Post on 07-Oct-2018
Órgano: Tribunal Militar Territorial Segundo
Ponente: Tcol. Auditor D. Joaquín Gil Honduvilla
Procedimiento: RCDMO 16/15 – Fecha: 29/09/2016 Tipo Resolución: Sentencia Resumen: Falta leve de desconsideración o incorrección con los ciudadanos en el ejercicio de sus funciones, con ocasión de aquellas o vestidos de uniforme, prevista en el artículo 9, apartado 1, de la Ley Orgánica 12/2007 de Régimen Disciplinario de la Guardia Civil. Indefensión, falta de imparcialidad de la autoridad sancionadora al intervenir en el procedimiento como juez y parte, la vulneración de los derechos de presunción de inocencia e infracción del principio de tipicidad. DESESTIMACIÓN.
S E N T E N C I A
En la ciudad de Sevilla, a 29 de septiembre de 2016.
Visto el Recurso Contencioso Disciplinario Militar Ordinario
número 16/15, interpuesto por el Teniente Enfermero D. JOSE, con
destino en nn, habiendo sido partes además del actor, la
Administración Sancionadora, representada por el Ilustrísimo Sr.
Abogado del Estado, el Tribunal Militar Territorial Segundo, en
nombre de su Majestad El Rey, dicta la presente Sentencia siendo
Ponente el Teniente Coronel Auditor DON JOAQUÍN GIL HONDUVILLA.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- El recurrente impugna en esta vía jurisdiccional,
la resolución del Excmo. Sr. General Jefe de Enseñanza de la
Guardia Civil, de fecha 9 de septiembre de 2015, que agotó la vía
administrativa al desestimar el Recurso de Alzada interpuesto
contra la Resolución del Coronel Director de la Academia de
Guardia y Suboficiales de la Guardia civil, de Baeza, de fecha
nn, por el que se impuso al recurrente la sanción de DOS DIAS DE
HABERES, como autor de una falta leve de “desconsideración o
incorrección con los ciudadanos en el ejercicio de sus funciones,
con ocasión de aquellas o vestidos de uniforme”, prevista en el
artículo 9, apartado 1, de la Ley Orgánica 12/2007 de Régimen
Disciplinario de la Guardia Civil .
Los hechos que motivaron la resolución sancionadora, son los
siguientes: “El día 2 de Febrero de 2015, mediante correo electrónico
{folio 26), el Señor Teniente Coronel Director Accidental de esta
Academia, a través de la Jefatura de Administración, Servicios y Apoyo,
autorizó los ejercicios de tiro de la Policía Local de Úbeda. En dicha
autorización, se ordenó que un componente del Servicio de Armamento y un
Enfermero del Servicio de Sanidad del Centro, apoyasen "In situ" la
realización de los mismos.
Que el día 6 de Febrero, y según la declaración prestada por el Comandante
Pedro en el seno de la Información Reservada (folio 14), ratificada
posteriormente (folio 83), el Teniente JOSE al tener conocimiento de que
debía apoyar presencialmente en el campo de tiro, el ejercicio que debía
realizar la Policía Local de Úbeda el próximo día 9, mostró ante dicho
superior su disconformidad con tal prestación del servicio, amparándose en un
Informe de la Asesoría Jurídica de la Guardia Civil que contestaba una
consulta del Servicio de Sanidad del Cuerpo {folios 19 al 25}, pronunciándose
en el sentido y referido a un concurso hípico, de que los sanitarios del
Cuerpo, en tal concurso y similares no atendiesen a personal participante no
militar, salvo casos de urgencia vital.
Según declaración del Comandante Pedro, en la Información Reservada
{folio14), ratificada en folio 83, una vez que puso los hechos en conocimiento
del Señor Teniente Coronel Director Accidental de la Academia, el citado
Comandante, recibió la orden de dicho superior, de que cada enfermero cumpliera
el servicio que tenía previsto de apoyo al tiro en espera de la r e spuesta a
la consulta elevada por el Servicio Médico del Centro (folio 28), siendo
transmitida dicha orden de forma verbal al Teniente encartado, estando
presente en dicho acto el Capitán enfermero Carlos, pidiendo en principio el
citado Teniente la citada orden por escrito si bien posteriormente manifestó
que cumpliría la orden.
Que sobre las 8,00 horas del día 9 de febrero, cuando el Jefe de la
Policía Local de Úbeda junto con su Alcalde, llegaron al campo de tiro de la
Academia, ya se encontraba en el mismo el encartado; que una vez que el
Alcalde pasó al interior del mismo, el citado Teniente, que ya había mostrado
su disconformidad con la prestación del servicio, se dirigió al Jefe de
Policía y según declaración de éste en la Información Reservada (folio
46), ratificada en folio 80, le dijo que "había hecho una consulta a la
Asesoría Jurídica suya, y que le habían manifestado que ellos no tenían porqué
estar en el tiro, y que lo que tenía que hacer el Ayuntamiento es pagar un
sanitario que acudiese a los ejercicios de tiro. Que se lo dijo en tono
alterado y cabreado". Que posteriormente en la declaración prestada ante el
Instructor del expediente (folio 81), el citado Jefe de Policía, declaró que
cuando el Teniente se dirigió a él en el campo de Tiro lo hizo "de una forma
que no era la habitual en la que se había dirigido en otras ocasiones", "que lo
ocurrido lo puso en conocimiento de su Alcalde porque le sentó muy mal el
comentario que le hizo. Que ellos cuando vienen aquí a realizar el ejercicio de
tiro cuentan con la autorización del Coronel Director." Igualmente en el folio
82, el susodicho Jefe de Policía, declaró refiriéndose al encartado "Que
palabras ofensivas no utilizó, si bien los comentarios que le hizo le hicieron
sentir mal porque......."
Finalizado el servicio por parte del Teniente encartado y relevado en
sus cometidos por el también Teniente enfermero de la Guardia Civil D.
Dionisio, el Teniente JOSE se dirigió a su puesto de trabajo en el Botiquín,
dando novedades del servicio prestado a su superior Comandante Pedro, todo
ello, según declaración de éste en la Información Reservada (folio 13),
ratificada en el folio 83. Posteriormente, según declaración del citado
Comandante ante el Instructor (folio 84), tras pasar entre 30 y 60 minutos
desde que recibió las aludidas novedades, el encartado, le comunicó en el
pasillo el incidente que había tenido con el Jefe de la Policía
Local, haciendo lo propio con el Capitán Carlos y con el Teniente Dionisio.
Valorado por parte del Comandante Pedro el incidente descrito
entre el encartado y el Jefe de la Policía Local de Úbeda, y al considerar
que el comentario que hizo el expedientado, a su juicio tenía importancia
por la posible repercusión negativa hacia la Academia (folio 84), optó por
transmitir verbalmente dicho incidente al Teniente Coronel Director
Accidental del Centro, comunicándole, según declaración de dicho Jefe ante
el Instructor (folio 95), que la forma en que se dirigió el expedientado al
Jefe de Policía Local fue "airosa y descompuesta", inquiriéndole que no
tenía porqué (Sic) estar allí el Servicio de Sanidad del Centro prestando
ningún tipo de servicio; que el expedientado, también le dijo de forma
igualmente "airosa y con cierto desprecio" que lo que tenía hacer era buscar
un sanitario en la calle y no volver a requerir la presencia del servicio
sanitario de la Academia.
Ante tal novedad del Comandante Pedro al Teniente Coronel
Director Accidental, éste decidió según declaración ante el Instructor (folio
95), convocar al Jefe de la Policía Local para que se personara en su
despacho, y aclararle concretamente la postura institucional de la Academia
con respecto a la actividad previamente autorizada que se estaba
realizando. Que a última hora de esa mañana, se personó en el citado
despacho el Jefe de la Policía Local, acompañado del señor Alcalde de
Úbeda, comunicándoles el Teniente Coronel ya reseñado, que la información
que el Jefe de la Policía Local había recibido por parte del Teniente
enfermero, ahora expedientado, era una opinión a título personal del
mismo, no correspondiendo a ninguna orden impartida al efecto y por ello no
representaba ninguna postura de la Academia hacia la Institución del
Ayuntamiento de Úbeda. Que en un principio la postura fue tensa, porque tanto
el Alcalde como el Jefe de la Policía Local, creían que era una decisión
Institucional que se estaba tomando a sus espaldas, sin tener en cuenta
al Ayuntamiento, con lo que se le aclaró que la postura del Centro era de
la máxima colaboración con el Ayuntamiento dentro de las normas y cauces
legales establecidos. Que asombrados por la postura del expedientado, tanto
el Alcalde como el Jefe de la Policía Local manifestaron que en alguna
ocasión el expedientado había colaborado o participado en algún evento
deportivo con el Ayuntamiento de Úbeda, donde el propio Ayuntamiento, con
coste extraordinario, había apoyado esa colaboración, principalmente por
el carácter institucional que ello representaba por su condición de
componente del Cuerpo, y por ello les parecía muy extraña esa actitud de
desaire hacia el Jefe de la Policía Local de Úbeda.
En otra conversación que tuvo posteriormente el Comandante Pedro
con el ahora expedientado en dependencias del Botiquín de la Academia,
sin recordar el día exacto, aunque próximo al día de los hechos, dicho
Comandante comentó al encartado el incidente que había provocado el día
9 con el Jefe de la Policía Local y el Alcalde, contestando éste a
dicho Comandante que el Alcalde de Úbeda "es un chulo" (folio 95), motivo
por el cual el Comandante Povedano se vio obligado a reprender a dicho
Oficial”.
SEGUNDO.- Admitido a trámite el recurso, el actor formuló
demanda en la que achaca a la resolución impugnada indefensión
ante la modificación de los hechos imputados en el pliego de
cargos con los referidos en los hechos probados de la resolución
impugnada, la falta de imparcialidad de la autoridad
sancionadora al intervenir en el procedimiento como juez y parte
al ejercer la autoridad sancionadora y formar parte de la prueba
testifical, la vulneración de los derechos a la presunción de
inocencia y la ausencia de dolo.
TERCERO.- Contestando a la demanda el Abogado del Estado
interesa se dicte sentencia desestimatoria del Recurso por los
fundamentos expuestos en su escrito.
CUARTO.- Al no solicitarse celebración de vista, ni este
Tribunal considerarla necesaria, de conformidad con el artículo
489 de la Ley Procesal Militar por las partes se han
presentado escrito de conclusiones.
QUINTO.- En trámite de conclusiones, las partes reiteraron sus
pretensiones procesales.
SEXTO.- Señalado para votación y fallo del recurso el día 29
de septiembre de 2016, se celebró dicho acto con el resultado que
a continuación se expresa:
HECHOS QUE SE DECLARAN PROBADOS
Se declaran expresamente probados, a la vista del expediente
sancionador obrante en autos los siguientes:
“Que el pasado 2 de febrero de 2015 el Teniente Coronel
Director Accidental de la Academia de Guardias y Suboficiales de
la Guardia Civil de Baeza, a través de la Jefatura de
Administración, Servicios y Apoyo, autorizó para el 9 de febrero
de 2015 unos ejercicios de tiro de la Policía Local de Úbeda. En
dicha autorización se ordenó que un componente del Servicio de
Armamento y un Enfermero del Servicio de Sanidad del Centro,
apoyasen sobre el terreno la realización de los mismos.
Que el día 6 de febrero, al tener conocimiento el Teniente
Enfermero D. JOSE de que había sido designado para apoyar en el
ejercicio de tiro de la Policía Local previsto para el día 9 de
febrero mostró su disconformidad a su superior, el Comandante de
Sanidad D. Pedro, amparándose en unos informes emitidos por
la Asesoría Jurídica de la Guardia Civil para otros tipos de
servicios.
Que el día 9 de febrero de 2015, sobre las 08.00 horas
llegaron al campo de tiro de la Academia el Alcalde de Úbeda y el
Jefe de la Policía Local. En aquellos momentos ya se encontraba
en la zona de tiro el Teniente Enfermero D. JOSE. En un momento
dado, el Teniente Enfermero, y al separarse el Alcalde del Jefe
de Policía Local, se dirigió a éste último y la dijo “que había
hecho una consulta a la Asesoría Jurídica suya y le habían
manifestado que ellos no tenían por qué estar en el tiro, y lo
que tenía que hacer el Ayuntamiento es pagar a un sanitario que
acudiese a los ejercicios de tiro”; estas manifestaciones fueron
emitidas en un tono alterado y poco cortes. El Jefe de la Policía
Local de Úbeda puso en conocimiento del Alcalde de la localidad
del incidente sufrido.
Por otro lado, y al tener conocimiento de lo sucedido el
Teniente Coronel Director Accidental de la Academia convocó al
jefe de la Policía Local en su despacho, a los efectos de aclarar
la postura institucional de la Unidad, presentándose en el
despacho el Alcalde y el Jefe de la Policía Local de la
localidad, a los que informó que lo sucedido el día 9 era una
opinión a título personal del Teniente Sanitario, sin que
correspondiera a ninguna orden impartida al efecto”.
MOTIVACION
La convicción de que los hechos han acaecido en la forma
expresada resulta del expediente sancionador obrante en autos,
siendo significativa lo manifestado por el propio recurrente en
la información reservada iniciada el 17 de febrero de 2015, que
obra a los folios 42 a 44 de las actuaciones y en las que
señala que el día de hechos habló con el Jefe de la Policía Local
de Úbeda y que había un escrito de la Asesoría Jurídica en el que
se decía que no se debía prestar servicio a personal civil, y que
lo que peor que pudiera pasar es que tuviera que contratar a un
enfermero para prestar el mencionado servicio. Que el dicente se
prestaba a colaborar con ellos como compañero, pero siempre con
un seguro que cubriese dichos eventos. Por su parte es esencial
lo declarado por D. Félix, Jefe de la Policía Local de Úbeda, en
las sucesivas declaraciones tomadas con ocasión del expediente
disciplinario abierto al hoy recurrente, en las que reconoce que
llegó al campo de tiro de la Academia el 9 de febrero de 2015,
sobre las 08.00 horas, en compañía del Alcalde de Úbeda, y que
una vez separado de la autoridad municipal se le acercó el
Teniente Enfermero D. JOSE y le dijo “Que había hecho una
consulta a la Asesoría Jurídica suya, y que le habían manifestado
que ellos no tenían por qué estar en el tiro, y que lo que tenía
que hacer el Ayuntamiento es pagar a un sanitario que acudiese a
los ejercicios de tiro (Folio 46). Que se lo dijo en tono
alterado y cabreado” (folios 46). Así mismo señala en el folio 81
de las actuaciones que el Teniente se dirigió a él en el campo de
tiro “de una forma que no era habitual en la que se había
dirigido en otras ocasiones”. Que lo ocurrido lo puso en
conocimiento de su Alcalde porque “le sentó muy mal el comentario
que le hizo”. Que ellos, cuando vienen aquí a realizar el
ejercicio de tiro cuentan con la autorización del Coronel
Director” (folio 81). Por último es de interés, al folio 82, la
declaración del jefe de la Policía Local al señalar que el
Teniente “…palabras ofensivas no utilizó, si bien los comentarios
que le hizo le hicieron sentir mal…”.
También es importante, en lo referente a la repercusión
negativa de los comentarios vertidos para la imagen de
Institución lo declarado por el Comandante Pedro, quien en su
declaración de 7 de abril de 2015 (folios 83 a 85 del expediente
sancionador) señaló que tras conocer los hechos por una
conversación con el Teniente hoy recurrente, optó por
transmitir verbalmente dicho incidente a su superior jerárquico.
En este mismo sentido, ha sido también valorado por este Tribunal
la decisión del Teniente Coronel Director Accidental de la
Academia de convocar al Jefe de la Policía Local para que se
personara en su despacho para aclararle la postura institucional
del centro, encuentro al que también acudió el Alcalde de la
localidad. En este sentido es de reseñar lo manifestado por la
Autoridad Militar al indicar en dicha reunión “en un principio la
postura fue tensa, porque tanto el Alcalde como el Jefe de la
Policía Local, creían que era una decisión institucional que se
estaba tomando a sus espaldas, sin tener en cuenta al
Ayuntamiento” (folio 95).
También es prueba de convicción para el Tribunal el parte
verbal emitido por el Comandante Pedro, responsable de los
Servicios de Asistencia sanitaria de la Academia de Guardias y
Suboficiales de Úbeda-Baeza, que dio origen a la resolución
sancionadora recurrida, así como la autorización del ejercicio de
tiro de la Policía Local de Úbeda, de 2 de febrero de 2015, en la
que se ordenaba que un componente del Servicio de Armamento y un
Enfermero del Servicio de Sanidad de la Academia de Guardias y
Suboficiales de la Guardia Civil apoyasen la realización del
mismo el 9 de febrero de 2015 (folio 26).
FUNDAMENTOS JURIDICOS
PRIMERO.- En primer lugar, alega el demandante en el contexto
del art. 24.1 CE, indefensión, ante la modificación de los
hechos que dieron origen al inicio del procedimiento (orden de
inicio de 13 de marzo de 2015, a los folio 2 a 4 del Expediente
Disciplinario) y la resolución sancionadora de 28 de abril de
2015 (folio 106 a 115). La indefensión es una noción material
que se caracteriza por suponer una privación o minoración
sustancial del derecho de defensa, un menoscabo sensible de
los principios de contradicción y de igualdad de las partes que
impide o dificulta gravemente a una de ellas la posibilidad de
alegar y acreditar en el proceso su propio derecho o de replicar
dialécticamente la posición contraria en igualdad de condiciones
con las demás partes procesales (STC 116/1995, de 17 de julio,
FJ 3, por todas). Por otro lado, para que la indefensión alcance
la dimensión constitucional que le atribuye el art. 24.2 CE, se
requiere que se haya impedido u obstaculizado en el proceso el
derecho de las partes a ejercitar su facultad de alegar y
justificar sus pretensiones, esto es, que sea causada por la
incorrecta actuación del órgano, no la que se debe
principalmente a la inactividad de la parte que alega haber
sufrido indefensión (SSTC 109/1985, de 8 de octubre, FJ 3;
107/1999, de 14 de junio, FJ 5; 114/2000, de 5 de mayo, FJ 2,
entre otras muchas).
En el caso que examinamos, y frente a lo afirmado por el
recurrente, la Sala Quinta del Tribunal Supremo ha tenido ya
ocasión de señalar en Sentencia de 17 de Julio de 2.006 (RJ
2006, 4494) y en Sentencia de 30 de octubre de 2012 (RJ
2013/2515), aplicables también en esencia al régimen
disciplinario de la Guardia Civil con las especialidades del
procedimiento por falta leve establecidas en el Capítulo II del
Título IV de la L.O. 12/2007, que " La Ley Disciplinaria de las
Fuerzas Armadas, regula en su art. 49 el procedimiento a seguir
para la corrección de las faltas leves. Dicho procedimiento,
preferentemente oral, establece las garantías indispensables
para preservar el fundamental derecho de defensa del encartado,
a base de concentrar en la audiencia que se desarrolla ante el
mando o autoridad sancionadora, los actos necesarios para evitar
la indefensión. Venimos destacando que su naturaleza es la que
corresponde a la corrección de las infracciones disciplinarias
menores, y que su finalidad consiste en el pronto
restablecimiento de la disciplina mínimamente quebrantada. De
ahí que obedezca a un esquema en que destacan la brevedad,
prontitud y sumariedad en el trámite y en la decisión, sin
merma de aquellas garantías indispensables. Estamos ante un
procedimiento aligerado de trámites pero no falto de las
garantías esenciales”.
En razón del anterior planteamiento, no puede ser aceptada
las alegaciones formuladas por el recurrente en su escrito de
demanda, de disparidad entre los hechos que dieron origen al
inició de las actuaciones disciplinarias y por los que se le
sancionó, toda vez que ambas resoluciones administrativas, a
juicio de este Tribunal, mantienen una homogeneidad de
contenidos, razón por la cual no ha podido quedar afectada su
estrategia de defensa por la introducción de hechos nuevos que
alteraran el objeto inicial de la apertura del procedimiento.
Los hechos son claros en ambas resoluciones, el comportamiento
del recurrente el 9 de febrero de 2015 durante los ejercicios de
tiro que se iban a celebrar por la Policía Municipal de Úbeda,
en concreto sus manifestaciones ante el jefe de la Policía Local
de Úbeda, y las consecuencias que dicha actuación pudo generar
en las relaciones institucionales entre el Ayuntamiento de Úbeda
y la Academia de Guardias y Suboficiales de la Guardia Civil.
No puede pretender el recurrente que en la orden de inicio
de las actuaciones queden fijados los hechos con tal precisión
que la actividad probatoria durante el desarrollo del expediente
disciplinario quede desvirtuada a la nada. Es en la fase de
prueba, de conformidad con lo establecido en la Ley de Régimen
Disciplinario de la Guardia Civil (artículo 46 y 50), donde han
de precisarse tanto los elementos de hecho como de derecho que
determinen, en su caso, la falta de responsabilidad o sanción
del expedientado. Es por tanto la concreción de los hechos
efectuada por el instructor la que valora la autoridad
sancionadora en su resolución de 28 de abril de 2015, y que
expresa en su pormenorizado relato de antecedentes de hecho, sin
apartarse de los sucesos que dieron lugar al inicio del
procedimiento. Razón por la cual esta alegación ha de ser
rechazada.
SEGUNDO.- Alega también el recurrente falta de imparcialidad de
la autoridad sancionadora al intervenir en el procedimiento como
juez y parte al ejercer la autoridad sancionadora y formar parte
de la prueba testifical. Sobre esta cuestión señala la
Sentencia del Tribunal Constitucional 22/1990, de 15 de febrero
(RTC 1990, 22) , <<sin perjuicio de la interdicción de toda
arbitrariedad y de la posterior revisión judicial de la sanción,
la estricta imparcialidad e independencia de los órganos del
poder judicial no es, por esencia, predicable en la misma medida
de un órgano administrativo>>. Por otro lado, la Sentencia del
mismo Tribunal 14/1999, de 12 de febrero SIC (RTC 1999, 14) ,
reitera que <<la mera condición de funcionario inserto en un
esquema necesariamente jerárquico no puede ser, por sí misma,
una causa de pérdida de la objetividad>>. Como se deduce de esta
última Sentencia, lo que puede exigirse de la Autoridad
sancionadora no es que actúe en la situación de imparcialidad
personal que se requiere de los órganos judiciales sino que
actúe con objetividad, es decir, en el desempeño de sus
funciones en el procedimiento con desinterés personal.
Lo que sí es una garantía del procedimiento sancionador no
es que una autoridad pueda ser vez juez y parte, así lo es la
autoridad sancionadora que impone una sanción, sino que se
produzca una separación entre el órgano instructor y el órgano
sancionador, como se cumple en el presente procedimiento, aunque
esta exigencia ha de entenderse también con la debida cautela en
el ámbito disciplinario sancionador. Así lo ha entendido el
Tribunal Constitucional al analizar el traslado de las garantías
constitucionales extraídas del orden penal al derecho
administrativo sancionador. El Tribunal Constitucional sostiene
que no puede pretenderse que el instructor de un procedimiento
administrativo sancionador, y menos aun el órgano llamado a
resolver el expediente, goce de las mismas garantías que
los órganos judiciales, porque en este tipo de procedimientos el
instructor es también acusador en cuanto formula una propuesta
de resolución sancionadora, y por otra parte, el órgano llamado
a decidir es el mismo que incoa el expediente y por ello no deja
de ser juez y parte al mismo tiempo (Sentencias del Tribunal
Constitucional 47/1983, 22/1990, 76/1990 y auto del Tribunal
Constitucional 32071986). De este modo, el derecho a un juez
ordinario es una garantía característica del proceso judicial
que no se extiende al procedimiento administrativo porque, sin
perjuicio de la interdicción de toda arbitrariedad y de la
posterior revisión judicial de la sanción, la estricta
imparcialidad e independencia de los órganos del poder judicial
no es, en esencia, predicable en la misma medida de un órgano
administrativo (Auto del tribunal constitucional 170/1987).
Marcadas estas precisiones, hay que señalar que el
presente procedimiento se ha preservado la separación entre el
órgano instructor y la autoridad sancionadora, así como entre el
órgano instructor y la autoridad que ordenó la incoación del
expediente disciplinario, y entre el instructor y la autoridad
que ordenó la información reservada, aun cuando esta autoridad
haya sido testigo de referencia de los hechos objeto de estudio.
Cuando la Ley de Régimen Disciplinario de la Guardia Civil en su
artículo 24.1 señala que “Todo mando tiene el deber de corregir
las infracciones que observe en los de inferior empleo, aunque
no le estén directamente subordinados, sin que ello suponga
sanción alguna. Si, además, las considera merecedoras de
sanción, formulará parte disciplinario o acordará el inicio del
procedimiento sancionador que corresponda, si tuviera
competencia para ello”, en un sentido pleno está habilitando a
quien haya observado unos hechos que sean merecedores de sanción
el conjugar la posición de testigo y de autoridad sancionadora,
sin que por ello quiebren las garantías que en todo
procedimiento disciplinario debe observar. Como señala la
Sentencia de la Sala Quinta del Tribunal Supremo de 3 de julio
de 2014: “Si bien que el procedimiento, militar en este
caso, no puede por su propia naturaleza quedar sometido a todas
y cada una de las garantías procesales que rigen el proceso
penal ( STC 21/1981 (RTC 1981, 21) ). Lo que se reclama de los
funcionarios y autoridades actuantes en un procedimiento
sancionador, no es que actúen en la situación de imparcialidad
personal y procesal que constitucionalmente se exige a los
órganos judiciales cuando ejercen la jurisdicción, sino que
actúen con objetividad, es decir, desempeñando sus funciones en
el procedimiento con desinterés personal. Y a este fin sirve la
posibilidad de su recusación", objetividad que en este caso no
se ha visto afectada en la tramitación y resolución del
expediente sancionador objeto del presente recurso.
TERCERO.- Alega el recurrente, vulneración del artículo 24
de la Constitución Española en cuanto al principio de presunción
de inocencia. La presunción de inocencia, que como derecho
fundamental consagra el artículo 24.2 de la Constitución
Española, no consiste en otra cosa, conforme a reiterada doctrina
del Tribunal Constitucional (ver STC 45/97, de 11 de marzo, que
cita otras muchas), que en la verdad interina o provisional de
que el imputado de una infracción, en este caso falta
disciplinaria leve, no ha tenido participación en ella en tanto
no se acredite el hecho constitutivo de la misma y la propia
circunstancia de su participación en él.
Así formulada, su ámbito comprende tanto el Derecho Penal
como el administrativo sancionador o disciplinario, pues entre
ellos existe identidad de principios (SSTC 18/81 como primer
pronunciamiento, reiterado en innumerables resoluciones de las
que la ya citada STC 45/97 es ejemplo), toda vez que “ambos no
son sino manifestaciones de la potestad punitiva del Estado”,
como reza la STC 195/95, lo que adquiere especial relevancia en
el ámbito del Derecho Disciplinario de la Guardia Civil por la
naturaleza de las sanciones, restrictivas o privativas
incluso del derecho a la libertad personal, que mediante su
aplicación pueden ser impuestas.
A lo ya dicho debe añadirse, dentro de la configuración
general del derecho fundamental que se pretende vulnerado, que la
carga de probar los hechos constitutivos de la infracción
disciplinaria compete a la Administración Pública actuante, sin
que sea exigible al inculpado una “probatio diabólica” de los
hechos negativos, conforme a la ya citada STC 45/97, de 11 de
marzo.
Tales exigencias del derecho a la presunción de inocencia
tienen adecuado reflejo en la Orgánica 12/2007, que regula el
ejercicio de la potestad disciplinaria en el ámbito de la Guardia
Civil, donde se señala que “Todo mando tiene el deber de corregir
las infracciones que observe en los de inferior empleo, aunque no
le estén directamente subordinados…”(art.24.1), exigiéndose como
elemento básico del procedimiento sancionador que “Los hechos
relevantes para la decisión del procedimiento deberán acreditarse
mediante cualquier medio de prueba admisible en derecho.”
(Art.46.1).
En el caso planteado, existen varios elementos probatorios
que a juicio de este Tribunal enervan el principio de presunción
de inocencia, pues al parte verbal dado por responsable de los
Servicios de Asistencia Sanitaria de la Academia de Guardias y
Suboficiales de Úbeda-Baeza, se une la propia declaración del
recurrente en la Información Reservada en la que reconoce los
hechos aunque alega la justificación de los mismos; las del Jefe
de la Policía Local de Úbeda, la del Comandante de Sanidad Pedro
y la del Teniente Coronel Jefe Accidental de la Academia de
Guardias. No obstante, y para garantizar el derecho a la tutela
judicial efectiva, trataremos en profundidad el valor probatorio
del parte dado por el Comandante de Sanidad, en relación al
presente caso. Y en este sentido es bien sabida la doctrina de la
Sala V del Tribunal Supremo y así sus Sentencias de fecha 19 de
febrero de 2007, señalan que "es doctrina de esta Sala que el
parte militar por sí solo puede constituir prueba plena o no
serlo, según las circunstancias concurrentes, de suerte que en
algunos casos el parte militar emitido al Mando sancionador por
quien sea testigo de conocimiento de un hecho puede alcanzar -
según las circunstancias concurrentes- valor probatorio pleno de
cara a enervar la presunción de inocencia ( 5 de Enero y 8 de
Junio de 2.001). En el caso que nos ocupa, el parte que inicia
las actuaciones disciplinarias hoy recurridas es un parte
verbal, emitido por una persona no presente en los hechos que
denuncia.
La sentencia de 4 de mayo de 1995 ya determinó que el
parte no es otra cosa que la dación de cuenta, verbal o
escrita, según la urgencia, mediante la cual se pone en
conocimiento de un superior la existencia y características de
un hecho que, en principio, pueda tener trascendencia en el
ámbito castrense. El valor militar o administrativo del parte
es importante, pero procesalmente no tiene más valor que el de
mera denuncia, constituyendo un principio de prueba de unos
hechos que, caso de ser discutidos o negada su existencia,
precisará de una comprobación o corroboración de su contenido,
para que tenga total eficacia probatoria. De igual modo, la
sentencia de la misma Sala de 16 de diciembre de 2010, y con
ella otras muchas citadas en esta resolución, indica que “el
parte militar no es otra cosa que la dación de cuenta, verbal o
escrita, según la urgencia, mediante la cual se pone en
conocimiento de un superior la existencia y características de
un hecho que, en principio, puede tener trascendencia en el
ámbito castrense",
En el presente caso nos encontramos con un parte oral
dado por el Comandante de Sanidad Pedro de unos hechos que le
han sido relatados por el propio recurrente, en el que no sólo
manifiesta su entrevista con el Jefe de la Policía Local de
Úbeda, sino en el que también se contienen las expresiones
vertidas por éste al Jefe de la Policía Local en el día de
hechos.
Como observamos en el presente expediente, en el parte está
perfectamente identificada la persona que lo emite, el día, los
hechos, el presunto infractor y el resto de circunstancias que
rodean a los mismos. Por tanto, reúnen todos los requisitos
necesarios para otorgarle el valor de denuncia, pues como hemos
apuntado más arriba el parte es una especie dentro del género
“denuncia”. Constituye una modalidad de denuncia propia de los
miembros de las fuerzas Armadas, en virtud de la cual el
militar que tiene conocimiento de una novedad o irregularidad
que pueda afectar a las Fuerzas Armadas pone en conocimiento
del mando militar el hecho a fin de que adopte las prevenciones
oportunas.
Cuestión aparte, es el del valor de este parte. Siguiendo la
jurisprudencia de la Sala Quinta del Tribunal Supremo, entre
otras la sentencia de 21 de diciembre de 2007, hay que recordar
que “el parte que suscribe quien presencia los hechos puede
tener por sí solo valor probatorio suficiente para enervar la
presunción de inocencia, cuando el testimonio que en él se
contiene presenta suficientes garantías de credibilidad y
verosimilitud”. En caso contrario, cuando los hechos no han sido
observados por el dador del parte es necesario que el mismo sea
corroborado por otra serie de pruebas para poder enervar la
presunción de inocencia que el artículo 24.2 de la Constitución
concede a toda persona en procedimientos. Así lo indican
sentencias de la sala de lo Militar de 16 de diciembre de 2010 o
la de 4 de mayo de 1995, en las que se viene a indicar que “el
valor administrativo militar del parte es importante, pues
representa el cumplimiento de un deber de información al mando,
pero procesalmente no tiene otro valor "que el de mera denuncia,
constituyendo un principio de prueba de unos hechos, que en caso
de ser discutida o negada su existencia, precisará de una
comprobación o corroboración de su contenido para que tenga el
parte total eficacia probatoria".
En el presente caso el parte emitido por el Comandante
Pedro, es, a juicio de este Tribunal verosímil dado que
cuenta con suficientes corroboraciones periféricas, como
son la copia certificada de la autorización del ejercicio
de tiro de la Policía Local de Úbeda, de 2 de febrero de
2015, en la que se ordenaba que un componente del Servicio
de Armamento y un Enfermero del Servicio de Sanidad de la
Academia de Guardias y Suboficiales de la Guardia Civil
apoyasen la realización del mismo el día 9 de febrero de
2015 y las propias manifestaciones del Jefe de la Policía
Local de Úbeda, quien directamente tuvo el encuentro con el
Teniente hoy recurrente. Así mismo, se cuenta con la
reunión celebrada entre las autoridades municipales y el
Director de la Academia para aclarar los hechos ocurridos el
9 de septiembre de 2015 en razón de las manifestaciones
vertidas por el hoy recurrente.
Aun cuando existe persistencia en la incriminación
desde la propia declaración del Comandante Pedro,
efectuadas tanto durante la instrucción de la información
previa como en la fase de instrucción del expediente
sancionador, sin encontrar el Tribunal circunstancias que
hagan dudar razonablemente de la veracidad del contenido
del parte, es sin duda la presencia del Jefe de la Policía
Local de Úbeda la que da un apoyo incuestionable al parte
emitido en su día por el Comandante de Sanidad. Señala el
jefe municipal que el hoy recurrente en su encuentro
en el campo de tiro le dijo: “Que había hecho una consulta
a la Asesoría Jurídica suya, y que le habían manifestado que
ellos no tenían por qué estar en el tiro, y que lo que tenía
que hacer el Ayuntamiento es pagar a un sanitario que
acudiese a los ejercicios de tiro. Que se lo dijo en tono
alterado y cabreado” (folio 80). Así mismo valora estas
palabras que las mismas se emitieron “de una forma que no
era habitual en la que se había dirigido en otras
ocasiones”. Hasta tal punto sintió las expresiones vertidas
“Que lo ocurrido lo puso en conocimiento de su Alcalde
porque le sentó muy mal el comentario que le hizo. Que
ellos, cuando vienen aquí a realizar el ejercicio de tiro
cuentan con la autorización del Coronel Director”. También
indica que “…palabras ofensivas no utilizó, si bien los
comentarios que le hizo le hicieron sentir mal…”.
Por todo este acervo probatorio, el Tribunal considera
que se cuenta con suficientes medios de pruebas como para
poder acreditar que los hechos sucedieron como han quedado
fijado en la redacción de los hechos probados de esta
resolución
CUARTO.- Por último alega el recurrente la falta de dolo,
sin precisar en que sustenta esta alegación en su escrito de
Demanda.
Las infracciones administrativas para ser susceptibles de
sanción, además de típicas y antijurídicas, deben ser culpables,
esto es consecuencia de una acción u omisión imputable a su autor
a título de dolo o culpa. En el ilícito administrativo no puede
prescindirse del elemento subjetivo de la culpabilidad para
sustituirlo por un sistema de responsabilidad objetiva o sin
culpa. Así lo señalan sentencias del Tribunal supremo de 11 de
julio de 1997 (RJ 9607) y de 23 de enero de 1998 (RJ 601) El
dolo, que el recurrente señala no concretarse en los hechos
ocurridos el 9 de febrero de 2015, se constata en el presente
caso en el carácter intencional de la acción realizada, de tal
modo que el dolo se convierte en requisito indispensable del
tipo, hasta el punto que la sanción impuesta, “desconsideración o
incorrección con los ciudadanos en el ejercicio de sus funciones,
con ocasión de aquellas o vestidos de uniforme”, prevista en el
artículo 9, apartado 1, de la Ley Orgánica 12/2007 sólo puede
imputarse de manera intencional y no en forma culposa. Dolo no es
otra cosa que la producción del resultado típicamente
antijurídico con la conciencia de que se está quebrantando el
deber, con conocimiento de las circunstancias de hecho y del
curso esencial de la relación de causalidad existente entre las
manifestaciones humanas y el cambio en el mundo exterior, con la
voluntad de realizar la acción u con representación del
resultado que se requiere.
Aun cuando no ha sido alegadas cuestiones de tipicidad en
el escrito de demanda presentado por el recurrente, hay que
entrar en el contenido de la falta impuesta para poder
determinar la presencia de dolo en el obrar del Teniente
sancionado. Señalan las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas
en su artículo 20, aplicables a los miembros de la Guardia Civil
en razón de lo prevenido en su artículo 2.2, que todo militar
estará en disponibilidad permanente para el servicio, que se
materializará de forma adecuada al destino que se ocupe y a las
circunstancias de la situación, y realizará cualquier tarea o
servicio con la máxima diligencia y puntualidad, tanto en
operaciones como para garantizar el funcionamiento de las
unidades. Por otra parte indica el artículo 30 del mismo texto
legal que el militar pondrá de manifiesto el respeto y cortesía
militar en sus relaciones con las autoridades del Gobierno de la
Nación, de las Comunidades Autónomas y de los poderes
legislativos y judicial, así como con las demás autoridades de
las Administraciones Públicas. Indicando, por último, el
artículo 32 que fomentará la relación con la población civil y
será cortés y deferente en su trato con ella, en particular
con la que más directamente pueda verse afectada por sus
actividades, evitando toda molestia innecesaria. Es en razón de
estos preceptos y obligaciones por lo que se sanciona la
desconsideración o incorrección con los ciudadanos en el
ejercicio de sus funciones, con ocasión de aquellas o vestidos de
uniforme”, prevista en el artículo 9, apartado 1, de la Ley
Orgánica 12/2007.
El desacuerdo con la orden recibida de participar en el
ejercicio de tiro preparado para el 9 de febrero de 2015,
habilita a todo Guardia Civil, y entre ellos al recurrente, a
formular las alegaciones correspondientes y los oportunos
recursos, de acuerdo con las normas administrativas, pero no a
plantear voluntaria y conscientemente sus quejas a personas o
autoridades que, por no encontrarse en las cadenas de resolución
de su instancia o recurso, nada pueden hacer por resolver la
posible queja. Si esta conducta, afecta al buen nombre de la
institución a la que forma parte el recurrente, al manifestarse
ante población civil con unos modos poco apropiados, hasta el
punto de generar la reunión de las más altas autoridades
municipales y de la Academia de Guardias y Suboficiales, es a
juicio de este Tribunal que la actuación, voluntaria y
consciente, del Teniente Enfermero hoy recurrente son merecedoras
de la sanción impuesta.
Por todo ello, vistos los preceptos citados y demás de general
y pertinente aplicación,
F A L L A M O S
Que debemos DESESTIMAR y DESESTIMAMOS el Recurso Contencioso
Disciplinario Militar número 16/15, interpuesto por el Teniente
Enfermero D. JOSE, contra la resolución del Excmo. Sr.
General Jefe de Enseñanza de la Guardia Civil, de fecha 9 de
septiembre de 2015, que agotó la vía administrativa al desestimar
el Recurso de Alzada interpuesto contra la resolución del Coronel
Director de la Academia de Guardia y Suboficiales de la Guardia
civil, de Baeza, de fecha 28 de abril de 2015, por la que se
impuso al recurrente la sanción de DOS DIAS DE HABERERS, como
autor de una falta leve de “desconsideración o incorrección con
los ciudadanos en el ejercicio de sus funciones, con ocasión de
aquellas o vestidos de uniforme”, prevista en el artículo 9,
apartado 1, de la Ley Orgánica 12/2007 de Régimen Disciplinario
de la Guardia Civil, resolución que es en todos sus términos
conforme a Derecho.
Notifíquese a las partes la presente Sentencia, con expresión
de que contra la misma cabe Recurso de Casación ante la Sala de
lo Militar del Tribunal Supremo, que en el plazo de diez días
deberá prepararse ante este Tribunal conforme a lo dispuesto en
los artículos 89 y siguientes de la Ley 29/1998 de 13 de julio,
Reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa.
Así por esta nuestra Sentencia lo pronunciamos, mandamos y
firmamos en el lugar y fecha que se indica en el encabezamiento.