Post on 08-Apr-2016
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SONDOKIOSKO
¿Y si pensáramos en los palcos como cajas de música,
cajas oscuras o cajas para títeres?
«…Cuanto más se retrasa la construcción de un buen kiosco
para conciertos, tanto más crece el deseo popular. ¿Es acaso
obra tan indispensable que el público no esté sin él
satisfecho?.
Parecerá una paradoja, pero tiene la evidencia del hecho:
pueblos donde no existen asilos, ni hospitales, ni locales
higiénicos para escuelas, tienen sin embargo kiosco para sus
bandas y para las agenas [sic.], que de todo hay ejemplos. O
declaramos insensatos a estos pueblos o de lo contrario
reconoceremos que sus obras obedecen a sus necesidades.
La música tiene su fundamento en una facultad natural,
satisface un apetito de la sensibilidad. No solo de pan
vive el hombre, se ha dicho: por el influjo benéfico que
ejerce este arte ha sido ya divinizado por los pueblos más
cultos de la antigüedad… No bastaba a Apolo su arte, hubo que
fingirlo de febea hermosura: he aquí otra enseñanza.
El pueblo ve en el palco de conciertos un monumento
artístico elevado para sublimar un arte que le encanta y
seduce, quiere rendir tributo a lo que le satisface y va
en su entusiasmo hasta la apoteosis. Al pueblo en nombre
de la cultura podrá negársele una plaza de toros, pero
nunca un templo de Euterpe.»
Francisco Javier Martínez Santiso. Palco de la Música de
Betanzos, 1913
(Cit. Anuario Brigantino 2009, nº 32
Alberto Erias Morandeira)
Un paisaje necesita ser poblado. En el ecosistema rural
hay muchos bienes que conservar. Los palcos de la música
son elementos únicos que están desapareciendo por causa
del abandono. La evolución de la escena musical giró
alrededor de estas construcciones de piedra con cubierta,
la cual tiene una doble función: por un lado para
guardarse de las inclemencias meteorológicas y por otro
para lograr una buena acústica.
Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XIX y
fue sufriendo modificaciones con el paso de los años, en
su tipología y forma y adaptándose a las necesidades de
las formaciones musicales (primero los palcos circulares
para las bandas de música; segundo los horizontales para
las orquestas). Históricamente los palcos se convierten en
símbolos intencionados de las fiestas patronales, ya que
el resto del año no se les da continuidad con la puesta en
marcha de conciertos regulares. Poco a poco las orquestas
fueron saliendo de los palcos, quizás porque sus
instalaciones necesitaban de un montaje más complejo.
Comenzó entonces la competición por ser las mejores y más
dotadas, “siendo tal el éxito que prácticamente a día de
hoy casi todos los grupos y orquestas de Galicia cuentan
con su propio escenario móvil, liberando de este modo a
las comisiones de fiestas de la realización física de
este elemento primordial para la celebración de
cualquier verbena popular”, según palabras de Xaime
Fandiño1. Y mientras, los lindos palcos quedan en el olvido
y muchos son trasladados o destruidos. La historia se
abandona y se retira, una vez más, de la memoria de los
pueblos.
Las fiestas continúan vivas pero los palcos muertos.
Nosotros justificamos la puesta en marcha de la
“conservacción” de este patrimonio a partir de la
importancia de la recuperación de la memoria histórica, de
los usos y de la recuperación de la funcionalidad de los
1 Fandiño Alonso, X. Do palco ao escenario. Unha aproximación analítica á industria da música nas festas populares de Galicia. Equipo Canal Campus de la Facultad de Ciencias
de la Comunicación de la Universidad de Santiago de Compostela con patrocinio de la
Agencia Gallega de las Industrias Culturales (AGADIC).
palcos, de la necesidad real que las parroquias tienen de
revivirlos de multitud de modos y adaptándose al mundo
contemporáneo. Hay palcos que reciben un uso puntual en
temporada estival, durante las fiestas locales, con
conciertos dominicales de bandas de música o grupos
folclóricos; sin embargo las orquestas los sustituyeron
por palcos móviles con unas condiciones técnicas que
superan a las de los antiguos palcos.
Las orquestas no tienen que desaparecer, pues la verbena
no es tal sin ellas, pero es posible mantener el uso de
los palcos a partir de nuevos usos, de nuevos códigos en
el espacio público y sonoro y de los habitantes de las
parroquias. Nuestro objetivo es la puesta en valor de un patrimonio
en peligro, en desuso y riesgo de desaparición: los palcos
de la música también conocidos como kioskos o templetes.
Tal objetivo se construye a partir de acciones
participativas que recuperen la memoria histórica, el
patrimonio material e inmaterial y la funcionalidad del
artefacto en clave de “conservactivación” del espacio
público.
Se propone reconstruir la identidad de una zona
geográfica a través de la memoria colectiva y diseñar un
espacio de socialización y cooperaciónn donde todos los
actores involucrados sientan la necesidad, la inquietud y
las ganas de poner en marcha la acción y disfrutar de ella
de un modo sostenible, logrando que se mantenga en el
tiempo. Todo esto en base a las necesidades de la
comunidad protagonista. Siendo los beneficiarios las
comarcas, parroquias, ciudades de Galicia y sus
habitantes.
¿De qué manera? produciendo nuevas piezas a partir de
diferentes disciplinas y campos de creación (exhibiciones,
creaciones, encuentros, producciones, talleres, clases,
performance, conferencias, exposiciones, juegos y
actividades lúdicas, mercadillos, literatura, arte urbano
y otras muchas manifestaciones).
Las inspiradoras fotografías de Luís Díaz Díaz y su
proyecto Music Boxes nos muestran diferentes tipologías
de palcos construidos entre los años 60 y 70. Algunos
podemos imaginarlos como cajas oscuras donde proyectar
material audiovisual; otros cajas de música donde danzar,
bailar, tocar o cantar; o cajas donde títeres se mueven y
cuentan historias, como en el teatro o en el circo; o
incluso muros perfectos para pintar grafitis. Ideas y
propuestas que tienen cabida en estos espacios públicos y
todas satisfacen el apetito de la sensibilidad y la
emoción.
Queremos formar parte de una construcción social dinámica
que creemos tan necesaria en Galicia y generar una red
distribuída de participación y acción. Relatando y
registrando en campo, documentando, participando,
generando un equipo transdisciplinar del que todos formen
parte, conversando, escuchando las historias, los
recuerdos, la memoria…
LAS CAJAS DE MÚSICA ESTÁN EN SILENCIO, SIN VIDA…
PODEMOS HACERLAS SONAR DE NUEVO, ABRIRLAS…
De ese modo los palcos reviven y se crea, desde el
presente, una nueva identidad asociada al pasado y pensada
para el futuro.