Post on 08-Sep-2020
“La magia de las palabras”
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Hace mucho tiempo había una niña que vivía en un
pueblo muy pobre, y sus padres eran tan pobres tan
pobres que no podían ponerles nombres ni a ella ni a sus
demás hermanitos.
Muchos años después, cuando la niña creció,
decidió llamarse Belisa Crepusculario. Se hizo llamar así
porque le gustaban mucho los amaneceres. A Belisa de
pequeña le gustaba mucho viajar, y soñaba que cuando
cumpliese 16 años viajaría a infinitos lugares lejanos de su
tierra. Cumpliendo este deseo, Belisa marchó de su casa
buscando nuevas aventuras, conociendo así a muchas
personas y viviendo muchas experiencias.
Al llegar a Literestraux, un pueblo muy humilde,
Belisa se encontró con una tienda que nunca había visto y
decidió entrar en ella para ver lo que había.
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Al entrar se sorprendió, al ver enormes estanterías
repletas de extrañas cajitas de muchos tamaños. El
dependiente al ver su cara de sorpresa se acercó a la
joven y le preguntó:
- ¿Le interesa algún cuento, señorita?- preguntó
el dependiente.
- ¿¡Cuento!?, ¿qué es eso?- preguntó Belisa
extrañada.
- El cuento de Caperucita Roja, el de los Tres
Cerditos,…-contestó el dependiente, sin hacer
caso a la pregunta de la joven.
- Pero aún no sé qué es un cuento- Dijo Belisa.
- Son historias contadas a través de palabras, que
pueden ser fantásticas o reales con el fin de
divertir y enseñar.
Belisa se sintió muy intrigada por lo que le había
explicado aquel dependiente y sintió muchas ganas de
conocer las palabras. Con el poquito dinero que ella
tenía, pudo pagar a un maestro para que le enseñara a
leer y a escribir.
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A los meses de aprender a leer y a escribir,
decidió montar una tienda que le permitiese viajar por
distintos lugares. De este modo, empezó a vender
palabras, con las que formaba historias y cuentos que
más tarde empezaría a escribirlos para que todo el
mundo pudiera seguir divirtiéndose con ellos. Además,
por cada cuento que vendiera, ella regalaba dos
palabras, que eran exclusivas para esa persona. A
través de estas historias Belisa empezó a ser conocida
en muchos lugares del mundo y comenzó a ganar dinero.
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Estando un día en el pueblo de Letrabix, contando historias a sus ciudadanos y vendiendo cuentos, apareció un
hombre cabalgando sobre su caballo. Este era un joven Mulato llamado Camaritú, el cual se presentó frente a Belisa
interrumpiendo su historia y diciendo:
-¿Te llamas Belisa?- Dijo Camaritú.
-Sí- Respondió ella asustada.- ¿Qué desea?
-Vengo para llevarte frente al Coronel Siesero.- Y antes de que
Belisa se diera cuenta el Mulato la había subido sobre su caballo.
Tras varias horas de camino, Camaritú decidió pararse para descansar. Belisa estaba muy
asustada, porque no sabía qué había hecho para que ese hombre la raptara. Mientras estaba
descansando bajo la sombra de un gran roble, el Mulato le dijo:
- El Coronel Siesero se ha enterado de tu trabajo y
está muy enfadado contigo.
- ¿Por qué, yo qué he hecho?-preguntó Belisa.
- ¡Divertir a la gente!- respondió Camaritú enojado.
- Pero eso es algo hermoso.- Dijo Belisa.
- Ya. Pero el Coronel es un hombre muy serio y no le
gusta la diversión.
Belisa se sorprendió de cómo era el Coronel y no
entendía como a una persona no le gustaba divertirse.
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Tras haber descansado, continuaron el
camino hacia el castillo del Coronel Siesero. Al
llegar, Siesero, los estaba esperando y al ver a
Belisa ordenó que la encerraran en las
mazmorras del castillo.
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Belisa se encontraba allí muy triste, porque no
entendía que mal había hecho ella. Para aliviar su pena
empezó a contar cuentos a las demás personas que
habían encerradas en las mazmorras.
El Coronel que iba a llevarles comida por la
noche, al escuchar las historias de Belisa, se detuvo a
escucharlas sin que ella se diese cuenta y quedó
encantado con ellas. Noche tras noche, el Coronel
bajaba a escuchar las nuevas historias que Belisa tenía
preparadas.
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Una mañana, Siesero ordenó que sacaran a Belisa de las mazmorras. Al llegar la joven frente a él, este le
dijo:
- Jovencita, si quieres libre quedar, un cuento
deberás contar. Si el cuento me gusta, libre
quedarás y si no… encerrada de nuevo estarás.
Belisa se puso manos a la obra, ya que eso se le daba muy bien. Varios
días después Belisa terminó su trabajo y lo llevó ante el Coronel Siesero,
pero este al no saber leer ordenó a Belisa que se lo leyera. Tras leerlo, el
Coronel quedó encantado con el trabajo de Belisa y esta además de
entregarle el cuento le escribió las dos palabras secretas que le
correspondían y él la dejó en libertad. Antes de que ella se marchara, le
construyó una librería al lado de su castillo, para que Belisa pudiera contar
sus historias tanto a él como a sus hombres y a las personas que pasaran por
allí.
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Belisa siguió viajando de pueblo en pueblo y haciendo disfrutar
a la gente con su maravilloso trabajo.
Pero en el castillo, el Coronel se quedó
pensando en Belisa y en las dos palabras que le
entregó y día tras día se acordaba mucho de ella,
por lo que decidió aprender a leer y a escribir, para
descifrar las dos misteriosas palabras que le
escribió.
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Al descubrir el misterio de las dos palabras, Siesero partió a su
búsqueda.
Tras varios días busca que te busca, la encontró
en su tienda y al cruzar las miradas supieron que
serían felices para toda la vida.
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AUTORAS:
Alba López Carrera
Laura Muñoz Leiva
Elisabeth de Consolación Ortega Gálvez
Ángela Rocío Roldán Díaz