La Noción de la Gracia preparatoria en los Puritanos

Post on 15-Jul-2015

126 views 0 download

Transcript of La Noción de la Gracia preparatoria en los Puritanos

La Nocin de la Gracia preparatoria en los Puritanos Martyn McGeown (Ligeramente modificado del articulo publicado en la Revista teolgica protestante reformada) Contenido I. II. III. IV. V. VI. VII. Introduccin Los primeros puritanos preparacionistas Otros escritores puritanos Otros telogos Objeciones a esta Doctrina Consideraciones de acuerdo a las Escrituras Conclusin

I.

Introduccin

La gracia preparatoria fue un concepto que se introdujo en la teologa de muchos de los Puritanos. Aunque los Puritanos insistan que el hombre es totalmente depravado e incapaz de contribuir en nada para su salvacin, ya en el ao 1570 algunos telogos ingleses empezaban a ensear que el pecador podra de alguna manera, disponerse para la gracia salvadora 1 Con esto, ellos generalmente queran decir, (con algunas variaciones), que un pecador no regenerado puede prepararse para la gracia de la regeneracin considerando seriamente sus pecados a la luz de la ley de Dios. Por una cuidadosa auto examinacin, el pecador puede y debe despertar su ser para odiar su propia pecaminosidad y desear misericordia y por un uso juicioso de los medios (especialmente el or la predicacin del evangelio), l podra poner a su persona en la posicin de ser un candidato para el nuevo nacimiento. La mayora de los puritanos que abogaban por esos puntos de vista, insistieron en que Dios prepara a los pecadores de esta manera. Ellos sostenan fuertemente que el hombre poda hacer esto sin la ayuda del Espritu. Como sea, ellos tambin ensearon que esta gracia preparatoria estaba presente, de manera frecuente en los reprobados, as que al final la preparacin para la regeneracin no necesariamente guiaba a la Salvacin. II. A. Los primeros puritanos preparacionistas William Perkins (1558-1602)

William Perkins, independientemente que fue un ardiente defensor de la doble predestinacin, fue uno de los primeros Puritanos que fueron infectados con esta idea del preparacionismo. El ense que por el ministerio del Evangelio (y especialmente la ley) el Espritu Santo prepara al pecador para la regeneracin. El gran trabajo de Perkins, Los casos de la consciencia publicado despus de su muerte en 1606. En el captulo titulado: Qu debe hacer un hombre para recibir el Favor de Dios y ser Salvo? Perkins escribe que Dios normalmente gua al pecador a travs de diferentes etapas antes que la regeneracin tenga efecto: Dios da al hombre los medios externos de salvacin, especialmente el ministerio de la palabra, y con esto manda un cruce hacia afuera o hacia adentro para romper y someter la terquedad de nuestra naturaleza y sta pueda ser pueda ser flexible a la voluntad de Dios ...cuando se completa, Dios trae al hombre a considerar la Ley . El hace que el hombre vea y conozca sus propios y peculiares pecados, por los cuales ofende a Dios . El golpea el corazn con un miedo legal el hace que el hombre tema el castigo y el infierno y desee desesperadamente la salvacin por algo que sucede en si mismo 2

De esta manera, Perkins ense que antes de la regeneracin la naturaleza necia del pecador es sometida, su voluntad se hace flexible a Dios y es posible que el pecador muerto vea y experimente la magnitud de su depravacin. Entonces el experimenta un miedo legal y se desespera por salvacin. Estas acciones sobre la naturaleza y las emociones del pecador, insista Perkins, no son necesariamente frutos de regeneracin, y aada estas cuatro acciones no son frutos de la gracia, pero el reprobado puede alcanzar este punto. Estos son solamente obras de preparacin que vienen antes de la gracia 3 Perkins, no enseo que estos pasos preparatorios sean efectuados por el hombre, ms por Dios, o con la ayuda de Dios. El previno de cualquier concepto que fuera un mrito de preparacin para la conversin por parte del hombre 4 debido a, su teologa de decreto. El hombre no puede producir estas cosas buenas en si mismo, pero el resultado de estas cosas buenas depende en parte del hombre. Si tanto el regenerado como el reprobado son recipientes de obras comunes del Espritu, que no necesariamente son una forma de salvacin, la implicacin es que el hombre tiene un rol que jugar. El hombre debe ser muy cuidadoso de no suprimir estas obras en el. En el hombre no-regenerado la voluntad funciona completamente, pero ha sido corrompida. Por tanto, insista Perkins, la regeneracin afecta la bondad de la voluntad del hombre, no la facultad de la voluntad en s misma: La regeneracin no cambia la operacin de las facultades humanas en si mismas, solamente la bondad de ellas , porque las primeras permanecen inalterables y la ltima fue perdida en la Cada. De tal manera que por lo que a las facultades concierne, uno puede hablar de la preparacin para la conversin y en cuento lo que concierne a la bondad de la voluntad, como sea el pecador tal vez nunca se prepara para conversin hasta que la voluntad en s misma necesita ser nacida de nuevo 5 Otra vez la pregunta, puede la corrompida voluntad en alguna manera prepararse y disponerse para su propia conversin y justificacin? Y Perkins contesta: La mera verdad, es que la voluntad no puede 6 Perkins haca distinciones entre diferentes obras preparatorias. El hizo unas subdivisiones de operaciones tales como: inicio de la preparacin e inicio de la contricin . Llam a las primeras el ministerio de la ley Este inicio de preparacin, de acuerdo a Perkins, era no por la gracia. Eran operaciones comunes del Espritu, que no daban indicacin alguna de si Dios intentaba salvar al pecador o no. Dolores en la conciencia, miedo del castigo, horror acerca de los pecados y una profunda conviccin, podran ser solamente una probadita del infierno, ninguna evidencia de la gracia de Dios obrando en el corazn. Por otra parte, los inicios o principios de contricin eran de la gracia y guiaban a la verdadera conversin. El reprobado era parte de lo primero pero solo el elegido era parte de lo segundo. Esta dicotoma sirve no solamente para salvaguardar el divino monargismo en salvacin, pero tambin para permitir la participacin activa del hombre, bajo el ministerio de la ley 7 El hombre podra participar, pero solarmente hasta donde concierne a la ley de Dios. A travs de una cuidadosa consideracin de la ley de Dios el hombre podra ver su propia culpa y su miseria bajo el pecado y en esta manera preparase para desear misericordia. Estas obras de preparacin que traen abajo y someten la necia naturaleza del hombre, sin hacer ningn cambio, acusaciones de la 8 consciencia miedos y terrores son levantados y se siente aprehensin por la ira de Dios en contra del pecado Y, aade Perkins, aunque ellas van antes de la conversin para preparar al pecador, ellas no son gracias de Dios, sino 9 ambos frutos de la ley, siendo un ministerio de muerte, y tambin son una acusacin de la consciencia Perkins cree que Dios, de manera universal invita al pecador a preparar y entonces el de manera particular capacita al elegido a componer 10 En otro de sus trabajos, Un grano de mostaza o la ms pequea medida de gracia es o puede ser efectiva para Salvacin , en este Perkins empuja al pecador a trabajar para ver y sentir su pobreza espiritual y trabajar para que se desagrade a si mismo 11 Si un hombre tiene un poco de sentimiento de lo que quiere [o de lo que le falta] algn dbil o desfalleciente deseo, un poquito de obediencia , escribe Perkins, el no debe dejar que esta chispa de gracia se vaya . El lanza una advertencia en una seccin del mismo trabajo titulada, Los inicios de la Gracia antesdichos son falsos a menos que se incrementen 12

Entre los Puritanos, de todos los que abogaban por la gracia preparatoria, Perkins busco ms el ministrar a la perturbada conciencia de los creyentes. A pesar de las buenas intenciones de Perkins, se debe reconocer que su doctrina tiende a angustiar la consciencia de los dbiles. Cmo puedo saber que las obras del Espiritu que percibo en m, son frutos de preparacin o contricin ? Si un reprobado puede caminar cierta distancia de la senda preparatoria, Cmo puedo saber que no soy un reprobado, engandome a mi mismo y pensando que estoy en el camino angosto, cuando podra bien estar en el camino ancho que gua a la destruccin (MT. 7:13)? El deseo de Perkins no era angustiar al dbil sino ms bien despertar al presuntuoso de su seguridad carnal. Entonces el buscaba animar al pecador a encontrar el ms pequeo signo de gracia en el para ser de buen nimo. Perkins escribi que la voluntad para ser regenerado es el efecto y testimonio de que la regeneracin ha comenzado 13 Si un hombre esta deseando la regeneracin el muestra con esto que el ya ha nacido de nuevo y esta en una condicin de gracia. Como quiera, arriba vimos como Perkins fallo en aplicar consistentemente este principio, porque un dbil y desfalleciente deseo, un poquitn de obediencia puede, si dejamos ir la chispa de gracia, ser evidencia solamente de, falsa gracia . Debemos conceder que esto es mejor que otros telogos posteriores, quienes, como veremos, ensearon que un pecador puede fervientemente desear la regeneracin y aun mantenerse irregenerado y perecer. Otros empujaron a pecadores a orar a Dios por la gracia de la regeneracin, pero ofrecindoles muy poca esperanza de que sus oraciones fueran contestadas. Perkins en contraste, enseo (aunque inconsistentemente) que los deseos que un hombre tiene por la fe, podan ser vistos como los primeros signos de la regeneracin. Marca entonces aunque todava desees (o faltes) firme y vivamente la gracia, todava no estas fuera de la gracia, si tu puedes sinceramente desearla. Ese deseo es la semilla, la concepcin o el brote de lo que ms quieres. Si alguno tiene sed, venga a mi y beba 14Esto ciertamente sirve para neutralizar algo, no todo, del veneno contenido en la doctrina de gracia proeparatoria de Perkins. Este pensamiento ofrece al pecador un poco de esperanza pero al mismo tiempo deja al pecador dudando de su estado espiritual. B. William Ames (1586-1633) Wiliam Ames fue un estudiante de Perkins y habiendo emigrado a Holanda desde Inglaterra, empez a ser un asesor del Snodo de Dordt (1618-1619). Ames, tambin enfatiz el papel de la ley en la preparacin del pecador para la gracia salvadora. John Eusden, el editor de una traduccin reciente de La Medula de la Teologia (The marrow of Theology) provee algunos antecedentes histricos. De acuerdo a Ames, escribe Eusden, la tarea primordial del hombre (en la salvacin) es prepararse para estar listo espiritualmente 15 Esto podra hacerlo arrepintindose, confesando, ofrendando en oracin, su insegura, ambivalente voluntad a Dios, para poder ser informado e iluminado 16 y por la exposicin de s mismo a la ley y los profetas Ames distingui dos tipos de arrepentimiento. Uno que tambin se encuentra en el irregenerado, precede a la fe en orden de naturaleza, como preparacin y disposicin de la causa y consiste en los terrores de la consciencia y la ansiedad causada por la ley. El otro que sigue a la fe y 17 depende de ella efectiva y genuinamente aparta la hombre de pecado Ames insiste que solamente en el primer sentido mencionado, puede un hombre irregenerado arrepentirse. Como quiera, en la prctica no se vuelve difcil, sino imposible, distinguir entre estos dos tipos de arrepentimiento. En su famoso trabajo La consciencia con el poder y sus casos (Conscience With The Power and Cases Thereof) Ames explica los pasos necesarios para jalar al hombre fuera de su estado de pecado y ponerlo en estado de gracia . En un captulo titulado Cmo el pecador busca prepararse para la Conversin, (How the sinner Ought to Prepare Himself to Conversion) escribe: es requerido primeramente que el hombre considere seriamente la ley de Dios y haga un examen de su vida esto es requerido una conviccin de consciencia una desesperacin por salvacin una verdadera humillacin del corazn que consiste en el dolor y mido por el pecado para poner al hombre en el estado de gracia se requiere que haya tal aprehensin sobre el evangelio como para que el hombre juzge si es posible que sus pecados sean

perdonados 18 espiritual

un ferviente deseo de obtener misericordia, lo que en la Escritura es llamado un hambre y sed

Todo esto busca enfatizar, lo que ocurre antes de la regeneracin. El hombre natural puede alcanzar esto, sin embargo al final, estas acciones preparatorias pueden no traer el fruto de la salvacin. Ames, escribe Eusden, se opuso a los Remonstrantes porque le perturbaba mucho por su antropocentrismo. l era infeliz con su falta de dar a la soberana de Dios y a su poder el primer lugar en su teologa 19 Eusden continua, Ames fue el nico en el partido ortodoxo, que encontr que la insistencia de los Remonstrantes, en que la respuesta del hombre en el drama de salvacin era una correccin necesaria en la teologa reformada 20 Por esta situacin Ames crey que el hombre podra hacer mucho para prepararse para la conversin, aunque en el anlisis final la conversin permaneca como una obra de Dios. El difiri de la recta teologa ortodoxa, de telogos tales como Franciscus Gomarus Gomarus (1563-1641) y Johannes Maccovius (1588-1644)" y no fue completamente ortodoxo en 21 el asunto de la predestinacin. En esto Ames, dejo la posicin ortodoxa. El no sigui la lnea ortodoxa prevaleciente y mantuvo que el hombre poda hacer muy poco o nada. Maccovius, por ejemplo, insisti que el hombre en su estado cado era incapaz de prepararse para fe y conversin. Cualquier paso que guiar a la fe fue asociado con la 22 regeneracin de Dios y no poda ser conectado con los esfuerzos del hombre en la salvacin. Sera injusto agrupar a Ames con los Arminianos, -l se opuso claramente a ellos23-La posicin de Ames es peligrosa al comprometerse con los errores Arminianos de poder resistir la gracia y doctrina de depravacin parcial. Debemos estar agradecidos que los puntos de vista de Ames no fueron incorporados a los Canones de Dordt. Tristemente la levadura del prepraracionismo Amesiano haba influenciado a generaciones de telogos al incluir su Mdula (Marrow) 24 como lectura obligada en la mayora de las escuelas teolgicas en Inglaterra, el Continente Europeo y America. C. Richard Sibbes (1577-1635) Richard Sibbes, escribe Pettit, se preocupaba mucho por el trabajo del Espiritu. El predico mucho sobre este tema, pero con un mnimo de preocupacin por los rigores del dogma 25 El hablo en el servicio de calor espiritual . En sus semones el buscaba crear una preocupacin en sus oyentes por un cambio de corazn. El mantuvo que el propsito de 26 la teologa es calor espiritual no impartir una escolstica, dogmatica, fra verdad. Sibbes al contrario de Perkins, no haca ninguna distincin entre preparacin y contricin. El sostena, Los reprobados pueden inmediatamente 27 responder al Espritu y entonces desear la gracia sin restriccin preliminar excesiva Lo que es necesario es que el pecador no resista al trabajo del Espritu creando en el santos deseos. Los dulces movimientos del Espirit en el u pueden ser resistidos, dice Sibbes. Aquellos que obedecen los impulsos del Espritu y se vuelven hacia Dios en obediencia y pueden recibir todos los beneficios del Espritu; aquellos que resisten estn perdidos 28 Por ejemplo hay algunos que echarn agua sobre las chispas del trabajo que Cristo hace en ellos, para 29 suavizarlos, porque ellos no se angustiaran por la luz de estos Otros resisten al toque del Espritu Santo: El Espritu Santo frecuentemente toca a sus corazones, para poner algunos deseos santos en ellos. Podra decirse que ellos resisten al Espritu Santo, pero el Espritu estaba listo para traerles a un grado mayor de bondad que la que ellos tenan en sus propias voluntades30 El sentido en que el reprobado resiste al Espritu Santo debe ser aclarado. Ellos le resisten como resisten a la predicacin (Hechos 7:51). Ellos le resisten oponindose a la predicacin y persiguiendo a los predicadores, pero el obra interna de gracia del Espritu en los corazones es irresistible y particular a los elegidos. Esta obra endurece al impo en sus pecados. Otros rehsan a prestar atencin a los impulsos de gracia del Espritu:

El Espritu Santo es dado a aquellos que obedecen, los que no resisten al Espritu de Dios. Por el ministerio del Evangelio el Espritu es dado en cierto grado a los reprobados ellos tienen movimientos de gracia ofrecidos a ellos, pero ellos no les obedecen. Por tanto el Espritu no se apodera de ellos el Espritu es dado a aquellos que obedecen 31 sus dulces movimientos. Sibbes exhorta al pecador a entretener a los benditos mensajeros del Espritu; a trabajar para sujetarse a el Espritu 32 de Cristo; a estar atentos a sus pecados y miseria en manera que empiece a ser una caa cascada El trabajo de Sibbes, Una caa cascada, trata con, entre otras cosas, el tema de preparacin espiritual. Este golpeteo del Espritu es algo con lo que el pecador puede cooperar. Debemos, unirnos a Dios golpendonos y poner cerco a la dureza de nuestro corazn 33 Para prepararse para salvacin, el pecador, se supone que debe hacer su corazn ms tierno, para que sea ms abierto a someterse al Espiritu.34 Sibbes apela al ejemplo del rey Josas, que fue elogiado por tener un corazn tierno (II Cr. 34:27), pero debemos insistir que Josas ya era un creyente. Dios haba regenerado al rey. Eso explica su respuesta al descubrir la ley y como su corazn sinti dolor por sus pecados y por los pecados de la Nacin. Este no fue una preparacin personal de un pecador irregenerado, sino de la obediencia de un hijo de Dios. El sabor de la doctrina de Sibbes tiene mucho de Arminianismo con su gracia que puede resistirse. Podemos estar de acuerdo con Pettit, quin escribe de todos los preparacionistas, Sibbes fue el que fue a los extremos en cuanto a las habilidades asignadas al hombre natural 35 III. Other Puritan Writers

Aunque Perkins, Ames y Sibbes son los puritanos que escribieron ms extensamente sobre el tema del preparacionismo, otros Puritanos hicieron referencias a la idea de un proceso preparatorio en sus escritos y sus predicaciones. John Owen (1616-1683) trato el tema en el tercer volumen de sus Trabajos en una seccin titulada, Trabajos del Espritu Santo en la Preparacin para Regeneracin (Works of the Holy Spirit Preparatory Unto Regeneration). Owen escribe: Existen ordinariamente, ciertos trabajos previos de preparacin, o trabajos sobre las almas de los hombres, que son antecedentes y dispositivos en esto [regeneracin]. Pero la regeneracin no consiste en ellos, ni puede ser reducida a ellos.36 Owen explica que lo que esto significa es solamente una disposicin material y ningn [movimiento] contiene gracia de la misma naturaleza que la regeneracin misma , usando la figura de la madera: Al secarse la madera y tener la debida compostura esta preparada para ser encendida 37 . En manera similar, el corazn de los pecadores es preparado (secado) entonces el Espritu puede encender ste para la regeneracin. Refirindose a Owen, de manera obvia, Abraham Kuyper toma el problema con esta ilustracin: Aunque esta ilustracin, de gracia preparatoria es como el secado de la madera hmeda, para que la chispa pueda encenderla ms fcilmente; ha sido mantenida por nuestros mejores telogos, no la podemos adoptar La disposicin de nuestras almas es inmaterial. Como esta sea, la gracia Omnipotente puede ablandarla. Owen clarifica lo que quiere decir con este trabajo preparatorio. El escribe de ciertas cosas que son requeridas de 39 nosotros por medio de nuestro esfuerzo para nuestra regeneracin Estas son acciones externas que estn presentes fsicamente cuando el evangelio es predicado, y si diligentemente concentrados en la Palabra predicada y recibindola como la verdad de Dios. 40 El pecador puede, a travs de su atencin diligente en el significado, ser iluminado en cierto sentido por la verdad que est oyendo, puede ser afectado emocionalmente o intelectualmente a travs de la predicacin, puede ser convicto de sus pecados y puede incluso tener un cambio en su carcter. Owen escribe, esto es 41 material bueno, til para prepararse a la regeneracin pero no necesariamente gua a ella. Aquellos que se rehsan

a aplicarse en el uso de los medios o aquellos que no innovan sinceramente lo que ellos han recibido en estos pasos 42 preliminares merecen perecer, y frecuentemente perecen. Tal fallecimiento no meramente por querer esforzarse en proceder, sino a travs de un acto libre de su propia voluntad, ellos rechazan la gracia que posteriormente es dada a 43 ellos en le evangelio Otros Puritanos, por el consejo que ellos daban al inconverso, mostraban que ellos crean que el irregenerado poda desear la salvacin. Por esto ellos queran decir ms bien, que el irregenerado poda tener un deseo de escapar del infierno. Ningn no creyente que fuera serio, que creyera en la existencia de un lugar llamado infierno, quiere ir ah. Esto no significa que el hombre natural desee las bendiciones espirituales de la salvacin. Thomas Manton (1620-1677) aconseja al pecador a orar por gracia pero no le da ninguna garanta de xito: Hay una gran incertidumbre, sin embargo oremos; es la manera de Dios para encontrar a aquellos que le buscan Dios no esta comprometido, pero quien sabe que puede hacer la importunidad? El a lo mejor, a lo mejor no, dar de su gracia; pero normalmente l lo har. Generalmente Dios bendice a la industria, pero no todos los que han laborado 44 tienen la certidumbre del xito. Que tan triste y desesperado mensaje es este! Qu diferente es la promesa de Cristo: Pedid y recibiris, buscad y hallareis, tocad y se os abrir; porque el que pide, recibe, el que busca halla y el que toca se le abre (Mt. 7:7-8). Joseph Alleine (1634-1668) en su Alarma para el inconverso (Alarm for de Unconverted) hace una apelacin al pecador inconverso que revela cuanto poder le atribuye a las preparaciones del pecador. Exhorta, pecador trabaja para obtener la vista y un sentido y sentimiento viviente de tus pecados pelea por afectar tu corazn con un sentido profundo de tu presente miseria huelgate con el Espritu cuando El empiece la obra sobre tu corazn.45 El aade, Cristo te ofrece su ayuda Dios ofrece iluminar tu mente Dios te invita a hacerte limpio y te suplica que te sometas a El deja que l lo haga por ti y en ti, lo que no puedes hacer por ti mismo 46 William Guthrie (1620-1665), cuya obra El Gran inters del Cristiano , fue altamente estimada por John Owen; es menos insistente en preparacionismo, aunque el tambin deja lugar para este en su sistema teolgico. El comenta que 47 no estamos para hablar de esto como si nadie pudiera tener el favor de Dios sin este trabajo pereparatorio Tristemente, Guthrie corta el cuello de la seguridad de salvacin con comentarios como este: Ser difcil de explicar de manera segura las diferencias esenciales entre el trabajo preparatorio en aquellos en los que despus Cristo es formado y los indicios (sentimientos, emociones) legales, los cuales algunas veces se encuentran en los reprobados 49 debo ofrecer algunas cosas que son raramente encontradas en los indicios de los reprobados, y que son 49 ordinariamente encontradas en el trabajo de la ley que tiene un toque de gracia. Esa palabra calificada como raramente habla de mucho. Guthrie no puede ofrecer al alma angustiada la marca infalible de la regeneracin, porque estas marcas pueden ser tambin encontradas (aunque raramente) en los reprobados. Qu consuelo ofrece Guthrie al inconverso? l le escribe a Alleine, palabras similares, trabaja con tu corazn hasta que este te sea agradable y cierra con la oferta (del evangelio) y dile a Dios expresamente que tu aceptas su oferta 50 Guthrie, reprenda a sus objetores de la siguiente manera: Dir alguien, no puedo cerrar con Cristo? Qu es lo que no puedes hacer? Puedes no tener hambre de El, no mirar a El, o no agradarte de su salvacin, no abrir tu boca para que El la llene? No dificultes el camino al cielo, porque esto deroga mucho de todo lo que l ha hecho.51

Entonces vemos que, Guthrie crea que el pecador irregenerado poda hacer que el evangelio fuera agradable a l. La oferta , podra sentir hambre de Cristo y podra entonces cerrar con el Salvador. De alguna manera, tal pecador, agradado de Cristo y hambriento de El, podra perecer. Thomas Shepard (1605-1649), fundador de la Universidad de Harvard, diferenciaba varios tipos de gracia. Los reprobados podan recibir varias gracias pero nunca tener la gracia salvadora. Un trabajo efectuado a travs de la ley es esencial: Cuando el Seor siembra deseos de salvacin, l siempre los siembra en un corazn quebrantado, que realmente esta quebrantado 52 Los hipcritas pueden participar de la gracia despertadora , gracia iluminadora y gracia afectiva pero nunca, escribe Shepard, gracia santificadora 53 Un hombre puede confesar que odia el pecado , que esta cerca de Jess , que ama al pueblo de Dios , que busca la gloria de Dios y estar engaado. Uno se imagina, como un pecador en la congragacin de Shepard podra nunca saber que l era un verdadero convertido, 54 por lo que Shepard escribe de esas personas aunque ellos odien el pecado, esto es falso Shepard afirmaba una conversin falsa, poda remontarse a que la humillacin bajo la ley no haba sido suficiente: Asegrate que tu herida por el pecado sea suficientemente profunda; porque todo error en la fe y santificacin del hombre, inicia en el primer error de su humillacin; si la humillacin del hombre es falsa, dbil y pequea, su fe es 55 como una luz y su santificacin una falsificacin. IV. Otros telogos

El Reformador holands, Wilhemus Brakel (1635-1711) revela su creencia en el preparacionismo. El habla de convicciones preparatorias 56 y urge al inconverso a entretener su esperanza porque Dios concede [a ellos] conviccin y un deseo para arrepentirse y salvacin 57 Su consejo es atender diligentemente los medios. Tu tienes una razn para tener esperanza Espera, pues hasta por el ms leve movimiento del Espritu, responde a este y se cuidadoso de no resistirle 58 Tal deseo es concedi a algunos inconversos que usan los medios de gracia, pero no les garantiza salvacin. No es una seal de regeneracin, pero puede guiar hacia sta. El telogo presbiteriano, Eilliam G.T. Shedd (1820-1894) atribuye la regeneracin misma al Espritu Santo pero permite que el hombre tenga alguna agenda en el trabajo de conviccin que es preparatorio o antecede al nuevo 59 nacimiento. Shedd quiere ser cuidadoso en la distincin entre la idea Agustina/Calvinista de preparacin y la versin Semipelagiana/Arminiana/Sinergetica. Los Calvinistas, escribe Shedd quieren decir con esto conviccin de pecado, culpa y sin esperanza . Los Arminianos denotan algunos deseos y principios de santidad en el hombre natural 60 Esta preparacin entonces no es una parte de la regeneracin, sino algo prioritario que la antecede 62 Seguidamente, Shedd apela a gracia comn preventiva . El pecador, escribe Shedd, se mueve y asiste por medio de esta gracia es capaz de desarrollar ciertas tareas.. Shedd enlista algunas de estas gracias comunes asistidas por tareas: leer y oir aplicacin seria de la mente conviccin iluminacin de acuerdo a los requerimientos de la ley angustia de la conciencia y reformacin de la vida exterior 62 este es el modo normal de la operacin de Dios, a excepcin de los infantes: El hombre gana su vida espiritual en un instante, aunque despus el tienda das y meses de una experiencia continua 63 de conviccin y muerte espiritual. Este es la manera ordinaria del mtodo divino. Shedd insiste que el irregenerado tiene la tarea y privilegio de orar por conviccin y espritu regenerativo 64 Lo prueba con Lucas 11:13. El hace le razonamiento que desde que el Padre ha prometido dar el Espritu Santo a aquellos que lo pidan, cuando un irregenerado ora por el Espritu santo de la regeneracin, la voluntad de Dios le conceder ese deseo (o, para ser ms exactos muy posiblemente lo conceder) Pero Cristo no esta enseando que el irregenrado puede pedir por el Espritu Santo. El esta enseando que los creyentes pueden asegurarse que la voluntad de Dios les ha concedido Su gracia y Su Espritu Santo, que ellos necesitan para santificar su vida. La enseanza de Lucas 11:13 y pasajes similares son sumarizados en el da 45 del Seor, contenido en el Catecismo de Heidelberg: Dios dar Su

gracia y su Santo Espritu a aquellos cuyo deseo sea pedirla continuamente y que estn agradecidos por ello Shedd entonces apela a Ezequiel 36 y Joel 2 y afirma que la base para tal oracin es que el Espritu es prometido de manera general bajo el Evangelio ! Si Shedd quiere decir con esto, que Dios promete a todos los no-regenerados una gracia regeneradora, esto nos sorprende, siendo que las promesas en los profetas son particulares y certeras. Dios promete dar a Su pueblo, y a ellos solamente, un nuevo corazn. El irregenerado requiere orar por la regeneracin, escribe Shedd: Ningn hombre tiene garanta o aliento para orar por conversin o por santificacin, antes que el haya orado por la regeneracin. Entonces, cualquiera que prohba a un irregenerado orar por la gracia de la regeneracin, le prohbe orar por toda gracia. Prohibindole que pida a Dios que cree en el un corazn limpio, le prohben que pida por el Espritu Santo.65 Notamos tambin que, el rey David pidi a Dios que creara en el un corazn limpio, cuando l ya haba sido regenerado (Sal. 51:10), Nunca en la historia del mundo un pecador no-regenerado ha pedido a Dios por regeneracin. Shedd advierte que el pecador no debe flojear en esta obra de conviccin: El Espritu Santo puede convencer al pecador sin su cooperacin pero esto no debe decirse a el [el pecador] l debe profundizar el sentido del pecado que ha sido producido en su consciencia, o saber que es susceptible de ser abandonado por el Espritu y dejado a su propia voluntad y llenado con sus propios deseos. El pecador puede no 66 cooperar en el trabajo de regeneracin, pero l puede cooperar en el trabajo de conviccin. Nada de esto hace a Dios deudor. Esta preparacin no hace al hombre merecedor de la regeneracin sino un sujeto idneo para el ejercicio de la compasin inmerecida de Dios en la gracia regeneradora 67 Despus que el pecador se ha preparado, buscando, deseando y orando, puede suceder que Dios le deje en su estado irregenerado. El pecador no podr quejarse pues Dios ejercita su Soberana, como una prerrogativa divina. El pecador debe proceder sobre la 68 probabilidad Al final, su deseo puede ser negado. El pecador podr prepararse para la regeneracin dejando sus nociones herticas. Si un pecador cree que el no es sin esperanza, niega que el pecado merece un castigo eterno o que la expiacin vicaria es necesaria, entonces el no esta preparado para la gracia regeneradora. Tales opiniones escribe Shedd deben dejarse y la visin escritural debe ser 69 adoptada antes que el Espritu Santo cree un nuevo corazn Y an esto puede no ser suficiente. Si la verdad ortodoxa es sostenida en injusticia esa actitud tambin debe cambiar, as que el pecador debe prepararse.70 Despus de toda esta preparacin, el pecador se convierte en un investigador serio y ansioso 71 y alguien que esta tratando de creer en el Seor Jesucristo 72 esto pasa solamente en el grado ms alto de probabilidad para el, usando la gracia comn, para ser salvo.73 Dnde est el consuelo? El telogo holands, Herman Witsius (1636-1708), trata con preparacionismo en La Economa de los Pactos . Witsius no cree que un hombre pueda prepararse para la regeneracin. Debido a que los no-regenerados son rboles malos, ellos no pueden producir buenos frutos (Mt. 7:18). Entonces a menos que una persona pueda ser enseada para 74 prepararse para la gracia, por el pecado el preparacionismo no puede ser admitido. El preparacionismo, insiste Witsius, es una doctrina semi-pelagiana. Los semi-pelagianos ensearon que el pecador puede venir a la gracia. pidiendo a Dios, buscando, tocando; y eso al menos en algunos, antes que nazcan de nuevo, hay un tipo de arrepentimiento, junto con dolor por el pecado un inicio de fe y un amor incipiente por Dios y un deseo de su 75 gracia Ciertamente suena como una de las enseanzas de algunos de los telogos que hemos considerado anteriormente. Witsius considera el problema del punto de vista de Perkins. Considerando esto, el escribe:

Pensamos que el argumento es ms preciso en aquellos que hacen de estas cosas (nota de la traduccin: conviccin de pecado, sentimiento de culpa y miedo, etc.), cosas que pasan a los Elegidos, preparaciones para una mas noble, perfecta y completa operacin del espritu y no solamente preparaciones para la regeneracin, sino frutos y efectos de 76 la regeneracin misma. Witsius concedi que pueden ocurrir operaciones del espritu en el reprobado, pero estas no son preparaciones para la regeneracin sea por su naturaleza intrnseca o por el diseo de Dios, sino que estas operaciones en el reprobado son consistentes con su muerte espiritual y el reprobado, siendo engaado por estos falsos actos de vida espiritual, se endurece ms en una muerte real 77 La conclusin de Witsius, despus de haber considerado cuidadosamente la diferencia entre regeneracin y el sentido del camino ancho y angosto, es rechazar cualquier medio de preparacin del pecador para el nuevo nacimiento. Estas no son preparaciones para la primera regeneracin, sino efectos de ella, 78 porque la muerte no es preparacin para la vida . Witsius cree que existe un sentido que el Seor, en su providencial trato con el elegido antes de la conversin, le prepara para su futura vida espiritual. El preserva a los elegidos de escandalosos crmenes y ellos son guardados de cometer pecado contra el Espritu Santo. Tales pecadores podrn crecen en un ambiente eclesistico de manera que mucho de los principios de la verdad divina son evidentes y entendidos por la mente natural lo cual es til al creyente despus de haber sido regenerado.79 Ninguno de estos principios dispone al hombre para la regeneracin sino ellos son obras providenciales de Dios, por medio de las cuales, an antes de la regeneracin, Dios obra todas las cosas para bien de Sus elegidos. Esta es la misma clase de gracia preparatoria a la que Abraham Kuypr se refiere. Los elegidos no-regenerados son sujetos de la divina labor, cuidado y proteccin an durante su vida impa antes de su conversin, de acuerdo a Kuyper.80 Habiendo dicho todo esto, Witsius, al igual que los Puritanos, urge o llama a uno a no profanar o despreciar su salvacin a atender a los medios de gracias, porque ah es donde hay ms brillante esperanza para el que oye la predicacin y clama a Dios por la Gracia salvadora, que para el que niega a la Iglesia y a las cosas que en ella se realizan 81 V. Objeciones a esta doctrina

Repudiamos el preparacionismo como extrao a las Escrituras y a las confesiones de la Reforma. Aunque hay mucho que admirar de los Puritanos, en este tpico debemos separarnos.

A. El hombre no regenerado no tiene hambre de justiciaLas Escrituras ensean que el hambre espiritual siempre ser satisfecha. No ha habido pecador que haya tenido hambre de justicia y se haya ido a tal lugar donde el no tendr mucho ms que una gota de agua para enfriar su lengua (Luc. 16:24). Jess promete esto en el Sermn del Monte: bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia Por qu? Porque hay un gran chance, una justa posibilidad, una alta probabilidad, pero no garanta de que ellos sean llenos? No, la belleza de la dulzura contenida en este pasaje es esta: Porque ellos sern saciados (Mt. 5:6). Los preparacionistas toman esta dulce mordida de pan y la echan a los perros (Mt. 15:26). De cierto es, que el punto de esta belleza es que aquel que esta hambriento y sediento es bienaventurado, es decir, ha sido regenerado. Esa hambre de misericordia no es (como dice Ames) una preparacin para la regeneracin sino la evidencia de sta. Los Cnones de Dordt niegan que el no-regenerado pueda sentir hambre y sed de justicia y vida, y ofrezca el sacrificio de un espritu contrito y humillado, lo cual es agradable a Dios . En vez de esto, como los Padres insistieron en Dordt, para tener hambre y sed de ser liberados de la miseria a vida y ofrecer a Dios sacrificio de espritu contrito, uno debe ser regenerado y estos son llamados bienaventurados (Cano III/IV:R:4) citando a Mateo 5:6 El irregenerado no tiene hambre de las cosas espirituales. Ellos ven el pan de vida como cualquier pan. Ellos beben voluntariamente de la iniquidad como de agua (Job 15:16) pero el agua de vida no les llama la atencin.

Dios no hace ninguna injusticia al no alimentar al impo con el pan de vida, porque ellos no tienen ningn deseo por el. Dios solamente crea y satisface el deseo de justicia de los elegidos.

B. La voluntad del No-regenerado no es flexible a la Voluntad de Dios Adems, las Escrituras no ensean (en contra de Perkins) que los reprobados tienen voluntades flexibles a Dios. La voluntad del hombre es totalmente depravada. Sin regeneracin, el pecador no puede querer o al menos desear querer ningn bien espiritual. La Biblia habla de dos tipos de hombre, y solo dos: el natural (irregenerado) y el espiritual (regenerado). No hay estado intermedio en medio de estos. I Corintios 2:14 ensea que el hombre natural no puede recibir las cosas espirituales porque no las puede discernir (o no las conoce). La mente carnal del hombre natural est en enemistad con Dios. No puede estar sujeta a la Ley de Dios (Ro. 8:7). Cristo dice, de aquel que hace lo malo (el hombre natural, irregenerado) que odia la luz y no viene a la luz (Juan 3:20). El hombre natural no entiende, no busca a Dios y no hace nada bueno (Ro. 3:11-12). La voluntad antes de la regeneracin no tiene poder. Los Cnones de Dordt, describen el trabajo de Dios en la regeneracin, como: El abre y cierra, ensuaviza y endurece el corazn y circuncida al que era incircunciso, infunde nuevas cualidades a la voluntad, la cual antes, era muerta, l la aviva; de ser malo, desobediente y reacio, l lo vuelve bueno, obediente y flexible; acciona y fortalece, como un buen rbol, traer fruto de buenas acciones (III/IV:11) La nica voluntad flexible es la del regenerado. Ningn hombre irregenrado tiene una pequea obediencia o desfallecientes deseos . En ningn sentido la voluntad es sometida de manera que pudiera ser buena. Ningn hombre irregenerado desea arrepentirse, venir a Cristo, fervientemente buscar a Dios o le agrada el Evangelio. Cada hombre no-regenerado, sin excepcin, aborrece a Dios, repudia el arrepentimiento y piensa que el Evangelio es locura (I Co. 1:18). Solamente Dios a travs de un poderoso trabajo de gracia, que El hace solamente en los elegidos, puede cambiar lo mencionado. Un pequeo inicio de obediencia esta presente solamente en los regenerados (Catecismo de Heidelberg, Preguntas y Respuestas 114). La fe, aunque pequea como una semilla de mostaza o mezclada con mucha incredulidad es un signo de regeneracin, no gracia inducida en el irregenerado (Mt. 17:20; Mr. 9:24). Solo el regenerado puede buscar, porque todos los que buscan, sin excepcin (de los cuales no es su naturaleza; Ro. 3:11) es prometido que ellos hallarn (Mt.7:7; Lc.11:10) C. El Preparacionismo hace la Gracia Comn y Resistible El preparacionismo habla de gracia iluminadora , gracia despertadora y gracia afectiva , en adicin a la gracia salvadora. Los preparacionistas afirman que el reprobado, es frecuentemente participante de estos tipos de gracia comn pero porque ellos no pueden mejorar la gracia ellos justamente perecen. Las escrituras solo saben de una sola gracia: salvadora, particular, gracia eficaz. La gracia de la Escritura es irresistible. D. El preparacionismo complica la Conversin Abraham Kuyper se queja de aquellos que ensean que ciertas disposiciones y estados de nimo deben ser 82 preparadas en el pecador para que Dios pueda despertarlo Los preparacionistas podran objetar que la palabra puede debe ser sustituida por har , pero el principio es bsicamente es el mismo. Kuyper discute que Dios puede 83 impartir nueva vida en Cristo al peor y ms endurecido pecador que est desprovisto de preparacin Aparentemente, ningn Puritano objetara esto. Ninguno quiere limitar la Omnipotencia de Dios. Pero los puritanos representan al pecador bajo el ltigo de ley 84 por mucho tiempo. Un largo y arduo trabajo de conviccin del pecado es necesario para la mayora de la gente, para ser regenerada y convertida. Esta no es la manera en que la Escrituras

definen la conversin. Dnde estuvo la prolongada conviccin de pecado en la mujer samaritana (Juna 4), en Zaqueo, en el publicano (Lucas 19), en aquellos convertidos el da de pentecosts (Hechos 2), en el Apstol Pablo (Hechos 9) o en el carcelero de Filipo (Hechos 16)? En cada una de estas conversiones, el Espritu los convenci de pecado y produjo arrepentimiento del pecado, y no hay ninguna indicacin en la Escritura de que el pecador se sometiera a los terrores de la consciencia por semanas, meses o an aos. Tambin parece ser el sine qua non en la doctrina de conversin de los Puritanos. As Shedd, escribe: el Espritu Santo ordinariamente no regenera al hombre hasta que este es un hombre convicto, hasta que l ha empezado a ser consciente de su necesidad de gracia regenerativa 85Seguramente, si l es un hombre convicto, l es un regenerado. Si el desea regeneracin, l ha nacido de nuevo. Ningn irregenerado desea regeneracin. Los Cnones de Dordt (1:16) no ponen obstculos delante del pecador. Hay algunos en la iglesia que atienden a los medios de gracia y que no sienten fuertemente la evidencia de gracia en ellos como quisieran sentirla. Ellos no deben desesperar. Los Cnones no estn hablando de los irregenerados, en quienes no hay fe viva paz de consciencia , deseo ardiente de fiel obediencia (Cnones I:16), sino de aquellos en quienes las gracias han operado pero no hay un fuerte sentimiento . Los Cnones asumen que estos han sido regenerados porque ellos muestran los signos de haber sido vivificados espiritualmente. Con la calidez de un verdadero pastor los Canones animan al angustiado hijo de Dios: Mas que causarles terror por la doctrina de reprobacin, a aquellos que han deseado seriamente ser vueltos a Dios, para agradarle solo a El y ser librados del cuerpo de muerte, y todava no han podido alcanzar la medida de santidad que ellos aspiran, Dios ha prometido que no apagar el pabilo que humea, ni quebrar la caa cascada (I:16) Si Dios ha iniciado la obra de salvacin en un pecador (evidenciado por el odio al pecado, y el deseo de santidad), el la terminar (Fil. 1:6). El pbilo que humea de Mt. 12:20 es simplemente el hijo de Dios que es quebrantado de corazn por sus pecados, quin es pobre de espritu (Mt. 5:3), quin se duele de sus pecados (Mt. 5:4) y quin tiene hambre de justicia (Mt. 5:6). Ninguna de estas caractersticas espirituales fueron nunca encontradas en una persona no-regenerada. La Voluntad de Dios nunca apaga ese pbilo humeante aunque sea mucha la imperfeccin (humo) que permanezca en el. E. El Preparacionismo Destruye la Seguridad y Alimenta la Desesperanza La doctrina del Preparacionismo es desesperadamente depresiva. Le roba al hijo de Dios su seguridad. Como dice Pettit, si la contricin y humillacin no son signos de gracia como puede uno tener alguna vez la seguridad de la fe? Lejos de ser una doctrina reconfortante, era una atadura que guiaba a la desesperanza.86 Debe guiar a esto. Siento dolor por mis pecados? Busco fervientemente a Cristo? Tengo hambre y sed de justicia? Tengo un profundo sentimiento de mi pecado y un deseo de liberacin de l? Creo en Jesucristo y solo en El confo para mi justicia? Todo lo citado anteriormente son meramente signos de gracia preparatoria ; no de la regeneracin. Los reprobados pueden llegar hasta esto. Siento necesidad de salvacin y busco fervientemente encontrarla en Cristo (Fil. 3:9)? Si es as, las Escrituras me aseguran que soy un regenerado. Los Preparacionistas ponen obstculos en mi camino. Probablemente yo no soy lo suficientemente humilde. Probablemente no he tenido suficiente experiencia de conviccin. Probablemente odio mis pecados, pero no totalmente . Los preparacionistas presentan pecadores irregenerados postrados a los pies de Jess, rogando ser regenerados. Aunque la probabilidad de que ellos sean salvos es muy alta (una probabilidad ms alta que la de aquellos que completamente se niegan a los medios de gracia) ellos no ofrecen ninguna garanta: Al mismo tiempo, ellos les han dicho, no importa cuanto te prepares, no importa cuanto busques debajo de la superficial apariencia humana, la misericordia de Dios te puede ser negada al final. El preparar el corazn es necesario 87 como un prerrequisito de la experiencia de conversin, pero no garantiza la salvacin.

Sin embargo, Cristo ensea: el que viene a m, no le echo fuera (Juan 6:37). El promete descanso (no una posibilidad de descanso) a aquellos que estn cansados y cargados (Mt. 11:28), porque la carga espiritual ha sido trabajada en ellos por medio del Espritu Santo. No hay pecador que este cargado, cansado, sediento que no reciba salvacin cuando la busca. No hay pecadores que tratando de venir a Cristo fallen en alcanzarlo. En Nueva Inglaterra, cuando los preparacionistas fueron populares, los candidatos a miembros de las iglesias eran 88 requeridos de proporcionar un detallado relato de su experiencia de conversin Los candidatos tenan que relatar como ellos estuvieron por un largo tiempo bajo una profunda conviccin de pecado. Esta, no una profesin de fe creble, con un caminar po, era el requerimiento para calificar como miembro de la iglesia. Esto empez a ser una carga imposible, porque no todos (especialmente para lo que haban crecido en la iglesia) tenan esa dramtica experiencia de conversin que pudiera relatarse a los ancianos. Eran tan exigentes y cuidadosos los Puritanos preparacionistas de Nueva Inglaterra, para mantener a los hipcritas fuera de la iglesia, que ellos pusieron en peligro al trigo mientras trataban de jalar o arrancar la cizaa (Mt. 13:29) VI. Consideraciones apelando a las Escrituras Sorprendentemente, los telogos preparacionistas no apelan mucho a las Escrituras en sus escritos sobre este tema. Si examinamos las instancias donde se ha dicho a los hombres que preparen sus corazones para buscar al Seor, podemos ver que el todos los casos la persona ya es un creyente. Por ejemplo, Josafat (II Cr. 19:3), Esdras (Es. 7:10) y Job (Job 11:13) prepararon sus corazones. No hay cuestionamiento alguno de que un creyente debe preparar su corazn para buscar a Dios. En otros casos se manda a los hombres a preparar sus corazones (I Sam. 7:3). Esto no quiere decir que ellos tuvieran la habilidad o la inclinacin para que por sus propios medios cumplieran dicho mandamiento. La sobrecogedora evidencia de la Escritura es que un hombre muerto en pecados es incapaz de producir un solo buen deseo. Al final apelan al texto de Lucas 1:17, Y el (Juan el Bautista) ira delante de el para preparar al pueblo para el Seor . Este texto no ensea gracia preparatoria , sino simplemente que Dios haba preparado a gente para si, que salvara en el cumplimiento de los tiempos al venir Cristo. Juan el Bautista preparara el camino del Mesas esperado. VII. Conclusin Debemos insistir, que las confesiones de fe (de la Reforma) y las escrituras, ensean que el hombre no tiene poder. l no pude prepararse para recibir a Cristo, l no puede desear a Cristo y no puede buscar a Cristo. Debemos oponernos a cualquier doctrina, no importa que tan venerados sean los que aboguen por ella, que ponga cualquier otro tipo o especie de gracia que no sea la, gracia soberana, irresistible y particular, fundada en la eleccin y obtenida por los elegidos en la cruz. Si hubiere una gracia de Dios para el reprobado, entonces debe tener su origen fuera de la eleccin y no fue adquirida en la cruz. No podra ser! La gracia preparatoria es, por tanto, comprometer la doctrina, no solo de total depravacin, sino tambin de la eleccin soberana, la reprobacin y la Redencin limitada. Ms que esto, si en la gracia preparatoria se alega que es resistible e inefectiva para el reprobado, las doctrinas de gracia irresistible y la perseverancia de los santos tambin se compromete. Cualquier doctrina que ponga en riesgo stas verdades clave debe ser rechazada por los cristianos reformados, cualquiera que tenga sus races en las doctrinas de la Reforma y cualquiera de sus ramas. Rechazamos cualquier doctrina complicada que invente nuevas categoras y cualidades, que cambien la definicin de la gracia. Una gracia que no trae salvacin, no es en ninguna manera gracia. (Tito 2:11). Por tanto rechazamos el despertamiento , iluminacin o afectacin de gracia predicada por Thomas Shepard. Antes de la regeneracin no puede haber ningn otro trabajo de gracia, puesto que la regeneracin es el primer trabajo de gracia. Esto hace obvio que no puede haber un trabajo antes del primer trabajo. Aadimos que es una crueldad intolerable, demandar de la gente una experiencia dramtica de conversin para que ellos puedan estar seguros de su salvacin. Dichos obstculos no deben ser puestos ante los creyentes que han crecido

en una iglesia, y han sido enseados a orar en las rodillas de sus madres, que fueron catequizados y no vivieron o no recuerdan ningn tiempo en el cual ellos no creyeron en Jesucristo. Demandar a estos que describan una dramtica experiencia antes que ellos puedan confesar su fe, es hacer sufrir a los pequeos del Seor. Igualmente no debe demandarse en el campo misionero. Es suficiente cuando una persona simplemente cree en Cristo y muestra evidencia de su po caminar. Insistir que cada alma viene a Cristo a travs de un arduo proceso de conviccin de pecado (lo que supuestamente es la gracia preparatoria) no es bblico. Esto gua a la duda y a la falta de seguridad. Hace que los verdaderos creyentes estn miedosos de confesar su fe y de venir a la Cena del Seor. La verdadera conversin es un proceso de toda la vida, en el que un hijo de Dios, diariamente se vuelve de su pecado a Dios (arrepentimiento y fe) y experimenta el perdn a los pies de la cruz de Jesucristo. Esta es la doctrina de la conversin que se encuentra en la Reforma y que se asent en el Catequismo de Heidelberg (Lord s Day 33). Finalmente, ponemos especial atencin a que la tradicin Presbiteriana debe rechazar el preparacionismo con base a su propia Confesin. Es sorprendente que la nocin de la gracia preparatoria se haya hecho tan popular entre los Puritanos, ya que muchos de ellos ayudaron en la elaboracin de la Confesin de Westminster, que ensea que el hombre natural, siendo opuesto a todo bien y muerto en pecado, no es capaz por su propio esfuerzo de convertirse o de prepararse para esto (10:13).

Notas finales 1Norman Pettit, The Heart Prepared: Grace and Conversion in Puritan Spiritual Life (New Haven and London: Yale University Press, 1966), p. 3. El corazn preparado: Gracia y Conversin en la vida espiritual Puritana 2William Perkins, The Whole Treatise of the Cases of Conscience, Book I, Chapter V, pp. 50-51; spelling of original modernized; italics mine. Tratado Completo de cuestiones de Consciencia. 3Perkins, Whole Treatise, Book I, Chapter V, p. 51; italics mine. Tratado Completo de cuestiones de Consciencia. 4Young Jae Timothy Song, Theology and Piety in the Reformed Thought of William Perkins and John Preston (Lewiston, NY: The Edwin Mellen Press, 1998), p. 132 Teologa y Piedad en el pensamiento Reformado, William Perkins y John Preston 5Song, Theology, p. 133. Idem 6Song, Theology, p. 134. Idem 7Song, Theology, pp. 136-137. Idem 8Song, Theology, p. 139. Idem 9Song, Theology, p. 139. Idem 10Song, Theology, p. 137. Idem 11William Perkins, The Courtenay Library of Reformation Classics, vol. 3, The Work of William Perkins, Ian Breward (ed.) (England: The Sutton Courtenay Press, 1970), p. 406. La biblioteca Coutenay de la Reforma. Vol. 3, el trabajo de William Perkins 12Perkins, Works, p. 405. Idem 13Pettit, The Heart, p. 62. El corazn preparado: Gracia y Conversin en la vida espiritual Puritana

14Pettit, The Heart, p. 63. El corazn preparado: Gracia y Conversin en la vida espiritual Puritana 15William Ames, The Marrow of Theology (Durham, NC: The Labyrinth Press, 1983), p. 50. La medula de la Teologa 16William Ames, The Marrow, p. 50. Idem 17Ames, The Marrow, p. 160. Idem

18William Ames, Conscience With the Power and Cases Thereof: The English Experience: Its Record in Early Printed Books Published in Facsimile (Amsterdam and Norwood, NJ: Theatrum Orbis Terrarum Ltd., and Walter J. Johnson Inc., 1975), Book II, Chapter 4, pp. 8-9. Los casos de la consciencia con el Poder: La Experiencia inglesa: recopilada en impresin de facsmil previa (Amsterdam y Norwood, Nueva Jersey) 19Ames, The Marrow, p. 7. La Mdula 20Ames, The Marrow, p. 7; italics mine. Idem 21Eusden hastens to add, "It is not being suggested here that Ames was an Arminian-within-the-gates, or a quasiRemonstrant" (Ames, The Marrow, p. 7). Eusten se apresura a aadir, No se ha sugerido que Ames fuera un Arminiano o casi Remostrante (Ames, La Mdula) 22Ames, The Marrow, p. 50. La Mdula 23Eusden writes, quoting a biographer of Ames, "Ames plainly deserved our saying in his honor what the mothers of Israel once said in honor of David: Other theologians have slain their thousands, but Ames his tens of thousands! Ames was thought to be something of a giant killer in theological debate" ( Ames, The Marrow, p. 7). Eusden escribe, citando a un bigrafo de Ames, Ames mereci totalmente que digamos en su honor, lo que las madres de Israel una vez dijeron en honor de David: Otros telogos han herido miles y Ames diez miles! Ames fue enseado aser algo as como un gigante asesino en un debate bblico (Ames, La Mdula) 24Eusden notes, "For a century and a half William Ames s Marrow of Theology held sway as a clear, persuasive expression of Puritan belief and practice. In England, Holland and New England nearly all those who aspired to the Puritan way read the book. No matter what their aspirations, undergraduates at Emmanuel College, Leyden, Harvard and Yale had to read the Marrow in Latin as part of basic instruction in divinity. In a burst of enthusiasm Thomas Hooker (1586?-1647) of Hartford once recommended the Marrow and another of Ames s works to fellow clergymen: They would make him (supposing him versed in the Scriptures) a good divine, though he had no more books in the world " (Ames, The Marrow, p. 1). Notas de Eusden, Por un siglo y medio el libro titulado La Mdula de la Teologa fue dominante como una convincente, clara y persuasiva expresin de la fe puritana. Sin importar cuales fueran sus aspiraciones los prximos a graduarse en la Universidad de Emmanuel, Leyden, Harvard y Yale tena que leer ste libro en latn, como parte de su instruccin bsica en divinidad. En un brote de entusiasmo Thomas Hooker (1586?-1647) de Hartford, recomend una vez, La Medula y otro trabajo de Ames a sus colegas diciendo: Estos les podra hacer (l era supuestamente versado en la Escritura) un buen telogo en divinidad, aunque no hubiera ms libros en este mundo 25Pettit, The Heart, p. 67. El corazn preparado: Gracia y Conversin en la vida espiritual Puritana 26Pettit, The Heart, p. 67. Idem 27Pettit, The Heart, p. 67. Idem 28Pettit, The Heart, p. 67. Idem

29Richard Sibbes, Works, vol. 1 (Edinburgh: Banner, repr. 1979), p. 73. Trabajos, Vol. 1 30Richard Sibbes, Works, p. 74. Idem 31Pettit, The Heart, p. 67. El corazn preparado: Gracia y Conversin en la vida espiritual Puritana 32Pettit, The Heart, p. 68. Idem

33Pettit, The Heart, p. 68. Idem 34Pettit, The Heart, p. 70. Idem 35Pettit, The Heart, p. 73. Idem 36John Owen, Works, vol. 3 (Edinburgh: Banner, repr. 1966), p. 229 Trabajos, Vol 3 37Owen, Works, vol. 3, p. 229. Idem 38Abraham Kuyper, The Work of the Holy Spirit (Grand Rapids, MI: Eerdmans, repr. 1973), p. 291. El Trabajo del Espiritu Santo 39Owen, Works, vol. 3, p. 229. Trabajos, Vol 3 40Owen, Works, vol. 3, p. 230. Idem 41Owen, Works, vol. 3, p. 234. Idem 42Owen, Works, vol. 3, p. 236. Idem 43Owen, Works, vol. 3, p. 236. Idem 44Edward Hindson (ed.), Introduction to Puritan Theology: A Reader (Grand Rapids, MI: Baker, 1976), p. 100. Un lector: Introduccion a la Teologa Puritana 45Joseph Alleine, An Alarm to the Unconverted (Edinburgh: Banner, repr. 1978), p. 100. Una alarma al no convertido 46Alleine, Alarm, p. 140. Idem 47William Guthrie, The Christian s Great Interest (London: Banner, repr. 1969), p. 37. El mayor interes Cristiano 48Guthrie, Interest, p. 53. Idem 49Guthrie, Interest, pp. 53-54; italics mine. Idem 50Guthrie, Interest, p. 195. Idem 51Guthrie, Interest, p. 204. Idem 52Thomas Shepard, The Parable of the Ten Virgins (Morgan, PA: Soli Deo Gloria, repr. 1997), p. 468. La parabola de las 10 Virgenes 53Shepard, Parable, pp. 476-477. Idem

54Shepard, Parable, p. 481. Idem 55Shepard, Parable, p. 482. Idem 56Wilhelmus a Brakel, The Christian s Reasonable Service, vol. 2 (Ligonier, PA: Soli Deo Gloria Publications, 1993), p. 249. El servicio Cristiano Razonable

57a Brakel, Reasonable, vol. 2, p. 258. Idem 58a Brakel, Reasonable, vol. 2, p. 259. Idem 59William G. T. Shedd, Dogmatic Theology, vol. 2 (New York: Charles Scribner s Sons, 1891), p. 512. Teologa Dogmtica 60Shedd, Theology, vol. 2, p. 512. Idem 61Shedd, Theology, vol. 2, p. 512. Idem 62Shedd, Theology, vol. 2, pp. 512-513. Idem 63Shedd, Theology, vol. 2, p. 512. Idem 64Shedd, Theology, vol. 2, p. 513. Idem 65Shedd, Theology, vol. 2, p. 514. Idem 66Shedd, Theology, vol. 2, p. 515. Idem 67Shedd, Theology, vol. 2, p. 516; italics mine. Idem 68Shedd, Theology, vol. 2, p. 516. Idem 69Shedd, Theology, vol. 2, p. 518. Idem 70Shedd, Theology, vol. 2, p. 518. Idem 71Shedd, Theology, vol. 2, p. 518. Idem 72Shedd, Theology, vol. 2, p. 528; italics mine. Idem 73Shedd, Theology, vol. 2, p. 526. Idem 74Herman Witsius, The Economy of the Covenants Between God and Man Comprehending a Complete Body of Divinity (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing, repr. 1990), p. 361. La economa de los Pactos entre Dios y los hombres, comprendiendo el cuerpo complete de Divinidad 75Witsius, The Economy, p. 363. Idem 76Witsius, The Economy, p. 363. Idem 77Witsius, The Economy, p. 363. Idem 78Witsius, The Economy, p. 365. Idem

79Witsius, The Economy, p. 366. Idem 80Kuyper, The Work, p. 284. El Trabajo 81Witsius, The Economy, pp. 371-372. La economa de los Pactos entre Dios y los hombres, comprendiendo el cuerpo complete de Divinidad 82Kuyper, The Work, pp. 290-291. El Trabajo 83Kuyper, The Work, p. 291. El Trabajo 84Sibbes, Works, vol. 1, p. 44. El Trabajo 85Shedd, Theology, vol. 2, p. 514. Teologa Dogmtica 86Pettit, The Heart Prepared, p. 19. El corazn preparado: Gracia y Conversin en la vida espiritual Puritana 87Pettit, The Heart Prepared, p. 19. Idem 88Pettit, The Heart Prepared, p. 160. Idem