Post on 03-Nov-2019
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN LOS TEBEOS
© Jesus Maroto de las Heras
www.jesusmaroto.es
ISBN:978-84-09-05254-7
Jesús Maroto de las Heras
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN LOS TEBEOS
Madrid 2018
Página
I Introducción 8
II 1942 El Caballero sin nombre 16
III 1943 Venganza y guerra 22
IV 1953 Aventuras de Capa negra 23
1954 El tambor de granaderos 25
1954 Juan León El guerrillero de Sierra Morena 26
1957 Luis Valiente 28
V 1962 El guerrillero Audaz 30
1962 El sargento Furia 33
1963 Agustina de Aragón 35
1970 Los guerrilleros 37
VI 1980 Histoire de France en bandes dessinées 40
1982 El Bruc 1808 43
1985 Los sitios de Zaragoza 47
VII 1985 La batalla de Vitoria 48
1985 Madame Sans Gêne 50
1986 La historia de España en comics 53
VIII 1986 Revolte en Espagne 56
1988 Sur les routes d´Espagne 57
1996 Málaga frente a la Guerra de la independencia 61
IX 2002 A retirada de Sir John Moore 64
2008 Madrid 1808 El Dos de Mayo contado para todos 67
2008 Mortadelo y Filemón. El Dos de Mayo 70
X 2009 Agustina 72
2009 1809 La batalla de Talavera 74
2009 Oubliés de l´Empire. Du sang en Andalousie. 75
2017 1808 Madrid 81
XI Consideraciones: acontecimientos y personajes 82
XII El paisaje 85
La violencia y el odio del pueblo 87
XIII La mujer en la guerra 91
Desastres de la guerra: atrocidades 95
XIV Los sacerdotes 99
La pintura 102
XV El final:¿Dulce o amargo? 109
I
Introducción
Algunos expertos en tebeos sugieren que el más antiguo “tebeo”i o “comic”
español se remonta al 30 de marzo de 1873 con la revista “Mundo Cómico”.ii Su
evolución como medio de expresión gráfica entre los lectores tanto adultos como niños
ha sido muy parecida a los norteamericana. Muy lenta en el periodo anterior a la Guerra
Civil española, de manera que el número de ejemplares catalogados antes de 1936 es
reducido en comparación con los años posteriores a 1940. El número de publicaciones
que aparecen antes de 1940 es aproximadamente 60, algunas de ellas con un escaso
número.iii En 1917 aparece TBO que dará nombre a los cuadernos dedicados a un público
infantil que adolecían de un texto excesivo al pie de los dibujos. Los cuadernos dedicados
al lector infantil fueron numerosos y entre ellos aparece Pulgarcito de la Editorial Gato
Negro en 1921. Los cuadernos de Pulgarcito eran de muy pocas páginas, al principio,
solo ocho y bastante texto. Se publicaron 852 números hasta 1938 en plena guerra civil. iv Las referencias históricas de Pulgarcito solo se limitaban a unos dibujos muy
rudimentarios de la guerra de Marruecos. Una página titulada Los héroes del Rif. La única
referencia a un suceso de la Guerra de la Independencia aparece en el número 372 del año
1928 con un dibujo de Niel de la batalla de Bailén y un texto muy corto, explicativo en la
página anterior. Pulgarcito había ampliado sus páginas hasta 16 pero las imágenes
seguían siendo pocas y el texto predominaba.
A mediados de los años treinta
comienza a llegar al mercado español las
principales series norteamericanas que
aparecían en las tiras de los periódicos a
través de diferentes publicaciones como
Aventurero, Yumbo, Cine Aventuras,
Mickey, La revista de Tim Tyler etc... Todas
ellas comenzaron a reproducir el material
que aparece en los periódicos americanos,
tanto en tamaño como en el color. Al
mismo tiempo, el interés por este modelo
de expresión gráfica empieza a desplazarse
desde un público infantil a otro más adulto,
debido a que las historias que se dibujan
reflejan aventuras intemporales prota-
gonizadas por héroes que se convierten en
verdaderos mitos. Nos referimos a los
populares Tarzán, Flash Gordon etc...
sobradamente conocidos. Los autores y
dibujantes españoles comienzan a su vez a
adaptarse a esta nueva situación, de tal manera que hacia 1935 aparecen en los semanarios
infantiles relatos de aventuras con una excelente realización gráfica, aunque los guiones
fueran mediocres.v Entre esas publicaciones se puede destacar el semanario P.B.T. que
en 1935 incluía una serie sobre Las campañas napoleónicas dibujada con los criterios de
las series americanas. Viñetas con un texto reducido y algunas, poco numerosas, con el
texto del bocadillo.
La guerra civil supuso un cambio en
la tendencia de las publicaciones de los
tebeos. La nueva situación obligaba tanto a
las editoriales como a los dibujantes a
orientar su producción en base a los
imperativos políticos existentes. Curio-
samente hay que reconocer que esa
situación no significó un retroceso o un
parón en la producción sino más bien todo
lo contrario. El tebeo era un medio de
evasión infantil de un mundo donde la
realidad era la de un país arruinado por la
guerra civil, de manera que las historias
gráficas podían servir como medio de
propaganda o, si se quiere, de adoctri-
namiento para una juventud necesitada de
evasión. Nacieron semanarios como
Flechas y Pelayos o Maravillas dotados de
abundante literatura de temas históricos,
sobre todo de la Edad Media, pero con una
reducida presencia gráfica, de estos mismos
temas históricos o humorísticos y de escasa
calidad. vi
Entre las publicaciones que aparecen esos primeros años posteriores a la guerra
civil destaca al semanario Chicos. Este semanario comienza a editarse en San Sebastián
en febrero de 1938 en un formato idéntico a Flechas y Pelayos, con menos páginas, a un
solo color y a un precio de 10 céntimos frente a los 25 céntimos de sus rivales. Desde un
principio buscó tener una amplia difusión popular manteniendo unos precios muy bajos
lo cual le permitió llegar a alcanzar tiradas de 110.000 ejemplares que cubrían toda
España. Su enfoque inicial, parecido al “oficialismo” de Flechas y Pelayos, fue poco a
poco separándose para convertirse en una publicación verdaderamente independiente
gracias a la gestión de su directora Consuelo Gil Roesset. A partir de 1940 la directora
incorpora a la revista los mejores dibujantes y guionistas del momento como Emilio
Freixas, Jesús Blasco, Carlos Roca, J. Iranzo, Alejandro Blasco, Tomás Porto, Ángel
Puigmiguel, Alfonso Figueras, Francisco Hidalgo, Huertas Ventosa, etc.. Según varios
expertos esta publicación se convierte a mediados de los años cuarenta en la “mejor
revista española de comics de todos los tiempos”vii y el “máximo logro de los tebeos
españoles”viii. Pero antes de que el semanario adquiriese su verdadera personalidad los
primeros números, seguían las mismas pautas que las otras publicaciones de la guerra
civil. Plena publicidad en la propaganda que figuraba en la portada con el rótulo el “Año
triunfal” correspondiente. En el número 55 del 3 de marzo de 1939 aparecen con el título
Hechos y figuras de España cuatro medias páginas de nueve viñetas cada una que recogen
varios hechos de la Guerra de la Independencia: El Dos de Mayo, Gerona, Zaragoza y
Los héroes del Bruch.
Con imágenes de dibujos muy rudimentarios se describen los acontecimientos de
forma muy sintética y con peor calidad que la serie de las Campañas Napoleónicas de la
revista P.B.T . El criterio es escasamente formativo y habrá que esperar hasta 1942 para
la aparición de la novedad más importante del semanario Chicos. No se pretende hacer
aquí una historia de este semanario, sino más bien señalar que su directora supo combinar
acertadamente letra e imagen, de modo que se proporcionó, tanto al niño como al adulto,
una publicación muy equilibrada que no resultaba aburrida, moralizante y mucho menos
panfletaria. El semanario trataba los temas deportivos, aventuras, historia, cine, literatura,
oficios, etc.. de forma recreativa y a la vez formativa. Esta publicación alcanza su mejor
época en el periodo 1942 a 1949, para desaparecer definitivamente en 1952 debido a la
competencia de otros tebeos, especialmente el cuadernillo de aventuras que ofrecían al
consumidor episodios completos en vez de historietas que se prolongaban semana tras
semana como era el caso de Chicos.ix
Debido a que el tebeo podía ser un eficaz instrumento de propaganda y
adoctrinamiento, una de las formas de cubrir esa acción es la de recurrir a momentos
culminantes de la historia de España. En este caso se utilizan hechos históricos con objeto
de justificar las circunstancias del presente. Así, era frecuente que en los primeros años
cuarenta se dibujaban historietas exaltando los valores de la época imperial española o de
la conquista de América en los que la epopeya se podía confundir, o por lo menos, mezclar
con una exaltación de determinados valores hispánicos como eje fundamental de un
nacionalcatolicismo. La raza, y la religión eran los valores más frecuentemente recurridos
en las historias que aparecían en los semanarios infantiles de esos años. Una forma de
llevar a la imagen estas tendencias era la creación de héroes españoles dentro de
determinados parámetros muy diferentes de los que habían ofrecido las historietas de
origen americano. Estos héroes tenían determinadas virtudes humanas que les hacían
parecer hombres perfectos. La raza confundida con la noción de hispanidad o
españolidad, forzaba a colocar en un bando contrario a todos lo que en el pasado fueron
enemigos del imperio español. Tal era el caso de los musulmanes primero y después, los
ingleses, franceses junto los perdedores de la guerra civil, en los cuales se clasifican en
una primera etapa los Aliados que combatían en la Segunda Guerra Mundial. Ejemplos
de estas características son Roberto Alcázar que se publica en 1940, El Guerrero del
Antifaz en 1944, El capitán Coraje en 1943...
La Guerra de la Independencia aparece también en los tebeos españoles de los
años cuarenta por sus posibilidades de exaltación patriótica contra un invasor. Los textos
literarios de los tebeos solo se centran en el Dos de Mayo y Zaragoza o Gerona. Las
batallas no se tocan, o solo, muy de pasada, Bailén, como si la lucha se redujera
únicamente a los guerrilleros españoles contra el ejército francés. Esta es una constante
que aparecerá en muchos tebeos salvo raras excepciones. Los guerrilleros son los héroes
que se imponen de mil maneras, casi siempre con trucos, a los franceses a los que siempre
se les dibuja como malvados o, peor que eso, poco inteligentes. En el semanario Chicos
se publica por primera vez en 1942, El caballero sin nombre, una serie que se puede
considerar el primer comic que dibuja varios episodios de la Guerra de la Independencia
a lo largo de varias páginas. Al año siguiente Gago el dibujante del Guerrero del antifaz
se estrena con Venganza y guerra un cuaderno de gran tamaño para contar el Dos de
Mayo
En los años cincuenta la mayoría de los tebeos se editan como cuadernillos de
17x24 cms con grandes tiradas en los títulos citados anteriormente. Este cuadernillo se
imprime en blanco y negro, con urgencia, en mal papel, sin o con poca calidad artística.
En este grupo se encuentran desde 1954, Juan León. El guerrillero de Sierra Morena,
Luis Valiente, El guerrillero Audaz y El sargento Furia. Los protagonistas tienen nombres
perfilados por sus hazañas. Estos cuadernos pertenecen a un periodo de los tebeos
españoles que a principios de los años sesenta comienza a evolucionar hasta desaparecer.
Esta evolución se explica porque, entre otras razones, los lectores infantiles van
encontrando en la televisión un medio de distracción más barato y también más cómodo.
La industria de los tebeos se enfrenta además de esta baja del interés, por las series de
aventuras con unos costes de producción cada vez más crecientes que reducen las tiradas.
Por otro lado, comienza a introducirse en el mercado español, en revistas de difusión
general o en los periódicos, los comics europeos especialmente el francófono que
entonces se encontraba en gran auge debido a su alta calidad de producción y diseño. x
En 1972 se inicia una tentativa de recuperación de los tebeos genuinamente
españoles a través de la revista Trinca. Esta revista estaba vinculada a la Secretaría del
Movimiento por medio de su editorial Doncel que había centralizado todas las
publicaciones de formación política, así como los libros recreativos. Trinca se edita con
las mismas ideas del semanario Chicos sin ningún tipo de ideología - en 1970 el contexto
social y político estaba evidentemente en otra onda - con una gran atención a las
aventuras, la recuperación del color y a la calidad de los dibujantes. La revista aparece
con secciones pedagógicas, cinematográficas, deporte, historia, divulgación, música,
técnica. Su equipo de dibujantes era de primer orden, algunos rescatados del extranjero
para la edición, y otros se iniciaron como creadores en ella, pudiendo citarse a conocidos
como Antonio Hernández Palacios, Víctor de la Fuente, Esteban Maroto, Juan Arranz,
Carlos Giménez, Brocal Remohi, Bernet Toledano, etc...
En estos años una serie de ilustradores españoles abordan el tema histórico con
gran fidelidad y cuidado llegando a realizar pequeñas obras maestras, pero por desgracia
no se tuvo interés en dibujar el tema de la Guerra de la Independencia. No referimos a
dibujantes de la talla de A. Hernández Palacios, José Ortiz, etc. Desde entonces hay que
esperar a la década siguiente para que lleguen al público dos intentos que podrían
considerarse satisfactorios, pero que al mismo tiempo son incompletos: El Bruc 1808,
editado en lengua catalana y La batalla de Vitoria. Y esto es de lamentar, porque la Guerra
de la Independencia es tan rica en acontecimientos, que podría haber creado multitud de
héroes de uno y otro bando que llenarían infinidad de viñetas de aventuras en esos
cuarenta años. En 1986 se publican varios volúmenes de La historia de España en comics
con bastantes páginas en el tomo 7 dedicadas a la Guerra de la Independencia. Todas ellas
dibujadas con gran calidad. Es la primera vez que el lector encuentra imágenes de batallas
y hechos importantes del conflicto. Pero se trata de un episodio aislado. En los siguientes
veinte años solo aparecen en el mercado dos comics de las comunidades autónomas que
describen hechos concretos, pero al mismo tiempo importantes. Se trata de Málaga frente
a la Guerra de la independencia editada en 1996 y A retirada de Sir John Moore
publicado en lengua gallega en 1992. Este último una versión humorística de la marcha
británica a La Coruña. La crisis en la edición de álbumes de comics afecta las
publicaciones en la década de los ochenta. No se editan álbumes españoles y los que se
venden son traducciones extrajeras.
El centenario de la Guerra de la Independencia se conmemora con dos libros:
Madrid 1808 El Dos de Mayo contado para todos y el humorístico Mortadelo y Filemón
El Dos de Mayo. Desde entonces solo han aparecido en el mercado tres publicaciones
Agustina, 1809 La batalla de Talavera y 1808 Madrid.
Fuera de España la Guerra de la Independencia solo tiene interés para los lectores
del área francófona. Aunque los comics que se han editado son casi todos ellos de origen
belga. Se pueden citar Godaille et Godasse, Sur les routes d´Espagne y Les oubliés de
l´Empire . En Francia no parece haber mucho interés por la Guerra de la Independencia
y ésta solo figura en varias páginas de un volumen de la Histoire de France en bandes
dessinées. xi
En la actualidad la publicación de los comics no parece estar en crisis porque se
editan y venden álbumes a precios nada económicos. Existen bastantes dibujantes que
dibujan con gran realismo los hechos que se cuentan, incluso no se oculta la violencia. El
público la acepta, la compra, está acostumbrado a ella. La cinematografía contribuye a
ello. Es posible que el dibujo estático y artístico deberá aplazarse para ser sustituido por
el ordenador, que es un medio de trabajo que facilita el realizar viñetas con más rapidez
y eficacia que el lápiz. xii
En las paginas siguientes se analizan los diversos comics o historietas de forma
individualizada desde el año de su aparición.
II
1942.- El Caballero sin nombre
La primera historieta importante sobre la Guerra de la Independencia se encuentra
en el semanario Chicos a principios de 1942 en una serie titulada El Caballero sin
Nombre. Esta serie abarcó tres partes dibujadas por Emilio Freixas, la primera con el
título base de El Caballero sin Nombre finaliza en agosto de 1942, la segunda,
Guerrilleros españoles, enlaza inmediatamente con la anterior terminando en enero de
1943 para concluir con La Partida del Chambergo que se extiende de marzo a julio de
1944. Esta tercera parte no se publica a continuación de la segunda, sino que tarda más
de un año en salir. Los guiones son de José Mª Huertas Ventosa que al mismo tiempo
constituía uno de los escritores más prolíficos del momento y estaba especializado en
temas históricos en las publicaciones destinadas a niños o jóvenes. La historia se basa en
una trama situada en el entorno de la aristocracia española. El protagonista que no tiene
suficiente alcurnia para casarse con su enamorada, es calificado por la madre de ésta como
un “caballero sin nombre”. Se dedica a luchar contra uno de los parientes, el Barón de
Villanegra, que ha raptado a la joven, todo ello mezclado con los acontecimientos del Dos
de Mayo en Madrid.
Es necesario señalar en esta historia varias características que la hacen
relativamente singular con respecto a otras posteriores. En lo referente al argumento, la
Guerra de la Independencia es un cuadro de fondo al que se insertan las aventuras del
protagonista. Las circunstancias históricas salen al paso y él debe soslayarlas en los
momentos de apuro, pero no pretende como fin principal la lucha contra los franceses,
sino liberar y enamorar a la hija de la Marquesa. El patriotismo de los protagonistas es
relativamente moderado sin llegar a fanatismo. Los franceses son pintados con cierta
elegancia sin que sus facciones aparezcan como seres marcados por la crueldad o la
maldad. Más aún, sus rostros son los de veteranos bigotudos y al igual que los uniformes
han tenido un tratamiento relativamente correcto.
La importancia en el método que Chicos da al Caballero sin Nombre es notable.
Aparece en portada y una página interior en las dos primeras series y solo La partida del
Chambergo abandona la portada en beneficio de anuncios de otras aventuras o de una
historieta cómica. Esto es importante, porque el semanario solo destinaba otras seis
páginas a dibujos gráficos de un total de 16.
Con respecto al dibujante Emilio Freixas es curioso destacar que se le considera
junto con Jesús Blasco uno de los puntales de las historias gráficas del semanario. Freixas
que tenía cierto nombre como ilustrador, actúa como tal en la primera aventura del
Caballero sin Nombre. Los dibujos son de una alta calidad con un buen manejo del color.
Lo mismo se puede decir de los vestidos y la ambientación. Los bocetos de las calles o
los interiores de las casas o posadas han sido dibujados con gran cuidado.
En la primera serie El Caballero sin Nombre , Freixas trabaja en la portada con
un dibujo de gran tamaño que ocupa los dos tercios inferiores de la página combinado
con un retrato de los protagonistas de medio o cuerpo entero. Al lado de este segundo
dibujo aparece siempre el resumen de lo publicado y en la parte inferior un texto donde
se describe la acción y se incluyen los diálogos. El método es enteramente ilustrador, más
bien estático, incluso los dibujos principales tienen mucho de iconografía pudiéndose
detectar ciertas referencias a cuadros o imágenes conocidas. Es evidente que la portada
actúa como elemento de captación para el comprador, que, ante un dibujo grande, a color,
con una letra explicativa muy pequeña tendría que sentirse atraído por esa imagen. El
enfoque de la página interior es diferente. Está concebida como una especie de desarrollo
de lo presentado en la portada en forma de varias viñetas, generalmente de tres a cinco,
en las que se otorga más importancia a la acción y en las que se sigue el mismo proceso
que la portada tanto en los diálogos como en la narración. Como hecho histórico inicial y
al mismo tiempo importante se cuentan las luchas del Dos de Mayo en las que el
protagonista, Don Luis, El caballero sin Nombre, toma parte activa junto a Daoiz y
Velarde. Nueve ejemplares, 214 al 222, con 18 páginas se dedican a estas efemérides,
donde los habitantes, los oficiales y los mismos soldados franceses son dibujados con un
detalle que Freixas cuida con esmero. La primera serie acaba el 17 de mayo de 1808 con
el número 223, donde el protagonista y tres amigos planean viajar a Zaragoza en busca
de Anunciación, la hija de la Marquesa y amada del Caballero sin Nombre.
Freixas presenta al protagonista de la serie rubio, con rasgos acentuadamente
nórdicos, que le hacen distanciarse y diferenciarse notablemente del resto de los
personajes. Los amigos aristocráticos son dibujados también con fisonomía romántica. El
pueblo español con el vestido de majos o majas de la época. Los franceses aparecen como
se ha dicho con el aire de los veteranos, generalmente con grandes bigotes que no los
hacen caer en el ridículo e incluso tienen un aspecto marcial. Los escasos oficiales
españoles aparecen con un tratamiento individualizado entre el pueblo. Curiosamente el
protagonista no es un superhéroe a la moda, sino que más bien fracasa en varias de las
acciones que emprende, es herido otras tantas veces y ofrece, en consecuencia, una figura
contradictoria de nobleza y mala suerte.
Freixas cambia el enfoque de los dibujos en la segunda serie, Guerrilleros
Españoles, que comienza en el 223; las portadas constan ahora de varias viñetas
generalmente cuatro o cinco y los dibujos están provistos del típico bocadillo en el que se
incluyen los diálogos. La comprensión por parte del lector infantil es mucho más sencilla.
La adaptación al comic clásico norteamericano es evidente, aunque parece que la aventura
ha perdido algo de su “virtuosismo ilustrador” en favor de esa comprensión y de una
acción mucho más viva en cada página. Aun así, a pesar de reducir el tamaño de cada
viñeta, el dibujante sigue cuidando el fondo, sobre todo el paisaje o las calles de las
ciudades, incluso en las más pequeñas. Este cuidado de los fondos permite al lector tener
una buena idea del dibujo global y en consecuencia de la ubicación real de los personajes
en un determinado espacio. Esta atención no existe en tebeos de otros realizadores donde
la simplificación exagerada del dibujo que solo enmarca a los protagonistas, se ha perdido
en aras del esquematismo y del consumo de la acción. De esta manera se llegará en tebeos
posteriores a una especie de desvirtualización de la realidad xiii. En este sentido podemos
afirmar que Freixas se adelanta muchos años a la escuela de dibujantes francófona en
donde el cuidado por reflejar al máximo el marco histórico llega a absorber e incluso
desbordar a las propias criaturas de los dibujantes.
En Guerrilleros españoles la acción se sitúa en la ruta a Zaragoza y dentro de la
misma ciudad sitiada. En esta serie se da más importancia a las peripecias de los
personajes que al propio marco histórico. Incluso la acción de defensa de la ciudad solo
aparece como telón de fondo con una referencia obligada a Agustina de Aragón. La
aventura continúa en la misma dirección, ya que el Caballero sin Nombre debe rescatar
a su amada ahora recluida por su rival en Zaragoza y sometida a un engaño permanente
con la identidad del protagonista. Su preocupación de disipar los malos entendidos, llega
a colocarle en la paradójica situación de dejar en un segundo plano acudir en defensa de
la ciudad a pesar de la petición que se le hace, para elegir la captura del malvado barón
de Villanegra. Éste ha hecho creer a Asunción que su rapto ha sido a inspiración del
Caballero sin Nombre.
Finalmente la última serie, La partida del Chambergo, la trama es mucho más
confusa que las dos anteriores; la acción se desplaza desde Tauste al Madrid ocupado, en
donde todo se desenvuelve en intrigas aristocráticas de la corte afrancesada. Por ello, este
confusionismo se acentúa cuando los soldados que aparecen son josefinos, aunque su
uniforme se parece más bien al que los españoles llevaban en los años finales de la Guerra
de la Independencia. Los soldados actúan “en nombre del Rey”, son ayudados por los
vecinos de Tauste y uno de los oficiales es primo de la protagonista. Curiosamente la
madre de ésta acude a una fiesta “dada por aquellos nobles - vergüenza de la hispana raza
- que en lugar de sumarse a quienes luchaban por arrojar el invasor se dejaban seducir por
las dádivas napoleónicas y aceptaron entrar a su servicio.” La serie acaba cuando el
Caballero sin Nombre sale de Madrid con Asunción y su madre escoltados por la Partida
del Chambergo disfrazados de soldados franceses de la escolta. En definitiva, en La
partida del Chambergo, la acción transcurre entre los protagonistas y sus oponentes
españoles en lucha por sus intereses particulares, mientras que la invasión francesa solo
es recordada de vez en cuando por largas explicaciones literarias que aparece en algunas
de las viñetas. Esta última parte el relato parece más bien dirigido a un público más adulto
que las anteriores series, ya que los “malos” son españoles y los franceses casi no cuentan.
Es posible que el guionista Huertas ventosa no pudiera transcribir con más libertad la
serie de contradicciones en que aparecían los afrancesados en un momento tan
complicado políticamente como era el año 1944.
Con respecto al dibujante parece obligado dar alguna información del mismo. xivYa se ha indicado anteriormente que Emilio Freixas era unos de los puntales principales
del semanario Chicos. Como dibujante llega relativamente tarde al diseño de la historieta,
a los 36 años, aunque su estilo está ya completamente perfilado. Desde muy joven fue
discípulo del pintor Emilio Casals, trabajó en talleres de escenografía teatral; a mediados
de los años veinte colabora como ilustrador en las revistas El Hogar y la Moda y Lecturas,
así como de cuentos clásicos en la editorial Molino. En ese periodo, Freixas aparece como
un pintor del mundo elegante de la moda muy lejano al ambiente cotidiano del país, pero
que luego facilitará su trabajo como ilustrador de la llamada novela rosa. En 1935 se
inicia como historietista en la revista Mickey de la editorial Molino, realizando diversas
adaptaciones gráficas de novelas de aventuras que se encuentran a medio camino entre la
ilustración y el comic, de forma parecida a la que se ha citado en la primera serie del
Caballero sin Nombre. En 1939 pasa a trabajar en Chicos de la mano del guionista
Huertas Ventosa con el que colaborará durante una decena de años. Su labor en Chicos
dura hasta 1949, cuando Freixas ya muy cansado del tipo de dificultades que aparecían
para los dibujantes de historietas y coincidiendo con el inicio del declive del semanario
decide dedicarse plenamente a la ilustración y la enseñanza del dibujo.
El dibujo de
Freixas evoluciona pro-
gresivamente de una
estática de la ilustración
hasta una dinámica en
donde el movimiento ad-
quiere cada vez más
importancia, llegando en
historietas posteriores a
las comentadas, hasta el
simple boceto o apunte,
sin que ello afecte a su
realización expresiva. Los
dibujos son en la tercera
parte del Caballero sin
Nombre bastante deta-
llistas y en donde la
perspectiva es uno de los
elementos básicos para
resaltar los primeros
planos. Muy de lejos
podríamos evocar al
creador del Príncipe
Valiente, el dibujante
americano Harold Foster.
Cada viñeta se completa
con un uso muy eficaz e
inteligente del color que
vitaliza los volúmenes y
elimina los trazos inne-
cesarios.
ESTE LIBRO APARECERA EN VENTA EN AMAZON
NOTAS
1.El Diccionario de la R. Academia Española define “tebeo” (de TBO nombre de una
revista española fundada en 1917): 1. Publicación infantil o juvenil cuyo asunto se
desarrolla en series de dibujos. 2. Serie de aventuras contada en forma de historietas
gráficas. A efectos de lexicología se empleará indistintamente a lo largo de este trabajo
la palabra “tebeo” como la acepta la R. Academia, “cómic” denominación
norteamericana, “bande dessinée” francesa, o “fumetti” italiana. (Serie o secuencia de
viñetas que cuenta una historia). ii Antonio Martín, Notas sobre la aparición de la historieta en España en Tebeos los
primeros 100 años. Catálogo de la Biblioteca Nacional, Ministerio de Educación y
Cultura / Grupo Anaya, Madrid 1996 página 214 iii José Mª Delhom Catalogo del tebeo en España. Círculo del Comic. Barcelona 1989 iv Un estudio muy detallado de Pulgarcito se puede consultar en Manuel Barrero La
vera historia de Pulgarcito Tebeosfera 2ª época 8 v Salvador Vázquez de Parga, Primera experiencias del Comic español en Historia de los
comics Volumen 2. Toutain editor Barcelona 1982. paginas. 423 a 425. vi Comic político bajo el franquismo. Dossier revista Bang Información y estudios sobre
la historieta. Nº 13. vii Salvador Vázquez de Parga, Los comics del Franquismo Editorial Planeta. Barcelona
1980 , página.36 viii Antonio Martín Martínez,Apuntes para una historia de los tebeos . III Tiempos
heroicos del tebeo español (1936 -1946) en Revista de Educación - Estudios. LXVII.196. ix Una referencia de Chicos aconsejable es el catálogo de la Biblioteca Nacional, Chicos.
Semanario infantil 1938-195. El arte de la Viñeta publicado en septiembre de 2002 con
motivo de una exposición que la Biblioteca Nacional efectuó sobre el semanario. También
es interesante Chicos 1938-1956 Semanario infantil publicado en octubre de 2004 por la
Biblioteca Valenciana.
x S. Vázquez de Parga, Los comics del franquismo pagina 53 y en Historia de los comics
el capítulo de Mariano Ayuso y Antonio Lara Comics en España. Años 60 y primeros 70.
Nuevas publicaciones, nuevos autores” paginas. 1039 y siguientes. xiUn análisis muy interesante de este fenómeno es el de Jean-Marc Lafon La Guerre
D´Indépendence espagnole (180-1814) á travers de la bande dessinée francophone.
Revue de Souvenir Napoléonien nº 446 xii Esta misma idea se sugería en una separata editada hace 17 años. Jesús María Maroto,
La guerra de la Independencia en los tebeos incluida en La Guerra de la Independencia.
Estudios, J. Armillas Institución Fernando El católico Zaragoza 2001. xiii Sergi Vich: La historia en los comics Ediciones Glenat. Mayo 1997. Página 6 xiv La información más completa procede catálogo de la exposición sobre el dibujante
1999 Centenario del nacimiento de Emilio Freixas 1899-1976 publicado por la Obra
Social de la Caja Madrid y del prólogo de la publicación El Capitán Misterio Editorial
Pala San Sebastián. 1973, firmado por Antonio Martín.