I. EL TRABAJO DEL ESPÍRITU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

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I. EL TRABAJO DEL ESPÍRITU SANTO EN

EL ANTIGUO TESTAMENTO

“Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues

aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún

glorificado.”

Juan 7:39

¿En qué sentido se puede decir que el Espíritu Santo

no había sido dado? ¿Qué cambió y qué no cambió en la obra del

Espíritu Santo a partir de la glorificación de Cristo?

“Durante la era patriarcal la influencia del Espíritu Santo se

había revelado a menudo en forma señalada, pero nunca en su

plenitud.”

Hechos de los Apóstoles, p. 31

El Espíritu Santo siempre existió, pero la plenitud de

su poder se manifestó después de la muerte y

ascensión de Jesucristo.

“Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el

Padre desde la eternidad…

“...El derramamiento pentecostal era la comunicación del Cielo de que el

Redentor había iniciado su ministerio celestial. De acuerdo con su promesa,

había enviado el Espíritu Santo del cielo a sus seguidores como prueba de

que, como sacerdote y rey, había recibido toda autoridad en el cielo y en

la tierra y era el Ungido sobre su pueblo.”

Hechos de los Apóstoles, p. 32

II. EL SIGNIFICADO DEL PENTECOSTÉS Y

LAS NUEVAS FUNCIONES DEL ESPÍRITU SANTO

El Pentecostés fue una señal del cielo en la tierra de que el Padre aceptó el sacrificio de Jesús y que este fue a ocupar su lugar

a la diestra de Dios (Hechos 2:32 y 33) con sus

plenas prerrogativas de Sumo Sacerdote y Rey.

Aunque el Espíritu Santo existía antes, ese día él

inició sus nuevas funciones en la tierra,

funciones hasta entonces imposibles.

¿Qué obra especial del Espíritu Santo comenzó

en el Pentecostés?¿Qué nueva orden de

cosas se inauguró en la relación entre la

Divinidad y el hombre?

¿Qué cambió y qué no cambió en la función y

manifestaciones del Espíritu Santo a partir

del Pentecostés?

Las palabras de Jesús sobre la promesa del Espíritu Santo en los Evangelios lanzan luz

sobre estas importantes preguntas:

¿Qué descubrimos cuando observamos los detalles de las promesas

sobre la venida del Consolador?

1. Jesús imprime un nuevo carácter del

Espíritu Santo

Cuando Jesús prometió “otro Consolador” después de su

partida (S. Juan 14:16), estaba realmente proclamando dos

cosas:

(1)Que él era un Consolador, el primero (1. S. Juan 2:12) y,

(2) Que el Espíritu Santo sería una persona igual a él.

En el Antiguo Testamento la acción del Espíritu Santo se describe como una fuerza

sobrenatural que viene desde afuera.

Los Evangelios introducen al Espíritu Santo como una

persona y revestida con la personalidad y el carácter de

Jesús.

La identidad entre Jesús y el Espíritu Santo difícilmente

podría destacarse más clara que cuando dijo: “No os

dejaré huérfanos, volveré a vosotros.” (S. Juan 14:18).

Después del Pentecostés el Espíritu Santo se identifica con el carácter de Jesús y su obra es Cristo céntrica.

Solo el Espíritu Santo puede aplicar los resultados del

sacrificio de Cristo haciendo efectivo en nosotros lo que

Jesús hizo por nosotros.

Después del Pentecostés el Espíritu Santo se revela con

el carácter de Jesús. En verdad se lo puede llamar

“Espíritu de Jesús” (Hechos 16:7).

2. Lo declara como su representante

En San Juan 16:7 Jesús declara que el Espíritu Santo fue designado para ocupar

su lugar.

En el Pentecostés el Espíritu Santo tomó su posición como representante de

Cristo en la tierra e inauguró su obra especial, la que

continuará hasta la segunda venida de Cristo.

“El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella… Por lo

tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como

su sucesor en la tierra.”

DTG, p. 622-623

En síntesis, el Espíritu Santo manifiesta universalmente la presencia personal de Cristo

en los corazones de sus seguidores.

“En toda ocasión y lugar, en todas las tristezas y aflicciones, cuando la perspectiva parece sombría y el futuro nos deja perplejos y nos

sentimos impotentes y solos, se envía el Consolador en respuesta a la

oración de fe…

...Las circunstancias pueden separarnos de todo amigo terrenal, pero ninguna

circunstancia ni distancia puede separarnos del Consolador celestial.

Dondequiera que estemos, dondequiera que vayamos, está siempre a nuestra

diestra para apoyarnos, sostenernos y animarnos.”

DTG, p. 623.

3. El Espíritu Santo universaliza la

persona de Cristo y sus enseñanzas

El Espíritu Santo revestido de la

personalidad de Cristo, no sólo universaliza la

persona de Jesús en los futuros creyentes,

también hace lo que Jesús hizo en el mundo incrédulo, convencerlo

de sus errores (San Juan 16:8-11).

El Espíritu Santo es el “otro”. Fue enviado para

reemplazar a Jesús entre los discípulos y hacer por ellos

lo que Jesús hacía en la tierra.

El Espíritu Santo capacitó a Jesús en la misión que tenía

que realizar en la tierra. Y ahora vino para capacitar a los seguidores de Jesús, en su misión final de preparar

al mundo para la restauración final de todo lo

que el pecado destruyó.

Este es el elemento nuevo introducido en el

Pentecostés, el Espíritu Santo que habilita a cada uno para la misión. Tanto Hechos 2:16 y 38, como S.

Juan 7:38 y 39 hablan de un cambio en el Pentecostés.

Primero veamos lo que cambió en el Pentecostés:No cambió el método de la salvación, el creyente en

Cristo continúa recibiendo el Espíritu Santo para

salvación (fruto) y para la misión (don).

La pregunta entonces es: ¿Qué cambió en el

Pentecostés?Cambió el método de misión. En el Antiguo

Testamento el método era corporativo, étnico, nacional

y local.

A partir del Pentecostés la misión es privilegio de todos. Ahora todos son

sacerdotes, “para anunciar las virtudes de aquél que

nos llamó de las tinieblas a la luz admirable.” (1 Pedro

2:9 y 5).

A partir del Pentecostés el plan de Dios es que el Espíritu Santo opere a

través del individuo para alcanzar al pecador. En S. Juan 16:7, Jesús les dice a

los discípulos que él les estaba enviando otro

Consolador.

“El Espíritu Santo no se manifestaba plenamente porque Cristo todavía no

había sido glorificado. La comunicación más abundante del Espíritu no se efectuó

hasta después de la ascensión de Cristo…

...En tanto los discípulos no lo habían recibido, no podían cumplir la misión de

predicar el evangelio al mundo. Pero ahora el Espíritu les fue dado para un fin especial.

Venida del Consolador – Dr. Wilson H. Endruveit, PhD.

“Antes que los discípulos pudiesen cumplir sus deberes oficiales en relación

con la iglesia, Cristo sopló su Espíritu sobre ellos. Les confiaba un cometido muy

sagrado y quería hacerles entender que sin el Espíritu Santo esta obra no podía

hacerse.”

DTG, p. 745

Nadie puede hacer la obra de Dios sin el Espíritu Santo. Por eso cada

creyente necesita recibir la capacitación del Espíritu

Santo para realizar la misión evangélica.

El creyente en Cristo no debería ir simplemente con el mensaje del evangelio,

sino debería ir con el poder del Espíritu Santo.

En el Pentecostés se cumplió la promesa de la

capacitación por medio del Espíritu Santo y comenzó el

sacerdocio de todos los creyentes como un nuevo

método de misión otorgada por Jesucristo. (1 Ped. 2:5 y 9; 2 Cor. 5:18-20; Apoc. 5:9-

10; 1:5-6).