Morelia (por: carlitosrangel) - Mexico

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(sep.2011) Morelia, Una ciudad llena de encanto e historia, capital del hermoso y colorido estado de Michoacán, México, en una producción cuya ambientación musical es una pieza de Ernesto Cortázar que lleva precisamente el nombre de esta bella ciudad.Montaje gráfico original: Carlos Rangel

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La estructura reticular de la ciudad de Morelia, a unos 300 kilómetros de la ciudad de México, se remonta a la segunda mitad del siglo XVI y constituye en sí misma un buen ejemplo del urbanismo hispánico, bien adaptada a las leves inclinaciones de la loma en que se encuentra, con líneas rectas y amplios espacios abiertos.

Esta configuración natural permite una perfecta integración  entre la villa y el fondo de las montañas que cierran el valle, en un agradable paisaje urbano y geográfico.

En el valle Guayangareo, fértil y abierto al nordeste, anfiteatro natural de los repliegues de la Sierra Central Neovolcánica, se levantan 249 monumentos de primera importancia –entre los que sobresalen 21 iglesias y 20 edificios públicos- que representa una de las mayores cumbres de la arquitectura colonial de América, con nombre de héroe: Morelia.

El trazado de la ciudad, su barroco característico, el uso comedido de los ornamentos, la singular concepción de las proporciones y la piedra rosa utilizada como materia prima, otorgan a la población una luminosa armonía.

Morelia resulta especialmente apacible con sus rectas y anchas avenidas; esta racionalidad del trazado permite el desarrollo ulterior sin alterar antiguas manzanas. A su vez, el barroco llamado moreliano, estilo típico de la ciudad, presenta construcciones de equilibrada belleza en las que predomina la verticalidad.

El volumen se aquieta, la decoración se aquilata y entonces entran en juego luces y sombras.

Se obtiene así, la gran sensación de sobriedad presente en las arcadas de las antiguas mansiones, en la catedral y su entorno, en el palacio del Gobernador o en el de Clavijero, en la iglesia de la Compañía o en la antigua escuela de san Francisco Javier.

De hecho, Morelia comprende dos estilos bien diferenciados muy presentes tanto en España como en “las indias” del siglo XVI.

De un lado, un cierto espíritu de fortaleza propio del Renacimiento y de la Edad Media llevado a ultramar y allí arraigado con extraña armonía.

De otro, el barroco florido a veces entremezclado con el academicismo neoclásico o con cierto eclecticismo.

Del total de 249 monumentos clasificados históricos de Morelia, el 2% son del siglo XVI, el 4% del XVII, el 67% del XVIII y el resto del siglo pasado.

En el centro de la ciudad, la enorme catedral yergue su majestuosidad hacia el cielo, flanqueada al este por la explanada de Melchor Ocampo y al oeste por la plaza de armas.

Estos dos grandes espacios, junto con el gran volumen del templo, conforman un conjunto muy armonioso, realzado en su austeridad si cabe por la variedad de estilos de las casas circundantes. En su interior sobresalen la cúpula y el órgano. De sus tesoros de plata, liberales y realistas dieron buena cuenta.

Austeridad y prodigio

Entre las edificaciones religiosas destaca el santuario de Guadalupe y la iglesia de Santa Rosa de Lima.

La primera posee una fachada barroca de grandes floraciones y vivísimos colores en un intento de crear un estilo regional.

La segunda se distingue por su fachada, considerada como una de las más bellas de la ciudad, y en su interior conserva tres retablos rococós majestuosos.

Dentro del recinto se halla la antigua escuela de Santa Rosa María, hoy conservatorio “Las Rosas”, considerado el primer conservatorio inaugurado en América.

La belleza de Morelia está presente tanto en las grandes edificaciones como en las capillas de los barrios Santo niño, la Columna y San Juan, de pequeñas dimensiones, sobrias y de gran sencillez.

Plazas, placetas fuentes y parquecillos se abren estratégicamente para romper la monotonía del damero regular y formar así espacios de reposo y miradores ideales para las distintas perspectivas del paisaje urbano.

La zona monumental comprende quince plazas y jardines, que originan un equilibrio armonioso, algunos de vegetación muy bella, como Las Rosas, Villalongin, San José y Capuchinas.

Los cambios sociopolíticos del país, así como los nuevos idearios y necesidades civiles propician diferentes destinos a antiguos edificios.

Por ejemplo, el monasterio franciscano –con el de san Agustín el único existente en 1580- es hoy Museo de Artesanías de Michoacán; el seminario tridentino, palacio de Gobernación, sede del poder ejecutivo; la antigua iglesia de la Compañía es una biblioteca pública; la escuela de jesuitas, el palacio Clavijero, uno de los edificios más bellos de Morelia.

Al llegar los españoles, los indios pirindas habitaban en el valle de Guayangareo. En las proximidades en 1525 Gonzalo Gómez inició la encomienda e hizo plantar viñas y construir un molino.

La encomienda es la cesión por parte del rey del tributo en especies que los indios debían pagar a la Corona.

Llegan los españoles al valle

En 1530 los franciscanos fray Juan de San Miguel y fray Antonio de Lisboa comienzan la evangelización de los naturales y construyen un pequeño monasterio, que luego será la majestuosa catedral actual.

Surgen diferencias entre los encomenderos de Michoacán y el obispo Vasco de Quiroga, quien dicta las primeras ordenanzas sobre el desarrollo urbano de la villa.

Al fin, el virrey Antonio de Mendoza obtiene la autorización real para fundar una ciudad de igual nombre a la castellana Valladolid en el valle de Guayangareo. Es el 27 de octubre de 1537.

Los comienzos son difíciles y la vida, muy dura.

Esta primigenia Morelia responde a los criterios establecidos por la Corona española que, de alguna manera, recuerdan el ideario renacentista amoldado al paisaje americano.

Ante la falta de mano de obra indígena, el nuevo virrey, conde de Monterrey, autoriza el asentamiento de mil familias indias en Valladolid para su levantamiento.

Tal es así, que en 1619 se crean los barrios indígenas de San Pedro, San Miguel  Ichaqueo, Guayangareo, Santa Catalina, Santa María, Itzicuaro, Chicácuaro, El Batán, San Miguel y Santa Ana, Santiago y el Carmen y San Juan.

Valladolid no cesa de crecer en el curso de los siglos XVII y XVIII, las centurias mas prosperas de la capital de Michoacán, que ven así levantar magnificas obras arquitectónicas.

Valladolid es entonces un centro de ricos propietarios rurales, de refinerías y de actividad minera.

En 1794 la villa se divide en cuatro barrios mayores y dos menores, y aparecen los nombres oficiales en las calles.

La cartografía urbana se hace más y más compleja.

En sus centros educativos se forma la élite de la ilustración mexicana y los hombres que lucharan por la independencia de la Nueva España, como Miguel Hidalgo, José María Morelos, los López Rayón, Verduzco, o Salto.

Así Valladolid se convierte en el escenario de la gestación y organización de la independencia. Sobre todo, merced a José María de Morelos, su dirigente más ilustre y por quien en 1828 en su memoria cambiaria de nombre la ciudad por el de Morelia.

A lo largo del siglo XIX Morelia, capital de Michoacán, se ve envuelta en las dificultades políticas de todo orden que afectan a México.

Con la restauración republicana en 1867, se consigue una mejora de los servicios sanitarios y urbanos; aunque ya existían obras, tales como el acueducto, que data del siglo anterior.

La Ordenanza General de 1852 establece la obligación de restaurar las mansiones y casas de la ciudad a fin de preservar su buen aspecto.

Así, en los archivos puede verse, por ejemplo, la petición  de un arquitecto para modificar la fachada del convento de las monjas catalinas, actualmente el Palacio Federal.

En 1883 llega el tren a Morelia. En 1890, el Gobierno ordena la restauración de los edificios públicos dañados durante las revoluciones y crea un catálogo de los edificios más representativos y monumentos existentes en el estado de Michoacán.

Aunque ciertos edificios han visto como se modificaba su estructura para acomodarlos a nuevos destinos, hay que reconocer que la mayoría preserva su estilo.

La buena conservación monumental de Morelia se debe en buena medida a la iniciativa de la población que promueve acciones gubernamentales en pro de mantener el centro histórico con un perfil equilibrado.

Textos y recopilación de imágenes de autor no identificadode amplia difusión previa en la red, con reconocimiento a sus autores

Música: Morelia’s Waltzdel compositor mexicano Ernesto Cortazar

Concepto general y montaje gráfico original © Carlos Rangelcarlitosrangel@hotmail.com

Se agradece respetarlo sin alteraciónSantiago de Querétaro, México, Septiembre 2011

otras producciones del editor:http://www.slideshare.net/carlitosrangel/presentations

Textos y recopilación de imágenes de autor no identificadode amplia difusión previa en la red, con reconocimiento a sus autores

Música: Morelia’s Waltzdel compositor mexicano Ernesto Cortazar

Concepto general y montaje gráfico original © Carlos Rangelcarlitosrangel@hotmail.com

Se agradece respetarlo sin alteraciónSantiago de Querétaro, México, Septiembre 2011

otras producciones del editor:http://www.slideshare.net/carlitosrangel/presentations