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ENCUENTROSunam
LOS SERVICIOS
EN LA ECONOMÍADEL SIGLO XXI
Un enfoque desde la
Crítica de la Economía
Política
Agos
to 2
012
Agos
to 2
012
Por Miguel Ángel Lara Sánchez
ENCUENTROSunam 1
LOS SERVICIOS
EN LA ECONOMÍADEL SIGLO XXI
El presente ensayo tiene por objeto una aproximación al
estudio de los servicios en el mundo actual, valiéndonos de la
concepción que sobre el particular tiene la Crítica de la Economía
Política de Carlos Marx, que no necesariamente es igual a la visión
convencional de los servicios. Partiendo del reconocimiento del peso
fundamental que tienen los servicios en el empleo total mundial, se
analiza lo distintivo de éstos con respecto a la producción mercantil en
general y de manera particular se ubica su importancia en la forma actual
de producción de plusvalía relativa basada en las aplicaciones crecientes
de la computación digitalizada, que revolucionó el proceso de trabajo
capitalista basado en el fordismo.
Palabras clave: servicios, economía de servicios, plusvalía
relativa, mercancías y servicios, economía digital
This essay aims to an approach to the study of services in
today's world, availing ourselves of the conception that is the Criticism
of the Economy Policy of Karl Marx, which is not necessarily equal to
the conventional view of the services. On the basis of the recognition of
the essential weight of the services in total world employment, we
discusses distinctive of these with respect to commodity production in
general, and in particular its importance lies in the current form of
production of relative surplus value based on growing applications of
the digital computer that revolutionized the capitalist process of work
based in Fordism.
Keywords: services, services economy, relative surplus
value, goods and services, digital economy
Un enfoque desde la Crítica de la Economía Política1Por Miguel Ángel Lara Sánchez
RESUMEN SUMMARY
1 Profesor en la Carrera de Economía, de la FES Aragón. Doctorante por la Facultad de Economía de la UNAM con especialización en Economía Internacional y Economía de la Tecnología. Correo electrónico:
melasa17@yahoo.com.mx
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Epicuro de Samos
IntroduccionUno de los rasgos nuevos de la economía mundial
consiste en el peso creciente que los servicios fueron teniendo
después de la Segunda Guerra Mundial y sobre todo en la
medida que el fordismo fue dejando su lugar preponderante
como forma de extracción de plusvalía relativa a fines de los
años sesenta del siglo anterior. De ocupar un papel secundario
en la contratación de fuerza de trabajo, en la actualidad la
estadística oficial mundial lo registra como el sector de
mayor empleo de brazos humanos.
Sin embargo, aunque esto refleja los cambios
históricos en la concentración de brazos humanos dentro de la
economía, la manera convencional en que se tipifican los
servicios suele incluir actividades que en sentido estricto no
lo son, como las de la mayoría de los trabajadores que laboran
en el sistema financiero. Haciendo uso de la concepción de
Carlos Marx que sobre los servicios establece en El Capital y
en su Historia Crítica de la Teoría de la Plusvalía,
estudiaremos con mayor detalle aquellas actividades
relacionadas con esta órbita particular de la producción
capitalista, limitándonos en este ensayo a sus aspectos
cualitativos, es decir, a la exposición de los aspectos
fundamentales del proceso de trabajo del cual brotan.
¿Que son los
servicios?Por lo regular, la producción arroja como resultado
del trabajo cierta clase y un volumen determinado de
mercancías, pero no siempre. Existen procesos laborales de
los cuales no se extrae un objeto material como resultado; es
el caso de aquellos donde el valor de uso de la fuerza de
trabajo no se puede autonomizar de su creador y por tanto se
2consumen al mismo tiempo que en que se producen . Estos
dos momentos no están disociados y no se pueden
autonomizar uno respecto del otro, lo que constituye el rasgo
determinante de los servicios. De esta forma singular de la
producción capitalista se pueden desprender dos resultados:
uno, que el valor de uso no pueda asumir una forma tangible,
no pueda existir como tal, separado de su creador, en el
3intervalo que separa la producción del consumo . El segundo,
que sí pueda materializarse como mercancía y logre una
4existencia independiente en el intervalo de las dos esferas .
Para la época en que Marx escribió El Capital, ejemplos del
primer caso los tenemos en los actores, artistas, médicos o
profesores, en los payasos, curas, en la prostitución y en
general los asociados a los placeres. Por el contrario,
servicios que sí cobran cuerpo en objetos materiales tangibles
son los de los pasantes empleados en los bufetes de abogados,
los escritores o los colaboradores contratados para la
elaboración de obras colectivas como enciclopedias.
Mención aparte merece una industria particular: la
de locomoción, que tiene de particular con respecto a las
restantes el desplazamiento. Este último se desdobla en dos
2“Hay, por el contrario, casos en que la producción no puede separarse del mismo acto de creación.” Marx (s/f : 224 ).3Ibid., p. 2234“Hay ciertos servicios o ciertos valores de uso, resultado de ciertas actividades o de ciertos trabajos, que se materializan en mercancías; otros, en cambio, no dejan tras de si ningún resultado tangible, distinto de las personas que los realizan, o bien dejan resultados que no pueden venderse como mercancías.” Ibid., p. 221
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clases particulares de desplazamiento: el relativo a las
mercancías y al de personas. Sobre el primero, ya se trate de
materias primas básicas o de productos parciales de trabajo,
su característica consiste en que al cambiar de lugar se
modifican sus valores de uso merced al desplazamiento. En el
segundo caso, el desplazamiento de personas asume la forma
de servicio, un servicio que por cierto no puede
5autonomizarse en una mercancía corpórea.
Estos son, pues, los procesos laborales que en el
siglo XIX se identificaban con los servicios y para ese
entonces, momento en que la gran industria maquinizada
constituía la forma dominante de la producción de plusvalía
relativa, eran relativamente secundarios en la creación de
riqueza. Pero casi siglo y medio después se modificó la
importancia de los servicios en la producción capitalista, no
sólo por el aumento de las profesiones, de las actividades de
recreación y entretenimiento o por las educativas, sino
además, por los cambios en las condiciones técnicas y en las
sociales de la producción capitalista, particularmente de
aquellas que tienen que ver con la revolución actual del
proceso de trabajo basado en la computación digital.
Si atendemos a la manera en que la fuerza de trabajo
mundial empleada se encuentra concentrada en los tres
grandes componentes de la producción, veremos que , como
se puede ver en los Cuadro 1 y 2, en el año 2000 la agricultura
ocupaba el 40% del empleo total, la industria el 20.4% y los
Los servicios en el siglo XXI
servicios el 39.1%. Once años más tarde, la proporción cambia
al 34.1%, 22.1% y 43.8%, respectivamente, con lo que los
servicios registran el mayor volumen de empleos, al ocupar a
1,350,900,000 trabajadores. Por regiones, destacan en la
concentración de empleos en los servicios las economías
desarrolladas y la Unión Europea con el 74.1%, América
Latina y el Caribe con el 62%, Europa Central y Sudoriental
más la Comunidad de Estados Independientes con el 53.8% y
Medio Oriente con el 57.6%, todas ellas con más de la mitad de
su fuerza de trabajo empleada en los servicios, aunque de
naturaleza diferente, pues los ubicados en las economías
desarrolladas se encuentran más concentrados en las ramas
económicas del trabajo complejo en tanto que los de las
economías subdesarrolladas tienen que ver más con las esferas
del trabajo simple o relativamente simple. En términos
globales, la agricultura acusa una tendencia hacia la
disminución progresiva del empleo, la industria una situación
relativamente estable, mientras que los servicios han ido en
aumento.
La época fordista incubó los elementos tecnológicos
y preparó las transformaciones sociales que no sólo la
llevarían a su apogeo sino además a su cambio por esa otra
forma de producción de plusvalía relativa. La invención del
transistor primero y después del microprocesador, de las fibras
ópticas y de la luz como medio de conducción; del lenguaje
binario, de la modularidad y de la miniaturización de
numerosos elementos del capital constante dieron como
resultado la automatización de las tareas de control bajo
6formas digitalizadas con la aparición del computador digital .
A este revolucionario cambio tecnológico se le agregaron
nuevas formas sociales del trabajo como la flexibilidad, el
trabajo por equipos, el toyotismo y la combinación del trabajo
5 Para mayor detalle sobre esta particular industria, véase Marx, op. cit., p.224 y Marx (1980: II, Vol 4).6 Hacemos esta distinción, pues los computadores basados en la tecnología electromecánica o en la electrónica de tubos de vacío (comúnmente llamados bulbos) ya existían bajo la época fordista desde los años de la Segunda Guerra Mundial y no provocaron la transformación del proceso de trabajo capitalista debido a que por su naturaleza no pudieron incubarse en los núcleos de la producción, sino que por varios años –hasta la invención del microprocesador en 1973-, se mantuvieron al lado de la misma, es decir, en el procesamiento de grandes volúmenes de información y en el sistema financiero. Sólo hasta que el computador se miniaturizó es que pudo aplicarse a los mecanismos de control de los sistemas maquinizados y que pudo entrar a gobernar los núcleos productivos de las ramas productivas de mayor importancia en la valorización del capital a nivel mundial.
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manual con el intelectual, por citar algunas de las más relevantes. Todo esto revolucionó el proceso laboral y creó sus
correspondientes condiciones generales objetivas del trabajo social, es decir, sus novedosos medios de comunicación y de
transporte como las telecomunicaciones, la informática y de manera particular Internet. Asimismo, modeló bajo su nuevo espectro
tecnológico a las ramas clásicas de comunicaciones y transportes: el ferrocarril, la industria naval, la aviación y el transporte
terrestre, dotándolas de mandos computarizados y de numerosos cambios tecnológicos, entre los que destacan la turbocompresión,
el fuel injection, la aplicación de los contenedores, el desplazamiento por levitación magnética y nuevas fuentes de energía, entre las
que destacan la nuclear y la solar.
Fuente: OIT. Tendencias mundiales del empleo 2012, p. 104
CUADRO 1. PROPORCIONES DE EMPLEO POR SECTOR EN EL MUNDO Y POR REGION (%)
CUADRO 2. NUMERO DE EMPLEOS POR SECTOR EN EL MUNDO Y POR REGION
Fuente: OIT. Tendencias mundiales del empleo 2012, p. 104
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Para una mayor comprensión, podemos clasificar los servicios en digitalizados y no digitalizados. De estos últimos,
repasemos los que han perdurado desde la gran industria maquinizada del siglo XIX. En primer lugar, tenemos los dedicados a la
enseñanza. En países como Alemania, de un total de 39,738,000 empleos, el 6.21% es trabajo docente. Otras ramas de servicios lo son
las actividades de salud y asistencia social, con el 12.22% de los empleos; y el ramo de Otras actividades de servicios, con el 2.86%.
Suman el 21.29% del empleo total en ese país. Pero estas apenas son las ramas claramente dedicadas a los servicios, pues existen otras
que la estadística y las apreciaciones convencionales incluyen tanto servicios como trabajos que producen mercancías, como se
puede apreciar en el Cuadro 3.
CUADRO 3. EMPLEO EN RAMAS DE SERVICIOS COMBINADAS CON PRODUCCION DE MERCANCIAS EN ALEMANIA. 2012
FUENTE: Construido con base en información de: ILO. LABORSTA Internet. 2012 Total employment and hours of work by economic activity (Section), 2004-2011 - Not seasonally adjusted
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Veamos algunos ejemplos de esta combinación de
servicios con producción mercantil: En la industria del
transporte y almacenamiento, los primeros son trabajos
dedicados al desplazamiento tanto de mercancías como de
personas, por lo que en este último caso estamos ante la
prestación de un servicio. Las actividades de
almacenamiento tienen que ver con el desplazamiento de las
mercancías para ser guardadas en un espacio específico, por
lo que no caben en la definición de servicio. En el caso de las
inmobiliarias, cuando un trabajador se encarga de mostrar el
inmueble y sus cualidades útiles, nos encontramos ante un
valor de uso que el probable comprador está consumiendo al
mismo tiempo que se le están indicando las características del
inmueble, con lo que nos encontramos ante un servicio. Pero
en las corporaciones dedicadas a la compra-venta de bienes
raíces no sólo existen este tipo de trabajadores. También los
hay quienes se encargan de la gestión y administración, y la
mayoría de estas actividades generan productos
autonomizados de sus creadores como reportes, oficios,
programas, facturas, etc., ya sea en papel o digitalizados. No
se diga de aquellos dedicados al mantenimiento de los
inmuebles. Las mercancías que son el objeto principal del
intercambio no se mueven de lugar, pero sus títulos de
propiedad sí cambian de manos, dejando una estela de
productos parciales en el proceso de su transferencia. Y ya
que tocamos las actividades administrativas, veámoslo a
detalle.En una corporación dedicada a la administración o
en uno de los millones de edificios administrativos con que
cuentan los grandes monopolios coexisten una variada serie
de trabajos. Aquellos que se encargan de la recepción física
de sus visitantes o quienes se dedican a la atención
personalizada vía telefónica despliegan un valor de uso que
no se puede autonomizar de su persona; son servicios. En la
misma categoría tenemos a los millones de trabajadores que
asean tales instalaciones. Los servicios dedicados a la
recepción tanto física como telefónica pueden arrojar como
resultado un producto material como un papel o un registro
digitalizado una vez que se termina de atender al usuario.
Pero en el caso de los aseadores esto no sucede. El trabajo de
oficina o administrativo es el de mayor cuantía en estos
lugares. Por lo general su objeto radica en el procesamiento
de información bajo sus distintas formas. El valor de uso de
los trabajadores administrativos comprende el cálculo,
análisis, búsqueda, ordenamiento, desglose y síntesis,
almacenamiento, conciliación, carga y descarga, etc., del
fragmento de información a su cargo. Y todo esto hasta fines
de los años ochenta del siglo anterior generaba un alud de
papeles, que con el advenimiento de las microcomputadoras
paulatinamente se han ido sustituyendo por reportes,
archivos y bases de datos digitalizados; en varios casos a
mayor velocidad hasta casi alcanzar uno de los ansiados
objetivos del capital, la oficina sin papel. Todos estos trabajos
no son servicios sino creadores de mercancías (la mayoría
productos parciales), aunque muchas de ellas sean
intangibles. Pasemos ahora a los trabajos de telemercadeo. La
atención del usuario es directa y en tanto se exhiben las
cualidades de los productos o mientras se levanta un reporte
de daños, ocurre que el acto de producción no está disociado
del acto de consumo por el usuario. Son servicios que no
pueden dejar huella o que pueden cristalizar en reportes
levantados, en papel o digitalizados.
Como ya se puede ver en estos ejemplos, con la
revolución del proceso laboral a base de la computación
digital se produjeron diversas transformaciones tanto en la
producción mercantil como en los servicios. En los procesos
de flujo continuo como los dedicados al procesamiento de
información, con el uso del lenguaje binario se lograron
digitalizar una gran variedad de productos parciales que
cobraron cuerpo en hojas de cálculo, procesadores de textos,
bases de datos, presentaciones, etc. La programación misma
automatizó numerosos procesos parciales de trabajo y todo
esto generó una clase particular de mercancías cuya
peculiaridad estriba en ser intangibles. Es producción
material, sólo que bajo este estado físico, y a menudo se le
confunde con servicios debido a su carácter.
Esta forma intangible de las mercancías es común
encontrarla en los procesos de trabajo cuyo objeto es la
energía en sus diversas formas, salvo la proveniente de los
hidrocarburos, que genera una vasta producción material
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tangible. En el caso de la telefonía, la energía sonora
proveniente de la voz del usuario se convierte a cadenas de
bits y es transportada a través de un complejo de medios de
transmisión que comprende redes de cobre, fibras ópticas,
cable coaxial y ondas, que en el lugar y el aparato telefónico
de destino se vuelve a transformar en energía sonora para
hacer posible la llamada telefónica. Este es un servicio, ya se
estudie bajo las formas maquinizadas de plusvalor relativo o
bajo la actual: la computación digitalizada. Logrará
autonomizarse cuando un usuario no encuentra al otro y deja
el mensaje en una grabadora. En este último caso el tiempo de
producción está separado del momento de su consumo por el
usuario de destino. Bajo la figura común a nuestros días, es
decir, como sistema de telecomunicaciones, no sólo viajan
las señales de telefonía, sino además las correspondientes a la
transmisión de datos, de imágenes y de video.
En la convergencia de las telecomunicaciones con la
informática y la industria del entretenimiento el capital extrae
plusvalía de una multitud de procesos laborales cuya
producción material es tangible e intangible, con una
cualidad adicional: que una mercancía o un servicio pueden
asumir diversas formas de manifestación. Un concierto de
música puede producirse en vivo en una localidad
determinada y ser transmitido simultáneamente por Internet a
escala planetaria. Quienes lo ven de estas dos maneras están
disfrutando un servicio; pero este evento se graba, se
convierte al lenguaje binario y termina por venderse
posteriormente en un disco compacto, como una descarga de
un portal de música en Internet o como parte de un paquete de
descargas al comprar un aparato telefónico o un Ipod. Lo que
fue en su origen un servicio, terminó por autonomizarse y
cristalizó en un producto separado de sus creadores, los
artistas que dieron el concierto. Lo mismo puede darse con
los payasos en un circo, con los actores de una obra de teatro o
en los espectáculos de futbol y deportivos en general. Se
produce, por tanto un proceso de flexibilización de las formas
que asume el producto final en estos casos y que a su vez
incide en un fenómeno económico nuevo: la flexibilización
en la realización de la plusvalía debido a que cada forma
diferenciada que asumen estos valores de uso constituye un
mercado distinto. La flexibilidad del trabajo, rasgo distintivo
de la época posfordista, se presenta también como flexibilidad
de la circulación del capital.
Cuando la computación automatizó las tareas de
control, ya sea del ser humano y/o de un mecanismo, tocó las
puertas de la automatización del trabajo mental. En su versión
ya madura, un computador puede realizar funciones lógicas,
de cálculo y de almacenamiento. Todo dependerá de la manera
en que programe su funcionamiento. El programa consiste en
un conjunto sistematizado de instrucciones de trabajo a
realizar por la computadora o por un sistema automático. En
este caso quien programa produce ideas transformadas en un
programa de cómputo o software; son productos del trabajo
mental y conforme avanza la cibernética, la microelectrónica,
la Física, la Óptica y aquellas ciencias conectadas con la
computación, se va objetivando el trabajo mental y ello va
produciendo una gran variedad de mercancías digitalizadas,
tangibles e intangibles. Esto lo podemos observar de manera
singular en Internet. Cada uno de los millones de páginas,
blogs, etc. es resultado de aplicaciones de software en sus
múltiples aplicaciones, la mayoría de ellas arrojando
mercancías digitales, esto es, productos de trabajo intangibles
que se autonomizaron de sus creadores. Un anuncio, una
fotografía, un video subido a un portal, un documento
digitalizado, etc., todos ellos tienen en común esa separación
con respecto a la fuerza de trabajo que los creó, y que a menudo
se confunden con servicios. ¿Significa que por Internet no
transitan servicios? No es así. Cuando hacemos uso de un
programa para realizar llamadas telefónicas y/o conferencias a
través de Internet, con o sin uso de video, nuestro computador
y la red se encuentran desplazando la voz de un punto a otro,
con lo que el valor de uso se consume al mismo tiempo en que
se está produciendo. Si uno acude a un soporte técnico ante la
empresa que renta el acceso por algún desperfecto en la
transmisión, la atención de los técnicos se produce en tiempo
real, y el valor de uso de estos últimos no se autonomiza, no se
objetiva en algo material, ya sea tangible o intangible, salvo el
reporte levantado para su registro. El correo electrónico deja
mensajes que por lo regular se ven después de que alguien los
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escribió. Pueden durar minutos, horas o días para abrirlos,
con lo que son mercancías intangibles; pero si la
comunicación se hace por medio de un chat, la emisión y
recepción son simultáneas, el desplazamiento de la energía
sonora convertida en trenes de pulsos binarios se consume al
mismo tiempo que se está generando y nos encontraremos
por tanto ante un servicio. Así, Internet constituye un medio
de transportación de mercancías y servicios digitalizados, en
él confluyen una vasta diversidad de procesos laborales y un
gran número de mercados diferenciados que flexibilizan
tanto la producción como la circulación de plusvalía. Internet
no es sólo una red compleja de transmisión, sino
principalmente una red integrada de autómatas llamados
servidores y computadoras terminales, de alcance planetario
y constituye la mayor condensación de mercados
multiformes en un solo espectro tecnológico que haya creado
la humanidad hasta el momento. Es el punto de confluencia
del desarrollo inusitado de la división social del trabajo que
ha producido la automatización digitalizada y cuna del
florecimiento tanto de nuevas mercancías como de
innovadores servicios.
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