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Los degenerados
Anlisis del discurso mdico judicial de la teora de la degeneracin aplicada a criminales
detenidos en la ciudad de Santiago, Chile, entre 1900 y 1920
Marco temtico:
El tema de esta investigacin est centrado en el anlisis, desde una perspectiva etnohistrica, de
la aplicacin de la teora de la degeneracin en el discurso mdico chileno, y utilizada como
argumento en una serie de juicios realizados a principios del siglo XX, entre los aos 1900 y
1920. El presente trabajo se centra en el anlisis del caso de Antonio Ramn Ramn, un obrero
espaol ligado a movimientos de carcter anarquista, quien atent contra el general Roberto
Silva el 14 de diciembre de 1914, en la ciudad de Santiago de Chile. Este atentado se enmarca en
un contexto histrico caracterizado por el fervor poltico de la clase obrera chilena, y las
respuestas violentas por parte de los mecanismos de poder. En este sentido, el hecho que habra
motivado la accin de Ramn Ramn habra sido la muerte de su hermano en manos de los
militares durante la matanza de la Escuela Santa Mara de Iquique, en 1907.
El inters de la presente investigacin se centra ms all del hecho en s mismo; el foco de la
investigacin est en el proceso que se llev a cabo por parte del poder judicial al momento de
investigar el caso seleccionado, y cmo las ideas de la teora de la degeneracin tuvieron lugar
en las pericias realizadas durante el juicio. Mediante el anlisis en profundidad de este caso y sus
particularidades pretendemos encontrar un discurso del otro sobre la categora que se le impone
desde una posicin de poder. Para lograr este objetivo nos valdremos, en primer lugar, de la
documentacin del juicio de Ramn Ramn, considerando el acta del proceso y los documentos
entregados por los peritos del caso. Adems, pretendemos revisar, a modo de complemento,
medios de prensa que nos entreguen distintas visiones sobre el caso en particular y las categoras
impuestas por la justicia.
Cabe destacar que, si bien nos centramos en el anlisis de un caso en especfico, consideramos
que sera apropiado incluir un segundo caso con caractersticas similares en cuanto al discurso
aplicado (Degeneracin social) para poder realizar una comparacin entre ambos casos.1
1 En un primer momento se plante la posibilidad de investigar el caso de Efran Plaza Olmedo, un
anarquista individualista santiaguino que dispar a dos jvenes en el centro de Santiago el 14 de julio de 1912, y cuyo juicio tiene caractersticas similares a las del caso seleccionado. Sin embargo, no logramos encontrar material suficiente como para considerarlo dentro de la investigacin.
Universidad de Chile
Facultad de Ciencias Sociales
Departamento de Antropologa
Integrandes: Leonel Astudillo, Luciano Correa,
Andrs Diaz, Javiera Falcn, Ignacio Rojas
Profesores: Andre Menard, Xochitl Inostroza
Justificacin
El cuerpo social no est compuesto por una pirmide de rdenes o una jerarqua, no constituye un
organismo coherente y unitario, sino que est conformado por dos conjuntos no slo perfectamente
distintos, sino opuestos.2
La sociedad chilena, desde que se constituye como tal, ha construido el edificio de la Nacin sobre la
diferencia, la otredad; espacio relativo y cambiante cuya funcin por excelencia es fundar el mismo, su
complemento y oposicin. En este sentido, el objeto de esta otredad no permanece estable, sino que se
transforma segn las necesidades del poder y las reacciones de los mismos sujetos otros. Si bien lo que
hoy llamamos Chile comenz su construccin mediante su oposicin al supuesto salvajismo de las
sociedades originarias de este territorio, esta categora fue transformndose con los procesos polticos y
sociales vividos en el pas; en pocos aos el espacio de la otredad se fu llenando con todo aquello que
recordara, aunque remotamente, a este salvajismo original: El criminal.
Desde la antropologa, la recuperacin de una historia como la de Ramn Ramn significa, en primer
lugar, un ejercicio de memoria: No de la memoria a la que estamos acostumbrados, con grandes heroes,
figuras e incluso grandes edificios, sino que una memoria de lo expulsado de la sociedad, lo que ha sido
dejado de lado, olvidado e incluso negado por gran parte de los actores involucrados. Este ejercicio no es
en vano, sino que nos permite analizar las instituciones, pasadas y presentes, que han ostentado el poder y
el monopolio de la verdad, desde otro punto de vista: El punto de vista de los sin voz, en este caso, los
denominados locos. Siguiendo esta lnea, la figura del discurso mdico en comunin con el judicial es,
quizs, uno de los focos ms interesantes para realizar un anlisis antropolgico y, por supuesto,
etnohistrico. En l se cruzan una serie de elementos en la cual nuestra disciplina debera tener una
postura crtica: Control del cuerpo, produccin de verdad, vigilancia de los sujetos, exclusin social,
juicios arbitrarios, entre otros.
Destaca aqu la figura del exmen como medio de control de los individuos, tal y como puede observarse
en el informe mdico del caso seleccionado, ya que este objetiviza al sujeto para lograr encerrarlo en una
serie de definiciones predefinidas. Debemos tener claro que
En el vienen a unirse la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue de la fuerza y el
establecimiento de la verdad. En el corazn de los procedimientos de esta disciplina, manifiesta el
sometimiento de aquellos que se persiguen como objetos y la objetivacin de aquellos que estn
sometidos. 3
Un punto clave al momento de plantear el trabajo que pretendemos realizar es la ampliacin de la
etnohistoria ms all de las fronteras de la etnia. Esta disciplina otorga una serie de herramientas que no
podemos dejar de lado para analizar un fenmeno tan rico como el de la locura en la historia de la justicia
chilena, ya que este presenta una clara constitucin de la otredad como punto de exclusin y desprestigio,
mucho ms si le sumamos el discurso mdico de la degeneracin.
2 FOUCAULT, MICHEL (2001). Defender la Sociedad. Fondo de cultura Econmica. Buenos Aires.
Pp.85. 3 FOUCAULT, MICHEL. (2014) Vigilar y Castigar, Chernaya Krysa editorial, Santiago.p 202
El factor poltico que est ligado a gran parte de los casos en que se dan estas condiciones tambin es un
punto a considerar al momento de seleccionar la etnohistoria como el foco terico y metodolgico, ya que
aqu se presentan una serie de exclusiones y sesgos por parte de la historia oficial y su archivo.
Las tcticas sucias y cruelmente sensatas de los aparatos de dominacin, que ejercen fuerza y poder
siguen un curso donde el establecimiento de otredades irreductibles e inherentes juegan el rol de
significaciones primarias, que le otorgan un sentido al hecho de excluir, de reconocer a un otro. La teora
de la degeneracin planteo un nuevo conflicto histrico; se le otorga una explicacin organicista al
constante ejercicio de fractura que desde los sectores populares se ejercia ante la moral criolla de la poca,
repleta de carencias y frustraciones (de certeau, tener en mente). Si bien, no cabe duda que la sociedad
binaria es un hecho transversal que atraviesa todo el mito de la chilenidad, desde su germen hispnico, es
el giro de la a-historicidad lo que instala una nueva vertiente de entender la otredad :
El tema de la sociedad binaria, dividida entre dos razas, dos grupos extranjeros por la lengua, el
derecho, etc, va a ser reemplazado por el de una sociedad que ser, al contrario, biolgicamente
monista...La pureza de la raza sustituye la idea de lucha de razas.4
Despolitizar la lucha, la diferencia, la desigualdad. Enmascarar la irresponsabilidad poltica por
fenmenos a-polticos sin duda que es una tctica lo suficientemente sensata como para definir al discurso
oficial, que se ejerce desde lo estatal, como autoritario y desptico:
La teora de la degeneracin era portadora de un pesimismo biolgico que nalmente liberaba a las
lites de cualquier responsabilidad en las condiciones de vida de los marginados y proletarios.5
Es una tcnica mdico-normalizadora6 la que le otorga la soberana moral a la normatividad moral
hegemnica :
La teora de la degeneracin tena un terreno abonado en el cuerpo mdico y docente chileno, que
asuma entre sus deberes, junto al diagnstico clnico privado, el diagnstico social.7
Pero el tema no adquiere ninguna relevancia si no somos capaces de reconstruir el relato, no a travs de
los degeneradores, si no de los degenerados que, expulsados cientficamente de la normalidad social, no
tuvieron ni siquiera la potestad de hablar, pues su naturaleza impa se lo impidi por hecho. El imaginario
burgus siempre ha ejercido distintos mecanismos (operadores) para reproducirse e imponerse en el
grueso del cuerpo social, sean cual sean sus lmites, y son esas tcticas las que en principio, no se
transforman, o mejor dicho, la estrategia fundante es la misma: ejercer voluntad de poder. No hay que
olvidar que La teora de la degeneracin se sita en un contexto social de mucha efervescencia,
caracterizada por la inoperancia de la clase poltica de resolver las necesidades ms bsicas de un pueblo
4 FOUCAULT, MICHEL (2001). Defender la Sociedad. Fondo de cultura Econmica. Buenos Aires.
Pp.80. 5 SNCHEZ, M. (2014). La teora de la degeneracin en Chile (1892-1915). Historia , 47(2), Instituto de
Historia PUC. Santiago. Pp.398 6 FOUCAULT, MICHEL. (2001) Ibd. Pp.81.
7 SNCHEZ, M. Op.cit. Pp.380.
asediado por un estado de mentira, no es casualidad que se les haya ocurrido darle una explicacin natural
a la decadencia.
La importancia del archivo es fundamental, es lo nico que queda de aquella voz silenciada, y es la nica
forma de acceder a un pasado marcado por el estigma, y eso marca tambin la funcionalidad de la
investigacin, en tanto, nos permite seguir y rastrear la continuidad de la tctica del otro, como un mtodo
de desconocer por identidad, por origen a quien subvierte, a quien se degenera. Si bien, hoy la razn no es
una estupidez hereditaria, el objetivo final se cumple: una vocacin permanente de exclusin. La
resistencia sigue interpretandose, desde la difusin permanente de lo hegemnico, como disociable a la
sociedad (lo anti-social), prescinde no slo de cnones, sino que se bota a la basura un gran camino de la
humanidad para superar la barbarie y concretar la paz. La tesis monista, de la unidad, no soporta
desequilibrios.
Antecedentes:
1.- Antecedentes Histricos :
Sujeto criminal en Chile.
Podemos reconocer claramente dos discursos con respecto a el sujeto criminal en Chile. Entre los
aos 1890 y 1920 el alza en los crmenes en las zonas urbanas fue considerable, y en relacin a
eso por parte del Estado surge una visin de estos sujetos como condicionados biolgica y
socialmente hacia el delito. El delincuente lo era en tanto heredero de sus progenitores, y por
pertenecer a un estrato social bajo. Se comienza entonces la criminalizacin de los pobres como
propensos al delito por su propia naturaleza . Esta visin de los grupos en el poder estaba
vinculada la defensa de la propiedad privada.8
Se produce as la deshumanizacin del sujeto criminal El habitante de las ranchas y
conventillos, por su deterioro, poda incluso dejar de ser un miembro (y una consecuencia) de la
sociedad humana y se le presentaba como un desastre biolgico, un ser que se iba inscribiendo
en una humanidad otra, una subespecie frente a la cual no caba sino la defensa social. 9
Sin embargo, a esta visin del sujeto criminal condicionado por la biologa y la condicin de
clase, se contrapone un discurso surgido de los mismos sectores populares. Segn este, el sujeto
criminal surgira por causa de las desigualdades e injusticias sociales propias de la poca.10
El
Sistema de dominacin sera el causante de la gran oleada de crmenes y delincuencia.11
As el
criminal era nuevamente humanizado, era merecedor de segundas oportunidades, de una
8 PALMA, DANIEL (2006) La ley pareja no es dura: representaciones de la criminalidad y la justicia en
la lira popular chilena., Historia , 39:I, junio, Instituto de Historia PUC. Santiago Pp. 177-229. 9 SNCHEZ, M. (2014). La teora de la degeneracin en Chile (1892-1915). Historia , 47(2), Instituto de
Historia PUC. Santiago. Pp. 375-400. 10
PALMA, DANIEL, Aproximacin Histrica a la cultura del robo en Chile. Lecciones de la poca del centenario. Quinto Congreso Nacional de Investigacin sobre la Violencia y Delincuecia. Pp. 29- 44 11
PALMA, DANIEL (2006). Op. Cit.
reinsercin social, la educacin y el trabajo seran la solucin al problema de fondo. El Estado,
por el contrario, propona la defensa social y el rigor punitivo, la vigilancia y los fusilamientos.
El delito es visto, desde los sectores populares, como un recurso desesperado, los delincuentes
intentan ganarse la vida en medio de esta sociedad de desigualdades e injusticias. 12
En este
discurso la atencin se desva del infractor a la sociedad, y las autoridades surgen como las
responsables del crimen. Las diferencias en la aplicacin y el rigor de la ley entre un pobre y un
ladrn de levita, el abuso de poder por parte de la fuerza policial y los desrdenes
administrativos producen una criminalizacin del rico por parte de los sectores populares, una
suerte de revancha social.
Cuestin social.
Hacia la dcada de 1870 comienza a vivirse en Chile un proceso de modernizacin capitalista,
las condiciones laborales cambian rotundamente y no todos los sujetos logran adaptarse con
suficiente velocidad, el sistema en s comienza a producir una exclusin social y econmica por
causa del mercado laboral precario y mal regulado. Esto era algo nuevo para la sociedad. Gran
parte de los obreros provenientes del mundo rural tienen problemas para insertarse en el naciente
mercado laboral, la brecha entre pobres y ricos comienza a agigantarse al mismo tiempo que la
convivencia de ambos sujetos en las ciudades la acenta. La delincuencia sera un modo de
adaptacin de los sectores bajos al modelo capitalista. 13
Hacia finales del 1800 y comienzo del 1900 la justicia criminal se ve influenciada por una
mirada paternalista de parte de las elites que buscaba entender la delincuencia en Chile, ya sea
como producto de la pobreza14
o por encontrarse en un entorno social arcaico y desprestigiante.15
La influencia se ve reflejada en un descenso en la cantidad de sentencias severas y un alza en la
liberacin de sujetos acusados sin vnculo con redes sociales de la localidad, como una forma de
evitar la exclusin.
Sin embargo, el proceso penal pasa a ser un castigo en s mismo en el disciplinamiento social,
por marcar a las personas como sujetos con antecedentes penales. El Discurso de la
Civilizacin/barbarie toma fuerza dentro de la sociedad por la influencia del ideario liberal-
ilustrado. Los delincuentes son vistos como brbaros en contraposicin a la civilizacin
representada por los sectores altos y los pobres de buen comportamiento16
Teora de la degeneracin
El orgen de esta teora se atribuye al mdico francs Benedict Morel en su obra Trait des
dgnrescences physiques, intellectuelles, et morales de lespce humaine: et des causes qui
12
PALMA, DANIEL (2006). Op. Cit. 13
PALMA, DANIEL, Aproximacin Histrica a la cultura del robo en Chile. Lecciones de la poca del centenario. Quinto Congreso Nacional de Investigacin sobre la Violencia y Delincuecia 29- 44 14
ibid 15
BRANGIER, VICTOR (2011). Justicia Criminal en Chile, 1842-1906 Debido proceso o contencin social?. Revista Sociedad y Equidad, (1). 1-8 16
PALMA, DANIEL (2006) "La ley pareja no es dura: representaciones de la criminalidad y la justicia en la lira popular chilena.", HISTORIA 39:I, junio 2006, 177-229
produisent ces varits maladives, de 1857. Reformulada hacia el fin del siglo XIX por los
mdicos psiquiatras Valentn Magnan y Paul-Maurice Legrain. La tesis bsica de sta teora
consista en considerar toda anomala del comportamiento humano como expresiones de una
constitucin anormal del organismo de los sujetos que la presentan, siendo esta anormalidad
heredable y sujeta a una evolucin progresiva hacia la decadencia17
. Con una concepcin
somaticista - que remite la enfermedad mental a un trastorno fsico - se pretenda clasificar a un
enfermo mental a travs de mediciones del equilibrio en su constitucin corporal, ya que esta
presentara caracteres evidentes -estigmas- que permitiran la identificacin de un trastorno
mental, justificando as, de una manera aparentemente cientfica la marginacin social del
enfermo mental y su distanciamiento del sujeto normal.18
Estas ideas tuvieron una gran recepcin en el paradigma alienista, un proto-paradigma
psiquitrico, en el cual se consideran los trastornos mentales como alienaciones - trmino que ha
variado, siendo su primera acepcin una especie de posesin demonaca del sujeto, durante la
edad media y posterior; luego asimilado a la insensatez o la prdida de lucidez, sin embargo
siempre quedando como un trmino vago sin definicin o implicancias exactas - las cuales
habran encontrado una explicacin cientfica y positivista en el degeneracionismo.
Hacia el fin del siglo estas teoras - ya en un estado maduro de re-elaboracin - son aplicadas no
solamente a fines mdico-psiquitricos, pues el mdico italiano Cesare Lombroso desarrollara
una serie de principios deterministas de una ciencia del criminal, la cual bajo el paradigma
degeneracionista atribuye ya no slo un estado de locura a los degenerados, sino un estado de
criminal, todo esto tendiente a fortalecer las instituciones de vigilancia e identificacin de sujetos
perifricos19
.
De acuerdo con su obra principal, El hombre delincuente (1876), y con lo expuesto por sus
seguidores y crticos, Lombroso parta de la misma premisa que los antroplogos raciales, es
decir, que las caractersticas fsicas tales como la longitud, la forma del crneo y los rasgos
faciales determinaban las diferencias culturales y psicolgicas.20
Estas ideas tuvieron asidero en Chile. As en la Revista Mdica de Chile y la Revista Forense
Chilena se publicaron varios artculos sobre el tema, posteriores a 1890. Es destacable la
participacin en el debate y auge de estas ideas de Augusto Orrego Luco quien alcanzara la
17
SNCHEZ, M. (2014). La teora de la degeneracin en Chile (1892-1915). Historia , 47(2), Instituto de Historia PUC. Santiago. Pp. 375-400. 18
HUERTAS, RAFAEL. (1985). Valentin Magnam y la Teora de la Degeneracin. Revista de Asociacin Espaola de Neuropsiquiatra. Pp. 361-367. 19
LEN, MARCO. (2014). Por una necesidad de preservacin social: Cesare Lombroso y la construccin de un homo criminalis en Chile (1880 - 1920). Cuaderno de Historia N 40. (Santiago). Pp. 31-59. 20
bid
presidencia de la Sociedad Mdica de Chile en 1895, poniendo principal nfasis a las ideas de
degeneracin como parte de su programa mdico de intervencin social.21
De esto se deduce que la teora de la generacin fue en Chile un elemento importante de la praxis
mdica y sobre todo aplicada a juicios penales, en peritajes para determinar la degeneracin o no
de un sujeto. Pero ms importante es que bajo esta praxis mdica se poda relegar a todo otro
ajeno al poder pero en conflicto con l, a la mera categora de orate; consideracin no menor
para nuestro anlisis.
2.-Antecedentes de los casos
En el marco del sujeto criminal en Chile, a principios del 1900 surge la figura de Antonio Ramn
Ramn, acusado de apualar al general Roberto Silva Renard producindole heridas que
provocaran su muerte como venganza por la muerte de su hermano en la Matanza de la Escuela
Santa Mara de Iquique, de la que el general sera responsable.
Ramn Ramn era un obrero de nacionalidad espaola que haba viajado a Amrica en compaa
de su medio hermano Manuel Vaca. Distintas circunstancias distanciaron a estos hombres en el
continente americano. Luego de un tiempo sin noticias de l Antonio lleg a Iquique, en
bsqueda de su medio hermano, lugar en el que se enter que Manuel haba muerto en la
matanza ocurrida el 21 de diciembre de 1907 contra los obreros huelguistas en la Escuela Santa
Mara de la misma ciudad. Ramn Ramn result sumamente afectado por la noticia, y comenz
a moverse por distintas ciudades de Latinoamrica. Finalmente en la ciudad de Santiago,
Antonio encontr al general Roberto Silva Renard responsable de la orden que dio lugar a la
matanza en que su hermano perdi la vida y le asest cinco pualadas. El general sobrevivi al
ataque en s, sin embargo, las heridas provocaron su muerte pocos aos despus. Ramn Ramn
ingiri un veneno tras el ataque pero este no le caus efecto alguno y fue apresado por oficiales
del ejrcito.
En este contexto, se ve involucrado en el juego de la justicia que en un primer momento lo
encuentra culpable para luego, bajo las pruebas psiquitricas de los doctores Augusto Lea-Plaza
y Germn Greve, que explicaran su accionar con un trastorno mental, es dejado en libertad, con
la marca ya, de criminal y con trastornos psiquitricos, logrando convertir a un sujeto en un otro
excluido del grupo social en que se desenvolva.
De esta forma, todos los factores mencionados se conjugan para hacer una separacin entre el
sujeto normal, socialmente esperado y el sujeto criminal: entorno social como marcador de status
quo, la conciencia por parte de la elite de la cuestin social con su respectivo intento por
incluirlos o reducir su espacio de culpabilidad por medio de la disminucin de los castigos
severos , el proceso penal como castigo22
, la teora de la degeneracin aplicada para justificar su
21
SNCHEZ, M. (2014). La teora de la degeneracin en Chile (1892-1915). Historia , 47(2), Instituto de Historia PUC. Santiago. Pp. 375-400. 22
BRANGIER, VICTOR (2011). Justicia Criminal en Chile, 1842-1906 Debido proceso o contencin social? Rev. Sociedad&Equidad N 1. Pp. 1 - 8.
crimen, apelando al factor biolgico para determinar una situacin que se cuestionaba su moral y
que tena un contexto social de fondo, opacando a este ltimo.
3.- Caracterizacin del discurso historiogrfico
En relacin a la bibliografa revisada, el discurso historiogrfico se ha caracterizado por abordar
la figura del criminal acusado bajo el paradigma de la degeneracin como una vctima de un
sistema injusto, se ha realizado un amplio anlisis de los aspectos legales y judiciales de este
asunto, sin embargo se ha dejado de lado el aspecto poltico de este discurso degeracionista. Se
hace hincapi en las condiciones sociales y econmicas en que estos sucesos ocurrieron (de gran
importancia, claro est) como la llamada cuestin social, los problemas laborales y las injusticias
en el mbito legal.
Los trabajos que revisamos han demostrado claramente los problemas asociados al discurso de la
degeneracin, sin embargo poco han salido de la visin judicial-legal, para insertarse en el tema
poltico-social; como es el caso de Brangier23
que, si bien presenta un intento por relacionar
aspectos como la cuestin social en el marco legal, su anlisis no logra trascender estos mrgenes
judiciales, sino que slo logra dar una explicacin mediante datos cuantitativos de problemticas
sociales que seguan la misma lnea historiogrfica oficial.
Las consecuencias en los criminales han sido poco estudiadas, las implicancias en cuanto a la
construccin identitaria de los sujetos involucrados, la exclusin no slo de los sujetos, sino de
los conflictos subyacentes a estos ha sido poco abordada.
Por otro lado encontramos trabajos que centran su atencin en el mundo popular como el de
Daniel Palma .24
Sin embargo, aun ah es un mundo popular civilizado el que observa a sus
pares criminales y juzga sus acciones. El discurso es distinto al oficial, mas el delincuente sigue
siendo visto como un ser lejano, corrompido, quizs no biolgicamente pero si en lo social.
La figura del otro queda, de esta forma, estudiada desde el discurso oficial, opacando la visin
del otro sobre s mismo y sobre las relaciones que tiene con este uno imperante que produce el
discurso oficial. As se llegan a teoras que no satisfacen la realidad social y que, por tanto,
generan un sesgo prolongado, histricamente, que se impone nuevamente como discurso oficial.
Ante este escenario, y en particular con los casos seleccionados, varios archivos, relacionados
sobre todo con la prensa anarquista han intentado reivindicar el silencio que genera la historia
oficial, mediante el levantamiento de historias como la de Efran plaza Olmedo y Antonio
Ramn Ramn, que buscan remover del pasado las voces de quienes son considerados los
otros .
Sin embargo, sigue habiendo un obstculo en el discurso de la historiografa, puesto que la falta
de datos que se presenta, por ejemplo como ocurri con el caso de Efran Plaza, dificulta el
23
BRANGIER, VICTOR (2011). Justicia Criminal en Chile, 1842-1906 Debido proceso o contencin social?. Revista Sociedad y Equidad, (1). 1-8 24
PALMA, DANIEL (2006) "La ley pareja no es dura: representaciones de la criminalidad y la justicia en la lira popular chilena.", HISTORIA 39:I, junio 2006, 177-229
acceso a la informacin de primera fuente que mediante nuevas interpretaciones, ms ligadas a la
traduccin del otro que a su comprensin externa, podran dar luces de un discurso
radicalmente distinto de la historia.
Anexos
Anexo1:
Declaracin de Antonio Ramn
Archivo Nacional, Fondo Judicial, Judicial Criminal de Santiago, legajo 1670, pieza 3
Cientocincuenta y dos 152
Diecisis de Abril de mil novecientos quince se hizo comparecer a Antonio Ramn i Ramn en
el objeto de prestar confesin con cargos i despus de la lectura del sumario i previa promesa de
decir verdad se le hizo cargo:
Primero: de ser autor de las lesiones graves a don Robert Silva Renard.El reo acepta el
cargo i dice que l hiri con daga a don Robert Silva Renard.
Segundo: de haber procedido con premeditacin i alevosa como consta de las
confesiones que l ha dado a fojas cinco y seis en las que dice que hiri al ofendido por venganza
por haber sido l quien mand las tropas que hicieron fuego sobre los obreros en la plaza Santa
Mara en Iquique; por haber concebido el proyecto de venganza cuando supo que su hermano
Manuel Vaca haba muerto por las tropas mandadas por el ejrcito; Por haber arrendado una
pieza cerca de la fbrica de cartuchos para conocer bien al ofendido i llevar a cabo su venganza i
por usar en el bolsillo la daga con que cometi el delito con el objeto de vengarse de Silva
Renard.
Adems a fojas dieciocho declara: que no se haba vengado antes del general Silva
Renard porque no haba tenido ocasin antes de encontrarse en una misma ciudad que l i porque
a veces le venan pensamientos de venganza y otras veces se olvidaba de llos, i en su confesin
con cargos de fojas cuarenta confiesa que si hiri al general Silva Renard fue solo por venganza
personal suya, con cuyo objeto se traslad de la Repblica Arjentina donde se encontraba al
saber la muerte de su hermano. El reo contestando
Cienctocincuenta y tres 153
el cargo dice: es verdad que yo he dado todas las declaraciones a que se refiere el cargo,
menos la final porque yo no me he trasladado desde (...) Repblica Argentina, a Iquique para
vengarme del general Silva Renard cuya existencia ignoraba, sino solo para averiguar el paradero
de mi hermano Manuel Vaca que haba dejado de escribirme, cuya muerte ignoraba en Argentina
i solo vine a saber en Iquique. El prrafo tercero de la foja cuarenta y uno est mal redactado i no
lo acepto. Acepto s todas las dems declaraciones i confesiones que he prestado.
Contesto al cargo:
Es verdad que cuando supe la muerte de mi hermano Manuel Vaca i an mucho tiempo despus
me venan ideas de venganza contra el general Silva Renard durante el sueo, pero las desechaba
en cuanto despertaba.
Yo no he arrendado la pieza de la Avenida Vial para estar mas cerca del ofendido sino
solo para estar mas cerca de una fbrica de jabn de la calle San Ignacio donde me iban a dar
trabajo i para habitar en un barrio donde haban muchas fbricas i me podan dar facilmente
trabajo.
Antes de arrendar la pieza de la Avenida Vial ya saba que el general Silva Renard viva
mui cerca en la fbrica de cartuchos, porque en una romera espaola un individuo cuyo nombre
no recuerdo me mostr a un general que iba en un coche, cuya cara no v i dijo que era Silva
Renard que viva en la fbrica de cartuchos.
Cuando ya estaba viviendo en la Avenida Vial vi pasar varias veces
Cientocincuenta y cuatro 154
al general Silva Renard que entraba sala de la fbrica.
Niego que haya usado la daga con el objeto de vengarme del ofendido; no podra precisar
el motivo por que me la puse en el bolsillo la maana del delito porque yo mismo no me doi
cuenta.
Y tampoco puedo darme cuenta sobre el motivo que me llev a precipitarme sobre el
general Silva Renard que iba dos pasos delante de m i a herirlo con mi daga, pues aunque
durante el sueo he resistido pensamientos de venganza contra l en ese momento no los tena.
Estaba esa maana fuera de m en pensamientos raros y muy lejos de encontrarme en mi estado
normal; al ver al general sent un arrebato no de venganza , sino un impulso como de (...) i sin
meditar un segundo momento llevado por ese impulso lo agred i lo her.
El juzgado le hace cargos de haber retractado sus declaraciones anteriores en la cuales de
un modo claro y terminante ha espresado que hiri al ofendido con premeditacin y por
venganza.
El reo espone: que sus anteriores confesiones las ha prestado por error de hecho , por
apremio por falta de razn .- Despus de haber sido herido por un capitn inmediatamente
despus de cometido el delito, por la prdida de sangre se le despej la cabeza i volvi a su
estado normal.-
El juzgado lo interrog pocos momentos despus de cometido el delito i como ya estaba en
estado normal i se le haba pasado el arrebato de locura que lo llev a herir al general Silva
Renard no crey que el juzgado pudiera
Cientocincuenta y cinco 155
darle crdito que haba cometido el delito en un momento de locura i por ese motivo di como
causa de su delito la venganza, cuando, en realidad, no haba pensado en vengarse.
El reo agrega: sostengo, pues, que he cometido en un momento de locura el delito por que
se me procesa.
El juzgado le hace cargo de haber sostenido siempre que fu la venganza el mvil de su
delito i de retractar sus anteriores confesiones, atribuyndolo a la locura solo despus de haber
sido ecsaminado por mdicos alienistas en la casa de orates lo que puede haberle hecho pensar
que el juzgado lo estimaba loco.
El reo dice: que antes del ecsamen mdico no haba aribuido a un acuso de locura su
agresin al general Silva Renard porque no habra sido credo i ahora dice la verdad porque hai
un informe mdico que le da valor a su aseveracin.
Ratificado Firm.-
.
Anexo 2:
Defensa de Antonio Ramn
Archivo Nacional, Fondo Judicial, Judicial Criminal de Santiago, Legajo 1670, pieza 3
S.J. del C.
El Procurador de turno en lo criminal, por el reo ANTONIO RAMON RAMON, procesado por
lesiones, contestando la acusacin fiscal, a US. digo:
Que en justicia se ha de servir US. absolver de la acusacin a mi representado, por estar exento
de responsabilidad criminal. En subsidio, se servir US. aceptar las circunstancias atenuantes que
invocar.
Mi representado est exento de responsabilidad criminal en conformidad a los nmeros primero
y nono del art. dcimo del Cdigo Penal.
En efecto, el informe mdico de los doctores Greve y Lea-Plaza, de fs. 116 y siguientes, expresa
claramente que Antonio Ramn en los momentos en que hiri a Silva Renard, estaba privado
totalmente de razn por una causa independiente de su voluntad, circunstancia que lo exime de
responsabilidad criminal en conformidad al nmero primero del art. dcimo del Cdigo Penal.
El informe de mi referencia, suscrito por los doctores Greve y Lea - Plaza, nombrados de oficio
por tribunal, es categrico al respecto: concluye estableciendo que "el acto delictuoso de que se
acusa a Antonio Ramn es el efecto de un proceso mental patolgico. "
"Proceso mental patolgico" y "privacin total de la razn" son una sola y misma cosa. La razn
o lucidez de espritu es indivisible; desde el momento en que hay una perturbacin mental
cualquiera, un estado patolgico, la razn desaparece: el individuo est demente (fuera de su
mente o razn)y es irresponsable.
Y esta irresponsabilidad es de derecho estricto, porque nuestra ley penal, que es eminentemente
represiva, castiga slo los delitos voluntarios, y entiendo por voluntarios los que se ejecutan con
inteligencia, con libertad y con intencin. Inteligencia o razn es lo mismo. Razn patolgica,
razn extraviada, razn enferma, locura, demencia, mentecatez, o privacin de la razn, es todo
uno, ya que, como queda dicho, la razn o lucidez de espritu es indivisible. En un momento
dado un individuo obra sensatamente u obra fuera de juicio. No hay trmino medio posible.
La cuestin de derecho sobre el particualar no admite duda, ya que la ley se expresa al respecto
con su claridad habitual.
En cuanto a la cuestin de hecho, es del exclusivo rescate de la medicina, y el Seor Promotor
Fiscal es de todo punto incompetente para apreciarla. En su vista este funcionario se pronuncia
en contra de la opinin de los mdicos, a pretensin de encontrar mucha lucidez, segn l en las
declaraciones del rey. Hay en esta apreciacin del Ministerio Pblico un doble error. El primero
consiste en no haber confrontado las declaraciones primeras del reo con su segunda confesin
con cargos, la cual es contradictoria con aquellas, contradicciones que son implicables en un
espritu fuerte y sano como el que el Seor Promotor se complace en atribuir al reo.
El otro error proviene de la carencia de conocimientos mdico-legales del Ministerio Pblico.
Ignora que el hecho de ...si un individuo est o n loco es cuestin mdica de psicologa y de
clnica, que no puede resolverse a priori con el simple raciocinio. Debi en este punto atenerse de
los mdicos,que es concluyente y luminoso que est ampliamente corroborado con la abundante
y fidedigna informacin venida de Espaa sobre los antecedentes hereditarios del reo, anteceden-
tes que no dejan lugar a dudas de que toda su familia eran locos y anormales.
(...) El loco es un ser aparentemente normal cuya enfermedad, por lo general, no puede conocerse
sino tras un detenido estudio de sus sntomas clnicos. Basta acercarse a la EX Casa de Crates
para convencerse de este aserto. La mayora de los asilados hablan con gran acierto de las ms
variadas cuestiones, siempre que no se trate de sus propias ideas delirantes, y como no los
detiene ese temor al qu dirn que paraliza a muchos espritus pacatos, dicen a veces verdades
como temples.
En resumen: la privacin de la razn del reo Antonio Ramn, al herir a Silva Renard, es una
cuestin mdica que aparece ya definitivamente resuelta en el luminoso informa de los doctores
Greve y Lea- Plaza corriente a fs. 116, y no cabe mayor discusin al respecto.
Creo innecesario insistir en que esta privacin de razn fue independiente de la voluntad del reo,
pues el informe indica con claridad que la causa de este proceso patolgico es una degeneracin
congnita de carcter hereditario, agravada o exacerbada por la angustia obsesora que produjo en
el nimo del reo la horrorosa tragedia de Iquique que cost la vida de trescientos obreros de la
Pampa y cuyo protagonista desgraciado fue la propia vctima, general Silva Renard.
Con las consideraciones que anteceden, creo haber demostrado suficientemente que Antonio
Ramn est exento de responsabilidad dad criminal, en conformidad al nmero primero del
artculo dcimo del Cdigo Penal; y aunque creo que US. habr de acoger esta causal de
exencin, quiero hacerme cargo de otra que tambin favorece a mi parte, y es la del nmero nono
del mismo artculo ya citado.
En efecto, al no considerar US. que Ramn estaba fuera de su razn al agredir a Silva Renard,
ser necesario que por lo me-nos considere US. que obr violentado por una fuerza irresistible,
como es la pasin de la venganza que se hizo irresistible por el estado de debilidad mental y
moral de que hace fe el informe mdico a que me he venido refiriendo.
Y note US. de paso que esta venganza es la ms legtima y la ms justa que jams se intent.
El veintiuno de Diciembre de mil novecientos siete fueron asesinados a mansalva, con
ametralladoras, trescientos obreros de la Pampa por el delito, imperdonable en Chile, de pedir un
poco de justicia contra la clase opresora. Los obreros de la Pampa se negaban a trabajar porque
los salitreros les pagaban sus salarios estipulados, en "fichas" depreciadas que los patrones tenan
el cinismo de cambiar con un sesenta y ms por ciento de descuento. Los obreros pedan el
cambio de las fichas a la par, como es de justicia y razn; pero los salitreros estimaron que esta
exigencia era inaceptable porque les significaba una "prdida de ocho millones de pesos al ao".
Los salitreros llaman "perder" el verse en la imposibilidad de estafar a los humildes y
desamparados esos ocho millones al ao.
El conflicto se hizo agrio porque los patrones n slo no cedieron, sino que quisieron obligar a
los obreros a trabajar forzadamente, como galeotes. No cedieron los obreros tampoco, ya que los
acompaaba la justicia, y entonces los opresores no encontraron otra solucin al conflicto que las
ametralladoras. Al general Roberto Silva Renard le correspondi la gloria indeleble de dirigir el
fuego de las ametralladores contra los obreros asilados en la Escuela de Santa Mara. La obra de
Silva Renard dur unos cuantos minutos y cost ochocientas vctimas, entre ellas mujeres y
nios de pecho: trescientos muertos y quinientos heridos, muchos de estos graves. As se hace
en Chile la justicia para los humildes. Tempora venient.
Entre los muertos cay Manuel Vaca, hermano del reo Antonio Ramn y el nico cario de su
vida. (...)
Anexo 3:
Biblioteca Nacional, Saln Pablo Neruda, Revista Mdica de Chile, Tomo XLIII, ao 1915,
pginas 275 - 282.
Informe mdico legal dado por los doctores Greve i Lea Plaza sobre el reo Antonio Ramon
Ramon apresado despues del atentado contra la vida del Jeneral Silva Renard.
Seor Juez de Crimen,
U.S. se ha dignado encomendarnos como peritos alienistas, el exmen de las facultadoes
mentales del reo Antonio Ramon Ramon acusado de lesiones graves inferidas a la persona del
Jeneral don Roberto Silva Renard, ya que por la relacion que U.S. se sirvi hacernos
personalmente, apariencia sin causa suficientemente justificada el delito en cuestin.
Solicitamos de U.S. un plazo de dos meses para evacuar dicho informe, pues desde el primer
momento consideramos que se trataba de un caso difcil que nos obligara a engorrosas
investigaciones i exmenes innumerables que precisamente deban demorar.
Para corroborar los datos sobre los antecedentes hereditarios que el reo nos ha dado, i ya que
atribuimos importancia a estos detalles, hemos tenido que dirijirnos a la administracin del
Manicomio de Granada solicitando los datos respectivos, lo de que por si tardar dos meses. Aun
no han llegado, pero no omitiremos ponerlos en conocimiento de U.S. tan luego como estn en
nuestro poder, agregando de este modo un argumento mas a nuestras conclusiones.
Asimismo solicitamos de U.S., para mejor clnica del reo su traslado al manicomio, en donde
permaneci veinte das mas o mnos i de donde fue retirado sin conocimiento nuestro i antes de
terminar las observaciones i esperimentaciones necesarias, las que tuvieron que ser proseguidas
en la crcel.
1
Antonio Ramon Ramon es un individuo de 33 aos de edad nacido dentro de la provincia de
Granada, en el pequeo pueblo de Molvizar de unos 600 a 700 habitantes. All vivi con su
padre, su madre i una hermana. Su padre, Antonio Ramon Ortiz, trabajaban en las labores
agrcolas de los fundos vecinos al pueblo en que vivian; en ocasiones se alejaba bastante de l,
pero siempre regresaba a su hogar hacia la tarde. Era un individuo regularmente bebedor pero
sobre todo mui caracterizado en el pueblo, porque era un sujeto francamente anormal: afirmaba
que su mujer i su hija trataban de envenenarlo en las comidas, esta idea lo llevaba a actos de
violencia contra su esposa, a la cual en una ocasin arremeti con una plancha. Fuera del hogar
haba en el pueblo algunas personas que haban sido sus amigos i a quienes tom gran antipata,
fundndose en anlogas o parecidas ideas de persecucin. Un tal Mariano Villalobos fue el
preferido de sus odios; cada vez que lo encontraba lo insultaba groseramente i a grandes voces.
Con su hija tuvo tambin en una ocasin actos de violencia; mientras se encontraba tejiendo se le
acerc sorpresivamente i le quit con brusquedad los tiles del bolsillo del delantal, dicindole
que entre ellos tenia el veneno para contaminarle la comida. A pesar de que su esposa habia
tenido siempre una conducta intachable, Antonio Ramon Ortiz la celaba en forma intolerable.
Tales circunstancias interrumpieron varias veces las relaciones conyugales, hasta que por fin no
volvieron a restablecerse y siguieron viviendo separadamente al lado de sus respectivos padres,
sin que ambos cnyuges se vieran mas, no as los hijos i especialmente Antonio 2 que sigui
visitando a su padre continuamente, correspondiendo al afecto de ste hacia l. Con tales
antecedentes no es raro, pues, que Antonio Ramon Ortiz hubiera sido alguna vez internado en un
asilo de alienados. El ao 1883 lo fue a peticin de su padre, estando ya casado: fue conducido
por engao a Granada i recluido en el Hospital de locos de esa ciudad. All peraneci nueve
meses i sali por jetones de un pariente de la mujer i, segun parece, a ruego de ella. Despues
volvi nuevamente al hogar conyugal de Molvitzar pero fu mui poco tiempo despues, cuando
nuevamente fue ingresado el hospital de locos con motivo del atentado contra su mujer que ha
sido relatado. Esta vez fupe la autoridad quien lo recluy. En esta ocasion permaneci un tiempo
as largo i a instancias del mismo pariente, Antonio Ramon padre, fu examinado por cuatro
mdicos con el objeto de declararlo en interdiccion. No hay datos respecto al resultado de este
exmen ni de la resolucion al respecto de sus propiedades.
En el mismo rden de ideas es preciso agregar que una tia del padre del reo, Paca Ramon Prado i
un hijo de sta, Jos Ortega Ramon, tambin eran personas enajenadas, como asimismo un
medio hermano de aquella tia; esto por lo que se refiere a antecedentes hereditarios por lnea
paterna, en cuanto a la materna, una prima del acusado, Francisca Ramon Real, estuvo o est
recluida en el manicomio de Granada. Por lo dems, Antonio Ramon Ortiz i su mujer son
parientes lejanos.
Antonio Ramon Ortiz, en su vida errante de trabajador agrcola, llegaba muchas veces hasta otros
pueblos; fu as como en cierta poca , durante su vida de matrimonio, estuvo trabajando mui
cerca del pueblo de Lbres, en donde conoci a una mujer de quien se enamor i de cuyas
relaciones ilejitimas naci un hijo, a quien puso Manuel Vaca. Este hijo natural creci en su
pueblo sin llegar nunca hasta Molvizar, i entrando apenas en la adolescencia sali con su madre
de Espaa con destino al Africa. Entrtetanto Antonio Ramon Ortiz, aunque separado enteramente
de su esposa, a quien no vi mas, continuaba en buenas relaciones con su hijo lejitimo, a quien
parece haber tratado siempre con afecto. En la intimidad de padre a hijo le cont las amarguras
anteriores de su vida i su estado mental desgraciado, que segun su espresion hacia que pudiera
contener menos que un borracho, pero nunca le revel la existencia del hermano natural del
vecino pueblo de Lbres; sin embargo, no era difcil que esto llegara a odos de Antonio, hijo, i
en efecto, este estaba perfectamente enterado de aquella existencia. Asi pasaron los primeros
aos de Antonio Ramon Ramon. Estuvo en la escuela durante un ao, en donde apenas aprendi
a escribir, aprendizaje que continu despues por su cuenta hasta alcanzar una relativa perfeccion
en la escritura i en las operaciones preliminares de la aritmtica. Siempre dedicado a las faenas
agrcolas, nuestro sujeto llevaba una vida ordenada, era jeneralmente estimado, procuraba o
molestar a nadie ni tampoco de entablar relaciones amorosas por timidez o por temor a las
censuras o al qu dirn de las jentes: no acostumbraba a beber. En una ocasin en que fue
inducido a la bebida, a la edad de 18 aos, tuvo un ataque con fuertes convulsiones i prdida del
conocimiento.
Urjido por las necesidades de la vida o con deseos de viajar, Antonio Ramon Ramon, que jamas
se habia separado de Molvzar, a los 23 aos de edad hizo un pequeo equipaje i abandon su
pueblo natal con destino al Africa. Desconocedor en absoluto de aquellas rejiones, se ocup de
diversos trabajos en el puero de Orn i otros puntos. A los cinco o seis meses despues ingres a
un hospital de Orn afectado de paludismo, del cual se cur radicalmente. Fue por esta poca
cuando conoci a su hermano natural de quien tenia noticias, aun de que se encontraba en Africa.
Fue durante la Semana Santa, en esa poca los campesinos celebraban algunas fiestas con
caracteres orijinales; en una de ellas se encontr casualmente Ramon mientras trabajaba en el
bosque de Boutilyl. Le estrao sobremanera que se acercaran a l muchos individuos a quienes
no conoca i que le hablaban en una mezcla de rabe, francs i castellano, que l no comprendia;
intrigado Antonio, les dijo que talvez lo confundan, pues l recin llegaba all i ademas no
podra entablar conversacin, pues ignoraba todo otro idioma que el castellano. Comprendieron
los aldeanos que se trataba de una equivocacin i alguien explic a Antonio, en mal castellano, la
causa de esto, no era otr que la de existir no ljos de all un indindividuo, amigo de ellos, de
fsico muy parecido al suyo. Con esta relacion i con los antecedentes que Qntonio tenia de su
hermano natural, pens luego en la posibilidad de que l fuera i pregunt por mayores detalles de
este sujeto; se le dijo que viva i trabajaba en Aranzon. Tocado en su curiosidad, Antonio se puso
en marcha hcia aquel pueblo i despues de no pocas averiguaciones dio con Manuel Vaca, a
quien se present como su hermano natural, revelndole el secreto que su padre guard por tanto
aos. Desde aquel dia se desarroll en Antonio un gran afecto por Manuel Vaca; pas a ser ste
un compaero inseparable i durante el corto tiempo que vivieron juntos (dos o tres meses),
conjeniaron admirablemente. Trabajaron juntos i mui luego se trasladaron a Rio Salado, siempre
buscando mejores faenas. Esto ocurri, mas o menos, en 1905. Antonio guarda en su memoria
muchos detalles de su vida en Africa; constantemente recibia cartas de su padre, a quien no
olvidaba de comunicar su continuo cambio de residencia, a fin de recibir siempre su
correspondencia. Mui luego propuso a Vaca salir del Africa i embarcarse para America, en busca
de mejores trabajos i mejor situacion. Vaca acept i partieron con rumbo al Brasil, pero ya en el
vapor, les aseguraron que all se trataba mui mal al trabajador, i como los fondos no alcanzaban
para pagar la continuacin del viaje a mbos, solo Vaca sigui hasta Buenos Aires i Antonio se
qued en el Brasil trabajando en Botucat en las faenas de un ferrocarril, que lo retuvieron once
meses. Las noticias que de su hermana siempre recibia, lo haban impuesto que ste habia partido
para Chile mui poco tiempo despues de llegar a la Arjentina.
Lleg en estas condiciones en el ao 1907 i Manuel que se habia establecido en Iquique,
trabajaba en las salitreras. Entretando Antonio continuaba en la Arjentina, en donde permaneci
un ao. Las cartas de su hermano cesaron de llegar bruscamente. Antonio, que estaba impuesto
de lo que habia ocurrido en Iquique en aquella poca, fue impacientndose progresivamente,
hasta que el 21 de junio de 1908 llegaba a esta ciudad en busca de su hermano. Preguntando por
Manuel Vaca, mui luego le dijieron de la suerte que habia corrido; habia sido uno de los caidos
durante los sucesos del ao anterior i fue conducido hasta el sitio mismo de su muerte. La
afectividad de Antonio Ramon sufri rudamente con la relacion de aquellas escenas. Mui luego
se intern hasta la oficina de Jazpampa, en donde trabaj como mozo; despues estuvo en Taltal,
en Satniago, de donde pas nuevamente a la Arjentina para volver al poco tiempo a Valparaiso i
de all, como ao i medio despues, nuevamente a Santiago, en donde ha llegado como tres o
cuatro meses antes de su delito. En todos estos diferentes puntos ha trabajado siempre como
jornalero en diversas faenas. Antonio Ramon profesa la relijion catlica, sin ser un observante
exajerado; conforme con su modo de pensar, ha pertenecido a una asociacion catlica en
Antofagasta, donde tambin estuvo un tiempo, asociacion que se dedicaba a la instruccin i
beneficencia. Ramon dice haber hecho siempre el bien a medida de sus fuerzas i de sus recursos
i, efectivamente, relata hechos que lo honran.
Qu detalles nos d este sujeto de su vida despues de la muerte de su hermano? Atraido hasta
Iquique por indagar el paradero de Vaca, el viaje de Antonio a Chile se habia efectuado de una
manera imprevista, digamos fuera de programa; sin embargo, por una u otra circunstancia, como
queda dicho, se qued en este pas cambiando repetidas veces su lugar de residencia. La
impresion moral que le produjo desde el primer momento la relacion de la muerte de su
hermano, no pudo desvanecerse i caso a raz de ella comenzaron a presentarse algunos
fenmenos que nos interesan; el sueo de nuestro sujeto se perturb en estremo, aparecieron
ensueos pesadillas, alucinaciones hipnaggicas. En ello se le presentaban siempre el hermano
muerto viniendo hacia l en ademan de saludarlo, en otras, el mayor nmero, se le renovaba el
trjico espectculo de su muerte. Estos ensueos se presentaban amenudo; i al despertar
penosamente recordaba todo cuanto habia soado, pero se senta angustiado, con frecuentes
palpitaciones al corazn, sensacin de ahogo, decaimiento general i asi quedaba por largas horas.
La actividad del dia hacia desaparecer estos fenmenos que volvan a presentarse con invencible
regularidad i analojia en el prximo sueo. Poco a poco, el recuerdo que en el estado de previjilia
conservaba todava del sueo, fue surjiendo la idea de la venganza que se presentaba
imperiosamente; su razn la rechazaba i despues de una verdadera lucha entre sta i aquella, por
fin lograba vencerla; dominando su anguista se distraa cantando, leyendo en voz alta,
caminando i sale al trabajo despues de hacer los preparativos indispensables para sus comidas.
Durante el dia, lejos de la influencia del ensueo, la idea de la venganza no se presenta i si esto
pasa, es fcilmente rechazada. Nuestro sujeto se interesa por conocer a aquel a quien hace
responsable de la prdida de su hermano i contra el cual se alzan las combatidas ideas de
venganza: ya en Iquique obtuvo datos de l i en Santiago, durante las fiestas del 12 de octubre
ltimo, estando entre la muchedumbre espectadora, oy hablar a otros sobre lo que la persona
que iba en un carruaje era el Jeneral Silva Renard, agregaron que viva en la Fabrica de
Cartuchos, l apenas logr divisarlo por la rapidez con que pas ese carruaje.
Ramon es un individuo que ha sufrido siempre visibles alternativas en su modo de ser, yendo
constantemente de estados de postracin a momentos de espansibidad. Durante su estada en la
Casa de Orates estas alternativas fueron perfectamente notables. Estos estados depresivos dse
han mostrado en muchas otras ocasiones anteriores, han aparecido con las mas pequeas
contrariedades o dificultades. Ramon no ha sabido nunca soportar con entereza de nimo las
visicitudes de la vida, han sido especialmente las dificultades pecuniarias las que en muchas
ocasiones le han provocado dichos estados de desaliento. Durante ellos se siente profundamente
descontento de si mismo, nada logra distraerlo ni entusiasmarlo, es un malestar moral
inexplicable que en muchas ocasiones lo ha hecho madurar ideas de suicidio que no ha llevado a
la prctica por falta de voluntad i por timidez. Ramon no es un hombre capaz de tomar una
resolucion semejante. Recuerda, por ejemplo, que durante su estada en Valparaiso,
inmediatamente antes de trasladarse a Santiago, tuvo una poca de furor con desos intensos de
morirse; se iba todos los das a Playa Ancha i ah pasaba slo i ensimismado, comiendo apenas.
Durante los das de esta crisis, varias veces se ech a sus bolsillos un frasco con veneno que tenia
desde algn tiempo atrasi que habia destinado a matar un perro que lo molestaba i la daga que se
habia comprado en Arjentina. Durante su estadia en Santiago hasta el dia del atentado criminal
que cometi, su vida habia sido difcil debido a la falta de trabajo que lo habia obligado a
deshacerse de gran parte de su ropa i otros tiles de uso diario para aminorar las consecuencias
del hambre. Esta situacionno dej de provocar bien luego un estado depresivo bien manifiesto;
los ensueos, sin embargo, no se haban presentado tan seguidos ni con tanta intensidad en esta
ltima poca, de manera que la idea de la venganza no habia tenido caracteres imperiosos.
2
El dia de crmen en que amaneci con un profundo estado depresivo, Antonio sali de su casa
con rumbo indeterminado, buscando el silencio i sobre todo la soledad, disgustado de la vida, de
su persona i de quien se le hubiera puesto por delante. Como en ocasiones anteriores i sin
determinacin preconcebida, tom el frasco de veneno i la daga, alentando siempre ideas de
concluir con su vida abominable, pero seguro tambin de que su timidez i su falta de voluntad no
se lo permitiran seguramente; anduvo mucho, atraves los lmites urbanos hasta encontrarse en
medio del campo para disipar su malestar i el afuscamiento de su cabeza; all vag hasta las
ltimas horas de la maana en que regres a su casa; en el camino de regreso fue detenido dos
veces, la primera, por unos individuos que solicitaron de l su compaa para beber vino.
Antonio se neg razonando que si lograba reunir dinero para beber comprara pan; la segunda
vez se detuvo por haber visto un grupo de cadetes a quienes reprendia un oficial instructor. Estar
circunstancias lo retrasaron en su vuelta i fueron la causa de que siguiendo su camino encontrara
al Jeneral Silva Renard, cuya cara no conoca i a quien identific por los datos que de l tena. En
su estado de profundo descontento, bast su visita para que se agolparan en la mente de Ramon
los acontecimientos mas tristes de su vida i ciego de emocin se avalanz sobre su vctima, la
apuale sin compasin; arroj la daga, bebi el veneno i emprendi la fuga. Despues de ser
atrapado i entregado a los soldados de la Fbrica de Cartuchos i mientras bien asegurado era
conducido al cuero de guardia, fue golpeado en la cabeza con la espada por un oficial, al verse
chorrear la sangre, djole a los soldados que iba como fue Jesucristo, a la cruz, lo que caus ira
de los que lo oyeron; Antonio dice que cuando lo golpearon i hubo perdido tanta sangre, la
cabeza se le despej notablemente i el arrepentimiento lo abrum por entero. Aseguran los
testigos que en el cuerpo de guardia trat de golpearse la cabeza contra el muro lo que el niega
tenazmente.
Anexo 4:
Biblioteca Nacional, Saln Pablo Neruda, pginas 317- 322
Informe mdico legal dado por los doctores Greve i Lea Plaza sobre el reo Antonio Ramon
Ramon apresado despues del atentado contra la vida del Jeneral Silva Renard
(Conclusin)
Su exmen fsico nos d el resultado siguiente: rganos en su totalidad normales, crneo
aplastado las protuberancias occipitales estn casi borradas i alargado hacia arriba (crneo en
torre) con una circunferencia de 54 centmetros. Paladar ojival, orejas libres, sin otros estigmas
de degeneracin. Est enflaquecido, resaltando el esqueleto seo de la cara i el hundimiento de
los ojos en sus orbitas. La sensibilidad general la hemos constatado obtusa en toda la superficie
del cuerpo, en algunos puntos se puede atravesar un alfiler por un pliegue de la piel sin
manifestacin de dolor. El olfato i el gusto son poco intensos en ambos lados. El campo visual i
la visin, normales; los reflejos tendinosos fuertes i simtricamente iguales, reflejo farinjeo
difcil de excitar, temblor de los parpados i temblor de las manos que aumenta con las
emociones.
Solicitado por nosotros fue conducido al Manicomio el 18 de enero para observar con mas
detencin su estado psquico. Aparece como un individuo misntropo, retraido, que busca la
soledad como ya en las relaciones testimoniales se comprobaba; no tiene amigos i mui pocos lo
conocen. Lleg al establecimiento sin que nada le llamara la atencin, sin entablar conversacin,
contestando apenas a las preguntas i con manifiestos deseos de estar solo i en silencio. El dia 21
de enero amaneci por primera vez risueo, alegre y locuaz, su fisonoma habia experimentado
un notable cambio, entablaba conversaciones con algunos enfermos i aun les hacia confidencias,
aseguraba sentirse bien pues notaba que su cabeza se habia despejado i no senta ya peso en ella.
Su estadia en el Manicomio le era preferible a la de la crcel. Cinco das despues vuelve a
sentirse deprimido, contrariado, nos pide que lo volvamos a la crcel, dice que la compaa de
tantos enfermos lo desazona i el sufrimiento de estos se le hace intolerable; no pude ver miserias
ajenas, las que siempre le han hecho impresin, de all que en todo caso haya tratado de
aliviarlas. A fines de enero vuelve a tener un pequeo periodo de espansion, se encara con los
guardianes a quienes acusa de maltratar a los recluidos i divertirse a costa de las miserias de los
enfermos i aun de haberlo maltratado a l sin motivo. Es sometido a hipnotizacin i se consigui
llegar con toda facilidad a los diez minutos de fijacin de la vista en el espejuelo rotatorio al
estado sonamblico obedeciendo sin dificultad a las sugestiones que se le hacan fueran estas de
emocin o de ejecutar actos determinados. La segunda tercera i cuarta ves que fue sometido a la
esperimentacion no se hizo uso sino de la sujestion para ponerlo en estado sonamblico.
Fuertemente emocionado a la sujestion se le hacia pasar de una profunda pena con sollozos i
quejidos a la espansion de la risa. Despues de una corta lucha moral se rob el reloj que en el
sueo se le habia insinuado sin que guardara recuerdo del mandato; despierta i cumplida la orden
se escusaba de su acto culpable. Fue posible tambin ponerlo en estado catalptico. En una de las
sesiones le fueron sujeridas alucinaciones i reminiscencias de su vida emocional en relacion con
el crimen que esteriorizaba con efectividad intensa. En otra sesin hecha durante uno de los
periodos de espansion, desapareci este despues de la prueba quedando en su estado de
retraimiento ordinario. Despues de estas sesiones se encontraba intranquilo i nervioso.
4
Al neurlogo que viera por primera vez al reo no escaparan algunos razgos jenerales mui visibles
que lo caracterizan; sus ojos hundidos, brillantes, soolientos, el vago temblor de sus manos
forman sus facies i su aspecto neuroptico e indican desde luego el camino por seguir en el
exmen clnico. El embotamiento considerable de su sensibilidad con falta de absoluta sensacin
dolorosa en algunos puntos, la torpeza de funcin de la sensibilidad especial, el parpadeo, la
abolicin del reflejo de la farngeo son signos cuyo valor se aade al del conjunto de los razgos
de su psicolojia especial bajo el punto de vista de la observacin nuestra, es decir, 1 la variedad
de su carcter (ciclotimia) queda triste, pesimiesta, aptico, sin manifestar inters por su porvenir
que ve negro i sin esperanzas, se torna bruscamente i sin causa aparente en lo locuaz,
comunicativo, alegre, para volver al estado primero que podemos llamar el ordinario, i efectuar
un nuevo ciclo. 2 La escasa energa personal (abulia). 3 La facilidad de hipnotizacin i la
sujestibilidad que lo hace aceptar actuaciones como emanadas de su voluntad. Los caracteres
psquicos que se destacan en el curso de la historia de su vida relatada por l mismo, converjen
con los observados por nosotros a clasificar la mentalidad de nuestro sujeto. De aqu se
desprende la veracidad de las declaraciones que nos ha hecho. El estraable afecto que con tan
poca base se desarroll en el por su medio hermano casi desconocido, su emotividad e
impresionabilidad, su timidez i la relacion que nos hace de sus ensueos que empezaron a
sobrevenirle despues de la certidumbre de la muerte trjica de su hermano, son caracteres
psicoljicos descollantes que se desprenden de su historia.
Estos ensueos tienen inters especial para nuestra labor; Cul ha sido el mecanismo jentico de
estos ensueos que han renovado durante siente aos un intenso dolor moral? Lograra ellos
producirse indiferentemente en cualquier individuo tomado al azar a quien se sometiera a iguales
condiciones? En otros trminos Representan un fenmeno ordinario, comn i por esto normal o
son la manifestacin de un funcionalismo anormal? En tal caso Cul es su significado? Tales
son los problemas cuya solucin se requiere.
Las ideas tristes o penosas, aun las que mas subyugan i atormentan el espritu en un momento
dado pueden ser vencidas i proscriptas disipndose el estado efectivo que las caracteriza, tal pasa
en el hombre normal capaz de frenar su emotividad relegndola al dominio de su juicio, pero
cuando la desproporcin es visible i la afectividad anormalmente exajerada es dominadora,
imperiosa de la mentalidad, no se disipan tales estados i estas ideas tristes pueden seguir
vejetando en la mente hasta que logren hacerse fijas, entonces desarrollan todo su poder i
estienden sus races en forma que terminan por constituir a su alrededor una segunda naturaleza,
un segundo yo, un estado enfermizo de doble conciencia, un nuevo mecanismo de
receptibilidad psquica mas o mnos independiente del primitivo; un solo elemento fuertemente
emotivo ha encontrado terreno mental apropiado i la personalidad ha sido desdoblada a su solo
empuje. El estado anormal ha quedado constituido desde el momento porque la idea que obsedia
i que se fija es huracn que bate i arrastra el espritu. La influencia de las ideas fijas puede
mostrarse en cualquier estado pero es especialmente en aquellos en que la conciencia ordinaria se
debilita cuando aparece, como sucede en el sueo espontneo, en el estado snamblico i en
mayor o menor grado en los estados afectivos, especialmente cuando estos son depresivos.
Las pesadillas de nuestro sujeto representan, a no dudarlo, una idea fija de esta naturaleza
durante el sueo, una idea fija sub-consciente (Janet), forma en que aparecen mui amenudo,
idea que lo domina tan luego como la conciencia ordinaria no tiene sobre el todo su control,
dejando, por lo menos en algunas ocasiones, recuerdo angustiado de ellas al despertar. Su
despertar es difcil, penoso i queda dormitando por un tiempo mas o menos prolongado, a
pesar de sus esfuerzos por salir de esa situacin desagradable. Durante estos estados de semi-
inconciencia ha surjido la reaccin consecutiva de su estado afectivo normal, perfilndose la idea
de la venganza. Esta nueva idea, que desde el comienzo tom necesariamente toda la intensidad
del estado afectivo de la idea fija de que provenia, a pesar de aparecer en momentos en que la
voluntad est debilitada por la inconciencia (estado de previjilia) es dominada aunque
penosamente, por sta, instalndose una lucha entre las dos conciencias, lucha que es suficiente
para borrar por completo la idea en los momentos de vigilia absoluta. En el instante en que una
nueva i fuerte impresin, la vista de la persona en que se encarna la desgracia, se agrega a la
intensa carga afectiva de que estaba dotada la idea, la voluntad no pudo dominar ya sus actos.
El cumplimiento de la venganza i, por consiguiente, la satisfaccin de su estado angustioso se
impuso sin contrapeso a su espritu. El estado moral depresivo en que amaneci aquel dia i la
nueva emocin que se vino a agregar produjeron un estado momentneo de miseria
psicolgica (Janet) que lo inhabilit para someter a juicio crtico el imperio de esa potente idea;
el acto tuvo que ejecutarse fatalmente aquel momento.
Es esta la realizacin del cuadro clsico del mecanismo de los actos a que son capaces de llevar
las ideas fijas, obsesiones, etc., como los diversos autores las llaman i que, sin lugar a duda nos
presenta el reo.
Observamos en l los siguientes caracteres propios a un estado patoljico especial:
1La reaccin afectiva a las impresiones morales no solo es intenssima sino que tambin
perdurable, no se disipa normalmente cuando no se guarde recuerdo aparente de ella, sigue
obrando desde la sub-conciencia
2 Esta actuacin especial se revela mui a menudo por sueos o pesadillas que unas veces se
recuerdan en la vigilia i otras no i que mantienen viva la carga afectiva.
3 En estos casos, los estados afectivos aparentemente inmotivados sean depresivos o pasionales
que se observan en la vigilia son referibles a estos sueos recordados u olvidados, son reacciones
a esas poderosas ideas sub-concientes; la brusquedad del estallido pasional como asi mismo su
brusca abolicin son otras caractersticas de esas reacciones.
4 La intensidad de esas reacciones afectivas dependen de la cantidad i calidad de las
excitaciones psquica, i de como tambin son exajeradas las consecuencias fsicas de esas
reacciones afectivas, una impresin normal, por ejemplo, produce una actuacin superlativa en el
individuo
Todo concurre a mantenernos en el concepto que nos hemos formado sobre el estado psquico de
nuestro sujeto. Sus antecedentes hereditarios neuropticos estraordiariamente cargados por
ambas ramas i la consanguinidad de sus padres, la idiosincrasia contra el alcohol, etc., son datos
que no habriamos querido aprovechar por faltarnos los medios para corroborarlos, si no fuera
que su converjencia con los datos objetivos, nos induce a tomarlos como verdicos i
considerarlos como una base mas de nuestro concepto.
La mentalidad de este sujeto entra en el gran cuadro de la dejeneracion mental cuadro aun un
poco vago, e indeterminado i en el cual figuran variados i caprichosos estigmas psicolojicos. Los
encontramos en efecto en el curso del estudio del sujeto con una agrupacin de signos que
perteneciendo a este cuadro llevan el sello de los que llaman estigmas histricos tales son sus
sueos de reminiscencias o ideas fijas sub-concientes. Tal es la sujestibilidad intensa, las
anestesias varias, etc.
Hemos creido demostrar a U.S. en el anlisis psicoljico que hemos hecho del delito que ste ha
sido consecuencia de este estado morboso.
En conclusin, somos por consiguiente, de opinin que el acto delictuoso de que se acusa a
Antonio Ramon Ramon es el resultado de un proceso mental patoljico.
Santiago, a 27 de febrero de 1915
(Firmado): Jerman Greve. (Firmado): Hugo Lea-Plaza
Nota.- Despues de presentado este informe a la autoridad correspondiente, se recibi la
contestacin pedida al Alcalde de Molvizar i a la direccin de Manicomio de Granada, en la cual
se confirman los datos relacionados con los antecedentes hereditarios que el reo habia dado.
Lista de fondos, volmenes y medios de prensa revisados
1.- Archivo Judicial: Descartado por tener casos slo desde 1940.
2.- Biblioteca Nacional:
-Saln Camilo Henrquez:
-Revisin Diario Ilustrado de Diciembre de 1915 y La Nacin de Julio de 1912 y Diciembre
de 1915. Sin resultados.
-Saln Pablo Neruda: Revista Mdica de Chile: Caso de Antonio Ramn Ramn
3.- Archivo Nacional:
-Judicial:
(Revisin de posibles casos)
Judicial Civil de Iquique (nmero 29)
Judicial Civil de Linares (nmero 37 y 38)
Judicial Civil de Santiago (nmero 53, 54, 55 y 56)
Judicial Criminal de Santiago (nmero 52), Legajo 1670 Pieza 3
Judicial Criminal de Tal-tal (nmero 67 y 68)
Judicial de Santiago Letra A (nmero 53)