Post on 17-Apr-2020
84 El Búho
DaviD a. Figueroa HernánDez
Qué es ISIS. Ensayo para comprender el terrorismo
actual. La presente recopilación por parte de Éric
Fottorino resulta una radiografía básica y mínima
para quienes desean adentrarse en las raíces del nacimiento,
desarrollo y fortalecimiento del ya conocido Estado Islámico (EI)
-para algunos más también denominado como Daesh-, que se
ha apropiado de algunas regiones de Asia a través del terror y de
la imposición de una ideología muy especial.
Lectura integrada por diversos autores de diferentes ám-
bitos del conocimiento, entre los que destacan sociólogos,
politólogos, corresponsales de guerra, internacionalistas y filó-
sofos, detallan cómo y por qué se ha fortalecido el EI; no es ca-
sualidad que en los últimos años se susciten en países europeos
atentados a la libertad y al statu quo.
Algunos autores destacan las raíces de los conflictos en
Israel, Líbano y Palestina; en tanto otros, argumentan el sur-
gimiento del EI como una ramificación de lo que fuera Al-Qaeda,
proveniente de las Guardias Nacionales de Sadam Hussein en
Irak. Sin embargo, otros esclarecen que también el nacimiento
de EI se remonta a las nuevas generaciones europeas, en donde una gran
mayoría de migrantes, no ha podido ubicarse en el mercado laboral y per-
La biblioteca de David recomienda…
Alejandro Villanova
letras, libros y revistas 85
letras libros revistas
petúan graves problemas sociales a falta de una sólida
formación educativa y cultural que no encuentran cabida
en el mundo moderno.
Aunado a lo anterior, la forma de funcionar por parte
de la red terrorista resulta peculiar ya que sin duda ha
aprendido cómo aprovechar a dichas hordas de jóvenes
en busca de reconocimiento, empleo y desenvolvimiento
social. Las nuevas tecnologías resultan propensas a un
mejor reclutamiento, de ahí que no se extrañe que en los
últimos atentados en Europa, existan perpetradores oriun-
dos de las mismas naciones o, en su defecto, migrantes de
origen islámico que en su momento pidieron asilo debido
a que en sus naciones no encontraron la
vida que debieron, por derecho, recibir por
parte de sus naciones.
En lo referente a la religión, también
se explica cómo la forma de pensar de los
líderes e integrantes del EI (para algunos,
diferente y para otros derivado en funda-
mentalismos), mueve y obliga a ciudades
enteras a deshacerse de sus creencias, no
importando con ello que los conocimien-
tos, escritos y patrimonios de la humanidad
sean destruidos.
A lo largo de cada página, el lector podrá
tener una dimensión política, religiosa, ra-
cional, socio-cultural pero sobre todo, aca-
démica (breve y no tan profunda del tema)
para redimensionar los grandes problemas
que actualmente posee esa región de Asia y
los resultados en tierras europeas.
Finalmente, en estos breves capítulos, el editor, Fotto-
rino, nos presenta a cada autor, en breves entrevistas
(con preguntas muy certeras), ensayos y recopilaciones,
con sus opiniones diametralmente diferentes entre unos
y otros. Al final de la lectura, el lector podrá comprender
mejor los diferentes orígenes del denominado Estado Is-
lámico así como su repercusión, financiamiento y desa-
rrollo tanto en Europa como en Asia, y le permitirá una
redimensión en torno a repensar el escenario mundial.
Qué es ISIS. Ensayo para comprender el terrorismo actual. Éric Fottorino (editor). Paidós 2016, 178 pp.dfigueroah@yahoo.com.mx
Alberto Calzada
86 El Búho
En la casa de Georgetown
El norteamericano William Blatty (1928-2017) fallecido recientemente
escribió la novela, el guión y dirigió la película El exorcista (1973),
que ha alimentado las pesadillas de millones de lectores y especta-
dores. Aquí un fragmento del primer capítulo:
“Como el maldito y fugaz destello
de explosiones solares que sólo im-
presionan borrosamente los ojos de
los ciegos, el comienzo del horror
pasó casi inadvertido: de hecho fue
quedando olvidado en la locura de lo
que vino después, y quizá no lo rela-
cionó de ningún modo con el horror
mismo. Era difícil de juzgar.
“La casa era alquilada. Acogedora.
Hermética. Una casa de ladrillo,
colonial, cubierta de hiedra, en la
zona de Georgetown, en Washington
D. C. Al otro lado de la calle había una
franja de “campus” perteneciente a la
PaTriCia zaMa
Javier Gomesoto
letras, libros y revistas 87
Georgetown University; detrás, un escarpado terra-
plén que caía en pendiente vertical sobre la bulli-
ciosa calle M y, más lejos, el fangoso río Potomac.
El primero de abril, por la mañana temprano, la
casa estaba en silencio. Chris MacNeil se hallaba
incorporada en la cama, repasando el texto de la fil-
mación del día siguiente; Regan, su hija, dormía en
su habitación, al final del pasillo, y los sirvientes,
Willie y Karl, ambos de edad madura, ocupaban una
estancia, contigua a la despensa, en la planta baja.
“Aproximadamente a las 12.25 de la noche, Chris
apartó la mirada del guión, y frunció el ceño con
perplejidad. Oyó ruidos extraños.
“Eran raros. Apagados. Agrupados rítmica-
mente. Un código insólito de golpecitos producidos
por un muerto… Escuchó durante un momento y
luego dejó de prestar atención; pero como los rui-
dos proseguían, no se podía concentrar. Arrojó vio-
lentamente el manuscrito sobre la cama… Salió al
pasillo y miró a su alrededor. Parecían provenir del
dormitorio de Regan...
“Caminó lentamente por el corredor, y de pronto
los golpes se oyeron más fuertes, más rápidos. Al
empujar la puerta y entrar en la habitación, cesaron
de pronto...
“La niña de once años dormía, firmemente
abrazada a un gran oso de felpa de ojos redondos.
Arruinado. Descolorido después de muchos años de
asfixiarlo, de cubrirlo de tiernos besos húmedos.
“Chris se acercó suavemente al lecho y se in-
clinó murmurando:
—Rags, ¿estás despierta? —Respiración rítmica.
Pesada. Profunda. Chris paseó la vista por el cuar-
to. La débil luz del pasillo llegaba mortecina y se
astillaba sobre los cuadros pintados por Regan, so-
bre sus esculturas, sobre otros animales de felpa...”
Alejandría
Este 2017 se cumplen 60 años de la aparición de
Justin, la primera novela de El cuarteto de Alejandría,
de Lawrence Durrell, cuya acertada estructura y
audaz erotismo siguen cautivando lectores. Aquí las
primeras líneas:
“Otra vez hay mar gruesa y el viento sopla en
ráfagas excitantes: en pleno invierno se sienten ya
los anticipos de la primavera. Un cielo nacarado,
caliente y límpido hasta mediodía, grillos en los
rincones umbrosos, y ahora el viento penetrando en
los grandes plátanos, escudriñándolos…
“Me he refugiado en esta isla con algunos libros
y la niña, la hija de Melissa. No sé por qué empleo
la palabra refugiado. Los isleños dicen bromeando
que solamente un enfermo puede elegir este lugar
perdido para restablecerse. Bueno, digamos, si se
prefiere, que he venido aquí para curarme.
“De noche, cuando el viento brama y la niña
duerme apaciblemente en su camita de madera
junto a la chimenea resonante enciendo una lám-
para y doy vueltas en la habitación pensando en mis
amigos, en Justin y Nessim, en Melissa y Baltazar.
Retrocedo paso a paso en el camino del recuerdo
para llegar a la ciudad donde vivimos todos un lapso
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tan breve, la ciudad que se sirvió de nosotros como
si fuéramos su flora, que nos envolvió en conflic-
tos que eran suyos y creíamos equivocadamente
nuestros, la amada Alejandría.
“¡He tenido que venir tan lejos para compren-
derlo todo! En este desolado promontorio que
Arcturo arranca noche a noche de las tinieblas, lejos
del polvo calcinado de aquellas tardes de verano,
veo al fin que ninguno de nosotros puede ser juzga-
do por lo que ocurrió entonces. La ciudad es la que
debe ser juzgada, aunque seamos sus hijos quienes
paguemos el precio.
“En esencia, ¿qué es esa ciudad, la nuestra?
¿Qué resume la palabra Alejandría? Evoco ensegui-
da innumerables calles donde se arremolina el pol-
vo. Hoy es de las moscas y los mendigos, y entre
ambas especies, de todos aquellos que llevan una
existencia vicaria.
“Cinco razas, cinco lenguas, una docena de reli-
giones; el reflejo de cinco flotas en el agua grasien-
ta, más allá de la escollera. Pero hay más de cinco
sexos y sólo el griego del pueblo es capaz de distin-
guirlos. La mercadería sexual al alcance de la mano
es desconcertante por su variedad y profusión.
Es imposible confundir Alejandría con un lugar
placentero […]”
A cincuenta años de Cien años de soledad
En mayo de 1967, con una portada improvisada,
salieron de la Editorial Sudamericana los prime-
ros ejemplares de Cien años de soledad, de Gabriel
García Márquez. Un mes después empezó a circular
la edición con portada de Vicente Rojo que permane-
ce en la memoria colectiva. Para conmemorar el 50
aniversario de ese acontecimiento, en Cartagena de
Indias, Colombia, al Hay Festival, llegaron desde
distintos países escritores, actores, músicos y pe-
riodistas, además de la gente del pueblo, y durante
tres días se hizo una lectura corrida de la novela.
Aquí las primeras líneas:
“Muchos años después, frente al pelotón de fu-
silamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo
llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una
aldea de veinte casas de barro y cañabrava construi-
das a la orilla de un río de aguas diáfanas que se
precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blan-
cas y enormes como huevos prehistóricos. El mun-
do era tan reciente, que muchas cosas carecían de
nombre, y para mencionarlas, había que señalarlas
con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo,
una familia de gitanos desarrapados plantaba su
carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de
pitos y timbales daban a conocer los nuevos inven-
tos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento,
de barba montaraz y manos de gorrión, que se pre-
sentó con el nombre de Melquíades, hizo una trucu-
lenta demostración pública de lo que él mismo lla-
maba la octava maravilla de los sabios alquimistas
de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos
lingotes metálicos, y todo mundo se espantó al ver
que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafres
letras, libros y revistas 89
se caían de su sitio, y las maderas crujían por la de-
sesperación de los clavos y los tornillos tratando
de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde
hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les
había buscado, y se arrastraban en desbandada tur-
bulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades.
‘Las cosas, tienen vida propia –pregonaba el gitano
con áspero acento–, todo es cuestión de despertar-
les el ánima.’ José Arcadio Buendía, cuya desafora-
da imaginación iba siempre más lejos que el
ingenio de la naturaleza, pensó que era po-
sible servirse de aquella invención inútil para
desentrañar el oro de la tierra.”
Detective ramblero
Desde la muerte de Manuel Vázquez Montalbán
en 2003, cada febrero Las Ramblas se visten
de novela negra para recordar al autor con-
sentido de Barcelona, creador del investiga-
dor Pepe Carvalho. Publicada por primera vez
en 1979, Los mares del Sur (Planeta) es la más
vendida de sus novelas. Aquí algunos frag-
mentos que delinean al personaje.
“–Los detectives privados somos los ter-
mómetros de la moral establecida, Biscuter.
Yo te digo que esta sociedad está podrida. No
cree en nada.
“...Carvalho no hablaba con Biscuter.
Interrogaba a las paredes verdes de su des-
pacho o a alguien supuestamente sentado
más allá de su mesa de oficina años cuarenta,
barnices suaves oscurecidos durante treinta años,
como si hubieran estado siempre a remojo de aque-
lla penumbra de despacho ramblero...
“–Los detectives privados somos tan útiles como
los traperos. Rescatamos de la basura lo que aún no
es basura. O lo que bien visto podría dejar de ser
considerado basura.
“...Por el dictáfono le dijeron que la señora
Stuart Pedrell había llegado. Casi sin transición se
Luis Alberto Ruiz
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abrió la puerta y entró en el despacho una mujer
de cuarenta y cinco años que hizo daño en el pecho
de Carvalho. Entró sin mirarle e impuso su madu-
ra esbeltez como si fuera la única presencia digna
de atención. Las presentaciones de Viladecans
sólo sirvieron para que la mujer morena, de fac-
ciones grandes y en el comienzo de la maceración,
acentuara la distancia hacia Carvalho. Un ‘encan-
tada’ fugaz fue todo lo que le mereció el detective,
y Carvalho le respondió mirándole obsesivamente
los senos hasta que ella se vio obligada a palparse
el busto, en busca de alguna posible indiscreción en
la indumentaria...
“–Mi marido se fue en plena crisis. No era un
hombre en sus cabales. Cuando estaba sereno, lo
cual era un milagro, se colgaba de cualquiera para
contarle la historia de Gauguin. También él quería
ser Gauguin. Dejarlo todo y marcharse a los mares
del Sur. Es decir, dejarme a mí, a sus hijos, sus nego-
cios, su mundo social, lo que se dice todo.
“...Charo también bebió mientras Carvalho en-
mendaba sus frustrados forcejeos en la chimenea y
José Juárez
letras, libros y revistas 91
encendía un impresionante fuego con la ayuda de un
libro que había seleccionado de su mellada biblio-
teca: Maurice de Forster.
“...Carvalho resumió en una frase veinte años.
Había estado en Estados Unidos y ejercía como de-
tective privado.”
Algo tiene diferente
A los sesenta y seis años de edad murió la sema-
na pasada Eusebio Ruvalcaba (1951-2017), poeta,
narrador, tallerista y melómano. Con su novela Un
hilito de sangre, lectura obligada para adolescentes,
conquistó a cientos de miles de lectores fieles que
lo siguieron en su columna del mismo título. Aquí
un fragmento de su cuento “Aquel cuyos ojos se col-
man de lágrimas”:
“Es simpático, agradable e invariablemente dan
ganas de invitarlo a las reuniones. Su más o menos
fino sentido del humor se manifiesta a la primera
oportunidad. Por ejemplo, alguien cuenta un chiste o
menciona una anécdota graciosa de algún persona-
je público, y entonces él ríe a carcajadas. Su risa
contagia. En el acto las mujeres reparan en él. Algo
tiene diferente, quizá es más distinguido, o ha corri-
do más mundo. Pero la vida la tiene en un puño,
piensan.
“Acepta la primera copa. Su garganta no recono-
ce preferencias. Le da lo mismo si le ofrecen vino,
tequila, ron o whisky. Apura el contenido y pide la
segunda. Para enseguida consumir la tercera. Se ha
agudizado su inteligencia, su sensibilidad ahora es
más fina. Comenta con certeza y gracia algún acon-
tecimiento próximo, la última película que ha visto
o el descubrimiento de algunas ruinas. Utiliza el sar-
casmo con maestría. No es excesivo en sus aprecia-
ciones. Más de un hombre lo escucha con interés.
La verdad, con dos copas y media es mucho más
interesante. Deja que los demás charlen, que la con-
versación tome el rumbo dictado por el azar. Porque
respeta el azar. Piensa que la mitad de la vida de los
hombres la constituye la suerte, justo aquello que
no está en las manos de nadie. Escucha en la misma
medida [...] Una copa más. Vierte el contenido hasta
la boca del vaso. La bebida está a punto de derra-
marse, pero camina muy derecho. Piensa que acaso
alguien lo observe. Piensa que es tan fácil hacer
el ridículo [...] Ve alejarse a la chica. Es hermosa;
aunque, lo demuestra con un arqueo de cejas, to-
das las mujeres son hermosas cuando son atentas
[...] Se siente abrumado, que alguien repare en él lo
abruma. Por un gesto aún más trivial, sería capaz
de dar la vida. Quizá por un elote, reflexiona y una
gran carcajada está a punto de rubricar su pensa-
miento. Pero algo le impide reírse como acostum-
bra: las lágrimas, que de pronto colman su rostro.
No se las explica”.
Novedades en la mesa
En camas separadas (Tusquets) es un libro de en-
sayos acerca de historia y literatura. La edición
fue coordinada por David Miklos y participan, en-
tre otros, Antonio Saborit y Susana Quintanilla... El
92 El Búho
camino de ida (Anagrama) es la última novela publi-
cada en vida del argentino Ricardo Piglia, fallecido
el pasado 6 de enero a los 75 años de edad. Se es-
pera la edición definitiva de sus diarios, que escribió
durante 60 años y que aparecerán con el sello de
Anagrama… Tierra Roja (Planeta) la nueva novela
de Pedro Ángel Palou es un mosaico histórico de la
época posrevolucionaria, cuando asciende al poder
el general Lázaro Cárdenas… La casa de los veinte
mil libros (Periférica) de Sasha Abramsky cuenta la
historia de una pareja de libreros judíos y la época
en la que se dedicaron al cultivo del pensamiento…
Un lector maniático es el protagonista de Quien
pierde paga (Plaza y Janés), la más reciente nove-
la de Stephen King… En Brújula (Random House),
de Mathias Enard, premio Goncourt 2015, un mu-
sicólogo vienés recorre su propia infancia en una
noche de insomnio… Basada en hechos reales es la
nueva novela de Delphine de Vigan (Anagrama)…
El nuevo caso del comisario veneciano Brunetti no
es un asesinato, sino un crimen, a raíz del cual
Manuela, la víctima, sufre un daño cerebral que
le impide madurar en Las aguas de la eterna ju-
ventud (Seix Barral) la más reciente novela de
la norteamericana Donna Leon… “El amor eter-
no es para inteligentes”, dice el neurofisiólogo
Rodolfo Llinas (Bogotá 1934), autor de El cerebro
y el mito del yo (Norma), cuya edición en espa-
ñol fue prologada por Gabriel García Márquez...
Para Georges Simenon, el criminal es la primera
víctima del crimen, dijo su hijo y albacea, John
Simenon, durante el festival BCNegra que se
llevó a cabo en Barcelona, y también mencionó
que la novela que más le gusta, de las escritas por
su padre es La nieve estaba sucia (Tusquets)…
En el volumen Soconusco Blues se publica la
poesía reunida del chiapaneco Hernán Becerra
Pino. Contiene los poemarios “Donde muere el
caracol”, “Copainalá”, “La poesía y el derecho”,
“Cartas de Marsella” e “Isla de Aguas”. Fue pub-
licado en 2014 por el Conaculta de Chiapas…
Juan Manuel de la Rosa