Manejo conducta

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Los factores más comunes son:1. El género2. Los factores pre y perinatales3. Los factores cerebrales y bioquímicos4. La dieta

Se refiere a las variables de:1)Personalidad (temperamento difícil)2)Cognitivas (dificultad en la solución

de problemas)3)Déficit de habilidades sociales y

pobre empatía

La familia es el grupo de referencia para el niño y donde se transmiten las normas, valores, actitudes y conductas.

RIESGOS: Psicopatología de los padres (alcoholismo,

drogadicción, conducta antisocial, depresión de la madre

Familias desestructuradas (pérdida de uno de los padres, conflictos graves de pareja),

Estilos educativos (falta de supervisión, utilización excesiva de medios punitivos, mala calidad de las relaciones).

Los factores protectores actúan atenuando la influencia de los factores de riesgo en los problemas de conducta. Estos son:

Características individuales: una alta autoestima, un CI elevado y una buena capacidad para solucionar problemas.

Un soporte familiar adecuado: limites claros Un soporte social funcional y enriquecedor

que favorezca las relaciones sociales Buena accesibilidad a los servicios

asistenciales específicos, lo que permitiría un diagnóstico y tratamiento precoz y una continuidad en la intervención.

Al llamar la atención a su hijo deben evitar

formular preguntas que demuestren

inseguridad

¿Cuántas veces debo pedirte que me

ayudes?

Las instrucciones deben formularse en

forma segura: “¡Pedro anda a tu pieza!”

No deben ignorar la desobediencia:

Los niños deben comprender que toda conducta tiene consecuencias y se debe cumplir lo que se indica como castigo.

Evitar el uso de descalificativos, ya que contribuye al desarrollo de una autoestima negativa.

“Eres estúpido”, “eres un tonto”, “eres un niño flojo y desordenado”

Lo más importante es la congruencia entre los adultos, ya que si los niños perciben a un padre desautorizando al otro se formarán una imagen de debilidad y aprenderán a manipular.

Se debe hablar claro, con lenguaje simple, instrucciones cortas y precisas, tono de voz seguro, lenguaje no verbal y respaldar las palabras con hechos.

Se han empleado varios métodos para el manejo conductual de los niños en el hogar, sin embargo se ha constatado en la práctica que los que obtienen mejores resultados son los métodos basados en la terapia cognitiva conductual.

En el método más empleado: se trabaja con refuerzos (premios) y castigos (correcciones)

Conducta Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado domingo

No decir garabatos

Cooperar en el aseo de la casa

Sacarse notas entre 5.0 y 5.5

TOTAL: 21

PREMIO: 13 o más

CASTIGO: 12 o menos

Los refuerzos son premios, halagos o eliminación del algún castigo que se deben entregar inmediatamente después de la conducta.

Estimular y recompensar la buena conducta es la mejor manera de fomentar la conducta deseable.

1. Ir de paseo

2. Dar permiso para una fiesta

3. Usar el computador

4. Invitarlos a un lugar agradable

Es una consecuencia desagradable, una desaprobación, o una sanción que sigue a la conducta.

La corrección se debe presentar inmediatamente después de la conducta, explicando el motivo y evitando el castigo físico.

1. No ver televisión

2. No salir a pasear

3. No jugar play station

4. Cooperar en labores del hogar

Conducta negativa Consecuencia

Salir sin permiso No salir el fin de semana

Pegar el chicle en el pelo de un compañero o en muebles

No más chicle por 5 días

Negarse a comer legumbres No hay postre

Negarse a hacer las tareas Prohibir salir con los compañeros

Conducta negativa Consecuencia

Hablar mal de otros niños Escribir 10 veces: A los otros niños no le gusta que hablen mal de ellos

Mentir a los padres Quedarse sin tv durante 5 días

Pelear con otros niños Sin bicicleta durante el fin de semana

Desobedecer Sin Juegos o tv durante una semana

Los niños IMITAN la conducta que observan de sus padres.

Entonces recuerde… Si usted grita, amenaza irracionalmente, o les pega su hijo hará lo mismo y podría aprender a usar métodos agresivos para “controlar” a otros.

Se aplica un entrenamiento de omisión, es decir se quita algo que le gusta y se privar al niño de todo tipo de reforzador que podía recibir en su contexto, aislándolo durante un periodo breve de tiempo (de 1 a 5 minutos) cuando ha realizado una conducta que deseamos eliminar.

Se le debe explicar por qué se hace esto.

Su hijo le devuelve el regaño, se burla, le discute o responde con insolencia.

Su hijo se sonríe, lo ignora o parece distraído.

A su hijo le dan rabietas cuando lo regañan. Su hijo parece disfrutar de la atención

adicional aunque ésta sea una atención negativa.

Son figuras de autoridad que deben ayudar a sus hijos a crecer en el ámbito biológico, pero también en la dimensión humana.

Por lo tanto, deben brindar conocimientos, fomentar la seguridad en si mismos, el equilibrio emocional, y promover la responsabilidad moral, a través de los valores y principios.

Brinde cariño, aceptación y convivencia.

Comuníquese efectivamente a través de una escucha empática.

Exija respeto con equilibrio entre la flexibilidad y la exigencia, siempre de mutuo acuerdo entre el padre y la madre.

Sea un modelo coherente, es decir busque coherencia entre lo que dice y lo que hace.

Garantice las necesidades básicas del niño: alimento, vestido, casa, educación, actividades recreativas, extra-escolares (deportivas, culturales).

Los niños requieren de su orientación y apoyo en las tareas pedagógicas.

Los niños necesitan de su espacio, pero respetando límites.

La escuela y la familia deben trabajar en equipo para la formación de los niños.

Cumplir siempre lo que ofrezca sea bueno o malo.

Predicar con el ejemplo. El Amor por los hijos no está condicionado

por sus acciones. Los amamos siempre igual.

Elogiar más y censurar menos. No amenazar.

Sea respetuoso, evite desvalorizar o etiquetar a su hijo.

Admita que nos equivocamos y disculparnos cuando sea necesario, revaloriza nuestra imagen ante los hijos.

Debe estar dispuesto a escuchar, sin pensar por los demás y sin tener prejuicios.

Sea coherente, enseñando con el ejemplo, y sea constante y sistemático para garantizar la internalización de las normas, de los valores que deseamos transmitir.