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CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN
Planteamiento del Problema
Dentro de la perspectiva del restablecimiento del orden jurídico que solo le
corresponde al Estado, por ser el único garante del mismo, siempre se ha tratado
de establecer medidas que permitan la satisfacción de los intereses en primer
lugar del Estado, y luego de la comunidad, de modo que se logre el mayor
bienestar.
En atención a lo anterior, el individuo es también tomado en cuenta al
momento de la creación de las normas jurídicas, pues en definitiva es el
destinatario de éstas, y quien debe observar una conducta que se encuadre dentro
de lo exigido por el legislador. Así se tiene que, existen las normas penales como
aquellas destinadas a sancionar la conducta antijurídica del individuo que vive y se
desarrolla dentro de la sociedad.
Ahora bien, por espacio de más de 50 años en Venezuela se había
entendido que la función primordial del Derecho Penal como ciencia jurídica era la
imposición de sanciones o penas a los individuos que básicamente radicaba en la
pena privativa de la libertad, concepto éste que quedó superado con la
implementación del sistema acusatorio en el nuevo proceso consagrado en el
Código Orgánico Procesal Penal. (1998)
En atención a las consideraciones precedentes, el Código Orgánico Procesal
Penal de Venezuela (2006) ha introducido en el Título X, artículo 422 y siguientes
el procedimiento para la Reparación del Daño y la Indemnización de Perjuicios,
como una de las formas de completar la satisfacción de los intereses de la víctima,
a través de una vía que es la reparación y la indemnización por los daños y los
perjuicios ocasionados.
Aunque, se debe admitir que ésta acción de reparación e indemnización por
los daños y perjuicios no es propia del procedimiento penal, sino por el contrario
del proceso civil, sin embargo se reconoce ésta acción ante la misma instancia
que genera el pronunciamiento de tipo penal, es decir el Juez Penal, de acuerdo a
lo establecido en el artículo 422 ejusdem en su primera parte.
Por otra parte, esta acción civil que emana de la responsabilidad penal antes
también era conocida en Venezuela bajo el imperio del sistema anterior, es decir
el Código de Enjuiciamiento Criminal, el nuevo sistema acusatorio venezolano
también dejó establecidos parámetros claros respecto de este tipo de reclamación.
En base a las consideraciones anteriores, desde los artículos 422 al 431
ejusdem se prevén las formas y el procedimiento para realizar la reclamación civil,
observándose que el legislador penal exige los mismos requisitos de una
demanda civil, la cual va a ser interpuesta ante el Juez penal una vez que se
encuentre firme la sentencia condenatoria.
Entre los requisitos exigidos para que se inicie el procedimiento para la
reparación del daño y la indemnización de perjuicios, se mencionan de
conformidad al artículo 423 del mencionado código los siguientes:
...1º. Los datos de identidad y el domicilio o residencia del demandante y, en su caso, los de su representante; 2º. Los datos necesarios para identificar al demandado y su domicilio o residencia; si se desconoce
alguno de estos datos podrán solicitarse diligencias preliminares al juez con el objeto de determinarlos; 3º Si el demandante o el demandado es una persona jurídica, la demanda deberá contener la denominación o razón social y los datos relativos a su creación o registro; 4º. La expresión concreta y detallada de los daños sufridos y la relación que ellos tienen con el hecho ilícito; 5º. La cita de las disposiciones legales en que funda la responsabilidad civil del demandado; 6º. La reparación deseada y, en su caso, el monto de la indemnización reclamada; 7º La prueba que se pretende incorporar a la audiencia.
Pero llama poderosamente la atención, que si el Código Orgánico Procesal
Penal de Venezuela (2006) contiene tantas garantías a los derechos humanos, y
sin olvidar los postulados de la justicia restaurativa que también intervienen en el
nuevo proceso penal, como se explica que en este tipo de acción, y de
procedimiento especial, una vez pronunciada la sentencia, no existe recurso
alguno el cual el acusado pueda interponer, por imperio de lo preceptuado en el
artículo 430 ejusdem, lo que significa que aquella persona declarada culpable y
sobre la cual puede recaer una medida privativa de la libertad, también debe
acatar lo impuesto por el tribunal, y sobre la base de la estimación hecha por el
demandante.
Vale la pena agregar que, de acuerdo al artículo 431 del Código Orgánico
Procesal Penal (2006), es posible que a solicitud del interesado el juez proceda a
la ejecución forzosa de la sentencia, según lo dispuesto en el Código de
Procedimiento Civil, por lo cual queda en situación de indefensión el acusado. En
base a lo anterior, luce como un contrasentido lo dispuesto en las normas
procedimentales de la acción civil que tiene por finalidad la reparación de los
daños causados a la persona afectada, pues si bien es cierto que éste cumple con
los lineamientos y paradigmas de la justicia restaurativa que se evidencian en el
nuevo proceso penal de Venezuela, en el sentido que ésta juega un rol muy
importante en la actualidad, al punto que se le amplían las facultades tanto a la
víctima como al imputado, entonces cómo puede coartarse el derecho a la
defensa aquel sobre quien recae una sentencia condenatoria.
Por otra parte, considerando el derecho a la defensa como una de las
máximas expresiones de los derechos humanos que son de obligatorio
cumplimiento para el Estado venezolano, y que de éste se derivan otra serie de
garantías como es el derecho de ser oído, y el derecho a recurrir ante un instancia
superior, entonces porqué si a nivel constitucional se ha establecido la supremacía
de la defensa en el orden interno y la imposibilidad que se creen normas
nacionales que la contraríen, pues por ser contrarias a los derechos humanos que
son normas de rango constitucional, son absolutamente nulas, no se explica la
existencia de una norma adjetiva que coarte al individuo de tan importante
derecho que es la defensa.
Mas aún, se tiene la noción del debido proceso, entendido éste como la
garantía que tiene tanto la víctima como el imputado, al momento de estar
incursos en un proceso penal, que éste se encuentra previamente establecido por
la ley, lo cual permitirá a su vez, la protección a la presunción de inocencia lo cual
implica que mientras se declara la culpabilidad del sujeto infractor de la norma
penal, se le debe otorgar un trato digno y debido como persona y por tanto se le
debe respetar su derecho a la defensa; y también la búsqueda de la verdad
material que implica el establecimiento de la justicia y la aplicación del derecho
basado en la verdad jurídica de los hechos.
De igual forma, el debido proceso ha sido considerado por Pérez (2002)
como el inicio de todos los demás principios que informan el proceso penal
venezolano, pues de éste se derivan otros como son la presunción de inocencia,
legalidad de las pruebas, el juez natural, el acceso a las actuaciones y a las
pruebas entre otros.
Por otra parte, Creus (1996) señala que el debido proceso está íntimamente
ligado con el derecho a la defensa, y que se caracteriza por derivar los siguientes
principios: la prohibición de la auto imputación coaccionada, y de conformidad a lo
establecido en el Pacto de San José de Costa Rica también surge la garantía de
ser asistido gratuitamente por un traductor o intérprete, comunicación previa y
detallada de la acusación formulada, concesión del tiempo y de los medios
necesarios para la preparación de la defensa; entre otros, incluyendo por supuesto
la garantía del derecho de recurrir del fallo ante el juez o tribunal superior.
En consecuencia, el debido proceso representa lo que en palabras de
Ewards (citado por Maldonado, 2002) el principal precepto en el cual se
encuentran incluidos la mayoría de los principios que informan el proceso penal
venezolano, y en virtud de ello tiene una significativa relevancia, otorgada por la
estipulación que de éste se hace en los Tratados Internacionales de la cual
Venezuela forma parte, y en el mismo ordenamiento interno.
En virtud de lo antes expuesto es por lo cual, resulta interesante el estudio de
uno de los procedimientos llamados especiales en el Código Orgánico Procesal
Penal, que contiene una norma que puede ser atacada de inconstitucional.
De acuerdo a lo anterior, surgen las siguientes interrogantes:
¿Cómo es el Procedimiento para la Reparación del Daño y la Indemnización
de Perjuicios Derivados de la Acción Penal en el Sistema Adjetivo Penal
Venezolano?
¿Se garantiza el derecho a la defensa en relación con el procedimiento de
reparación por daños y perjuicios establecido en el Código Orgánico Procesal
Penal de Venezuela?
¿Tiene fundamento constitucional lo dispuesto en el artículo 430 del Código
Orgánico Procesal Penal en su último aparte?
¿Como es el procedimiento de reparación por daños y perjuicios establecido
en el Código Orgánico Procesal Penal de Venezuela en comparación con la
legislación colombiana?
Objetivo General
Analizar el Procedimiento para la Reparación del Daño y la Indemnización de
Perjuicios Derivados de la Acción Penal en el Sistema Adjetivo Penal Venezolano
Objetivos Específicos
Conocer el procedimiento de reparación por daños y perjuicios establecido en
el Código Orgánico Procesal Penal
Exponer el derecho a la defensa en relación con el procedimiento de
reparación por daños y perjuicios establecido en el Código Orgánico Procesal
Penal de Venezuela
Estudiar la constitucionalidad de la prohibición de apelación prevista en el
procedimiento para la reparación del daño y la indemnización de perjuicios
establecida en el Código Orgánico Procesal Penal.
Comparar el procedimiento de reparación por daños y perjuicios establecido en
el Código Orgánico Procesal Penal de Venezuela con la legislación colombiana
Justificación e Importancia
Uno de los procedimientos más controvertidos es el de la reparación por
daños y perjuicios derivados de la acción penal, ya que ésta luce como una
combinación de dos áreas que son opuestas. Sin embargo, el legislador adjetivo
penal de Venezuela ha querido también garantizar éstos conceptos de índole civil,
donde el Juez es competente solo por vía excepcional, pues éste no la tiene en
ésta área por regla general, de allí que ésta acción civil no admite la reclamación
por hechos que no se generen con ocasión de la comisión del delito.
Sin embargo, la acción civil solo puede ejercerse una vez que la sentencia
penal haya quedado firme a los fines de lograr mayor seguridad sobre lo
reclamado ya que puede ser que la sentencia sea absolutoria y en este caso no se
puede reclamar los daños los perjuicios ocasionados.
Por otra parte, a pesar que los requisitos de la demanda civil instalada ante
el juez penal, son muy parecidos a los requeridos por el Código de Procedimiento
Civil, sin embargo, no se incluyen los hechos que se van a probar, pues esto ya se
ha hecho en el juicio penal, lo que hace más fácil el procedimiento al que se hace
referencia en esta investigación.
De acuerdo a las consideraciones que anteceden, a pesar que se refiere el
procedimiento de reparación del daño y la indemnización de perjuicios derivados
de la acción penal, a uno especial y que es una garantía que se le da a la víctima
de satisfacer completamente su pretensión, no obstante, ésta no utiliza por regla
general esta acción.
En realidad, en Venezuela no se estila la reclamación civil por juicios penales
pues, en la mayoría de los casos los procesos tardan tanto que la parte
interesada, es decir, la víctima después de transitar por un primer juicio ya no
quiere saber más nada de acciones judiciales, ignorando que está dejando de
ejercer un derecho que le concede la ley.
Pero al mismo tiempo, la regulación formulada por el legislador venezolano
respecto del procedimiento antes aludido, viola de una manera incuestionable
derechos y garantías constitucionales, las cuales también se encuentran
establecidas en los tratados internacionales en materia de derechos humanos de
los cuales Venezuela forma parte.
No obstante, a pesar que la mencionada violación de la norma adjetiva con
los derechos humanos, en concreto el derecho a la defensa, pocos son los
estudios que se han hecho en torno a éste tema de suma relevancia, máxime si se
toma en consideración que el nuevo proceso penal venezolano se encuentra en
vigencia desde el año 1999, y que a pesar de las reformas realizadas al Código
Orgánico Procesal Penal (2006) sin embargo, nada se ha hecho respecto del
punto estudiado, por lo cual la presente investigación es un aporte tanto para la
comunidad en general, como para el órgano legislativo venezolano quien debe
encargarse de realizar la ansiada reforma en este procedimiento especial, lo cual
redunda en beneficio para los abogados litigantes, los sujetos procesales, y más
concretamente el inculpado, los fiscales del Ministerio Público, y la colectividad
venezolana, debido a que se hará la aclaratoria respectiva y se evitará cometer
arbitrariedades.
Además, se hace necesario que la colectividad en general conozca de este
procedimiento tan importante así como del alcance de los preceptos
constitucionales, y que los expertos en el área, es decir, los abogados tomen
conciencia y empiecen a solicitar los recursos pertinentes a los fines que el
máximo tribunal de la República se pronuncie al respecto.
En otro orden de ideas, la presente investigación se encuentra enmarcada en
la línea de investigación emanada de la Universidad Fermín Toro, por la cual
mediante ésta se analiza y se hace la valoración de los principios y fundamentos
sobre que se basa el modelo acusatorio en Venezuela, y más concretamente se
encuentra ubicada en el área temática correspondiente al estudio del Derecho a la
Defensa e Igualdad entre las partes, por ende se puede afirmar que la línea de
trabajo es la "Incidencia del Nuevo Sistema procesal penal en el Desarrollo y
Consolidación de la Institucionalidad Venezolana", por cuanto el propósito de la
misma es elevar la dignidad del ser humano a través de propuestas de acción
compatibles con la realidad jurídico- social de Venezuela con el análisis de las
actuaciones y decisiones emanadas de los tribunales penales.
Metodología
Naturaleza de la Investigación
El presente estudio de investigación esta enmarcado en la modalidad de
dogmática - jurídica para dar atención a una situación de corte social que se
encuentra, en las ciencias sociales y jurídicas y que repercute de manera directa
en el colectivo venezolano.
La presente investigación es de tipo documental pues los eventos que
conforman el objeto de estudio se encuentran documentados en diferentes
fuentes, Al respecto Ballestrini (1998) señala que "la investigación documental es
aquella que se plantea fundamentalmente desde un nivel teórico, y sobre eventos
ya ocurridos, que se encuentran registrados en libros, revistas, periódicos,
videos, así como en fuentes electrónicas "(p.22).
En cuanto al diseño de investigación por ser esta última de tipo documental,
le corresponde el diseño bibliográfico que según las Normas de la Universidad
Fermín Toro para la Elaboración, Presentación y Evaluación de los Trabajos de
Grado (2001), el diseño referido, "es el bibliográfico ya que a través de la revisión
del material documental de manera sistemática, rigurosa y profunda se llega al
análisis de diferentes fenómenos o a la determinación de la relación de las
variables" (p.24).
Por tratarse de una investigación de tipo documental, con un diseño
bibliográfico que pretende analizar sistemáticamente el procedimiento para la
reparación del daño y la indemnización de perjuicios derivados de la acción penal
en el sistema adjetivo penal venezolano, con el objeto de propiciar el debido uso y
aplicación del mismo, ajustado al precepto constitucional y a lo contemplado en el
Código Orgánico Procesal Penal (2006); se hizo necesario entonces para la
obtención de la información, el empleo de técnicas e instrumentos propios del
diseño bibliográfico.
Al respecto se ha de resaltar la selección y la aplicación de técnicas como la
observación, selección de la fuente, revisión minuciosa de la misma, la aplicación
de resumen de texto, subrayado, parafraseo, citas textuales, fotocopias, resumen
analítico, análisis crítico.
Todas estas técnicas fueron aplicadas a fuentes como la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, el Código Orgánico Procesal Penal, tratados
internacionales, libros de textos, revistas especializadas, memorias, informes,
periódicos, trabajos de grado y maestría entre otras fuentes.
Técnicas e Instrumentos de Recolección de Datos
El desarrollo de la presente investigación se llevó a cabo de una manera
sistematizada y ajustada a una programación previamente establecida por la
investigadora y entre las cuales resaltan las siguientes actividades: observación
documental, presentación resumida de textos, para ello se acudió a los
antecedentes relacionados con los principios de defensa e igualdad entre las
partes. De igual manera, se procedió al análisis e interpretación de las diferentes
fuentes documentales consultadas a tal efecto para lo que se emplearon técnicas
de comparación y análisis crítico.
Técnicas de Resumen Analítico y Análisis Crítico
Seguidamente en el desarrollo de las etapas de la investigación, éstas
condujeron a la detención de las fuentes de información, tanto primaria,
secundaria y terciaria, las cuales fueron sometidas a una rigurosa selección con el
objeto de facilitar y precisar las técnicas de presentación resumida, análisis crítico,
análisis comparativo, así como las rigurosas técnicas de rendimiento global y
asociación de datos significativos.
Subrayado
Es así como, se logró el objetivo de recopilar la información requerida a
través de la identificación y selección de las ideas básicas que se encuentran en el
material consultado y las cuales, hacen posible la construcción del marco teórico
de la presente investigación, recurso indispensable para el desarrollo lógico y
conceptual del tema tratado así como del alcance de los objetivos propuestos.
Técnicas Operacionales Para el Manejo de las Fuentes Documentales
Por otro lado, se hace necesario resaltar el hecho de que se emplearon
técnicas operacionales, tradicionales y propias de los diseños bibliográficos entre
los que pone de relieve el subrayado, los resúmenes de textos, fotocopiado,
copias textuales, parafraseo, grabaciones entre otras, que permitieron la obtención
y presentación de información valiosa para la obtención de los objetivos
propuestos.
A tal información obtenida con las técnicas empleadas se le aplicó la
confrontación de ideas, el análisis crítico, el análisis comparativo, la técnica de
análisis de rendimiento global, la asociación y correlación de datos significativos
como un procedimiento metódico, riguroso, que le dio una estructura sólida y
científica al procedimiento empleado en la presente investigación.
Notas de Referencia
Utilizadas para señalar posiciones de algún autor de investigación o texto
consultado.
Citas Textuales
Referidas a la transcripción exacta de un texto consultado y que fundamenta
la investigación.
Técnicas para el Análisis e Interpretación de la Información
Se utilizaron las técnicas de análisis e interpretación propias de la disciplina
jurídica, tomando en cuenta el punto de vista literal, histórico, y exegético.
Punto de Vista Literal
Al tomar en cuenta la traducción exacta de las leyes, textos, e instrumentos
jurídicos internacionales suscritos por Venezuela.
Punto de Vista Histórico
Partiendo del análisis de hechos anteriores comprobados y verificables.
Punto de Vista Exegético
Representa la explicación e interpretación de los hechos a la luz de las leyes
y la posición del legislador, concordada con la del autor
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO REFERENCIAL
Antecedentes Históricos
A través de la historia, se ha entendido que la comisión de un hecho punible
genera también actos de naturaleza civil, por lo cual se produce lo que en palabras
de Pérez (2002) es una relación jurídico-civil, que comparativamente corresponde
el deudor en el área civil a la víctima o sujeto pasivo del delito en el penal; y el
acreedor a los sujetos activos, todo con la finalidad de facultar a quien resulte
perjudicado en su derecho, o bienes de reclamar la responsabilidad civil del autor
del delito, esto es lo que se conoce como la responsabilidad civil derivada del
delito.
En este orden de consideraciones, la responsabilidad derivada del delito se
ha originado a través de tres (3) formas distintas, que son: de forma
independiente; después que la sentencia condenatoria quede firme; y durante el
juicio penal.
De acuerdo a lo anterior, la forma independiente se utiliza en los países del
Common Law, y según éstos se puede incoar la reclamación civil con absoluta
prescindencia de la acción penal, y se inicia por ante los tribunales civiles, incluso
se puede iniciar aún cuando se presuma que el hecho en los cuales se funda es
un delito, esto es así porque el verdadero interés de la víctima es económico, por
tanto le da mayor importancia a la reparación, indemnización o compensación que
se le puede otorgar por vía civil.
No obstante, Pérez (2002) expresa que el método mas eficaz para reclamar
por los daños y perjuicios civiles ocasionados por un delito, es durante el proceso
y desde su comienzo, ya que no requiere de grandes esfuerzos en la actividad
probatoria del delito puesto que una vez probado el delito, se determina la
responsabilidad civil y por ello es más sencillo, y más garantista.
En tal sentido, el método de la reclamación conjunta de la acción civil con la
penal implica que ambas derivan de los mismos hechos, por ello se describen y
prueban una sola vez, y solo requiere que se haga una mención de las normas
que regulan en la legislación civil tanto el hecho ilícito como este tipo de
responsabilidad. Pero, estas formas de reclamación civil con ocasión de delitos, no
deben confundirse con las cuestiones prejudiciales civiles, ya que éstas son las
que paralizan las demás acciones por lo cual no pueden ejercerse
independientemente.
Finalmente, la responsabilidad civil derivada de un delito también ha sido
tratada en diferentes Estados del mundo como una acumulación de acción, así se
tiene la legislación española, que establece que la acción civil se ejerce de manera
independiente a la penal, y en caso que la víctima renuncie a la Civil, el Fiscal del
Ministerio Público sólo podrá ocuparse de pedir el castigo a los culpables
Antecedentes Investigativos
Al efectuar la revisión de los trabajos previos respecto de la presente
investigación, se encuentra a Ramírez y Mogollón (2001) en el trabajo de grado
presentado para optar al título de Abogado de la Universidad Fermín Toro
denominado: “Procedimiento de indemnización, reparación y restitución contenido
en el Código Orgánico Procesal Penal Venezolano” establecen los autores que la
acción civil derivada del delito, puede darse por responsabilidad del Estado
cuando las personas son víctimas de errores judiciales, pues al Estado le
corresponde la recta administración de justicia, y por tanto no puede ser temerario.
Agrega que, la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
de 1999 le da la posibilidad a los ciudadanos de accionar contra el Estado y de los
jueces en procura de una indemnización patrimonial; además expresa que la
responsabilidad civil derivada del delito tiene su fundamento en el artículo 255 de
la Carta Magna.
Afirma que, hay una acción de indemnización civil para el condenado que
resulta absuelto producto de una revisión de la sentencia, por el tiempo que estuvo
privado de su libertad, incluyendo la corrección monetaria, aunque no exista para
el momento, jurisprudencia en Venezuela en relación al tema de dicha corrección.
Concluyen, que el único caso de responsabilidad patrimonial del Estado
venezolano es el conocido como el de la “Masacre del Amparo” donde el país fue
condenado a pagar una considerable cantidad de dinero a los familiares de las
víctimas. Por tal motivo, recomiendan que, se debe establecer como principio
general la responsabilidad civil del Estado derivada del delito, la cual es
excepcional.
De igual marea concluye, que la doctrina y la jurisprudencia deben abocarse
a estudiar la distinción entre los perjuicios causados por error judicial inexcusable
y los originados por deficiente funcionamiento de la administración pública que son
los que más ocurren; y finalmente, que el objetivo de la institución resarcitoria en
el país, debe centrarse más en la reparación como principio constitucional de la
igualdad de todos los venezolanos.
En otro orden de consideraciones, se encuentra la investigación realizada
por Aguilar y Yanez (2002) en su trabajo de grado presentado como requisito para
obtener el título de Abogado en la Universidad Fermín Toro, denominado:” La
apelación de la sentencia definitiva en el proceso penal venezolano como garantía
de los principios contemplados en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela”.
Según las prenombradas autoras toda decisión es revisable por otra
instancia superior de acuerdo al principio de la doble instancia establecido en el
artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En tal
sentido, se entiende que la apelación es el recurso más importante porque
constituye una garantía primordial para el justiciable.
También que la apelación es un derecho humano consagrado en os
instrumentos jurídicos internacionales (Tratados Internacionales en materia de
derechos humanos), tales como el Pacto de San José de Costa Rica, entre otros,
de los cuales Venezuela también forma parte, y que de acuerdo a la Carta Magna
tienen rango constitucional, y se aplican preferentemente en el orden interno.
Expresa que, el recurso de apelación se sentencia definitiva contempla
pautas precisas, inviolables que deben aplicarse de forma armónica en la
legislación venezolana, lo que implica que no puede ser válida una norma legal
que contenga preceptos contrarios a la Constitución Nacional, y que se deben
aplicar atendiendo a los principios del Artículo 49 del texto constitucional, tales
como las garantías de justicia, igualdad, defensa, libertad, y seguridad del proceso
penal.
Agrega que, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000)
contempla una serie de principios aplicables al proceso penal entre los cuales se
encuentra el debido proceso, el derecho a la defensa, la presunción de inocencia,
entre otros, los cuales tienen su desarrollo legislativo en el Código Orgánico
procesal Penal (2006), a través de la regulación que éste trae del recurso de
apelación como mecanismo que asegura plena vigencia y efectividad de tales
principios.
Finalmente, la apelación de sentencia definitiva debe llevarse de manera
transparente y lo más diáfana posible, sin dilaciones innecesarias que puedan
lesionar al debido proceso que es una garantía procesal de rango constitucional.
En otro orden de ideas, se encuentra el trabajo presentado por Rodríguez
(2007), denominado “La Responsabilidad Civil Derivada de Delito, con Especial
Referencia a su Tratamiento en la Reforma del Código Penal, en el cual explica
que la obligación de reparar el daño tiene su basamento legal en el Código Civil de
Venezuela, concretamente en los artículos 1185 y 1196, y de conformidad a esas
normas existen tres tipos de responsabilidad, la contractual, la extra-contractual y
la nacida del delito declara e impuesta por un Tribunal Penal.
Agrega que, la acción penal puede ser entendida como el derecho de
perseguir o solicitar la imposición del castigo legal a todo delincuente de
conformidad a lo establecido en el código adjetivo penal, teniendo la facultad de
ejercerla el Ministerio Público, excepto que sólo pueda ejercerse por la víctima o a
su requerimiento, correspondiéndole a ésta última el ejercicio de las acciones que
nacen de los delitos que la ley establece como de instancia privada.
De acuerdo al autor precitado, todo delito o falta genera consecuencias
desde dos perspectivas distintas, es decir la civil y la penal; no obstante es
necesario entender la diferencia entre ambos ilícitos a los fines de la imposición de
la medida destinada a su resarcimiento, por cuanto los ilícitos civiles son géneros
abstractos, mientras que los ilícitos penales son tipos fijos y concretos
desi8gnados con denominaciones especiales y castigados con penas legalmente
establecidas.
Por otra parte, el Código Penal de Venezuela consagra la responsabilidad
civil la cual comprende la reparación del daño causado, y la restitución, la
indemnización de los perjuicios. En éste sentido, afirma que en Venezuela debe
plantearse una reforma del Código Penal orientada hacia la determinación y
alcance de la responsabilidad civil, toda ve que en el articulado que regula ésta
materia se excluyó la noción de la restitución, y además debe plantearse una
reforma que indique la manera precisa y clara de cuál ha de ser el contenido de la
sentencia de restitución.
Concluye, argumentando que en los casos de reclamos por reparación de los
daños causados a la víctima, en lo tocante a la imposición de medidas cautelares
que puedan garantizar las resultas de un juicio futuro, es posible que el Juez dicte
medidas cautelares reales preventivas para garantizar la responsabilidad civil del
imputado derivada de la comisión de delitos ordinarios o comunes, y le
recomienda al Tribunal supremo de Justicia que tome en consideración este
criterio a los fines que se logre una efectiva reparación por daños.
También, se encuentra el trabajo presentado por Lerín (2008), trabajo
publicado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional
de México, titulado “La prescripción penal no influye en la responsabilidad civil”. En
esta investigación, el autor señala que la institución de la prescripción le pone fin a
la potestad que tiene el Estado de perseguir a quienes hallan infringido las normas
penales, y ésta empieza a surtir efectos a partir de la comisión del delito. No
obstante, la prescripción puede suspenderse entre otras causales, cuando se hace
necesaria la terminación de un juicio civil.
Afirma, que la reparación del daño tiene la misma naturaleza que la pena
corporal, pero debe establecerse condena previa a través de sentencia
definitivamente firme como requisito de procedencia, y también se extiende hacia
el tercero civilmente responsable. Y en los casos que exista tal sentencia, la
víctima o el ofendida por el delito tiene derecho a que se le reparen los daños
causados y el Juez tiene la obligación de hacerlo de su conocimiento a los fines
del lapso de prescripción, ya que la reparación del daño por parte del condenado
tiene carácter de pena pública independientemente de la acción civil.
Concluye, afirmando que cuando la víctima del delito u ofendido promueve
ante el juez penal el pago de la reparación del daño contra el procesado, el juez
debe condenar o absolver y llevar a cabo la ejecución de la resolución
condenatoria. También, arguye que el Derecho Mexicano es necesario reforzar
los medios para asegurar el derecho a la reparación del daño a la víctima del
delito, reforzando la procedencia de la acción civil, la cual es autónoma e
independiente de la responsabilidad penal, es decir, que la víctima pueda obtener
una sentencia por reparación de los daños ocasionados, sin que medie
declaración de responsabilidad penal favorable.
Todas las investigaciones mencionadas, sirven de apoyo a la presente
investigación, por cuanto en éstas se evidencia la importancia del procedimiento
de reparación del daño y la indemnización de los perjuicios ocasionados a la
víctima con ocasión del delito, y también la relevancia que tiene el recurso de
apelación, establecido como un derecho humano, que también es de rango
constitucional, y que en el caso del Código Orgánico Procesal Penal se hace la
adaptación de lo que ordena el texto constitucional.
Bases Teóricas y Legales
El Procedimiento de Reparación por Daños y Perjuicios Establecido en el
Código Orgánico Procesal Penal
Antes de entrar en las normas propiamente dichas respecto del mencionado
procedimiento, es conveniente acotar que, en el Código Orgánico Procesal Penal
(2006), se ha establecido de conformidad al artículo 49 que para solicitar la acción
civil de restitución, reparación e indemnización de los daños y perjuicios causados
por un delito se faculta a la víctima o sus herederos, contra el autor y los partícipes
del delito y, en su caso, contra el tercero civilmente responsable. Igualmente, el
artículo 51 acoge el sistema de la dependencia de la acción civil a la penal, al
consagrar que la primera solo puede ser ejercida después que la sentencia penal
haya quedado firme
Dicho lo anterior, en el Libro III “De los Procedimientos Especiales”, en Título
XI, a partir del artículo 422 hasta el 431 del Código Orgánico Procesal Penal
venezolano, se establece el denominado “Procedimiento para la Reparación del
Daño y la Indemnización de Perjuicios”. En tal sentido el artículo 422 establece lo
siguiente respecto de la procedencia:
Firme la sentencia condenatoria, quienes estén legitimados para ejercer
la acción civil podrán demandar, ante el juez unipersonal o el juez
presidente del tribunal que dictó la sentencia, la reparación de los daños
y la indemnización de perjuicios.
De acuerdo a la norma antes transcrita, se refiere a una acción civil, la cual
debe cumplir con todos los requisitos de una demanda civil, pero que tiene dos
aspectos determinantes para su procedencia, por una parte se debe esperar a
que la sentencia penal condenatoria se encuentre firme, es decir que no esté
sujeta a la interposición de algún recurso sea ordinario o extraordinario; y por otra
parte, que sea presentada ante el mismo juez penal que dictó la sentencia en este
ámbito.
Siguiendo los lineamientos otorgados en la doctrina por Quintero (2007) se
tiene que:
La exposición de motivos del Código Orgánico Procesal Penal dedica
unas pocas líneas al tratamiento que da a la acción civil derivada del
delito. Se dice allí que el Título X del Libro Tercero regula el
procedimiento a seguir para la reparación del daño y la indemnización de
los perjuicios, disponiéndose que a tales efectos la sentencia penal
operará como título ejecutivo, es decir, se establece un procedimiento de
carácter monitorio que simplificará la tramitación del procedimiento
común, sin menoscabo de los principios de defensa e igualdad de las
partes en el proceso.
Tomando en cuenta lo expuesto por el referido autor, esta es la razón que
justifica el requisito establecido por el articulo 422 del Código adjetivo penal
venezolano (2006), referente a la sentencia firme en el juicio penal, puesto que
una vez demostrado la culpabilidad y la participación del individuo en el delito se
tiene demostrada automáticamente la responsabilidad civil, es por ello que
funciona la sentencia firme, lo que Quintero llama título ejecutivo.
De acuerdo a las consideraciones que anteceden el titulo ejecutivo es
utilizado para el procedimiento civil también de carácter especial, llamado
procedimiento monitorio o por intimación que tiene la particularidad de ser breve
por cuanto una vez obtenido el título ejecutivo se procede a la ejecución del
mismo por cuanto éste tiene autoridad de cosa juzgada.
Es conveniente acotar que, existe una diferencia entre el procedimiento
establecido en el actual proceso penal (2006), y el que imperaba en el Código de
Enjuiciamiento Criminal (1995), ya que según éste último, se permitía el ejercicio
de la acción civil conjuntamente con la acción penal, caso en el cual se aplicaban
las reglas de la prejudicialidad.
En tal sentido, según el código adjetivo penal venezolano actual, ambas
acciones se ejercen separadamente, sin embargo, si la víctima escoge tramitar el
procedimiento ante la autoridad civil competente también es procedente, solo que
en este caso se aplicaran las reglas de la mencionada prejudicialidad, lo que
significa que se suspende el proceso civil hasta tanto se obtenga la sentencia
penal firme y continuará su curso el proceso civil, es por ello que, en palabras de
Quintero (Ob. cit) es un proceso sui géneris.
El Conviene traer a colación el criterio expuesto por Quintero (Ob.cit) respecto
de la aceptación de la reclamación civil a pesar de estar pendiente el asunto
penal, quien expone:
…Es difícil comprender la razón de ser de este régimen tan especial. Ha sido señalado por la doctrina que la inclusión de la causa civil en el proceso penal, pendiente este, tiene la ventaja de economizar la
actividad jurisdiccional y facilitar y acelerar la indemnización de los daños irrogados al perjudicado por el delito. En el ejercicio separado de la acción civil se ha señalado la ventaja de que es posible el ejercicio de la acción civil contra personas diversas de los autores y partícipes del hecho punible, que la ley prohibe de ordinario deducir conjuntamente con la acción penal. De acuerdo a lo anterior, el legislador procesal penal venezolano, no ha
establecido claramente cuál es el sistema aplicable si es después de la sentencia
condenatoria o si es durante el juicio penal, que son los sistemas que
tradicionalmente se aplican en la mayoría de las legislaciones con la
particularidad que en otros países como Inglaterra, España o Francia si se
establecen de manera clara uno en específico.
Continúa el autor referido, señalando respecto a la incongruencia legislativa
lo siguiente:
…Pero el ejercicio de la acción civil separadamente de la penal ante la jurisdicción penal carece de sentido porque habiéndose concluido la litis penal cesa la conexidad y no se produce economía de actividad jurisdiccional sino que, muy por el contrario, se somete al juez penal una materia ajena a su especialidad y porque, normalmente, cuando la acción sea ejercida, el tribunal penal llamado a conocer estará a cargo de otro titular, en razón del carácter rotatorio de la funciones judiciales que establece el artículo 516 del Código Orgánico Procesal Penal. Debe señalarse además que cuando la acción se ejerza ante la jurisdicción penal el procedimiento habrá de seguirse conforme a las reglas del Código Orgánico Procesal Penal, que como veremos contiene importantes especialidades, mientras que en caso de ejercicio ante los órganos de la jurisdicción civil deberá seguirse el proceso ordinario. En atención a lo referido por el autor antes aludido, lejos de garantizar la celeridad y economía procesal, se presentan dos inconvenientes. El primero por que el Juez penal debe conocer de un asunto contentivo de una materia que no es la que debe manejar de acuerdo a la naturaleza de sus funciones; y el segundo porque la oportunidad para que se interponga la reclamación civil ante el Juez penal, es después que la sentencia condenatoria haya quedado firme.
Finalmente, respecto de la procedencia de la reclamación civil por delitos,
entre las facultades que el Código Orgánico Procesal Penal le otorga a la víctima
está la de ejercer las acciones civiles con la finalidad de obtener la reparación por
los daños o los perjuicios sufridos.
En otro orden de consideraciones, el código adjetivo penal, establece
expresamente que la reclamación civil interpuesta ante el Juez penal deberá
hacerse a través de escrito que debe reunir los requisitos enunciados en el
artículo 423 ejusdem en los términos que a continuación se mencionan.
La demanda civil deberá expresar: 1. Los datos de identidad y el domicilio o residencia del demandante y, en su caso, los de su representante; 2. Los datos necesarios para identificar al demandado y su domicilio o residencia; si se desconoce alguno de estos datos podrán solicitarse diligencias preliminares al juez con el objeto de determinarlos; 3º Si el demandante o el demandado es una persona jurídica, la demanda deberá contener la denominación o razón social y los datos relativos a su creación o registro; 4. La expresión concreta y detallada de los daños sufridos y la relación que ellos tienen con el hecho ilícito; 5. La cita de las disposiciones legales en que funda la responsabilidad civil del demandado; 6. La reparación deseada y, en su caso, el monto de la indemnización reclamada; 7º La prueba que se pretende incorporar a la audiencia. En primer lugar, se hace referencia a los datos de identificación del
reclamante civil, por lo cual debe coincidir con la persona de la víctima, o quienes
sean considerados como tales según el código estudiado. En este sentido, agrega
Longa (2001) que aunque el código adjetivo penal nada señala acerca de la
persona del representante que haya actuado durante todo el procedimiento penal
como abogado de la víctima, quien también puede realizar la reclamación civil,
debe acreditar su representación a través de un poder, tal como si estuviese
ejerciendo la acción ante un tribunal civil.
En lo tocante a los datos necesarios para identificar al demandado y su
domicilio o residencia, éstos ya se encuentran establecidos plenamente en el
juicio penal, ya que desde el primer momento en el cual se inicia el proceso se le
identifica con sus datos personales y con señas particulares; e inclusive el
imputado debe proveer al tribunal todos sus datos para que el Estado pueda
garantizar sus derechos humanos.
Además, afirma Longa (ob.cit) que cuando no se tiene información exacta de
los datos del condenado se debe solicitar la realización de diligencias tendentes a
su obtención como por ejemplo, oficiar a la Oficina Nacional de Identificación y
Extranjería.
Conviene agregar que, el código adjetivo penal venezolano requiere para
este procedimiento de reparación del daño y la indemnización de perjuicios que
se hagan del conocimiento del tribunal los datos de registro, la denominación o
razón social de una persona jurídica, para el caso que le sean imputables los
mismos, esto es en atención a la concepción de víctima establecida y sobre la
cual también puede recaer responsabilidad penal.
Por otra parte, agrega Pérez (2002) que los hechos narrados en el escrito no
tienen porque ser probados en el procedimiento civil de reparación de daños y de
indemnización de perjuicios porque los mismos ya fueron probados en el
procedimiento penal.
No obstante, se deben especificar los daños y los perjuicios sufridos, las
causas y la relación de éstos con el hecho ilícito; esto se hace con la finalidad que
el demandado conozca exactamente lo que se le reclama. El propósito de esta
norma es que se le garantice al demandado el derecho a la defensa.
Respecto, a la cita de las disposiciones legales en que funda la
responsabilidad civil del demandado, esto es lo que según Cuenca (2000)
denomina la causa petendi, es decir, el fundamento jurídico de la pretensión; es
de advertir, que este se refiere a las normas contenidas en la legislación civil, para
que al momento de producirse el contradictorio el demandante sepa rechazar la
pretensión del actor con basamento jurídico y no subjetivo.
En atención a la norma comentada, se exige también la reparación deseada,
y en su caso, el monto de la indemnización reclamada, como ya se expresó es
necesario que el reclamante establezca el monto de la reparación, porque como
toda demanda en el ámbito civil se requiere la estimación del daño reclamado,
pero ya no en razón de la competencia por la cuantía, sino porque el demandante
puede optar por cualquier tipo de reparación.
De allí que, la reparación puede ser en especie la cual se evidencia a través
de la restitución, y ésta consiste en la devolución de la cosa, o la sustitución de la
situación lesionada por una idéntica, pero ésta estimación dependerá de la
valoración que efectúe el Juez en atención al menoscabo sufrido, y en el caso que
sea imposible su devolución fijará una compensación por un valor equivalente.
Por último, se debe traer la prueba que se pretende incorporar a la
audiencia, aun que el hecho punible ya está demostrado en el proceso penal, sin
embargo se debe enunciar la prueba que se va a evacuar en el lapso procesal
correspondiente.
Es importante acotar que, al Juez penal se le establece un lapso de 3 días
para que se pronuncie respecto de la admisión o rechazo de la petición
presentada, para lo cual debe revisar si se cumplen los extremos contemplados
en el artículo 424 del Código Orgánico Procesal Penal (2006). Así se tiene que el
artículo 424 preceptúa lo siguiente:
El juez se pronunciará sobre la admisión o rechazo de la demanda dentro de los tres días siguientes a su presentación.
Se evidencia, de la norma antes referida que el lapso establecido es
congruente con el lapso establecido en el procedimiento civil ordinario para la
admisión de todas las demandas. Y el auto que declare la inadmisibilidad será
apelable ya que esta decisión pone fin al proceso o hace imposible su
continuación.
Igualmente en el artículo 425 del Código Orgánico Procesal Penal (2006) se
establecen los presupuestos de admisibilidad de la demanda civil por ante el Juez
penal, en los siguientes términos:
Para la admisibilidad de la demanda el juez examinará: 1º Si quien demanda tiene derecho a reclamar legalmente la reparación o indemnización; 2º En caso de representación o delegación, si ambas están legalmente otorgadas; en caso contrario, fijará un plazo para la acreditación correspondiente; 3º Si la demanda cumple con los requisitos señalados en el artículo 416. Si falta alguno de ellos, fijará un plazo para completarla. En caso de incumplimiento de los requisitos señalados, el juez no admitirá la demanda. La inadmisibilidad de la demanda no impide su nueva presentación, por una sola vez, sin perjuicio de su ejercicio ante el tribunal civil competente. En general, los extremos que debe revisar el Juez para decretar su admisión
tienen que ver con la cualidad de víctima, es decir debe verificar si se trata de
alguna de las personas a que se refiere el artículo 112 ejusdem. Igualmente, la
cualidad de representante legal a través del poder para actuar en juicio que sea
consignado ante el tribunal. Sin embargo, el incumplimiento de la consignación
del poder de representación puede ser subsanado en el lapso que fije el Juez.
En tal sentido, difiere la regla antes descrita respecto del procedimiento civil
ordinario, pues en caso que carezca de representación quien actúa como tal, le
da la oportunidad al demandado de oponer una cuestión previa destinada a la
subsanación del defecto, pero en el lapso que establece expresamente el Código
de Procedimiento Civil vigente en Venezuela, vencido éste si no es corregida la
situación se extingue el proceso.
Ahora bien, en caso que falte alguno de los requisitos prescritos no es
admitida la demanda, lo que implica que se pueda volver a proponer una sola vez,
pero no dice nada el código adjetivo penal respecto al lapso que se debe agotar
para volver a intentarla, lo que si sucede en el procedimiento civil, en el cual se
debe esperar un lapso de 90 días.
En otro orden de ideas, el código Orgánico Procesal Penal (2006) establece
los presupuestos necesarios que debe cumplir la decisión emanada por el juez,
en el artículo 426 como a continuación se expresa:
Declarada admisible la demanda, el juez ordenará la reparación del daño o la indemnización de perjuicios mediante decisión que contendrá: 1º Los datos de identificación y domicilio o residencia del demandado y del demandante y, en su caso, de sus representantes; 2º La orden de reparar los daños, con su descripción concreta y detallada, la clase y extensión de la reparación o el monto de la indemnización; 3º La intimación a cumplir la reparación o indemnización o, en caso contrario, a objetarla en el término de diez días; 4º La orden de embargar bienes suficientes para responder a la reparación y a las costas, o cualquier otra medida cautelar, y la notificación al funcionario encargado de hacerla efectiva.
En virtud que, ya quedó acreditada la legitimación procesal, y se ha
producido la determinación de los daños y los perjuicios, así como el monto de la
reparación, se procede como en el procedimiento de intimación, a la decisión que
debe contener los requisitos a que antes se hizo referencia.
Igualmente, se prevén las defensas que puede oponer el demandado
condenado penalmente, la cual según el artículo 427 del Código Orgánico
Procesal Penal (2006) en relación a la objeción son las siguientes:
Si el demandado es el condenado, sólo podrá objetar la legitimación del demandante para pedir la reparación o indemnización, u oponerse a la clase y extensión de la reparación o al monto de la indemnización requeridas. Si se trata de un tercero, podrá agregar a esas objeciones aquellas basadas en la legalidad del título invocado para alegar su responsabilidad. Las objeciones serán formuladas por escrito indicando la prueba que se pretende incorporar a la audiencia. Ahora bien, las defensas que puede oponer el demandado que también es
quien resulta condenado, sólo se refieren a la clase y extensión de la reparación o
del monto de la indemnización solicitada, y únicamente puede objetar la
legitimación del demandante, es decir el carácter de víctima con el cual actúa el
demandante. Pero, si el demandado es un tercero civilmente responsable, puede
formular la objeción y oponer las mismas defensas del demandado-condenado; y
además está facultado para cuestionar la legalidad del título invocado, es decir, la
causa petendi o el fundamento jurídico de la pretensión.
Una vez planteadas las objeciones de las personas facultadas para ello de
acuerdo al artículo 427 del código adjetivo penal, se procede a la fijación de una
audiencia de conciliación, por parte del Juez. Esta es novedosa, y es una
manifestación de la justicia restaurativa, pues se permite que las personas
involucradas en la relación jurídica de carácter civil, puedan llegar aun acuerdo
directamente. Sin embargo, Longa (2001) expresa que en doctrina se ha
considerado como inconveniente que el Juez sea el mismo conciliador, ya que éste
último debe ser imparcial, y ya el Juez está en conocimiento del asunto lo que en
cualquier caso le impide desempeñarse de manera neutral como se exige para el
conciliador.
En tal sentido, el artículo 428 del Código Orgánico Procesal Penal (2006)
establece la audiencia de conciliación:
Si se han formulado objeciones, el juez citará a las partes a una audiencia dentro de los cinco días siguientes al vencimiento del término a que se refiere el ordinal 3º del artículo 419. El juez procurará conciliar a las partes, dejando constancia de ello. Si no se produce conciliación ordenará la continuación del procedimiento y fijará la audiencia para que ésta se realice en un término no menor de diez días ni mayor de treinta. En tal sentido, la conciliación no puede ser impuesta por el Juez ya que ésta
es un medio alterno de resolución de conflictos, que tiene por característica ser
voluntarios, por lo tanto, en caso que no se produzca ningún acuerdo, continúa el
procedimiento, lo que quiere decir que si existe acuerdo se extingue el mismo.
Entonces, si no hay acuerdo el Juez fijará una audiencia que debe realizarce en un
término no menor de diez días ni mayor de treinta.
Conviene agregar que, como en todos los procesos, cuando existe
desinterés de las partes interesadas, se produce una sanción de parte del
legislador, así el legislador ha establecido en el artículo 429 lo siguiente respecto
de la inasistencia de las partes:
Si el demandante o su representante no comparecen a la audiencia de conciliación, se tendrá por desistida la demanda y se archivarán las actuaciones. En este caso, no se podrá ejercer nuevamente la demanda por esta vía, sin perjuicio de su ejercicio en la jurisdicción civil. Si el demandado no comparece a la audiencia de conciliación la orden de reparación o indemnización valdrá como sentencia firme y podrá procederse a su ejecución forzosa. En caso de que sean varios los demandados y alguno de ellos no comparezca, el procedimiento seguirá su curso. De acuerdo a la norma aquí señalada, la sanción impuesta para el
demandante es el desistimiento, es decir que se tiene como si voluntariamente
manifiesta su voluntad de no querer continuar el proceso, y la consecuencia es
que se archivan las actuaciones. Pero, si es el demandado quien no comparece
se entiende que acepta la orden de reparación o indemnización, y se manda la
ejecución forzosa.
Sin embargo, para el caso en el cual no exista acuerdo en la audiencia de
conciliación, el Juez fija una audiencia para proseguir el procedimiento, y en ésta
deberá tomar la decisión, esto según lo preceptuado en el artículo 430 ejusdem:
El día fijado para la audiencia y con las partes que comparezcan, se procederá a incorporar oralmente los medios de prueba. A las partes corresponderá la carga de aportar los medios de prueba ofrecidos; y con auxilio judicial, cuando lo soliciten. Concluida la audiencia el juez dictará sentencia admitiendo o rechazando la demanda y, en su caso, ordenando la reparación o indemnización adecuada e imponiendo las costas. Contra esta sentencia no cabe recurso alguno.
Al respecto, Longa (2001), no se requiere que asistan todas las partes a esta
audiencia, ya que para este caso también existe una sanción que es la renuncia, y
el tribunal debe cumplir con su deber que es realizarla y dejar constancia de la
inasistencia de las partes o de alguna de ellas. Con la consecuencia, para la parte
que no asista que de la decisión tomada no se puede recurrir.
De la mencionada norma, también se deja ver que impera aquí el principio
de la celeridad, y de la inmediación, pues en esta audiencia se incorporan los
medios de prueba, en el entendido que se trata de una audiencia oral, por lo cual
al juez le corresponde decidir conforme a las pruebas aportadas, caso en el cual
si existen suficientes méritos puede decidir que se indemnice o repare por los
daños ocasionados a la víctima.
Ahora bien, uno de los aspectos más resaltantes de esta norma es el
carácter definitivo de la mencionada decisión en la que se ordena reparar o
indemnizar, ya que de acuerdo a la norma in comento, no podrá el condenado
ejercer ningún tipo de recurso, pues ésta es clara al afirmar “Contra esta
sentencia no cabe recurso alguno”, lo que es indicativo que el individuo que ha
sido declarado penalmente responsable es el mismo sobre el cual recae la
sentencia condenatoria de carácter civil, que como todo procedimiento civil, puede
ser obligado a cumplir, aunque se encuentre privado de su libertad, ya que
también procede la ejecución forzosa de la sentencia, por lo que se pueden
practicar medidas ejecutivas sobre los bienes que el imputado, si fuere el caso.
Conviene acotar que, el Código Orgánico Procesal Penal (2006), contiene
normas especiales relativas a las formas, causales y procedimientos para
interponer los recursos respectivos. Así se tiene el artículo 432 ejusdem, referente
a la impugnabilidad objetiva que textualmente expresa que: “Las decisiones
judiciales serán recurribles sólo por los medios y en los casos expresamente
establecidos” (p. 114 )
Como se observa, en todo lo que guarda relación con los recursos como
medios de impugnación de los autos y de las sentencias, se sujetan a lo
estipulado previamente en el mismo código, con la particularidad que se permite
solo en los casos expresamente establecidos, por lo que el enunciado
comprendido en el Artículo 431 del código adjetivo penal, es uno de los casos
expresamente prohibido por la ley, y de esto no cabe duda, haciendo una
interpretación exegética de la mencionada norma.
Como todo procedimiento de contenido patrimonial, se le da la facultad al
interesado, que en este caso sería el demandante la ejecución forzosa de la
sentencia, de conformidad a lo expresado en el artículo 431 ejusdem respecto a la
ejecución: “A solicitud del interesado el juez procederá a la ejecución forzosa de la
sentencia, según lo dispuesto en el Código de Procedimiento Civil”.
Finalmente, de conformidad a lo antes señalado, la decisión tomada por el
tribunal se ejecutará por el Juez de juicio y no por el Juez de ejecución. Pero no
se le aplicará la regla del procedimiento civil que se solicita en primer lugar el
cumplimiento voluntario y vencido el término de 3 a 10 días para ello, procederá el
forzoso.
El Derecho a la Defensa en Relación con el Procedimiento de Reparación
por Daños y Perjuicios Establecido en el Código Orgánico Procesal Penal de
Venezuela
Al
Para hacer referencia al Derecho a la Defensa, es conveniente traer a colación
su definición; En tal sentido, se ha entendido el derecho a la defensa como un
derecho humano, de rango constitucional, por lo tanto inviolable, por cuanto se
considera en la doctrina y la jurisprudencia venezolana que de éste se derivan
otros más que informan el proceso penal, como es el derecho de ser oído, el
derecho de ser juzgado sin dilaciones indebidas, el de recurrir del fallo ante un
tribunal superior, tal como también lo ha establecido el artículo 8 del Pacto de San
José Costa Rica, del cual Venezuela también forma parte.
Sobre la base de las consideraciones anteriores, Binder (1.993) destaca, que
la defensa se manifiesta como el motor central del proceso penal y sobre él versan
o circulan los otros principios, los cuales quedarían en letra muerta o dejan de
cumplir su función específica, sino se le da cumplimiento a este principio
garantizador básico.
En atención a lo anterior, Pérez. (2002), ha expresado que:
…el derecho a la defensa comprende todo el conjunto de facultades del
imputado que le permite enfrentar, en mediana igualdad de condiciones,
a la vindicta pública. Todas las prerrogativas del imputado a que se
refiere el Artículo 125 forman parte del derecho a la defensa.
De acuerdo a lo expresado, el derecho a la defensa es muy extenso, y que
en virtud de ello, le permite al imputado, ejercer todos los recursos necesarios
para rechazar o contradecir las imputaciones que realice en su contra el Ministerio
Público, quien en nombre del Estado ejerce la acción penal, y dirige la
investigación.
Ahora bien, el derecho a la defensa se encuentra consagrado en el artículo
49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000) que
establece lo siguiente:
La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo
estado y grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene
derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le investiga,
de acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios
adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas
obtenidas mediante violación del debido proceso. Toda persona
declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las
excepciones establecidas en esta Constitución y la ley. Toda persona
tiene derecho a ser oído en cualquier clase de proceso, con las
debidas garantías y dentro del plazo razonable determinado
legalmente, por un tribunal competente, independiente e imparcial
establecido con anterioridad. Quien no hable castellano o no pueda
comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un intérprete.
En atención a lo anterior, el derecho a la defensa que se establece en el
precepto constitucional, implica el debido proceso, de allí la amplitud en cuanto a
la concepción de éste, por lo cual se deduce que éste implica otra gama de
derechos, entre los cuales se encuentra el derecho a ser oído en todo estado y
grado del proceso, y el de recurrir de la sentencia, entre otros los cuales
garantizan el recto desenvolvimiento del proceso penal.
Igualmente, el derecho a la defensa e igualdad entre las partes también está
establecido en el Código Orgánico Procesal Penal (2006) en el artículo 12 de la
siguiente manera:
La defensa es un derecho inviolable en todo estado y grado del
proceso.
Corresponde a los jueces garantizarlo sin preferencias ni
desigualdades.
Los jueces profesionales, escabinos y demás funcionarios judiciales no
podrán mantener, directa o indirectamente, ninguna clase de
comunicación con alguna de las partes o sus abogados, sobre los
asuntos sometidos a su conocimiento, salvo con la presencia de todas
ellas.
De acuerdo a este precepto, se concibe como complemento de la norma
constitucional, el derecho a la defensa pero acompañado del derecho de igualdad
entre las partes que intervienen en el proceso penal, es decir, la víctima y el
imputado, esto es con la finalidad de lograr su garantía en el proceso penal.
También, el derecho a la defensa se encuentra expresado en el Artículo 1
del Código objeto de estudio, ya que en el mismo se establece el derecho a ser
sometido a un juicio previo, oral y público, sin dilaciones indebidas, ante un Juez o
tribunal imparcial, conforme a las disposiciones legales y con salvaguarda de
todos los derechos y garantías del debido proceso, consagrados en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, las leyes, los tratados,
convenios y acuerdos internacionales suscritos por la República.
Igualmente, en los tratados internacionales en materia de derechos humanos
suscritos y ratificados por la República también se establece el derecho a la
defensa, así se tiene la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto
de San José de 1.969, en el Artículo 8.1 que concibe las garantías jurídicas, así
como el Artículo 14.1 referido al derecho al debido proceso: derecho de defensa
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966.
Cabe agregar que, la tanto la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (2000), los diversos instrumentos internacionales, y el Código Orgánico
Procesal Penal (2006) se refieren textualmente a que toda persona declarada
culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las excepciones establecidas en
esta Constitución y la Ley, desde el punto de vista del Derecho Penal, dicho
derecho está relacionado con lo preceptuado en los Artículos 422 al 431 del
nombrado Código.
Ahora bien, el derecho a la defensa establecido en los tratados
internacionales suscritos por Venezuela en materia de Derechos Humanos, son
parte del ordenamiento jurídico interno, ya no como una ley de carácter especial,
sino con rango constitucional, tal como lo prevé el artículo 23 del texto
constitucional que dice así:
Los tratados, pactos y convenciones en materia de derechos humanos
suscritos y ratificados por la República, tienen rango constitucional, y
se aplican preferentemente en la medida que contengan normas para
su goce más favorables que las establecidas en esta Constitución y las
demás leyes, y se aplican de manera directa e inmediata por todos los
órganos del Poder Público y los tribunales.
En atención a la norma a la que se hace referencia, se establece la
supremacía legal de los tratados en materia de derechos humanos en el
ordenamiento interno, debido al rango constitucional que se les ha otorgado por
mandamiento constitucional, significa con ello que se abandona la discrepancia
doctrinaria que indicaba que existía una supra constitucionalidad, pero se deja
bien claro que si tienen indudablemente un rango superior a las leyes creadas en
el seno legislativo venezolano.
En el orden de las consideraciones precedentes, el procedimiento para la
reparación del daño y la indemnización de perjuicios establecido en el Código
Orgánico Procesal Penal (2006), en su artículo 430 prevé la realización de la
audiencia donde se impone según el caso la reparación o indemnización, pero en
su último aparte se prohibe taxativamente la facultad que tiene el demandado de
ejercer el derecho humano a la defensa, al impedir que se interponga ningún
recurso, es decir ni ordinarios, ni menos aún los extraordinarios.
Es por ello que, Perez (2002) aduce que:
Para finalizar debo aclarar que el procedimiento para reclamar la responsabilidad penal en el COPP tiene ciertos vicios de inconstitucionalidad, pues, por una parte, limita las posibilidades de defensa del demandado civil (art.427), sobre todo del tercero civilmente responsable que no ha sido parte en el proceso penal, así como también, por otra parte, la inapelabilidad de la sentencia que pone fin a este proceso (art.430) podría colidir con el dispositivo del numeral 1 del artículo 49 constitucional. (p.675)
Finalmente, vale la pena señalar que siendo el derecho a la defensa un
derecho humano, consagrado en los tratados, la carta magna, la norma adjetiva
penal, se encuentra que en un procedimiento especial se prohibe expresamente el
ejercicio de una garantía tan importante para el mejor desenvolvimiento del
proceso penal acusatorio que rige en Venezuela. Es por eso que, esta prohibición
de ejercer el recurso ordinario de apelación luce contrario a las garantías que se
otorgan en el nuevo sistema procesal penal, lo cual no se justifica en éstos.
La Constitucionalidad de la Prohibición de Apelación Prevista en el
Procedimiento para la Reparación del Daño y la Indemnización de Perjuicios
Establecida en el Código Orgánico Procesal Penal.
En lo referente al procedimiento de reparación por daños y perjuicios en
Venezuela, ya se ha expresado que es importante que el afectado con la acción
dañosa del delincuente, es decir, la víctima pueda también solicitar la reparación
por los daños que ha sufrido por el menoscabo de sus derechos, o bienes. Se
agrega que, el inculpado o condenado aún estando dentro de ésta fase del
proceso también tiene derechos que son inviolables, por conformar la gama de
derechos humanos, en su carácter universal, indivisibles, imprescriptibles, entre
otros.
Es importante acotar que, el Código Orgánico Procesal Penal de Venezuela
(2006) como todo instrumento legal basado en los instrumentos jurídicos
internacionales en materia de derechos humanos contiene una serie de garantías,
y una de las que no puedo dejar de contemplar el legislador procesal penal es la
materia recursiva para asegurar el cumplimiento del derecho al debido proceso y
el derecho a la defensa, como fundamentales en todo proceso penal.
En tal sentido, el código adjetivo penal de Venezuela ha establecido en el
Libro Cuarto, Título I, los recursos de los cuales puede utilizar el individuo como
medio de impugnación de las sentencias, pues se considera que las personas que
se encuentren actuando como partes en el proceso penal, pueden ir contra las
decisiones emanadas de los tribunales de la Republica, para evitar
arbitrariedades.
Ahora bien, el artículo 430 del Código Orgánico Procesal Penal (2006) en su
último aparte prohíbe taxativamente el uso del recurso de apelación, cuando
establece que contra esta sentencia no cabe recurso alguno, lo que imposibilita al
condenado a impugnar la decisión tomada en su contra, debe tomarse en cuenta
que se puede tratar de una persona que ha quedado por efectos de la sentencia
privada de su libertad personal.
En tal sentido, siendo que la defensa es un derecho inviolable en todo estado
y grado del proceso, tal como antes se expresó, y considerando que ésta tiene
rango constitucional, la norma antes referida al prohibir la impugnación de la
sentencia está contraviniendo lo dispuesto en la normativa constitucional.
Claro está, que la misma Constitución Nacional en su artículo 49 establece
que dentro del derecho a la defensa se encuentra el de recurrir ante un tribunal
superior para utilizar el recurso correspondiente, y el derecho de ser oído en
cualquier proceso, máxime si estos deben cumplirse en el proceso penal donde
está en juego la libertad de la persona que también tiene derechos humanos.
Igualmente, al observar las normas sobre los recursos que están
establecidas en el Código Orgánico Procesal Penal (2006), también se encuentra
que el artículo 432 expresa, como antes se indicó preceptúa la regla general a
cerca de los recursos cuando señala que: “ Las decisiones judiciales serán
recurribles sólo por los medios y en los casos expresamente establecidos.
En esta norma, se acoge el sistema de los recursos, por el cual se le otorga
a todos los ciudadanos, siempre que cumplan los parámetros establecidos en la
ley. Siendo uno de estos, que se trate de los casos expresamente permitidos por
la ley.
Conviene precisar, el contenido del artículo 49 de la carta magna venezolana
(2000) que establece el Debido Proceso y expresa lo siguiente:
El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y
administrativas; en consecuencia:
La defensa y la asistencia jurídica son derechos inviolables en todo
estado y grado de la investigación y del proceso. Toda persona tiene
derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le investiga, de
acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios
adecuados para ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas
mediante violación del debido proceso. Toda persona declarada
culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las excepciones
establecidas en esta Constitución y la ley.
3. Toda persona tiene derecho a ser oída en cualquier clase de
proceso, con las debidas garantías y dentro del plazo razonable
determinado legalmente, por un tribunal competente, independiente e
imparcial establecido con anterioridad. Quien no hable castellano o no
pueda comunicarse de manera verbal, tiene derecho a un intérprete.
Aunado a esto, el Tribunal Supremo de Justicia en la Sala Constitucional, y
según sentencia número 926 del 01/06/2001 expresa:
La garantía del debido proceso persigue que los derechos que poseen
las partes dentro del proceso permanezcan incólumes sin que los
mismos se vean limitados o restringidos de manera tal, que impida el
ejercicio pleno y efectivo de otros derechos relevantes dentro del
proceso, y que menoscaben las garantías que el mismo debe ofrecer.
Es así como, dentro del debido proceso se encuentra el Derecho a la
defensa, que comprende el derecho que tiene el inculpado a la comunicación
previa y detallada de la acusación formulada en su contra, la concesión al
inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su
defensa y el derecho a defenderse por sí mismo o a través de un defensor de su
elección o nombrado por el Estado.
En atención a lo anterior, en Venezuela al adoptar el sistema acusatorio se
reconoce ampliamente el derecho de defensa del imputado desde que el
procedimiento se dirige en su contra, a raíz de cualquier acto de los organismos
encargados de la persecución penal. El cabal reconocimiento del derecho de
defensa, en todos sus aspectos, el derecho a ser oído, y el derecho a recurrir del
fallo entre otros, son indispensables para que el individuo ejerza todos sus
derechos a cabalidad, sin que sufra menoscabo a los mismos.
En tal sentido, la norma antes transcrita evidencia la garantía a la defensa y
a ser oído en cualquier estado y grado del proceso, siendo éstas quienes le
otorgan basamento legal a la facultad del individuo a recurrir de las sentencias
emanadas de los tribunales de la República. Al respecto, la misma norma objeto
de estudio establece que se debe tomar en cuenta las excepciones comprendidas
en la ley (subrayado propio).
Retomando, el artículo 430 del Código Orgánico Procesal Penal (2006) en
su parte infine estipula en lo tocante a los recursos lo siguiente: “Contra esta
sentencia no cabe recurso alguno”. (p. 225) Lo que significa, que en lo aquí
expresado, se trata de una de las excepciones legales, por cuanto es una
prohibición expresa de la ley, y por lo tanto, no existe colisión alguna respecto del
precepto constitucional.
Ahora bien, si se toma en consideración lo expresado en el artículo 436 del
Código Orgánico Procesal Penal (2006), respecto a la facultad para recurrir del
fallo se tiene lo siguiente:
Las partes sólo podrán impugnar las decisiones judiciales que les sean desfavorables. El imputado podrá siempre impugnar una decisión judicial en los casos en que se lesionen disposiciones constitucionales o legales sobre su intervención, asistencia y representación, aunque haya contribuido a provocar el vicio objeto del recurso. En la norma anterior, se acoge el principio según el cual la legitimidad
procesal para recurrir del fallo, sólo la tienen aquellos contra quienes obre la
sentencia produciendo perjuicios, y no aquellos que no estén conformes con ella.
Esto es así, para garantizarle su derecho humano a la defensa, y el resto de los
derechos humanos consagrados en el artículo 49 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (2000).
Además, si se toma en consideración que los tratados en materia de
derechos humanos en Venezuela tienen jerarquía constitucional, por lo tanto se
aplican de manera preferente cuando contengan normas que para su goce y
ejercicio sean más favorables que las establecidas en la Constitución, de
conformidad a lo preceptuado en el artículo 23 de la misma, entonces deben
aplicarse tal y como así lo expresa el texto constitucional, por considerarse que
éstas normas sobre la facultad de recurrir del individuo son más favorables.
Conviene traer a colación lo que se considera como el derecho de recurrir
del fallo a la luz de la doctrina de los derechos humanos, que según Granda
(2007) es: “Enseñaba Alsina que los recursos son los medios que la ley concede a
las partes para obtener que una providencia judicial sea modificada o dejada sin
efecto” (p.1). En tal sentido, en el proceso penal, todas las personas pueden
acudir ante un juez superior para que sea revisada la sentencia que opera en su
contra, como manifestación de la democratización del proceso, para evitar
sentencias arbitrarias que colocan en situación de desigualdad a un individuo que
se encuentra privado de su libertad, y que también lo asiste la garantía de los
derechos humanos por parte del Estado.
Aunque, en el caso del Artículo 430 último aparte se trate de un caso
expresamente prohibido por la ley, no puede éste ir en contra de la finalidad del
proceso acusatorio actual que rige en Venezuela, y menos aún contra el precepto
constitucional, ni ninguna garantía a los derechos humanos, que como ya se
expresó los instrumentos internacionales tienen rango constitucional, lo cual hace
considerar que aunque es legal la prohibición de recurrir ante un juez superior,
igualmente en un juicio especial como es el de reparación del daño, no se permita
ir contra una sentencia.
Asimismo, el artículo 436 del Código Orgánico Procesal Penal (2006) prevé
que sólo se pueden impugnar las sentencias por aquella parte que le resulte
desfavorable, por lo cual el artículo 430 en su último aparte contiene una norma
que es contraria a los principios de vía recursiva, más aún si se toma en
consideración lo que expresa ,más adelante el artículo 436 ejusdem, cuando
señala que se le da la facultad al imputado de recurrir de aquellas sentencias en
las cuales se produzcan violaciones a sus derechos constitucionales, incluso si
éste ha contribuido a provocar el vicio objeto del recurso.
Es por lo señalado anteriormente, por lo cual se manifiesta que el artículo
430 en su último aparte, no es cónsono con el precepto constitucional del debido
proceso, el derecho a la defensa, el derecho de ser oído y de recurrir ante un
tribunal superior.
Asimismo, y siendo que los tratados en materia de derechos humanos
suscritos y ratificados por la República tienen un tratamiento especial, desde la
vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el año
1999, por cuanto se les da rango constitucional, y a su vez se les otorga el
carácter supra legal en el ordenamiento jurídico venezolano, para preservar los
derechos de los individuos, es menester hacer entonces una aplicación tanto
preferente como inmediata de lo establecido en los mismos, por cuanto coloca al
condenado en mejores condiciones, todo a tenor de lo dispuesto en el articulo 23
antes mencionado de la Constitución Nacional.
El Procedimiento de Reparación por Daños y Perjuicios Establecido en
el Código Orgánico Procesal Penal de Venezuela Comparado con la
Legislación Colombiana
Para hacer un estudio exhaustivo del procedimiento de reparación de daños
y perjuicios establecido en el Código Procesal Penal de Colombia, se debe hacer
la acotación que todo lo que concierne a la acción civil derivada de la acción
penal, quedó establecida según Ley 600 del 24 de Julio del año 2000, y
posteriormente en la reforma realizada al código adjetivo penal colombiano en
fecha 1 de septiembre de 2004, según la Ley 906 de 2004 fueron incluidas las
normas sobre la reparación integral, pero no se efectuó una derogatoria de las
normas anteriores, lo que significa que todas se encuentran vigentes, por lo cual
se hará una comparación con el sistema venezolano, basado en el código adjetivo
penal de 2000 y del 2004 que siendo la última reforma, se encuentra en plena
vigencia.
En base a lo anterior, en el Código de Procedimiento Penal de Colombia
(2000) incluyó el procedimiento al igual que en Venezuela establece la acción civil
con ocasión del delito, a través del artículo 23 que textualmente dice: “Todo hecho
punible origina acción penal y puede originar, entre otras, acción civil”.
Pero, el artículo 45 del mismo código del año 2000 señala que:
Titulares. La acción civil individual o popular para el resarcimiento de
los daños y perjuicios individuales y colectivos causados por la
conducta punible, podrá ejercerse ante la jurisdicción civil o dentro del
proceso penal, a elección de las personas naturales o jurídicas
perjudicadas, por los herederos o sucesores de aquellas, por el
Ministerio Público o por el actor popular cuando se trate de lesión
directa a bienes jurídicos colectivos.
De acuerdo a la norma transcrita, el sistema aplicable para lograr la
indemnización de los perjuicios y la reparación del daño es el independiente, es
decir, que puede intentarse la acción civil tanto ante el Juez civil, como en ante el
Juez penal, ya que se puede intentar dentro del proceso penal, lo que quiere
decir, que es distinto al procedimiento penal venezolano, porque en éste último
hay que esperar que la sentencia se encuentre firme para intentar la acción civil
ante el juez penal.
Por otra parte, el procedimiento especial en Venezuela para la Reparación
del daño se intenta como una demanda civil ante el mismo juez penal que dictó la
sentencia condenatoria con todos los requisitos de una solicitud civil, y en el
Código Procesal Penal de Colombia (2000) se establece en su artículo 49 entre
los mas importantes, los siguientes:
El nombre y domicilio del perjudicado con la conducta punible; nombre
y domicilio el presunto responsable, si lo conociere; nombre y domicilio
de los representantes o apoderados de los sujetos procesales, si no
pueden comparecer o no comparecen por sí mismas; la manifestación,
bajo la gravedad de juramento, que se entiende prestado con la
presentación de la demanda, de no haber promovido proceso ante la
jurisdicción civil, encaminado a obtener la reparación de los daños y
perjuicios ocasionados con la conducta punible. Los hechos en virtud
de los cuales se hubieren producido los daños y perjuicios cuya
indemnización se reclama. Los daños y perjuicios de orden material y
moral que se le hubieren causado, la cuantía en que se estima la
indemnización de los mismos y las medidas que deban tomarse para el
restablecimiento del derecho, cuando fuere posible. Los fundamentos
jurídicos en que se basen las pretensiones formuladas. Las pruebas
que se pretendan hacer valer sobre el monto de los daños, cuantía de
la indemnización y relación con los presuntos perjudicados, cuando
fuere posible.
Se observa, que son muy similares los requisitos exigidos para la solicitud de
reparación del daño, en ambas legislaciones, con las diferencias de rigor en virtud
de las especialidades de cada sistema, ya que en Colombia se establece la
posibilidad de obviar el domicilio del responsable civil porque expresa que si
conoce este domicilio debe colocarlo.
Por otra parte, se nota en el Código Procesal Penal de Colombia (2000), que
la reclamación civil por daños y perjuicios no forma parte de un procedimiento
especial como si sucede en Venezuela, ya que en el procedimiento penal
colombiano es regulado por las normas generales a cerca de la Acción Civil, que
se encuentran en el Titulo preliminar, Libro I denominado Disposiciones
Generales, Título I “De las Acciones, Capítulo II, III, IV y V.
Así en el Código de Procedimiento Penal Colombiano (2000), en el artículo
46 establece quienes tienen la obligación de indemnizar en los siguientes
términos: “Están solidariamente obligados a reparar el daño y a resarcir los
perjuicios causados por la conducta punible las personas que resulten
responsables penalmente y quienes, de acuerdo con la ley sustancial, deban
reparar el daño” (p.6)
De acuerdo a lo anterior, la obligación de reparación del daño causado a la
víctima, en base a la modalidad del resarcimiento, y recae en este caso esta
obligación sobre todos aquellos que hayan tenido cualquier tipo de participación
en la comisión del delito en cualquiera de sus grados.
Igualmente, el artículo 47 del Código de Procedimiento Penal Colombiano
(2000), ha establecido también la oportunidad para constituirse en parte civil,
como se expresa: “La constitución de parte civil, como actor individual o popular,
podrá intentarse en cualquier momento, a partir de la resolución de apertura de
instrucción y hasta antes de que se profiera sentencia de única o de segunda
instancia” (p.6). Como es de observarse, quien pretenda reclamar por los daños y
perjuicios derivados de la acción penal, tiene oportunidad suficiente para hacerlo
pues, el legislador plantea que tiene la facultad de hacerlo inclusive en la segunda
instancia, es decir, antes que exista sentencia firme.
Luego, que la persona que está facultada por el código adjetivo penal
colombiano (2000) para constituirse en actor civil, interpone la demanda el
tribunal la admite, a los efectos que se cumplan los parámetros de la notificación
del demandado tal como lo preceptúan las normas de procedimiento civil, procede
entonces el Juez penal a decidir sobre la admisión de la demanda civil, así lo
establece el artículo 49 en los siguientes términos:
Decisión sobre la demanda y apelación. Dentro de los tres (3) días
siguientes a aquél en que se presente el escrito de demanda, el
funcionario judicial que conoce del proceso decidirá mediante
providencia interlocutoria sobre su admisión o rechazo. La providencia
que resuelve sobre la demanda de parte civil es apelable en el efecto
devolutivo.
Es de observar, que en el procedimiento de reparación del daño establecido
según las normas procesales colombianas, se prevé un lapso muy corto para
admitir la demanda que es de tres días. Dicho lapso es el mismo que se establece
en los procedimientos civiles ordinarios en Venezuela. Además, la misma norma
establece también el recurso de apelación para el caso de la admisión, por lo cual
se aplica en este supuesto las mismas reglas de los procedimientos civiles
ordinarios que en casi todas las legislaciones del mundo.
Más adelante, en el artículo 50 del Código adjetivo penal colombiano del año
2000, se prevé que una vez admitida la demanda comienza todo el proceso civil
ante el Juez penal, y después que las partes tienen conocimiento de la
reclamación, la parte actora puede solicitar que se realicen todas las actuaciones
probatorias, y en tal sentido se encuentra lo siguiente:
Admitida la demanda de parte civil, ésta quedará facultada para
solicitar la práctica de pruebas orientadas a demostrar la existencia de
la conducta investigada, la identidad de los autores o partícipes, su
responsabilidad, y la naturaleza y cuantía de los perjuicios
ocasionados. Podrá igualmente denunciar bienes del procesado y
solicitar su embargo y secuestro, e interponer recursos contra las
providencias que resuelvan sobre las materias de que trata este
artículo.
Según la norma transcrita, se permite a la parte reclamante solicitar la
realización de actos tendentes a probar no solo la cuantía de los perjuicios
causados sino también, su naturaleza, y además la identidad de los autores, y
otra serie de actos que no son propios del proceso civil, sino del pena, esto es
porque la reclamación civil como antes se expresó no se interpone una vez que
se tiene la sentencia definitivamente firme, sino que se puede interponer
conjuntamente ambas acciones. Esta es una diferencia bastante significativa con
el procedimiento penal de Venezuela, ya que en éste último se debe esperar que
exista la sentencia penal para interponer la acción civil, por lo cual ya los hechos
han sido probados en el proceso penal, y no requieren de prueba en el civil.
Incluso, en el artículo 52 del código de procedimiento penal de Colombia
(2000) se establece como causal para rechazar la demanda civil, el hecho que el
reclamante interponga esta acción independientemente de la penal, entre otras,
por lo cual expresa:
La demanda será rechazada cuando esté acreditado que se ha
promovido independientemente la acción civil por el mismo
demandante, que se ha hecho efectivo el pago de los perjuicios, que se
ha producido la reparación del daño o que quien la promueve no es el
perjudicado directo.
También procede el rechazo cuando la demanda se dirija contra el
tercero civilmente responsable y la acción civil se encuentre prescrita.
En cualquier momento del proceso, en que se acredite cualquiera de
las situaciones descritas, mediante providencia interlocutoria se dará
por terminada la actuación civil dentro del proceso penal.
Y por último, en el Código de Procedimiento Penal de Colombia (2000), se
ha establecido como otra de las formalidades del mismo que se debe llevar éste
en cuaderno separado, no se debe olvidar que en este caso, es obligatorio que
ambas acciones se interpongan conjuntamente.
Ahora bien, como antes se expresó el Código de Procedimiento Penal de
Colombia, fue reformado en el año 2004 y en ésta se incluyó en el Título II de la
acción penal, Capítulo IV denominado “Del ejercicio del incidente de reparación
integral, desde el artículo 102 al 108, algunas normas referentes a la reparación
de los daños ocasionados por el delincuente. Así se tiene, que en el artículo 102
se prevé lo siguiente:
Emitido el sentido del fallo que declara la responsabilidad penal del
acusado y, previa solicitud expresa de la víctima, o del fiscal o del
Ministerio Público a instancia de ella, el juez fallador abrirá
inmediatamente el incidente de reparación integral de los daños
causados con la conducta criminal, y convocará a audiencia pública
dentro de los ocho (8) días siguientes.
Cuando la pretensión sea exclusivamente económica, solo podrá ser
formulada por la víctima directa, sus herederos, sucesores o
causahabientes.
En atención a la norma referida, se entiende como si existiera una
contradicción con todo lo antes expuesto referente al código adjetivo penal
colombiano del año 2000, pero en realidad las primeras estipulaciones
corresponden al tercero civilmente responsable, que según la legislación procesal
penal colombiana, no es considerado ni parte ni interviniente en el mismo, o como
así lo ha expresado el máximo tribunal de Colombia según sentencia C-423 del
año 2006 que afirma lo siguiente:
En otras palabras, a pesar de no ser considerado como sujeto procesal
durante el proceso penal, tampoco es ajeno al mismo, por cuanto es
llamado a participar durante la última etapa de aquél, cual es, el
incidente de reparación integral, y al mismo tiempo, sus bienes pueden
ser afectados con una medida cautelar desde la etapa de investigación.
este es un procedimiento que se ha establecido para
En tal sentido, las normas contenidas en la reforma del 2004 al Código de
Procedimiento Penal de Colombia se han establecido para todo aquel que siendo
considerado víctima en el proceso penal también recaigan sobre él los daños y los
perjuicios de el hecho delictivo, es por ello que se prevé en este instrumento legal
la obligación para la víctima de solicitar la reparación, y a tales efectos en el
artículo 102 se estipula que abrirá la acción de reparación, pero deben cumplirse
dos extremos, el primero que exista una sentencia firme que indique la
responsabilidad penal del individuo, y el segundo, que exista solicitud previa ya
de la víctima o del fiscal del Ministerio Público, pero es importante agregar que se
deduce de lo preceptuado por esta norma, que en cualquier caso se puede
interponer también esta acción conjuntamente con la penal porque se expresa
que la solicitud es previa a la sentencia.
También, en el mencionado artículo 102 ejusdem, se establece que después
que se abre la incidencia de reparación, el juez convoca a una audiencia oral y
pública en un lapso de 8 días, para que la parte actora indique la forma de
reparación, esto de conformidad al artículo 103 que prevé lo siguiente:
Iniciada la audiencia el incidentante formulará oralmente su pretensión
en contra del declarado penalmente responsable, con expresión
concreta de la forma de reparación integral a la que aspira e indicación
de las pruebas que hará valer.
El juez examinará la pretensión y deberá rechazarla si quien la
promueve no es víctima o está acreditado el pago efectivo de los
perjuicios y este fuere la única pretensión formulada. La decisión
negativa al reconocimiento de la condición de víctima será objeto de
recurso de impugnación en los términos de este código.
Se observa, que en este procedimiento a diferencia del anterior no se tiene
la obligación de probar los hechos, puesto que en este caso se han comprobado
los autores, sus grados de participación, y la responsabilidad de cada uno, por lo
tanto no se puede volver a probar, por eso la parte actora solo indica las pruebas
que en el proceso penal se han utilizado y que son pertinentes a los efectos
civiles. También se establece como causal de improcedencia de la reclamación
de los daños y perjuicios si la actora no es la víctima, y es importante destacar
que desde el momento de la declaratoria de ésta improcedencia ya se permite
utilizar los recursos, que se interpreta debe incluirse la apelación por ser le
recurso de impugnación ordinario.
Más adelante, el mismo artículo 103 ejusdem expresa lo siguiente con
referencia al trámite de la incidencia:
Admitida la pretensión el juez la pondrá en conocimiento del declarado
penalmente responsable y acto seguido ofrecerá la posibilidad de una
conciliación que de prosperar dará término al incidente y lo allí
acordado se incorporará a la sentencia. En caso contrario el juez fijará
fecha para una nueva audiencia dentro de los ocho (8) días siguientes
para intentar nuevamente la conciliación y de no lograrse el declarado
penalmente responsable deberá ofrecer sus propios medios de prueba.
Como es propio de los procedimientos en Colombia, se da la oportunidad de
utilizar los medios alternos de resolución de conflictos que en este caso es la
conciliación, que se plantea dos veces ya que de conformidad a la normativa
antes referida, antes de iniciar cualquier otra etapa procesal se trata que las
partes lleguen a un acuerdo caso en el cual se termina esta incidencia, y en última
instancia sino no es posible un arreglo inter partes, se procede mediante otra
audiencia a traer los medios de prueba que lo hará entonces el inculpado, y de
hecho el artículo 104 plantea lo siguiente:
El día y hora señalados el juez realizará la audiencia, la cual iniciará
con una invitación a los intervinientes a conciliar. De lograrse el
acuerdo su contenido se incorporará a la decisión. En caso contrario,
se procederá a la práctica de la prueba ofrecida por cada parte y se
oirá el fundamento de sus pretensiones.
Nótese, que aún cuando se haya convocado a la audiencia oral, igualmente
se puede llegar a un acuerdo entre las partes, y si aún éste no es posible, es
como se instala la audiencia donde existe el contradictorio pues de otra forma no
tendría ninguna finalidad el derecho que tienen de las partes de ser oídas por el
Juez.
Luego, que el Juez ha oído las pretensiones de las partes, decidirá en la
misma audiencia, por lo que se considera un procedimiento muy corto, y conde se
le aplican los principios rectores del proceso penal colombiano como es la
oralidad, la celeridad y la inmediación, así se encuentra establecido en el artículo
105 del mencionado código adjetivo penal en lo siguientes términos: “En la misma
audiencia el juez adoptará la decisión que ponga fin al incidente, la cual se
incorporará a la sentencia de responsabilidad penal” ( p.6).
Igualmente, se establece en el procedimiento de reparación integral de
Colombia un lapso de caducidad que es de 06 meses contados a partir de la
sentencia condenatoria, esto de conformidad al artículo 106 que expresa: “La
solicitud para la reparación integral por medio de este procedimiento especial
caduca treinta (30) días después de haberse anunciado el fallo de responsabilidad
penal” (p.6)
Y finalmente, el artículo 107 del Código de Procedimiento Penal de
Colombia (2004) define al tercero civilmente responsable de la
siguiente manera: “Es la persona que según la ley civil deba responder
por el daño causado por la conducta del condenado. El tercero
civilmente responsable podrá ser citado o acudir al incidente de
reparación a solicitud de la víctima del condenado o su defensor. Esta
citación deberá realizarse en la audiencia que abra el trámite del
incidente
En virtud de lo anterior, se ratifica el criterio expuesto anteriormente por el
Máximo Tribunal de Colombia que el tercero civilmente responsable puede ser
citado en el procedimiento de reparación integral sólo si la víctima o la defensa lo
solicitan, ya que el primero no es considerado parte en este procedimiento.
En otro orden de consideraciones, se observan algunas diferencias y
semejanzas entre ambas legislaciones a los fines de admitir la reclamación civil
ocasionada por la penal, así se tiene que, en el Código Orgánico Procesal Penal
de Venezuela (2006), además de las normas generales de la Acción Civil,
estipuladas en el Título II titulado de la Acción Civil; artículos 49 al 53 del Libro
Primero de las Disposiciones Generales, y además las normas especiales de
procedimiento contenidas en los artículos 422 al 431 ejusdem como antes se ha
expresado, para lo cual se permite el investigador realizar el siguiente cuadro
comparativo.
Mientras que, en el Código Orgánico Procesal Penal de Venezuela (2006),
además de las normas generales de la Acción Civil, estipuladas en el Título II
titulado de la Acción Civil; artículos 49 al 53 del Libro Primero de las Disposiciones
Generales, y además las normas especiales de procedimiento contenidas en los
artículos 422 al 431 ejusdem.
Definición de Términos Básicos
Acción Civil: La que se utiliza para realizar todas las reclamaciones de carácter
civil.
Daño: menoscabo o deterioro de una cosa. Siempre que en virtud de la infracción
cause el agente un mal resultado, deberá, presentarse la reparación, es decir, el
resarcimiento del mismo.
Daño material: es aquel que consiste en un menoscabo pecuniario del patrimonio
de un tercero.
Daño moral: se entiende la afectación que una persona sufre en sus sentimientos,
afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y
aspectos físicos, o bien en la consideración que de sí misma tienen los demás
Debido Proceso Legal: Cumplimiento con los requisitos constitucionales en
materia de procedimiento, por ejemplo, en cuanto a la posibilidad de defensa y
producción de pruebas.
Perjuicios: la ganancia lícita que deja de obtenerse o deméritos o gastos que se
ocasionan por acto u omisión de otro y éste debe indemnizar a más del daño y
detrimento material causado por modo directo.
Procedimiento Acusatorio: Norma procesal que para la investigación y
especialmente para el enjuiciamiento y sanción de un presunto delincuente,
requiere de la acusación mantenida, bien en nombre de la sociedad por medio del
Ministerio Fiscal, bien a nombre de la persona damnificada por el delito
Procedimiento Penal: El que rige para la investigación de los delitos,
identificación de delincuentes, enjuiciamiento de los acusados y para la resolución
que proceda.
Reparación: Satisfacción completa de una ofensa, daño o injuria.
Indemnizar: Resarcir de un daño o perjuicio.
CAPÍTULO III
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Conclusiones
Después de haber realizado un pormenorizado estudio del procedimiento
especial de reparación por daños y perjuicios establecido en el Código Orgánico
Procesal Penal de Venezuela (2006), como una de las innovaciones del sistema
acusatorio actual, se ha llegado a formular las siguientes conclusiones:
En cuanto al Procedimiento de reparación por daños y perjuicios derivado
de las acciones penales en Venezuela, se tiene que es una verdadera
novedad el establecimiento de la reclamación de los daños y los perjuicios
ocasionados con ocasión del hecho delictivo, por cuanto se pueden
instaurar de forma independiente, lo cual elimina la pérdida de tiempo que
significa el esperar por la sentencia penal definitivamente firme, para que
proceda la reclamación civil.
Pese a que, para efectuar la reclamación civil derivada del delito es
necesario que se formule a través de escrito y con todas las formalidades
de una demanda civil, sin embargo los hechos narrados en la reclamación
civil no son objeto de prueba por cuanto ya han sido probados en la
instancia penal.
En virtud de lo anterior, la acción civil tiene la particularidad que se
interpone ante el mismo juez penal encargado de resolver el asunto penal,
por lo cual requiere que éste tenga suficientes conocimientos tanto en el
área penal que es su especialidad, como en el área civil que no lo es, por
lo cual se requiere que el Juez penal tenga más preparación profesional.
Igualmente, siendo una reclamación civil tiene características especiales
por cuanto, se establece la posibilidad de utilizar uno de los medios
alternos de resolución de conflictos como es la conciliación, y esto
evidencia el espíritu del legislador procesal penal venezolano de acatar el
mandato constitucional que establece a éstos como otras formas de
solución de todos aquellos asuntos de contenido patrimonial.
Se establece expresamente la prohibición de utilizar la vía recursiva, a
través de la apelación, y a pesar que esto es legal porque, se está en
presencia de una de las excepciones establecidas por el legislador, sin
embargo ésta prohibición es contraria a los tratados internacionales en
materia de derechos humanos, que de acuerdo al texto constitucional
tienen jerarquía constitucional y rango supralegal en Venezuela.
De acuerdo a lo anterior, es inconstitucional la prohibición de utilizar el
recurso de apelación en el procedimiento especial de reparación del daño
e indemnización de perjuicios, porque si éste es uno de los procedimientos
especiales, es inconcebible entender como si éste representa una
novedad por cuanto se acoge el sistema de la independencia de acciones,
no se permita la apelación máxime si se toma en consideración que el
demandado en el caso de la acción civil, pueda estar privado de su
libertad.
El Derecho Humano a la Defensa, el cual se encuentra establecido en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000) al igual que
en el Código Orgánico Procesal Penal (2006), como principios rectores del
procedimiento penal actual, es inviolable y ni aún las normas del derecho
interno pueden crearse para cercenar dicho derecho, y aunque el derecho
a la defensa implique entre otros derechos el debido proceso, el de ser
oído, también lo es el de recurrir del fallo, y la prohibición de apelación
limita la posibilidad de la defensa del demandado civilmente.
Tomando en cuenta la legislación comparada, en el Código Procesal
Penal de Colombia, también se establece el procedimiento de reparación
el daño, es decir la acción civil derivada del delito, pero con algunas
diferencias respecto a la legislación venezolana.
En tal sentido, se prevé en la legislación procesal penal colombiana, la
facultad de apelación de la sentencia. Igualmente, se establece el
procedimiento de reparación del daño que se denomina reparación
integral, una relevancia especial la Conciliación en el mismo antes de
instalar la audiencia oral y pública. También, se acoge el sistema de las
acciones independientes, y se requiere que la sentencia penal se
encuentre firme.
Recomendaciones
Después de concluir todo lo anterior, el investigador se permite formular
algunos alegatos que puedan contribuir a mejorar el procedimiento especial de
reparación del daño, de conformidad a lo siguiente:
Se recomienda a la Asamblea Nacional para que la próxima reforma al
Código Orgánico Procesal Penal (2006) se incluya la del procedimiento de
reparación del daño, en el sentido que se permita la apelación de la
sentencia con basamento en la doctrina de los derechos humanos, a los
tratados internacionales que están vigentes en Venezuela por estar
suscritos y ratificados; asimismo las normas constitucionales y legales en
esta materia.
A todo el gremio de abogados para que se avoquen en pronunciarse
respecto de la inconstitucionalidad del procedimiento especial para la
reparación del daño.
A las universidades del Venezuela para que den a conocer todo el
procedimiento de la reclamación civil ante la instancia penal, por cuanto en
muchos casos por desconocimiento se deja de utilizar ésta vía.
Al Tribunal Supremo de Justicia que forme a sus jueces penales a los
fines que conozcan a profundidad sobre el área civil que es
completamente ajena a su competencia ordinaria, pero que en casos
especiales como la reclamación civil, deben conocer irremediablemente.
A todos los entes gubernamentales como: gobernaciones, alcaldía,
consejos comunales, entre otros, como los entes no-gubernamentales
como universidades privadas como la Universidad Fermín Toro, ONG’s
entre otras, para que organicen foros, talleres, conferencias, video-
conferencias etc, que den a conocer todo el procedimiento especial de
reparación del daño vigente en Venezuela a través del Código Orgánico
Procesal Penal (2006); y
Finalmente, a la comunidad en general para que participen en los talleres,
conferencias, y cualquier otro evento realizado en esta materia para que
conozcan del procedimiento especial de reparación del daño y lo utilicen
cuando sea necesario.
Referencias Bibliográficas
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penal venezolano como garantía de los principios contemplados en la
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