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FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES (UBA) CATEDRA: DEMOGRAFIA SOCIAL PROFESORA: DRA. SUSANA TORRADO SERIE MATERIALES DIDACTICOS DOCUMENTO Nº 11 SEPTIEMBRE DE 1998
HOGARES Y MUJERES JEFAS DE HOGAR: UNIVERSOS A DES-CUBRIR
MABEL ARIÑO
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1. INTRODUCCIÓN La familia y los cambios vertiginosos que viene presentando esta
institución en las últimas décadas constituye un tema de estudio tan vasto
como complejo.
En este documento nos centraremos en los hogares con jefatura
femenina, acerca de los cuales considerable bibliografía da cuenta de su
crecimiento y de su vulnerabilidad , tanto en nuestro país como en el resto
de Latinoamérica. Y más precisamente sobre su composición, aspecto en el que
creemos necesario avanzar para identificar distintos universos que, a priori,
estimamos de una fuerte especificidad.
Dicho de otra manera, no todos los hogares con jefa mujer tienen
características comunes, y es el análisis de esas características y de su
evolución en un período suficientemente largo como para registrar cambios
estructurales, el objetivo que nos proponemos al des-cubrir los universos que
los integran.
El abordaje lo haremos a partir de fuentes censales porque estimamos
bien útil ir construyendo indicadores que tengan una cobertura geográfica y
temporal amplia. La tarea cumple entonces un doble propósito: rescatar las
posibilidades analíticas de las fuentes censales para el estudio de la
composición de los hogares y mostrar sus debilidades, en muchos casos
subsanables en el procesamientos de datos, si se tuvieran en cuenta los
avances conceptuales que brindan los trabajos teóricos y/ o los estudios
cualitativos sobre las familias.
2. ASPECTOS TEÓRICOS Y METODOLOGICOS Nuestro análisis reconoce como marco teórico el enfoque de las
Estrategia Familiares de Vida, (EFV), que postula la imbricación de fenómenos
micro y macrosociales que cristalizan en el ámbito de los hogares. El
concepto EFV remite a los arreglos y procedimientos que implementan los
agentes sociales a fin de lograr su reproducción mediante la optimización de
sus condiciones materiales y no materiales de existencia. (Torrado, 1981.
Al mismo tiempo reconoce que el tipo de estrategias está condicionado
por el estilo de desarrollo vigente en una sociedad dada , en un tiempo
dado, que determina las características del mercado de trabajo y consumo, el
accionar del Estado y las condiciones de vida de la población, pero también
por los procesos políticos y determinantes ideológicos que configuran los
espacios de participación social de los distintos sectores sociales.( Hintze,
1989).
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Para alcanzar el objetivo de este trabajo abordaremos una dimensión
de las EFV , la constitución de los núcleos familiares, centrando la
observación en la existencia de los núcleos conyugales primarios, la
división genérica de las jefaturas, el tipo de uniones, rastreando nexos con
fenómenos de tipo demográfico como modificaciones en los patrones de
fecundidad extramarital, aumento de la esperanza de vida de la población
etc.
Las unidades de análisis y de observación son los hogares, aceptando
la definición de hogar censal, ya que las fuentes de datos que hemos de
utilizar son los censos de población. Diferenciaremos los hogares de
acuerdo a la siguiente clasificación:
Hogares Unipersonales: una persona que vive sola.
Hogares Multipersonales: dos o más personas que comparten la
vivienda y el consumo. Se dividen en:
a)Hogares Conyugales. aquellos donde está presente el núcleo
conyugal del Jefe.
Núcleo Conyugal: pareja sola; pareja sola con hijos solteros;
padre o madre solo con hijos solteros.
Según la completud del núcleo los hogares conyugales se
diferencian en:
Familia Completa: están presentes ambos cónyuges con o sin hijos
solteros.
Familia Monoparental: están presentes el padre o la madre con hijos
solteros.
Según la presencia de otras personas “allegadas” al núcleo
conyugal se diferencian en:
Familias Nucleares: sólo está presente el núcleo conyugal, sea este
completo o incompleto.
Familias Extensas: al núcleo conyugal, completo o incompleto, se
allegan otras personas, parientes o no del Jefe del hogar.
b) Hogares No Conyugales: aquéllos donde no está presente el núcleo
conyugal del Jefe .
Todos los tipos de hogares se diferencian por género si interesa al
análisis.
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La cobertura geográfica refiere al total del país, con una
desagregación en nueve regiones de acuerdo al siguiente esquema:
REGIONES Y JURISDICCIONES QUE LAS INTEGRAN
CAPITAL FEDERAL
GRAN BUENOS AIRES( 19 partidos )
PAMPEANA I(resto de Bs.As., Córdoba y Santa Fe)
PAMPEANA II(Entre Ríos y La Pampa)
CUYO( Mendoza, San Juan y San Luis)
PATAGONIA( Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego)
COMAHUE(Río Negro y Neuquén)
NOA( Catamarca, Jujuy, La Rioja, Salta, Santiago del Estero y
Tucumán)
NEA(Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones).
La cobertura temporal se extiende desde 1947 a 1991, lapso que
entendemos adecuado para captar variaciones estructurales, como los cambios
en la composición de los hogares, y durante el cual disponemos de cinco
relevamientos censales.
3. EVOLUCION DE LOS HOGARES EN EL TOTAL DEL PAIS El número absoluto de los Hogares del país se ha duplicado en los 44
años que median entre el censo de 1947 y el último, en 1991; en el mismo
período los hogares de jefa mujer se cuadruplicaron , pasando de
representar un 14% al 22, 5%, es decir que de cada 5 hogares, uno tiene como
jefa a una mujer. (Cuadro 1).
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Cuadro 1
Hogares según Sexo del Jefe- total del paísAños 1947, 1980, 1991- En miles.
Años Total de Hogares(miles) Total de Hogares (%) Total Jefe varón Jefa mujer Total Jefe varón Jefa mujer
1947 4056,2 3482,3 573,9 100,0 85,9 14,11960 5193,7 4336,7 857,0 100,0 83,5 16,51970 6056,1 5054,5 1001,6 100,0 83,5 16,51980 7100,8 5739,8 1361,0 100,0 80,8 19,21991 8944,8 6926,0 2002,8 100,0 77,5 22,5
Fuente:elaboración propia con datos del CEN 47, 60 y 70, (CFI ,1989)y (Torrado, 1996).
El crecimiento de los hogares de jefa mujer no se ha dado con igual
intensidad a lo largo del período observado sino que muestra un
aceleramiento a partir de los años 70. Los cambios producidos en las décadas
70 a 90 respecto a la posición de las mujeres tanto en el mundo del trabajo
como en la vida privada son los factores que han incidido en la aceleración
de la tendencia.
El crecimiento de los distintos tipos de hogar presentan evoluciones
diferentes siendo uno de los aspectos que juzgamos importante discriminar.
Una primera lectura indica que si bien los hogares conyugales son
predominantes, se perfila una tendencia declinante, con una disminución
marcada entre 1960 y 1980. La disminución relativa de los hogares conyugales
ha sido compensada por el aumento de los unipersonales. (Cuadros 2 y 3)1.
Cuadro 2Hogares por Tipo de Hogar y Sexo del JefeTotal del País. 1947, 1960, 1980,1991. En miles.
Total de Hogares Jefe Varón Jefa Mujer Años Total Uniper- No Con- Conyu- Total Uniper- No Con- Conyu- Total Uniper- No Con- Conyu-
sonal yugal gal sonal yugal gal sonal yugal gal1947 4056,2 648,8 3407,3(*) 3482,3 535,7 2946,6(*) 573,9 113,1 460,8(*)1960 5193,7 365,4 4828,2(*) 4336,7 223,6 4113,1(*) 857,0 141,8 715,2(*)1980 7100,8 738,9 470,7 5891,2 5739,8 375,5 254,6 5109,7 1361,0 363,4 216,1 781,51991 8929,2 1191,6 463,9 7273,7 6926,0 537,7 221,7 6166,6 2002,8 653,9 242,2 1106,7
(*) No se pueden diferenciar conyugales de no conyugales.Fuente:elaboración propia con datos del CEN 47 y 60,(CFI, 1989) y (Torrado, 1996).
l En los cuadros no figura el año 1970 porque solo se dispone de una muestra de la información censal de carácter provisorio.
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Cuadro 3Hogares por Tipo de Hogar y Sexo del Jefe. Total del País. 1947, 1960, 1980,1991. En porcentajes.
Años Total de Hogares Jefe Varón Jefa MujerTotal Uniper- No Con- Conyu- Total Uniper- No Con- Conyu- Total Uniper- No Con- Conyu-
sonal yugal gal sonal yugal gal sonal yugal gal
1947 100,0 16,0 84,0(* ) 100,0 15,4 84,6(* ) 100,0 19,7 80,3(* )1960 100,0 7,0 93,0(* ) 100,0 5,2 94,8(* ) 100,0 16,5 83,5(* )1980 100,0 10,4 6,6 83,0 100,0 6,5 4,4 89,0 100,0 26,7 15,9 57,41991 100,0 13,3 5,2 81,5 100,0 7,8 3,2 89,0 100,0 32,6 12,1 55,3
(* ) No se pueden diferenciar conyugales de no conyugales.Fuente:elaboración propia con datos del CEN 47 y 60,(CFI, 1989) y (Torrado, 1996).
La tendencia global de este crecimiento presenta direcciones
divergentes si consideramos las jefaturas masculinas y femeninas. Mientras en
los hogares con jefe varón, los conyugales aumentan su participación
relativa, llegando a estabilizarse en cifras cercanas al 90% a partir de los
años 80, en los de jefatura femenina acompañan la tendencia hasta 1960 y
luego descienden en forma abrupta según lo registran los dos últimos
censos, así en 1991 sólo el 55% tiene esta composición.
Tanto en el universo de los jefes varones como en el de las mujeres
los hogares unipersonales compensan el comportamiento de los hogares
conyugales. Veamos ahora con mayores detalles cual ha sido la evolución de
cada tipo de hogar identificado.
3.1 Los Hogares Unipersonales
El universo constituido por las personas que viven solas era
significativo al comienzo del período analizado. En 1947 representaba el
16% de los hogares del país, cifra que resulta llamativamente abultada por
lo que puede estar reflejando algún problema de medición.
De todas maneras, el peso que por esos años aún tienen las corrientes
de migrantes de ultramar sumado a los nuevos contingentes que desde ámbitos
rurales se desplaza hacia los centros urbanos - en particular el Gran Buenos
Aires- acompañando el modelo de desarrollo dominante resulta un factor
explicativo de este gran número de personas que viven solas.
Además, al ser un fenómeno típicamente urbano , donde el déficit
habitacional resulta estructural, es posible que el número de personas
solas no alcanzó una incidencia aún mayor porque la dificultad para acceder a
una vivienda actuaba como limitante.(Germani, 1955).
Más adelante, al analizar las diferencias regionales, puede observarse
que en la ciudad de Buenos Aires la incidencia de este tipo de hogares
duplicaba la cifra del total del país, lo que reafirma la hipótesis del
impacto migratorio sobre esta conformación hogareña.
6
El conjunto de hogares unipersonales disminuye en forma sustancial
hacia 1960, cuando solo representan el 7% de los hogares del país. La
considerable mejora en las condiciones económicas de la población que se
registró en el país por esos años que, como se sabe impacta sobre la
nupcialidad, puede ser el factor que esplique este cambio abrupto. La
imposibilidad de discriminar los hogares conyugales de los no conyugales nos
resta elementos de juicio para confirmar si la disminución de los
unipersonales se explica en su totalidad por el aumento de los conyugales. De
cualquier modo es preciso tener presente que el punto de partida para la
comparación (1947) es inusitadamente alto.
Veinte años más tarde, en 1980, se registra un tendencia al aumento
de los unipersonales que se continua en los ´90, si bien aún no alcanzan la
significación que tenían al comienzo del período en observación. También se
evidencia distinta propensión a conformar hogares unipersonales entre
varones y mujeres. En números absolutos, la cifra de hombres solos es 1991
casi idéntica a la de 1947, mientras que el número de mujeres solas se ha
multiplicado por seis.
Una hipótesis para explicar el crecimiento de los unipersonales se
vincula a los cambios en la esperanza de vida de la población, y en
particular a la sobrevida que han alcanzado las mujeres respecto a los
varones -alrededor de 7 años- que habría determinado un aumento del número
de viudas que viven solas al perder a su compañero. (Cuadro 4).
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Cuadro 4Indicadores de Esperanza de Vida. Total del País, Regiones y Jurisdicciones. 1980-1991
REGIONES Esperanza de vida 1980 Esperanza de vida 1991/92 Aumento años de vida 80/91 Sobrevida de las mujeres. Años
varones mujeres varones mujeres varones mujeres 1980 1991
TOTAL DEL PAIS 65,5 72,7 68,44 75,59 2,94 2,89 7,2 7,15Capital Federal 68,5 75,8 69,17 76,45 0,67 0,65 7,3 7,28
Gran Buenos AiresPampeana I
Resto Buenos Aires 66,0 73,5 68,53 75,78 2,53 2,28 7,5 7,25Córdoba 67,5 74,6 69,15 76,60 1,65 2,00 7,1 7,45Santa Fe 66,5 74,0 68,50 76,28 2,00 2,28 7,5 7,78
Pampeana IIEntre Ríos 64,5 72,2 68,13 75,26 3,63 3,06 7,7 7,13La Pampa 65,1 71,7 68,15 75,15 3,05 3,45 6,6 7,00
CuyoMendoza 67,2 73,3 69,80 75,75 2,60 2,45 6,1 5,95San Juan 67,3 71,2 68,10 74,30 0,80 3,10 3,9 6,20San Luis 64,8 71,6 67,64 74,07 2,84 2,47 6,8 6,43
PatagoniaChubut 62,6 71,3 67,30 74,04 4,70 2,74 8,7 6,74Santa Cruz 62,4 70,0 67,11 73,90 4,71 3,90 7,6 6,79Tierra del Fuego s/d s/d 66,85 73,64 s/d 6,79
ComahueRío Negro 64,1 71,3 67,54 74,37 3,44 3,07 7,2 6,83Neuquén 64,1 72,3 68,30 74,70 4,20 2,40 8,2 6,40
NOATucumán 64,3 70,3 68,08 74,13 3,78 3,83 6,0 6,05Salta 61,7 67,1 66,13 71,84 4,43 4,74 5,4 5,71Santiago del Estero 67,4 68,9 67,13 72,72 -0,27 3,82 1,5 5,59Jujuy 61,5 66,5 65,24 71,65 3,74 5,15 5,0 6,41Catamarca 63,7 70,2 67,40 73,96 3,70 3,76 6,5 6,56La Rioja 63,8 70,4 67,04 73,89 3,24 3,49 6,6 6,85
NEACorrientes 62,6 68,6 67,16 73,16 4,56 4,56 6,0 6,00Chaco 62,2 67,4 65,64 72,55 3,44 5,15 5,2 6,91Misiones 63,0 68,0 66,45 72,65 3,45 4,65 5,0 6,20Formosa 67,4 69,4 66,27 72,62 -1,13 3,22 2,0 6,35Fuente:En base a datos de INDEC, Síntesis N°2 y 3
Además del fenómeno de sobrevida femenina debemos tener en cuenta que
en la formación de las uniones conyugales se respeta la pauta social que
indica la conveniencia que la mujer sea algunos años menor que el varón, por
lo cual el riesgo de enviudar se acrecienta entre las mujeres. La fuerte
incidencia de las viudas (50,6%) en el total de jefas de hogar, en 1991,
fortalece la hipótesis pero la información disponible no permite diferenciar
jefas por estado civil y tipo de hogar. (Cuadro 5).
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Cuadro 5Dist ribución de las Jefas de Hogar según Estado Conyugal. Total del País y Regiones. 1991 . En %
Regiones Separada Divorciada Viuda Solt era
TOTAL DEL PAIS 15 ,5 4 ,7 50 ,6 21 ,7Capital Federal 12 ,9 8 ,3 47 ,7 27 ,7
Gran Buenos Aires 19 ,7 4 ,4 55 ,4 15 ,4Pampeana I 13 ,7 4 ,3 54 ,9 20 ,3Pampeana II 11 ,0 3 ,2 55 ,6 21 ,1
Cuyo 15 ,7 4 ,2 49 ,8 21 ,3Patagonia 20 ,2 5 ,3 35 ,7 23 ,6Comahue 21 ,0 4 ,8 36 ,3 24 ,3
NOA 14 ,7 2 ,8 42 ,2 26 ,6NEA 17 ,7 2 ,8 39 ,8 26 ,7
Fuente:elaboración propia con datos de (Torrado, 1996).
Para caracterizar mejor a las personas que viven solas analizamos la
combinación de las variables edad y sexo. A partir de estos datos es posible
notar el considerable aumento de personas ancianas registrado a través de
los distintos censos: así mientras en 1947 sólo un tercio de las personas
solas era mayor de 50 años, en 1991 las de 45 y más años representan más del
70 % del universo.(Cuadro 6).
Cuadro 6 Jefes de Hogares Unipersonales por Grupos de Edad y Sexo del Jefe.Total del País. 1947,1980 y 1991. En miles y en porcentajes.
Años Total Varones Mujeres Total Varones MujeresHasta 44 45 y más Hasta 44 45 y más Hasta 44 45 y más Hasta 44 45 y más Hasta 44 45 y más Hasta 44 45 y más
1947(*) 440,8 202,9 384,2 147,7 56,4 55,1 68,5 31,5 72,2 27,8 50,6 49,41980 194,1 545,4 140,4 235,4 53,7 310,0 26,2 73,8 37,4 62,6 14,8 85,21991 313,0 878,8 210,1 327,7 102,9 551,1 26,3 73,7 39,1 60,9 15,7 84,3
(*) Los grupos de edad considerados son: hasta 49 años y 50 años y másFuente:elaboración propia con datos del CEN 47 y 60,(CFI, 1989) y (Torrado, 1996).
El envejecimiento es más acentuado en el caso de las mujeres desde el
inicio del período de observación. En 1947, una de cada dos mujeres solas
tenia más de 50 años; en 1991, tres de cada cuatro tiene más de 45 años,
pero dos de ellas habían superado los 65. (Cuadro 7).
Cuadro 7 Jefes de Hogares Unipersonales de 45 y más años, por Grupos de Edad y SexoTotal del país - 1980 y 1991- En miles y en porcentajes.
Años Total Varones Mujeres Total Varones MujeresDe 45 a 64 65 y más De 45 a 64 65 y más De 45 a 64 65 y más De 45 a 64 65 y más De 45 a 64 65 y más De 45 a 64 65 y más
1980 277,6 267,8 144,2 91,2 133,4 176,6 37,5 36,2 38,4 24,3 36,7 48,61991 389,8 489,0 191,6 136,1 198,2 352,9 32,7 41,0 35,6 25,3 30,3 54,0
Los porcentajes están calculados respecto al total de unipersonales, según sexo del jefe.Fuente:elaboración propia con datos del CEN 47 y 60,(CFI, 1989) y (Torrado, 1996).
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Los rasgos con los que hemos caracterizado el universo de los hogares
unipersonales nos sitúan frente a una población crecientemente envejecida,
cuyo número tenderá a aumentar porque los logros en la esperanza de vida y
la baja en el nivel de fecundidad se conjugan para incidir en el
envejecimiento de la población y en su feminización.
Los aspectos señalados recortan a un grupo poblacional vulnerable por
la etapa del ciclo vital que atraviesan y, a quienes los problemas planteados
por la desestructuración del Estado de Bienestar que se inicia en el país en
la década de los noventa acentúa esa vulnerabilidad. Nos referimos a la
caída sustancial de los haberes jubilatorios y a la declinación en la
calidad de las prestaciones médicas, costos de medicamentos, etc. del sistema
de salud que brinda cobertura a los ancianos.
3.2. Los Hogares no conyugales.
Los hogares no conyugales representan entre el 5 y 6 % del total de
hogares del país, con tendencia a la disminución según los datos de los dos
últimos censos, donde fue posible discriminarlos.
Su composición parece remitir a estrategias desplegadas por personas
en edades activas destinadas a optimizar ingresos al compartir un bien de
alto costo como resulta la vivienda, principalmente en los grandes centros
urbanos. (Cuadro 3). La solución habitacional mencionada parece más aplicada
por las mujeres, ya que su incidencia en el universo de jefaturas femeninas
triplica a la de sus pares de sexo opuesto. De todos modos en números
absolutos ambas cifras son muy similares.
Historias de vida dan cuenta de mujeres jóvenes que comparten su
soltería y sus ingresos, pero también ilustran con casos de hermanas,
cuñadas o amigas que, llegadas a edades avanzadas, se unen para la
convivencia, de modo de lograr una mejor asignación de recursos económicos
y también de recursos afectivos, ya que la soledad es un grave conflicto que
suelen enfrentar las personas mayores(Jelín ,1993).
A pesar de la escasez de indicadores disponibles, hay evidencias de
que constituyen un universo diferenciado tanto de los hogares unipersonales
como de los conyugales, pero para alcanzar un diagnóstico más preciso de
las características de estos hogares, es imprescindible contar con mayores
elementos de juicio. También es necesario tener en cuenta que la
identificación de la jefatura puede responder más a los requerimientos del
operativo censal que a un rol efectivamente diferenciado en el interior del
grupo hogareño.
3.3. Los Hogares conyugales
Los hogares conyugales constituyen el tipo de hogar predominante en el
total del país, alcanzando una incidencia superior al 80 % en las dos
observaciones donde se pueden discriminar (Cuadro 3). La predominancia de
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estos hogares es diferencial por género ya que no es tan acentuada entre los
que tienen jefaturas femeninas: sólo el 55% de los hogares con jefa mujer
son conyugales, en 1991.
Un primer requisito para avanzar en la caracterización de estas
familias es diferenciarlas según sean la completud del núcleo conyugal.
(Cuadro 8).
Cuadro 8Distribución de los Hogares Conyugales por tipo de Hogar y Sexo del Jefe.Total del país. 1980-1991.En %
Años Hogares Conyugales Familia Completa Familia MonoparentalTotal(miles) Jefe Varón Jefa Mujer Total Jefe Varón Jefa Mujer Total Jefe Varón Jefa Mujer
1980 5891,2 86,7 13,3 85,0 83,0 2,0 15,0 3,7 11,31991 7273,3 84,8 15,2 82,9 80,6 2,3 16,9 4,1 12,8
Fuente:elaboración propia con datos de (CFI ,1989) y (Torrado, 1996).
Los hogares con núcleo conyugal completo representan algo más del
80% de los hogares conyugales tanto en 1980 como en 1991, y en ellos la
presencia de jefaturas femeninas es insignificante , sólo 2%. En estos
hogares donde ambos cónyuges están presentes consideramos que la
diferenciación genérica de la jefatura es inintepretable, porque la elección
del jefe de hogar responde a una estrategia de relevamiento del operativo
censal y no es válido adjudicarle contenidos en el sentido de evaluar
cambios en el rol de la mujer o en el grado de democratización en la
relación de pareja: por lo tanto no los vamos a diferenciar.
Lo que sí parece conveniente resaltar es que constituye el hogar
“ideal” de “papá , mamá e hijos” instalado en el imaginario social y sobre
el que pivotean las normas sociales y legales, al tiempo que pareciera
brindar las mejores chances para optimizar las condiciones de vida de sus
integrantes, tanto en aspectos materiales como en aquellos ligados a los
afectos. La presencia de los dos integrantes de la pareja, sea la unión
legal o consensual, facilita integrar al mercado laboral a un mayor número de
sus miembros y establecer una división más equitativa del trabajo doméstico
al interior de la familia, que conlleva a un mejor desarrollo de las
potencialidades de los adultos y a una adecuada contención y socialización
de los niños.
No obstante la validez que puede otorgarse a las afirmaciones
precedentes, no es posible ignorar que cuando se producen fenómenos de
desestructuración la familia nuclear puede constituir un espacio frágil -e
incluso peligroso- para sus miembros. Numerosos estudios sobre violencia
familiar y pobreza señalan que el deterioro profundo de las condiciones
económicas suele desembocar en una ruptura de las lealtades y afectos en
que se basa la conformación de las familias , y el lugar íntimo y confiable
11
se transforma en un sitio peligroso para la salud mental y física de sus
miembros más débiles (González de la Rocha, 1993).
Una mayor indagación sobre los aspectos comentados, así como una
clasificación de estos hogares tomando en cuenta la etapa del ciclo de vida
que atraviesan -que puede lograrse fácilmente con algunas tabulaciones
especiales con datos del tipo de unión, la edad media a la que se inician,
el número y la edad de los hijos , la edad actual de la mujer, entre otros-
resultan elementos imprescindibles para avanzar hacia diagnósticos más
precisos.
Es a todas luces evidente que no son iguales las necesidades de una
pareja con hijos pequeños que las de una pareja mayor en la etapa ¨nido
vacío¨ , por citar sólo un ejemplo, y es posible que la etapa vital juegue
un papel tan determinante como el ingreso respecto al grado de vulnerabilidad
que pueda afectar a hogares en situaciones socioeconómicas críticas como las
vividas en nuestro país durante las décadas de 1980 y 1990.
Veamos ahora los hogares monoparentales. Representaban, en 1980, el
15% de los hogares conyugales y su participación ha aumentado hasta alcanzar
el 16,9% en 1991. En este aumento puede haber incidido la forma de
medición: mientras en el CEN-80 el concepto de hogar y vivienda coincidían,
en el CEN-91 se diferenciaron, pudiendo de esta manera captar los casos
de viviendas ocupadas por más de un hogar (inquilinos de una habitación u
otra forma de compartir la vivienda).
A los efectos de nuestro análisis es un dato sustantivo que tres de
cada cuatro hogares monoparentales tengan como jefa a una mujer. Y también
parece sustantivo, a efectos de ganar precisión, reservar el concepto MUJERES
CABEZA DE FAMILIA a las que encabezan una familia monoparental puesto que el
rol es efectivamente cumplido por estas mujeres que cargan con la
responsabilidad del aporte económico y del trabajo doméstico necesarios para
el funcionamiento hogareño.
La presencia de mujeres jefas de hogar se acrecienta tanto en
términos relativos como absolutos: en los once años que median entre 1980 y
1991, de 664 mil hogares pasaron a encabezar 926 mil, que en relación al
total de hogares conyugales implica un pasaje del 11% al 12,8%
respectivamente.(Cuadro 9).
Cuadro 9Familias Monoparentales con Jefa MujerDistribución por Tipo de Familia. Total del País. 1980, 1991. En %.
AÑOS Madre Madre Total con hijos con hijos y
(miles) allegados
1980 664,9 59,0 41,01991 926,5 66,1 33,9
Fuente:elaboración propia con datos de (CFI ,1989) y (Torrado, 1996)
12
Asimismo se han verificado cambios al interior de estos hogares ya que
han crecido en forma significativa aquellos compuestos por madres solas con
sus hijos y han disminuidos por lo tanto las familias extensas, es decir
aquellas en las que al núcleo madre-hijos se allegan otros parientes o no
parientes
No existen datos que permitan confirmar cuales son los comportamientos
sociales que cristalizan en este tipo de familias, pero es posible obtener
indicios a través del aumento de fenómenos tales como la divorcialidad, las
uniones consensuales y los nacimientos extramatrimoniales , que sabemos
tienen nexos fuertes con el crecimiento de los hogares monoparentales de jefa
mujer.
La distribución del total de jefas mujeres por estado conyugal muestra
que las separadas y divorciadas constituyen un conjunto importante, que suman
alrededor del 20% de las jefas mujeres. Los datos mencionados corresponden a
1991, momento en el que se indagó por el estado conyugal , es decir la
situación de hecho respecto al cónyuge no la legal. (Ver Cuadro 5).
El crecimiento de los nacimientos extramatrimoniales ha sido
notable en los 30 años que van de 1960 a 1990: por cada 100 nacimientos
matrimoniales se registraban 40 extramatrimoniales en 1960, casi 51 en
1986 y 58 en 1990. El indicador contabiliza los hijos de madres solteras y
los de parejas unidas de hecho o en cualquier otra situación distinta a un
matrimonio legalmente constituido. El ritmo de crecimiento de nacimientos
extramatrimoniales se acelera entre 1986 y 1990 a despecho de los cambios en
la legislación matrimonial. La instauración del divorcio vincular en 1987
habilitó a muchas parejas a legalizar uniones de hecho, provocando un
aumento considerable del número de matrimonios durante el año 1988, lo que a
priori llevaría a suponer un efecto negativo sobre la incidencia de los
nacimientos extramatrimoniales que no se verificó.(Cuadro 10).
13
Cuadro 10Evolución de la proporción de nacimientos extramatrimoniales . Total del País y Regiones- 1960-1990
REGIONES Nacimientos extramatrimoniales Crecimiento nac. extramat.1960=1001960 1986 1990 1960 1986 1990
TOTAL DEL PAIS 40,6 50,8 58,1 100,0 125,1 143,1Capital Federal 26,4 38,4 39,7 100,0 145,5 150,4
Gran Buenos AiresPampeana I
Resto Buenos Aires 31,2 40,9 50,6 100,0 131,1 162,2Córdoba 23,9 31,8 39,5 100,0 133,1 165,3Santa Fe 35,7 44,0 55,1 100,0 123,2 154,3
Pampeana IIEntre Ríos 36,7 46,5 51,9 100,0 126,7 141,4La Pampa 33,0 42,1 46,5 100,0 127,6 140,9
CuyoMendoza 23,4 33,7 35,5 100,0 144,0 151,7San Juan 29,6 32,8 37,8 100,0 110,8 127,7San Luis 32,9 41,2 51,6 100,0 125,2 156,8
PatagoniaChubut 63,9 69,2 71,5 100,0 108,3 111,9Santa Cruz 40,0 51,8 66,1 100,0 129,5 165,3Tierra del Fuego 26,3 41,8 21,3 100,0 158,9 81,0
ComahueRío Negro 58,6 69,3 83,4 100,0 118,3 142,3Neuquén 64,0 80,3 80,2 100,0 125,5 125,3
NOATucumán 41,6 43,5 51,0 100,0 104,6 122,6Salta 75,1 99,5 99,7 100,0 132,5 132,8Santiago del Estero 59,0 73,9 74,3 100,0 125,3 125,9Jujuy 72,4 152,5 128,2 100,0 210,6 177,1Catamarca 51,9 60,9 71,5 100,0 117,3 137,8La Rioja 49,1 67,0 73,6 100,0 136,5 149,9
NEACorrientes 70,1 80,0 75,3 100,0 114,1 107,4Chaco 105,6 116,9 121,4 100,0 110,7 115,0Misiones 76,2 86,2 100,4 100,0 113,1 131,8Formosa 124,7 147,8 153,8 100,0 118,5 123,3Fuente:elaboración propia con datos de INDEC-Sintesis N° 3.
Las familias monoparentales de jefa mujer constituyen un
universo particularmente vulnerable por su propia composición. Su
conformación impone restricciones a la capacidad de captar ingresos ya que
la mujer suele ser la única perceptora al tiempo que debe realizar el
trabajo doméstico que demanda el grupo familiar. La tensión entre trabajo
remunerado y trabajo hogareño se acrecienta en las familias de las madres
con hijos pequeños.
14
La escasa disponibilidad para generar ingresos se agudiza en ciclos
económicos depresivos y es una traba para la acumulación en etapas de auge,
es decir que es una condición de riesgo económico intrínseca a la forma de
organización familiar monoparental.
La pérdida de capacidad adquisitiva de los salarios reales, la
segmentación y la precarización del empleo, las altas tasas de desempleo que
caracterizan al mercado laboral de los noventa en la Argentina acentúan la
discriminación hacia las mujeres, que se expresa en los menores salarios
que perciben así como su mayoritaria inserción en ocupaciones y ramas con
baja productividad.
Esta situación general afecta particularmente a las mujeres las jefas
de hogar monoparentales ya que tienen menos margen de acción para
compatibilizar conductas que le permitan mantener sus ingresos- por ejemplo,
aumentar las horas de trabajo para compensar pérdidas salariales – sin
producir el consiguiente efecto negativo sobre su prole. (Wainerman, 1993).
Otro factor macroeconómico que impacta en las condiciones de vida de
los hogares es la disminución de las prestaciones públicas así como el
empeoramiento de la calidad de aquellas que se siguen brindando, en
particular salud y educación.
La pérdida de salario indirecto que significa la disminución de las
prestaciones sociales se compensa desde los hogares con dos estrategias:
aumento de trabajo remunerado para captar mayores ingresos y/o con trabajo
doméstico, lo que aumenta hasta límites a menudo intolerables la sobrecarga
laboral de las mujeres cabeza de familia.
Al efectuar un diagnóstico de la situación de los hogares con jefas
mujeres también es necesario considerar los aspectos positivos. Estas mujeres
suelen organizar sus familias con vínculos más igualitarios entre los
miembros, con una asignación de recursos que prioriza las necesidades
alimentarias cuando los ingresos son escasos y prácticas de consumo menos
moldeadas por el género, creando ambientes más propicios para un reparto
equitativo del trabajo. (González de la Rocha, 1993).
3.4. Una mirada al conjunto de los hogares con jefa mujer
La descripción de cada universo des-cubierto como parte constitutiva
del macrouniverso genéricamente denominado “los hogares de jefa mujer” nos
permite captar sus especificidades.
Este abordaje nos lleva a dar cuenta que el crecimiento de los
Cuadro 11Indice de crecimiento 1980/1991 de los Hogares con Jefa mujer según TipoTotal del País - Año 1980= 100
Uniper- No Familia Monoparental
15
Año Total sonal Conyugal Total Nuclear Extensa1980 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,01991 147,2 179,9 112,1 139,3 156,1 115,2
Fuente:elaboración propia con datos de (CFI ,1989) y (Torrado, 1996).
hogares con jefa mujer que se dio en las últimas décadas está sustentado en
la expansión de dos tipos de hogar: los unipersonales y los monoparentales
nucleares (madres solas con sus hijos) (Cuadro 11).
Los elementos de juicio que aporta la información cuantitativa así
como los que surgen de la experiencia vivencial, de la información que
circula en los medios de comunicación y de los estudios cualitativos nos
hace estimar que esta tendencia va a continuar en el futuro.
Este dato resulta importante si se considera la necesidad de efectuar
diagnósticos sobre la situación de los hogares con la finalidad de
instrumentar medidas de política que atiendan a sus condiciones de vida.
La distinta capacidad de colocar a sus miembros en el mercado de
trabajo es quizá el elemento más importante a tener en cuenta ya que permite
inferir cuales estrategias de captación de ingresos conviene incentivar con
mayor éxito.
Nos ha resultado ilustrativo para ahondar un poco más en esta
dirección analizar la inserción laboral de las jefas de hogar, según su
pertenencia de clase social. (Cuadro 12 )2. Si bien sólo contamos con datos
para 1980, los consideramos igualmente interesantes para una descripción de
los distintos tipo de hogar.
Cuadro 12Distribución de los hogares con jefa mujer por t ipo y clase social. Total del país - 1980 - En absolutos y porcentajes
HogaresTotal Total Unipersonal Conyugales No conyugales
TOTAL 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 (miles) (7100,8) (1361,0) (363,4) (781,5) (216,1)
TOTAL JA 70,5 30,4 26,6 32,2 30,2Clase alta 0,4 0,0 0,1 0,0 0,0Clase media autónoma 11,6 3,5 3,0 3,7 3,4Clase media asalariada 18,4 11,5 12,3 10,2 14,8Clase obrera autónoma 10,0 2,5 2,3 2,4 2,7Clase obrera asalariada 25,7 4,8 3,5 5,6 4,0Trabajadores marginales 2,8 7,1 4,7 9,0 4,4TOTAL JI 29,5 69,6 73,4 67,8 69,8En el TOTAL JA están incluidos los sin especif icar CSO.Fuente: elaboración propia con datos de CFI, 1989.
Hogares con Jefa mujer
El rasgo más destacado es el alto número de jefas inactivas en
relación al total de jefes. En este aspecto, además de las diferencias por
género respecto a la inserción en el mercado laboral(la tasa de actividad de
2 Para la construcción de estos indicadores se utilizado la tipología de clase social construída por (Torrado, 1992).
16
las mujeres es claramente inferior a la de los varones) se refleja la
composición etaria de las jefas mujeres, que, como ya señalaramos está muy
sesgada hacia los tramos de edades más avanzadas. La incidencia de la
inactividad no presenta diferencias por tipo de hogar, aunque es más
acentuada en los unipersonales.
Si consideramos las jefas activas registramos que casi la mitad de
ellas pertenecen a las clase medias, con claro predominio de las asalariadas.
Este estrato está conformado por profesionales, técnicos, docentes,
administrativos y vendedores asalariados. La presencia femenina es poco
significativa en los estratos medios autónomos.
En los sectores populares se recorta nítidamente el estrato de las
trabajadoras marginales qu está conformado por las empleadas domésticas. En
este caso se registra una marcada diferencia por tipo de hogar: en los
conyugales se duplica la incidencia de las jefas de este estrato
En los sectores populares el género divide claramente a los jefes de
hogar: los varones pertenecen los estratos obreros, las mujeres se concentran
en el estrato de trabajadores marginales.
Los estudios recientes sobre pobreza y mercado de trabajo mencionan a
los estratos con mayor presencia de jefas mujeres como aquellos en donde la
crisis ha impactado con mayor dureza: muchos de los denominados nuevos pobres
reconocen su pertenencia a los estratos medios asalariados, en tanto que las
empleadas domésticas forman parte del contingente de los pobres
estructurales. También la población inactiva cuyos ingresos provienen de
jubilaciones o pensiones de montos exiguos forma parte del contingente de
personas pobres o empobrecidos.
Este panorama nos lleva a inferir que los hogares con jefas mujeres
constituyen un grupo poblacional en los que la vulnerabilidad económica
general se ve aun más agudizado por su composición. Particularmente los
hogares monoparentales nucleares, a cuyas jefas denominamos “Mujeres cabeza
de familia”, son los más expuestos.
4. EVOLUCION Y DISPARIDADES REGIONALES Así como hemos observado que el crecimiento de los hogares con
jefaturas femeninas es diferencial por tipo de hogar y por clase social, nos
proponemos introducir la perspectiva regional para rescatar las
especificidades geográficas de ese crecimiento.
17
Además de las disparidades regionales3 de la composición social se
consideran los tres indicadores ya utilizados para caracterizar a los
distintos tipos de hogar: los logros en la esperanza de vida (indicador
sintético que refleja aspectos fundamentales de las condiciones de vida de la
población), el estado conyugal de las jefas de hogar y la proporción de
nacimientos extramatrimoniales. (Cuadros 4, 5 y 10).
En todas las regiones del país las jefaturas femeninas han ido
aumentando a lo largo del período observado, pero ese crecimiento no ha
tenido la misma intensidad ni se ha dado en los mismos tipos de hogares.
(Cuadro 13- Gráfico 1).
Cuadro 13Distribución de los Hogares con Jefa Mujer Total del País y Regiones. 1947,1980,1991.En %
% Jefas MujeresREGIONES 1947 1980 1991
TOTAL PAIS 14,1 19,2 22,5Capital Federal 16,7 27,2 32,2Gran Buenos Aires 12,4 15,6 20,4Pampeana I 11,4 18,1 22,0Pampeana II 14,6 19,7 21,7Cuyo 14,7 17,8 19,1Patagonia 8,8 17,7 19,2Comahue 10,5 17,7 20,4NOA 18,6 22,1 23,3NEA 15,8 19,8 20,6Fuente:elaboración propia con datos de cuadros inéditos del CEN 47, (CFI,1989) y ( Torrado, 1996)
GRAFICO Nº 1
3 La caracterización regional ha sido tomada textualmente de (Torrado,1993).
18
Evolución de las jefaturas femeninas por regiones
0,0
5,0
10,0
15,0
20,0
25,0
30,0
35,0
TOTA
LP
AIS
Cap
ital
Fede
ral
Gra
nB
ueno
sA
ires
Pam
pean
aI
Pam
pean
aII C
uyo
Pat
agon
ia
Com
ahue
NO
A
NE
A 1947
1980
1991
En Capital Federal, entre 1947 y 1991, la incidencia de los hogares
con jefa mujer se ha duplicado, llegando a representar un tercio del total
de hogares en el último censo.
Los indicadores de bienestar de la ciudad de Buenos Aires son los más
favorables - a mucha distancia- del conjunto del país, al tiempo que la
estructura de la fuerza de trabajo se caracteriza por un alto nivel de
terciarización privada (es decir bajo componente de empleo público) y un
elevado volumen del sector empresarial. Esta estructura sectorial se
acompaña de una composición social en la que predomina absolutamente la
clase media asalariada y es muy bajo el volumen de clase obrera asalariada.
En este marco se observan fuertes cambios en la evolución de los
hogares con jefa mujer: el acentuado aumento de jefaturas femeninas señalado
a comienzo del acápite se nutre del aumento de mujeres que viven solas, las
que en 1991 representan la mitad del total de jefas (Cuadro 14- Gráfico 2).
La contrapartida a este fenómeno es el menor peso relativo de los hogares no
conyugales . ( Cuadro 15).
Cuadro 14Distribución de Hogares Unipersonales con Jefa MujerTotal del País y Regiones. 1947,1980,1991.En %
Regiones 1947 1980 1991
TOTAL PAIS 17,4 26,7 33,0Capital Federal 30,1 37,9 49,2Gran Buenos Aires 17,4 27,9 31,8Pampeana I 9,5 29,5 36,4Pampeana II 14,6 23,2 30,2Cuyo 16,9 16,6 24,2Patagonia 4,5 18,6 23,5Comahue 7,3 17,1 22,6NOA 17,6 12,6 16,1NEA 13,3 15,7 20,1Fuente:elaboración propia con datos de cuadros inéditos del CEN 47, (CFI,1989) y ( Torrado, 1996)
% Unipersonales
19
Cuadro 15Distribución de los Hogares multipersonales con Jefa mujersegún Tipo de hogarTotal del País y Regiones. 1980,1991. En %
% Conyugales % No ConyugalesREGIONES 1980 1991 1980 1991
TOTAL PAIS 57,4 55,0 15,9 12,0Capital Federal 42,9 37,6 19,2 13,2Gran Buenos Aires 59,5 59,0 12,7 9,2Pampeana I 54,3 50,8 16,3 12,8Pampeana II 60,1 56,5 16,7 13,3Cuyo 68,2 63,4 15,2 12,3Patagonia 68,2 67,2 13,2 9,6Comahue 70,2 67,5 12,8 9,9NOA 71,5 70,7 15,9 13,2NEA 68,4 66,7 15,9 13,2Fuente:elaboración propia con datos de (CFI ,1989) y (Torrado, 1996).
La esperanza de vida alcanzada por las mujeres en la ciudad de
Buenos Aires es de 76 años, con una sobrevida respecto a los varones de casi
7 años. La sobrevida femenina y la pauta que induce a uniones conyugales
donde la mujer es menor que el hombre acentúa la probabilidad de las
mujeres de enviudar al llegar a edades avanzadas. La combinación de ambos
factores cristaliza en un significativo número de viudas registrado entre la
jefas de hogar, que ya hemos señalado.
Asimismo son numerosas las jefas que no entraron en unión conyugal,
comportamiento que puede encontrar diversas explicaciones: la mayor libertad
obtenida por las mujeres para optar por un proyecto de vida que no contempla
el matrimonio, favorecido por mejores oportunidades en el mercado laboral,
en particular para las mujeres con alto nivel educativo, o la posibilidad de
formar parejas que no implican la corresidencia, son algunas de las conductas
propias de la “modernidad”, que caracteriza el estilo de vida de esta gran
ciudad.
Además de la modernización de las costumbres se debe tener presente
que en Buenos Aires, tal como en los países europeos, se ha concluido
el proceso de transición demográfica. Actualmente se atraviesa una situación
caracterizada por un notorio envejecimiento poblacional resultante del
descenso de la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo generacional y
por avances en la esperanza de vida, por logros en el tratamiento de
enfermedades degenerativas (por ej. cáncer, cardiopatías).
GRAFICO Nº 2
20
Evolución de los Hogares Unipersonales con Jefa Mujer
0,05,0
10,015,020,025,030,035,040,045,050,0
TOTA
LPA
IS
Cap
ital
Fede
ral
Gra
nBu
enos
Aire
s
Pam
pean
a I
Pam
pean
a II Cuy
o
Pata
goni
a
Com
ahue
NO
A
NE
A
Regiones
194719801991
Los partidos del Gran Buenos Aires también han visto incrementar el
número de hogares encabezado por una mujer, pero la incidencia de estos
hogares se mantiene por debajo del promedio nacional en los tres momentos
considerados. (Cuadro 13).
También aquí el crecimiento ha sido diferencial por tipo de hogar:
los unipersonales aumentaron considerablemente antes del año 1980, momento
a partir del cual el incremento es menor al registrado en el conjunto del
país. El crecimiento de los unipersonales se realizó a expensas del los no
conyugales, ya que los conyugales se han mantenido en alrededor del 60%,
tanto en 1980 como en 1991.
El GBA, que suele tomarse como un todo junto a la Capital Federal es
una región bien diferenciada tanto de la ciudad de Buenos Aires como de la
región Pampeana I que la rodea.
Tiene una estructura sectorial en la que es bajo el volumen del sector
terciario, con una altísima predominancia del sector empresarial que absorbe
el 45% de la mano de obra urbana. La clase media es significativa en relación
a las demás regiones, al tiempo que registra el porcentaje de clase obrera
asalariada más alto del país. La morfología de la mano de obra refleja la
conocida concentración de las industrias más modernas del país en el
Conurbano Bonaerense.
Los indicadores de bienestar son sensiblemente inferiores a los de la
Capital Federal y también a los de la región Pampeana. En este contexto que
refleja la situación en la década del 80, la desarticulación del Estado de
Bienestar y los profundos cambios en el sector productivo, correlativos
con la precarización y disminución de puestos de trabajo, han seguido
desmejorando las condiciones de vida de la población.
Posiblemente el desmejoramiento en los niveles de bienestar
constituya un factor significativo para explicar el alto porcentaje de jefas
de hogar que son separadas y divorciadas ( 24% , en 1991) y que se refleja
en el aumento de los hogares monoparentales, teniendo en cuenta las
hipótesis planteadas en distintos estudios acerca de la fragilización del los
21
lazos familiares, particularmente los conyugales, en contextos de
empobrecimiento y desempleo.
La región Pampeana I junto a la de Cuyo ocupan un segundo lugar
después de la ciudad de Buenos Aires en lo que respecta a sus indicadores de
bienestar, existe en ellas modesto volumen de PEA agropecuaria que marca
una diferencia importante respecto a las dos regiones analizadas que son
exclusivamente urbanas. En comparación con el nivel nacional son regiones
que ostentan niveles medios de terciarización, de empleo público y de volumen
del sector empresarial en el conjunto de la PEA urbana. También es intermedio
el volumen de clase media asalariada y de clase obrera.
La similitud en la composición social de estas dos regiones no
cristaliza en comportamientos similares respecto a la conformación de los
hogares.
En la región Pampeana los hogares con jefa mujer tienen una
participación casi igual a la de promedio nacional, pero son más numerosos
los hogares de mujeres solas y los no conyugales. Estos hogares son
característicos de grandes centros urbanos como lo que aquí encontramos:
Rosario, Santa Fé, La Plata. Es plausible sostener que se trata de
poblaciones con gran mayoría de ancianas , atendiendo a la sobrevida que
logran las mujeres en estas provincias y al porcentaje de viudas que se
contabilizan entre las jefas.
Los monoparentales representan la mitad de los hogares con jefa mujer,
con una tendencia decreciente entre 1980 y 1991 (Cuadro 15). La baja
proporción de jefas divorciadas y de nacimientos extramatrimoniales es
correlativa a la menor incidencia que las familias monoparentales tienen en
la región, respecto al promedio nacional.
La región Cuyo ostenta la menor proporción de hogares con jefa mujer
tanto con respecto al total nacional como al resto de las regiones.(Cuadro
13)
Analizando los distintos tipos de hogar con jefatura femenina resalta
en primer lugar la menor significación de los unipersonales: posiblemente
porque la sobrevida que alcanzan las mujeres cuyanas respecto a los varones
es menor que la observada en el promedio nacional, disminuyendo en
consecuencia el número de viudas, quienes suelen ser las mujeres que con
mayor frecuencia viven solas. (Cuadro 14)
Los hogares no conyugales presentan un comportamiento y un peso
similar al promedio nacional. (Cuadro 15).
Los monoparentales tienen una importancia relativa similar a las
otras regiones extrapampeanas, por cierto muy superior al promedio nacional.
Se puede pensar que estas mujeres devienen jefas luego de romper una unión
legal, dado que la incidencia de los nacimientos extramatrimoniales es menor
22
que en el contexto nacional (con excepción de la Pcia. de San Luis) aunque
con tendencia creciente, como en todas las jurisdicciones.
La región Pampeana II, se construye en forma residual porque no se
puede agregar a la zona Pampeana propiamente dicha ni a las extrapampeanas.
Se caracteriza por volumen de PEA agropecuaria moderado, alta
terciarización del empleo urbano, con elevado componente del sector público y
un pequeño sector empresarial. A esta estructura sectorial corresponde una
composición social con una clase media asalariada de mediano volúmen y una
clase obrera asalariada poco numerosa.
Sus indicadores de bienestar la colocan en posición desventajosa
respecto a las otras provincias pampeanas, pero en mejor ubicación que las
extrapampeanas.
En la región los hogares con jefaturas femeninas alcanzan una
participación similar a la del nivel nacional. (Cuadro 13), siendo las
mujeres que viven solas las que han tendido a ganar participación. La
ganancia en término de años de vida y la subsiguiente disolución de uniones
por la muerte del cónyuge parecen incidir en el aumento de los hogares
unipersonales. (Cuadro 14).
Una tendencia decreciente observamos tanto en los hogares no
conyugales como en las familias monoparentales (Cuadro 14). En lo que
respecta a la familias monoparentales la baja proporción de jefas separadas y
divorciadas estaría indicando una mayor estabilidad en las uniones
conyugales y por consiguiente un menor número de mujeres cabeza de familia.
El número de jefas solteras y la tendencia creciente en los
nacimientos extramatrimoniales lleva a pensar que las familias monoparentales
que se registran se constituirían desde el inicio como tales, es decir que
son mujeres sola sin cónyuge que tienen hijos. Estos hogares monoparentales
se diferencian de aquellos que devienen en tales por disolución de la unión
conyugal porque generalmente hay falta de reconocimiento legal de la
paternidad y de los derechos que ella induce.
La Patagonia y Comahue tienen una estructura poblacional producto
de la enérgica acción estatal para incrementar la población en las provincias
del sur del país. Las provincias situadas al sur del Río Colorado eran por
1947 “tierra de hombres”. Las políticas de población instrumentadas
promovieron la radicación de contingentes poblacionales jóvenes, con buenos
niveles educativos, que encontraron ventajosas condiciones de trabajo y
vivienda que favorecieron su arraigo.
Se caracterizan por bajos niveles de PEA agropecuaria, un sector
terciario pequeño, con alto componente público y el sector empresarial de
tamaño intermedio. La composición social derivada tiene un bajo porcentaje de
clase media asalariada y alto componente de clase obrera asalariada, con
23
indicadores de bienestar superiores al de las otras regiones extrapampeanas.
En esta morfología cobra un peso considerable el sector productivo que fuera
creado al amparo de los regímenes de promoción industrial.
El patrón de nupcialidad denota uniones precoces y alta incidencia de
la consensualidad. Tanto en Patagonia como en Comahue los hogares con jefas
mujeres mas que duplicaron su incidencia en el total de hogares, con una
participación poco más baja que en el promedio nacional.(Cuadro 13) El
crecimiento es aún más notable entre las mujeres solas.
Teniendo en cuenta que la provincias del sur tiene una población
joven, no tiene gran relevancia la esperanza de vida y la viudez para
explicar este crecimiento. De hecho la incidencia de viudas entre las jefas
de hogar en las dos regiones es la más baja del país. Por la características
de la estructura productiva de la Patagonia las mujeres que viven solas son,
en general, jóvenes migrantes de otras provincias en busca de oportunidades
laborales que aún permanecen solteras. (Cuadro 14)
Las familias monoparentales con jefa mujer representan el 67 % de los
hogares con jefaturas femeninas. (Cuadro 15) Allí convergen distintos
fenómenos a juzgar por los indicios que aportan los indicadores contextuales:
el número de jefas separadas y divorciadas suma alrededor del 25% del total,
lo que indica un alto grado de inestabilidad en las uniones; en el mismo
sentido inciden la considerable proporción de nacidos vivos
extramatrimoniales.
Informantes calificados del sector salud de esas provincias señalan
la incidencia considerable de embarazos en adolescentes de sectores medios y
pobres, experiencias aceptadas sin “dramatismo” por la familias de las
jóvenes, quienes al alcanzar la mayoría de edad suelen irse a vivir solas
con sus hijos o conformar una pareja.
Un aspecto por demás interesante es que estiman que la incidencia de
los embarazos adolescentes no es mayor respecto a otras regiones, sino que
es menos frecuente la interrupción voluntaria de estos embarazos.
Posiblemente las condiciones de aislamiento de las poblaciones y la fuerte
interacción social que se da al interior de las mismas no hacen aparecer el
aborto como una solución plausible.
Las regiones NOA y NEA están conformadas por las provincias más
pobres del país y también las de más antiguo poblamiento.
La estructura productiva del NOA se caracteriza por el volumen
intermedio del sector agropecuario, una terciarización también intermedia ,
con un peso muy alto del sector público y un sector empresarial de volumen
muy reducido, que corresponde con un bajo volumen de clase media asalariada
y un también escaso volumen de clase obrera asalariada. Los indicadores
sociales de esta región la sitúan entre las menos favorecidas del país.
24
Una descripción similar da cuenta de la situación del NEA, con el
agravante que los indicadores sociales son sistemáticamente menos favorables
que en el NOA. Estas regiones tienen un patrón de nupcialidad precoz , alta
incidencia de la consensualidad y elevada fecundidad, con gran incidencia de
nacimientos extramaritales, los patrones considerados son aún menos modernos
en el NEA.
En ambas regiones la participación de los hogares con jefa mujer era
la más alta del país, en 1947, ubicándose en el promedio nacional en 1991,
lo que indica que el ritmo de crecimiento de estos hogares ha sido menor al
del resto de las regiones.(Gráfico 1).
La existencia de estos hogares no respondía, ni responde en el
presente, a pautas de modernidad sino a la vigencia de los valores
patriarcales. La posibilidad de contraer matrimonio legal continua siendo una
aspiración de difícil concreción para muchas mujeres, a despecho de la
intensa religiosidad de estas poblaciones en las que la influencia del la
Iglesia Católica es muy marcada.
La ancestral subordinación femenina, los bajos niveles de educación y
la casi nula información sobre salud reproductiva confluyen en la formación
de uniones consensuales con altas tasas de fecundidad y con poco compromiso
de los varones respecto a su descendencia. En las provincias norteñas recién
están promediando el proceso de transición demográfica, con un atraso
considerable entre los sectores menos pudientes.
La desagregación de los hogares con jefa mujer en los distintos tipos
nos muestra que las tendencias evolutivas son similares a las del país, pero
que el peso relativo de cada uno es claramente diferente. Los unipersonales
tienen una incidencia claramente inferior a la que alcanzan en el promedio
nacional (16 y 20% respecto al 33%). (Cuadro 14).
Las familias monoparentales con jefa mujer conforman el universo más
numeroso, reuniendo alrededor del 70% de las jefas. En estas regiones se ha
ganado mucho en término de años de vida entre 1980 y 1991, sin llegar al
promedio nacional, por lo que el número de jefas de hogar que son viudas es
considerablemente más bajo que en el resto del país. Una de cada cuatro jefas
es soltera y otra es separada. (Cuadro 5).
Veamos ahora la evolución de las familias monoparentales en conjunto,
aceptado que son las familias que más han crecido en el último período
intercensal. La información permite constatar que han aumentado su
participación en todas la regiones y también que son mayoría las familias de
madres e hijos. (Cuadro 16).
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También se constata que estas mujeres muestran menor propensión a
incorporar “allegados” a sus hogares que sus pares varones, la disminución de
las familias extensas es común a ambos géneros.
Cuadro 16Distribución de los Hogares Monoparentales por Tipo y Sexo del jefe. Total del País y Regiones. 1980 y 1991. En absolutos y %
Total de Hogares Familia Monoparental con Jefe Varón(%) Familia Monoparental con Jefa Mujer (%)REGIONES 1980 1991 ´ 1980 ´ 1991 ´ 1980 ´ 1991
Padre Padre con Padre Padre con Madre Madre con Madre Madre conhijos y hijos y hijos y hijos y
miles miles con hijos allegados con hijos allegados con hijos allegados con hijos allegados
TOTAL PAIS 884 1228,6 11,3 13,5 14,5 9,9 44,4 30,8 50,2 25,4Capital Federal 88,4 121,1 10,7 14,1 10,4 5,5 48,3 26,8 65,0 19,2Gran Buenos Aires 194,3 291 12,0 13,9 15,9 9,9 45,5 28,6 50,3 23,9Pampeana I 274,2 367,1 11,2 12,4 15,0 10,1 47,2 29,2 51,2 23,7Pampeana II 38,3 48,3 10,7 11,7 14,0 9,1 46,5 31,1 50,4 26,4Cuyo 58,5 79 9,9 14,7 13,1 9,8 41,0 34,4 48,6 28,5Patagonia 13,4 21,1 10,9 13,6 15,8 7,9 46,0 29,5 52,3 23,9Comahue 21 34 11,9 11,4 13,9 8,5 45,2 31,4 52,0 25,5NOA 118,9 162,3 11,3 15,3 14,0 12,9 35,7 37,7 40,0 33,1NEA 76,8 104,8 11,7 13,4 15,4 11,1 41,4 33,5 44,9 28,6Fuente:elaboración propia con datos de (CFI ,1989) y (Torrado, 1996).
En las regiones con mayor desarrollo- GBA, Pampeanas, Cuyo- las
mujeres devienen jefas por viudez o por ruptura de una unión conyugal , sea
esta legal o consensual. La suma de las jefas que han estado casadas más las
viudas superan el 80% del total. En tanto que los nacimientos
extramatrimoniales tienen una incidencia baja en relación al promedio
nacional .
Son mujeres a las que la disolución de la unión conyugal no las inhibe
de los derechos legales de asistencia paterna para su prole. El
reconocimiento de estos derechos no implica que la carga de ser madre y
proveedora económica no sea alta, pero es una situación diferente a la de
aquellas que no han tenido ni la posibilidad de esta opción.
Las mujeres que fundan su familia a partir de su maternidad, donde la
figura del compañero y del padre son una ausencia, encabezan hogares
considerablemente más vulnerables y desprotegidos. Esta situación de madre
fundadora parece predominar en las regiones NEA y NOA, donde una de cada
tres jefas nunca se ha casado y donde uno de cada dos nacidos vivos es
extramatrimonial.
De todas formas y más allá de las especificidades regionales, la
captación del doble rol que desempeñan las jefas mujeres de las familias
monoparentales es condición necesaria para analizar las condiciones de
vida de sus hogares, integrados por niños y adolescentes en el mayor
número de casos.
Más aún, cuando se realizan diagnósticos sobre condiciones de vida
como insumos para el diseño de políticas que se proponen interferir el
circulo vicioso de la “transmisión de la pobreza”, es insoslayable.
26
5. COMENTARIOS FINALES
La visión de los distintos universos que integran el conjunto de
hogares con jefaturas femeninas indica que, en nuestro país, los hogares
unipersonales y los de madres solas aumentará su número en forma considerable
debido a los profundos cambios inducidos por la continuidad del proceso de
transición demográfica y la modernización de las pautas sociales respecto a
la constitución de las familias.
El predominio de las mujeres ancianas en los hogares unipersonales y
de las familias nucleares en los monoparentales dan cuenta de rasgos de
fuerte vulnerabilidad intrínseca a su composición. Este riesgo intrínseco se
ve acentuado en contextos de acentuada desigualdad e inequidad en la
distribución del ingreso como el que caracteriza al momento actual.
Los cambios que tres instituciones claves -Familia, Trabajo y Estado
de Bienestar- están teniendo en nuestro país, donde el desarrollo económico y
social no parecen marchar en la misma dirección, plantea el desafío de
elaborar diagnósticos que permitan comprender la magnitud y las consecuencias
de esos cambios en las condiciones de vida de la población. Para ello
resulta necesario avanzar en la definición de indicadores que tomen como
unidad de análisis a las unidades domésticas.
Fue con el propósito de aportar elementos de juicio para esta tarea
que iniciamos el análisis de los hogares y las jefaturas femeninas y como
cierre proponemos reservar el concepto Mujeres cabeza de familia para
identificar aquellas cuya familia responde al tipo hogar nuclear
monoparental. Se ganará en precisión conceptual y no es poco.
27
BIBLIOGRAFÍA CFI (1989): Estructura Social Argentina. Indicadores de la estratificación
social y de las condiciones de vida de la población en base
al censo de población y vivienda de 1980. Buenos Aires.
Germani, Gino (1987): Estructura social de la Argentina. Ediciones Solar,
Buenos Aires.
González de la Rocha, Mercedes ( 1993): Familia urbana y pobreza en América
Latina. Documento para Reunión Regional de América Latina y el Caribe,
Preparatoria del Año Internacional de la Familia, CEPAL.Cartagena de
Indias. Colombia.
Hintze, Susana (1989): Estrategias alimentarias de sobrevivencia. CEAL .
Buenos Aires
INDEC (1995): Situación y Evolución Social. Síntesis Nª 2 y 3. Buenos
Aires.
(1993): Censo`91, Resultados definitivos, series B y C. Buenos Aires.
(19--) Cuadros Inéditos IV Censo General de la Nación, año 1947,
características de familia y convivencia, estado civil y fecundidad.
Serie Información Demográfica Nª 3. Buenos Aires
.
Jelin, Elizabeth (1993) : Las relaciones intrafamiliares en América Latina.
Documento para la Reunión Regional de América Latina y el Caribe,
Preparatoria del Año Internacional de la Familia, CEPAL, Cartagena
de Indias, Colombia.
Torrado, Susana (1996): La familia en la Argentina: ayer, hoy y mañana.
Investigación en curso. Ubacyt.
(1993) :Procreación en la Argentina. Hechos e ideas. Ediciones de
la Flor, Buenos Aires
(1992) Estructura Social Argentina: 1945’1983, Ediciones de la Flor,
Buenos Aires.
(1982) El enfoque de las Estrategias Familiares de Vida en América
Latina, orientaciones teórico metodológicas, Cuadernos del CEUR
Nª 3, Buenos Aires
Wainerman, Catalina (1996) ¿Segregación o discriminación? el mito de la
igualdad de oportunidades. Boletín Informativo Techint Nª 285.
Buenos Aires
28
INDICE
Página
1. INTRODUCCION 2
2. ASPECTOS TEÓRICOS Y METODOLOGICOS 2
3. EVOLUCION DE LOS HOGARES EN EL TOTAL DEL PAIS 4
3.1 Los Hogares Unipersonales 6
3.2. Los Hogares no conyugales 10
3.3. Los Hogares conyugales 11
3.4. Una mirada al conjunto de los hogares con jefa mujer 16
4. EVOLUCION Y DISPARIDADES REGIONALES 18
5. COMENTARIOS FINALES 28
BIBLIOGRAFÍA 29
INDICE 30
29