La hormiga y la cigarra

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LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Las hormigas trabajaban sin parar bajo el ardiente sol del verano, recogiendo granos y semillas.

¡Cuánto sudaban las pobres!Mientras, la cigarra se abanicaba felizmente tumbada a la sombra.

-¡Eh!, hormiguita, ¿qué haces? ¿No te das cuenta de que es verano? Mira a tu alrededor: ¡todo es alegría y color!

¡Disfruta y deja ya de trabajar! –comentó la cigarra a una hormiga que se paró a mirarla.

-Es que… Es que…¡no puedo! Todas las hormigas recogemos granos y semillas en el verano. Oye, las cigarras ¿no? –preguntó tímidamente la hormiga.

-¡Qué va! Nosotras somos alegres y disfrutamos cantando y bailando sin cesar –le contestó la cigarra.

-¡Cuánto has tardado! ¡No hay tiempo que perder! Cincuenta y seis, cincuenta y siete… ¡Está bien!

-Lleva esta semilla a tus compañeros para que la guarden en el almacén –ordenó la reina del hormiguero con gran energía.

El otoño llegó y con él el viento. Las temperaturas comenzaron a bajar.La cigarra exclamaba:-¡Qué horror! ¡Qué viento tan espantoso! ¡Casi se me vuela el sombrero!

-¡Qué bien! ¿Tenemos el almacén lleno de provisiones?-¡Sí, démonos prisa en acabar y metámonos en casa! –comentaban dos hormigas.

Y tras el otoño, vino el crudo invierno con sus fríos y sus nieves.

Una tarde que salieron unas hormigas jóvenes a jugar al bosque, se encontraron con algo inesperado.

-¡Eh, venid rápido! ¡Mirad quién está aquí! –gritó una hormiga asustada.

-¡Oh, pero si es la cigarra y está muy enferma! ¡Pobrecilla! –se compadeció otra.

Como pudieron, la llevaron entre todas hormiguero. ¡Qué bien se estaba allí! ¡Qué calorcito!

¡Todos andaban cómodamente en zapatillas! Los más ancianos charlaban frente al fuego.

Y mientras unos cortaban el pan para la cena, otros hacían deliciosos pasteles.

-Toma esta taza de caldo. Te sentará bien –le ofreció una hormiga

-En verano te reías de nosotras mientras trabajábamos almacenando comida y leña para el invierno.

Y si no te hubiéramos encontrado, habrías muerto de frío y de hambre –comentó la reina de las hormigas a la cigarra.

La cigarra estaba arrepentida.-Me equivoqué. Perdonadme. He aprendido que hay tiempo para todo. Para trabajar y para divertirse.

Ahora, si os parece, queridos amigos, bailemos todos para celebrar mi mejoría.

… Y fueron felices y comieron perdices. . . , y a mi no me dieron

porque no quisieron.