.
La nueva República tuvo corta existencia y después de guerras civiles
se disolvió la Unión el 26 de octubre de 1838 y los cinco estados de la
República se erigieron en cinco estados independientes. Algunos de
los estados centroamericanos intentaron varias veces la reconstitución
de la República Federal de Centro América. Pero estas tentativas
fracasaron y costaron la vida a varios de sus iniciadores. Un último
intento se llevó a cabo –por influencia de Policarpo Bonilla, Presidente
de Honduras– se celebró un tratado con Nicaragua y El Salvador,
según el cual las tres repúblicas constituyeron una federación bajo el nombre de República Mayor de Centro América.
Las tres repúblicas se convirtieron en estados y la soberanía de la
federación recayó en una Dieta compuesta por tres miembros, que
había de reunirse cada año en la capital de los estados federales. Los
tres estados nombraron una delegación que se reunió como Asamblea
Constituyente en Managua y estableció una Constitución, con cuyos
términos los tres estados tomaron el nombre de Estados Unidos de la
América Central el 1 de noviembre de 1898. Esta Constitución que en
la mente de aquellos que la habían formado significaba una
consolidación de los tres estados federales y una pronta
reorganización de la gran República de la América Central –soñada
por Francisco Morazán– tuvo un triste fin. El día después de haberse
reunido la Asamblea Constituyente, un movimiento revolucionario –
hostil a la nueva federación– tuvo lugar en San Salvador, el cual dio por resultado una nueva administración en este estado.
Su primer paso fue retirarse de la Unión y esta separación ocasionó la
disolución de los Estados Unidos de la América Central, siguiendo el
ejemplo de El Salvador, los estados de Honduras y Nicaragua
reasumieron su soberanía. La economía de Honduras –basada en la
agricultura– fue dominada en el siglo XX por empresas
estadounidenses como la United Fruit Company, la Standard Fruit
Company y la Cuyamel Fruit Company, las cuales establecieron
enormes plantaciones de banano a lo largo de la costa norte. Estas
compañías hicieron rápidamente del banano la principal exportación
de Honduras a cambio de grandes concesiones. De esta forma, el
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capital extranjero, la vida en las plantaciones de banano y los
conservadores, fueron factores determinantes en la política de
Honduras desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. El
general Tiburcio Carías Andino controló Honduras dictatorialmente durante la Gran Depresión hasta 1948.
En 1955, después de dos administraciones autoritarias y una huelga
de trabajadores bananeros, los jóvenes reformistas militares
organizaron un golpe de estado que instaló una junta provisional y
preparó el camino para elecciones a la asamblea constituyente en
1957. Esta asamblea designó a Ramón Villeda Morales como
presidente y se transformó en una legislatura nacional con un mandato
de 6 años. En 1963, oficiales militares adelantaron las elecciones
constitucionales y depusieron a Villeda en un golpe sangriento. Las
fuerzas armadas, eran dirigidas por el general Oswaldo López
Arellano, quien gobernó hasta 1970. Después siguieron los mandatos
de Ramón Ernesto Cruz, Alberto Melgar Castro y Policarpo Paz García.
En 1982, se estableció una nueva Constitución con el fin de restaurar
el estado de derecho. Esta constitución fue el resultado del fruto de
negociaciones entre las fuerzas políticas y los militares. Se redujo el
período presidencial, se estableció la no reelección y le dieron a las
Fuerzas Armadas de Honduras la tutela del sistema en el caso de que
alguno quisiera atentar contra la democracia y suprimir la Constitución
de Honduras de 1982 vigente aún.
Desde 1982 hasta 2013 Honduras caminó entre la pobreza y la
corrupción. Pero un nuevo desarrollo se empieza a vislumbrar en la
mente de los progresistas: el ferrocarril interoceánico aprovechando
los profundos puertos naturales del Golfo de Fonseca y del Caribe,
siempre que sea negociado con transparencia y honradez por el pueblo y por gobiernos que de veras quieran a Honduras.
La historia de Honduras arranca en la época precolombina, cuando los
mayas habitaban este territorio, sobretodo en la zona de Copán, en la
parte más al oeste del país. Copán fue una de las grandes ciudades
hondureñas antes de la llegada de los españoles.
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En los primeros años del Siglo XVI Cristóbal Colón llegó a Honduras,
pero no fue hasta unos años después cuando Hernán Cortés comenzó
la conquista de estos territorios, por aquel entonces en poder de las tribus mayas.
Honduras, siglos después, formaba parte de la provincia de
Guatemala, en concreto desde 1812 hasta 1821 aproximadamente, la
época en la que la Constitución Liberal de Cádiz estuvo vigente. En
1821, Honduras se independizó de España, y el país formó parte del
Imperio Azteca durante dos años. En 1838, Honduras se independizó
de la República Federal de Centroamérica y se convirtió en un país libre en independiente.
Ese nuevo status, no obstante, lejos de traer la paz a Honduras trajo
diferentes guerras civiles, guerras que propiciaron el hundimiento de la
economía del país, una crisis de la que no se empezó a salir hasta
1876 bajo el gobierno liberal de Marco Aurelio Soto, después fueron años de mejores, leves pero mejoras, aunque las crisis eran continuas.
Llegados al Siglo XX, llegaron los estadounidenses con United Fruit
Company, algo que propició inversiones en el país, pero también una
notable influencia en la política del país, lo que no evitó nuevas crisis y
situaciones desagradables y tensas en el país, con dictaduras
militares, golpes de estado, zona de inestabilidad… todo ello hasta
que en 1982 se produjeron las que podríamos llamar las primeras
elecciones libres en Honduras, con Roberto Suazo como vencedor. Había nacido una nueva etapa en la política de Honduras.
En 1982 se aprueba la constitución hondureña, una situación
propiciada por Estados Unidos que a cambio de espacio para su
conflicto en Nicaragua, realizó importantes donaciones económicas al
país, algo que sin embargo, fue reinvertido en gasto militar, lo que se
tradujo en más pobreza para el pueblo hondureño, que veía que la economía de país se venía abajo.
En el año 90 el Presidente Rafael Leonardo Callejas llega al poder, y
pone en marcha un plan económico para tratar de salir de la crisis,
pero no lo consigue, y en 1994 el pueblo pone a Carlos Roberto Reina
en el poder. Tampoco solucionó nada, pero el golpe más duro se lo
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llevó el país tras el paso del huracán Mitch, con más de 10000
muertos y más de 4 millones de dólares en pérdidas.
En el Siglo XX1 llega al Poder Manuel Zelaya, del Partido Nacional de
Honduras. El país inicia un nuevo proceso de reformas, con leves mejorías, hasta nuestros días.
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ACTA DE INDEPENDENCIA
"PALACIO NACIONAL de Guatemala, 15 de septiembre de 1821.
Siendo públicos e ineludibles los deseos de independencia del
Gobierno Español que por escrito y de palabras ha manifestado el
pueblo de esta capital: recibidos por el último correo diversos oficios
de los Ayuntamientos constitucionales de Ciudad Real, Comitán y
Tuxtla, en que comunican haber proclamado y jurado dicha
independencia excitan a que se haga lo mismo en esta ciudad: siendo
positivo que han circulado iguales oficios a otros ayuntamientos:
determinado de acuerdo con la excelentísima diputación provincial, el
Ilustrísimo Señor Arzobispo, los señores individuos que diputasen la
Excelentísima Audiencia Territorial, el venerable señor Deán y Cabildo
Eclesiástico, el Excelentísimo Ayuntamiento, el muy Ilustre Claustro, el
Consultado y el muy Ilustre Colegio de Abogados, los prelados
regulares, jefes y funcionarios públicos congregados todos en el
mismo salón; leídos los oficios expresados: discutido y meditado
completamente el asunto; y oído el clamor de "¡Viva la
Independencia!" que repetía de continuo el pueblo que se veía reunido
en las calles, plaza, patio, corredores y antesala de este Palacio, se
acordó por esta Diputación e individuos del Excelentísimo Ayuntamiento:
1º.- que siendo la Independencia del Gobierno español la voluntad
general del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine
sobre ella el Congreso que debe formarse, el señor jefe Político la
mande publicar para prevenir las consecuencias que serían temibles en caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo.
2º.- que desde luego se circulen oficios a las provincias, por correos
extraordinarios, para que sin demora alguna se sirvan proceder a
elegir Diputados o Representantes suyos, y éstos concurran a esta
capital a formar el Congreso que debe decidir el punto de
Independencia y fijar, en caso de acordarla, la forma de gobierno y ley
fundamental que debe regir.
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3º.- Para facilitar el nombramiento de Diputados, se sirvan hacerlo las
mismas juntas electorales de provincia que hicieron o debieron hacer las elecciones de los últimos Diputados a Cortes.
4º.- que el número de estos Diputados sea en proporción de uno por
cada quince mil individuos sin excluir de la ciudadanía a los originarios de África.
5º.- que las mismas juntas electorales de provincia, teniendo presente
los últimos censos, sirvan determinar, según esta base, el número de Diputados o Representantes que deban elegir.
6º.- Que en atención a la gravedad y urgencia del asunto, se sirvan
hacerlas elecciones de modo que, el día 1º de marzo del próximo año de 1822, estén reunidos en esta capital todos los Diputados.
7º.- Que entre tanto, no haciéndose novedad en las autoridades
establecidas, sigan éstas ejerciendo sus atribuciones respectivas con
arreglo a la constitución, decretos y leyes, hasta que el Congreso
indicado determine lo que sea más justo y benéfico.
8º.- Que el señor Jefe Político, Brigadier Don Gabino Gaínza, continúe
con el Gobierno Superior político y militar; y para que éste tenga el
carácter que parece propio de las circunstancias, se forme una Junta
Provisional Consultiva, compuesta de los señores individuos actuales
de esta Diputación Provincial y de los señores Don Miguel Larreynaga,
Ministro de esta Audiencia; Don José del Valle, Auditor de Guerra;
Marqués de Aycinena; Doctor José Valdés, Tesorero de esta Santa
Iglesia: Doctor don Angel María Candina; y Licenciado don Antonio
Robles, Alcalde 3º Constitucional: el primero, por la provincia de León,
el segundo, por la de Comayagua, el tercero, por Quezaltenango, el
cuarto, por Sololá y Chimaltenango, el quinto, por Sonsonate y el sexto, por al Ciudad Real de Chiapas.
9º.- Que esta Junta Provincial consulte al señor Jefe Político en todos los asuntos económicos y gubernativos de su atención.
10º.- Que la religión Católica, que hemos profesado en los siglos
anteriores y profesaremos en lo sucesivo se conserve pura e
inalterable, manteniendo vivo el espíritu de religiosidad que ha
distinguido siempre a Guatemala, respetando a los ministros
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eclesiásticos, seculares y regulares, y protegiéndoles en sus personas
y propiedades.
11º.- Que se pase oficio a los dignos prelados de las Comunidades
religiosas para que cooperando a la paz y al sosiego, que es la
primera necesidad de los pueblos cuando pasan de un gobierno a
otro, dispongan que sus individuos exhorten a la fraternidad y
concordia a los que estando unidos en el sentimiento general de
independencia, deben estarlo también en todo lo demás, sofocando
pasiones individuales que dividen los ánimos y producen funestas
consecuencias.
12º.- Que el Excelentísimo Ayuntamiento, a quien corresponde la
conservación del orden y tranquilidad, tome las medidas más activas
para mantenerla imperturbable en toda esta capital y pueblos inmediatos.
13º.- Que el señor Jefe Político publique un manifiesto haciendo
notorio a la faz de todos, los sentimientos generales del pueblo, la
opinión de las autoridades y corporaciones, las medidas de este
Gobierno, las causas y circunstancias que lo decidieron a prestar en
manos del señor Alcalde 1º, a pedimento del pueblo, el juramento de
Independencia y fidelidad al Gobierno Americano que se establezca.
14º.- Que igual juramento preste la Junta Provisional, el Excelentísimo
Ayuntamiento, el Ilustrísimo señor Arzobispo los Tribunales, Jefes
Políticos y Militares, los prelados regulares, sus comunidades
religiosas, jefes y empleados en las rentas, autoridades, corporaciones y tropas de las respectivas guarniciones.
15º.- Que el señor Jefe Político, de acuerdo con el Excelentísimo
Ayuntamiento disponga la solemnidad y señale el día en que el pueblo debe hacer la proclamación y juramento expresado de Independencia.
16º.- Que el Excelentísimo Ayuntamiento disponga la acuñación de
una medalla que perpetúe en los siglos la memoria del día QUINCE
DE SEPTIEMBRE DE MIL OCHOCIENTOS VEINTIUNO, en que
Guatemala proclamó su feliz Independencia.
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17º.- Que imprimiéndose esta Acta y el Manifiesto expresado se
circule a las Excelentísimas diputaciones provinciales, ayuntamientos
constitucionales y demás autoridades eclesiásticas regulares,
seculares y militares para que siendo acordes en los mismo
sentimientos que ha manifestado este pueblo, se sirvan obrar con arreglo a todo lo expuesto.
18º.- Que se cante, el día que designe el señor Jefe Político, una misa
solemne de gracias, con asistencia de la Junta Provisional, de todas
las autoridades, corporaciones y jefes, haciéndose salvas de artillería
y tres días de iluminación.
Palacio Nacional de Guatemala, Septiembre quince de mil ochocientos
veintiuno.
Gabino Gaínza, Antonio García Redondo, Francisco de Paula Vilches,
Mariano Gálvez, José Matías Delgado, Miguel Larreynaga, Tomás
O`Horán, Serapio Sánchez, José Francisco Córdova, Santiago Milla,
José Antonio Larrave, Mariano de Aycinena, Antonio Rivera Cabezas,
Isidoro del Valle y Castriciones, Pedro Molina, Francisco Barrundia,
Pedro de Arroyave, Mariano Beltranena, Angel María Candina, José
Mariano Calderón, Manuel Antonio Molina, José Domingo Diéguez,
Secretario y Lorenzo Romaña, Secretario.
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ANÁLISIS DEL ACTA DE 1821
Este es el documento que jamás ha sido pensado públicamente,
aunque ha sido y es mencionado de manera grandilocuente, es
referido a la Patria, pero no a las condiciones políticas e históricas, no
es trabajado con referencia a los intereses de los protagonistas que lo
concibieron, redactaron y aprobaron; en fin, el acta ha sido despojado
de su valor histórico propio, y en consecuencia, ha sido enterrado y soterrado, hasta ahora.
En el documento se refleja la actuación de dos partes enfrentadas y
con diferentes intereses y protagonismos: por un lado, los funcionarios
del poder colonial, que maniobran contradictoriamente entre sí, y por
otro lado, el pueblo de la ciudad de Guatemala que presiona, realmente, por una real independencia de España.
En el bloque de los funcionarios estaban los que no querían la
independencia de España, los que estaban dispuestos a firmar un acta
de independencia para anexionarse después al Virreynato de Nueva
España (México), y en el caso de los criollos de San Salvador, los que
querían, sobre todo, los que querían sacudirse el predominio
económico de los criollos de Guatemala sobre la provincia de San
Salvador.
Vistas las cosas así, resulta que los hombres reunidos el 15 de
septiembre de 1821, en el Palacio Nacional de Guatemala, no eran
rigurosamente independentistas frente a la metrópoli española, y que
los verdaderamente independentistas eran el pueblo que estaba en la
calle exigiéndola a gritos, y metiéndoles miedo a los señores que vacilaban al interior del palacio.
Esta lógica es la que explica el texto del acta, porque como sabemos,
para interpretar un texto hay que conocer su contexto, y en este caso
su contexto histórico. El acta en referencia puede dividirse en 5 partes,
y en sus 18 numerales encontramos una atención al Congreso que,
posteriormente, en el mes de marzo de 1822, determinaría la independencia de España.
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Esto quiere decir que el 15 de septiembre no es la fecha definitiva de
la independencia. Luego viene la parte que va del número 7 al 9, en
donde se establece claramente que se trata de una independencia sin independencia, o una especie de cambio pero sin cambio.
La tercera parte, que va del número 10 al 11, establece el poderío de
la iglesia católica, en tanto que el número 12 es el texto que garantiza
el orden y tranquilidad, y del 13 al 18, se establece el protocolo y los actos oficiales correspondientes.
En el número 1 del documento encontramos la confrontación histórica
real de la coyuntura de 1821. El texto dice que la independencia debe
ser pública “para prevenir las consecuencias que serían temibles en el
caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo”. Aquí
encontramos el sentido excluyente de este texto y la voluntad política de quienes lo redactaron o firmaron.
Lo cierto es que revela la existencia de la confrontación real entre los
sectores populares realmente independentistas y la de los funcionarios
y miembros de las elites políticas y económicas que consideraban que
era necesario evitar que el pueblo hiciera en realidad la
independencia, porque en ese caso, dicen los señores en su texto,
que las consecuencias serían temibles.
A continuación, y confirmando que el acta del 15 de septiembre no era
el documento definitivo, se pasa a organizar la convocatoria al
Congreso que el siguiente año, 1822, debía decidir “el punto de
independencia general y absoluta, y fijar en caso de acordarla, la forma de gobierno y ley fundamental que deba regir”.
En los siguientes numerales se desarrolla el procedimiento de
convocatoria; mientras tanto, el Brigadier Gabino Gaínza, funcionario
español, nombrado por España para gobernar la Capitanía General de
Guatemala, dice el texto, “continúe con el gobierno superior político y
militar”, es decir, que no hubo ninguna independencia, y más bien fue
una maniobra para aplacar las exigencias populares y ganar tiempo para sus intrigas palaciegas.
Pero, además, los señores disponen formar “una Junta Provisional
Consultiva” para que el gobierno continuista de Gaínza “tenga el
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carácter que parece propio de las circunstancias”. Por si esto fuera
poco, ocurre que esta Junta Provisional Consultiva, que debía ser
consultada por Gaínza, es la que debía consultar al señor jefe político
“en todos los asuntos económicos y gubernativos”. Esto quiere decir,
ayer, hoy y siempre, que estos no eran independentistas, y no tenían interés en romper con la metrópoli.
La iglesia católica tenía un papel político muy importante en los
acontecimientos y el texto le asegura el monopolio de esta fe, los
cargos ocupados y, además, a los ministros eclesiásticos seculares y
regulares les garantiza protección “en sus personas y propiedades”, y
se les da la tarea política de sofocar la pasión independentista del
pueblo para que no se dividan los ánimos y no se produzcan “funestas consecuencias”.
En esta parte, el texto llega a ser perverso y antipopular y nos muestra
el miedo profundo que se le tenía al pueblo independentista, al que
había que controlar mediante la fuerza y el trabajo ideológico de la
iglesia católica. Lo que sigue en el documento hasta el número 18 es
el protocolo de la ocasión. Hay que hacer notar que en el número 13,
Gabino Gaínza debía publicar un manifiesto informativo de lo que se había hecho, pero sin una fecha concreta para hacerlo.
En realidad, el acta de independencia del 15 de septiembre de 1821,
debe ser tratada históricamente, y debe ser salvado en esa calidad,
pensado, estudiado, discutido, en su contexto histórico, para revelar la
lucha política, los intereses enfrentados y el papel del pueblo y las
elites, dentro de la coyuntura. Es necesario romper, desde abajo y
desde arriba, el silencio sobre este documento, para poner en su sitio,
desde las diferentes visiones e intereses actuales, el pasado histórico,
de manera de encontrar ahí las pistas que necesitamos para enfrentar y resolver nuestros problemas actuales.
El mayor fracaso histórico que se engendraba en 1821 era que
Centroamérica, como realidad política, necesaria, vital e
imprescindible, actualmente, no estaba apareciendo en las cabezas,
en los bolsillos y en los propósitos de las fuerzas, personas e
intereses, reunidos en el Palacio Nacional de Guatemala, y hasta hoy,
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5 pequeños, pobres y atrasados países, se debaten entre la miseria de
los pueblos y la opulencia ofensiva de los dominadores.
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Conclusiones
1. Podemos ver en este documento se dice que la independencia de
Centroamérica se dio en forma pacífica debido que no hubieron
enfrentamientos como ocurrió en otros países americanos donde para
poder independizarse ellos tuvieron que frentarse.
2. Podemos ver que la independencia de Centroamérica fue pacífica
debido a la impotencia de los criollos como lo dice el título del
documento ya que ellos eran los que dominaban en ese entonces la región de Centroamérica.
3. Se puede decir que otro de los factores que dieron origen a que
Centroamérica quisiera independizarse fue el descuido que España tuvo en este lugar debido a los cambios sociopolíticos.
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Anexos
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