Ruta de la Seda - 2 - Xi'an

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Xi’an(abril 2009)

Fotos y textos por Mati Romo

PPS por wkboonec@gmail.com

De Shangai volamos a Xi'an, donde propiamente empezaba el camino de

la "ruta de la seda".

Xi'an: la capital de 11 dinastías, tuvo su apogeo con la dinastía Tang.

Muchas religiones entraron por Xi'an con la ruta de la seda:

el Islam, el zoroastrismo y el cristianismo, fueron acogidas con benevolente curiosidad, mientras las religiones autóctonas de China

-el taoísmo y el confusionismo-esperaban su momento propicio.

De Xi’an partían las caravanas.

En otros tiempos,Xi’an fue la ciudad más grande del mundo.

Durante tres siglos, a partir del año 618 d.C.,con el regio nombre de Changan “paz eterna”

encarnó el apogeo y el declive de la incomparable dinastía Tang.

Entre sus más de 35 km de muralla exterior vivían casi dos millones de habitantes, cuyo refinamiento y excesos fueron legendarios.

Barrio musulmán en Xi’an

Por la ruta de la seda llegaron la música y la danza del Turquestán, junto con

acróbatas, malabaristas y trapecistas.

En tiempos de los Tang,nadie hablaba de la ruta de la seda.

Calle principal del barrio musulmán en Xi’an

La seda no viajaba sola.

Las caravanas que partían de Changan,

integradas a veces por dos mil camellos,

iban cargadas de hierro y bronce,lacas y cerámicas;

Las cejas pobladas y arqueadas.Probablemente sus ancestros

llegaron por la Ruta de la Seda:chino musulmán con gorro ídem

y las que regresaban del oestetransportaban

artefactos de vidrio, oro y plata,especias y gemas indias,

telas de lana y lino,a veces esclavos,

y el asombroso invento de las sillas.

La gran mezquita

La gran mezquita (Qingzhen Da Si)en el barrio musulmán,

es una fusión de China con el islam,

con patios comunicadoscomo los del Palacio Ming.

Aquí las estelas esculpidas en árabe y en mandarín

van alternándose,

y un minarete se alza sobre una pagodaadornada con azulejos de porcelana.

Me asomo al interior de la mezquita; sus tapetes se ven nuevos

Dragones y tortugas de piedrase enroscan y dormitan aquí y allá,ajenos a la prohibición musulmana

de representar figuras.

En los dinteles,flores y aves chinas se aglutinan

en torno a inscripciones coránicas.

En el arco, grabado en árabe,está el credo fundamental del islam:

“No hay mas dios que Alá,y Mahoma es su profeta”.

Espectáculo en el teatro “La Dinastía Tang”, con una deliciosa cena de “ravioles” o dumplings

Junto a mi inquietud, siento excitación:es el movimiento de las cosas

transformándose,de pueblos entremezclándoseY transmutándose uno en otro.

La mezquita híbrida es, por tanto,como una promesa o advertencia.Es la obra de la Ruta de la Seda.

Nada por delante de mi,presiento será homogéneo, constante.

Seguir una ruta es seguir la diversidad:un flujo de voces, en una nube de polvo.

Edificio alumbrado

El futuro apenas puede esperar.

La ciudad entera está en obras.

De cada dos terrenos baldíos,uno exhibe una gigantesca imageninformando lo que ahí se construirá;

si uno regresa el año próximo,entrará a una ciudad distinta.

Xi’an se está convirtiendo entodo lo que China quiere ser.

Construyendo en Xi’an

Pequeños teléfonos móvilesrelucen ahora en todas las orejas.

Se ha dado carta blancaa algo que ellos llaman occidente.

En el mismo momento que occidente los roza,ellos ya lo están haciendo chino.

Xi’an no se ha consolidadoen la majestuosidad que irradia Beijing,

sino que se ha transformadoen una frenética procesión de

centros comerciales atestados de gente, restaurantes,

y arrabales industriales de tecnología.

Calle de Xi’an

El circuito de casi 15 km trazado por sus murallas que antes (hace 5 años que vine)

no parecía contener nada, bulle con renovado vigor, creando un tráfico insoportable.

Lo que veo me sume en una fascinada confusión...

Mis ojos se topan con anuncios vagamente perturbadores protagonizados por

modelos europeizados.

Encuentro pocas bicicletas, muchas motocicletas y una cantidad impresionante de automóviles.En dos años más tendrán tres líneas de metro.Por ahora la ciudad se asemeja a la de México,

llena de agujeros, todas las calles en construcción.

Templo de la Oca

El gran templo de la Oca (Dayan Ta),

es un icono de la ciudad.

Lo construyó elEmperador Gao Zong

en el año 648 d.C.

Fue el más famoso templo en Chang’an

durante la dinastía Tang.

Se construyó para guardar todos los textos budistas que trajo un monje de la

India.

El monje le pidió al emperador construir

una stupa sólida,del tipo de las que había

visto en India.

Bajo relieve en diferentes colores de jade, al lado de la Pagoda de la Oca

Xi’an tiene 7 millones de habitantes,de los cuales 10% son musulmanes.

Se encuentra en el centro de China.

Tiene 50 universidades.

Una euforia por la construcción los domina.

Fábrica de guerreros de terracota

Los valles de los ríos Wei y Amarillo, donde está situada Xi’an, fueron el corazón de la antigua

China.

Al norte Mongolia Interior;al sur, las colinas, súbitamente húmedas,

están terraplenadas para el cultivo del arroz y el té.

Fue en la templada cuenca intermedia, tapizada ahora de trigo y algodón, donde el tiránico

emperador Qin Shi Huang establecióla primera capital de una China unificada en 221

a.C.

Y fue enterrado en una tumba custodiadapor un gran ejército de guerreros de terracota,

(testimonio de la megalomanía delprimer gran unificador de China)

que no se descubrió hasta dos mil años después.

El ejército de los guerreros del emperador Qin Shi Huang

Durante su reinado, los feudos del pasado fueron brutalmente homogeneizados:

su escritura, sus leyes, incluso su historia.

Él fue quien construyó la Gran Muralla,con el sudor de millones de reclutas y

campesinos que murieron de agotamiento,y fueron enterrados entre sus paredes.

Los anales de todas las dinastías, salvo la suya,fueron quemados;

y los eruditos discrepantes, enterrados vivos.

Nada sobrevivió que no fuera suyo.Así nació un país reconocible:

un país donde la diversidad era moralmente ofensiva.

Detalle de una estatua de guerrero

El ejército de terracota aún desfila donde se encontró

y ninguna fotografía preparapara estas fantasmagóricas

legiones.

Avanzan bajo tierra.

Prácticamente ninguno de los seis mil es igual a otro.

Los brillantes rojos y verdes de sus túnicas de batalla, sus

relucientes armaduras negrasy su rosada piel,

se han descolorido hasta adquirir

una espectral tonalidad beige.

Casi todos llevan el cabello recogido.

A la pálida luz, sus expresiones son de

expectación, incluso de alarma,

como si aguardaran un ataque enemigo.

Xi’an(abril 2009)

Fotos y textos por Mati Romo

PPS por wkboonec@gmail.com