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Mi madre me crió: ella es mi madre. Pilar Rodrigo Álvarez 1
Esta investigación tiene por objeto la exploración de las prácticas relacionadas con la
crianza de niños/as entregados en la inclusa de Madrid y enviados a criar. Lactancia2
entendida como un hecho biopsicocultural y la leche materna como un fluido corporal
que al igual que la sangre se transmite y nos remite a prácticas culturales. Lactancia y
crianza asalariada convertida en oficio llevado a cabo por las mujeres más pobres
asegurando una aportación para la supervivencia familiar, pero que, al mismo tiempo,
transformaría el papel que estas mujeres representaban en la construcción de identidades
dentro de las denominadas relaciones de parentesco de leche.
La relación entre ambos fluidos, sangre y leche está presente desde la antigüedad, así
Rodríguez-Berzosa (2017)3 nos refiere como en el Antiguo Egipto se establecía la
conexión entre la sangre menstrual y la leche dado que entendían que existía una base
física determinada por la ligazón entre útero y mamas. López Pérez (2004-2005) analiza
la lactancia y el nodrizaje en la Roma del s. IV afirmando que tras el parto la sangre se
convierte en leche para alimentar al recién nacido4. Desde la literatura antropológica,
Soler (2011:23) nos plantea cómo esta unión está presente en los imaginarios de múltiples
culturas, ya que en muchas de ellas la leche se convierte en el símbolo biológico de la
sangre blanqueada. En los trabajos etnográficos con los malayos de Pulau Langakawi,
Carsten (2008:523) habla del consumo de leche de la misma mujer como sustancia
compartida que les convierte en parientes, puesto que entienden que ésta es producida a
1Pilar Rodrigo Álvarez. Doctorando en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
2Como plantea Gimeno (2018:30) Lactancia como una práctica generadora de relaciones sociales y
familiares muy diversas y que cumple también con distintos objetivos que han ido siempre más allá del
puro hecho alimenticio.
3En su tesis analiza cómo esta unión entre ambos fluidos ha estado presente en numerosas culturas. En este
sentido Gélis (1989) apunta a que esta unión entre sangre y leche se hizo más vigente en s. XVIII dónde se
consideraba que La madre tras haberle alimentado con su sangre durante el período de la gestación, le
alimentaba con su leche, que se consideraba sangre blanqueada.
4López Pérez (2004-2005:227) nos acerca a la Roma del s. IV a través de los escritos de Oribasio dónde se
determina la relación entre ambos fluidos corporales Tras el parto, la sangre se transforma y se convierte
en leche que alimentará al recién nacido. Por eso ambas sustancias están estrechamente relacionadas con
la salud de la mujer en diferentes etapas de su vida.
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partir de la sangre que circula por el cuerpo de la mujer.5 Hasta la segunda mitad del s.
XX, la lactancia materna era la que determinaba la vida o la muerte de un recién nacido.
Esta investigación se centra en la infancia abandonada en los tornos de las iglesias y en
las calles o entregados en la inclusa dónde se enviará al recién nacido a lactar con una
ama de cría como única posibilidad de supervivencia a través de una lactancia asalariada.
Parentesco de leche.
Ella me recogió, me dio de mamar, me alimentó de su leche, me dio la vida y
después me crio. Así me convertí en su hijo y ella en mi madre.
Madre, nos remite a engendrar, parir y lactar, y estas acciones biológicas nos llevan a
fluidos corporales como semen, sangre y leche. A partir de estos hechos naturales, los
culturales entran en juego y así los grupos humanos han creado diferentes modelos de
procreación y en muchas ocasiones, han marcado uno u otro fluido corporal como
determinante en las relaciones que van a ligarles a un grupo social en concreto. Cuando
la leche materna se convierte en el fluido compartido las relaciones que se generan las
denominamos parentesco “de leche”6.
Soler (2011) realiza un análisis transcultural de los vínculos generados a partir de la leche
materna, que en muchos casos se mantienen durante toda la vida. Así podemos comprobar
como en los países musulmanes la consideración de igualdad entre los dos tipos de
parentesco, consanguíneo y de leche, se rigen por las mismas leyes institucionalizadas en
el Corán7.
Este estudio mantiene una propuesta metodológica de carácter etnohistórico, haciendo
hincapié en la eliminación de fronteras entre Historia y Antropología que nos va a permitir
construir los datos a partir de la combinación del análisis de las fuentes de archivo, tan
5Tal como relata Carsten “la gente Langakawi dice: “Si bebes la misma leche, te conviertes en pariente”
kalau makan sama susu, jadi adik-beradik. “Te vuelves una sola sangre, una sola carne” jadi satu darah,
satu daging (Carsten, 2008:523).
6Aranzadi nos habla de este tipo de parentesco que genera relaciones no sólo entre la mujer y el bebé, sino
también entre las personas que comparten el mismo fluido de la misma mujer, así hablaremos de “madre
de leche”, “hermano de leche” pero difícilmente encontraremos la figura del “padre de leche” ya que el
fluido corporal no ha sido compartido entre ambos. (Aranzadi, 2010:118).
7En las leyes del Corán, se reconocen tres tipos de parentesco: el consanguíneo, por afinidad y el de leche;
en ellos el peso de los tres fluidos corporales (semen, sangre y leche) se encuentra prácticamente, en la
misma jerarquía.
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importantes en esta investigación, y las fuentes orales; tratando con ello de establecer un
diálogo entre los papeles del pasado y las voces del presente, como apunta Fernández,
(2012:332).
Los relatos de vida se trabajan desde las propuestas metodológicas de D. Bertaux8
concentrando el estudio en las personas que vivieron la crianza externa por ser niños/as
de la Inclusa o madres-nodrizas.
Lactancia un mercado de trabajo. El oficio de nodriza.
La historia de la inclusa es una historia de mujeres, pero también es la historia de la
pobreza, como plantea C. Maceiras (2015:2), la más injusta y cruel que pueda darse en la
historia de la sociedad española. Otro pilar importante en esta historia es la moral que
producía el catolicismo. Vidas de mujeres, duras vidas, tanto las que entregaban a sus
hijos/as, como las mujeres que ejercían el oficio de nodriza; en algunos casos, había quién
se encontraban en ambas partes, ejerciendo los dos roles.
En los comienzos del s. XX, se produce una gran transformación de las ciudades. En los
primeros años se incorporan importantes cambios culturales, principalmente en la
educación de la mujer y a través de los movimientos higienistas nacientes que marcarán
un nuevo desarrollo en la salud pública, promoviendo la necesidad de cambio también en
la Beneficencia y sus instituciones. M. Nash (2009) ha estudiado la transformación en
cuanto a la reconfiguración de la construcción simbólica de la mujer que la República
realizó a través de la Constitución de 1931, ésta colocó a las mujeres en plano de igualdad
respecto a los hombres. Una vez finalizada la guerra con el comienzo de la dictadura son
las mujeres las que tienen que sobrevivir, en muchos casos, con una gran carga a su
espalda. La prostitución aumenta, en un contexto de miseria, de mujeres embarazadas sin
padre para su hijo por diversas causas, muerto en la guerra, muerto en la paz por las
represalias del gobierno vencedor, porque no pudiera o quisiera hacerse cargo del recién
nacido, o como relata Chacón (2016) porque muchas mujeres eran “viudas de vivos”9
debido a la migración, mujeres sin trabajo, con familia y a menudo con demasiados hijos
que atender.
8 Bertaux (2005) Los relatos de vida. Perspectiva etnológica.
9 I. Chacón en su libro “Tierra sin hombres” relata la migración de los hombres de la Galicia rural.
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Cuando en los grupos humanos comienza a aparecer la estratificación social, los hijos de
los más acomodados comienzan a ser amamantados por mujeres de clases sociales más
bajas, y va confeccionándose el oficio de nodriza. Esta actividad se articula en tres
mercados de trabajo, por un lado, las mujeres que trabajarán para la burguesía acomodada;
mujeres campesinas, casadas, que emigrarán desde Asturias, Cantabria, Galicia o País
Vasco, dejando a sus hijos al cuidado de las mujeres de su familia apoyadas por una red
femenina familiar, incluso en algunos casos, entregando a su propio hijo/a en la inclusa.
Fotografía 1.1. Retrato de nodriza que después de dejar a su
última hija en la inclusa y al resto de sus hijos e hijas repartirlos
entre las mujeres de su familia en la aldea de Galicia dónde
vivía, trabajo de nodriza en la familia burguesa en Madrid
1929. (Fuente: Colección particular; Fecha: 10 de enero 2019).
Por otro, un mercado compuesto por las nodrizas que crían en sus propias casas en el
campo a los hijos/as de las familias acomodadas, con el objetivo de que se críen fuertes y
sanos. Por último, el mercado de las nodrizas que trabajarían para instituciones públicas
como la inclusa, internas o externas, estas últimas de los pueblos más pobres que criaban
a niños/as de la inclusa para poder subsistir.
Relatos guardados y protegidos en los archivos.
Con el inicio de la inclusa en el s. XVI, comienza la referencia a la lactancia asalariada
dónde se presentan las primeras constancias a través del envío de los niños a criar a Amas
de la Villa. En los libros que forman parte del Archivo Regional de la Comunidad de
Madrid (ARCM), podemos encontrar de forma detallada la relación de niños/as y los
datos de las amas desde hace más de cuatrocientos años, estos nos transmiten un valor
emocional difícil de ocultar para quienes nos acercamos a su estudio, es por ello por lo
que se presenta a continuación, alguna de las historias encerradas en los archivos.
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En el s. XVI10 comienzan la sistematización de los datos del envío de niños/as, así en los
libros de la inclusa se reflejaron todas las entradas y salidas, nombre de las nodrizas y el
dinero aportado, en una institución que ha dejado una huella profunda de su existencia.
Encontramos el libro de los años 1593, 1594 y 1595, en él se puede observar como la
institución marcaba la burocracia necesaria para el control de la infancia a su cargo. El
libro comienza con los nombres de los niños/as ordenados y recogidos por la letra de su
nombre en un índice, a través de él se pueda acceder directamente al folio que contiene
el relato de su vida.
Sirva como ejemplo la letra “J” del índice, encontramos a la niña Juana de la O y nos
lleva al folio 125. Al final de la página aparece la frase: Pasada al libro de la villa f.185
(dato que nos indica que la niña no murió). Este relato nos habla de la crianza externa de
una niña abandonada y amamantada por al menos tres mujeres, durante cinco años.
Constancia de lactancia asalariada (doce reales al mes), de mujeres que deben tener
marido y que éste debe constar en el libro de entrega.
El 16 de marzo de 94 […] que viene
baptizada y la allaron a la puerta de la
Victoria […] sin limosna llamase Juana de
la O. […]por doce reales al mes Mari, mujer
de Miguel de García Alonso, vecino de
colmenar viejo […]al mes doce reales […]
El 22 de diciembre de 99 […] se la llevo
María García casada con Domingo
González labrador que vive en la calle
Arganzuela en las casas […] del barrio
parroquia de A […].
Documento 1.1 Entradas de criaturas. Año
1593, 1594 y 1595. Folio 125. Vida de la niña
Juana de la O. (Fuente: ARCM; Fecha: mayo
2019).
10Referencias encontradas en ARCM. Fondo Diputación, signatura 00008899-001 y signatura 00009056-
001
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En los libros del s. XVII continua casi imperturbable la misma práctica institucional,
recogiéndose la vida de los niños/as como el documento adjunto donde se reflejan los
cambios que se producen en la vida del niño Josef de Llanos.11 Así vemos como se anotan
tanto los datos del ama de cría y su marido, como los pagos que se contabilizan durante
casi dos años.
Cuando el niño/a fallecía se anotaba en el libro, previamente se saldaba la cuenta con el
ama (en este caso Juana de Villanueba, mujer de Eugenio Pastor, labrador).
Documento 1.2 Entradas de criaturas.
Años 1651,1652 y 1653 Folio 89 Vida
del niño Josef de Llanos. (Fuente:
ARCM; Fecha: mayo 2019).
Estas anotaciones en los libros de Entrada y Salida de Criaturas se mantendrán
prácticamente inalterables, durante el siguiente siglo12.
En el s. XIX13 se produce un cambio en la crianza externa, en los últimos años las nodrizas
ya no son sólo de la Villa, ahora comienzan a enviar a los niños/as a los pueblos cercanos
a Madrid, según afirma Montagut (2016) hacia 1833 la inclusa de la capital contaba con
2.239 criaturas de hasta 7 años, pero de ellas, solamente 189 estaban dentro de la Casa
11Referencias encontradas en el ARCM. Fondo Diputación, signatura 00009081-001.
12En el s. XVIII podemos comprobar que la burocracia institucional se mantenía inalterable a través de los
documentos encontrados en el ARCM. Fondo Diputación, signatura 00009187-001.
13Referencias encontradas en el ARCM. Fondo Diputación, signatura 00009216-001.
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atendidas por 56 amas internas, el resto eran criados fuera del establecimiento. A finales
del XIX las funciones de las mujeres-madres dejan de considerarse una cuestión propia
del parentesco, para convertirse en cuestión de Estado como plantea Hernández (2012),
ya que se deben preparar a varones y hembras en sus futuras construcciones sociales; por
ello la inclusa irá transformando sus prácticas institucionales.
En las primeras décadas del s. XX14, a tenor de nuevas redes de transporte y a la
importancia de los movimientos higienistas, la inclusa modifica los lugares a los que se
envía a criar, ahora serán las zonas rurales más pobres de las provincias de Ávila, Toledo
y Guadalajara donde muchos de los niños/as dependientes de la inclusa pasarán sus
primeros años. A través de los documentos guardados en los archivos y de los relatos de
las personas que de una forma u otra participaron en la circulación de niños15, podemos
seguir sus rutas obteniendo información sobre la relevancia que estas prácticas tuvieron
en la vida tanto de los niños/as como de las madres de leche y de las familias de crianza,
así como de las relaciones que se establecieron entre todos los agentes.
Las mujeres de estos pueblos sacaban a los niños/as de la inclusa para lactar y/o criar.
Todo comenzaba con un certificado del ayuntamiento y/o del curro párroco, en el que se
determinaba que la mujer era apta para criar por disponer de leche de un hijo/a suyo mayor
de 14 meses, que estaba casada y que siempre había observado una conducta intachable;
sin ese certificado no podía acceder a la condición de ama de cría de un niño/a lactante.
A partir de ese momento el bebé iría al pueblo a vivir con la familia, y la institución
pagaría mensualmente por su crianza, un poco más si se trataba de un lactante, menos si
ya había sido destetado. Viviría en las mismas condiciones que el resto de sus hijos. En
algunos casos sería prohijado formal o informalmente y así viviría en el pueblo de su
familia de leche para siempre. En otros casos moriría, de la misma forma que morían los
hijos propios con tristeza para sus familias, solo alguna vez a la nueva madre16 no se la
consideraría apta para criar y en ese caso la institución no volvería a darle un niño/a.
14 Referencias encontradas en el ARCM. Fondo Diputación, signatura 000010306-001.
15 Para Villalta (2000) la categoría circulación de niños es utilizada para nominar aquellas transacciones
por las cuales la responsabilidad de un niño es transferida de un adulto a otro, de un adulto a un grupo, o
casos en que la crianza y socialización de niños son entendidas como responsabilidades de la comunidad.
16 De un total aproximado de 1250 amas analizadas, solo 41 presentan problemas. Elaboración propia, a
partir de las fichas de las amas obtenidas del ARCM, Fondo Diputación, signaturas 358281-
001/002/003/004/005/006/007/008.
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Documento 1.3 Ficha de nodriza a la
que no se le dan más niños, los tres
entregados fallecieron.
(Fuente: ARCM; Fecha: junio 2019).
Uno de los pueblos de crianza fue Navatalgordo donde fueron criados más de un 10% del
total17 de los niños/as enviados a crianza externa desde la inclusa de Madrid entre los años
1930 y 1968, de tal forma que, durante muchos años hubo un niño/a por cada hogar de
este pueblo. En un artículo del año 195018 comprobamos como la crianza de niños/as de
la inclusa en Navatalgordo se ha convertido en una práctica transmitida por las mujeres
de la familia Es una tradición que pasa de madres a hijas y la dirección del
establecimiento inclusero tienen plena confianza en nosotras, porque de no ser así no nos
los dejarían.
También relata la relación de parentesco que se crea y que permanecerá durante toda la
vida:
Aquí viven junto con nuestros hijos, tratándolos exactamente igual que a ellos y
prodigando nuestros mimos para todos. Así se da el caso, en casi todas las ocasiones
de que cuando vuelven a Madrid al Colegio de San Fernando nos escriben a
nosotros como si fuéramos sus padres auténticos y ya de mayores, aprendida una
profesión, vienen aquí a abrazar a sus “hermanos”. Hermanos que no lo son de
sangre, pero si los son, en cambio, de sentimiento. Los chicos nunca se olvidan de
los 5 o 6 años pasados en los pueblos de Ávila.
17 Elaboración propia a partir del análisis de los Libros de salidas de los años 1930-1968 y cruzando con la
información del censo del Instituto Nacional de Estadística (INE). Como dato, entre 1950-1959, fueron
enviados a crianza externa 3.093 niños/as, a Navatalgordo llegaron 451 es decir más de 11% del total.
Según el INE en esos años había en este pueblo 486 hogares, por lo que tenemos casi un niño/a por cada
hogar.
18 Revista Semana año 1950 “La Inclusa de Madrid. Cientos de niños recogidos por esta institución viven
hasta los cinco años en los pueblos abulenses”.
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Mi madre me crió, ella es mi madre.
La crianza externa como práctica social que realizaba la inclusa para criar a los niños/as,
en muchos casos generaba un parentesco nuevo, el que se produce al compartir un fluido
corporal como la leche. Juan entregado en la inclusa, fue enviado a criar con una madre
de leche que ya siempre sería su madre, realizando un prohijamiento informal y así lo
relata en sus memorias:
Me crió una madre buena que, aunque no me dio a mí el ser,
sí me crió con cariño dándome el pecho para yo poder crecer
¡Cuánto llegue yo a quererla!
Por muchos años que viva, nunca la olvidaré.
Para él, su madre Victoria: es mi madre19.
Aurora pasó por dos familias de crianza, una hasta los 16 meses y la siguiente hasta los
seis años, edad en la que la inclusa deja de pagar a las amas de cría y en general, los
niños/as son devueltos a la inclusa al no poder seguir manteniéndolos. Será entregada a
la inclusa, pero su relación de parentesco continúa en las visitas de los domingos, en
navidades, en vacaciones, irán a buscarla para volver a casa, ya que forma parte de su
familia, como ella relata:
Venían los familiares, traían bolsas de comida las familias que podían, otras no
tenían ni para eso. A mí siempre me llevaban algo, una vez al mes venía mi
hermana, por parte de la familia que me crió. Esta era mi familia, yo los quería
mucho y les sigo queriendo porque son mi familia20.
Isabel recuerda el relato de su madre, enviada a criar en un pueblo de Ávila con una
familia que ya siempre sería la suya, no volvió nunca a la inclusa:
Mi madre tenía dos hermanos de su familia de leche y ellos no querían que se
dijera que era inclusera, ellos decían que era su “hermana querida”21.
19 Entrevista a Juan (Madrid 5 de marzo 2018).
20 Entrevista a Aurora (Madrid 26 de diciembre 2016).
21 Entrevista a Isabel (pseudónimo) (Navalmoral de la Sierra 2020).
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Conclusiones.
El esmero practicado durante siglos en estancias burocratizadas para recoger todos los
hechos producidos en las vidas de los niños/as de la inclusa que comprobamos en los
documentos que se guardan celosamente en los archivos, nos ofrece el análisis dialéctico
de cómo el oficio de nodriza de la inclusa constituyó un mercado de trabajo para las
mujeres más pobres. La lectura de estos documentos cargados de relatos de vida, nos
ofrecen un continuo trasvase de niños/as a los pueblos y devueltos a la inclusa. En algunos
casos fueron prohijados, principalmente de manera informal por las familias de crianza,
posteriormente ellos/as continuarán esta práctica de crianza con otros niños/as. La
eficacia simbólica que mantiene la leche materna (Soler, 2011) puede transformar la
lactancia asalariada en una nueva relación que construye nuevas identidades dentro de lo
que denominamos parentesco de leche. Esta nueva jerarquía en las construcciones
familiares se prolonga a lo largo de la vida, manteniendo las mismas reglas, derechos,
obligaciones y prohibiciones, que se producen en el parentesco ligado a la sangre. La
institución con la práctica de la crianza externa no sólo alimenta al niño/a también busca
familias sustitutivas de la familia biológica, como plantea Fonseca (1998) generando una
construcción de parentesco en la que los fluidos corporales intercambian jerarquías así
encontramos que el parentesco de leche se convierte en el principal, mientras el
parentesco de sangre se convierte en secundario.
Documentos, figuras y fotografías.
Documentos recogidos del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid
Documento 1.1 Entradas de criaturas. Año 1593, 1594 y 1595. Folio 125. Vida de
la niña Juana de la O. (Fuente: ARCM; Fecha: mayo 2019).
Documento 1.2 Entradas de criaturas. Años 1651,1652 y 1653 Folio 89 Vida del
niño Josef de Llanos. (Fuente: ARCM; Fecha: mayo 2019).
Documento 1.3 Ficha de nodriza a la que no se le dan más niños, los tres
entregados fallecieron. (Fuente: ARCM; Fecha: junio 2019).
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Fotografías: Colección particular
Fotografía 1.1. Retrato de nodriza que después de dejar a su última hija en la inclusa
y al resto de sus hijos e hijas repartirlos entre las mujeres de su familia en la
aldea de Galicia dónde vivía, trabajo de nodriza en la familia burguesa en
Madrid 1929. (Fuente: Colección particular; Fecha: 10 de enero 2019).
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