Post on 08-Jul-2015
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La modernidad automatizada nos doblega, pero hay algo que no falla, y es la convicción de que –únicamente- los valores del espíritu nos pueden salvar de este
terremoto que amenaza la condición humana.
A medida que nos relacionamos de manera abstracta, más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros,
mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios.
El estar monótamente sentado frente a la TV, anestesia la sensibilidad, hace lerda la mente, perjudica el alma. Nos quita las ganas de trabajar en alguna artesanía, leer un libro, arreglar la casa, mientras se escucha música o se toma un café. La televisión es
el opio del pueblo, uno va quedando aletargado delante de la pantalla.
Concentrados en algún canal, o haciendo zapping, parece que logramos una belleza o un placer que ya no descubrimos compartiendo un guiso o un vaso de vino o una sopa
de caldo humeante que nos vincule a un amigo en una noche cualquiera.
Ahora ya viene todo computarizado y se ha comenzado a hacer las compras por computadora, a través de esa pantalla que será la ventana por la que los hombres
sentirán la vida. Así de indiferente e intocable.
Si nos volvemos incapaces de crear un clima de belleza en el pequeño mundo a nuestro alrededor y sólo atendemos a las razones del trabajo tantas veces
deshumanizado y competitivo, ¿cómo podremos resistir?
El hombre se expresa para llegar a los demás, para salir del cautiverio de su soledad. Es tal su naturaleza de peregrino que nada colma su deseo de expresarse.
Mascotas artificiales: ¡ Qué basura y que trágico pensar que esa es la manera que tienen muchas personas de expresar su afecto¡ Un juego
siniestro cuando hay tanto niño tirado por el mundo y tanto noble animal camino a la extinción.
No es nada difícil pensar que enfermedades modernas como el cáncer sean esencialmente debidas al desequilibrio que la técnica y la sociedad moderna han
producido entre el hombre y su medio.
Les pido que nos detengamos a pensar en la grandeza a la que todavía podemos aspirar si nos atrevemos a valorar la vida de otra manera. Os pido ese coraje que nos
sitúe en la verdadera dimensión del hombre.
El sentimiento de orfandad, tan presente en este tiempo se debe a la caída de los valores compartidos y sagrados. Si los valores son relativos y uno adhiere a ellos como a las
reglas de un club, ¿cómo podrán salvarnos ante la desgracia o el infortunio? Así es como resultan las personas desesperadas al borde del suicidio. Por eso la soledad se vuelve
terrible y agobiante.
La vida se hace en borrador, lo que indudablemente le da su trascendencia pero nos impide, dolorosamente, reparar nuestras equivocaciones y abandonos. Nada de lo que
fue vuelve a ser, y las cosas y los hombres y los niños no son lo que fueron un día.
Un lujo verdadero es un encuentro humano, un momento de silencio ante la creación, el gozo de una obra de arte o de un trabajo bien hecho. Gozos verdaderos son aquellos
que nos embargan el alma de gratitud o amor.
bondand
La bondad y la maldad nos resultan inabarcables, porque suceden en nuestro propio corazón: Son el gran misterio. Esa trágica dualidad se refleja lenta pero
inexorablemente, dejan su huella los sentimientos y las pasiones, los afectos y los rencores, la fe , la ilusión y los desencantos, las muertes que hemos vivido, los otoños
que nos entristecieron, los amores que nos han hechizado, los fantasmas que nos visitan y nos acosan.
Si dejáramos de mostrarnos autosuficientes y nos atreviéramos a reconocer la gran necesidad del otro que tenemos para seguir viviendo, como muertos de ser que somos
en verdad, ¡ cuánto mal podría ser evitado ¡
Ernesto Sabato, nació en Buenos Aires, físico de profesión , abandonó la ciencia para dedicarse a la filosofía y la literatura. Es el autor de El túnel, Sobre héroes y tumbas, Abaddón el exterminador, que ahora son clásicos de la literatura hispanoamericana. La literatura de Sabato está teñida de filosofía, por lo que su lectura siempre deja un espacio a la reflexión trascendente. Las ideas de esta presentación han sido tomadas de La resistencia, donde sus palabras son un
llamado a la capacidad de resistir, al imperio de la máquina sobre el ser. luechevi@yahoo.com