Post on 25-Jun-2015
La tarea del traductor de Walter Benjamin
Aura García-Junco Moreno
“Si digo estar cerca del texto, como es un texto sobre la traducción, necesitaré - y
por esto tengo todos estos libros- traducciones de este texto, porque si se tiene un
texto que dice que es imposible traducir, está bien ver qué pasa cuando este texto
es traducido. Y las traducciones confirman brillantemente, más allá de cualquier
expectativa que yo haya podido tener, que es imposible traducir.”1
Estas son algunas de las palabras con las que Paul de Man abre su
conferencia sobre La Tarea del traductor. Ya desde ahí podemos ver una
contradicción aparente, ya que si Benjamin escribe un texto llamado La tarea del
traductor, se espera que de inicio no la declare como algo fallido. Como señalan
varios autores,2 podríamos empezar por el título mismo del ensayo para encontrar
la paradoja. La palabra Aufgabe no sólo significa tarea o actividad, sino también
rendición o fracaso. A quienes no conocen el idioma de Benjamin, esta sutileza se
les escapa y como traductor que era (el ensayo, fue escrito como introducción a
una traducción suya de Baudelaire) seguramente vislumbró este hecho que pone
en evidencia lo que él mismo dice: la imperfección e incompletud de las lenguas.3
Benjamin no da por sentado el lenguaje, no toma de facto lo que las teorías de la
1 Paul de Man, “Conclusiones: La tarea del traductor de Walter Benjamin“, en La resistencia a la teoría, p. 115
2 Por ejemplo De Man en la conferencia anteriormente citada y Fabio Vélez en Traductores, Traidores y otros malhechores. La falla descubierta por “la Tarea del traductor”, en http://www.um.es/tonosdigital/znum14/secciones/estudios-26-traidores.htm
3 Al respecto de esto, Benjamin señala: “Tomadas aisladamente, las lenguas son incompletas y sus significados nunca aparecen en ellas en una independencia relativa, como en las palabras aisladas o proposiciones…” Walter Benjamin, “La tarea del traductor“, reunido en Miguel Ángel Vega, Textos clásicos de la traducción, p. 134
traducción tradicionales señalan,4 sino que postula una teoría de los lenguajes que
está íntimamente relacionada con la traducción. Su noción de traducción es
indisoluble de su concepción del lenguaje; no se puede hablar de una sin tomar en
cuenta la otra. Y es precisamente en la mediación de ambas donde se encuentra
la falla de la traducción. Refiriéndose a la traducción Benjamin dice: “La traducción
sirve, pues, para poner de relieve la íntima relación (parentesco) que guardan los
idiomas entre sí. No puede revelar ni crear por sí misma esta relación íntima, pero
sí puede representarla.”5 El objetivo enunciado es completamente atípico en las
teorías convencionales de la traducción, ya que éstas se enfocan en cuestiones
pragmáticas e inmediatas, mientras que ese “poner de relieve” se aleja de la obra
para enfocarse en el lenguaje; de esta manera, en otra aparente contradicción (si
decimos que la traducción está condenada al fracaso), la traducción tiene un lugar
mucho más importante que el de simple intermediario entre un texto de partida y
uno de llegada. La labor crucial de la traducción, es acercar las formas de
entender, divergentes en cada lenguaje, a lo entendido, referente idéntico para
todos. Es esa incompletud del leguaje caído (y por caído, imperfecto) la que debe
mitigarse eventualmente en el futuro mesiánico que Benjamin atribuye a los
lenguajes. Por medio de la traducción se completan (representan al menos) los
modos de entender, ya que aspira a lo pensado por el original. Así, conjuntando
los modos de entender puestos en relieve, eventualmente se puede aspirar a lo
que llama lengua pura, que sería una igualdad entre lo entendido, los modos de
4 Al hablar la semejanza entre las lenguas que la traducción pone en relieve, Benjamin menciona que aunque lo parezca no se trata de una teoría tradicional de la traducción: “Si el parentesco de los idiomas ha de confirmarse en las traducciones, ¿cómo puede hacerlo si no es transmitiendo con la mayor exactitud posible la forma y el sentido del original? Naturalmente, ésta teoría no podría expresar el concepto de dicha exactitud, ya no lograría expresar lo que es esencial en una traducción.” Ibid, p. 131.5 Ibid. P. 131
entender de todas las lenguas: el lenguaje prístino bíblico. Según Benjamin, los
lenguajes mismos tienden desde su incompletud a eso; dentro de sus diferentes
formas ya se alberga esta misma intención mesiánica.
En esta visión a vuelo de pájaro, sigue siendo difícil entender lo que
Benjamin comprende por la relación de original-traducción que es el meollo de la
labor de traductor. Esto lleva a otro de los conceptos centrales del complicado
texto: la vitalidad de la traducción. La idea misma de que mediante ésta, el original
logra pervivir. En palabras de Fabio Velez Bertomeu: “éste [el original] no
“sobrevive” (überleben) sin más (como un objeto, completo e idéntico asimismo),
sino que, más bien, “pervive” (fortleben); es decir, vive entre la vida y la muerte, a
saber, en la interrumpida renovación de sí mismo.”6 Esta expansión histórica de un
original más bien cambiante (para Benjamin el original nunca es el mismo a través
del tiempo) pone en relieve la enorme importancia de la traducción, que a su vez
debe ser renovado, porque la lengua del traductor a su vez cambiante.7 Quizá sea
por eso que en “Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los hombres”
apunta: “La traducción, es la transferencia de un lenguaje a otro a través de una
continuidad de transformaciones. La traducción entraña una continuidad
transformativa”.8
6 Fabio Velez, opus sit7 Walter Benjamin, opus sit p. 1328 Walter Benjamin, “Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los humanos“, en Para una crítica de la violencia y otros ensayos, p. 69
Se podría hondar mucho más sobre todos estos puntos, pero no es el objetivo de
este trabajo; si se trata de definir exactamente cuál es la aportación de Benjamin
en este texto, creo que el mérito máximo, son los abismos que abre. El texto de
Benjamin se revela enorme, con tantas dimensiones que es difícil de retener por
completo. En palabras de De Man “Siempre que vuelvo a este texto, siento que
más o menos lo tengo, luego lo leo de nuevo y de nuevo no lo comprendo”.9
Hablar de una sola faceta es imposible porque todo está íntimamente ligado, no
sólo con el texto mismo, sino con el pensamiento en general de Benjamin.
Independientemente de que el lector conozca o no más ampliamente de este
pensador, La tarea del traductor da una sensación de desbordamiento que excede
el ensayo y hace buscar la manera de llenar los vacios.
A aquél lector que tenga una visión moderadamente amplia acerca de la
traducción (y en esta carrera, creo que todos la tenemos), los conceptos
manejados por Benjamin le sonarán alienantes, difíciles de entrever y mucho más
de aplicar. Es incluso posible que a otros les resulten chocantes. Paul de Man
señala ya entonces (la conferencia citada fue impartida en 1983), que el texto fue
criticado por ser considerado retrógrada; algunos incluso alegan que regresa aún
más atrás de Kant, ya que confiere al lenguaje un carácter notoriamente
religioso.10 Sin embargo, a pesar de estar o no de acuerdo con la concepción de
Benjamin, y más aún, la manera de presentarla, estos abismos son material
fecundo para replantear, defender o discutir las teorías de la traducción más
comunes; para entrever una profundidad del lenguaje que se escapa y sentir de
9 Paul le Man, Opus sit, p.159 – Aunque Le Man habla del atractivo mesiánico específicamente, creo que la cita es aplicable a muchas otras facetas del texto.10 Ibid, p. 119
nuevo la literatura sin el halo de frialdad con que muchas veces la cubre la teoría.
La sacralidad que Benjamin atribuye a la literatura, al poeta, los reviste de una
esencia espiritual y divina, enalteciendo lo “intangible, secreto, poético”. En este
mismo sentido, la dignificación de la traducción (y con ella del traductor),
correspondiente a la abolición de la idea de que la traducción “le hace un favor” a
la obra y de que es una simple comunicación, un intermediario entre una partida a
una llegada.
Benjamin y San Jerónimo
De hacerse una contrastación entre los textos de San Jerónimo y Benjamin, se
tendrá que tomar en cuenta de inicio que no son de la misma índole. Es imposible
aplicar como tal el texto de Benjamin al de Jerónimo a menos que se contraste el
original con alguna traducción y aún haciéndose así, habría problemas ya que
Benjamin apunta a la imposibilidad de la traducción y jamás habla de algo
concreto con respecto a la praxis.
Si, por otro lado, se trata de contrastar ambas teorías, se topará de inicio con la
complicación de que la epístola de San Jerónimo no es una teoría. La epístola no
está estipulada en términos abstractos, sino que se avoca a la concreción y la
práctica de la traducción. En este texto, nos señala una preferencia a la hora de
traducir y la sustenta mediante ejemplos; es más bien una discusión con otros
traductores.
A pesar de esto, hay ciertas nociones que sí pueden ser comparadas. Ambos
traductores sostienen un breve debate acerca de las dos vertientes típicas que se
discuten en la traducción: palabra por palabra contra sentido, literal contra literaria.
Mientras que Benjamin primero parece defender la traducción por sentido -ya
antes ha dicho que la traducción de cada palabra rara vez reproduce por completo
la idea del original-, termina por deleznar ambas diciendo que “es preferible que la
traducción, en vez de identificarse con el sentido del original, reconstituya hasta
los menores detalles del pensamiento de aquél en su propio idioma, para que
ambos […] puedan reconocerse como un lenguaje superior.”11
San Jerónimo, en cambio es muy categórico al decir que prefiere la traducción por
sentido: "…en lo que a mí respecta, no sólo reconozco sino que declaro
abiertamente, sin ambages, que cuando traduzco a los griegos -dejando de lado
las sagradas Escrituras, en las que el mismo orden de palabras es misterio- no
busco expresar una palabra con otra, sino recoger la idea del original."12 Para
reforzar su planteamiento, se sirve de citas de Cicerón y Horacio, que van
explícitamente en contra de verter palabra por palabra.
Volviendo a las palabras de Jerónimo, hay que poner especial énfasis en la última
parte: recoger la idea del original. Hay una similitud en el planteamiento de
Benjamin de que el lenguaje debe tender a lo pensado; de manera amplia, esto
puede ser referido a la traducción por sentido, aunque como ya vimos antes,
Benjamin niega categóricamente esto.
Cuando se trata de escrituras sagradas, ambos atribuyen a estas una
naturaleza ajena a los demás textos. Como conclusión a La Tarea del Traductor,
Benjamin dice que las Escrituras sagradas albergan en su versión interlineal la
11 Walter Benjamin, “La tarea del traductor“, Textos clásicos de la traducción, p. 13912 Jerónimo, V, 2
imagen primigenia o ideal de toda traducción, basándose en el supuesto de que
cada texto alberga entre sus líneas su propia traducción;13 San Jerónimo ve
también esta traducción ideal que las palabras sagradas recogen en sí mismas: el
mismo orden de las palabras es misterio.
Al final, se trata de comprar dos textos que aunque tienen un sujeto en
común: la traducción, son por completo ajenos el uno del otro. Se podría tomar a
San Jerónimo como parte de la gran línea que forma la teoría clásica de la
traducción y a Benjamin como una ruptura en ésta.14
Enfrentarse a La Tarea del Traductor de Walter Benjamin es una experiencia
extraña y complicada; la obra en sí no es sólo una teoría de la traducción, sino
también una poética, teoría del lenguaje y sacralización de la literatura. Benjamin
desafía la teoría clásica de la traducción y se pronuncia en contra de la traducción
hecha para el receptor, de la literal, de la literario, de la que es por sentido… en
fin, de todas las traducciones que se conciben posibles, para revestir todo de una
complejidad filosófica y especulativa.
BIBLIOGRAFÍA
13 Walter Benjamin, opus sit p. 14314 Benjamin se señala a sí mismo como una ruptura al referirse repetidas veces a la Teoría clásica de la traducción y alejarse de ella. Cfr. opus sit pp. 131, 138.
BUSCH, Kathrin, "Lenguaje de las cosas y magia del lenguaje. Sobre la idea de efectividad latente en Walter Benjamin", trad. Gala Pin Ferrando y Gloria Mèlich Bolet en http://translate.eipcp.net/transversal/0107/busch/es#redir
BENJAMIN, Walter, “La tarea del traductor“, reunido en Miguel Ángel Vega, Textos clásicos de la traducción, Cátedra, 1994.
BENJAMIN, Walter, “Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje de los humanos“, en Para una crítica de la violencia y otros ensayos, Madrid,Taurus, 1998.
DE MAN, Paul, “Conclusiones: La tarea del traductor de Walter Benjamin“, en La resistencia a la teoría, Trad. Enela Elorriaga y Oriol Francés, Visor, Madrid, 1990.
JERÓNIMO, San, "Epistula LVII. Ad Pammachium. Liber de optimo genere interpretandi/ Carta LVII a Pammaquio, sobre el mejor género de traducción", en Lafarga, F. (ed.), El discurso sobre la traducción en la historia. Antología bilingüe, Barcelona: EUB, 1996, trad. José Ignacio García Armendariz.
VÉLEZ, Fabio, Traductores, Traidores y otros malhechores. La falla descubierta por “la Tarea del traductor”, en http://www.um.es/tonosdigital/znum14/secciones/estudios-26-traidores.htm