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SEMINARIO
EXPERIENCIAS PARA EL ALOJAMIENTO Y EL HABITAR DE LA POBLACIÓN MIGRADA EN ANDALUCIA.
Sevilla 5/6/7 Marzo 2007
Titulo:
LA SEGREGACIÓN RESIDENCIAL. VALORACIONES E INDICADORES
Autor: Arkaitz Fullaondo, Sociólogo. Centro de Política de Suelo y Valoraciones. Universidad Politécnica de Cataluña.Email: arkaitz.fullaondo@upc.edu
0. Introducción
Cuando un país se convierte en receptor de inmigración y los flujos hacia el mismo comienzan a ser intensos, el fenómeno migratorio tiende a convertirse en un factor de transformación social. Durante décadas, el Estado español fue emisor de inmigración: entre 1960 y 1970 miles de trabajadores emigraron hacía los países del centro y norte de Europa como trabajadores invitados. Con la incorporación del Estado español en la Comunidad Económica Europea a mediados de los 80 y la subsiguiente transformación económica y social, España pasa a ser en un país de inmigración y no de emigración. Sin embargo este cambió no es único para España, sino que obedece a una transformación de los flujos migratorios en Europa, caracterizada por un creciente protagonismo de los países del sur, que durante décadas fueron emisores de mano de obra (King, 2002; Carella y Pace, 2001). Si bien este cambio comienza a vislumbrarse en la década de los 80 y a principios de los 90, en el caso español no es hasta finales de esta década y principios del siglo XXI cuando los flujos migratorios internacionales comienzan a llegar de forma masiva.
Esta inmigración coincide con un periodo de fuerte crecimiento económico y de necesidad de mano de obra, hechos que ejercen de factores inductores de dichos flujos; entre 19992005 llegan 3.000.000 de extranjeros, la mayoría de ellos de países de Sudamérica, Asia, África y de Europa del Este. Este fuerte crecimiento en un periodo
temporal tan corto, genera un proceso de transformación y diversificación social acelerada, sobre todo en aquellos barrios y ciudades donde asienta de forma masiva; se generan nuevas realidades sociales, aparecen nuevos idiomas, culturas, pautas de comportamiento, religiones… pero sobre todo, se genera un grupo social diverso con problemas legales y económicos en condiciones de precariedad económica y social muy agudas. Ante esta nueva situación, la reacción del Estado se basa en un endurecimiento de la legislación de extranjería y en procesos de regularización temporales y esporádicos, dejando a la luz, la falta de una política migratoria clara por parte de la administración. En este sentido, el análisis de la segregación espacial de la inmigración en España se ha de entender en este contexto general de llegada masiva, irregular y falta de una política migratoria clara y en muchos casos restrictiva.
Dentro del ámbito de estudio de las migraciones, la segregación espacial o residencial se refiere a la relación del espacio y la vivienda con el fenómeno migratorio. El miedo al ghetto, a las la zonas de concentración de inmigrantes, la marginalidad que se tiende asociar a las mismas, su relación con los efectos que tienen en los procesos de integración… son algunas de las problemáticas y preocupaciones que aborda esta temática de estudio. Aun así, los apriorismos, el mal uso de los conceptos, la rumorología o la demagogia suelen estar al orden del día a lo que este tema se refiere, tanto en discursos políticos o en los medios de comunicación.
Sin embargo, el estudio de la segregación residencial tiene una larga trayectoria académica, sobre todo a partir de los trabajos de la Escuela de Chicago a principio del siglo XX. El análisis se puede abordar desde dos grandes aproximaciones: por una parte desde la perspectiva del inmigrante, es decir, como influye el hecho de estar o no segregado en el proceso de integración en la sociedad receptora, y por otra parte, desde la perspectiva del territorio y la sociedad de acogida, es decir, como influye la llegada de la inmigración en la transformación socioespacial de los barrios. En los últimos años, diferentes trabajos publicados dejan entrever el creciente interés sobre el objeto de estudio (Fullaondo y Roca, 2007; Bayona, 2006; Checa y Arjona, 2006; Fullaondo, 2003).
A continuación realizaremos una aproximación general al estudio de la segregación residencial, con el objeto de dar una visión general y transversal de las variables y factores que se han de tener en consideración a la hora de abordar esta temática. En primer lugar, definiremos el término, abordaremos las causas que lo generan así como el debate existente entorno a las ventajas y las desventajas de la segregación, y en segundo lugar, analizaremos desde una óptica transversal otra serie de aspectos relacionados con el fenómeno migratorio que influyen en la segregación (el contexto urbano, los flujos migratorios, la etapa migratorio y los recursos).
1. La segregación residencial: las definiciones y el debate
La segregación residencial existe cuando algunas áreas muestra una sobrerepresentación y otras áreas una infrarepresentación de un grupo poblacional determinado. Podríamos decir que ésta es una definición neutra y geográfica del término, aunque a lo largo de la historia se ha definido de diferentes formas, casi siempre con un juicio, valoración o significado subjetivo. En este sentido, la definición que nosotros realizamos, sería en palabras de White (1983) la definición geográfica de la segregación, aunque también existiría una definición en términos sociológicos, que apunta que la segregación existe cuando no hay interacción entre grupos sociales.
Gran parte de los estudios sobre segregación han sido realizados desde la perspectiva geográfica con un importante componente cuantitativo. En este sentido, la obra de Massey y Denton (1988) supuso la sistematización de las dimensiones cuantitativas de la segregación residencial existentes hasta la época (entre otros el Índice de Disimilaridad de Ducan y Ducan (1955)) y de uso obligado en cualquier análisis sobre segregación. Por lo que respecta a su aplicación en el caso español, destaca el trabajo de Martori y Hoberg (2004) aplicando dichos índices en varias ciudades de Cataluña. Por lo que respecta a las causas que generan la segregación, Bayona (2006) afirma que desde el punto de vista geográfico existen tres factores inductores: la segregación por motivos socioeconómicos, por motivos demográficos y por motivos étnicos o raciales. El factor socioeconómico se relaciona con la condición de clase desfavorecida de la inmigración, lo que provoca que la segregación socioeconómica de la ciudad sea un importante factor de segregación residencial. El factor demográfico apunta a la estructura del hogar condicionado por el proceso migratorio como factor de diferenciación residencial entre los propios inmigrantes. Por último, el factor étnico se relaciona con la diferenciación social del espacio basado en la etnicidad, que puede responder a procesos endógenos de agrupación o situaciones de discriminación.
Por otra parte, independientemente de las causas de la segregación, una de las principales preocupaciones son los efectos que genera. Hoy en día existe una imagen social y política negativa sobre el hecho de que los inmigrantes se encuentren segregados en las ciudades. Se tiende a asociar la segregación con menor participación social, creación de ghettos, obstáculo a la integración… sin embargo, existe todo un debate entorno a las ventajas y desventajas de la segregación residencial de los inmigrantes (Kempen & Ozuekren, 1998).
Entre las desventajas se señala que el hecho de que los inmigrantes se segreguen hace su participación social sea menor, tengan un menor contacto con la sociedad y sus instituciones y por lo tanto tengan menor grado de información. Por otra parte, en
muchos casos los barrios segregados en los que residen tienden a ser zonas desfavorecidas donde existen una menor acceso a los servicio y equipamientos (lo que Wacquant (1998) viene a definir como “desertificación organizacional”). Esta situación genera procesos de estigmatización social por parte del resto de la población, que crea una mala imagen a los pobladores de esos barrios, acentuado a la vez por el “maltrato” informativo por parte de los medios de comunicación.
Por lo que se refiere a las ventajas que genera la segregación se afirma que la concentración y la proximidad espacial ayuda a la creación de redes sociales y funcionales. Estas redes juegan un papel fundamental en la mejora de las condiciones de vida de los inmigrantes ya sea para conocer la sociedad de acogida, acceder a un empleo, una vivienda… En este sentido, el hecho que los inmigrantes se encuentren segregados puede generar procesos de mejora social.
2. La importancia del contexto: La ciudad, los flujos, las etapas y los recursos como condicionantes de la segregación
El contexto urbano
Las grandes ciudades tienden a ser las principales áreas de entrada de los flujos migratorios, en el caso español, Madrid y Barcelona son las dos urbes que concentran mayor número de inmigrantes. Sin embargo, las ciudades no son homogéneas ni en su estructura urbana ni en su estructura social, caracterizándose por una determinada morfología social y urbana (Martinez, 2002; Leal, 2007). En este sentido tanto la jerarquía del stock residencial como el mercado inmobiliario, son factores que influyen en la distribución de los inmigrantes en la ciudad (White, 1995, p.68).
Las ciudades se caracterizan por la existencia de una diferenciación de la vivienda tanto en términos de calidades, superficies, valor… hay zonas donde la vivienda se encuentra en mejores condiciones, es de mayor calidad y el precio es mas elevado, mientras que en otras zonas la vivienda se encuentra en peores condiciones, es de menor calidad y el valor es inferior. Esta jerarquía residencial genera la primera delimitación territorial de las zonas en las que la vivienda es más accesible para la población con menos recursos, en otras palabras, nos delimita las zonas que potencialmente pueden ser zonas de asentamiento de inmigrantes. Sin embargo y como veremos más adelante, la distribución de los inmigrantes en la ciudad es mucho más complejo y va más haya de la jerarquía que marca el mercado de la vivienda.
Por otra parte, en estrecha relación con la jerarquía del stock residencial encontramos una ciudad estratificada socialmente, que reproduce en el espacio las desigualdades de la estructura social. Esta morfología social puede adquirir diferentes formas espaciales, que en coherencia con el desarrollo histórico de la ciudad, tiende a diferenciar barrios, en los que en mayor o menor medida, predominan las diferentes clases sociales que componen la ciudad. Al igual que en el caso de la jerarquía residencial, la morfología social de la ciudad también genera una delimitación de los espacios sociales potenciales de inmigración, siempre y cuando la inmigración reproduzca espacialmente su condición de clase social con un alto grado de precariedad económica y legal.
Sin embargo de la misma forma que la distribución de la inmigración en la ciudad va más haya de la jerarquía marcada por el mercado de la vivienda, en el caso de morfología social de la ciudad ocurre los mismo. La complejidad del hecho migratorio hace que encontremos importantes porcentajes de inmigrantes económicos en barrios de clases altas, como consecuencia de los trabajos domésticos en los que se emplean mujeres inmigrantes. También encontramos presencia significativa en barrios de clases medias o donde la vivienda no es accesible para población en condiciones precarias, debido al mercado de habitaciones y las redes sociales que generan los propios inmigrantes.
En resumen, los flujos migratorios llegan y se asientan en una ciudad que es desigual, tanto en los urbano como en los social, hecho que condiciona la distribución y asentamiento de los flujos pero sin llegar a determinarlo completamente.
Los flujos migratorios
La relación entre el hecho migratorio y la ciudad, comienza con absorción por parte de un contexto urbano determinado de un flujo migratorio. Las características que tenga dicho flujo influirá de una u otra forma en la capacidad y forma con la que la ciudad absorberá dicha nueva población. El grado de intensidad de los flujos, el hecho de que se produzca en forma de oleada o de forma estable y que sea regulado o irregular, condiciona la capacidad de la ciudad para absorber dicho flujo y por lo tanto el grado de segregación.
En el caso español, durante la década de los 90 la llegada de inmigrantes fue una realidad; dichos flujos no eran muy intensos, eran estables y no eran percibidos como un problema. Sin embargo, la problemática se genera a finales de la década, con la oleada migratoria. En este sentido, los inmigrantes llegados durante la década de los 90 tuvieron un acceso a la vivienda más sencillo en comparación con los que llegaron con la oleada, debido a que estos últimos se han encontrado con una sobre demanda de vivienda barata y de alquiler que el mercado inmobiliario no ha podido ofertar. Por otra parte, esta oleada ha generado una reacción de rechazo en una parte de la sociedad de
acogida (creando situaciones de discriminación inmobiliaria) y un mayor endurecimiento de las legislación de extranjería. Ha todo esto se le ha de sumar el hecho de que el flujo migratorio sea irregular.
En otras palabras, en un contexto de mercado libre, la forma y la intensidad de los flujos influyen en la oferta y la demanda del mercado inmobiliario: Cuando el flujo es menos intenso y más estable, el mercado tiene mayor capacidad reacción y de absorción de la demanda, sin embargo, cuando se produce de forma intensa y a oleadas, se generan situaciones de sobredemanda lo que crea fenómenos como el subarriendo, el hacinamiento y condiciones de vida muy precarias.
Por otra parte, los flujos migratorios son muy dinámicos y presentan una alta capacidad de transformación en espacios temporales cortos. Debido a diferentes tipos de factores, la intensidad de los flujos por países de origen puede variar; las nacionalidades que eran predominantes durante un tiempo pueden dejar de serlo dando paso a otras. Esto es lo que ha ocurrido en el caso español con los flujos latinoamericanos, que en pocos años se han convertido en el principal flujo migratorio, desbancando al africano, mientras que en la actualidad los flujos provenientes de Europa del Este cada vez adquieren mayor relevancia.Si tenemos en cuenta que las diferentes nacionalidades tienden a presentar diferentes pautas de segregación espacial, presentan diferentes pautas de convivencia e interactúan de forma diferente con la sociedad de acogida, el cambio de los flujos puede transformar y diversificar las pautas segregación espacial de la inmigración.
La etapa migratoria
El asentamiento de la inmigración en la ciudad se ha de entender como un proceso dinámico que implica diferentes etapas. Dentro del proceso migratorio, desde que el inmigrante llega a la ciudad hasta que estabiliza un lugar de residencia, pasa por una serie de etapas relacionadas con la mejora de sus condiciones económicas y legales.
A grandes rasgos podemos diferenciar tres etapas migratorias de tipo ideal, en el sentido weberiano del término: la llegada, el asentamiento y la estabilización. En la medida que el inmigrante se encuentre en una de estas etapas del proceso migratorio, sus condiciones residenciales y su relación con la sociedad de acogida varían y por lo tanto la problemática del propio inmigrante también.
Cuando el inmigrante acaba de llegar a la ciudad se encuentra en la etapa inicial, la llegada. Su situación se caracteriza por ser una inmigración individual y por el desconocimiento de las reglas y pautas de comportamiento de la sociedad de acogida. Normalmente se encuentra en una situación irregular y solamente puede acceder a
trabajos muy precarios. Accede a una vivienda mediante el subarriendo de una habitación o una cama y puede vivir hacinado en una vivienda. Depende del apoyo de las redes sociales y redes funcionales de su comunidad, tanto para saldar deudas en el país de origen como para poder acceder a un empleo, conocer las reglas y procedimientos de la sociedad de acogida… En resumen, en esta etapa migratoria los inmigrantes se encuentran en una situación de precariedad y vulnerabilidad máxima.
Una vez que el inmigrante consigue mejorar su situación, pasa a estar en la etapa de asentamiento. En esta etapa, el inmigrante tiene un mayor conocimiento de las reglas y procedimientos de la sociedad de acogida y existe la posibilidad de haber comenzado el proceso de regularización así como el reagrupamiento familiar. Sigue accediendo a trabajos precarios, pero en mejores condiciones. El acceso a la vivienda se sigue produciendo mediante el subarriendo, pero esta vez mediante el alquiler de una habitación y las posibilidades de hacinamiento son menores. La dependencia de las redes sociales y redes funcionales de la comunidad son menores, pero aun existen, sin embargo pueden pasar a ser parte activa de las mismas.
La etapa de estabilización se produce una vez que el inmigrante ha estabilizado y normalizado su situación legal y residencial. Conoce bien la sociedad de acogida, se encuentra en una situación regular y ha procedido al reagrupamiento familiar o a formar una familia. Se accede al mercado laboral de forma normalizada en función de su capacidad laboral, aunque posiblemente condicionada por la discriminación por razón de origen. El acceso a la vivienda se produce de forma normalizada mediante el alquiler o la compra de una vivienda y deja de existir la dependencia de las redes sociales y funcionales de su comunidad.
Como podemos observar cada una de estas etapas supone diferentes posibilidades de acceso a la vivienda, que mejoran de forma progresiva a medida que el proceso migratorio en la ciudad tiende hacia la estabilización. Desde el punto de vista espacial, a medida que el inmigrante desarrolla el proceso migratorio realiza toda una carrera residencial: En la primera etapa se localizara en aquellas zonas donde exista mercado de habitaciones, donde se localicen las redes sociales y funcionales o los barrios que funcionan como puertas de entrada a la ciudad (caso de Ciutat Vella en Barcelona). En la segunda etapa si bien continuara en estas zonas, tendrá mayor capacidad de elección residencial hasta llegar a la etapa de estabilización.
Por otra parte, cuando la mayor parte de los inmigrantes se encuentran en la etapa de estabilización, es cuando la ciudad define su configuración étnica desde un punto de vista espacial. Es en esta etapa cuando podemos comenzar a concluir cual es el grado de segregación residencial de los diferentes colectivos de inmigrantes en la ciudad.
Los recursos
La segregación residencial de la inmigración (o cualquier persona) se relaciona con su capacidad de acceso al mercado inmobiliario, es decir, una mayor capacidad de acceso diversifica y aumenta las opciones de acceder a una u otra vivienda, mientras que una menor capacidad limita las opciones a un mercado de vivienda determinado. Esta capacidad de acceso se encuentra estrechamente relacionada con los recursos que tiene el propio inmigrante: más recursos mayor acceso y por lo tanto mayor capacidad de elección
Estos recursos pueden ser de diferente tipo: financieros, cognitivos, políticos, sociales o en forma de patrimonio inmobiliario (Kempen & Ozuekren, 1998, p.1641). Los financieros son los recursos que más determinan la capacidad de acceso a una vivienda, en la medida que ésta es un producto que se adquiere en un mercado libre. Estos recursos financieros se correlacionan con la posición que la persona tiene en el mercado laboral, en tanto en cuanto es determinante de su nivel de renta. En este sentido, si tenemos en cuenta que en términos generales los inmigrantes ocupan los puestos de trabajo más precarios y de menor cualificación, sus recursos financieros se encuentran limitados y por ende, su capacidad de acceso a la vivienda también. Sin embargo, la inmigración es heterogénea y algunos colectivos acceden a trabajos mejor remunerados que otros, lo que influye en un menor grado de segregación residencial.
Estos recursos financieros pueden ser dinámicos y variar en el tiempo debido a la movilidad laboral (ascendente o descendente). Los recursos cognitivos, como un mayor nivel educativo y formativo, conceden al inmigrante mayores oportunidades para acceder a empleos mejor remunerados, mientras que un menor nivel tiende a limitar las opciones de trabajo y por lo tanto su nivel de renta. Por otra parte, los recursos cognitivos también se encuentran relacionados con el conocimiento del funcionamiento de la sociedad de acogida, más concretamente con el conocimiento del mercado inmobiliario. Un mayor grado de conocimiento implica una mayor protección del inmigrante ante posibles estafas o mayor capacidad de evaluación y comparación a la hora de comprar o alquilar una vivienda. Se ha de señalar que en relación con el punto anterior, este aspecto se encuentra en estrecha relación con la etapa migratoria en la que se encuentra el inmigrante.
Por otra parte, los recursos políticos remiten a los aspectos relacionados con la ciudadanía y la irregularidad. Un inmigrante dispone de recursos políticos en la medida que puede acceder a la ciudadanía y al permiso de residencia y trabajo. La falta de estos recursos políticos sitúa al inmigrante en una situación de indefensión y de discriminación política que afecta a todos los ámbitos de su vida: acceder a un trabajo mediante contrato, poder comprar o alquilar una vivienda, poder votar, acceder al
sistema de bienestar de forma plena… En la medida que el inmigrante consigue los recursos políticos, su peso y su capacidad de decisión en la sociedad aumentan, influyendo en su capacidad de elección residencial.
Los recursos sociales se refieren a la capacidad de acceso a las redes sociales y funcionales de su comunidad (Pedone, 2003). Como apuntábamos con anterioridad, estas redes son fundamentales en las primeras etapas migratorias tanto para acceder a un trabajo, una vivienda o conocer la sociedad de acogida. En un momento donde el inmigrante se encuentra en su momento de máxima vulnerabilidad social, económica y legal, éste tiene acceso limitado a los recursos de la sociedad de acogida (tanto públicos como privados). En esta situación las redes sociales y funcionales son las que ejercen esta función de apoyo e inserción. Sin embargo la idea de que estas redes siempre cumplen una función de autoayuda comunitaria es equivocada, ya que también se producen situaciones de abuso y explotación entre los propios inmigrantes.
Por último, el patrimonio inmobiliario, en tanto en cuanto tiene un valor de cambio, supone un recurso muy importante. En muchos casos, los recursos para poder comenzar el proyecto migratorio se obtiene de la venta o la hipoteca del patrimonio que el inmigrante tiene en el país de origen.
3. Conclusiones
A lo largo de estas páginas hemos realizado una aproximación general al estudio de la segregación residencial de la inmigración en el contexto urbano. Como hemos podido observar, el grado de complejidad del objeto de estudio es muy elevado dado que intervienen múltiples factores de diversa índole, que a su vez pueden influir de forma directa o indirecta en los procesos de segregación. Desde variables estructurales como son la estructura socioresidencial de la ciudad o los flujos migratorios hasta las variables de tipo más individual, como los recursos o las redes migratorias… influyen en el grado de segregación residencial y en la forma en la que los diferentes grupos de inmigrantes se distribuyen en la ciudad. Por otra parte, como también hemos podido observar, en el ámbito académico existe un debate abierto sobre las posibles ventajas y desventajas que supone la segregación, debate que debería de tomarse en consideración a la hora de diseñar las políticas públicas.
En resumen, el estudio riguroso de la segregación residencial de la inmigración se ha de abordar desde la multidimensionalidad y la transversalidad que hemos descrito a largo de estas páginas. Sin embargo, somos conscientes que la complejidad es mayor a la
descrita aquí y que por lo tanto es seguro que nos hemos olvidado otra serie de variables que también se deberían de considerar.
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