Post on 27-Oct-2015
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COSTUMBRESDE LOS
ECUATCRIANOS
Osvnlno HuRTADo
"ffi6 deÁqs*e&@L.*h\wü. - qilwse#ffiWs -,. CorpoEción de Estudis paÉ el 0€¡mllo
Con el auspicio de la Fundac¡ón Konrad Adenauer
Los estudiosos del desarrollo del Ecuador han atribuido su
atraso a la existencia de inadecuadas instituciones políticas,
a la supervivencia de estructuras socioeconómicas inconve-
nientes y a la acción negativa de factores internacionales.
EI libro aporta con una explicación de orden cultural hasta
ahora ignorada por historiadores, economistas y sociólogos.Según el autor, las formas de ser, pensar y actuar de los
ciudadanos han interpuesto obstáculos insalvables para el
éxito individual, el progreso de las actividades econÓmicas y
el desarrollo nacional.
Costumbres que se mantuvieron por centenares de años y
han sido comunes a todas las personas, cualquiera sea su
pertenencia étnica, condición económica y nivel social:pobres, ricos, indios, blancos, mestizos, mulatos, hombres,
mujeres, viejos y jóvenes,
El profundo y novedoso análisis histórico realizado por
Osvaldo Hurtado, constituye un aporte esencial para com-prender las razones por las que el país no ha podido
construir bases jurídicas, institucionales, políticas, económi-cas y empresariales, necesarias para promover el bienestargeneral. También es un llamado a que cada ecuatorianoasuma sus responsabilidades y admita sus culpas.
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LAS COSTUMBRES DE LOSECUATORIANOS
OSVALDO HURTADO
Carátula: Grabado, Archivo Banco Central del EcuadorDiseño de carátula: Manthra Editores
@ 2007 Osvaldo Hurtado@2007 Editorial Planeta del Ecuador S.A.planeta @access.net.ec
ISBN: 978-997 8-983-41-6Registro derecho autoral: 026296 de 27 de marzo de 2007Depósito legal: 003643
Primera edición: abril 2007
Segunda edición corregida y aumentada: mayo2007Tercera edición: junio 2007Cuarta edición: julio 2007
Quinta edición corregida y aumentada: octubre 2007Sexta edición: febrero 2008
Séptima edición: junio 2008Octava edición corregida y aumentada: enero 2009Novena edición: septiembre 2009
Décimo edición: enero 2011
Décimo primera edición: febrero 2012
Impreso por:Editorial Ecuador F.B.T. Cía. Ltda.Santiago Oe2-131Telefax: 2227 557, Quito-Ecuadoreditecua@editecua.com.ec
Ninguna parte de esta publicaciór¡ incluido el diseño de lacubierta, puede ser reproducid4 almacenada o transmitida demanera algdna ni por ningún medio, |a sea electrónico, quírnico,mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permisoprevio del editor.
INDICE
ReconocimientosPresentación
C¡pÍrulo PRh,rsRo
Cen¡crnnÍsrrcAs cULTURALES DE LA AUDTENCTA DE Qurro
IntroducciónUna sociedad jerarquizada y excluyenteOciosidad generulizadaAusencia de emprendimientosArticulación del paternalismoEducación y conocimientos inexistentesInobservancia de la ley
CepÍrulo SecuruooVeloRes cutiruRALES EN EL sIGLo )cx
lntroducciónPermanencia de las jerarquías sociales
Desinterés por el trabajoMalas prácticas económicasConsolidación del paternalismoDebilidades de la educación ,:Limitadas influencias externasDisminuido papel del régimen jurídico
Cepfrur-o Tenc¡RoCeN,lstos cuLnlRALEs EN LA pRIMERA MITAD DEL srct-o xx
IntroducciónProgreso de la Costa y atraso de la SierraDesigualdad en las oportunidades
7
9
2t2431.
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9311.4
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t39148
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Influencia de valores tradicionalesElementos culturales de conservaciónElementos culturales de cambio
CnpÍru-o CunnroCeNrsIos cULTURALES EN LA sEGUNDA MITAD DEL srcI-o xx
IntroducciónLas nuevas condiciones del paísEfectos económicos y socialesEl éxito económicoLimitaciones empresarialesAusencia de confianzaUna sociedad permisivaDesiguales oportunidadesInseguridad jurídicaDel paternalismo al populismo
C¡pÍrulo QurNroEN eusc¡ ¡Bl Éxro ecoNórr¿Ico
IntroducciónLa progresista CuencaLos laboriosos otavaleñosAportes de los inmigrantesLos exitosos ¡írabes
Los emprendedores judíos
RBn-sxroNes FINALEs
Nores
BrsllocnaFÍr
RBcoNocrMrENTos
No habría sido posible escribir Las costumbres de los ecua-torianos sin los escritos dejados por los intrépidos viajerosextranjeros que con ojos curiosos y mente escrutadora se aven-
turaron por los territorios de la Audiencia de Quito y de laRepública del Ecuador. Al regresar a sus países publicaronlibros en los que relataron sus peripecias, describieron la socie-
dad y anotaron observaciones sobre la naturalezay los nevados
andinos. En la mayor parte de los casos deslizaron en sus escri.tos comentarios acerca de las costumbres de quiteños y ecuato-rianos, con los que tuvieron algún trato o les vieron desenvol-verse mientras desempeñaban sus actividades cotidianas.
Si bien fueron muchos los viajeros extranjeros que dejaronsus invalorables testimonios, quisiera mencionar especialmen-te a los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa, a los italia-nos Mario Cicala,Juan DomingerColeti y Gaetano Osculati, alos ingleses William Bennet Stevenson y Edward Whymper, a
los franceses Alexandre Holinski, Henri Michaux y J.
Delebecque, a los alemanes Joseph Kolberg, Hans Meyer yLudwig Bemelmans y a los estadounidenses FriedrichHassaurek, Jarnes Orton, Andrew McKenzie y AlbertFranklin. Los más ilustres viajeros, Alexander von Humboldty Charles Marie de La Condamine, a pesar de que peflnane-cieron por largo tiempo en el país, dejaron pocos testimonios
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referidos a las costumbres, quizá porque su principal preocu-pación fue científica o porque con un discreto silencio quisie-ron reciprocar las finas atenciones que les prodigaron losgenerosos anfitriones que les acogieron como huéspedes.
He vuelto a encontrarme con sus libros treinta años des-pués de cuando los descubrí mientras realizaba la investiga-ción que dio origen aEl poder político en el Ecuado4 ahora enun número más crecido gracias a las traducciones realizadaspor la editorial Abya Yala, el Banco Central y la CorporaciónEditora Nacional.
Felipe Hurtado, David Molina y Soledad Alvareztuvierona su cargo la investigación bibliográfica. Además realizaronatinadas entrevistas y el primero investigó los libros escritosen inglés, tradujo los textos que se citan y revisó las citasbibliográficas de pie de página. Lucía Pazmiño indagó loslibros escritos en francés y tradujo las citas. Andrés Dávilacreó el programa de computación que facilitó la sistematiza-ción de la información recogida y Cordes, el centro de inves-tigación que presido, me facilitó múltiples instrumentos detrabajo.
Quisiera también agradecer a John Sanbrailo, Nick Mills,Segundo Moreno, Constanza di Capua, Juan Malo, Vera deKohn, Fernando Jurado, Rosmery Terán, FernandoBustamante y Carlos Landázuri, personas que generosamenteaceptaron compartir sus conocimientos y, en el caso de los dosprimeros, hacer observaciones al manuscrito.
PnnsBnr¡.cróN
El libro contiene una investigación histórica de la rela-ción cultura-desarrollo, tema que no ha despertado la aten-ción de economistas, sociólogos y politólogos interesados enindagar las causas del atraso y de la pobreza que afectan alEcuador. Como podrá verificarse en sus páginas,las costum-bres de los quiteños en la Colonia y de los ecuatorianos en laRepública, han limitado el éxito económico individual, elprogreso de las actividades empresariales y el desarrollonacional.
La investigación contenida en las Costumbres de los ecua-torianos es apenas una primera aproximación a una problemá-tica nueva, compleja y controvertida. Formulo votos porquesu publicación incentive Ia realización de estudios que contri-buyan a esclarecerla y promueva un debate que permita pon-derar su importancia y la búsquéda de caminos que lleven a lasuperación de un obstáculo que tan negativo ha sido para elprogreso individual y colectivo.
Durante una patre de los siglos XVI y XVII, gracias a laproducción textil realizada en los obrajes coloniales, en la últi-ma década del siglo XIX y en las dos primeras del XX debidoa la producción cacaotera y en los años cincuenta y sesenta de
este siglo por la producción de banano, la Audiencia de Quito
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y la República del Ecuador tuvieron épocas en las que hubo
cierto desarrollo económico. Pero como el progreso fue
modesto y predominaron los años de estancamiento y rece-
sión, por cuatrocientos años el país fue pobre y atrasado hasta
cuando fueron descubiertos los yacimientos de petróleo en la
selva amazónica y se inició su exportación en 1972. Gracias a
esta riqueza que brotó generosamente del suelo, sin que
mediara un esfuerzo colectivo de los ecuatorianos, en los años
setenta la economía creció a la elevada tasa anual deI 9,47o,
crecimiento que se detuvo en las décadas perdidas de los años
ochenta y noventa, en las que sólo fue del 1 ,9%o,tasa inferioral incremento de la población (2,3Vo). La economía volvió a
reactivarse en el primer lustro del siglo XXI, durante el cual
creció al 5,2Vo anual por la estabilidad que trajo consigo la
dolañzación, el incremento del volumen de las exportaciones
de petróleo, su elevado precio internacional y las cuantiosas
remesas enviadas por los emigrantes ecuatorianos. Como
antes ocurrió en la Colonia y se repitió en los años que siguie-
ron a la fundación del Ecuador (1830), el volátil e insuficien-te crecimiento económico de la segunda mitad del siglo XX yde principios del siglo XXI impidió que el país pudiera desa-
rrollarse.
Los estudiosos del desarrollo nacional han atribuido el
atraso en el que vivieron sumidas la Audiencia de Quito y laRepública del Ecuador, al aislamiento geográfrco, a catástro-
fes naturales, a factores externos, a la agreste geogtafía cerca-
da por selvas y montañas, a debilidades estructurales del país
y alafragilidad del sistema político.
Ffectivamente, en la Colonia y buena parte de la Repúblicael país vivió aislado nacional e internacionalmente, sufrió
embates económicos provocados por terremotos, inundacio-
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nes, sequías, incendios, pestes y plagas. Tupidas selvas y mon-tañas escarpadas dificultaron la construcción de vías de comu-nicación y el Ecuador padeció crisis gestadas en el exteriorque deterioraron el valor de las exportaciones. A lo que se
sumaron los costosos conflictos armados que se produjeron enla frontera con el Perú. Pero debe tenerse en cuenta que a prin-cipios del siglo XX, el Ecuador se integró al mundo gracias alcanal de Panamá y en las décadas siguientes las montañas fue-ron superadas y las selvas abiertas por vías de comunicación,las pestes eliminadas, las plagas controladas, los incendiosdominados, el problema territorial resuelto y hubo épocas enlas que los productos exportables más bien disfrutaron de altosprecios. Sin embargo, el país debió continuar lidiando coninundaciones, terremotos y recuffentes crisis internacionales.
La existencia de estructuras que obstaculizaban el desarro-llo del Ecuador llevó a larealización de reformas económicas,sociales y administrativas en los años sesenta y noventa delsiglo XX, que si bien se inspiraron en supuestos ideológicosdiferentes y aplicaron políticas y programas distintos, busca-ron crear condiciones que alentaran las actividades producti-vas y favorecieran el desarrollo nacional. Las primeras atribu-yeron al Estado un papel relevante,le entregaron importantesactividades económicas, busc,aron redistribuir la ñquezamediante reformas socioeconómicas y establecieron variadasformas de proteccionismo. Las segundas, en cambio, promo-vieron la Ilberalización de la economía, favorecieron la accióndel mercado, redujeron el ámbito del Estado y propiciaron laapertura internacional. En ambos casos los programas se apli-caron parcialmente y no se perseveró en el camino escogido,razones por las que no se obtuvieron los resultados económi-cos y sociales esperados.
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Desde que se fundó la República se atribuyó a las inade-cuadas instituciones políticas el deficiente funcionamiento delsistema democrático, a las recurrentes dictaduras y ala pobregestión de los asuntos públicos, razonamiento que llevó a que
se realizaran repetidos cambios constitucionales, entre los que
se destacaron los contenidos en las diecinueve cartas políticasque se expidieron, todos concebidos con el propósito de corre-gir los males políticos que agobiaban al Ecuador. Estos ejerci-cios de ingeniería constitucional y las instituciones que se cre-aron para reemplazar a las antiguas, no consiguieron mejorarla calidad de la democracia, garantizar el buen gobierno e
impulsar el desarrollo. Los regímenes dictatoriales superaronen número a los democráticos y la duración de los gobiernos,en promedio, fue menor a dos años, motivos por los cuales elEcuador no ha contado con una democracia estable que gilan-tice el progreso nacional, mal que no ha podido corregirse nisiquiera con la consensuada y meditada reforma constitucio-nal del año 1998. Una crónica inestabilidad política ha impe-dido que el país pueda impulsar políticas públicas de largoplazo que garanticen la estabilidad económica y el crecimien-to, requisitos de los que dependíalaqeación de oportunidadespara los pobres y el mejoramiento de las condiciones de vidade los sectores excluidos.
La presente investigación se propone aportar al debatesobre el desarrollo del Ecuador, con el estudio de una causaque no ha merecido la atención de quienes han analizado laproblemática nacional, a pesar de haber estado presente duran-te casi cinco siglos de Colonia y República. Razones cultura-les, expresadas en las formas de ser, pensar y actuar de losindividuos, han interpuesto toda suerte de dificultades paraque las actividades productivas particulares funcionen eficaz-mente, la economía pública sea bien gestionada y el país
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pueda desarrollarse. Afirmación que no implica, de ningunamanera, desconocer el hecho de que en el desarollo de unasociedad intervienen múltiples elementos.
Un planteamiento de esta naturaleza implicao entre otrasconsecuencias, situar latarea de desa¡rollar el Ecuador dentrode sus fronteras, bajo la responsabilidad de sus propios ciuda-danos; esto es, en una orilla opuesta a la de las teorías delimperialismo y de la dependencia, según las cuales los proble-mas económicos del país tenían fundamentalmente una causa-lidad externa sin cuya superación era imposible el progreso. Sibien aquellas teorías han perdido vigencia como consecuenciadel colapso del marxismo soviético y del éxito logrado porpaíses que mantuvieron fuertes relaciones con el mundoindustrializado, al punto que han sido abandonadas por quie-nes las propugnaron en sus escritos, en el Ecuador continúaninfluyendo en la conducta política de un número importante de
líderes. Para ellos, el fracaso económico y social sufrido por elpaís en las últimas décadas habría sido causado por las equi-vocadas políticas recomendadas por los organismos interna-cionales, por la apertura económica al mundo exterior, por laexplotación realizada desde los países industrializados y porsu desinterés en cooperar con el desarrollo del Ecuador.
Luego de muchos años dedióados a estudiar los problemaseconómicos, sociales y políticos del país y de conribuir a su
solución a través de mi participación en el debate nacional yel ejercicio de funciones públicas, a principios de los años
noventa comencé a reflexionar sobre la posibilidad de que se
encontrara en el campo de la cultura la explicación de que elpaís no lograra desarrollarse y de que el sistema democráticooperara inadecuadamente. Reflexión que me llevó a escribirun pequeño ensayo titulado Cultura política publicado en el
Léxico político ecuatoriano (Quito, 1994), tema sobre el que
volví en otros textos que escribí en los años siguientes, el más
difundido, Cultura y desarrollo, ptblicado por Siglo XXIEditores en el libro Sociología del desarrollo, políticas so.cia-
les y democracia (México, 20Ol), al que siguió un informeque preparé para el PNUD titulado Cultura y democracia, una
relación olvidada, publicado en una versión resumida en Lademocracia en América Latina, contribuciones para el deba-re (Buenos Aires, 2004).
En vista de que la investigación se orienta a estudiar larelación entre cultura y desarrollo, prescindo del análisis de larelación cultura-democracia, esto es, de los valores culturalesreferidos al campo político. Creo que un estudio de los com-portamientos políticos de los ciudadanos contribuiría a expli-car las conflictivas relaciones políticas, la crónica inestabili-dad nacional,los recurrentes gobiernos autoritarios y el defi-ciente funcionamiento del sistema democrático. Como tam-bién el motivo por el que las reformas contenidas en las vein-te constituciones que ha tenido el país (en 2008 se expidió lavigésima), no hayan logrado corregir los problemas políticosdel Ecuador.
Para los propósitos de la investigación, se entiende por cul-tura el conjunto de costumbres, actitudes, sentimientos, idea-les, creencias, valores y comportamientos que determinan laconducta de los individuos en su vida cotidiana. Y se definecomo desarrollo el mejoramiento constante de los niveles de
bienestar, por el crecimiento suficiente y sostenido de la eco-
nomía y la distribución equitativa de sus resultados.
Los modos de ser de españoles, criollos, indios, negros,mestizos y mulatos, que habitaron el territorio de la Audiencia
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de Quito y luego el del Ecuador, recogidos y analizados en las
páginas siguientes, son aquellos que habitualmente fueroncompartidos por amplios sectores sociales. Hubo, sin embar-go, personas que actuaron de manera diferente y localidadesgeográficas que con el correr del tiempo cambiaron ciertos
comportamientos. Pero como el desarrollo de las naciones es
marcado por los modos de ser dominantes y no por las con-
ductas excepcionales, los pocos ciudadanos que se condujeronde modo diferente no estuvieron en condiciones de alterar el
rumbo cultural fijado por la inmensa mayoúa.
La novedosa temática que encierra la investigación y lainexistencia de estudios anteriores en los que pudiera apoyar-se, tornaron compleja la búsqueda de fuentes y laborioso elanálisis de las informaciones reunidas. Fue necesario exami-nar numerosos libros y agotar sus páginas para encontrar
algún dato que pudiera ser útil, lo que supuso un ímprobo ymeticuloso trabajo de pósquisa. No quedó atrás la tarea de
seleccionar y analizar el material acumulado para darle un
sentido que llenara los propósitos académicos que se busca-
ban. Las informaciones recogidas resultaron tan sugerentes yel análisis se volvió tan apasionante que trabajé sin horario.Fue de esta manera que un manuscrito concebido inicialmen-te como un breve ensayo terminó convirtiéndose en un libro.
Los libros publicados por viajeros extranjeros, europeos yestadounidenses, que a 1o largo de cuatro siglos visitaron laAudiencia de Quito y la República del Ecuador constituyeronuna fuente invalorable de la investigación. Permitieron cono-
cer aspectos de la vida diaria de los pueblos quiteño y ecuato-
riano habitualmente ignorados por los autores nacionales.
Como provenían de culturas distintas, se impresionaron con
las creencias que encontraron y las costumbres que vieron
durante sus recorridos por campos y ciudades. Mientras a losnativos quiteños y ecuatorianos no les extrañaba los modos de
ser de sus compatriotas, por ser cotidianos, comunes y com-partidos, cualquiera fuera su condición social, a los extranje-ros les llamó la atención al encontrarlos diferentes a los suyos.Además, por parecerles perjudiciales para los intereses indivi-duales y colectivos, ya que impedían que mejorara su bienes-tar y progresara la Audiencia de Quito y la República delEcuador. Tanto les intrigó las costumbres nacionales que lasregistraron en notas, de las que se valieron para escribir libroso redactar informes cuando regresaron a sus países, en los que
dejaron constancia de sus vivencias y de los resultados de sus
observaciones acerca de los comportamientos de las clases
sociales.
En épocas en las que no existían caminos, hospedajes,medios de transporte ni comodidad alguna, atraídos por laselva amazónica y los bellos nevados andinos, especialmenteel Chimborazo, al que se le considerabala montaña más altadel mundo, arribaron por vía marítima al puerto fluvial deGuayaquil, se adentraron en el enmarañado litoral por el ríoBabahoyo, desde Bodegas subieron a los Andes por fangososy escabrosos senderos, superaron montañas y piáramos inmen-sos, vadearon ríos correntosos, los atravesaron suspendidos entarabitas o por improvisados puentes formados con troncos de
árboles. Llevaban consigo instrumentos científicos y todaclase de vituallas, necesarias para soportar largas jornadas ysubsistir en parajes aislados, no sólo alimentos,lecho y abrigopara las noches de reposo, sino incluso provisiones de papel ytinta que por entonces escaseaban. Para movilizarse y trans-portar sus baúles contaron con la ayuda de cargadores indíge-nas y cuadrillas de mulares que contrataban en los lugares enque pernoctaban, pueblos y tambos, todos de una precariedad
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y suciedad inimaginables. Los viajeros extranjeros, a pesar de
Ius penurias que padecieron, sin excepción, alabaron la hospi-
t¿rlidad y las cortesías que recibieron de sus anfitriones, de
lrxJa condición económica, aun de aquellos que por su pobre-
7,¿t poco tenían que ofrecer.
Desafortunadamente no existen crónicas de viajes escritas
lxrr quiteños en la Colonia y ecuatorianos en la República.
Aclemás delarazón antes anotada, el vacío se debe a que unos
y otros no viajaron con propósitos investigativos y ni siquiera
I¡rísticos o simplemente no contaron con medios para hacerlo
rlchido al elevado costo. También a que no estuvieron dispues-
Ios a abandonar las comodidades de sus casas para aventurar-
He por caminos desconocidos, correr toda clase de peligros y
¡turlecer privaciones e incomodidades. Los visitantes extranje-
ros cuentan que supieron de muy pocos nativos que habían
corrido la aventura de ascender a los atractivos nevados andi-
nos, desafío que muchos consideraban imposible, a pesar de 1o
cLrrcemos que estaban a ciudades y haciendas y de que se podía
llcgar a sus estribaciones en mulas o caballos. Los pocos que
virr.iaron probablemente no estaban famllíaizados con laescritura y si 1o estuvieron, no consiguieron una imprenta para
¡riltrlicar sus libros ni había lectores interesados en leerlos. La
invcstigación sólo encontró tres textos referidos a costumbres
y crcencias, escritos no por viajeios sino por estudiosos, publi-
c¡rclos tardíamente a principios del siglo XX: Psicología y
,vx'iología del pueblo ecuatoriano, de Alfredo Espinosa'lirrnayo, Ensayos sociológicos, políticos y morales, de
llclisario Quevedo, y La psicología del pueblo azuayo, de
( )cl¿rvio Díaz,el primer libro lleno de informaciones útiles.
Iin el primer capítulo de este libro se analizan las costum-
hrrrs cle los habitantes de laAudiencia de Quito y los efectos que
sus prácticas provocaron en los diversos ámbitos de la econo-
mía durante el dilatado período colonial. En los tres capítulos
siguientes se estudia la misma temática, dividida en función de
los cambios económicos, sociales y políticos que se produjeronen los siglos XIX y XX,luego de la Independencia. En el últi-mo capítulo se examina el papel positivo que los valores cultu-rales han tenido en el éxito económico de ciertos grupos huma-
nos, mediante el estudio de la progresista ciudad de Cuenca, de
los industriosos indios otavaleños y de los exitosos inmigrantesárabes y judíos. El libro concluye con una recapitulación del
análisis realizado y unas pocas reflexiones preliminares.
Al respecto debe tenerse en cuenta que en la Colonia cuan-
do se habla de los quiteños, el patronímico se refiere a todos
los habitantes de la Audiencia de Quito, a no ser que específi-camente se destine a los pobladores de la ciudad de Quito o de
la región centro-norte andina. Llamarán la atención las refe-rencias que se hacen al alcoholismo y a la suciedad. Se exami-nan estas costumbres por sus consecuencias económicas nega-
tivas. El hábito de la bebida en la Colonia y en la República,practicado por todas las clases sociales, ocasionó perjuicioseconómicos a las personas, a las familias y a las actividadesproductivas, que limitaron el progreso del país. La limpieza es
una muestra del grado de organización, cuidado, higiene, res-ponsabilidad y modernidad de una sociedad.La poca impor-tancia dada por casi cinco siglos al aseo explica, por ejemplo,que en el siglo XXI siga siendo difícil erradicar la costumbrede arrojar basura desde los vehículos, incluso automóvileslujosos, como también la de los peatones, en carreteras, calles,plazas parques y playas.
El estudio se inscribe en la línea de pensamiento iniciadapor Alexis D. Tocquevllle (La democracia en América) y M.ax
T9
Wr'hcr (La ética protestante y el espíritu del capitalismo) y
r'trrrlinuada por Edward C. Banfield (The Moral Basis of aIt,n'liward SocieQ), Carlos Rangel (Del buen salvaie al buen
t('t'olucionario), Octavio Paz (El ogro filantrópico), Alan
Itirling (Vecinos distantes), Robert D. Putnam (Making
I\rttr)crac! Work: civic traditions in modern ltaly), Francis
l'uhuyama (Confianza), Alain Peyrefitte (La sociedad de Ia
t'ttrtl'i¡¡ulq¡, Lawrence Harrison (El subdesarrollo esté en la
t,t.'ttt( y The Central Liberal Truth), Gabriel A. Almond yHrtllrrry Verba (The Civic Culture), Mariano Grondona (Zas
('t¡tttliciones culturales del desarrollo económico), David
l.¡urrlcs (The Weatth and Poverty of Nations), Lawrence E.
ll¡urison y Samuel P. Huntington, ed. (Culture Matters) y
Srrnrucl P. Huntington(¿Quiénes somos?). La investigación es
rlrrrrkrra de los instrumentos teóricos elaborados por estos
¡rrrlorcs y de muchas de sus reflexiones.
Los valores culturales de los pueblos no son inmutables, ni
lirrrr¡rrrc:o inherentes a una faza, a un culto religioso o a una
, lrg¡ sgcial. Costumbres, creencias y actitudes inconvenientes
¡rrrr.rlt.rr cambiar gracias a transformaciones de las estructuras
i¡nr'i(x'conómicas, al papel ordenador de las instituciones polí-
nr irs y .iurídicas, a programas educativos diseñados con tal
¡rrr¡tosilo, a enseñanzas inculcadas por las iglesias, a influen-
, il'; lx'nóficas provenientes del exterior, a orientaciones posi-
tir¡ri tlt: los medios de comunicación y al ejemplo y conduc-
r rrn rlt' líderes esclarecidos.
I ;r ¡xrsibilidad de que la cultura nacional se transforme se
rlr'nrrcslr'r con el estudio de los cambios producidos en el
I ' il;t(lo| cn la segunda mitad del siglo XX. Fueron particular-
rrl'rtt' significativos los que ocurrieron en Guayaquil durante
, I ,,r1,lo XIX y más tarde en la comunidad indígena de Otavalr
!,¡'
20
y en la ciudad de Cuenca. Eléxito económico de los inmigran-tes árabes y judíos se debió a su propio esfuerzo, pues debie-ron lidiar con más limitaciones que las que interponía el país
a los ecuatorianos.
La lectura de las páginas que vienen a continuación podríallevar a considerar que la descripción que hago del carácter
nacional es excesivamente severa. Ayudará a explicar el senti-do con el que fueron escritas lo que hace más de un siglo escri-bió un profesor alemán de la primera Escuela Politécnica del
Ecuador: "Los mejores patriotas de un pueblo han sido siem-pre aquellos hombres que han reconocido y aquilatado con
sinceridad (sus costumbres), sobre todo en lo malo, para reme-diarlas o mejorarlas del modo más apropiado. Ruego que en
este sentido se tome lo que he dicho sobre este punto y 1o que
luego voy a decir". Comparto este aserto de Joseph KolbergaceÍcade la necesidad de que cada ecuatoriano admita sus cul-pas y asuma sus responsabilidades, paso necesario para que elpaís pueda desarrollarse.
Quno, MARZo oe 2008
C¡.pÍrur,o Pnrunno
(.nuCTERÍSTICAS CULTURALES DE LA
AunrnncrA DE Qumo
lolnr l,oddy Phelan, en su estudio sobre E/ Reino de Quitos'tt rl t'i¡iltt XVII,luego de examinar los menguados resultadosrlur rrlr'¡urzÍrron los españoles, y posteriormente los criollos, en
al ¡rro¡xisilo de extender la acción colonizadora a los territo-rln,, rk' lrr Audiencia de Quito situados en las selvas tropicalesrlr, l¡r ('oslir y de la Amazonía debido al difícil acceso y a sur unrlr( ¡(in inhóspita, concluye que la vida colonial se concen-nl ¡r¡¡¡¡f i¡¡1¡Irnente en la región andina, espacio geográfico que
rtnr)', rl('sl)uós, en 1830, será la base territorial en la que se
urn',lrluiri la República del Ecuador. Dice el historiador esta-¡lrrrrrrlrnsc: "Los dos Quitos que hemos analizado, el Quitorl¡= trr ('osltr y el Quito del Oriente, eran marginales al tercerl-lnitn. t'l rnris importante de todos: las hoyas interandinas de lafrlr'llrl"l.
l'lcrlivurnente, durante el extenso período colonial la',r,'lr¡r lut' la región más avanzada y habitada de laAudienciarlt r-|1¡¡f 1¡. l)lrcs en ella se concentró más del 907o de la pobla-
ción y operaron la agricultura,Ia ganadería (ovejerías) y losobrajes, actividades de las que dependía la subsistencia de
todos. En el siglo XVIII el próspero Quito de los Andes cen-trales y norteños se deterioró y cayó en la pobreza,por los des-
trozos provocados por los terremotos y la ruina de la industriaobrajera, causada por la competencia externa, la reducción dela demanda por la declinación de los grandes centros minerosamericanos y el contrabando introducido por franceses, holan-deses e ingleses. Sin embargo. mantuvo su predominio por laescasa significación económica y demográfica que continua-ron teniendo las otras regiones.
La región interandina ofreció a los colonos buenas tierras, unclima saludable y numerosa mano de obra. Según GironaldoBenzoni "la provincia más fértil y abundante de todo el Perú" era
Quito.' El jesuita Mario Cicala se sorprende de la "admirableferacidad" de la provincia de Quito, en la que no hay "clase de
fruta, especie de granos, variedad de flores, género de hortalizas,multiplicidad de pastos, diversidad de hierbas, que no se veacampear, producir y germinar, en sorprendente abundancia".'Observación que comparte el anglo-irlandés William Stevenson,que trabajó como secretario del Conde Ruiz de Castilla en losúltimos años de la Audiencia de Quito, al señalar que los distin-tos clirnas permitían en el transcurso de pocas horas "experimen-tar el frío de los polos, el calor abrasador del ecuador y todas las
temperaturas intermedias", por lo que era posible que sus habi-tantes dispusieran de una variedad grande de alimentos. Tanto lellamó la atención Ianqueza circundante que aventuró el vatici-nio de que el país seúa "en un futuro próximo uno de los más flo-recientes del Nuevo Mundo"Í profecía incumplida por la formaen que quiteños y ecuatorianos mal usaron y desaprovecharon lanqueza que generosamente les había dado la naturaleza.
23
(lon excepción de Guayaquil los otros núcleos urbanos
tle l¿r Costa eran pequeños pueblos aislados que reciénconrcnzaron a desarrollarse a fines del siglo XVIII. Al pro-grcso de Guayaquil contribuyó la ventaja de ser el únicopuerto de la Audiencia de Quito, a través del cual se expor-l¡rllr¡n c importaban productos e ingresaba clandestinamente
ol eontrabando, actividades favorecidas por la reducción de
lu¡* rostricciones comerciales resuelta por los reyes
lhlrlrones. Su economía además se nutrió de dos importan-k¡¡ ¡rctividades, en las que encontraron ocupación los traba-
Iltloros llevados por las inmigraciones internas. La ciudad¡-ronlr'olaba la producción, acopio y exportación de cacao,
li'ulo que se cultivaba en haciendas de la cuenca del río( lrrtyas y era llevada al puerto a través de sus afluentes. Los¡lrlilk:ros guayaquileños fueron tan importantes que llega-l'on ¿r considerarse los mayores del Pacífico americano.
l)ehiclo a su progreso, al terminar la Colonia Guayaquil se
convirtió en la segunda ciudad de la Audiencia de Quito, a
¡reslr de 1o cual la población de la Costa apenas llegó at'rr¡trosentar el I4%o .'
l,as provincias andinas del sur fueron mucho menos
i r r r portantes, económica y demográficamente. Pero adquirie-
t'on un mayor peso relativo alfinalizar la Colonia, en virtud de
t¡rrc, lograron sortear la crisis ecof'rómica del siglo XVIII por no
1l¡r¡londer de la producción obrajera, además de beneficiarse de
lrrs utilidades generadas por la exportación de cascarilla, vege-
trrl que fue usado parala producción de quinina. Este descu-
hrirniento, al permitir curar el paludismo, generó una impor-Irurto demanda americana y de las potencias europeas deseosas
th-r proteger la salud de sus colonos en las tierras tropicales de
Átiica y Asia.
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Por las razones anotadas y porque fueron emigrantes sena-nos los que poblaron la Costa y el Oriente, región esta que
recién se integró físicamente al Ecuador cuatrocientos años
después, durante la segunda mitad del siglo XX, resulta perti-nente centrar el estudio de la cultura colonial en las provinciasandinas y, particularmente, en las del centro-norte que estuvie-ron ligadas a Quito,localizadas entre las ciudades de lbarra, alnorte, y Riobamba al sur.
UN¡, socrnDAD JERAReurzaDA y ExcL{ryENTE
A diferencia de otros países de Europa en los que habían
aparecido formas capitalistas de producción, durante la mayorparte del período colonial americano en España estuvo vigen-te el feudalismo, cuyas pautas y valores marcaron la conductade quienes conquistaron y colonizaron los territorios que con-formaron la Audiencia de Quito. Los españoles vinieron de
una sociedad organizada jerárquicamente, dominada por unanobleza que se beneficiaba de la propiedad de la tierra y de losexcedentes económicos que generaba el trabajo obligatorio ylos tributos pagados por los campesinos sometidos a una situa-ción de servidumbre. En ella existía la extendida creencia de
que la tierra constituía la principal fuente de riqueza y preva-lecía un menosprecio de las otras actividades económicas ydel trabajo manual.
Antes de la llegada de los españoles, durante el breve perí-odo incásico y en la época precedente,los indios habían vividoen sociedades autoritarias en las que estuvieron sometidos alpoder absoluto de caciques y soberanos. Estaban obligados aprestar servicios personales, pagar tributos y realízar toda claso
de trabajos, como construir caminos y transportar cargas. Laatención de las necesidades familiares, incluso la conservación
25
tlo la vida, sólo era posible mediante la ciega obediencia y lal'iclclidad absoluta hacia quienes ostentaban el poder. No dispo-nfun de la tierra como una propiedad de la que pudieran hacerIo que les placiera, sino como un bien cuyo uso dependía de lavoluntad del jefe al que se hallaban subordinados. En muchost1fi,lcnes, especialmente en el militar que tan importante fuepnrl la conquista de los pueblos andinos,la sociedad indígenarc hitllaba muy atrasada con respecto a la española. Las enfer-ntctl¿rcles traídas por los conquistadores provocaron una catás-tnrl'c demográfica, especialmente en la Costa, región en la que
ln población indígena prácticamente desapareció. Sin embargo,Iur¡ indios continuaron siendo una amplia mayoría en la Sierra,dsr tttilnera que durante la Colonia representaron entre eI907o y€175(k, de la población de la Audiencia de Quito.
l,tt lcngua de los incas, adoptada por los pueblos indígenasde l¡r Audiencia de Quito, enfrentaba limitaciones idiomáticaspanr competir con la castellana usada por conquistadores,sohnos, burócratas y eclesiásticos. Según La Condamine, al
Qulcltun le faltaban vocablos "que permitieran expresar ideas
th¡ll'ttcl¿rs y universales," como "tiempo, duración, espacio,,sl, tut,tlilttcia, materia, clterpo, virtud, justicia, libertad, agra-C1rlnilrnto, ingratitud y muchas más, a no ser de manera
lnt¡rorl'ccta y recurriendo a largas perífrasis".ó Motivo por el
QUe l krs indígenas les resultó diffcil dominar el idioma de losgultr¡ttisludr)res, conocimiento que les habría permitido valer-re rla él l)¿rra sus propios fines.
l(¡lls características del mundo españoly del mundo indí-
l€ltn y e'l lipo de estructuras económicas que se implantaronüt lrt ('olonia, llevaron a que se organizara una sociedad alta-np¡lr. ir.r'nrt¡uizada en la que la cúspide de la pirámide social
ñl€ octt¡rutlit por los blancos y su amplia base por la gente de
color, estatus que cada individuo adquiría el día de su naci-miento y mantenía a perpetuidad durante su vida. Para espa-
ñoles y criollos estuvo reservada la propiedad de obrajes yhaciendas, las más importantes actividades comerciales, loscargos políticos y religiosos y el acceso privilegiado a la edu-
cación. Bienes de fortuna, actividades económicas y funcionesrepresentativas a los que no tuvieron acceso los hombres ymujeres de color integrantes de los pueblos indígena, negro,mestizo y mulato que, en cambio, estaban obligados a pagartributos y a trabajar para sus amos en condiciones de servi-dumbre o esclavitud. Naturalmente, no dejaron de producirseinfluencias culturales recíprocas. especialmente de los españo-les sobre los indígenas, pues la dominación que por siglosmantuvieron en todos los órdenes, incluso en el religioso, per-mitió que las costumbres de los conquistadores prevalecieran.
La religión católica sustentó ideológicamente la sociedadjerárquica colonial al justificar, como queridas por Dios, las
desigualdades económicas, sociales y políticas. Si el desarro-llo de la sociedad estaba divinamente determinado y los hom-bres eran apenas un instrumento, poco podían hacer para cam-biar las condiciones sociales en las que vivían. Por considerar-se la pobreza un don, antes que una carga,los hombres debían
aceptarla con resignación y buscar consuelo en la caridad,actitud que sería compensada con largueza en "la otra vida"mediante "la salvación eterna". El lucro, el cobro de interesespor préstamos de dinero y la investigación científica fueronmoralmente desautorizados, o al menos vistos con sospecha,por estar en contra del orden natural determinado por Dios.Estos valores fueron transmitidos por los clérigos católicos a
través de la educación que impartieron en escuelas, colegios yuniversidades y con la prédica de "la palabra de Dios" en lasiglesias que, por entonces, fueron el centro social alrededor
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rlt l cual transcurría la vida colonial. A esto se sumaron lase slrochas relaciones existentes entre la Iglesia, ]as autoridades
¡xrlíticas y la sociedad blanca, la explotación directa que rea-
li't,(t la Iglesia a través del cobro de contribuciones económicasy su compromiso con el sistema de dominación y explotaciónerr razón de que las órdenes religiosas fueron propietarias de
nbrajes y de numerosas y extensas haciendas.
El científico Alexander von Humboldt, que visitó por largolicrmpo la Audiencia de Quito, escribió: "En América la piel¡nhs o menos blanca es lo que decide el rango que ocupa unlrombre dentro de la sociedad", pues el color delatez estable-
cc "una forma de igualdad entre los hombres que afirmanlr-:ner ciertos grados de superioridad debido a su taza y a sa
rrrigen". Diferenciación racial que el viajero alemán ilustracon el relato de la forma en que se ventilaban los conflictos, alrcf-erir que una persona de elevada condición social cuandotlisputaba algún asunto con un hombre del pueblo a menudo se
lc escuchaba decir: "Será posible que usted se crea más blan-co que yo".t
Es que los españoles, como lo señala Phelan, "tenían su
¡rropia forma de ser racistas y etnocéntricos", ya que si biencolaboraban con razas distintas, mucho más que otras nacio-nes, 10 hacían "sin dudar por un solo momento de su propiasuperioridad sobre ellas", de manera que "la única igualdadc¡ue estaban dispuestos a otorgar a los indios erala igualdad en
el otro mundo".t Segregación que es confirmada por un inves-tigador contemporáneo al decir que los indios, a pesar de losderechos y privilegios consagrados en la ley secular y en lacanónica, se enfrentaban a la cruel paradoja de que eran trata-dos "como animales o retardados mentales", realidad quepone en evidencia al citar que en 1609 por el alquiler de un
caballo se pagaban cuatro reales por día, mientras que a un
indio que se lo empleaba como guía solamente se le daba la
comida y "alguna vez dos o cuatro reales".e
Jorge Juan y Antonio de Ulloa, marinos españoles que
acompañaron a la Misión Geodésica Francesa que fijó el meri-
diano ecuatorial, en su célebre obra titulada Noticias secretas
de América, escribieron: "Son los indios unos verdaderos
esclavos en dichos países y seían dichosos si tuvieran un solo
amo a quien contribuir lo que ganan con el sudor de su traba-
jo". Más adelante añaden que en el caso de los esclavos negros
sólo ellos y no sus familias estaban obligados attabajat y que
las pérdidas que podía generar la actividad económica eran de
cuenta del amo; en cambio los indios debían cangar con las
pérdidas que se producían y compartir las tareas con mujer e
hijos.'o Stevenson cuenta que en la zona del monte
Chimborazo contempló a los indios despojados de sus tierras,
obligados atrabajar por una paga miserable, sujetos al "látigo
y otros castigos corporales" y "reducidos al más abyecto esta-
do de servidumbre y esclavitud"." Caldas al ver la turbación
que produjo en una familia campesina la observación de una
bujía con la que se alumbraba, expresó su asombro porque
apenas a"treintaleguas de Quito" vivieran los indios "casi en
el mismo estado que en la época de la Conquista".r2
Las tierras que inicialmente recibieron de la Corona espa-
ñoles y criollos, gracias a las "mercedes reales" y a las asigna-
ciones realizadas por los cabildos, con el colTer de los años las
acrecentaron, especialmente en los siglos XVII y XVIII, duran-
te los cuales se formaron las grandes haciendas. Según el his-
toriador José María Vargas, "en la forma del reparto de tierra
hecho por el Cabildo puede señalarse el origen de la estructura
social de la propiedad agraria del Ecuador"." A lo que se suma-
29
ron las compras realizadas por funcionarios enriquecidos en eldesempeño de cargos públicos o en la administración desa-
prensiva de obrajes, como también la usurpación de las propie-dades de los indios forzándoles a abandonarlas, obligiándoles a
venderlas a precios irrisorios o despojándoles en los tribunalesgracias a sus influencias en la justicia. Al finalizar la Colonia,los blancos se habían apropiado de las mejores tierras y relega-do a los indígenas a la propiedad de pequeñas parcelas, pocoproductivas y alejadas de los fétiles valles interandinos. A par-tir de esta "división espacial del terreno agrícoIa" se edificó lajeriárquica organización social de la época, en la que unos reci-bían beneficios y otros eran privados de ellos." Algunas de las
haciendas más extensas y prósperas pertenecieron a las comu-nidades religiosas, hecho que no implicó cambio alguno en su
organización social y económica,quizá con la excepción de lasque pertenecieron a los jesuitas.
Por existir un sistema de castas, con límites definidos en 1o
social y legal, lo mismo sucedía con los otros individuos de
color. Por ejemplo, en 1690 el Cabildo de Guayaquil estable-ció sanciones diferentes para quienes ponían mesas en las pla-zas y en las iglesias para vender mercancías. Mulatos, cuafte-rones, negros y mestizos recibían una pena de cincuenta azo-
tes, mientras que la "gente principal" sólo estaba obligada a
pagar una multa de cincuenta pesos.ls
Por estos motivos la sociedad colonial no ofreció condicio-nes para que existieran iguales oportunidades y con ellas fueraposible la movilidad social y económica de los individuos enfunción de sus méritos y no de su pertenencia étnica.
En este sentido, la más perniciosa segregación fue la que
existió en el campo de la educación, de la que tanto depende
30
el futuro económico de las personas. En la aristocrática uni-
versidad colonial sólo los hijos de las acomodadas familias
blancas fueron admitidos, ya que los alumnos que pretendían
obtener una matrícula debían probar "Iimpiezade sangre". Por
ejemplo, para ser admitido en la universidad, Eugenio Espejo
tuvo que recurrir a subterfugios para probar un imaginario
abolengo español. Los indígenas ni siquiera pudieron acceder
a la escuela, pues, por serlo, estuvieron excluidos de cualquier
forma de educación. Para los mestizos estuvieron reservados
establecimientos especiales, regentados por los franciscanos,
en los que aprendían oficios artesanales por entonces denomi-
nados "artes mecánicas" u "oficios viles". El sacerdocio, fuen-
te de riqueza, prestigio y poder, estaba vedado a indios e inclu-
so a mestizos.'6
Una sociedad que consagraba las desigualdades sociales
desde el nacimiento y las mantenía de por vida, gracias a un
sistema de dominación que aseguraba su inmutabilidad, cortó
los incentivos que eran necesarios para que quienes ocupaban
los estratos inferiores de la pirámide social convirtieran su tra-
bajo en un medio para salir de la pobreza y elevar su condi-
ción social y económica. A su vez,los que ocupaban las esca-
las superiores, ante la seguridad de que su situación social no
se vería amenazada, tampoco encontraron motivos para reali-
zar sus actividades con dedicación y ahínco, a fin de sortear la
ameflaza de sus competidores, mantener y eventualmente
acrecentar su posición económica.
El origen histórico de la sociedad colonial, sus caracterís-
ticas estructurales y las rígidas jerarquías, sumadas a factores
geográficos y demográficos, con el coffer del tiempo dieron
origen a los paradigmas que formaron las creencias y dictaron
las conductas de los habitantes de la Audiencia de Quito'
I h'¡r lsroto cENERALIZADA
A pesar de los siglos de explotación que ha sufrido elI rloral ecuatoriano sigue siendo una tierra extraordinariamen-t, l'órtil. Un estudio contemporáneo afirma que "tiene la más
r('ir combinación de suelos y climas del hemisferio( h'cidental. El suelo contiene aproximadamente el doble de
rrr¡rlcria orgánica en todo su perfil, comparado con los suelosrlc llgunas de las más ricas praderas negras encontradas en loslistldos Unidos. Añádase a esto un sol abundante, ausencia de
vir:nto, temperaturas diurnas que rondan los 80o fahrenheitt.\7" centígrados) y un promedio de lluvias de más de setentay c:inco pulgadas. Todo esto explica por qué el potencial agrí-t'ola del Ecuador es inigualable"." Si tan fértil es el Litoral de
lroy ya puede imaginarse cómo fueron sus tierras costeñasr'uatrocientos años atrás.
Si bien las tierras de la Sierra eran de inferior calidad y su
tlisponibilidad estaba mermaba por los extensos piáramos y las
numerosas montañas propias de la geografía andina,la regióncontaba con valles fértiles, frecuentes lluvias y abundante
irgua de riego. En ella los cambios de temperatura eran mayo-lcs pero no sufría calores veraniegos ni fríos invernales pro-
¡lios de los países de cuatro estaciones y su clima oscilabacntre una fresca primavera y un moderado otoño.
La particularidad de que las tierras de la Costa y de laSierra pudieran cultivarse todo el año y las dos regiones tuvie-ran una variedad de climas, permitió que ricos y pobres dispu-sieran permanentemente de una amplia gama de alimentos. Laexistencia de un clima benigno tornó innecesarias las previsio-nes que estaban obligados a tomar los pueblos que vivían en
ambientes geográficos rigurosos en los que podían morir de
31
3¿
frío y hambre si no acumulaban comida y leña para los largosmeses de invierno. En el caso de la Sierra, su clima templadoademás contribuyó a que sus habitantes no sufrieran las pestes
que azotaron a las poblaciones de la Costa.
Juan y De Ulloa relacionan la "abundancia de frutos" pro-ducidos en la Sierra con "la vida ociosa y perezosa" de sus
habitantes.'8 Stevenson, refiriéndose a los nativos de la provin-cia de Esmeraldas, escribió una observación que era válidapara todos los habitantes del Litoral. "Ser industriosos no esjustamente una virtud de estas personas", señaló, para luegoañadir, "donde fácilmente se puede alcanzar la suficiencia,donde los lujos en la comida y en el vestido son desconocidos,donde nunca se lucha por la superioridad y donde la naturale-za no sólo invita sino incluso parece tentar a las criaturas alreposo, ¿por qué habrían derechazar su oferta?".'eApreciaciónque es confirmada por Cicala , para quien, "si el cuidado y lasolicitud en la agricultura y en trabajar la tierra estuviese a lapar de su desidia y negligencia",la nqueza que obtendríanblancos e indios superaría a la que conseguían los campesinosen Europa.zo Dos nativos de la Audiencia de Quito, José
Joaquín de Olmedo y Vicente Rocafuerte, en un informe que
enviaron a la Corona en 1814 reiteraron estos conceptos alescribir: "Es tan grande la feracidad y abundancia de esta pro-vincia que con otro fomento y bajo otros auspicios sería hoyla más rica de la América. Pero el vigor de la naturaleza aban-donada así misma, sin brazos, sin cultivo, sin arte, se conser-va casi entero bajo este clima y produciendo continuamente,parece no debilitarse jamás".2'
La existencia de una numerosa población indígena y portanto la posibilidad que tuvieron, primero conquistadores ycolonos y luego criollos, de disponer de una ilimitada y bara-
JJ
l¿r mano de obra,les permitió eludir el desempeño de las fati-gosas tareas manuales en la confección de textiles, en lalabranza de la tierra, en la extracción de metales preciosos ycn el servicio doméstico, todas las cuales quedaron a cargo deIos indios. Fueron reclutados por los blancos y puestos a suscrvicio mediante la encomienda, a pesar de que no teníantlerecho a hacerlo, ya que los indígenas asignados a un enco-rnendero sólo estaban obligados a pagar un tributo en dinero ocspecie, a cambio de recibir protección y servicios religiosos.r,lin contra de expresas prohibiciones legales de que se lessometiera a trabajo forzoso y alaprestación de servicios per_sonales, y a pesar de las sanciones que la Corona estableció¡rara quienes las burlaran, fueron obligados a trabajar enhaciendas, obrajes y labores domésticas en el campo y en laciudad. En unos casos el tributo se transformó en trabajo; enotros, recibieron míseras remuneraciones o simplemente nin-guna. Los "socorros" que recibían los indios en alimentos yvestidos les mantenían permanentemente endeudados y suje-tos a un trabajo obligatorio en haciendas y obrajes con el queclevengaban la interminable deuda conftaída.23
Los pujos nobiliarios de los criollos constituyeron otroobstáculo para que pudieran ganarse la vida mediante el traba-.jo laborioso y liderar con sus iniciativas el progreso económi-co. Según un investigador contemporáneo, en el período colo-nial tardío había en la Audiencia de euito once familias contítulos de nobleza que habían comprado a la Corona, todasasentadas en su capital. En su pesquisa documental, con unaexcepción, Christian Büschges no encontró ningún indicio deque se hubieran interesado por el desempeño de actividadeseconómicas y sólo un "tenue" interés por los emprendimien-tos, el riesgo y eL éxito.% En realidad muchos otros blancos,por el sólo hecho de considerarse tales, se atribuyeron imagi-
34
narios abolengos que traían a cuento ante todo viajero extran-jero que llegaba a la Audiencia de Quito, aunque su nobleza
careciera de sustento por casi todos tener alguna sangre indí-gena en sus venas. Esta conducta llevó a que los visitantes
expresaran su asombro porque los nativos reclamaran distin-
ciones y privilegios, sin considerar su condición étnica y sus
méritos y 1o poco que hacían para labrarse un nombre median-
te su esfuerzo y la prestación de servicios relevantes." Tal fue
la banalidad y la ostentación de las clases altas quiteñas que
para codearse con los visitantes europeos y demostrarles su
valía personal les prodigaban desmedidas atenciones. Según
testimonio de los franceses integrantes de la MisiónGeodésica, fueron "recibidos como reyss", con opulencia,lujoy suntuosidad, y las familias más influyentes se disputaban"por alojarlos, hacerles visitar la ciudad e invitarles a su
mesa".'u
El citado investigador alemán encuentra en estas caracte-
rísticas de la nobleza quiteña y en la cooptación que hacía de
quienes con sus negocios prosperaban económicamente, lacausa de que no se haya conformado en la Audiencia de Quitouna burguesía, esto es, una clase social que se diferenciara de
la nobleza y se identificara por sus propios valores e intereses,
diferentes a los que conformaban el orden jerárquico colonialheredado de la Madre Paffia."
Viajeros y funcionarios, de varias nacionalidades, que en
distintas épocas visitaron la Audiencia de Quito, coinciden en
describir a sus habitantes, cualquiera fuera la condición social
o étnica (peninsulares, criollos, ricos, pobres, blancos o gente
de color), como gente poco dispuesta a realizat un trabajo
sacrificado. Algunos tenían responsabilidades directivas o rea-
lizaban tareas manuales en la agricultura, la ganadetía, el
35
comercio, la minería, los obrajes,las artesanías y en la admi-nistración colonial y eclesiástica, actividades que les permitíatlisponer de medios para su subsistencia. Pero, según los visi-Iuntes, quienes tenían una labor a su cargo no la desempeña-lran con el ahínco y la dedicación que habían visto en trabqa-tlores y patronos de sus países de origen. Más aún, había blan-c:os, principalmente criollos, que no tenían ninguna ocupación,situación que no parecíapreocuparles. Son diversas las expre-siones que usan para calificar esta falta de laboriosidad de loshabitantes de los andes quiteños: ociosidad, peteza,haragane-ría, vagancia, indolencia, abulia, flojera, gandulería, apatía yholgazanería.
Alexander von Humboldt relata que encontró un país"donde se evita todo lo que significa esfuerzo", especialmen-te en el caso de los blancos, a los que califica de "holgaza-nes".28 Romualdo Navarro dice que en la provincia de Quito,a la que Dios premió con un clima benigno y una "rara fecun-didad" de sus suelos,la mayor parte de sus habitantes se entre-gaba a "una detestable ociosidad y el resto a despreciar vil-mente su trabajo, de donde nace la grande miseria en queactualmente se hallan" .2e Jorge Juan y Antonio de Ulloa consi-deran que la mayor parte de los habitantes de la Audiencia de
Quito'ono se ocupa en ejercicio ni trabajo que los tenga emple-ados y la imaginación divertida";'unos "porque no tienen enqué emplear el tiempo" y otros, porque "la pereza les mantie-ne desocupados". Añaden que entre los integrantes de la socie-dad blanca existía una aversión al desempeño de trabajosmanuales, ya que los españoles "no se acomodan a ninguno delos ejercicios mecánicos" por considerarlos un "desdoro" desu condición social, ya que los veían como actividades reser-vadas a o'negros, pardos y tostados". De los criollos dijeronque son muy pocos los que se dedican al comercio, ya que "el
único ejercicio en el que se emplean las personas de distin-ción" que no ingresan a las órdenes religiosas "es visitar entre
año sus haciendas o chacras en las que pasan todo el tiempode las cosechas"'', entre julio y agosto. Stevenson confirmaesta apreciación al escribir que "el empleo principal de las per-
sonas de rango social elevado es el de visitar las haciendas, en
las cuales viven parte del año".31
Tres historiadores ecuatorianos coinciden con estas obser-
vaciones realizadas por extranjeros acerca de la molicie de los
quiteños. Según el historiador GonzáIez Suárez, sin que
importara la condición social y la profesión de quienes arrlba-
ban a la Audiencia de Quito (soldados, hidalgos, licenciados,
burócratas, comerciantes, artesanos, clérigos y campesinos),"todos cuantos de allápasaban a estas partes miraban con des-
dén toda industria, todo oficio, ¡z, en general, todo trabajo: los
labradores, los mismos artesanos, cuando venían acá, se avergonzabande sus oficios y era muy raro el que volvieraaprac-ticarlos"; por 1o que, "las faenas del campo y aun algunos ofi-cios quedaron, pues, reservados solo para los indios, porque
los blancos tuvieron a menos ejercerlos".tt Opinión que com-
parte el historiador Luis Robalino Dávila al indicar que en
cuanto se establecieron en los territorios que poblaron busca-
ron ennoblecerse, mediante la adquisición de propiedades
agrícolas y el cobro de tributos en las encomiendas, a la par
que se negaron a desempeñar las "envilecedoras" tareas
manuales "indignas de persona bien nacida".33 Francisco
Aguirre Abad afirma que "en la vida tranquila y viciosa de los
colonos, en que casi no tenían industria que ejercer, viviendocon los productos de las haciendas, para no manchar su noble-
za con ninguna especie de comercio, la juventud del país se
entregaba a los placeres sensuales de toda especie. Las clases
inferiores seguían el mal ejemplo. De manera que sin el traba-
5t
.jo de los indios no se sabe cómo habrían podido vivir los colo-nos, ni cómo hubiera ido adelantando el comercio si por for-tuna no hubiesen llegado sucesivamente nuevos emigrantes de
España que se dedicaban al trabajo, apoderándose de esta
industria, reducida por otra parte a límites muy estrechos".t'
Algunos emigrantes españoles, avecinados o en tránsito,debido a la pobre condición económica en que arribaban y aIanecesidad de superarla haciendo fortuna, fueron más inclina-dos al trabajo. Ejercieron actividades comerciales, particular-mente las ligadas al intercambio entre provincias y regiones yal negocio de importación y exportación. Algunos se enrique-cieron, situación que les permitió adquirir tierras, casarse concriollas de la clase alta e incorporarse al grupo blanco domi-nante. Proveyeron de manufacturas y bienes provenientes de
Europa y China (vinos, aguardientes, aceites, jabón, hierro,cobre, estaño, plomo, azogve, vajillas, casimires, telas finas ehilados de oro y plata), y a los virreinatos de Nueva Granada,del Perú y de la Plata de las ordinarias telas fabricadas en losobrajes. Coleti lo confirma al indicar que "los que sostienen eltráfico y los negocios son europeos que viajan de una ciudada otta,llevando las mercancías de estas partes y trayendo al
retorno las de otros países;', extranjeros que también "mantie-nen abiertas las tiendas" de Quito.t5
Cicala encuentra en los indígenas que vivían en las ciuda-des "capacidad e ingenio singulares" similares a los de loseuropeos. Los considera muy hábiles para "las artes serviles ymecánicas", sobre todo para las manufacturas y la ejecuciónde obras. En cambio describe a los indios que vivían en elcampo y trabajaban en haciendas y obrajes o desempeñaban
otras labores, como inclinados al hurto, a la bebida y a la men-tira.36 Esta opinión es compartida por otros viajeros extranje-
38
ros. Benzoni observa que en Quito los orfebres hacían o'cosas
maravillosas" pese a no disponer de instrumental adecuado yque el mayor placer de los indios, como "el de la demásgente", erala bebida.3' Jorge Juan y Antonio de Ulloa encuen-tran en ellos "muy poca afición al trabajo", eue atribuyen a
que carecen de incentivos, pues igual será su ingreso "trúa-jando o dejrándolo de hacer", ya que les da lo mismo "ganardinero a costa de su sudor que no ganarlo, porque el interésque les resulta de ello es tan pasajero en sus manos que nuncallega el caso de que lo perciban". Explicación que fundamen-tan al señalar que los indios libres "cultivan las tierras que lespertenecen con tanta aplicación que no dejan retazo algunodesperdiciado", y al recordar su antigua laboriosidad que lespermitió construir, en la época precolombina, puentes, calza-das y caminos, vías de comunicación que en su mayor parte se
dejaron perder por "el descuido de sus nuevos habitantes",esto es, los blancos venidos de España y los criollos nacidosen territorios quiteños.38 Aquella explicación es compartidapor Stevenson al decir que en los indios del "reino de Quitol',como consecuencia de la degradación a la que han sido some-tidos por los blancos, son más visibles "los vicios de la indo-lencia, la apatíay lapereza", Que en otros lugares del imperiocolonial en los que "la maldición de la conquista se ha dejadosentir menos".3e Belisario Quevedo añade otras observacionessobre elcarácter de los indígenas. Si el español se caracteriza-ba "por falta de disciplina" el indio pecaba "por el extremoopuesto." No conocía "la codicia y el afán de enriquecerse"por ser "perezoso y amigo de la vida indolente", además de"imprevisivo",ya que consumía "a medida de sus deseos pre-sentes" y era muy dado a ofrecer y evasivo en cumplir, puesde poco valían los compromisos que contraía si no iban"afianzados por el temor".a9
39
Los indios laboraron en las escasas minas que existieroncn la Audiencia de Quito, en la importante industria obraieray en las haciendas labrando latiena,cuidando los rebaños dervejas y trasouilando su lana. En las ciudades y pueblos ftaba-.iaron en conventos y casas de hacienda como servidorestlomésticos (huasicamas) a cargo de caballerizas, mandados,provisión de agua,leña y hierba, movilización de literas y con-I'ección de textiles en pequeños talleres caseros. Los sirvientesf'ueron tan numerosos que llegaron a superar en número a lostmos que atendían.ar con tantos domésticos a disposición decriollos y españoles para la realización de cuanta tarea se lestrcurriera ordenar, no quedó labor alguna en la que pudieranontretenerse los blancos, ni siquiera las cotidianas del hogar.Los indios además laboraron en la construcción urbana y pres-laron un apreciado servicio de transporte de personas quecscandalizó a Humboldt. Cargaban sobre sus espaldas a losblancos en sillas confeccionadas para tal propósito, especial-mente a mujeres, para aytdarles a sortear los intransitablessenderos andinos.
Fueron considerados mestizos los que provenían de ante-pasados indígenas y blancos y los que a través de la acultura-ción conseguían hacerse pasar por tales, muchos de ellos paraescapar del pago del tributo al que estaban obligados losindios." cicala considera que la mezclade las sangres españo-la e indígenahizo que se combinaran "las peores condicionesdel europeo con lo negativo del indígena". si bien reconoceque hay excepciones y que en general son intrépidos, valero_sos, listos, agudos e ingeniosos, les atribuye una sarta dedefectos: "descarados, desidiosos, borrachos, jugadores, ocio_sos, arteros, ladinos, maliciosos, mentirosos y amigos de losfraudes".a3 Juan y De Ulloa afirman que los mestizos, numero_sos en la serranía, eran personas "de corta o ninguna utilidad,'
40
económica porque su "inaplicación" al trabajo los tenía "rsdu-
cidos a la vida ociosa y perezosa." Explican esta pasividad porser un grupo social que carecía de incentivos, pues "sabían
muy bien la poca o ninguna estimación que tenían en sus paí-
ses", de modo que a pesar de las iniciativas que tomaran, lafortuna "no podía serles más favorable [...] por la poca suerte
que les cupo en su nacimiento". Concluyen diciendo que "sipor dejar de trabajar, y ser propensos a la ociosidady ala pere-
za, se debiera imponer como castigo la mita, a ninguna otragente le correspondiera mejor que a tanto mestizo como hay
en aquellos países".*
Los mestizos, en ruzón de ser "menos presuntuosos" que
los blancos, aceptaban desempeñar artes y oficios, especial-
mente los "de más estimación, como los oficios de pintores,
escultores y plateros, y otros de esta clase", dejando para los
indios los que considerabar "no de tanto lucimiento", comolos de zapateros, albañiles, tejedores, barberos, carpinteros yotros más. Las artesanías que elaboraban y los servicios que
prestaban negociaban directamente con sus clientes, en su
mayor parte españoles y criollos. Muchos de estos artesanos
se ocuparon en la construcción y decoración de las ricas igle-sias quiteñas y de los espléndidos conventos aledaños. Juan yDe Ulloa indican que los artesanos no se distinguían por laentrega cumplida en la fecha acordada de las obras encarga-
das, especialmente cuando habían receptado por adelantado elvalor de su trabajo, tornándose necesario por la "lentitud ypeneza" con que confeccionaban las obras, encerrarlos hasta
que fueran concluidas.as En la habilidad para elaborar pinturas,
esculturas y otras obras de arte los artistas quiteños superaron
a los de otros países de Sudamérica, pero sólo eran hábilespara imitar y copiar, pues carecían de condiciones para crear
obras de su propia invención y fantasía.a6
4T
Los mestizos también tuvieron a su cargo el pequeño
t'ornercio de tiendas de barrio, en las que expendían artículos
¡rlra el consumo diario de los hab{tantes de las ciudades, prin-cipalmente alimentos y géneros fapricados en los obrajes. Estecomercio era mínimo porque dada la pobreza existenterrruchas familias ," uurouburi""iunl de víveres y confecciona-h¿rn sus vestidos, especialmente los indios, sobre todo en elt'r'ítico siglo XVIII en el que, por la crisis de los obrajes, se
¡rrodujo una dramática caída de los niveles de vida.
En cuanto a los guayaquileños, el funcionario españollirancisco de Requena describe su carácter como "semejante altlc los demás de la provincia de Quito". No aprovechaban las
¡xrsibilidades que les ofrecían los frutos de las ricas tierras por-r¡ue les faltaba "inclinación a los ejercicios penosos; apetecíannrás la quietud que la fortuna y las ganancias cuando cuestangrandes penas y fatigas, y así aman la ociosidad y la holgaza-rrcría..." .a'Cicala se distancia de esta apreciación al señalar quelrabía escuchado decir a los comerciantes extranjeros que "nohabían experimentado semejante honestidad y puntualidad enrringuna otra parte de América y ni siquiera en España, en loslratos y contratos" celebrados por la gente de Guayaquil.Añade que eran personas de capacidad e ingenio que estaban
on "continua actividad de la mañana alatarde", eue rcalizabanun comercio "extraordinariamente activo y grande," que sus
artesanos eran excelentes artífices y que el vicio de la embria-guez no estaba arraigado como en otras ciudades y regiones.ot
AuspNcn DE EMPRENDTMTENToS
Las costumbres que trajeron los españoles desde la metró-poli, su adopción por parte de los criollos, la sociedad jerfu-quica que constituyeron, la disponibilidad de una ilimitada
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mano de obra,la vasta extensión de las tierras agrícolas y las
negativas actitudes frente al trabajo laborioso, de propietarios
y administradores de haciendas y obrajes, no crearon condi-
ciones favorables para que florecieran iniciativas empresaria-
les. Al contrario, más bien interpusieron todo tipo de obstácu-
los para que españoles y criollos,los únicos en condiciones de
emprenderlas, formaran capitales y los invirtieran, se asocia-
ran para emprender negocios, buscaran el lucro, se interesaran
en la introducción de innovaciones, mejoraran los procesos
productivos, aumentaran sus rendimientos y, en fin, promovie-
ran el progreso de la Audiencia de Quito. Los indios, debido a
su condición de pobreza y subordinación, estaban imposibili-
tados de hacerlo y en menor medida también los mestizos.
Motivos por los cuales durante el extenso período colonial no
se registraron progresos económicos públicos o privados, a
pesar del ambiente propicio para el desarrollo de las activida-
des económicas creado por una paz cotidiana, de la que care-
ceria eI país durante el convulsionado período republicano'
La propiedad de la tierra fue considerada un elemento de
prestigio social y un instrumento de poder mas no un recurso
productivo, que debía ser cultivado con esmero para que rin-
diera resultados económicos óptimos. Al respecto Phelan dice
"que quien hacía fortuna en los obrajes y en el comercio y
deseaba pertenecer a la elite del Cabildo" compraba tierras, se
convertía en terrateniente y "ejercía sus operaciones mercanti-
les a través de intermediarios".'n La vastedad de las tierras que
tuvieron a mano españoles y criollos, tornó innecesaria la intro-
ducción de técnicas destinadas a incrementar 10s rendimientos
de los cultivos y del pastoreo de ganados. Resultaba fácil con-
seguirlos mediante la ampliación del área cultivable y el uso
extensivo del suelo. A 1o que habría que añadir que los hacen-
dados, por no intervenir directamente en el proceso productivo,
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rro lonían una idea cierta de sus deficiencias y de las posibili-rl¡rrlos de mejorarlo. El control de las labores agrícolas y gana-
tlt'ris estaba a cango de administradores y mayordomos, pues
Ios terratenientes no eran campesinos sino residentes urbanos yvisitaban sus haciendas sólo en los períodos de cosechas, que
t'oincidían con los días soleados y sin lluvias de julio y agosto.
En los obrajes, actividad económica que se volvió impor-l¡urte a fines del siglo XVI y en eI XVII alcanzó su apogeo, se
¡rnrducían telas "comunes" de algodón, lana y cáñamo, comolrlyetas, paños, franelas, lienzos, ponchos, hilos y sombreros.l,os grandes operaron en el campo junto a las grandes hacien-tlts y los pequeños en las ciudades, especialmente en Quito.listuvieron dirigidos por administradores nombrados por las
¿rLrtoridades, en el caso de los obrajes de "comunidad", o porsu dueño que pudo ser una orden religiosa, en el caso de los"particulares" y debían pagar un tributo a la Corona que se
Iomaba de los rendimientos obtenidos. En sus instalacionestrabajaban entre cien y quinientos indígenas (era un "trabajo
tle indios"), que cumplían sus tareas en una condición de
subordinación cercana a la esclavitud. A cambio recibían
como pago una mínima parte de la producción, en el caso de
krs primeros, o un salario, en el caso de los segundos. En rea-
lidad por tarea cumplida, porque cada trabajador estaba obli-gado a entregar una cantidad de hilados, tejidos, tinturados operchados, previamente determinada. El administrador, a
pesar de que percibía una alta remuneración, se apropiaba ile-galmente de buena parte de los beneficios obtenidos'.. En losobrajes "particulares" fueron mayores los abusos que cometie-ron sus dueños en la explotación de la mano de obra indígena,a la que regatearon su remuneración para de esta manera
lucrar desmedidamentesl. Excepcionalmente hubo obrajes de
la Corona, por ejemplo en Otavalo.
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Debido a estas peculiares características del proceso pro-ductivo, los obrajes no fueron verdaderas fábricas. Lo advierteBriner Tyrer Robson al señalar que "se debe tener presente quela tecnologíay el contexto social de la economía de los obrajesde Quito no tenía nada que ver con las características de lassociedades manufactureras modernas. La tecnología era primi-tiva, por lo que la elaboración de los textiles era una labor bas-tante ardua".52 Este carácter "preindustrial,' de la manufacturaobrajera se mantuvo intacto durante todo el período colonialsin que se modificara su estructura productiva y sufriera cam-bios tecnológicos, mientras que en Europa proliferaban losinventos que dieron origen a la revolución industrial. Durantetres siglos, a ningún obrajero se le ocurrió introducir elementosque permitieran mejorar y tecnificar el proceso manufacturero,de cuya suerte dependía la prosperidad de la región más pobla-da de la Audiencia de Quito. A 1o que se sumaron los obstácu-los interpuestos por la política colonial para que iniciativasempresariales prosperaran. Stevenson relata que el Conde deCasa Jijón trajo mecánicos y artesanos del Europa con el fin deestablecer una manufactura de telas finas y buenos estampados,actividad que tuvo que suspender por las interferencias de lasautoridades de la Audiencia y una orden venida de España quele "obligó a destruir toda su maquinaria y a reembarcar a losartesanos con dirección a Europa".s3
La producción de los obrajes vivió etapas de auge y con_tracción determinadas por la demanda de sus manufacturas,especialmente la generada desde fuera de los límites de laAudiencia de Quito. Fueron altamente redituables mientrasexistieron compradores de sus géneros en los ricos centrosmineros del continente y su producción estuvo protegida fren-te a la competencia extranjera. Estas dos fortalezas se convir-tieron en debilidades al caerlademanda por el agotamiento de
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Irrs minas,la reducción del empleo y la crisis económica de lascit¡clades que florecieron alrededor de aquellas. Como tambiénrh-:bido al ingreso de textiles europeos y asiáticos por la liber-tlrl de comercio y el contrabando, frente a los cuales no estu-vo en posibilidad de competir una manufactura que se encon-Iraba empresarial y tecnológicamente atrasada con relación a
lirs europeas y asiáticas. Razones por la que fueron cerrándo-sc en el siglo XVIII y al finalizar casi desaparecieron, privan-tlo a Quito de la actividad en que se sustentaba su progreso.I lna profunda crisis económica hizo que escaseara la moneda,cundiera la desocupación y se empobrecieran los ricos obraje-nrs y todos los que intervenían en los procesos de abasteci-r¡riento de materia prima, transformación industrial y comer-cialización interna y externa de tejidos.
Si bien los obrajes fueron un centro de explotación de larnano de obra, también constituyeron una fuente de riqtrcza,
l)orque al exportarse la mayor parte de la producción genera-ron importantes ingresos de metálico a la economía quiteña,riquezaque explica el próspero siglo XVII y la suntuosa arqui-toctura religiosa edificada en la capital de la Audiencia. TodosIos que participaron en el proceso productivo se enriquecie-ron: cultivadores de algodón, criadores de ovejas, productorestle lana, abastecedores de materias primas, propietarios yadministradores de obrajes y quienes comercializaron losgéneros en el mercado interno y externo. Una excepción fue-ron los trabajadores indígenas, pero aun ellos dispusieron deuna fuente de empleo y de alguna renumeración. Los obraje-ros debieron tener habilidades empresariales nada comunesparala época, si se recuerda que en la sociedad colonial estu-vieron ausentes el trabajo duro y los emprendimientos. Lescorrespondía dirigir una empresa de cierta especializaciónlaboral, pues los trabajadores de los obrajes realizaban múlti-
ples funciones individuales, como lavar, hilar, tejer, perchar
tinturar, entre otras. Bajo su responsabilidad estaba abastece
de materia prima (algodón, lana, colorantes), organizar el pro.ceso manufacturero, mantener operables los equipos y distri.buir la producción en los centros consumidores, especialmen-te en el exterior, tarea extremadamente compleja por el aisla-miento de Quito,la inexistencia de caminos y las enormes dis-tancias que debían recofferse para llevar las mercaderías, portierra sobre mulares y por mar a través de Guayaquil, a luga-res tan lejanos como los virreinatos de Lima, Nueva Granaday de la Plata, además de la capitanía de Chile. Para apreciar ladimensión empresarial de los obrajes y la significativa impor-tancia que tuvieron en la economía quiteña, conviene señalarque debieron pasar cerca de trescientos años para que laSierra-Norte volviera a ser una región exportadora, recién afines del siglo XX.
Criollos y peninsulares no trabajaban con sus manos en
haciendas y en obrajes y estaban seguros de que nunca reque-rirían emplearlas enrazón de la abundante mano de obra exis-tente y de la estructura de poder que habían constituido paraproteger sus privilegios. Motivos por los que carecieron de
incentivos para aliviar los duros trabajos manuales, mediantela introducción de innovaciones, tecnologías, máquinas e
inversiones. La ausencia de cambios tecnológicos y de proce-dimientos empresariales impidió que se modernizaran las acti-vidades agrícolas, ganaderas y obrajeras, aumentara su pro-ductividad, mejorara la competitividad y se elevaran los ren-dimientos, progresos que habrían producido efectos económi-cos virtuosos en el conjunto de la economía.
Los míseros salarios y su pago en especie impidieron quese conformara una economía monetaria y se desarrollara un
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ltlr.rr.trh' ,'r¡nsumidor interno, ambos necesarios para que
Furllr r¡r ('l('viu'se la demanda de bienes producidos en obrajes
1 lt,r, ri'rrtllrs y, con ello, se cnearan incentivos para que sus
filr¡rir'1;1¡ros y administradores tomaran medidas para aumen-
lru l,r', rt'ntlimientos agrícolas y manufactureros. TyrerH¡'l',,,ur corrsidera que "los bajos salarios de los trabajadoresrI l,'', olrlir.ics y su pago en especie restringieron, en Quito, el¡lliiutollo clc una economía de dinero en efectivo y elimina-ln. lrol t:ompleto, cualquier posibilidad de expansión del
ll¡'r, ;rrlo tklméstico [...] generalmente asociado con el creci-nrl{'rl() tlc la manufactura".5a El mercado en realidad se redu-, r¡r ¡r los lx)cos blancos adinerados y a unos cuantos mestizos.
I ,,', rrrtlios, que constituían una inmensa mayoría, vivían una
r, ¡rf lonrí¿r de subsistencia y trueque que se nutría de los ali-nrr'ntos rlue cultivaban en sus chacras. Los que habitaban las
r irrtl¡rrlcrs vivían de las sobras y dádivas que recibían de sus
'il il( )s . S u vestido consistía en una sola mudada compuesta por
rr,,tr('rs telas que componían o tejían sus mujeres "nada ade-
l¡rrrl;rtl¿rs a las que usaban en tiempo de la gentilidad".ss Al res-
¡rrr to Cicala indica que los indios no pensaban "en el día',r¡irrir:nte" por no tener un sentido de previsión, de manera,lut' no guardaban dinero ni cosa alguna, ni siquiera alimen-lns, r'opa o vituallas.tu
lll despojo, por parte de los blancos, de las tiemas que per-
trrrccieron a los indios no fue la única manifestación de lafalta(l(' r.ospeto a los derechos de propiedad. Un funcionario espa-
rrol escribió que "eran notorios los perjuicios que las clases
¡xrtlerosas, distinguidas y privilegiadas causaban a los artesa-
no¡i, porque sin atemperarse a sus rentas, tomaban al fiado las
olrras y artefactos y dilataban lapaga, valiéndose muchos delIrrcro militar, y otros que gozaban de ser grandes y tener títu-krs. lo cual cedía en la ruina de muchas familias de estos
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menestrales y en perjuicio público, porque no florecían niprosperaban los oficios".tt Observación que comparte un autoranónimo inglés al decir que cuando el dueño de un negocio es
de condición social inferior "el viajero toma las provisionesque quiere y decide lo que tiene que pagan o paga nada", por1o que "para evitar el saqueo al que están expuestos, no reco-lectan más granos que los que son necesarios para el sustento
de su familia".ss En Quito y sus contornos la falta de respeto a
la propiedad ajena fue tan difundida y la inseguridad acerca de
la tenencia de bienes muebles tan grande, que los vecinos de
la ciudad fueron forzados a establecer un servicio de ronda.se
Los constantes robos que al menor descuido sufrieron los inte-grantes de la Misión Geodésica, mientras trabajaban en elcampo realizando sus investigaciones científicas, les llevó a
dejar el duro testimonio de que "indígenas y mestizos tienenun punto en común que viene a añadirse a sus cualidadesdudosas: todos son ladrones inveterados. Roban absolutamen-te cualquier cosa".m Caldas cuenta la forma en que, por reite-radas ocasiones, trataron de cobrarle el "duplo o cuádruplo"de cualquier cosa que deseaba comprar o servicio que necesi-
taba contratar, por el sólo hecho de ser extranjero.6t
pampoco existieron sentimientos de responsabilidad para
asumir y cumplir compromisos, aptitudes para organizar efi-cientemente una tarea, perseverancia para concentrarse en su
ejecución hasta concluirla, habilidad para identificar un obje-tivo, visión en el encuentro de medios que la hicieran posible,voluntad para seguir por el camino escogido a pesar de las
dificultades, un uso económico del tiempo y un sentido prác-tico de la vida, atributos que han sido decisivos para que unaempresa o una comunidad puedan enfrentar los problemas dia-rios, encontrarles soluciones, concretar iniciativas empresaria-les, llevar a cabo proyectos y alcanzar el progreso económico
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gcneral. Stevenson acota,luego de alabar eI carácter amabletlo los quiteños, que un rasgo negativo "es una especie de
inconstancia o volubilidad" que les tiene permanentementelistos "para cualquier cambio." Relata que un quiteño, amigosr.ryo, le dijo: "Si tenemos una procesión penitencial en larnañana, todos asisten en sus galas más penitentes y tornan sus
nriradas más graves; si en la tarde tenemos una corrida de
loros, nadie está ausente; salen del circo en la noche para asis-tir al sermón de un misionero y el resto de la noche 1o ocupancn bailes y reuniones de cartas" .62 Lo propio señaló el sociólo-go Belisario Quevedo refiriéndose a los que denomina "espa-
ñoles". "Indisciplina, movilidad, facilidad en el olvido de las
roglas, dificultad para ofrecer una obediencia sostenida y
l)aciente, hábito de contar con el apoyo ajeno, de esperar siem-
¡rre de otro, en la ayuda extraña, de evitar responsabilidad y de
tlescargarla sobre el vecino".u'
Los viajeros y funcionarios que describieron la sociedadcolonial no encontraron la virtud del ahorro en los habitantestlo la Audiencia de Quito; por el contrario, los pintan comotlilapidadores del mucho o poco dinero que disponían. Jorge.luan y Antonio de Ulloa afirman, de manera reiterada, que en
Quito existía una inclinación generalizada a fiestas (las corri-tlas de toros improvisadas en plazas de ciudades y puebloscran las más populares), bebida y juego, en blancos, mestizosc indios, a 1o que eran adictas incluso "algunas de las personasrnás condecoradas y respetables por su calidad y estado."Ambos autores dicen que el derroche llevaba a los ricos a per-tler sus fortunas y a los pobres a la miseria, en juegos de car-tas y dados, en bailes y fiestas ("fandangos") y en la realtza-ción de "suntuosos entierros", cuya "pompa y vanidad" sobre-
¡rasaba a los que habían visto en otras partes, gasto ostentosoy extremo en el que "se amlinan y destruyen muchos cauda-
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les" pues nadie quibre ser menor que otro.6n Un funcionariocolonial escribía a fines del siglo xvlll que los quiteños *eranasiáticos en el fasto, amigos del lujo y de la decoración,,.u'{Jnaestudiosa de la Misión Geodésicarclataque La condamine, "apesar de estar habituado al lujo de las fiestas parisienses", sesintió "incómodo ante semejante ostentación", en una recep-ción a la que fue invitado por el presidente de la Audiencia deQuito.6ó
Afirmaciones que son compartidas por otros viajerosextranjeros. El italiano coleti menciona el caso de ,,familiasmuy nobles reducidas a necesidad extrema", no sólo por ladecadencia económica de euito en el siglo xvlll, sino tam-bién "por el gran lujo derrochado por cada uno, pueda o nopueda, en competencia con los otros.,, podían no probar,,unpedazo de pan hasta mediodía,,, afiade, antes que no comprar"un rico vestuario o endeudarse hasta las cejas", pues el ma'do y la mujer se hallaban de acuerdo "en dar en quiebra la casay dejar en la miseria a sus hijos". Advierte que los quiteños en"el día se abandonan al sueño para digerir la embriaguez y enla noche vuelven a la misma ocupación, y hasta que se agotael dinero no se piensa en otra cosa.,'Añade que: .,No *érro,lugar ocupa el juego, otro hijo del padre común de los vicios:la ociosidad", pasatiempo en el que o,aun personas distingui_das" perdían los diarios ingresos y sus pertenencias.6'Cicaladice que del vicio de la embriaguez no escapaban "personasnobles, sacerdotes, frailes y aun monjas',, que no es fácil enu_merar "las familias reducidas a una escasez y miseria total enla ciudad de Quito y sus contornos,, por esa causa, que es"increíble la cantidad de aguardiente que cada día se consu-me" y que el vicio del juego ha conducido a la ciudad a un"deplorable estado de pobreza y miseria',.ó8 Observaciones querepite cuando visita.otras ciudades de la región interandina. La
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¡rl'irmación del historiador Jouanen es concluyente, cuandotlice que a la Compañía de Jesús le fue más fácil desterrar enIos indios la "superstición y la brujería" q.re el vicio de lar:mbriaguez queoono se pudo extirparlo por completo".6e
Los capitales que se conformaron, a pesar de las limitacio-nes señaladas, no tuvieron un destino compatible con las nece-sidades del desarrollo económico de la Audiencia de Quito ydel progreso de sus habitantes. En unos casos se atesoraron yon otros fueron destinados a la edificación de iglesias y con-ventos, y no a invertirlos en mejorar el bienestar familiar, capi-Ializar las actividades productivas y atender la provisión deservicios públicos.
En lugar de invertir los ahorros en actividades que produ-jeran réditos a sus tenedores y ala comunidad, fue una cos-tumbre de los ricos de la época, y no sólo de ellos, atesorarmetales preciosos, joyas y monedas de oro y plata. Los ente-rraban en lugares secretos con el propósito de asegurar suprotección y conservación frente a parientes, amigos y des-conocidos que pretendieran apropiarse fraudulentamente desus caudales, obteniendo mediante mañas préstamos quenunca pagarían (sablazos) o simplemente robándolos. Porentonces fue un pasatiempo nada excepcional y en ocasioneslucrativo, descubrir entierros realizados por personas adine-radas a cuyo encuentro solía atribuirse el súbito enriqueci-miento de familias que carecían de medios económicos. Alterminar el período colonial Humboldt escribía que los valo-res recaudados por el obispo de Cuenca para construir lacatedral eran "dinero muerto, guardado en cajas fuertes"como "todos los fondos particulares",razón por la que o'no
había ninguna industria" .To
52
Otra parte de los capitales, especialmente en el caso de lasricas órdenes religiosas, se destinó ala edificación de iglesiasy conventos, que para la gente de la época merecieron más
atención que la construcción de infraestructura,la apertura de
caminos, el tendido de puentes y el mejoramiento de las con-diciones higiénicas de las ciudades. Todas las suntuosas igle-sias y los monumentales conventos de Quito fueron edificadosdurante la Colonia. Hassaurek dice que "si la décima parte de
los millones que costó construir estas iglesias y monasterios
-sin mencionar a los miles de indios que perecieron mientraseran azotados para que continuaran con la ingrata tarea de 11e-
var sobre sus tambaleantes espaldas cada uno de los bloquesde estas edificaciones- hubiera sido utllízada en la construc-ción de caminos, este país habría tenido desde hace tiempo unsitial entre las naciones civilizadas".t'
Por estos motivos las condiciones físicas de las viviendasde Quito y otras ciudades andinas, de acuerdo a los testimo-nios de la época, fueron pobres, precarias y mal cuidadas, nosolo en el caso de las personas de modestos recursos económi-cos,lo que resultaba apenas lógico, sino también en el de quie-nes los tenían abundantes. A ello seguramente se debe que losricos del Quito colonial no hayan legado ningún palacio y elenorme contraste que existe entre la modesta arquitectura civily la opulenta arquitectura religiosa. Una excepción, difícil de
explicar porque los latifundistas no vivían en el campo, cons-tituyen las elegantes, espaciosas y cómodas casas de hacienda,aunque se debe tener en cuenta que fueron pocas las que reu-nieron estas características.
La falta de ahorro e inversión por parte de los particula-res y del Estado, impidió que la sociedad dispusiera de ser-vicios públicos que fomentaran el progreso y atendieran las
53
nc:cesidades básicas de los ciudadanos. Su inexistencia fue
una constante que no se modificó en los trescientos años del
¡rcríodo colonial, en los campos de la educación, de la salud
y de las comunicaciones. Fueron pocos los quiteños que
¡ruclieron educarse, ninguno dispuso de al menos mínimas
condiciones higiénicas y la Audiencia careció de caminos.'l'an grande fue el aislamiento en el que vivieron que cada
¡rrovincia se autoabastecía con los bienes producidos dentro
tlc su hoya geográfica.
A Caldas, que no era europeo y provenía de la vecina Santa
lro de Bogotá y visitó Quito cuando finalizaba la Colonia, le
llamó la atención las deplorables condiciones higiénicas de la
t'tpital, en la que las o'casas eran muy desaseadas", sólo tres
contaban'ocon agua perenne para el aseo y las necesidades" y
l¿rs calles estaban convertidas en "cloacas comunes".t'
l)esaseo al que seguramente se debió que años atrás la ciudad
¡rordiera oocenca de la mitad de su población por dos fuertes
r:pidemias" producidas en 1159 y 1785."
Lafaltade caminos convirtió a mulas, burros y caballos en
r:l único medio de transporte del que podían disponer viajeros,
comerciantes y agricultores. Por su versatilidad, los mulares
tlieron origen a un apreciado servicio de cuadrillas, lucrativo
rregocio que perduró por cerca de cuatrocientos años hasta
¡rrincipios del siglo XX. En sus crónicas los viajeros ponderan
la sagacidad, destreza y seguridad de estos animales, que guia-
tlos por su instinto podían superar escarpados senderos sin que
corrieran ningún riesgo sus jinetes, que se limitaban a sujetar-
se sobre sus lomos dejando sueltas las riendas con la certeza
de que serían conducidos sanos y salvos a su destino. En los
lugares en que no era posible el uso de acémilas, por la preca-
riedad de los chaquiñanes o la fragilidad del bien movilizado,
54
las bestias de carga fueron reemprazadas por cuadrillas deindios. La falta de caminos por los que pudieran rodar cochesy carretas convirtió a la rueda, desconocida por los indios eintroducida por los españoles, en una tecnología inútil que nopudo aportar al progreso ni facilitar las comunicaciones y losintercambios comerciales mediante el uso de carretas, cochesy diligencias. Según un viajero que visitó euito al terminar lacolonia, los vehículos eran'opoco menos que desconocidos',.ra
A pesar de no conocer la rueda los antiguos indígenashabían puesto mayor atención que españoles y criollos-en laconstrucción y mantenimiento de caminos, si se recuerda lodicho por Juan y De ulloa. Desidia que Humboldt confirma alrclatar que en su viaje por la zona de cuenca encontró vesti-gios de un "camino magnífico,,,rhecho por los incas con pie_dras "talladas y bien adaptadas',iqr" ," había echado u p"id",debido al descuido de las autoridades, por lo que al transitarlocayó "en el lodo hasta el vientre de la mula,,.rr Apreciación enla que coincide cicala al señalar que españoles y criollos nohabían puesto el menor empeño por remediar sénderos peli-grosos' barrizales profundos, cuestas empinadas, pendientesinclinadas y pasos de ríos en los que se despeñaban arrieros,viajeros, acémilas y mercaderías.76
La orden religiosa de los Jesuitas fue una notable excep-ción a este rutinarismo de la sociedad colonial, por lo que suexpulsión ordenada por carlos III en 1767,que duró g7 años,resultó perjudicial paralaeducación de la juventud, el progre-so del país y la modernización de ras costumbres. La impor-tancia de sus establecimientos educativos, cuyo nivel acadé-mico fue superior al de los de otras órdenes religiosas, es seña-lada por Jouanen al afirmar: ..Grande sin duda y muy delamentar fue el daño causado por la expulsión de los Jesuitas,
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a la instrucción pública que ellos principalmente tenían a su
cargo en especial fuera de Quito".77 También contribuyeron a
transmitir valores éticos, tan necesarios en la permisiva socie-dad colonial, aporte que es recogido por un autor al señalarque el colegio de la Compañía en Ambato contribuyó a que
sus pobladores abandonaran sus malas costumbres.Ts
El exilio forzado de los Jesuitas influyó en el deterioro eco-nóm\ico del siglo XVI[, pues la Audiencia de Quito perdió elúnico elemento de modernidad y progreso con el que contabaluego de la quiebra de los obrajes. Según Nicholas Cushner,autor de un estudio sobre el "capitalismo agrario" de los jesui-tas, para ellos "la tierra era un negocio que debía ser conducidotan eficaz y redituablemente como fuera posible". Con este fincolocaron al frente de sus haciendas y obrajes un miembro crio-llo de la Orden, conocedor de las tareas a su cargo, domiciliadoen su lugar de trabajo, con facultades para tomar iniciativas yadoptar innovaciones. Los jesuitas atribuyeron una alta priori-dad al ahorro, a la formación de capitales y ala inversión, porconsiderar que en los medios financieros se sustentaba el éxitode los negocios. Para mejorar la gestión empresarial y elevar losrendimientos económicos, realizaron una integración vertical de
sus operaciones, mediante la especialización de cada unidadagrícoIa o fabril en: producir alimentos para los trabajadores,cultivar pastos para las acémilas y v¿rcunos, proveer mularespara el transporte, producir algodón y criar ovejas laneras para
los obrajes. En el comercio de los productos finales utilizabanlas redes formadas por los conventos y para obtener mejoresprecios importaban bienes de capital directamente desdeEspaña y realizaban compras centralízadas al por mayor. Cadaunidad productiva se financiaba independientemente y trabqa-ba con presupuestos, contabilidad, inventarios y registros de
ingresos y gastos, a fin de que el adminisfrador y sus superiores
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pudieran verificar el cumplimiento de las tareas acordadas y laobtención de las utilidades previstas.. Todo lo cual permitió quelas inversiones de los jesuitas arrojaran altas tasas de retorno.Te
En las últimas décadas del siglo XVIII aparecieron enGuayaquil las primeras manifestaciones de un positivo cam-bio cultural, gracias a las oportunidades económicas abiertaspor la producción y exportación de cacao,el negocio importa_dor y la exitosa industria naviera. Espíritu mercantil que con-tribuyó a que el puerto saliera del inmovilismo colonial e ini-ciara un sostenido progreso que se prolongó hasta las prime_ras décadas del siglo XX.
Los astilleros prosperaron por ra privilegiada ubicacióngeográfica de Guayaquil que era ala vez un puerto fluvial ymarítimo,la abundancia de maderas finas que existían en loscopiosos bosques circundantes (el mangle se usaba para lasquillas de los barcos) y su fácil movilización a través de losríos que conforman la cuenca del Guayas. En cambio, debíanimportar las otras materias primas necesarias pararaconstruc-ción de barcos, especialmente hierro. Según marinos españo_les, ingleses, franceses, holandeses y flamencos no había"astillero alguno que pueda tener todas las comodidades yfacilidades y las maderas más aptas para ser ensambladas, másfinas, más fuertes y más durables y más a propósito para cons-truir toda clase de naves". Los astilleros llegaron a producirbarcos de hasta 500 y 700 toneladas, lo que permitió que acomienzos del siglo XIX se convirtieran en "la actividad másimportante de Guayaquil".8u
Los astilleros promovieron el trabajo laborioso y especia_lizado, dieron empleo a un gran número de mecánicos, carpin_teros y otros artesanos, fomentaron la circulación de dinero y
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lrrvorecieron "la independencia económica de gran parte de
krs lrabitantes" de Guayaquil. A diferencia de lo que sucedíauorr otras actividades que se limitaban a comerciar bienes en
t-l t'stado en que eran extraídos, el astillero "conseguía dar elnriryor valor posible a los productos naturales".8t En termino-krgía contemporánea significa que los astilleros incorporaronurr irnportante valor agregado a la materia prima resultante delt'oltc de la madera. La construcción de barcos promovió elrh's¿rrrollo de capacidades empresariales, necesarias paracrrr¡rrender en el complejo proceso productivo de reunir capi-lirlr:s, transportar enormes troncos de árboles, importar mate-r iirs primas, sustituirlas por productos locales, organizar el tra-lrr.jo, reducir los costos, incorporar tecnologías y vender el
¡rrirducto final. Según un investigador contemporáneo, los¡rstilleros "produjeron una comunidad sorprendentementer¡lrralitaria, basada en el mérito y en la capacidad de trabajo,"
¡xr lo cual en quienes en ellos laboraban no había distinciones
Ir()r' su "procedencia o color de la piel".tt
A pesar de estos progresos empresariales los guayaquile-nos no pudieron distanciarse de valores culturales que porsiglos habían sido comunes a los habitantes de la Audiencia de(.)uito. Si bien los barcos producidos en los astilleros eran muy;r¡rreciados "por sus méritos arquitectónicos", en su construc-t'itin no se usaban técnicas que eran corrientes en otras partes,
t'omo la de doblar madera y aserrarla en máquinas.t'La faltarlc innovaciones tecnológicas y el agotamiento de los bosquest¡ue proveían de materia prima, llevaron a que los astilleros
¡rcrdieran su ventaja competitiva y colapsaran hacia mediadostlcl siglo XIX.
Una investigadora encuentra que en el siglo XVIII los gua-yaquileños, "con sus descuidos y negligencias", en la mayoría
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de los casos eran los responsables de los constantes incendios
que asolaron la ciudad. No tomaban previsiones para evitarque se produjeran, ni cumplían con las responsabilidades que
se les encargaba para vigilar las casas a fin de actuar oportu-
namente y evitar que se propagara el fuego. Concluye dicien-
do: "Habrá que esperar al año 7164,cuando se produjo el más
terrible incendio de la historia moderna de Guayaquil, el céle-
brefuego grande,para que las autoridades se decidan a adop-
tar medidas más severas y efectivas en este problema".8'Alfinalizar la Colonia, Stevenson anota que "pese al peligro al
cual está expuesta la ciudad, las duras experiencias que ha
debido vivir y la facilidad con la que se puede conseguir agua
en cualquier parte del pueblo para apagar los incendios, no
hay ninguna máquina para extinguir el fuego ni un cuerpo de
bomberos regular".8t
Con parecida indolencia reaccionaron ante las crecientes
del río Guayas, a pesar de que sus casas corrían peligro, pro-
blema que habría podido prevenirse si con la "unión de su
vecindario" y "poco gasto", se hubiera "construido una esco-
llera mediana" que habría garantizado "la total defensa de
Guayaquil".tu IJn funcionario informa que en "esta ciudad,lamas rica de estaAmérica por su naturalezay lamás pobre" por
la "desidia de gobernadores y vecinos", sus habitantes beben
el agua del río "a 10 menos mixturada con la del mar, y no tie-
nen ni arbitrio ni agilidad para hacer que con facilidad les
venga de las cabeceras de estos ríos un caudal que fertilicetoda su fácil carrera y entre en la citada ciudad".st Stevenson
considera que los agricultores no le prestan "debida atención
al cultivo y ala cosecha" del cacao y que si lo hicieran su pro-
ducción "se incrementaría en cantidad y calidad" porque "no
hay suelo y clima mejores para el crecimiento de esta planta" -
Añade que "la única cosa que hace falta aquí es un incremen-
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to de capital, de actividad y de habitantes, porque el clima y elsrrolo son propicios para producir cualquier cosa que se
t'ncuentre entre los trópicos".88
Dada la iqueza que generó el cacao, los astilleros y elt'omercio importador, sorprende que en Guayaquil no se con-lirrmaran capitales que tan necesarios eran para el incrementorlc las actividades existentes y la fundación de nuevos nego-cios. Stevenson atribuye el hecho a los destrozos de viviendasy rnercancías producidos por los frecuentes incendios, ingen-t¡rs pérdidas económicas que no podían resarcirse por no exis-tir compañías de seguros, como también porque los comer-ci¿rntes guayaquileños eran intermediarios de grandes casasctrmpradoras de Lima,Panamá y México, con las que debíancompartir sus ganancias.8e A 1o que es necesario sumar loss¿rqueos realizados por piratas ingleses y holandeses que en1624 y 1687 "dejaron la ciudad en escombros".eo
A nrrcur-¡,cróN DEL PATERNALTsMo
La sociedad colonial propició la conformación de unarnontalidad paternalista que se volvió determinante en las rela-t'iones entre los individuos y en las de estos con las institucio-ncs. A lo que contribuyó el carácter de la sociedad indígena
¡rrecolombina y de la sociedad feudal española, la existenciarlc rígidas jerarquías sociales, las abismales desigualdadescconómicas, sociales y educacionales,la inexistencia de igua-lcs oportunidades,la idea de que las personas no podían valer-so por ellas mismas y la creencia católica de que la organiza-ción social y económica era inmutable.
El enorme poder que ostentaron hacendados y obrajeros yc,l aislamiento en el que vivieron las zonas rurales, crearon
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condiciones para que asumieran funciones propias de la auto-ridad política en campos que iban más allá de las actividadeseconómicas, agrícolas y manufactureras. De hecho se convir-tieron en la autoridad a la que habitualmente concurrían indí-genas y mestizos para que fueran atendidos sus problemas yresueltos sus conflictos. Debido a que las relaciones interper-sonales no se sustentaban en un sistema jurídico que atribuye-ra derechos y exigiera obligaciones, la atención de las necesi-dades de los individuos se volvió discrecional. Como los cam-pesinos no estaban en condiciones de acceder directamente a
las instituciones políticas y religiosas, enrazón de sus limita-ciones económicas, escasos conocimientos, desconocimientodel idioma castellano y el aislamiento en el que vivían, nece-sitaban que sus amos les representaran y recomendaran antelas autoridades. De esta manera se estructuró una sociedadpaternalista en la que el patrón otorgaba a sus dependientesprotección, apoyo, guía, consejo e intermediación, a cambiode lo cual los beneficiarios de sus favores le prodigaban res-peto, adhesión, fidelidad y diversas prestaciones. Esta relaciónpaternalista se tornó tan importante que el campesino que con-taba con la ayuda de un benefactor era un aventajado y el que
no la tenía un desamparado. A Stevenson le llamó la atenciónestos comportamientos sociales al observar que los mestizoseran "sorprendentemente dóciles, amables y atentos y que
cualquier señal de atención por parte de una persona de rangosocial mayor veían como una muestra de honor reaI".n'
La remuneración que percibían los indígenas por las tareas
que realizaban en haciendas, obrajes y en casas de sus amos, en
ocasiones junto con su familia, no era vista como un pago altrabajo que desempeñaban sino como la entrega de una dádiva.El irrisorio estipendio era imputado a la suma que, como ade-lanto,les había proporcionado el patrón en dinero o en especie,
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l)lra que fuera paulatinamente devengado, con la consiguiente
tlcpendencia del campesino endeudado. En forma patemalista,
rlo alguna manera era compensado con ciertos favores que le
t'oncedía el amo, como el usufructo de una pequeña parcela y
tlr: una chozapara vivienda y la posibilidad de disponer de agua
tlc riego y de un lugar para pastar animales y recolectar leña.
lin las encomiendas, los indios estaban además obligados al
¡rago de un tributo a cambio de recibir la protección del enco-
rncndero y ser instruidos en el cristianismo.
Las relaciones personales, familiares, de amistad y de leal-tid, encabezadas por una autoridad patriarcal que operaba a
través de clanes y clientelas, fueron decisivas a la hora de
lcpartir prebendas o designar funcionarios públicos. La histo-riadora Pilar Ponce dice que constituía un símbolo de estatus
y un signo de prestigio la capacidad que tenía un individuo"¡rara mantener una clientela formada por familiares, amigos o
¡raniaguados que dependiera por completo de é1", esto es una
organización familística que compartía casa y mesa, cuyos
nriembros recibían "todo tipo de concesiones, mercedes y
irmparo de su protectot" .e2 Quienes estuvieron en mejores con-
tliciones para encabezar tales redes, cuyo núcleo era una fami-lia extendida de la que formaban parte compadres, allegados yclérigos, fueron aquellos que, además de tener riqueza,desem-
¡reñaban funciones públicas como presidentes de Audiencia,cabildantes, oidores, corregidores e intendentes, particular-rnente los segundos. Según la citada autora, entre 1593 y l70Icl 68,6Vo de los integrantes del Cabildo mantuvieron algún
tipo de vínculo familiar con otros miembros de la organiza-
ción municipal.e3 Desde tales funciones distribuyeron favores
cntre familiares y validos, incorporándoles a su seno, conce-
diéndoles tierras, repartiéndoles indios y otorgándoles licen-cias comerciales y artesanales.
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En la medida en que, como se verá más tarde,las leyes fre_cuentemente se redujeron a un intrascendente texto escritomeramente formal y las instituciones sólo ocasionalmentecumplieron su función, no contaron en la vida diaria delmundo campesino, por lo que no estuvieron en posibilidad deregular las relaciones económicas, sociales y políticas de susintegrantes, que generalmente se desarrollaron al margen delas normas jurídicas. La ausencia de normas hizo que en lugarde las relaciones institucionales prevalecieran las relacionespersonales sustentadas en vínculos familiares, de amistad, decompadrazgo, de dependencia y de lealtad. Es pertinente elsiguiente testimonio cie un español, recogido por BelisarioQuevedo. "con frecuencia se oye decir a un subalterno diri-giéndose a su superior: 'no le hago caso como autoridad, perohago lo que usted me manda como amigo'. Tenemos respetospersonales, pero difícilmente respetamos una ley, una autori-dad, una institución por el solo carácter de tales. obedecemosmejor órdenes personales que disposiciones generales,,.no
El cnácter intervencionista de la legislación y de la admi_nistración colonial contribuyó a que el paternalismo se afian-zara.La excesiva reglamentación legal y el intervencionismode las autoridades limitaron la posibilidad de que los ciudada-nos pudieran tomar iniciativas, asumir decisiones y de estamanera resolvieran asuntos y problemas de su incumbencia.El cabildo regulaba casi todos los ámbitos de la vida diaria enlos centros urbanos, al fijar precios de productos alimenticiosy tarifas de los servicios artesanales, prohibir la exportaciónde bienes, regular las salidas de personas fuera de las ciudadesy autorizar la venta de. armas. como lo dice el historiadorRobalino Dávlla, todas las manifestaciones de la vida colonialestaban normadas con tanta estrictez, que no hubo actividad"en la cual no interfiriera el Gobierno y no tratara, cuando
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ltcnos, de reglamentarla". A tal punto que "las Leyes dellrtlias, las Cédulas Reales, los Autos de Audiencias, prescribí-nrr lo que se debía plantar; qué rama de industria debía ejercer-re cn este o aquel distrito; dónde se compraría y qué estabaprrrrnitido vender; con cuáles puertos se podía comerciar y auu¿iles se podía ir o no ir; cuándo estaba autorizado importar of x¡)ortaf".e5
Este paternalismo emanado de las nonnas jurídicas y delrrs prácticas administrativas llevó a que se adormecieran lasirriciativas económicas, no apareciera una clase empresarial yIns personas preparadas que habrían podido tomar iniciativas,srr volvieran dependientes del Estado y de quienes le represen-Iuban: el Rey, el Virrey, laAudiencia y el Cabildo. A ellos acu-rlí¿rn, directamente o a través de intermediarios, para que fue-nrrr atendidas sus necesidades y resueltos sus problemas,Irruchos de los cuales habrían podido ser enfrentados por losinclividuos con sus propios esfuerzos. La forma en que ellistado adormeció las iniciativas particulares fue advertida porllumboldt cuando señaló que el "poder absoluto" ejercido porcl gobierno municipal "reducía el espíritu independiente de las
¡rr.:c¡ueñas comunidades" y les impedía impulsar su desarrolloIrlciéndoles que "asumieran su libertad".e6
Este paternalismo social y económico y las conformistas
¡rródicas católicas antes analizadas, incidieron en 1a forrnaciónrlc una mentalidad pasiva y contemplativa que impidió que losinclividuos asumieran sus propias responsabilidades y se valie-r'¿rn de ellas para labrar su destino. Sin que importara su con-rlición social, en todos existió la creencia de que para obtenerrrn trabajo, un beneficio, una mejora, una solución, un progre-so, en suma, el éxito económico, antes que méritos, esfuerzosc iniciativas, contaba el acceso que pudieran tener a la perso-
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na que se hallaba en condición de dispensarles favores yhacerles concesiones. Como también la idea de que las caren-cias que les afectaba, los fracasos que sufrían y las dificulta-des que encontraban para salir adelante en sus vidas, no sedebían a sus errores, culpas, omisiones y descuidos, sino ahechos que se hallaban fuera de su control, alafaltade ayudae incluso a perjuicios deliberadamente causados. A su vez, enlas relaciones entre quienes ocupaban una posición superior ylos subordinados, contaban más el otorgamiento de favilres yla entrega de concesiones que las leyes y el cumplimiento desus obligaciones.
Las características culturales de la sociedad colonial anali-zadas en las páginas precedentes, tan negativas para incentivarel progreso, pudieron modificarse a través de la acción trans-formadora de la educación, de las ideas y de las leyes. Estosinstrumentos habían permitido reemplazar estructuras y com-portamientos inconvenientes, por otros que fueran compati-bles con el mejoramiento económico individual y colectivo.Esta posibilidad no pudo cumplirse por el carácter de la edu-cación, las restricciones que existieron para la libre circula-ción del conocimiento y el inveterado incumplimiento de lasleyes.
EouctcróN y coNocrMrnNTos rNExrsrENTES
La colonización de los territorios que formarían laAudiencia de Quito coincidió con la introducción de laInquisición por parte de los Reyes Católicos, institución quedescalificó y persiguió toda idea considerada contraria a laverdad cristiana, posición que llevó a la Corona a exigir quequien viniera al nuevo mundo antes probara su condición de"cristiano viejo".e7 Por este motivo se prohibió que emigraran
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a las colonias judíos, moros y "herejes", esto es, los gruposhumanos que mejores aptitudes tenían para difundir nuevosconocimientos científicos y emprender en actividades empre-sariales, como lo habían demostrado en países europeos en losque desarrollaron la banca, el comercio y la industria. "Laspuertas de la colonia estaban vedadas a la inmigración de
gente extraña, de libros y de ideas. Los habitantes no gozabanla libertad de establecimiento, de comercio, ni menos, natural-mente, de conciencia ni de discusión",e8 dice el historiadorRobalino Dávila. Phelan añade: "El espíritu cauteloso y con-servador de la Contrarreforma llegó a prevalecer en todo elimperio, dejando muy poco espacio para la innovación y laexperimentación" .ee Tan escaso era el contacto de los quiteñoscon el mundo que "la llegada de un correo era una novedadque causaba asombro", en tal grado "que se recibía con repi-que de campana el cajón de España".100 Por 1o que, como 1o
reconoce el historiador Aguirre, "no debe pues extrañarse que
con semejante sistema de completo aislamiento, las coloniasespañolas no hayan progresado en el largo período de más dedos siglos".tot
Las universidades que se fundaron en Quito en los albores
de la Colonia,las únicas de laAudiencia, se establecieron paraque los descendientes de los españoles se educaran de acuer-do a su cultura y a los principios católicos, transmitidos de
manera dogmática y sectaria. El carácter teocrático del Estado,el monopolio de la Iglesia en la enseñanza y el hecho de que
los clérigos fueran los hombres mejor preparados de la época,permitieron que el catolicismo determinara los contenidos dela educación y estableciera lo verdadero y lo falso en todoasunto en el que surgía discrepancia o planteaba una duda.Debido a que la Metrópoli, durante su larga dominación colo-nial, nunca se interesó en promover las ciencias, en razón de
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que toda idea debía pasar por el filtro de la Iglesia católica, losquiteños no pudieron acceder a conocimientos que les habríapermitido corregir el déficit científico existente, mudar com-portamientos contrarios al progreso y modernizar las activida-des productivas.
Según el historiador González Suárez, después de fundadala Real Audiencia, durante un largo tiempo "no hubo más queescuelas de primeras letras en Loja, en Cuenca, en Guayaquily en Quito, una en cada ciudad".r02 Cuando faltaba algo más de
medio siglo para que terminarala Colonia, según Coleti habíaen Quito dos universidades. En la de San Fernando se dictabanclases de Filosofía, Teología, Derecho Civil y Canónico yMedicina, esta última siempre vacante por falta de maestro. Enla de San Gregorio se enseñaba Teología, Filosofía, SagradaEscritura y Legislación Civil y Canónica. Con respecto al con-tenido de la enseñanza señala que "la juventud distinguida des-pués de dos o tres años de gramáttica mal enseñada y peoraprendida, pasa al estudio de las ciencias mayores como son laFilosofía,la más vieja y rancia que exista en el mundo, descen-diente del fétido peripatetismo; la Teología del todo especula-tiva y por 1o común ocupada de cuestiones inútiles y en el estu-dio de los posibles". Y añade que "se ignora totalmente las
matemáticas, se desprecia la mecánica", y que si alguno"aprueba alguna cosa de los filósofos modernos", inmediata-mente se lo mira o'como enemigo común y como tal se lo per-sigue".103 Al finalizar la Colonia, el sabio Caldas acota que en
Quito había "un prodigioso número de doctores" y que excep-tuando los que algo habían aprendido con su propio esfuerzolos demás sólo eran de nombre: pues existía "una condescen-dencia sin límites" en los exámenes, de manera que no habíamemoria de "una sola reprobación". Luego de describir lasprácticas comrptas de los superiores de las comunidades reli-
giosas, añade que poco podía esperarse de la educación impar-lida por personas de esa naturaleza, que consideraban "unalÍbula las leyes astronómicas de Kepler",tenían una "adicciónsin límites a la letra de Santo Tomás, poca severidad en el tra-bajo y en la disciplina y mucho cuidado en el adorno".l.a Por larnisma época Von Humboldt observó que la biblioteca de los
.icsuitas se había reducido en un tercio como consecuencia de
¡Érdidas sufridas -se supone durante su expulsión-, que el pre-cio de los libros era cuatro veces mayor que en Europa por 1o
clifícil que era conseguirlos y que los textos de historia, medi-cina y ciencias exactas eran "muy pobres".'os
Estas debilidades de la educación impidieron que en laColonia, a través de la influencia virtuosa de la educación, se
¡rrodujeran cambios en las ideas y en los valores culturalesc¡ue trajeron e implantaron los españoles, cuando arribaron a
los territorios quiteños como conquistadores, autoridades ocolonos.
Viajeros extranjeros que visitaron la Audiencia de Quito yobservaron la conducta de sus habitantes, coinciden en men-cionar una ausencia generalizada de conocimientos científi-oos. Juan y De Ulloa, en el lenguaje de la época, dicen que sibien eran "sutiles de ingenio y propios para el estudio" ya que
con poco esfuerzo aprendían 1o qúe les enseñaban, en cambiocran o'muy cortos en las noticias políticas, en las históricas yen las otras ciencias naturales, que contribuyen al mayor cul-tivo de los entendimientos, o que los ilustran y los conducen acierto grado de perfección".106 Stevenson comparte esta opi-nión al decir que los jóvenes quiteños no se interesan en las
ciencias debido a la ausencia de medios y no de voluntad, pues
lafalta de libertad de los profesores,las restricciones eclesiás-
ticas y la inadecuada selección de libros e instrumentos acadé-
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micos impedían que la universidad de euito pudiera competircon las "más famosas de los países europeos".rot
Una educación teológica, meramente teórica y especulati-va, que no proporcionaba habilidades prácticas, enfatizaba losasuntos religiosos, se desinteresaba de los problemas tempora-les y formaba abogados, clérigos y literatos, no estuvo en posi-bilidad de incidir positivamente en las costumbres y creenciasde los habitantes de laAudiencia de euito. En lugar de impul-sar cambios culturales que hicieran que los valores de las nue-vas generaciones se volvieran consistentes con los requeri_mientos del progreso individual y colectivo, más bien contri-buyó a que se refrendaran los comportamientos tradicionales.La educación impartida en escuelas, colegios y universidadestampoco proporcionó a los estudiantes destrezas y conoci-mientos técnicos, que les impulsaran atrabqar por la transfor-mación de la realidad circundante. El aislamiento de la socie-dad colonial y las restricciones interpuestas por España impi-dieron que llegaran inmigrantes de los otros países europeos,que con mentalidades abiertas y aptitudes profesionales habrí-an aportado al progreso de la sociedad colonial.
Una experiencia vivida por Jorge Juan y Antonio de Ulloademuestra 1o ajeno que fue el conocimiento científico para laselites de la época. Relatan que en su visita a cuenca "personascultas y dejerarquía" se negaron aaceptar que quienes habíanlogrado "averiguar la figura y magnitud de la tierra" no hubie-ran "descubierto muchos minerales en los páramos", creenciaque no pudieron desvanecer a pesar de los argumentos queusaron, ya que los cuencanos consideraban que los académi_cos franceses y los marinos españoles estaban poseídos de"algún arte mágico".108 IJn pánafo escrito por el geógrafoVillavicencio, 110 años después, resume muy bien el pavoro-
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so atraso de las ideas coloniales. La Audiencia de Quito,"enclaustrada por sus inmensas cordilleras y los océanos, ydominada por el oscurantismo de los monjes, sabía tanto de
los hombres y de las cosas, como sabemos ahora de los hom-bres y acontecimientos en la Luna".t@
INonsnnvaNCIA DE LA LEY
Ocho años después de que Sebastián deBenalcánar funda-ra Quito, en 1542, Carlos V expidió las Nuevas Leyes de
Indias, que junto con las que se publicaron con posterioridadconformaronlaRecopilación de las Leyes de los Reynos de las
Indias, promulgadas por Carlos II en 1681.
Es notable la preocupación de los monarcas españoles porproteger los derechos de los indígenas, con noffnas en algunos
casos similares a las constantes en la legislación laboral del
siglo XX. Prohibían los servicios personales y el trabajo for-zado, que la jornada fuera superior a ocho horas diarias, que
se pagara en especie, que se empleara a menores y a mujeres
en cinta, que los indios trabajaran como cargadores, que el tri-buto se transformara en trabajo, que las autoridades pudieran
tener intereses económicos en los territorios de su jurisdic-ción, que los encomenderos tuvieran tierras en el lugar de su
encomienda y que prestaran dinero a los indios para que luego
devengaran con su trabajo. Disponían que todo trabajo reci-biera una remuneración, que el salario se fijara en relación a
las necesidades, que el trabajo doméstico fuera voluntario yremunerado, que se indemnizara a quienes sufrían accidentes
en las minas, que se protegiera las tierras de los indígenas, que
se restituyeran las que hubieran sido despojadas, que se impi-diera que sufrieran "molestias y vejámenes" y que se castiga-
ra a los opresores.'ro
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La sociedad coloniar se organizó y funcionó de maneraradicalmente distinta a lo que disponían las Leyes de Indias,como si no existieran, según se ha podido advertir en las pági-nas anteriores. A lo largo de la colonia las cédulas reales rei-teradamente mencionaron el incumplimiento de las disposi-ciones de aquel cuerpo jurídico, por lo que sistem áticamente,hasta cuando terminaba la colonia a principios del siglo XIX,llegaron al consejo Real de Indias quejas sobre las exáccionesy vejámenes sufridos por los indios."'
La inobservancia de las Leyes de Indias se debió a que rosfuncionarios que estuvieron encargados de hacerras cumpliren la Audiencia, cabildos, corregimientos, gobernaciones eintendencias, estaban estrechamente vinculados con los intere-ses que disponían controlar y con los abusos que buscabancorregir. Los integrantes del cabildo eran hacendados, enco-menderos, obrajeros o mercaderes, condición que habitual-mente debían reunir para acceder atal institución. Algo simi-lar sucedía con quienes desempeñaron otras funciones en laadministración colonial, y los que no tenían ninguna habitual-mente contaban con un pariente en alguna función pública.Además, fue extendidala costumbre de que los funci,onarioscompraran sus cargos, inversión que les llevaba a desempe-ñarlos buscando extraer de sus funciones el máximo p.ou".ho.Hacer fortuna fue la mira de quienes dejaron Españá, navega_ron el Atlántico y ascendieron los Andes para incorpor*r" u luburocracia colonial. cuando las autoridades locales considera-ban que las Leyes de Indias y las cédulas expedidas por rosmonafcas eran inconvenientes, por ser contrarias a 10 que esti-maban era la realidad de su temrño, podían exonerarse decumplirlas recurriendo a la fórmula sacramental de besarlas ypronunciar la frase obedezco pero no cumplo.
7I
Cuando algún celoso funcionario quiso hacerlas respetarlirc forzado a volverse atnís, por la resistencia que interpusieronkrs que nutrían sus caudales con la explotación de los indíge-rras. Aquellos que persistieron en su empeño se volvieron impo-
¡rulares y terminaron perdiendo sus cargos, como sucedió conIrrs presidentes de Audiencia Manuel Barros y Francisco López.lin la llamada revuelta de Las Alcabalas, realizada por los qui-loños en 1592 con el propósito de impedir que se les cobraranuevos impuestos, mucho tuvo que ver la política pro indígenatlcl presidente Bahos que los sublevados consideraron contra-lia a sus intereses. Por estos motivos, durante la Colonia cual-quier regulación que menguara los beneficios del sector domi-nante fue "difícil, si no imposible, de hacer cumplir"."'
El hecho de que la ley tuviera un papel simplemente deco-lativo ocasionó que las poblaciones de la Audiencia de Quitose acostumbraÍan a vivir en la ilegalidad. Violar las normas
.iurídicas, manipularlas o simplemente ignorarlas se convirtióon una práctica cotidiana de todos los sectores de la sociedadcolonial, particularmente de los blancos,para los cuales la leyno fue, como correspondía, un necesario punto de referenciacle sus vidas sino más bien un estorbo que era preciso obviar,con la complicidad de las autoridades, valiéndose de su negli-gencia o imponiéndoles su poder. A pocos se les ocurría pen-sar que con estos comportamientos se estaba desconociendoclerechos de otros miembros de la comunidad, incurriendo enconductas delictuosas, favoreciendo intereses particulares,consagrando privilegios, irrogando daños económicos a lasociedad y perjudicando al Estado representado por el erarioreal. La moral laxa y permisiva de los quiteños justificaba lasviolaciones de la ley o su uso utilitario. Cabe citar un expresi-vo dicho de la época: "Dios está muy alto, el rey muy lejos, eldueño aquí soy yo".
72
Algunos testimonios confirman cuán difundidas fueron lasactitudes contrarias a la ley y cómo sus disposiciones se estre-llaron con la generalizada costumbre de eludirla.
Un corregidor de Cuenca en lj65 escribió: ,,No hay eneste país sujeto más despreciable que un juez: si manda no leobedecen, si corrige le reprenden, si ruega le desprecian [...] ysi alguna vez se intenta castigo, ni hay personas que prestenauxilio ni ministros que lo ejecuten; antes por el contrario,sobran protectores que amparan y defienden al delincuente',.1r3Jorge Juan y Antonio de Ulloa relatan que al modo de ,.con-
sentir y aun patrocinar" el contrabando llamaban *comer ydejar comer", y a los jueces que lo toleraban, ,,hombres
debuena índole, que no hacen mal a nadie',.r4 Un investigadorrefiere la forma en que armadores guayaquileños, en el sigloxvII, eludieron las disposiciones reales que pretendían garan-tizar el uso de maderas adecuadas para la construcción de bar-cos. A pesar de demostrarse la violación de la norma jurídicaen repetidos juicios, el Cabildo de 1689 terminó inculpando a"mestizos, zambos, indios, mulatos y negros," mientras pasa-ba por alto "investigaciones y juicios de los cuarenta añosanteriores, que implicaban inequívocamente a miembros de supropia clase".r15
La ausencia del imperio de la ley impidió que existiera loque hoy ha dado en llamarse seguridad jurídica, esto es, nor-mas de carácter general a las que están sometidos los indivi-duos voluntaria o coactivamente. Ausencia agravada por elhecho de que en la sociedad colonial fue moneda corriente laduda sobre la recta intención de las personas cuando discutíanun trato económico o pactaban un negocio. Como suele suce_der en estos casos, cundió el germen de la desconfianza acer-ca de la disposición de las personas para cumplir los compro_
73
misos económicos acordados bajo el aval de una norma jurídi-cas, como también sobre la capacidad de las instituciones para
proteger al afectado haciendo valer el imperio de la ley. Laausencia de protección jurídica para los acuerdos y contratosque se celebraban dejó librado su cumplimiento a la buena
voluntad de las partes.
Por no existir relaciones sustentadas en la confianza recí'proca sino más bien en la sospecha y requerirse de toda clase
de resguardos para cubrir los consiguientes riesgos, las perso-
nas no fueron proclives a asociarse para concretar iniciativas,llevar adelante proyectos, resolver problemas comunes ysumar capitales y esfuerzos. En este déficit asociativo se
cncuentra la explicación de que en las crónicas de viajeros ycn los informes de funcionarios no existan referencias al espí-
ritu de unión de los quiteños. Como los proyectos innovado-res siempre fueron individuales, no lograron reunir fondossuficientes para llevarlos a cabo. Fue el caso de la iniciativa de
construir un camino que uniera Quito y Esmeraldas, para que
la capital saliera de su aislamiento andino y dispusiera de unpuerto cercano que le permitiera impulsar sus intercambioscomerciales, iniciativa solitaria del sabio Pedro VicenteMaldonado, en la que perdió buena parte de su fortuna.
La costumbre de ignorar la lejr caló tan hondo en el alma
colectiva, que ni siquiera se cumplieron leyes, cédulas y orde-nanzas dictadas por las autoridades a petición de los propios
interesados, a pesar de que a nadie perjudicaban y a todos con-venían, pues protegían sus patrimonios frente al riesgo de
catástrofes. Es lo que sucedió en Guayaquil donde las disposi-
ciones expedidas por pedido de sus pobladores, pdra. evitarque se repitieran incendios que habían destruido barrios ente-
ros y puesto en peligro toda la ciudad, a pesat de que habrían
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ayudado a sus vecinos a preservat la integridad de sus casas,salvar sus pertenencias y evitar cuantiosos perjuicios econó-micos, fueron incumplidas.t6 pasado el susto, en los guayaqui_leños "cundíala indiferencia y el descuido", y las orden anzasque obligaban a tomar providencias que evitaran los incendiospasaban a "reposar acumulando polvo en los archivos delcabildo"."' Por ignorar las disposiciones de las autoridades,contravenir las normas de seguridad y repetir irresponsablescomportamientos, al cabo de poco tiempo terminaban causan-do un nuevo y devastador flagelo, dice Laviana."8
CnpÍrur,o Sncu¡loo
V¿,r,onns cULTURALES EN EL sIGLo xIx
En l822la batalla de Pichincha liquidó el régimen colonialy selló la independencia de los territorios de la Audiencia de
Quito, que una vez liberados del dominio español conforma-ron la Gran Colombia y pocos años después, en 1830, laRepública del Ecuador. El nuevo Estado adoptó el sistema
democrático, denominación que si bien no constó en ningúnartículo de la Constitución, fue tenida en cuenta al definirse algobierno como "popular, representativo, alternativo y respon-sable" y dividirse la autoridad entre los poderes ejecutivo,legislativo y judicial. Además, reconoció la igualdad de losciudadanos ante la ley, garantizó-su libertad y consagró algu-nos derechos, como el de propiedad, el de petición a las auto-ridades y la inviolabilidad del domicilio.
Se fundó la República cuando la agricultura, por la desa-parición de los obrajes y el posterior colapso de los astille-ros, había pasado a ser la única fuente de riqueza nacional.Un cálculo realizado por Hamerly establece que en 1832,enel distrito de Guayaquil, el 757o de los varones adultos vivía
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de la tierra y del mar.' Mayor debió ser la importancia de laactividad agrícola en la Sierra por la irrelevancia que tuvie-ron las otras actividades económicas. Para un testigo extran-jero de mediados de siglo el Ecuador era un país agrícola, nopor el trabajo "esmerado" de sus hijos sino por la riqteza yvariedad de sus suelos y los altos precios que recibían sus
exportaciones, motivo por el que no progresabay permane-
cía "estacionario".2
Los proyectos con los que se quisieron reactivar lospobres yacimientos mineros coloniales, o buscar nuevos,
resultaron infructuosos. Sufría el país las secuelas de la crisiseconómica sufrida por la Audiencia de Quito, la sociedadjerarquízada conservaba su influencia y para comunicarse ycomerciar los ecuatorianos usaban los intransitables caminos
coloniales. Como en los siglos anteriores la Iglesia católícamantenía sus privilegios, el control de la educación y el domi-nio del conocimiento.
En el siglo XIX si bien la Sierra continuaba concentrandomás de los dos tercios de la población del Ecuador, comenzóa perder su hegemonía por la creciente importancia económi-ca y demográfica de la Costa, alentada por las inmigracionesque recibió y por el progreso de Guayaquil. El desarrollo de
esta ciudad se debió a que continuó siendo el único puerto, ala apertura comercial decretada por el gobierno republicano, al
creciente comercio exterior que monopolizaba y a las natura-les vías. de comunicación conformadas por los íos Babahoyo,Daule, Guayas y sus afluentes, que suplieron la falta absolutade caminos. Además de cacao (pepa de oro),del que el país se
convirtió en el primer proveedor mundial, se enviaba al exte-rior tabaco, madera, cueros, sombreros de paja, brea, cáñamo
y cascarilla, productos que según las épocas llegaron a sumar
77
v¿rlores equivalentes a los generados por el cacao' Gracias a
cstas condiciones económicas favorables, según Hamerly,
h¿rciamediadosdelsigloXlXGuayaquilhabía..dejadoatrásclaspectodegranaldeaysehabíaconvertidoenunindustrio-ro p'uerto".' ias demás poblaciones de la Costa' todas sin
importancia económica, solo podían comunicarse entre ellas
*.diuna" el cabotaje marítimo y a través de senderos veranie-
¡¡os convertidos en barrizales durante el invierno' excepto las
,.r.unu, a los ríos Esmeraldas, chone y Jubones que pudieron
valerse de sus cauces.
LaAmazonía permaneció deshabitada y su pequeña pobla-
ción se redujo a dispersas tribus indígenas, unos pocos misio-
neros y ocasionales negociantes de caucho' La región conti-
núO uirtudu del resto del país sin caminos que le unieran con
las ciudades de la Sierra' La marginación que sufrió fue tan
grande que sus zonas meridionales tuvieron mayores relacio-
nes económicas con el cercano Perú, con el que se comunica-
ban por los ríos amazónicos, más que con el distante Ecuador
del que le separaban los gigantescos Andes'
En el estancamiento económico que sufrió el país en el
siglo XIX, además de las razones anotadas, pesaron las secue-
lai económicas de las costosas gueffas de la Independencia'
asoladoresterremotossufridosporlasprovinciasdelaSierray epidemias e incendios que afectaron a Guayaquil'
¡
Especialmente costosos fueron los cotidianos conflictos
poÍtiás, que no habían existido en el tranquilo período colo-
nial. Muchas veces derivaron en enfrentamientos militares
entre fuerzas gubernamentales y grupos alzados en armas' que
paralizaron las actividades agrícolas, comerciales y de trans-
porte y causaron perjuicios económicos a todos los sectores
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sociales. Los grupos contendientes reclutaban forzadamente atrabajadores urbanos y rurales y para abastecerse de pertre-chos se apoderaban, por la fuerza y sin pago, de comestibles,manufacturas, caballos, mulas, burros y todo bien que encon-traban al paso en haciendas y ciudades. A estas expoliacioneslos caudillos revolucionarios y los ejércitos del gobiernosumaron toda suerte de retaliaciones contra los vencidos que,cuando no morían, sufrían el destierro, el confinamiento o lapérdida de sus bienes. Por su parte, según el historiadorCevallos, los jefes militares se apropiaban de recursos públi-cos destinados al pago de las tropas y de su mantenimiento,porque a diferencia de los otros funcionarios del Estado norendían cuentas de sus gastos.a Varios testimonios de viajeroslo confirman. Osculati señala que "el comercio es casi nulo a
causa de las discordias y las guerras civiles de que es conti-nuamente presa esa República".s Orton dice que "la inestablecondición de este país no alienta grandes empresas; todos losnegocios son periódicamente paralizados por una revolu-ción".u Los ejércitos en campaña eran "una de las calamidadesdel Ecuador", según Holinski, pues expandían"a su alrededorla devastación y la hambruna".
Es penosa la descripción que el viajero francés hace deuno de tales "ejércitos". "No se puede imaginar un espectácu-lo más extraño y andrajoso que el desplazamiento de tropasecuatorianas en marcha. Los hombres van armados demuchas formas y vestidos de todas las modas. Unos portanfusiles, otros lanzas, y algunos no llevan absolutamente nada.La mitad de la banda va de gris y la otra mitad sin ningunaespecie de uniforme. Ir con calzado es apenas el privilegio deun pequeño número. Ir con pies desnudos es la suerte de lagran mayoría".1 Parecido es el relato que hace MacFarlanedel regimiento de un general revolucionario que exhibía "la
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nrhs deshonrosa variedad: un hombre llevaba un abrigo azul
y botones de metal, mientras que otro estaba en mangas' un
noldado tenía zapatos, su camarada no' En una sola cosa
toclos coincidían: llevaban pantalones de algún tipo' sean
blancos, negros o una especie de pijama"' Añade que las
rcvoluciones ecuatorianas cumplían el papel de las huelgas'
poro su objetivo no era el aumento de salarios sino dar emple-
.r* u ,u, ságuidores en las dependencias del Estado'8 A fines
de siglo el estadounidense Graff relata una victoria militar del
g"n"ál A6aro obtenida cerca de Guaranda. Si bien los oficia-
ic, de su ejército vestían uniformes, los soldados formaban
una ..chusma harapienta,,: Ia mitad armada de rifles y la otra
cle utensilios de varias clases que colgaban de sus cuellos y
los,,hacían sonar como timbales"; en el caso de los más afor-
tunados, hasta dos y tres subidos en mulas, caballos o burros'
Nadie resultó muerto o herido en la batalla, porque atacantes
y atacados disparaban mientras no estaban a tiro de bala'-Según
el autor, en aquellos años de las montoneras revolucio-
nuiiu, era.,costumbre que si el ruido y el humo de las fuerzas
clefensoras no lograban intimidar al enemigo, antes de que
llegue a la línea avanzada",los que defendían la ciudad la
evacuaban o corrían a sus casas a cambiarse de ropas para
luego, acompañados de una banda de música, salir a las calles
a vivar a Alfaro.e .*l
En 1o demás, el naciente Ecuador siguió siendo la sociedad
atrasada y pobre que fue la Audiencia de Quito, por 1o que el
sigloXlXenmuchossentidosfueunaprolongacióndelaép-"oca colonial. Varios elementos se conjugaron para que los
ciudadanos del nuevo Estado mantuvieran las creencias, acti-
tudes y comportamientos de sus antepasados' La permanencia
de antiguas estructuras económicas, la supervivencia de las
rígidas jerarquías sociales,la abundante mano de obra indíge-
de la economía, el aislamiento internacional del país yausencia del imperio de la ley.
PonvmNnNCrA DE LAS JERAReuÍAs socralns
El latifundio, nombre que recibió la gran propiedad agíco-la, se consolidó con el advenimiento de u nepriutica, al"apro-piarse los criollos de tierras que fueron del Rey y de las ¡untasde Temporalidades, a las que se sumaron ras qué arrebataron alas comunidades indígenas mediante litigios planteados antelas autoridades republicanas. En la costa el auge del cacao per-mitió que los hacendados incorporaran a la pioducción exien-sas tierras baldías, a las que sumaron las de pequeños propieta_rios que con diversas formas de presión fu"ion outigaios adejarlas o cederlas.r. De este modo la haciendu, qué habíacomenzado a conformarse el siglo anterior, se convirtió en lainstitución que organizó la producción agrícola y ganadera. Enla República sumó otras características que la fortalecieron ehicieron de ella el eje alrededor del cual g*aíala vida econó-mica, social y política del Ecuador en el siglo XIX.n
En la hacienda serrana, a través del concertaje,los latifun-distas dieron forma social y jurídica a la servidumbre, subor-dinación a la que los indígenas fueron sometidos en lacolonia. El indio concierto, en calidad de peón, estaba obliga-do a trabajar la mayor parte del año en labores ugrop".u*ür,y periódicamente en tareas domésticas en la c4sa urbana delamo, en la que se desempeñaba como huasicama y sus hijascomo servicias. A cambio de lo cual recibía an suplido endinero, granos o animales, un pequeño solar puru
"urá y culti_
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na disponible, la pródiga naturalezao el sustento ideológicoproporcionado por la Iglesia católica, el carácter teórico y1ü-tista de la educación, su ninguna relación con las necesidades
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vo llamado huasipungo y la autorización para disponer de
rgua de riego, pastos para su ganado,leña y paja. Permanecíaconstantemente endeudado porque el cálculo de los jornales
con los que devengaba el préstamo, habitualmente era mani-
¡lulado por el amo. El sometimiento de estos "peones propios"ora tan absoluto, que cuando una hacienda era vendida tam-bién se transferían los trabajadores que laboraban en ella."Los indígenas vivían en miserables chozas de adobe y paja,algunas de las cuales parecían "perreras" a las que entrabanagachados por un agujero." La prisión por deudas proporcio-nó a los hacendados un instrumento jurídico coercitivo paraI'orzar a los labriegos a que acataran sus disposiciones y cum-plieran sus obligaciones laborales. Además de los hacendados,
los opresores de los indígenas fueron el gobierno y los curas,siendo los últimos "los peores de todos".ra
El citado viajero estadounidense, que se asoció con un ricohacendado para explotar industrialmente la sal que conteníaun manantial andino ubicado en la hoy próspera poblaciónindígena de Salinas, cuenta que el día en que ofreció pagar elsalario a los indios que laboraban en el horno que había cons-truido, no asistió ninguno porque creyeron que se trataba de
un engaño, pues estaban acostumbrados a que "ningún indíge-na reciba jamás" el precio de su trabajo. Cuando su socio se
enteró del suceso le llamó la atención por "la rematada tonte-ría" de pagar a los trabajadores un salario, effor que se convir-tió en un motivo de "desavenencia" que le llevó a abandonar
su proyecto industrial y aIa familia que le había pedido venirde los Estados Unidos para hacerse rico "de golpe y pon'razo",
explotando las riquezas naturales del Ecuador.'s
En las haciendas costeñas también estuvo presente el con-certaje, con parecidas características en cuanto a la entrega de
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una parcela de tierra a cambio del trabajo en los cultivos agrí-colas. Los peones, denominados sembradores, finqueros oeparceros, tuvieron acargo las plantaciones de cacao, pero lascondiciones en las que ros montubios laboraron para loshacendados, fueron menos opresivas que en la Sierra.
Los blancos, por ser tales, mantenían la propiedad de lashaciendas. Si bien continuaban viviendo en lai ciudades, ysólo ocasionalmente en er campo, su influencia abarcó losespacios rural y urbano. Mantuvieron en sus manos todas lasformas de poder y excluyeron de su acceso a los otros gruposétnicos. Eran los propietarios de la tierra, que siguió siendo elprincipal recurso productivo,los titurares de los poderes polí-tico y religioso y quienes tenían un acceso privilegiado a laeducación. Gobernantes, legisladores, jueces, autolidades yclérigos, invariablemente pertenecieron a ra etniablanca, fun-ciones de las que habitualmente estaban excluidos mestizos eindios. La segregación fue tan grande que en los cuerpos mili_tares los blancos reservaron para su raza los grados dle oficia-les, pudiendo excepcionalmente acceder a elr,os los que llena-ban el requisito de ser vistos como blancos. La tropa estabaconformada por negros y mulatos ("zambos y cholos;'al decirde Joaquín de Avendaño) reclutados foriadamente, pues,según el cónsul español, las personas de color "pertenecíln dederecho al ejército" cualquiera fuera su ,,talla,edad,
estado oprofesión". curiosamente los indios "no formaban parte jamásde la milicia".'6
como sucedió en la colonia la tierra siguió siendo unsímbolo de prestancia personal, antes que un bien de produc-ción al que convenía extraérsele ra máxima utilidad económi-ca mediante el trabajo. por ser la hacienda pata los terrate-nientes un lugar de descanso y de figuración social antes que
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urr negocio agrícola, vivían en la ciudad y sólo visitaban oca-
sionalmente sus campos, acompañados de sus numerososfirrniliares, por un par de meses en el veraniego período de
cosechas. Lo que quizá explica que las casas de hacienda fue-nrn espaciosas, elegantes y confortables. Al decir de un viaje-ro francés las "familias quiteñas poseen tan lindas casas de
campo que ni las del Perú ni las de Chile tienen nada que
comparar con sus elegantes habitaciones adornadas de bellos
,jardines y ubicadas en medio de sitios encantadores".'7 All)arecer este no fue el caso de las casas de haciendalocaliza-tlas en provincias distantes de Quito.
Los indios, que en general desconocían la lengua españolao la hablaban con dificultad, constituían la etnia mayoritariade la Sierra, a cuyas altas montañas fueron relegados confor-rne los blancos iban acumulando las mejores tierras y desalo-
.jándolos de las que antes tuvieron, para dejarles con el usu-f'ructo de pequeñas parcelas. Continuaron sujetos a diversasfirrmas de explotación que incluían trabajos forzados y el pago
cle conffibuciones impositivas al Estado y ala Iglesia, que lle-garon a representar alrededor de una cuarta parte de su míse-ro ingreso." Su condición social y t'conómica, según
Hassaurek, era inferior a la de un negro esclavo norteamerica-no. Frecuentemente se los castigaba con azotes y eran someti-dos a todo tipo de vejiámenes. El-desprecio que les guardaban
blancos y mestizos llegó al punto de que la más dura ofensacon la que se podía denigrar a una persona era decirle "indio",expresión a la que irónicamente recun ían los miembros delpueblo indígena para insultar a otros ,.re su propia raza.'e
Las rígidas jerarquías sociales, algo más flexibles en laCosta, en el siglo XIX continuaron cumpliendo una funcióndiscriminadora, al asegurarles a los blancos su posición privi-
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legiada y mantener excruidos de toda posibilidad de mejoraeconómica y social a mestizos, indios y negros, cualquieracosa hicieran para superar su marginalid;d. También p.iuaronde incentivos para que los primeros, mediante un sostenidoesfuerzo, lucharan por mantener y acrecenta¡ su posición y lossegundos se empeñaran en salir de la pobre za.Rizone, p* lu,qu9la sociedad republicana, como antes había sucedido con racolonial, no ofreció a sus integrantes opciones para que pudie_ran labrar su destino y fueran premiados sus esfulrzás. oepoco sirvió que con la Independencia se estableciera un siste_ma político que, al menos teóricamente, reconocía la igualdadde derechos y que estos se ampliaran en las constitucio-nes queposteriormente se expidieron.
A que el Ecuador permaneciera sumido en er atraso, lasjerarquías sociales fueran aceptadas y se mantuvieran los valo-res culturales tradicionales, contribuyó la ética católicatrans-mitida por la Iglesia con sus enseñanzas y prédicas. El catoli-cismo, en lugar de criticar las injusticias sociales, alentar elprogreso, la innovación, la renovación ideológica, el ahorroproductivo, las iniciativas empresariales y la obtención denq,'eza,legitimó las jerarquías sociares excluyentes, alabó lapobreza, adormeció las iniciativas y desaprobó el lucro y elcobro de intereses, además de censurar ribios, impedir ta tiurecirculación de ideas y menospreciar los adelantos de la cien_cia cuando consideró que eran contrarios al orden naturar delas cosas.,o Holinski dice que ,,en toda la Sierra, y se podríadecir en el Ecuador,la educación pública en sus manos (de laIglesia católica) no es más que el mantenimiento de la igno-tancia", pues en el catecismo "acaba la enseñanru puíu binmensa mayoría de habitantes", por lo que si se injruyeraracionalmente a los individuos "indicando a cada uno susderechos y sus deberes', se acabaría pronto con el estado de
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cosas vigente, lo que no es posible porque "los curas están ahípura impedirlo"."
La creencia de que el orden económico y social era queri-tlo por Dios y de que el destino de las personas estaba fatal-mente determinado por la providencia,hizo que los ecuatoria-nos adoptaran actitudes resignadas y contemplativas. Si lapobteza, antes que constituir una injusta carga, era una biena-vcnturanza que aseguraba la salvación del alma, carccíade sen-
tido cambiarla mediante un esforzado trabajo y la búsqueda de
ganancias terrenales. Por su parte, quienes disponían de rique-za cumplían con sus semejantes a través de la caridad y nornediante el respeto a sus derechos y el cumplimento de obliga-ciones individuales y colectivas. Si lo que contaba para la sal-vación eterna era el perdón de los pecados otorgado por unsacerdote y no un honesto comportamiento diario y el abando-
no de los malos hábitos, no tenía importancia la clase de con-ducta que habían tenido las personas antes de enfrentarse a lamuerte. Hassaurek anota una consecuencia de esta visión delmundo terreno al afirmar que la "gente común no considerarobar como un pecado". Para confirmarlo,telata que en ciertaocasión escuchó a una ama de llaves "expresar su aversión alProtestantismo" por no tener el clérigo protestante "ningúnpoder para perdonar los pecados"; hecho que "considerabahorrible" porque implicaba que'rfobos insignificantes, que ensu opinión todo el mundo cometía, podían ser llevados hasta latumba solamente porque no habían sido perdonados"."
Por las razones anotadas, en el siglo XIX continuaronvivas las negativas costumbres económicas coloniales, a pesar
de que la dominación española finalizó, cambió el régimenpolítico y se estableció la república democrática. Si bien huboexcepciones, esto es ciudadanos con costumbres un tanto dis-
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tintas a las comunes, de 1o que algunos viajeros dejaron cons-tancia,z3 en sus relatos, de manera reiterativa coinciden en cali-ficar a los ecuatorianos, y en particular a los serranos, comoimbuidos de pretensiones nobiliarias, indolentes, contemplati-vos, ociosos, inconstantes, no confiables, proclives a las trapa-cerías, carentes de iniciativas, sin espíritu emprendedor, depoco carácter, nada prácticos, reacios a asumir riesgos, inca-paces de fundar empresas, sin condiciones para la asociación,bebedores y descuidados en el aseo del hogar y personal.Actitudes y comportamientos que fueron comunes en ricos,pobres, blancos, indios, negros, mestizos y mulatos, e inclusoen miembros del clero.
DnsrNrBnÉs PoR EL TRABAJo
Quien hizo la más perspicaz descripción de los modos deser de los ecuatorianos, con los que compartió cuatro años enla sexta década del siglo XIX en su condición de representan-te diplomático de los Estados Unidos, repitió las observacio-nes que hicieron constar en sus crónicas los viajeros extranje-ros que visitaron la Audiencia de Quito en la Colonia. SegúnFriedrich Hassaurek los "descendientes de las viejas familiasnobles", denominados caballeros, miraban el trabajo comouna actividad "vergonzosa" de "poca reputación" de maneraque preferían "morir de hambre antes que realizar un trabajomanual, al que consideraban denigrante por ser propio deindios y de cholos." Añade que "ningún hombre blanco reali-zará trabajos manuales", pues, "aunque el serrano sea muypobre siempre se las aneglaba para subsistir sin trabajar".Observaciones que confirma con el relato de la siguiente anéc-dota. Un emprendedor industrial,alavez terrateniente, en unapoblación cercana a Quito se proponía instalar una fábrica detejidos de algodón. Para ponerla en funcionamiento trajo de
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lirrropa un "escocés muy bien educado e inteligente", que con
donoáado empeño, con sus propias manos' comenzó a afmar-
l¿r. Los quiteños de alcurnia que se enteraron del hecho viaja-
ron a chillo pafa constatar con sus propios ojos tamaño des-
propósito. Al volver comentaban "con el más grande asom-
irrn;'qu" habían visto a "un hombre blanco trabajar como un
i'dio'i, acontecimiento que por el mismo motivo les resultó
inexplicable a los indígenas, por no existir en su raza personas
clo las que "pueda descender" el laborioso escocés'24 De
Avendaño confirma estas apreciaciones al escribir que "los
.j(rvenes de la primera sociedad quiteña estudian y trabajan
jxrco", y la "molicie en que yacen sumidos conduce a muchos
,, .^."rór que los degradan".25 Tan presuntuosos y prejuiciados
cran los ecuatorianos de la clase alta, que hombres y mujeres
consideraban "una deshonra ser vistos llevando alguna cosa
¡lor laS calles".'6 Ni siquiera eran capaces de llevar en sus
manos un paraguas, tan necesario en el lluvioso Quito de
ontonces, que era portado por un sirviente que solícito cami-
naba al lado de su ama o patrón protegiéndolo de la lluvia.
El comercio, en consonancia con la tradición española, fue
considerado como "incompatible con Ia nobleza" por no ser
una actividad ,.respetable", dice Hassaurek. Añade que falta-
ban..buenas costumbres comerciales", ya que los mercaderes
de Quito "carecíartde toda iniciativa emprendedora" porque la
"indolencia y la inactividad" les embargaba, de manera que
durante el día cerraban sus tiendas, por varias horas, parait a
desayunar y almorzar.2T Orton dice que en Quito el "comercio
apenas existía para merecer ese nombre" y que "casi en su
totalidad" se mantenía por Guayaquil, ya que "sin capital, sin
energía,sin hábitos de negocios,los quiteños nunca se embar-
caban en un gran proyecto comercial o en una iniciativa indus-
trial.,' Relata que los "mercadefes nunca confiaban en sus
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dependientes", habitualmente inexistentes,,.no tenían preciosfijos y cobraban lo que podían.,, ,,Lamayoríano
sabía nada deventas al por mayor, rehusaban vender por cantidades temien-do un engaño" y algunos tenían dificultades para hacer unaoperación matemática simple. por ejemplo, algunos para ven-der diez reales de naranjas realizaban la operación di real enreal, por ser incapaces de calcular el número de unidades quecomponían la suma total.28 Lo mismo le sucedió a Whymperen un pueblo rural cuando quiso comprar pan, dificultad quesuperó comprando varias veces la misma cantidad,.ze
Aquellos que no hacían del ocio una forma de vida y debí_an ocuparse en algún oficio, como era el caso de los mestizos,tampoco eran diligentes. Refiriéndose a los artesanosHassaurek repite, casi con las mismas palabras, las observa-ciones que sobre su conducta hicieron otros viajeros centena-res de años atrás, en cuanto al incumplimiento del plazo esti-pulado para la entrega de la obra encomendada. "Trabajandurante tres o cuatro horas y después intemrmpen sus labols,especialmente si han logrado conseguir algo de dinero poradelantado", dice el autor.3. Orton menciona que ,.es impósi_ble" conseguir de un quiteño el ,,puntual cumplimienti, dealgo y que comience "el trabajo cuando uno lo quiere,' y no"cuando él lo desee", sin que valiera,.ningún halago, sobórno,o amen¿lza" paÍa que hiciera "cualquier cosa en el plazo acor-dado".3' Maestro badulaque fue la expresión que aóuñaron losecuatorianos de la Sierra para calificar a los artesanos que noatendían cumplidamente sus compromisos de trabajo' ulbuñi-les, carpinteros, picapedreros, herreros, cerrajeros, talabarte_ros, zapateros, ebanistas, sastres, etc.
como la cultura del ocio de los blancos era compartida portodas las clases sociales y razas,los indígenas no eran diferen-
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lcs. El cónsul español Joaquín deAvendaño, en su primer paseo
por la ciudad encontró que en Quito los indios permanecían
icntados en el suelo rodeados de suciedad, bebiendo chicha ynguardiente, siendo "muy pocos los individuos ocupados en
[lgo": el comercio ambulante, mandados de los amos o
barriendo calles, tarea que la desempeñaban mal pues habitual-mente permanecían parados en las esquinas." Teodoro Wolf los
cncuentra "flemáticos, melancólicos, desidiosos, taciturnos ynruy desconfiados", además de "fuertes y vigorosos para llevarcargas muy pesadas a sus lomos y ligeros e infatigables para
voncer a pie largas jornadas, pero también débiles y lerdos para
otros trabajos y ejercicios".33 Según Hassaurek, el indio era"vago y deshonesto como la gente común de la Sierra" y"sumiso", al extremo de soportar todo tipo de insultos y vejálnenes, incluso azotes, "como si nada hubiera pasado". Ambos¿rutores atribuyen este pasivo temperamento al maltrato que
habían sufrido los indios por siglos. El diplomático estadouni-clense añade: a no ser que una apremiante necesidad'ole movie-ra a trabajar un poco, no salía a buscar empleo ni aceptaba elque se le ofrecía". Como sirvientes, al estadounidense no leparecieron muy eficientes, ya que "tres o cuatro criados juntosno trabajan tanto" como lo hacía en su país "una sola de sus sir-vientes irlandesas o alemanas". Sus duras apreciaciones las
matiza al admitir que "estas pobres criaturas (los indios) son
los miembros más útiles de la sosiedad ecuatoriana" , ya que"trabajan más que todas las otras razas juntas", a pesar de locual 'osu posición en la escala social es inversamente propor-cional a su utilidad", pues laboran la tierra, edifican casas,
construyen caminos,llevan cargas pesadas y hacen "todas las
actividades que otras personas se rehusarían a realizar" .30
Los ecuatorianos del siglo XIX tampoco demostraroninclinaciones al trabajo duro, esforzado y perseverante, del
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que depende la obtención de mayores ingresos y la posibdad de vivir mejor. Con sorpresa los viajeros advierten quela mente de las personas no existía el afán de lucro, esto-es,deseo de enriquecerse, que tan importante ha sido en onaciones para que los individuos y las sociedades prosperen"Nunca vi a gente tan poco interesada en hacer dinero com<a los serranos del Ecuador", se lamenta Hassaurek,35 .,a
de que todos están necesitados del mismo,,, añade Ortonluego de confirmar la observación de su paisano.r6 El prime_ro precisa que "conseguir que alguien tenga algo listo L, urratarea difícil", pues "nadie se apresura", o'todo es problemáti-co" y "cada paso está lleno de dificultades, demoras, poster_gaciones y decepciones". Añade que aún "las transaccionesmás simples del vivir cotidiano están llenas de obstáculos,impedimentos y abusos", tornándose difícil que concluyauna operación iniciada, porque es abandonada en cualquiermomento. Termina señalando que acordar con un seffanouna transacción de negocios "es la tarea más difícil delmundo", ya que la lentitud .,es uno de los peores vicios deeste país", pues 'ono hay ocupación tan apremiante que nopueda posponerse" con el "vuelva usted mañana,,.37 órfticaque comparten Whymper y Orton. El primero al decir quepara el común "nada debe hacerse hoy en día; todo se dejapara mañana y cuando llega el mañana, se deja para mañanaotna vez".3t El segundo al señalar "que nadie está de apuro,ninguno está ocupado, excepto los sastres, que manifiéstanuna loable diligencia. El menosprecio por el trabajo, unaherencia española, y una falta de energía, ron ,urgo. qu"aparecen en alto relieve".3e
En la ninguna disposición de los blancos para el trabajo,sobre todo si implicaba labores manuales y debía ser esforza-do, influyeron los prejuicios sociales incubados en la colonia,
9T
In presencia de una elevada población indígena y la prodigali-rlad de Ianaturaleza.
Los pujos sociales de los blancos continuaron vivos, aun en
nc¡uellos que no lo eran. Por serlo o considerarse tales se creí-ln exonerados de todo tipo de trabajo que no fuera la ocasionalvigilancia de las haciendas. Seguían siendo una minoía, a
pesar de que eran vistos como blancos los que teniendo sangre
indígena o negra, fácil de identificar por el color de la piel y delpelo y los rasgos faciales, habían conseguido blanquearse gra-
cias a su elevada posición económica y a vínculos familiaresfbrjados con las clases altas mediante el matrimonio. En otroscasos gracias a que familias de ascendencia negra obtuvieroncn la Colonia decretos que los declaraba blancos.* Un viajero¿rnota que "como a pesar de todo, algunas gotas de sangre mes-
tiza se han deslizado en casi todas las personas deraza blanca,no es nada raro encontrar en las más altas situaciones a perso-
nas que dejan ver en sus fisonomías un ligero tinte de color".'1Observación que es confirmada por Orton al anotar que en1868, de Ia"rígida aristocracia" de 8.000 blancos que habita-ban Quito, "no más que media docena podía hacer gala de
purezade sangre", ya que el "grueso pelo negro,los prominen-tes huesos de las mejillas, las frentes bajas, revelaban su mez-cla indígena".oz HeÍencia étnica que quedaba en evidenciacuando padres de tez,pelo y ojos claros engendraban hijos que
nacían con mancha mongólica en la baja espalda.
A pesar de que los grupos dominantes tenían mezcla indí-gena y negra, continuaron aferrados a ancestros familiaresespañoles que supuestamente probaban su pureza de sangre, yen algunos casos un origen nobiliario, pretensión que les llevóa segregar a sus coterráneos por indios, mestizos, negros, mula-tos y cholos. Actitud que en la Costa fue menos manifiesta por
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ser tierra de inmigrantes, la población indígena ser mínimano haber existido durante la Colonia familias nobles.
Los blancos no se sintieron compelidos a trabajarporquela Sierra continuó presente una abundante mano de obra ingena en situación de dependencia, de la que podían dispolos patronos a su antojo para emplearla en el desempeñotoda clase de tareas (labrar la tierra, recoger frutos, cuiganados, abrir senderos, atender el servicio doméstico), sin r
93
k)", por 1o que "un país que podría abastecer a toda la costa del
P¡rcífico de laAmérica del Sur apenas tenía para su propio sus-
lcnto".* En 1847 Osculati creía que en el Ecuador "el cultivotlc cereales era generalmente muy descuidado" y que las tierras¡c encontraban "discretamente cultivadas", a pesat de lo cual
cran "sumamente productivas" debido a la fertilidad del suelo
nntes que "a la actividad de sus habitantes".u'En 1851 Holinskipcnsaba que las temperaturas ardientes "amortiguaban o mata-han el gusto por el trabajo".ou Años más tarde Hassaurek se refi-riti al poco provecho que los guayaquileños obtenían de la"grandiosa generosidad de la naturaleza" ,qrte había hecho a las
clases sociales "pobres, indolentes, ociosas e impróvidas".o7 EnIt]68 Orton señaló que "la tierra y el clima de Ecuador, tan infi-nitamente variado, ofrecían un hogar para casi todas las plan-las útiles. Pero la gente de entre los trópicos no subyugaba a lanaturaleza como los hombres del Norte", /o QUo simplementerecogían la vida sin ganarla. Luego de ponderar la feracidad de
la región de Guayaquil, añade que sólo se cosechaba "una frac-ción" del cacao que crecía naturalmente, por la "escasez de tra-bajadores" ylafaLtade ecuatorianos "asesinados o exiliados eninsensatas revoluciones".'8 En 1871 Kolberg alaba la extraordi-naria fertilidad de la tierra que rodea a la cuenca del Guayas,"que sin exageración" podría sustentar "mil veces más hom-bres de lo que sustenta" si se la "trabalara con ahínco", ) se
lamenta que "el clima cálido y sienipre igual" vuelva "indolen-tes y remolones" a sus habitantes.4e
Mlr,¡s pnÁcrrc¡s ECoNóMrcAs
No se distinguieron los habitantes de la sierra quiteña, y engeneral los ecuatorianos, por honrar compromisos, cumpliracuerdos y actuar honestamente en las relaciones económicasde la vida diaria. Por estos motivos, en la naciente república
debieran incurrir en pagos que por su peso económico Á"r""ran tenerse en cuenta. Ilustra la abundancia de mano deexistente el que las amas de casa vivieran en la ociosidad,adas de sirvientes, tan numerosos que el hogar de una..famirespetable" disponía de cuatro o cinco criados y el de.,grandegfamilias" de diez a doce.o3 Este no era el
"uro á" la cosia en la
que, a pesar de las emigraciones senanas, el trabajo de losblancos era necesario porque la población indígena se habíareducido a tribus aisladas, la mano de obra mestiza era insufi-ciente y se perdían los abundantes frutos que produc íaratieoa,A pesar de ello los costeños no se animaron a mudarse alcampo para trabajar en las tareas agrícolas, debido a los ances-trales prejuicios coloniales frente al trabajo manual.
Como la pródiga naturaleza continuó proveyendo alimen_tos generosamente, durante todos los días del año, y ofrecien-do un clima benigno que incentivaba la molicie, el puebloecuatoriano no necesitó hacer sacrificios y tomar providenciasque le permitieran prepararse para afrontar las malas épocas. Elhecho es mencionado repetidamente por visitantes extranjeroscomo un obstáculo y no una ventaj a para el progresó delEcuador, como antes se creíay hoy sigue creyéndose-.En lg32Terry escribió que "la mayoúa del pueblo dó h provincia (deGuayaquil) tan solo cultivaba el suelo para conseguir el susten-
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no existieron relaciones que se sustentaran en la confirecíproca, acercade la buena fe con la que actuarían las Ien las actividades que emprendían,
"n io, contratos que
braban y en las transacciones de negocios que realizaban,fianza que los estudiosos del desarrollo contemporáneo itifican como un elemento esencial en el progreso de las rnes. La ausencia de relaciones constructivas y de sentimide cooperación impidió que se constituyeran empresas, selizaran negocios y se emprendieran iniciativas económipasos necesarios para que pudieran explotarse los vrecursos naturales que disponía el país.
Lafalta de confianza fue tan negativa para elprogresonómico del Ecuador que Hassaurek la consideró más d¡
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ñ8, permanece todo el día,la cierra por la noche y "duerme
Sftn la llave en el bolsillo".51
No existían garantías para los derechos de propiedad como
lÉ vio antes en el caso de las tierras de los indígenas. Pero no
ñ¡e ol único caso. Entre los riesgos que debieron enfrentar los
vinjeros estuvo el de perder las pertenencias, no sólo en el
lilnclo de un precipicio por los malos caminos, sino a manos de
€cuiltorianos acostumbrados a mirar a los forasteros como
lngcnuas presas. No fueron ladrones de caminos los más peli-
trosos, sino quienes trabajaban pana los visitantes, especial-
mcnte los arrieros. Osculati relata que siguiendo la recomen-dución de otros "exploradores", en el viaje de Guayaquil aQuito, cuando navegaba, cabalgaba o descansaba, no perdiórlc vista su equipaje, a pesar de 1o cual, cuando abrió los baú-les en el lugar de destino encontró que en uno de ellos losurrieros habían abierto un hueco para sustraer las pertenen-
ci¿rs.s2 Whymper relata la forma en que intentaron timarlo¡rutoridades de Riobamba y un banquero quiteño, y cómoIugraron hacerlo un comerciante guarandeño y un hacendado
riobambeño. Convencidos de que el propósito del alpinistainglés no era ascender al Chimborazo sino buscar un tesorocscondido bajo la nieve le pidieron compartirlo, demanda de
la cual desistieron, oocon gesto avinagrado", cuando les dijoque con gusto les entregaría su part€ si sufragaban la mitad de
los gastos de la expedición. Al liquidar su depósito bancario,lntes de regresar a Inglaterra, el banquero que le atendió retu-vo "sus adelantos", que dijo eran "su costumbre", abuso delque desistió cuando el perjudicado le anunció que haría cons-
lar la costumbre de los banqueros quiteños en el libro que pen-saba publicar.Laestafa de un comerciante que le vendió carnedañada descubrió al abrir uno de los baúles para alimentarse aliniciar su ascenso al Chimborazo.Un hacendado, que decía
ta con el relato de los incumplimientos que tuvo que sufrir cuan,ldo encargó trabajos, organtzó viajes y recibió ofrecimientos. Se"necesita una eternidad para llegar a un acuerdo con un vende-dor, con un arriero o con un artesano,', ! Si se lo cierra ,,la otÍaparte quiere cambiar las cosas nuevamente y exige condicionesmás favorables"; por lo que, acordar con un serrano una transac-ción de negocios es la cosa más difícil del mundo,,, y cuando seha llegado a un acuerdo luego de largos regateos, demanda con_diciones distintas y prantea nuevas demandas incluso en elmomento de su ejecución',, concluye Hassaurek.ro I
que la inestabilidad política y las convulsiones sociales quetaron al país en el siglo XIX. Su afirmación de que ,,hiy
ppersonas en cuya palabra se puede confiar cabalmente,,,
Por la falta de confianza,según Graff, en euito los comer_ciantes de origen extranjero no constituyen sociedades y nin-gún dueño de tienda "se atreve a dejar al cuidado de elra a losempleados ni cinco minutos", por lo que debe ser el único sitiodel mundo en el que el comerciante abre la tienda en la maña_
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ser marqués, le mantuvo bajo llave en el tamboChuquipoguio hasta que cancelara una exorbitante cuentala mala comida y el peor hospedaje que recibió.53
En las relaciones interpersonales los individuos noa qué atenerse por la "tendencia a sustituir los hechos copalabras". Dice Enock que'.la verdad se deforma,la exageción toma su lugar,la conveniencia y el oportunismo dan óorido a los tratos sociales, latrapaceríatoma gran influenciaasuntos comerciales y políticos y con frecuencia se rompe uncompromiso si las circunstancias así lo requieren',.5a Opiniónque comparte Holinski al decir que existe la costumbre depracticar "un doble discurso" y que a través de "sofismas lagran mayoría de hombres disfrazan una absoluta ausencia deprincipios, cómoda teoríaque tiene por objetivo el éxito y porculto el interés personal".s5 No es diferente la opinión delecuatoriano José Peralta,paraquien entre "las más feas pasio-nes" se distingue "el interés personal que toma todos los dis-fraces, para engañar a la crédula sociedad y salirse con laganancia, sin reparar en los medios".56 otro autor ecuatorianorelata la forma en que eran engañados los cultivadores decacao por los intermediarios, que imponían arbitrariamentecalidades y peso al producto que adquirían y luego les trampe-aban en las cuentas a la hora del pago.s'Esta prácti"u ,"."p"-tía en otros productos agrícolas, especialmente cuando el ven-dedor era de inferior condición social. Todo lo cual a nadieescandalizabay era bien visto por muchos pues, según Graff,quien engañaba era alabado por su picardíay en cambio el queconfiaba en la palabra empeñada y en los compromisos acór-dados se lo consideraba [fi7,,pend¿is',.st
comportamientos como la impuntualidad, la alteración de laverdad y el olvido de la palabra empeñada, por ser comunes a
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trdas las clases sociales y a las diferentes etnias, sumieron a las
relaciones económicas en la incertidumbre. Un viajero que visi-tó el Ecuador hacia 1832, señala que las constantes dilacionescn la ejecución de los asuntos que involucraban a más de unapersona eran una "disposición casi universal" que se expresaba"en todos los actos de la vida" cotidiana. Relata que cuando se
acordaba una cita de negocios se podía estar "seguro de que lapersona con la que uno tenía que encontrarse no llegaría al lugaracordado" o lo haría "bastante tiempo después de la hora con-venida"; lo que también sucedía cuando se planeaba una excur-sión o un viaje, que frecuentemente era necesario aplazar "debi-clo a frívolos retrasos".se LafaJta de sentido del tiempo y de su
valor económico pudo deberse no sólo aunarazíncultural, sinotambién a que pocas personas tenían relojes. Lo sugiere Ortonal deci¡ que en Quitg "solo hay uno o dos relojeros y comopuede ser deducido, muy pocos relojes están exactos", por loque "la gente tiene muy poca idea del tiempo".o
La "costumbre de hacer grandes promesas que nunca vana ser cumplidas es propia de los serranos", que a la hora desolicitarles los servicios o ayudas ofrecidas con tanta insisten-cia, siempre encontraban una excusa para no satisfacerlas,dice Hassaurek.6t Su paisano Orton añade que hay un "con-traste entre la gran promesa y la mezquina ejecución", entreotras razones porque "el interlocütor no espera que sus pala-bras sean tomadas en serio".62 Apreciaciones compartidas porTeodoro Wolf al decir que el habitante de la Sierra "es pococumplidor en sus promesas y anda con poca escrupulosidadpara decir la verdad".63
Según el precursor del liberalismo ecuatoriano, coronelFrancisco Hall, las expresiones mentira y mentiroso, por laprimera ser una práctrca y el segundo moneda corriente, habí-
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an perdido en Quito su dura etimología, de modo que podser lanzadas sin que el interlocutor se ofendiera.
"o-o ,ir""tía en "un alto círculo londinense". Luego añade que ra ten-dencia a cambiar el recto sentido de las cosas, haciader país"una nación de abogados que con facilidad retorcían las pabras y sus significados según se les antojaba',,60 conceprexpresados en 1828, dos años antes de la fundación del
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por 1o que "no recordaba una sola firma comercial, exceptounas pocas hechas entre hermanos, o padre e hijo".6t Parecidasreflexiones hace Whymper al decir que hay "un recelo y des-
c<.¡nfianza universales" por la "general disposición a no hacercaso de la santidad de los contratos" y a proponer "reclamosulteriores", extraño comportamiento que explica galantemen-tc diciendo que los ecuatorianos tenían "un código de conduc-ta diferente".6' El historiador Cevallos, refiriéndose a losindios, dice que "en todos sus contratos, en todas las acciones
de su vida, se ve de claro en claro que no creen en nadie, que
se está tratando de engañarlos o no se cumplirá con 1o ofreci-do", principalmente cuando tienen tratos con los blancos.6e
La desconfianza,frnalmente, limitó el uso productivo de
los ahorros mediante su inversión en la agricultura, el comer-cio y la industria, con lo que se cenóIa posibilidad de que se
fbrmaran los capitales que era necesario reunir para financiarla explotación de las riquezas naturales del país, que según
opinión coincidente de quienes 1o visitaron estaba llamado a
ser un emporio de abundancia y prosperidad. Los capitalesque sobraban luego de la esterilización de recursos que impli-có el pago de diezmos y primicias a la Iglesia catóIica, enlugar de invertirse productivamente fueron atesorados ensitios secretos, bajo la creencia de que no importaba mantener-los ociosos si a cambio se conservaban seguros bajo la perso-
nal vigilancia de sus dueños, libres de las asechanzas de
parientes, amigos y eventuales socios inescrupulosos interesa-dos en apropiarse de dineros ajenos mediante préstamos que
nunca eran cancelados y otros arbitrios fraudulentos. En elsiglo XIX continuaron encontrándose entierros, nombre con elque se denominaban los valores guardados por personas que
fallecieron sin dejar indicaciones acerca de su ubicación."Hallar tesoros escondidos no es algo poco común", dice
Ecuador y cinco antes de que fuera asesinado por sus descon-fiados enemigos. Y un viajero extranjero atribuye al presiden-te García Moreno haber dicho: "Si mis paisanos tuvieran quesubsistir diciendo la verdad, todos se morirían de hambre,'.?'
una sociedad en la que los individuos creían que aquelloscon los que se relacionaban acttarían maliciosam"nt",
"nrazón de la conciencia que tenían de su propia mala fe, noofreció condiciones para que se sumaran voluntades y se jun_taran recursos con el propósito de llevar a cabo iniciativas queno era posible realizarlas individualmente. por este motivodejaron de fundarse empresas y ejecutarse proyectos quehabrían contribuido al progreso del país y al enriquecimientode los asociados- Más bien, quienes discutían un negocio noescatimaban precauciones para asegurar su patrimonio frentea posibles atracos, por lo que buscaban rodear a cadatransac-ción de toda clase de medidas cautelares. Esta falencia de lasociedad ecuatoriana, que tan costosa resultó para el progresodel país, la describe Hassaurek en los siguientes terminos."{Jna parte importante del catácter del serrano es la gran dps-confianza que tiene con sus paisanos, lo cual excluye todaposibilidad de que exista un espíritu de asociación. El to-pu-ñerismo es poco frecuente, y casi no se oye hablar de corpü-ciones. Por consiguiente, las grandes empresas son imposi_bles".66 Lo confirma Orton, para el que Ia ..desconfúnza
mutua" hacía que las sociedades fueran "casi desconocidas,,,
lfi)
. Tampoco ayudó a que los ahorros tuvieran un uso produc-tivo el que fuera mal vista la profesión de prestamista, al quese le conocía con el despectivo nombre de chulquero, esto es,de usurero. por este motivo hubo dificultades, ásp".iahlnteen la sierra oparaque se conformaran y funcionaran institucio_nes-crediticias que operaran abiertamlnte en el financiamien-to de actividades agrícolas, ganaderas y manufactureras. Dosbancos que se fundaron en quito quebraron al poco tiempo deconstituidos. A fines de siglo, Craif comenta que ,.el grado demoralidad comercial era tan ínfimo que no había un solobanco en la ciudad,'y que le habría provocado una sonrisa laidea de que un ecuatoriano ," u""r"*u a una ventanilla banca-ria a depositar en una cuenta corriente .,dinero
contante ysonante".72
Estos modos de ser de los ecuatorianos, y la forma pasivaen que enfrentaban Ia vida, impidieron que el país pudieradesarrollarse y los ciudadanos Áe¡orar su bienesiar. Ér""proen Guayaquil y en su zona de influencia,la economia penia_neció estancada como lo había estado en la mayo, p#" á" fu
Hussturek. Durante-su estancia en euito fue testigomuchas ocasiones,, de que ..el demrmbamiento de consciones antiguas llevaba al descubrimiento de i
por muchos habitantes de la región andina.
sumas de dinero enterradas por sus dueños,,, en lugarie intirlas en actividades beneficiosas para ellos y la comuni,sm que antes de morir.,tuvieran tiempo para contar el se<a sus hijos y familiares',.'o y un compatriota suyo consique no puede haber ind.u¡tril en un pu"bto .,qu"
p'uru t;;;parte de su tiempo repitiendo tradiciones de tesoros
"r"onddgs por los incas y cuentos sobre depósitos de oro (tambiénplata) en las montañas,,,7t ilusa creencia que era comparti
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(lolonia. No es posible disponer de cifras que lo confirmen,pcro puede servir de indicador el hecho de que durante elliglo XIX la agricultura y el comercio no progresaron, excep-to en la Costa, se instalaron contadas manufacturas y el país
montuvo, casi sin cambios,los deplorables servicios colonia-lcs de educación, de salud, de caminos y urbanos. La pobre-t¿r fue tan grande y generalízada que afectó a todas las clases
nociales, incluso a quienes disponían de ciertos recursoso loscuales, salvo contadas excepciones, sufrían limitaciones eco-nómicas y algunos se debatían en una diaria y "constantelucha entre la ostentación y necesidad".t3 Como las "personas
de bien", por su indolencia, durante sus vidas no conseguíanincrementar lariqtezaheredada, al fallecer sólo legaban a sus
hijos el patrimonio heredado, en el caso de que hubieranlogrado conservarlo.
El mayor obstáculo para el desarrollo del país siguió sien-do la falta absoluta de caminos. Según Wolf, a mediados delsiglo XIX en la zona aledaña a Guayaquil, mas no en otras de
la Costa que carecían de vías, había muy pocos y precarioscaminos de herradura de la Sierra que en la estación lluviosa"no eran malos sino pésimos y muchas veces intransitables".En algunos de ellos "la vegetación indomable" que los invadíahacía necesario el uso de "hacha y machete y mucha pacien-ciapara abrirse paso".7o Refiriéndosd a los caminos que partí-an de Babahoyo hacia la Sierra, MacFarlane relata que habíalugares por los que los viajeros pasaban "colgados o arrastra-
dos" y debían "levantar los pies y ponerlos en el cuello de lamula" para eludir el fango, confiando en que los inteligentesanimales siempre pondrían sus cascos en lugares precisos.Añade que ascendiendo a los Andes el lodo era tan compactoque a cada paso que daba la mula se oía un sonido parecido alque se escucha "cuando se descorcha una botella muy gran-
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de". Concluye diciendo que en los senderos del Ecuador lamula hacía "el trabajo del coche y de la carÍeta" porque alnohaber caminos "las ruedas eran inútiles".tt Parecida es la apre-ciación de Wolf al decir que trepar los Andes para llegar a laSierra era una hazaña, pues había que subir en zigzag potcuestas empinadas en las que se avanzaba gracias a útilescamellones, consistentes en pequeñas zanjas transversales 11e-
nas de fango en las que las bestias apoyaban los cascos paraaferrarse, no resbalar y avanzat.'6
Igual que en la Colonia, entre la Costa y la Sierra conti-nuaba existiendo una sola "yía" de comunicación. El viajeropartia de Guayaquil río arriba por el Babahoyo en chalupasempujadas por remeros y palanqueros hasta desembarcar enel antiguo pueblo de Bodegas, actualmente llamadoBabahoyo. Luego trepaba la cordillera en mulares conducidospor arrieros a través de fangosos senderos de herradura llenosde camellones, bordeando precipicios, vadeando riachuelos ysorteando quebradas, a fin de superar los Andes a una alturade casi 4.000 metros, para después atravesar valles, páramosy montañas y finalmente llegar a la distante ciudad de Quito.Un viaje entre el puerto y la capital demoraba por lo menosdos semanas y en ocasiones más, de acuerdo al estado delcamino, que se intemrmpía en la estación invernal entrediciembre y marzo.
En la Sierra, por falta de mantenimiento (desde entonpesun mal nacional),los antiguos caminos de herradura se habíanvuelto tan intransitables, por lo que, según un dicho popular,"eran parapájaros y no para hombres." Por su precariedad nofue posible el uso de coches y camrajes para el transporte depersonas, mercaderías y materiales, que eran llevados en acé-milas por cargadores indios que en las ciudades eran muy soli-
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citadostt, o tirados por burros o bueyes cuando era del caso'
osculati dice que los senderos seffanos sólo podían ser transi-
tados por mulas y caballos,los cuales eran el único medio de
transptrte "compatible con la naturaleza del suelo y con el
cstado de los caminos". Refiriéndose al camino que iba de
Latacunga a Quito, señaló que en el Ecuador no había cami-
no, p*Jvehículos y que los senderos, decía: "son pésimos'
los puentes "n
,u ,náyoría se encuentran rotos y en ruinas' sin
qu" "t
Gobierno piense en repararles ni siquiera en los lugares
,náS f.""o"ntados".'8 Kolberg ridiculiza el ponderado Camino
Real dela Sierra como una ilusión de los ecuatorianos, pues el
viajero debía sopoftar "una infinidad de angustias y atollade-
ros" al encontrarse con "numerosas acequias del alto de un
hombre, grandes bloques de piedras diseminados por todas
partes y grietas tan profundas que el caballo y el jinete queda-
ban enteramente ocultos", todo 1o cual daba el aspecto de que
el suelo hubiera sido "hundido y destrozado por un espantoso
terremoto".te
Esta falta de buenas comunicaciones entre el puerto y la
capital y de esta con las provincias serranas mantuvo a Quito
enel confinamiento en que había vivido durante la Colonia. A
mediadosdesiglo,elfra-ncésHolinskiescribióqueQuitoylasprovinciasdelaSierraestaban..sumergidasenunlaberintodemontañas que les aislaban del murldo", situación que hacía de
la capital 'iuna ciudad española con las costumbres' cultura'
espíritu e inocencia del siglo XVI" y convertían al Ecuador en
..lacoladelamayoríadelasrepúblicasespañolas',.'oJuicio
con el que coincide el estadounidense McKenzie' para el que
Quito, á fin"t de siglo, es una "ciudad retrógrada"que ha per-
manecidoexcluidadelrestodelmundoy,,todavíaretienelaatmósfera de la España del siglo D\ezy Siete"'8'
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Es que en el siglo XIX el Estado no existió como provee-dor de servicios públicos por haber vivido el país inmerso endisputas políticas y militares. Ausencia de autoridad y degobierno que MacFarlane grafica al decir que en el Ecuador elEstado se "parece al padre de familia que no tiene la suficien-te autoridad sobre sus hijos, para mantenerlos con la cara y lasmanos limpias".82 A esta incompetencia del poder público, osimplemente a.pu ausencia, se sumó la difícil orografía y elatraso técnico del país. Para cavar y remover Ia tierca no se
disponía de picos, barras y palas ni de carretillas para trasla-darla, menos aún de maquinas y otros instrumentos necesariosparala construcción de caminos. Los indios transportaban latierra desalojada y los materiales necesarios (madera, piedra,ladrillos) en sus ponchos o en pieles de oveja.8, En la segundamitad del siglo XIX García Moreno fue el primer presidenteque enfrentó el problema y comenzó a darle solución. Todoslos viajeros extranjeros que lo conocieron, o supieron de suobra, expresaron admiración por el espíritu modernizador y elcarácter emprendedor del autoritario presidente, tan diferenteal de los abúlicos ecuatorianos de la época. Gracias a su ente-reza, a partir de 1861 comenzó a subsanarse el inveteradodéficit de caminos con la construcción de una línea férrea deGuayaquil a la Sierra y una carretera de Quito hacia el sur. Sunotable obra vial, y la que sin ahínco otros presidentes hicie-ron en las décadas siguientes, permitió que a fines de siglopudieran unirse Quito y Riobamba con un servicio bimensualde diligencias tiradas por mulas," q,r" Guayaquil, Milagro yYaguachi se comunicaran por ferrocarril, que la Vía Floresatravesara Guaranda hasta los bordes occidentales de losAndes y que mejoraran los caminos de herradura.
La inestabilidad política, las penurias fiscales, la ausenciade prioridades y los cotidianos conflictos de variada naturale-
za impidieron que el Estado concluyera las pocas obras que
iniciaba: caminos, puentes, edificios y otras construcciones,como también qae realizara tareas de mantenimiento, por 1o
que muchas iniciativas e inversiones se desperdiciaron. Losciudadanos tampoco cooperaban para mejorar el espacio urba-no y rural o al menos cuidar los bienes públicos. A los viaje-ros les llamó la atención que en el yermo paisaje andino esca-
searan los árboles y no tuvieran los ecuatorianos interés algu-no en plantarlos. Uno de ellos cuenta que García Moreno, en
laplaza principal de Quito (hoy de la Independencia), que en
verano se llenaba de polvo y en invierno de fango y era usadapara las populares corridas de toros, construyó "un hermosoparque lleno de árboles siempre verdes y flores lozanas, conhermosos pasillos y ribeteado de pulcras calles". Este progre-so, importante innovación para la época, no fue valorado porel vecindario, que en la noche "destrozaba los iárboles tiernoso deshojaba y pisoteaba las flores", lo que obligó al jardinero-presidente a protegerlo con soldados hasta que crecieran lasplantas y "el pueblo dejara su mala costumbre".ss También se
preocupó de arborizar el país con la introducción del eucalip-to, pero a nadie se le ocurrió recuperar y propagar los hermo-sos iárboles nativos mediante la recolección de semillas y laformación de almácigos.
Los problemas y las demoras"que los malos caminos oca-
sionaban, incluso para recoffer distancias cortas, convirtieronal transporte en una aventura peligrosa y costosa que incidiónegativamente en la producción y el comercio, ya que losexcedentes agrícolas no podían enviarse a las provincias que
no habían tenido buenas cosechas. Osculati cuenta que en laprovincia de Quito "gran parte de los productos se dañaban" ose vendían a precios bajos por no poderse enviar a otras par-tes86 y MacFarlane expresa su pena por los agricultores que
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tenían que viajar cuatro días por los Andes "para vender susproductos a precios que apenas recompensan el tiempo y losanimales empleados".87 LJna investigadora dice que a finás desiglo, por la falta de caminos en las provinciai serranas, elcosto del transporte era prohibitivo, por lo que mientras enunos valles interandinos había abundantes productos agrícolasen otros escaseaban. Añade que a la costa le resultaba tan one-roso traer productos de la Sierra que a los guayaquileños lesera más barato importar trigo y cebada de chile o californiaque de la sierra.88 A fines de siglo, el transporte de los compo-nentes de la primerafábncade algodón que se instaló en euitocostó más que el valor que pagó paraadquirirla en los Estadosunidos un emprendedor empresario serrano.re En euito esca-seaba el café, artículo que el país podía producir en abundan-cia, y se dabalaparadoja de que se exportaba cascarilla y trigomientras se importaba quinina y harina, en este caso porquehabía pocos y deficientes molinos.s con razón Holinstciexpresó que "las difíciles comunicaciones impedían que elcomercio prosperara y sin comercio no había trabajo y sin tra-bajo no existía progreso".nt
Las limitaciones al crecimiento de la demanda que el ais-lamiento interponía impidieron que se realizaran inversionespara mejorn la agricultura y las manufacturas, que por lasrazones anotadas debieron limitarse a producir para el merca-do circundante. continuaron en uso los tradicionales aradoscon punta de madera tirados por bueyes y a veces se utilizabanmanadas de cerdos para que con sus hocicos removieran la tie-r"a.La trilla de granos la seguían haciendo caballos e indios,los primeros desgranándolos con sus cascos y los segundoscon sus pies enzapatados. Los azadones eran de madera, noexistían palas y "ni siquiera se soñaba en tener maquinariamoderna para las actividades agrícolas,,.e2 Incluso tuando
t07
había terminado el siglo, el cónsul norteamericano informabaen l9O2 que en el Ecuador la agricultura se desenvolvía eno'forma muy primitiva" ya que "rara vez" se usaban abonos yeran "desconocidos los arados modernos y otros nuevosimplementos agrícolas" .nt La producción pecuaria compartíael atraso de la agricultura, por lo que, según Enock,los resul-tados económicos que generaba se debían "más bien a lasfavorables condiciones del clima que al mejoramiento de losmétodos empleados",eo motivo por el que a fines del siglo XIXen Quito escaseaba la leche, y mucho más la mantequilla y elqueso, a los que sólo "los muy ricos" tenían acceso, ambos ali-mentos de mala calidad.e5
Si bien orfebres, talladores de madera y quienes trabajabanen la pasamaneúa demostraban mucha habilidad,los otros ofi-cios estaban atrasados en siglos. No producían buenas artesa-nías debido a que usaban "herramientas e implementos primi-tivos", de manera que "1o que en otros países se podría haceren unos pocos días" en el Ecuador se hacía "en semanas ymeses".e6 Existían pocas y elementales manufacturas, que pro-ducían para el mercado local hilos y tejidos de algodón y lanallamados bayetas y tocuyos, algunos de los cuales se usabanparala confección de ponchos y chalinas, localizadas en losindustriosos pueblos de Cotacachi, Otavalo, Atuntaqui, Chilloy Guano, como también en la ciudad de Ambato, en la que unviajero extranjero encontró un "sinnúmero de indicaciones"de que podría convertirse "en el centro manufacturero delpaís";e' profecía que ha comenzado a cumplirse a fines delsiglo XX. Un autor dice que la vida industrial y comercial delEcuador "está poco desarrollada, si se la compara con la de
otras naciones mayores de la América Latina'o.et Los bancos,tan necesarios para el financiamiento de las actividades pro-ductivas, recién se fundaron a mediados del siglo XIX, inicial-
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mente fracasaron y tomaron relevancia al terminar la centu-ria.ee En 1890 un ecuatoriano describía a la Sierra como unsector "improductivo sumido en la miseria, sin crédito en elexterior; centro muerto, en fin, donde el trabajo no tiene estimulo y la existencia se asemeja a un letargo".too
Hacia 1860, con excepción de iglesias y conventos que ocu-paban una cuarta parte de la ciudad, y alguna edificación públi-ca, en Quito sólo había dos o tres casas co+-un piso superior,'or
muestra de la pobreza de la construcción civil que contrastabacon la nqu,eza de las edificaciones religiosas. Visitantes delsiglo XIX dicen que la capital era una de las ciudades mássucias que habían encontrado en sus viajes, condición de la queno escapaban las casas de los ricos, en cuyas habitaciones elpolvo cubría muebles y enseres y en sus cocinas y comedorescirculaba una vajilla raravez aseada.ro2 Holinski, en alusión a latopografía de la ciudad, dice que "subir y bajar,bajar y subir es
la suerte de los habitantes de Quito," que las calles, "por saltarentre una zarya y otra, no toleran ningún tipo de coches", que
las "acequias que las serpentean están obstruidas por inmundi-cias" y que "apenas se voltea una esquina se va a dar en elcampo".ro3 En la misma época, hacia 1868, el estadounidenseOrton dice que Quito parece "un inútil pueblo feudal posado enla montaña", en el que "ninguna chimenea emerge de lostechos rojos y ningún sonido de actividad saluda al oído." Se
escucha o'campanadas de iglesia en lugar del traqueteo de
camrajes," y el "ojo curioso no ve un ferrocarril o un telégrafoe incluso rutas, ya que estas parecen desiertas" y las viviendasson "casuchas bajo fango" en suciedad y desorden. Concluyeseñalando que Quito está "más de un siglo atrás de la máquinade vapor y de la luz eléctrica".'M Afines de siglo Festa encuen-tra la ciudad relativamente limpia, con calles pavimentadas, noasí los suburbios que estaban sucios "más alláde cualquier des-
109
cripción".tot Sin embargo, por la misma época, Graff relata que
se mantenía la costumbre de arrojar basura desde las ventanas
con el grito "cuidado abajo," desperdicios que luego de ser
pisoteados por los animales y secados por el sol eran esparci-
dos por elviento.106
A todos los viajeros extranjeros les llamó la atención la
falta de higiene de los habitantes de la Sierra. De Avendaño
dice que "iafaltade aseo era muy común en Quito", debido a
la ,,fJsa idea higiénica" de que "lavarse diariamentela caray
las manos, como hacían los europeos", dañaba el cutis y per-
judicaba la salud. Por lo que se lavaban solamente cuando
tomaban un baño, en el caso de los más limpios, "una o dos
veces al mes".tot Similar opinión emite Hassaurek sobre
hacendados de provincia, que cuidaban ocasionalmente el
aseo de sus rostros porque en sus modestas casas de campo
escaseaban los lavabos.tos Graff, a fines de siglo se sorprende
de que en Quito no hubiese "más que un sitio en el que se
pudiera tomar un baño", y la casa de hacienda en la que se
irospedó, perteneciente a un rico latifundista de provincia,
fueia .,rústica y destartalada", no tuviera retrete, existierano'numerosas y mortíferas pulgas",las gallinas se "pasearan por
las habitaciones en busca de desperdicios", se cocinara en una
fogata de leña y los hijos del hacendado "desconocieran el uso
Oei ¡abOn y fafa vez se mudaran de traje".'oe Si estos eran los
comportamientos higiénicos de personas acomodadas' ya
po"i" imaginarse lo que ocurría en las otras clases sociales,
especialmente en el camPo.
La ausencia de higiene continuó afectando la salud de las
personas, causó periódicas epidemias e hizo que buena parte
de la población siga conviviendo con pulgas, piojos y niguas'
Un pasatiempo de dos personas que estaban juntas era espul-
il0
garse y en el caso de los sectores sociales inferiores, especmente indígenas, una vez atrapados los insectos, trituralcontra los dientes y luego comérselos, según varios relatos doviajeros' Para librarse del martirio de sufrir sus picaduras en l¿r
111
ni instituciones "dignas de observación".1'a Respecto a
Usmeraldas, Kolberg dice que "despliega la más fantásticariqueza de vegetación como en casi ninguna otra parte de lalierna",junto a la cual vive una población de 600 habitantes"ociosa e incomprensible", que se "contenta con las más
sucias habitaciones y los más míseros andrajos", que no ha
trazado un solo camino para penetrar en el interior y siembralo que se requiere "para su propio uso", no "morirse de ham-bfe" y "comprar aguardiente".rrs
Si bien la pródiga naturaleza,las actividades portuarias yol cultivo y exportación de cacao nutrían a las familias guaya-quileñas de fuentes de trabajo que les permitía construir casas
y adquirir alimentos, ropa, muebles y otros bienes, Guayaquilseguía siendo una ciudad insalubre. Las casas, todas de made-
ra y cafia, tenían soportales exteriores que permitían a losvecinos protegerse del sol y de la lluvia. Durante el inviernolas calles eran un "fangal pestilente" por la mezcla de lodo ybasura y porque convivían con todo tipo de insectos y anima-les, alacranes, lagartos y serpientes, entre otros, siendo nece-
sario el uso de zancos para atravesarlas. "No hay sistema de
alcantarillado ni basureros, y el más grande olvido de la lim-pieza y de la pulcritud que es posible existe aqtJí", escribeMacFarlane."6 Kolberg añade que las calles estaban converti-das en una cloaca a pesar de la litnpieza qlue realizaban losgallinazos y que no entendía por qué los guayaquileños "hantenido tan poco cuidado de una mayor limpieza". Critica lasuciedad de Guayaquil y "la falta de orden y de aseo que se
extiende a todo: vestidos, aposentos, cocina, casa", aun en elcaso de "los acomodados y ricos", que "temen de la disciplinaenétgica".''t A mediados de siglo, Holinski no encontró unaposada digna para alojarse, problema que solucionó gracias a
"los sentimientos de hospitalidad que distinguían a los nego-
noche, Whymper y sus acompañantes limpiartn minuciosa"mente las habitaciones de la posada en la que se alojaron,higiene que llamó la atención de los vecinos qu" ,"
"orrgr"gu_ron con la "boca abierta de oreja a oreja,,para admirar ío quahacían unos "gringos extravag¿¡¿gg:,.rró
No fueron diferentes las costumbres de los habitantes de lacosta' Los viajeros extranjeros describen a los guayaquileñoscomo poco laboriosos, carentes de disciplina,.eaciás ál traba_jo manual, reticentes a asociarse, inclinados a la ostentaciónexterior, aficionados al aguardiente y sujetos a jerarquíassociales que favorecían las desigualáa¿es. Bt investigaoorI]1merlV dice que en la provincia de Guayaquil a prinJipiosdel siglo XIX las enfermedades eran tratadas empíiicamentepor la "faltade médicos y farmacéuticos,,, la pobreza y la,:,cre_dulidad e ignorancia de la mayoíade la pobiación,,.i,para elitaliano oscurati ros guayaquileños tenían un ,,carácter
durce,,,pero en cambio eran "poco inclinados al estudio y por consi-guiente poco cultos y dedicados al ocio y al juegj,.l,, Un hir_toriador guayaquileño atribuye el colapso delos astilleros, tanimportantes durante la colonia, ala iicapacidad de los párt"-ños para asociarse y así reunir los capitales que
".un .ré""ru_
rios para mejorar las instalaciones y pto", competir con otrospaíses, mediante la transformación ¿L tas tradicionares fábri_cas de barcos en modernos astilleros."3 Hacia 1g47 osculatiencuentra el astillero .ocompletamente
en ruinas,,, con sola_mente "unas barcazas por reparar,,, un o,comercio
casi nulo acausa de las discordias políticas y gueffas civiles,,, una indus-tria menos avanzadaque en el interi,or, una ciudad sin edificios
tt2
:iantes guayaquileños,'.r8 En el libro de Whymper sobre susviajes a través de los majestuosos Andes "ónrán
dibujaioslos 35 insectos que el autor encontró en el dormito.io queocupó en Guayaquil,"e de cuyas picaduras en las noches losguayaquileños se protegían mediante el uso de mosquiteros. Apesar de ello, cuando los_viajeros dejaban la Sierra y'"guuuna Guayaquil sentían un alivio.
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Gracias a su espíritu mercantil y a las posibilidades ofreci-das por las ricas tierras ffopicales,los guayaquileños incremen-laron la producción y exportación de la popularpepa de oro, alt que añadieron tabaco, maderas, cueros, sombreros de paja,cascarilla, fibra de cáñamo y brea,'23 artículos a los que más
tarde sumaron lanas, pieles, algodón, azicat, centeno, maí2,pita y polvo de oro,12o algunos provenientes de la Sierra, ade-
más de mantener, por unos años, la industria naval de los asti-lleros. Con el tiempo también levantaron aserraderos, pilado-ras, ingenios, trapiches y molinos; conformaron compañíaspara Ia producción y exportación de cacao trabajaron para
reponerse de las pérdidas económicas causadas por incendios yla fiebre amarilla, conocida popularmente con el nombre de
vómito prieto; financiaron la expansión urbana de una ciudadque crecía rápidamente debido a las inmigraciones y la recons-truyeron varias veces luego de los incendios que la devastaron.A principios de la cuarta década, Rocafuerte reconsffuyó conmateriales durables el Malecón sobre el río Guayas, '5 a pesar
de 1o cual los barcos prefeían quedarse en el mar o fondear enla mitad del río. A fines de siglo Guayaquil disponía de posa-
das, fondas, cafés, clubes y de algunos "bellos edificios", bom-bas para combatir incendios, de un sistema bancario en el que
destacaba el Banco Comercial yAgrícola que en el siglo XX se
convirtió en el principal prestamista del Estado. Un viajero ita-liano encontraba las calles prineipales empedradas, bastantelimpias y provistas de agua potable, alumbrado de gas y tran-vía, aunque las casas y edificios principales seguían siendo de
madera.t26 Otro visitante anotaba que la ciudad a pesar de con-tar con materias primas no tenía "factorías de ninguna especie"excepto una cervecería"de considerable tamaño". r27
Campesinos, artesanos y obreros también se beneficiarondel auge económico de Guayaquil y de la Costa. Hacia fines de
Sin embargo, a diferencia de la Sierra, en la que no se regis_tró ningún cambio en las costumbres de sus habitantes, en rela-ción a las que fueron corrientes en la colonia, quienes visita-ron Guayaquil encontraron que los prejuicios fráte a tus u"tividades comerciales eran menores y que los porteños tenían unespíritu emprendedor que si bien ü¿avía- era embrionario,comenzaba a influir positivamente en las actividades económi_cas incentivando su desenvolvimiento y diversificación. Terrylos describe como "sociables, nípidos y vivaces,,,,r0 y Wiener,que se desempeñó como cónsul áe Francia, señaló qi" ,i Ui"nla 'Juventud dorada', tiene una imaginación poco activa, encambio posee un "espíritu mercantii bastante desarrollado ylúcido"r2' Kolberg encuentra que, a diferencia de los ..ecuato-rianos de las tier¡as
{lu.',, los guayaquileños eran .ovivaces,abiertos, gastadores y liberales" y qul lls intercambios comer-ciales que se realizaban en la púya del río Guayas y to" iS u20 vapores y cientos de otras embarcacione, qu" íuulgJu.,por él daban "una animada vida" a la ciudad .rrr-rJnainu"itigu-dora contemporánea dice que euito era una ciudad con ,.pácoconsumo conspicuo,, por las dificultades que tenía p*u duor_portar bienes importados y porque el estancamiento limitabalas posibilidades económióas, mfontras que Guayaquil era unaciudad "muy vital,, cuyos habitantes podían consumir todaclase de bienes extranjeros-, dado el significativo ingÁ queles proporcionaba la actividad ugro"*pJ.tadora.
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los años cincuenta De Avendaño encuentra que en Guayaquiltodas las clases sociales, "comerciantes, propietarios, r'€llesrtrales y jornaleros,,, disfrutan de bienestar y .,hasta de lujo,,;porque la "escasez de brazos eleva en demasía el precio de lamano de obra".r28 Al andinista whymper le sorprendió que lostrabajadores cobraran "precios exorbitantes por sus servicios,,y que los labrador:s ganaran ,,rentas iguales a las de los peque-ños obispados ingleses".r2e Apreciaciones que son confirmadaspor investigadores contemporáneos. clark considera que laselevadas remuneraciones que recibían los trabajador"s ág.íco-las de la Costa,les permitió ganff hasta nueve veces más quelos labriegos de la Sierra.',o Hamerly señala que por ser ,.lamano de obra escasa habíauna apreciabre tendenc ia-aravagan-cia" , ya que debido a los altos ,ul-io, con dos días de tria¡ose podía subsistir una semana.r3l Esta escasez se debió a que losabundantes trabajadores que existían en la Sierra no podíandesplazarse a la Costa por la falta decaminos y porque
"rtubunatados a las haciendas mediante el concertaje.
Co¡,tsor,roacróN oBr, parERNALrsMo
En el siglo XIX se consolidó la autoridad del señor de latierra, al convertirse ra agricultura en la principal actividadeconómica, conformarse la gran propie¿a¿ tatifundista y jun_tarse los elementos que darían origen a.la institución hácien-da' El hacendado pasó a ser el personaje más importante á" r"sociedad ecuatoriana, porque más de las dos terclras partes dela población vivía en el campo y de la actividad a grícoladependía la suerte de la economía nacional. como tamúién elbienestar de los individuos, incluso de los que habitaban en lasciudades, pero particurarmente de quienes se encontraban den-tro del ámbito de influencia de los grandes propietarios:parientes, allegados, compadres, campesinos, traba¡udores,
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ilrtesanos, comerciantes, intermediarios y autoridades civiles,militares y religiosas.
Algunos hacendados se destacaron y lograron preeminen-cia política cuando se elevaron "por sobre los demás, adqui-riendo grandes latifundios y ejerciendo prepotencia económi-ca, social y política no contrarrestada por ningún otro poder,sobre todo en las pequeñas villas",t3'proceso al que contribu-yó la organización familística heredada de la Colonia. Segúnun autor, la familia y el parentesco "constituyen la más enrai-'tada y estimada institución en la estructura social del país",debido a que las tradiciones india e hispánica las enfatizan.l33
Estructura familiar que iba más allá del núcleo formado porpadres e hijos y se extendía a yernos, nueras, nietos, allegadosy parientes cercanos y lejanos. Estos y muchos otros dependí-an del señor de la tierra para su sustento, obtener un trabajo,conseguir un favor o recibir una prebenda, a cambio de lo cualle entregaban una lealtad incondicional. De la familia extendi-da se valió para organizar, ejercer y difundir su influencia, enla localidad o en la zona como cacique y en el país como cau-dillo. Convertidos en tales lideraron montoneras revoluciona-rias, encabezaron conspiraciones contra gobiernos legítimos,se proclamaron dictadores y excepcionalmente accedieron algobierno con el voto de los ciudadanos, representando a lospartidos Conservador, Liberal y Progresista.
En los dominios del latifundio la autoridad del hacendadono se limitó a tareas estrictamente económicas, relacionadascon la administración de la propiedad y su explotación agríco-la y ganadera, ordinariamente desempeñadas por administra-dores mayordomos y capataces. Bajo su responsabilidad tam-bién estuvieron funciones que correspondían a los ámbitossocial, político y religioso, unas de incumbencia personal de
Il6
cada ciudadano, otras propias de funcionarios del Estado y dela Iglesia católica. como lo señala un historiador latifundista,"el patrono no sólo ejercía la autoridad propia de la sociedadheril, sino en ocasiones, papel de juez,de policía y de legisla-dor".r34 En efecto, administraba justicia, aplicabá ,urr"ión"r,resolvía conflictos familiares, dirimía disputas de vecinos,controlaba la moralidad privada, preservaba la observanciareligiosa, determinaba la jomada de trabajo, definía normas deconducta, fijaba procedimientos, vendía bienes de primeranecesidad, prestaba atención casera de salud, otorgaba crédi-tos y compensaciones y representaba a sus subordinados antelas autoridades políticas y religiosas.'r'
Aquellos que se beneficiaban de los favores y de las com_pensaciones otorgados por el señor de la tierra estaban obliga-dos, además de trabajar en la propiedad agropecuaria, a pro_porcionarle servicios ocasionales y a prodigarle, en reciproci-dad,lealtad, fidelidad y sumisión, obligaciones que nadá tení-an que ver con la actividad económica que se desarrollaba enla hacienda. Este vínculo entre el latifundista y sus dependien-tes era de carácter personal, pues no intervenían las autorida-des formales del Estado ni se derivaba de leyes a la hora enque establecía responsabilidades, demandaba obligaciones ysancionaba incumplimientos, como lo describe crawford.'tEstas relaciones personales entre el hacendado y sus depen_dientes, por sustentarse en una costumbre repetida por cente-nares de años y habitualmente juntarse en una misma personalas condiciones de latifundista y gobernante, fueion tanamplias y tan fuertes que prevalecieron por sobre las que sehallaban reguladas en las disposiciones legales y marcaLn laconducta de los individuos en sus actividades económicas,sociales y políticas. El limitado acceso a la educación, losescasos medios de comunicación,las ideas favorables al man-
tt7
tenimiento del orden existente y las débiles instituciones esta-
tales favorecieron la supervivencia y difusión de las relacionespersonales.
La diaria vivencia de estas peculiares relaciones depoder, mantenidas a través de generaciones, llevó a que elpueblo identificara a la autoridad y supiera de sus atribucio-nes a través de las órdenes que impartía el hacendado a sus
subordinados, de las decisiones que tomaba en los asuntossometidos a su conocimiento y de las concesiones que dis-crecionalmente hacía a sus validos."'El historiador PedroFermín Cevallos escribe que luego de fundada la República'opaÍa el pueblo el interés de la patria consistía en el interésde su protector, y locura, que no vano querer, hubiera sidopor entonces predicarle que pensase en sí, en sus derechospropios y en los del común; locura que pensase en los ene-migos de la paúia, y no en los de su patrono, especie deseñor feudal con algunas restricciones".l38
La estructura socioeconómica familística conformada porla hacienda, las relaciones de carácter personal que incubó y lasupervivencia de costumbres coloniales favorecieron la con-formación y extensión del paternalismo. Si los beneficios que
buscaba obtener una persona no dependían de sus méritos y de
los esfuerzos que pudiera realizai, sino de la voluntad discre-cional de hacendados y patronos, de poco o nadavalía que losindividuos demostraran méritos, exhibieran aptitudes y asu-
mieran sus responsabilidades. En su futuro 1o que realmenteiba a contar erala posibilidad de tener, directamente o a través
de intermediarios, influencias, conexiones y palancas que leabrieran puertas. Quien no tiene padrino no se balutiza, decíaun dicho popular.
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Las relaciones sociales y políticas que en el siglo XIX lahacienda conformó, la adopción del sistema democrático degobierno y la presencia de caudillos autoritarios acentuaron elpaternalismo. Los nuevos ciudadanos esperaban que ras auto-ridades atendieran sus necesidades y resolvieran sus proble-mas, sin aportar nada a cambio que no fuera ra adhesión per-sonal y el consiguiente apoyo político. Er carácterpatemaiistade la sociedad ecuatoriana impidió que surgieran.iududuno,con un sentido de comunidad y de responsabilidad, conscien-tes de sus obligaciones cívicas, dispuestos a resolver dificulta-des con su propio esfuerzo y convencidos de que sólo debíanacudir al Estado en busca de auxilio cuando no estaban encondiciones de valerse por ellos mismos. En la medida en quelas relaciones políticas personales contaron más que las rela-ciones institucionales, las autoridades, en lugar de preservar elinterés público y servir el bien común, atendieron lós interesesparticulares reclamados por individuos o grupos de variadanaturaleza, a los que concedían favores y otorgaban privile_gios. una sociedad política dominada por el paternáhsmo,como fue la del siglo XIX, liquidó la posibilidad de que elpoder público promoviera el desarrollo de la ,ruói"rrt"República y creaÍacondiciones para que los ciudadanos labra-ran su futuro económico.
Dns[,mEnES DE r,l ntucncróN
El papel ideológico que tuvo la Iglesia durante la coloniafue reconocido jurídicamente en la República, al disponer laconstitución de 1830 que la religión carólica, Apostólica yRomana sea o'la religión-del Estado" y establecer la obligacióndel Gobierno de "protegerra con exclusión de cualquierltra",condición privilegiada que mantuvo hasta el establecimientodel Estado laico a principios del siglo XX, años después de la
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Itevolución Liberal de 1895. Gracias a "derechos y preroga-livas" que le fueron otorgados,la Iglesia estuvo a cargo de laoducación de niños y jóvenes en escuelas, colegios y universi-dades, el registro civil de las personas y precautelar los princi-pios dictados por la ortodoxia católica para que fueran respe-
tados por individuos e instituciones en sus actos públicos yprivados. En la Constitución de 1869 se llegó a exigir la con-dición de católico para ser ciudadano.
Los religiosos encargados de enseñar y orientar la educa-ción no se distinguieron por sus méritos académicos,la aper-
tura intelectual y el uso del razonamiento. Al decir de dos
observadores extranjeros, los "monjes de Quito eran increí-blemente ignorantes"t3e y la instrucción que impartían adole-cía de "un vicio particular", que impedía que se desarrollara'oen modo alguno la inteligencia del niño, sino únicamente su
memoria", al estilo de la escuela europea del siglo XVI.'* Elhistoriador Van Aken considera que en los primeros años de
la República "el monopolio del clero sobre la educación tuvomucho que ver en la desgraciadas condiciones de las escue-las", pues la "mayoría de los eclesiásticos era pobrementeentrenada en seminarios de calidad mediocre en el mejor de
los casos".ta' Mediocridad de la que únicamente escapabanlos jesuitas, pues según varios autores La Compafría era unaorden religiosa de costumbres auSteras, con inclinación a losestudios serios y vocación por la enseñanza. Orton les atribu-ye haber "infundido una nueva vida" a una sociedad marcadapor la indolencia española'o'y MacFarlane los describe como"hombres sinceros y honestos inclinados a salvar al país y areformar la Iglesia" y como "incomparablemente superiores"al resto del clero, moral, cultural e intelectualmente.ta3 Peroen la República no pudieron contribuir a la modernizacióneconómica del Ecuador porque no tuvieron a su cargo las
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importantes actividades empresariales que administraron enla Colonia.
Hassaurek señala que las escuelas no eran gratuitas, puesel gobierno daba "muy poca atención a la educación elemen-tal" mientras apoyaba colegios y universidades. En ellas seenseñaba "escritura, lectura, religión y aritmética y en lasecundaria el latín y el griego monopolizaban el tiempo delestudiante", el cual aprendía geografíasin mapas y mieniras sedescuidaban las ciencias naturales y ras matemáticas se poníamucha atención en la intolerancia religiosa.'a En la universi-dad había las facultades de medicina, jurisprudencia, teología,química y ciencias naturales. A mediados de siglo en euitohubo doce escuelas primarias, dos colegios, una universidad,una escuela de dibujo y pintura y otra de escultura.r4s A princi-pios de la República en Guayaquil había tres escuelas y nin-gún colegio y los hijos de campesinos o trabajadores no seeducaban por falta de medios o de interés.1a6
Además del limitado alcance de los establecimientos edu-cativos y de los pocos conocimientos que transmitían,la ense-fianza que impartíanerade mala calidad. Hassaurek afirma quelos conocimientos del latín que tenían los clérigos eran ,.terri-
blemente pobres", que la historia y la ciencia "les son descono-cidas", que las bibliotecas se hallaban en tal estado de abando-no que los libros se encontraban .,llenos de capas de polvo ytelarañas", ya que "nunca eran consultados", pues su ..principalocupación" era divertirse de manera nada santa.ror Teodórowolf hace un análisis parecido al decir que la enseñanza care-cía de método y, salvo excepciones, no servía de mucho que lan1ñez asistiera a la escuela cuando faltaban "maestros y maes-tras que merecieran este nombre,', falencia que atribuye a queninguna persona de talento y capacidad podía dedicarse a ian
r2l
laborioso oficio a cambio de un sueldo miserable.'o'Orton cri-tica que Ecuador hiciera gala de tener una universidad y once
colegios, cuando la gente no era educada y los jóvenes docto-rcs, que eran muchos, tenían una formación "diminuta, defec-tuosa y tergiversada" y sus conocimientos carecían de sentidopráctico.'ae Apreciaciones que son confirmadas por el citado DeAvendaño, al decir que "en general la instrucción se halla en
gran manera descuidada" pues la "superior es puramente nomi-nal" ya que la universidad de Quito, de la que salen "oscurísi-mas medianías", confiere grados de doctor en teología, cáno-
nes, leyes y medicina sin que los aspirantes aprueben "cursosucadémicos y estudios previos, según la ley vigente"; la secun-
daria "no merece tal nombre" y la primaria, "más necesaria yesencial aun que las otras", está no solo poco extendida, sinoconfiada, por lo comúno a personas inexpertas e ignorantes, a loque se suma la ausencia de escuelas especiales para formar téc-nicos, género del que ni siquiera se tenía noticia.'so
Afirmaciones que son corroboradas por el historiadorGonzález Suiárez al escribir que la filosofía "erala más atrasa-
da de todas las ciencias" y que en los estudios de física "elalumno gastaba la mayor parte del tiempo en copiar cuader-
nos" ya que los estudiantes, dice: "Jamás vimos ningún instru-mento ni presenciamos experimento alguno".tt t
Siendo tan deplorable la condición de la educación nodebe llamar la atención la observación de Holinski acerca de
la condición cultural de Quito en 1852, cuando dice que "erarraros" los visitantes de la biblioteca pública formada por los
.jesuitas, a pesar de que contenía quince mil volúmenes y una
selección de libros modernos, ya que el hábito de la lectura"no distingue para nada a los habitantes del Ecuador", por 1o
que "en todo el país no hay una sola librería ni un comercian-te de libros", y los que se vendían eran "catecismos, misales y
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periódicos entre la gente de la Sierra,,, ya que ,,el quiteñomedio no lee ni tiene deseos de leer" y los jóvenes ..no
amigos de leer y de estudiar". Los sucesos que se producían enel mundo de la época les importaba tan poco que personas quo
las novelas de Alejandro Dumas y de paul Cock", los cu¿eran expendidos en las tiendas de telas. Añade que enEcuador había un periódico de una hoja.,que no conieníacosa que la relación de los actos oficiales del gobierno".Unos años después, en la segunda mitad del siglo XI)Hassaurek escribe que no había "ningún deseo de lectura
123
cias del extranjero", con una circulación muy limitada y poca
influencia."u Mayores eran las deficiencias de la educación en
otras ciudades, de 1o que Hassaurek deja constancia al decirque sus habitantes "viven sus vidas en una cándida ignoranciadel mundo exterior, de los grandes eventos y de los grandes
personajes", ya que ni siquiera los blancos que sabían leer ycscribir conocen libros y periódicos.1s7
El vacío de información y conocimientos de la sociedad
ccuatoriana, la conciencia de que no podía mejorarse la ense-ñanzacon el profesorado nacional y la existencia de "una can-
tidad desmedidamente grande de abogados" dedicados a liti-gar y a hacer revoluciones para su propio provecho, debieronpesar en la decisión del presidente Gabriel García Moreno dereclutar en Alemania académicos conocedores de las "cienciasmodernas", con los que fundó la Escuela Politécnica. Con ellase propuso introducir entre estudiantes e intelectuales el cono-cimiento científico que, por ser tal, debía ser transmitido conla "amplitud que correspondíaaluna universidad", mediante elestudio de matemáticas, física, química y ciencias naturales.La novedosa institución educativa, enrazón de que recibió uninusual apoyo gubernamental, si bien atrajo estudiantes yalbergó equipos y colecciones científicas, que "probablemen-te llegaron a ser los mejores en toda la costa occidental deSudamérica", se estrelló con las'limitaciones económicas yculturales de la época, como 1o atestigua uno de sus profeso-res. Las clases sociales influyentes le fueron contrarias, lajuventud "no estaba acostumbrada al esfuerzo" que suponíanlos estudios científicos, su "preparación anterior era insufi-ciente" por la mala calidad de escuelas y colegios y no habíaen el país una industria con la que los graduados pudieran rela-cionarse para practicar y conseguir un puesto de trabajo, porlo que muchos jóvenes no encontraron razones pam adquirir
ocuparon rmportantes posiciones públicas,,habían pasadoaños sin leer un diario", por lo que "sabían de los aconteci.mientos que ocurrían en el mundo externo sólo de oídas,',Termina diciendo que en el Ecuador se encuentra "conventosenvez de prensas y barracas militares envez de escuelas".r53
Ni siquiera la progresista Guayaquil escapaba del genera_lizado atraso de la enseñanza. Holinski contrasta el encanto delas guayaquileñas, alabado por casi todos los viajeros, con sudescuidada educación, incluso de las integrantés de la altasociedad-1sa wiener anota que la "instrucción de la juventudera incompleta" por la falta de establecimientos eduóativos yporque tempranamente, desde los doce o catorce años, .,lamayor parte de los jóvenes pasaban la vida detrás de un mos_trador" vendiendo toda clase de productos, actividad que lespermitía hacer muy pronto fortuna. Añade que en Guayaquil"no hay museo ni escuela de enseñanza superior', y queno- seconoce "ni el gran arte de los pasados siglos, ni el movimien-to artístico de la época acttJal",ya que la censura ha impedidopor mucho tiempo "que penetrara el libro en el país',, por loque la gente ha "olvidado el uso que puede hacerse de éi'.'' Afines de siglo, según McKenzie, en Guayaquil había tres dia_rios, "amargamente parciales" que "apenas publicaban noti-
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una profesión cuya "aplicación en el futuro parecíadudosaA lo que se sumó el generalizado prejuicio existente frentetrabajo manual, que los jóvenes politécnicos considerar,incompatible con el "decoro profesional" que otras profesines menos relacionadas con actividades prácticas les permiguardar.'ss Lo ajena que fue la Escuela politécnica al modoser nacional es elocuentemente descrito por Teodorootro de sus profesores, en el siguiente texto: .,Los
son más adictos a las bellas letras que a los estudios serios;República ha producido algunos poetas y literatos notablrpero ningún físico, químico, geógrafo, naturalista, en fin, niguno que sobresalga en las ciencias exactas, que necesitan lar+gos estudios y mucha paciencia. por la misma razón dejar más con la fantasía y er corazón que con el entendimientoy la cabeza, son muy aficionados a la música, a la pintura y ala escultura,y para estas artes manifiestan mucho talento,'.r5eEl asesinato de García Moreno puso temprano fin a la EscuelaPolitécnica.
Estas características de la educación, y las limitacionesinterpuestas por el medio, impidieron que la enseñanza impar-tida en escuelas, colegios y universidades contribuyera u qu"cambiaran las conductas de los ecuatorianos frente al trabajoy ala ciencia y mejoraran sus comportamientos en las relacio-nes económicas y en las actividades productivas e incremen-taran sus conocimientos. siguieron siendo seres especulativos,enajenados de la realidad, reacios a tomar iniciativas, conpocas habilidades prácticas, sin inventiva, carentes de menteabierta y con poco sentido de previsión, organizaciÍn y res_ponsabilidad. Excepto en Guayaquil, las actividades económi-cas continuaron sumidas en el letargo, como estuvieron en laatrasada colonia. En ella no porque la enseñanza hubiese ejer-cido una positiva influencia, que en el puerto también fue defi-
r25
cicnte, sino por el empuje económico que recibió la ciudad porhn razones antes anotadas.
En virtud de que no tuvieron acceso a la educación los sec-
tores sociales que no formaban parte del grupo blanco, parti-cularmente los indios, que además de ser analfabetos no podí-nn ni siquiera expresarse en idioma castellano, o lo hacían conrlificultad, la inmensa mayoría de ecuatorianos no estuvo en
condiciones de valerse de la enseñanzapara elevar su prepara*
ción, adquirir conocimientos, mejorar sus conductas y, de este
modo, ser laboriosos y productivos. La inexistencia de escue-
las para los niños indígenas,la extrema pobrezaen la que viví-iln sus padres, las estructuras excluyentes a las que estaban
sometidos y la creencia compartida por los grupos dominantescle que si los indios llegaban a educarse se "soliviantarían",impidieron que quienes no formaban parte de la sociedad
dominante pudieran educarse, adquirir conocimientos y conello mejorar sus posibilidades económicas. Al no ofrecer laescuela iguales oportunidades para que todos los niños y jóve-nes se educaran, al margen de sus diferencias sociales, en elEcuador la enseñanza no cumplió el papel uniformador que ha
tenido en otras sociedades, en las que ha sido el factor que ha
determinado la movilidad social y el nivel económico de las
personas. La extrema ignorancia existente por la falta de edu-
cación es ilustrada por Hassaurek'con la siguiente anécdota.
La maquinaria de una fábrica de algodón instalada entreOtavalo y Cotacachi produjo tal asombro, que los tejedoresindígenas "pensaron que era un invento del demonio" y que el"príncipe de las tinieblas la ponía en movimiento", pues nopodían creer que tejiera en una hora lo que a ellos les tomabadías y semanas.t6o
126
Lrurraots TNFLUENCTAS ExTERNAs
A pesar de que con la Independencia terminó el dominiocolonial y desaparecieron las restricciones que establecióEspaña para que sus territorios de ultramar se relacionaran cornotras naciones, el Ecuador continuó aislado del mundo, sin'contactos con el exterior, sobre todo en el caso de las ciudadegseffanas. Debido a la remota locarización geográfica del país¡el acceso marítimo siguió siendo difícil. euienes deseabanvisitarlo debían hacer un pesado trasbordo a través del istmode Panamá para pasar del océano Atlántico al pacífico o
'ove-gar muchos días hasta llegar al cabo de Hornos, bordearlo,seguir por las costas de chile y perú, adentrarse en el intrinca-do golfo de Guayaquil y finalmente arribar al puerto fluviallocalizado en la rivera del río Guayas. Los que deseaban con-tinuar hasta Quito debían repetir la fragosa ruta colonial, encuyo triánsito suffan toda suerte de penalidades por no existiralbergues, sino pocilgas, en los que los viajeros pudieran des-cansar y tomar fuerzas.
La llegada de un extranjero a la capital era un aconteci-miento excepcional que provocaba curiosidad. Los viajeros sehospedaban en casas de personas acomodadas que les ofrecíanalojamiento como un acto de cortesía. por no haber sido euitoun destino de forasteros, los pocos que arribaban a la capitaldebían buscarse "cartas de recomendación,,para que las fami-lias destinatarias los alojaran en sus casas, pues no había hote-les en los que pudieran hospedarse. Todos los visitantes querecibió Quito en el siglo XIX coinciden en que la capital nodisponía de posadas, fondas, cafés, teatro, clubes, paseos, luga-res de esparcimiento "ni paraje alguno de pública reunión einocente solaz".'u, Mientras al comenzar la segunda mitad delsiglo XIX, según Holinski, en Guayaquil vivían cien europe-
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os'62, unos años antes Osculati estimaba que en la capital viví-an una veintena de franceses, ingleses e italianostu' yHassaurek, dos décadas después, calculaba que en Quito ape-
nas había una docena de extranjeros, además de los represen-
tantes diplomáticos de Francia, Inglaterra, España y NuevaGranada y ocasionalmente de Perú y Chile.'@ Orton consideraque los serranos, encerrados en el temrño de cada provincia, notenían una idea cierta del mundo y ni siquiera de su país, y que"el más despierto comerciante ignoraba todo, excepto Quito yel camino a Guayaquil"; añade que el primer coche, tirado pormulas y no por caballos, fue introducido en 1859.'65 Esta ausen-
cia de mundo internacional llevaba al pueblo, e incluso a las
clases altas, a creer que todo extranjero era francés, pues lagente común no sabía de la existencia de otros países.t66
Eran pasatiempos de los ecuatorianos jugar cartas y dados,
bailar y asistir a peleas de gallos, bailes de máscaras, retretas
de bandas militares, procesiones y funerales,los cuales conti-nuaron caracterizándose por su pompa. Fue popular el juego
del carnaval, en el que las personas se arrojaban toda clase de
líquidos y harinas, pero mucho más populares fueron las corri-das de toros, introducidas por los españoles en la Colonia, que
se realizaban en improvisados cosos levantados en las plazaspúblicas y "eran recibidas y vistas, no con entusiasmo, sinocon furor", según un historiador ecuatoriano.'6' En estas fies-tas habitualmente estuvo presente el alcohol, pues, al decir de
Graff, "la vida en Ecuador es un largo rosario de fiestas" en lasque el aguardiente 'Juega un papel principal". Una fiesta,señala el autor: "No significa más que un pretexto para beberhasta llegar a un bendito estado de olvido, dentro del cual noles inquieta en absoluto 1o que sucede en el mundo." Y si"transcurre una semana sin fiesta pública. con arreglo al Santo
Calendario se organiza una particular".r6s
r28
Las iglesias, además de ser el lugar al que acudían losles para participar en la celebración del culto religiosoco fueron el más importante y concurrido centro social.ellas los feligreses se congregaban para verse,cuchichear,lucir sus atavíos, comentar los sucesos políticosrelacionarse sentimentalmente. Lo confirma Hassaurekseñalar que "como la gente de Quito no tiene nada queni nada que ver considera a la iglesia como un teatro o unade conciertos", por lo cual, "con la misma inconsciencia corfla que mufinuran y rezan sus rosarios y letanías practican susofertas y cumplidos".t6e
Al aislamiento geográfico se sumó cierta xenofobia expre-sada en una resistencia silenciosa a la venida de extranjeros.Los viajeros que llegaban de paseo, o para rcalizar investiga-ciones científicas, eran bien acogidos, con cortesías y atencio-nes que a todos llamó la atención por no haberlas recibido enninguna otra parte de América Latina. No sucedía lo mismocon quienes se domiciliaban en las ciudades ecuatorianas, apesar de la generalizadaopinión de que las inmigraciones eranbeneficiosas por los conocimientos, experiencias, capitales ycostumbres que los extranjeros traían y tan necesarios eranpara el progreso del país. Los ecuatorianos, por la concienciaque tenían de que no estaban en condiciones de competir conpersonas mejor preparadas y más laboriosas, tenían el temorde que los extranjeros pudieran beneficiarse de riquezas queconsideraban suyas. A inicios de la República, Hall considera-ba que a pesar de que ciudadanos de otros países habían con-tribuido a la Independencia, a la organización de las fuerzasmilitares y al desarrollo del comercio, "antelaincapacidad delos habitantes actuales de aprovechar las inmensas ventajasque les ofrecía su propio suelo'', no estaba seguro de que losinmigrantes serían bien recibidos si finalmente arribaban al
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país. Añade que en el caso de que un extranjero llegara a des-
cubrir una mina, introducir un negocio lucrativo o a realizarun invento que permitiera crear "una esfera de ganancias
nueva" y llevara a despachar a una antigua, los afectados rea-
les o imaginarios no "verían al intruso con favor o satisfacciónespecial".'70 A mediados de siglo, Holinski afirmaba que lainmigración había sido rechazada "durante largo tiempo debi-do a una intolerancia estúpida".'tt fJna investigadora contem-poránea añade que a fines de siglo fueron negadas autorizacio-nes que se solicitaron al Gobierno para que se permitiera lacontratación de trabajadores chinos, prohibición que se con-virtió en ley en 1889, confirmada en las siguientes cuatrodécadas, incluso durante las administraciones liberales, a insitancias de comerciantes ecuatorianos temerosos de la compe-tencia de los laboriosos asiáticos.'7' En estos antiguos senti-mientos xenófobos y provincianos se encuentran los prejui-cios que la inversión extranjera todavía en el siglo XXI des-pierta entre los ecuatorianos, a la que muchos ven como uninstrumento de explotación antes que de progreso por lo que,
cuando ella finalmente arriba,les parece "bueno y santo" que
los contratos sean desconocidos y sus derechos conculcados.
En la reticencia a lo extranjero también influyó el caríctercerrado y dogmático de la sociedad ecuatoriana. El integrismocatólico miraba con recelo las ide¿is provenientes de otras cul-turas, censuraba libros que consideraba inconvenientes, perse-
guía a los que se atrevían a exponer puntos de vista que con-tradijeran su credo y condenaba como herética toda idea que
no comulgaba con el catolicismo y como herejes a quienes ladifundían. Un pastor protestante relata que unos años después
de constituido el Ecuador fueron recogidos todos los ejempla-res de la Biblia que había repartido y prohibida su lectura bajola amenaza de severos castigos. Años más tarde, a fines de
130
siglo, otro pastor evangélico relataque en la catedral de euitoun clérigo les amenazó con ser "sacados y destruidos" si no seconvertían, prédica que llevó a que la turba invadiera la casaen la que residía con sus colegas, a que fueran atacados en lacalle y en una ocasión "usados como pelota de fútbol".r73
Guayaquil, en cambio, a pesar de no estar ubicada en lasgrandes rutas marítimas del siglo XIX, por la iqtezacacaote-ra,la ventaja que le otorgó su condición portuaria y las opor_tunidades ofrecidas por el comercio importador y exportador,consiguió relacionarse con el mundo, recibir inmigrantes yvisitantes extranjeros y beneficiarse de su influencia.contribuyeron a que cambiaran las costumbres de sus habitan-tes, apareciera un desconocido espíritu emprendedor y seintrodujeran iniciativas empresariales, merced a las cuales laciudad progresó a un ritmo superior al del interior andino. sinembargo, hacia 1880, en el abierto puerto de Guayaquil habíaun número menor de extranjeros que en "las otras ciudadesgrandes de América del Sur,', según opinión del cónsul deEstados unidos en dicha ciudad."* A pesar de su escaso núme-ro influyeron positivamente en el progreso de Guayaquil.Según un autor citado "casi todos los avances modernos fue-ron introducidos por norteamericanos',, como por ejemplo losbuques a vapor que navegaban en elrío Guayas y sus tiiuutu-rios Daule y Babahoyo.r" La constatación de esta benéficainfluencia llevó a recomendar el establecimiento de una socie-dad de emigración en parís o Londres para que proveyera de"profesionales que hacían falta,,, en razónde-que .,los Ledioslocales no podrán hacerlo."rTó
El aislamiento geográfico que vivió el Ecuador en el sigloXIX lo marginó de las corrientes migratorias de la época y, enconsecuencia, de 10s beneficios que ellas llevaron a otros paí-
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ses de América Latina,en los que introdujeron ideas, conoci-mientos y adelantos que florecían en Europa y Estados
Unidos. Lafalta de la positiva influencia europea impidió que
los ecuatorianos aprendieran buenas prácticas económicas,adoptaran modos de vida saludables, adquirieran conocimien-tos, aprendieran tecnologías y fueran insuflados por un espíri-tu de laboriosidad, aportes que tan útiles habrían sido para lamodernización del país, como en pequeña medida ocurrió en
Guayaquil. Ausencia que fue vista como perjudicial por losviajeros que llegaron al Ecuador en el siglo XIX, para uno de
los cuales la inmigración era "la necesidad más grande delpaís, en mucha mayor escala que el capital foÍáneo"."'
El relativo progreso de Guayaquil por su apertura externa yel atraso de Quito provocado por su confinamiento, son adver-
tidos por Ferry al señalar que "las relaciones con el extranjerohan hecho menos para modificar las costumbres y las maneras
de ciudadanos de Quito que las de ciudadanos de Guayaquil",por lo que a diferencia de 1o que sucede en esta ciudad, en
aquella vive "un pueblo atrasado del mundo en un siglo".ttt
Drsvrnrumo pApEL onr- nÉcrvrnu ¡unÍnrco
El sistema político republicano y democrático que elEcuador adoptó luego de la Independencia, pese a ser radical-mente diferente del que imperó en la Colonia, no contribuyó a
que se crearan condiciones jurídicas que indujeran cambios en
las conductas de los habitantes del nuevo Estado, a pesar de
que el poder público fue dividido en las funciones ejecutiva,legislativa y judicial y de que las nuevas instituciones fuerondiscutidas y aprobadas por los propios ciudadanos, a los que
se les reconoció la condición de iguales ante la ley y el dere-
cho a elegir autoridades y vigilar su ejercicio.
132
Las libertades, derechos y garantías consagrados en la prirmera constitución, ampliadas en las once cartas políticas quose expidieron en el siglo XIX, tuvieron poca significaciórlpráctica para la mayoritaria población indígena, que continuósometida a una explcitación y exclusión parecidas a las quosufrió en la colonia. como para los indios no rigieron las dis,posiciones legales, no pudieron hacer valer sus derechos, obte-ner la protección de las autoridades, y tampoco crearse condi-ciones que les permitieran salir de la,pobreza, escapar de ladominación a la que se hallaban sometidos y convertirse enciudadanos capaces de ejercer su libre albedrío. Más bienresultaron perjudicados si se compara el contenido de la legis-lación colonial con la republicana, ya que la primera fue másamplia y explícita en la protección de los derechos indígenas.Bajo el supuesto teórico, que no correspondía arareahdád, deque todos los ecuatorianos eran iguales, paulatinamente fue-ron desapareciendo las normas protectoras contenidas en lasLeyes de Indias. En cambio el grupo branco fortareció sudominio al sumar el poder político, del que careció en lacolonia, al poder económico que mantuvo, de los que se valiópara afianzar privilegios, imponer la desigualdad y multiplicarlos abusos. De esta manera continuó viva una estructura socialque obstacu.lizaba el progreso de las actividades económicasparticulares y la buena gestión pública del desarrollo nacional.
El hecho de que la autoridad se origine en la voluntad delos electores, se renueve periódicamente y se halle sometida ala ley, y de que los ciudadanos dispongan de instrumentos jurí_dicos para hacer valer sus derechos, no implicó que el estilo deautoridad de presidentes, dictadores, jefes rup.",rro., encarga_dos del poder, ministros, gobernadores e intendentes fulradiferente del que practicaron quienes gobernaron la Audienciade Quito en representación del Rey. Ni siquiera en los breves
133
períodos en que rigió una constitución y formalmente hubo unEstado de derecho. Razones por las que no fue posible que elsistema jurídico, y quienes 1o representaron, crearan condicio-nes para que se produjeran modificaciones en las actitudesconformadas en la Colonia, y transmitidas a la República, conrespecto al trabajo y a los emprendimientos y menos para que
se organizara una sociedad que ofreciera iguales oportunida-des para que cada individuo construya su futuro económico.
La primera Constitución del Ecuador contiene una sola
referencia a la población india. Los "padres fundadores" de lademocracia ecuatoriana, en lugar de reconocerle la igualdadjurídica pregonada por el nuevo sistema político, y establecergarantías para que pudiera darse, expresaron el menospreciopeyorativo que la sociedad blanca sentía por sus conciudada-nos indios, concepto que no se modificó durante el resto delsiglo XIX y se manifestó permanentemente en las relacioneseconómicas, sociales y políticas entre las dos etnias. En efec-to, el artículo 68 atribuye a los indios una intrínseca e insub-sanable inferioridad con relación a los otros grupos humanos
integrantes del nuevo estado republicano, al disponer que loscuras párrocos sean sus "tutores y padres naturales, excitandosu ministerio de caridad a favor de esta clase inocente, abyec-
ta y miserable". Si nada menos que en la Constitución se con-sagraba una disposición de esta naturaleza, no debió llamar laatención que caballos y mulas fueran llamados "bagajesmayores" y asnos e indios "bagajes menores", lo que, según
Hassaurek quería decir que los indígenas eran consideradosinferiores a las acémilas, "hallándose solamente al mismonivel de los burros". En realidad el indio fue visto como la"bestia de carga más importante y barata"t'e que existía en elmercado. De Avendaño relata la experiencia personal que
vivió cuando su hija fue transportada en guando por una cua-
que no se fatigara subiendo una cuesta de cinco leguas.tr;una improvisada camira cargadapor indios fue transporti
Quienes fundaron el Ecuador, escribieron constituciones,expidieron leyes y representaron al Estado, no eran hombres depensamiento y sentimientos democráticos, pues los blancos, encuyas manos estuvieron aquelras responsabilidades, no consi-deraban sus iguales a indios y mestizos, esto es a la mayorparte de sus habitantes. Al no existir la igualdad ante la ley, pre-gonada en las constituciones, ras noÍnas jurídicas no estuvie-ron en condiciones de ofrecer a hombres y mujeres de color lasmismas oportunidades que tenían los biancos, por lo que semantuvieron, sin alteración alguna, las'gidas jerarquías socia-les coloniales y las discriminaciones que les eian inierentes.
En la sociedad ecuatoriana del siglo XIX, según Orton,lospolíticos "hacían leyes para que otros las obedézcan', y úaioeste concepto 'otramaban revoluciones cuando un partidó ¡vatestaba en el poder".t83 Hassaurek añade que era generalizadalacreencia de que las normas jurídicas habían sidó hechas .,parapersonas de bajo estatus social _indios y cholos_, p"ro no i*upersonas de rango", las que, por ser tales, ,,tenían el derechode elaborar las leyes mas no de obedecerlas". Esta ausenciadel imperio de la Ley re llevó a concluir que los ecuatorianos
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drilla de indios, que armaron una improvisada hamaca
135
habían "establecido una forma republicana de gobierno sin serrepublicanos"otto y a Terry a señalar que se había fundado unarepública "sin que los requisitos básicos de dicha forma degobierno fueran acatados".18t
El peso de la estructura de poder fue tan grande que lasrnedidas que algunos gobiernos tomaron para mejorar las con-diciones de vida de los pobres, no produjeron los efectos espe-
rados . Cuando fue eliminada la esclavitud en 1 85 1 , los negros,para conseguir un ingreso que les permitiera vivir tuvieron que
convertirse en conciertos, pues el concertaje era el únicomedio a través del cual podían conseguir un tratajo estable,loque hizo que más bien empeorara su condición'económica conrelación a la que tuvieron cuando fueron esclavos, ya que a losdueños de las plantaciones les resultaba mucho más barato darun crédito al negro concierto que comprarlo.'86 La supresión de
las protecturías en 1854, del tributo en 1857, del trabajo obli-gatorio para la construcción de caminos en 1895 (subsidiariodel impuesto en efectivo), de la contribución territorial y de
los diezmos y primicias en 1898, si bien contribuyeron a ali-viar las cargas económicas a las que estaban sujetos los indios,no cambiaron el estado de subordinación, dependencia yexplotación al que estuvieron sometidos en las haciendas porparte de los gamonales blancos y sus intermediarios mestizos:mayordomos y administradoresr Los abogados de indios,nombrados para que en cada provincia velaran por el respeto
de sus derechos y comparecieran ante las autoridades paradefenderlos judicialmente, más bien se confabularon para per-judicarlos, pues eran los profesionales "más libertinos y des-preciables de la comunidad".'87
No sólo que las costumbres y comportamientos de las per-sonas impidieron que se cumplieran las leyes, sino que ade-
1.36
más terminaron pervirtiendo las normas juídicas alal servicio de intereses particulares. A 1o largo del sigloquienes tuvieron poder se valieron de su influencia y derelaciones personales para imponer sus intereses por sobrepúblicos. Para el común de las personas los perjuicios qsufriera el Estado no importaban, como tampoco que sepusiera el beneficio individual y se menoscabara el colecticomo lo ilustran viajeros extranjeros en sus crónicas.
El historiador Van Aken asegura que en el gobiernopresidente Flores, con el que se inauguró la República,deshonestidad en una escala monumental fue la más ite causa del déficit presupuestario". Añade que,el "delictivo de los recolectores de impuestos y de los funcirios de hacienda era horrendo",práctícas que a pesar deducirle al gobierno pérdidas por "enormes sumas de dinero'?no llamaban la atención porque estaban "arraigadas en laraleza humana" y eran honradas por la costumbre.t8s Onfflde Thoron afirma que el Ecuador está gobernado por hombres"incapaces, de ideas estrechas, que siempre sacrificaron lo$intereses generales de su nación a su interés personal".lseHolinski anota que las autoridades "absorbidas en las luchaspolíticas casi no se ocupaban de solucionar los desórdenessociales", ya que la justicia era "venal y comrpta" y la policía"una industria lucrativa" que llegaba a acuerdos con ladronesy asesinos "y se beneficiaba con grandes sumas".leoCrawfordcuenta que los ingeniosos contrabandistas, valiéndose de susconexiones políticas, burlaron constantemente las leyes deaduana en el puerto de Guayaquil, ocasionándole un perjuicioeconómico al Estado que a nadie llamaba la atención pues elcontrabando era visto como una práctica "respetable".telHassaurek señala que el pago que les correspondía percibir alos antiguos propietarios de esclavos, una vez que fueron libe-
r37
rados, sólo se canceló a "individuos que tenían el favor del
gobierno,,' mientras a los otros se les extendió certificados
qu", "o-o
solía suceder con la deuda doméstica, nunca fueron
redimidos.t"
C¡,pÍrur,o Tnncnno
Cnunros cULTURALES EN LA PRTMERA
MITAD DEL SIGLO XX
En 1901, cuando se iniciaba el siglo XX, el periodista deldiario New YorkTimes Andrew McKenzic, traído al país por elconstructor del ferrocarril Archer Harman, consideraba que elEcuador a pesar de ser el "más rico de los países pequeños"era uno de los "más atrasados del mundo," porque la riqu'ezao'permanecía dormida" por la indolencia de sus habitantes, tandesmedida que las ovejas "morían sin esquilarse". Tal era laprodigalidad de los recursos agrícolas del país que "ningúnhombre tenía necesidad de hacer esfuerzo mayor para atendersu sustento", ya que la "siembraperseguía a la cosecha a lolargo de los doce meses del calendario" y las "mieses se mul-tiplicaban tres veces al año". A pesar de ello el país no poseía"comercio ni agricultura científica, ni manufacturas", exceptolas "de antiguos tiempos cuando cada hombre tenía que pro-veer a sus propias necesidades como mejor podía". De 1o
único que carecía el Ecuador era de minas, pues, según elautor, fueron desalentadores los resultados que obtuvieron en
sus investigaciones los geólogos e ingenieros "de gran presti-
gio" que trajo Harman. Tan negativas fueron las aprecide McKenzie sobre el carácter nacional y tantas sussobre la posibilidad de que el ferrocarril pudiera modifique llegó al extremo de afirmar que el país*jamás serárrollado por los ecuatorianos".l
De su letargo económico y cultural de siglos que laIndependencia,laRepública y la democracia no lograron des-pertar, el Ecuador comenzó a salir en la primera mitad delsiglo XX, gracias al crecimiento económico, la RevoluciónLiberal, la modernización de las comunicaciones, la finaliza-ción del aislamiento geográfico, la Revolución Juliana, lasmigraciones internas y la llegada de inmigrantes y capitalesextranjeros
El moderado crecimiento de la economía en el siglo XIX,generado por el cacao, se aceleró y alcanzó su cenit en las dosprimeras décadas del siglo XX, al doblarse el valor anual pro-medio de las exportaciones ecuatorianas con relación a las delos años precedentes. peíodo de prosperidad no conocidoantes por el país, que según la investigadora crawford permi-tió que los empresarios involucrados en el negocio cacaoterotrajeran al país "más oro que ningún otro grupo en la historiadel EcuadoÍ"., En los años siguientes a 1920 la economíacolapsó abruptamente, al reducirse la producción de cacao auna tercera parte como consecuencia de la caída del volumeny del valor de sus ventas, que habían llegado a representar un70vo de las exportaciones. Esta debacle se debió a la plaga delamonilia (1916), pérdidas de calidad, restricciones cómercia-les interpuestas por Inglaterra y Francia (lgl7),el ingreso almercado de la producción africana (costa de oro), brasileña yvenezolana y a la devastadora plaga de la escoba de bruja(1922).A lo que siguieron otros males, como la reducción del
1,4t
tráfico comercial provocado por la I Guerra Mundial, la caída
de la demanda por la deflación internacional de los años trein-
ta y Ia aguda inestabilidad política en la que se sumió el país
entre 1924 y 1948, años en que los gobiernos duraron en pro-
medio un año.
Por estos motivos, al iniciarse la tercera década del siglo
XX la economía entró en una profunda recesión que se prolon-
gó por más de veinte años, durante los cuales se redujo a 1o
que fue a fines del siglo anterior. Gracias a las nuevas expor-
taciones (caucho, madera de balsa, petróleo, oro y cascarilla),
generadas por la inversión extranjera e incentivadas por la IIGuerra Mundial, la economía se recuperó lentamente a partir
de 1942'. A pesar de la mejora que experimentó el sector
externo, en cuanto a las exportaciones por habitante (13 dóla-
res), entre 1945 y 1949 el Ecuador se ubicó detrás de
Guatemala, Bolivia y Paraguay,a países a los que hoy supera.
La Revolución Liberal realizó importantes reformas lega-
les entre 1895 y 1908, especialmente en la Constitución de
1906 y en los gobiernos de los generales Eloy Alfaro yLeonidas PLaza. Ellas recortaron el poder económico de la
Iglesia católica, mennaron su influencia política y debilitaron
el control que ejercía en todos los campos del saber, gracias a
lo cual las mentes de los ecuatorianefs pudieron abrirse a las
ideas filosóficas y científicas modernas. Para los positivistas
liberales, la ciencia y larazón, y no la teología, debían orien-
tar el conocimiento y dictar la conducta de las personas. Las
leyes que expidieron separaron la Iglesia del Estado' a cuya
autoridad la subordinaron, consagraron el laicismo en la edu-
cación, reservaron para las instituciones públicas el registro
civil de las personas, reconocieron la libertad de conciencia y
de cultos, determinaron que las creencias religiosas no condi-
140
t42
cionaban el ejercicio de derechos políticos y civiles, prohibierron que los ecresiásticos accedieran a funciones púbiicas, eli,minaron sus fueros y privilegios y confiscaron las haciendasde las comunidades religiosas.
También buscaron corregir las injusticias sociales. unanoÍna constitucional ordenó a los poderes públicos ,,protegeralarazaindígena,,, con cuyo propósito se dictaron disposicio-nes prohibiendo que a los indios se res exigiera contribucionesy trabajos extraordinarios, que participarJn como priostes encelebraciones y pases del niño y que se les cobrara emolumen-tos por la administración de sacramentos. En t91g derogaronla prisión por deudas, base del concertaje, de la que ," álíunlos hacendados para que jueces y policías interpusierun ,uautoridad a fin de que el sistema de dominación y expro tacionestablecido por los hacendados no fuera vulnerado.
Guayaquil, euito y otras ciudades de la Sierra y de lacosta consiguen enlazarse mediante sistemas modernos detransporte. Al comenzar el siglo se generalizó el uso de vapo_res para remontar el río Guayas y sus afluentes,lo que permi_tió reducir el tiempo de viaje hasta Babahoyo y faciirtar eltransporte de cacao. Se unió el camino que iba de euito aRiobamba con el ferrocarril que partía de Durán, poblaciónseparada del puerto por el río Guayas. La terminuóiór, d" lulínea fénea impulsada por Eloy Alfaro y ejecutada por elempresario estadounidense Archer Harman, permitió que el17 de junio de 190g arribara el primer tren a euito. Uncomentario del diario Er comercio comentael trascendentalacontecimiento en los siguientes términos. ,.Apareció
depronto, engalanado con festones, palmas y banderas, un trende pasajeros, en el que se distinguía el hermoso
"*o "^p."_so del señor Archer Harman. Imposible poder describir la ola
t43
de emoción, el estremecimiento de júbilo que invadió a todos,a la vista del divino monstruo. Aquello fue solemne y delicio-samente conmovedor".
En 1918 Guayaquil y Quito se comunican con Cuenca, unaparte por ferrocarril y otra por carretera. Los servicios telegrá-ficos y telefónicos que se instalaron en estas ciudades, en lasubicadas en la ruta del tren y en algunas otras, a pesar de sus
deficiencias, permitieron que los ecuatorianos por primeravezpudieran comunicarse a grandes distancias. Bemelmans relataque "solamente un especialista podía manejar" el único teléfo-no existente en la población de Baños, tarea que exigía alatelefonista dar "vueltas a la manivela por un largo rato" y rea-lizar "mll contorsiones, gestos y gritos que le dejaban exhaus-ta, hasta que finalmente lograba transmitir un mensaje".t Mástarde concluyó el tendido de líneas férreas hasta Cuenca en elsur, Ibarra en el norte y la Libertad que por entonces era elpuerto marítimo del Ecuador. Progresos viales que se comple-mentaron con la iniciación del transporte aéreo semanal entre
Quito y Guayaqull en 1929, que luego se transformó en diarioy llevó a la construcción de "campos de aviación" en las prin-cipales ciudades del país, precarias pistas de atenizaje con unacasita a sus costados que hacía las veces de terminal aéreo. Aellos se sumó la instalación en Riobamba y Quito, en los años
treinta, de las dos primeras radioemisoras con programas dia-rios de alcance nacional.u
Las líneas férreas, los caminos, los puentes, los aviones,las comunicaciones telefónicas y telegráficas y la radio trans-formaron la economía en términos nunca antes conocidos, ycon ello ciertos comportamientos de la gente. Los nuevosmedios de transporte alentaron la instalación de industrias, elinicio de actividades mineras y petroleras, el incremento de la
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producción agrícora y la multiplicación del comercio. euedóatrás el transporte, entre provincias y regiones, de bienes ypersonas a lomo de caballo, mula, burro y de indio, que habíafuncionado, sin ningún cambio, por cerca de cuatrocientosaños. A través de estos medios llegaron a transportarse desar-mados los pocos vehículos que hubo en euito y Cuenca, comotambién toneles de gasolina para que pudieran funcionar.cuatro siglos debieron pasar para que finalmente el tren y losautomotores permitieran que se incorporara a las actividadeseconómicas la milenaria tecnología de la rueda, de la que nohabía podido valerse el país en la colonia y en la Repúblicadecimonónica, por la ausencia absoluta de rutas carrozables.Sin embargo,los automotores sólo pudieron utilizarse fuera delas ciudades y servir a las zonas rurales a partir de los añosveinte' conforme se construyeron caminos que si bien eranpolvorientos en el verano,lodosos en el invierno y en ocasio-nes intransitables, permitieron el tránsito de automóviles,camiones y buses. La Amazonía continuó aislada, lo mismoque las provincias de Esmeraldas, Manabí, El Oro y Loja, oservidas por precarias comunicaciones. un informe del cónsulestadounidense decía que en Esmeraldas no había automoto-res prestando servicios de transporte y que "a esta parte delpaís no había llegado todavía la edad de las carreteras. Losmedios actuales de locomoción eran caminar, los caballos olas canoas".t
un cambio de enorme significación económica se produjofuera de las fronteras del Ecuador al inaugurarse el canal dePanamá en l9l4,nueva vía de transporte marítimo que le per_mitió al Ecuador acceder directamente al océano a,ltantico y,con ello, romper el inveterado aislamiento internacional en elque había vivido durante 379 años. sin embargo,los viajeroscontinuaron tomando enLa Libertad los barcos qu" ,"*í*
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rutas internacionales y los que llegaban a Guayaquil anclaban
en la mitad del río Guayas, al que accedían con la ayuda de un"práctico" al que recogían en la isla de Puná, pues el puertocarecía de un muelle en condiciones de recibirlos. Gracias alCanal se facilitó el intercambio comercial del país con Europay con la próspera costa este de los Estados Unidos, y la llega-da de mayores contingentes de inmigrantes, así como de capi-tales extranjeros, elementos portadores de progreso de los que
el Ecuador había carecido. A 1o que en los años treinta se sumó
el transporte aéreo internacional con Estados Unidos y países
de América Latina. Como desde Panamá partía a los mercados
europeo y estadounidense la emblemática artesanía de la pajatoquilla, los sombreros ecuatorianos fueron conocidos con elnombre de Panamd hat.
En 1925, militares jóvenes derrocaron al gobierno y pro-clamaron la Revolución Juliana, con la que pusieron fin a
treinta años de dominación liberal sustentada en el fraudeelectoral; además se propusieron enfrentar la crisis económi-ca originada en la caída de las exportaciones de cacao y cor-tar los abusos y privilegios de la bancocracia, a cuyos intere-ses el Estado habia sido sometido. Los gobiernos que siguie-ron al golpe militar, especialmente entre los años 1925 y l93ly 1935 y 1938, realizaron una profunda reforma política que
otorgó al Estado importantes responsabilidades en el desarro-llo nacional. Con tal propósito fue fortalecido y ampliado elsector público mediante la creación de organismos para elcontrol de las actividades particulares, el mejoramiento de lossistemas de recaudaciones y la protección de los derechos de
trabajadores y empleados. A esta época correspondió la fun-dación del Banco Central, de la Superintendencia de Bancos,del Seguro Social, de la banca pública y de las direcciones deaduanas, tributos y presupuesto, así como la expedición de
146
numerosas leyes entre las que se desfacan las de BaMoneda, Impuestos, Hacienda, Seguridad Social y TrabajLos cambios económicos y políticos crearon condipara que se fundaran las primeras organizaciones sindicade trabajadores.
iLas nuevas vías de comunicación,las oportunidades ofre.
cidas por la agricultura de exportación,cíertaliberalización dela mano de obra indígena por la eliminación de la prisión pordeudas y el constante progreso comercial de Guayaquil provo-caron masivas emigraciones de la Sierra a la Costa que lleva-ron a que se redujera el tradicional peso demográfico de la pri-mera y se acrecentara el de la segunda, que en 1950 llegó arepresentar el4I7o de lapoblación del Ecuador, de acuerdo alcenso de aquel año. Guayaquil superó a Quito en número dehabitantes y se convirtió en la primera ciudad del país al sumara su peso económico el poblacional, con lo que pasó a ser unelemento gravitante en las decisiones políticas así como en lascontiendas electorales. La ausencia de caminos que trasmon-taran los Andes orientales, que recién comenzaron a construir-se en los años cuarenta, impidió que se poblara la Amazonía,conocida con el nombre de Oriente, donde la vida natural dedispersas etnias indígenas fue ocasionalmente perturbada porla presencia de atrevidos misioneros y unos pocos destaca-mentos militares.
El país finalmente recibió inmigrantes provenientes deLíbano, Italia, España, Alemania, Siria y China, a los que sesumó más tarde un importante contingente de judíos que lle-garon al Ecuador huyendo de la persecución nazi cuando sedesataba la II Guerra Mundial. Si bien las inmigraciones fue-ron menos numerosas que las que llegaron a otros países deAmérica Latina, el país se benefició de sus emprendimientos
147
inclustriales y comerciales- También arribaron las primeras
inversiones de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania para la
cgnstrucción de redes ferroviarias, la instalación de plantas
cléctricas, el tendido de líneas telefónicas y telegráficas, la
oxplotación de minas de oro y yacimientos petroleros' la cons-
trucción de caminos, la prestación del servicio de tranvías
urbanos,lafundacióndeindustriasyeldesarrollodeltrans-porte aéreo interno y externo. Sobre esta presencia extranjera
fn los años treintu on gouyaquileño se expresaba en los
siguientes términos: "LoS norteamericanos dieron desarrollo a
esie país. Nuesffo automóvil era norteamericano' Los yanquis
establecieron la primerafábrica de gas aquí; las locomotoras
de nuestro ferrocarril son norteamericanas; los tranvías; el pri-
merbotequesurcóelríoyahoralaplantaeléctrica,todonor-teamericano".s La Guayaquil and Quito Railway Company
construyó el ferrocarril, la South American Development
Company explotó el oro de Portovelo, la Ancon Oilfields
extrajo petróléo en la península de Santa Elena' la Dutch Shell
Co. úuscó petróleo "n
lu A-uzonía,la Cotopaxi Exploration
Co.obtuvooroenMacuchi,lasubsidiariadelaalemanaLufthansa (sedta) y la estadounidense Panagra iniciaron el
transporte aéreo. Sin embargo, la inversión extranjera no fue
relevante ya que, por ejemplo, de los 900 millones de dólares
queAlemaniainvirtiOenAméricaLatinaenlgl4'Ecuadorsólo recibió 4 millones.e ^:j
A pesar de los cambios anotados, en la primera mitad del
siglo kX el Ecuador continuó siendo una sociedad rural y
a{rícolaen la que la pobreza era generalizada y aun familias
aóomodadas vivían con cierta modestia en la habitación, el
vestido y la alimentación. En 1950 el7lvo de la población era
"u-p"rinu y la agricultura mantenía su condición de primera
activida¿ eóonómica por representar el 397o del PIB y emple-
148
ar el 53vo de la población activa . La agricultura serrana per-maneció sumida en el atraso como lo pinta gráficamenté unviajero extranjero a principios del siglo. "Todavíase hace usodel arado de madera y de la hoz manuar",los granos ,,se tri-llan bajo los cascos de los animales,,, la gente los ..eleva alviento para limpiarlos, valiéndose de rústicas horquillas,como en los tiempos del rey David" y las mujer", ..hilun ytejen sus telas como en los días de Salomón".'o Salvo algunaexcepción, estas prácticas continuaron presentes en el mundoagrícola hasta mediados de siglo y en algunas zonas por mástiempo, y en las primeras décadas del siglo los campesinospobres practicaban el trueque por no disponer de monedaspara pagar sus compras.
Pnocnnso DE LA CosmyATRASo DE LA Smnna
Albert Franklin, un viajero que en varias ocasiones visitóel país en los años treinta y cuarenta, afirmó "que el Ecuadorpermaneció estacionario" y que su pueblo "no adelantó unpaso" de la situación en la que estaba durante los tiemposcoloniales, cuando fue visitado por Jorge Juan y Antonio deUlloa, el enciclopedista La Condamine y el geógrafoAlexander von Humbold y más tarde, después de estáblecersela República, al recibir a Hassaurek, Whymper y Enok."
En algunos sentidos así era, especialmente en la Sierra y enel interior costeño, pero no en Guayaquil, ciudad qu"
"n lu,
dos primeras décadas del siglo XX progreso a un ritmo mayorque en el siglo anterior, gracias al auge del cacao, la aperturadel canal de Panamá, sus favorables condicion"r g"ogiáficas,su mayor homogeneidad social, el carácter laborioso de sushabitantes, entre otros factores.
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Al comenzar el siglo Meyer encuentra en Guayaquil razo-nables servicios sanitarios y observa que "la ancha calle que
corre a lo largo de la orilla del río" (el Malecón) es "digna de
una gran ciudad latinoamericana", pero hacia el interioradvierte que "desaparece Ia magnificencia", comienza elabandono y aparece la basura.t2 Veinte años más tarde una via-jera calificaba a Guayaquil como "una ciudad limpia y moder-na" con "calles anchas y ventiladas", edificios de "gusto ysobriedad", un "aire de desahogo y actividad" y hoteles "ates-tados de gente"." Al comienzo de los años veinte un médicoestadounidense, R. S. Perry, encuentra que la ciudad cuentacon edificios nuevos, teléfonos urbanos, algunas fábricas,varios bancos, cable para comunicarse con el mundo, luz eléc-trica, vehículos a motor, cinematógrafo y numerosos almace-nes en los que se vende "toda clase de géneros y productosfinos". En los años siguientes los camrajes tirados por caba-
llos y mulas fueron sustituidos por automóviles, camiones ytranvías, se pavimentaron las calles, fue instalado el serviciode canalización sanitaria y, gracias al científico japonés
Hideyo Noguchi y la cooperación de Ia FundaciónRockeffeller, eliminada la fiebre amarilla que había azotado a
los guayaquileños inveteradamente. Además, se desarrolla un"espíritu de asociación" que lleva a "formar cuerpos colegia-dos para ligar sus intereses o concurrir con su labor desintere-sada a los intereses públicos".'a ";
Distinto fue el caso de la Sierra, en la que por su estanca-
miento económico y por mantenerse la organización socialque la hacienda articuló en el siglo XIX, la vida cotidiana de
la gente continuó transcurriendo como antaño. Por este moti-vo, la apertura ideológica, una mayor presencia del Estado,cierta integración territorial,las migraciones y las nuevas acti-vidades empresariales no modificaron, en su esencia y en
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forma general,los comportamientos económicos de los sefrn.nos. Algo parecido sucedió con los habitantes der interior cosrteño, donde los cambios fueron menores debido ¿ l¿5 farrerÍt$que interpuso el aislamiento geográfico. De lo que cabe con.cluir que en el campo de los valores culturalés la primeramitad del siglo XX, excepto en Guayaquil, fue una prolongu-ción del siglo XIX, pues creencias y costumbres gest;das en lacolonia y mantenidas en la temprana Repúblici g'n¿inuaroocondicionando la vida de las personas y limitando las posibi-lidades de progreso del Ecuador.
varias singularidades de la ciudad de Guayaquil explicanque los cambios culturales hayan tenido unu *yó. i¡¡fluenciaen los habitantes del puerto. La ciudad mantuvo su corrdiciónde único puerto que, según Franklin, si bien planteó al paísriesgos militares y dificultades económicas, permitió quesiguiera beneficirándose der negocio importador y exportadory recibiera un mayor contingente de inmigrantes extranje.os,atraídos por las oportunidades ofrecidas por su próspera eco_nomía. Por este motivo,las "ideas e informacionls ¿et extran-jero se introducían en el puerto con más facilidad que en laSierra".ts Las primeras inversiones extranjeras en plantas eréc-tricas, transporte urbano e instalaciones industriul", ," hicie-ron en Guayaquil o en su entorno, como fue el caso de laextracción de petróleo en la península de Santa Elena y de lasección del ferrocarril que comenzó a construirse en loS añossetenta del siglo xIX. El notable crecimiento sssnómicogenerado por el cacao promovió una diversificación de lasactividades económicas y ofreció oportunidades para que rosque buscaban trabajo lo encontraran y los que t"níun ,iicia¡-vas emprendieran negocios. una ciudad que crecía explosiva-mente y se transformaba diariamente al doblar sus ha^bitantesentre 1892 y 1919,'u menos jerarquizada por no haber tenido
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en la Colonia familias nobles y habitada por una mayoritariapoblación forastera compuesta por gente de diversa posiciónsocial, pertenencia étnica y origen geográfico, propició rela-ciones sociales más abiertas que en la Sierra. El común deseo
de hacer fortuna, que movía a los recién llegados, favoreciólos emprendimientos, alentó la competencia e insufló dinamis-mo a las actividades económicas. La demanda de mano deobra generada por el vertiginoso crecimiento de la produccióncacaotera, y la escasez de trabqadores, permitió que mejora-ran las condiciones laborales y se elevaran las remuneracionesde campesinos y asalariados urbanos. Los sentimientos deindependencia, libertad y dignidad que animaban eI carácterde los montubios hicieron que el campesinado costeño fueramás proclive a los cambios culturales.'?La limitada presenciade la Iglesia en Guayaquil, expresada en un número pequeño
de conventos y clérigos, y el explosivo crecimiento urbano,hicieron que "cundiera la indiferencia religiosa"r8 y que lainfluencia catóIica fuera menor en la formación de la mentali-dad económica de los porteños. Según Clark, el clero erareclutado principalmente en la Sierra, y de las 458 iglesias que
a fines del siglo XIX había en el Ecuador, en la Costa estabanlocalizadas sólo 53, y de los 47 conventos únicamente 6 estu-vieron en ella.te
Estas peculiaridades de Guayaquil no se repitieron en otrasciudades del litoral, por lo que su progreso fue inferior.Permanecieron relativamente aisladas por la inexistencia oprecariedad de las vías de comunicación, en su mayor parteutilizables únicamente en el verano, especialmente en el caso
de las provincias de El Oro, Manabí y Esmeraldas, ya que lasde Los Ríos al menos pudieron comunicarse fluvialmente a
través del Babahoyo y sus afluentes y las del interior de la delGuayas por el río Daule. El ferrocarril fue concebido para
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integrar Guayaquil con Quito y no para relacionar las cide la Costa, región en la que la única estación destacada fuede Milagro. Las situadas a orillas del mar, que eran pocasque eI temor a los saqueos de piratas en la Colonia había litado su fundación, debido a que carecían de serviciosrios solo estaban en condiciones de recibir pequeñasciones para el transporte de cabotaje. El relativo aislaen el que se encontraba el interior costeño, su difícil en
tropical y selvático y las limitadas inmigraciones internasexternas que llegaron a sus tierras, limitaron la posibilidadque los cambios antes anotados modificaran los comporta.mientos de sus habitantes en términos similares a los ocurri+dos en Guayaquil. Una excepción fueron las pequeñas ciuda'des que se formaron alrededor de la producción de oro(Zaruma, Portovelo y Piñas, la primera encantadora) y depetróleo (Santa Elena y La Libertad).
En la Sierra los cambios culturales fueron menores por lasdiferentes características socioeconómicas de la región, elcarácter idiosincrásico de su gente y los limitados efectos queprodujeron los nuevos medios de comunicación,los caminoscarrozables y el ferrocarril, facilitaron las relaciones de losindividuos, los intercambios de bienes y la circulación de
ideas; en cambio, el atraso general de la región, la economíade subsistencia de la población rural y el precio relativamentealto de los fletes del tren (el doble que en los Estados Unidos),limitaron los efectos económicos benéficos por no haberseconseguido "ligar la nación en un gran sistema recíproco de
comercio interno," según 1o advierte Clark. Y si bien se incre-mentaron las ventas de artículos producidos en la Sierra y ven-didos en su estado natural en la Costa, no sucedió lo mismocon los que eran transformados industrialmente, como lasharinas, incumpliéndose las enoÍnes expectativas despertadas
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Én los agricultores serranos. En el orden cultural, sólo Alausí
puclo recibir la influencia positiva de Guayaquil, pueblo en el
quo los porteños estimularon "no solamente proyectos de
orgullo cívico sino también nuevas formas de vida social",
dcbido a que centenares de familias pasaban las vacaciones de
invierno en aquella población de montaña.2o
A pesar de que la libertad de conciencia permitió que las
icleas circularan libremente y el poder de la Iglesia católica se
rcduiera por la instauración de la educación y del Estado lai-
cos y la expropiación de los latifundios eclesiásticos, ella
rnantuvo una apreciable influencia por Ia genetalizada religio-
sidad de los serranos. La economía siguió siendo fundamen-
talmente agrícoIa,la población mayoritariamente rural y lahacienda mantuvo, casi sin modificaciones, su poder ordena-
dor de las relaciones económicas y sociales. El ferrocarril
demoró en llegar a Cuenca e Ibarra,las provincias de Carchi y
Loja, especialmente la segunda, continuaron relativamente
aisladas;1o mismo que las zonas interiores de todas las provin-
cias andinas. Los sentimientos de pasividad y resignación de
los indígenas, que compartían mestizos y blancos en el campo
y en los pueblos rurales, continuaron determinando la conduc-
ta de un apreciable porcentaje de la población. Las reducidas
posibilidades económicas que ofrecía la Sierra no favorecie-
ron la llegada de inmigrantes extrarijeros y los pocos que arri-
baron en su mayor parte se domiciliaron en Quito, como suce-
dió con los judíos, lo que limitó la influencia positiva que
habrían podido tener en las provincias personas portadoras de
ideas innovadoras, empeñadas en hacer negocios y deseosas
de hacer fortuna. Franklin dice que Loja había recibido tan
pocos visitantes extranjeros que sus habitantes podían recor-
dar los nombres de todos ellos desde la Independencia."
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no advirtió que se realizara*acarreo de ninguna clase,,.22viajero alemán consideró que el hotel en el que se hospedóGuayaquil, a pesar de su modestia, era ,,un^paraíso,,
iespde haber vivido en "el horrible euito".r, Un viajero fransintió parecido alivio al llegar a Guayaquil y se sorprante "el fenómeno raro" de encontrar en Babahoyo uná.,limpia con sábanas blancas', en el hotel de un éspañol.roatrasada siguió siendo la capital del Ecuador en üs prin
A fines de los años veinte Michaux no encontró en euademás del eucalipto, otros rírboles; no vio ..carretones
mano", no escuchó ',el traqueteo de las ruedas de madera,,
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Predominaban las casas de dos pisos con balcones y patios,lasrctividades económicas se concentraban en el centro "dondevivían los ricos" con un nivel económico que "contrastaba enor-memente" con el de los pobres, no existía clase media,la pobla-ción se transportaba en tranvía o en precarios autobuses, elnúmero de automóviles "era muy limitado",los oscuros alma-cenes no tenían vitrinas y se iluminaban con un "foco sin pan-
talla", excepto "unas fábricas textiles casi no existía una indus-tria digna de mencionat'' y "hábiles artesanos de toda índoleeran capaces de reparar las cosas más viejas y gastadas".2ó
Los caminos diferentes seguidos por la Costa y la Sierra yel distinto carácter de sus habitantes son constatados porsociólogos ecuatorianos, investigadores y viajeros. Belisario
Quevedo anota que hay dos tipos de pueblo ecuatoriano, elserrano y el costeño, cuya diferencia de catácter "en el campode la lucha por la vida es evidente". El primero es "concentra-do, desconfiado, indolente, poco comunicativo y amigo más
bien de las líneas curvas que las rectas"; vive en el "paraíso de
la ociosidad", por lo que sus tareas puede cumplirlas "a ctJal-
quier hora", no hacerlas nunca o "poco a poco y mal en algúnmomento". El segundo es activo,libre, enérgico, franco, con-fiado en sí mismo, perseverante, previsor y práctico; 'ogenero-
so y expansivo como individuo, reconcentrado y hasta egoís-ta como colectividad".2T Alfredo Espinosa dice que el serrano"labra fatigosamente un suelo poco fértil", recoge un produc-to "poco valioso" y difícil de transportar y se limita a satisfa-cer el consumo local. En cambio los costeños, si bien laboranuna tierra en la que, por hacer lanatutaleza "la mayor parte deltrabajo", no necesitan hacer grandes esfuerzos, son más auda-ces que los de la Sierra, aunque más inconstantes e imprevisi-vos." Según un ecuatoriano, que al principiar la última déca-da del siglo XIX promovía en Europa la construcción de un
décadas del siglo XX, que fue vista por las cancilLríasotros países como "una especie de colonia penal', a la queenviados los diplomáticos que habían cometido faltas o irrido en indiscreciones.2t
Hacia mediados de siglo euito y la sierra registraronalgunos progresos. La capital y casi todas las ciuJades docierta importancia tenían calles pavimentadas o empedradas ycontaban con servicios básicos, todavía precarios, áe alcanta-rillado, agua potable, luz eIéctrica y teléfonos urbanos de"manivela", pudiendo comunicarse ántre ellas a través dertelégrafo y del teléfono. pero euito no disponía de comunica-ciones telefónicas internacionales y las telegráficas demora-ban tres días, pues debían hacerse a través de la compañíapetrolera estadounidense que operaba en la penínsuü desanta Elena. Por este motivo, el canciller qu"
"n 1942 firmó
en Río de Janeiro el protocolo que fijó la fróntera con el pení,no pudo antes consultar con el presidente de la República susdisposiciones.
Un inmigrante judío que arribó a euito en 1939 relata quesu perímetro urbano apenas rebasaba el de la ciudad colonial.
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ferrocarril en Ecuador, la gente de la Costa (ha dede Guayaquil) era "laboriosa, adelantada, próspera, llenavida", apta por sí sola "a dat cima a cualquier emprssa", Ide "confianzay fe en el mañana" y en "posesión de casilos adelantos del siglo". La gente de la Sierra, en cambio,improductiva, quejumbrosa, desanimada, aletargada y sinmulos para el trabajo, por lo que vivía en la miseria.2e
La riqueza de Guayaquil promovió la generación decírculo cultural virtuoso en las creencias y comportamide quienes llegaron al puerto. A principios de siglo un viajfrancés encontró que "los habitantes de la región calientemucho más trabajadores que los de la región templada".30 Yautor protestante escribió que "el seffano *y hay maquí- asume una nueva actitud y pierde su fanatismo, dejatener miedo al cura, y está dispuesto a ser instruido en el cami'no de la vida. De esta manera muchos, después de vivir enGuayaquil, regresan a sus lugares de origen en la Sierra con unconocimiento de la verdad qae quizá no hubieran adquirido siel misionero hubiera ido a sus propias poblaciones".3l
Dnsrcu¡,r-nAD EN LAs opoRTUNTDADES
Las rígidas jerarquías sociales, establecidas en la Coloniay mantenidas en la temprana República, continuaron presen-tes, sobre todo en la Sierra, a pesar de los importantes cambioseconómicos, sociales y políticos producidos en la primeramitad del siglo XX. De lo que constituye una manifestación elhecho de que los indígenas continuaran expresándose en lalengua quichua y hablaran con dificultad el castellano, idiomaque ignoraban las mujeres, casi todas analfabetas. Tan se man-tuvo la opresión de los blancos que hubo haciendas en las quecontinuó usándose látigo, cepo y castigos corporales.
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Espinosa sostiene que las clases sociales, como habíasucedido en los siglos precedentes, se hallaban determinadaspor la ascendencia familiar y el color de la piel, por lo que
seguía siendo indigno que una persona de raza blanca "seocupara de bajos menesteres". La "superioridad del blancocra tan reconocida, que los peones del campo solían designarcon el nombre de 'el blanco'a su amo o patrón, aun cuandono perteneciera a,esta razay fuera a veces tan mestizo o mula-to como ellos".t'
El viajero alemán Meyer, a principios del siglo describe a
los indios como personas melancólicas, desconfiadas, sumi-sas, irresolutas, que viven rodeados de suciedad y no realizantrabajos duros sin co'erción y alcohol, cuyo uso les lleva a lainconsciencia.33 Michaux encontró a la familia indígena haci-nada en su centenaria choza de una habitación, construida conbarro apisonado, cubierta de paja y sin chimenea que permi-tiera extraer el humo del fogón en el que cocinaba sus alimen-tos.3a A Franklin le llamó la atención la costumbre de losindios, conocidos con el nombre de anejos o indios propios,de besar las manos de quienes les hacían un favor o les daban
una dádiva, y sus serviles respuestas de si patrón, arí patrón,gracias amito. Como también que no comprendieran "el con-cepto de igualdad ante la ley" y fueran explotados por "miem-bros de su propia taza, aun de slr propia comunidad", Quehabían aprendido a leer y escribir y obtenido ascendencia en
el sistema de poder creado por la hacienda. Relata que "ningu-na sonrisa, ningún gesto, ninguna palabta", con las que buscóacercarse a los indígenas, le permitió establecer una relaciónde "igualdad humana", pues siempre se encontraba con actitu-des serviles que le hicieron retroceder por el camino de la his-toria hasta la Edad Media. Observa que en las zonas de laSierra, con predominio indígena, "una mirada a la actitud de
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cada individuo" bastabapura"precisar el sitio que ocupabael sistema de clases, rígido y cristalizado',, qué en el casolos indios era posible advertir con la simple observación deporte, modo de hablar e "ínfima condición,' social.3r Encapital del país, no digamos en otras ciudades de la Sisucedía lo propio. Los indios, según una inmigrante j"saludaban con sumisión, bajaban de la acera para dejar Ial 'míster'o a la'gringuita', a quienes consideraban miemdelaraza o clase a la que habían tenido que expresardesde hacía siglos".36
Por su parte los blancos, igual que en la Colonia,nuaron viendo a los indígenas como seres inferiores y desciables. El investigador Ray Bromley observa que los blar"adoptan una actitud paternalista" para dirigirse a indios,los que realizan estafas y engaños en ros mercados y tratan t"tú" y de "vos", esperando en cambio ser tratados con el ..res{
petuoso usted"; añade que es visto como natural que los blan<cos realicen agresiones físicas y verbales a los indios, peronunca que suceda lo contrario.3' cuando queiían denigrar aalguien con el peor de los insultos, incluso a una perso-na dosu misma raza,la llamaban indio tal por cual, como tambiénmitayo, rocoto y verdugo, adjetivos injuriosos consideradosinherentes a los indígenas. El indio que reivindicaba su digni-dad y exigía que se le trataracomo a ros otros ecuatorianos selo consideraba indio alzado, y cuando argún blanco no respe-taba las reglas sociales escuchaba las sentencias infamantes:indio comido, indio ido o el indio si no la hace a la entradala hace a la salida.'8 similar eralaconducta de los mestizos,como también la de los mismos indígenas que habían conse-guido mejorar su condición económica y erevarse socialmen-te,los cuales insultaban a miembros de su propia raza dicién-doles indios.
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Bemelmans anota que todos los policías de Quito eran
nrcstizos y que los policías de Guayaquil "nunca habían affes-t¿rdo a un hombre blanco", clase de personas a las que tratabangomo si fueran lores.'n Lo mismo sucedía en las fuerzas arma-
tl¿rs, donde los grados de soldados, cabos y sargentos estaban
roservados para indios, mestizos, negros y mulatos,ao comol¿rmbién la obligación de ir a pelear en la frontera con el Perú,ya que todo aquel que "tenía dinero y buenas relaciones, sabía
c(lmo escapar del servicio militar obligatorio".al Franklinscñala que lá "gente decente" de Quito usaba zapatos (ningúnindio los calzaba) y corbata, se burlaba y hablaba "con un airerle superioridad", de lo anticuado y simple que es el Quito del
¡lueblo, del que se distinguía diciendo que la "gente decenterto hace eso" o afirmando su señorío con la jactanciosa frase"después de todo, somos gente decente". Añade que mientrassurcaba un río de la Costa el conductor de la lancha lo identi-f icó como extranjero por el solo hecho de que "no le hablabacomo a sirviente" y al contrario, era "cortés y tranquilo, norlemostraba disgusto por la comida, no daba la impresión de
creerse superior a lo que le rodeaba ni a sus compañeros de
viaje y había atendido sus necesidades sin quejarse de la faltacle comodidades".o' Hacia mediados del siglo una visitante
.iudía afirma que el rango social definía el comportamiento de
las personas, pues a nadie llamaba la atención "veÍ a mujeresindígenas trabajando duramente",pero en cambio "era motivocle irritación" que las inmigrantes europeas "se desempeñarancomo cocineras, vendieran sus dulces de casa en casa, salierana la calle solas, hicieran sus compras en el mercado y cargaranpesados canastos".a3
Estas observaciones de viajeros extranjeros son confirma-das por el sociólogo ecuatoriano Belisario Quevedo: "Ennuestras masas no late el sentimiento de igualdad humana, no
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les choca la desigualdad y están contentas con su suerte",lo que no aspiran a "disfrutar las comodidades que gozanclases ricas", ya que muchas veces escuchó decir a lahumilde "esto es bueno para el uso de los señores", loimplicaba que no lo era para ellas.*
La permanencia de tan rígidas jerarquías sociales hizoun pequeño grupo de ecuatorianos conservara sus antiprivilegios y añadieran nuevos, mientras que las macontinuaban sujetas a toda clase de obligaciones, difereción social que a pocos llamaba la atención porque unosotros siguieron viéndola como una cosa natural. Por estevo, a pesar de los cambios producidos a principios del XX,pudo confoñnarse una sociedad integrada por ciudadanoscompartieran similares derechos y obligaciones y disfde iguales oportunidades. Quienes ocupaban posiciones iriores en la escala social por el color de la piel, apellido odición económica, no tuvieron, en ningún sentido,la odad de educarse, obtener un buen trabajo y progresar, endiciones equivalentes a las de los privilegiados que oculos niveles superiores. Lafuena de las jerarquías socialestan grande, que ni siquiera las leyes que se expidieron conpropósito de corregir las desigualdades, en cuanto al accesobienes, servicios y derechos produjeron el efecto deseado.sobre ellas se impuso la vieja estructurasegregacionista que con su poder terminó dejándolas sin eto o acomodándolas a su conveniencia.
Una sociedad en la que el nacimiento determinabaladición social y económica de las personas y durante elcurso de sus vidas cerraba las puertas a unas y las abría aprivó a sus integrantes, incluso a los que ocupaban lugares
eiones empresariales o a desempeñar un trabajo laborioso que
les hiciera progresar. Quienes disponían de fortuna no vieronlu necesidad de esforzarse para preservar sus condiciones eco-
nómicas o acrecentar su riqueza, y los que carecían de ellaestaban convencidos de que sus sacrificios de poco serviríanpara mejorar su bienestar. Pasividad que privó a la sociedad
ccuatoriana de un elemento que es fundamental en el progre-
¡io económico de los individuos, de las empresas y de los paí-
ses: el deseo de salir adelante y la ambición de hacer fortunamediante el trabajo duro.
lurr,unNcrl DE Los vaLoRES TRADTcIoNALES
A pesar del progreso de Guayaquil y de las actitudes labo-riosas que adoptaron sus habitantes, el Ecuador de la primeramitad del siglo XX no fue distinto al de siglos anteriores, en
cuanto a las costumbres de los ciudadanos y al nivel de desa-
rrollo del país.
A principios de siglo, Delebecque consideraba que "el esta-
clo sanitario de Quito era tan malo que resultaba mejor no men-cionarlo", que la "suciedad en el Ecuador, al menos en la Sierra,superaba todo 1o que uno podía imaginar,"especialmente en lamesa y en el alojamiento. Refiriéndose al importante tambo de
Chuquipoguio, que horrorizó a Whymper, el viajero francés
añade que duda "qu'e el deseo de progresar sea real en un pue-
blo que admite" urr hospedaje tan miserable y lleno de pulgas.as
De estos insectos siguieron plagados casi todos los hogares de
la Sierra, por lo que continuó viva la desagradable costumbremencionada en el capítulo anterior de ocasionalmente espulgar-
los. Bemelmans confirma, años más tarde,Iafalta absoluta de
higiene. En hotel de Riobamba,localizado junto a la estación
del tren, no existía jabón y la toalla que colgaba de la pared, delprivilegio, de incentivos que les impulsara a realizar innov
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tamaño de una hoja de periódico partida en cuatro,"mugrienta y gris." Durante el trayecto,la gente bajaba decoches en las paradas para alimentarse, incluso los uiu;".o,primera clase, en improvisados comedores cubiertos portoldo instalado junto alavía,en los que se servía la comidaplatos que, dice el viajero,.,han sido lamidos pero nunca lados".o6 El tan citado Espinosa dice que no solo el desaseo decue{pos y vestidos "dejaba que desear,,, sino también el dehabitaciones, ya que existía la costumbre de barrerlas en secoescupir en el suelo,lo que contribuía a transmitirinfecciosas como la tuberculosis, especialmente en la
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dadas. Para suplirlos estaban el corral, el traspatio o la huerta,cn los que quienes no iban provistos de un paraguas se moja-ban en los días de lluvia;ae ausencia de servicios sanitarios que
recién comenzó a corregirse hacia mediados de siglo.
De similar índole son los relatos de Franklin. Babahoyo es,
como las otras ciudades de la Costa, "un grupo de casas de
bambú sobre la orilla del río", que carecen de confort e higie-ne. La "villa moderna" de Ibarra, a pesar de estar localizada entierras fértiles, igual que otras ciudades, carecía de saneamien-to y de Iimpieza, por lo que eran constantes las amenazas de
infecciones; no tenía buenas comunicaciones y el ferrocarril leproporcionaba un débil contacto con el mundo exterior, debi-<Jo a su escaso uso; no había un mercado para los productosagrícolas y el "puñado de teléfonos" existente de poco servía,en vista de que por su intermedio no podía "obtenerse larápi-da asistencia de un buen médico" o concretarse negocios. Enla construcción de una carretera en la provincia del Azuay nose ocupaban tractores, trituradoras de piedra,mezcladoras de
cemento y palas mecánicas porque el trabajo manual era másbarato. Los agricultores de la zona no seleccionaban las semi-llas para el cultivo del maí2, pues sembraban el mismo granoque comían, el cual, por haber "perdido fuerzahacía tiempo",no les permitía tener buenas cosechas, según le comentó ungranjero de Minnesota que constniía un camino.50
Como había sucedido en épocas anteriores, en el atraso delEcuador de la primera mitad del siglo XX influyó la supervi-vencia de antiguas prácticas, creencias y actitudes, descritasperspicazmente por dos sociólogos ecuatorianos.
Belisario Quevedo caracteriza los comportamientos de losecuatorianos de la siguiente manera. "Ligereza, movilidad,
Esta falta de higiene del hogar se repetía en calles y plazas, quetenían hacinamientos de basuras y desperdicios ioi no haüer,sido recogidos con oportunidad y presteza. Añaáe que en lasierra "habíaverdadero horror al agua y que los baños se toma-ban con una parquedad inverosímil,,, ya que algunas personasllegaban a considerarlos perjudiciales para la salud.o'iuego derelatar la poca higiene que había obseivado en Riobamba"y enlas aldeas de la meseta, Meyer escribió que la suciedai era"cultivada con amor y perseverancia", cosa explicable, según elviajero alemán, porque en el Ecuador "viven
-y trabajanjuntos
el criollo español y el indio quichua", pueblos desinteresadosen la limpieza cotidiana.as
Esta generaLizada suciedad personal y ambientar continuósiendo un caldo de cultivo de bacterias y parásitos que desen-cadenaban enfermedades y epidemias de todo tipo, entre ellasla tuberculosis,la tifoidea y la temida bubónica. Al poco inte-rés que la población tenía por el aseo personal, el cuidado delhogar y lalimpieza de los espacios públicos, se sumaba la ine-xistencia de servicios de agua potable y arcantarilado, razónpor la que incluso en las ciudades importantes no había bañosni retretes, de los que tampoco disponían las familias acomo_
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horror a los grandes esfuerzos, sobre todo a los esfuerzostinuados; propensión a una percza agitadaque hace másque trabajo; preferencia de un trabajo violento de pocación a un trabajo reposado y duradero tomado en dosiscionales; abandono de los negocios para última hora consiempre con el azar y la suerte, por no querer o no poderver las contingencias más inevitables',. Más adelante aque sus compatriotas son instintivos antes que reflexivoesclavos de las tradiciones, individualistas, egoístas,,.ajenosla disciplina social, a la cooperación, a la solidaridemuestran "aversión al esfuerzo sostenido ypor creer que la vida ociosa estaba por ..sobre la vida
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seguidos de rápidos desfallecimientos", por 1o que acomete
cmpresas "que al día siguiente abandona", olvidándose de
ellas luego de haber sido lanzadas y acogidas o'con gran calory ardimiento"; burócratas, militares, profesionales y en gene-
ral los integrantes de la clase media "buscan ocupaciones de
fácil desempeño", "odian el trabajo, viven en la simulación,alimentan un falso lujo" y cuando emigran a la Costa "fraca-san por la falta de preparación en la lucha por la vida"; son
perezosos, verbosos, melancólicos, ¿lrrogantes, recelosos, des-
confiados, no previsivos y su volubilidad les "vuelve fácilpresa del entusiasmo y del desaliento, especialmente en elcaso de los chullas"to serranos, a los que describe como "bohe-mios incorregibles" y personas del "quiero y no puedoo'. Porno existir distracciones, tanto los campesinos como la pobla-
ción urbana están "muy contaminados con el vicio del alcohol,más extendido que en otros países''. En cuanto a los indiosindica que a pesar de su innegable pereza "son mucho más
laboriosos y trabajadores que los mestizos y los blancos de las
ciudades". Sin embargo los caracteiza como indolentes, ser-
viles, desconfiados, impasibles, resignados, rutinarios, alco-hólicos y propensos al robo.ts Un autor menciona como ejem-plo de rutinarismo la resistencia de los indígenas a hacer sur-
cos en dirección contraria a la pendiente, necesarios para evi-tar la erosión y la pérdida de calidad de los suelos.s6
Mucho de lo cual reiteran investigadores, viajeros e inmi-granteb extranjeros.
Clark cita un informe de una autoridad de principios de
siglo, en el que se habla de jóvenes holgazanes que se nieganatrabajar y de medidas educativas y represivas tomadas por elgobierno liberal en contra de la vagancia. Añade que cuandose emprendió en la construcción de la Iíneafénea en la región
esfuerzo"; admiran y sienten simpatía por los ,.que gastanderrochan estérilmente su fortuna,'; expresan una .,especie
r
desprecio" por todo lo que es ,.previsión, orden y trabajo per<
sonal"; act.úan "con mala fe en diferentes matices", conduct8de la que no escapan comerciantes, artesanos, militares, poli,cías, autoridades, políticos, religiosos, funcionarios, ináíge.nas' en fin, todos. Refiriéndose a los indios, aunque la obser.vación era válida para blancos y mestizos, repite lo que escri.bieron viajeros extranjeros en sigros anteriores al áecir queviven sumidos en "alarmante alcoholismo".5, Niles describeuna escena que en los días sábados y domingos era corrientoen ciudades, aldeas y caminos de la Sierra al terminar lasferias. Indios ebrios tendidos en el suelo, cuidados solícita-mente por sus mujeres que se habían abstenido de beber paraproteger y cuidar a sus maridos.'2 Michuax considera que arindio le "gusta emborrracharse como a nadie en el mundo.Nada de embriagarse una o dos noches. No." En las fiestasreligiosas "se emborracha durante tres semanas".53
Alfredo Espinosa Tamayo confirma lo dicho por euevedo.El ecuatoriano siempre está dispuesto "a fáciles entusiasmos,
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montañosa, anterior a los Andes, ante la falta de mano denacional, o su mal desempeño, fue necesario importar 4trabajadores jamaiquinos.5' Por la misma épocaencuentra en el Ecuador "buenos elementos en la poblacióny "un gran número de hombres honorabilísimos,,,damente impotentes para imponer sus buenas costu"ante la gran mayoría" qlehacíalo contrario. Añade que,,las clases sociales elevadas" alardean de una cultura que"batníz y revoque", sólo prestan un servicio cuando ,,no
leqcuesta esfuerzo y dinero," hablan mucho o,pero parala accióttenérgica les falta fuerza", son morosos en el pago de sus deu.das y llegar a "serricos sin trabajat es su ideal,,, prácticas enlas que se origina "su ineptitud para competir con el constan.te y probo trabajo europeo y norteamericano,,.tt
Más tarde, en la década de los cuarenta, Weilbauer anotaque si bien en la fábica de cerámica que instaló en euito nose producían robos, los obreros se caractenzaban por su"incumplimiento y falta del sentido del deber, conceptos bási-cos" de los emigrantes judío-alemanes. Se sorprende de quecuando faltaban al trabajo se disculparan "con los cuentos másincreíbles en lugar de decir la verdad", que las ..personas
edu-cadas" no "cumplieran los contratos y compromisos o lo hicie-ran con retraso" y que llegar puntualmente a una invitación se"considerara una falta de educación,,.te por la misma época,Franklin anota que en Loja "no habíajuegos, casi no existíandeportes, excepto la bebida, la murmuración y la política,',además de ser una "población donde casi nadie trabajaba,'.Indirectamente sugiere que los ecuatorianos no caían en cuen-ta que palabras, promesas y buenas intenciones carecían devalor y no bastaban; perdían recursos, desperdiciaban susenergías y malgastaban el trabajo tratando de hacer todo almismo tiempo; y, estaban poco dispuestos a hacer renuncia-
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mientos personales para sumar voluntades y alcanzat objeti-
vos comunes que no era posible lograr individualmente.nKreuter relata que los ecuatorianos no entendían por qué los
lnmigrantes judíos realízaban sus quehaceres con "tanto
apuro" si siempre había un mañana para cumplirlos; a su vez
los israelíes se sorprendían de que las respuestas "ya mismo"
o "mañana" no significaran que algo sucedería al "mismo ins-
tante" o el día siguiente sino "algún día futuro o más o menos
lejano"; como también la dificultad que existía para recibirinequívocos sí o no, como respuesta a un requerimiento o auna "notificación oportuna" de la persona que "no iba a poder
acudir a una cita".6l
Como había sucedido en los siglos precedentes,la falta de
respeto a los derechos de propiedad continuó marcando las
relaciones que los ecuatorianos establecían entre sí o mantení-
an con las instituciones públicas.
Es ilustrativo lo que sucedió con los materiales usados en
la construcción y operación del ferrocarril, mientras pertene-
ció a una compañía extranjera y cuando fue del Estado. Tacos
de dinamita, alambre de las líneas telegráficas, durmientes y
clavos de los rieles, postes de madera, aislantes de las instala-
ciones telefónicas y hasta un puente, que desapareció en una
noche, fueron robados por campesinos, artesanos, comercian-
tes y, en general, por toda clase de individuos, con la compli-cidad de autoridades que actuaban en connivencia con los
implicados o los protegían al ser descubiertos. Hurtos que por
ser repetidos e incontrolables llegaron a "convertirse en endé-
micos" tanto en la Costa como en la Sierra.6'Perjuicios que
ocasionaronlaparalización del servicio de ferrocarril y pérdi-
das económicas para sus usuarios, algunos de los cuales eran
paisanos de los infractores.
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En uno de sus informes el profesor Kemmerer, que ases(al gobierno ecuatoriano, anotó que un senador que recibióencargo de comprar en los Estados Unidos diez mil sillas
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ados de la aduana de Guayaquil tenían "la molestosa costum-bre de cobrar de antemano un diezmo sobre la mercadería quepasaba por sus manos," además de cambiar su contenido porbienes sin valor mediante "maravillosos trucos de prestidigita-ción" .67 Según Crawford, en el siglo XX continuó la práctica,iniciada en la Colonia, de oodescargat a una prudente distanciade los muelles de Guayaquil" los productos importados, yaque para muchos "burlar a los funcionarios de la aduana hasido siempre respetable", pues el contrabando era visto comoun "privilegio especial de la oligarquía comercial". Los invo-lucrados en el acto delictuoso se valían "de la conexión, laaduana especial y un precio", esto es, el pago de un soborno alfuncionario aduanero que había facilitado la "operacioncita".El contrabando y la intrincada red de intereses y complicida-des que tendió, consiguieron que "duraran poco tiempo" losmecanismos que los gobiernos liberales quisieron establecerpara perseguir los fraudes aduaneros, controles que fueron vis-tos por todos como ooodiosos". En 1910 los comerciantes cos-
teños se levantaron con la "finalidad de reivindicar sus dere-chos", medida de fierza con la que lograron que se cancelaraun contrato celebrado con una compañía extranjera para veri-ficar las transacciones aduaneras, gracias a cuya eficaz gestiónse había conseguido "que el contrabando cesara y los ingresosaumentaran de manera sorprendente".6s Los ciudadanos novieron al contrabando como un acfo contrario alaley, al inte-rés público y discriminatorio para quienes pagaban arancelespor los bienes importados, sino como un privilegio al que tení-an derecho ciertas personas, por su posición social, influenciapolítica o retribución a los servicios prestados ai gobiernodurante la campaña electoral. Lo confirma Quevedo al men-cionar que muchos se han enriquecido con el contrabando,"hasta prohombres de la política, jefes del partido(Conservador) del orden y la legalidad'.@
el regimiento de cabal.erta del ejército, las adquirio a sietddólares cada una y facturó al Estado a 40 dólarer. su, gananrcias fueron tan importantes que luego "estuvo muy satisfechode disfrutar de una residencia pennanente en Nueva york".63 Elsociólogo Belisario Quevedo afirma que "raro ha de ser el con.trato de obras públicas en que no vaya envuelta una picardlamás o menos cuantiosa" y que "contratos fraudurentos con elEstado; monopolios creados por legisladores venales o com-placientes, o autorizados por funcionarios corrompidos; varia-ciones oportunas del arancel de aduanas son er origen demuchas fortunas y en todas ellas vive el sello de ra rapiña,,.uFranklin atribuye el colapso de algunos edificios en el terremo-to que en 1942 afectó a Guayaquil, a que los constructores,para incrementar sus ganancias, redujeron la proporción decemento en la fabricación de concreto.'s weilbauer relata quelos empleados públicos, debido a los maros suerdos que recibí-an, hasta "en las altas esferas", buscaban "ingresos aáicionaresde cualquier modo," comrpción que incluía á ¡u""", y testigoscuyos fallos y testimonios podían obtenerse ,,pá, poio,sucres." Como en las relaciones comerciales ..por principio sepagaban las deudas lo más tarde posible" y se
"olíu er riesgo
de no recaudar el valor de la mercadeía dadaa crédito, renun-ció a ampliar las operaciones de su fábrica.uu De haberlo hechose habría beneficiado económica y socialmente la comunidad,pues habría necesitado contratar más trabajadores y adquirirmayores volúmenes de materia prima.
El contrabando representó otro caso ilustrativo de lo exten-dida que estaba la comrpción. un viajero francés que visitó erpaís en los primeros años del siglo XX escribió que los emple-
170
"¿Y quién tiene por malo robar al Estado?", inquiBelisario Quevedo'o y Alfredo Espinosa sentenció: ..Si elblo está acostumbrado a considerar a los administradoresfondos públicos como a defraudadores, estos parece queyeran que están obligados a justificar la creencia popular,,.?r
No era distinto el comportamiento de los ecuatorianossus relaciones privadas y de negocios. La falta de confianzala palabra de contertulios, socios y contrapartes es futada por Michaux al señalar que "todos los que tiene a su al:dedor" mienten con la "mayor naturalidad,,, circunstancia qle llevó a hacer lo propio a pesar de no haber tenidoentonces sentido de la mentira.i2 Espinosa dice que enSierra, para evitar las pérdidas causadas por el robo dehuertos, los agricultores se veían forzados a vender las frutacantes de la cosecha y los compradores del sembrío a recolec.tarlas sin que maduren a fin de no perderlas.?3 Franklin relataque en un camino desconocidb "no pudo recibir ayuda de uflmuchacho indio porque su padre lo impidió, creyendo quecomo hablaba "cristiano" , cortíael riesgo de perderlo, pues dohaber sabido que era extranjero habría "obligado u,u ti¡o uayudarlo". Y cuando pidió indicaciones para visitar el castillode Ingapirca, el campesino que recibió la consulta creyó queFranklin, igual que otro ,gringo' que había venido unt"r, loque buscaba era oro y no conocer la ruina incásica.io un misio-nero adventista en 1934 rclataba que "muchas veces,' se acer-caban a su Iglesia "con ra esperanza de obtener ayuda mate-r:'al",y que la abandonaban en cuanto caíanencuénta de queno recibirían un beneficio económico.75
Weillbauer registra, como en el silo XIX lo hizoHassaurek,la influencia benéfica que ejercía el protestantismoen la moral de las personas. una sirviente que trabajaba en su
r7l
casa y negó haber robado las joyas de su esposa las devolvióc¡uince años después, impulsada por el requerimiento de lacomunidad evangélica, a la que había ingresado, de que antes
cle adoptar el nuevo credo religioso debía "liberarse de todoslos pecados cometidos en su vida".76
Los extranjeros, como antes y ahora, eran vistos como pre-sas fáciles para todo tipo de imposturas. Una viajera relata que
cl vendedor de una hamaca en Guayaquil, una vez que cobróel preció, trató de embaucarle entregándole una de "inferiorcalidad y tamaño".tt Bemelmans cuenta que en un hotel de laprovincia de Imbabura quisieron hacerle pagar el periódico,que se distribuía gratuitamente a los huéspedes, porque por elhecho de ser extranjero le habían tomado por un o'imbécil".78
No cambió en Guayaquil la propensión al gasto improduc-tivo, a veces ostentoso, destinado a pasatiempos y a la comprade artículos importados, algunos suntuarios, inclinación que
compartieron amplios segmentos de la población, y no sólolos adinerados productores y exportadores de cacao. Gastoque fue cuantioso en el caso del centenar de grandes propieta-rios que se mudaron a vivir en Francia, o pasaron en París lar-gas temporadas disfrutando del buen vivir que su fortuna lespermitía, mientras ella duró. Ciertos recursos, sin duda insufi-cientes, se destinaron a financiar{a ampliación de las planta-ciones, aunque no a mejorar los sistemas de producción, cuyosincrementos más bien se debieron a la ampliación de la fron-tera agrícola por la incorporación de tierras baldías. Hubocasos en que la emigración de los adinerados guayaquileñossirvió para que mejoraran sus conocimientos culturales yaprendieran nuevas técnicas que redundaron en beneficiospara las actividades económicas urbanas y rurales.
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A pesar de los cambios económicos producidos, comohabía sucedido en los siglos anteriores, algunas personas quoen la Sierra conseguían acumular capitales, continuaron guafrdando monedas y joyas en "baúles escondidos dentro de pare.des y pisos o simplemente metidos dentro de colchones".Te Lo8campesinos indígenas malgastaban en actividades improducti-vas los pocos recursos económicos que lograban reunir, espen
cialmente en alcohol y en fiestas religiosas. Si bien los quite.ños y en general los serranos son descritos como menos dis.pendiosos y más ahorradores que los costeños, incluso mote.jados de tacaños, sobre todo los menos acomodados, efl c&m.bio las familias que tenían fortuna se mostraban "derrochado.ras y espléndidas", pero sólo en lo "ornamental y externo" yaque sus casas carecían de confort.'o Michaux relata que unextranjero puede viajar sin más peculio que el de ser un Ícaba-
llero", porque el ecuatoriano "es hospitalario hasta lo insóli-to", tan dadivoso que conoció "más de uno" que habiendo sido"archimillonario", por aquel motivo perdió su fortuna.slCrawford cita un informe en el cual se dice que los quiteñosricos, para asistir a la opera que visitó la capital y comprar ves-tidos de gala, vendieron sus joyas e hipotecaron las casas.
Añade que el ferrocarril, al permitir que los mercaderes acce-dieran a la Sierra, aumentó la propensión al consumo y redu-jo la capacidad de ahorro.82
Hubo hacendados serranos que, como sus pares costeños,acompañados de sus familias trasladaron su domicilio a París,donde vivieron de las rentas de sus haciendas, giradas periódi-camente por administradores a quienes encargaron su gestióneconómica. En algunos casos el costoso gasto parisino y losperjuicios económicos causados por los apoderados les dejóen la pobreza. Conocí a una viuda quiteña que fue propietariade un inmenso latifundio, entre otros bienes, que mudó su resi-
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dencia a París y muchos años después terminó su vida en
Quito en la más absoluta pobreza. Me relató que ella y sus tres
hijos, acompañados de sirviente, viajaron a Guayaquil en tren
y continuaron al puerto de La Libertad en autocarril. Un bote
les condujo al barco que se encontraba anclado en el mar, cal-
zando zapatos amarillos porque les habían dicho que eran bue-
nos para evitar el mareo. Só1o conocieron París y sus alrede-
dores y ninguna otra ciudad europea.
A pesar de fundarse en Quito y en otras ciudades de la
sierra los primeros bancos que lograron perdurar,las personas
que juntaban ahorros, enrazón de la inveterada desconfianza,
continuaron atesorándolos en lugar de invertirlos en activida-
des productivas que les habría permitido obtener rendimientos
y contribuir al progreso del país. Lo advierte Alfredo Espinosa
al señalar que el ahorro "se estancaba por la desconfianza",
acrecentada por la quiebra de instituciones bancarias, recelo
que hacía que los habitantes de la Sierra de las clases popular,
media y elevada, a no ser que practicaranlausura' en lugar de
guardar el dinero en cajas de ahorro o instituciones de crédito
1o atesoran en lugares recónditos, "quedando así improductiva
y estancada una parte de Ia tiqueza que en otros países era
fierzaque impulsaba el movimiento comercial e industrial".83
Sin embargo los serranos eran más proclives a ahorrar que los
costeños, ahorro que cuando se desarrolló el sistema bancario,
hacia la mitad del siglo, sirvió para financiar los pujantes
negocios del Litoral, antes que las actividades económicas de
la Sierra, por entonces escasas.
En la primera mitad del siglo el paternalismo pasó a expre-
safse en el campo político, conforme el pueblo fue incorporán-
dose a la vida pública. A 1o que contribuyó la libertad de sufra-
gio, el otorgamiento del voto a la mujer,lautbanización de las
174
ciudades, el papel difusor de la radio,las nuevas vías de comu.rnicación y los modernos sistemas de transporte. Gracias ¡testas transformaciones el pueblo pudo informarse de ros asun+tos públicos, concurrir a reuniones políticas, votar en los even.tos electorales y acceder a las autoridades con sus demandas.
La influencia política que el pueblo consiguió con el votoy la necesidad de los candidatos de obtenerlo para ganar unaelección, contribuyeron a que el paternalismo se expresara nosolo en las relaciones entre el patrón y el sirviente, y en gene,ral en las de tipo personal, sino también en las políticas. Comola mentalidad de los ecuatorianos, cualquiera fuera su condi-ción social, se hallaba impregnada de cultura paternalista,actuaron movidos por su valores cuando les tocó desenvolver-se en la vida pública, concurrir a reuniones políticas , partici-par en partidos, intervenir en procesos electorales, depositar suvoto y demandar la atención de sus necesidades.
En palabras de Alfredo Espinosa,"una masa popular', conlimitaciones "para la comprensión de ideas abstractas y dema-siado sutiles y complejas", con poca experiencia democrática,acostumbrada aI "caudillaje y a los gobiernos militares,,, alenfrentarse a los o'excesos de la demagogia,' encarnó ,,sus
ideas en un hombre y concentró todas sus aspiraciones en unser providencial al que rodeó de una aureola de gloria con todala exageración y toda la vehemencia que las imaginacionestropicales ponen en sus pasiones y en sus afectos,,.8a Análisisque comparte Quevedo al señalar que "los ecuatorianos senti-mos una innata necesidad de tutela gubernativa, de un caudi-llo, de un salvador, de un héroe; queremos siempre encontrarun hombre para darle junto con la6uma de todos los poderesla suma de todas las libertades a las que renunciamos gusto-sos".85 José María Velasco Ibarra fue el primer caudillo que
asumió este papel a mediados de los años treinta, y 1o desem-peñó tan bien que dejó numerosos sucesores que aparecieronperiódicamente hasta el siglo XXI.
Mientras en el siglo XIX y en las primeras décadas del XXlos ciudadanos que participaban en la políticalohacían impul-sados por motivaciones ideológicas, como liberales o conser-
vadores, los que posteriormente se incorporaron a la vidapública intervinieron movidos por sus necesidades y frustra-ciones. Los inmigrantes, que aluvionalmente llegaron a las
ciudades desde el campo, advirtieron que su participaciónelectoral les podía ser redituable si lograban que los dirigentesbarriales y los caciques locales intervinieran ante las autorida-des para que sus demandas fueran atendidas. Por otra parte, en
el atrasado Ecuador de entonces, en el que las actividades eco-nómicas privadas eran pocas y débiles, las oficinas del gobier-no, de municipios y otras instituciones públicas se convirtie-ron en importantes fuentes de empleo. Lo expresa AlfredoEspinosa al afirmar que la distribución de los empleos públi-cos se hacía siguiendo el criterio de que "es preciso contentara los amigos y partidarios del Jefe de Estado, sin consultar las
aptitudes que estos tengan para desempeñarlos", pues eran
considerados "como prebendas y sinecuras" con las que se
premiaba la adhesión política irrestricta.86
De esta manera se mantuvieron y profundizaron las raíces
clientelares de la sociedad paternalista heredada de la Coloniay de la temprana República.Igual que en los siglos anteriores,pero en un ámbito más amplio: si un ciudadano deseaba obte-ner una retribución, un beneficio o un reconocimiento, más
contaban sus relaciones familiares, sociales, de amistad y de
partido, que el derecho,los méritos o las necesidades del recu-rrente. El hecho de que en el destino de los individuos pesaran
176
tanto los vínculos personales, redujo los incentivos que sunecesitar las personas para capacitarse, concebir iniciativtrabajar esforzadamente, ya que su futuro no dependía devirtudes sino de la posibilidu¿ ¿" influir
"n qui.n", po.
hacerles favores y otorgarles prebendas. Crawford mencque "los pobladores que residían a lo largo de la ruta del frcarril exigieron caras instalaciones de luz eréctncav ¿"iurciones de la vía férrea a sus localidades. y las consigiie.on'.
Er,nur¡nos cTTLTURALES DE coxsnnvlcrón
177
Russtra República reviste todos los espantables caracteres que
on la Edad Media".8e Clark sostiene que la Iglesia católica fueopuesta "a la clase de motivaciones económicas que llevaríana uumentos en la producción agrtcola", como también a valo-rur la obtención de ganancias, actitudes que en el caso de que
hubiesen sido promovidas habrían contribuido a "mejorar lostistemas productivos". Añade que "no veía con buenos ojos lainmigración de no católicos" y que "tenia la meta de mantener
u la gente" en sus lugares de origen a fin de que los fieles nopudieran exponerse a nuevas ideas si viajaban y tomaban con-tacto con personas de otras latitudes. Concluye diciendo que laley que expropió las haciendas de las órdenes religiosas (86 en
ocho provincias serranas) se llamó de Manos Muertas, porquelas tierras que las conformaban se encontraban inactivas.m
A pesar de que la Revolución Liberal se empeñó enmodernizar la educación, introduciendo el estudio de las cien-cias y la formación técnica, continuó padeciendo las limita-ciones que en períodos históricos anteriores impidieron quecontribuyera ala formación de mentalidades prácticas, capa-ces de aprovechar las posibilidades económicas que ofrecía elpaís y suscitar progresos individuales y colectivos. Lo esta-blece Espinosa en su obra clásica antes citada y en un estudio
sobre los problemas de la enseñanza. Si bien reconoce que laeducación pública habíamejorado, considera que seguía sien-do deficiente, atrasada e incompleta, por 1o que por reglageneral no desarrollaba "de manera perfecta la mentalidad de
los educandos," ya que "las ciencias, sobre todo las exactas,
eran escasamente cultivadas y por consiguiente la literaturacientífica, con la excepción de las obras de derecho e historia,muy rara".et La enseñanza de aritmética se cifraba en que "losalumnos conocieran de memoria las reglas e hicieran de
corrido las operaciones sin que se les ocurriera aprovechar
Las instituciones establecidas por la Revolución Liberarredujeron el poder político y económico de la Iglesia, masndsu influencia cultural que continuó presente especialmente enla sierra' por er catolicismo seguir sienoo ta rlhgión de casi,todos los ecuatorianos, amplios sectores de la población, en ercampo y en la ciudad, continuaron explicando ros fenóÁenosde la naturaleza,las posiciones políticas y sus condicioneseconómicas a través de respuestas religiosas.
Refiriéndose a los inicios del siglo XX, Espinosa dice quesi bien las nuevas ideas y el triunfo áe los liberates habían qui-tado a los eclesiásticos "gran parte de su antigua influencia,,,ella no dejaba de ser ..bastante poderosa, sobre todo en laSierra", ya que la ,.clase popular; se ha distinguido ,po,
sufanatismo religioso y po.:-el áominio que sobre ella ha ejerci-do el clero"' Añade que "los conventos no han producido nadaen muchos años, y el clero secular es más bien de to que s"llama de misa y olla, no preocupándose uno y otro más que enlas ceremonias del culto externo, para inflamar ta preoal oelos fieles, sin ejercer misión social alguna y aprovechar de suinfluencia en beneficio de la educación moral del puebls,,.erBien entrado el siglo, peralta afirma que ,.el fanatismo en
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esta enseñanzaparahacerles ver su fin práctico y utilizarlo,despertar en los niños el espíritu de oúservación y el discrnimiento y raciocinio lógicos". Lo mismo sucedía con la grmática, cuyas reglas los alumnos conocían perfectament!,pesar de lo cual hablaban y escribían muy mal el castellano¡Lamenta que la educación no inculcara ..la
cons tancia, lü
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tócnica administrativa o profesional, debilidad que les impedíaincidir en el progreso del país". Las profesiones se reducían a
lu abogacíay ala medicina y los ensayos que se habían hechopara el establecimiento de cafferas técnicas recién comenza-ban a fructificar.eo Al respecto cabe citar lo que Franklin obser-
vó en Loja, ciudad que tenía 10.000 habitantes y 1.500 aboga-
clos, "concentración de saber y cultura" superior al existenteen las ciudades más grandes de los Estados Unidos, que, sincmbargo, servía de poco para el progreso del país por ser gente"inhabilitada para el trabajo manual práctico y los asuntosflnancieros".e5
En este punto resulta ilustrativo el relato de la experienciavivida por un viajero alemán a principios de siglo, reveladorade las fantasías en las que vivían sumidos los ecuatorianos yde la generalizada ignorancia sobre elementales conceptos
científicos. Al regresar a Quito luego de ascender al Cotopaxi,mientras descansaba en una posada, coincidió con un grupo de
oficiales del ejército ecuatoriano que "contaban con todaseriedad" que en la última erupción había arrojado o'una mesade madera con el nombre del buque que poco tiempo antes se
había hundido en la costa", 10 que "probaba con evidenciameridiana la conexión del Cotopaxi con el océano". AñadeMeyer que el hecho confirmó una similar experiencia vividapor su compatriota Stübel en 1873, al que en Quito "numero-sas personas", entre ellas una alta autoridad del Gobierno, lepreguntaron "si había visto en eI qáter del Cotopaxi la granancla de navío que, según era sabido, hacía mucho tiempohabía arrojado el volcán".e6
Si tan limitados eran los conocimientos de aquellos que
alguna educación tenían, ya puede imaginarse lo que ocurríacon quienes no tenían ninguna y vivían aislados en el campo
energía,la iniciativa personal, el espíritu de empresa, "l
sln-timiento del deber y de la obediencia, el espíritu de soridari-Íu9.'V el cumplimiento de laLey.n2 Opiniones que comparteBelisario Quevedo al escribir que "el universitario es brillan-te con tal de aprender de memoria el texto, manual dogmáti_co de ciencia oficial, que jamás habra de ras realidades-apre-miantes de la vida, ni sabe despertar el sentido crftico y luede ningún modo puede ocuparse de nuestros viejos y nuevosproblemas nacionales".e3
Este déficit de formación científica, según Espinosa,lleva_ba a que el empirismo reinara en política, economía, industria,agricultura, en fin, en todas las actividades y .n qui"n", lu,desempeñaban, por lo cual las ideas .,elevadas y superiores,,no podían transmitirse y, en cambio, se difundían las que
"ra'"fáciTmente asequibles a interigencias poco acostumbradas alanálisis y alapercepción,,. Lalaltade un ambiente apropiadoy de medios adecuados, esto es, de alicientes "
inrá_into,que favorecieran el trabajo científico, hicieron qu" fu"ru pra"_ticamente inexistente, por lo que toda la cultura científica delEcuador se la debía a extranjeros y "ros estudios de más inte-rég¡ga el país: geográficos,etnográficos, geológicos y mine_ralógicos habían sido hechor poi ellos,,. Refiri?ndose a tas"clases ricas" menciona qu" grun parte de sus miembros eran"empíricos y rudimentarios en sus procedimientos,,, yu qu" rinser ignorantes tampoco podía decirse que fueron ilustrados,
pues tenían una "educación frívola y superficial, lejos de toda
180
o en ciertas provincias. Motivo por el que muchos ni siqutenían conciencia de que eran miembros de una sociedadtica llamada Ecuador, si se da crédito a la siguienteque relata Franklin. Hacia los años cuarenta un pequeñocultor de la provincia del Azuay pensaba que el Ecuador litaba con Francia, "no tenía noticia respecto de ninguno de lo¡tres últimos presidentes" del país, daba la impresión de noestar seguro de ser ecuatoriano, pensaba que su interlocutorera masón por el hecho de ser extranjero y cuando le informóque era de Estados Unidos recibió la pregunta de si ,,eso esta-ba en el Perú".ej
Las normas jurídicas, igual que en los siglos precedentes,continuaron pesando poco o nada en la vida cotidiana de losecuatorianos y, cuando rigieron, fueron aplicadas de maneralaxa y discriminatoria. El fracaso de las leyes es evidente:"quedan escritas", dice Quevedo.es En la misma línea de pen-samiento, Espinosa considera que uno de los vicios de la vidapública es "la falta de acatamiento de la ley,la facilidad de suincumplimiento y la frecuencia con la que es violada por losmismos encargados de hacerla guardar y cumplir", ya que"todo individuo erigido en autoridad" se coloca por encima dela ley, "sin perjuicio de aplicarla con dureza a los que estiánbajo su féruIa", por lo que los gobernados miran al Estadocomo "una fuerza despótica, siempre dispuesta a coartar susderechos" y a la autoridad como una fuente de ,.abusos y exac-ciones".en Por ello, con razón, un autor que estudió la proble-mática indígena afirma que "ni ayer ni hoy ni nunca,la Ley seha encontrado con el indio en el terreno de lajusticia y con elánimo claro de procurar su bien".1oo En 1922 un respetadojurista socialista llegaba a la siguiente conclusión: ,.Muchas
leyes poseemos y muy buenas teóricamente consideradas: Leyde ocho horas, de accidentes de Trabajo, de instrucción y pro-
181
tección delaraza india, etc., mas, ¿cuál se lleva a término?
Ninguna: diez y doce horas diarias trabajan los jornaleros,
peones y albañiles; aún no hay ejemplo de indemnización
pecuniaria por accidentes de trabajo y la ignorancia de los
indios no puede ser mayor, como tampoco el vilipendio con
que se les trata".r0r Esta persistencia de la ilegalidad en la vida
cotidiana de los ecuatorianos, Quevedo la atribuye a la creen-
cia, derivada de la educación latina, de que las normas jurídi-
cas "pueden todo y crean todo".to'
Igual que en el siglo XIX, quienes tuvieron responsabilida-
des gubernativas creyeron que los problemas sometidos a su
conocimiento se resolverían mediante la simple expedición de
leyes, sin reflexionar sobre su pertinencia y aplicabilidad,
dadas las realidades económicas y sociales en las que debían
operar y los factores de poder que se entrecruzarían para des-
virtuarlas, como también el hecho de que en la mente de los
ciudadanos la ley no solía estar presente guiando los actos
cotidianos.
Un ejemplo de los muchos que pudieran citarse constituyó
la abolición de la prisión por deudas resuelta en 1918. Si bien
los hacendados ya no pudieron valerse del apremio personal
para que los campesinos cumplieran con sus obligaciones
laborales, en razón de la sociedad jelárquica y paternalista
existente y de que las haciendas eran la principal y en algunos
lugares la única fuente de empleo, excepto mientras se mantu-
vo el auge cacaotero, los trabajadores agrícolas no pudieron
negociar con libertad el valor de su mano de obra.
Albert Franklin escribió "que la legislación social del
Ecuador es con frecuencia más avanzada'o que la de Estados
Unidos.'o'A pesar de que efectivamente así fue, a mediados
t82
del siglo XX el bienestar de los ecuatorianos erate inferior al de los estadounidenses, no sólo por el incumiento de las nofinas jurídicas, sino también porque ladad jerarquizada y el estancamiento económico impidique el país ofreciera a los ciudadanos oportunidades paramejoraran las condiciones de vida a través del trabajo.
Er,nnrnr.tros cuLTURALEs DE cAMBIo
La libertad de pensamiento impuesta por la RevolLiberal, la adopción de la enseñanzalaica en escuelas,gios y universidades públicas, cierta circulación de ideasconocimientos y modernas y rápidas comunicacionesbuyeron a que se redujera la influencia hegemónicaIglesia católica habíatenido en la formación del pende los ecuatorianos. A lo que también contribuyó la fidel Colegio Alemán en el primer tercio del siglo XX yColegio Americano, años más tarde, que ofrecieron a las equiteñas la posibilidad de acceder a distintas visionesmundo y a nuevas formas de mirar el papel social yco de los individuos.
Con las nuevas comunicaciones las distancias dejaronser un obstáculo para que las personas se movili zaran, se relalcionaran e intercambiaran bienes. De esta manera se facilitarron los intercambios comerciales y se estrecharon las relacio.nes regionales y provinciales, ya que un viaje entre euito yGuayaquil se redujo de dos semanas a dos días y su costo auna quinta parte, con lo que finalmente se rompió la incomu.nicación en la que por tanto tiempo habían vivido seffanos ycosteños, separados por infranqueables montañas y enmaraña-das selvas. vías de comunicación y transporte que también sir-vieron para que se difundieran ideas y se extendiera la autori-
183
dnd del Estado a una mayor proporción del territorio nacional,proceso que coincidió con su fortalecimiento y el incrementotlc sus responsabilidades. Sin embargo, excepto para quienes
ptilían valerse del ferrocarril, del automóvil, del autobús y del
cumión, que no eran todos los ecuatorianos, el transporteriguió siendo una aventura riesgosa parecida a la que corrie-ron los viajeros de los siglos precedentes, especialmente en la(\lsta, en la cual, al decir de un visitante extranjero, nadie
etrrprendía un viaje "sin una razón poderosa".r04
La apertura de vías de comunicación y los nuevos mediostlc transporte también sirvieron para que los periódicos que se
crlitaban en Quito y Guayaquil llegaran a las provincias. Pero
cl atraso general, expresado en elevados índices de analfabe-
lismo, bajo nivel educativo, escasa difusión de la lectura y una
lxrbreza generalizada, hizo que pesara más el lenguaje oralque el escrito. Por este motivo fue limitado elnúmero de per-
ñonas que pudieron acceder a la lectura de periódicos y revis-Ius, que se redujo a las de cierto nivel económico y alguna cul-Iura. Esta limitación fue sorteada gracias a la radio, a través de
la cual las noticias y los comentarios de la prensa escritapudieron llegar a un mayor número de ciudadanos, que de este
rnodo por primera vez consiguieron informarse de lo que suce-
tlía en el Ecuador y en el mundo. Con lo cual las enseñanzas
irnpartidas por la Iglesia católicaén los oficios religiosos y en
l¿r educación dejaron de ser la única fuente en la que podíanlilrmarse las conciencias.
Con los capitales foráneos arribaron formas modernas de
¡rroducción, desconocidas tecnologías, criterios de eficiencia,previsión en el uso de recursos y sistemas de trabajo marcados
¡ror la responsabilidad, la orgarización y la productividad,lodo lo cual constituía una novedad en el atrasado Ecuador de
qYt
184
entonces. Gracias a esta presencia extranjera, y ala de negorcios que establecieron los inmigrantes, ros ecuatorianos entra?ron en contacto con modernas tecnologías, desconocidos sis.temas de producción y eficientes estilos de trabajo, que gene.raron positivos cambios en la conducta de los trabajadores quelaboraban en compañías extranjeras o eran dirigidas por foras-teros. El efecto demostración que generaron permitió que susprácticas se difundieran en forma más amplia,lo que contribu.yó a que se rompieran rutinas laborales y empresariales impro_ductivas que por siglos se habían repetido en las actividádeseconómicas.
Un funcionario público, en los años treinta, confesaba a unvisitante que constituía"Ltnaopinión general que los extranje-ros tenían más sentido del negocio, poseían mayores recursospersonales, eran más arrojados y más resistentes que los natu-rales del páís".tos Espinosa Tamayo escribió que en el Ecuadorlas cuatro quintas partes del comercio se encontraban enmanos de extranjeros, y que la',clase elevada,' de hecho lesreconocía superioridad intelectual y cultural, por lo que prefe-ría su concurso "como propulsor de las industrias y del progre-so material del país".'06 Belisario euevedo llama la atenciónsobre el hecho de que laiquezay la producción son arrebata-das por el "elemento extranjero, emprendedor, activo y econó_mico".r'T Ilustra la influencia extranjera en el mundo económi-co de la época, el que la expresión inglesa watchman, con laque se designaba al guardián de las empresas mineras, indus-triales y de la construcción, se haya transformado en la caste-llana guachimón, denominación que perdura hasta ahora.ros
En la visita que hizo Albert Franklin a la mina de oro queuna compañía estadounidense explotaba en Macuchi,le llamóla atención que los obreros, a diferencia de las actitudes servi-
185
les que solían tener los campesinos en las haciendas de laCosta de las que provenían, en la mina "estaban atentos a su
trabajo" y la "súbita aparición de su jefe gringo no hizo que lerindieran homenaje", pues "comprendían que todo lo que les
exigía era cuidado y constancia en su trabajo y no adulaciónpor su importancia personal".roe El aprendizaje profesional y lalaboriosidad que adquirieron los trabajadores ecuatorianosque tuvieron la oportunidad de entrenarse en compañías ingle-sas y estadounidenses,les convirtió en una mano de obra apre-
ciada y cotizada que con facilidad obtuvo empleos en empre-
sas nacionales cuando se retiraron de las exffanjeras.
En Guayaquil, como ha sucedido en otras sociedades, elcrecimiento económico, además de desencadenar un círculovirtuoso, fue un importante instrumento para el cambio de los
valores culturales. Primero ofreció oportunidades y luego
demostró que quienes se esforzaban, emprendían en negociosy trabajaban con ahínco aumentaban sus ingresos, mejoraban
sus condiciones económicas y en algunos casos se enriquecí-
an. Las posibilidades económicas que ofrecía el puerto atraje-
ron inmigrantes extranjeros, que abrieron nuevos negocios e
introdujeron eficaces prácticas. La constatación de que quie-
nes trabajaban disciplinada y esforzadamente tenían éxito,llevó a que otros imitaran comportamientos que resultaban
beneficiosos. La acumulación de récursos y la posibilidad de
invertirlos para multiplicarlos promovieron el ahorro y la aso-
ciación. La competencia abierta por quienes iniciaban unnegocio alentó el mejoramiento de los ya establecidos. Todo 1o
cual produjo un efecto económico multiplicador en la agricul-tura, el comercio y los servicios en Guayaquil y su entorno.
No sucedió lo mismo en la industria, actividad por la que
los habitantes de Guayaquil se interesaron menos. A principios
186
de siglo el puerto importaba toda clase de manufacturas,que "la industria era casi nula" y las pocas fábricas que exian estaban en manos de extranjeros.t'' otro viajero iegistrapresencia de una "industria naciente,, de ceweza, hielo, chcolate y tejidos, a las que se suman imprentas, un tranvía coutracción animal, una planta eléctrica y una flotilla de vaporegfluviales."t crawford explica la ausencia de industria, a iesadde los recursos económicos y de la demanda existantes,diciendo que la capacidad empresarial y el ,,duro trabajo,,delos guayaquileños estaban dirigidos al comercio y a los úi"n",raíces antes que a las manufacturas, conducta
"n iu qu" influía
la impaciencia por progresar, un mercado que les resultabamejor conocido, la posibilidad de obtener altas ganancias, elfácll y atractivo crédito disponible, las rápidas utilidud", qo.obtenían y un código comercial estable. La inclinación a iasactividades comerciales en Guayaquil fue tan generalizadaque en "cada hombre, mujer y niño de la clase alta o baja, sedesarrolló un casi contagioso deseo por comprar o vender,,nsegún la citada autora. por estos motivos, a pesar de los recur-sos económicos que se acumularon gracias al cacao, no sedesarrolló una industria manufacturera que permitiera expor-tar productos elaborados o sustituir artículos importados quepodían manufacturarse internamente. No se proóesó er cacaoen fábricas para transformarlo en chocolate; ni siquiera llegó aestablecerse una de escobas para cuya confección
"*irtíumano de obra y todos los materiales necesarios. concruye laautora diciendo que por estos motivos en la economía deGuayaquil "el factor de transmisión del crecimiento estuvoenteramente ausente".r12
El temprano espíritu emprendedor de los guayaquileñosapareció en la Sierra cinco décadas después, entrado Lt ,igtoXX. Gracias al ferrocarril llegaron a la serranía los primeios
t87
vehículos motorizados para el transporte de pasajeros y cargay pudieron movilizarse hasta las ciudades y campos maquina-rias importadas del exterior, para Ia producción industrial yagícola y la construcción de caminos. Creció considerable-mente la importación de tractores, azadones, machetes y otras
herramientas y equipos pam la agricultura. De las veinte fábri-cas textiles instaladas en la Sierra hasta 1930, que representa-
ban un 90Vo del total nacional, dieciocho se fundaron en las
tres primeras décadas del siglo XX,la mayor parte después de
la I Guerra Mundial. Pero aun en ellas siguió pesando el modode ser nacional, poco favorable a la asociación. La mayorparte de estas empresas fueron personales, pues apenas siete
se constituyeron como sociedades, conformadas por variosindividuos dispuestos a sumar esfuerzos y capitales,tl3 indus-tria fabril que, además, dentro del conjunto de la economíasignificaba poco y ofrecía limitadas posibilidades de empleo.En 1914 Espinosa consideraba que "no era necesaria la funda-ción de escuelas técnicas especiales, pues los obreros que de
ellas salieren no encontrarían ocupación y quedarían chasque-
ados o se verían condenados a emigiar en busca de trabajo".r'o
En 1906 se fundó en Quito el Banco del Pichincha, laúnica institución financiera que en el Ecuador ha logrado man-tenerse por 100 años; y más tarde se conformaron otros ban-cos en Ambato, Riobamba, Cuerica y en la propia capital.Hacia 1930 Quito "alcanzó a Guayaquil en número de estable-
cimientos bancarios" y, de esta manera, finalmente la Sierrapudo disponer de instituciones crediticias que tanta faltahací-an para el desarrollo de sus actividades económicas. La agri-cultura y la ganadería también registraron progresos con elmejoramiento de semillas,la introducción de nuevos cultivos,la importación de sementales y la incorporación de maquina-ria (arados tirados por tractores), sobre todo después de la I
188
Guerra Mundial,tts en parte gracias a los esfuerzos realipor la Sociedad Agrícola e Industrial (1907) y la SociNacional de Agricultura (1913). Sin embargo, en las actides agrícolas continuó predominando el atraso ya que,antes se señaló, hasta mediados de siglo en las haciendasSierra continuó trillándose los cereales con cuadrillas dellos, a los que se les hacía caminar en círculos sobre lasgas derramadas en una era, para luego separar el granoauxilio del viento.
Estos cambios económicos, sociales, políticos y jurídfavorables al progreso y ala renovación de los valoresrales, adquirieron un mayor dinamismo en la segundadel siglo XX, como se verá en el capítulo siguiente.
C¡.pÍrulo Cu¡,nro
C¡.unros cULTURALES EN LA SEGUNDA
MITAD DEL SIGLO XX
Una recapitulación de los valores culturales conformados
en más de cuatrocientos años ayadaráaapreciar el alcance de
los cambios producidos en las costumbres de los ecuatorianos
durante la segunda mitad del siglo XX.
La España feudal de la que provinieron conquistadores,colonos y burócratas, las despóticas sociedades indígenas pre-
colombinas y la abundante mano de obra que existió en elterritorio de la Audiencia de Quito hicieron que se conforma-r$ una sociedad jeriárquica en la qud los blancos y las personas
de color estuvieron separados por abismales diferencias eco-
nómicas y sociales. Unos y otros dieron por sentado que no
cnmbiarían sus condiciones de vida y el lugar que ocupaban en
lu escala social, cualquiera fuera su desempeño laboral. Las
rlgidas jerarquías sociales y la convicción de que el estatus
locioeconómico heredado se mantendría de por vida, impidie-ron que en la Colonia y en la República fueran similares los
dcrechos, parecidas las obligaciones e iguales las oportunida-
190
des para todos los individuos. El aislamiento geográfico yvalores transmitidos por la Iglesia católica contribuyeronque este tipo de sociedad no cambiara.
I
Viajeros y cronistas que registraron el acontecer cotidianodescribieron a españoles y criollos, y luego a loscomo ociosos, indolentes, derrochadores, carentes de espírituemprendedor y poco interesados en su progreso económico,actitud frente a la vida que fue compartida por blancos, indios,negros, mestizos y mulatos. A pesar de los cambios produci-dos en Guayaquil en el siglo XIX tardío y en la primera mitaddel XX en el resto del país, tales comportamientos variaronpoco. Quienes trabajaban, cualquiera fuera su condiciónsocial, no eran laboriosos, eficaces,y perseverantes; al contra-rio, desempeñaban sus tareas qon lenidad, inconstancia y ruti-narismo. No se respetaban los derechos de propiedad y engeneral los individuos no cumplían sus compromisos y nosometían sus actos a los mandatos de las leyes. El mérito noera reconocido, el esfuerzo premiado y el sentido de responsa-bilidad compartido, por la fuerzaque tenían las relaciones per-sonales y los valores paternalistas.
Por estos motivos, quienes dirigieron las actividades eco-nómicas carecieron de incentivos para ahorrar, invertir, incor-porar tecnologías, introducir innovaciones, ampliar mercadosy de esta manera mejorar los rendimientos de los procesosproductivos. Por su parte, los que trabajaban manualmentecomo artesanos o trabajadores dependientes consideraron que
el acucioso desempeño de sus tareas no sería adecuadamentecompensado. Tampoco fue posible que existieran relacioneseconómicas sustentadas en la confianza recíproca,lo que llevóa que los pocos ahorros que se acumulaban no se invirtieran,y a que resultara difícil la conformación de sociedades que tan
t9t
necesarias eranpara acometer empresas que no podían ser lle-vadas a cabo individualmente.
Todo lo cual impidió que los individuos mejoraran su bie-
nestar, las actividades empresariales progresaran y la econo-
mía del Ecuador se desarrollara.
Lts Nunv¡.s coNDrcIoNES DEL PAÍs
En la segunda mitad del siglo XX los valores culturales de
la sociedad ecuatoriana, mantenidos por centurias, comenza-
ron a cambiar, atr extenderse a otras regiones del país el espí-
ritu laborioso y emprendedor que había aparecido en
Guayaquil el siglo anterior. Transformaciones de diversa natu-
raleza,principalmente económicas, sociales y políticas, que se
produjeron en partir de los años cincuenta, contribuyeron a
que se despertara el interés por el trabajo y se generalizatalabúsqueda del lucro, para a través de estos medios progresar yhacer fortuna.
El elemento que más influyó en este cambio cultural fue el
crecimiento económico desencadenado por las exportaciones,
primero del banano y luego del petróleo, sobre todo del segun-
do. Un fenómeno de tal magnitud no había experimentado elpaís desde el remoto año en el que füe constituida laAudienciade Quito. En el dilatado período histórico de más de cuatro-
cientos años el crecimiento económico fue insignificante,excepto durante el auge de los obrajes y del cacao, realidad
que explica el atraso con el que arribó el Ecuador a la segun-
da mitad del siglo XX, en condiciones económicas y sociales
que no diferían mucho de las coloniales y de las de laRepública temprana.
r92
Las ventas externas de productos ecuatorianos que en Ifueron de 64 millones de dólares a fines de siglo su
4.451millones. Gracias al banano, entre 1950 y 1969 elcreció a la tasa anual del4,77o y merced al petróleo a unsitado l2Vo anual en el primer lustro de los años setenta y asignificativo 6,97o en el siguiente. Tres décadas consecude crecimiento económico en magnitudes no experimenen centenares de años, produjeron transformaciones enlos órdenes de la vida nacional que le permitieron al Ecabandonar el grupo de los países más atrasados de
Latina para pasar a ocupar un lugar intermedio. Aparecinuevas formas de producción agrícola, se desarrollaron actidades industriales, crecieron los servicios, mejoró sensi
mente la infraestructura física y se multiplicaron lasdades de empleo, progresos económicos a los que siguiimportantes cambios sociales y culturales.
La agricultura perdió la significación que tradicionalmen.te tuvo, al caer a fines de siglo a menos del l07o del PIB yemplear solamente el26%o de la población económicamenteactiva, mientras los servicios, la industria, el comercio y las
minas ascendieron a los primeros lugares. A la pérdida de
importancia de la agricultura se sumó, en los años sesenta yset-enta,la liquidación del sistema económico y social consti-tuido por la hacienda, con la ejecución de la Ley de ReformaAgraria, de la Ley de Abolición del Trabajo Precario en laAgricultura y del Decreto 1001, con el que se transfirió a loscampesinos las tierras en las que cultivaban arroz.
El país finalmente logró integrar su geografía con un siste-ma de carreteras,la mayor parte asfaltadas, que enlazaron pro-vincias, ciudades y pueblos, incluso de la aislada región ama-zónica, con lo que el transporte automotor pasó a ser el prin-
t93
clpul medio de comunicación y el ferrocarril dejó de ser com-
petitivo. El puerto fluvial de Guayaquil, que por siglos había
¡ervido al país, fue sustituido por un puerto marítimo y la ciu-
dncl, a través del puente que se constituyó sobre el río Guayas
pudo comunicarse directamente por vía terrestre con la Sierra
ecntral y el sur del Litoral. Entraron en servicio los puertos
llolívar, Manta y Esmeraldas, así como nuevos aeropuertos en
Cuayaquil y Quito y otros en casi todas las ciudades del país,
gro.iur-u los cuales se produjo un notable desarrollo del trans-
porte marítimo y aéteo,nacional e internacional'
Ilusffa la significación de tan importante progreso vial men-
cionado el recuerdo del incomunicado Ecuador de antes.Aprin-
cipios de los años cincuenta la única carretera de penetración a
la Amazonía llegaba unos kilómetros más allá del Poyo, el pri-
mer pueblo conformado por los colonizadores serranos. Para
viajar de chone a Quito, distante no más de 300 kilómetros, era
necesario navegar por el río homónimo aguas abajo hasta el
pacífico, continuar por maf hasta La Libertad, seguir en autoca-
rril a Durán y luego por ffen a Riobamba donde se pasaba una
noche para al díasiguiente embarcarse a Quito, en un viaje que
duraba una semana. A principios de los años sesenta pafa viajar
de Machala a Guayaquil se requería tomar un barco en puerto
Bolívar y navegar durante una noche por mar' ingresar al golfo'
surcar "i
río Gouyas y finalmente afribar al puerto. En la Sierra
se consideraban buenos los caminos empedrados, pues todos los
demás eran de tierra y ninguno estaba asfaltado'
se construyeron las centrales hidroeléctricas de Paute y
Agoyán,yotrastermoeléctricas,quepermitieronalasindus-trias disponer de energía suficiente y a todas las ciudades y
pueblos de iluminación, incluso a las zonas rurales' El progre-
so fue notable. En 1951 la Cepal estimaba que el país contaba
194
clividad a la bebida, que continúa llamando la atención de
con 35.000 KW de provisión de energía eléctrica, que se
Germánico Salgado sólo permitirían servir a una pequeñadad contemporánea.t Cuando estudiaba la escuela a
de los años cincuenta, la luz de Riobamba, calificada de
tecina por mi madre, alumbraba algo más que las velas.
El Ecuador se urbanizó rápidamente al pasar la poblde las ciudades de 29Vo en 1950 a 557o en 1990 y a 6l%o
200I. Las emigraciones, originadas en el campo y en lasvincias, se dirigieron a Guayaquil y a otras ciudades de
Costa, que crecieron explosivamente. Llegaron atraídos pornqueza que generó la producción de banano y más tardecultivo de camarón en cautiverio, la pesca y otros cultiagrícolas, como también por las posibilidades de empleogeneró el auge de la construcción. A través de invasionesterrenos localizados en la periferia de las ciudades, sincios de agua potable, alcantarillado, electricidad y calles,inmigrantes formaron barriadas conocidas con el nombresuburbios.
La cobertura de los servicios de agua potable y alcantarido, así como los de salud, se extendieron a casi toda lación del país. A ello se sumó una mejor alimentación, unaseo personaly ciertapreocupación por la higiene comuniaspectos que estuvieron descuidados en los períodosres. Estos progresos permitieron eliminar las epidemias,cir la mortalidad y aumentar la esperanza de vida a72 años,las ciudades y en el campo se redujo el tamaño de las famiy en la Sierra por primera vez fue eliminada la plaga de lasgas, con la que convivieron sus habitantes por más de
cientos años y que tanto atormentaron a los viajeros quellegaron al país en la Colonia y en la República. No así la
cxtranjeros, visitantes y residentes, como también de los nati-vos de países a los que han emigrado ecuatorianos o existengrupos importantes de jóvenes estudiantes de las clases mediay alta. De 1o que también son un ejemplo los desbordes que se
producen en Quito durante las fiestas de diciembre, y en otrasciudades en festividades similares. Según una encuesta delnforme Confidencial (2007),e|76%o de los quiteños y el637odc los guayaquileños consideraron que el consumo de alcoholera un problema "muy grave" en su ciudad.
Primero gracias al invento del transistor y luego a la exten-sión del servicio elécffico, todos los habitantes del Ecuador
¡tudieron escuchar la radio, a 1o que siguió la aparición de la tele-visión cuya imagen en los años ochenta llegó a la totalidad deIos hogares urbanos, aun de las familias pobres,lo que permitióque creciera exponencialmente la posibilidad de que los ciuda-danos pudieran informarse. El analfabetismo se redujo a menostlal lOTo de la población y los servicios de educación primaria se
extendieron a todos los niños en edad de estudiar. a lo queriguieron notables avances cuantitativos en la enseñanza secun-rlnria y universitaria y el reconocimiento, en la Constitución de1979, del derecho al sufragio de los analfabetos.
Arribaron inversiones y compañías extranjeras en número yvolumen no conocidos por el Ecuador,2 entre las que se destaca-
nln las compañías que iniciaron la producción y exportación delrtrnano y de petróleo, dos fuentes de iqueza en las que se sus-lentó el progreso del país en la segunda mitad del siglo y eltrrc.joramiento de las condiciones de vida de millones de ecua-Iorianos. A la compañía estadounidense United Fruit le cones-
¡xlrdió el inicial desarrollo de la producción bananera en la( 'rrsta, cuyas exportaciones llegaron a representar el6O7o de lasvrrntas extemas. Al consorcio norteamericano Texaco-Gulf la
196
perforación de los primeros pozos de pefóleo en lacuyas exportaciones llegaron a bordear eISOVo del totalaños, y a otras compañías extranjeras la incorporación de
vos campos en los noventa y la construcción de dos
oleoductos entre la Amazonía y el Pacífico, que el Estadoestaba en capacidad de financiar con sus propios recursos.
La economía cosechó los beneficios de los emprenditos realizados por inmigrantes que arribaron al país hacimediados de siglo. Los viajeros extranjeros que visitaronAudiencia de Quito y el Ecuador,luego de constatar el escaso
interés de sus habitantes en el progreso individual y colectivo,habían coincidido en señalar que el país no saldría del affasosi no recibía inmigraciones provenientes de los países europe.os. Si bien los inmigrantes que llegaron al país no fueronnumerosos como los que arribaron a otros países de AméricaLatina, tuvieron mucho que ver con el progreso nacional, puesfundaron exitosas empresas industriales, comerciales, turísti-cas y agrícolas que contribuyeron a que el Ecuador saliera delcentenario inmovilismo.
Nuevas y renovadoras ideas venidas desde el exterior lle-garon al país y fueron adoptadas por algunos ecuatorianos.Desde diversas perspectivas ideológicas cuestionaron el anti-guo orden de cosas, enfatizaron la importancia de los asuntoseconómicos y promovieron la búsqueda del progreso, entre lasque se destacaron las derivadas del pensamiento marxista,lasoriginadas en el aggionamento católico, las recomendadas pororganismos internacionales y las predicadas por las iglesiasprotestantes.
Partidos, sindicatos, intelectuales y periodistas inscritos enel pensamiento marxista europeo difundieron las ideas socia-
197
listas y lucharon por llevarlas a la práctica a través de la críti-
caataviejasociedadagraiarepresentadaporlahaciendayelimpulso de leyes y reformas orientadas a corregir las injustas
relaciones económicas y sociales existentes. si bien las ideas
socialistas llegaron al país en las primeras décadas del siglo,
recién con ocasión de la Revolución cubana (1960) consiguie-
ron desbordar las capillas ideológicas en las que habían per-
manecidorecluidas,difusiónquelespermitióinfluirenuncspectro más amplio de ecuatorianos, incluso en algunos que
decían no ser marxistas, especialmente en quienes trabajaban
en el campo de las ciencias sociales. Pero estas ideas en oca-
siones se convirtieron en un obstáculo para el desarrollo del
país. Por ejemplo, la construcción de un redituable segundo
Lleoducto, necesario para que pudieran exportarse los crudos
pesados encontrados en la Amazonía, se postergó por nueve
años debido a la oposición de sectores autotitulados naciona-
listas de izquierda (partidos, sindicatos, tecnócratas e incluso
militares) contrarios a la inversión extranjera' Demandaron
que la obra fuera hecha por el Estado a pesar de que carecía de
recursos económicos.
LospapasJuanXXlllyPauloVlredefinieronladoctrinaeconómica de la Iglesia catóIica en las encíclicas Mater et
Magistra (1961), Pacem in Tenis y Populorum Progressio
(Ig"67)y en los documentos expedidos en 1965 por el Concilio
vaticano II. En ellos el catolicismo deslegitimó la creencia,
mantenida por siglos, de que el orden socioeconómico vigen-
te era inmutable por ser "querido por Dios"' A 1o que sumó el
reconocimiento de la importancia que para Ia realización
humana tenía el progreso individual, el avance económico y el
desarrollo de las naciones. valoró las necesidades materiales,
aceptólaautonomíadelasrealidadesterrenas,legitimólainvestigación científica, reconoció la libertad de conciencia y
r98
estas ideas la Iglesia católicarealizó un programa de ragraia en sus haciendas y promovió servicios de asi
atribuyó importancia a la empresa, al mercado, a la creativeconómica y al mundo de los negocios. En consonancia
t99
entre las que se destacó la reforma agraria. Estas políticas fue-ron adoptadas y promovidas por la Junta de Planificación(1954), instancia técnica que por treinta años tuvo una signifi-cativa influencia en las decisiones de los gobiernos. En conso-nancia con tales ideas, el Estado asumió un ro1 decisivo en lacreación de condiciones que favorecieran el desarrollo, a tra-vés de la planificación,la ejecución de proyectos,la inversiónpública,la creación de instituciones,la constitución de empre-sas y la expedición de medidas proteccionistas. Construyóinfraestructura, reguló los procesos de producción y distribu-ción, estableció incentivos y subsidios, mejoró el sistemaimpositivo, modernizó la administración, incrementó lasrecaudaciones de tributos, amplió los servicios públicos, ini-ció programas sociales, otorgó créditos productivos, expandióla frontera agícola y ejecutó la reforma agraria. Tareas que se
facilitaron por el control que obtuvo el Estado de La riquiezapetrolera y de los cuantiosos ingresos que generó por elaumento de los precios. Gracias a ella las decisiones de laautoridad pública pudieron conseguir cierto grado de autono-mía con relación a los intereses privados.'
Más tarde,, a fines de siglo, el Banco Interamericano deDesarrollo, el Banco Mundial y el Fondo MonetarioInternacional impulsaron reformas estructurales, si bien de
orientación ideológica distinta también"destinadas al propósitode desarrollar el país. Buscaron liberalizar la economía, reducirel rímbito del Estado y promover el mercado, de acuerdo con lasrecomendaciones resumidas en el Consenso de Washington.Aunque no se aplicaron con la profundidad que plantearon sus
ideólogos exfanjeros y nacionales, el Estado resignó a favor de
los particulares algunas de sus responsabilidades en la construc-ción o administración de infraesffuctura física (careteras, aero-puertos, puertos), en la explotación de recursos naturales (petró-
financiera y técníca a los campesinos, como elEcuatoriano Populorum progressio (FEpp).
nos, presbiterianos, bautistas y pentecostales, en lamit¿d del siglo XX incrementaron constantemente el núde prosélitos, especialmente los dos últimos. En 2006lostestantes llegaron a representar el llvo de la población nacnal, con tendencia a crecer,, porcentaje que se eleva aI 65Vozonas en las que iniciaron su acción religiosa a comienzoslos años veinte.a El primer núcleo misionero importanteconstituyen en el cantón indígena de Colta, próvinciachimborazo. Un testimonial trabajo comunitario en educaciy salud (en 1956 fundan escuelas bilingües y en l95g un pinero hospital para indios), el uso habitual del idioma quicñua¡la apertura de una radio local y la lectura y discusión"de lassagradas Escrituras araluz de los problemas cotidianos, lespermitió penetrar en el mundo campesino andino y anazónicay posteriormente incursionar en sectores popularesy medios dolas ciudades. Esta expansión del protestantismo fue acompaña.rda de cambios en los comportamientos de sus prosélitos, quéles hizo abandonar costumbres incompatibles con el éxito eóo'nómico personal y el progreso colectivo
Las iglesias evangélicas, primero de origen europeo y lutestadounidense, compuestas por metodistas, luteranós, angli
La Cepal y la Alianza para el progreso, creada por losEstados unidos, promovieron en los años sesenta reformasestructurales orientadas a fortalecer la participación delEstado en el desarrollo nacional y a redistribuirla nqueza,
200
leo, hidroelectricidad) y en la prestación de ciertos servic(comunicaciones, agua potable, transporte aéreo y marítimoAdemás propiciaron leyes y políticas orientadas a reducirtecciones y subsidios, favorecer la inversión extranjera ytar la intervención del mercado, al que le otorgaron labilidad de asignar recursos, fijar precios y crear alicientesel desarrollo de las actividades económicas.
En las últimas décadas también llegaron al Ecuadorcimientos, actitudes, ideas y comportamientos traídos por losnumerosos jóvenes que viajaron a estudiar en el extranjero, dola clase media merced a becas y de la clase alta gracias a losmedios económicos que les proporcionó el progreso del país.Muchos se educaron en cotizadas universidades de EstadosUnidos, Europa, Chile y Argentina, o en los centros de educa-ción superior de Monteffey en México,Incae en Costa Rica yZamorano en Honduras. Los que no tuvieron la oportunidadde estudiar afuera, gracias al Internet diariamente toman con-tacto con el mundo mediante la lectura de periódicos, revistas,libros e informes técnicos, con lo que han logrado abrir elhorizonte cultural e informativo como no pudieron hacerlo sus
padres y abuelos.
Mejoró significativamente el equipamiento de las ciuda-des, entre las que se destacó por sus progresos el puerto deManta. Guayaquil consolidó su influencia económica, demo-gráfica y política, recuperó sus deteriorados servicios de aseo,
agua potable, alcantarillado y calles, edificó elegantes y con-fortables terminales aérea y terrestre y mejoró el ornato urba-no, proceso que se inició con la construcción de un bello male-cón en la rivera del río Guayas. Estos progresos ocurridos enel puerto permitieron que los guayaquileños recuperaran laautoestima que habían perdido.
201
La atrasada y provinciana capital cambió a parl:it de los
años setenta gracias a la aparición de lanqtezapetrolera ama-
z6níca qo" "tt
buena parte controló, ala que sumó el cultivo
de flores y la producción de alimentos y bienes industriales de
exportación. A fines de siglo Quito se convirtió en una moder-
nu y "or-opolita
metrópoli que creció hacia el norte y el sur
y sL desbordó a los valles vecinos. Hoteles internacionales,
una diversidad de restaurantes, teatros,libreías, salas de con-
ciertos, paseos, pa.rques,lugares de esparcimiento, el trolebús
y |a restauración del centro colonial dejaron affás las carencias
que tanto habían llamado la atención a viajeros extranjeros. El
progr"ro de Quito, acelerado en los primeros años del siglo
XXI por un nuevo auge petrolero, atrajo miles de inmigrantes
costeños, fenómeno demográfico inédito por primer a v ez pro'
ducido en centenares de años en los que siempre fueron sefTa-
nos los que abandonaron su región para dirigirse a la Costa en
busca de trabajo.
Erncros EcoNÓMrcos Y socralEs
cambios tan numerosos y profundos en todos los órdenes
de la vida nacional produjeron transformaciones económicas,
sociales y culturales que el Ecuador no había experimentado
nunca.
La pérdida de importancia económica de la agricultura y la
signifióación que adquirieron otras actividades económicas
q,i" ," desarrollaron en el medio urbano o se relacionan con é1,
como los servicios, el comercio, la industria y la minería'
redujeron de manera sensible la influencia que tradicional-
*"ni" tuvo la actividad agrícola y de quienes la controlaron:
los hacendados.
}\202
Haciendas tradicionales que en la Sierra producían alitos para el consumo interno y en la Costa cacao, café yuna parte parala exportación, sufrieron la incursión y lapetencia de empresas agropecuarias, entre las que seron las plantaciones de banano y azúcar y la críade ganadorazas mejoradas para la producción de leche y carne. A esactividades, en las últimas décadas del siglo XX se sumaroncultivo de camarón en cautiverio que se convirtió en elproducto de exportación, la pesca y en la Sierra la produccide alimentos y flores paralaexportación mediante sistemasinvernadero y modernas tecnologías:
La reforma agrariay la eliminacióndel trabajo precario r
la agricultura, además de redistribuir la tiena y permitirleslos campesinos adquirir la propiedad de las parceras en lasvivían, liberaron una mano de obra que durante siglos hpermanecido atada a la hacienda por el huasipungo en lüSierra y la sembraduría y lafinquería en la costa. A partir dc,entonces los campesinos, que habían estado sujetos a lühacienda en una relación de dependencia, pudieron decidir, doacuerdo a su interés y en función de la remuneración que lesofrecían, el lugar en el que les conven ía trabajar,u con io cualun mercado de mano de obra. que tradicionalmente había sidocontrolado por los hacendados, pasó a ser determinado por losasalariados. Especialmente significativo fue el avance econó-mico, social, educacional y político que experimentó er puebloindígena que, como se vio en los anteriores capítulos, vivió enla pobreza y la marginación por centurias. En el proceso rei-vindicativo indígena fueron pasos importantes la conforma-ción de la confederación de Nacionalidades Indígenas delEcuador (Conaie), organización que se convirtió en el grupode presión política más influyente de los años noventá, l,osprogresos educativos, higiénicos y de salud del pueblo indio,
203
cl reconocimiento de sus derechos colectivos en la(lonstitución de 1998,Ios organismos públicos que se crearonpttra promover su desarrollo y las destacadas posiciones que
ocuparon sus dirigentes indios en el Gobierno y en el(bngreso Nacional, poder político que apenas treinta años
utrás nadie habría imaginado que alcanzarían. Perc quizá lalransformación más importante sufrida por los indígenas es larocuperación de los valores culturales de su raza y de un sen-
ticlo de la dignidad personal.
Ayudan a comprender las transformaciones producidas en
cl mundo indígena la descripción de la opresiva condiciónsocial err la que estaba inmerso en las primeras décadas de lascgunda mitad del siglo XX. Para el antropólogo estadouni-clense Casagrande "el racismo en el Ecuador estaba institucio-nalizado en un grado tal que de ser conocido por gente opri-rnida de otras paftes produciría un shock".' El antropólogoccuatoriano Burgos, refiriéndose a Riobamba, capital de unaprovincia con fuerte presencia india, escribió que se "espera
c¡ue los roles asignados a los mestizos no sean desempeñadospor los indios, de modo que causaría una sorpresa si un indiocultural, es decir con su vestido de indio, se paseara porRiobamba manejando un carro".t
Actualmente no solo que muchos'indígenas manejanvehículos sino que, además, son sus propietarios. Los burros,que suelen ser parte del paisaje campesino en los países atra-sados, en el Ecuador desaparecieron del medio rural y su lugarha sido ocupado por el caballo,la bicicleta,la motocicleta y enalgunos casos por la camioneta. Resulta doloroso señalarlo,pero por primera vez en centenares de años los indígenas cal-zan zapatos y tienen más de una mudada de ropa para vestir-se. A principios del año 2000 una periodista del diario francés
204
Le Monde, que residía en Lima y conocía bien el affasogena del Perú, me expresó su sorpresa por haber visto en
a los dirigentes de la Conaie usando teléfonos celulares. Lqexpliqué que no sólo ellos los tenían sino muchos otros indios¡incluso los que vivían en el campo,enrazón del progreso qudhabían experimentado.
El crecimiento económico y la acción desarrollista delEstado a través de la dotación de infraesffuctura física,la nuevalegislación,las instin¡ciones que creó y las fuentes de financia-miento que se abrieron, favorecieron la formación y el progreso
de múltiples empresas. Para llevar adelante sus iniciativas final-mente pudieron disponer de servicios básicos como puertos,aeropuertos, caminos, puentes, energía eléctica, coffeos y telé-fonos, de los que antes carecieron quienes desearon emprenderactividades industriales. Muchas empresas se formaron gracias
a leyes que favorecieron la asociación, como la de Compañías,o que las protegieron mediante subsidios,liberaciones arancela-rias y exenciones impositivas.e La escasez de capitales en parte
fue subsanada con la ampliación de las operaciones del Bancode Fomento y líneas de crédito abiertas, en condiciones especia-les de plazo e interés, por la Corporación Financiera, el BancoCenfral, el Banco de la Vivienda y el Banco de Desarrollo, elúltimo para proyectos públicos. El mismo Estado asumió res-ponsabilidades empresariales a favés de la creación de entes
públicos parala explotación del transporte aéreo y maítimo,laproducción de bienes y la extracción de pefróleo, su exportacióny mercadeo de derivados. La Corporación Estatal Pefrolera(Cepe y su sucesora Peffoecuador) se convirtió, por mucho, enla empresa más grande del país.
Las empresas también se beneficiaron de las contribucio-nes que hizo el sector privado para la modernización de la eco-
20s
nomía. El crecimiento del sistema financiero privado y su
ampliación a provincias, ciudades y pueblos, fue de tal magni-
tud que relegó a un lugar secundario al Banco de Fomento'
instiiución "itutul
que en los años cincuenta rccogía la mayor
parte de depósitos y era el principal proveedor de crédito' Los
tun"o, y las compañías de seguros dotaron a los empresarios
de instrumentos di trabajo de los que habían carecido, gracias
a los cuales se facilitó la gestión de las actividades producti-
vas,comercialesydeservicios'Elavancetecnológicoprodu-cido en las dos últimas décadas les proporcionó comunicacio-
nes accesibles, instantáneas y baratas, como fueron' primero el
telex (que ningún joven de hoy llegó a ver), el fax (hoy obso-
leto) y La, t*¿" lós..mágicos', servicios de Internet y de telé-
fonos celulares.
La magnitud de la transformación sufrida por el país en
materia de comunicaciones ilustra la siguiente anécdota'
Debió ser elaño 1983 cuando se reunieron en mi oficina dece-
nas de periodistas, fotógrafos y camarógrafos' para registrar el
instanté en el que el présidente de la República iba a llamar al
embajador en Washington sin la intervención de una operado-
,u, *ár"undo directamente su número en un teléfono de disco'
En los días siguientes los ecuatorianos que tuvieron acceso al
servicio se maravillaban al no necesitar de gritos para ser
oídos, y escuchar con claridad la voz de la persona con la que
hablabán telefónicamente en cualquier lugar del mundo'
Ellnternetyloscelularesprodujeronunarevoluciónenlasactividades económicas, especialmente provechosa para
pequeñosagricultores,comerciantesinformales'artesanosypro,r""aor"s de servicios, a los que les ofreció la oportunidad
ie contactarse fácil y directamente con sus clientes, incluso en
elexteriorenelcasodepequeñosexportadores.Estosnove-
206
dosos medios de comunicación abrieron a las empresas, perosobre todo a aquellos que sin tener medios, ni recursoso niinfluencias deseaban emprender en negocios, un abanico do
oportunidades que nunca tuvieron en épocas precedentes, a
pesar de las instituciones que se crearon, de las leyes que se
expidieron y de los esfuerzos que realizaron los gobiernospara abrirles las puertas.
Los avances en la provisión de servicios por el sector pri-vado, de los que el país y las actividades productivas habíancarecido inveteradamente, incluso de los indispensableso con-tribuyeron a facllitar las operaciones industriales, comerciales,agrícolas y mineras. Obtuvieron financiamiento, cubrieronriesgos por pérdidas imprevistas, mode rnizaron maquinarias,se abastecieron de insumos y comercializaron, dentro del país
o fuera de él,los bienes que producían, incluso en el caso de
pequeñas empresas individuales o familiares. Las oportunida-des abiertas por el crecimiento económico,los alicientes crea-dos por el Estado y las nuevas tecnologías fueron aprovecha-das por empresarios provenientes de la clase tradicional o dela inmigración extranjera. En los primeros despertaron ador-mecidas iniciativas y a los segundos les impulsó a que amplia-ran sus actividades y emprendieran en nuevos proyectos.Aquellos servicios también sirvieron para que grupos huma-nos que habían vivido excluidos de las actividades ernpresa-riales, en razón de su pobreza y marginalidad, pudieranemprenderlas.
La globalización, la apertura económica, la acción delmercado, el retiro del Estado y los avances tecnológicos en elcampo de las comunicaciones contribuyeron a que se abrieranoportunidades de nuevos negocios, medianos y pequeños,
entre los que merecen una mención especial la modernización
207
de los sistemas de comerc ialización tealizada por los super-
mercados, las cooperativas de transporte terresffe y la produc-
ción y exportación de productos no tradicionales' las cuales
entre 200ó y 2007 se incrementaron en un elevado promedio
anual del1527o.
Los empleos en general bien remunerados creados en las
modernas plantaciones agrícolas permitieron que los campesi-
nos mejoraran sus condiciones de vida en términos que no
lograron a través de la reforma agratia, en la que tantas espe-
,un u, pusieron quienes quisieron transformar el atrasado
mundo rural. Es lo que sucedió, por ejemplo' con los obreros'
en su mayor pate mujeres, de las empresas florícolas y ali-
menticias de la Sierra. No sólo que elevaron su bieneslal per-
sonal (alimentos, vivienda, salud, vestido)' sino que el incre-
mento de sus ingresos impulsó un notable progreso de los pau-
pérrimos pueblós circunáantes que hoy, además de los servi-
cios básicos, cuentan con salones de belleza' bares' pasatiem-
pos, todo tipo de tiendas y locales de Internet'
Losaltosmontosdecapitalquefueronnecesariospara|aadquisición de maquinatias, el pago de tecnologías y la com-
pra de insumos tornaron necesario el ahorro e incentivaron la
asociación. Los apreciables capitales comprometidos' la-nece-
sidad de mantenerlos sin que corrieran riesgos y el afán de
obtener utilidades fotz'laorganizacíín eficiente de los pfoce-
sos productivos. El creciente número de ecuatorianos que
como obreros, empleados o profesionales recibieron una
remuneración regular o un honorario permitió la formación de
un mercado consumidor, con 1o que se abrió la posibilidad de
que las empresas que producían para el consumo interno
pudieran prosperar' al contar con una sostenida demanda para
susartículososervicios.Laaltaconcentracióndepoblación
208
en Guayaquil y euito y la urbanizaciónde las otras ciudadetfacilitaron la comerciarización de bienes y servicios produci+dos o provistos por las empresas, que por este motivo tuvierona su alcance más de la mitad de ros potenciales consumidores,
Los trabajadores y empleados que laboraban en tales acti-vidades fueron reclutados pot rur habilidades y no por susinfluencias; además obtuvieron un salario y reciúieron'presta-ciones sociales que les otorgó cierta independencia ecánómi-ca. En larealización de un eficiente trabajo se resumían todaslas-obligaciones que tenían para con su patrono, a diferenciade lo que antes sucedíaenrapaternalista sociedad agrícolatra-dicional. La creación de organismos estatales y ellesarrollode las actividades empresariares privadas ofrecieron trabajo ybuenas remuneraciones a profesionales reclutad", n*" n;"r_tos de dirección, administración o consurtoría,en eitiure e¡er-cicio de sus especialidades,lo que permitió que se
"onro*u-ra una clase media de la que el paíJ antes habíacarecido.
Las nuevas ideas aportadas por el marxismo, el cristianis-mo y por organismos internacionares derribaron esquemasideológicos que habían sustentado er viejo orden socioeconó-mico, suscitaron er interés de las personas por mejorar su con-dición económica,llevaron a que el Estado asumilra un papeldecisivo en la promoción del desarrollo del país y portárior_mente promovieron la liberali zaciónde la ecoiro
^i^y el alien_to de la empresa privada.
Una mención especial merece el protestantismo, por elénfasis que pone en el valor de la vida Lmporal y pory* pro_mueve en sus seguidores el abandono de prácticas contrariasal progreso individual y corectivo, para en su lugar impulsar laadopción de actitudes que lo favoricen. A diferéncia áel cato_
209
licismo cuyas prédicas, originalmente conformistas y mera-mente doctrinarias, se volvieron reivindicativas y contestata-rias, el Protestantismo enfatizó en el éxito económico perso-nal, que por ningún motivo debía verse como incompatiblecon la salvacifn eterna. A sus fieles les inculcó la idea de que
se hallaban en capacidad de atender sus necesidades, resolversus problemas y definir el futuro de sus vidas mediante elesfuerzo propio. Les exigió desterrar la idea fatalista de que nopueden ser cambiadas las condiciones económicas en las quenacieron y les llamó a que mediante sus acciones construyeransu destino, para 1o cual debían trabajar duramente, ahorrar unaparte de sus ingresos,llevar una vida frugal, respetar la propie-dad ajena, no beber alcohol, cumplir las leyes, honrar los com-promisos, pagar impuestos, decir la verdad, cuidar el aseo per-sonal y mantener limpios los hogares.
Si bien estos nuevos valores culturales están orientando laconducta de todos los evangélicos, cualquiera sea su ubicaciónsocial, es particularmente significativo el cambio que estánsufriendo los indígenas. Al respecto, una estudiosa del temaescribe: "Los indígenas protestantes reniegan de sus antiguascreencias y costumbres. Lo católico, para ellos, representa unsigno de atraso, un estado se salvajismo superado. Las creen-cias y prácticas tradicionales son consideradas supersticiosas,producto. de la ignorancia. No se explican cómo pudieronderrochar tanto dinero en fiestas y romerías, a costa de lasalud,la alimentación y la educación de sus hijos y la venta de
tierras y animales".lo Otra autora, basándose en declaracionesde indígenas conversos y en el examen de sus comportamien-tos, advierte que rechazan la explotación y los vejiímenes que
antes sufrieron, que han recuperado un sentido de la dignidadque les hace mirar "cara a cara" a blancos y mestizos, que se
consideran iguales a los otros ecuatorianos, que hablan sin
2r0
complejos y evitando confrontaciones piden a las aula mejora de los servicios públicos, que valoran la erla salud y la vivienda a las que destinan buena parte deahorros, que se comportan como buenos ciudadanos y queconfiables, honestos y serios.tt
La práctica protestante de la lectura diaria de la Bibliala permanente discusión de sus contenidos ha contribuidoque los indígenas evangélicos eleven el conocimiento de[idioma castellano, mejoren la comprensión del leguaje verbaly escrito y expresen su pensamiento correctamente,lo que lespermite desempeñarse en las actividades económicas con máseficiencia que otros ecuatorianos que no logran mejorar susdestrezas por no realizar aquellos ejercicios mentales. Laposibilidad de que puedan interpretar por sí mismos los tex-tos sagrados les ha dado un sentido de libertad e independen-cia cuando actúan en la vida cotidiana, familiar, cívica y detrabajo,lo que les permite organizar sus actividades de acller-do a sus propios puntos de vista y no en respuesta a directri-ces que antes recibían de patronos, predicadores católicos uotros tutores paternalistas.
La renuncia voluntaria al consumo de alcohol, tan difundi-do en el Ecuador, especialmente entre los indígenas, ha permi-tido a los conversos ahorrar recursos monetarios que antesdesperdiciaban en la bebida. De estos dineros se han validopara mejorar el bienestar personal y familiar (educación,vivienda, salud, vestido) y conformar pequeños capitales, queinvertidos en negocios les ha generado rentas adicionales, gia-cias a las cuales han superado económicamente a quienes dlla-pidan sus ingresos en borracheras. Los resultados de tan radi-cal transformación cultural pueden verse en muchas comuni-dades indígenas, en las que los evangélicos han superado a los
21.r
católicos en sus niveles de vida.'' Ilustra el hecho una expe-riencia personal reciente. Mientras transitaba por un caminorural en el páramo de las lagunas de Ozogoche (provincia delChimborazo), una campesina indígena me pidió que le llevaraen mi vehículo hasta la carretera principal. Durante la conver-sación me comentó que había dejado el catolicismo y adopta-
do el protestantismo, igual que su familia. Al preguntarlesobre si el cambio había sido beneficioso me respondió:"Claro señoro mi marido ya no me pega los sábados porque nose chuma"; esto es, no se embonacha.
Er, Éxrro ncouóvnco
La integración territorial del país, el crecimiento económi-co, las modernas comunicaciones, la apertura internacional, laurbanización de las ciudades, ciertas políticas públicas, lainversión extranj era, la lib er alización de la economía, I as ideas
renovadoras,las inmigraciones, el mercado y el efecto demos-tración producido por los pioneros que decidieron emprenderen nuevos negocios, crearon condiciones para que finalmentelos ecuatorianos abandonaran actitudes que eran contrarias alprogreso económico individual, comunitario y nacional.
En la segunda mitad del siglo XX la búsqueda del éxitoeconómico se extendió por todas partes, en el campo, en laciudad y entre las distintas clases sociales. Los ecuatorianosbuscaron aprovechar las oportunidades abiertas por las nuevas
condiciones del país, convencidos de que si trabajaban labo-riosamente, ahorraban, invertían, corrían riesgos, fundabanempresas, establecían negocios, instalaban servicios, mejora-ban sus talleres o buscaban un puesto de trabajo saldrían ade-
lante con sus iniciativas. Los campesinos que obtuvieron tie-rras con la reforma agraria se interesaron en extraerles el
212
máximo provecho, actitud que no habían tenido cuando cultirvaron las de sus amos a las que por verlas como ajenas no legdedicaron mayor esfuerzo. La influencia que arcanzaron la¡nuevas ideas hizo que el pueblo abandonara ra creencia de quola condición económica heredada era una fataridad que nopodía ser cambiaday en su lugar asumiera posturas
"onrir,"n-tes con la necesidad de transformarla. comportamientos quecontribuyeron a que se expandiera el cÍrculo virtuoso que elcrecimiento económico desencadenó, cuyo resultado fue eldesarrollo continuo experimentado por el país entre ros añoscincuenta y setenta, el intermitente de ras décadas ,igui*i", yel promisorio de los primeros años del siglo XXL Gácias a ér,millones de ecuatorianos escaparon de ra pobreza en ra quepor siglos habían vivido sus antepasados; los más afortunadoslograron acumular capitales y -.¡ot- su bienestar en térmi-nos que nunca habrían soñado sus padres.
. La ociosidad pasó a ser mal vista, se redujeron los prejui_cios frente al trabajo manuar, er comercio aoquirio prestigro ylos ecuatorianos, ricos o pobres, hicieron lo que pud'i"roripu.uganarse la vida y progresar mediante su propio esfuerzo. Éaceapenas cincuenta años a nadie se le habría ocurrido pensar quejóvenes de la clase media-alta podrían estudiar
"o.inu y t uuu-jar como cocineros o en otros oficios manuales. Argunos se
atrevieron a constituir sus propios negocios y los másirnp*r_dedores incursionaron en nuevos e innovadores campor, óo_olas empresas que producen camarón en cautiverio en la Costay cultivan flores en la Sierra. De las muchas que puede citar-se cabe mencionar unas pocas: Supermaxi,lr¿i Comisariato yFybeca en el comercio; pronaca, óonfiteca, Sumesa, ñil; yel grupo Vilaseca en la industria alimenticia; pinto y LaInternacional en la industria textil; Andec, Adelca, idealAlambrec e Indurama en la industria metal_mec ánica;
2t3
Plasticaucho en fabricación de calzadoy los grupos Noboa yWong en banano.
Sin embargo, la prodigalidad de un país rico en recursos
naturales que pueden explotarse sin mayores esfuerzos, unasurtida y permanente oferta de alimentos de los que tambiéndisponen los pobres, la supervivencia de ciertas jerarquías
sociales segregacionistas, la ausencia de relaciones económi-cas sustentadas en la confianza recíproca,Ia incapacidad delEstado para imponer el imperio de la ley,los bajos niveles de
ahorro e inversión y la aparición de diversas formas de popu-lismo impidieron que el despertar de la laboriosidad y de las
iniciativas económicas fuera acompañado de cambios en losdemás comportamientos de los ecuatorianos.
Se necesitará qu;e transcurra algún tiempo más para apre-ciar los efectos económicos y culturales que producirá en elEcuador la emigración de alrededor de un millón y medio de
ecuatorianos, a los países desarrollados de América del Norte,Europa y Australia. Gracias a vivir en sociedades que progre-san todos los días, ofrecen iguales oportunidades y son menos
discriminatorias que la ecuatoriana, a casi todos les ha idobien, realidad que se niegan a admitir quienes hablan de la"tragedia" de la emigración. Los emigrantes, luego de cubrirsus necesidades, educar a sus hijos'en escuelas, colegios y uni-versidades con altos niveles académicos, tener asegurado elcuidado de la salud familiar y los más afortunados adquiriruna vivienda, ahorran cuantiosas sumas de dinero que en parteenvían al país y sumaron 3.000 millones de dólares en2O06.Ellas est¡ín produciendo cambios significativos en los nivelesde vida de las familias que los emigrantes dejaron en elEcuador y contribuyendo de manera importante al desarollodel país.
2t4
Los emigrantes paulatinamente van adoptando las buenaú
costumbres de los habitantes de los países desarrollados edque residen, frente al trabajo laborioso, al crrmplimiento de
las leyes, al respeto de los compromisos y a las honradas rela-ciones interpersonales, comunitarias y públicas, así comocierta cultura financiera que les ayuda a administrar de mejormanera el patrimonio familiar. Los hijos que no pudieronacompañarlos reciben estos valores a través de las regularesconversaciones que mantienen con sus padres gracias a losmodernos medios electrón"icos, además de libros materialdidáctico e informaciones útiles de diversa naturaleza. Losfamiliares destinatarios de las remesas son forzados a rendir-les cuentas y a invertirlas productivamente en negocios o enmejorar la vivienda familiar o adquirir una nueva. Cuandovienen de vacaciones amplían estas .influencias culturalespositivas entre amigos y parientes, al contarles la forma enque funciona la democracia y la economía en Europa yNorteamérica e informarles que su éxito se debe al duroesfuerzo realizado y el fracaso de algunos de sus compatrio-tas a su mal desempeño. Estas positivas influencias serán másduraderas en el caso de los que regresen a su tierra, cuyonúmero se incrementará con el tiempo si es cierta la expre-sión quichua de que la sangre llama.
LrurtrcroNns EMPRESARTALES
El espíritu emprendedor y el deseo de hacer dinero lleva-ron a que los ecuatorianos, formal o informalmente, confor-maran empresas pequeñas, medianas y grandes. Para ponerlasen marcha tomaron iniciativas y corrieron riesgos, con el finde aprovechar las oportunidades abiertas por el crecimientoeconómico, el aumento del consumo,la apertura internacionaly la globalización. En cambio, no se produjeron modificacio-
2t5
nes equivalentes en otras actitudes que tienen que ver con la
productividad de las actividades económicas, la seriedad en
ios negocios y el desarrollo empresarial de largo plazo'
A pesar de que el trabajo ha pasado a formar parte de la
vida diaria de ricos y pobres, no siempre es laborioso, esforza-
do, perseverante, diligente y eficaz. Frecuentemente es indo-
lente, inconstante, rutinario y abúlico, por 1o que las socieda-
des que se fundan y los negocios que se establecen no siempre
son productivos,t3 innovadores y competitivos, campo en el
qu" "t
Ecuador ocupa los últimos lugares en América Latina.ta
io qo" constituye una severa limitación para que el país y las
"-pr"ru, intervengan exitosamente en el globalizado mundo
contemporáneo, en el que la libertad comercial premia a los
competitivos y castiga a los ineficaces. El desgano con el que
se trabaja es más notorio en quienes laboran en relación de
dependencia, sobre todo en el sector público, "calentado el
pu=esto" en ministerios, municipios, consejos provinciales y^otras
dependencias. Hay maestros rurales que llegan a laescuela para dictar clase el lunes a mediodía y terminan sus
labores el jueves.
Por no existir preocupación por el uso económico del tiem-
po pocos 1o consideran un bien productivo que debe usarse
minutoaminuto,yaquepersistelainclinaciónahacerlascosas sin dedicación, ahínco y prisa, a diferencia de los labo-
riosos asiáticos que hacen todo rápidamente y muchas veces a
la carrera. continúa dejándose para más tarde 1o que debe
hacerse inmediatamente y para mañana 1o que puede hacerse
hoy, expresiones de vieja data que en la realidad significan que
onu t*óu, una obra o un compromiso se ejecutará o cumplirá
algún día o qtizánunca. El bajo sentido de responsabilidad y
la proclividad a transfeirla a otros se expresa en un ambiguo
216
lenguaje que deja en el limbo la culpa. Cuando un objeto ee
roto o extraviado la responsabilidad se difumina con las expre"siones se cayó o se perdió. Quién pierde un vuelo o un auto-bús por haber llegado tarde se justifica diciendo que Ie dejó elvuelo o el bus. Cuando quieren solicitar algo los selranosdicen deme haciendo o deme trayendo.
La ausencia de un sentido práctico frente a la vida hace quese pierda el tiempo en discusiones inútiles, no se concretenobjetivos, se obstaculicen acuerdos, se ponga más acento enlos fines que en los medios, no se persevere cuando las difi-cultades son grandes y se abandone obras o trabajos a mediohacer. En lugar de propiciarse posiciones constructivas quepermitan alcanzar un objetivo, resolver un problema o conju-rar un conflicto, se alienta actitudes negativas. Ante buenasideas y positivas iniciativas, las personas involucradas ponentoda suerte de peros en lugar de hacer aportaciones para per-feccionarlas o encontrarles una salida. La fuerza de las rela-ciones personales, especialmente en el caso de las empresascosteñas, lleva a sus personeros a tomar decisiones, rcalizatadquisiciones y contratar servicios pensando en la relaciónque les liga con el oferente, familiar o de amistad, antes queen la calidad y utilidad de la oferta recibida. En el mundoempresarial seffano no es fácil saber con cetteza lo que pien-san los interlocutores, debido a que tienden a ocultar sus ver-daderas intenciones. En las transacciones no se justiprecianlos intereses del cliente o de la contraparte, sin advertir que losnegocios duraderos son los que dejan contentos a ambos.
Quienes forman parte de una empresa privada o de unainstitución pública, en sus diversos niveles de dirección, admi-nistración y ejecución, no se identifican con ellas ni cooperanlealmente a su éxito. No ligan sus intereses con los de la ins-
2r7
titución a la que sirven y tampoco con los del país en el que
viven, por 1o que no están dispuestos a cooperar haciendo
renunciamientos, realízando sacrificios y cumpliendo tareas
extraordinarias cuando se presenten circunstancias críticas.
Comportamientos detrás de los cuales se esconde la egoísta
creencia de que los problemas de la institución o empresa en
la que trabajan,de la comunidad en la que viven y del país en
el que han nacido no son de su incumbencia.
El desinterés en el ahorro y la inclinación al gasto impro-ductivo, como antes sucedió durante el período cacaotero,
empeoraron cuando el país recibió los cuantiosos ingresos de
capitales generados por el petróleo. Si bien el Estado invirtióuna parte de estos recursos en equipar al país de infraestructu-ra física, de mejores comunicaciones y de variados servicios
públicos, otra se desperdició en gastos improductivos, en
obras innecesarias, mal hechas o no terminadas, en subvencio-
nes a grupos influyentes, en actos de comrpción, en una abul-
taday en algunos casos privilegiada burocracia," en subsidios
socialmente regresivos que en 2007 superaron el 5Vo delPlBy en un abultado gasto militar ocasionado por el conflictofronterizo con el Perú.16 Por estos motivos el ahorro en 2002
representó el207o del PIB, mientras en Chile fue del 27Vo y en
las exitosas economías de Singapur, China y Malasia superó el
4O7o del PIB.''
Las clases altas, y no sólo ellas, también fueron dispendio-
sas, al destinar una parte importante de sus ingresos a un des-
medido consumo en ocasiones suntuario,t8 dejar en el extran-jero una parte de las ganancias producidas por el negocio
exportador y depositar en bancos foráneos recursos produci-
dos por la economía nacional. En esta fuga de capitales influ-yó la desconftanza causada por la crónica inestabilidad políti-
218
ca y económica sufrida por el país en las últimas décadas,llevó a la quiebra bancaria de 1999 en la que miles de ecuatririanos perdieron una parte de sus depósitos. La poca inclición al ahorro ha hecho que empresarios, especialmente deCosta, monten sus negocios con altos porcentajes demiento que han encarecido sus operaciones y en algunosles ha llevado a la quiebra.para las acomodadas clases alsobre todo guayaquileñas, que disponen de casas y dementos propios en Miami, esta ciudad se convirtió en el lual que viajan regularmente para hacer sus compras y pasar unaparte de año.'e
La riqueza, conformada mediante er esfuerzo personal oempresarial, antes que despertar admiración produce sospe.cha. No es vista como un justo premio al trabajo, a las inicia.tivas, al acierto, al talento y al sacrificio, de lo que son unejemplo comerciantes informales y pequeños tenderos que tra-bajan de la madrugada al anochecer, incluido el fin de sema-na. Actitud que lleva a que sean observados con mezquindadquienes tienen éxito y hacen fortuna y que pocos sientan yexpresen admiración por quienes triunfaron en la vida. Haymuchos ecuatorianos que salieron de la nada con imaginación,inteligencia y trabajo esforzado. El caso más notable es el deLuis Noboa Naranjo, que en su niñez vendió lotería y bnati-jas en las calles de Guayaquil y en la juventud y madurezimpulsó múltiples empresas, entre las que se destacó una mul-tinacional bananera (única ecuatoriana), gracias a la cual seconvirtió en el hombre más rico del Ecuador. parecido es elcaso del descendiente de inmigrantes ingleses GuillermoWright, que comenzó con una pequeña tienda de comestiblesen Quito e introdujo los supermercados, que con el nombre desupermaxi sus herederos han transformado en uno de los con-glomerados empresariales más modernos, prósperos y útiles
2r9
del Ecuador. Suele haber una similar actitud mezquina frentea los éxitos profesionales, intelectuales, artísticos y políticos,que pocos estián dispuestos a reconocer y felicitar y menospúblicamente.
AusnNcn DE coNFIANZA
La desconftanza que tradicionalmente se han tenido losecuatorianos sigue expresándose a la hora de pactar un nego-cio, constituir una empresa, otorgar un crédito, acordar uncompromiso y emprender actividades de variada naturaleza.Hay reticencia a decir la verdad y es frecuente la impuntuali-dad para acudir a una cita, cumplir un compromiso, ejecutarun contrato, realizar una tarea, entregar una obra, prestar unservicio y pagar una deuda.2o
El síno puede considerarse como sí por la liviandad con laque se responde positivamente a un requerimiento y por lageneralizada reserva que existe para pronunciar un tajante eincómodo no. Aquello que a la gente le parece correcto y con-veniente en el campo de los principios no colresponde a lo que
se hace en la vida práclca, por lo que existe una diferenciapalmaria entre 1o que se dice y lo que se hace. Estas conduc-tas hacen que exista una generalizada sospecha de que la pala-bra empeñada no será honrada, se incumplirán los conveniosacordados y el dinero y los bienes aportados a un negocio noserán cuidados, aun en el caso de que los compromisos estu-vieran refrendados mediante escrituras, contratos, letras de
cambio, pagarés, cheques y garantías. El temor a recibir che-quies chimbos, esto es sin fondos, explica que este instrumen-to de pago, cuando es personal, no sea aceptado en hoteles,restaurantes y comercios. Pedir un crédito a un amigo, parien-te o compañero de trabajo con la oferta incumplida de pagar-
220
lo a la vuelta de la esquina (sablazo) forma parte de lacotidiana. Cuando un autor extranjero advierte que .,eltanto ha penetrado en er Ecuador que todo está literalmerclavado al piso o cercado',,rt no incurre en una exageraciónse tienen en cuenta los muros, alarmas, reJas, guñiu, ydadores con los que dueños de casas, apartamentos, vehícy negocios protegen sus bienes.
La llamada viveza criolla constituye una muestra deadmiración que suscitan las conductas desaprensivas. euise pasa de vivo usando tretas y engaños es visto como listo yel que procede con seriedad, y actúa movido por la buena fé
221
ron," conducta que le hizo aprender la facilidad con la que en
el país se firmaban letras y la dificultad de cobrarlas." Otroescribe: "Nosotros que confiábamos en todas las personas,
muy pronto tuvimos que resignarnos y darnos cuenta de que
con esa mentalidad aquí no podíamos avanzar a nada.Hacíamos negocios y arreglos sin firmar ningún contrato niningún documento, sólo confiando en la corrección de la per-sona. Éramos unos verdaderos brutos, completamente inge-nuos y poco a poco, con la vivencia diaria, íbamos adquirien-do experiencia de cómo comportarnos aquí y en quién poderconfiar". Añade que con el tiempo aprendió "que los paráme-tros de honradez en el Ecuador eran mínimos y a nosotros, /osgringos, nos embaucaban tremendamente".'3 En capítulosanteriores se ha señalado que el fenómeno fue común a todaslas clases sociales, hecho que las siguientes experiencias 1o
confirman. Cuando construí mi casa el albañil al que llamé laatención por una incorrección, se "desquitó" (otro hábitonacional) instalando la tubería sanitaria de desagüe con hue-cos, que provocó un peffnanente escape de agua que por dosocasiones destruyó los pisos de madera, hasta que luego devarios años de lidiar con el problema logré descubrir la escon-dida causa de la persistente humedad. Una extranjera que havivido casi toda su vida en el país me relató que el plomeroque hizo reparaciones por muchos años en su casa,las hacía a
medias para ser otra vez llamado y cobrar un nuevo pago,fraude que descubrió por un desliz en el que incurri,ó al con-versar con su empleada doméstica.
Ilustra lafalta de confianza que se tienen los ecuatorianosuna encuesta de Latinobarómetro, según la cual en 2007 sóloel tL%o de los entrevistados consideró que se puede confiar enotras personas.
como un gil, esto es, un tonto. Como delavivezason víctimagfáciles los "ingenuos" extranjeros, cuando un ecuatorianoadvierte que se le quiere timar responde molesto ¿acaso tengocara de gringo? con tan benévola categoría moial son trata-dos los muchos niños y jóvenes que copian exámenes, debe_res, monografías y tesis de grado sin que lo advierta el profe-sor. En los últimos años se han publicado los nombres ¿e ¿tosfuncionarios del Estado que en sus tesis de grado plagiaroncapítulos enteros de otros autores, entre los que constJnadamenos que el Fiscal General der Estado y un general de laPolicía. Por ser tales conductas compaftidas y no vistas comoreprochables, quienes incurren en ellas no son sancionadosmoralmente por amigos, compañeros, camaradas, socios ycolegas, de manera que, como si nada hubiera ocurrido, conti-núan participando del círculo familiar, social, institucional ocomunitario del que formaban parte antes de que se conocierasu mal comportamiento.
Un inmigrante judío cuenta que se asoció con empresariosecuatorianos para producir cal, algunos de los cuales pagaronsus aportaciones con letras de cambio ooque nunca las cancela-
222
Son incuantificables los perjuicios económicos que laconfianza ocasiona al país, a las empresas y a los individ
Lafalta de transparencia en los actos.de las personas llea que no se concreten iniciativas empresariales, demore laIización de negocios, se encarezcanlas operaciones emriales y no se alcancen los objetivos buscados. El temor amala fe con la que pueden actuar las partes, hace quesociedades tengan un carácter familiar y pocas se abran aparticipación de múltiples accionistas, estructura empresarialrque limita la acumulación de capitales, impide que haya trans¡parencia en el pago de impuestos, propicia el incumplimientode leyes, estatutos y regulaciones y lleva a que sus directivos.sean nombrados por consideraciones personales, antes que porsus capacidades. De lo que constituye una evidencia que en2006, de aproximadamente 37.297 empresas apenas 142 coti-zaron sus acciones en las Bolsas de Valores de euito yGuayaquil.'za
Lafaltade confianza también afecta a la eficiente y honra-da gestión pública. Los empresarios que contratan con elEstado, o se asocian con é1, no están seguros de que los con-venios que celebren serán respetados y en el caso de que lle-garan a producirse controversias, dudan que autoridades y jue-ces las resuelvan en forma justa, con apego a la ley, sin acep_tar interferencias políticas y buscar recompensas indebidas.Por este motivo, a los inversionistas les resultan más atracti-vos los negocios especulativos que producen ganancias inme-diatas, antes que los proyectos de largo plazo que tanto cuen-tan en el desarrollo de los países. otros se protegen del altoriesgo que coffen en el Ecuador, elevando los precios de losbienes que venden o de las obras que construyen. En cambiolas grandes corporaciones, cuya transparencia es controlada
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por sus gobiernos y las leyes de sus países, ante la magnitudde las contingencias postergan sus proyectos, los cancelan yoptan por invertir en países más seguros. Como los empresa-
rios honrados eluden contratar con el Estado,los comrptos ter-minan convirtiéndose en sus interlocutores. Gracias a influen-cias políticas, familiares o de amistad y mediante el pago de
sobornos, contratan con sobreprecios, consiguen reajustes
injustificados de los contratos, realizan trabajos de mala cali-dad o simplemente abandonan las obras a medio hacer. ElEstado, cuando incursiona en el mercado internacional para
obtener créditos, debe pagar altas tasas de interés y los bonosque emite venderlos con elevados descuentos, arbitrios con losque el mercado castiga la desconfianza de los agentes econó-micos en la seriedad del país.
UN¡. socrnDAD PERMrsrvA
La ampliación del ámbito del sector público, las múltiplesatribuciones que asumió, pero sobre todo la cuantiosa riquezapetrolera que administró, convirtieron al Estado en un objetode interés malicioso al que muchos buscaron acceder para que
sus decisiones les favorecieran. Para quienes piensan y actiande este modo, el Estado no es la instancia a la que le corres-ponde proteger los bienes públicos, defender el interés gene-
ral, atender derechos legítimos, exigir obligaciones, procura"r
el bien común y garantizar el imperio de la ley, sino un insffu-mento a través del cual individuos, organizaciones sociales,sindicatos públicos, grupos económicos, funcionarios, líderespolíticos y empresarios privados podían obtener favores, con-seguir prebendas, recibir privilegios y enriquecerse, asumien-do funciones públicas o influyendo en las decisiones de sus
titulares. Permisiva mentalidad que les ha llevado a tejer una
tupida red de intereses, complicidades, sobornos y encubri-
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mientos, de la que se han valido paru realizardelictuosas con las que se han apropiado inmoralmente denes y recursos públicos, muchas veces impunemente.
La forma de comrpción más antigua, difundida e igible es el contrabando, cuya operación, influencias ycidades siguen siendo las mismas de hace más áesiglos.'s Se halla tan integrado a la vida nacional que deviven miles de comerciantes y muchos más se beneficianlas compras que hacen en La Bahíaen Guayaqully La lpiaen Quito, inmensos mercados donde se vendán todo tipobienes introducidos ilegalmente sin pagar uruniconexiones fraudulentas permiten robar energía elécrtiempo telefónico, agua potable y combustibies y en lalnoches desaparecen tuberías, cables eléctricos y líneas telefó,nicas. Mediante la connivencia de jefes policiui"r y dirigentedde las federaciones de choferes, anualmente se otorgan mileede licencias ilegales para conducir vehículos.ru Há habidopagos de comisiones en ras compras de armas rearizadas potla Junta de Defensa, como sucedió durante el conflicto fronte.rizo de 1995 en el que a jefes militares corruptos ni siquierales imposó que la integridad territorial del país estuviera enjuego." Los que litigan en cortes y juzgados saben que no sonexcepcionales los jueces que cobran por las providencias osentencias que dictan y que sin el pago de propinas a emplea-dos judiciales no se aglrizael trámite de lospróc"ror,
"oÁo lo
demuestran las decenas de magistrados, incluso de la corteSuprema, que han sido destituidos en los últimos años.28 Es tangrande la lenidad del sistema judicial para perseguir y castigarla comrpción, que en algunos casos la sanción tta tt"gudo u ñu-vés del retiro de las visas de ciudadanos involucradós en ella,realizado por el gobierno de los Estados Unidos.
225
En las dependencias del Gobierno, de municipios, de con-sejos provinciales y de otras instituciones públicas es frecuen-te la presencia de pipones, esto es, de empleados que cobranun sueldo sin trabajar y ni siquiera asistir a una oficina. En elCongreso Nacional habitualmente hay centenares y se calculaque 5.000 maestros (4Vo del total) también son pipones, algu-nos domiciliados en el exterior, delictuosa práctica que nosería posible sin la complicidad de autoridades del Ministeriode Educación y de la Unión Nacional de Educadores (UNE)."En Manabí y otras provincias de la Costa importantes políti-cos y acaudalados empresarios tienen conexiones fraudulentaso adeudan elevadas sumas por el pago de energía eléctrica, a
pesar de lo cual, a diferencia de lo que sucede con pequeños
consumidores morosos, no son privados del servicio y tampo-co cobradas sus deudas.3o En 2006 se conoció que desde 1998,
con la connivencia de funcionarios, técnicos y autoridades de
Petroecuador, en los campos peffoleros operó un sistema que
permitía recircular la producción, a fin de ocultar la incompe-tencia del ente estatal presentándole al país resultados ficticiossobre el número de barriles extraídos. Artículos robados en
domicilios y casas se venden en tiendas conocidas con el nom-bre de cachinería,s, con la tolerancia de la policía. Un asesor
empresarial europeo que se quejaba por la generalizadacomrpción del sector público de América Latina, me dijo que
hay países como Ecuador en los que la comrpción no es
"honesta", en el sentido de que ciertos funcionarios luego de
recibir un soborno no cumplían el compromiso acordado.
Otra forma de comrpción es la transferencia gratuita apar-ticulares de recursos públicos del Banco Central y de otras ins-tituciones. Sucedió en 1984, en el gobierno del presidenteLeón Febres Cordero, cuando ablandó las condiciones de lasucretización de la deuda externa, resuelta en el gobierno ante-
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rior, mediante la eliminación de la comisión de riesgo canrio y el congelamiento de la tasa de interés.3'Luego, al auzar alos bancos compensar sus deudas con el instituto emiy a ciertas empresas capitalizarse, mediante la adquisicióndeuda ecuatoriana en el mercado internacional comnrrhasta por el30vo de su valor nominal e inmediatamente ven*dida al Banco central al roovo,lo que les significó un benefircio gratuito de 396 millones de dólares.32 En numerosas ocarsiones gobiernos y congresos han condonado intereses y comi,siones que agricultores morosos adeudaban al Banco deFomento. Sindicatos de empresas públicas obtienen inmoralesprivilegios y sus dirigentes costosas indemnizaciones, merceda concesiones graciosas hechas por sus administradores en loscontratos colectivos que irresponsablemente firmaron.
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lenguaje nacional,los ciudadanos no suelen molestarse porque
los impuestos que pagaron al Estado sean dilapidados. Para
eludir su pago y transferir al exterior una parte de las utilidadeshay empresas que llevan doble contabilidad, subfacturanexportaciones, sobrefacturan importaciones o sus socios cons-
tituyen compañías en paraísos fiscales. Empresarios que manu-facturan bienes similares, mediante acuerdos reservados, fijanprecios uniformes de venta para de este modo impedir que el
mercado los establezca mediante la libre competencia.Codiciosos ciudadanos han sido estafados por supuestos finan-cistas, a los que entregaron sus capitales en préstamo a cambiodel pago de intereses usurarios, tan elevados que quienes con-
siguieron cobrarlos antes que los improvisados banqueros
"levantaran el vuelo",llegaron a obtener en algo más de un año
valores equivalentes al capital invertido.33 No son pocas las
empresas en las que los empleados están obligados a devolverelIápiz, el esferogrítfrco, el borrador y offos artículos usados,
para que puedan ser repuestos por nuevos.
Algunas cifras ilustran 1o indicado. Según la Cepal, en
2006la carga tributaria en el Ecuador fue del l0,4Vo del PIBmientras que en Chile llegó al lJ,I%o,baja cifra que se expli-ca por la evasión tributaria que, según estimaciones de fun-cionarios del SRI, llegaría aI257o en el IVA y al 407o en elimpuesto a la renta. De acuerdo a una investigaci ón realizadapor Cordes, en 2001-2004 Ia carga tributaria provincial en
Pichincha equivalió al 22,2Vo de su PIB mientras que en
Guayas sólo fue del 9 ATa3a a pesar de ser una provincia más
rica. El afro 2004, según la Superintendencia de Compañías,
el 527o del nuevo capital aportado a sociedades constituidasprovino de Panamá, Islas Vírgenes, Islas Gran Caiman,Bahamas y otros paraísos fiscales. La crisis financiera del año
1999 en la que quebraron o pasaron a manos del Estadol3
En el sector privado también se dan conductas económicaspermisivas, aunque en menor medida que en el público, perocomo se mantienen en reserva y no se publican en los ,n"lio,de comunicación son ignoradas por los ciudadanos, por ejem-plo,las estafas realizadas por gerentes y funcionarios. cuentaspersonales y familiares, como viajes de turismo y salarios deempleados domésticos son cargadas a las empresas, no siendoraros los casos en que resulta una odisea cobrar una cuenta, porejemplo en condominios y clubes exclusivos. Hay gerent", qu"cobran comisiones por las transacciones que realizan susempresas, repitiendo la costumbre que hasta principios de 10saños setenta tuvieron los personeros de algunos bancos deGuayaquil y de uno de euito, de cobrar un o,interés bajo lamesa", pagado "secretamente,' en efectivo por el cliente querecibía un crédito. El pago cumplido y justo de impuestor, qu"es la principal obligación de un ciudadano para con su país, esvisto por una amplia mayoríade ciudadanos como una ingenuacandidez. como el vocablo "contribuyente" no forma parte del
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bancos, algunos por coffupción de sus adminisrepresentó un costo para el Estado de alrededor der 25voPIB del año 2.000.
Una encuesta de opinión pública encargada por el diariouniverso estableció que el 67vo de los guayaquileños y el2!de los quiteños declararon haber pagado para que se agilicetrámite de su interés.3s Según otra investigación de siminaturalezarealizadael año 2006,en el país el2lvojustificó eipago de coimas, siendo más alto el porcentaje en Guayaquitr(37vo) y menor en euito (r4vo). No hubo diferencias-en elcomportamiento de los entrevistados por su nivel socioeconó.mico o de educación, pero a diferencia de lo que se piensa lashubo por edad, ya que un mayor porcentaje de jóvenes justifi-caba el pago de coimas,lo que da para pensar que la deshones_tidad empeorará en el futuro.36 Transparencia Internacional, ensu informe del año 2005,señaló que en el Ecuador tn lgvo delos encuestados aceptó haber pagado un soborno el último año,porcentaje sólo superado por paraguay, Guatemala, Bolivia yMéxico en América Latina.La misma entidad en otra encuestaestableció que la suma de r77 dólarcsera el promedio que cadafamilia pagó en sobornos el año 2007 ,lo que implicaríáque losecuatorianos destinan 533 millones de dólares anuales a ial fin.Si tan extendido es el pago de ,.pequeñas propinas,, , es razona_ble deducir que debe ser mucho más frecuente el pago de cuan-tiosos sobomos cuando est¿án de por medio los millonarios con-tratos que celebran las instituciones públicas.
Estos datos y el análisis realizado en los párafos anterio-res justifican que desde 1996 elEcuador figure en el grupo depaíses más comrptos del mundo, de acuerdo al índice de per-cepción de corrupción que elabora TransparenciaInternacional, en el que consta en el puesto 139 entre I 63 paí-
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ses, sólo superado en América Latina por Venezuela y
Paraguay. Permisividad moral que tiende a ser mayor en la
Costa, por ejemplo en la evasión de impuestos y el pago de
coimas. La constatación de este hecho ha llevado al autor de
la investigación antes citada a afirmar que "toda la región cos-
tera parece ser más tolerante al pago de coimas que la Sierra y
la Amazonía", especialmente los habitantes de Guayaquil."
Debido al extendido ámbito que ha alcanzado la comrp-
ción en el Ecuador (y no a la falta de organismos y leyes que
la persigan, que más bien abundan), es que la política, el
Estado y los gobiernos seccionales no pueden escapar de su
perniciosa presencia. A1lí radica la causa de que las leyes
expedidas para perseguirla no hayan producido los efectos
deseados, que los organismos creados para controlarla no
logren sus objetivos y que hayan fracasado las promesas de
extirparla rcalizadas por sucesivos gobiernos. Por sobre las
noÍnas,las instituciones y las autoridades, terminó imponién-
dose la blanda moral que dicta los comportamientos diarios de
numerosos ecuatorianos. Sociedades honradas tienen políticos
y funcionarios públicos honrados, en cambio, sociedades per-
misivas, como es la sociedad ecuatoriana, alumbran políticos
y funcionarios corruptos. Pero en el país al parecer no existe
conciencia de esta realidad, de acuerdo a una encuestatealiza-
da por Transparencia Internaciona{ el año 2001, según la cual
sólo el ZIVo de los entrevistados consideró que "hay mucha
comrpción en los ciudadanos".
La ausencia de principios éticos es tan grande y tiene tanta
historia que el lenguaje nacional se ha acomodado a ella. Para
atenuar los sentimientos de culpa se han creado los eufemis-
mos de llevar y coger, con los que se califica piadosamente la
acción de apropiarse de bienes ajenos. Quien lucra deshones-
Dnsrcu.lr,ts opoRTUNTDADES
Las rígidasjerarquías sociales de antaño en algo se atenua-ron, como resurtado de la pérdida de la tradicional importan_cia que tuvo la agricultura, la desarticulación der sistemahacienda, el despertar del mundo indígena, el predomini,o dela economía urbana, la liberación de la mano de obra campe-sina,la reforma agraria,la acción del Estado,la expansián dela educación y las ideas difundidas por el cristianismo, elpro-testantismo, el socialismo y los organismos internu.ionát"r.cambios que abrieron oportunidades para que los individuosde color (mestizos, indios, negros y -ututorjpudieran educar-se, cuidar su salud., trubajar, negociar su remuneración yemprender en todo tipo de actividades, entre las que se desta-caron la agricultura, el comercio, el transporte, la artesanía yel deporte, gracias a las cuales consiguieron mejorar sus con-diciones de vida.
Si bien en la segunda mitad der siglo XX se debilitó lasociedad jeriírquica conformada en épocas anteriores, ella nodesapareció' pues la ascendencia familiar y el color ¿. r" pi"rsiguieron pesando en la diferenciación social de los ecuatoria-nos' Es curioso que así sea si se recuerda que en el censo deluño 2001una amplia mayoría de ecuatoriuno, ,. declaró mes-tiza,(77,4Vo) y apenas el lO,SVo se consideró blanca..s No esfácil encontrar una explicación a esta extraña dualidad, que nosea la posibilidad de. que quienes aceptan tener sangre india,en la vida diaria prefieren olvidar su aicestro y en sus reracio-
tamente con los dineros del Estado no roba sino lleva y elen la casa que visita, en la fiesta a la que asiste y
"n.i ,umercado o almacén en el que "o-pru hurta un objeto, no
roba sino que .re coge.
23r
nes sociales y económicas actúan como si fueran enteramenteblancos, adscripción étnica que les lleva a no considerar sus
iguales a quienes tienen marcados rasgos faciales indígenas ymenos a los que conservan la cultura quichua.
A pesar del progreso económico y social de las últimasdécadas, de los avances logrados por indios, negros, mestizos ymulatos y de que la sociedad se volvió más abierta y permeable,a fines de siglo los ecuatorianos con una piel de color continú-an sufriendo formas soterradas de discriminación y la pertenen-
cia a una raza sigue determinando el destino de las personas.
Casi todos los indios y negros son pobres y no existen blancosque también 1o sean. En discotecas de Quito y otras ciudades elaspecto físico de los jóvenes determina su ingreso, discrimina-ción que esrcalizadapor los porteros del establecimiento, algu-nos de color negro. Entre las causas que en el año 2005 movili-zaÍon a las clases alta y media quiteñas con el propósito de pro-vocar la caída del presidente Lucio Guttérrez, además de losabusos de poder en que incurrió hubo una de carácter racistaque pocos aceptan y fue ignorada por quienes comentaron lossucesos en periódicos, revistas y libros. Según un investigadorestadounidense contemporáneo "el sentido de clase impregnacadafacetade la vida en Ecuador", ya que quienes forman partede la elite, o pugnan por integrarla, se distinguen por su apelli-do, el club al que pertenecen, los colegios en que educan a sus
hijos, sus conexiones de negocios y la forma en que tfatan a
otras personas en la vida diaria.3e
Según Latinobarómetro (2007) el7|%o de los entrevistadosconsideró que en el país no está garantizada la igualdad deoportunidades, el SlVo que el acceso a lajusticia no era igualpara todos y el45Vo que las conexiones eran más importantesque el trabajo para tener éxito.
230
232
Una sociedad con diferencias étnicas manifiestas, cormada por individuos que no se consideran iguales y no loefectivamente en el ejercicio de sus derechos, en el cumprirmienlo de sus obligaciones y en la obtención de oportunidu,des,limitó el desarrollo del Ecuador.
A^4ZJJ
dioso reflexiona en los siguientes términos: "Disparidades enla distribución de la salud y de la educación, por ejemplo, hantenido un claro impacto en el comportamiento social. Losecuatorianos que tienen los medios para evitar las instalacio-nes públicas están raramente preocupados de mejorarlas.Hospitales, clínicas y escuelas, con insuficiente personal y malequipados, se convierten en 'asuntos simples'en una sociedadque ha creado instituciones paralelas para los que tienen y losque no tienen".4
Finalmente las jerarquías sociales hacen que prevalezcanlas relaciones personales por sobre las institucionales.Quienes toman decisiones piensan en la persona o grupo queserá beneficiado o perjudicado y no en los méritos que pudie-ra tener el recurrente y en las necesidades que mereceríanatenderse, especialmente en el caso del sector público.Cuando una autoridad se halla en posibilidad de retribuir osancionar a un individuo, como ocurrió en la sociedad que
antecedió al moderno Ecuador, en lugar de tener en mente sus
conocimientos, capacidades, experiencias y responsabilida-des, lo que con frecuencia registra son las relaciones de amis-tad, parentesco y compadtazgo, como también afinidadespolíticas, compañerismo gremial, conexiones, contactos ypalancas. El autor antes citado señala que "la intrincada tela-raña de parientes es de gran envergadura, por lo que sus
miembros tienen un fácil acceso a todo tipo de oportunidadesen la sociedad. Las conexiones personales son una garantía deque, cuando sea necesario, uno pueda encontrar una apropia-da persona con influencia". Añade que "la conducta áspera yfría" de quienes atienden en las oficinas públicas "rápidamen-te se convierte en cordial y efusiva cuando el ecuatorianoreconoce una cara o un nombte",ya que el "personalismo, lapalanca y el compadrazgo son factores fundamentales que
No fue posible que el país rabrara una identidad nacional¡de la que siempre ha carecido, que tanto necesitaba p3r4 co's.tituir una comunidad comprometida con su destino y dirpu"r-ta a luchar para alcanzarlo. Al contrario, las -*!irru"ion*sociales y económicas provocaron sentimientos de exclusiónque desencadenaron conflictos sociales y políticos, que en losaños ochenta lideró er FUT y en los noventa la conaie.Mediante protestas, paros y huelgas estas organizacionesimpidieron que los gobiernos tomaran decisionei dirigidas apromover el crecimiento económico y consecuentemente elbienestar social.
Las desigualdades provocadas por las jerarquías socialesimpidieron que quienes estaban situados en la base de la pirá-mide social tuvieran las mismas oportunidades que ¿isfruta-ban los ubicados en la cumbre, ar enfrentarse al reto de obte-ner un empleo, fundar un negocio, emprender una actividadeconómica y educarse. Mientras los hijos de familias de lasclases populares asisten a los deficientes establecimientospúblicos,los de familias de las clases acomodadas se educanen escuelas, colegios y universidades privadas de mejor nivel.Esta es una de las razones por las que han quedado abandona_dos a su suerte los servicios públicos de educación y de salud.Como los integrantes de las clases alta y media
"on ,u, pro_
pios recursos se proveen privadamente de educación y desalud, nada han hecho para detener y revertir el deterioro delos servicios públicos correspondientes. Al respecto, un estu-
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permiten navegar exitosamente en un sistema que premiaestatus social y las conexiones',-ar
En unos gobiernos más, y en otros menos, igual que en Idemás instituciones públicas nacionales y locales, el nepotimo y el amiguismo están regularmente presentes. Larelacientre parientes y amigos es tan fuerte que la p"rronu qu"-acepta sus peticiones y no los coloca en cargos burocráticos¡provoca el resentimiento de los afectado, u io, que jamás so
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un estudio del Banco Mundial realizado el año 2005 en 208países para medir el imperio de la ley, el Ecuador ocupa elpuesto 161; en América Latína sólo Guatemala, Haití,Venezuela y Paraguay obtienen una peor calificación, mien-tras Chile consigue el puesto 27.02 Según Latinobarómetro, en
2007 sólo el32%o de los ecuatorianos consideró que un buenciudadano era el que cumplía las leyes, el porcentaje más bajode América Latinajunto con Guatemala.
El imperio de la ley existe en sociedades en que los ciuda-danos regularmente se cuestionan si el acto que van a rcalizarse encuentra enmarcado en las disposiciones legales. En ellaslas leyes han penetrado de tal manera la mente de los ciudada-nos que, naturalmente y sin que sea necesaria la coacción,enmarcan los comportamientos diarios de acuerdo a las nor-mas y no las sobrepasan por loable que sea el fin que se pro-pongan alcanzar. No es lo que sucede en el Ecuador, en el que
la ley más bien es vista como una entelequia ajena a la vida delas personas o simplemente como un estorbo molestoso, cuan-do trabajan, transitan por las calles, realizan negocios, tratancon el Estado o cumplen cualquier otra actividad. El aforismode que "el que la hace la paga" en la vida de los ecuatorianosno cuenta sino más bien el de que "hecha la ley hecha la tram-pa". Esta penosa realidad explica el enjambre de leyes existen-te en el país, algunas de cuyas disposiciones han sido dictadascon el sólo propósito de cerrar los resquicios a través de loscuales se las burla.
En sociedades en que numerosos ciudadanos a toda horadesacatan las leyes es imposible que la policía, los jueces y las
autoridades puedan imponer el cumplimiento de las normasjurídicas. Cuando existe la costumbre de ignorar la ley, de vio-larla cotidianamenteo de interpretarla maliciosamente y de elu-
les ocurre pensar en sus merecimientos. según una encuestade Informe confidenciar (2007), er 52vo delos quitenos y et6,2vo delos guayaquileños, en el caso de que fueran ministrosde Estado nombrarían a un famili ar paraun cargo público. Enporcentajes similares estarían dispuéstos a preferirles en con-tratos parala provisión de suministros de ófi.irru. Bn org*i-zaciones gremiales, colegios profesionales y cue{pos mitiiaresy policiales, rara vez los órganos judiciales o o'isciplin.ariossancionan las faltas de sus miembrós y sus directivos acudenal llamado "espíritu de cuerpo,'p*u qu" equivocacion", y iul_tas se silencien.
I¡vsncunrono Juúorca
No se ha modificado, de manera relevante, el limitadopapel que ha tenido la rey en ra vida cotidiana de los ciuJada-nos, en el ejercicio
{e ly autoridades y en la acción A" goUio_
nos' congresos, instituciones públicas y organizacioneJpoÍti_cas, sociales y económicas. La anaigádacostumbre de'irres-p1,Tlu: practicadapor siglos, ha conádo más que las innume_rables leyes que se expidieron pararegular con minuciosidadtodos los aspectos de la vida nacionatltas penas qu"
"riuur"-cieron para sancionar a los infractores y lo, "rfu"rzos
quehicieron algunas autoridades para obligar a su acatamiento. En
dirla mediante el uso de resquicios y atajos, como tambiénde valerse de influencias y del poder para manipular o sobrnar a Jueces y autoridades, la justicia se degrada y las norma¡jurídicas se aplican de manera discrecional, de acuerdo a lad
237
Función Judicial. Estas actuaciones arbitrarias de los poderes
públicos, debido a la cultura de la ilegalidad existente en elpaís, han sido aprobadas por una amplia mayoría de los ciuda-
danos según repetidas encuestas de opinión.
A la ausencia de una cultura de la legalidad, y no a la faltade normas juídicas o a la existencia de inadecuadas institucio-nes políticas, se debe el deficiente funcionamiento del sistema
democrático en su cometido de proteger derechos, asegurar laestabilidad política, propiciar la continuidad económica y pro-
mover el desarrollo del Ecuador. Cosa parecida sucede en elámbito individual. La ley no está en capacidad de ofrecergarantías para que los ciudadanos tengan iguales oportunidadesy se les exija similares obligaciones. Por 1o que no es posibleque se reconozca el mérito, se premie el esfuerzo, se garanticen
relaciones económicas, sociales y políticas equitativas y se
alientan procesos de emulación y competencia, de todo 1o cual
dependen los adelantos económicos individuales y del país.
El Estado no se halla en condiciones de proporcionarseguridad jurídica a las actividades económicas, esto es, lacertezade que los conflictos se resolverán de manera justa, se
ajustarán a derecho las decisiones de autoridades y jueces yno se cambiarán las normas legales que regulan contratoscelebrados bajo su amparo. La ausencia de seguridad jurídicano le ha permitido al país generar un ambiente de confianzaque favorezca el ingreso de inversión extranjera, elementoque en el mundo moderno se ha constituido en la palanca que
mueve el desarrollo de las naciones. Más aún cuando en elcampo económico a los ecuatorianos les parece natural que
exista un doble rasero para ecuatorianos y extranjeros, no
siendo excepcionales los casos en que los atropellos que
sufren los segundos se justifiquen con alegatos nacionalistas
conveniencias. Buen ejemplo de lo cual es lo que sucede coillas leyes que regulan el tránsito en calles y carreteras, sistemáiticamente conculcadas por conductores y peatones de todas laeclases sociales, sin que ni siquiera el riesgo de morir les moti-ve a cumplir con las disposiciones dictadas para precautelar suseguridad. En el Ecuador los accidentes de tránsito constitu-yen la terceracausa de muerte para los hombres y se producenprincipalmente por embriaguez, exceso de velocidad y otrasinfracciones de los conductores y en el caso de los peatonespor no usar las zonas de seguridad.
Si a los ciudadanos no les importa las normas juídicas,resulta lógico que las disposiciones de la constitución y de lasleyes no rijan los actos del Gobierno, del Congreso, delTribunal supremo Electoral, del rribunal constitucional y deotros organismos públicos. Estos órganos del Estado han vio-lado la Constitución en repetidas ocasiones, por ejemplo cuan_do el congreso destituyó a tres presidentes ae ta nepublica,una corte Suprema de Justicia y un Tribunal constitucional; yel Tribunal Supremo electoral canceló a 57 diputados.violando una prohibición constitucional, muchas veces elcongreso se ha atribuido la iniciativa en la elaboración y pre-sentación de leyes que crean gasto público, poniendo
"n ¡"r-
go la estabilidad fiscal. Ha ignorado una docena de disposicio-nes transitorias de la constitución de rggg, en las que se leordenaba expedir leyes que permitieran la aplicación de lasnoÍnas constitucionales, por ejemplo la que disponía quetodos los magistrados y jueces que dependan de tá puncionEjecutiva, incluidos los militares y policiales, se integren a la
llflr
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que nada tienen que ver con las nonnas y procedimientosEstado de derecho.
Lafalta de cumplimienro de la rey limita la posibilidad düque pueda ejercer su papel transformador de la iultura ciuda¿dana,al reducir la capacidad de las normas jurídicas para cam.biar conductas incorrectas y comportamienios inconvenienteslSi quienes violan las leyes no reciben una sanción, es explicarble que los ciudadanos se sientan tentados a seguir ru, puror,aun aquellos que naturalmente estaban dispuestos a culpHr.las' A que existe el imperio de ra ley en Estados unidos,España y otros países se debe que los ecuatorianos que residenen ellos acaten las órdenes de las autoridades y cumplan lasdisposiciones legales y con ello paulatinamentá uuyun adop_tando las correctas prácticas cotidianas de los oriundos dellugar al que arribaron.
Sin embargo, a pesar de que las leyes no cuentan en la vidasocial, económica y política del Ecuador, existe una obsesióncolectiva por resolver los problemas nacionales, locales,empresariales y comunitarios a través de la expedición de nor-mas jurídicas, expresadas en constituciones, leyes, reglamen_tos, decretos, ordenanzas. etc.
Dnr, parnn¡ar¡sMo AL popur,lsMo
^ "La relación patrón cliente, altamente asimétrica y confuertes indicios de dependencia",en el Ecuador ,.es el prototi-po de todas las relaciones,' entre el pueblo y ..una figura queejer-,a autoridad y pueda ser un potencial benefactor-,,, in"lu-yendo académicos y agentes de desarrorlo.'3 Según esta obser-vacjón realizada por el antropólogo Casagrande, a la quepodrían sumarse otras de parecido tenor, en los años setenta el
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paternalismo continuó modelando las relaciones sociales,como lo había hecho en épocas anteriores, aun en el caso deque intervinieran personas opuestas a sus prácticas. Por 1o queen la segunda mitad del siglo XXI continuó nutriendo al popu-lismo y a los líderes que reprodujeron la relación políticapatrón-cliente.
Aque la influencia del populismo se multiplicara contribu-yeron los sentimientos de exclusión social de los sectores que
no se beneficiaron del progreso económico, la rápida urbani-zaciín de las ciudades, la incorporación a la vida pública de
nuevos y numerosos electores, el claro predominio de losvotantes urbanos,la difusión de la radio y de la televisión y laausencia de vida comunitaria en el caso de las poblaciones de
la Costa. Los líderes populistas advirtieron intuitivamente lapotencialidad política de estas nuevas realidades y con su
demagógica retórica, que tocó la sensible fibra de los senti-mientos populares, exacerbaron las frustraciones, exaltaronlos problemas sociales, identificaron culpables, prometieronescarmentar a oligarcas, mafias, trincas,pelrlcones y aniñadosy juraron reivindicar los derechos y necesidades de los despo-seídos. Teniendo en cuenta que, como lo dijo un viajero espa-ñol un siglo atrás, los pueblos americanos "obedecen más alsentimiento que a la razón" f dirigieron su discurso aI corazónde los preteridos, con los que caciques y caudillos tejieron unaurdimbre de lealtades a toda prueba, que no resultaron sensi-blemente afectadas cuando alcanzaron el gobierno e incum-plieron sus promesas.
Los líderes populistas fueron vistos por el pueblo comouna expresión viva del sacrificio,la abnegación, el compromi-so y la solidaridad que no encontraban en los otros dirigentespolíticos, de las que se valdrían para acabar con los privile-
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gios, destruir el viejo orden y sustituirlo por uno distinto enque todos los problemas de los pobres serían resueltos, porgel gobierno finalmente sería de ettos. ua¡itu;ñ;;;"";con el apoyo de caciques regionales, locales y ¡*luiücuyo cargo estuvo el control de las clientelas eláctorales ymovilización política, así como la intermediación entreautorid¿des y el pueblo a fin de que sus necesidades fueranatendidas. La relación entre el
"uudillo y sus seguidores fue
24r
en ellas la influencia mayoritaria que consiguió en la Costa. Apesar de ser una expresión política fundamentalmente regio-nal, la ascendencia que adquirió en la vida pública fue tangrande que su retórica y sus prácticas terminaron permeandolos comportamientos de partidos de otras tendencias, inclusode aquellos cuya base electoral se encontraba en la Sierra,como también de ciudadanos que no sufrían privaciones y dis-frutaban de cierto bienestar.
Convertido el populismo, en sus diversas expresiones par-tidistas, en la principal fuerza electoral del país, ganó laPresidencia de la República en repetidas ocasiones y se volvióhegemónico en provincias y ciudades de la Costa en las queregularmente obtuvo prefecturas y alcaldías. Al frente de lasagrupaciones populistas estuvieron caudillos carismáticos conmuchas de las caracteísticas que acompañaron a los señores
de la tierra, entre los que, como antes se dijo, se destacó José
María Velasco Ibarra. Gracias a su dilatada perrnanencia polí-tica y a que en 1960 derrotó la alternativa modernizadorarepresentada por el candidato GaloPlaza, sus prácticas mode-laron la vida pública y su demagogia el discurso de buenaparte de los políticos ecuatorianos.as
Múltiples fueron las consecuencias económicas negativasque trajo consigo el populismo. ElEstado no pudo mantener su
carácter subsidiario y se convirtió en la primera instancia a laque acudieron los ciudadanos para que fueran atendidas sus
demandas, incluso aquellas que podían ser resueltas medianteel esfuerzo individual o la intervención de la comunidad.Impidió que se ejecutaran políticas de largo plazo de las que
dependía el desarrollo del país y el progreso del pueblo, pueslos gobiernos populistas optaron por los resultados inmediatos,las soluciones fáciles y el oportunismo político. Promovió el
tan personal que a su ocaso político siguió el dJ ru p*iCo,pero como no cambiaron ras condiciones económicas y socia-les del país y continuaron vigentes los valores culturalá p;;nalistas de los ecuatorianos, pronto renació el populismffii-taneado por nuevos líderes.
- Las agrupaciones populistas inicialmente se nutrieron conla adhesión que recibie.on "n
las barriadas suburbanas coste-ñas, pobladas por inmigrantes provenientes de la sociedadpaternalista conformada por el sistema hacienda. Sectoressociales pobres, abandonados a su suerte en un mundo urbanohostil y desconocido, sin título de propiedad sobre solaresquehabían tomado por la fuerza,ato¡aOos en viviendas precarias,carentes de servicios príblicos y sujetos a todo tipo de priva_ciones, encontraron cobijo en lás páternales y daáivoso, oiri-gentes populistas. Las relaciones personales que to, -*ginu-dos urbanos estabrecieron con sus providenciales benefacto-res, sustentadas en la entrega de su adhesión electoral a cam-bio de recibir favores políticos, res permitió obtener protec-ciórr y auxilio para cubrir .u, n"""rfoades más apremiantes:rel.l9no, agua potable, electricidad, pavimento, d'ispenr*io,médicos y en algunos casos vivienda.
Con el tiempo el populismo extendió su presencia a lasprovincias de la Sierra y de la Amazonía,sin ilLgar u ur"an a,
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dispendio de los recursos fiscales, que derivó en costosas
económicas que ocasionaron ingentes perjuicios sociales,multiplicación de lapobrezay el empeoramiento de las ineqdades. Obstaculizó la toma de decisiones que eran necesariaqpara restablecer la salud de la economía, asegurar su estabili.ldad, impulsar el crecimiento e incrementar el empleorFavoreció la atención de intereses particulares en beneficio dounos pocos y el perjuicio de la mayoría. Alentó la transferenciade culpas propias de los individuos y de la sociedad hacia ima-ginarios responsables, a los que convirtió en chivos expiatoriosde todos los problemas populares. Desatendió programassociales de los que dependíala creación de oportunidades paralos más necesitados, como era el mejoramiento de la deteriora-da educación pública. Limitó la posibilidad de que los indivi-duos adquirieran conciencia de sus responsabilidades persona-les, comunitarias y públicas y se sintieran constreñidos a con-tribuir al sustento del Estado mediante el pago de impuestos yel abono de tarifas por el uso de los servicios públicos.
Las políticas populistas y los sectores que las demandarono favorecieron se multiplicaron con la aparición de la iquezapetrolera, especialmente cuando por los altos precios delpetróleo los gobiernos disfrutaron de abundantes recursos fis-cales para gastarlos a manos llenas. Es 1o que ocurrió durantelas dictaduras de la séptima década del siglo XX y en lasdemocracias de los primeros años del siglo XXI. Muchasveces el derroche de dineros públicos fue provocado por lospropios ciudadanos, bajo la premisa de que siendo tantas lasnecesidades populares y disponiendo el Estado de abundantesrecursos económicos no había excusa para que no fueran aten-didas. En el país a pocos se les ocurre pensar en el perjuicioque las políticas populistas ocasionarán al bienestar de todos yal desarrollo nacional. Es lo que sucedió a principios del siglo
243
XXI cuando gobiernos y congresos' con el aplauso general'
resolvieron que se gastaran los fondos de ahorro que se habí-
an constituido para enfrentar las malas épocas' con los ingre-
sos extraordinarios recibidos en los últimos años por el país
gracias a los elevados precios del petróleo' Como también
óuando se dispuso que fueran devueltos a los afiliados al segu-
ro social los ?ondos de reserva que habían formado con sus
ahorros para asegurar su futuro'
Si el populismo sigue presente en la vida pública' y con sus
discurso y sus prácticas continúa fomentando el paternalismo'
noseráposiblequelosecuatorianosasumansusresponsabili-dades, áejen de transferir a otros problemas que son de su
incumbencia y miren a las instituciones públicas como instan-
cias subsidiarias a las que sólo deberán acudir si no pueden
valerse por sí mismos. Y en la medida en que ello ocurra el
paternalismo y el populismo continuarán, como antes' siendo
una rémora para el desarrollo nacional'
C¡.pÍrur,o QurNro
EN nusca DEL Éxrro ncoxóuuco
En las páginas anteriores se analizaron las costumbres de
los ecuatorianos,los obstáculos que se interpusieron al progre-so individual y colectivo y la forma en que los cambios cultu-rales, que se iniciaron en el siglo XIX en Guayaquil y en elsiglo XX en el resto del país, abrieron la posibilidad de que losindividuos pudieran progresar, aparecieran actividades empre-sariales y el país comenzara a desarrollarse.
En este capítulo se estudiarán cuatro casos de éxito eco-nómico, que si bien no son los únicos podrían considerarselos más significativos. En todospllos jugaron un papel deci-sivo las costumbres comunitarias, en unos casos traídas porinmigrantes que convirtieron al Ecuador en su patria adopti-va; en otros, adoptadas por los propios ecuatorianos graciasa cambios económicos y sociales producidos en su entorno.Tales singularidades corresponden a la ciudad de Cuenca, a
la comunidad indígena de Otavalo y a las inmigracionesárabe y judía.
246
L¡, pnocnnsrsr¡ Cun¡,¡cr
Las descripciones que en la Colonia hicieron viajeros yfuncionarios de las actitudes de los cuencanos frente al traba.jo, la innovación, las relaciones económicas y la ley fueronsimilares a las de los habitantes de las demás provincias de laAudiencia de Quito. También las referencias a la sociedadjerrárquica y paternalista en que vivieron y a lo atrasadas queeran las ideas y la educación.
A mediados del siglo XVIU el abad Delaporte comentaque Cuenca "sería la más deliciosa villa del Perú por su situa-ción, la abundancia de sus aguas, la fertilidad de sus terrenosy labelleza de su cielo, si la pereza insuperable de sus habi-tantes no volviera inútiles todas esas ventajas".l El CorregidorDe Merizalde en 1765 escribió: los blancos "son perezosos yopuestos al trabajo,los más viven de la ociosidad y la apreciancomo alimento", no hacen nada para atender sus necesidadesy siembran 'olo que les basta para comer" I en lo que coincideel historiador Juan de Velasco al señalar la ausencia de perso-nas "laboriosas e industriosas".3 Los académicos francesesque integraron la Misión Geodésica encontraron en Cuencauna sociedad "mucho más cerrada y recelosa" que las de Quitoy Lima, a la que era "mejor no contrariar demasiado".o ACaldas, en 1804le llamó la atención que un cura se interesaraen sus trabajos científicos dadas las sospechas con que fueronvistos por los otros, en una ciudad en la que "las letras estabanen cero", no había "ni nociones ligeras ni noticias" de las cien-cias, "un poco de mala gramática era toda la educación públi-ca" que recibía la juventud y los artesanos eran "más atrasa-dos que en Quito".t Otros autores registraron la presencia dela familia patriarcal y mencionan los incumplimientos de losartesanos, el consumo exagerado de alcohol, la reticencia al
247
pago de impuestos, el menosprecio por el comercio y la ausen-
.iu ¿" "onfianru.
Más aún, encuentran cierta inclinación a la
violencia y a los tumultos que no mencionan en sus crónicas
sobre otras circunscripciones territoriales'
En la segunda mitad del siglo XVIII, a diferencia de otras
poblaciones de laAudiencia,los cuencanos son descritos como
pendencieros, virulentos y tumultuarios por un funcionario
colonial y un clérigo y viajero jesuita. El primero dice "que
presumen generalmente de valientes y para merecer este crédi-
to" cometen frecuentes homicidios que en lugar de desmere-
cerles moralmente los acredita en la estima de sus paisanos.u El
segundo los describe como litigantes, violentos y vengativos.
Anade que como siempre andan armados "nadie tiene seguri-
dad de su vida", por 1o que los gobernadores, ante la imposibi-
lidad de ejercer su autoridad en tan díscola ciudad, se veían for-
zados a abandonar SuS cargos, habiendo sido menester nombrar
a militares para que pudieran poner orden, hacer respetar la jus-
ticia y evitar que los delitos no quedaran impunes'' Cabe men-
cionar que en cuenca, por una disputa amorosa, fue victimado
el médico de la Misión Geodésica, Jean Seniergues, por dos
jóvenes cuencanos que luego fueron protegidos por autorida-
á"t y jueces, a pesar del pertinaz empeño de La Condamine
para que fueran llevados a juicio y condenados''
En vista de estas similitudes, de que los cuencanos fueron
proclives a relaciones sociales y políticas conflictivas y de que
cuenca se mantuvo enclaustrada hasta principios del siglo XXy con dificultad consiguió comunicarse con el país décadas
más tarde, importa averiguar las razones por las que hoy con-
forman una socied ad pacíficaque trabaj a afanosamente, inspi-
ran su conducta en principios éticos, cumplen las leyes, respe-
tan las instituciones y emprenden innovadoras empresas.
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como suele suceder con los procesos de cambio cultural,en el caso de cuenca intervinieron múltiples elementos. En lacolonización de cuenca habrían participado artesanos, gentedel pueblo y sefarditas descendientes de judíos conversos, másproclives al trabajo y ala innovación que los hidalgos que lle-garon a otras partes del país. No existió un latifundio difundi-do, las propiedades agrícolas fueron pequeñas y medianas, latierra cultivable limitada y poco fértil,los obrajes excepciona-les y el sistema hacienda no llegó a configurarse. La existenciade una población indígena menos numerosa que la de la Sierradel centro-norte, hizo que los blancos trabajaran y se ocuparande tareas que en otras partes no cumplieron, como fueron laslabores manuales de labriegos en el campo y de artesanos ycomerciantes en la ciudad. Las tierras insuficientes forzaron alos pobladores del campo a que desempeñaran oficios no agrí-colas de tipo artesanal.La ausencia de familias nobles y ciertahomogeneidad étnica favoreció el desarrollo de relacionessociales menos jerarquizadas y discriminatorias, e incluso deigualdad, que ofrecieron oportunidades a los mejores y reduje_ron los resentimientos sociales. Las personas de dinero no fue-ron los grandes hacendados sino individuos que trabajaban enla ciudad, especialmente profesionales, joyeros y los que tení_an a cargo la explotación de minas de plata,lavaderos de oro yla exportación de cascarilla y sombreros. El negocio de expor-tación permitió que tempranamente los cuencanos se relaciona-ran con el mundo exterior y ofreció la oportunidad de que seformaran en Europa médicos, ingenieros y técnicos mecánicos.La producción y exportación de metales, cascarilla y sombre-ros, una parte vendida en el mercado interno, contribuyó a quese desarrollaran hábitos empresariales. La inexistencia de abis-males desigualdades económicas posibilitó que se incrementa-ra el número de personas en condición de demandar y comprarbienes, con lo que paulatinamente pudo confofinarse un mer-
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cado consumidor. A lo que el historiador cuencano Juan
Cordero Íniguez suma las menores elevaciones de los Andesque permitieron a los cuencanos "desplazarse hacia los cuatropuntos cardinales",la inexistencia de volcanes activos que pro-dujeran periódicos destrozos, el fácil regadío gracias a la abun-dante agua provista por los ríos que atravesaban la zona y losbosques circundantes que les permitió disponer de madera para
combustible y construcción de casas.e
Viajeros e investigadores aportan con indicios de que efec-tivamente así fue.
En la Colonia, Jorge Juan y Antonio de Ulloa encuentranque las mujeres son trabajadoras y "muy dadas a la labor", yaque hilan lanas y tejen bayetas de "buena calidad" y "finura enlos tintes", además de manejarse en los tratos comerciales.lo
En 1o que coincide Delaporte al anotar que "son tan trabajado-ras que sus manufacturas de lana y los teñidos que suelen dar-les" son el recurso económico de las familias.ttComo tambiénel corregidor De Merizalde, para quien las bayetas y lienzosde algodón "se debían al trabajo de las mujeres, sin excepciónde señoras" que "hilaban todo el año con tesón infatigable".Añade que los indios eran "más aplicados que los blancos" y"lograban alguna mayor comodidad y descanso parala vida"en relación a otros territorios; que los mestizos, "por ser más
industriosos y aplicados al trabajo", habían conseguidomuchas tierras; y que había "alguna escasez de familiasnobles" cuya "pobrezay falta de fondos" les impedía tener el"lustre y esplendor que tenían en otras partes".r'Cicala, si bienadvierte manifestaciones de desidia y pereza, observa que loscuencanos eran artífices "habilísimos", por estar dotados de"capacidad para las obras y ocupaciones que necesitaban aca-
bados delicados y finos", además de tener "mucha afición por
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el comercio" y mantener las calles de la ciudad con cunetasacueductos para que corriera el agua, que no los tenía euito.El historiador Juan de velascoo con el conocimiento que obtuvo por deambular por las provincias de la Audiencia de ouien razón de sus funciones religiosas, escribió que la adminitración de cuenca se distinguía "por ser la mejor".'nA fines detrsiglo XVIII la región cuencana exportaba cascarilla al mercaJdo mundial, textiles a Perú, Chile y panamá,abastecía su merrcado con la producción agrícola y ganadera y enviaba los sal-dos a la Costa, además de telas.rs
Estudiosos confirman estas apreciaciones de los viajeros.chacón, Soto y Mora consideran que en cuenca "prácticamen-te no existió una nobleza titulada" y mediante una investiga-ción de testamentos y compra-ventas (1777-lg26) demuestranque predominaba la propiedad agrícola mediana y pequeña.r6Tyrer considera que en cuenca al parecer "las haciendas fue-ron más pequeñas,los poblados indígenas más prósperos, y losobrajes, según el modelo de Quito, muy poco comunes".rT Elhistoriador Jorge Núñez señalaque entre los siglos XVI y XVIIllegaron a cuenca "emigrantes portugueses de origen judío quedesa:rollaron el comercio y el crédito,, y que ,,el reducidotamaño de sus propiedades y la carencia de obrajes habían pri-vado a los terratenientes cuencanos de una oportunidad de enri-quecimiento en gran escala".ts Fernando Jurado anota que encuenca "no habían suficientes indios" y en "la épocadeliorre-gidor Melchor vázque z Dávila,las diferencias sociales dismi-nuían porque la falta de mano de obra obligaba a que los espa_ñoles se dedicaran a oficios que en otros sitios "estaban desti-nados exclusivamente a los indios".re Escasez que confirma elhistoriador cuencano Juan corderoÍñiguez,al señalar que en elsiglo XVI la aspiración de los vecinos de cuenca de "recibirindios como mano de obra no quedó sino en mera expectativa,,
251.
porque no existieron en la región "en abundancia". Por este
motivo los cuencanos "debieron afrontar ellos mismos las tare-as de levantar sus casas y cultivar los huertos", desempeñándo-
se como albañiles, carpinteros, agricultores, sasffes, cerrajeros,herreros y zapateros. Añade que quienes se ocupaban en elcomercio, "considerado como una actividad digna", enviabanproductos agrícolas, manufacturados y artesanales a
Guayaquil, Loja, Zaruma y Zamora.n
Una investigación realizada por Silvia Palomeque ayuda acomprender el proceso económico que siguió Cuenca en elsiglo XIX. En la región de Cuenca "la mayor parte de la pobla-ción accedía ala posesión o propiedad de la tiefia", especial-mente en las zonas vecinas en las que había "una mayor pre-sencia" de "pequeñas y medianas unidades de producción".Esta estructura agraria, que se mantuvo hasta fines de siglo,dificultó la formación de haciendas, facilitó el comercio y per-mitió cierta movilidad de la mano de obra. A partir de 1845 se
desarrolla la producción de sombreros de paja toquilla a pesar
de no existir materia prima en la zona, artesanía que creciór.'ápidamente gracias a su exportación al mercado mundial y aque la demanda interna alcanzí volúmenes equivalentes.Desde mediados de siglo prospera la exportación de cascarilla,que termina "abruptamente" en 1885 por el agotamiento de losárboles productores, su falta de renovación y la competencia delas colonias inglesas, para aparentemente reactivarse antes de
la II Guerra Mundial por la demanda deAlemania.Actividadesa las que, con sobradarazón, Benigno Malo atribuye que enCuenca se haya despertado "el espíritu de empresa y de asocia-
ción" y creado "capitales desconocidos en otros tiempos" que
contribuyeron a que mejore la producción agrícola. Losemprendedores cuencanos destinaron la riqueza acumulada a laimportación de maquinariapnala elaboración de telas de algo-
252
dón, a la instalación de fábricas de quinina a fin de bese de la transformación fabril de la cascarilla y a la exde plata y oro en minas y lavaderos. A fin de eiplotar lasde Zantma, una decena de pioneros empresarios cuencaasocian y conforman en Londres (1Sfi0) una compañíainversionistas ingleses, la Great Zaruma Gold MiningLimited,r, hecho absolutamente inusual parc laépoca, tanála disposición de varias personas u ru** capitales y esfuercomo por la atrevida iniciativa de buscar y conseguir sociosla por entonces primera economía mundial.
. -Vi_1¡eros extranjeros que llegaron a Cuenca a fines
siglo XIX encontraron en sus habitantes "un temperamentotendencia industrial,',r, un ,.comercio
bastante importante,, yuna ciudad que exportaba, entre otros productos, sombreros dO
253
Le llamó la atención que los indios hablaran el idioma españoly que el "nivel de vida entre el pueblo común" fuera muy supe-
rior al de cualquier otra región del Ecuador. También que loscholos cuidaran su limpieza, fueran ricos, bien vestidos, indus-triosos, lucieran más saludables que otros habitantes de losAndes, caminaran "erguidos y miraran a los ojos" y su físico,tanto en apariencia como en estatura, no tuviera "nada encomún con la subordinación del cholo andino típico, sino que,por el contrario, mostrara cierto orgullo de Íaza". Concluyeseñalando que las mujeres eran "bien plantadas y limpias" ysiempre tenían los "dedos ocupados en algo (rtil".2o
Opiniones que comparte la antropóloga judía ConstanzaDi Capua, a la que le llamó la atención, al llegar al Ecuador,la suciedad de Guayaquil y Quito y de muchos de sus habitan-tes, así como su dejadez y malas costumbres, que contrastabancon lo que en 1941 vio en Cuenca. En esta ciudad encontró"otro mundo", en el que la gente era "hacendosa y laboriosa",las autoridades "finas, dignas" y respetadas por los ciudada-nos. Añade que en la gente reinaba "una gran pulcritud y ele-gancia", incluso en las campesinas conocidas con el nombrede cholas y comenta que su marido -doctor en química Í pro-ductor de medicamentos- "quedó impresionado del alto nivelprofesional de los médicos cuencanos"."
En un estudio titulado La psicología del pueblo azuayo,escrito por Octavio Díaz en 1926, consta una descripción delas creencias y costumbres de los cuencanos parecida a lasantes señaladas, enteramente compatibles con las necesidadesdel progreso económico.
Dice el autor que "la ley del trabajo se ha cumplido reli-giosamente" en el Azuay porque "una naturaleza en ocasio-
paja toquilla y polvo de oro.2, Temprano florecimiento de lleconomía cuencana que se facilitó porque en menos de unasemana se podía ir de Cuenca a Guayaquil. Un camino doherradura arravesaba cajas y desde tvtotieturo a"r""noiu fL ucordillera hasta Naranjal, "puerto" desde el que se continuabapor aguas del golfo hasta Guayaquil.
un viajero estadounidense que visitó cuenca hacia los añoscuarenta del siglo XX encontró que sus habitant", po*"í*;.unvocabulario de sorprendente riquéza,,, las casas de iu, p"r.onu,acomodadas estaban ..mejor
cuidadas,,que en euito, "i* ,.par_
fectamente felices" de no abandonar su 'pequeño mundojamás" y si bien existían "rigurosas divisiones d-e clases,,,-loscholos (el autor probablemente se refiere a tos chaso.s que apesar de ser tan blancos como los más encopetados eran rústi-cos y pobres) "a su manera" tenían un orgullo ,.igualmentegrande", por lo que no tenían ningún interés en lo qJe sucedíaen la alta sociedad, como si vivieran "al otro lado del océano.,,
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nes rebelde le ha negado lo necesario para la conservaciónla vida", lo que ha llevado a los ciudadanos a recurrir .,a
industria" y al "esfuerzo asiduo" de su ,.inteligencia y debrazos" para proporcionarse el pan necesario, actitud quehecho que "todas las clases sociales,,, desde la niña áemás alta nobleza hasta la infeliz labriega" trabajen enindustria de la paja toquilla. En esta provincia el repartotorial, que según el autor debiera envidiar el socialismo, sehecho de tal manera que "todos son propietarios', y se translmite y fracciona dando "base para futuras fortunas." Si algrinprogreso material se observa en las ciudades y villas "es debi.do únicamente al esfuerzo propio,,, pues la ..acción delGobierno central no se hace sentir y no participan estos luga-res de los fondos fiscales destinados a las obras de carácternacional". Los cuencanos, "expuestos a la aprobación orechazo de 1o bueno y de lo malo, nunca se hacen justicia porsí mismos y recurren a los jueces para que declaren el dere-cho", actitud que se debe a que tienen ,,siempre una voz dealiento para el bien verdadero", proclaman la "excelsitud dela virtud", premian y condecoran "a los buenos servidores dela Patria", declaran lo justo y reprueban lo delictuoso. El"espíritu de asociación," que constituye una manifestación dela cultura social de los azuayos,les hace "establecer todos losdías" sociedades para el cumplimiento de fines específicos,con "vida propia, relativa autonomía y medios económicossuficientes". Mentalidad en cuya form acíón .,han influidopoderosamente la educación e instrucción", que la sociedad"ha dispensado a todas las clases" sociales acercadel cumpli-miento de sus fines.,6
Refiriéndose a la época analizada por Díaz, un cuencánode la clase alta me relató que muchas veces vio a su padre tra-bajando con sus manos, en ocasiones cargando sobre sus hom-
255
bros tablas y materiales para la construcción de su casa, desde
el vehículo que los transportaba, conducta que compartíanotras personas de su nivel social cuanto se trataba de realizartrabajos manuales.
Factores culturales a los que se sumaron otros elementos,gracias a los cuales se crearon condiciones para que en lasegunda mitad del siglo XX despegarala economía cuencanahacia el desarrollo de la ciudad y la región.
Quizá el más importante elemento fue la pionera y siste-mática emigración interna y externa de poblaciones situadas
en el vecindario de Cuenca. El singular hecho de que en laregión existieran numerosos campesinos libres, no dependien-tes de la hacienda, permitió que tempranamente se mudaran a
la Costa (se los llamó salidos hacia abajo) desde principiosdel siglo XIX -camino que también siguieron profesionales-y se acentuó a mediados del siglo XX por la crisis de lasexportaciones de sombreros. Emigraron a las provincias de ElOro, Manabí y Guayas y los más audaces resolvieron dejar elpaís y viajar primero a Venezuela y luego a los Estados
Unidos, lugar en el que se encuentra el grupo más numerosode azuayos, especialmente en Nueva York. Más tarde viajarona España, dando origen a una diáspora de más de cien milhabitantes de Azuay y Cañar. Gracias a las emigraciones, lazona de influencia de Cuenca ha sido alimentada por unatransferencia permanente de capitales que en el año 2006sumaron la abultada cifra de 867 millones de dólares, segúnun estudio inédito de Cordes. Lo que implica que cada familiade Antay y Cairar que percibe remesas, obtiene anualmente enpromedio la cuantiosa suma de 22.000 dólares, una alta pro-porción de los cuales son gastados o invertidos en Cuenca.
256
El Estado puso su parte con la expedición de leyes ecmicas proteccionistas y la fundación del CentroReconversión Económica del Azuay (crea). Mediante ellosbuscó promover la recuperación de las actividadesvas afectadas por la crisis económica de medio siglo,la red de caminos, ampliar los servicios públicos y pel desarrollo industrial y artesanal.La represa hide Paute, construida entre los años setenta y ochenta, la máfgrande obra de infraestructura realizada por el país despuéidel ferrocarril, creó miles de empleos directos e indirectos ygeneró una demanda importante de materiales y servicios. A lose que sumó la integración de cuenca a un sistema de carrete.ras que le comunicó con las provincias del sur y del norte dola región interandina, de la Amazoníay de la Costa.
Algunas características de Cuenca, de sus instituciones,de las actividades económicas y de los ciudadanos explicanel exitoso desarrollo local y el bienestar alcanzado por supoblación.
cuenca tiene una meritoria y transparente clase dirigente ylos ciudadanos cumplen sus obligaciones con sentido cívico yaportan al progreso colectivo. La lucha política suele tener unsentido constructivo que permite discutir los problemas de lacomunidad lejos de conflictos personales y partidistas. El inte-rés público pesa en las decisiones de las autoridades a cuyoservicio someten los intereses particulares. El populismo noha logrado prender en políticos, autoridades y ciudadanos, porlo que los programas,las obras y los gastos se concib"n y ,"rcarizan con criterios de prioridad. Intervienen en la actividadpolítica personas con vocación de servicio público, preparadospara desempeñarlo y no gente improvisada proveniente de la"farándula" o solamente interesada en enriquecerse.2r Hay una
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disposición favorable del pueblo y de las organizacíones de lasociedad civil para asumir sus propias responsabilidades yexiste una tradición de cumplimiento de la ley y de respeto a
las instituciones y a la autoridad.
En Cuenca los alcaldes, y en general los funcionarios públi-cos, tienen un acendrado sentido de servicio público y de aten-
ción honraday eftcaz de las necesidades y problemas urbanos,por lo que la administración local tiene niveles morales y téc-nicos superiores a los de otras ciudades del Ecuador. La ciudad
es ordenada y limpia y se ha desarrollado armónicamente, sin
barriadas marginales y con una provisión de aceptables servi-
cios públicos de educación, salud y seguridad. Existe continui-dad en los programas seguidos por el Municipio y su burocra-cia es estable, profesional , efrcaz y honesta. Los íos que atra-
viesan la ciudad son cristalinos gracias a un doble sistema de
canalización que impide que las aguas servidas desagüen en
sus cauces, a que los ciudadanos no los contaminan con basu-
ru y a que las vertientes montañosas en las que se originanestán protegidas por reservas de bosques. Es la única ciudaddel país con parquímeffos automáticos y cables eléctricos ytelefónicos instalados subterráneamente.
La universidad pública de Cuenca consiguió escapar del
deterioro académico que padecieron las universidades de
Quito y Guayaquil y en ella se encuentra la única universidad(del Azuay) que ha logrado acreditar su calidad, virtualidadesque les ha permitido formar profesionales competentes.Primero una escuela de artes y oficios y luego el colegio de
formación profesional, fundado y dirigido por salesianos ita-lianos, facilitaron la capacitación de técnicos que han aporta-do al desarrollo industrial. Cuenta la ciudad con una empresa
pública modelo (Etapa), que a diferencia de otras es innovado-
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ra, eficaz y honesta y provee buenos servicios de
agua potable y alcantarillado. La Empresa EléctricaSur registra la más baja clfra nacional de "pérdidas ne
cuatro veces inferiores a las de las empresas eléctricasManabí y Milagro." Tiene un dinámico empresariado que
impulsado una moderna producción industrial,artesanal y turística y exporta productos manufactuentre otros , cerámica,línea blanca y llantas, a cuyo des
contribuyó la creación del Parque Industrial de Cuenca a pricipios de los años setenta. El canal de televisión Teleramael único que difunde programas culturales en el Ecuador y eO
Cuenca se han formado deportistas con importantes triunfoiinternacionales.
Comerciantes de otras provincias del país prefieren reali-zar sus importaciones a través de la aduana de Cuenca, porquelos trámites demoran menos, no se producen robos y no debenpagar sobornos. Su administración de justicia es independien-te, confiable, honrada y oportuna, como lo demuestra la formapositiva en que ha operado una disposición introducida en laConstitución de 1998, por la que podían obtener su libertad lospresos que no recibían sentencia en el plazo de un año. A dife-rencia de la que ha ocurrido en Guayaquil y Quito, debido a laacuciosidad y honradez de los jueces cuencanos ninguno obtu-vo su libertad anticipadamente. Un grupo de doce pequeñasindustrias cuencanas del cuero, a fin de poder competir en elmercado de Estados Unidos ante artículos manufacturados enPakistán, en apenas seis meses lograron incrementar su pro-ductividad al elevar la producción diaria de sombreros pormáquina, de 8 a 32 y de bolsos de 4 a 25.
Un viajero español en carta escrita en 1858 decía: "Cuencaes quizá una de las mayores y más bonitas ciudades del
259
Ecuador. Su situación es admirablemente bella' Colocada en
una horizontal, extensa y feracísima llanura goza de un clima
sano y agradable y presenta un aspecto muy pintoresco y
,isoeio".ñ Parecidas opiniones expresalon los viajeros extran-
jeros que visitaron la ciudad durante la Colonia' cuando las
.aru. i"níun techos de paja, como también durante el auge
republicano. Como et pai*á3" privilegiado y la elegante arqui-
tectura republicana no han sido afectados por el progreso
urbanístico de fines del siglo XX,los cuencanos se benefician
de intangibles que inciden en su calidad de vida'
Algunos indicadores socioeconómicos ilustran el progreso
de CuJnca y el bienestar que disfrutan sus habitantes'
Después de Quito ocupa el segundo lugar en cuanto a las
necesidades básicas satisfechas'30 La cobertura de los servicios
de alcantarillado, electricidad, teléfonos y agra potable es
superior a la de las demás ciudades del país' La tasa de anal-
fabetismo (3,9Vo) equivale a menos de la mitad de la media
nacional,la de mortalidad infantil es inferior a las de Quito y
Guayaquilylatasadedesempleoes5o%oinferioralaexisten-te de las dos ciudades. Por.flo h pobreza medida por necesi-
dades insatisfech as (26To),es más baja que en las otras capita-
les de provincia y bastante menor que en Guayaquil'3'En 2006
"t em'p". cápitidel Azuay, que fue de2'916 dólares y se sus-
tentó en el aporte de la ináustria y de los servicios, superó al
de Guayas ti.lze>y resultó levemente inferior al de Pichincha
Q.g$;.Elper cá,pitade impuestos pagados es de 168 dólares'
iit u up"nu, inferior en 2 dólates al de la rica provincia del
Guayas, la segunda después de Pichincha donde alcanza los
410dó|ares.,,Cuencatieneelmásaltopercápitadevehículos(10 personas por 1 automotor) y una morosidad en el pago de
cro¿itos bancarios más baja que en Quito y Guayaquil.
260
Los r,¡nonrosos oravar,nños
Los indios de la comunidad de Otavalo situada en lavincia de Imbabura, que se ocupan en la artesanía y el concio, disfrutan de un bienestar superior ar de los miembrossu r¿Lza que habitan otras circunscripciones territoriales,en general conforman el sector social más pobre del Ecua pesar del progreso que han conseguido en las úrtimas décwdas. Sus ingresos son superiores a los de muchos mestizos do
261
otavaleña de los sábados. Al descubrir que sus principales com-pradores eran extranjeros, a partfu de los años cuarenta se des-
plazaron a Quito y a otras ciudades del Ecuador en busca de
compradores. Los más emprendedores instalaron puestos de
venta en las cercanías de hoteles en los que se hospedaban
turistas, y de los lugares que visitaban en ciudades de la Sierray de la Costa. Por la misma época lograron emplearse en las
fábricas textiles de Otavalo, "primero en la desmontadora,'luego en la hilandeía y finalmente en la tejeduría", en las que
su trabajo fue apreciado por los dueños al advertir "su habili-dad para el manejo de máquinas",la "mucha paciencia y el altogrado de cumplimiento y responsabilidad".* Paulatinamentefueron dejando el campo para mudarse a vivir en Otavalo, conel fin de realizar con más facilidad sus operaciones artesanales
y comerciales. El mercado de artesanías de Otavalo, que
comenzó con puestos de ventas dispersos en calles y esquinas
y que luego se juntaron en una plaza orgarrizada con tal propó-
sito,-actualmente comprende varias manzanas.
El interés que despertaban sus manufacturas en turistas
extranjeros, diplomáticos y funcionarios internacionales les
llevó a explorar el mercado externo pensando en los muchos
compradores que podrían encontrar. Primero viajaron con sus
tejidos a países latinoamericanos, particularmente a Colombiay Venezuela que por entonces vivla la prosperidad petrolera.
Alentados por el buen suceso económico de sus primeras ope-
raciones "multinacionales", en los años sesenta decidieronaudazmente explorar los mercados norteamericano y europeo.
Vale citar lo dicho por uno de ellos. "Esto de viajar viene ya
desde mis antepasados, yo mismo comencé aviajar desde que
tenía dos años. Cuando viajé a Holanda a los 19 años me dicuenta que los indígenas, no sé si por sus raíces o por qué será,
somos más curiosos, un poco más rebeldes, más ariesgados"."
la zona y los más prósperos han conformado un patrimonioque en ciertos casos llega a ser superior al que por.Ln descen.dientes de sus antiguos amos.
Los adelantos que han alcanzado los otavaleños, a diferen-cia de lo que ha sucedido con otros indígenas, no les ha hechoabandonar su cultura. Se comunican en quichua, conservan suelegante y limpia vestimenta tradicional, se sienten orgullososde su raza y muchos no han abandonado la característta tren-za qve siempre adornó sus cabezas. Su sentido de dignidad,según un autor, hace que sus maneras y la forma
"rr-qu" a,
comportan frente a blancos y mestizos sean diferentes a laactifud de "sumisión de la masa de ros indios serranos,,.33originalidad de los otavaleños que se expresa en otros órde-nes' Trabajan en la manufactura y el comercio antes que en laagricultura, viajan regularmente al exteriot parc"o-"Li* ru,productos, establecen talleres en los países que visitan, emple-an a mestizos en el Ecuador y a blancos afuera, hablan y escriben correctamente el castellano, incluso lenguas fo.árr"u.,contraen matrimonio con extranjeros y los más afortunadosenvían a sus hijos a la universidad.
Parece que en las primeras décadas del siglo XX comenza_ron vendiendo sus artesanías, especialmente textiles, en la feria
262
. -!l hecho de que la producción manufacturera y la concialización de los productos artesanales fuerareariiaaa poi*il;;;':;:permitió multiplicar sus ingresor. Lo. capitales acumularles sirvieron para mejorar ios inventario, ¿" -ut"riu primodernizar los talleres con nueva maquinaria y extenderactividades económicas a hoteleúa, resLurantes y seruicios frturismo' como también para adquirir vehículos puru uro rumir
263
las que defienden los líderes del movimiento indígena repre-sentado por la Conaie y otras organizaciones menores. Elalcalde Mario Conejo, descendiente de comerciantes indíge-nas que mercadearon sus productos en países latinoamerica-nos, administra el municipio de Otavalo sin el menor asomo
de populismo, con criterios de responsabilidad, eficacia,modernidad, honradez y austeridad. Eliminó el subsidio que
por muchos años se otorgaba al consumo de agua potable, apesar de que era menos regresivo que el costoso otorgado porel Estado a los combustibles, defendido por la Conaie y casi
todos los líderes políticos nacionales, no sólo de la izquierda.En su decisión pesó la consideración técnica y social de que elsubsidio restaba a la Alcaldía importantes recursos económi-cos, que su administración necesitaba para mejorar la calidadde los servicios públicos. Se pronunció a favor de que elEcuador celebre un acuerdo de libre comercio con los Estados
Unidos, por considerar que la apertura comercial convenía alos intereses de los industriosos artesanos otavaleños y delpaís, y ha pedido a su comunidad que se capacite y mejore laproducción "haya o no TLC". Considera "peligroso" el poderindígena etnocentrista que impulsan dirigentes de la Conaie, a
los que ha criticado por no haber "construido un movimientode ciudadanos indios con derechos y obligaciones",lo que sig-nifica discrepar con el carácter paternalista y reivindicativo de
la lucha política que aquella orgarnzación impulsa. Para fun-damentar el contenido cívico de su afirmación, ha recordadoque los otavaleños han salido adelante con sus "propias capa-
cidades", por su "espíritu de superación" y "confianza en sí
mismos"; y no gracias a la ayuda de los gobiernos.3ó
Otavalo exhibe indicadores sociales superiores a los de
otras ciudades con población indígena, como Pujilí en
Cotopaxi y Guamote en ChimboÍazo. Por ejemplo, menor
liar. y el transporte de mercaderías, reparar y ampliar sulviviendas y comprar en la ciudad de otavaro las casas de mes.tizos y blancos, que convirtieron en el centro de sus operacio.nes artesanales, mercantiles y turísticas. su presencia urbanaha crecido tanto que otavalo La dejado de ser una ciudad blan.co-mestiza para convertirse en una ciudad indígena.
Los otavaleños viajan al extranjero hasta por ocho meses,de la primavera al otoño, para reahLar sus operaciones comer-ciales que algunos complementan con la ejecución -uri"ut "nlugares concurridos de las ciudades, actividad que les p-áu".ingresos complementarios. No son pocos los que viven enotros países, en los que han montado sus propios talleres paraasí ahorrarse los costos que implica importar fu p-A*liOnartesanal y al mismo tiempo beneficiarse de una _uyo. dispo_nibilidad de mercaderías para la venta. L", i;;;;;;""acompañado a sus padres en ros viajes comerciares fuera delpaís consideran que, para ampli* ,u, operaciones mercanti_les, aumentar sus ventas y multiplicar las ganancias, _e, ,ititles sería estudiar er idioma inglés, además del castellano, antesque el quichua que reciben en la educación bilingüe en ár",r"_las y colegios ecuatorianos.
Esta modernidad de los indios otavaleños también seexpresa en sus ideas y en las actitudes políticas, diferentes de
264
analfabetismo, más altos niveles de educación y mejortura de servicios de agua potable, alcantarillado, electricidadteléfonos, incluso con respecto a ciudades importantes comqGuayaquil. A 1o que se suma que Otavalo tiene un índice depobreza del 54Vo, medido por necesidades básicas insatisfe,rchas, inferior al existente en Pujilí y Guamote y similar al quo
registran ciudades de la Costa, entre ellas Guayaqrnil (527o).31
Como estas cifras son un promedio, no reflejan la realidad demuchos otavaleños cuyos niveles de vida son equivalentes a
los que tienen las clases medias de Quito y Guayaquil y enalgunos casos mejores.
La singularidad cultural y económica de los indígenas ota-valeños no es una novedad de las décadas recientes y nisiquiera del último siglo. Es el resultado de un proceso inicia-do hace centenares de años por causas que no es posible expli-car satisfactoriamente, sobre todo si se tiene en cuenta que
igual que otros indios de los andes ecuatorianos, también estu-vieron subordinados a la encomienda, al obraje y ala hacien-da, instituciones que a sus congéneres les cerró la puerta delprogreso,les condujo a la miseria y les sumió en la abyeción.
La diferente condición de Otavalo y de los indígenas ota-valeños es registrada por visitantes extranjeros que llegaron a
la Audiencia de Quito a fines de la Colonia. A mediados delsiglo XVIII al abad Delaporte le "admiró" que la tierra estaba"bien cultivada", que las "fábricas de vestir eran ricas y nume-rosas" y que por primera vez pudo ver, para cnlzat los ríos,puentes colgantes de cuerdas con pasamanos como los que
existían en el Perú, así como tarabitas.38 Von Humboldt consi-deró que los otavaleños gozaban "de algo de libertad y delfruto de su trabajo", ya que eran "casi todos sueltos y no escla-vos de las haciendas".3e Stevenson observaba que "están al
265
parecer" más inclinados a trabajar en los obrajes productores
ie manufacturas de algodón y lana, que en el cultivo de la tie-
rra. En cuanto a su constitución física y dignidad personal, tan
disminuidasenelcasodelosotrosindígenasandinos-,señalóq.r" utgonos hombres eran "bastante robustos y musculosos" y
q"" ".ín"u
había visto, se supone en las regiones sudamerica-
nu, q.r" visitó, o'rnarazade gente más fina que la de los ota-
valeños en un domingo cuando se encuentran en la iglesia o
asisten a una fiesta".*
Durante la República, a mediados del siglo XIX' Holinski
menciona que errla *fértil provincia de Imbabura los indios
son más ináustriosos, más inteligentes y más felices que sus
hermanos de Quito".o' Kolberg escribe que el indio en
"Imbabura es alto y apuesto, en nada inferior al europeo' ni
,iqui"ru al alemán'.oi Por la misma época' De Avendaño
encontró que eran "aseados y relativamente más robustos y
hábilesq.'"lo,demásdelaRepública,''comotambién..ale-gres, trabajadores y bastante inteligentes"'03
Al promediar el siglo XX offos viajeros hicieron co-menta-
rios similares. Belmenans cuenta que unos otavaleños fabrica-
bantejidosyotroseranalfareros'que..susvestidoseranlim-pios"
"y caminaban, se sentaban y ponían de pie "con gracia
i^qoiritu".ao Franklin describe al otavaleño como "limpio' her-
*oro, fuerte y feliz" Y, Por tanto, "muy distinto del indio de
las provincias centrales;; muchos "dueños de sus tierras" y
"te¡edores famosos" que conseguían ingresos complementa-
rios con la venta de sus artesanías, dinero que les permitía
"darse el lujo de usar paños importados"' a lo que atribuye que
hayan podido resistir "la absorción política y social por parte
¿"ir"rio del país".* Más tarde Lilo Linke relataba que el mer-
cadodeotavaloera..unadelasgrandesatraccionesturísticas
266
del Ecuador", que "la casa de estos indios es bien hecha yfortable y que entre los hombres ciertos lujos como relojespulsera en oro no son excepción".r6 En los años setentaantropólogo Casagrande encuentra que los otavaleños"orgullosos, limpios, industriosos e inteligentes',, entre otrosatributos.aT Y su colega Salomón dice que usan una vistosa ypulcra vestimenta de pantalones blancos, ponchos azules ygrandes sombreros, producen tejidos reconocidos por su cali-dad, se valen de una tecnología moderna y realizan múltiplestareas artesanales que comparten con la actividad agrícora ensus parcelas.a8
Positivas y reiteradas observaciones sobre el carácter delos otavaleños que contrastan con las negativas que losmismos viajeros, y muchos otros, hicieron sobre la deplo-rable condición social y las debilidades culturales de rospueblos indígenas a las que se hizo referencia en capítulosanteriores. Casagrande considera "sorprendentes,, las sin-gulares características de los otavaleños si se las comparacon las de otros pueblos indígenas, vistos como o,perezosos,
borrachos y sucios", entre "otros defectos de carácte{,.aeUn inmigrante judío que se empleó en una hacienda de laprovincia del Chimborazo, escandalizado por la .,miserable
situación de los indígenas", rememoró Ia,,barbarie nazi,, y"el absurdo y crueldad de los campos de concentración', enlos que estuvo recluido.so
Si bien no es posible encontrar explicaciones suficientes ala anomalía que representan los otavaleños en el mundo indí-gena, cabe adelantar hipótesis tentativas.
Parece que los incas permitieron que los otavaleños con-tinuaran en posesión de las tierras luego de que conquistaron
267
sus territorios. Hecho que seguramente les permitió obtener
una independencia que, cuando llegaron los españoles, debió
haber influido para que se estableciera una organización
social más flexible que la que se constituyó en otras provin-
cias andinas.s' Hasta fines del siglo XVII en la zona de
otavalo hubo una escasa población blanca y mestiza, 1o que
redujo la posibilidad de que los indios fueran explotados por
los criollos como sucedió en otras partes. Elementos favora-
bles a los que se sumaron las medidas que tomó el presiden-
te de la Audiencia de Quito Antonio de Morga (1615-1636),
para mejorar la organizaciónde los obrajes, cortar abusos que
," "o*"tíun
con los indios y obligar a que españoles y crio-
llos les devolvieran las tierras que habían usurpado, además
de prohibirles que residieran en el lugar, que ni siquiera podía
sei visitado por comerciantes.t' Conjunto de hechos que
debieron contribuir a que en otavalo se mitigara la domina-
ción y la explotación a las que estuvieron expuestos los otros
indíglnas de la Sierra a través de la encomienda, de los obra-
jes y de la hacienda.
Aparentemente los otavaleños ya eran buenos tejedorest3
antes de la Conquista, pues fabricaban una tela conocida con
el nombre de cumbi, cuya textura y calidad llevó a los españo-
les a comp atatlacon el damasco europeo. A que mejorara esta
habilidad artesanal debieron ayudar los obrajes, instalaciones
fabriles que en el caso de otavalo fueron de las más grandes
no sólo de la Audiencia de Quito sino de las colonias españo-
las.so La operación empresarial del obraje debió implicar una
estructura productiva compleja que exigía mucha eficacia.
Trabajaban-quinientos obreros, hasta cinco veces más que los
empleados en otros obrajes. Se requería abastecerlos de mate-
ria prima proveniente de lugares distantes, algodón de los
valles calientes y lana de los páramos. El proceso manufactu-
268
rero tenía cierto grado de especialización y planteaba inrables dificultades la distribución de los productos finales oülejanos centros consumidores, algunos situados fuera del pafslEl que en Otavalo los obrajes importantes fueran de la Coronoy estuvieran dirigidos por españoles, más preparados y quizú,
más compasivos que los despiadados criollos, probablementopermitió que se atribuyera mayor importancia ala organiza-ción del proceso fabril que a la explotación inmisericorde dela mano de obra,lo que explica que los indios hayan preferi-do trabajar en los obrajes antes que en la agricultura. Todo 1o
cual debió contribuir a que se afirmara la tradición de indepen-dencia de los otavaleños y se desarrollaran hábitos de organi-zación, disciplina, gestión, laboriosidad e innovación. Estatradición manufacturera debió influir para que a fines del sigloXIX se instalara en Otavalo "la fábrica de algodón más gran-de del país".st
A estos elementos históricos se sumó el sistema de trabajoque adoptaron los ot4valeños en sus actividades empresarialesy las influencias que recibió la comunidad indígena desde elexterior por sus frecuentes viajes.
El hecho de que en los talleres artesanales y en la comer-cialización de su producción trabajaran sin horario, incluso losfines de semana, les permitió elevar los rendimientos. Comoen la tarea intervenían el jefe de familia, su mujer, hijos y otrosparientes, se redujeron los costos de la mano de obra y,lo quees más importante, se logró que todos se sintieran comprome-tidos con el éxito de la actividad económica en la que partici-paban, por considerarse sus dueños. Los fuertes sentimientosde reciprocidad que por este motivo se desarrollaron, hicieronque las familias se ayudaran unas a otras, económica y labo-ralmente, se hicieran favores cuando los necesitaban y los
269
devolvieran en el momento oportuno' El sentido que tienen
delusoeconómicodeltiempohacequeparalosotavaleñoseldescanso no sea dejar de trabajar sino "cambiar una tarea por
otra", pues si se cansan de permanecer sentadoi ante un telar
"durarite todo el día"; lo dejan para ocuparse de una labor dis-
tinta.56 Estas caracteísticas de la empresa otavaleña permitie-
ron abaratar la producción, elevar los ahorros' acumular capi-
tales, mejorar la competitividad y de esta manera multiplicar
las operaciones artesanales y comerciales'
Aníbal Buitrón describe las difundidas prácticas de ayuda
mutuadelosotavaleñosenlossiguientestérminos.La,,paf-cialidad es el núcleo y la base de la organizaciínindígena", en
la que "todos los miembros tienen la obligación de apoyarse
mutuamente cada vez que es necesario un contingente" que
supere al de la familia, pata realizar alguna tarea como :qifi-,aooucasa,celebrarunmatrimonio,realizatunarecepciónoejercer el priostazgo. Aquel que no ha colaborado con los
miembrosdelaparcialidadenlaatencióndesusnecesidadesno puede esperar reciprocidad de los otros cuando se encuen-
tre en una situación Parecida'tt
El turismo generado por la bella geogtafía de la provin-
ciadelmbaburaylaatractivaferiaindígenadeotavalohicieronqueseincrementaransustancialmentelasventasdeartesanías. La demanda incentivó la diversificación de la
producción, que se amplió a prendas de vestir' accesorios y
iiu"rro, artículos decorativos o utilitarios' Los que viajaron
a Europa, Norteaméricay apaíses de América Latina' donde
en algunos casos residieron por largas temporadas' de regre-
,o u J,, tierra trajeron aprendizajes, destrezas e innovaciones
que aplicaron a sus negtcios' Gracias a ellos descubrieron la
i-portao"ia de saber lóer, escribir y hacer cuentas' de domi-
270
nar.el idioma español, de enviar a sus hijos a la escuela y"evitar conflictos y dificultades,'.se
A lo que se sumó la influencia protestanteo5e en razón deefectos positivos que producen las prédicas evangélicas encomportamientos económicos de sus proséritos, *-o antes güexaminó' Enseñanzas_que contribuyeion a favorecer el ahorropor la eliminación del gasto dispendioso en fiestas y bebidas¡como también a acentuar el interés de los otavalenos en erlucro y en la búsqueda de su propio provecho.
).7r
Los iárabes y los judíos que llegaron al Ecuador tuvieronque enfrentar las mismas dificultades que obstaculizaban elprogreso de los ecuatorianos. Incluso mayores, pues incursio-naron en un medio que les era extraño, no conocían el idiomacastellano, sufrieron marginaciones, fueron perjudicados,carecían de capitales y no tenían acceso a conexiones y amis-tades que tanto contaban en el éxito de los nativos. Sinembargo se las arreglaron para superar las dificultades que
encontraron, de manera que en pocos años consiguieron saliradelante. Su éxito se debió a que tuvieron atributos que esca-seaban en los ecuatorianos, como fueron la constancia, elahorro y la disposición para el trabajo esforzado, a lo que se
sumó la necesidad imperiosa que tuvieron de ganarse el sus-
tento diario, pues algunos llegaron a padecer hambre. Parasobrevivir, o cumplir sus sueños, emprendieron en toda suer-te de iniciativas, que les llevó a organizar negocios persona-les o constituir empresas, gracias a las cuales, luego de años
de sacrificios, lograron dejar atrás la pobreza, vivir cómoda-mente y en muchos casos conformar importantes patrimoniosque legaron a sus descendientes.
Los árabes hicieron una significativa contribución al pro-greso de Guayaquil en una época en la que el puerto erattenade oportunidades. Los judíos aportaron a que Quito saliera delatraso en el que había permanecido sumido por centenares deaños. Ambos impulsaron el desarrollo del Ecuador, igual quelos inmigrantes de otras nacionalidades. Las iniciativas quetomaron, los negocios que emprendieron y las empresas quefundaron, permitieron que el país descubriera posibilidadeseconómicas que habían pasado inadvertidas, aprovechararecursos que se encontraban abandonados, contara con servi-cios de los que carecía y adquiriera nuevos conocimientos ytecnologías. Su contribución ha sido tan importante que 7 de
Aponrns DE Los INMTcRANTES
En la primera mitad del siglo XX arribaron inmigrantesprovenientes de Europ.a { de otras regiones del Viejo ñrfunaoespecialmente árabes, italianos, alemines, españoles y chinosa los que a mediados de sigro se sumaron;uiios. cualquierafuera la procedenciu g"ogiafica, su contribución fue muyimportante para la modernización del Ecuador, porqu"-'r,r,conocimientos, experiencias y emprendimientos llenaron elvacío nacional existente y porque gracias a ellos
"f p"i, puOo
aprovechar las oportunidades "r"uáu,
por er crecimiento eco-nómico de los años cincuenta, sesenta y setenta. A fines desiglo se sumaron inmigrantes colombianos, en número larga_mente superior a la suma de todos los que antes habían llega_do_ desde otras partes del mundo. Si bien esta migración fuemás heterogénea, también ha sido positiva p*uítp"lr, p*ejelnJo para el mejoramiento de las técnica, O" u"rrtu, i i"tservicio de atención al cliente, que tan atrasados estaban en elEcuador. Por ser de las_ más antiguas y por los importantesefectos económicos y cultural". q,i" produjeron, sólo se anali_zaránlas inmigraciones árabe V ¡u¿ia.
272
las.17 empresas que lideran sus respectivos sectores, men(nadas en el capítulo anterior, pertenecen a descendientesrnmrgrantes, a pesar de que no deben llegar u.pr"*nru,5Vo de la población del Eóuador.
El éxito económico de los inmigrantes europeos, iíraasiáticos y colombianos, además dJ contribuir al desarr ,¡Idel país, produjo un beneficioso efecto demostraciOrr, qol;#*: :,::"_l::.::larorianos abandonaran cosrumur", quJ
273
Los nxrrosos ÁRABES
Pocos inmigrantes libaneses, sirios y palestinos arribaronal Ecuador en la segunda mitad del siglo XIX y muchos en laprimera mitad del XX. Se los conoció con el gentilicio de tur-cos por el pasaporte con el que llegaron, pues por entonces sus
países formaban parte del Imperio Otomano. Sus conocimien-tos eran pocos, su educación de unos grados de escuela y sus
habilidades las propias de un pueblo de mercaderes. Todos
eran cristianos ortodoxos, o dijeron serlo, ninguno profesabala religión musulmana y cuando llegaron al Ecuador se adscri-bieron a la Iglesia católica.61 Muchos eran campesinos, y salvounas pocas excepciones, gente de escasos recursos y conoci-mientos, que juntaron todo el dinero que les fue posible para
financiar un costoso viaje desde Oriente Medio hastaAmérica.Viajaron a Guayaquil atraídos por cierta nombradía que habíaadquirido el puerto debido ala riqueza creada por la exporta-ción de cacao, con la esperanza de encontrarse con un compa-triota que les acogiera en su casa,les auxiliara y les ayudara aobtener un trabajo o a instalar un negocio, como en efectosucedió con muchos de ellos.
Una vez en Guayaquil debían contar con al menos unospocos medios para costear su subsistencia por unos meses,
hasta conseguir un trabajo o emprbnder una actividad lucrati-va. Crawford relata que "los que ya se habían establecidodaban la bienvenida a los recién llegados,les prestaban dine-ro, les proporcionaban un bulto de mercadería a crédito, les
daban consejos de cómo vender y les hacían acompañar de unexperimentado buhonero por los lugares más remotos delpaís".a Si bien algunos recorrieron el país como agentes via-jeros de las casas comerciales guayaquileñas, la mayor partese dedicó a la venta de telas, casimires y baratijas, de manera
habían sido perjudiciales para que los individuo, tu¡r*urllidestino, las empresas progresaran y el Ecuador ";;;;;*,su futuro. No fueron_pocos los quá descubrieron,gr;;, ,los inmigranres, que ¿i¡¡a r"sp"tárr" la dignidaJáj" g"*.cualquiera fuera su condición social, que el espíritu empren-dedor abría las puertas del progreso, qu" el trabajo esforza.do producía frutos, que la ta,oiiosi¿ad y los _¿rlrá, i_por-taban más que favores, recomendaciones y padrinos, que sinel ahorro poco podía hacerse
""onO-i"umente,u0 que el tiem_po no debía desperdiciarse, que los objetivos se alcan zabancon perseverancia, que el uso de \atécnicaera indispenr"ir",que la limpiezapersonal y del hogar eran esenciales, que nohay mejor pasatiempo que la cultJra y que las mujeres podí_an trabajar en tareas que no fueran las áel hogar,;;" pr"_fesionales o empresarias y aun desempeñando actividadesmenos prestigiosas.
Enseñanzas culturales a cuyadifusión contribuyó el testi-monio, visto por todos los ecuatorianos, de que muchos inmi_grantes a pesar de se1 erropeos, y por tanto blancos, realiza_
Ll t:::: y desempeñabanofici;,; ocasiones con sus pro_pras manos, que los ecuatorianos integrantes de la clase altahabían rehuido siempre por consid".*io, indecorosos.
274
ambulante en ciudades y pueblos o fija en almacenes
ll":::::: I:::llt: *i,"ipur., á"iiu"*o Los quean de cierro capitaly tenían con"*ionirln;rrdñilr?:f:t""i:rrie
imporració,n, qu? resulraron muy redituableecias a la demanda creada en r" c"r1" p".;;"il"#;:,:L::,i?,:l:l1por las poblacione. qu.ll incorporaron alcado luego de la construcción del ferrocarril.
A los inmigrantes árabes les resultó relativamente
::ilr":,:f"it^"-r^iiilos,ecuatori_o, y con er riempo cguir cierro monopolio de la ";;i"td"á comercial.cuando en el Ecuador aparecf"n p"riUifidades de
:f:':: i::^'":Tlnto ecónómi", i" i" cosra y a ración de vías de comunicacion. operaro;;J;#;TrTr:l?'"","J #:X:i11Í:' ;",;;r;"reré s en er comercio,al que veían como un oficio o-o_ á" o"rr";r"ililffiT;condición social. y en cuant"
" f^
"ous clases sociales, pocogde sus miembros estaban oirpu"rá,
-a-realizarel
trabajo sacri.ficado que implicaba recorrerprecarias y desconocidas vías decomunicación' para luego de tantas áificultades enfrentarseante una pequeña venta de resultado incierto. En cambio losrecién llegados, con los burtos ¿" -á..uo"rías a sus espardas,surcaban ríos, reconían escabroso, ""distancias, uiriru¡un pueblos r"-oror, TJT:f ##:TrH:::hospedajes y se adentraban en las haciendas costeñas comobuenos buhoneros.6a
Actuaban con humild ad, tratabana todos con cortés zara-mería y' a pesar de su escaso conocimiento del castelrano, nose deja!3n¡encer por las dificultades i¿io-eti"us a la hora enque realizaban una venta, por lo que difícilm";;ü;;;""un cliente se escapara sin que 1", ;;;;.*a algo. En el cum_plimienro de esras actividad'es dtqp;;il de la ayuda invalora_
t75
ble de sus esposas, que durante sus ausencias les suplían en elmostrador de los almacenes urbanos, o salían con la mercade-rfa en brazos a vender telas de puerta en puerta en casas de las
ciudades en que vivían. Actividad que se facilitaba cuandoprosperaban y lograban construir una casa, que era planifica-da con almacén en la planta baja y vivienda en la planta alta.6s
Hste estilo de trabajo les permitió ahorrar el pago de salarios atrabajadores, prescindir de la contratación de administradoresy comprometer a familiares y amigos con el éxito del negocioen el que intervenían. De esta manera bajaron los costos de sus
operaciones comerciales, aumentaron las utilidades y confor-maron los primeros capitales que luego fueron acrecentandoaño tras año.
La nqtaeza que sonrió a todos los inmigrantes iírabes, a
unos más y a otros menos, como premio a su denodado traba-jo, a sus hábitos de ahorro y a su capacidad emprendedora lespermitió, en las décadas siguientes a su arribo al Ecuador,ampliar sus actividades comerciales importadoras, incursionaren la exportación y emprender en otras actividades, como laagricultura, la industria, la banca y los servicios. Muchos lle-garon a conformar fortunas que se catalogaron entre las másimportantes del Ecuador, a pesar de lo cual sufrieron margina-ciones, más en Guayaquil que en Quito, por parte de orgullo-sos grupos blancos que los denominaban despectivamente tur-cos, aI punto que se negaban a aceptar sus invitaciones a fies-tas y bodas. Los miembros de la elite "rehusaron en formamilitante aceptar en sus filas a los libaneses" y obstaculizaronsu ingreso a los clubes de Guayaquil, hasta que en 1975 con-siguieron que se les admitiera en el exclusivo Club de laUnión.6u Para entonces la colonia -así denominaron los guaya-quileños a la comunidad rárabe- había logrado emparentarsecon familias ecuatorianas, inclusive de la clase alta, vínculos
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que se han extendido tanto que actualmente resultaencontrar una familia tradicional guayaquileña que nofamiliares de origen libanés, sirio o palestino. Las b¿sociales interpuestas por ros ecuatorianos a los ¡árabes se rom,pieron más fácilmente en las ciudades de la sierra, cosa curio.sa si se recuerdan los pujos nobiliarios de los quiteños y engeneral de los seffanos.
La marginación social sufrida por los árabes les resurtóeconómicamente redituable en un dobre sentido. como nopudieron tener acceso a las redes de influenciapararecibirfavores y obtener prebendas, y debían valerse por sí mis-mos en todos los órdenes, tuvieron que multiplicar susempeños y redoblar sus esfuerzos a fin de vencei las difi-cultades que encontraron y conseguir salir adelante, lo queles educó en la perseverancia, en la ayuda recíproca y en lasolidaridad. También les permitió acumular ahorros,ln vir-tud de que no tuvieron que incurrir en el dispendioso gastoque exigía el ritmo de vida social de ras acomodadas iami-lias guayaquileñas.
El origen educacional modesto de la inmigración árabe yel tipo de actividad en la que labraron su fortuna -la comer-cial- no ayudaron a que inicialmente apontanaal progreso tec_nológico, a la introducción de innovaciones, al áesarrottoindustrial y alamodernización del Ecuador. Tampoco al cam-bio de las costumbres de los ecuatorianos, anarizidasen pági-nas anteriores, excepto en la búsqueda del lucro mediarite eltrabajo esforzado y en la valoración del éxito económico. Enlos otros órdenes, los comportamientos de estos inmigrantesmás bien sintonizaron con los de vieja data, comunei a losecuatorianos, por ejemplo ignorar laley, eludir impuestos eincumplir compromisos. Sus descendientes, de ,"gundu y ter_
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cera generación, en cambio, gracias a su mejor preparación ya las actividades industriales, agrícolas, piscícolas y de servi-cios en las que emprendieron, en las últimas décadas hicieronimportantes aportes al progreso del país, especialmente de
Guayaquil, cuyo adelanto económico no es posible explicarsin la presencia de la poderosa colonia árabe. Personas cono-cedoras mencionan a las familias, Isaías, Antón, Dassum,Kronfle y Eljuri, la última domiciliada en Cuenca, como lasque se distinguieron por el patrimonio que acumularon, lavariedad de negocios que emprendieron y la influencia que
alcanzaton.
No se distinguieron los inmigrantes árabes en el campo dela cultura6', pero sí en la vida pública de la que han sido des-
tacados actores a pesar de continuar siendo pocos con relaciónal resto de ecuatorianos. Tan grande es su influencia que dospolíticos de ascendencia árabe fueron elegidos presidentes dela República (Abadalá Bucaram y Jamil Mahuad), uno vice-presidente (Alberto Dahik) y muchos otros, prefectos, alcaldesy ministros.
Los nvrpnnNDEDoRES ¡uoÍos
Los judíos vinieron al desconocido Ecuador de mediadosde siglo por la acogida que les brindo el país al otorgarles unavisa cuando huían de la persecución Nazi, de la que sólo podí-an escapar abandonando Europa. En su mayor parte llegaronentre los años 1937 y 1939 y en los siguientes a la [I GuerraMundial. Para un país que no había recibido inmigracionesmasivas su número fue considerable, pues llegaron a sumar5.000. Con el tiempo muchos se volvieron a Europa o viajarona establecerse en el recientemente constituido Israel, porquesus negocios no prosperaron, el atraso del país cerró las puer-
que pudieran tener cabida sus creencias religiosas, pero I
todo para buscar un provenir más seguro en la prósperanomía de Estados unidos. proceso emigratorio qu" hu produ{cido una paulatina disminución de la comunidad jud?a quoactualmente no cuenta con más de 500 integrantes, casi todo¡residentes en Quito y unos pocos en Guayaquil y Cuenca.
Como sucedió con viajeros extranjeros que llegaron enépocas anteriores, no dejó de asombrarles e incomoáarles elabsoluto atraso del país, lapobreza generalizada, la subordina-ción de los indios, la suciedad reinante en personas, casas, alo-jamientos y fondas y la costumbre todavía viva en el sigloXXI de orinar en cualquier sitio.6s Otros, en cambio, se impre-sionaron en Guayaquil de la"arenablanca, el sol azul, el cielobrillante y el agradable olor a pescado frito".6e rodos vivieronla misma experiencia cuando er barco les dejó en el paupérri-mo pueblito de La Libertad, subieron al vetusto autocarril queles llevó a Guayaquil, se alojaron unos días en la ciudad, a laque algunos llegaron directamente a través del río Guayas,tomaron el tren para viajar a euito y conocieron la capital yotras ciudades de la sierra. Incomodidades que pur*ón po,alto, agradecidos con el país que les habíapermitido salvar susvidas y les ofrecía la posibilidad de vivir en paz sin temor deser espiados, detenidos y enviados a un campo de exterminio.Algunos padecieron hambre pues no tenían din"ro y llegaroncon la ropa que llevaban puesta, siendo auxiliados poi ,u,compatriotas que habían llegado antes o por la comunidadjudía que luego se organizó.
Pocos se domiciliaron en Guayaquil, ciudad que abando-naron por las molestias que les produjo a "familias provenien-tes de las grandes ciudades europeasn'el calor húmedo tropi-
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tas a los más preparados, no encontraron un ambiente en
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cal, las cucarachas y los grillos, "que en la época de lluvias
cubrían e! áreacomo alfombras, crujían bajos los pasos de los
transeúntes y perturbaban las noches con su canto"'70
Inicialmente se distribuyeron en las provincias de la Sierra y
con el tiempo se concentraron en Quito por sentirse más a
gusto con el clima, a pesar de su atraso. Se instalaron en el
centro de la ciudad y luego al norte, en los barrios América y
Mariscal que comenzabana formarse, a cuyo ornato más tarde
aportaron con las elegantes casas que consffuyeron. Los
menos acomodados arrendaron habitaciones y apartamentos o
se alojaron en pensiones,lugares en los que fueron inquilinos
muy solicitados porque "pagaban el arriendo puntualmente" y
daban "un buen trato a los bienes alquilados".tt Si bien las
visas que recibieron del gobierno ecuatoriano fueron otorga-
das para que se dedicaran a la actividad agrícola, pocos consi-
guieron en ella empleo y los que lo obtuvieron, excepto unos
pocos,lo abandonaron porque el atraso del campo y su aisla-
miento no les permitía educar a sus hijos y tener las comodi-
dades a las que estaban acostumbrados. Por su aspecto físico
y porque casi ninguno hablaba castellano muchos los llamaron
"gringos" y creyéndoles tales buscaron embaucarlos, en algu-
nos casos exitosamente.t'
Los judíos, a diferencia de inmigrantes de offas nacionali-
dades, en general tenían formación técníca,experiencia profe-
sional, antecedentes empresariales, elevado nivel cultural y
algunos títulos universitarios. En ciertos casos habían tenido
importantes negocios en sus países de origen y formado parte
de la elite intelectual europea. Pero, sobre todo, estaban
imbuidos de valores que habían acompañado al pueblo israe-
lita durante su milenaria historia: acendrada laboriosidad,
obsesión por el ahorro, ausencia de prejuicios, sentido de
organización, disposición para el trabajo manual, capacidad de
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Estos valores culturales les permitieron ser muy innovado.res y competitivos, como se puede ver en unos pocos ejem.plos. Introdujeron las ventas aplazo y a domicilio, abrüronvitrinas en las cerradas y or"utu, tiendas quiteñas y áolocuronescaparates para exhibir las mercaderías, instrumentos deventa por entonces desconocidos. Las bolsas de papel elabora-das en una de sus fábricas reemplazaron a tas nt¡as de perió-dicos usados y a los trastos que utilizaban amas i"
"u.u'y ,ir-
vientes para empacar o llevar los víveres que compraban entiendas de abarrotes, mercados, carnicería y paiaderías.rnofrecieron el servicio de limpieza en seco y h pósibilidad deque las prendas fueran recogidas en los domiciliás. A la tecno_Iogía de la empresa Siderúrgica se debió la construcción debuena parte de los puentes que se levantaron en el Ecuador demediados de siglo. Desarrollaron la exportación de ra ,.maderaultraligera de balsa" para ra construcción de aviones, barcos yboyas durante la guerra y después pnaraproducción de ense-res domésticos, aislantes acústicos y térmicos y otros artículos.sus ideas, formación, experiencia y procedimientos permitie-ron "mejorar la calidad" de las manufacturas nacionales, intro_ducir "nuevos productos hasta entonces desconocidos oimportados" y abrn mercados en el extranjero, por ejemplopara el piretro, materia prima de pesticidas.r, I_as p.i_"ru,computadoras, que solían ocupar una espaciosa habitación,fueron traídas por los judíos italianos que fundaron la farma-céutica LIFE. Conformaron decenas de empresas, muchas deellas industriales, que en l94g,según Kreuter, sumaban 15 fir_
28t
mas exportadoras y unas 140 industrias, incluidos 15 hotelesy pensiones que daban empleo a unos 2.000 trabajadores.T6
Sus virtudes laborales y empresariales y la necesidad devestirse y alimentarse, les impulsó a ttabajar incansablemen-te sin importarles Iafalta de medios,la escasez de instrumen-tos, herramientas y materiales,los deficientes servicios públi-cos, la informalidad de los ecuatorianos y el atraso del país.
Pensando en que gracias al asilo que recibieron habían salva-do sus vidas, a los judíos las dificultades les parecieronpequeñeces y a algunos el Ecuador un "paraíso". A que salie-ran adelante las iniciativas que tomaron y los negocios que
establecieron, contribuyeron sus esposas, que además de ocu-parse de las tareas domésticas sin ayuda de sirvientes, ayuda-ron a sus maridos en todo 1o que pudieron,llevando cuentas,realizando trámites, preparando facturas y cobrándolas, ade-más de elaborar productos caseros y venderlos a domiciliopara obtener ingresos adicionales. Como también sus conoci-mientos, experiencias y conexiones en los países de origen,de los que se valieron para fundar casas importadoras yexportadoras. Finalmente, el hecho de vivir en un país en elque todo estaba por hacerse les permitió ubicar con facilidadnichos de negocios que los ecuatorianos por su indolencia nohabían descubierto
Sin que les importara sus antecedentes profesionales yeconómicos, en algunos casos destacados, inicialmente losjudíos realizaron cualquier actividad que les permitiera cubrirsu sustento, por humilde que fuera. Una joven adolescente que
emigró desde Alemania, y seguramente otras más, se ganó lavida en el servicio doméstico.77 Como "la esposa sabía cocinary el marido lavar'',comenzaron produciendo en sus domiciliosartículos de consumo (mantequilla, pan, chocolates, galletas,
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tortas, fideos, quesos, crema de leche, salchichas y jam(que eran desconocidos en el país o manufacturadós-concalidad no satisfactoria para el gusto de los europeos.,,vendieron de casa en casa, en panaderías o a pedido, hastaabrieron sus propias tiendas. De sus habilidades culitambién se valieron para instalar los primeros restaurantes ¡rhoteles confortables que hubo en qulto (Cordillera, Savoyf
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mientas) y Paco (comercio de papel y artículos de escritorio).Enffe los pioneros empresarios judíos los más innovadores fue-ron: Nussbaun, Klein, Deller, Pienknagura, Scharninscky,Kohn, Kywi, Freund, Dorfzaun y más recientemente Heller,Atia y Gutt. A pesar de los muchos que se fueron y de losnegocios que se ceffaron, según Lehmann, en el año 2005 las
empresas judías empleaban alrededor de 50.000 trabajadores,en forma ditecta.le
Entre los inmigrantes judíos hubo también profesionales,intelectuales, artistas, músicos, cantantes, profesores, geólo-gos y escritores. Entre otros Alberto di Capua, GiorgoOttolenghi, Aldo Muggia, Francisco Breth, Hans Heiman,Leopoldo Levy, Paul Engel, Marco Turkel, Enrique Fenster,Benno Weiser, Víctor Rosen, Hans Jacob, Nora Hahn,Gerardo Gotthelf, Rudolf Mendel, Lilo Linke, Bruno Moritz,Otto Glass, Egon Fellig y Karl Kohn. Olga Fisch rescató,valoró y difundió el arte popular ecuatoriano, Constanza diCapua realizó estudios arqueológicos, antropológicos y de arte
colonial y Vera Schiller de Kohn fue sicóloga y profesora,actividades que a mediados de siglo no eran de interés de las
mujeres ecuatorianas que solían vivir relegadas en sus casas,
carentes de inquietudes intelectuales y sólo preocupadas por lavida social.
Aportaron a la educación con la creación del colegioAlberto Einstein y ala difusión de la lectura con las libreríasque fundaron. Simón Golberg, que había tenido en Berlín lalibrería Goethe de libros antiguos algunos de los cuales trajoal Ecuador, fundó la libreía Internacionalto, y Carlos LiebmanSu Librería que funcionó en Ia Plaza Grande y llegó a ser lamás importante de Quito. Contribuyeron a despertar la aficiónpor la música clásica, de 1o que un testimonio es la donación
colón), cuyos primeros clientes fueron los miembros de lgnumerosa colonia judía. Quienes consiguieron adquirir máqui.nas para elaborar tejidos de punto cambiaron la moda ,".,uou,al sustituir el pañolón y la chalina que usaban las mujeres paraprotegerse del frío por abrigados suéteres. .,un númÁro co^nsi-derable" se dedicó al comercio, que lo ejercieron en almace-nes o como vendedores ambulantes de todos los productosposibles. No faltaron los que formaron oficinas de contabili_dad, consultorías técnicas y comerciales o se dedicaron a raventa de divisas, seguros y transporte.r8 Los que consiguierontraer ciertos recursos en moneda y joyas, o rograron foimarloscon las utilidades de sus iniciales negocios, incursionaron enlas industrias metálica, mecánic a,-farmacéutica, química,cerámica, papelera, licorera, textil, hotelera, alimenticia, de lalimpieza,del aserrío, de la curtiembre, del folclore, de la cons_trucción y en la fabricación de muebles, confecciones, zapa_tos, joyas, pinturas y otros productos.
Muchas de estas actividades fueron exitosas y con el tiem-po dieron origen a grandes y prósperas empresas. Las más des_tacadas fueron LIFE (medicinas), Ideal-Alambrec (metal mecá-lica), sidenírgica (construcción), Acero comercial (materia-les), Mi Comisariato (supermercados), La Competencia(comercio), Omega (bolsas de papel), Jabonería Wilson (deter_gentes), La Química (limpiezaen seco), ATU (muebles metáli_cos), oSo (reencauchaje de llantas), Kywi (comercio de herra-
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a Quito, en los albores del siglo XXI, de una costosa y modna sala de conciertos conocida con el nombre de casa de
No se interesaron por la política, con la excepción de pabloBetter, judío de segunda generación que llegó a ier ministro deEconomía y presidente del Banco Central.
En el progreso del país y en el desarrollo industriar, comer.cial, hotelero y cultural del euito moderno de fines de siglo,m¡cho tuvieron que ver las contribuciones de los judíos I elefecto demostración que sus positivas conductas produjo enlos ecuatorianos.
Música, realizada por Gi Neustatter. Sus concurridas funes semanales contrastan con lo que sucedía a fines deaños cincuenta, en los que un escaso público, en suparte conformado por judíos, acudíaa los ocasionalestos que ofrecía la Orquesta Sinfónica Nacional en elTeatro Sucre.st
Rnrr-nxroNps FrN¡,r-ns
Las costumbres, actitudes, y creencias analizadas en loscapítulos anteriores, conformadas en el siglo XVI y manteni-das durante la Colonia y la temprana República, impidieronque los habitantes deAudiencia de Quito, y luego del Ecuador,progresaran individualmente, crecieran las actividades econó-micas y se desarrollara el país. A que se mantuvieran por casicinco siglos, con pequeños cambios, contribuyeron las estruc-turas económicas y sociales, el discurso confoirnista de laIglesia católica, el enclaustramiento del país, el extendidopaternalismo, la sociedad jerárquica, el atraso nacional,..laslimitadas inmigraciones, las debilidades de la educación, laausencia del imperio de la ley y la reducida influencia exterior.
Durante centenarejs de años, quiteños y ecuatorianos novaloraron el trabajo esforzado, no fueron laboriosos, no se inte-resaron en el comercio, no se tuvierdn conftanza,no adoptaroniniciativas, no realizaron innovaciones, no fueron punfuales, nocumplieron sus compromisos, no respetaron los derechos depropiedad, no se sometieron a las leyes, no acataron las órde-nes de las autoridades, no administraron honradamente el patri-monio nacional, no asumieron sus responsabilidades, no defen-dieron el interés público, no fueron abiertos_ a las nuevas ideas,no ahorraron para invertir y no cuidaron la limpieza.
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nuevos sistemas de comunicaciones, Ia urbanización de lasciudades, las reformas impulsadas por organizaciones interna-cionales, la liberalización de la econo mía, la apertura interna-cional del Ecuador y la revolución provocada por la globaliza-ción y el Internet.
Si bien en el siglo XXI a la generalidad de los ecuatoria-nos les motiva el trabajo y el éxito económico, no se han pro-ducido cambios equivalentes en comportamientos relaciona-dos con el bienestar individual, el impulso empresarial, laproductividad,la honestidad y la confianza. A pesar de que elocio ha sido abandonado, son menores los prejuicios sobre
trabajo manual y la ejecución de una labor cotidiana se havuelto habitual, el desempeño laboral no es diligente y eftcaz,sobre todo entre quienes cumplen sus tareas en relación dedependencia, particularmente en el caso de los servidorespúblicos. Sin que importe la condición económica y el nivelprofesional, las personas no son laboriosas, eficientes y per-severantes, sino más bien indolentes, inconstantes, rutinarias,poco adictas al ahorro y proclives al gasto improductivo, porlo que las empresas y la economía no son innovadoras y com-petitivas ni cuentan con recursos suficientes para crecer yproyectarse internacionalmente.
Es frecuente la impuntualidad para acudir a una cita, cum-plir un compromiso, ejecutar un contrato, realizar una tarea,entregar una obra, prestar un servicio y pagan una deuda. Porno existir un uso económico del tiempo no se hacen las tareascon prisa, se deja para más tarde 1o que debe cumplirse inme-diatamente y se posterga para mañana lo que puede hacersehoy. Cunde la desconfianza sobre la buena fe con la que actua-rán las partes, al pactarse un negocio, constituirse una empre-sa, ejecutarse un contrato o emprenderse una actividad econó-
La segregacionista sociedad jeriárquica y elpaternalismo impidieron que se reconociera el mérito, semiara el buen desempeño y se ofreciera iguales oportunida los ciudadanos. La mediocre educación, er aislámientográfico, las limitadas inmigraciones y los obstáculos a laculación de las ideas, no permitieron que el pueblo abandona.ra valores culturales inconvenientes y adoptara actitudes con*sistentes con el progreso económico individual y colectivo, oléxito de las iniciativas particulares y el desarrollo del país.
Estos negativos valores de ros ciudadanos comenzaron acambiar, en Guayaquil en la segunda mitad del siglo XIX y enel resto del Ecuador a mediados del siglo XX, peio solamenteen cuanto al interés por el trabajo productivo, el progreso eco-nómico y el desarrollo nacional. Ricos, poUres, blancos,indios, mestizos, mulatos y negros advirtieron que la condi-ción económica heredada de sus padres podía sei modificada,si convertían al trabajo laborioso en una rutina, tomaban ini-ciativas empresariales, corrían riesgos, se interesaban en elcomercio, formaban industrias y buscaban hacer fortuna. porsu parte' el Estado despertó de su letargo y asumió el reto depromover el desarrollo, con cuyo propósito emprendió en laconstrucción de obras de infraestructura, amplió los serviciospúblicos, realizó reformas estructurales, expidió leyes eimpulsó programas económicos y sociales
Renovación cultural a la que contribuyó el crecimientoeconómico impulsado por las exportacioneso primero de bana-no y luego de petróleo. como también la menor importanciade las actividades agrícolas, el demrmbe de ra orginizaciónsocial conformada por la hacienda, la aparición de aitividadesproductivas urbanas, el arribo de ideas renovadoras, la presen-cia de compañías, inversiones e inmigrantes extranjeios, los
I
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mica. No existe la seguridad de que se actuará con transparen-cia, se cumplirán los compromisos y se mantendrán los conve-nios, aun en el caso de que las transacciones cerebradas estu-vieran refrendadas mediante escrituras, contratos, letras dccambio, pagarés, cheques y garantías.
Actitudes y conductas moralmente permisivas quccomienzan tempranamente cuando los estudiantes copian tare-as, exámenes, monografías y tesis de grado en escuelas, cole_gios y universidades. Luego se manifiestan en todos los órde-nes de la vida nacional, tanto en el sector público como en elprivado, sin que importe la extracción social de los individuosy las actividades que desempeñen, como es el caso de la eva-sión de impuestos, cuyo pago no es visto por los ciudadanoscomo su principal obligación cívica. Son pocos los que consi-deran al Estado como la instancia política a la que l" .o.,"r-ponde proteger el interés general, atender derechos legítimos,exigir obligaciones, procurar el bien común y garantizar elimperio de la ley. Son en cambio muchos quienes lo conside-ran un instrumento a través del cual individuos, organizacio-nes sindicales, grupos económicos, empresas particulares,funcionarios públicos, líderes políticos y los mismos indivi-duos pueden obtener favores, conseguir prebendas, consagrarprivilegios y enriquecerse.
Los méritos personales no son reconocidos y premiadosdebido al poder y arainfluencia que tienen las relaciones per-sonales, en una sociedad jerárquica y paternalista en la quemuchas decisiones se sustentan en el intercambio de lealtadesy favores. El predominio de las relaciones personales sobre lasinstitucionales hace que quienes toman una decisión, sobretodo en el sector público, piensen en la persona o grupo queresultará beneficiado y no en sus méritos, necesidades y deie-
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chos, y tampoco en la conveniencia nacional, por sobre loscuales pesa la amistad, el parentesco y el compadrazgo, así
como afinidades políticas, compañerismo gremial y el llama-do "espíritu de cuerpo".
La ley no suele norrnar la conducta de las personas en lavida diaria, en las relaciones económicas particulares y en lasactividades públicas, ni está en capacidad de ofrecer garantíaspara que se respeten derechos, se cumplan obligaciones y se
ofrezcan iguales oportunidades a todos los ciudadanos. Sonmúltiples las causas, pero la más importante es que las normasjurídicas no están presentes en las mentes de las personas elmomento en que realízan sus actividades, sino más bien laproclividad a burlarla mediante resquicios y atajos. El incum-plimiento de la ley por los individuos,las empresas,las orga-nizaciones sociales y las autoridades impide que exista en elpaís seguridad jurídica, esto es la certeza de que los compor-tamientos de las partes se ajustarán al derecho y en el caso de
controversias los fallos de jueces, magistrados y administrado-res respetaran las leyes. La ausencia del imperio de la leygenera un ambiente de desconfianza que lleva a los agentes
económicos a postergar sus decisiones de negocios, a encare-cer los proyectos para protegerse de riesgos imprevistos y apreferir las actividades especulativas que proporcionan rápi-das ganancias en lugar de inversiones de largo aliento.
Quienes forman parte de una empresa privada o de unaentidad pública, en sus diversos niveles, no ligan sus intere-ses con los de la institución a la que sirven y tampoco con losdel país en el que desarrollan sus actividades. Por este moti-vo no están naturalmente inclinados a cumplir sus obligacio-nes, a hacer renunciamientos y sacrificios para beneficiogeneral y a realizar tareas extraordinarias cuando se presen-
L
I
I
lir
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ten circunstancias críticas. En este bajo sentido de responsa-bilidad social que viven incumben a otros: dueños, put onor,autoridades, gobiernos.
El paternalismo y el popurismo privan al Estado de sucarácter subsidiario y lo convierten en la primera instancia a la
, gu-" acuden los ciudadanos para que sus problemas, aun perso_nales, sean atendidos. un discurso demagógico cargado depromesas y reivindicaciones y la entrega gratuita de beneficiosy recursos públicos a las clientelas electorales, impiden que elpueblo tome conciencia de sus culpas y asuma sus propias res-ponsabilidades. Las políticas populistas de gobiernoi y
"on-gresos provocan el desperdicio de recursos públicos, la crea-ción de privilegios, la atención de asuntos particulares, la cre-ación de subsidios regresivos,larealización de obras no prio-ritarias y, con el tiempo, crisis que ocasionan ra caídadel cre-cimiento económico, el rebrote de la inflación y el aumento delapobteza,todo lo cual conspira contra el desarrollo nacional.
Las costumbres, creencias y actitudes estudiadas, enrazónde constituir un fenómeno cultural, han sido compartidas portodos los habitantes del Ecuador sin que importara su perte-nencia étnica, condición económica, ubicación social, niveleducativo y las responsabilidades que tuvieron en el sectorpúblico o en el privado.
En cambio lalocalización geográfica, esto es el rugar en elque habitan los individuos, ha sido un elemento de diflrencia-ción cultural que ha dado origen a conductas económicas dis-tintas en las dos principales regiones del país. En la costa,especialmente en Guayaquil, es más generalizado el espírituempresarial, de lo que es un ejemplo el cultivo del camarón encautiverio. Pero el sentido del ahorro es más generalizado en
29r
la Sierra, como lo demuestra el monto de los depósitos banca-
rios que casi doblan a los de la Costa, a pesar de ser ésta unaregión mucho más rica.
Entre las dos regiones también existen diferencias en elorden ético, como se ha visto en el Capítulo Cuarto. Las "pér-didas negras" de energía eléctrica son mucho más altas en las
empresas de la Costa (34Vo) que en las de la Sierra (147o), elper cápita de impuestos que pagan los habitantes de la provin-cia de Pichincha (descontado el cancelado por empresas
extranjeras y nacionales) es casi tres veces mayor que el de
Guayas, provincia en la que la morosidad en el pago de loscréditos bancarios supera en un 7O7o a la de Pichincha. Lasencuestas de opinión demuestran que los guayaquileños son
más proclives que los quiteños a pagar coimas y a justificarsu práctica, así como a mirar con menor preocupación el inte-rés público.
Los cuatro primeros capítulos del libro aportan innumera-bles evidencias de que el modo de ser de los ecuatorianos ha
interpuesto toda clase de obstáculos para el éxito económicode los individuos, el buen suceso de las actividades empresa-riales,la gestión eficiente de las actividades públicas, el desa-
rrollo del Ecuador y el bienestar general. Motivos por los que
la economía no ha podido crecer a tasas suficientes y sosteni-
das en el largo plazo,las personas,las empresas y el Estado nohan aprovechado las oportunidades que les brindó el país y elmundo para progresar, ha resultado imposible construir insti-tuciones que regulen las relaciones económicas, sociales ypolíticas, no se ha logrado que la sociedad ofrezca igualesoportunidades a los ciudadanos, no han podido mejorar las
condiciones de vida de la población, no ha sido posible elimi-nar la pobreza y el país se ubica en los peores lugares en los
il;
l
l
.ir
292
índices internacionales de competitividad y de comrpción. F,revidente que en el Ecuador ra sociedad no se halla organizadoni funciona como las sociedades que en el último cuarto desiglo consiguieron salir del atraso, superar lapobrezay desa.rrollarse: Corea, Singapur, España, Irlanda, entre otras.
El plantermiento que enfatizael papel de los valores cul.turales en el progreso de los puebros y en el desarrolro de lasnaciones, implica situar dentro de las fronteras del país y ensus habitantes, y no en fuerzas externas, la responsauiti¿a¿ ¿esacar al Ecuador del atraso y convertirlo en una sociedaddesarrollada. Lo que supone ubicar la causa de los problemasnacionales y la ausencia de respuestas en una orilla contrariaa la fijada por las teorías del imperiarismo y de la dependen-cia. Apesar de que sus pranteamientos han sido aband^onados,incluso por quienes los concibieron, ante la amplia evidenciade que los estados que se abrieron al mundo fueron los queprosperaron, son muchos los que continúan atribuyendo elsubdesarrollo del Ecuador a acciones u omisiones dé los paí-ses industrializados, a políticas impulsadas por ros orgunir-mos internacionales y alapresencii de capitales y coripañí-as extranjeras. un ejempro más de la incrinación nacional atransferir responsabilidades propias a terceros y de la tradi-cional resistencia de los ecuatorianos a abrirse al mundo y alas ideas.
Las evidencias que aporta la investigación de que ciertoscomportamientos, creencias y actitudes han impedido que elpaís se desarrolle en ros términos que habrían ,ido poribr"r,ojalá contribuyan a que los ciudadanos tomen conciencia desus responsabilidades y asuman patrones culturales compati-bles con las necesidades del progreso individuar y coleciivo.como también a que autoridades e instituciones.tomen medi-
293
das y promuevan políticas, que alienten la adopción de valo-res culturales que hagan que el pueblo ecuatoriano asuma laresponsabilidad que tiene en la construcción de su destino.
Al respecto vale recordar que los valores culturales de lospueblos no son inmutables, ni inherentes a una raza, culto reli-gioso o clase social. Pueden cambiar a través de la acción deinstituciones,leyes y líderes, de reformas económicas, socia-les y políticas, de procesos educativos y de influencias exter-nas, como ha sucedido en otros países del mundo de los que
España -hace años parecido al Ecuador culturalmente- cons-tituye el mejor ejemplo.
Los cambios culturales producidos en Guayaquil, Otavaloy Cuenca demuestran que es posible que los individuos y lospueblos abandonen conductas inconvenientes que traban elprogreso individual y colectivo y en su lugar adoptar valoresconsistentes con las necesidades del desarrollo nacional y delbienestar personal. El análisis realizado sobre el éxito econó-mico de árabes y judíos, a pesar de que debieron lidiar conmás obstáculos que los ecuatorianos, no deja duda de que se
debió a sus capacidades, sacrificios, esfuerzos y aciertos y noa motivos de otra naítraleza.
Si bien se analiza el notable progreso alcanzado por Quitoen los últimos años, un estudio más profundo contribuirá a
encontrar las razones de que en los últimos años haya recupe-rado la distancia que le separó de Guayaquil en el siglo XX.No se mencionan en el estudio los progresos alcanzados pordos ciudades medianas de la Costa y la Siena. Manta vive unauge económico gracias a su exitosa actividad pesquera y alprocesamiento industrial del atún. Ambato registra un pareci-do impulso sustentado en pequeñas y medianas empresas
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comerciales e industriales. En esta ciudad se ha ipuntualidad en actos públicos y privados y en las citasles y de negocios. Entre los veinte mayores contribudel impuesto a la renta, los ambateños superan en nlos guayaquileños.
También existen experiencias positivas ocurridaspequeños grupos humanos entre los que se destacan dos.Centro del Muchacho Trabajador de Quito, promovido por o¡jesuita estadounidense John Halligan, que recoge a niños de lEcalle para educarlos y formarloso ha conseguido que sus egre+
sados doblen el promedio nacional de ahorro, emprendannegocios, sean estables en sus trabajos y mediante su esfuerzomejoren los niveles de bienestar de sus familias. En una pobrecomunidad indígena de la parroquia rural de Salinas, situadaen la provincia de Bolívar, en la que en 1970 el analfabetismollegaba al 857o y la mortalidad infantil al 45Vo, gracias a uninicial auxilio técnico y financiero de la Cooperación Suiza se
conformó una empresaparaproducir quesos. El esfuerzo labo-ral disciplinado y perseverante de los indígenas ha permitidoconformar una próspera industria láctea (Queseras Bolívar)que compite en calidad y precio con las marcas más acredita-das. En la comunidad el analfabetismo se ha reducido aI24Vo,la mortalidad infantil al l47o y ha mejorado el ingreso y elnivel de vida de los indígenas.
En la línea de promover el cambio de los valores cultura-les, para tornarlos compatibles con las necesidades del desa-rrollo nacional, la Asamblea que expidió la ConstituciónPolítica de 1998 introdujo un artículo sobre los deberes quelos ecuatorianos deben cumplir para ser buenos ciudadanos.Hasta entonces las constituciones habían enfattzado en susderechos y nada habían dicho acenca de sus obligaciones. A fin
de relacionar los mandatos del artículo 97 de la Constitución
con los actos que cotidianamente realizan los individuos' en
illl puUtique el manual Deberes v responsaUnilai11^yya
ser buenos ecuatorianos'Ha sido usado por organlzaclones
sociales,delasociedadcivilyestablecimientosdelalglesiacatólicapataeducarenvalores'UnainiciativadeCordes'querecibió el apoyo económico de la AID' permitió que el
Ministerio de Educación reformara el currículo de enseñanza
"r*fut para que incorporara la formación en valores y se
capacitaiaa maestros con tal propósito'
Muchos problemas tiene que resolver el Ecuador' en casi
todos los campos ,parlsalir del atraso' desarrollarse y mejorar
ei Uienestar dé sus habitantes' Lo que se haga para lograr estos
propósitos será insuficiente, como anies ha ocurrido' si no
cambian las costumbres de los ecuatonanos'