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LOS HUMEDALES DE BOGOTA Y LA CONVENCIÓN RAMSAR. OPORTUNIDADES PARA LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO NATURAL DE LA
CIUDAD1
Germán I. Andrade Fundación Humedales A. A. 101447 Bogotá.
gandrade@humedales.com
Introducción
La “Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional,
Especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas”, mas conocida como
Convención Ramsar, es un tratado intergubernamental que ofrece las bases
jurídicas y de cooperación para la conservación de los humedales (ver Sánchez
1998). Este acuerdo internacional es frecuentemente mencionado en los
debates y planteamientos relacionados con la conservación de los humedales de
Bogota. Sin embargo, ¿hasta que punto los compromisos adquiridos en el marco
de la Convención Ramsar cubren realmente a los humedales de Bogota? Se
trata de una pregunta todavía abierta, y que suscita todo un debate jurídico.
Estrictamente hablando podría decirse que este acuerdo internacional requiere
la conservación de los sitios que han sido reconocidos como humedales de
importancia internacional y, en la medida de lo posible, el uso racional del resto
de humedales en su territorio (Articulo 3). En este sentido para los humedales de
Bogota la conservación y uso racional en el marco de esta convención no sería
una obligación vinculante. Sin embargo, también es claro que el instrumento
jurídico utilizado por el Gobierno colombiano para adherir a la convención, o sea
la Ley 357 de 1997, puede considerarse como la instancia jurídica en la que los
humedales aparecen como ecosistemas en la legislación ambiental nacional 1. Citese asi: Andrade, German I. 2003. Los Humedales de Bogotá y la Convension Ramsar. Oportunidades para la gestion del patrimonio natural de la ciudad. Serie Documentos Tecnicos (en linea www.fundacionhumedales.org) Numero 1. Fundacion Humedales. Bogotá, Colombia. (version preliminar previamente publicada en: Los Humedales de Bogotá y la Sabana. Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y Conservación Internacinal. Bogotá. 2003
1
(Naranjo et al. 1999). Con anterioridad a la expedición de esta norma, los
humedales no contaban con un marco jurídico directo como ecosistema, sino
una protección difusa en la legislación.
Con todo, mas allá del debate estrictamente jurídico -por demás prolijo y dirigido
casi siempre a señalar obligaciones- en el presente ensayo pretendo mostrar
que la Convención Ramsar (de aquí en adelante Ramsar) representa ante todo
una oportunidad para avanzar en los humedales de Bogota en la realización de
aspiraciones sociales, que son expresión del interés general. Ramsar representa
actualmente un cuerpo jurídico y técnico, un sistema organizacional, y unos
instrumentos de cooperación internacional, que pueden ponerse al servicio de la
conservación y uso racional de los humedales, de manera a maximizar así los
beneficios que generan para la capital. Para ello no es necesario probablemente
introducir marcos normativos nuevos. El país ya reconoció en el marco de
Ramsar que está interesado en el uso racional de todos sus humedales; a través
del Convenio de Diversidad Biológica busca el mantenimiento de su
biodiversidad; y con el Plan de Ordenamiento Territorial de Bogota POT, los
definió como parte de su Estructura Ecológica Principal y como Parques
Ecológicos Distritales, y actualmente son objeto de inversiones cuantiosas de
parte de la comunidad a través de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de
Bogotá para su saneamiento y rehabilitación. A continuación presento una
discusión que busca identificar los aspectos en los cuales es necesario todavía
avanzar para que esta gestión pueda vincularse de manera directa con los
principios de Ramsar.
Humedales y ambiente urbano
No existen en el marco de Ramsar consideraciones específicas sobre
humedales urbanos. La Convención reconoce la existencia de un conjunto
amplio de humedales naturales y artificiales. Como humedales naturales para
este caso tenemos los lacustres (lagos) y palustres (pantanos de agua dulce), y
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como artificiales los estanques o represas. También reconoce la convención la
existencia de humedales casi-naturales.
Así, como puede desprenderse del articulo del profesor van der Hammen en el
presente volumen, los humedales de Bogotá no son ecosistemas cuya
estructura y funcionalidad actual pueda considerarse exclusivamente el
resultado de procesos naturales. En efecto, el represamiento en los pequeños
valles de erosión de los afluentes del río Bogota es un artefacto que produjo el
reacomodo de la flora y la fauna propia de los humedales naturalmente
adyacentes en los sitios de alto nivel freático en los interfluvios. Podríamos así
hablar para este caso en términos de Ramsar de humedales “casi naturales”; o
semi-naturales, esto es espacios con valores naturales, pero que son el producto
de intervenciones de origen humano. La relativa artificialidad de estos
humedales sin embargo solo implica un tipo particular de origen, y no conlleva
necesariamente una menor importancia de los valores y funciones naturales que
contienen. Al contrario, la presencia en un contexto urbano de funciones y
valores naturales en este tipo de áreas, realza su importancia y la pertinencia de
manejarlos siguiendo los lineamientos de este acuerdo internacional. De hecho
existen en el mundo ejemplos de humedales naturales o casi naturales, o incluso
artificiales, que soportan valores ambientales y que han sido reconocidos en la
lista de importancia internacional. Un caso notorio son los Pantanos de Villa en
el perímetro urbano de la ciudad de Lima.
Restauración y creación de nuevos humedales
La actual gestión de humedales de Bogotá podría beneficiarse de la experiencia
de Ramsar en el tema de la restauración o rehabilitación ecológica y la creación
de nuevos humedales. Se trata de actividades que ya están acordadas, iniciadas
o que vienen siendo ejecutadas por el Distrito Capital en los humedales de
Santa Maria del Lago, Córdoba, Tibabuyes, Jaboque y La Vaca, así como en la
zona de manejo y protección ambiental del río Bogota. La oportunidad de
3
convergencia entre estas acciones y Ramsar es grande. En Ramsar se parte del
hecho de reconocer que la urbanización es una de las causas globales de
perdida de humedales y de sus funciones (Resolución V.6). Este es el caso
específico de nuestra ciudad. La restauración en el acuerdo internacional de
considera como elemento esencial en la planificación de la conservación
(Resolución VII.17). En este sentido es interesante notar que los proyectos
actuales de la EAAB en los humedales podrían considerarse como respondiendo
a la Recomendación VI.15, en la cual se pide introducir el tema de la
restauración de humedales en las políticas de gestión del agua.
Sin embargo en nuestra ciudad hay controversia sustantiva acerca de los
objetivos y el tipo de actividades para la restauración ecológica. Los temas
pendientes para poder aducir que se trata de una verdadera rehabilitación tienen
que ver con la recreación del carácter ecológico propio de estos humedales, y
con el papel que se le da en la práctica a la participación ciudadana. A la fecha
las partes contratantes de Ramsar han acordado que la restauración no puede
considerase una medida para sustituir los humedales naturales. En nuestro caso
la discusión seria acerca de las funciones y valores especificos de los
humedales que se busca restaurar, o aquellos que eventualmente podrían verse
afectados negativamente en los proyectos de rehabilitación o restauración.
Ramsar pide a su vez a las partes contratantes evaluar el potencial ecológico en
los humedales sometidos a proyectos de restauración (Resolución VII. 17.). En
Bogotá es claro que esta evaluación prospectiva todavía no se ha hecho. Todos
estos temas se encuentran sintetizados en un documento técnico de Ramsar
adoptado en la Conferencia de las partes de Valencia, en el cual se exponen de
manera detallada los principios y lineamientos que se deben seguir en la
restauración de humedales (COP8, DR16). Entre los mas pertinentes para
nuestro caso tenemos: i) los esfuerzos de restauración no deben ser
esporádicos y sin planificación; ii) los proyectos de restauración se deben apoyar
en la experiencia y el conocimiento existente; iii) las metas y objetivos de
restauración en cada caso deben detallarse y manejarse de manera explicita
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(esto es que no hay restauración buena o mala per se, sino restauración que
responde a objetivos precisos); iv) la planificación y el seguimiento de la
restauración disminuye la incertidumbre sobre la aparición de efectos
indeseados; v) la restauración se debe planificar en el contexto de la cuenca de
captación del humedal; vi) la restauración debe involucrar a todos los
interesados directos en el humedal; y vii) la restauración requiere custodia en el
largo plazo, mediante gestión y monitoreo continuo.
Un aspecto interesante en este sentido lo representan los planes del Distrito
Capital en relación con creación de nuevos humedales, en especial en la zona
de manejo y protección ambiental del río Bogota. Los diseños actuales
preparados para el DAMA, dejan lugar en la propuesta de diseño a la
incorporación de valores y funciones naturales de los humedales, los cuales de
ser aplicados representarían una acción sin precedentes en el marco de una
parte contratante en Latinoamérica. Esta acción ya acordada corresponde con el
concepto de compensación de la perdida de hábitat y otras funciones de los
humedales (Resolución VII.24). Para que esta oportunidad no se pierda la
participación de los interesados directos recomendada en Ramsar podría ser de
gran ayuda.
Carácter ecológico
El marco de Ramsar un conjunto amplio de espacios modificados pueden ser
considerados humedales, con potencial importancia internacional. Esto no quiere
decir sin embargo que sea aceptable la modificación de humedales de un tipo
hacia otro. Por el contrario, la Convención enfatiza la necesidad de conservar el
carácter ecológico propio de los humedales. Se define como carácter ecológico
“la estructura e interrelaciones entre componentes biológicos, químicos y físicos
del humedal” y un cambio del mismo como un desbalance entre estos
elementos (Resolución VI.1.). Cada tipo de humedal, dependiendo de su
historia, tiene un balance ecológico que le es característico. El punto central de
5
la discusión sobre el manejo actual de los humedales de Bogotá, en relación con
los objetivos trazados en Ramsar, tiene que ver justamente con este tema. En
este caso el carácter ecológico hay que verlo no como un estado estático en un
tiempo dado, pues podría fácilmente aducirse que muchos de los humedales de
Bogota se encuentran actualmente en un estado de equilibrio ecológico terminal,
esto es en un avanzado estado de terrificación. El carácter ecológico se refiere
más bien a conservar o recrear los procesos que producen unas funciones y
valores ambientes típicos, ligados con su biodiversidad característica. Un
acuerdo técnico acerca del carácter ecológico de los humedales de Bogota, y de
los bienes y servicios ambientales que se deben mantener o restaurar,
contribuiría a sentar las bases para construir una convergencia de actores en
torno a su manejo. El Documento 20 base de las discusiones de la Conferencia
de las Partes 8 realizada en Valencia, contiene elementos adicionales que
ayudarían a sustentar una discusión en este sentido.
Evaluaciones de impacto ambiental
Parte de la controversia actual sobre las intervenciones en los humedales de
Bogotá se pretenden resolver a través de los instrumentos jurídicos de
evaluación de impacto ambiental. Ramsar prevé en los casos de obras de
desarrollo la evaluación de impacto estratégica, ambiental y social (Resolución
VII.16.), la cual es además necesaria cuando esta en riesgo el carácter
ecológico de los humedales. En el caso de Bogotá esta aproximación podría ser
más benéfica que un tratamiento caso por caso, pues haría disponible
información que permitiría hacer un balance de las funciones y valores de los
humedales potencialmente afectados en su conjunto. Con todo, estos
instrumentos no son suficientes pues en Bogotá el asunto no se limita al la
mitigación de un impacto de una obra de desarrollo externa o ajena al humedal,
sino a los alcances de una intervención que en si misma debería ser ambiental y
de conservación. Por eso las acciones de rehabilitación o restauración, desde un
punto de vista técnico, no deberían involucrar el análisis de impacto, sino el de
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riesgo de cambio de las funciones y los valores que ya se han sido integradas a
la política. El concepto de evaluación de riesgo se encuentra desarrollado en
Ramsar (Resolución VII.10.), incluye además los aspectos que históricamente
han afectado los humedales de Bogotá, a saber: cambios en el régimen hídrico,
contaminación, modificaciones físicas e introducción de especies exóticas. Este
análisis no se ha hecho, y a la fecha se parte del supuesto que la intervención
en los aspectos hídricos, morfológicos de calidad de agua y paisajísticos,
produce en si misma un efecto positivo sobre todas las funciones y valores de
los humedales. Un aspecto relacionado para superar esta situación es que los
proyectos–mas allá de la argumentación teórica- involucren actividades de
monitoreo mediante indicadores de “alerta temprana”, tal como se recomienda
en Ramsar (Resolución VII.10.). En Bogotá el tema debería desarrollarse en
particular en relación con el tema de especies introducidas invasoras
(Resolución VII.4.), las cuales tienen el potencial de cambiar su carácter
ecológico, y la biodiversidad. La incorporación de un sistema de monitoreo sobre
funciones y valores ambientales en los proyectos de rehabilitación de los
humedales de Bogotá contribuiría a que éstos puedan alcanzar el estándar
establecido en el marco de la Convención.
Ciclo hidrológico
Los cambios en el ciclo hidrológico se consideran como una de las
modificaciones centrales del carácter ecológico de los humedales. Así, Ramsar
busca “el mantenimiento de los regimenes hidrológicos naturales para conservar
los humedales” (Resolución VII.8.). En el caso de los humedales de Bogotá, la
alteración del ciclo hidrológico es un resultado histórico del proceso de
urbanización, y en este sentido no es tema que deba ser objeto de análisis del
impacto ambiental de los proyectos, sino del manejo en el marco de la
restauración. Esto es, que el ciclo hidrológico modificado debería permitir
mantener y recrear sus funciones ambientales. Ramsar (Resolución VII.18)
recomienda en este sentido conocer los caudales mínimos, óptimos y su
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régimen; lo que en nuestro medio puede sintetizarse en el concepto de Luis
Jorge Vargas de “caudal ecológico”. No hay muchas experiencias y datos
concretos de cómo diferentes regímenes hidrológicos de manejo afectan o
impactan los valores y funciones ambientales especificas de cada humedal, por
lo que se trata de un tema esencial para los programas de monitoreo que se
proponen. En la Conferencia de las Partes numero 8 en Valencia España, se
adopto un documento que aporta un marco de análisis para este fin (COP8,
DR1). Igualmente la inminencia del cambio climático global exige desde ya que
se tomen las medidas necesarias para aumentar la adaptación de estos
ecosistemas ante este fenómeno, tema que ha sido reconocido en el ámbito de
Ramsar (Documento 11, COP 8). Una propuesta sobre este tema se encuentra
en el articulo de L. Franco et al. en este volumen.
Uso racional
Ramsar se considera un acuerdo internacional originalmente de corte
conservacionista, y sin duda centrado en las aves acuáticas. Sin embargo una
vez Ramsar salió de los círculos conservacionistas de la Europa desarrollada, se
encontró con que los humedales son ecosistemas que soportan servicios
ambientales, entre ellos la vida de numerosas poblaciones humanas. A través
de la historia de la Convención los conceptos de conservación (preservación)
han permanecido vigentes, pero han sido complementados con los de
conservación a través de la restauración y del uso. En Ramsar se habla de uso
racional, entendido como aquel que es “sostenido para beneficio de la
humanidad de manera compatible con mantenimiento de las propiedades
naturales del ecosistema” (Recomendación 3.3.). Esta definición supera las
ambigüedades que han sido identificadas en el concepto de sustentabilidad,
pues claramente involucra lo ecológico. La Recomendación 4.10 y la Resolución
V.6 de la Convención desarrollan el tema del uso racional, en especial en
relación con el mantenimiento de las funciones y valores de los humedales.
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En este marco Ramsar trae oportunidades claras para consolidar las decisiones
ya tomadas en la legislación nacional y local acerca del tipo de uso que debe
darse a estos espacios, el cual es para la conservación y la recreación pasiva.
Sin embargo es importante notar aquí algunos aspectos que podrían modificarse
en relación con la forma como en la practica estos usos se han interpretado: la
sosteniblidad ecológica de los usos de recreación pasiva no se logrará
solamente a través del desarrollo del espacio público urbano, ni siquiera por
medio de la declaración de efecto ambiental de los proyectos de rehabilitación
de los humedales. Se necesitan inversiones específicas en los proyectos para la
adecuada planificación de estos espacios como áreas protegidas (Parques
Ecológicos Distritales), con su debida zonificacion de usos; un plan específico de
uso publico con tipo y densidad de infraestructura compatible, así como la forma
de gestión según su capacidad de carga. En fin, un sistema de administración
como áreas protegidas. Estos son los aspectos complementarios, que ayudarían
a que la actual gestión se acerque a los principios de Ramsar.
Participación de interesados directos
El concepto de participación que se maneja en el marco de Ramsar debe incluir
a todos los “interesados directos” (Resolución VII. 8 y 18.). La participación de
los interesados directos en todas las fases de un proyecto, desde su concepción
y diseño, hasta su ejecución, es la única vacuna conocida contra los conflictos
socioambientales. En el caso de los humedales de Bogotá es claro que la
gestión acorde con los principios de la Convención implicaría profundizar la
participación de los grupos de interés, la comunidad científica y las ONG
conservacionistas locales y las redes formadas. La participación recomendada
por la Convención es la Gestión Ambiental Participativa (GAP), la cual optimiza
los recursos humanos y económicos, reconoce el lazo entre los valores
naturales y culturales en los humedales, y da sustento social al uso racional de
los mismos (COP8, DR36). Adicionalmente en el actual contexto de privatización
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por concesión de la administración de los servicios públicos aplicada por la
EAAB, la entidad responsable del manejo de los humedales podría extender la
participación hacia los temas de la administración y manejo de los humedales
como áreas protegidas, mediante la creación de la figura de concesiones de
conservación, las cuales podrían ser entregadas con el debido financiamiento
por resultados, a la sociedad civil organizada y capacitada en estos temas. Ramsar de facto y para el futuro
El hecho de Colombia haber adherido a Ramsar ha afectado el tipo de gestión
de sus humedales, y en especial los de Bogota. Uno de los primeros aspectos
fue la elaboración de la Política Nacional de Humedales (Artículo 3), la cual se
considera como documento guía general en el caso local (Ministerio del Medio
Ambiente 2002). Ramsar requiere en este sentido la conservación de los
humedales listados, y en lo posible el uso racional de los demás humedales del
territorio (Articulo 3:1). Uno de los aspectos centrales en este sentido es la
formulación de objetivos de conservación, el fortalecimiento de la coordinación
entre entes gubernamentales y el fomento de la participación de actores locales.
El Ministerio del Medio Ambiente elaboró además en el 2002 unos lineamentos
más detallados para el manejo de los humedales de Bogota, basados en los
principios de la Convención. Adicionalmente la Convención Ramsar ha sido
integrada al cuerpo de argumentaciones de validez jurídica en procesos tales
como Acciones de Cumplimiento, Tutelas y Fallos de Tribunales y del Consejo
de Estado. En suma, la Convención Ramsar, hace parte del bagaje jurídico
colectivo por medio del cual la Autoridad Ambiental, la ciudadanía y sobretodo
los interesados directos enfrentan la obligación constitucional de ser agentes
activos en la protección del ambiente. Sin embargo la injerencia de facto de la
Convención se ha logrado principalmente a través de la política nacional y no la
local, la regulación externa y no la integración de los conceptos en los proyectos,
y la vía de la resolución jurídica del conflicto socio-ambiental y no de la
participación preactiva. Un acuerdo entre las instituciones y la ciudadanía
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permitiría en cambio maximizar las funciones y valores de estos humedales. La
Convención Ramsar puede ser un instrumento para lograrlo
Más allá de este efecto difuso de Ramsar, se puede proponer un efecto positivo,
directo y proactivo: solicitar la inscripción del complejo de humedales de Bogotá
en la lista de humedales de importancia internacional. En la Conferencia de las
Partes numero 8 realizada en Valencia en Noviembre del 2002, se adoptó la
recomendación acerca de la importancia y necesidad de conservación de los
humedales altoandinos (COP8, DR39), la cual representa un aliciente para que
las partes contratantes propongan nuevos sitios Ramsar en esta región. Alk
revisar la Resolución VII.11 en la cual se definen los criterios para que los
humedales puedan ser considerados de importancia internacional, vemos que
los humedales en cuestión cumplen al menos con cuatro de los ocho criterios
(es suficiente con que se cumpla al menos uno):
Criterio de la Convención Ramsar Situación en los humedales de Bogota
Criterio 1. Humedales representativos
de una región biogeográfica.
Los humedales de Bogota son
componente importante del complejo
de humedales amenazados del
Altiplano de Cundinamarca y Boyacá,
que se constituyen en una unidad
biogeográfica con una biota
diferenciada.
Criterio 2. Presencia de especies o
comunidades amenazadas en el
ámbito global.
Existencia en los humedales de
Bogota de poblaciones de aves, peces
y plantas amenazadas en el ámbito
global (ver articulo de Andrade, G. I.
en el presente volumen).
Criterio 4. Presencia de especies en
etapa critica de su ciclo de vida.
Aplica no solo para las especies
nativas y endémicas, sino para la
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avifauna migratoria de Norteamérica
que se hace presente en los
humedales.
Criterio 6. Presencia de al menos el
1% de una población sustentada en
el humedal de manera regular.
Aunque no se han hecho evaluaciones
de poblaciones, al menos para
Senecio carbonelli y posiblemente
para Rallus semiplumbeus, el humedal
de la Conejera cumple con este
criterio. El conjunto de los humedales
mediante una adecuada restauración
ecológica podría mejorar sus
condiciones de hábitat y albergar un
porcentaje aun mayor de las
poblaciones de especies de interés
global.
Los criterios Ramsar que aplican al caso de Bogotá tienen que ver con un tema:
la biodiversidad. El manejo de la biodiversidad representa la mejor oportunidad
en el marco de la Convención, lo cual ayudaría además a que los sitios Ramsar
de Colombia sean más representativos de la diversidad de humedales, de sus
funciones ecológicas e hidrológicas clave (Resolución VII.11.).
Así las cosas, con las debidas modificaciones (y en especial con complementos
a la gestión), el complejo de humedales de Bogotá podría manejarse en el
marco de Ramsar. En este sentido, dado que existe una alta incertidumbre en
relación con la evolución futura de su carácter ecológico, podrían además
colocarse en su declaración directamente en el Registro de Montreux, el cual
(Resolución VI.1.9 es una “herramienta para llamar la atención sobre los sitios
en que se ha producido, se esta produciendo o se pueden producir, cambios
negativos en las características ecológicas”. Es un instrumento que permitiría
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canalizar la ayuda internacional en este sentido. Dado que la biodiversidad es
uno de los asuntos centrales, podría además buscarse una mayor cooperación
con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus silgas en ingles), tal
como se recomienda en el marco de la Convención (Resolución VI.10.). En este
sentido, los acuerdos sustantivos y operativos entre Ramsar y el Convenio de
Diversidad Biológica (COP8, DR5 y 9) permitirían canalizar guías, apoyo
científico y tutela internacional para los humedales bogotanos.
Por ultimo, el sistema organizacional de Ramsar (Comités Nacionales,
Secretariado, Panel Científico y Técnico, etc.) contribuiría a superar los
conflictos mediante una participación mas efectiva de los actores directamente
interesados, la integración de objetivos sociales amplios en los proyectos, y la
definición de mecanismos de apoyo técnico y de arbitraje objetivo para la su
resolución. La Convención Ramsar, mediante su previsión general para el
manejo de los humedales, o su especial tutela sobre los sitios declarados,
representa una oportunidad para realizar el manejo integral de los humedales de
Bogota. La disminución de los conflictos socio ambientales en el futuro sería el
indicador de que vamos por buen camino.
Conclusiones
1. La adhesión del país a la Convención Ramsar ha significado de hecho un
viraje en la gestión que actualmente se realiza en los humedales de Bogotá. Sin
embargo, esto se ha logrado principalmente a través de una política nacional
impuesta sobre la voluntad local, la regulación externa no integrada a los
proyectos y la vía del conflicto socio-ambiental y de su resolución jurídica. El
consenso y cooperación entre las instituciones y la ciudadanía permitiría
maximizar todas las funciones y valores de estos humedales. La Convención
Ramsar puede ser un instrumento para lograrlo
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2. Los conflictos socio-ambientales en los humedales de Bogotá son el resultado
de una participación no balanceada en los proyectos, en especial la ausencia
relativa en los procesos de los actores directamente interesados e informados; y
de los enfoques profesionales disponibles. Han prevalecido las visiones
institucionales y políticas que privilegian un concepto de espacio publico, sin
suficiente participación de la comunidad científica, ambientalista y de actores
locales. La ingeniería y el paisajismo deberían ser complementados con la
ecología y la biología y sociología de la conservación. La Convención Ramsar
tiene un bagaje de conceptos, procedimientos y un sistema organizacional, que
contribuye a superar estos conflictos.
3. Con algunas modificaciones, complementos y cambios de énfasis, la actual
inversión que realiza la EAAB en los humedales de Bogotá, podría acoplarse
con los requerimientos y oportunidades que surgen de la Convención Ramsar.
La gestión de los humedales de Bogota ha incorporado ya en el discurso la
conservación de biodiversidad y la restauración ecológica. Las acciones que
actualmente se realizan en términos de rehabilitación hidráulica y control de
contaminación son necesarias para este fin, pero en si mismas no son
suficientes para lograrlos. Es necesario que los temas de conservación
biológica, restauración ecológica y uso público como áreas protegidas se
traduzcan en componentes de inversión de los proyectos, y determinen su
secuencia y ritmo.
4. La actual gestión de humedales en el marco de los planes de saneamiento
(EAAB) representa un monto de inversión sin precedentes en este tema y por
fuera del alcance de las entidades tradicionalmente identificadas como del
“sector ambiental”. En este sentido representa una oportunidad de oro para la
gestión de los humedales de Colombia en el marco de la Convención Ramsar.
Sin embargo la gestión debe atender temas como el patrimonio natural, las
funciones y valores de los humedales, el carácter ecológico y su biodiversidad,
todas ellas enmarcadas en el manejo como áreas protegidas distritales.
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5. El complejo de humedales de Bogotá cumple cuatro de los ocho criterios de
Ramsar para definir humedales de importancia internacional (es suficiente con
que cumpla uno solo). La gestión que actualmente se desarrolla, con algunas
modificaciones, énfasis y complementos, permitiría justificar ampliamente el
compromiso nacional en este sentido. Los temas en que es necesario avanzar
son el manejo como áreas protegidas, la conservación de la biodiversidad, la
restauración ecológica, el mantenimiento (recuperación) del carácter ecológico y
la participación de actores interesados e informados. La incorporación de estos
humedales en el registro de Montreux de la Convención permitiría además una
tutela y apoyo internacional en relación con el riesgo de cambio de su carácter
ecológico.
6. Las actuales grandes inversiones canalizadas por agencias de desarrollo
representan en los humedales de Bogotá una oportunidad para la conservación
de sus funciones y valores, en especial su biodiversidad. Esto mediante la
inclusión de componentes especificos para estos objetivos, tal como lo
recomienda el experto Ledec (1996). En el caso de Bogotá la combinación
desarrollo – conservación corresponde claramente al concepto de “costo
incremental” y podría por lo tanto conformar un excelente escenario para un
proyecto elegible en el marco del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF),
mecanismo financiero del Convenio de Diversidad Biológica. Un proyecto en
este sentido debería tener carácter regional, y cubrir la unidad biogeográfica
representada en los humedales de todo el altiplano de Cundinamarca y Boyacá.
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Referencias Ledec, G. 1996. La conservación de humedales en América Latina: opciones y estrategias para las agencias de desarrollo. Licania arborea 1 (1): 44-48. Ministerio del Medio Ambiente. 2002. Política Nacional para Humedales Interiores. Estrategia para su Conservación y Uso Sostenible. Bogotá. Naranjo, L.G., G.I. Andrade y E. Ponce. 1999. Humedales interiores de Colombia. Bases técnicas para su conservación y uso sostenible. Instituto Humboldt y Ministerio del Medio Ambiente. Bogota. Sánchez-Páez, H. 1997. Generalidades respecto a la Convención Ramsar. En. E. Guerrero (editor) y H. Sánchez, R. Álvarez y E. M. Escobar (compiladores). Una Aproximación a los Humedales en Colombia. UICN y Fondo Fen. Bogota. . Convención Ramsar. Textos oficiales en: www.ramsar.org
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