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EL IMPACTO TERRITORIAL DE LA MORATORIA TURÍSTICA
DE CANARIAS1
Moisés R. Simancas Cruz
Juan Israel García Cruz
Agustín Dorta Rodríguez
Raico Antonio Falero González
Departamento de Geografía. Universidad de La Laguna
Grupo de Investigación GeoTuris. Turismo y Ordenación del Territorio en espacios
insulares. Universidad de La Laguna
Resumen
La moratoria turística implementada en las Islas Canarias a partir de 2001 supuso una
estrategia de limitación o moderación cuantitativa del crecimiento de la oferta alojativa
derivado del denominado ―tercer boom turístico‖. Sin embargo, tanto las medidas
implementadas dirigidas a la cualificación del modelo alojativo turístico, como las de
modulación del crecimiento, han tenido un importante impacto territorial. En este
trabajo se plantean los efectos territoriales de la estrategia de moratoria turística sobre el
crecimiento de las áreas turísticas de las islas consolidadas turísticamente.
Palabras clave: impacto territorial, moratoria turística; ordenación territorial del
turismo.
Abstract
The ―touristic moratoria‖ implemented in the Canary Islands from 2001 was a strategy
for limiting or reducing the growth of accommodation offer generated during the so-
called "third tourist boom". However, both the measures implemented to qualify the
tourist accommodation model such as the ones implemented in the growth control itself
have had a significant regional impact. In this paper we will discuss the spatial effects
the ―touristic moratoria‖ strategy have had on the spatial expansion of the tourist areas
on tourist consolidated islands.
Key Words: impact territorial, ―touristic moratoria‖, territorial planning of the tourism
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
La denominada ―moratoria turística‖ constituye una política pública de ordenación
territorial del turismo implementada en las Islas Canarias (España), uno de los
principales destinos turísticos europeos de ―sol y playa‖. Se trata de un tipo de
intervención (regulación) pública dirigida a la limitación o moderación cuantitativa del
1 Este trabajo se enmarca en el proyecto de I+D+i denominado ―ReinvenTUR: Evaluación del impacto de
las políticas públicas de renovación de destinos turísticos maduros. El caso de las Directrices de
Ordenación del Turismo de Canarias‖ (SolSubC200801000279), financiado por la Agencia Canaria de
Investigación, Innovación y Sociedad de la Información del Gobierno de Canarias y el Fondo Europeo de
Desarrollo Regional (FEDER).
crecimiento de la oferta de alojamiento turístico y que se complementa con la
transformación sostenible del modelo turístico y la intervención sobre el espacio público
y privado de las áreas turísticas saturadas y/o en declive.
A diferencia de los sucedido con la Ley 9/2002, de 12 de diciembre, para la
modificación de la Ley 2/1999, de 24 de marzo, General Turística de las Illes Balears, la
moratoria turística se implementó en un momento de final de ciclo expansivo, en el que
predominó la parte inmobiliaria-especulativa del negocio turístico, paradójicamente
como consecuencia de su propia política de incentivo fiscal. Así, ha supuesto una
política pública dirigida fundamentalmente al control de las extraordinarias expectativas
de crecimiento generadas por el ―tercer boom turístico‖ desarrollado en Canarias
durante el segundo quinquenio de la década de los noventa y susceptibles de concretarse
a corto (cuando las plazas en trámite de apertura se incorporasen al mercado), medio
(las plazas con autorización previa en trámite) y largo (las plazas sin ejecutar por
hallarse en suelo aun sin desarrollar aunque previstas en el planeamiento como apto
para su desarrollo turístico) plazo.
Esta fase expansiva dio lugar a que, a 31 de diciembre de 2000, el número de
plazas regladas hoteleras y extrahoteleras ascendiera a 354.435, de las que 99.595
plazas (el 28,1%) se construyeron en los últimos 6 años. Si bien esta coyuntura turística
favorable no generó un crecimiento real de la oferta reglada de alojamiento turístico tan
extraordinario como el acaecido entre 1987 y 1993, estimado en un 34,6%, la tasa de
incremento fue del 9,3% entre 1995 y 2000. Este importante aumento posicionó a
Canarias como el primer y segundo destino vacacional de ―sol y playa‖ de España en
cuanto al número de establecimientos y plazas turísticas, respectivamente.
Estas expectativas se concretaron en un importante volumen de autorizaciones
turísticas previas concedidas por la Consejería de Turismo y Trasportes del Gobierno de
Canarias en virtud el artículo 24 de la Ley 7/1995, de Ordenación del Turismo de
Canarias y, sobre todo, por los Cabildos Insulares a partir de agosto de 2000 en función
de la transferencia de esta competencia a los mismos por Ley 2/2000, de 17 de julio, de
medidas económicas en materia de organización administrativa y gestión relativas al
personal de la Comunidad Autónoma de Canarias y de establecimiento de normas
tributarias. Así, un total de 262 expedientes se autorizaron entre el 1 de enero de 1998 y
el 15 de enero de 2001, fecha de entrada en vigor de la primera norma de moratoria
turística (Decreto 4/2001), de los que 236 se corresponden a proyectos turísticos
vinculados al producto ―sol y playa‖, suponiendo 131.869 plazas turísticas. Este
importante volumen de solicitudes en un período tan corto da cuenta del
―recalentamiento‖ del negocio inmobiliario que siempre acompaña al turístico.
El resultado final fue la generación de un escenario de crecimiento potencial de la
oferta de alojamiento turístico de Canarias, susceptible de materializarse en un momento
de final de ciclo expansivo, con el consiguiente riesgo de sobreoferta alojativa y
superación de la capacidad de carga de cada espacio insular. Así, el informe interno de
la Consejería de Turismo y Transportes del Gobierno de Canarias denominado ―La
incidencia de la expansión turística en la capacidad de carga de los sistemas insulares:
necesidad de arbitrar medidas de contención del crecimiento desbordado‖ (2000), que a
la postre se convirtió en el documento desencadenante del proceso de moratoria
turística, planteó que dicha oferta ascendía a 450.892 (escenario B del tabla 1), al
considerar las plazas que contaban con autorización de apertura en trámite y previa en
trámite (con autorización del proyecto de construcción). Con posterioridad, el informe
de la Consejería de Política Territorial y Medio Ambiente del Gobierno de Canarias
(2001) situó ese techo alojativo en 596.368 plazas para los siguientes tres años y en un
alarmante 1.109.720 al agregar las consideradas en el suelo calificado como turístico en
los planes urbanísticos, generales y parciales, presentados ante las Administraciones
Públicas competentes (escenario C de la tabla 1). Por último, la estimación del potencial
turístico contenida en el documento de Avance de las Directrices de Ordenación del
Turismo (2001) elevó esa cifra a 1.332.878 plazas (escenario D de la tabla 1), al añadir
al total de plazas expectantes (736.510) las plazas que en ese momento estaban en
funcionamiento o saldrían al mercado en un plazo no superior a tres años (596.368).
Resulta relevante que la afluencia anual de turistas necesaria para favorecer una
ocupación y una rentabilidad mínima de la oferta alojativa resultante de la previsión del
Informe interno de la Consejería de Política Territorial y Medio Ambiente del Gobierno
de Canarias requería de 17.652.492 turistas (extranjeros y nacionales) para el techo
alojativo susceptible de concretarse en los siguientes tres años y de 32.847.712 para el
contemplado en las previsiones del planeamiento urbanístico; ello hubiera superado la
afluencia del año 2000 en un 46,6% y 172,7%, respectivamente.
Tabla 1. Escenarios de evolución previsible de la oferta reglada de alojamiento
turístico de Canarias
Escenario
A
Escenario
B
Escenario C**
Escenario D**
Plazas alojativas turísticas con autorización de
apertura (oferta alojativa reglada) * 354.435 358.055 354.131 354.131
Plazas en funcionamiento con autorización previa de
otorgada por la Consejería de Turismo y Transportes
del Gobierno de Canarias
- - 22.248 22.248
En trámite de apertura - - 77.347 77.347
Plazas alojativas turísticas en fase de construcción - - 59.437 59.437
Plazas alojativas turísticas correspondientes a
proyectos de establecimientos turísticos que, aunque
disponían de autorización previa por parte de los
Cabildos Insulares, no habían iniciado las obras o
las habían comenzado recientemente
- 77.955 52.201 52.201
Plazas alojativas turísticas con autorización previa
en trámite, al tratarse de proyectos de construcción
con autorización y que se habían presentado a los
Cabildos Insulares para su aprobación
- 14.882 31.004 31.004
Plazas alojativas turísticas expectantes según
planeamiento urbanístico, correspondiéndose, por tanto, con el suelo calificado como ―turístico‖
- - 513.352 736.510
Total 354.435 450.892 1.109.720 1.332.878
Elaboración propia
* La estimación real de la capacidad alojativa canaria presenta una gran complejidad y dificultad, en la medida en que, por una
parte, los datos oficiales del Gobierno de Canarias sólo recogen la oferta reglada, quedando sin reflejar un gran número de
plazas no regladas (ilegales y no declaradas), y por otra, existen cifras dispares en función de la fuente consultada (ISTAC,
cabildos, ayuntamientos, etc.).
** Somos de la opinión que esta prospección del incremento de la capacidad alojativa turística a corto plazo estuvo
sobrevalorada al elaborarse desde planteamientos excesivamente extremos y ―catastrofistas‖, en los que no se minusvaloraron
las posibilidades que una cierta cantidad de autorizaciones previas no se iban a materializar por la propia dinámica del sector
turístico y, sobre todo, el ―enfriamiento‖ del binomio ―turismo-construcción‖ derivado de la crisis económica internacional
iniciada en verano de 2007.
Fuentes:
Escenario A.- Instituto Canario de Estadística (2000)
Escenario B.- Informe interno de la Consejería de Turismo y Transportes del Gobierno de Canarias (2000)
Escenario C.- Informe interno de la Consejería de Política Territorial y Medio Ambiente del Gobierno de Canarias (2001) [datos
incluidos en el preámbulo del Decreto 126/2001, de 28 de mayo, por el que se suspende la vigencia de las determinaciones
turísticas de los Planes Insulares de Ordenación y de los instrumentos de planeamiento urbanístico]
Escenario D.- Avance de las Directrices de Ordenación del Turismo de Canarias (2001)
En este contexto, la moratoria turística constituyó una decisión gubernamental
adoptada con la clara intención de modular esas expectativas de crecimiento de la oferta
de alojamiento turístico. Así, insertada en un proceso de gobierno del turismo desde su
ordenación territorial —y, por tanto, en un intervencionismo reglamentista en lugar de
una desregulación liberalizadora—, la moratoria turística canaria se ha desarrollado en
tres etapas:
a) La primera (2001-2003) se dirigió a la suspensión de las autorizaciones turísticas
previas otorgadas en virtud del artículo 24 de la Ley 7/1995, de 6 de abril, de
Ordenación del Turismo de Canarias. Se trató de una etapa de crecimiento cero
fijado vía ―decretazo‖, caracterizada por la improvisación, la precipitación, la
indefinición, la inseguridad jurídica y la avalancha de otorgamiento de licencias
durante los vacíos legales y las excepciones contempladas en las diferentes
normas que la articularon (Decretos 4/2001 y 126/2001, y Ley 6/2001).
b) La segunda etapa (2003-2009) estuvo marcada por la aprobación de las
Directrices de Ordenación del Turismo (Ley 19/2003) por unanimidad de las
fuerzas políticas. El devenir de la propia Ley determinó que los límites y ritmos
de crecimiento anual máximo de 3.600 plazas fijados inicialmente en su
Disposición Transitoria Segunda para el primer trienio de vigencia, se
convirtiesen en definitivos o, al menos, indefinidos, hasta la promulgación de la
Ley 6/2009, de medidas urgentes en materia de ordenación territorial para la
dinamización sectorial y la ordenación del turismo, que modificó parcialmente a
la Ley 19/2003.
c) La tercera etapa (2009-actualidad) está definida por la aprobación de la citada Ley
6/2009, planteando un mecanismo alternativo y voluntario de posible
compensación de quienes, teniendo sus derechos urbanísticos consolidados,
vieron limitado su derecho a edificar por causa exclusiva de la moratoria turística.
Para ello ha reducido la trascendencia de la medida de ―crecimiento cero‖ al
posibilitar el otorgamiento ilimitado de las preceptivas autorizaciones previas para
la construcción de hoteles de cinco estrellas, de gran lujo.
A pesar de los bandazos legislativos, los vaivenes políticos y los constantes cambios de
criterios que han caracterizado al proceso de moratoria turística, su efectividad es
indudable. Así, considerando la posibilidad de que un total de 215.388 plazas turísticas
podían incorporarse al mercado turístico, lo que hubiera supuesto un incremento hasta
569.823 plazas respecto a las registradas a 31 de diciembre de 2000, el ―efecto evasivo‖
de la propia decisión pública, de sus determinaciones —en concreto, las relativas a la
caducidad de los derechos urbanísticos cuando se hubieran incumplido deberes o
plazos— y la dinámica del mercado turístico, que no dejó de tener un comportamiento
expansivo hasta 2007, la moratoria ha provocado que 143.133 plazas no se han
ejecutado; en este sentido, la capacidad alojativa del Archipiélago en diciembre de 2000
—y, por tanto, un mes antes de la entrada en vigor de la moratoria— se incrementó en
25.160 y 58.895 plazas en 2003 y 2006, respectivamente. Éstas se corresponden bien
con proyectos netamente especulativos que no se han materializado al desaparecer las
plusvalías o que están esperando a una mejor coyuntura económica para hacerlo, bien
con plazas que se han compensado por aquéllas que han ―salido‖ del mercado durante el
proceso de moratoria turística. El resultado es que, según los datos del ISTAC, de las
350.484 plazas turísticas existentes en 1999 se ha pasado a 426.690 en 2009, lo que
supone un incremento del 21,7%.
A pesar de ello, la tasa de crecimiento de la superficie ocupada por las áreas
turísticas de las islas consolidadas turísticamente de Canarias (Tenerife, Gran Canaria,
Fuerteventura y Lanzarote) entre 1998 y 2009 es del 56,6% (gráfico 1), con el
consiguiente incumplimiento de una de las líneas estructurales de las Directrices de
Ordenación General, la de evitar nuevos consumos de suelo, para lo cual ―el
planeamiento minimizará el consumo de suelo y dará prioridad al uso eficiente del
suelo ya ocupado, mediante su renovación y reutilización‖ (Directriz 66 de Ordenación
del Turismo). Este incremento de la superficie turística, con el consiguiente impacto
territorial, es consecuencia directa de una serie de nuevas formas de producción del
espacio turístico propias del modelo de desarrollo territorial del turismo derivado del
citado tercer boom turístico. El principal objetivo del presente trabajo es identificar y
cuantificar tales formas.
Gráfico 1. Tasa de crecimiento del suelo ocupado por la actividad turística en el
periodo 1998-2009 en las islas consolidadas turísticamente
Fuente: Proyecto ReinvenTUR. Elaboración propia.
2. MATERIAL Y MÉTODO
Mediante la construcción de un sistema de información geográfica, el
procedimiento metodológico seguido para la identificación y modelización de los
elementos que explican tal expansión territorial de las principales áreas turísticas de las
islas consolidadas turísticamente —y, por tanto, de cuatro de las siete islas (Tenerife,
Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote) se ha articulado en el siguiente proceso
secuencial:
1. Delimitación del espacio turístico. A partir de los planos de ordenación de los
Planes Territoriales Especiales de Ordenación del Turismo de cada espacio insular
o, en su defecto, su Plan Insular de Ordenación, se han identificado los ámbitos
definidos como ―suelo dedicado a la actividad turística‖.
2. Delimitación física de las ―áreas turísticas consolidadas‖. Esta operación ha sido
necesaria ya que los ámbitos turísticos identificados por tales planes se dividen
entre el espacio ya consolidado por la actividad y el espacio vacante, localizado en
su perímetro. Para ello se ha combinado el Mapa de Ocupación del Suelo de
Canarias (Grafcan, 2002) con los topográficos a escalas 1:5.000 y 1:1.000
(Grafcan, 2009). De esta manera, se definieron los límites físicos de cada área
turística, englobando el suelo realmente utilizado por la actividad.
3. Caracterización de la estructura territorial de las áreas turísticas consolidadas.
Partiendo de la anterior base cartográfica, su nivel de detalle se enriqueció a través
de dos fuentes adicionales de información: por un lado, la identificación de los
usos no turísticos (espacios verdes, plazas, zonas comerciales, edificios públicos,
etc.), la cual se realizó mediante su localización en el Callejero Digital de
Canarias (Grafcan, 2010) y el apoyo del Catastro de Urbana (Ministerio de
Hacienda, 2010); y por otro, el inventario de los establecimientos alojativos
turísticos (2009) elaborado ad hoc partiendo de la información disponible, esto es,
Sistema Informático Turístico de la Consejería de Turismo del Gobierno de
Canarias (TURIDATA), los Servicios de Estadística de los cuatro Cabildos, el
Callejero Digital de Canarias (Grafcan, 2010) y el Catastro de Urbana (Ministerio
de Hacienda, 2010). El resultado fue la elaboración de un mapa de ocupación
específico para tales áreas turísticas, desarrollando una clasificación de usos
adaptada a los requerimientos del objetivo principal de este trabajo de
investigación y diferenciando los espacios públicos y privados.
4. Localización y delimitación de los espacios transformados entre 1998-2009.
Partiendo de la estructura territorial actual (2009), obtenida con el citado mapa
específico de ocupación del suelo, se identificaron los espacios consolidados
durante ese período mediante fotointerpretación del vuelo de 1998. Así, se
diferenciaron los espacios ya existentes en 1998 y los surgidos hasta 2009 —y,
por tanto, durante el proceso de moratoria turística—, a la vez que se
identificaron, cuantificaron y caracterizaron los ámbitos afectados mediante las
formas de ocupación del suelo.
3. RESULTADOS. LA CARACTERIZACIÓN DE LAS NUEVAS FORMAS
DE PRODUCCIÓN DEL ESPACIO TURÍSTICO DERIVADAS DE LA
MORATORIA TURÍSTICA
La expansión territorial de las áreas turísticas consolidadas durante el proceso de
moratoria turística es consecuencia de los efectos territoriales de tres tipos de formas de
producción del espacio turístico; nos referimos al crecimiento de la oferta
complementaria (un 13%), de las zonas residenciales (18%) y de la oferta alojativa
(23%) (gráfico 2).
Gráfico 2. Formas de producción del espacio turístico del modelo de desarrollo
territorial del turismo derivado del tercer boom turístico
* El apartado de otros recoge los usos relacionados con urbanizaciones sin ocupación, zonas de
movimientos de tierras, equipamientos (privados y públicos), etc.
Fuente: Proyecto ReinvenTUR. Elaboración propia.
a) El desarrollo de la oferta complementaria.
Desde las excepciones contempladas en el primer Decreto de la moratoria turística
(el 4/2001), la construcción de campos de golf y, en menor medida, parques
temáticos, se ha convertido en una pieza esencial de las estructuras territoriales de
las áreas turísticas; prueba de ello es que la tasa de crecimiento de la superficie
ocupada por este tipo de elemento con respecto a 1998 es del 116,8%. Su
relevancia se debe no sólo al interés por adecuarse a los nuevos segmentos de
mercado y diversificar los productos, sino también corregir tanto la saturación por
un exceso de densidad edificatoria o de edificabilidad como la deficiencia
dotacional de las mismas, sobre todo, por las pautas poco exigentes seguidas por
la demanda turística hasta ese momento, así como la escasa preocupación del
promotor, que se había limitado a construir el establecimiento de alojamiento
turístico. Se trata de formas de creación de espacios turísticos de un significativo
impacto territorial, como demuestra, por ejemplo, lo sucedido en Caleta Fuste
(Fuerteventura), donde la construcción de dos campos de golf anexos ha
determinado que, junto con las nuevas instalaciones alojativas y las
urbanizaciones residenciales ubicadas a su alrededor, la superficie se ha duplicado
respecto a 1998 (GARCÍA, 2010).
b) La aparición del fenómeno de la residencialidad.
La tasa de crecimiento de la superficie ocupada por los usos residenciales en las
áreas turísticas es del 67,7% respecto a 1998. La aparición de la residencialidad,
permanente o turística, constituye una reacción adaptativa del mercado ante la
moratoria turística y, sobre todo, una forma de eludir las limitaciones al
crecimiento de la oferta alojativa de la misma, y, en concreto, a la extrahotelera.
Así, sin descartar que buena parte de las viviendas residenciales de nueva
construcción en zonas próximas o anexas a las áreas turísticas responden a una
demanda real por parte de la población residente, consideramos que su aparición
se relaciona directamente con tres procesos de desarrollo inmobiliario:
La construcción de urbanizaciones en segunda línea como sustituto del
desarrollo turístico.
Las urbanizaciones apoyadas en los mencionados campos de golf, con una
densidad global muy baja y cuyo prestigio como residencia proviene de la
existencia de un entorno cualificado (la idealización del ―verde‖), de la
perfecta compatibilidad con la práctica de ese deporte y del predominio de
la vivienda unifamiliar con jardín propio.
La transformación de los proyectos extrahoteleros en residenciales por parte
de sus promotores, amparándose en las excepciones contempladas en el
artículo 4.2.b de la Ley 6/2001 que contenían varios preceptos susceptibles
de interpretaciones diversas, todas ellas admisibles en Derecho.
Desde el punto de vista territorial, podemos distinguir dos tipos de modelos
territoriales: por un lado, aquel en el que la residencialidad constituye un elemento
estructural de la organización urbana de las áreas turísticas, de modo que los
complejos residenciales de nueva creación y alto standing se mezclan con los
mencionados establecimientos hoteleros horizontales; y por otro, aquel derivado
de la materialización territorial de las expectativas generadas por el mercado
inmobiliario, para lo cual se han recuperado, incluso, los derechos de los planes
parciales de los años setenta y ochenta, dando lugar a urbanizaciones donde la
funcionalidad residencial es hegemónica. No obstante, hay que advertir que, a
diferencia de lo que sucede en otros ámbitos geográficos, este tipo de
edificaciones no forman parte de urbanizaciones privadas, tipo resort, en la que el
edificio o parcela construida dentro de la urbanización constituye una unidad
física independiente, existiendo o no elementos comunes; por el contrario, se trata
de urbanizaciones en las que las edificaciones aisladas o adosadas forman un
único conjunto arquitectónico.
c) Las plazas turísticas que se incorporaron al mercado durante el proceso de
moratoria turística.
La tasa de crecimiento de la superficie ocupada por los usos alojativos en las áreas
turísticas es del 23,9% respecto a 1998. Tales plazas responden básicamente a dos
fases del proceso (tabla 2): por un lado, aquellas que se incorporaron al mercado
alojativo durante la primera etapa (el 61,2%), correspondiéndose, por tanto, con
aquellas derivadas de las autorizaciones turísticas previas otorgadas con
anterioridad a 2001, así como los efectos de la propia moratoria turística, en
concreto, el ―efecto llamada‖, que provocó una solicitud acelerada de licencias, y
la ―construcción preventiva‖, entendida como la materialización de las concedidas
ante el riesgo de no poder ejecutarse por la puesta en marcha de dicha estrategia; y
por otro, las que se ejecutaron durante el mismo y que responden a la propia
dinámica del proceso de moratoria (el 38,8%).
Tabla 2. Resumen del número de plazas alojativas autorizadas antes y durante el
proceso de moratoria turística Plazas alojativas
autorizadas antes de la
moratoria turística
Con autorizaciones previas otorgadas entre 1998-2000 131.869
Plazas alojativas
autorizadas durante la
moratoria turística
Con autorización previa otorgada al amparo de las excepciones
del Decreto 4/2001 40.279
Con autorización previa otorgada al amparo de la Ley 19/2003 20.401
Plazas otorgadas al amparo de su declaración como ―de interés 5.737
general) en virtud de la Ley 19/2003
Plazas derivadas de los recursos estimados por el Tribunal
Superior de Justicia de Canarias 17.102
Total 215.388
Fuente: Proyecto ReinvenTUR. Elaboración propia.
Sin embargo, el impacto territorial más significativo de la entrada al mercado
turístico de esas plazas deriva del incremento del tamaño de las parcelas. Éste es
consecuencia del cambio de tipología constructiva de los alojamientos turísticos
que hemos denominado como ―hoteles horizontales‖ (SIMANCAS y GARCÍA,
2010). Se trata de una tendencia iniciada en Canarias desde mediados de los
noventa en un intento de imitación de los ―resort caribeños‖, con el que fin de
incrementar o, al menos, mantener la competitividad, rentabilidad y adecuación
del modelo turístico a los nuevos requerimientos de la demanda turística a través
de ofrecer un conjunto integrado de servicios y productos. Ésta tipología quedó
formalizada normativamente mediante la aplicación territorial, tanto del estándar
mínimo de 50 m2 de parcela/plaza fijado en la Directriz 20.4 de Ordenación del
Turismo, como de los estándares turísticos (de infraestructuras y equipamientos)
establecidos por la legislación sectorial, los cuales se han revelados como
sustanciales en el proceso de regulación de la densidad alojativa y de las
infraestructuras aplicables a los suelos turísticos y, por ende, a la urbanización
turística. Estos nuevos establecimientos horizontales se caracterizan por una
elevada cualificación (no inferior a cuatro estrellas), la ocupación de
prácticamente toda una manzana, una volumetría irregular, un desarrollo vertical
limitado a 5 alturas, una alta proporción (en torno al 33%) de la parte de la parcela
no edificada destinada a zonas verdes, piscinas, solárium e instalaciones
deportivas y de ocio de uso común de los clientes, así como una mayor superficie
física construida —al aumentar el tamaño de las unidades alojativas y de los
espacios comunes—. El efecto territorial más inmediato de este tipo edificatorio
de alojamiento turístico es que, si bien se construye un menor número de
establecimientos alojativos, se incrementa la superficie de las parcelas que ocupan
(gráfico 3), así como su capacidad alojativa. A su vez, este nuevo tipo edificatoria
puede llegar a duplicar el consumo de agua y la generación de residuos, a la vez
que cuadriplicar el consumo de electricidad (HERNÁNDEZ, 2001: 177).
Gráfico 3. Evolución temporal del tamaño medio de las parcelas de los
establecimientos alojativos turísticos
Fuente: Proyecto ReinvenTUR. Elaboración propia.
4. CONCLUSIONES
La moratoria turística constituyó una decisión gubernamental adoptada con la
clara intención para modular las expectativas de crecimiento de la oferta de alojamiento
turístico absolutamente desmesuradas generadas durante el tercer boom turístico
canario. Ésta ha tenido una indiscutible eficacia, en cuanto al otorgamiento de nuevas
autorizaciones turísticas previas a partir de 2003 y, por tanto, en relación con el
incremento del número de plazas alojativas.
Sin embargo, el ―efecto llamada‖ y la ―construcción preventiva‖, entendidas como
efectos inducidos de la propia decisión de establecer límites y ritmos de crecimiento de
la oferta de alojamiento turístico, y, sobre todo, los nuevos elementos estructurales del
modelo de desarrollo territorial del turismo derivado del tercer boom turístico,
concretado a través de las Directrices de Ordenación del Turismo, han provocado una
significativa expansión territorial de las áreas turísticas.
En definitiva, aunque la moratoria turística se ha planteado desde el principio de
contención del crecimiento territorial de la oferta de alojamiento turístico, impulsando la
aplicación de operaciones de renovación de los espacios públicos y privados de las áreas
turísticas consolidadas, la realidad territorial demuestra que no sólo ha incidido
expresamente sobre la dinámica ―natural‖ del sector turístico, sino que ha favorecido su
expansión espacial, así como la aparición de otras nuevas.
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