Post on 12-Jul-2015
Lección 3 para el 18 de julio
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay
ningunas tinieblas en él”
1 Juan 1:5
Dios posee todas las cualidades
de la luz en su más alto grado
de pureza y ninguna de las
cualidades de las tinieblas.
El hombre posee todas las cualidades
de las tinieblas. Conforme dejamos que
la luz de Dios ilumine nuestras vidas
dejamos de tener las cualidades de las
tinieblas para tomar las cualidades de
la luz.
Desde el versículo 1:6 hasta el
versículo 2:2, Juan plantea el
problema del pecado y su
solución.
La solución: Versículos 1:7, 1:9 y 2:1-2
Para poder sacar el mejor provecho de estas
enseñanzas debemos analizar estos versículos
comparándolos paralelamente:
El pecado: Versículos 1:6, 1:8 y 1:10
Versículo Pretensión Realidad Resultado
1:6 Decimos que tenemos comunión con Él
Andamos en tinieblas
Mentimos y no practicamos la verdad
Vivir la religión solo en apariencia es engañar a los
demás. “El pecado está a la puerta”.
Versículo Pretensión Realidad Resultado
1:6 Decimos que tenemos comunión con Él
Andamos en tinieblas
Mentimos y no practicamos la verdad
1:8 Decimos que no tenemos pecado
Nos engañamos a nosotros mismos
La verdad no está en nosotros
Aunque antes éramos pecadores, ahora ya no
tenemos pecado, somos justos ahora y para siempre.
Con esta actitud nos engañamos a nosotros mismos
y no nos damos cuenta de nuestro camino hacia la
perdición.
Versículo Pretensión Realidad Resultado
1:6 Decimos que tenemos comunión con Él
Andamos en tinieblas
Mentimos y no practicamos la verdad
1:8 Decimos que no tenemos pecado
Nos engañamos a nosotros mismos
La verdad no está en nosotros
1:10 Decimos que no hemos pecado
Le hacemos a Él mentiroso
Su Palabra no está en nosotros
No cometemos actos pecaminosos, no hay ninguna
ley que nos acuse. Negamos la vigencia de la ley de
Dios y a Dios mismo. Él ha dicho que todos somos
pecadores (Romanos, 3: 23)
Versículo Pretensión Realidad Resultado
1:6 Decimos que tenemos comunión con Él
Andamos en tinieblas
Mentimos y no practicamos la verdad
1:8 Decimos que no tenemos pecado
Nos engañamos a nosotros mismos
La verdad no está en nosotros
1:10 Decimos que no hemos pecado
Le hacemos a Él mentiroso
Su Palabra no está en nosotros
1) Mentimos. Jugamos con el mal.2) Nos creemos nuestras propias mentiras. Nos estamos
extraviando.3) Hacemos a Dios mentiroso. Nos rebelamos contra Dios.
Versículo Actitud correcta Consecuencia Solución divina
1:7 Si andamos en luz como Él está en luz
Tenemos comunión unos con otros
La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado
El camino a la santidad que Dios nos pide implica que:1) Vivamos en comunión real con Cristo y esto nos llevará a estar
unidos también con nuestros hermanos.
Versículo Actitud correcta Consecuencia Solución divina
1:7 Si andamos en luz como Él está en luz
Tenemos comunión unos con otros
La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado
1:9 Si confesamos nuestros pecados
Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados
[Él es fiel y justo para] limpiarnos de toda maldad
El camino a la santidad que Dios nos pide implica que:1) Vivamos en comunión real con Cristo y esto nos llevará a estar
unidos también con nuestros hermanos.2) No pretendamos que no tenemos pecado. Podemos tener la
seguridad plena del perdón divino.
Versículo Actitud correcta Consecuencia Solución divina
1:7 Si andamos en luz como Él está en luz
Tenemos comunión unos con otros
La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado
1:9 Si confesamos nuestros pecados
Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados
[Él es fiel y justo para] limpiarnos de toda maldad
2:1-2 No pequéis. Si alguno hubiere pecado
Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo
Él es la propiciación por nuestros pecados
El camino a la santidad que Dios nos pide implica que:1) Vivamos en comunión real con Cristo y esto nos llevará a estar
unidos también con nuestros hermanos.2) No pretendamos que no tenemos pecado. Podemos tener la
seguridad plena del perdón divino.3) Seamos conscientes de la obligatoriedad de guardar la ley de Dios. Él
nos da el poder para no pecar, pero también nos da la seguridad plena de que Jesús está intercediendo por nuestros pecados.
La sangre de
Jesucristo,
propiciación
por nuestros
pecados.
Actitud incorrecta Actitud correcta
Actitud incorrecta Actitud correcta
1:6
Decimos que
tenemos comunión
con Él
(pero solo exterior)
Andemos en luz
como Él está en luz1:7
Actitud incorrecta Actitud correcta
1:6
Decimos que
tenemos comunión
con Él
(pero solo exterior)
Andemos en luz
como Él está en luz1:7
1:8
Decimos que no
tenemos pecado
(pero tenemos)
Confesemos
nuestros pecados 1:9
Actitud incorrecta Actitud correcta
1:6
Decimos que
tenemos comunión
con Él
(pero solo exterior)
Andemos en luz
como Él está en luz1:7
1:8
Decimos que no
tenemos pecado
(pero tenemos)
Confesemos
nuestros pecados 1:9
1:10
Decimos que no
hemos pecado
(pero pecamos)
No pequemos
(pero si pecamos,
tenemos abogado)
2:1
Actitud incorrecta Actitud correcta
1:6
Decimos que
tenemos comunión
con Él
(pero solo exterior)
Andemos en luz
como Él está en luz1:7
1:8
Decimos que no
tenemos pecado
(pero tenemos)
Confesemos
nuestros pecados 1:9
1:10
Decimos que no
hemos pecado
(pero pecamos)
No pequemos
(pero si pecamos,
tenemos abogado)
2:1
¿Necesita el Padre un
intercesor que calme su
ira para que no destruya a
sus criaturas?
“En aquel día pediréis en mi nombre; y no
os digo que yo rogaré al Padre por
vosotros, pues el Padre mismo os ama”
Juan 16:26-27
Somos nosotros, y no el
Padre, los que necesitamos
un Abogado que interceda
por nosotros.
El término paráklētos, traducido como abogado en 1 Juan 2, ha sido
traducido de varias maneras; p. ej.: consolador, ayudador, abogado,
mediador, o intercesor. Es una persona que es llamada a estar al lado
de otra persona y ocupa el lugar de otra. Un paráklētos puede ser una
persona que ayuda a un amigo. En el Evangelio de Juan, el Espíritu
Santo es el ayudador. En la Primera Epístola de Juan, Jesús es el
ayudador e intercesor.
Si el Padre mismo nos ama,
¿para qué necesitamos un
abogado?
“Mis queridos hijos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Pero si
alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo”
1 Juan 2:1, NVI
“Jesús quiere que vengas a Él. Si tropiezas una y otra vez, no te abandones a la desesperación. Si enfrentas tentaciones y fracasas, acércate arrepentido ante Dios, pero no te desesperes. Inténtalo otra vez, aferrándote firmemente a los méritos de Cristo. El pecador no puede confiar en su propia justicia sino que debe recordar que Cristo llega a ser su justicia; cuando siente que no tiene fuerzas para vencer, debe recordar que Jesús se ofrece para sostenerlo. El pecador puede con toda seguridad decir: «Cristo murió por mi, y su sangre me limpia de todo pecado. Sé en quien he creído y su fuerza me permitirá enfrentar las pruebas y sufrimientos de la vida diaria y me fortalecerá para resistir las tentaciones más fuertes de Satanás.»”
Elena G. de White, Review and Herald, 4 de mayo de 1876)
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