Sabores y recuerdos - Juventud Rebelde · 2018. 5. 13. · NO RENUNCIES A TUS SUEÑOS... SIGUE...

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NO RENUNCIES A TUS SUEÑOS... SIGUE DURMIENDO

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por JJAAPPEE

NO puedo desvincular el chivirico (sabro-so fiambre a base de harina de trigo y azú-car) con el recuerdo del viejo Marín. En miinfancia y parte de la adolescencia, casidiariamente asistíamos al bar-cafeteríadel barrio a degustar los chiviricos quecon tanta paciencia y dedicación freíaaquel simpático amigo. De hecho, nadiede mis colegas de entonces recuerda elnombre del comercio porque todos lo lla-mábamos «el bar de Marín».

Tuve una amiga cuyo arroz frito jamáshe olvidado. Ella era muy buena en la coci-na, pero su especialidad era ese popularplato. Y es que las personas que impri-men su sello en el paladar, quedan en elrecuerdo para siempre, amén de muchasotras de sus virtudes. Es por eso que amenudo escuchamos decir: «Cómo fulanono hay quien haga el arroz amarillo», o

Sabores y recuerdos«jamás he probado unas albóndigas co-mo las que hacía el cocinero de tal res-taurante».

Este comentario me viene a la menteporque hoy es el día especial de muchasde esas personas cuya sazón nunca lo-gramos apartar de la memoria: las ma-dres, las abuelas, y también las suegras,porque muchos y muchas hemos degus-tado más de la comida hecha por nuestrasuegra, que la de nuestra propia progeni-tora.

En mi caso,que siempre he vivido conmi madre, puedo asegurar que es la rei-na del postre. Hasta el durofrío me hacerecordarla. De cualquier cosa hacía undulce. Digo hacía porque en estos tiem-pos la escasez de algunos productos nopermiten ciertos platos. Por ejemplo, latorreja. ¿Te arriesgarías a hacer una ban-deja de torrejas una tarde cualquiera?¡No señor! ¿con qué aceite y con qué

leche? ¡Que coman pan con azúcar siquieren!

Y es que mi madre hasta con pan y azú-car hacía maravillas. Algo que llamaba «panchorrea’o» que viene siendo como unaparada entre el pan de gloria y la torreja.La natilla con galleticas,el merengue ahu-mado, requesón de leche cortada, pudínde coquito… todos exquisitos a pesar deno tener el título nobiliario del cake de tresleches, o el pie de limón y manzana de lamodernidad, que también son sabrosos.

Seguro estoy de que todos tenemosun plato favorito que cargar a la cuentade nuestra progenitora. Mi madre, másallá de la repostería también ha hechofama con los frijoles negros dormidos,máxime cuando a mi esposa el frijol nole puede quedar más despierto.

Mi cónyuge es buena en los asados ymariscos,aunque dicen que la carne y elpescado le quedan bien a cualquiera. Yo

pienso que no es verdad sobre todo porla poca práctica que se logra tener eneste apartado culinario.

Mi hija ha heredado la buena mano desu abuela paterna y de su madre, y sobretodo la rara afición, en estos tiempos, deque a una joven le guste cocinar. Y es quela cocina siempre fue un factor importan-te en la unidad de la familia. Así lo apren-dí de mi madre. Los tiempos modernos,y otras justificaciones de poca monta,han destruido en parte esta vieja cos-tumbre de comer en familia. Todos alre-dedor de la mesa.

Hoy,por suerte,es un día en que por logeneral buscamos un hogar para agasa-jar a las madres y pasarla con las perso-nas más queridas, comida mediante. En-tonces mi mayor deseo es que la pasenbien y juntos comenten cuáles son losplatos preferidos, esos que siempre nosacompañan en el paladar del recuerdo.

Pablo Alfonso Fernández Gallo (Paulo FG).Buena Vista, La Habana, 11 de enero de 1962.

Uno de los más innovadores de la timba y la salsa cubanas. Cantante y director musical.